Digimon Fan Fiction ❯ My Date With Renamon ❯ Mr. Brightside ( Chapter 1 )

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CAPITULO 1
 
 
La luna iluminaba las mágicas aguas de un río en una ciudad mágica llena de leyendas y amor, y entre estas historias se encuentra una la cual fue inspirada por los dioses y llegó a ser la historia de amor más dulce jamás contada.
 
 
Cuenta la leyenda que la diosa Hathor, del amor y la pasión, había decidido entregarle el don del amor verdadero a dos personas que serían completamente opuestas. Muchos dioses se le opusieron ya que pensaban que el amor entre dos seres opuestos era completamente imposible, pero la diosa llena de sabiduría quería probar el corazón infinito de los hombres y se les era posible amar de esa manera.
 
Esa misma noche dos pequeños niños acababan de nacer en la mística tierra de Egipto. El pequeño era el heredero al trono imperial y la segunda era una pequeña campesina. Pero quien diría que desde ese entonces sus pequeñas vidas estarían unidas por un solo destino gigantescos señalado por los mismo dioses.
 
Aún desconociendo de su futuro los pequeños niños crecieron cada uno en su propio mundo. El niño se llamaba Seto, era un niñito muy travieso, demasiado de acuerdo a los deseos de su padre Akhenaden, el cual era muy extricto, además de ser el hermano del mismísimo faraón. Este siempre se había sentido en segundo plano a causa de su hermano y por eso trataba de sobrepasarlo en todo, así que decidió educar a su hijo desde muy corta edad en todo aquello conocido, desde política a magia oculta, ciencias y batalla, su padre deseaba con ansias que este se convirtiera en sucesor del faraón y así poder recuperar el honor que había perdido al no ser él el faraón. Seto trataba de complacer en todo a su padre, pero como cualquier niño, se equivocaba a menudo a lo cual su padre respondía con fuertes golpes. El pequeño Seto se sentía atrapado en ese mundo lleno lujos y honores, el cual el reconocía como un mundo vacio. Por las noches el pequeño Seto solía escabullirse de los guardias del palacio, subía a su corcel y cabalgaba hacia el horizonte como queriendo escapar de todo y convertirse en uno con las estrellas, pero cada vez que lo intentaba había un pequeño detalle que le impedía seguir, el amor de su madre. Así el pequeño regresaba a su hogar a la madrugada, esperando de nuevo la noche para huir en su encuentro con las estrellas.
 
La pequeña niña se llamaba Kisara, su madre había muerto cuando era muy pequeña y se había quedado al cargo de su padre el cual era un trabajador y humilde campesino de las afueras de la ciudad. Su vida transcurría entre trabajo y juegos en el río. Aunque su vida era simple, esta no podía ser más feliz. Ella aunque no tenía nada, lo tenía todo. Su padre siempre le había otorgado un amor incondicional que llenaba de alegría su corazón. La comida nunca le faltó, aunque la mayor parte del tiempo era porque su padre robaba la comida.
 
Una tarde mientras trabajaban el campo dos hombres de aspecto amenazador llegaron a la casa de Kisara. Su padre le ordenó que entrara a la casa, pero la pequeña no le hizo caso y se quedó con él. Los dos hombre sacaron dagas de sus túnicas y lo atacarón, y aunque su padre trataba de defenderse, este termino siendo víctima de la crueldad humana y perdió su vida. Los hombre tomaron a la pequeña como parte de un pago y se la llevaron de esclava a Egipto. La pequeña no tenía consuelo alguno, solamente en las noches la cuales trataba de contar las estrellas del cielo, sentía que había algo bueno de todo loo malo que llegó a sucederle.
 
Así para los pequeños pasaron cinco años, ambos tenían doce y estaban a punto de comenzar su juventud.
 
 
Seto, mantén tu defensa, no seas un débil
 
Tu eres muy fuerte Padre
 
Nada que ver, solo los cobardes dicen esas cosas, ahoran levanta tu defensa, ¡Hazlo!, decía Akhenaden mientras entrenaba a su hijo en el las batallas.
 
Si Padre, respondía el joven Seto mientras levantaba sus puños para protegerse de los ataques de su padre.
 
Ha sido mucho entrenamiento por hoy, es hora de un descanso
 
¡haz silencio mujer, estamos entrenando!
 
No creen que han entrenado mucho, Seto ya está bastante malherido y quisiera que comiera algo
 
¡No discutas, y vete de aquí!, ¡no dejaré que críes a un cobarde!
 
No es cobardía darse un pequeño descanso
 
¡Dije que basta!, ¡descansaremos cuando yo diga!, Seto prepárate para pelear.
 
¡Si!
 
