Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ This dark And Twisty Road ❯ The prince´s pride ( Chapter 2 )
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THE PRINCE’S PRIDE
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HOLAAAAA!
jejejeje, los estoy malacostumbrando.. pero qué mas da. Aqui les traigo el segundo cap, disfrútenlo y hay me avisan si les gustó.
XD XD Por cierto, la ropa de Bulma que describo es como la que usa en el ED de Dragon ball, donde esta frente a una motocicleta y se ve asi bien ruda XD
Disclaimer: Todos los personajes de DBZ, las ideas Jedi y... ahh, ya lo saben.. bla bla... y asi... empecemos
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EL ORGULLO DEL PRÍNCIPE
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Bardock no lo podía creer. ¿Ese idiota realmente creía que él de buenas a primeras iba a aceptar cargar con él, la mocosa azulada y ENCIMA de todo sin chistar? Estaba idiota, de seguro algo le había golpeado la cabeza fuertemente como para creer que él aceptaría las cosas como si fuera lo más natural del mundo.EL ORGULLO DEL PRÍNCIPE
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-“¿Qué te crees que soy, maldito gusano, un idiota? Ahora mismo me vas a decir qué es lo que sabes o acabo con este maldito intento de planeta de una buena vez.” –Al hablar, el saiyajin mayor cerraba los puños… ¿cómo demonios ese estúpido Eldariano sabía sobre sus sueños? Según él, ningún Eldarin podía usar algún tipo de enlace mental, sólo los Saiyajin lo utilizaban, era algo natural en ellos… Hasta Kakarotto hubiera fallado en intentar leer su mente… ¿Acaso estaba tan confiado que hasta este gusano, basura insignificante, había podido penetrar en su mente sin dificultad? ¿Y qué era esa maldita cosa negra, ese animal, que le miraba como a una presa? Este planeta estaba jodidamente mal… ¡Se suponía que era un planeta de insignificancias, donde Kakarotto debería de ser el dueño, no un habitante más! Y ese estúpido de ojos violetas le miraba atentamente, como estudiándolo, meditando su próximo movimiento… -“¡Eres un maldito espía de Freezer, estoy seguro!” –Acto seguido, Bardock se lanzó por Ehlarion, asestándole un golpe que rápidamente fue esquivado por la velocidad del Eldariano, quien se preguntaba si era mejor sacar o no su sable láser, a lo que decidió tomar una espada terrestre (una katana) de las que decoraban el altar del anciano, así que gracias a un pequeño y rápido movimiento, corrió hacia el arma y la tomó en sus manos antes de que el Saiyajin pudiera hacer otra cosa.
-“No conozco a ese ser, pero si es tu enemigo, Bardock ¿no crees que sería estúpido que yo, siendo aliado de él, si ese fuera el caso, criara a tu hijo, sin saber ni siquiera quien es, y sin vender este planeta, que imagino está catalogado como uno tipo AAA?” –Bardock reanudó el ataque mientras el ojivioleta esquivaba sus atáques con el filo de la hoja invertido, tratando de no hacer ningún daño a su adversario, aunque este sí que quería dañar al Jedi.
-“¡Pelea adecuadamente, cobarde!” –Bardock asestaba golpe tras golpe, sin ser efectivo, pues el Eldariano era tan o más rápido que él, y se le escurría de entre las manos. Cuando al fín lo tuvo frente a frente, el Jedi desapareció y reapareció tras el saiyajin, dándole un certero golpe con la empuñadura de la katana en su nuca baja, dejando por breves instantes fuera de combate al saiyajin, que aún viendo partes oscuras, se repuso y reanudó el combate.
-“Escúchame, por favor…” – el saiyajin perdía la paciencia… ese gusano era escurridizo, y fuerte, a su modo. No tenía tiempo para estas niñerías, tenía que regresar a Vegetasei cuanto antes; creó una esfera de energía y, cuando al fin el jedi estaba cara a cara con él de nuevo, la lanzó. Con lo que no contaba era que Ehlarion partió la bola de energía con su espada en un rápido movimiento, haciendo que una de las dos partes de la misma fuera a parar contra un gran árbol, destruyéndolo en millones de pedazos, y el otro extinguido con un disparo de energía del propio Jedi.
-“Al parecer no eres tan inútilcomo pensé...”
