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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv

Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.


CAPITULO 9


-¡Tomoyo! –gritó la señora Seri en el instante en que la vio y corrió para alcanzarla bajando por los escalones que daban a la entrada principal.

La chica sonrió feliz por el recibimiento y aceleró su pasó para sentir el fuerte abrazo de bienvenida del ama de llaves.

-Querida, cuanto te hemos extrañado –dijo emocionada y la observó con cuidado-. ¿Has comido bien? No estas pálida, ni ojerosa.

-Señora Seri, estuve castigada en casa no en la cárcel –aunque Toshime bien podría ser considerada una carcelera, admitió para sus adentros.

-No importa, solo quería estar segura que te habías alimentado bien.

-Por eso la adoro señora Seri –confesó Tomoyo sin poder contenerse y no supo si su comentario fue correcto hasta notar las mejillas levemente enrojecidas del ama de llaves.

-Yo también te adoro –respondió la mujer feliz-. Pero vamos adentro, mi señora esta ansiosa por saludarte.

-Oigan, no se olviden de mí –se quejó Sakura que había acompañado a su amiga.

-Oh, lo siento pequeña –se disculpó Seri y extendió una mano para que Sakura la tomara-. Ahora si tengo a mis dos chicas en casa.

Tomoyo y Sakura observaron a la feliz mujer que caminaba entre ellas y después se miraron sonriendo satisfechas mientras entraban en la casa.

-No estábamos seguros de cuando te volveríamos a ver –decía Seri-. Aunque Sakura decía que sería en estos días y por eso he estado horneando mis galletas especiales, les traeré algunas en cuanto las deje con mi señora.

-¿Y Eriol? –preguntó Tomoyo.

-Mmmm Eriol –suspiró Seri con cierto pesar-. Él está en su estudio.

La respuesta de Seri fue tan evasiva que alarmó a Tomoyo, algo no estaba bien.

Cuando llegaron al salón Anessa-sama estaba en un cómodo sillón, con las piernas cubiertas con una cobija y su chal puesto. Tenía un libro en las manos y por primera vez Tomoyo la vio con sus lentes puestos. Al levantar la vista, la chica pudo notar otro detalle más en el parecido con su nieto.

-¡Tomoyo! –exclamó suavemente al tiempo que colocaba su libro a un lado-. Que sorpresa tan agradable. Por fin estás con nosotros...

-Anessa-sama –saludó Tomoyo al acercarse, la anciana le tomó las manos e hizo que se inclinara para besar su mejilla-. No sabe como extrañé estar aquí con ustedes.

-Nosotros también te extrañamos. Sakura nos has traído a Tomoyo, niña malvada no nos avisaste –y guiñó el ojo al puro estilo Hiragizawa.

-Si no, no hubiera sido una sorpresa –dijo Sakura inclinándose para recibir el beso de la anciana.

-Pero por favor, pónganse cómodas –invitó Anessa-sama palmeando a ambos lados del sillón-. Seri nos traerá el té y sus espléndidas galletas.

-En un momento estaré de regreso –dijo Seri.

-Trae una taza para ti y otra para Eriol –pidió Anessa-sama haciendo que Seri se detuviera súbitamente.

-¿Pa-para Eriol también?

-Si, mandaré a esta niña a que lo saque de su encierro –dijo palmeando la rodilla de Tomoyo.

-Magnifica idea –aplaudió Seri radiante y salió del salón.

-¿Qué lo saque de su encierro? –preguntó Tomoyo confundida.

-Mi querido nieto no tuvo un buen día ayer –suspiró la abuela.

-¿Qué sucedió?

-Se enteró que Hironobu estaba organizando una junta con la mesa directiva para desacreditarlo y ponerlos en contra de Eriol.

-¿Puede hacer eso? –preguntó Sakura.

-Al menos lo intentó.

-¿Y Eriol como se enteró? –quiso saber Tomoyo.

-Aun tenemos gente leal en “nuestra” empresa –respondió Anessa-sama con orgullo.

-Y entonces, ¿qué paso?

-Eriol se presentó en la junta, claro que de manera imprevista.

-¿Él solo?

-No, fue con la persona que ha estado a cargo de sus inversiones y quien ha ocupado el lugar de Eriol en la empresa desde hace tiempo.

-Pero, entonces Hironobu no logró lo que se proponía.

-No, pero no fue fácil. Además precipitó un poco los planes de Eriol, peor para él… -dijo la anciana agitando su bastón de tal manera que Sakura pensó que si el tal Hironobu estuviera cerca ya habría recibido un buen golpe.

-Quiere decir los planes que Eriol tenía para ocupar un lugar en la mesa directiva y empezar a trabajar ahí.

-Si, el estaba planeándolo de manera que se le aceptara en la junta mensual del próximo mes cuando él estuviera del todo compenetrado en el manejo de la empresa pero… ha tenido que hacerlo antes.

-Bueno pero estoy segura que Eriol ya esta más que preparado.

-Yo también lo creo así –dijo la abuela-. Pero Eriol ha estado muy molesto desde ayer y casi no ha salido de su estudio.

-Eriol molesto –murmuró Sakura pensativa-. No logro imaginarlo así.

-Yo tampoco –admitió Tomoyo.

-Pues es terrible cuando está así. Por eso confío en que tú –y miró a Tomoyo-, puedas animarlo.

-¿Yo?

-Si tu, por favor ve y sácalo de ahí adentro –pidió la anciana de tal manera que Tomoyo no pudo pensar en negarse.

-Está bien, si usted cree que yo puedo hacer algo lo intentaré.

-Yo creo que puedes –la animó la abuela. En ese momento regresó el ama de llaves acompañada por Yurime quien le ayudaba con el servicio de té-. Seri, ¿podrías acompañar a Tomoyo al estudio?

-Con mucho gusto.


Mientras tanto en el estudio, después de dar un resoplido Eriol se dejó caer contra el respaldo de su sillón. Miró con enfado el montón de hojas que se esparcían sobre el escritorio. Todo lo que tenía que saber sobre Industrias Hiragizawa estaba ahí, ya había escudriñado esos informes varias veces, sabía de PI a PA cada uno de los movimientos de la empresa. Pero aún no se sentía seguro.

Cuando Yue Tsukishiro lo había llamado dos noches atrás para advertirle sobre lo que Hironobu estaba tramando; con aquel voto de lealtad supo una vez más y con alivio que no se había equivocado al aceptar que ese hombre de fría mirada ocupara el lugar de su anterior representante. Un hombre leal a su padre que al descubrir que estaba enfermo, buscó el mismo a su propio reemplazo.

Desde entonces Yue se había encargado de sus inversiones y del fideicomiso que su padre había preparado para él cuando cumpliera los 18 años.

Yue había respaldado la idea de Eriol de ejercer su derecho a voto en la junta directiva al cumplir los 21 años y así prepararse para estar al frente de la empresa en un plazo de cuatro años, es decir a los 25. No era una idea del todo descabellada si se tomaba en cuenta que su propio padre había previsto esto en caso de su muerte. Tampoco era del todo equivocado si se tomaba como ejemplo a su amigo Li quien desde muy joven había sido preparado para ocupar el lugar de su padre, con la diferencia de que Li no tenía a nadie tramando en su contra dentro de su propia empresa.

Tomó uno de los informe en el escritorio, era el que estaba destinado a enlistar y describir a cada uno de los miembros de la mesa directiva de Industrias Hiragizawa, su mente voló dejándose llevar por el amargo recuerdo.

- Flash Back -

Iba en el auto que manejaba el señor Tarisume. Yue estaba sentado a su lado pero ninguno de los dos decía palabra.

