Samurai Showdown Fan Fiction ❯ Destino ❯ Destino ( One-Shot )
Hisame Shizumaru se había separado de su amigo y maestro Haomaru.
"Nada mas puedo haces por ti, en estos años que has estado a mi lado, has descubierto muchas cosas no solo por mi si no por ti mismo. Ya no eres el niño que lloraba por el desprecio de sus semejantes".
Hisame hiso un alto en estas ultimas palabras, y recordó el momento en que había conocido a Haomaru.
El tenia tan solo 9 años y había quedado huérfano, pues habían asesinado a sus padres. Se encontraba como siempre sentado a la sombra de un árbol observando como los demás niños jugaban en aquel pequeño orfanato.
"Miren" grito uno de los niños mas grandes.
"Miren al demonio" ahora lo estaba señalando y Hisame se paro inmediatamente.
Todos los niños comenzaron a murmurar mientras lo miraban despreciativamente.
"Hey, dicen que tu mataste a tus padres" dijo Kojiro al mismo tiempo que lo empujaba.
"No....yo no" exclamo el pequeño abrazando con mas fuerza el único recuerdo que había quedado de sus seres queridos. Un paraguas azul.
"Eres un demonio...todos lo sabemos" Kojiro recogió una pequeña piedra y se la lanzo con fuerza a Hisame la cual le dio en la frente y empezó a sangrar rápidamente.
"¿Como puedo ser un demonio si sangro como todos?" se pregunto para sus adentros.
Los niños primeramente quedaron espantados anta tal demostración, sin embargo empezaron a reír nuevamente sin tomarle mayor importancia.
Kojiro animado por aquellas risas recogió una piedra con mayor volumen que la anterior y repitió su brutal acción hacia el pequeño Hisame. Esta vez la piedra le dio en el ojo izquierdo. Hisame grito de dolor.
El chico asustado por lo que acababa de hacer y ante las miradas acusadoras de los demás niños grito "Los demonios no sienten"
"Nos esta engañando con su actuación" termino diciendo con coraje.
Nadie pronuncio palabra, solo observaban a Hisame con interés.
Kojiro se acerco al niño que se apretaba con fuerzas su ojo izquierdo. Hisame no podía ver con claridad pero sintió que su agresor le haría algo mas.
"Déjame por favor" apenas salieron estas palabras de su boca, cuando Kojiro lo golpeo con puño cerrado y este cayo como un muñeco.
"A los demonios se les debe castigar"
Kojiro soltó una carcajada. Hisame yacía en el suelo, indefenso....
Esta ves el niño mayor, se preparaba para soltarle una patada.
"Tu mataste a tus padres" repitió.
"como pudiste hacerlo tu, DEMONIO" grito fuertemente. Y lo pateo una y otra vez.
Hisame dejo de sentirlas, se reprochaba así mismo el no saber realmente que había pasado aquella noche en la que sus padres murieron.
Como era posible que no pudiera recordar absolutamente nada.
"¿Será cierto?"se pregunto"¿yo he matado a mis padres?" Pero era imposible recordar algo, sufría de amnesia.
En su mente sabia que parte de el había tenido que ver. Y esto lo volvía loco.
De repente volvió a la realidad, sentía nuevamente los golpes dados por Kojiro.
No se podía controlar mas, de nuevo aquel sentimiento, a la vez desconocido pero familiar lo invadió, una furia maldita y perversa y después no estuvo conciente de ella. Todo lo que quería era destruir a su agresor, no importaba de que manera.
Kojiro continuaba atacando a Hisame, pero el pequeño niño agarro como arma lo primero que tenia en sus manos -un paraguas azul-.
Con una fuerza sobrehumana Hisame golpeo a Kojiro con el paraguas mandándolo a varios metros de su lugar original.
Kojiro estaba prácticamente sofocado y le era imposible levantarse.
Los niños soltaron gemidos de sorpresa e incluso varios de ellos corrieron del lugar.
Hisame se acerco lentamente hacia donde había enviado a su oponente y con una sonrisa maliciosa se propuso a acabar con el.
Kojiro no podía levantarse, una poderosa fuerza lo mantenía unido al suelo.
Hisame se acerco a el agarrando su paraguas para enterrársela como si fuese una espada.