Ante la pelea Bulma y Goku, alias Kakarotto, sólo se mantenían expectantes; ella no podía creer que tan poderoso era el padre de su amigo, realmente nunca se había puesto a pensar si él tenía alguna familia esperándole en algún lugar… Al menos el hombre no era tan malo, si se había tomado la molestia de regresar por él, era porque de alguna forma le importaba, además, el mismo Ehlarion les había comentado que, debido a un trabajo que él tenía antes de llegar a la tierra, se había enterado de la existencia de la raza de la que Goku provenía, así como de que ellos llevaban en guerra más de 30 años contra un imperio llamado Iceijin, y que justamente cerca de un año antes de que apareciera el niño, éstos habían fijado la batalla definitiva, donde si los guerreros eran vencidos, su planeta sería destruido… Y tomando en cuenta de que más o menos el tiempo de viaje entre ese planeta y la tierra en ese entonces era casi un año, la explicación del porque ese niño tan peculiar había aterrizado en la su planeta era fácil de adivinar... Aún así, Bulma no quería que la obligaran a separarse de su amigo.
-“¿Y tú qué piensas Goku? ¿No se te hacer raro que ese señor sea tu papá?”
-“¿Ese señor Barrock, Darock... como dijo que se llamaba... bueno, ese señor es mi papá?” -La cara del pequeño realmente mostraba una expresión de asombro, ante la mirada de Bulma que parecía decir: “Pero sí que eres idiota”
Goku entrecerró los ojos como concentrándose de una forma fuera de lo común en él… la peliazul no sabía si realmente su amigo era tan despistado, o sólo era una forma de confundirlos… porque nadie en este universo podía ser tan idiota, eso sería imposible... ¿o no?
-“Pues yo pienso que si es mi papá… ahora que lo dices se parece a mi… ¡Y vaya que es fuerte!” –A Bulma le costaba creer la facilidad que tenía Goku para asimilar las cosas más inverosímiles del mundo…
Ehlarion sonreía… al menos empezaba a abrirse un poco más ese guerrero. Quizá y hasta podría hacerlo escuchar su historia, para que pudiera comprenderlo todo; su inconveniente era que ya se estaba empezando a cansar luego de la lluvia de bolas de energía que le había mandado, y el lugar estaba empezando a destrozarse… Afortunadamente, el altar del señor Son estaba intacto… por ahora.
-“Hace cerca de 16 años terrestres que llegué a este planeta, no tenía intenciones hostiles ni las tengo… sólo quiero evitar la desgracia que se avecina, como tú.”
-“¿Cómo diablos saltaste mis barreras mentales? ¡Contesta, inútil!” –Mientras hablaban, la pelea continuaba, dándose y recibiendo golpes y patadas, esquivando bolas de energía, y sudando al extremo. Ehlarion se estaba cansando… No era extremadamente fuerte, y aunque era un Jedi poderoso, una batalla larga sin usar la Fuerza, sólo con su esfuerzo físico y sin su sable, le era cansada y hasta casi imposible de llevar. Rápidamente, luego de esquivar a Bardock, tocó su espina dorsal y con una descarga de energía en el punto exacto, paralizó a su oponente por lo que él consideró el tiempo necesario para que le escuchara. Esa técnica era su última carta, y aunque no era peligrosa para el adversario si se sabía usar adecuadamente, para el que la realizaba era toda una faena, ya que se llevaba grandes partes de su energía y concentración.
El General cayó de rodillas, exhausto y paralizado, sin saber que era lo que le ocurría. Ehlarion soltó la Katana y, tras dar un breve suspiro, se sentó en el suelo, jadeando. Los chicos decidieron dejarlos solos para que hablaran, así que se mantuvieron a distancia, como hasta ahora habían hecho.
-“Termina de una maldita vez, imbécil… Si me vas a matar, ¡hazlo ya como el cobarde que eres, mientras estoy inmóvil!”
-“Soy un Jedi, bueno, nunca pude ordenarme correctamente, pero lo soy… mi honor me impediría hacer tal cosa y mi respeto por tu ascendencia Guerrera. Hace años que me habían mandado a esta zona del universo para aprender de los guerreros que habitaban aquí, ya que nuestra orden es… era pacífica.”
-“¿De qué diablos estás hablando?”
-“Provengo de mas allá de la zona borde de este lado del universo… allí fue a donde llegó mi nave cuando era apenas un bebé, luego de que mi planeta se destruyera. Me convertí en un guerrero, no tan malo por lo visto, ya que pude hacerle frente a un ser como tú.”
Una risa seca salió de la garganta de Bardock… quizá, tal vez… Un Eldariano cualquiera no era capaz ni de levantar una roca del suelo.
-“Y dime… ¿cómo diablos dijiste que llegaste aquí?”