Al pasar la noche el pequeño Seto se preparaba para partir en su caballo como normalmente lo hacia después de un mal día. Llegó a los establos para coger su caballo preferido, cuando de repente escuchó un grito desgarrador dentro del palacio. Seto bajó del caballo y corrió por los pasillos deseando que aquel grito no fuera el de ella. Los guardias habían entrado igualmente, pero Seto corría a toda prisa. Al llegar a la habitación de su madre, encontró el suelo lleno de sangre y a su madre con una daga en su mano, se había quitado la vida. Su padre aparecía deprisa en la puerta para observar lo sucedido a lo cual respondió: “llevencela de aquí es mejor que nadie más sepa como murió”. Seto al ver que su padre ni siquiera se inmutaba ante esa escena, salió corriendo hacia el establo para coger su caballo y huir de todo lo más rápido posible.
 
 
Cabalgaba a toda prisa como si estuviera huyendo de la muerte. Lloraba mientras cabalgaba, no solo por su madre si no por el mismo el cual ya no tenía una razón para seguir viviendo. Al llegar al desierto comenzó a cabalagar aún más rápido y así estuvo durante tres días de sed y hambre, muerto del cansancio se lanzó sobre la arena y empezó a mirar las estrelals que lo miraban como si estuvieran fuera de su alcance, como si el jamás pudiera ser libre. De repente escuchó el murmullo de personas detrás de la peña. Se escabulló entré las rocas y empezó a observar lo que sucedía, al parecer eran vendedores de esclavos. A Seto siempre le había disgustado esa clase de personas y que mejor victima que ellos que al parecer tenían mucha comida. Empezó a buscar la forma de atacar cuando en eso se percató de que una joven muchacha se encontraba en una jaula, era lo más hermoso que había visto en su vida, su cabello blanco y largo caía sobre sus hombros, y aunque su mirada era triste sus ojos eran los más hermosos que había visto.
 
Seto bajo por la ladera y se escabulló entre los camellos hacia donde estaban las jaulas de prisioneros, donde se encontraba la muchacha.
 
¿Quién eres tu?, dijo la joven muchacha la cual lucía extrañada a ver a ese apuesto joven
 
te sacaré de aquí no te preocupes, dijo el joven mientras ayudaba a la joven a salir de su jaula
 
¡hey tú!, ¡¿qué crees que haces?!, dijo uno de los guardias que al parecer se había despertado
 
me llevaré al chica quieras o no, dijo Setro mientras le propinaba un golpe.
 
Tomó a la muchacha de la mano y corrieron a su caballo el cual se encontraba no muy lejos de ahí, montó a la chica en el cabello y junto con ella escaparon lejos de ahí.
 
¿ya no nos siguen? dijo Seto
 
No, dijo la joven la cual se encontraba muy asustada
 
Te será más facil escapar si te vas sola, puedes tomar mi caballo y cabalgar hacia el oeste
 
¡pero te van a matar!
 
Jamás se atrevaran a hacer eso créeme, dijo el joven bajando del caballo. Seto golpeó al caballo y este empezó a correr
 
¡¿Cuál es tu nombre?!, dijo la pequeña mientras se alejaba rápidamente en el caballo
 
¡Seto!, ¡¿y tu?!
 
¡Kisara!. Espero volver a verte algún día, dijo la joven mientras se alejaba en el caballo. Seto la vio partir y decidió regresar a su casa para recoger algunas cosas y continuar con su partida, pero esta vez en ruta al oeste.
 
Cuando el joven Seto giró hacia la ciudad sagrada, se dio cuenta que la ciudad estaba en llamas. El joven corrió rápidamente al palacio el cual se encontraba casi destrozado
 
¡Padre!, gritó Seto al ver que unos hombre sacaban a un hombre muy malherido del edificio en llamas
¿qué sucedió?
Los dioses estan molestos por alguna razón, huye rápido Seto
No huiré, eso hacen los cobardes Padre
Creo que te eduqué bien hijo
Amo Akhenaden el dios de la tierra se acerca, planea destruir toda la ciudad
Moriremos en ese caso como heroes, no dejaremos de luchar. Seto que bueno que siempre estas a mi lado y que jamás te irás
No me iré padre
 
De repente el terrible monstruo de dos cabezas apareció frente a ellos. Era el más grande y poderoso que había asotado las tierras de Egipto en años. Ninguno de los sacerdotes podía detenerlo, parecía que la batalla estaba perdida, cuando de repente una criatura asombrosa apareció del cielo, era la criatura más maravillosa que habían visto y que Seto había visto. Esta de un solo ataque eliminó al dios de la tierra y entre el brillo dsu esplendor, se pudo observar que era un dragón, el legendario dragon blanco de ojos azules. Seto en ese instante sintió que conocía a aquella criatura pero no sabía porque. Simplemente no sabía porque.
 
 
Continuará….