Saint Seiya Fan Fiction ❯ Flufftober 2024 Día 1 ❯ Flufftober 2024 Día 1 ( Chapter 1 )
Hola, mis maravillosos lectores, hoy vengo a participar del Flufftober 2024, propuesta por la página Es de Fanfics.
La mayoría de los fandoms son los mismos que en Kisspril, tal vez con más parejas, universos alternos, entre otras cosas.
En esta ocasión les traigo una historia de dos personajes que me parecen adorables en Saint Seiya: Kiki y Ellen ( es la niña salvada por Ikki, cuando los discípulos de Shaka de Virgo van por el Fénix a la isla y se encuentran con Ellen y su abuelo) y bueno, Kiki no necesita grandes presentaciones, me agrada mucho y además aportaba el toque cómico cuando aparecía, ojalá Kuru no sé olvide de él.
Tanto los personajes como el universo de Saint Seiya le pertenecen a Masami Kurumada, yo trato de escribir por terapia y escapar por un rato de los artículos académicos de la Facultad.
Espero les guste, y estén bien!
FLUFFTOBER 2024
Día 1
KxE
El día que el joven Kiki de Aries recibió la visita de Shun de Andrómeda y su acompañante, no pudo predecir que su vida estaba a punto de cambiar.
Luego de la muerte de Mu de Aries, su discípulo intensificó su entrenamiento pues anhelaba ser un digno sucesor del Santo que había sido un maestro, hermano y amigo para él.
Con ese ideal en mente, pasó su adolescencia superando tanto sus poderes psíquicos y sus técnicas como restaurador de armaduras,oficio que era propio de los santos de Aries. Kiki, quien en su infancia tuvo una personalidad alegre y traviesa , debió madurar drásticamente por la ausencia de Mu, para pasar a ser guardian del templo de Aries y en consecuencia, adquirió una seriedad que contrastaba con su natural buen humor.
Ahora que Saori se había mudado al santuario eran habituales las visitas de los caballeros de bronce, pero en aquel día nublado en particular, aparecieron acompañados por una joven de ojos verdes y cabellos castaños, menuda.
-Es la hermana de Shun e Ikki, su nombre es Ellen.
Kiki miró a Seiya con perplejidad, porque conocía al Fénix y a su hermano menor y sabía perfectamente que no tenían ninguna hermana.
Antes de que el lemuriano pudiera recriminarle al caballero de Pegaso una potencial tomada de pelo, la muchacha dio un paso adelante y sonrió con timidez.
-En realidad soy algo así como su hermana adoptiva, Ikki ha cuidado de mí por mucho tiempo.
Ambos se miraron a los ojos, sus corazones comenzando a percibir que algo nuevo se gestaba.
- Encantado, mí nombre es Kiki, Guardian de la casa de Aries.- logró decir el pelirrojo con cierra vergüenza.-
Aquel momento, que parecía enajenar a los adolescentes en otra atmósfera, fue interrumpido por Shun, que con mirada apática entrecerró los ojos y saludó a Kiki con un leve movimiento de cabeza.
- -Hola Shun, un gusto verte.
--Lo mismo digo, Kiki. Vinimos a ver a Athena ¿Sabes si está disponible?
-Saori se encuentra en Rodorio, pueden esperarla en su templo o ir al pueblo.-
--Estoy cansado de estar sentado ¿Vienes, Shun? -le invitó Seiya al peliverde, también para mejorar el ánimo de su mejor amigo. Durante el viaje habían pasado un mal momento por las turbulencias, y Shun había quedado intranquilo y con mal humor.
-De acuerdo, necesito una caminata ¿Nos acompañan, chicos?- les invitó a los más jóvenes.-
Ellen y Kiki asintieron, y los cuatro se dirigieron al pueblo. Los mayores charlaban sobre el viaje, y concluyeron que luego de tantas guerras santas resultaba loco que se dejaran afectar tanto por unas turbulencias, conclusión que hizo sonreír al caballero de Andrómeda.
Los adolescentes iban un poco más apartados charlando como si se conocieran de toda la vida. Kiki le habló de su oficio reparando armaduras, además de otros objetos sencillos que fabricaba con hierro.
También le contó sobre su querido maestro y sus días en la primera Casa del Zodiaco y a su vez, Ellen compartió sus recuerdos de su abuelo y como Ikki la había salvado y protegido. Le comentó que pronto sería dama de compañía de Saori Kido el Santuario.
Esa noticia alegró el corazón del caballero, pues de esa manera podría verla seguido.
Al llegar al encuentro de Saori, la joven observó el interés mutuo entre su caballero dorado y la protegida de Ikki. Intuyó esa cercanía podría ir más allá de una amistad y ese descubrimiento le hizo sonreír, porque quería mucho a Kiki y pensaba que una chica protegida por el Fénix no podía resultar una mala persona.
Y no sé equivocó con su corazonada, porque con el correr del tiempo, lo que había surgido como una alegre amistad fue madurando en un dulce amor.
Pero había un problema, y era que el pelirrojo no atinaba a proponerle a Ellen que fueran novios, a pesar de haberle pedido permiso a Athena para "cortejar" a su dama de compañía.
La muchacha, en cambio, tenía todo más claro, aunque le preocupaba la lentitud de Kiki para tomar la iniciativa, además de que estaba en conocimiento de que el lemuriano era codiciado por otras chicas en el pueblo.
Una tarde, compartiendo la merienda, Ellen notó que el joven estaba muy callado y eso le llamo la atención. Pero no pudo hacerle ninguna pregunta, porque algo en los ojos del Ariano la tenían hipnotizada.
-Quiero que veas algo Elle. Acompáñame, por favor.- le pidió con voz ronca y tendiendole su mano.-
Así, la guò con cuidado hasta uno de los pilares del templo de Aries. Allí, grabada con delicadeza se leía una fecha.
Dándole un suave beso en su coronilla, le anunció con ilusión que esa fecha correspondía al día en que se conocieron.
Con lágrimas en los ojos, la castaña se lanzó a los brazos del joven, sabiendo que ese gesto era en si misma una declaración de amor.
-¿Puedes hacer esas cosas en este templo?-
-No lo sé, princesa. Solo una cosa es segura.-
Con lágrimas en los ojos la chica lo miró y descubrió que él también estaba emocionado.
-¿Qué cosa?-
-A partir de ahora, cada Santo de Aries leerá en este pilar que una pareja nació aquí. - dijo con un guiño y sacó de su bolsillo algo punzante.-
- ¿Qué vas a hacer?- le preguntó con curiosidad.-
Sin contestarle, el discípulo de Mu de Aries volvió a grabar algo, ésta vez, las iniciales K x E. Eran por supuesto las letras de sus nombres. Parecía algo tonto, y tal vez poco sofisticado, pero para los jóvenes era el principio de una nueva etapa en sus vidas.
Y allí, frente a sus iniciales grabadas, se besaron por primera vez.