Captain Tsubasa Fan Fiction ❯ Ashita wa Motto (Mańana, yo seré...) ❯ Dos Estúpidos Solitarios. ( Chapter 3 )
[ T - Teen: Not suitable for readers under 13 ]
"Ashita wa Motto (Mañana, yo seré...)".
Fanfic de Captain Tsubasa.
Advertencia: este fanfic tiene *shonen-ai*, o sea, se menciona el hecho de que hay una relación amorosa entre *dos chicos*. Además, al final de este capítulo hay una parte *lima*, con leve contenido sexual. Léelo a tu propio riesgo..
Parte 3: Dos Estúpidos Solitarios.
Mirando el reloj de la sala, veo que ya son las 4 de la mañana. ¿Realmente es tan tarde? Vaya, vaya...
Todos estamos en el departamento que Izawa comparte con un amigo suyo, quien ahora está en Osaka. Lo mejor de este lugar es su maravillosa vista, casi sin obstrucciones, de la bahía. Ahora mismo, la luz de luna y las de las lámparas de la calle la hacen verse muy hermosa. Y aparte de ello, desde el ventanal junto al cual estoy sentado, puedo sentir la brisa marina sobre mi rostro.
"Oye amigo, ¿por qué tan calladito?"
Taki estaba sentado en un sillón junto a mí, y no pude evitar hacer una mueca al notar que su aliento realmente APESTA a alcohol. "Ya lo he dicho mil veces, Taki. Estoy cansado y con sueño, pero nada más".
"Bueno, tú te lo pierdes". Él trata de pararse, pero las piernas no le responden y tengo que ayudarlo a ponerse de pie.
"¿No crees que ya tomaste demasiado?", le pregunto, cogiendo el vaso que tiene en la mano y dejándolo en una mesita.
"Aún estoy consciente", me dice con una sonrisa boba, "así que está bieeeeen...".
De nuevo sus piernas no resisten, y ahora es aún peor. Taki trata de apoyarse en mí para no perder el equilibrio, pero por lo brusco de sus movimientos casi nos vamos al suelo los dos. Menos mal que yo no tomé casi nada, ni en la fiesta ni aquí, o si no...
"Eso espero, Taki", murmuro entre dientes. "Pero ¿no te vendría mejor dormir un poco?".
"... zzzzzz...".
"Ni hablar".
Con un poco de esfuerzo lo hago tenderse en el sillón. A este punto Taki ya está fuera de combate, y también lo está (casi desde el principio) su mejor amigo desde el tiempo del Shutetsu, Kisugi, quien duerme en un sofá - cubierto con la chaqueta de Taki. No puedo evitar sonreír ante ese detalle, y luego me doy cuenta de que Takasugi también está "descartado", tendido sobre otro sillón.
Tras bostezar un poco yo me voy al balcón, donde Izawa y Wakabayashi han estado conversando por un largo rato. "¿Puede saberse de qué hablan?", les pregunto.
"De muchas, muchas cosas", me dice Izawa. "Y justo ahora, le estaba contando al capitán sobre mi vida como jugador del Yokohama Marinos y de este departamento que comparto con mi amigo Shouji... ¿Te gusta, Misaki?".
"Sip", le digo. "Me recuerda un poco a mi departamento en París. Desde la ventana puedes ver la Torre Eiffel".
Entonces tengo un pequeño flashback de la Torre Eiffel... la primera Copa Mundial Juvenil... cuando conocí a Pierre y Napoleon... Azumi y mis amigos franceses... mi reencuentro con mis amigos japoneses y con Tsubasa...
Me "devuelvo" al momento en que vivo casi de inmediato. "Tuve suerte en conseguir ese lugar", digo con rapidez. "Pierre me ayudó, eso sí".
Wakabayashi me mira con un poco de sorpresa. Por su expresión, quizá haya visto algo.... Pero no dice nada que lo sugiera.
"¿Pierre, dices?", me pregunta. "¿Es el Pierre que creo que es...?".
"¿Ojos azules, cabello largo, cara de niño bonito, y cientos de fans?".
"Touché".
"Bueno, sí, es él", le respondo. "Pierre es uno de mis compañeros en el Paris St. Germain, y un excelente amigo también".
"¿*Amigo* solamente, dices?".
Eso lo veía venir desde hace kilómetros, pero aún así me sonrojo cuando Izawa me pregunta. "¡Izawa! ¡Él es sólo mi amigo! Y si no...".
"Y si no ¿qué?", y se ríe. "¿Su novia te mata?".
"Entre sus fans y su semi-novio...".
"¿¡Su QUÉ?!".
Los dos me miran con asombro. Me cubro la boca con la mano, viendo casi con espanto que acabo de actuar como Ishizaki. Esto ya es un secreto a voces en París, pero aún así...
Wakabayashi mira a Izawa casi fríamente para impedirle que diga algo, y piensa unos segundos antes de seguir. "Ya que hablaste... Es Louis Napoleon, ¿eh?... Bueno, hace sentido... ¿así que son la Combinación Francesa dentro Y fuera del juego?".
Yo miro a Wakabayashi casi con expresión de súplica. Ya es bastante malo lo que pasó antes de la boda, y que se repita ahora... Aparte de ello, me siento como si estuviera traicionando a mis amigos de Francia...
"No te preocupes", concluye. "No voy a decir nada. ¿Y a quién podría contárselo, aparte?". Luego de esto, vuelve a mirar a Izawa. "Tú tampoco hables de esto, Izawa. ¿Lo prometes?".
"Lo que quieras, capitán. Al menos fingiré que nada sé", es la respuesta, y siento parte de mi culpa desaparecer. "Después de todo, no es nuestro asunto. Al igual que lo de Aoi...".
