Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 1 ( Chapter 1 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 1
 
-¿Qué dicen, se animan? -preguntó el joven de sonrisa bondadosa y mirada traviesa.
 
Sus ojos brillaban expectantes esperanzado con la respuesta positiva de sus compañeros de clase.
 
-No lo sé -respondió Sasaki un tanto temerosa-. ¿Qué pasa si nos descubren?
 
-No van a descubrirnos -aseguró Yamazaki-. Los profesores estarán en junta y después solo nos quedaran el par de horas de estudio al final. Nadie notará nuestra ausencia.
 
-¿Cómo no van a notar nuestra ausencia? -preguntó Mihara con escepticismo-. Somos siete en total -dijo mirando a su alrededor.
 
-¡Anímense chicas! -exclamó Arawa que como buen amigo de Yamazaki se había apuntado a la aventura.
 
Según Yamazaki ese viernes era el día ideal para irse de pinta y por lo tanto a la hora del almuerzo había aprovechado la oportunidad para aliarse con Arawa y convencer a las chicas para “la aventura” como el mismo la nombraba.
 
Además Arawa no tenía porque enterarse pero Yamazaki tenía un motivo poderoso para intentar esa hazaña y es que si convencía a las chicas de su escapada al Parque Pingüino ahí lograría por fin alejar a Mihara de sus amigas y declararse.
 
Después de infructuosos intentos durante la semana Yamazaki había recurrido a este plan desesperado para lograr un poco de privacidad con la joven y hablarle sobre sus sentimientos.
 
Sabía que no sería fácil convencer a sus cuatro amigas, pero si lograba picar el espíritu aventurero de Yanagisawa y Kinomoto ellas convencerían a Sasaki y Daidouji.
 
-“Todo está a mi favor” -pensó Yamazaki sin perder el valor.
 
Los maestros tenía una junta con el director en la primera hora después del almuerzo y el último profesor de ese día se había reportado enfermo, así que los colocarían con otro grupo para pasar loas ultimas dos horas del día en la biblioteca, nadie se daría cuenta de su ausencia.
 
-Deberíamos hacerlo -dijo Naoko Yanagisawa al fin.
 
Mientras Yamazaki sintió deseos de abrazar a esa chica sus amigas parpadearon sorprendidas, ninguna de ellas hubiera esperado que Naoko fuera la primera en aceptar.
 
-Pero Naoko -replicó Tomoyo Daidouji-. ¿Y si nos descubren?
 
-No lo harán -aseguró la joven con la misma intensidad que lo hiciera el joven-. Yamazaki tiene razón hoy es el día perfecto para lanzarnos a la aventura. Además pronto empezaran los exámenes no tendremos ni un minuto para respirar.
 
-¿Y qué pasará cuando salgamos afuera? -preguntó Rika Sasaki insegura-. ¿Cuando nos vean salir a todos con el uniforme?
 
-Eso no es problema -interrumpió Arawa-. Conozco un lugar por donde podremos salir, podemos saltar la barda por el patio de atrás, no es muy alto y hay un enorme y frondoso árbol que ocultará nuestra huida.
 
-¡Saltar la barda! -exclamó Chiharu Mihara cruzándose de brazos-. No señor, nada me convencerá de hacer eso.
 
-Pero yo te ayudaré -dijo Yamazaki sintiendo que su ultima esperaza moría, aunque de inmediato se recompuso y aclarándose la garganta añadió-. Es decir, Arawa y yo las ayudaremos.
 
-Yo también las ayudaré -exclamó Sakura Kinomoto sobresaltándolos con su entusiasmo-. No creo tener ningún problema para saltar la barda.
 
-¡Sakura! -dijo Tomoyo-. ¿Estás segura?
 
-Claro -respondió la chica de brillantes ojos verdes-. Anímate Tomoyo, ya no tendremos oportunidad de nada con los exámenes.
 
-Está bien -aceptó Tomoyo aun dudosa-. Iré si tu vas.
 
-¡Bien! -exclamó Yamazaki-. ¿Qué dices Mihara? ¿Te animas?
 
-No lo sé, ¿qué dices Rika? -aún no convencida.
 
-Pues, a mi me sigue preocupando lo de los uniformes.
 
-¿Por qué? No hay motivo -aseguró Arawa.
 
