Saint Seiya Fan Fiction ❯ Armaduras y secretos ❯ El regreso ( Chapter 6 )

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CAPITULO 6 EL REGRESO
 
Marín logro esquivar el ataque con dificultad, alcanzo a ser herida en un costado antes de salir de su cabaña, pero gran parte de esta resulto destruida. Hyoga por su parte recibió el ataque justo en el pecho y destruyo la pared antes de caer en la tierra por el fuerte impacto. Marín por fin vio directamente a su atacante, se asombro al principio, luego se sintió traicionada.
“¿Como se atreve a agredirnos de esta forma? Pensó mientras retrocedió unos pasos. “Siempre confié en el... bueno no últimamente, pero debe tener una razón suficiente para atacar así.”
Lo vio caminar hacia ella con una furiosa mirada y por desgracia no podía hacer mucho para defenderse en las condiciones en que estaba. Además aunque se defendiera no podría hacer mucho, el era un caballero dorado y ella conocía su fuerza, pero sobre todo no se atrevía a dañarlo, no podía lastimar a la persona que significaba tanto para ella.
Hyoga se recupero del impacto inicial y viendo que Marín estaba en peligro sin pensarlo más contraataco. !Polvo de diamantes!
Aioria no se fue afectado por ello, pero dirigió su furia hacia Hyoga.
-¡Corre Marín! - Le grito - ¡Yo lo distraigo!
Debía agradecerle a Hyoga de que el respondiera al ataque y le permitiera huir. Tras mucho correr se recargo en la primera roca que encontró. No le agrado mucho lo que hizo, pero al enfrentarse a un caballero tan poderoso tenía gran desventaja en fuerza y anímicamente también. No le hacia caso al dolor, pero si podía sentir como se desangraba por la herida. Podía sentir el cosmos de Hyoga chocar contra el de Aioria.
 
Pero no solo ella lo sintió. Mu dejo de lado la armadura que reparaba para ir al sitio donde sintió ese enfrentamiento. Aldebarán lo siguió poco después. Milo no se encontraba en su casa zodiacal ya que buscaba la flor de una extraña planta que solo florecía a la luz de la luna. El también corrió de inmediato, pero en su camino identifico el aroma de la sangre.
 
Marín ahora estaba segura de que era el Aioria, aunque nunca creyó que fuera capaz de lastimarla de esa forma. Pensaba que en realidad nunca la considero su amiga, cuando ahora estaba dispuesto a matarlos. La herida que traía era demasiada grave, su arteria estaba destrozada y aunque trataba de contener la hemorragia, sabia que moriría en unos cuantos minutos de seguir así. Pero no tenia idea de a quien acudir. Ya no sabia en quien confiar, porque antes solo en el confiaba. Ahora no quedaba nadie en el santuario que pudiera ayudarla.
-Marín - Gritaron tras ella.
-No... Aioria no me hagas daño… por favor - Balbuceo.
-¿El te hizo esto? - Le pregunto mientras la detenía y observaba la grave herida.
Marín trato de safarse de el, no se daba cuenta que era Milo quien le hablaba - ¡Déjame Aioria!
-No soy Aioria y no pienso hacerte daño.
-Déjame ir o acaba conmigo - Replico y trato de alejarse de el pero solo camino unos pasos y cayo.
Milo la alcanzo antes de que alcanzara el suelo. De inmediato detuvo la hemorragia activando el punto exacto para ello. Le extraño mucho lo que oyó, pero en ese momento debía atenderla lo más pronto posible. Recordó que recién arreglaron una enfermería en el Santuario y hacia allá la llevo.
 
Mientras Hyoga aun trataba inútilmente de hacer reaccionar a Shun. Quien lo atacaba con la misma fiereza con que se burlaba de el.
“Esa risa.... yo la recuerdo” - Pensó Hyoga agotado y renuente en atacar de forma seria y fuerte a su amigo
-Pero no es posible, el esta muerto, nosotros acabamos con el, Hades esta muerto.”
-Eso es lo que quieres creer - Le respondió como leyera su pensamiento y volvió a golpearlo con su cosmos mientras se burlaba de el.
Tanto Aldebarán y Mu se acercaban al sitio del enfrentamiento, cuando estaban a punto de rematarlo. Pero los caballeros dorados solo vieron una sombra desaparecer en cuanto ambos llegaron al lugar. Hyoga no reparo en su presencia, permaneció en pie hasta que el esfuerzo y las heridas lo obligaron a doblar las rodillas. No entendía palabra de lo que los caballeros dorados le decían, seguía pensando en lo que escucho hasta que todo se volvió negro.
 