¿Aoi...? Entonces vuelvo a recordar lo del cuasi-incidente (que comenzó conmigo arreglándole la boina a Wakabayashi), donde todas las bromas por parte de Ishizaki y los muchachos sobre lo que pensaba y/o sentía Shingo por su gran amigo y compañero Gino Hernández casi se fueron por la borda. Y todo por un comentario...
"Pero...", les pregunto, "¿Por qué tanta algarabía en realidad? Algo dijeron de Akai, que juega en Italia al igual que Kojiro y Aoi...".
Wakabayashi suspira, y se queda pensativo por unso momentos. "Creo recordar la causa".
"¿De veras?".
"Bueno...", Wakabayashi empieza a explicarnos. "Eso viene del IRC. Sabes, algunos de nosotros solemos conectarnos a un canal de IRC que creó el mismo Akai, para comentar nuestras vidas y carreras futbolísticas y mantenernos en contacto. A veces yo mismo me doy unas vueltas por ahí. Y si mal no recuerdo, una vez que hablábamos de Aoi, Akai dijo que los había visto en las calles de Milán y le pareció que su amistad era bastante simpática, más cercana de lo que él pensó, o algo así. Pero ya saben, el chisme se deformó... A veces aún me dan ganas de tirar a Ishizaki a un pozo".
Eso me recuerda la expresión de Aoi en esos momentos. Más que estar furioso ya que se metían en su vida privada, me pareció que reprimía algo más, algo que le causaba dolor.
"Bueno... qué puede decirse", les digo, bastante seriamente. "Es como dijiste, Izawa. No es nuestro asunto. Es *su* vida. No podemos ni deberíamos intervenir. Él verá lo que hace, y sólo podemos esperar que decida lo mejor".
Aparte de ello, me pregunto qué tan similar es su situación a la mía. Por lo que vi, podría jurar que le gusta Hernández, pero no le ha dicho nada. Aún así, ambos somos personas muy distintas, y quizá nuestros sentimientos por aquellas personas no tengan comparación...
"Vaya, vaya, tienes toda la razón del mundo. No puedo discutir en ese sentido", me dice Izawa, interrumpiendo mis pensamientos sin querer. Tal parece que va a decir algo más... pero todo "desaparece" en un enorme bostezo. Yo y Wakabayashi nos quedamos mirándole, y él se pone rojo.
"Bueno, qué le vamos a hacer. Yo me voy a dormir", murmuró frotándose los ojos como un niño. "¡Ah!, antes que me olvide...", y él abre la puerta que conduce a la pieza de su compañero. "Cuando no puedan mantenerse en pie, quédense en la pieza de Shouji. Tiene la cama y un sofá cama, así que estarán cómodos. Sólo les pido que no desordenen demasiado. No quiero que Shouji se queje conmigo por las sábanas o algo así".
"¡Cállate, Izawa!", murmura Wakabayashi entre dientes, e Izawa entra a su pieza. Yo lo miro irse, y luego contemplo a Wakabayashi, quien está pensativo de nuevo.
"¿Wakabayashi?", le pregunto en voz baja para no causarle un sobresalto. Él me mira un poco confundido, y luego me sonríe.
"Lo siento, Misaki. Soñaba despierto".
"Tú soñando despierto. ¿Mañana es el Día de los Inocentes?".
Justo entonces me doy cuenta de que estoy casi tan cerca suyo como en el "incidente de la boina", y de pronto me es tan incómodo que casi me alejo de un salto. Pero nadie está alrededor nuestro, así que ¿para qué? Y aparte...
// * Por momentos mirabas a Wakabayashi casi como si estuvieses enamorado de él... * //
Las palabras de Matsuyama están grabadas casi a fuego en mi mente. Mi corazón está lleno de confusión, melancolía, preocupación, y una mezcla de sentimientos que no me atrevo a distinguir...
"Está empezando a hacer más frío que antes... Ven, mejor entremos, Misaki...".
Siguiendo a Wakabayashi, entro a la pieza de Shouji. Tras cerrar la puerta para que no entre más frío, me saco la chaqueta para tirarla al suelo. Tras esto me siento en la cama, y Wakabayashi hace lo mismo tras sacarse la boina y la chaqueta y tirarlas sobre el sofá cama. Pero no nos decimos nada, ni prendemos las luces; sólo nos miramos, sin poder pensar en nada que decir...
"Wakabayashi", yo trato de romper el hielo primero, tras unos minutos de incómodo silencio. "¿En qué pensabas? ¿Puedo saberlo?".
Él mueve un poco la cabeza, suspirando. "Sobre muchas cosas, Misaki. Tantas, que no siempre tengo tiempo de pensar en ellas...".
Vaya, no estoy solo tal parece. Aquí hay alguien más que quiere detener el mundo y bajarse...
"¿Cómo qué?", le pregunto.
Tú nunca abres tu corazón a nadie, Genzo Wakabayashi. Ni siquiera a mí, las veces que nos vemos, me hablas mucho de ti mismo. Yo sé tanto, y a la vez tan poco de ti; te he visto como un excelente arquero, un buen amigo y un pilar de fuerza para nosotros. Pero sobre tu persona... No sé realmente qué es lo que te gusta o te carga, qué sueñas fuera del campo de fútbol, si te has enamorado, si alguna vez volviste a estar con tu familia por más de unos cuantos días...
Wakabayashi parece notar de lo que pienso, ya que me sonríe. Pero aún en la semiobscuridad, veo trazos de amargura en su expresión.
"Sabes, Misaki", me dice, "estaba pensado sobre una chica... alguien que conocí hace varios años ya...".
Me sorprende un poco que esté hablando o pensando sobre ello, pero no digo nada que arruine el momento. Una confidencia no relacionada con el fútbol, viniendo de él...
"Cuéntame, entonces", le digo. "¿Qué pasó?".
