Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti, Ultima parte completa ❯ Segunda Parte ( Chapter 2 )

[ Y - Young Adult: Not suitable for readers under 16 ]

JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic. Gracias amiga por compartir esta locura conmigo.
Dedicado a nena05000, gracias a tus ideas este epílogo empezó a cobrar vida, unos meses atrás.
Nota Para los despistados: les recuerdo que este epílogo en todas sus partes traerá una escena lemon, así que pondré advertencias antes de empezar la misma, pongo a su discreción la lectura de esta, por favor, si no tienes la mente abierta o si no te gustan este tipo de escenas no la leas, si lo haces es bajo tu propio riesgo. Gracias.
EPILOGO
2ª PARTE
 
Shaoran iba en su auto manejando en dirección al hospital. Se había desocupado temprano de la oficina y decidió ir él mismo a recoger a las niñas a la escuela, rara vez lo hacía y cuando sucedía lo acompañaba Sakura.
 
Fue muy gratificante ver las caras de sorpresa y alegría al ver que él había ido solo a recogerlas. Las dos había gritado y corrieron a sus brazos.
 
A Shaoran le provocaba gran satisfacción ver como ellas siempre peleaban por su atención y él tenía mucho cuidado en no mostrar predilección por ninguna de las dos, cosa que no era difícil, pues cada una ocupaba un lugar muy especial en su vida.
 
Mientras se detenía en un semáforo se dio cuenta que esta era la primera vez desde que las gemelas nacieran que visitaba un hospital.
 
De pronto sonrió recordando como había sido cuando la sorpresa del embarazo de Sakura los había tomado desprevenidos.
 
- Flash Back -
 
Poco después de regresar de su luna de miel, Shaoran y Sakura se habían reincorporado al trabajo, y a los pocos días Shaoran tuvo que salir de la ciudad por asuntos del mismo.
 
Habían tenido algunos problemas con un equipo de seguridad de un cliente muy importante y Sagara había decidido que Shaoran debía ir personalmente a resolver el asunto.
 
Aunque Sakura se había mostrado desilusionada por tener que separarse también le había mostrado su apoyo y en su ausencia ella se había quedado a cargo de la oficina de su esposo.
 
En el trabajo habían logrado acoplarse muy bien pues aunque al estar casados la relación cambió habían acordado mantener cierta distancia dentro de la oficina, sobre todo para mantener una imagen seria frente a los clientes.
 
A Shaoran le parecía muy divertido llamarla “señora Li” el tiempo que estaban en la oficina. Sakura era un ángel como siempre lanzándole besos furtivos cuando nadie los veía o guiñándole el ojo seductora.
 
Ya en una ocasión después de despedir al personal al finalizar una larga jornada habían terminado haciendo el amor en la oficina.
 
Después de pasar casi doce horas sin poder tocarla o hablar con ella en privado había sido imposible para él una vez que estuvieron solos no abrazarla y besarla con pasión.
 
-Señor Li -había dicho Sakura fingiéndose renuente-. No creo que mi marido apruebe esto.
 
-Su marido lo aprueba -replicó el contra sus labios buscando ansioso el cierre de su vestido.
 
Shaoran sonreía mientras recordaba ese encuentro en su solitario cuarto de hotel y decidió tomar el teléfono para llamar a su esposa.
 
-¿Diga? -contestó la voz del otro lado de la línea.
 
-Buenas noches, “Señora Li”.
 
-¡Shaoran! Precisamente estaba pensando en ti.
 
-¿Ah si? Cosas buenas supongo.
 
-Como siempre.
 
-Yo también estaba pensando en ti.
 
-¿De verdad? ¿Y qué pensabas?
 
-Me preguntaba… ¿cuándo crees que sea posible que volvamos a repetir nuestro encuentro en la oficina?
 
-¡Li Shaoran! -exclamó sorprendida.
 
Shaoran podía imaginársela sonrojada y con una sonrisa en los labios.
 
-Te he extrañado mucho -dijo Sakura de repente.
 
-Yo también, es una lástima que se haya retrasado mi estancia aquí -y miró su reloj-. Si no fuera por eso, en estos momentos estaría llegando a casa con mi esposa.
 