Athenea también sintió lo que sucedía. Aioria quien le daba en ese momento unos informes también, de inmediato Aioria fue a averiguar lo que pasaba. Al quedar sola un escalofrió la hizo estremecer al sentir una presencia junto a ella.
-¿Quién anda ahí?
-Alguien que protege tus intereses -Le respondió una extraña figura cuyo rostro no podía ver - Ellos estaban hurgando demasiado. Si no mantienes control sobre tus caballeros se sabrá lo que planeas hacer.
-¿Ellos?… ¿A quien mas a parte Hyo… del caballero Cignus heriste?
-A una amazona entrometida.
Atenea se agarro la cabeza. “Marín… no a ella no.”
-Si será mejor que rompas el Pacto o tus Caballeros lo pagaran.
-¡No puedo! Ella esta por llegar y cuando se entere….
-Si así pagas los favores, entonces me largo. Haz lo puedas entonces, porque ya no podré ayudarte.
-¡Espera!
Pero se quedo hablando sola, mientras afuera el santuario entero despertaba por lo sucedido, ella sola se lamentaba… “El pacto, saben, sobre el pacto”
 
....................................
Shaina, Misha y Cagglio recorrieron la selva con rapidez. En la noche ya habían llegado a puerto y tomado el trasporte más rapido con rumbo al Santuario. El resto del viaje trascurrió sin contratiempos.
Conforme se acercaban al santuario, Misha parecía más nerviosa, mientras Cagglio no mostraba emoción alguna. Tras desembarcar en la costa más cercana de Grecia al Santuario Cagglio fue la primera en tocar tierra.
-Realmente tienes prisa, ¿no es así? Pregunto Shaina.
-Ya dije Shaina, quiero ver el rostro de los que me quieren ver muerta.
-Entonces veremos quien llega primero.
-Una carrera. ¡Que emocionante! - dijo Misha y las adelanto por unos momentos.
Cagglio conocedora del lugar les gano ventaja, pero no por mucho tiempo, Shaina por ser mas joven las dejo atrás pronto. Al llegar a los límites del Santuario Shaina se detuvo, esperando a una agitada Misha que se detuvo metros atrás.
-Los años no pasan en balde. ¿Eh?
-Ja, ni que fuera tan vieja, solo soy un par de años mayor que tu. Me detuve porque mi maestra esta allá - Señalo una serie de rocas - En ese sitio, es el lugar donde entrenaban las amazonas.
-Ah… es cierto, pero ahora no hay ninguna que entrenar.
Cagglio estaba observando el lugar con nostalgia, como si muchos recuerdos llegaran en ese momento. El par de amazonas espero a que ella reaccionara, lo hizo un par de minutos después -Ya nadie entrena aquí ahora. Anda, vamos, que aun nos falta un buen trecho por recorrer.
-Cierto, vamos.
 
Habían recorrido unos cientos de metros cuando Shaina escucho una voz conocida: ¡Shaina, es bueno verte hoy! ¡Me alegro de que hayas vuelto!
Ella volteo y se alegro - ¡Hola Milo! Como veras cumplí mi misión!
Milo vio la armadura que traía consigo - Me alegro, ¿Ya estas enterada de lo que paso anoche?
-Luego me cuentas, pero ahora pero debo llegar con Atenea, presentarle la armadura y también a unas amazonas que están de vuelta. Mira ella es Misha armadura de bronce de la Grulla. Y su Maestra Cagglio Armadura de plata del Lince.
Cagglio no se movió, mientras Misha solo saludo con la cabeza, el caballero de Escorpión las observo con detenimiento y dijo: Será mejor que nos veamos luego.
-Si, Milo. Hasta luego.
Milo no considero apropiado decirle lo sucedido frente a esas extrañas. La observo mientras se alejaba, parecía distinta a la que se fue tres semanas atrás. Había algo en ella que había cambiado y no solo su porte al caminar, se veía segura de si misma y más orgullosa que nunca, hasta podría decir que noto alegría en su voz. Era difícil no admirarla si ella pudo superar sus problemas eso también le daría satisfacción a el. Una buena noticia entre tantas malas era un buen cambio. Observo también la extraña caja de la armadura que recupero en su viaje y había un sello que identifico de inmediato. Pero no se atrevió a preguntar, con todo lo sucedido, era mejor dejarla tranquila y que ella le dijera que había pasado en su viaje.
 