-“Luego de terminar mi expedición por los planetas centrales de este lado del universo, pasando por Eon, Namek, Gordeon y muchos otros, me dispuse a regresar a mi lugar de origen, pero mi nave, al entrar a este sistema solar, tuvo dificultades, salió del hiperespacio y chocó contra la tierra, despedazándose, luego de recibir una transmisión sobre la situación de mi gente, que ahora, se encuentra si no extinta, casi anulada. Soy uno de los pocos sobrevivientes Eldarianos y Jedis…” –Bardock meditaba todo eso atentamente… Reconocía ese rostro, lo había visto muchas veces en sus sueños, peleando junto a Kakarotto contra un enemigo desconocido… Y esa jovencita, se parecía mucho a la mujer de cabello azul que lloraba ante el príncipe. –“Juntos podríamos evitar que pase…”
-“¿Y cómo diablos crees que voy a llevarlos a Vegetasei así como así? Ustedes ni siquiera son híbridos Saiyajines…”
-“Esclavos… podemos hacernos pasar como tus esclavos…”
-“Para eso tendrían que marcarlos… Y dudo mucho que esa mocosa quiera seguir órdenes de mi o de alguno de los míos.”
-“Comprenderá… esto es más importante que cualquier otra cosa. Tal vez no sólo el futuro de tu planeta este en juego… Debemos de restaurar el equilibrio del poder en el universo… Algo me dice que si todo ocurre de la forma no deseada, sería el fin de todo.”
-“Primero dime… ¿Qué carajos me hiciste?”
-“Sólo dormí tus signos por un breve tiempo, no te preocupes, en unos 20 minutos más pasará…”
El saiyajin se quedó mirando hacia el cielo… Ya tendrá tiempo para averiguar si era aliado y de confianza o no.
“Un príncipe siempre debe cumplir con lo que promete...”
La determinación en sus ojos se había esfumado… Ahora, eran un par de témpanos de hielo oscuros… una mascarada de frialdad, como la de su padre.
“El orgullo de un príncipe no depende de su poder de pelea, si no en la forma de llevar las cosas a su favor en la batalla y en todo momento…”
El reflejo de la ventana de la nave mostraba el paso del tiempo en su cuerpo… quizá nunca fue el más alto, pero sí el más poderoso… Él era el príncipe de todos los Saiyjajins, tenía que ser perfecto, como su madre lo deseaba. Tenía que ser el mejor.
“Un príncipe de nuestra raza debe de mantener la calma y compostura hasta en la propia muerte…”
El autocontrol ante todo…
“Príncipe Vegeta, si quieres ser un gran Rey, debes empezar por preocuparte no por el poder de pelea de tus súbditos, si no por conservarles, dando la vida en la batalla por ellos, porque un pueblo puede vivir sin un Rey, pero un Rey no puede vivir sin un pueblo.”
Era lo que menos le interesaba… pero ella tenía razón, si quería ser el mejor, como ella lo deseaba, tenía que continuar con su legado. Él debería de ser lo que se esperaba, ni más ni menos.
Un sonido irrumpió sus pensamientos… luego de un mes fuera, se acercaba a su reino, a su destino… No defraudaría a su madre, la llenaría de orgullo, porque él era el Príncipe de los saiyajins, el heredero, el fuerte, y sobre todo, el orgulloso porque, luego de su repentina despedida, era el único legado que ella le había dejado.
La nave aterrizó en el puerto perfectamente, ocupando su lugar en uno de los depósitos semi-circulares que estaban allí, en fila, puestos para el aterrizaje y mantenimiento automático. En los hangares de aquel puerto, un niño pequeño se hallaba esperando la llegada de su hermano junto a Nappa, que con sus ropas del uniforme imperial, parecía indicarle al pequeño Tarble algunas cosas de relevante importancia. El niño llevaba su armadura, idéntica a la de su hermano, con la excepción de que no llevaba capa ni algún símbolo de su status, al parecer era su armadura de entrenamiento.
Vegeta y Raditz salieron de sus respectivas naves, dirigiéndose hacia el castillo imperial, el cual era un gran complejo de una aleación de metal especial prácticamente irrompible (excepto para un súper saiyajin) de color blanco estéril, lleno de torretas delgadas y altas, igual que los salones. Sin algún ápice de decoración, sólo grandes puertas automáticas comulgando con un estilo arquitectónico parecido al gótico terrestre. A mitad del camino hacia el palacio, Vegeta y Raditz se encontraron con Nappa.
