Weiss Kreuz Fan Fiction ❯ Recuerdos, olvido y redención ❯ Sarcasmos, indiferencia y un casi enamorado ( Chapter 2 )
[ Y - Young Adult: Not suitable for readers under 16 ]
Hiiiii!!!! Aya no me pertenece, Yohji tampoco, Omi y Ken menos. Son de Takehito
Koyasu. Yuki es ficción, lo inventé porque lo necesito para el fic. Ojalá guste,
y….uffff…..esto no es ni la sexta parte de la historia. Ánimo para mí para
terminarla.Yeah!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
M.D
Capítulo Segundo
Ya han pasado seis años desde la captura de Ken. El nuevo Siberian, que apareció
al
año después de la captura de su predecesor, es un joven atento, delicado, de
buenos
sentimientos para los demás. Al momento de su llegada, ninguno de los miembros
del Weiss
pasó por alto su particular parecido con su antecesor, tanto físico como
psicológico,
inclusive tenía actitudes características del ex jugador de futbol, lo cual
dificultó muchas
veces el trabajo en equipo, tanto dentro de la tienda, arreglando flores, como
fuera de
ella, matando gente. Tardaron más de un mes en adaptarse al nuevo elemento. Era
muy común
que Yohji lo llamara KenKen, como también Omi lo tratara como Ken - kun. El
parecido era de
alguna manera…tétrico, puesto que les recordaba día con día, que su compañero en
asesinatos
y su amigo en la vida cotidiana ya no estaba con ellos. Lo más probable es que
estuviera
muerto, porque el pensarlo con vida no pasaba más allá de una fantasía. Todos
tuvieron
diversas teorías, de cómo pudo haber muerto, cómo debieron haberlo torturado, y
la lista
seguía, porque los medios eran diversos. Cómo no saberlo, si después de todo,
ellos también
eran asesinos, y los métodos no diferían del resto del gremio, ya sean del bando
contrario o
no. Lo único que rogaban era que hubieran sido misericordiosos con él, y le
hayan dado
muerte rápida. Después de todo, quién querría hacerle daño a una persona tan
cálida y humana
como Ken. En cuanto a Aya, todo era un misterio. No sabían qué era lo que
pensaba o quería
creer respecto del destino de su compañero, amigo y novio. Muchas veces, meses
después de la
captura, por las noches, Omi pasaba frente a la puerta de Aya, y no podía evitar
poner su
oreja sobre la puerta, para escuchar algún ruido, algún lamento, algo. Cualquier
cosa que
indicara que era humano. Pero siempre recibía nada, solamente silencio.
Atribuyéndolo al
sueño, se daba por vencido en su búsqueda de algún sonido proveniente del
pelirrojo,
creyéndolo dormido. Pero si hubiera abierto la puerta, habría encontrado a Aya,
en posición
fetal, abrazando la pelota favorita de fútbol de Ken, que era una de las tantas
que él
tenía, pero sólo esa tenía la categoría de predilecta, porque era aquella que él
le hubieran
regalado en uno de sus tantos cumpleaños. Ken la atesoraba como nada en el
mundo, porque se
la había regalado él, y precisamente era la más gastada de todas, puesto que
para todo lo
que fuera práctica, era ésa la que utilizaba. Una vez Ran le preguntó por qué la
seguía
usando, si ya estaba tan gastada, a lo cual Ken respondió con una de sus
características
sonrisas, aquellas que podían dejar fácilmente al pelirrojo sin habla: "Porque
me la
regalaste tú….aparte…me traes suerte. Desde que te conocí las cosas malas
pasaron a segundo
plano. Tú me haces seguir adelante. Me das todo lo que necesito para
vivir...jajajaja…hasta
en el fútbol". Ran lo observaba mientras Ken reía nervioso, tratando de pasar
casual después
de semejante cursilería, cuando en realidad estaba avergonzado por sus palabras,
no por el
significado, sino por como sonaron fuera de su boca. Obviamente no las iba a
tirar atrás,
porque era lo que sentía, pero de que sonaron cuáticas. Sonaron. Ken pensaba que
se veía
como un tonto, pero a los ojos de Ran, él era perfección. Lo era todo. Esa
sinceridad, ese
carisma, esa adorable personalidad era la que lo atraía al ex jugador de fútbol,
y era la
que lo hacía amarlo. Sin Ken, Ran sería nada. Y él lo sabía. En ese momento se
había
prometido no separarse jamás del pequeño asesino. Aunque la vida se le fuera en
ello, puesto
que sin él, no valía la pena seguir adelante. Esa noche, en que Siberian
desapareció de sus
vidas junto con el amigo y compañero que era Ken, él había tratado de acabar
consigo mismo.