 
Shaina y sus nuevas compañeras recorrieron el santuario con rapidez, el lugar se sentía lleno de intranquilidad y caos. Y algunos aspirantes a caballeros las veían con recelo y extrañes. Misha no parecía notarlo o no le importaba. Admiraba el lugar, incluso le decía a Shaina lo que recordaba de tal o cual sitio. Hablaba si parar mientras Cagglio no decía palabra alguna. Al llegar ante el palacio de Athenea y se asombro de ver a Mu esperando en la puerta. Al parecer llevaba tiempo esperándolas porque pareció aliviado al verlas.
-Shaina, finalmente has llegado.
-Si, parece que en el mejor momento. ¿Hay libre paso para estas dos Amazonas?
-Claro que si, Athenea las espera.
-Gracias.
Mu observo con detenimiento a Cagglio y pregunto ¿Esa es la armadura del Lince?
-Así es, replico Cagglio.
-Esta en excelente condiciones
-Y eso es a pesar de que la última vez me enfrente a un caballero quedo casi destruida.
Mu paso saliva y se sintió incomodo, esa amazona seguía siendo tan directa como la recordaba.
Shaina las interrumpió : entonces... ¿Podemos pasar Mu?
-Será mejor que las acompañe.
Extrañamente Shaina sintió que su cuerpo se lleno de energía y confianza conforme se adentraba a las cámaras de Athenea.
-Su alteza, Shaina de Ophocius esta de vuelta.
Saori respondió desde adentro -Pasa Shaina y ustedes dos también, las esperaba. Déjanos solos Mu, luego te llamo.
-Esta bien, su alteza - Se retiro lleno de dudas. El también sintió una extraña cosmoenergia surgir de la armadura que cargaba Shaina, además de que las amazonas no le daban confianza; Shaina estaba distinta. Definitivamente no era la misma que se fue.
Shaina camino con confianza hasta el final de la cámara, llevando la armadura en su espalda. Las dos Amazonas la seguían un par de pasos atrás. Misha observaba todo con admiración mientras Cagglio no se inmutaba ante esto, como si antes ya hubiese estado ahí. Athenea se levanto de su diván conforme ellas se acercaban. Se veía ansiosa, con gran curiosidad y expectativas por ver a Shaina acercándose. Ella lo percibió y se detuvo un par de metros antes del pie de la escalinata.
-Las trajiste contigo. A tus compañeras y la armadura.
-Así es - Replico Cagglio - Supongo que realmente la necesita porque ya había enviado caballeros dorados por ella.
Shaina y Misha se asombraron de la actitud de Cagglio, pero Athenea no pareció molestarse.
-Ya se que no pudieron traerla de vuelta. La esperabas a ella ¿Verdad? Cagglio hiciste lo correcto al salir de aquí de esa forma. Siento haberles hecho pasar por todo esto y por el tiempo que estuvieron en exilio me disculpo. La orden de ejecución esta detenida, ya nadie las perseguirá. Shaina has hecho un buen trabajo. Gracias.
-Yo se lo agradezco. Este viaje me ha servido de mucho.
-Espero que de ahora en adelante se sientan bienvenidas en el Santuario, de no ser así, háganmelo saber.
-No solemos importunar con nuestros problemas, - Dijo Cagglio - Sino que los solucionamos. Pero le agradecemos que podamos regresar a nuestra casa.
-Pueden retirarse entonces. Les mandara llamar cuando sea necesario, mientras disfruten su regreso al santuario, son libres de andar en el.
Las tres amazonas se levantaron, pero Saori dijo: Shaina, Cagglio, esperen un momento, necesito hablar con ambas.
Mientras Shaina y Cagglio esperaron en silencio Misha obedeció y salio del lugar un poco enfadada, afuera un par de guardias le indicaron el camino de salida, ella obedeció sin chistar y sin hablar. Una vez fuera de edificio Misha se pregunto: “¿Y ahora que va a suceder?” Pero al notar que todo el santuario se podía ver desde ahí se distrajo admirando el paisaje.
 