Sus ojos oscuros me miran fijo. Él duda un poco, pero entonces... "Nada y todo al mismo tiempo."
Wakabayashi se estira y sacude la cabeza antes de empezar a contarme. "Había una niña preciosa, pero muy tímida, en Hamburgo. Se llamaba Liesl. Justo antes de la primera Copa Mundial, la de Francia, ella solía venir trayendo a sus hermanos chicos a los entrenamientos infantiles, y mientras los niños entrenaban ella observaba nuestra práctica, a veces sentándose cerca de mi portería. Mis compañeros decían que Liesl venía a verme a mí, y querían que yo saliera con ella. Incluso Schneider, que suele ser indiferente a estas cosas, me preguntó una vez por qué no le pedía una cita. Yo pensé en hacerlo, pero siempre me decía que sería mejor después de la Copa, cuando tendría algo más de tiempo... Pero cuando volví de Francia, ella y sus hermanos no vinieron nunca más. Kaltz me contó que su familia había tenido que irse de la ciudad. Yo no la volví a ver, ni a saber de ella...".
Juzgando por el tono un poco triste de su voz, no le es fácil hablar de esto.
"Eso fue", continuó, "hasta que vine acá a Japón para la boda, hace unos días. Me encontré con Liesl en el aeropuerto, y pudimos hablar antes de que yo tomara el vuelo a Tokyo. Y me contó que había estado, efectivamente, enamorada de mí; pero como su familia pasaba cambiándose de casa por el trabajo de su padre, Liesl nunca se atrevió a decirme que me quería, sabiendo que tendría que separarse de mí muy pronto. Eso ya le había pasado antes, y le habría dolido demasiado pasar por lo mismo de nuevo. Así que ya ves, he estado pensando en eso en medio de esta locura de boda y de reunión. Sobre lo que podríamos haber sido, pero nunca nos permitimos llegar a ser".
Ya he oído antes una historia así. Matsuyama vivió lo mismo junto con Yoshiko, lo recuerdo; ellos mismos me lo contaron. Aún así tuvieron suerte, ya que ella regresó de Norteamérica y ahora están juntos. Pero Liesl y Wakabayashi...
Él de repente pestañea y se ríe un poco. "Qué poco típico de mí, hablar sobre posibilidades o probabilidades en vez de cosas concretas. Si esto fuera un fanfic, estaría terriblemente fuera de carácter, ¿no lo crees?".
Yo aprecio la pequeña burla, pero también noto que él necesitaba hablar de ello. "No, está bien", le aseguro. "Eso prueba que tienes una vida propia aparte del fútbol. ¿Qué hay de malo en ello?".
Él parece querer decir algo más sobre el asunto, pero finalmente se arrepiente. "Gracias, Misaki. Por escucharme".
Entonces, veo que medida que hablaba, nos hemos estado acercando cada vez más. Ahora estoy sentado casi a su lado; tanto, que me bastaría estirar un poco la mano y podría tocarle. Seguramente era para escuchar mejor lo que me decía, al principio, pero ahora...
Me acuerdo un poco de Tsubasa. En estos años, también con él he alcanzado un grado de intimidad y confianza así de grande. Como un baño, una ducha, dormir en la misma habitación, o un entrenamiento los dos solos. Y aún así, eramos casi niños. Más extraño hubiera sido que nada de ello pasara, ¿verdad? Pero en esos tiempos no éramos lo que somos ahora, dos adultos que estamos tan lejos y tan cerca al mismo tiempo.
Y ahora... estoy en la casa de un buen amigo, junto a otra persona muy importante para mí, quien acaba de contarme algo que aparentemente casi nadie más sabe sobre él.
Suspiro profundamente, e inclino la cabeza. Cierro los ojos, y trato de aclarar mi mente. Tsubasa, él fue mi primer amor. Wakabayashi, él es un gran amigo...
"¿Misaki?".
Abro los ojos y lo miro a la cara. Yo he mantenido mi corazón cerrado ya por años, y eso duele terriblemente. Necesito hacer algo, cualquier cosa casi, que impida que termine quebrándome bajo el peso de mi silencio. Pero aún así, me pregunto cómo hacerlo sin perder los últimos restos de mi orgullo.
"Genzo...", murmuro, llamándole por primera vez por su nombre.
Y entonces, por impulso me acerco más y beso en la boca a Genzo Wakabayashi, tratando de poner en ello todos mis sentimientos, sean cuales sean. Esto debe ser todo un shock para él, pues siendo un hombre de reacciones rapidísimas, sólo pone sus manos sobre mis hombros como dudando si debería alejarme de él o abrazarme...
Al separarnos, apenas podemos respirar. Genzo, quien en circunstancias normales me habría abofeteado, sólo me mira como si no pudiese creer lo que recién acaba de pasar. Trago saliva y murmuro una disculpa, pero veo en su rostro la misma sonrisa amarga que tenía cuando hablaba de su propio primer amor.
Y ahora, él es quien se inclina y me besa. Mientras, sus manos empiezan a deshacer el nudo de mi corbata, y luego desabrochan mi camisa; cuando termina, me los quita y los tira al suelo. Casi de inmediato siento una de sus manos acariciando mi cuello y mi pecho con torpeza...
Cuando nos separamos de nuevo para respirar, yo apoyo mi frente en el hombro de Genzo. Le acaricio a través de la tela de su camisa, y tal como él lo hizo conmigo, le saco la camisa y la tiro al suelo; entonces, él me deja abrazarle, y pronto siento su respiración en mi hombro mientras empieza a besarme en el cuello.
Por favor, Genzo. Dime que podremos olvidarnos de todo en estas horas que aún tenemos. De la Bundesliga (1), tus padres en Inglaterra, Schneider, tu primer amor. De mi irregular carrera, mi soledad, Tsubasa... Quiero creer que, al menos en estos momentos, podremos dejar todo eso. Que tú y yo podremos intentar llegar a ese momento en el cual cada célula deja de registrar ideas coherentes, para sólo sentir lo que traiga el momento... sin saber qué es lo que realmente divide el dolor del placer o la tristeza de la alegría...
