Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Lecciones para dos ❯ Capítulo9 ( Chapter 9 )
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LECCIONES PARA DOS
Por Daulaci Serv
Basado en una novela de Jennifer Taylor
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 9
La noche de la fiesta llegó, la mansión Amamiya se lleno de luces y música. En el lugar se encontraban reunidos tanto importantes representantes del mundo de la moda como de los negocios e incluso la política del país. Las invitaciones se enviaron con mucha discreción y la seguridad para entrar al lugar había sido cuidada hasta en el más mínimo detalle. Se disponía incluso de dos salidas alternativas para proporcionar intimidad a todos los invitados, solo una de ellas era ocupada por la prensa.
Tomoyo llego un poco antes de la hora señalada acompañada de Carelli. Quería estar con su abuelo a la hora de recibir a los invitados. Para esa noche se esmero en su arreglo. El vestido que llevaba era de tono rosa, confeccionado en fino crepé y sostenido por dos estrechos tirantes diamantados. Le moldeaba el cuerpo y la caía suelto a los pies a partir de la cadera. Las sandalias de tacón alto, diamantado también del mismo color complementaban el atuendo.
Entre los invitados se encontraban Sakura y Shaoran que llegaron puntuales a la cita. Las chicas se emocionaron mucho al verse pues desde el lanzamiento de Tomoyo como diseñadora no habían tenido oportunidad de verse. Las personas siguieron llegando y entre ellas se encontraba una persona que Tomoyo no esperaba.
-¡Mizuqui! -exclamo emocionado el señor Amamiya -que gusto que hayas podido asistir. Tu secretaría no me aseguro nada.
-Lo siento Amamiya pero no podía estar seguro hasta que cerrará el negocio que te comenté -se disculpo Mizuqui.
-Lo importante es que pudiste venir -y al decir esto se volvió a su nieta-. Tomoyo recuerdas al señor Mizuqui.
-Claro que si, ¿cómo ha estado usted? -preguntó cortésmente la chica con una sonrisa.
-Muy bien, gracias. Felicidades por tu gran éxito, se que eres un gran orgullo para tu abuelo.
-Gracias.
-¿Viniste solo Mizuqui?
-No, claro que no ¿Dónde esta? -preguntó el señor Mizuqui volviéndose hacia atrás-. ¡Ahí estas!, cariño ¿Por qué te escondes? -dijo el hombre dirigiéndose a…
-¡Kaho! -exclamó Tomoyo sin poder evitarlo.
-¡Tomoyo! -la imitó Kaho en tono burlón-. No me extraña que te sorprendas, hace siglos que no nos vemos.
Tomoyo no supo que decir, después de todo ella era la causa de sus pesares y no podía decir que le agradara verla.
-Adelante por favor, pasen y diviértanse -interrumpió el señor Amamiya al ver la tensión entre la chicas-. Lo siento hija, no pensé que la traería precisamente a ella -se disculpo el anciano mientras los veían alejarse.
-No te preocupes abuelo, solo fue la sorpresa.
Siguieron recibiendo a algunas personas, para luego reunirse con los invitados. Después de un discurso de bienvenida y un brindis por la festejada, se invito a los asistentes a pasar al comedor. Se había dispuesto una enorme mesa sobre la que había exquisitos platillos y a un lado un bar donde eran servidas las bebidas, los meseros iban y venían por todo el lugar ofreciendo bebidas.
Después de la cena inicio el baile. El salón contiguo estaba finamente decorado era enorme con techo muy alto iluminado por hermosos candelabros, se contrato a una banda para animar la fiesta.
Tomoyo se había reunido con Sakura en un extremo del salón.
-No puedo creer que ella este aquí -dijo Sakura mientras la buscaba con la mirada.
-Yo menos, sobre todo después de lo que me dijo el abuelo sobre ella.
-Bueno, después de todo teníamos razón al pensar que no le caías muy bien, aunque no pensé que pudiera sentir tanta envidia como para inventar cosas sobre ti y el señor Carelli.
-Y supongo que eso no ha sido todo, pero realmente no quiero saber que más puedo haber dicho sobre mi.
En ese momento Shaoran, quien había estado platicando con un par de personas se acerco a ellas.
-Espero que ya se hayan puesto al corriente -comentó alegremente mientras abrazaba a Sakura por la cintura.
-Como eres -dijo Sakura en el mismo tono, correspondiendo al abrazo-. Necesitamos más que 15 minutos para ponernos al corriente ¿verdad, Tomoyo?
-Por supuesto que si, ¿se quedarán más días en Londres?
-Por lo menos una semana -contesto Shaoran.
-¡Qué bien! -exclamó emocionada Tomoyo-. Entonces tendrán que aceptarme una invitación a cenar uno de estos días. Todavía no han podido conocer bien a Pierre.
-Esta bien, ¿no es así Shaoran? -dijo Sakura mirando a su esposo con ternura.
-Lo que tu quieras -contesto este con la misma mirada-. Ahora, si no disculpas Tomoyo, voy a robarme a mi linda esposa, pues esta es nuestra canción.