Eriol miró su reloj, llegaban 10 minutos tarde. No importaba, todo había sido calculado de manera que así sucediera. Al bajar del auto frente al edificio Hiragizawa Eriol respiró profundamente observando el imponente edificio y pensó en su padre, había llegado el momento de demostrar que era su digno heredero.

Acompañado por Yue quien ya era conocido por el personal no hubo problema para que lo dejaran entrar, aunque tuvo que soportar el tener que llevar consigo el gafete que lo identificaba como “VISITANTE”. Si todo hubiese sucedido según lo planeado, no habría tenido que soportar semejante trato, pero evitó sentirse enfadado, debía estar totalmente concentrado para hacer frente a Hironobu.

Al momento de llegara al piso de las oficinas principales la recepcionista les confirmó que la junta ya había empezado. Sin mostrar el mínimo rasgo de preocupación los dos hombres se dirigieron a la sala de juntas.

En su camino Eriol pudo percibir la expectación que causaba su visita, otra de las cosas que no quería que sucediera, de momento se mostraba muy serio y frío, una imagen que no quería que sus empleados asociaran con él aunque no sucedía lo mismo con las personas que se encontraban detrás de la puerta a la que se dirigían.

Antes de llegar a la sala de juntas una mujer joven y muy hermosa salía de la sala. Al levantar la vista y ver a Yue no pudo ocultar su sorpresa.

-¡Señor Tsukishiro! –exclamó sin aliento-. No lo esperábamos hoy.

-Estoy seguro de eso –respondió Yue-. Señorita Shuichi Aizawa: le presentó al señor Hiragizawa –la joven mostró aún más su horror al mirar a Eriol, Yue y él intercambiaron miradas de comprensión-. Señor Hiragizawa, la señorita es la secretaria de Hironobu.

-Ya veo, mucho gusto señorita Shuichi.

-E-el gusto es mío –respondió la mujer temblorosa-. El señor Hironobu esta ocupado…

-Estoy enterado de eso –interrumpió Eriol-. Es por eso que estoy aquí, esa es la sala de juntas, ¿no es así? –la secretaria asintió-. Me da permiso, tenemos que entrar.

Hasta ese momento la señorita Shuichi no se había dado cuenta que bloqueaba la puerta de la sala de juntas en actitud defensiva.

-Po-por supuesto señor Hiragizawa –moviéndose lentamente-. Si me permite lo anunciaré.

-No es necesario, gracias –dijo Eriol y abrió la puerta.

Había seis hombres y dos mujeres en torno a una inmensa mesa de reuniones. Todos volvieron la cabeza al unísono al oír que se abría la puerta.

La novena persona en la mesa se levantó de su silla con semblante asombrado, aunque para sorpresa de Eriol esta expresión se volvió inescrutable mientras él caminaba hacia hombre, que ocupaba la cabecera de la mesa más alejada de la puerta.

-¿Qué haces aquí? –susurró secamente Hironobu cuando llegó a su lado.

-Buenos días señores, señoras –saludó ignorando a Hironobu.

-Tsukishiro –dijo uno de los hombres-. ¿Nos puedes explicar?

-Por supuesto, quiero presentarles a Eriol Hiragizawa –se escucharon exclamaciones-. Nuevo miembro de esta mesa directiva.

-No es posible –dijo otro de los directivos-. Si eso es cierto, no puede tener más de 21 años, no puede…

-No se equivoca –interrumpió Eriol-. Tengo 21 años y soy perfectamente capaz de formar parte de esta junta.

-Además, me permito recordarles –agregó Yue-, que el señor Hiragizawa es accionista mayoritario de Industrias Hiragizawa y tiene todo el derecho moral y legal de estar en esta junta y en las que le sigan.

-Y más adelante –susurró Eriol para que solo Hironobu pudiera oírlo-. Manejaré la empresa de “mi padre”.

Sostuvo la mirada de su tío sin amedrentarse la batalla silenciosa duró un minuto pero pareció una eternidad.

-Llegas tarde –dijo Hironobu vencido.

-Lo sé –Eriol dedicó una sonrisa espléndida a los asistentes-. Siento haberlos hecho esperar, pero no fui avisado con tiempo sobre esta junta –se volvió a Hironobu-. Eso no volverá a suceder, ¿verdad? ¿Dónde me siento?

Hironobu lanzó una mirada furibunda y señaló una silla libre a su lado.

Eriol se sentó con Yue ocupando otro sitio detrás de él. Miró a su alrededor con abierto interés. Solo algunos de ellos tenían expresión amable. Los otros seguramente estarían de parte de Hironobu, quien fue presentándole a todos.

Shidou Nakamura quien según Eriol fue quien les había alertado sobre esa junta resultó ser el de cara más amable. Debía tener unos 10 años más que Hironobu.

-No sé ustedes pero a mi me encantaría tomar un café –dijo Eriol señalando la descortesía.

-Lo traerán en unos minutos –replicó Hironobu molesto-. Mientras seguiremos con la reunión.

La reunión siguió. Para Eriol fue evidente el cambio en todos, no se iba a tratar el tema sobre su persona, Hironobu había fracasado. Se concentró en los temas a tratar y se dio cuenta que acababa de entrar al mundo de las finanzas mayúsculas.

Eriol sorprendió a todos participando activamente en la junta, opinando y haciendo preguntas en los momentos oportunos. Todos notaron la influencia de Tsukishiro y los aliados de Hironobu temblaron al descubrir que Eriol era un discípulo experto de su asesor. No hubo tema del que no estuviera informado situación que un par de ellos habían subestimado.

Al oír que Hironobu daba por terminada la reunión, los miembros de la junta se pusieron de pie. Algunos se detuvieron un poco para dar la bienvenida personalmente a Eriol y hacer comentarios agradables sobre su padre, otros dejaron la sala entre comentarios a media voz.

-¿A qué estás jugando? –preguntó Hironobu cuando solo estuvieron los tres.

Eriol se irguió y lo miró con fingida inocencia.

-No estoy jugando, es más estoy haciendo esto con total seriedad. He venido a ocupar el lugar que me corresponde en la empresa de mi padre.

Al final de día le habían asignado una oficina y una secretaria y le habían dado a revisar una pila de documentos relacionados con la empresa.

- Fin de Flash Back -

Un golpe a la puerta lo sacó de sus recuerdos.

-Eriol –llamó la señora Seri desde fuera.

-No voy a tomar el té –dijo Eriol poniéndose de pie y caminó hasta la ventana. ¿En qué momento había empezado a llover? Escuchó que la puerta se abría-. Tampoco tengo hambre –replicó con suavidad y la puerta volvió a cerrarse, supuso que Seri se había marchado sin insistir más.

Siguió mirando a través de la ventana con las manos dentro de los bolsillos del pantalón. Suspiró profundamente. Sabía que estaba preparado para ese momento, había trabajado duramente los últimos 3 años. Lo que lo desanimaba era el saber que había entrado en una batalla. Solo necesitaba…

-Hola –saludó con suavidad una voz a sus espaldas.

Se quedó frío, inmovilizado, pensando que tal vez lo había imaginado, miró su reflejo en el vidrio y al lado de este distinguió levemente a una frágil figura.

-Solo quería saludarte –dijo Tomoyo dubitativa, Eriol se volvió lentamente para mirarla y ella sonrió feliz de verlo otra vez-. ¿Quieres salir a tomar el té con nosotras? –se acercó más a él.

-Tomoyo –susurró él en un segundo la tenía en sus brazos-. ¡Tomoyo! Tomoyo no sabes como me alegra verte.

