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Mis mejores deseos
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Disclaimer:
Ninguno de los personajes aquí
incluidos me pertenece, son propiedad exclusiva de su creadora,
Yoshiki Nakamura.
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Ella estaba nerviosa, mucho. Y ese día era
el más especial de su vida: el día de su boda. Era
normal, después de todo, que lo estuviera. Se miró de
pies a cabeza, admirando cada hermoso detalle del vestido blanco de
novia, diseñado especialmente para ella, el cual era un regalo
del hombre que se convertiría en su esposo.
Sonrió, como nunca antes lo había
hecho. Volvió a mirarse en el espejo, poniendo especial
atención en su rostro. El maquillaje, suave, delicado,
resaltaba su belleza natural. Sí, ahora lo creía, esa
belleza le pertenecía, era ella y no el maquillaje lo que le
daba ese aspecto tan maravillosamente cautivante. ¿Cómo
no creerlo después de que ese hombre se lo
repetía a cada momento?
Estrujó sus manos a la altura del
corazón. Luego, se dio un ligero pellizco en el brazo derecho
para comprobar que eso no se tratara de un sueño. No, no
estaba soñando: el dolor que sintió y su alegría no
podían serlo. Dio una vuelta completa, haciendo que los
pliegues del vestido ondularan en el viento. Era como estar en un
cuento de hadas, en la que ella era la desafortunada chica que
después resurgía de entre las sombras, bella,
encantadora, y se convertía en la esposa del cautivante
príncipe. Y ese príncipe, sorpresivamente, era aquél
que le había roto el corazón años antes, pero se
había encargado de remediar todo y cada uno de sus errores,
devolviéndole lo que le quitó: la capacidad de
amar.
Fue un proceso largo, doloroso para ambos, mas
al final lograron encontrar el perdón y la felicidad, no sin
que antes Shotaro escuchara todas y cada una de las palabras de
Kyoko. Y vaya que eran bastantes.
Años pasaron antes de que él le
hiciera la gran pregunta y ella tardó varios días antes
de darle el sí, No porque no lo quisiera, sino porque el
fantasma de su amor pasado aún pesaba sobre ella.
¿Cómo podría ella olvidar a Tsuruga Ren, o mejor
dicho, Kuon Hizuri?
Fue más grande el dolor al descubrir toda
la verdad acerca de su senpai, que el amor que le profesaba.
Ahí fue cuando Shotaro se acercó a ella, la
reconfortó, la ayudó, la escuchó, estuvo ahí
para ella y no la dejó sola; fue ahí cuando él le
confesó que la amaba, que quería que le diera una
oportunidad para demostrarle que ya no era el mismo, que había
cambiado.
Y no mentía.
Miró con chispeante felicidad la argolla
con la que Shotaro le había propuesto matrimonio. Estaba tan
nervioso esa noche, tartamudeaba y se sonrojó como nunca
antes. A ella le pareció tierno, pero cuando le preguntó
si quería convertirse en su esposa, ella se quedó
muda.
Porque Kyoko había querido, aunque fuera
por un instante, que ese hombre que estaba frente suyo fuera
Tsuruga-san. Y aun en ese momento, deseaba estar esperando a
encontrarse en el altar con él y no con Sho.
No, no, no y no, se gritó mentalmente
mientras se tomaba la cabeza con ambas manos en un acto desesperado
por borrar esos estúpidos pensamientos de su mente. Ella no
podía pensar en otro hombre, nunca…
Unos ligeros golpes en la puerta del
pequeño salón en que esperaba, la sobresaltaron pero la
ayudaron a volver a la realidad.
—Un momento —dijo ella arreglando
su blanco vestido y comprobando que su peinado siguiera
igual.
Se dirigió a paso lento a abrir y era una
suerte que estuviera en ese momento sosteniéndose de la
puerta, porque si no, habría caído de espaldas sin duda
alguna.
—Así que ésta eres tú
luego de tanto tiempo, ¿eh? Me atrevo a decir que estás
más hermosa ahora, Mogami-san.
Después de tanto tiempo, ¿él
seguiría llamándola de esa forma?
—Tsu…Tsuruga-san.
Kyoko no lo llamaría de otra
manera.
Estaba como la última vez que lo vio, como
la vez en que le reveló toda la verdad, la cual había
sido demasiado como para que pudiera soportarla. Su rubio cabello
haciendo juego con sus ojos verdes, que mostraban un aspecto
triste, con un esmoquin que —quiso suponer— le fue de
ayuda para pasar desapercibido entre los invitados. Solamente para
hablar con ella, sólo por ella.
Él le sonrió con dulzura, de esa
misma forma que le aceleraba el pulso y le hacía desear con
todas sus fuerzas que siempre se la dedicara a ella y nada más
a ella. Antes de que pudiera decir algo, la introdujo con cuidado
al salón.
Los dos solos, en un espacio tan pequeño,
después de tanto tiempo. ¿Qué podría él
decir?
—Te casarás —dijo dándole
la espalda.
Ella asintió inútilmente.
—Con el mismo sujeto que te abandonó
y te rompió el corazón una vez —. Kyoko notó
cómo los músculos de la espalda masculina se
contraían, al igual que sus puños.
—Sho cambió —atinó ella a
decir en defensa de su prometido—. Sé que no
volverá a lastimarme; él me ama.
El hombre dio media vuelta y la miró fijo
a los ojos, de manera penetrante.
—¿Y tú lo amas también?