La levanto y vio la cara del aterrado Kojiro.
Y al verlo poco a poco volvió en si. Se retiro rápidamente sorprendido de si mismo.
¿Que había estado a punto de hacer? matar.
"Por los dioses" grito una mujer dirigiéndose hacia ellos.
"Lo sabia, pero nadie tomo en cuenta mis advertencias" siguió diciendo mientras levantaba cuidadosamente a Kojiro.
Hisame se sentía terriblemente culpable pero a la vez se sentía con satisfacción por haber dado a aquel niño una lección.
Kojiro empezó a balbucear palabras incoherentes, y aunque la señora le prestaba toda su atención era claro que no entendía nada de lo que el muchacho decía.
Lo único que alcanzo a captar fueron las ultimas palabra de la confusa explicación.
"y entonces trato de matarme, ese demonio" Y termino por señalar a Hisame.
La encargada del orfanato lo miro acusadoramente.
"Vete de aquí, no quiero volver a verte, yo se que tu eres hijo de un demonio y por lo tanto el demonio mismo" diciendo esto, la encargada dio media vuelta y llevándose con ella a Kojiro se encamino con todos los demás niños que uno por uno se metían dentro de la casa.
Hisame quedo desconcertado ante las palabra de aquella mujer.
Al reaccionar corrió hacia el orfanato que estaba a 20 metros de el, pero le habían cerrado para siempre las puertas.
Toda su niñez acabo en ese momento.
Los cerezos soltaban hojas como si lloraran la llegada del otoño. Hisame había caminado durante todo el día sin rumbo fijo ni destino. No tenia a nadie mas estaba absolutamente solo y desamparado ante el mundo.
Sus pies le dolían terriblemente pero no quería parar, solo seguir hasta encontrar el descanso, la muerte.
Hasta que por fin cayo en un hermoso prado.
"Por fin" se dijo
"¿Acaso hasta aquí he de llegar?" se pregunto mientras se abandonaba poco a poco.
No supo de si mismo ya, todo era un inmenso mar de oscuridad y tristeza.
Una titilante luz vacilo en sus pensamientos.
Pero fue tan fugas que hiso caso omiso de ella. Por unos momentos no sucedió nada...
La luz volvió a aparecer de la nada como la vez anterior, y en esta ocasión se quedo ahí, sostenida la nada.
Hisame no podía creer lo que veía, esa luz estaba dentro de su mente.
Todo lo demás permanecía oscuro y vació, excepto esa extraña y esperanzadora luz.
Hisame se levanto en sus sueños, y poco a poco camino hacia donde se encontraba aquella cosa que lo invadía.
Era una especie de rombo azul con un halo de frió, de alguna forma se sentía bien de qué estuviera ahí.
Empezó a llorar todo por lo que había pasado, no aguantaba mas y al encontrarse con ese objeto, se desahogo al sentirse acompañado aunque no supiera por que.
"¿No llores?"Una voz se escucho proveniente del rombo de cristal.
Hisame se sobresalto.
"¿Que he?"No podía creerlo, le estaba hablando.
El rombo empezó a transformarse, adquiriendo la forma de una niña.
"No llores, me has llamado, aquí estoy" dijo la niña. Tenia el cabello corto y castaño, una pañoleta azul adornaba su cabeza, sus ojos cafés lo miraban de forma inocente y cariñosa.
"quien...yo no te llame" Hisame estaba pasmado ante su presencia.
"Si te he oído, por favor no estés triste, todo estará bien" ella lo abrazo con ternura.
Hisame le correspondió sin saber por que.
"Estamos atados a un mismo destino, tu y todos los demás".
"¿Los demás?" pregunto inseguro.
"si" contesto, se hacia cada vez mas difícil distinguirla, pues parecía estarse hiendo de su mente.
"No te vayas" Grito desesperado al ver que ya no podía sentirla.
"Nos encontraremos, tu, yo..todos" en su voz se formaba un eco.
"No te rindas...........espérame" estas ultimas palabras quedaron en el pensamiento
del niño.
Hisame despertó de su extraño pero inolvidable sueño.
Aun se encontraba en el mismo valle en donde había deseado morir.
Se levanto aun sintiendo la presencia que lo había animado a continuar, pero ahora era algo que se encontraba a una enorme distancia, algo que no podía alcanzar.