-A mi también –dijo la joven abrazándolo a su vez-. Me han dicho que ayer no tuviste un buen día.

-No, no fue un buen día –aceptó Eriol suspirando sin dejar de abrazarla.

-¿Quieres hablar sobre eso?

Eriol se separó de ella y tomó sus manos.

-Tal vez más adelante, ¿vamos por ese té? -sonrió olvidándose por un instante de sus problemas.

-Me parece bien, la señora Seri hizo sus galletas especiales.

-Perfecto –exclamó Eriol y se encaminó a la puerta sin soltar su mano.

-Sakura también esta aquí, Anessa-sama y ella nos esperan en el salón.

-¿Que voy a hacer rodeado de tantas bellezas? –bromeó al abrir la puerta.

Al llegar al salón Anessa-sama de inmediato notó las manos entrelazadas, buscó la mirada de Seri quien también había notado el cambio en el joven. Las dos estaban muy contentas de poder comprobar una vez más el efecto de Tomoyo en el nieto de la señora Hiragizawa.

Tomaron el té tranquilamente elogiando las galletas de la señora Seri quien también compartía con ellos. Anessa-sama quiso conocer un poco más de Tomoyo.

-Sakura me ha dicho que te gusta la fotografía y que eres muy buena –comentó la anciana.

-Solo soy una aficionada, pero es algo que disfruto mucho.

-Es más que una aficionada –dijo Eriol-. Tiene un talento natural, tal vez la próxima vez puedas traer alguno de tus álbumes.

-Si, por favor –pidió Anessa-sama-. Me agradaría mucho ver tus fotografías.

-Lo haré –prometió Tomoyo.

La conversación continuó y poco a poco cambio hasta llegar al tema de Hironobu. Anessa-sama tenía particular interés en saber que había sucedido pues su nieto no había querido hablar sobre el tema.

Poco a poco y sin presionarlo fue hablando sobre la experiencia.

-Fue bastante desagradable –finalizó Eriol.

-Pues fue asombroso lo que hiciste –aseguró Sakura-. Pararte frente a todas esas personas y hacer valer tus derechos.

-Sakura tiene razón –secundó Tomoyo-. Tal vez no fue la manera en que tu lo tenías planeado pero estabas preparado para hacerlo.

-Y vaya que lo estaba, ha estado trabajando largo tiempo para esto –aseguró Anessa-sama orgullosa.

-Es una lástima que no pudiera hacer lo mismo que en nuestra sucursal en Inglaterra –dijo Eriol desilusionado.

-¿Qué hiciste ahí? –preguntó Sakura.

-Empezó a trabajar desde los puestos más bajos –respondió Seri-, sin dejar que nadie supiera quien era él en realidad, usando el apellido de soltera de su madre y aparte iba a la escuela. Llegaba agotado a casa.

-Y esta amable señora siempre me regañaba por no comer bien –comentó Eriol con cariño.

-Y volveré a hacerlo si haces lo mismo –advirtió Seri.

-No será fácil –admitió Eriol-. Trabajar y estudiar los dos últimos años de universidad.

-Lamento que las cosas sean así –dijo Anessa-sama.

-No importa –aseguró tomando la mano de su abuela-. Estoy preparado para el reto.

-Y lo harás bien –dijo Tomoyo con admiración-. Lo harás estupendamente.

-Gracias Tomoyo.

La conversación continuó con temas más agradables. Sakura notó que Tomoyo se negaba a hablar de su problema pero ella sabía que su amiga necesitaría de la ayuda de Eriol para poder espantar a ese Norime sin que su madre sospechara.

-Tomoyo tiene un problema –soltó decidida en un momento que se quedaron todos en silencio.

-¡Sakura! –exclamó Tomoyo-. No, no tengo ningún problema -aseguró medio abochornada.

-Claro que si, solo que no se atreve a decirlo.

-¿Qué clase de problema? –preguntó Anessa-sama.

-No es un problema precisamente –respondió Tomoyo turbada.

-Su madre le arreglo una cita con un tipo horrible.

-¡Sakura!

-¡Una cita! –exclamó Seri horrorizada-. ¿Como es posible?

-Y con un tipo horrible –recalcó Anessa-sama.

Eriol estaba extrañamente callado y observaba a su amiga que se había sonrojado.

-¿Por qué no querías decirnos? –preguntó al fin.

-Es una tontería, puedo ir a la cita y ver que pasa.

-Tomoyo cree y yo no lo dudo, que su madre quiere buscarle pretendientes para algún día poder casarla con alguno de ellos –Tomoyo no podía creer que Sakura insistiera en el tema.

-¡Matrimonio! Pero si solo eres una niña –ahora Seri esta enfadada.

-No estoy segura de que quiera que me case –explicó Tomoyo-. Es solo que últimamente a insistido tanto en que conozca a otras personas y ahora me arregla una cita… me deja mucho en que pensar.

-¿Y quien es el tipo? –preguntó Eriol irritado.

-Taikasame Norime.

A Eriol le sonó el nombre y Tomoyo le explicó sobre el padre del joven. Le costó mucho trabajo imaginar a su amiga con esa clase de personas.

-Tomoyo no quiere tener más de una cita con ese tipo y pensamos que tal vez tu pudieras darnos algunas ideas para que lo desilusione.

Eriol pensó que sería muy difícil desilusionar a cualquiera, Tomoyo era preciosa y su compañía resultaba muy agradable.

-¿Cuándo será la cita?

-El próximo viernes.

-¿A dónde te llevará?

-Dijo que iríamos a cenar, mencionó un lugar.

Tomoyo dijo el nombre del establecimiento cosa que irritó a Eriol, conocía el lugar, un sitió sin chiste y medianamente barato. Así que aparte de todos sus defectos Norime era tacaño. Su amiga merecía ser tratada como una joya preciosa, si hubiese estado en el lugar de Norime, la habría llevado al lugar más caro de la ciudad.

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Había llegado la noche de la cita, Tomoyo se encontraba sentada en el auto de Taikasame Norime escuchando la aburrida charla del sujeto. Sufría solo de pensar en lo que le esperaba si solo hacia unos minutos que había pasado por ella a su casa y ya estaba harta.

Al principio pensó con optimismo que tal vez la primera impresión que tuvo de él no fue del todo correcta, pero en el instante en que había atravesado la puerta supo que no era así.

Su madre había estado presente cuando llegó por ella y lo saludo muy amable.

-“Es la primera vez que sale en una cita –comentó Sonomi avergonzándola como jamás imagino que lo haría-. Así que está un poco nerviosa”.

-Es un honor para mi –dijo Norime con una sonrisa cínica en los labios.

Había algo en la forma en que la miró que le dijo a Tomoyo que no creyó lo dicho por Sonomi, sobre todo al lanzar una mirada apreciativa a su atuendo.

A pesar de tener toda la intención de arruinar la cita, Tomoyo tuvo mucho cuidado al escoger su atuendo. Eligió un vestido negro de manga corta, la falda le llegaba a las rodillas y el escote aunque discreto la incomodaba. Al final también decidió dejarse el cabello suelto y solo uso un poco de rimel para las pestañas y brillo labial. Todo por hacer caso a la “sugerencia” de su madre.

Así que Norime debía estar pensando que todo el atuendo era para agradarlo a él. Tomoyo supuso que siendo primo de Nami la conocería muy bien, la chica era alocada y libertina, pero en casa de sus padres se portaba sorprendentemente recatada y hasta tímida. Entonces él debía esperar un comportamiento parecido en Tomoyo.