-Adelante -dijo Tomoyo sonriendo mientras los veía avanzar hacia la pista. Después busco con la mirada a Carelli y lo encontró platicando con Yue y con Nakuru.
-¡Al fin te encontré! -dijo al llegar a ellos.
-Mentirosa -replicó Carelli-. Si me tenías abandono a mi suerte.
-Lo siento, pero es que hace mucho que no hablaba con Sakura.
-Te perdono, con la condición de que bailes conmigo esta pieza.
-Será un placer -aceptó Tomoyo con una sonrisa, y se encaminaron a la pista. Comenzaron a bailar y desde su lugar pudo ver a Sakura y Shaoran que bailaban abrazados mirándose a los ojos. Lanzó un suspiro melancólico al ver la felicidad de su prima, misma que hasta ahora a ella se le había negado.
-¿Y eso porque fue? -preguntó Carelli conmovido.
-Por nada -mintió Tomoyo-. Kaho Mizuqui esta aquí, ¿puedes creerlo?
-¡Esa arpía! ¿Dónde esta? -dijo el diseñador levantado la cabeza y mirando a todos lados.
-¡Pierre! ¡No podrías ser más discreto! -comentó Tomoyo riendo.
-Pues creo que no fue la única que vino a la fiesta -anunció Carelli fijando su vista en un punto por encima de la cabeza de Tomoyo.
-¿Porqué lo dices? -preguntó Tomoyo, pero antes de poder volverse tuvo la respuesta.
-¿Me permite robarle a su pareja un momento señor Carelli? -preguntó una voz masculina a sus espaldas. Una voz tan familiar para ella.
Todo pareció ir en cámara lenta, se volvió hacia atrás y entonces se encontró con una mirada azulada. Él llevaba un esmoquin negro que lo hacia verse impecable. El cabello azulado peinado con descuido (como siempre), los ojos azules intensos y expectantes. Parecía más delgado, tal vez un poco cansado con unas ligeras sombras bajo los ojos que se ocultaban detrás de los anteojos. ¡Era Eriol! ¡Estaba ahí, de pie, junto a ella!
Tomoyo tenía su mano derecha sobre su pecho y la izquierda todavía descansaba sobre el hombro de Carelli. Lo miraba boquiabierta sin poder comprender lo que estaba sucediendo. Como ninguno de los dos dijo nada, ni hizo el intento por moverse de donde se encontraba, Pierre que observaba la escena se limito a contestar.
-Adelante, de todos modos yo necesitaba un descanso -dicho esto tomo el brazo de Tomoyo que descansaba en su hombro y se lo tendió a Eriol. Este tomo la mano de la chica y la puso sobre su hombro para después deslizar la mano por la cintura de la chica mientras con la mano que le quedaba libre entrelazaba sus dedos con los de Tomoyo y comenzaron a bailar.
Carelli se alejó de ahí con una gran sonrisa ¡esos dos si que están enamorados! -pensó divertido-. Da la impresión de que todo a su alrededor desapareció.
-Estas muy hermosa, Tomoyo -susurró Eriol en su oído.
-Gra… gracias -dijo la chica pasando saliva, levanto la vista para mirarlo-. Tú también te ves muy bien -ella hubiera querido preguntarle que hacia ahí, pero todo parecía tan natural, tan mágico que no quería romper el hechizo.
Eriol pareció comprender lo que pasaba y la apretó más a él. Como dándole a entender que el hechizo no se rompería pues el no lo permitiría. Tomoyo también se abrazo más a él y oculto la cara en su cuello. Eriol coloco la mano de la chica sobre su pecho, ella pudo notar el fuerte latido de su corazón.
Varias miradas estaban sobre ellos, entre estas la de Sonomi Daidouji.
-¿Quién es ese joven? -preguntó al señor Amamiya.
-Eriol Hiragizawa -contesto el abuelo de Tomoyo complacido.
-¡Ese es el hombre que la llevo por la selva!
-Así es -dijo todavía más feliz-. Parece que al menos hice una cosa bien.
-¿Qué? ¿Qué quieres decir? -preguntó Sonomi volviéndose completamente al anciano.
-¿Qué, acaso no se nota? -respondió señalando a la pareja-. Hacen una hermosa pareja ¿no es así?
-Pero… que acaso esto también lo planeaste.
-No exactamente -admitió el hombre-. Pero estaba esperanzado en que tal vez algo sucediera. Ese hombre es perfecto para Tomoyo.
-¡No lo puedo creer! -exclamo Sonomi cruzándose de brazos- ¡Prometiste no interferir más en la vida de mi hija!
-Vamos, Sonomi. La chica se ve feliz y yo no obligue a ninguno de los dos a enamorarse -Amamiya tenía una gran sonrisa en los labios.
-¿Enamorarse? -preguntó Sonomi dejando caer sus brazos a los lados-. ¿Crees que Tomoyo esta enamorada? Y… ¿crees que ese hombre le corresponda?
-¡Claro que sí! Debí habérmelo imaginado desde que “perdí” esas dos fotos de Tomoyo en Brasil* -el señor Amamiya no cabía de la felicidad-. Además, solo hay que ver la cara de esos dos. Ahora, si me permites un momento debo encargarme de algo.