Dímelo en los besos tuyos que siento sobre mi cuello, mis hombros, mi pecho... Yo te responderé con las caricias que deslizo sobre tu espalda, tu cuello, tu cintura... mientras seguimos desnudándonos mutuamente en cuerpo y alma, para que nada se interponga entre estos dos hombres solitarios y estúpidos que somos tú y yo...
***************************
Abro los ojos, y los siento hinchados. La luz del sol me hace casi el efecto de una bofetada, y aún peor por el aire húmedo. Me siento y me cubro la cara con una mano para protegerme un poco, pero tras algunos momentos me rindo y vuelvo a tenderme en la cama, envolviéndome un poco en las sábanas azules...
Esperen... No tengo sábanas azules en mi casa... tampoco hay en la de mi padre... ¡Esta no es mi pieza tampoco...!
"Ya te diste cuenta, ¿no?".
¿Darme cuenta de qué...?
Sí, ahora que estoy algo más consciente, veo muchas otras cosas diferentes de aquello a lo cual estoy acostumbrado. Estoy semidesnudo, apenas en ropa interior, y el resto de mi ropa está tirada en el suelo junto a la cama. Y hay una sensación muy extraña en el aire, sugiriéndome imágenes mentales de lo que sucedió en estas horas.
Los besos... Las caricias... El placer y el dolor... y él...
¡Maldita sea!
Ahora ya completamente lúcido, miro al hombre sentado en el sofá cama enfrente mío. Él está a medio vestir, con la camisa abierta, y sus ojos ahora se ven aún más oscuros, por la sombra del arrepentimiento y la rabia.
"Gen...", empiezo a hablar. "Quiero decir... Wakabayashi...".
"Misaki", dice él, su voz firme y clara a pesar de todo. "¿Cómo estás ahora?".
Peor que nunca. ¿De qué otra manera crees que puedo sentirme después de lo que pasó?
"Escúchame", le digo con rapidez, casi escupiendo las palabras. "Lo lamento, Wakabayashi. No sé qué diablos pasó. No era yo mismo esa vez. Yo...".
"No estabas ebrio ni nada, así que no digas eso. Tampoco lo estaba yo. De todas maneras...".
Mi mano agarra las sábanas, y mi corazón se oprime por la humillación que siento. Por un momento de debilidad, lo perdí todo. Y esto sucedió justo frente a una persona que siempre ha estado muy cerca mío, y no sólo eso; le arrastré con mis propias manos al mismísimo abismo donde caí yo...
"Lo que quiero decir", y sigue hablando, lentamente, "es que no tienes por qué excusarte. Lo que pasó, pasó, y nada más. Los dos tenemos culpa por ello; tú empezaste, pero yo tampoco fui capaz de detenerte...".
"¡Ya basta!", casi le grito, incapaz de soportar mi rabia. "¡Deja de analizarlo así, Wakabayashi! ¿Cómo puedes hacerlo, después de todo? Es cosa de sentirlo. Yo quería olvidar mi aislamiento, tú querías olvidarte de la chica a quien nunca le dijiste que te gustaba... ¡Y todo fue por nuestra estupidez y soledad! Pero...".
"Pero tú no te olvidaste de él, ¿verdad?", susurra de repente, y le veo acercarse un poco y mirarme fijo. "No, ni por un momento".
La frialdad en su voz contrasta con el calor en la habitación.
"¿Qué quieres decir...?", le pregunto en voz baja.
"Me refiero a Tsubasa", concluye. "En esos momentos, murmurabas tanto mi nombre como el suyo, Misaki".
Casi me desplomo en la cama al oír eso, los últimos restos de mi fuerza desvaneciéndose. Sus palabras me mostraron lo que realmente se ocultaba bajo el velo misterioso; no necesito, ni quiero decir qué era. Mis labios secos murmuran una maldición, pero no me atrevo ni a mirar a Wakabayashi a la cara...
"Wakabayashi", mi voz apenas es audible. "Perdóname. Sí, así es. Y ojalá no hubiese pasado nada...".
Tonterías. Si no con Wakabayashi, tarde o temprando hubiera pasado con otra persona (¿una chica?, ¿alguno de mis compañeros japoneses?, ¿uno de mis amigos en Francia?, ¿Azumi?), y aún así me sentiría de lo peor.
"...Perdóname".
Tras decir esto, me paro y tomo mi ropa para luego y al baño y ducharme. No puedo ni siquiera mirar al hombre con quien pasé la noche anterior, y con quien... ¿Hice el amor? ¿Me apunté un gol? No sé cómo llamarlo.
Ya en la ducha dejo correr el agua helada sobre mi cuerpo desnudo, y siento como si me hubiera despertado de un largo y extraño sueño. Uno que comenzó cuando llegué a Shizuoka a los doce años, y dos de los que más en él aparecen son Wakabayashi y Tsubasa...
Pocos minutos más tarde, ya estoy vestido y listo para volver a casa. Lo siento, papá. No creo que me veas sonreír hoy.
Solamente entonces, me detengo junto a la puerta de la pieza y miro a Wakabayashi. Él sigue sentado en el sofá cama, en silencio, como si hubiera bloqueado todo pensamiento o sentido.
Apretando mis puños, miro hacia atrás. La puerta de la pieza de Izawa está cerrada, así que de seguro él sigue durmiendo. Luego, camino hacia la sala; Kisugi, Takasugi y Taki aún están dormidos. Así que es fácil para mí salir del departamento...
¡Nunca nada será como antes!
Ya no soy el Taro Misaki que solía ser. O el que creí ser, en todos estos años...