-Lo sé -suspiró Sakura-. Te tenía una sorpresa esperando.
 
-¿Qué clase de sorpresa? -preguntó interesado.
 
-Tendrás que esperar para verla.
 
Shaoran sonrió imaginando la clase de sorpresa que sería y suspiró deseando poder estar ahí con ella. Mientras tanto siguieron hablando un poco más platicando sobre lo que Shaoran había tenido que hacer durante el día.
 
-¿Te notó algo extraña? -dijo Shaoran de repente.
 
-Creo que estoy algo cansada, no sé me he sentido un poco rara todo el día.
 
-¿Te sientes mal? -preguntó preocupado.
 
-No para nada -mintió pensando en esa mañana cuando había sentido nauseas y paso un buen rato en el baño-. Sólo me siento rara, no te preocupes solo debo estar cansada, ha sido un día ajetreado.
 
-¿Por qué? ¿Hubo mucho trabajo?
 
-Algo, hoy llegó la nueva secretaria que trabajará con nosotros… Naoko Yananisawa. Es una chica muy agradable y con mucha disposición para trabajar.
 
-¿Y estuviste entrenándola?
 
-Si, no me había dado cuenta de cuantas cosas manejamos, ya es tan natural para mi.
 
-Por eso eres la mejor asistente del mundo.
 
-Gracias amor -y recordó algo-. ¿Mañana llegarás directo a la oficina?
 
-Yo creo que si, debo llegar ahí antes de la junta.
 
-Es muy emocionante ¿no? ¿Estás nervioso?
 
-No, la verdad no he tenido tiempo para pensar en eso.
 
-Pues yo me siento nerviosa por ti -confesó emocionada-. ¡Es el ascenso que has estado esperando!
 
-Qué hemos estado esperando -corrigió él contagiado por su entusiasmo.
 
-Bueno, entonces te veré mañana en la oficina.
 
-Estaré ansioso por verte, por la noche podríamos ir a celebrar.
 
-Está bien, no me lo perdería por nada.
 
Se despidieron con palabras cariñosas y después de colgar los dos se prepararon para descansar sin imaginar las sorpresas que les esperaban el día siguiente.
 
La mañana había sido complicada para Shaoran y llegó apenas con tiempo para asistir a la junta. Se sorprendió cuando al entrar a la oficina solo se encontró a la nueva secretaría ahí.
 
-Buenas tardes -saludó Shaoran confundido-. Usted debe ser la nueva secretaria.
 
-Si señor Naoko Yanagisawa para servirle.
 
-¿Y mi es…? -se interrumpió de inmediato y corrigió-. ¿Y la señora Li?
 
-Llamó esta mañana y se disculpó diciendo que no podría venir, pero dijo que le deseaba suerte. El señor Yamazaki recibió la llamada -agregó con cierta incomodidad.
 
-¿Qué? -exclamó sorprendido-. Hágame el favor de comunicarme a mi casa, ¿sabé el teléfono?
 
-No señor, pero aquí tengo la agenda de la señora Li.
 
-Hágalo por favor y me pasa la llamada -ordenó entrando a su oficina.
 
Naoko asintió pensando que la fama de exigente que tenía Shaoran Li estaba bien merecida.
 
Mientras tanto en la oficina de Shaoran, este caminaba de un lado al otro sin dejar de mirar el teléfono. ¿Qué podía haber pasado? Si no se hubiera retrasado más de lo previsto habría llegado con tiempo de sobra para ir a la casa de inmediato.
 
Sakura había dicho que estaría ahí. Además no habría dejado a la nueva secretaría sola cuando solo era su segundo día.
 
Con esto en mente salió de la oficina al notar que la joven tardaba en comunicarse.
 
-¿Qué pasa? -preguntó desde la puerta.
 
-NO me contestan señor.
 
-¿Yamazaki anda por aquí?
 
-Si señor.
 
-Búsquelo por favor y dígale que venga.
 
Shaoran sabía que algo no estaba bien y empezó a preocuparse. Para colmo de males Sagara en persona fue a buscarlo para llevarlo a la sala de juntas.
 