Al llegar al sitio donde cenarían Tomoyo repasó mentalmente todos los consejos que le dieron Sakura, la señora Seri y Anessa-sama para aburrirlo. Eriol también había participado pero solo un poco afirmando o negando con la cabeza. Al parecer no había nada que pudiera desalentarlo para conocer a una chica, aunque la señora Seri mencionó que tal vez el matrimonio lo haría.

Ambos esperaron a que el mesero tomara su orden para platicar.

-¿De verdad no quieres algún aperitivo? –preguntó Norime suspicaz-. Aquí no te pedirán una identificación.

-No gracias Norime, pero como te dije no bebo.

-Como prefieras –dijo él sin creerle nada-. Pero puedes llamarme Taikasame, Tomoyo.

Al decir su nombre arrastró las palabras como si quisiera darles un toque sensual, pero más bien pareció un chillido, cosa que casi provoca una carcajada en la joven pero pudo contenerse y disimularla con una sonrisa.

-No lo creo Norime, casi no nos conocemos –respondió ella recatadamente.

Por la expresión que puso Norime era obvio que no se esperaba eso, una vez más Tomoyo comprobó que el joven suponía que ella sería como Nami, pero ya le enseñaría ella que estaba equivocado.

-Pero Tomoyo en lo tiempo actuales nadie es tan formal.

-Pero estarás de acuerdo –replicó ella con seriedad-, que las buenas costumbres nunca pasan de moda –y agregó con una sonrisa-. Así que si no te molesta preferiría que me llamaras Daidouji al menos por el momento.

Norime sorprendido se dejó caer contra el respaldo de la silla y antes de poder responder el mesero llegó con el primer plato.

Tomoyo divertida y feliz al ver que todo estaba saliendo mejor de lo que ella creía comía animada. Norime optó por hablar sobre temas de política pesando con seguridad que ella era una ignorante en esos temas, pero nuevamente lo sorprendió cuestionando sus razonamientos. Para cuando les retiraron el primer plato Norime parecía molesto.

-Tomoyo, no puedes creer que el actual gobierno esta haciendo tan mal las cosas.

-Las estrategias que está manejando han demostrado ser del todo ineficaces –dijo con firmeza.

-Eso me confirma que las mujeres no saben nada de política.

-Las mujeres somos muy capaces de entender sobre política –replicó sintiendo ganas de arrojarle cualquier cosa a la cabeza, pero se contuvo al recordar que no podía ser ella la que acabara con la cita.

-Las mujeres solo sirven para una cosa.

-¿Ah si? ¿Para qué? –preguntó apretando los puños bajo la mesa, deseando que algo sucediera pronto antes de que Norime le hiciera perder los estribos.

-¡Tomoyo! –exclamó una voz conocida de su lado derecho atrayendo la vista de ambos comensales.

Al volver la mirada Tomoyo pensó que tal vez estuviera alucinado, pero no, Eriol estaba ahí frente a ella, tan alegre como siempre. En seguida empezó a sentirse aliviada al ver su rostro pero en un segundo una chica apareció a su lado, cosa que la sorprendió y le desagradó aún más.

Era una joven alta, casi tanto como Eriol aunque tal vez se debiera en gran parte a lo alto de sus zapatos que hacían juego con un vestido escandalosamente escotado y extremadamente corto. Era rubia y de cabello corto, con un maquillaje excesivo y pupilentes azules. Molesta apartó la vista de la joven y miró a Eriol.

-¿Qué… qué estas haciendo aquí E…?

-Touya –interrumpió él para corregirla-. Touya Kinomoto ¿recuerdas Tomoyo? –dijo en un susurró provocándole un escalofrío.

-Es que yo… -tartamudeó aturdida.

-Ah ya se lo que pasa, es porque te llamé Tomoyo –e hizo un gesto de disculpa-. Lo siento, Daidouji, pero que sorpresa encontrarte en un sitio así.

-Bueno yo –carraspeó un poco mirando a Norime-. Estoy con un amigo, Taikasame Norime, él es… Touya Kinomoto, un viejo conocido.

-¿Taikasame Norime? –dijo Eriol fingiendo concentrarse-. ¿Acaso tu padre es el senador Norime?

-Si, el mismo.

-Que honor conocerte, gran trabajo el de tu viejo eh. Les presentó a una amiga, ella es Naomi.

Naomi inclinó la cabeza hacia Tomoyo pero cuando volvió su mirada a Norime guiñó un ojo coqueta, cosa que agradó mucho al joven.

-¿Qué les parece si los acompañamos? –sugirió Eriol.

-Bueno yo, no se –dudo Tomoyo mirando al a joven que no pareció molestarse con la sugerencia y después miró a Norime que seguía observando a Naomi de pies a cabeza-. ¿Norime?

-¿Eh? ¿Qué? –parpadeó confundido-. ¡Oh no!, claro que no me molesta, adelante.

Pidieron al mesero que les llevaran un par de sillas y una vez sentados Naomi y Eriol ordenaron aperitivos y su cena.

-Esa es una bebida fuerte –señaló Norime a Naomi cuando les llevaron sus bebidas.

-Si, lo sé –dijo ella probando el líquido-. Me gustan las cosas fuertes, ¿a ti no? -preguntó inclinándose provocativamente hacia él.

-Si, mucho –respondió Norime lanzando una mirada muy mal disimulada al escote de la joven.

-Espero que no hayamos interrumpido nada importante –dijo Eriol ignorando lo sucedido.

-No, no. Por supuesto que no –aseguró Norime nervioso y volvió la vista a Tomoyo-. Solo platicábamos de cosas sin importancia, ¿verdad To… Daidouji?

-Si, cosas sin importancia –dijo ella molesta.

-Ustedes, no son pareja ¿o si? –preguntó Naomi.

-No –respondió Norime con rapidez-. Nada de eso, apenas nos conocemos.

-Y ustedes “Kinomoto” ¿son pareja? –preguntó Tomoyo imitando el tono de Naomi

-Somos amigos, solamente.

-Estoy de paso en la ciudad –explicó Naomi-. Y llamé a “Touya” para que saliéramos, me gusta divertirme –y miró a Norime-, me gusta pasarla bien.

-¿A quién no? –dijo Norime siguiéndole el juego.

Tomoyo jadeó ofendida, esa joven venía con “Touya” y coqueteaba descaradamente con Norime y este se veía francamente complacido con ella. Sintió deseos de levantarse pero Eriol cubrió su mano con la suya por debajo de la mesa atrayendo su atención.

-Aquí viene el mesero con la orden –dijo Eriol y acarició el dorso de la mano femenina con el pulgar, tranquilizándola no solo con el gesto sino con la mirada que le decía que todo estaba bien.

Tomoyo aspiró suavemente sintiendo que se sonrojaba y miró hacia Norime pero este no había notado nada.

Continuaron comiendo y hablando sobre temas sin importancia cuando de repente Norime se atragantó con la comida. “Touya” se puso de pie para darle unos golpes en la espalda. Tomoyo notó que parecía divertido y Naomi tenía una sonrisa complacida.

-¿Te encuentras bien Norime? –preguntó Tomoyo preocupada mientras lo veía beber agua que el mesero le llevará.

-Si, estoy bien –respondió casi sin voz y volvió a beber pero esta vez miró a Naomi-. Estoy muy bien.

Continuaron así hasta pedir el café. Tomoyo casi no había hablado. Norime casi había acaparado la conversación, aunque más bien parloteaba acerca de sus “extensos conocimientos en política” y sobre los sitios a los que acostumbraba viajar en sus vacaciones.

“Touya” hacia uno que otro comentario, mientras Naomi miraba embelesada a Norime y sonreía asombrada como si fuera la primera vez que oída sobre ciertos lugares.