No. Ya nada será igual.
-- continuará...?
(1) Die Bundesliga: Liga Alemana de Fútbol
Fanfic de Captain Tsubasa.
Advertencia: este fanfic tiene *shonen-ai*, o sea, se menciona el hecho de que hay una relación amorosa entre *dos chicos*. Además, al final de este capítulo hay una parte *lima*, con leve contenido sexual. Léelo a tu propio riesgo..
Parte 3: Dos Estúpidos Solitarios.
Mirando el reloj de la sala, veo que ya son las 4 de la mañana. ¿Realmente es tan tarde? Vaya, vaya...
Todos estamos en el departamento que Izawa comparte con un amigo suyo, quien ahora está en Osaka. Lo mejor de este lugar es su maravillosa vista, casi sin obstrucciones, de la bahía. Ahora mismo, la luz de luna y las de las lámparas de la calle la hacen verse muy hermosa. Y aparte de ello, desde el ventanal junto al cual estoy sentado, puedo sentir la brisa marina sobre mi rostro.
"Oye amigo, ¿por qué tan calladito?"
Taki estaba sentado en un sillón junto a mí, y no pude evitar hacer una mueca al notar que su aliento realmente APESTA a alcohol. "Ya lo he dicho mil veces, Taki. Estoy cansado y con sueño, pero nada más".
"Bueno, tú te lo pierdes". Él trata de pararse, pero las piernas no le responden y tengo que ayudarlo a ponerse de pie.
"¿No crees que ya tomaste demasiado?", le pregunto, cogiendo el vaso que tiene en la mano y dejándolo en una mesita.
"Aún estoy consciente", me dice con una sonrisa boba, "así que está bieeeeen...".
De nuevo sus piernas no resisten, y ahora es aún peor. Taki trata de apoyarse en mí para no perder el equilibrio, pero por lo brusco de sus movimientos casi nos vamos al suelo los dos. Menos mal que yo no tomé casi nada, ni en la fiesta ni aquí, o si no...
"Eso espero, Taki", murmuro entre dientes. "Pero ¿no te vendría mejor dormir un poco?".
"... zzzzzz...".
"Ni hablar".
Con un poco de esfuerzo lo hago tenderse en el sillón. A este punto Taki ya está fuera de combate, y también lo está (casi desde el principio) su mejor amigo desde el tiempo del Shutetsu, Kisugi, quien duerme en un sofá - cubierto con la chaqueta de Taki. No puedo evitar sonreír ante ese detalle, y luego me doy cuenta de que Takasugi también está "descartado", tendido sobre otro sillón.
Tras bostezar un poco yo me voy al balcón, donde Izawa y Wakabayashi han estado conversando por un largo rato. "¿Puede saberse de qué hablan?", les pregunto.
"De muchas, muchas cosas", me dice Izawa. "Y justo ahora, le estaba contando al capitán sobre mi vida como jugador del Yokohama Marinos y de este departamento que comparto con mi amigo Shouji... ¿Te gusta, Misaki?".
"Sip", le digo. "Me recuerda un poco a mi departamento en París. Desde la ventana puedes ver la Torre Eiffel".
Entonces tengo un pequeño flashback de la Torre Eiffel... la primera Copa Mundial Juvenil... cuando conocí a Pierre y Napoleon... Azumi y mis amigos franceses... mi reencuentro con mis amigos japoneses y con Tsubasa...
Me "devuelvo" al momento en que vivo casi de inmediato. "Tuve suerte en conseguir ese lugar", digo con rapidez. "Pierre me ayudó, eso sí".
Wakabayashi me mira con un poco de sorpresa. Por su expresión, quizá haya visto algo.... Pero no dice nada que lo sugiera.
"¿Pierre, dices?", me pregunta. "¿Es el Pierre que creo que es...?".
"¿Ojos azules, cabello largo, cara de niño bonito, y cientos de fans?".
"Touché".
"Bueno, sí, es él", le respondo. "Pierre es uno de mis compañeros en el Paris St. Germain, y un excelente amigo también".
"¿*Amigo* solamente, dices?".
Eso lo veía venir desde hace kilómetros, pero aún así me sonrojo cuando Izawa me pregunta. "¡Izawa! ¡Él es sólo mi amigo! Y si no...".
"Y si no ¿qué?", y se ríe. "¿Su novia te mata?".
"Entre sus fans y su semi-novio...".
"¿¡Su QUÉ?!".
Los dos me miran con asombro. Me cubro la boca con la mano, viendo casi con espanto que acabo de actuar como Ishizaki. Esto ya es un secreto a voces en París, pero aún así...
Wakabayashi mira a Izawa casi fríamente para impedirle que diga algo, y piensa unos segundos antes de seguir. "Ya que hablaste... Es Louis Napoleon, ¿eh?... Bueno, hace sentido... ¿así que son la Combinación Francesa dentro Y fuera del juego?".
Yo miro a Wakabayashi casi con expresión de súplica. Ya es bastante malo lo que pasó antes de la boda, y que se repita ahora... Aparte de ello, me siento como si estuviera traicionando a mis amigos de Francia...
"No te preocupes", concluye. "No voy a decir nada. ¿Y a quién podría contárselo, aparte?". Luego de esto, vuelve a mirar a Izawa. "Tú tampoco hables de esto, Izawa. ¿Lo prometes?".
"Lo que quieras, capitán. Al menos fingiré que nada sé", es la respuesta, y siento parte de mi culpa desaparecer. "Después de todo, no es nuestro asunto. Al igual que lo de Aoi...".
¿Aoi...? Entonces vuelvo a recordar lo del cuasi-incidente (que comenzó conmigo arreglándole la boina a Wakabayashi), donde todas las bromas por parte de Ishizaki y los muchachos sobre lo que pensaba y/o sentía Shingo por su gran amigo y compañero Gino Hernández casi se fueron por la borda. Y todo por un comentario...