No supo como explicarle la situación a Sagara, así que dejó que este lo escoltara a la junta, al llegar ahí y ver a todos los directivos de la agencia, se disculpó de inmediato y explicó que tenía un asunto personal muy importante que atender.
 
Todos ahí lo conocían y sabían que debía ser algo importante, antes de dejarlo ir, le dijeron que podía contar con el ascenso y este agradeció antes de salir corriendo de regreso a su oficina esperando encontrar ahí a Yamazaki.
 
-¿Sabes porque no vino Sakura a la oficina? -preguntó sin preámbulos, en cuanto lo vio.
 
-¿No lo sabes? -replicó confundido-. Yo recibí la llamada, la nueva secretaria aún no está familiarizada con las líneas.
 
-¿Y? -preguntó impaciente.
 
-Llamó ya entrada la mañana y me dijo que no se encontraba bien. Le comenté que para que faltara sobre todo este día, debía estar muy mal. Le pregunté si había llamado al médico.
 
-¿Qué dijo? -él ya tomaba su portafolios y buscaba las llaves de su coche.
 
-Dijo que lo haría más tarde.
 
-Sakura -gimió Shaoran molesto, conociéndola seguro no lo había hecho todavía-. ¿Qué más te dijo?
 
-Nada, apenas se despidió apresurada y colgó. No se oía muy bien.
 
-Hazme un favor -dijo Shaoran mientras comunicaba al ascensor-. Busca en la agenda de Sakura el teléfono del médico y pídele que vaya a mi casa.
 
-Está bien, salúdame a Sakura, espero que no sea nada grave.
 
-Yo también -dijo Shaoran antes de que se cerraran las puertas del ascensor.
 
Llegó al edificio donde vivían en un tiempo record. Sakura simplemente se había mudado con él, con las prisas de la boda y la luna de miel, no habían tenido tiempo de buscar una casa.
 
Entró en el silencioso departamento y lo primero que vio fue el bolso de Sakura tirado en el suelo, sintió un nudo en la garganta y de inmediato se dirigió a la habitación.
 
En cuanto entró vio a Sakura vestida para salir tumbada en la cama, pálida y con los ojos muy abiertos. Cerró la puerta y fue hacia ella.
 
-¡Shaoran! -exclamó ella-. Me has dado un susto de muerte. ¿Qué estás haciendo aquí? -le preguntó intentando incorporarse en la cama.
 
-Te podría hacer la misma pregunta -contestó con rudeza.
 
-Tenías… que estar en la junta recibiendo tu ascenso -murmuró evasiva.
 
-Y tú deberías estar en la oficina lista para que celebráramos -le recordó él viendo las ojeras que tenía-. ¿Qué te pasa? -añadió con amabilidad sentándose en el borde de la cama.
 
-No lo sé -dijo con pesar mientras se volvía a recostar-. Estaba bien hasta que puse un pie fuera de la cama y sentí unas nauseas horribles. Para cuando conseguí vestirme me di cuenta que iba media hora retrasada y al llegar a la puerta me llegó un olor… -aspiró con fuerza evitando el recuerdo-, apenas alcancé a llegar al baño. No se cuanto tiempo estuve allí vomitando.
 
-¿Te duele algo?
 
-No.
 
-¿Qué te ha dicho el médico?
 
-No lo he llamado -confesó avergonzada.
 
-Lo sabía -la acusó.
 
-No he tenido fuerzas para nada -se defendió-. Apenas conseguí llamar a la oficina y después me quedé dormida.
 
-Por eso no contestaste el teléfono.
 
-¿Eras tú? -Shaoran asintió-. Me desperté al escucharlo, pero no puede moverme.
 
-¿No has comido nada en todo el día?
 
-No puedo -dijo ella negando con vehemencia-. Si pienso en comida…
 
Guardo silencio repentinamente y alarmada se llevó una mano a la boca y lo empujó para saltar de la cama y correr al baño.
 
No supo cuanto tiempo estuvo ahí y apenas fue consciente de la presencia de Shaoran que le sostenía el cabello mientras vomitaba.
 