-Además conozco un sitio en el parque que casi nadie frecuenta, la gente dice que está encantado -comentó Yamazaki con sus aires de exageración que tanto molestaban a Chiharu, iba a soltar un comentario sarcástico al respecto cuando…
 
-¿De verdad? -preguntó Naoko entusiasmada-. Yo quiero ir, quiero conocer ese lugar -y se volvió a sus amigas con las manos entrelazadas-. Por favor chicas, hagámoslo.
 
Chiharu puso los ojos en blanco. Y Sakura dio un respingo de miedo. Era bien sabido para todas lo mucho que a Naoko le gustaban las historias de fantasía y en especial las de terror.
 
-Está bien, iré -aceptó Chiharu.
 
Al final entre todos pudieron convencer a Rika de unírseles, se pusieron de acuerdo y esperaron que llegara el momento para escapar por la barda.
 
Cuando por fin llegaron al parque las chicas respiraron tranquilas y se permitieron dejarse contagiar por el entusiasmo de sus compañeros de clase.
 
A esa hora el Parque Pingüino era un sitio tranquilo, no había mucha gente alrededor y los jóvenes disfrutaron de los columpios e incluso se animaron a comprar helados. Corrieron, jugaron y platicaron intercambiando bromas, en algún momento durante toda esa diversión se fueron separando para hacer cada quien lo que le pareciera interesante y extrañamente Chiharu y Yamazaki desaparecieron sin que ninguno lo notara.
 
-¿No es maravilloso? -preguntó Sakura a su mejor a miga mientras descansaba sobre la hierba.
 
-Si, tengo que admitir que si -replicó Tomoyo junto a ella-. Aunque no creo que me atreva a hacer algo así otra vez.
 
-Yo tampoco -admitió Sakura-. Cuando saltábamos la barda creí que el corazón se me salía del pecho.
 
-¿De verdad? No lo parecía, creí que te divertías de lo lindo -dijo Tomoyo pensando que habían compartido la misma sensación-. Hasta te ví sonreír.
 
-Lo hice, hasta que imagine a Touya apareciendo de la nada.
 
Las dos chicas se miraron compartiendo una misma imagen mental del hermano mayor de Sakura, quien con frecuencia se enojaba con la chica. No era difícil pensar en él con su porte gallardo, alto con la piel bronceada. Con el ceño fruncido, las piernas separadas y los brazos en jarras, la típica postura que usaba cuando estaba enojado. Al fin soltaron la carcajada.
 
-Si yo hubiese imaginado a mi madre, no me habría atrevido a saltar la barda -comentó Tomoyo sintiendo un ligero escalofrío. Sonomi Daidouji era de temerse cuando se enojaba, aun más de lo que se podía temer a Touya.
 
Sakura y Tomoyo habían sido amigas durante la mitad de su vida. Se habían conocido cuando la primera se mudó a la ciudad junto con su hermano mayor y el padre de ambos. Desde el primer día de clases de Sakura en la escuela de Tomoyo las dos se habían vuelto inseparables.
 
Tomoyo pronto supo todo sobre su amiga, su adorable padre que siempre era cariñoso y comprensivo con sus hijos y su hermano que insistía en molestarla llamándola “monstruo” aunque la vigilaba constantemente. Sobre todo desde que las chicas entraron a la preparatoria y los chicos comenzaron a mostrar el más mínimo interés por la hermosa joven de brillantes ojos verdes y delicada figura.
 
A Sakura eso no le hacia gracia pero Tomoyo sonreía cada vez que presenciaba un altercado entre los hermanos pues con el tiempo había podido apreciar el fuerte lazo que los unía y sobre todo el amor de Touya para con su hermana reflejado en esa constante sobreprotección hacia ella.
 
A pesar de sus caracteres distintos las dos jóvenes había echo muy buena amistada pues mientras Sakura era alegre, entusiasta y un tanto distraída, Tomoyo era más bien reservada y silenciosa, pero sobre todo amable y tierna. Aunque también hubo algo más que las unió y fue el echo de haber perdido a uno de sus progenitores.
 
Pero hasta en eso podía mostrarse una diferencia entre ellas pues en el hogar de los Kinomoto, Fujitaka su padre, había mantenido vivo el recuerdo de su adorada Nadeshiko, muestra de ello eran las innumerables fotografías de la mujer que formaban parte de la decoración de toda la casa y todos hablaban de ella con naturalidad sin rastros de pesar.
 
En cambio para Tomoyo perder a su padre había sido una tragedia tan grande que aún no se podían recuperar ni ella ni su madre.
 