"Pero...", les pregunto, "¿Por qué tanta algarabía en realidad? Algo dijeron de Akai, que juega en Italia al igual que Kojiro y Aoi...".
Wakabayashi suspira, y se queda pensativo por unso momentos. "Creo recordar la causa".
"¿De veras?".
"Bueno...", Wakabayashi empieza a explicarnos. "Eso viene del IRC. Sabes, algunos de nosotros solemos conectarnos a un canal de IRC que creó el mismo Akai, para comentar nuestras vidas y carreras futbolísticas y mantenernos en contacto. A veces yo mismo me doy unas vueltas por ahí. Y si mal no recuerdo, una vez que hablábamos de Aoi, Akai dijo que los había visto en las calles de Milán y le pareció que su amistad era bastante simpática, más cercana de lo que él pensó, o algo así. Pero ya saben, el chisme se deformó... A veces aún me dan ganas de tirar a Ishizaki a un pozo".
Eso me recuerda la expresión de Aoi en esos momentos. Más que estar furioso ya que se metían en su vida privada, me pareció que reprimía algo más, algo que le causaba dolor.
"Bueno... qué puede decirse", les digo, bastante seriamente. "Es como dijiste, Izawa. No es nuestro asunto. Es *su* vida. No podemos ni deberíamos intervenir. Él verá lo que hace, y sólo podemos esperar que decida lo mejor".
Aparte de ello, me pregunto qué tan similar es su situación a la mía. Por lo que vi, podría jurar que le gusta Hernández, pero no le ha dicho nada. Aún así, ambos somos personas muy distintas, y quizá nuestros sentimientos por aquellas personas no tengan comparación...
"Vaya, vaya, tienes toda la razón del mundo. No puedo discutir en ese sentido", me dice Izawa, interrumpiendo mis pensamientos sin querer. Tal parece que va a decir algo más... pero todo "desaparece" en un enorme bostezo. Yo y Wakabayashi nos quedamos mirándole, y él se pone rojo.
"Bueno, qué le vamos a hacer. Yo me voy a dormir", murmuró frotándose los ojos como un niño. "¡Ah!, antes que me olvide...", y él abre la puerta que conduce a la pieza de su compañero. "Cuando no puedan mantenerse en pie, quédense en la pieza de Shouji. Tiene la cama y un sofá cama, así que estarán cómodos. Sólo les pido que no desordenen demasiado. No quiero que Shouji se queje conmigo por las sábanas o algo así".
"¡Cállate, Izawa!", murmura Wakabayashi entre dientes, e Izawa entra a su pieza. Yo lo miro irse, y luego contemplo a Wakabayashi, quien está pensativo de nuevo.
"¿Wakabayashi?", le pregunto en voz baja para no causarle un sobresalto. Él me mira un poco confundido, y luego me sonríe.
"Lo siento, Misaki. Soñaba despierto".
"Tú soñando despierto. ¿Mañana es el Día de los Inocentes?".
Justo entonces me doy cuenta de que estoy casi tan cerca suyo como en el "incidente de la boina", y de pronto me es tan incómodo que casi me alejo de un salto. Pero nadie está alrededor nuestro, así que ¿para qué? Y aparte...
// * Por momentos mirabas a Wakabayashi casi como si estuvieses enamorado de él... * //
Las palabras de Matsuyama están grabadas casi a fuego en mi mente. Mi corazón está lleno de confusión, melancolía, preocupación, y una mezcla de sentimientos que no me atrevo a distinguir...
"Está empezando a hacer más frío que antes... Ven, mejor entremos, Misaki...".
Siguiendo a Wakabayashi, entro a la pieza de Shouji. Tras cerrar la puerta para que no entre más frío, me saco la chaqueta para tirarla al suelo. Tras esto me siento en la cama, y Wakabayashi hace lo mismo tras sacarse la boina y la chaqueta y tirarlas sobre el sofá cama. Pero no nos decimos nada, ni prendemos las luces; sólo nos miramos, sin poder pensar en nada que decir...
"Wakabayashi", yo trato de romper el hielo primero, tras unos minutos de incómodo silencio. "¿En qué pensabas? ¿Puedo saberlo?".
Él mueve un poco la cabeza, suspirando. "Sobre muchas cosas, Misaki. Tantas, que no siempre tengo tiempo de pensar en ellas...".
Vaya, no estoy solo tal parece. Aquí hay alguien más que quiere detener el mundo y bajarse...
"¿Cómo qué?", le pregunto.
Tú nunca abres tu corazón a nadie, Genzo Wakabayashi. Ni siquiera a mí, las veces que nos vemos, me hablas mucho de ti mismo. Yo sé tanto, y a la vez tan poco de ti; te he visto como un excelente arquero, un buen amigo y un pilar de fuerza para nosotros. Pero sobre tu persona... No sé realmente qué es lo que te gusta o te carga, qué sueñas fuera del campo de fútbol, si te has enamorado, si alguna vez volviste a estar con tu familia por más de unos cuantos días...
Wakabayashi parece notar de lo que pienso, ya que me sonríe. Pero aún en la semiobscuridad, veo trazos de amargura en su expresión.
"Sabes, Misaki", me dice, "estaba pensado sobre una chica... alguien que conocí hace varios años ya...".
Me sorprende un poco que esté hablando o pensando sobre ello, pero no digo nada que arruine el momento. Una confidencia no relacionada con el fútbol, viniendo de él...
"Cuéntame, entonces", le digo. "¿Qué pasó?".
Sus ojos oscuros me miran fijo. Él duda un poco, pero entonces... "Nada y todo al mismo tiempo."