Al final agotada y sentada en el piso del baño, se dejó mimar por Shaoran quien ya se había quitado el saco y la corbata y le limpiaba la cara con una toalla mojada.
 
-¿Te sientes mejor?
 
-Si, creo que si -respondió con lágrimas en los ojos.
 
-No te preocupes amor -dijo besándole la frente y tomándola en brazos-. El doctor no debe tardar en llegar.
 
-¿El doctor?
 
-Le pedí a Yamazaki que lo llamara y lo mandara para acá.
 
-Pero no puedo recibirlo así -replicó molesta.
 
-Yo creo que si…
 
-¡No! Me siento sucia y necesito cambiarme…
 
-Parece que estás un poco mejor -replicó Shaoran con ella todavía en brazos.
 
-Por favor -pidió ella como una niña-. Ni siquiera pude bañarme esta mañana y quiero lavarme los dientes.
 
-Está bien -aceptó Shaoran y la llevó de regreso al baño.
 
Dejó que se lavara los dientes y la ayudó a desnudarse para que pudiera darse un baño rápido mientras tanto él esperaba por ella, la secó y la vistió con un camisón limpio.
 
-Ojalá pudieras hacer eso con más frecuencia -dijo Sakura somnolienta mientras él le secaba el cabello.
 
-Ojalá -dijo él en tono ausente, tratando de recordar cuando fue la última vez que la había visto enferma, nunca había faltado al trabajo…
 
-No te preocupes -pidió Sakura un tanto adormilada mientras él la recostaba en la cama-. Seguramente es algún virus -bostezó-. Estaré bien -y con una sonrisa en los labios se quedó dormida.
 
Shaoran aprovechó el momento para llamar a Yamazaki quien le dijo que el doctor estaría pronto en su casa, solo que debía hacer una visita antes de pasarse por ahí. Regresó al lado de Sakura y después de quitarse los zapatos se tumbó junto a ella en la cama.
 
La observó en silencio todavía preocupado, se veía tranquila, puso la palma de la mano en su frente, no tenía fiebre. Sakura se removió entre sus brazos.
 
-Tengo sed -susurró sin abrir los ojos.
 
Shaoran se apresuró a llevarle un vaso de agua y la ayudó a beberlo.
 
-No quiero levantarme -dijo ella adormilada y suspiró.
 
-No, no duérmete otra vez, cariño -y la acomodó entre sus brazos.
 
-Te extrañe mucho -murmuró entre sueños.
 
-Yo también -dijo Shaoran y le dio un suave beso en los labios.
 
Sakura volvió a dormir de inmediato. No supo cuanto tiempo durmió, solo que de repente alguien la agitaba suavemente llamándola.
 
-Sakura -susurró Shaoran, ella abrió los ojos lentamente-. Sakura, el doctor está aquí y va a examinarte.
 
-¿El doctor? -y recordó-. Oh si, el doctor.
 
Shaoran la ayudó a incorporarse y pasó al doctor a la habitación.
 
-Buenas tardes señora Li -saludó el galeno.
 
-Buenas tardes.
 
-¿Nos permite un momento a solas señor Li? -Shaoran no estuvo muy de acuerdo con la petición pero asintió y salió de la habitación.
 
Mientras esperaba se sirvió una copa y la bebió de un golpe, esperó media hora a que el doctor saliera.
 
-¿Cómo está ella? -preguntó en cuanto este hubo cerrado la puerta.
 
-Su esposa esta bien señor Li, no hay nada de que preocuparse, sólo es cuestión de esperar -aseguró con una sonrisa.
 
-¿Esperar? ¿Esperar qué?
 
-Su esposa se lo dirá, yo me retiro.
 
Shaoran estaba demasiado confundido para objetar, así que se apresuró a despedir al médico y regreso a la habitación. Tomó aire un par de veces antes de animarse a entrar.
 
Sakrua seguía sentada en la cama pálida pero al mismo tiempo radiante y extendió una mano para que él la tomara y así lo hizo mientras se sentaba al lado de ella.
 
-¿Qué pasa? ¿Qué te dijo el médico? -preguntó impaciente.
 