Shaina aguardo hasta que Saori le indico que se levantara y se asombro de verla acercarse a ella - Me agradeces que te haya enviado por esa armadura. Supongo que pasaste una prueba ¿No es así?
-Si su alteza y me sirvió de mucho. Me hizo recordar quien soy y volverme a llenar de orgullo de ser una amazona.
-Pero la verdadera prueba recién comienza, Shaina. No la portaste ¿O si?
La amazona de asombro por la pregunta -Si, pero solo fue por unos momentos, no la he necesitado, además yo tengo mi armadura.
Saori se veía intranquila - Prométeme que trataras de usarla lo menos posible.
-No entiendo.... por que me dice eso - Shaina respondió, sentía que un dolor tan fuerte en su de cabeza, sentía que iba a explotar.
-¡Promételo!
-Su alteza... si me dijera que pasa.
Athenea vio a Cagglio con enojo - Cagglio debiste decirte lo que pasaba.
La eludida respondió: No lo considere necesario, había poco tiempo y si usted mando por ella…
Athenea se asombro: al menos debiste decirle a quien le pertenece esta armadura. O la razón de ser de la misma.
Shaina no entendía muy bien la conversación con el dolor tan fuerte en su cabeza y las interrumpió al preguntar: ¿Que tiene que a quien le perteneció con no usarla?
-Esa armadura corrompe a todo aquel que la porta. Cagglio lo sabía y debió decírtelo. Se debe ser muy fuerte para resistir sus influencias.
-Cagglio replico: usted también debió decirlo “su alteza”
Athenea se contuvo ante la altivez de Cagglio: Será mejor que dejes aquí la armadura, y vayas a descansar. La armadura estará a salvo, has hecho un gran trabajo - Athenea encendió su cosmo mientras le hablaba dulcemente.
Shaina sintió que su cabeza le daba vueltas no podía pensar con claridad - Su alteza....
-Te ves pálida Shaina.... Debes cuidarte, comer algo y dormir, tuviste un viaje muy largo, en cuanto dejes la armadura podrás descansar. Además tienes un par de nuevas compañeras a las que debes facilitarle un lugar para quedarse.
Cagglio sonreía bajo su mascara de la reacción de la diosa, era la que ella esperaba.
-Si, su alteza - Respondió reaccionando de repente - Me retiro, debo ayudarle a buscar un lugar para dormir a mis compañeras como me ordeno.
-Adelante entonces, y cuídate.
-Así lo haré -Shaina se sintió mareada, pero no recordó nada de lo que sucedió. Afuera Misha ya las esperaba.
-Se tardaron, ¿para que las quería Athenea?
-Solo para felicitarme por traer la armadura, pero será mejor que les ayude a buscar un sitio para descansar.
-Yo se de un lugar, solo espero que nadie lo haya ocupado ya - dijo Cagglio.
-Entonces vamos, porque en verdad quiero descansar.
Cagglio continúo viendo a Shaina en su camino de regreso. “Shaina reacciona de acuerdo a lo esperado. Athanea realmente hizo una buena elección esta vez.”
 
Athenea sintió cuando se alejaban las amazonas, estaba segura de que ella no había despertado aun. Pero decidió no presionarla, más bien debía dejarla descansar antes de llamarla nuevamente, pero a solas sin la molesta presencia de Cagglio, ella siempre fue una mortificación para ella, con su actitud tan altanera y orgullosa. Pero había mucho en juego como para arriesgarse en enfadarla y echar por la borda todo el trabajo logrado.
Una silueta se veía a sus espaldas, Athenea la sintió y dijo: Aun no despierta, así que ten paciencia hermano.
-El tiempo corre y tus caballeros empiezan a sospechar.
-Tampoco puedo apresurar las cosas y tenemos que ser más cuidadoso. No quiero que lo de anoche vuelva a suceder.
-Eso estuvo fuera de tu control. Recuerda que el hace lo que le place. Si tratas de controlarlo te arriesgas a una traición.
-Lo se... pero aun así se sobrepaso.
-¿Que harás respecto a los heridos?
-Nada... no puedo hacer nada. Entonces si se enfadaría.
-Es tu decisión hermana.
 