Wakabayashi se estira y sacude la cabeza antes de empezar a contarme. "Había una niña preciosa, pero muy tímida, en Hamburgo. Se llamaba Liesl. Justo antes de la primera Copa Mundial, la de Francia, ella solía venir trayendo a sus hermanos chicos a los entrenamientos infantiles, y mientras los niños entrenaban ella observaba nuestra práctica, a veces sentándose cerca de mi portería. Mis compañeros decían que Liesl venía a verme a mí, y querían que yo saliera con ella. Incluso Schneider, que suele ser indiferente a estas cosas, me preguntó una vez por qué no le pedía una cita. Yo pensé en hacerlo, pero siempre me decía que sería mejor después de la Copa, cuando tendría algo más de tiempo... Pero cuando volví de Francia, ella y sus hermanos no vinieron nunca más. Kaltz me contó que su familia había tenido que irse de la ciudad. Yo no la volví a ver, ni a saber de ella...".
Juzgando por el tono un poco triste de su voz, no le es fácil hablar de esto.
"Eso fue", continuó, "hasta que vine acá a Japón para la boda, hace unos días. Me encontré con Liesl en el aeropuerto, y pudimos hablar antes de que yo tomara el vuelo a Tokyo. Y me contó que había estado, efectivamente, enamorada de mí; pero como su familia pasaba cambiándose de casa por el trabajo de su padre, Liesl nunca se atrevió a decirme que me quería, sabiendo que tendría que separarse de mí muy pronto. Eso ya le había pasado antes, y le habría dolido demasiado pasar por lo mismo de nuevo. Así que ya ves, he estado pensando en eso en medio de esta locura de boda y de reunión. Sobre lo que podríamos haber sido, pero nunca nos permitimos llegar a ser".
Ya he oído antes una historia así. Matsuyama vivió lo mismo junto con Yoshiko, lo recuerdo; ellos mismos me lo contaron. Aún así tuvieron suerte, ya que ella regresó de Norteamérica y ahora están juntos. Pero Liesl y Wakabayashi...
Él de repente pestañea y se ríe un poco. "Qué poco típico de mí, hablar sobre posibilidades o probabilidades en vez de cosas concretas. Si esto fuera un fanfic, estaría terriblemente fuera de carácter, ¿no lo crees?".
Yo aprecio la pequeña burla, pero también noto que él necesitaba hablar de ello. "No, está bien", le aseguro. "Eso prueba que tienes una vida propia aparte del fútbol. ¿Qué hay de malo en ello?".
Él parece querer decir algo más sobre el asunto, pero finalmente se arrepiente. "Gracias, Misaki. Por escucharme".
Entonces, veo que medida que hablaba, nos hemos estado acercando cada vez más. Ahora estoy sentado casi a su lado; tanto, que me bastaría estirar un poco la mano y podría tocarle. Seguramente era para escuchar mejor lo que me decía, al principio, pero ahora...
Me acuerdo un poco de Tsubasa. En estos años, también con él he alcanzado un grado de intimidad y confianza así de grande. Como un baño, una ducha, dormir en la misma habitación, o un entrenamiento los dos solos. Y aún así, eramos casi niños. Más extraño hubiera sido que nada de ello pasara, ¿verdad? Pero en esos tiempos no éramos lo que somos ahora, dos adultos que estamos tan lejos y tan cerca al mismo tiempo.
Y ahora... estoy en la casa de un buen amigo, junto a otra persona muy importante para mí, quien acaba de contarme algo que aparentemente casi nadie más sabe sobre él.
Suspiro profundamente, e inclino la cabeza. Cierro los ojos, y trato de aclarar mi mente. Tsubasa, él fue mi primer amor. Wakabayashi, él es un gran amigo...
"¿Misaki?".
Abro los ojos y lo miro a la cara. Yo he mantenido mi corazón cerrado ya por años, y eso duele terriblemente. Necesito hacer algo, cualquier cosa casi, que impida que termine quebrándome bajo el peso de mi silencio. Pero aún así, me pregunto cómo hacerlo sin perder los últimos restos de mi orgullo.
"Genzo...", murmuro, llamándole por primera vez por su nombre.
Y entonces, por impulso me acerco más y beso en la boca a Genzo Wakabayashi, tratando de poner en ello todos mis sentimientos, sean cuales sean. Esto debe ser todo un shock para él, pues siendo un hombre de reacciones rapidísimas, sólo pone sus manos sobre mis hombros como dudando si debería alejarme de él o abrazarme...
Al separarnos, apenas podemos respirar. Genzo, quien en circunstancias normales me habría abofeteado, sólo me mira como si no pudiese creer lo que recién acaba de pasar. Trago saliva y murmuro una disculpa, pero veo en su rostro la misma sonrisa amarga que tenía cuando hablaba de su propio primer amor.
Y ahora, él es quien se inclina y me besa. Mientras, sus manos empiezan a deshacer el nudo de mi corbata, y luego desabrochan mi camisa; cuando termina, me los quita y los tira al suelo. Casi de inmediato siento una de sus manos acariciando mi cuello y mi pecho con torpeza...
Cuando nos separamos de nuevo para respirar, yo apoyo mi frente en el hombro de Genzo. Le acaricio a través de la tela de su camisa, y tal como él lo hizo conmigo, le saco la camisa y la tiro al suelo; entonces, él me deja abrazarle, y pronto siento su respiración en mi hombro mientras empieza a besarme en el cuello.
Por favor, Genzo. Dime que podremos olvidarnos de todo en estas horas que aún tenemos. De la Bundesliga (1), tus padres en Inglaterra, Schneider, tu primer amor. De mi irregular carrera, mi soledad, Tsubasa... Quiero creer que, al menos en estos momentos, podremos dejar todo eso. Que tú y yo podremos intentar llegar a ese momento en el cual cada célula deja de registrar ideas coherentes, para sólo sentir lo que traiga el momento... sin saber qué es lo que realmente divide el dolor del placer o la tristeza de la alegría...