Pero Sonomi ya no lo escucho. Observaba a su hija en brazos de ese hombre y parecía feliz. Se llevó las manos entrelazadas a la altura de los labios y pidió en silencio por la felicidad de su hija, porque se lo merecía.
Mientras tanto el señor Amamiya se dirigía a la banda para que alargaran la pieza que se estaba tocando y ordeno que se bajaran un poco las luces para darle mayor intimidad, al mismo tiempo se prendieron miles de diminutos focos que se encontraban esparcidos por todo el salón. Todos los presentes se maravillaron ante el espectáculo lanzando exclamaciones de admiración. Todos, excepto Eriol y Tomoyo que parecían aprovechar el momento de intimidad que se les brindaba. Eriol ahora la abrazaba entrelazando las manos en la espalda de la chica, mientras esta hacia lo mismo en su cuello. Siguieron bailando y aunque ninguno de los quería que terminara así fue, la pieza terminó y las luces se encendieron de nuevo, todos los asistentes aplaudieron. Tomoyo estaba sonrojada, se había dejado llevar por el momento y se sentía feliz. Eriol la miraba intensamente.
Mientras bailaban Eriol la había llevado a un lugar apartado. Era ahora o nunca, debía arreglar todo en ese momento, para poder disfrutar de la fiesta y tal vez de un futuro juntos. Le tomo una mano y se la besó.
-¿Ahora si podremos hablar? -preguntó Eriol sin soltarla y sin dejar de mirarla a los ojos.
-Si -asintió Tomoyo como para darle más sentido a lo que decía, su corazón empezó a latir fuertemente.
-Mira nada más… ¿que tenemos aquí? ¡Eriol Hiragizawa! -se oyó una voz femenina detrás de Tomoyo.
Eriol soltó la mano de Tomoyo y los dos voltearon hacia la voz. Era Kaho Mizuqui.
-No lo podía creer cuando te ví -dijo Kaho con un brillo muy especial en la mirada, a Tomoyo simplemente la ignoro.
-Buenas noches Kaho -dijo Eriol en tono cortante.
-Pero así no Eriol, me tratas como si fuera una extraña -Kaho se acercó a él seductoramente y le dio un beso en la mejilla marcándola con el carmín de sus labios; después se apoyo en el hombro de él y se volvió a Tomoyo mirándola como si apenas se diera cuenta de su presencia-. ¡Tomoyo, querida!, ¿estabas aquí? No me había dado cuenta. ¿Se conocen?
-Si -fue la única respuesta que pudo dar Tomoyo, se sentía furiosa por el comportamiento de Kaho y al mismo tiempo era una tortura verlos juntos. Pensar que estuvieron a punto de casarse.
-¿Y de donde se conocen? -preguntó Kaho a Eriol mientras limpiaba su mejilla de forma íntima y posesiva.
-He trabajado para el señor Amamiya -respondió Eriol conteniendo su coraje.
-Eso no responde mi pregunta -dijo Kaho con una ceja levantada.
-Lleve a Tomoyo en uno de mis vuelos privados -contestó Eriol soltándose de su abrazo, cosa que no le gusto a Kaho.
-¿Ah sí? Entonces ya sabes que Eriol es un magnifico piloto, ¿verdad querida?
-Si -dijo Tomoyo bajando la mirada, el recuerdo del aterrizaje vino a su mente -. Si, ya lo sé -continuó volviendo su mirada a Eriol.
-Y… ¿A dónde te llevó?
-A Brasil -dijo Tomoyo sin pensar, aunque inmediatamente se dio cuenta de su torpeza.
-¡A Brasil! No fue ahí donde tuviste el accidente aéreo. No me vas a decir que fue contigo Eriol. Tú siempre eres tan cuidadoso.
Tomoyo estaba pálida. Sería terrible que Kaho supiera la verdad. Y miró a Eriol con preocupación.
-Siempre hay una primera vez Kaho -dijo Eriol cortante.
-Tal vez Tomoyo sea de mala suerte -Kaho lanzó una sonrisa burlona a Tomoyo, esta se limitó a encoger los hombros-. Sabías que Eriol y yo íbamos a casarnos -Kaho quería provocar a Tomoyo para ver hasta donde la dejaba llegar.
-Si lo sé -contestó la diseñadora lanzando una mirada rápida a Eriol.
-Claro que fui muy tonta para dejarlo ir -y acarició la mejilla de Eriol-. Tal vez todavía pueda enmendar mi error.
Los ojos de Tomoyo se abrieron por la sorpresa. No podía seguir ahí viendo como le coqueteaba. ¡Y Eriol realmente pensó que ellas eran parecidas!
-Ya es muy tarde -dijo Eriol tomándole la muñeca para detenerla.
-Los dejo para que puedan seguir hablando -anunció Tomoyo repentinamente, se sentía incomoda en esa situación.
-Muchas gracias -dijo Kaho contenta.