Nunca nadie lo supo, porque lo iba a hacer en la tranquilidad de su habitación,
pero luego
de dudar muchas veces, no por miedo al dolor, sino a lo que Ken pensaría de él,
llegó a la
conclusión de que a él no le hubiera gustado verlo así. Debía seguir adelante
porque era lo
que él hubiera querido. Ran lo pensó mucho hasta que se asumió que debía seguir
adelante por
él, por Ken, no por Aya, no por Ran, no por Abyssinian, sino por su novio, que
lo iba a
estar protegiendo desde algún lugar, en donde se reunirían nuevamente, una vez
que
falleciese de manera natural, asesinado o de viejo, pero ya no haría el intento
de quitarse
la vida. No más. No quería tener encima a un muy enojado Ken, persiguiéndolo por
todo el
paraíso o el infierno, da igual cualquiera de los dos, con tal de que estuvieran
juntos otra
vez, porque para Aya, él era su paraíso. Por las noches Ran dejaba a un lado a
Aya, sin
saber que Omi trataba de oír por la puerta, se quedaba dormido abrazando la
pelota entre
llantos ahogados. Solamente le corrían lágrimas, porque los lamentos los ahogaba
dentro de
sí. Su cara estaba llena de marcas, verdaderos surcos que hacían las lágrimas
sobre sus
mejillas, pero a él no le importaba, con tal de aliviar el dolor que sentía
dentro.
Recordaba cuando pensaba en proponerle matrimonio a Ken. Nunca lo hizo, porque
el día en que
lo iba a hacer, sucedió la tragedia. Luego de unos meses de llorar, logró
conciliar el sueño
apropiadamente, para dar paso sólo a las pesadillas. Aquellas en que le pedía la
mano a Ken,
pero luego éste lo dejaba de lado, argumentando que no podía casarse con alguien
que no lo
protegía, alguien que lo dejó morir. Por esa época en que empezaron las
pesadillas, apareció
Yuki. Aya, la primera vez que lo vio, agradeció a todos los dioses habidos y por
haber, por
haberle devuelto con vida a su amado, pero algo lo detuvo de abrazarlo, y fue el
mismo
desconocido, al presentarse como el "nuevo" Siberian. En ese momento, si fuera
posible, se
habría escuchado un "crack", que fue el sonido que hizo el corazón de Ran, al
romperse
nuevamente en pedazos. Su cara estaba impávida, pero sus ojos querían llorar. Su
cuerpo
quería correr lejos de allí. Su voz quería gritar, pero en ese momento
Abyssinian tomó el
control de la situación y comenzó a comportarse como el líder que era.
El nuevo muchacho, de unos veinte años (la edad que tendría Ken en ese momento)
que
llegó una mañana, presentándose a sí mismo como Yuki Hamasaki no tardó mucho
tiempo en caer
bajo los encantos de cierto pelirrojo, poseedor de una personalidad fría, la
cual siempre lo
ha caracterizado, y que era una de la cualidades que lo hacían atractivo. Puesto
que Aya
irradiaba misterio, si es que no era el misterio mismo personificado.
Para Aya, Yuki era una vil copia de su amado. Lo miraba con desprecio, con odio,
porque cono podía existir una persona tan idéntica a su Ken. Por qué no se lo
llevaron a él
en vez de su pequeño asesino. Mientras más lo miraba, más lo despreciaba, y más
frío se
comportaba. En nuevo muchacho era un reflejo, una mala copia del verdadero
muchacho, aquel
que era capaz de atraer al sol…Dios…Ken era el sol, mientras él era la luna,
tratando de
alcanzarlo, cosa que consiguió hacía m ucho. Yuki no tenía la sonrisa perfecta
de Ken. No
tenía los ojos color chocolate. Los tenía grises, grises como los días que más
detestaba
Ken, por lo cual Aya también los detestaba, y el ver esos ojos le recordaba los
días sin
sol. Eso lo hacía detestarlo aún más. Su piel era más pálida, a diferencia de la
piel color
bronce de Ken. Aquella que no se cansaba de acariciar en sus miles de encuentros
a horas
altas de la noche. Lo más probable es que su piel no sea tan cálida como la de
su amado. Ni
siquiera debe ser tibia, pensaba.