Sonomi Daidouji eligió la peor manera para evadirse del dolor. Las fotografías de su esposo habían desaparecido de la gran mansión en la que vivían. Todas, menos una que Tomoyo guardaba celosamente en su habitación. Rara vez hablaban de él, tanto así que a veces Tomoyo llegaba a creer que ese hombre que tan cariñosamente la llamaba “mi princesa” nunca había existido.
 
La repentina muerta de Takedo Daidouji ocurrió en el peor momento pues la exitosa empresa que dirigía estaba sufriendo uno de sus peores caídas en la bolsa de valores debido a una inesperada crisis económica en el país. Sonomi Daidouji fue obligada a tomar el lugar de su esposo y durante el primer año la adaptación a su nuevo ritmo de vida y la aceptación de sus responsabilidades creo como resultado el distanciamiento de madre e hija.
 
Tomoyo sabía en el fondo de su corazón que su madre no había dejado de amarla. Pero Sonomi se enfrascó tanto en el manejo de los negocios cosa que aprovecho como una excusa más para olvidarse de su dolor y en el proceso se alejó de su hija. Para la joven fue demasiado traumático pasar de las constantes muestras de cariño de sus padres a la completa ausencia de estas.
 
Fue al final de ese largo y doloroso año que Sakura Kinomoto apareció en su vida y que de nueva cuenta la joven Daidouji empezará a vivir de nuevo, al verse cobijada por el calor de la familia Kinomoto.
 
Fujitaka Kinomoto fue el primero en notar la profunda tristeza que embargaba a la pequeña amiga de su hija y fue entonces cuando las invitaciones a la casa aumentaron, fue él quien le regalara su primera cámara fotográfica y la animara a reflejar a través de ella sus sentimientos.
 
Era la misma cámara que Tomoyo llevaba consigo a todos lados y que usaba en ese momento para enfocar la imagen de su amiga dormitando plácidamente sobre la hierba.
 
El clic de la cámara sobresaltó a Sakura.
 
-¡Tomoyo! No hagas eso -pidió Sakura sonrojada.
 
-Pero Sakura, te ves tan linda cuando duermes -sonrió Tomoyo admirando la belleza de su amiga.
 
Algún día un joven apuesto y con suficiente valor para enfrentar a su hermano aparecería en su vida. Tomoyo suspiró pensando en la clase de hombre que le gustaría para ella, aunque siempre evitaba a esos pensamientos pues la llevaban irremediablemente a la memoria de su padre.
 
Distraída se llevó una mano a la larga tranza con la que sujetaba su cabello, cuantas veces le había insistido Sakura en que se lo dejara suelto. También acomodó los lentes que llevaba, mismos que eran innecesarios pues Tomoyo no los necesitaba, lo que si necesitaba era la protección que estos le daban pues según ella la ocultaban.
 
A Tomoyo no le interesaba que los chicos se acercaran a ella, aun no estaba preparada. Ella sabía que sufriría mucho si sentía el rechazo de un posible amor. Ya había tenido demasiado con el de su madre.
 
-No se porque insistes en llevarlos -dijo Sakura observando a su amiga acomodarse los lentes-. No los necesitas y eso no oculta lo hermosa que eres -se atrevió a sentenciar antes de desviar la mirada para evitar cualquier replica de su amiga.
 
Tomoyo encogió los hombros sonriendo acostumbrada a los regaños de su amiga. Las dos jóvenes con 16 años se conocían lo bastante bien como para conocer sus secretos más íntimos y a Tomoyo no le molestaban los comentarios de Sakura pues sabía que lo hacía porque se preocupaba por ella.
 
Sakura cerró los ojos y lanzó un bufido de exasperación, algún día lograría que su mejor amiga saliera del caparazón en el que se encontraba.
 
Mientras tanto ajena a los pensamientos de su amiga Tomoyo levantó la cámara fotográfica buscando algo que valiera la pena inmortalizar en una imagen.
 
Observó un hermoso pájaro multicolor y permaneció de rodillas conteniendo el aliento, comenzó a acercarse sigilosa al arbusto donde el ave se había posado tratando de estar lo más cerca posible.
 
Sakura todavía acostada observó los movimientos de su amiga y ella también se mantuvo quieta sabiendo de sobra que eso es lo que se esperaba de ella aunque le costara mucho trabajo lograrlo.
 