Pero Tomoyo ya no la oía, se dio la vuelta y salio del salón rápidamente, agradeciendo que las luces hubieran bajado de nuevo y las parejas continuaran bailando, así nadie pudo notar su salida.
********************
Tomoyo se encontraba en un pequeño salón en la parte trasera de la casa, afortunadamente pudo encontrar un lugar donde podía estar sola, se veía sonrojada y tan alterada que jadeaba al respirar. Caminaba de un lado a otro sin poder controlarse. ¡Como pudo aparecer Kaho en ese preciso momento! Tal vez debí quedarme ahí en vez de salir corriendo de esa manera -pensaba Tomoyo mientras trataba de tranquilizarse-. Tal vez debería regresar-. Se volvió hacia el salón y se encontró con Eriol, que traía su abrigo sobre el brazo y parecía molesto. La chica no supo que decir en ese momento.
-Me voy, parece que aquí no podremos tener esa conversación que te prometí -su mirada era un tanto fría, su voz pausada como si calculara cada palabra-. Creo, que no habrá otra oportunidad, así que solo me queda pedirte que te vayas conmigo ahora mismo.
-¿Qué? -preguntó confundida-, a que te refieres con… ¿porqué? -sus pensamientos iban a cien por hora.
-Por favor Tomoyo ven conmigo, será la última vez que te pida algo así -la determinación con la que hablo asustó a la chica.
-Pero… es que… yo… no puedo… no puedo irme así -Tomoyo tartamudeaba, ¿que estaba pasando?, no entendía nada.
-Esta bien, como tu quieras -y dicho esto paso junto a ella echo una furia y no dijo más.
Cuando Tomoyo lo vio salir por la puerta sintió que el alma se le iba hasta los pies. ¿Volvería a verlo?, en las dos ocasiones anteriores siempre había una esperanza, pero ahora. Recordó como habían sido estos dos últimos meses, como sería ahora que sabía que con seguridad esta sería la última vez que lo vería. ¡No!
Se dirigió corriendo hacia la puerta, se acerco al inicio de las escaleras que daban a la casa para buscarlo y de repente paso su auto. Casi sintió pánico cuando vio el auto alejarse unos cuantos metros.
-¡Eriol! ¡Espera! -gritó Tomoyo desesperada. Para alivio de la chica el auto se detuvo inmediatamente. Por un momento sus piernas no la obedecieron, pero al verlo salir de carro y caminar hacia ella bajo corriendo los tres escalones que restaban hasta llegar a él.
Eriol parecía furioso, aunque en realidad era el cúmulo de emociones que bullían dentro de él lo que estaba tratando de controlar. Cuando subió al auto pensando que había perdido la última oportunidad se sentía desolado pero al verla salir de la mansión y oírla gritar su nombre la esperanza regreso a él; aunque sabía que no podía confiarse, todavía debía convencerla.
Tomoyo por su parte parecía muy confundida y temblaba sin control, de repente la chica se dio cuenta del frío que estaba haciendo afuera, aunque para ella eso no tenía gran importancia.
-Eriol, yo… yo… no quiero… que tú… -Tomoyo no sabía si era el frío lo que no le permitía hablar o los nervios que no la dejaban pensar. ¿Podría decirle a Eriol ahí mismo lo mucho que lo amaba?
-No digas nada -dijo Eriol quitándose el abrigo para ponérselo a ella, la tomo por el brazo y la condujo hacia el auto-. Aquí no podremos hablar y hay muchas cosas que aclarar -le dijo mientras la ayudaba a entrar al auto, después Eriol rodeo el mismo para meterse del lado del conductor.
-Pero… la fiesta…
-No te preocupes, si después de que oigas lo que tengo que decir quieres regresar yo mismo te traeré.
-¿Regresar? ¿Sin él? -pensó Tomoyo aterrada-. No, eso no puede ser.
********************
Ninguno de los dos dijo palabra mientras viajaban en el auto. Tomoyo no se dio cuenta cuanto tiempo estuvieron en el, no sabía hacia donde se dirigían; hasta que decidió ocupar su mente en algo, después de dar dos vueltas llegaron a una avenida arboleada flanqueada de villas, incrustadas en medio de jardines, protegidas por altas verjas, terminadas en picos. Después de un par de minutos se encontraron frente a una de ellas, esta se abrió cuando Eriol apretó un interruptor dentro del coche, al pasar saludo con la mano a una persona que se encontraba dentro de una caseta de vigilancia. Tomoyo se dio cuenta que se encontraban en una zona alta y boscosa. El jardín era grande y al fondo se podía observar una enorme mansión.
-¿Aquí es donde vives? -preguntó Tomoyo boquiabierta.
-Si -se detuvo frente a la puerta y bajo del auto, se dirigió al lado del pasajero para ayudar a Tomoyo a salir. La chica todavía miraba la casa y los alrededores sorprendida.
Entraron a la casa, estaba decorada con un gusto exquisito aunque un tanto masculino. Eriol la llevo a una enorme habitación. En el extremo de esta había una ventana panorámica a través de la cual se veía el barandal de una terraza de piedra y la silueta de la ciudad. Las paredes eran blancas, el suelo estaba cubierto de mosaicos terracota y los muebles eran modernos. Al lado del sofá había una mesita redonda con cubierta de vidrio; alrededor de la chimenea de ladrillo había varias sillas tubulares de cuero. Junto a la pared estaba una consola equipada con un aparato de sonido y encima de él colgaban dos hermosos cuadros con temas marinos.
