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EL INSTINTO DEL HANYOU
 
Después de un tiempo de viajar sin descanso InuYasha y Kagome se habían quedado solos pues el grupo decidió separarse para terminar algunos asuntos pendientes. Sango se fue con Kirara a su aldea, y Shipo acompañó a Miroku a ver al monje Mushin.
 
- Hmm… hace tiempo que no tenemos un descanso así. - dijo Kagome saliendo de la cabaña en la que se encontraban para sentir el aire de la noche. - Iré a dar un paseo, InuYasha. La noche está muy bonita, no quiero estar encerrada. -
 
InuYasha se quedó en la cabaña pensativo, se había estado sintiendo extraño durante todo el día. Era como si su sangre de demonio estuviera despertando sin razón alguna, aunque normalmente esto sólo sucedía si se sentía amenazado en batalla y sin tener la tetsusaiga para defenderse. Pero esta vez no, no era un instinto de supervivencia el que lo despertaba, se sentía avergonzado pues se sentía así al ver a Kagome y pensamientos extraños venían a su mente, era un deseo incontrolable de hacer suyo aquel cuerpo tan frágil y delicado.
 
En ese momento se dio cuenta de algo, como había podido dejar que Kagome se fuera sola en medio de la noche??? Estaba tan distraído por esta nueva sensación que no se había dado cuenta de lo peligroso que podía ser dejarla salir así. En ese momento se escuchó un grito ahogado que venía del bosque.
-InuYasha!!! -
- Kagome! - El hanyou salió corriendo a su encuentro mientras rogaba que la chica se encontrara bien. Como había podido ser tan tonto?
 
Siguió su olor hasta una parte del bosque donde los árboles tapaban completamente el cielo y la oscuridad era total. La encontró en un pequeño claro, el único lugar donde llegaban los débiles rayos de la luna.
 
- Kagome! Estás bien? - Le preguntó InuYasha abrazándola.
- Si… lo siento. - Ella se acercó más a él abrazándolo también. - Perdón por preocuparte, es sólo que me perdí y todo estaba tan oscuro… -
 
Al tenerla en sus brazos InuYasha sintió su delicioso aroma y su instinto volvió a despertar, de inmediato la soltó y dio unos pasos hacia atrás tratando de alejarse de aquella tentación.
 
- InuYasha? Que pasa? - Kagome ignoró los intentos de InuYasha por distanciarse de ella y avanzó hacia él abrazándolo de nuevo. - Te sientes bien? -
 
Eso fue demasiado para InuYasha, tenerla tan cerca… sus sentidos se volvían locos. Kagome levantó la mirada y vio un extraño brillo en los ojos del Hanyou, quiso separarse asustada al ver que su apariencia cambiaba como las veces que perdía el control en batalla. Pero InuYasha no se lo permitió, la acercó más a él con una sonrisa de satisfacción.
- Kagome… -
- InuYasha que… - Pero no terminó la frase, InuYasha la besó apasionadamente explorando con su lengua la boca de la chica. Que delicia… era como se lo había imaginado, pero eso no era suficiente, necesitaba sentir aquel cuerpo con el que tantas veces había soñado.
InuYasha apoyó a Kagome contra un árbol cercano y sin dejar de besarla salvajemente le desgarró la blusa con sus garras. Kagome no sabía que hacer, dejó escapar un grito que fue ahogado por los furiosos besos de su amado Hanyou. Muchas veces había querido que InuYasha le demostrara su amor por ella, pero no lo esperaba de esta forma.
 
Cuando InuYasha rompió el sostén que cubría los pechos de la chica, Kagome intentó soltarse pero él le tomo de las manos, la sujetó contra el árbol detrás de ella y comenzó a recorrer con su boca aquellos pechos que se agitaban con la respiración entrecortada de Kagome.
 
Luego, la aprisionó contra el árbol utilizando su cuerpo y comenzó a sentir con su mano las suaves piernas de Kagome. La pasó por debajo de la pequeña falda y le arrancó la ropa interior. Ella se estremeció y gimió al sentir los dedos de InuYasha penetrar en su interior.
 
- InuYasha! No! Por favor... - Suplicaba la chica mientras forcejeaba desesperadamente para soltarse de los salvajes arrebatos del Hanyou.
- No te resistas pequeña… sabes que te gusta… - Le susurraba InuYasha al oído mientras introducía una y otra vez sus dedos en el interior de Kagome, deleitándose con sus excitantes gemidos.
 
InuYasha comenzó a quitarse la ropa con la mano que le quedaba libre y Kagome le veía sonrojada mientras trataba de liberarse. No pudo resistir a la fuerza de InuYasha cuando este le obligó a arrodillarse frente a él y le acercó su miembro a la boca.
- Por qué no me devuelves tú el favor pequeña?- Dijo mientras tomaba la cabeza de la chica entre sus manos y le introducía su excitado miembro en la boca una y otra vez sin que ella pudiera evitarlo. Ahora ni siquiera podía gritar. Sentía cómo su lengua tocaba el miembro de InuYasha tan grande que difícilmente entraba en su pequeña boca.
 