A media que iba pasando en tiempo, más fallas le iba encontrando al nuevo
elemento.
Todo tipo de errores, con tal de no encontrar ninguna semejanza con su ex
jugador de fútbol.
Cualquier cosa que no lo atrajera a él, porque ni el más patético repuesto le
haría sentir
lo que Ken le había sentir. Además, su tan sola presencia le recordaba algo que
nunca más
podría poseer. Algo que nunca tendrá entre sus brazos. Algo que nunca podrá
atesorar de
nuevo. Pero pese a la indiferencia, a los malos tratos, Yuki lo seguía tratando
con
amabilidad, con una sonrisa, la cual ocultaba detrás la inmensa tristeza que
sentía al ser
menospreciado. No había caso, Yuki ya estaba enamorado de él.
Yohji, quien había salido adelante para sobreponerse a la pérdida entre mujeres
y
alcohol, muchas veces peleaba con Aya por la manera en que trataba al joven,
quien no había
tardado en ganarse el corazón de él, como anteriormente lo había hecho Ken.
Tanto él como
Omi lo veían como Yuki, no como Ken, puesto que habían sobrepasado esa etapa
hace mucho. Lo
querían como a un buen compañero y a un buen amigo. Así como Yuki los quería de
vuelta. Todo
era armónico entre ellos, pero para Aya no lo era, puesto que no habría nada ni
nadie que lo
obligara a cambiar de opinión, hasta que un día:
Yuki: "¿Aya-san, puedo hablar contigo un momento?"
Aya se encontraba leyendo un libro, puesto que era su descanso, y lo único que
lo
evadía de la realidad era leer. Al escuchar la petición de Yuki, hizo ademán de
levantarse e
irse, pero la mirada triste de Yuki ante la reacción lo hizo cambiar de parecer.
Aya: "Hmm"
Yuki un tanto nervioso, frotaba sus manos, una contra la otra y bajó la mirada
mientras hablaba de pie.
Yuki: "Bueno. Yo quería preguntar el por qué de tu enojo conmigo. Siempre me
miras
con odio. Yo no recuerdo haber hecho nada malo…y si lo hice, sin darme cuenta,
por favor, te
ruego que me lo digas…por favor…"
Aya luego de meditar un momento dijo:
Aya: "No es problema tuyo. No te conozco, por lo tanto no te odio" Pero te
pareces
tanto a él, me haces recordarlo todos los días, y es por el hecho de recordarme
que nunca
más estará a mi lado que te odio. Con todas mis fuerzas.
Obviamente Aya nunca le diría eso, porque lo obligaría a hablar, y abrir viejas
heridas, para poder darle una explicación al joven, que por cierto la merecía,
pero que
jamás lo haría, ni en sus más bizarros sueños. Ni alucinando, ni drogado, ni
ebrio, ni con
una pistola en la cabeza. Jamás. Nunca lo haría.
Aya: "Además, no tengo por qué justificar mi personalidad con nadie"
Yuki: "Ah…perdona la molestia" - Con lágrimas a punto de derramarse de sus ojos.
Yohji había escuchado toda la conversación por error, mientras iba a su pieza en
busca de sus cigarros (el elemento vital para todos los fumadores….Yeah!!!). No
pudo evitar
escuchar la conversación. La rabia lo carcomía por dentro, porque sabía lo que
Aya hacía.
Ohhhhhh. Lo sabía muy bien. Saliendo de donde estaba escondido gritó:
Yohji: "Eres un hijo de puta. Aya!!! Yuki no tiene la culpa de que se parezca
tanto a
Ken. Si quieres culpar a alguien, busca a sus padres por tener un hijo tan
parecido a
nuestro KenKen, o tal vez a la matrona que asistió el parto. No vendría nada de
mal. ¿Oiga
señora? ¿Ud. trajo al mundo a Yuki Hamasaki? ¿Sí? Ahhhhhh. Shi-neeeeee!!!! Eso
te pasa por
traer a la vida a la persona que se parece tanto a mi amor perdido ¿No lo sabía?
Oooops. Las
cosas pasan"
Aya lo miraba con odio desde su asiento
Aya: "No te metas Kudou" - En tono amenazante
Yuki miraba confundido, mientras escuchaba la pelea de los dos mayores.
Yuki: ¿Ken? ¿Quién es Ken?