-Por favor, ponte cómoda mientras yo enciendo la chimenea, este lugar esta helado -dijo Eriol mientras se dirigía hacia la chimenea.
Tomoyo no podía creer lo que veía, nunca pensó mucho en eso pero por la forma en la que siempre la trato, había creído que Eriol no tenía mucho dinero, es decir, no tanto. Esta casa era muy parecida en cuanto a las dimensiones a la de Carelli y el abuelo. Mientras pensaba todo esto Tomoyo camino hacia la ventana para observar mejor el paisaje, todo parecía tan apacible en comparación con la forma acelerada en la que latía su corazón-. Debes controlarte Tomoyo, debes esperar a escuchar lo que él tiene que decirte -pensó la chica tratando de serenarse.
Eriol acababa de terminar de encender la chimenea cuando se volvió a verla, cuantas veces imagino que la tendría con él en casa, cuantas veces imagino lo que le diría; y ahora estaba ahí con él tan hermosa como siempre.
-Tienes una hermosa vista desde aquí -dijo Tomoyo agradeciendo la tranquilidad que reflejaba su voz.
-Si, ahora sí -la seguridad con la que dijo esto ruborizo a Tomoyo, la habitación empezaba a calentarse y Eriol se acerco a ella para ayudarle a quitarse el abrigo.
-Por que no mejor te sientas, ¿quieres beber algo?
-Agua mineral por favor -sentía la boca muy seca, y necesitaría algo en lo que ocupar sus manos, para evitar que los nervios se apoderaran otra vez de ella.
Tomoyo no sabía que esperar, mucho menos que decir, mientras lo veía servir el agua en un vaso, pensó en lo mucho que le había hecho falta todo ese tiempo. Esperaba que después de hoy las cosas cambiaran, pero ¿cómo cambiarían?, ¿qué podía haber entre ellos?, ¿qué pensaba Eriol en estos momentos? Lo único seguro para ella era que lo amaba y no estaba segura de poder amar a nadie como a él.
Eriol mientras tanto estaba tomando su tiempo para aclarar sus ideas, le era muy difícil tenerla tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, quería tocarla, abrazarla. Cuando le dio el vaso sus dedos se rozaron, Eriol sintió electricidad fluyendo por sus dedos, la miro a los ojos tratando de controlar el deseo de basarla en ese momento, sobre todo después de darse cuenta que ella le sostenía la mirada de la misma manera, un leve rubor cubría sus mejillas. Después ella rompió el contacto y bajo la vista.
Tomoyo tomo un sorbo del agua, tratando de calmarse, tenía que decir algo para romper ese silencio y esperaba que su voz no sonara nerviosa al hablar.
-Nunca imagine que tuvieras una casa así, es decir, no creí que tuvieras tanto dinero.
-Si lo sé, todo este tiempo diciéndote que odiaba a las chicas como tú, debiste creer que no gozaba de una posición tan elevada.
El comentario hirió a Tomoyo, apretó el vaso entre sus manos y volvió su vista a la ventana.
-No me malentiendas, admito que todo fue culpa mía, todo fue un error, todo este tiempo… -dijo él con desesperación-. Me he sentido terriblemente mal.
¡Justo lo que ella quería! ¡Que sintiera culpa y arrepentimiento! Esto no era lo que ella esperaba-. No te preocupes demasiado por eso. Ya esta hecho. Es una experiencia más de la vida.
-¿De verdad? ¿Realmente es tan fácil para ti? ¿No te ha dejado ninguna huella, Tomoyo?
Tomoyo no podía mirarlo y decirle que todo ese tiempo había sufrido lo indecible pensando en él y en sus besos, atormentándose con la idea de no volver a verlo.
-Son cosas que pasan, Eriol -dijo poniéndose de pie, para darle la espalda, puso el vaso sobre la mesa, después se volvió a verlo-. Si solo querías disculparte, no tenías que tomarte tantas molestias. Todo esta olvidado, ahora querrías hacerme el favor de pedirme un taxi, yo…
-¡NO! ¡No, maldita sea! ¡No voy a pedirte un taxi porque todavía no he terminado!
Ella no sabía que decir, esa explosión la había tomado desprevenida, lo miro sorprendida.
-¡Demonios! -dijo él golpeando el sillón con un pie, camino hasta la ventana, metió las manos en los bolsillos del pantalón para después tomar aire y sin volverse-. Por favor, Tomoyo quieres sentarte, aún no he terminado -como la chica no hizo el intento por moverse, él la miró, en sus ojos ya no había el enojo anterior-. Como te dije antes, si cuando termine de hablar todavía quieres irte yo mismo te llevare de regreso.
Fue entonces cuando Tomoyo decidió sentarse. Después de hacerlo él se sentó frente a ella en una de las sillas.