-Es algo que no me esperaba -dijo ella emocionada y lo abrazó con fuerza-. Bueno, algo que no esperábamos.
 
-No entiendo.
 
-El doctor dice que sentiré nauseas por algún tiempo… y que debo cuidarme mucho… y alimentarme bien… -Sakura hacia pausas esperando que comprendiera.
 
-¿Qué me estás diciendo, Sakura?
 
-Que ahora debo comer por dos y que tengo que hacer una cita con mi ginecólogo para…
 
-¡Por dos! ¡Ginecólogo! -exclamó Shaoran-. ¿Me estás diciendo que estás embarazada?
 
-¿Te importa?
 
-¿Importarme? ¡Ah, mi amor! -dijo abrazándola con fuerza-. ¡Estás embarazada!, ¡estás embarazada! ¿Y por eso estás así? -preguntó sintiéndose aliviado pero sobre todo feliz.
 
-Si -sonrió-. El doctor me aconsejó hacer la cita con el ginecólogo para confirmar mi estado, pero él cree que por lo menos tengo un mes de embarazo.
 
-Entonces, fue en la luna de miel ¿verdad?
 
-Si, Shaoran.
 
Permanecieron abrazos unos segundos.
 
-¿Qué tal te encuentras?
 
-En la cima del mundo -rió-. También empiezo a sentir hambre. Ahora si podemos ir a celebrar.
 
-Creo que mejor pediré que nos traigan la comida y celebraremos aquí -dijo Shaoran observando a su pálida esposa.
 
-¿No importa, verdad? -preguntó ella ansiosa-. No habíamos hablado de tener hijos… ¿te parece bien que los tengamos tan pronto?
 
-No podría ser más feliz -contestó él besándola-, ni más orgulloso, pero ahora lo que me importa eres tú.
 
-Yo estoy bien. Dicen que estás nauseas no duran mucho.
 
-Esperemos que tengan razón. Mientras tanto yo te cuidaré. Tendremos que comprar una casa pronto, con un cuarto para el bebé y un jardín grande donde pueda jugar…
 
-Oh, Shaoran -gritó Sakura sintiendo que podría ponerse a bailar, y lo miró con amor-. Vamos a tener un bebé.
 
-Si, nuestro bebé -dijo besándola.
 
- Fin flash back -
 
Shaoran todavía sonreía recordando lo que sintió cuando supieron que eran gemelos. Y aún más cuando las sostuvo entre sus brazos.
 
Frente a él, a lo lejos vio el hospital. Un semáforo más y estaría ahí. Aprovechó la oportunidad para marcar por el móvil.
 
-Hola amor -saludó en cuanto escuchó la voz de su esposa.
 
-¡Hola! -exclamó Sakura feliz.
 
-Supongo por tu tono de voz que todo está bien.
 
-Si todo está perfecto -respondió Sakura pensando en la noticia que tenía.
 
-Ya estoy cerca del hospital, ¿en qué piso estás?
 
Sakura le dio los datos y se despidió de él sonando extrañamente ansiosa. Shaoran se encogió de hombros, cuando Tomoyo y Sakura estaban juntas cualquier cosa podía pasar.
 
Estacionó su auto y se dispuso a entrar en el edificio, recordó entonces que también vería a su cuñado, Touya y suspiró resignado.
 
Con el tiempo Touya y él habían logrado mantener una relación cordial, aunque no muy amistosa. No siempre podía estar seguro de que humor lo recibiría su cuñado, pero era una costumbre de Touya fingir un esfuerzo por tratarlo con amabilidad. Sobre todo desde el día en que se casó con Sakura.
 
- Flash Back -
 
Solo faltaba media hora para la ceremonia. Shaoran había llegado con tiempo suficiente. Todo había sido preparado con premura pero cada detalle había sido inspeccionado celosamente por Ieran Li, quien viajó a un país extraño dispuesta a hacer de la boda de su hijo todo un evento.
 
Con la ayuda de todas las hermanas Li y las amigas de Sakura a él simplemente lo habían dejado fuera de los preparativos. Solo se solicitaba su ayuda cuando tenía que firmar algún cheque.
 