Continuo caminando por el mismo camino, ahora un poco mas débil por la falta de alimento, pues no había probado nada desde su exilio del orfanato, hace dos días.
Llego al próximo pueblo, pero había gran alboroto a causa de un forastero que había llegado recientemente. Aquel hombre tenia el aspecto de un ronin, un samurai libre, sin amo, en esos tiempos aquello era mal visto.
Nadie se fijaba en un pobre niño como el, claro que esto no lo molestaba, pues cuando la gente ponía su atención en el, al poco tiempo lo tachaban de demonio y no entendía por que si a el le parecía que era un niño como cualquier otro.
Aunque todos lo reconocieran como un vil demonio. Un hombre se acerco al pequeño niño.
"tu, andas solo? te he estado observando
y veo que no hay nadie que cuide de ti"
Dijo el tranquilamente.
Hisame temía responder ya había aprendido en no confiar en nadie, y aquel hombre se veía sospechoso ya que normalmente nadie le importaba un niño.
"Por que no me contestas?"especto el señor un poco enojado.
"Lo siento, espero a mi padre" Le engaño.
"Pues yo no lo creo..ven conmigo" Y diciendo esto lo agarro bruscamente del brazo.
"No mi padre va a venir..déjeme" grito.
A ninguna persona de la pequeña plaza le importaba que fuese llevado a la fuerza, pues el hombre que tenia a Hisame era un tratante de esclavos era muy común que estos se le revelaran una que otra vez.
"Déjeme ir" gritaba Hisame con ímpetu, sabia que este tipo de personas andaban en busca de desamparados a que engatusar y atrapar.
Tanto era su desesperación y miedo que de nuevo comenzó a perder el control de si mismo, eso era lo que tampoco quería.....
Hisame sostuvo con fuerza de nuevo su paraguas azul y le asesto un poderoso golpe
a su captor, este quedo inmóvil al instante.
La gente que antes no había puesto atención en el muchacho ahora lo miraban sorprendidos de que pudiera hacer tal acción.
Hisame prosiguió su ataque golpeado sádicamente al tipo que estaba ya casi inconsciente. Las mujeres empezaron a gritar de espanto ya que Hisame no se vea como lo que era un pequeño niño, ahora parecía un enfurecido demonio.
Era tal la ferocidad de Hisame que nadie intentaba pararlo, pero dentro de si mismo era el propio Hisame quien se daba cuenta de que lo que hacia no estaba del todo bien y trataba de contenerse con desesperación pero todos sus esfuerzos eran en vano.
Sintió de repente que era jalado hacia tras y con esto logro volver a tener el control sobre si. Lo que le vino de forma rápida a la mente fue sobre quien se había atrevido a ponerle una mano encima ya que en veces anteriores todos le tenían un miedo terrible.
Hisame no volteo a ver a quien lo había sacado de su trance, como en otras veces ya sabia que lo vendría, insultos, reclamaciones y luego en este caso quien sabe que otra cosa, ya no le interesaba nada.
"solo quiero morir" se dijo, pero recordó aquel encuentro tan especial que había tenido, aquella niña de alguna forma le regalado un poco de esperanza.
El hombre se levanto con dificultad incluso con ayuda de otros dos sujetos.
"Yo solo quería ayudarlo" dijo lastimeramente.
Toda la gente lo miraba como estaba acostumbrado a que lo observaran con desprecio y miedo.
"Este no es un niño normal" grito uno de entre la gente que empezaba a reunirse.
"Es un demonio" grito una mujer "Detengámoslo antes de que haga mas daño, miren lo que le hiso a este pobre hombre que intentando ayudar a un niño casi muere a causa de el"
"si es solo un disfraz, lapídenlo"
Al oír Hisame esto intento huir pero estaba rodeado, la gente comenzaba a recoger piedras. Miro atrás y ahí estaba, el hombre que lo había jalado, solo con una expresión difícil de entender, a lo que Hisame le parecía mas bien como que todo aquello le causaba gracia.
Era tan imponente que no lo dejaba pasar.
"vaya chico, si que has armado un alboroto entre estos pueblerinos" le dijo tranquilamente sin prestar atención al barbullo.
"Yo no..no quise hacerlo" contesto quedamente.