-Supongo que debo contarte un poco más sobre mí para que puedas comprender lo que quiero decirte -dijo ya con tranquilidad, después de pensarlo un poco lanzo una sonrisa irónica-. No sabes en absoluto nada sobre mí ¿verdad Tomoyo? ¿Estas interesada?
¡Por supuesto que lo estaba! Ansiaba saber todo sobre él, oír los detalles de su vida. Trato de decir algo pero las palabras se negaron a salir de su boca.
Él sonrió de una forma que le hizo pensar que comprendía demasiado bien cómo se sentía ella, pero no hizo ninguna alusión directa.
-¿Por dónde empiezo? ¿Qué tal si empiezo desde el principio? Yo también soy hijo único, nunca tuve una relación muy cariñosa con mis padres, no me quejo así era la dinámica de mi familia y no me molestaba. Con mi padre siempre ha habido respeto, pero siempre fue estricto en cuanto a mi educación; estuve internado en escuelas militares. Mis padres me motivaron a ser independiente y autosuficiente. A mi padre le hubiera gustado que iniciara una carrera en el ejército, pero a mi no me agrado la idea; en la escuela tuve algunos problemas con la disciplina y tenía cierta tendencia a ir contra las reglas. Decidí entrar en la universidad y termine las carreras de administración y finanzas; las hice casi simultáneamente, también durante este periodo me interese por los aviones y aprendí a pilotearlos.
Hizo una pausa, todas las imágenes de aquellos días vinieron a su mente. Todo parecía tan sencillo entonces.
-Cuando termine mis estudios -prosiguió después de un largo suspiro-, decidí que quería un desafío. Así que empecé los planes para fundar mi compañía. A mi padre le agrado lo que estaba haciendo y decidió heredarme en vida, así que con ese dinero puede iniciar mi propio negocio. Como te dije antes mi negocio tiene una buena reputación y mis empleados están altamente cualificados para los diferentes trabajos, se planea todo con mucho cuidado y la gente esta dispuesta a pagar y a pagar muy bien. Voy a entrar en el mercado norteamericano el próximo mes y he tenido peticiones de Japón para establecerme ahí -termino y se volvió a verla con ojos inexpresivos.
Tomoyo trataba de digerir toda la información que le había dado, imaginándolo en cada una de estas etapas; pero aún había muchos espacios en blanco que llenar. Kaho, por ejemplo, no la había mencionado -ella comenzó a ponerse nerviosa, pero él se limitó a sonreírle tranquilamente.
-Es curioso ¿verdad, preciosa? -dijo mientras se levantaba de la silla-. Te enteras de un poco más, y eso te abre un montón de nuevas interrogantes.
-¡Así que lo había hecho a propósito, despertando su curiosidad! -pensó Tomoyo mirándolo y sintió que se quedaba sin aliento cuando él de repente se inclinó y la beso, sus labios apenas se rozaron pero pedían más. Poco a poco se fue haciendo más intenso. Eriol rompió el contacto, aunque le dio la impresión de que había hecho un gran esfuerzo para hacerlo, sus rostros estaban muy cerca y se miraban. Eriol pasó saliva y retrocedió lentamente hasta darse vuelta y caminar a la ventana.
-No tenía pensado besarte hasta que todo quedara resuelto entre nosotros -confesó aspirando profundo-, solo que no puede evitarlo -él podía ver el reflejo de la chica por la ventana parecía confundida, y eso lo preocupaba.
-Hasta que todo quedara aclarado -pensó Tomoyo, y con esta idea en la mente tomo valor para preguntar-. ¿Qué fue lo que pasó con Kaho?
-Como te abras dado cuenta, no tuve mucho tiempo para otra cosa que no fueran los estudios o el trabajo. Claro que hubo algunas mujeres pero todas fueron relaciones superficiales, nada permanente. Llegue a pensar que tal vez el amor y todas sus implicaciones no eran para mi, incluso llegue a pensar que nunca me enamoraría, casaría o que no tendría hijos. Siempre me burle de mis amigos cuando estos se enamoraron, tenían todos los síntomas típicos y no parecían darse cuenta. Fue un año después de iniciar la compañía que la conocí.
-Y entonces… ¿te enamoraste de ella? -preguntó Tomoyo con pesar, apretaba las manos en su regazo esperando que lo que oiría a continuación no fuera tan terrible.
Eriol que hasta ese momento miraba por la ventana se volvió a verla, pareció estudiarla por un minuto y continuó.
-En ese entonces creía que así era. Me deje llevar por su apariencia, su rebeldía -se detuvo un momento meditando-. Ahora que lo pienso, no se que fue exactamente lo que paso, ya no se que fue lo que me atrajo de ella. Porque en realidad fue eso atracción, fue una relación… -dudo un momento-, intensa.
Tomoyo aspiro con rapidez, sintió una punzada de celos tan fuerte que tuvo que pararse de sillón y dar unos pasos hacia la chimenea.