Shaina las acompaño al sitio donde se habían detenido antes. La nostalgia les había ganado como se imagino, volvían al sitio en que vivieron antes, aunque el lugar estaba destrozado al parecer encontraron madera suficiente como para armar un techo. Las dejo ahí y se retiro a su refugio a su pequeña cabaña, nunca antes había extrañado su vieja cama como ahora. No bien se recostó cuando tocaron a la puerta con fuerza, era Milo. En otro momento se alegraría de verlo, pero realmente necesitaba descansar.
-Milo, después platicamos, estoy cansada.
El respondió desde afuera -Esto no puede esperar, se trata de Marín, esta muy grave.
Shaina se paralizo al oír esto, se levanto cubrió su rostro y salio -¿En... en donde esta?
-Sígueme!
Milo la guió hasta la enfermería del Santuario. Entraron al recién remodelado edificio. En una habitación estaba Marín malherida.
-Anoche fue atacada, pudo escapar con dificultades, pero su herida es grave. He detenido la hemorragia, pero la herida se niega a sanar. Francamente nunca había visto algo igual.
-¡Es imposible! - Replico Shaina al acercarse a Marín -¿Quien se atrevería a hacer algo así?
-Por desgracia no lo se, llegue tarde y solo pude encontrarla tan lastimada que casi no lo logra. La fiebre es altísima, he tratado de encontrar a Seiya, pero el desapareció desde anoche.
-¿Entonces no esta aquí? - dijo- ¿Que pasa con el? ¿Acaso no le importa ni su maestra?
-No se que sucede con el, pero es lo menos importante. El punto es que también Hyoga fue victima del mismo atacante, se encuentra en la habitación de al lado. Y necesito que me ayudes a cuidarla.
-¿Qué paso?
-Todo fue muy extraño. Anoche todos sentimos como sus cosmos se enfrentaba a otro muy poderoso, en las cercanías a la cabaña de Marín. El primero en llegar fue Mu y solo encontró a Hyoga en condiciones mejores a las de Marín, pero herido de cualquier forma, su atacante huyo. Hyoga no ha querido decir quien lo ataco, porque alega que nadie le creería.
-Pero.... ¿por que me pides que te ayude a cuidar a Marín? Seria mejor que alguien mas te ayudara. Aioria por ejemplo, el podría cuidarla mejor que yo.
Milo respiro profundamente antes de responder: Porque ella insistía en que Aioria quería matarla, al menos eso fue lo que entendí. Pero Aioria no pudo hacerle daño.
Shaina guardo silencio unos segundos antes de preguntar: ¿Como puedes estar seguro?
-En primer lugar, él se encontraba con Athenea. Segundo, esta herida no pudo ser hecha por él, tampoco las de Hyoga. Mu y vieron Aldebarán una sombra huir llegaron y no se parecía nada a Aioria ni físicamente ni tampoco su cosmos. A pesar de eso ella no quiere ver a Aioria y le he hecho caso. Solo que no puedo cuidarla, también tengo que vigilar a Hyoga. Por ello te llame necesitaría tu ayuda en estos momentos.
Shaina se extraño al oír esto, pero entendió porque le había dicho a ella, era una amazona al igual que Marín, aunque también la persona que menos relación tenia con ella.
Milo continuo - Ayer fue muy complicado para mí atender a ambos heridos, sobre todo con Aioria insistiendo en verla, se preocupa por ella pero Marín no lo quiere ver. Así que al llegar tú, supe que en ti podía confiar, eres mi amiga.
-Milo, en eso tienes razón, puedes confiar en mí, eres mi mejor amigo.
Milo no supo que decir, ella nunca le había dicho algo así. Y se debería sentir feliz, pero esa última palabra no le agrado del todo, era como si quisiera algo más, pero no podía ser posible.
-Oye Milo, ¿No deberías ver a Hyoga? Será mejor que no descuides tus obligaciones.
-Es que ahora que lo pienso bien no me parece que te pida un favor tan pesado como este. Recién regresaste cansada de tu viaje y…
-No tanto, anda vete, te prometo que la cuidare.
Milo la vio fijamente y sonrió de los pensamientos que tuvo -Tienes razón, gracias - Dejo la habitación extrañado por lo que acabo de sentir. Se retiro y cerro las cortinas tras de si. Shaina no estaba diferente, el la veía de forma diferente. No sabía que le estaba pasando, pero era mejor dejar el asunto en paz. Por ahora debía actuar respecto a lo que sucedía en el Santuario.
 