Tomoyo mientras tanto se mordía el labio enfocando la lente de su cámara hasta que notó al fondo el movimiento de un par de personas, una de ellas en una postura muy familiar.
 
Por encima de su cámara Tomoyo entornó los ojos y ahogó una exclamación que hizo que el pajarillo volara asustado atrayendo la atención en su dirección.
 
La joven se dejó caer al suelo instintivamente e hizo gestos para que SAkura guardara silencio mientras se acercaba a ella a gatas.
 
-¿Qué pasa? -pregunta Sakura en voz baja.
 
-¡Es Touya!
 
-¡Qué! -casi gritó Sakura y Tomoyo la silenció colocando una mano sobre su boca.
 
-Touya esta ahí -señaló en dirección al arbusto que las protegía-.- Yukito está con él.
 
-Yukito -suspiró Sakura pensando en el mejor amigo de su hermano y alzó la cabeza para buscarlo.
 
-No, ahora no -la regañó Tomoyo adivinando sus intenciones-. Están muy cerca, vamos a alejarnos un poco -y la jaló para que avanzaran unos metros hasta poder ocultarse tras otro conjunto de arbustos.
 
Una vez ahí Tomoyo permitió que Sakura asomara la cabeza para ver a los dos hombres.
 
-Tienes razón, ahí esta Yukito -dijo Sakura con ternura pero su tono cambio al ver al acompañante de este-. Y Touya.
 
Entonces Tomoyo también se animó a mirar.
 
-No se ve muy contento Sakura -comentó la joven preocupada.
 
-¿Qué podrá estar haciendo aquí? -preguntó la ojiverde-. Y justamente hoy.
 
Las chicas se ocultaron cuando Touya y Yukito se acercaron a donde ellas se encontraban.
 
-¿Cómo puedes estar tan seguro de que estàn aquì? -se oyò preguntar la voz del joven Yukito.
 
-Porque es lo más obvio -contestó Touya molesto-. Cuando te saltas las clases escapas hacia aquí, así que no tardaré en encontrarlas.
 
-¿Y si no están juntas?
 
-Si Sakura vino sin Tomoyo -advirtió Touya furioso y lanzó un gruñido de exasperación-. Más le vale que no la encuentre con algún mocoso.
 
En ese momento Yukito pudo ver a lo lejos a un chico y una chica con el uniforme de la preparatorio, pensó en alejar a Touya en la dirección contraria pero en ese momento el mismo los vio.
 
-¡Ahí! -gritó Touya señalando-. ¡Ese mocoso la esta tomando de la mano! -y se encaminó furioso en esa dirección. Yukito lo siguió tratando de calmarlo.
 
-¿Cómo lo supo? -se preguntaba Sakura mientras veía a su hermano alejarse del lugar.
 
-No lo sé, tal vez fue a buscarte a la escuela.
 
-Pues que oportuno -dijo con sarcasmo.
 
-Debemos buscar a los demás e irnos de aquí -sugirió Tomoyo tomando las cosas de ambas.
 
A los pocos minutos localizaron a Naoko, Rika y Arawa, le contaron lo que sucedía. Yamazaki y Chiharu no aparecían.
 
-En todo caso deberían irse ustedes -decía Arawa.
 
-No entiendes -replicó Sakura-. Mi hermano es capaz de llevarlos hasta sus casas a cada uno.
 
-¿De verdad? -preguntó Rika con terror.
 
-¡Sakura! ¡Ahí vienen! -gritó Tomoyo y todos se ocultaron.
 
-Estoy seguro de que vinieron por aquí -decía Touya desesperado.
 
-Yo creo que te confundiste -dijo Yukito.
 
Al poco rato los dos hombres desaparecieron.
 
-Ya se fueron -susurró Sakura y todos aparecieron detrás de los arbustos.
 
-Aquí vienen Yamazaki Y Chiharu -dijo Naoko a sus espaldas, los dos chicos venían agitados-. ¿Qué les paso?
 
-Tu hermano -respondió Chiharu con voz entrecortada-. Él nos persiguió…
 
-¿Ahora me creen? -dijo Sakura y los demás asintieron preocupados.
 
-¡Ahí vienen otra vez! -exclamó Yamazaki y todos volvieron a ocultarse hasta que pudieron salir de nuevo.
 
-No se va rendir fácilmente -comentó Tomoyo.
 
-Voy a tener que ir con él -dijo Sakura con una mueca.
 
-¡No! -gritaron todos.
 
