Original Stories Fan Fiction ❯ Slave ❯ La joven sin nombre ( Chapter 1 )
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Universitarios. Chicos y chicas mayores de edad, atractivos, maduros y geniales. Al menos eso le parece a Tokiko, que es menor de edad, no es madura y tiene muchas ganas de ser genial. ¿Atractiva? Bonita en mí estilo, joder.No debería estar en esa fiesta, no debería estar bebiendo y no debería reír tan fuerte por un mal chiste. Los grupos están desperdigados por toda la casa de alguien a quien ni conoce, la música esta a todo volumen, en un caos en el que parecía que todos son un todo y en ocasiones, tres platican en un rincón. En ese momento, son cuatro los que están en un rincón, y es Tokiko quien ha reído exageradamente.Mierda.El chico-malos-chistes no le quita los ojos de encima a rubia-de-bote. No puede evitar mirar alrededor, decepcionada. A Tokiko le gustaba chico-malos-chistes. -Voy por otra cerveza, ¿quieres una?Chica-cabello-corto es atractiva. Tokiko asiente con complicidad, se despide de chico-malos-chistes y zorra-rubia-de-bote. Tres chicas y chico-malos-chistes tenía que escoger al jodido intento de rubia. Prácticamente tienen que empujar para abrirse paso. Cabello-corto la toma del brazo ligeramente, y consiguen llegar a la nevera y conseguir dos cervezas. -¡Salgamos un momento! –grita cabello-corto. En realidad quisiera quedarse dentro, intentar que al menos un chico se fije en ella. Pero cabello-corto fue amable. Cabello-corto prestaba atención a lo que decía Tokiko, y no la hacia sentir ignorada cuando zorra-del-bote acaparaba la atención de chico-malos-chistes. -¿Cómo te llamas? –sentadas en el suelo, rodeadas de los automóviles estacionados. La finca se extiende ante ellas, pero cuando Tokiko cae al suelo deciden quedarse ahí.-¿Cuál crees que sea mi nombre?Carcajadas. Cabello-corto solo mira, con una sonrisa. No, no, no. No esta ebria. Solo mareada, y quizás tropezó cuando caminaban en el patio, pero no esta ebria.-No se… debe ser un nombre hermoso. –arrastra demasiado las “s”. –Yo soy Tokiko.-Me gusta tu nombre. –da un trago largo a su cerveza. Tokiko intenta adivinar su nombre. Hotaru, Natsuko, Ayumi. Es mala adivinando y cabello-corto ya se ha terminado su cerveza. Solo por no quedarse atrás, ella también se apura para terminar. Hablan. No recuerda la última ocasión en que hablo tanto. Incluso, le revela que solo tiene 16, que se coló en la fiesta por un amigo que no ha vuelto a ver en toda la noche. Cabello-corto le hace trencitas mientras escucha cada tontería, y la deja recargarse cuando siente sueño, y accidentalmente patea una de las botellas olvidadas.-Juguemos. –dice Tokiko entre risitas. Toma una de las botellas vacías y la hace girar. -¿Verdad o castigo? –pregunta cabello-corto, mirándola fijamente. -Verdad… -¿Te gusto mi primo?-¿Era tu primo? –Tokiko no evita la risa. Cabello-corto se une. –¡Yo pensaba que te gustaba!-¿Te gusto?-Pues ya no importa, porque se quedo con la rubia… -cabello-corto ríe. Se acerca a Tokiko, le acaricia la mejilla.-Pero… -inhala aire, y Tokiko no entiende porque siente la cara ardiendo –¿…yo te gusto?****Ha perdido la noción del tiempo. Puede que hayan pasado minutos u horas, Tokiko no esta segura. Desde que cabello-corto la beso, se siente más borracha y desorientada. Cabello-corto cierra la puerta de la habitación. La fiesta es un murmullo tras las paredes. Cabello-corto esta entre sus piernas. Su lengua es firme, caracoleando secretos en la humedad. No la deja terminar. Es una maldita tortura, porque cabello-corto sube hasta sus senos, mordiendo uno, apretando el otro.Mueve las caderas contra ella, suplicante. Solo recibe dentelladas y lametones de disculpa. Los pezones le arden. Cualquier lugar donde cabello-corto ponga los labios, termina ardiendo. Gime, cuando ella estruja sus caderas, cuando aprieta los senos tan fuerte que duele. Gime, y es una tortura cuando ella susurra en su oído, entre besos.-¿Cómo me llamaste?Cabello-corto. Su voz es un jadeo. Le mete dos dedos con rapidez, sin gentileza. Una y otra vez.¡Ah!Tokiko esta segura que la han escuchado, que el rock no pudo ocultar su voz. Los dedos se hunden, ella se ablanda, su espalda se arquea. En el último momento, la lengua, la condenada lengua, regresa surcando entre sus piernas, y el mundo se desvanece. Por unos segundos.