Mientras tanto Shaina le quito la mascara a Marín, limpio su frente y también la herida. Si saber por que sintió furia, sentimientos de venganza contra quien sea que haya lastimado a Marín. Entonces escucho una fuerte discusión en la habitación de al lado.
Milo estaba en medio de una discusión entre Ikki a quien le encargo cuidar a Hyoga y su hermano Shun.
-Oigan ¿Que sucede aquí?
-Milo, tu estas a cargo de la recuperación de Hyoga ¿Verdad? -Pregunto Ikki.
-Así, es. ¿Por que la pregunta?
-Explícale por que no puede entrar a verlo, yo…
Shun interrumpió -Dime que le sucedió realmente, porque esta muy cambiado, no quiere hablar conmigo.
Tanto Shaina como Milo se quedaron sin saber que decir. Nunca creyeron que entre ese par de amigos hubiera alguna discrepancia, ni siquiera una discusión. Milo actuó de forma juiciosa.
- Me parece extraño que Hyoga no te quiera ver, pero deja hablar con el y tranquilízate. Tal vez lo convenza de que hable contigo.
Entro a la habitación, pero Hyoga no estaba en la cama, sintió que se ocultaba tras una de las columnas, le extraño que sintiera miedo. El Hyoga que conocía no tenia miedo -¿Hyoga que sucede?
-Milo, ¿ya se fue? - susurro.
-Ya se fue ¿Quien?
-El que debería estar muerto.... no lo esta Milo, e intento acabar conmigo.
-Aquí solo estuvo tu amigo Shun, nadie más.
-¡Eso es lo digo! El que dormía dentro de el estuvo aquí. No lo dejes entrar, no puedo soportarlo.
-No te entiendo, Hyoga.
Hyoga se apretó con su puño la capa de Milo - ¡No dejes entrar a nadie! ¡A nadie!
-Esta bien, pero tranquilízate - Se soltó de la mano de Hyoga - Nadie va a entrar, te lo aseguro.
Milo estaba cada vez mas intrigado recordó lo que Marín le dijo que no quería ver a Aioria. Y ahora Hyoga reaccionaba igual ante Shun ¿De que se protegían Hyoga y Marín? ¿Por qué reaccionaban así?
-Ya volviste de tu viaje Shaina… ¿Que tal estuvo? - Pregunto Shun, nervioso.
-Bien, algo ajetreado pero bien.
-Al menos es una noticia buena. Aun no puedo creer lo que sucedió.
-Hermano, es mejor que no te preocupes de más. Si no puedes ver a Hyoga hoy lo veras mañana.
-Pero ¿Por qué reacciono así conmigo, yo nunca le haría daño?
 
Ikki no sabia que respuesta darle a su hermano. Shaina se disculpo con Ikki y Shun y regreso a la habitación de Marín. Al terminar se sentó en la silla y aunque tenía toda la intención de cuidar a su compañera cayo profundamente dormida, sus sueños fueron muy extraños esa noche.
Se vio nuevamente en la selva... escuchaba a lo lejos las voces de Cagglio y Misha. Otra voz más dulce pero enérgica la llamaba. Pero esta voz parecía estar dentro de ella.
-Hija.... te necesito.
A Shaina no se sintió tranquila al oír esto: ¿Quien esta ahí?
No le respondían, solo escucho el ruido de sus pasos y como las hojas crujían bajo sus pies, pero al bajar la mirada se dio cuenta que no eran hojas sino huesos humanos.
-Es hora de que despierte... te necesito o esto se repetirá - Escucho antes de sentir que su cabeza se partía en dos del dolor.