-Vámonos antes de que regresen -sugirió Naoko.
 
-No podremos llegar a la salida sin que nos vea -dijo Sakrua-. Iré con él y ustedes esperarán a que nos hayamos ido.
 
-Yo voy contigo -ofreció Tomoyo.
 
-No -negó Sakura y añadió en voz baja-. Tal ve mi hermano no te acusaría con tu madre, pero no podemos arriesgarnos.
 
-Pero Sakura…
 
-No, yo te convencí de esto. No me gustaría que tu mamá se enojara contigo por mi culpa.
 
Tomoyo pensó en su madre, justo en ese momento estaba en medio de negociaciones importante. Podrían pasar dos cosas, ignoraría el incidente o se pondría furiosa por importunarla con algo tan insignificante.
 
-Quédate con ellos Tomoyo -insistió Sakura-. Y nos vemos el lunes, lo más seguro es que Touya no me deje salir o hablar por teléfono el fin de semana.
 
-¿Tú papá no dirá nada? -preguntó Rika, todos la miraban preocupados.
 
-Mi papá salió el fin de semana. No se preocupen chicos mi hermano es tan terrible -aseguró con una sonrisa-. Recuerden esperar a que nos hayamos ido -y dicho esto tomó sus cosas y aspiró con fuerza antes de dirigirse al lugar por donde había desaparecido la última vez su hermano.
 
Todos permanecieron alertas. Desde donde se encontraban Tomoyo fue la única que pudo ver el momento en que Sakura llegaba donde Touya.
 
Cuando Touya se volvió para encontrarse con su hermana de inmediato tomó su postura enfadada con las manos en la cintura. Sakura soportó con entereza el regaño que le dio, con la cabeza baja y levemente sonrojada por que Yukito era testigo de ello. Levantó los ojos al joven y notó su mirada comprensiva acompañada por una sonrisa cosa que animó un poco a la chica.
 
-¿Dónde está Tomoyo? -preguntó Touya en cuanto terminó su sermón.
 
-E… ella no está aquí -tartamudeó Sakura. Touya la miró fijamente, era obvio que no le creía.
 
-¿Viniste con algún mocoso? Porque si lo hiciste…
 
-¡No hermano! -negó con vehemencia-. No vine con… con ningún chico -“Fueron dos”, pensó Sakura pero eso carecía de importancia porque no había ido con ellos en el sentido que pensaba Touya.
 
-Vámonos -declaró Touya tomándola de la mano de repente como para asegurarse de que no escapara.
 
Yukito los alcanzó y tomó el maletín escolar de Sakura al tiempo que le guiñaba un ojo.
 
-Gracias -susurró Sakura sintiéndose en las nubes.
 
Cuando pasaron por donde había dejado a sus amigos se volvió ligeramente para verlos asomarse y sonrió levemente para que no se preocuparan.
 
Yukito se volvió en ese momento y los vio a todos detrás de los arbustos. Reconoció a los dos que había perseguido Touya y levantó la mano a modo de despedida. Todos se había ocultado a excepción de Tomoyo quien también se despidió un poco sonrojada.
 
-Ya se fueron -dijo Tomoyo cuando los vio salir de parque-. Creo que nosotros deberíamos hacer lo mismo, no puedo quedarme ahora que Sakura fue regañada.
 
-Tienes razón -dijo Chiharu-. Vámonos.
 
-¿Crees que la pase muy mal? -preguntó Naoko mientras tomaban sus cosas.
 
-No, creo que lo peor ya pasó -respondió Tomoyo esperando estar en lo cierto-. De todos modos tendremos que esperar hasta el lunes para saber que pasó.
 
Todos caminaron en silencio mientras salían del parque, aunque no pasó desapercibido que Yamazaki y Chiharu se portaban diferente. Así siguieron hasta llegar a una intersección.
 
-¿Dónde se metieron ustedes dos? -preguntó Arawa bruscamente.
 
-¿Nosotros? Pues… por ahí -respondió Yamazaki con una sonrisa. Chiharu estaba sonrojada-. Bueno yo… acompañaré a Chiharu a casa.
 
Arawa puso los ojos en blanco mientras las otras chicas se miraban sonriendo.
 
-Yanagisawa tu vives por este lado ¿verdad? -preguntó Arawa.
 
-Si
 
-Yo también, ¿podemos irnos juntos?
 
-Si, claro.
 