"Hágase a un lado, terminaremos con este demonio ahora mismo" dijo un hombre que tenia una piedra listo para lanzarla.
"Que acaso se han vuelto locos, matar a un niño?" pregunto divertido el ronin.
"Pero no lo es" especto la mujer que se encontraba al lado del hombre que le había hablado aparentemente también lista para lanzar piedras.
"No me importa si es o no, no permitiré tal cosa, pero si les incomoda me lo llevo ahora mismo y asunto arreglado" Prosiguió diciendo.
Hisame se sorprendió de que el no le tuviera ni miedo ni odio era realmente extraño.
"Váyanse a sus casas que se a acabado el teatro"
Muchos se alejaron protestando a sus casas y otros se quedaron indecisos en si hacer caso o no.
El ronin dio media vuelta y se camino hacia las afueras del pueblo. Hisame se quedo quieto observándolo solo desconcertado.
El ronin volteo.
"Que esperas chico vamonos de donde no somos bien recibidos" y diciendo esto le sonrió.
Hisame corrió hacia el y se puso de su lado derecho.
"Me parece que no tienes a nadie o me equivoco?"Pregunto el ronin.
"No señor" contesto secamente.
"No me llames así no estoy tan viejo.. soy Haomaru y tu chico?"
"Soy Hisame Shizumaru"
Haomaru le revolvió el cabello amistosamente.
"Tienes un gran potencial para ser un samurai, te gustaría serlo?"
"O si claro que si" dijo emocionado pues había soñado por las noches con serlo desde hace tiempo.
"Bien je"
"Por que no me trata como los demás?"
"Si te refieres a que si pienso que eres un demonio, tal vea lo sea hijo pero no eres malo te vi y puedes controlar eso con ayuda claro, yo he visto cosas peores, o por cierto ya comiste?
Hisame se alegraba de contar con un maestro como lo fue Haomaru y ahora había que seguir su propio camino. Sin embargo aun estaba intrigado por el recuerdo de aquella niña de pañoleta el la cabeza y de cabello castaño.
Empezaba a caer copos de nieve, Hisame abrió su paraguas azul, tenia mucho frió pero no le importaba le agradaba la nieve.
Hacia un año que no veía a Haomaru, y aunque había recorrido gran parte de Japón, aun no encontraba información sobre el asesino de sus padres. Había empezado a recordarlo todo. Desde hace tiempo no podía pensar mas que en la noche en que sus padres murieron, lo perseguía aquel sueño en donde sus padres aparecían unas horas antes de su fin y el mismo era tan feliz, hasta que llego aquel hombre, enorme y de ojos fríos.
El no pudo ver mas su madre lo escondió y solo pudo ir los gritos y sentir a omnipotente presencia de aquel ser.
Se dirigía hacia donde la gente lo enviaba,
donde algo extraño estuviera pasando, pero nunca encontraba nada en especial.
Ahora según los rumores en el norte se encontraba alguien que estaba causando grandes estragos, tenia la esperanza de encontrarlo al fin.
Encontró un templo al lado del camino, llego y toco la pequeña campana que se encontraba a un lado del hermoso portón de madera estaba obscureciendo y el tenia que encontrar alojo o si no dormiría una vez mas afuera y no era agradable. Volvió a tocar pero al parecer no había nadie, dio media vuelta listo para volver a la sombra del camino pero de repente a sus espaldas el portón abrió, Hisame volteo pero nadie se divisaba, solo esta abierto, eso no le gustaba tenia la sensación de que era invitado hacia la nada.
"Hola?"Pregunto asomándose hacia el templo, pero no se escuchaba nada solo el sepulcral silencio.
Durante un rato estuvo vagando e investigando el lugar pero al parecer lo habían abandonado hace años.
Decidió quedarse a pasar la noche ahí pues no veía ningún inconveniente.
Se acomodo en un rincón y tardo poco en quedarse dormido con lo cansado que estaba.
Entonces aquel sueño vino a su mente........
Hisame estaba en el mas profundo sueño....
Tenia mucha pesadez, sentía una especie de asfixia y desesperación.
"¿por que me siento así?" se pregunto a si mismo.
Pronto se dio cuenta de que ya no estaba en el estado conciente, se había quedado dormido pero tenia plena conciencia de su sueño.