-No quiero mentirte al respecto, así que… así fue. Yo creí que estaba enamorado y a los seis meses de relación le pedí que se casara conmigo. Supongo que al ver el tamaño de la sortija no pudo evitar decir que si, además fue toda una novedad para ella andar de aquí para allá presumiendo a su prometido -Eriol sonreía con ironía-. Y así de la nada, después de un tiempo; me dijo que no podía casarse conmigo, que no estaba preparada para el compromiso y que esperaba que yo lo entendiera. Decía que debíamos alejarnos un poco pero que podíamos seguir viéndonos ocasionalmente para “divertirnos”. Fue cuando se me calló la venda de los ojos: era rica, mimada, testaruda, egocéntrica….
-¿Y pensabas que yo era como ella? -interrumpió Tomoyo con amargura mirando fijamente el fuego dentro de la chimenea.
-Si -confeso él dolorosamente-. Después de lo que pasó con Kaho, juré que nunca dejaría que ninguna mujer volviera a enamorarme; que yo nunca me pondría en una posición de vulnerabilidad emocional. Prefería estar solo que sufrir de nuevo el peligro y la amenaza de unirme mental y emocionalmente a una persona que tal vez un día cambiaría de opinión y me abandonaría. Y creí que lo había logrado.
-Cuando el señor Mizuqui me pidió que fuera a verlo a su oficina, jamás imagine lo que me esperaba. Tu abuelo, el señor Amamiya estaba ahí, con su cargamento de información y temores sobre su nieta. Si he de ser sincero antes de que me enseñaran tus fotos no recuerdo haberte visto, aunque ahora no se como fue posible que no te notara; todas esas revistas, los comerciales, en fin todo. Cuando planeamos la manera de alejarte de Tsukishiro, también pensamos que sería buena idea poner tu vida en perspectiva, no solo se trataba de evitar la boda, si no de separarte del círculo en el que te desenvolvías. Fue un comentario del señor Mizuqui lo que aumento mi curiosidad, dijo: “No pienses ni por un momento que esta chica es como mi Kaho, siempre he envidiado a Amamiya por tenerla. Si en vez de una hija hubiera tenido un hijo habría hecho hasta lo imposible por casarlo con ella”.
-¡Eso dijo el señor Mizuqui! -exclamó Tomoyo sonrojada.
-A mi también me sorprendió la confesión. El señor Mizuqui ama a su hija pero no se deja cegar por el amor que siente por ella. Así que después de oír esto no lo pensé dos veces y me ofrecí a hacer el trabajo. Ahora entiendo que no quería… que no iba a permitir que otro hombre lo hiciera, esta preparado para debatir cualquier negativa por parte de tu abuelo. Tenía que verte… tenía que conocerte, conocer a la mujer que había despertado mi curiosidad. Al principio pensé que solo quería descubrir que eras solo pura apariencia, que no sentiría nada por ti, que estarías vacía. Me repetí esto una y otra vez mientras te veía bajar del avión en México. Desde el primer momento, y sobre todo cuando ví tus ojos por primera vez y me miraste con desagrado, supe que todo lo que dije, todas las reglas que me impuse, no valían nada. Aún entonces fue tan intensa la tentación de abrazarte… yo nunca había sentido algo parecido. Me di cuenta que solo buscaba cualquier pretexto para no enfrentarme a la verdad. Me odiaba por esta debilidad y hasta te odiaba a ti por causármela. No se como decirte que me perdones por lo que te hice.
Tomoyo, que lo escuchaba sin poder creer lo que oía, diciéndose que debía estar imaginando todo lo que él le revelaba, que todo debía ser una alucinación.
-Pensé… yo creí que me odiabas, que lo único que sentías por mi era atracción -la voz le temblaba-, pero el recuerdo de Kaho…
-¡Tomoyo, estaba loco por ti! ¡Desde el principio! Perdí completamente la cabeza. Te atacará como te atacará siempre respondías, tenías mucho valor y determinación. Pronto me di cuenta que no eras como yo pensaba, y eso me molestó, porque incluso entonces, sabía que estabas llegando a ser demasiado importante para mí. Ya había salido maltrecho una vez y no quería que sucediera de nuevo. Fue cuando estuvimos en la aldea que empecé a preocuparme por lo que pudieras pensar de mi al saber la verdad. Y después cuando te bese… -cerró los ojos con fuerza-, él solo hecho de abrazarte… tocarte. Tenías tanto miedo, ¡y yo también! Después de todo aún quedaba Tsukishiro, no sabía lo que realmente sentías por él, cuando supe que se había casado me sentí aliviado, pero inmediatamente viniste a mi mente, él te había hecho algo terrible, todos habíamos hecho algo terrible -Eriol se paso una mano por el cabello, parecía desesperado.
Tomoyo no sabía si llorar o reír, ¡acaso era cierto todo lo que estaba escuchando! Se fue acercando poco a poco hacia él sin darse cuenta.
-Esa noche en el rancho de tu abuelo, yo debí haberme disculpado y decirte todo lo que habías despertado en mi, pero fui tan idiota que todavía tenía mis reservas. ¡Sentía celos de Tsukishiro!, ¡pensé que tal vez irías a buscarlo!, ¡no sé! Mi cabeza era el caos total y mi corazón no ayudaba en lo absoluto. Cuando te besaba había tanta generosidad y ternura que yo… Tomoyo…
La angustia con la que pronunció su nombre hizo que los ojos de la chica se llenarán de lágrimas. Estaba ya a dos pasos de él.