-Bueno, en ese caso Tomoyo y yo nos iremos en esta dirección -dijo Rika señalando el lado contrario.
 
Los chicos se despidieron antes de separarse. Tomoyo y Rika platicaron sobre los acontecimientos del día, todo había sido muy emocionante hasta la llegada del hermano de Sakura. Tomoyo tranquilizó a Rika asegurándole que Touya no era tan malo como aparentaba. Al final estuvieron de acuerdo en que no volverían a repetir la experiencia.
 
Llegó el momento en que las dos chicas se separaron. Rika vivía cerca mientras que a Tomoyo todavía le quedaba un buen tramo que recorrer.
 
Apenas habían transcurrido unos minutos cuando una ligera lluvia empezó a caer.
 
-Perfecto -se quejó Tomoyo al notar que el agua caía con más fuerza y comenzó a correr.
 
Siguió corriendo y alcanzó a ver el semáforo esperando llegar antes de que cambiara la señal, pero justo al llegar a la esquina el color estaba en amarillo. Tomoyo se volvió a ver no parecía venir ningún auto en esa dirección y de repente reparó en algo pequeño y peludo que se movía a mitad de la calle. Con terror alcanzó a ver un auto que se aproximaba a gran velocidad, sin pensarlo se lanzó hacia la calle.
 
Apenas tuvo tiempo de tomar al animalito y lanzarse al otro lado de la calle dejándose llevar por la inercia.
 
El auto ni siquiera freno un poco, incluso salpico con agua a la chica. Tomoyo escuchó que el hombre que conducía le gritaba algo al pasar pero apenas y lo escuchó absorta en el perrito que temblaba en sus brazos.
 
-¿Estás bien? -preguntó Tomoyo y se dispuso a ponerse de pie y seguir caminando.
 
Apenas dio un par de pasos cuando sintió una terrible punzada en el tobillo. Fue tan fuerte el dolor que volvió a caer sobre la acera.
 
-Lo siento -se disculpó con el animalito-. Parece que la que no está bien soy yo.
 
Fue entonces cuando Tomoyo reparó en su apariencia. Sucia, mojada, con las rodillas laceradas y el tobillo lastimado. Miró un poco hacia arriba, el agua seguí cayendo.
 
-Si llegó tarde a casa mamá no me dejará conservarte -le explicó al perrito-. Por lo menos hasta que te encuentre un hogar.
 
Trató de ponerse de pie pero el dolor no se lo permitió los lentes se le cayeron al suelo. En medio de la calle, con un cachorro, el portafolios escolar y sin un taxi a la vista Tomoyo empezó a angustiarse.
 
-No voy a llorar ahora -se dijo sintiendo que las lágrimas se mezclaban con la lluvia.
 
En algún momento la lluvia cesó. “Pero no es así” pensó Tomoyo notando que la lluvia no había cesado, algo los estaba protegiendo, se limpió el agua de los ojos confundida.
 
-¿Estás bien princesa?
 
Tomoyo se paralizó al momento conteniendo la respiración, apartó la mano de su cara y fue entonces cuando reparó en un par de zapatos lustrosos frente a ella, su mirada subió poco a poco por los jeans negros hasta seguir con una chaqueta de cuero del mismo color, al final se encontró con un par de ojos azules de un color tan profundo que ella no había visto antes.
 
Continuará…
 
Nota de la autora: ¡He vuelto!, ¡he vuelto! Ojalá y esta nueva historia les guste a todos, como se han podido dar cuenta esta vez la pareja será diferente, vuelvo a mis orígenes a E&T. Siento mucho haber tardado tanto pero no pudo ser de otra manera pero como sea espero sus opiniones, ¿les gusta?, ¿no les gusta? Como siempre les aviso que la historia se irá desarrollando lentamente, no esperen grandes emociones desde el primer capítulo, aunque el final no estuvo tan mal ¿no? Como sea espero les guste. Últimamente mi muso inspirador anda un podo flojo y no se me acerca mucho, supongo que es en parte porque afortunadamente he tenido trabajo y eso me ha quitado tiempo, así que espero poder tener nuevos capítulos en el tiempo estimado, osea en tres semanas, pero si no ustedes me disculparan pero serán cuatro, como sea prometo que esta historia seguirá su rumbo hasta llegar el final. Ya veremos que nos depara el destino. Otra vez muchas gracias por acompañarme en esta nueva aventura espero se queden hasta el final Con cariño: Daulaci.