-Señor Norime –dijo el mesero atrayendo la atención de todos-. Tiene una llamada, si gusta puede tomarla en la recepción ahí tendrá más intimidad.

-¿Una llamada? ¿A mi? –Norime estaba sorprendido pero el mesero asintió esperando su respuesta-. Está bien, tendré que contestarla, no tardaré –prometió antes de marcharse.

-Yo aprovecharé para ir a empolvarme la nariz –dijo Naomi poniéndose de pie poco después de que Norime se fuera.

-Adelante Naomi tardate todo el tiempo que quieras –dijo Eriol poniéndose de pie y se inclinó para decirle algo al oído, Naomi lanzó una risa escandalosa antes de irse.

-¿Qué estas haciendo aquí? –preguntó Tomoyo molesta por la familiaridad con la que trataba a la joven.

-Calma princesa, vine aquí a darte apoyo moral, creí que lo necesitarías.

-¿Apoyo moral? Pero viniste con tu amiga.

-Eso solo fue para cuidar las apariencias, no podía llegar solo y sentarme sin que Norime sospechara.

-Lo que me recuerda “Touya Kinomoto” que no me mencionaste nada de esto -alzando una ceja suspicazmente.

-No podía dar mi verdadero nombre –se disculpó riendo-. Y no te lo mencioné porque se me ocurrió en el último momento.

-Pero… pudiste avisarme.

-¿Cómo? ¿Por teléfono?

-Eso es injusto –se quejó bajando la cabeza.

-Lo siento princesa –y le tomó la barbilla con los dedos-. Ya se que es injusto pero es la verdad. Además debes admitir que fue mejor así, tu expresión de sorpresa al verme no tiene precio y Norime no sospechó nada

-Y aunque lo hubiera hecho, dudo mucho que le durara mucho, con tu amiga a un lado.

-Naomi es así no puede evitarlo.

-Al menos sirvió de algo, en estos momentos Norime ha olvidado completamente mi presencia.

Y no es que esto le importara mucho a Tomoyo pero al lado de esa mujer ella no era nada y el verla con Eriol fue mucho peor. ¿Realmente le gustaban las mujeres como ella?

-Estás preciosa esta noche Tomoyo.

-Pero al lado de ella…

-No tienes comparación –aseguró Eriol-. Tienes una belleza real. Un precioso cabello negro –se inclinó hacia ella para hablar mas bajo-, el de ella es teñido –Tomoyo sonrió-. Tu no necesitas maquillaje, tienes una piel perfecta –pasó el dedo índice lentamente por su mejilla-. Y tus ojos son dos joyas brillantes y genuinas, no como los pupilentes que usa ella.

Tomoyo no sabía que decir, la descripción que Eriol había hecho era de una joven totalmente ajena a ella, alguien que no había visto en el espejo. Lo miró a los ojos y supo que no estaba mintiendo. Eriol jamás le mentiría sobre algo así, empezó a sentir sus mejillas calientes y enderezó la espalda apartando la mirada

-Norime se esta tardando mucho –comentó avergonzada.

-Si, eso parece –dijo él sonriendo.

Pasaron los cinco minutos más y ni Naomi ni Norime aparecían.

-Que raro ¿no? –dijo Tomoyo mirando hacia la recepción.

-Ni tanto, esperaba que esto pasara.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?

-Espera un momento –y llamó al mesero.

-¿Se le ofrece algo señor?

-Si, ¿el señor Norime terminó su llamada?

-Si señor, hace un rato que salió acompañado de la otra señorita de la mesa.

-Está bien, Tomoyo ¿quieres comer algo más?

-No –contestó confundida.

-¿Podría traernos la cuenta por favor? –pidió al mesero.

-¡Se fue con ella! –exclamó Tomoyo en cuanto se fue el mesero. Estaba muy enojada con Norime, pero sobre todo con Naomi por abandonar a Eriol así.

-No te preocupes Tomoyo, ya lo tenía previsto así.

-¿En serio? ¿Cómo?

-Deja que pague la cuenta y te lo diré.

Tomoyo esperó pacientemente aunque poco a poco se iba sintiendo más furiosa. Norime se había ido sin pagar la cuenta y con la amiga de Eriol. Hubiese visto tamaño idiota. Salió del lugar con Eriol, afuera había refrescado un poco, subieron a su auto y se marcharon del lugar.

-¿Quieres que te lleve directo a casa ó prefieres ir a algún otro lugar?

-Lo que quiero es que me expliques lo que sucede.

-Lo haré, entonces iremos a otro lugar.

Eriol manejó en silencio hasta que llegaron a un parque muy pequeño, con buena iluminación donde algunas parejas paseaban tranquilamente.

Tomoyo bajó del auto sin esperar a que Eriol le abriera la puerta y empezó a caminar con los brazos cruzados hasta que él la alcanzó.

-¿Y bien? Vas a decirme lo que pasó.

-Estás muy linda cuando te enojas, es la primera vez que te veo así.

-No estoy enojada –y resopló impaciente-. Bueno, tal vez un poco molesta –aceptó y siguió caminando.

-No debes molestarte –le explicó caminando a su lado-. Naomi, convenientemente llegó a la ciudad hace poco, ella es una buena amiga y una excelente actriz. La compañía de teatro en la que trabaja hace giras continuamente. La conocí en una obra en Londres hace un par de años ya y nos hicimos amigos.

-¿Y cuando supiste que estaba en la ciudad la invitaste a salir?

-Algo así, como ella mismo dijo, le gusta divertirse y sobre todo le gustan los hombres ricos. Así que se me ocurrió traerla para que le coqueteara a Norime.

-¿Y a ti no te molesta que lo hiciera?

-¿Por qué? Es solo mi amiga, además le expliqué que tenía una amiga que no podía quitarse de encima a un odioso tipo rico y le pedí que me ayudara.

-¿Y ella aceptó? –preguntó incrédula.

-Bueno, tuve que tentarla con algo de dinero, creo que se compró ese mini vestido con lo que le dí.

-¡Le pagaste!

Eriol encogió los hombros sin darle importancia-. Solo le ofrecí algo para animarla, además seguro le saca algo más a Norime.

-¿Crees que lo haga?

-¡Por supuesto! Lo tenía comiendo de su mano, ¿no te diste cuenta? Naomi es de tacones ligeros Tomoyo. Le gusta relacionarse con hombres de dinero y sin compromiso con ninguno de ellos. ¿Funcionó o que? Norime estaba más que encantado.

-Eso creo.

Eriol duda un poco pero al final decidió no decirle que una de las tácticas favoritas de Naomi era acariciar a los hombres por debajo de la mesa. Esa fue la razón del atragantamiento de Norime durante la cena. Naomi disfruta mucho tomándolos por sorpresa.

-Debo admitir que tu plan funcionó –dijo ella- Pero... ¿la llamada fue también un plan de tu parte?

-Cortesía de la señora Seri –admitió asintiendo levemente-. Le dije que llamara a la hora indicada y preguntara por él. Fue una suerte que vinieran al restaurante que Norime mencionó en un principio. Lo demás fue una coordinación planificada -guiñándole el ojo-. Tienes que admitir que funcionó de las mil maravillas. Aunque Seri no estaba segura. Colgaría la llamada antes de que, el sujeto pudiera hablar.

-Supongo que tienes razón -afirmó con un estremecimiento.

-¿Tienes frío?

-Un poco.

-Volvamos al auto –y le pasó un brazo por los hombros para acercarla a él.

-Ahora puedo decirle a mi madre que Norime me abandonó en la mesa, seguro no querrá que vuelva a salir con él.

-Eso es seguro. Espero que ya no quiera arreglarte más citas.