- Eso es, Kagome… - InuYasha cerró los ojos complacido y derramó su esencia dentro de la boca de ella. Kagome dio un pequeño quejido al sentir el líquido en su boca y se vio obligada a tragarlo. Esperaba que con eso InuYasha estuviera satisfecho, pero no fue así, de repente la arrojó al suelo y se colocó sobre ella completamente desnudo sin dejarla ir, Kagome ya sólo llevaba lo que quedaba de su falda desgarrada y nada más.
 
- Kagome… - Comenzó a besarle el cuello mientras le acariciaba el cuerpo con sus garras. - Mi Kagome… - No se pudo resistir y dio una pequeña mordida a su delicado cuello.
- Ay!!! - Kagome gritó al sentir que la sangre brotaba e InuYasha la probaba con placer. - No! Suéltame ya! - Comenzó a golpearle en la espalda desesperadamente cuando vio que InuYasha acercaba a ella su miembro grande y erecto al tiempo que le obligaba a abrir sus piernas para él.
- Sigue así… eso sólo me excita más! - Gritó InuYasha al tiempo que le penetraba en su intimidad. Los gritos y gemidos de la chica se oían en todo el bosque en una mezcla de placer y miedo con cada embestida del Hanyou.
 
- Inu… Yasha…- Después de unos momentos Kagome dejó de resistirse y se aferró al cuerpo de InuYasha, gimiendo suavemente con cada penetración. Después de todo, aquella sensación no estaba tan mal, nada mal de hecho. Aunque ella nunca antes había estado con un hombre de esa manera Kagome se dio cuenta que InuYasha era muy bueno en lo que hacía, nunca había sentido algo igual, incluso comenzaba a excitarle la manera tan salvaje con que él la poseía. Pero luego de un momento InuYasha se detuvo y se incorporó un poco sin dejar de acariciar el cuerpo de Kagome.
- Ya estás más dispuesta no? Qué te parece si lo aprovechamos? - InuYasha sonrió con malicia, se veía irreconocible dominado por su sangre de demonio. Tomó a Kagome con fuerza y la obligó a voltearse haciendo que quedara de cara al suelo. - No te atrevas a resistir esta vez, no quiero que intentes huir… has entendido? - susurró a su oído.
 
- Qu-qué harás? - Kagome ni siquiera se podía mover por el miedo a lo que pudiera hacerle el Hanyou si lo intentaba.
InuYasha se colocó detrás de ella sonriendo ante lo indefensa que estaba, una humana no podría defenderse contra su fuerza aunque lo intentara.
Ella se dio cuenta que las manos del Hanyou apartaban lo que quedaba de la falda dejando al descubierto su trasero, luego sintió como apoyaba su miembro en él.
- No! En que demonios estás pensando??? No lo hagas! - Kagome intentó alejarse asustada pero InuYasha le tomó a tiempo de las caderas atrayéndola hacia él y penetró con fuerza en su ano provocando que la chica sangrara.
- INUYASHA!!!!!!! - Kagome gritó adolorida sintiendo como el Hanyou sacaba lentamente su miembro de su estrecho pasaje para volver a introducirlo de golpe cada vez más profundo. La cara de la chica se llenó de lágrimas, sentía como si estuviera desgarrándole por dentro.
 
InuYasha estaba fuera de sí, penetrándole salvajemente mientras la sujetaba firme para que no pudiera escapar, no quería que terminara aquel placer que le provocaba la presión del cuerpo de Kagome alrededor de su miembro. Sentía que era su dueño, que podía hacer con ella lo que quisiera. Que importaba si ella sufría? Era una simple humana que debía satisfacerle.
 
A los gemidos de Kagome se unieron los de InuYasha, sentía que no podía más pero al mismo tiempo no quería detenerse, su excitación llegó al máximo, de nuevo derramó su esencia dentro de Kagome y esta vez quedando satisfecho se dejó caer pesadamente al lado de ella.
 
Kagome se incorporó aun respirando agitadamente y observó a InuYasha a su lado, parecía estar inconciente y su apariencia volvía a la normalidad.
- Inu… Yasha? - Kagome se acercó a él casi sin habla. InuYasha abrió los ojos y la vio fijamente.
- Kagome? - Se veía confundido, bajó la vista y se fijó en el cuerpo desnudo de la chica, se sonrojó al darse cuenta que él también lo estaba. - Que haces?! -
- Yo? Pero InuYasha… no recuerdas nada? - Kagome estaba sorprendida, después de algo como eso InuYasha ni siquiera sabía lo que había hecho, seguramente había sido porque le dominaba su sangre de demonio, no estaba conciente de si mismo.
- Q-Que pasó? - InuYasha trató de levantarse pero Kagome se lo impidió y se colocó sobre él con una sonrisa.
- Que te parece si te lo recuerdo? - Kagome besó al sorprendido InuYasha y de nuevo se oyeron en el bosque sus apasionados gemidos durante toda la noche….