Dímelo en los besos tuyos que siento sobre mi cuello, mis hombros, mi pecho... Yo te responderé con las caricias que deslizo sobre tu espalda, tu cuello, tu cintura... mientras seguimos desnudándonos mutuamente en cuerpo y alma, para que nada se interponga entre estos dos hombres solitarios y estúpidos que somos tú y yo...
***************************
Abro los ojos, y los siento hinchados. La luz del sol me hace casi el efecto de una bofetada, y aún peor por el aire húmedo. Me siento y me cubro la cara con una mano para protegerme un poco, pero tras algunos momentos me rindo y vuelvo a tenderme en la cama, envolviéndome un poco en las sábanas azules...
Esperen... No tengo sábanas azules en mi casa... tampoco hay en la de mi padre... ¡Esta no es mi pieza tampoco...!
"Ya te diste cuenta, ¿no?".
¿Darme cuenta de qué...?
Sí, ahora que estoy algo más consciente, veo muchas otras cosas diferentes de aquello a lo cual estoy acostumbrado. Estoy semidesnudo, apenas en ropa interior, y el resto de mi ropa está tirada en el suelo junto a la cama. Y hay una sensación muy extraña en el aire, sugiriéndome imágenes mentales de lo que sucedió en estas horas.
Los besos... Las caricias... El placer y el dolor... y él...
¡Maldita sea!
Ahora ya completamente lúcido, miro al hombre sentado en el sofá cama enfrente mío. Él está a medio vestir, con la camisa abierta, y sus ojos ahora se ven aún más oscuros, por la sombra del arrepentimiento y la rabia.
"Gen...", empiezo a hablar. "Quiero decir... Wakabayashi...".
"Misaki", dice él, su voz firme y clara a pesar de todo. "¿Cómo estás ahora?".
Peor que nunca. ¿De qué otra manera crees que puedo sentirme después de lo que pasó?
"Escúchame", le digo con rapidez, casi escupiendo las palabras. "Lo lamento, Wakabayashi. No sé qué diablos pasó. No era yo mismo esa vez. Yo...".
"No estabas ebrio ni nada, así que no digas eso. Tampoco lo estaba yo. De todas maneras...".
Mi mano agarra las sábanas, y mi corazón se oprime por la humillación que siento. Por un momento de debilidad, lo perdí todo. Y esto sucedió justo frente a una persona que siempre ha estado muy cerca mío, y no sólo eso; le arrastré con mis propias manos al mismísimo abismo donde caí yo...
"Lo que quiero decir", y sigue hablando, lentamente, "es que no tienes por qué excusarte. Lo que pasó, pasó, y nada más. Los dos tenemos culpa por ello; tú empezaste, pero yo tampoco fui capaz de detenerte...".
"¡Ya basta!", casi le grito, incapaz de soportar mi rabia. "¡Deja de analizarlo así, Wakabayashi! ¿Cómo puedes hacerlo, después de todo? Es cosa de sentirlo. Yo quería olvidar mi aislamiento, tú querías olvidarte de la chica a quien nunca le dijiste que te gustaba... ¡Y todo fue por nuestra estupidez y soledad! Pero...".
"Pero tú no te olvidaste de él, ¿verdad?", susurra de repente, y le veo acercarse un poco y mirarme fijo. "No, ni por un momento".
La frialdad en su voz contrasta con el calor en la habitación.
"¿Qué quieres decir...?", le pregunto en voz baja.
"Me refiero a Tsubasa", concluye. "En esos momentos, murmurabas tanto mi nombre como el suyo, Misaki".
Casi me desplomo en la cama al oír eso, los últimos restos de mi fuerza desvaneciéndose. Sus palabras me mostraron lo que realmente se ocultaba bajo el velo misterioso; no necesito, ni quiero decir qué era. Mis labios secos murmuran una maldición, pero no me atrevo ni a mirar a Wakabayashi a la cara...
"Wakabayashi", mi voz apenas es audible. "Perdóname. Sí, así es. Y ojalá no hubiese pasado nada...".
Tonterías. Si no con Wakabayashi, tarde o temprando hubiera pasado con otra persona (¿una chica?, ¿alguno de mis compañeros japoneses?, ¿uno de mis amigos en Francia?, ¿Azumi?), y aún así me sentiría de lo peor.
"...Perdóname".
Tras decir esto, me paro y tomo mi ropa para luego y al baño y ducharme. No puedo ni siquiera mirar al hombre con quien pasé la noche anterior, y con quien... ¿Hice el amor? ¿Me apunté un gol? No sé cómo llamarlo.
Ya en la ducha dejo correr el agua helada sobre mi cuerpo desnudo, y siento como si me hubiera despertado de un largo y extraño sueño. Uno que comenzó cuando llegué a Shizuoka a los doce años, y dos de los que más en él aparecen son Wakabayashi y Tsubasa...
Pocos minutos más tarde, ya estoy vestido y listo para volver a casa. Lo siento, papá. No creo que me veas sonreír hoy.
Solamente entonces, me detengo junto a la puerta de la pieza y miro a Wakabayashi. Él sigue sentado en el sofá cama, en silencio, como si hubiera bloqueado todo pensamiento o sentido.
Apretando mis puños, miro hacia atrás. La puerta de la pieza de Izawa está cerrada, así que de seguro él sigue durmiendo. Luego, camino hacia la sala; Kisugi, Takasugi y Taki aún están dormidos. Así que es fácil para mí salir del departamento...
¡Nunca nada será como antes!
Ya no soy el Taro Misaki que solía ser. O el que creí ser, en todos estos años...
No. Ya nada será igual.
-- continuará...?
(1) Die Bundesliga: Liga Alemana de Fútbol