-Yo también, pero si no, al menos no lo hará por un tiempo.

-Si lo hace, prométeme que me lo dirás –pidió él en cuanto llegaron al auto-. Y te ayudaré para espantarlo.

-Pero… no podemos hacer lo mismo cada vez.

-No, pero ya se me ocurrirá algo. ¿Me lo prometes?

-Si –prometió sonriendo. Eriol abrió la puerta del auto.

-Tal vez debería regresar en taxi -declaró con aprehensión.

-¿En taxi? No lo creo –se negó e hizo que se metiera al auto para después hacer lo mismo.

-Pero, ¿cómo haré para explicar que tu me llevas?

-Dile que fue un amigo de Norime el que te trajo y que este se fue con la amiga de él dejándolos plantados en la mesa. Así que este amigo se ofreció a traerte.

-Es más o menos la verdad ¿no? –comentó pensativa-. Creo que servirá, tampoco me gustaría meter a Touya en esto -ocurriéndosele algo-. ¿Por qué utilizaste su nombre?

-Porque fue el primero que se me ocurrió. Sakura habló mucho de él cuando estaba de visita en casa y no podíamos menos que reírnos con su ocurrencia. Si él se enterara del asunto estaría de acuerdo usar su nombre para una causa justa -ocasionando una risa de la joven y puso en marcha el auto para dirigirse a casa de Tomoyo.

-Si. Tienes razón. Touya lo habría permitido y después te hace añicos por usar su nombre.

-Podría ser -aseguró el británico.

-Ya terminó el verano –comentó la chica con un suspiro.

-Si, ya terminó. Este será un año muy complicado para mi, con la universidad y la empresa.

-No te quedara mucho tiempo libre ¿verdad? –preguntó con tristeza.

-No, y no podremos vernos tan seguido –respondió confirmando sus sospechas-. Pero debes seguir visitando la casa tanto como quieras, a la abuela le agradará –y aprovechando un semáforo en rojo la miró-. Tal vez podremos vernos los fines de semana, no te preocupes lo arreglaremos. Además este también será un gran año para ti –el semáforo cambio a verde.

-Si, el último antes de la universidad.

-¿Ya sabes que es lo que estudiarás?

-No lo sé, tal vez arte, fotografía.

-Bueno, todavía tienes tiempo para decidirte –dijo cuando ya estaban cerca de la mansión Daidouji y se detuvo.

-Tal vez debamos despedirnos de una vez –sugirió él-. Te dejaré frente a tu casa y me iré en cuanto estés dentro.

-Está bien.

-¿Ya sabes lo que dirás a tu madre?

-Si, no te preocupes, estoy lista.

-¿Crees que puedas visitarnos mañana para tomar el té? La abuela y la señora Seri querrán que les cuentes como te fue.

-También Sakura –dijo sonriendo-. Pero no sé, no sé si mi mamá tenga algún plan, pero si no es así, mañana ahí estaré.

-Perfecto.

Volvió a encender el auto hasta detenerse frente a la entrada a la mansión. Tomoyo se quitó el cinturón y sin poder contenerse le dio un beso rápido en la mejilla.

-Gracias por todo Eriol, buenas noches –y bajó del auto y se alejó corriendo.

-De nada –susurró él tocándose la mejilla y en cuanto vio a Tomoyo dentro de su casa se alejó.

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El tiempo pasó, y a pesar de todo Tomoyo recordaría aquella noche como una de las más divertidas. Sonomi al final aceptó la versión que le diera su hija y se sintió muy ofendida por el comportamiento de Taikasame Norime, lo que sirvió para que durante algún tiempo no intentara arreglarle citas. Aunque las comidas y las cenas con nuevas amistades de la señora Daidouji continuaron y Tomoyo tuvo que soportar el nuevo estilo de vida que su madre trata de imponerle.

Afortunadamente para la chica los Kinomoto y ahora los Hiraguizawa seguían presentes en su vida y eso le daba ánimos y cada vez más confianza para enfrentarse a las diferentes situaciones que se le presentaban.

Sonomi también insistió en un nuevo guardarropa para su hija, todo con el fin de presentarla como una jovencita a sus amistades y para atraer más la atención sobre ella. Esta fue la única decisión que aplaudieron los amigos de Tomoyo pues la nueva ropa mejoraba por mucho su aspecto, atrás quedaron las ropas holgadas y los colores apagados.

Con tantos cambios, el único que Tomoyo realmente resintió fue el ver a Eriol cada vez menos. El domingo era el único día que con seguridad lo veía y a veces cuando tenía suerte uno o dos días entre semana.

Tomoyo comprendía lo importante que era para su amigo prepararse y lo difícil que era en la oficina con los constantes enfrentamientos con Hironobu. Una vez al mes se realizaban las juntas que cada vez estaban más cargadas de tensión y cada mes Eriol terminaba con un humor sombrío que solo era disipado con la presencia de su amiga.

Pero a pesar del poco tiempo que podían compartir la amistad entre ellos no decayó, incluso si es posible se hizo más fuerte, cosa que se probó una vez más cuando Sonomi volvió a arreglar una cita para su hija.

-Buenos días Tomoyo –saludó Anessa-sama con el entusiasmo de siempre al verla entrar al salón.

-Buenos días –dijo la joven abrazando a la abuela y se sentó junto a ella.

-¿Sakura no viene contigo? –preguntó al notar la ausencia de la otra chica.

-No, Anessa-sama, que este fin de semana salió con su papá y su hermano ¿recuerdas?

-Es cierto –recordó poniendo la palma de su mano sobre la frente-. Esta cabeza mía. Pero dime ¿cómo te fue ayer con tu cita? Eriol llegó más temprano de lo que esperábamos y según el señor Tarisume no se veía de buen humor.

-Si, me imagino –suspiró con pesar-. No fue una noche muy agradable.

La señora Seri apareció en ese momento con una bandeja de limonada y bocadillos.

-Seri, llegas en el momento justo –dijo la anciana-. Siéntate para que Tomoyo nos cuente lo que paso en su cita.

Las dos mujeres frente a ella la miraban expectantes, era obvio que sentían mucha curiosidad respecto a la cita. Tomoyo pensó que esas eran justo las caras que pondrían Michiru, Naoko o Rika si estuvieran en su lugar. Una sonrisa afloró en sus labios al notar el gran cariño que sentía por estas personas.

-Cuenta niña, cuanta –pidió Seri.

-Pues Eriol tenía razón respecto a la reputación de ese tipo –dijo Tomoyo y suspiró.

-Dijo que Shigeki Hosokawa era un libertino –apuntó la señora Seri frunciendo el ceño.

-Si, y un… pervertido -añadió Anessa-sama mirando fijamente a Tomoyo.

-Si, sobre todo eso –dijo Tomoyo con una mueca de desagrado-. No me llevó a cenar como había dicho.

-¿Y a donde te llevó? –preguntó Seri preocupada.

-Al cine, a ver una película horrible y de mal gusto –recordó Tomoyo incómoda. Cuando se dio cuenta que la clasificación era solo para adultos se lo dijo a Shigeki él se encogió de hombros y sobornó al chico que cuidaba la entrada para que permitiera el paso a Tomoyo-. Es una suerte que después de lo sucedido con Norime mi madre me diera un móvil, así que aproveché el momento en que Shigeki estaba comprando los boletos para llamar a Eriol y que nos alcanzará en el cine.

-Que tipo tan odioso –murmuró Seri molesta y escandalizada.