De nuevo todo estaba oscuro, y el al parecer parado en la nada.
De repente sintió una presencia maligna pero conocida.
"¿Quien esta ahí?"grito. Pero nadie le contesto, esa presencia seguía ahí en la negrura asechándolo.
Camino sin pensar a donde, solo quería alejarse de "el" sin embargo parecía seguirlo.
"¿Por que huyes de mi?"pregunto una voz despreocupadamente.
Hisame intento localizar a la persona que le hablo pero esa voz parecía venir de todas partes.
"¿Que quieres de mi?" Pregunto Hisame hacia el vació.
"¿Te quiero a ti?" Contesto tranquilamente.
"¿Por que?.
"¿POR QUE NO? jijijiji" Aquel ser rió, esa voz aunque al principio no la había reconocido por fin supo que era la suya propia....
"¿Como puede ser?"
"Tu y yo somos lo mismo...no me niegues no sufras mas de lo que ya has pasado" Una sombra ahora visible se acercaba lentamente a Hisame, hasta que por fin se descubrió. ERA EL MISMO.
"Mírame somos iguales somos uno solo" volvió a repetir.
"Eres tu el demonio dentro de mi" Especto Hisame.
"Tu eres el demonio" aseguro el personaje que estaba en frente de el.
"Aléjate, no quiero saber nada de ti" Hisame dio media vuelta y corrió, pero todo era inútil ¿Como podía escapar de si mismo?.
Todo estaba perdido para el.
El Hisame recién aparecido lo abrazo por la espalda.
"Tu eres mío por que tu y yo somos el mismo, somos iguales"
Hisame empezaba dejarse llevar no quería luchar mas solo quería descansar aunque fuera para siempre.....
Un frió agradable empezó a invadir el lugar, y en ese momento recordó a la pequeña niña que hace unos años lo había animado a seguir.
Y en efecto lo mismo se apareció ante ellos.
Un rombo de hielo puro y poco después la niña de la pañoleta en la cabeza, sin embargo ya no era totalmente una niña..mas bien una adolescente de aproximadamente 15 años.
"No son iguales" Dijo con firmeza la adolescente.
"No te entrometas en lo que no te importa espíritu del hielo" amenazo la sombra de Hisame.
"Eres tu" Dijo Hisame impresionado.
"Hisame vengo a reunirme contigo como lo prometí" Ella le sonrió.
"No el no puede, se quedara conmigo para siempre" La sombra apretó mas a Hisame, este intento liberarse pero era mas fuerte que el.
"Hisame solo tu puedes controlarlo no dejes que te lleve" Dijo con desesperación la chica.
"No puedo" pensó Hisame pero acaso eso era lo que quería, ¿terminar hundido en la oscuridad eterna solo por que temía luchar contra si mismo?.
"Toma mi mano y regresemos" La muchacha le tendió la mano.
Hisame sin saber como la tomo.
"Ya regresaras a mi" La sombra molesta se alejo replicando.
"Hallaras tu origen y entonces..." la sombra que antes tenia la sombra de Hisame se convirtió en un gran señor al que Hisame también le resultaba familiar, con elegantes ropas, cabello blanco y largo.
"...vendrás aquí y nos enfrentaremos". Y esta desapareció.
Hisame ahora miraba a quien lo había ayudado.
"¿Te iras de nuevo de mi lado?" Le pregunto angustiado pues sentía que volvía al ser consiente.
Ella se limito a sonreírle tiernamente y desapareció.
Hisame despertó, estaba en el templo y apenas salía el sol.
Recogió sus cosas, se sentía nuevamente solo.....
"¿Hisame Shizumaru no?" volteo hacia donde provenía la voz, la entrada al templo.
Y ahí estaba aquella niña ahora adolescente.
"Eres tu" dijo lleno de felicidad y corrió a abrazarla como si la conociera de hace tiempo y esta lo recibió con igual alegría y el sin saberlo pronuncio su nombre..
"Rimururu seguiremos de aquí en adelante juntos" Dijo el.
"Si juntos para afrontar nuestro destino"
Hisame y Rimururu partieron a encontrarse con los que como ellos tenían como destino afrontar a los aliados de Ambrosia sin ninguna duda ya en el alma........
FIN