Yohji: "Ah. Claro. Hazlo sentir culpable. Yuki tiene la culpa. Trátalo mal.
Trátalo
como basura. Después de todo, por el sólo hecho de parecerse a Ken lo hace
responsable de
todo. Culpen a Yuki"
Sin oír más, Aya se levanta de la silla y golpea a Yohji en la cara, tirándolo
al
suelo:
Aya: "Déjame tranquilo"
Y sin decir más, se va. Yuki levanta del suelo a Yohji, quien estaba en el suelo
acariciando su mejilla.
Yuki: "¿Estás bien?
Yohji: "Si…"
Lo mira un momento para seguir hablando.
Yohji: "Te gusta Aya. ¿Verdad?"
Yuki se pone rojo de pies a cabeza, y comienza a tartamudear, mientras de
deshace en
explicaciones. El rubio del grupo esbozó una sonrisa triste, porque el estar en
esta
situación, con Yuki le hizo recordar una muy similar en que estuvo con Ken,
cuando admitió
estar enamorado de Aya. A Yohji no le molestó en lo más mínimo. Al contrario.
Estaba feliz,
porque vería a su amigo feliz. Además quién era para criticar a la
homosexualidad, cuando él
mismo era bi.
"¿De verdad es muy evidente? Yo…yo…Ahhhhhhhh...sip. Es cierto. Estoy enamorado
de
Aya. ¿Cómo te diste cuenta?"
Yuki: "¿Cómo…cómo te diste cuenta…yo…yo…"
Yohji: "Jajaja…."
Yuki: - Sonrojado - " ¿De q…qué…qué te ríes? - Ahora confundido, y apenado por
miedo
a ser rechazado por estar enamorado de otro hombre.
Yohji: "Jajaja…no de ti…es que recordé algo…jejeje…"
Yuki algo más aliviado, menor rojo y más animado, puesto que la sonrisa de Yohji
era
muy contagiosa y le ayudaba a sobrellevar de mejor manera en rechazo.
Yohi: "¿Qué tanto sabes del antiguo Siberian? ¿Qué te dijeron cuando te enviaron
con
nosotros?"
Yuki: "Mmmm….no mucho. Sólo que había fallecido en una misión…Mmmm…eso"
Luego recordó algo que había olvidado tratando de ayudar a Yohji, después de ser
golpeado por Aya.
Yuki: "¿Quién es Ken, Yohji?...Mencionaste a alguien con ese nombre en la
discusión…¿Y qué tiene que ver con Aya?"
Yohji lo mira seriamente, se levanta y se dirige a la cocina. Haciendo ademán de
que
el joven lo siguiera.
Yohji: "Tenemos mucho de qué hablar…Y una vez terminada la conversación, tendrás
que
replantearte si realmente valdrá la pena perseguir algo que nunca será tuyo. Me
refiero a
nuestro As de las relaciones sociales, el inigualable, el insuperable orador de
cátedras, el
comunicador más grande del universo, Aya Fujimiya. Nuestro gran y respetable
líder, poseedor
de un carisma envidiable. Envidiado por los hombres, y adorado por las mujeres.
¿Olvidé
mencionar hombres también?"
Miró de reojo a Yuki, quien lo miraba con cara de "Ya párala. Ok?!". Yohji tosió
un
poco:
Yohji: "Se me pasó la mano. ¿Verdad?"
Yuki: "Ermm…algo"
Yohji: "¿Nos tomamos un café? ¿Te parece bien? Mientras te explico algo que
nunca
nadie te contó. Quién era Ken, y qué relación tenía con nuestro amadísimo,
respetadísimo,
nuestro…"
CO FF!!!!!
Yohji lo mira y sonría, para luego ponerse serio.
Yohji: "Ken era el antiguo Siberian. Tú predecesor, pero Ken para Aya, era mucho
más.
Para él, Ken lo era todo"
Fin Segundo Capítulo
Palabras de MD: Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. ¿Dije que iba a ser largo? Lo dije
¿Verdad? Y
falta tanto.Tantooooooooooooooooooooooooooooo.
Pero ya tengo ánimos para seguir adelante. Como falta la segunda etapa, en que
pasan
seis años antes de la aparición de los nuevos enemigos, Aya se va a ver como en
Glühen, o
sea, de pelo largo y color concho de vino (Rico….Aya, no el vino. El
vino…PUAJ!!!). Gracias
a ti Dani por hacerme ver ese pequeño gran detalle. ^^