Shigeki Hosokawa era el hijo de un empresario de buena reputación en el país. Con quien Sonomi tenía algunos negocios. A sus 20 años el joven estudiaba en la universidad y de vez en cuando acompañaba a su padre en sus viajes de negocios. Sonomi trató de informarse más a fondo esta vez sobre el joven, pero siempre existen cosas ocultas que solo Eriol con sus distintos contactos y con la ayuda de Shaoran pudo descubrir.

Shaoran incluso había recomendado a Eriol que no dejara a Tomoyo a solas con Shigeki Hosokawa pues dudaba que la chica pudiera manejar a alguien como él.

-Traté de evitar que entráramos a la sala pero él insistió tanto que no supe como negarme –confesó Tomoyo apenada.

- Flash Back -

Y fue algo que Tomoyo lamentó más tarde. Apenas se apagaron las luces Shigeki Hosokawa le pasó el brazo por los hombros y la atrajo hacia él. Ella pensó que tal vez era una actitud inofensiva pero de inmediato descubrió lo contrario cuando a los pocos minutos de iniciada la desagradable película, Shigeki puso la otra mano en su cintura y la acercó más para tratar de besarla.

Tomoyo de inmediato se negó y apartó la cara al tiempo que lo empujaba con todas su fuerzas pero eso no lo detuvo. Estaba a punto de gritar pidiendo ayuda cuando sintió que otras manos la agarraban de la cintura y la jalaban hacia atrás con tal fuerza que casi sintió que volaba. Apenas puso los pies en el suelo cuando escuchó una voz familiar.

-La señorita ha dicho que no –dijo Eriol con tanta energía en su voz que se elevó por encima de los diálogos en la pantalla.

-Tú no te metas en lo que no…

Shigeki no pudo terminar de hablar pues sin aviso sintió un fuerte golpe en la mejilla que lo arrojó de nuevo contra su asiento.

El alboroto fue tal que la proyección se detuvo, pero antes de que las luces se encendieran Eriol ya había sacado del lugar a Tomoyo y Tarisume les seguía dejando a Shigeki que ahora estaba solo en la butaca con un ojo morado y un labio roto.

Eriol caminaba furioso hacia la salida del cine con Tomoyo de su mano haciendo grandes esfuerzos por mantener el paso de él tratando de no tropezar, sobre todo ahora que se había animado a usar sandalias de tacón alto.

-Ahora tendré que enseñarte a tratar con tipos como esos –gruñó Eriol mientras caminaban entre los autos del estacionamiento.

-Lo siento mucho Eriol –dijo Tomoyo sin aliento.

Eriol se detuvo de golpe volviéndose a Tomoyo justo en el momento en que chocaba contra él y la abrazó impidiendo que perdiera el equilibrio.

-No princesa, el que lo siento soy yo –su voz ahora suave la tranquilizó, recargó una mejilla contra su pecho y lo abrazó con la misma fuerza con la que él lo hacía-. ¿Te asustaste mucho?

-Solo un poco.

-No debí permitir que salieras con él.

-No había mucho que pudieras hacer para impedirlo –dijo ella levantando la vista para mirarlo.

-En momentos como estos es cuando más deseo que le digas a tu madre que somos amigos.

-Lo sé Eriol pero es muy difícil hablar con ella al respecto. Apenas ayer mi madre canceló nuestra asistencia a una cena cuando supo que Hironobu también estaba invitado. Y también ha llegado a sus oídos que estás trabajando en la empresa con él.

-Contra él querrás decir.

-Eso lo sabemos nosotros, pero no ella.

-Es algo que saben muy pocos. No podemos permitir que se sepa que hay un conflicto en la empresa.

-Ya sé, tu me lo explicaste, ¿recuerdas?

-Tomoyo, como quisiera que las cosas fueran diferentes.

-Yo también.

Pasaron un rato más abrazados, confortándose el uno al otro, hasta que Eriol se separó de ella.

-Vamos, te llevaré a casa.

- Fin Flash Back -

-Mi niña, pero que situación tan desagradable –murmuró Anessa-sama abrazando a Tomoyo.

La señora Seri mientras tanto caminaba de un lado al otro murmurando lo que ella haría con ese tal Shigeki si lo tuviera enfrente y feliz de que Eriol le diera su merecido.

-Pero ¿Qué explicación le diste a tu madre?

-Que me forzaba a entrar con él a la sala y unos amigos de la preparatoria que iban a otra sala lo vieron. Decidieron entrar y cuando el sujeto se pasó de listo conmigo ellos le dieron su merecido.

-¡Que rápido actuaste!

-En momentos difíciles, medidas desesperadas. Odio mentirle -admitió Tomoyo.

-Eso es normal cariño –le consoló Anessa-Sama.

-Al menos creo que mi madre tardará para volver a concertarme una cita.

-Eso esperamos todos –dijo Seri tomando de nuevo su sitio-. Disculpa que lo diga pero la señora Daidouji no tiene muy buen gusto a la hora de elegir pretendientes.

-Eso está claro –dijo Anessa-sama de acuerdo-. Creo que se deja influenciar por la posición y reputación de los padres. Pero no quiere decir en todos los casos, que los hijos salen iguales. Y eso está claro -Seri asentía estando de acuerdo con la anciana-. ¿Qué les parece si mejor vamos al jardín?, creo que ahí nos sentiremos más cómodas.

Todas asintieron y se dirigieron al jardín que ya presentaba los colores típicos del otoño. Canela echaba una siesta, pero al escuchar que alguien se acercaba ladró con alegría y se apresuró al encuentro con Tomoyo.

Canela se había convertido en una fiel compañera de Anessa-sama pero no olvidaba que su lealtad también estaba con Tomoyo. Ya era un animalito más grande, su cabello había cambiado a un tono más claro con un brillo dorado y seguía tan juguetona como siempre pero sabía ser muy obediente demostrando así su inteligencia.

-Hola Canela, me da tanto gusto verte –saludó Tomoyo inclinada hacia el animalito para recibir sus besos de bienvenida.

Las tres mujeres se sentaron a platicar animadamente de temas más agradables.

-Ya pronto será tu cumpleaños Anessa-sama.

-Si, ya lo sé, me emocionada pensar en todo el movimiento que habrá en esta casa con gente disfrazada danzando de un lado al otro.

-A mi también, nunca he estado en un fiesta de disfraces.

-¿Y ya tienes tu disfraz? –preguntó Seri misteriosa.

-En realidad no, Sakura tampoco y se me hace un poco complicado pues no se como se lo explicaré a mi madre y menos ahora que el rumor de la fiesta empieza a extenderse.

-Algún día tendría que saberlo Tomoyo –dijo la anciana colocando una mano sobre la de la chica.

-Lo sé, Anessa-sama lo sé –dijo angustiada-. Temo el día en que eso suceda, porque no va a ser fácil.

-Bueno, bueno no pensemos ahora en eso –palmeó su mano con cariño-. Seri y yo les tenemos una sorpresa a Sakura y a ti.

-¿En serio?

-Si –palmeó Seri entusiasmada.

-Solo dile a Sakura que no se preocupe por su disfraz y lo mismo para ti.

-Pero Anessa-sama…

-Nada de peros, simplemente ese día tendrán que llegar un poco más temprano ¿de acuerdo?

-De acuerdo –dijo Tomoyo emocionada-. ¿No podrían darme una pista?

-Nada, es una sorpresa –aseguró la anciana con un brillo en los ojos.

Tomoyo ya no pudo insistir pues en ese momento apareció Yurime en la puerta.

-Señora, la señorita Li desea verla.

-Hazla pasar por favor –ordenó Anessa-sama-. Ah y trae un refresco para la señorita.

-Si, señora –dijo la joven y desapareció.