-“¡Hermano!” –la voz de Tarble no podía sonar más sincera y feliz… por fin algo de paz se adentraba al corazón de aquel niño. –“¡Qué bien que regresaste!”
-“Cállate Tarble, ¡ya te dije que debes comportarte como lo que eres! ¡Pero que me podía esperar de un soldado de clase baja como tú! ¡Eres una vergüenza!”
-“Si... hermano…” –La mirada del pequeño se dirigió al piso, Vegeta empezó a caminar hacia el Palacio, deteniéndose a pocos pasos.
-“¡Qué esperas maldito mocoso! ¡No tengo todo el día!” –El corazón de Tarble latió con fuerza… sonriendo, se digirió corriendo hacia su hermano mayor, dejando a Nappa y a Raditz solos a mitad del Hangar.
-“Dime… ¿Qué ha pasado allá?”
-“Soy cualquier cosa, menos un bocón, viejo… lo único que te puedo decir es que el príncipe no es el mismo.” –La mirada de Nappa, llena de clara preocupación, se dirigió al aludido, que caminaba marcialmente siendo seguido por el pequeño príncipe que le seguía con anhelo. –“¿Dónde está mi padre?”
-“Fue por tu hermano Kakarotto… pensó que ya era tiempo para saber si había logrado su objetivo y cerciorarse si era digno de regresar y recibir un entrenamiento como se debe o no”
-“Kakarotto… Espero por su bien que se haya vuelto fuerte, o yo mismo lo haré suplicar por haber entrenado más si no lo es” -Nappa rió brevemente tras esas palabras y le dio una palmadita al pelilargo.
-“Sólo no te emociones o tu padre será el que haga lo mismo contigo” –Una sonrisa se cruzó en el rostro del hermano mayor de Goku. Quien sabe… quizá y hasta le enseñe algunas cosas… al fin y al cabo, regresaría siendo ya un guerrero, como los rituales de iniciación lo pedían. Si hasta el príncipe Tarble había logrado pasar la prueba y regresado a los tres años, ¿por qué Kakarotto no?
-“Si… ¿por qué no?”
Capsule corp había sido encapsulada, la nave en la que ella y su hermano mayor terminada y las coordenadas ingresadas… Bardock, el padre de Goku, o Kakarotto o como sea que lo llamaran allá donde se dirigían, se había mostrado de alguna forma “amable” (a su manera, o sea no matando a los pobladores del lugar), además de que se empezaba a acercar a su hijo, cosa que a Bulma le quitó las pocas últimas dudas que le quedaban. Las cosas ya no iban a ser igual empezando este viaje… en primer lugar por que dejaría el planeta que había considerado como su hogar, pero vaya que luego de la explicación de su hermano se animó a ir… No podía dejar que algo le pasara a la tierra o al universo, y si ella podía ayudar, claro que iba. Tama por su parte, no parecía muy afectado, aunque cada vez que el saiyajin mayor se acercaba, no podía evitar transformarse en su alter ego guardián y hacerle frente con la mirada; era curioso cómo había encontrado a Tama, como si su padre lo hubiera dejado en el laboratorio de la casa con la intención de que ella, curiosamente, se interesara en el gran tanque que le contenía y lo liberara… si hasta parecía haber sido hecho para la protección de ella, aunque claro está, ella no necesitaba ninguna protección de nadie.
-“Ya está todo listo Bulma… es hora de partir.” –Los ojos de le adolescente no podían evitar cubrirse de una leve capa de lágrimas… era hora de decirle adiós a la tierra…
-“Ven Tama… es hora de decir adiós…” –el pequeño gato maulló en respuesta y se trepó al hombro de su dueña, la cual llevaba su típico atuendo de pantalones negros de piel con un par de cartucheras en la pierna izquierda, sus botas hasta las rodillas tipo militar, su cinturón donde colocaba una cartuchera de cápsulas, sus tres sable láser y otras cosas, su blusa de tirantes, una especie de corsé también negro y un bolero. Se dirigieron hacia la nave en silencio, cerrando la puerta principal. Dentro de ella, Bardock y Ehlarion habían tomado los puestos del mando principal mientras Goku se había sentado frente a los radares y escudos de la nave. Ella tomó su lugar en la artillería y se dispusieron a despegar hacia Vegetasei en lo que Ehlarion había nombrado una réplica exacta de un Halcón de ébano, con pequeñas modificaciones, claro.
Cuando la nave despegó, una lágrima corrió por la mejilla de Bulma… Algo le decía que no iba a ser la última vez que viera a la tierra, pero aún así temía por que estuviera equivocada en esa corazonada.
-“Nos vemos…”