-¡No! déjame terminar -suplico-, no te acerques más… si lo haces…
Eso le dio el valor que necesitaba, Tomoyo ignoro su miedo, su timidez. Se acerco con decisión.
-Y si lo hago, ¿qué?
Ya estaba tan cerca que Eriol podía percibir su aroma. No pudo más, la abrazó con desesperación y la beso. Era un beso posesivo, pero a Tomoyo no le molesto por que reforzaba la realidad de lo que estaba pasando. Las lágrimas se derramaron por las mejillas de Tomoyo, eran una muestra de la alegría que estaba sintiendo.
-¡Tomoyo! -susurró él con voz levemente ronca, mientras le secaba las lágrimas con una caricia tierna-. No llores, por favor…
Se inclino y la beso de nuevo, pero esta vez el beso fue más tierno y lleno de consuelo. Tomoyo correspondió al beso acercándose más a él, hasta que él recuerdo de esos dolorosos meses separados desapareció.
-Te amo -susurró Eriol enmarcándole el rostro con las manos-. No volveré a hacerte llorar jamás y no estaré tranquilo hasta que me hayas perdonado por lo mal que te trate… Me amas ¿verdad, Tomoyo?
-Te amo -su voz tembló al admitirlo. Volvió a besarla y al terminar Tomoyo le sonreía.
-Cuando adoro esa sonrisa, sentí tanta envidia de tu abuelo la noche del desfile cuando descubriste que estaba allí. Me dije que no descansaría hasta que me sonrieras de la misma manera. Pero después cuando ví que Tsukishiro te abrazaba…
-¡Tonto! -dijo Tomoyo riendo-, cuando él me hablo esa noche, por un momento pensé que eras tú, yo quería que fueras tú… después salí al recibidor a buscarte porque pensé que te habías ido.
-¡Idiota! -dijo Eriol golpeándose la frente con la palma de la mano-. Esa noche pudo haber terminado así -y la beso con suavidad.
-¡Y que hay con Kaho? -preguntó Tomoyo indecisa.
Eriol la llevo al otro lado del salón a una de las sillas junto a la chimenea, se sentó en ella y puso a Tomoyo encima de sus rodillas.
-No te sientas mal. Kaho no me interesa, no me interesaba desde antes de conocerte. Tontamente la utilice para protegerme de ti -había un tono de culpa en su voz, y Tomoyo le acarició la mejilla para confortarlo-. Tú no te pareces en nada a ella, nunca fue así.
-Me alegro. Sería horrible que estuvieras pensando en ella constantemente -hubo un resplandor de celos en los ojos de Tomoyo.
Eriol se echo a reír. Después le dio besos suaves y fugaces. Se detuvo con sus labios muy cerca de los de ella. Parecía muy serio.
-Cásate conmigo Tomoyo. No podría estar separado de ti otra vez -suspiró-. ¿Te casaras conmigo, verdad?
-Si Eriol, si me casare contigo -respondió Tomoyo sonriendo y lo abrazo tan fuerte como le fue posible-. Yo tampoco quiero estar lejos de ti -de repente recordó algo y se puso de pie emocionada-. Podríamos, aprovechar e ir a la fiesta a decírselo a todos.
Eriol que se había levantado casi al mismo tiempo que Tomoyo la tomo de la mano para evitar que diera más de dos pasos y la jaló hacia él para abrazarla quedando muy cerca.
-Me parece una buena idea, pero creo que ellos pueden esperar un poco más ¿no crees?
Los dos se miraron y sonrieron. Y luego no hubo necesidad de palabras…
FIN
*Hace referencia a las dos fotos que describí en el capítulo 6. Y que espero que se entienda y si no yo lo diré el abuelo tiene razón quien tiene esas fotos es Eriol.
Muchas gracias a todos los que leyeron este fic. Gracias a: Mi querida amiga Crystal quien siempre me apoyo con este proyecto.
Aprecio mucho cada uno de los mensajes que me dejaron, me he sentido muy animada y muy apreciada, agradezco mucho a quienes dejaron más de uno pues me hicieron saber que seguían ahí. Espero realmente que hayan disfrutado el final de este fic, yo sufrí mucho para poder escribirlo y dejarlo como yo quería, tal vez fueron muchas las explicaciones que quedaron para el final pero me parecieron necesarias. Estaré ansiosa por saber sus opiniones.
En este momento estoy trabajando en un nuevo fic, espero que pronto pueda subirlo, no se cuanto me tardare pero espero que no sea demasiado, aún estoy peleando con el proceso de plasmar la idea general que tengo sobre el. Esta vez la pareja será Touya y Tomoyo (una pareja que a mi me agrada mucho), pero también habrá un poco de Shaoran y Sakura.
Espero que nos leamos pronto.
Con mucho cariño
Daulaci Serv
3/06/04
Comentarios: daulaci@yahoo.com.mx