Casi de inmediato se escuchó el taconeo apresurado que caracterizaba el caminar de Fuutie y entro como un relámpago en la habitación.

-Señora Hiragizawa que alegría encontrarla en casa –exclamó casi sin aliento y se dejó caer en una de las sillas-. Hola Tomoyo, señora Seri. Disculpen mi descortesía pero estoy muerta.

-Lamento que mi fiesta de cumpleaños te este causando tantos problemas –se disculpó Anessa-sama divertida.

-Oh, no su fiesta de cumpleaños es mi primer evento y es muy divertido planearlo. Lo que no soporto es a toda la gente a mi alrededor poniéndome obstáculos.

-¿Y cuál es el problema ahora?

-El fotógrafo –explicó con desaliento-. El hombre ha decidido casarse y se irá de luna de miel justo en el momento de la fiesta. Eriol me explicó que quería muchas fotografías y al parecer es muy importante para él. Ya tengo a alguien que se encargara de tomar las fotos de los invitados en sus distintos disfraces conforme vayan llegando pero este hombre era quien iba a andar por toda la fiesta tomando diferentes momentos y también el momento del pastel…

-Comprendo

-Eriol ha sido también muy especifico en cuanto al horario en que puedo localizarlo pero necesito de su consejo para saber que podemos hacer. No he querido recurrir a mi hermano pues ya me tiene hasta la coronilla con sus sugerencias y regaños y que decir de mi socio invisible que no hace más que intervenir en la más mínima decisión… -y aspiró con fuerza pues hablo tan rápido que ni tiempo le dio de tomar aire.

-Creo que tengo una idea –dijo Anessa-sama mirando a Tomoyo-. Se quien puede tomar esas fotos.

-¿Quién? –preguntó Fuutie alerta y esperanzada.

-Tomoyo.

-¡Que! –exclamó Tomoyo-. No puedes estar hablando enserio.

-¡Claro que si, Tomoyo será magnifica! –exclamó Seri secundando la idea.

-No, no lo creo –negó la chica.

-¿Sabes algo de fotografía? –preguntó Fuutie.

-Bueno, si, pero soy una aficionada.

-Nada de eso, Tomoyo tiene buen ojo para captar los mejores momentos –dijo Seri.

-¿Eriol estará de acuerdo? –preguntó Fuutie y las dos señoras asintieron-. Entonces no hay nada más que decir. ¿Tienes cámara fotográfica?

-Si, pero no es una cámara profesional

-No importa, te conseguiré una, de todos modos pensaba comprarla en caso de que tuviera que hacer el trabajo yo misma –y anotó algo en su agenda mientras murmuraba-. Un gasto más del que informar al señor Tsukishiro –de nuevo dirigió su atención a Tomoyo-. De casualidad sabrás de un sitio donde pueda conseguir una buena cámara.

-Si, hay un lugar buenísimo –Tomoyo le dio la dirección-. Ahí voy a veces a mirar las cámaras.

-Bueno supongo que ahí mismo me recomendaran la mejor. Confió en que sabrás manejarla.

-Si, yo creo que si, solo quisiera unos días para familiarizarme con su funcionamiento.

Yurime apareció con el refresco para Fuutie quien sin preguntar imagino que era para ella y lo tomó, dando un gran sorbo.

-Perfecto –dijo antes de tomar otro sorbo-. Debo irme, señora Hiragizawa es usted un ángel, le prometo que no habrá más problemas.

-Siempre es un placer ayudarte Fuutie –aseguró la anciana.

Fuutie se despidió de todas y desapareció del lugar con la misma velocidad con la que había aparecido.

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Mientras tanto en un lugar al otro lado de la ciudad, Sonomi Daidouji salía de una junta de negocios en una empresa con la que llevaba tiempo trabajando.

Esperaba el elevador y justo al abrirse la puerta apareció ante ella la persona que más le desagradaba.

-Vaya, vaya. Sonomi Daidouji –dijo Hironobu sin ocultar su sorpresa y salió del elevador para cederle el paso a la mujer-. Que agradable sorpresa.

-No puedo decir lo mismo –replicó Sonomi tratando de no dejar ver su malestar y entró en el elevador, Hironobu detuvo la puerta.

-Pero, yo pensé que los malentendidos habían quedado atrás.

-Nunca ha habido malentendidos, yo creo que nuestros problemas han sido bastante claros. Ahora si me permites, debo irme.

-Claro no quiero quitarte tu precioso tiempo –y sin aviso se metió dentro del elevador antes de que las puertas se cerraran.

-¿Qué es lo que quieres Hironobu? –preguntó Sonomi a la defensiva, odiando el minúsculo espacio que compartían.

-Solo quiero que me aclares porque mi sobrino es digno de tu confianza y yo no.

-¿Tu sobrino? –preguntó confundida-. ¿Qué tiene que ver tu sobrino en esto?

-No te hagas la que no entiende, Sonomi…

-Daidouji para ti, señora Daidouji.

-Esta bien “Señora Daidouji”, se que mi sobrino y tu hija se frecuentan, y no vayas a negármelo porque lo he visto con mis propios ojos.

Sonomi estaba perpleja y no supo de que manera contestar a eso.

-Si piensas hacer negocios con mi sobrino puedes irte olvidando de eso, a menos claro que quieras hacer los negocios conmigo pues a pesar de todo sigo al frente de Industrias Hiragizawa.

-Sigo sin comprender una palabra –respondió Sonomi aliviada de que la puerta se abriera y se dispuso a salir, pero Hironobu la retuvo del brazo.

-Piensa en lo que te he dicho Daidouji –y la soltó al ver la mirada despectiva de ella en la mano que la sujetaba.

-No hay nada que pensar, nunca haré negocios contigo –y salió del elevador.

Sonomi espero hasta que escuchó que el elevador había cerrado sus puestas antes de volverse a mirar, con el pulso acelerado.

-¿Qué demonios había sido todo eso? –se preguntó confundida.

Continuará…

Nota de autora: Hola, hola. La cosa se esta poniendo interesante ¿no? ¿Qué les pareció? Como les advertí el romance va poco a poco, ya se están vislumbrando algunos destellos de el, ¡y ni se imaginan lo que tengo preparado para el futuro! Solo recuerden que todo tiene una razón de ser. Como en este momento me siento contenta les diré que esta semana fue mi cumpleaños, me hice un cambio de look y me he divertido con amigos y familiares. Por otro lado debo decirles que de alguna manera mi muso inspirador se ha puesto en huelga y no quiere trabajar, no se que le pasa, no he podido terminar de escribir el capítulo 10, que dicho sea de paso es en el que por fin se conocerán Sakura y Shaoran, tal vez por eso me esta dando tantos problemas, quiero escribir algo muy especial. Bueno el caso es que el muso no quiere trabajar y yo necesito escribir mucho, mucho; así que les pido paciencia si en tres semanas no actualizo espero poder hacerlo en 4 y para entonces ya tener al menos dos capítulos escritos por que si no los nervios se apoderaran de mi, aunque quien sabe tal vez bajo presión trabaje mejor, bueno el caso es que solo les aviso por si acaso no me ven en el tiempo acostumbrado. Como sea le prometo que no dejare de escribir y me forzaré a escribir, lo haré no lo duden. Besos a todos. ¡Dejen review! ¡Ah! Casi lo olvido, por favor si alguien se agrega a mi msn avísenme con un correo, uno no puede andar admitiendo extraños en sus contactos, y aunque a todos ustedes los tengo como amigos muy entrañables, no siempre tengo cabeza para recordar sus correos electrónicos, por favor, solo avísenme y con gusto los añado a mis contactos. Hasta pronto