—inquirió sin apartar su mirada de la chica.
Kyoko vaciló.
—Sí.
—Dudaste al responderme
—comentó con suspicacia.
Fue ahí cuando ella se percató de lo
que estaba haciendo, pue no tenía razones para darle
explicaciones a ese sujeto.
—No creo que sea algo que le incumba,
Tsuruga Ren.
Él hizo una mueca de disgusto.
—Sabes muy bien que ese no es mi
nombre.
Silencio absoluto.
—Lo sé bien, Hizuri Kuon.
Acercándose a Kyoko con lentitud, le
lanzó una pregunta que la hizo temblar.
—¿Y sabías que por más que
lo intenté, no te pude olvidar?
No, ella no lo sabía. Kuon
siguió.
—¿Tú me olvidaste,
Kyoko?
Su corazón latía con desenfreno, sus
mejillas teñidas de color rosado. El simple hecho de
que él la llamara
por su nombre era capaz de ponerla tan nerviosa aún.
Intentó evadir la pregunta, pero Kuon era persistente. Como
último recurso a su mano, mintió, diciéndole que
ella nunca había sentido nada especial, que fue solamente una
confusión. Craso error.
Él, sin dejar de mirarla ni un solo
momento, la besó con toda su fuerza, con toda la pasión y
el amor que sentía por ella y que no podía dejar de
sentir. La deseaba, podía jurarlo, con toda la furia de las
llamas del infierno. Kyoko le correspondió de igual manera,
poniendo en ese beso lo que por mucho quiso y
deseó.
¿Se había equivocado al permitirle a
Sho acercársele?
Aunque ella todavía lo amara, no
podía dejar a su prometido de esa forma tan humillante. A
pesar de que lo único en lo que pensara fuera en quedarse para
siempre con Kuon, debía explicarle a Sho sus razones para
cancelar la boda.
Porque Kyoko no se casaría ese día,
ya no.
La ilusión inicial se disipó cuando
él se le había puesto enfrente.
"Kyoko idiota" se repetía mentalmente
mientras esperaba a que Sho llegara a ese salón. Kuon
había respetado el que ella quisiera hablar a solas con Fuwa,
porque sabía que era mejor que ese asunto quedara entre
dos.
Cuando Sho llegó, vio en su rostro
reflejada al anticipación, como si supiera que ese momento
algún día llegaría. Kyoko le explicó, con la
mayor delicadeza posible, su situación, pero el rostro de Sho
no mostró ningún rastro de furia ni enojo, sino
tristeza.
—Ya lo sabía —dijo él al
terminar Kyoko su relato.
Ella se mostró sorprendida y él
sonrió con nostalgia.
—Desde el momento en que me acerqué
a ti, supe que en verdad lo querías y aunque hice todo lo
posible por lograr que lo olvidaras, nunca pude. Mi último
recurso era hacerte mi mujer y ni aún así eso
funcionó, lo supe cuando tardaste tanto tiempo en responderme
—le acarició el rostro y le dio un dulce beso de
despedida, para luego acercarse a la salida—. Por el vestido
no te preocupes, es tuyo, puedes hacer lo que sea, sólo ten en
cuenta que mis sentimientos siempre fueron sinceros. Mis mejores
deseos, espero que ese idiota nunca más te haga
sufrir.
Y se marchó.
Ella no lloró, sólo le deseó que
pudiera encontrar a alguien que sí pudiera corresponderle
enteramente, porque Sho era capaz de amar intensamente y sin
condiciones.
Al encontrarse afuera con Kuon, ella
sonrió tan dulcemente que él supo que nunca quería
dejarla ir. Haría todo lo posible por tenerla a su lado
siempre. Kyoko miró una última vez al lugar en que pudo
haberse unido a Sho y dijo en voz baja:
—Yo también te doy mis mejores
deseos.
FIN
¡Hola, hola! Bien, no lo sé, no
es un one-shot demasiado complejo o desde mi perspectiva, uno
particularmente emocionante. Sin embargo, y como siempre, lo
consideraré como un logro, ya que cada una de mis historias es
como un pequeño pedacito de mí, uno que dejo expuesto
para que ustedes lo conozcan. Es mi primer incursión en este
fandom, así que estoy un poco nerviosa. Yo amo este manga con
todo mi corazón, pues es el primero que leí y aún
consigue darme muchas emociones... Yoshiki Nakamura, nunca mueras.
En cuanto a la temática, pues sí, sé que muchas
chicas no aman a Fuwa Sho, y es comprensible, jajaja, pero creo que
maduró mucho, comparándola con el Sho del principio he
visto una evolución importante con el personaje, y sí,
muchas veces he pensado que tal vez fue demasiado tarde para
él cuando se dio cuanta de sus sentimientos por Kyoko. Es por
eso que me inclino más por Ren, o bien, Kuon. De Kyoko,
¿qué puedo decir? A veces me desespera su manera de ser y
me hace jalarme el cabello, en otras ocasiones es esa misma forma
de ser la que me hace reír a morir, y entre otras cosas. Yo la
adoro con toda mi alma, es mi personaje de manga shoujo favorito y
moriré amándola. Espero que en esta historia no haya
hecho un desastre con ellos, de lo contrario, tendré que
acabar con mi miseria colgándome con un espagueti, jajaja,
así que vuestras opiniones son bien recibidas con los brazos
abiertos, pues ellas me hacen saber en qué debo
mejorar.
Bueno, yo me despido y deseo que tengan
todos un muy lindo día. :D