En ese momento mientras los invitados llegaban y esperaban el arribo de la novia él se sentía ansioso y feliz, tenía que luchas para controlar la estúpida sonrisa que se dibujaba en su rostro cada vez que pensaba en Sakura desde que se había despertado esa mañana.
 
Miró a su alrededor, estaba en una espaciosa habitación en la parte trasera de la iglesia. Con él se encontraba Yamazaki quien sería su padrino, Shaoran temblaba pensando en la clase de discurso que daría en la recepción, y más todavía ahora que lo veía platicar tan animoso con Eriol Hiragizawa. Yukito también estaba ahí con su aspecto sonriente y relajado de siempre platicando con un muy serio Touya que en ese momento le lanzaba una mirada penetrante.
 
Desde el día anterior se comportaba de manera extraña, lo vigilaba como si pensara que en cualquier momento fuera a salir corriendo dejando a la novia plantada.
 
Por supuesto esa idea ni siquiera cruzaba por su mente y en el remoto caso que sucediera no le daría el gusto a Touya Kinomoto quien solo esperaba el pretexto según sus propias palabras, “para perseguirlo con escopeta en mano y matarlo como a un perro”.
 
Shaoran sintió un escalofrío cuando recordó estas palabras dichas por el mismo Touya, cuando había hecho el brindis en la despedida de soltero, todos rieron por la ocurrencia, pero él supo por la manera en que lo miraba que lo decía muy enserio.
 
La misma mirada que le lanzaba en ese momento mientras caminaba acortando la distancia entre ellos.
 
-Li, ¿puedo hablar contigo un momento? -preguntó provocando que todos guardaran silencio-. ¿A solas? -añadió dirigiéndose a los demás.
 
-Por supuesto -respondió Shaoran intrigado y miró a su alrededor-. ¿Nos permiten un momento por favor?
 
Todos asintieron y salieron en silencio. Shaoran, alcanzó a ver a Eriol que le guiñaba el ojo y salía seguido por Yamazaki que levantaba los pulgares dándole ánimos y por último a Yukito quien sonreía tranquilizándolo antes de cerrar la puerta.
 
El lugar quedó en absoluto silencio, Shaoran esperó pacientemente a que Touya hablara.
 
-Solo quería decirte que confió en que sabrás cuidar de mi hermana y que te asegurarás que sea feliz -parecía más una orden que una petición.
 
-Lo haré -respondió Shaoran con firmeza-. Haré todo lo posible porque jamás se arrepienta de estar a mi lado.
 
-Lo sé -y carraspeó un poco antes de agregar-. Y se lo importante que es para Sakura que tú y yo nos llevemos bien -extendió la mano hacía él, Shaoran la tomó y la estrechó con firmeza. Touya lo miró directo a los ojos-. Mientras mi hermana esté bien tú y yo estaremos bien -advirtió muy serio.
 
-Entiendo.
 
-O si no… -continuó Touya con ligereza.
 
-Si, si -asintió Shaoran captando el mensaje-. “Me perseguirás con la escopeta y me matarás como a un perro”.
 
-Perfecto -sonrió Touya complacido sorprendiendo a Shaoran, nunca antes le había sonreído-. Muy bien -dijo palmeándole la espalda como a un niño que ha dado una respuesta correcta-. Ya es la hora… ¿estás listo… Shaoran? -esté abrió los ojos confundido pero recobró la compostura de inmediato.
 
-Si… Touya… como nunca en mi vida.
 
Y salieron juntos sin decir más, esa conversación quedó entre ellos dos. Shaoran sabía que como Touya lo había dicho lo hacía por la felicidad de Sakura, pero también sabía que Tomoyo tenía que ver mucho en eso. Y lo comprobó la primera vez que Touya lo llamara por su nombre frente a la familia, la sonrisa que Tomoyo le dedicó a su esposo lo dijo todo.
 
Shaoran se colocó en su puesto y aspiró profundo estaba listo para que su nueva vida comenzara.
 
-Ahí viene -le dijo Yamazaki en voz baja.
 
Shaoran volvió la cabeza y le dio un vuelvo el corazón.
 
Sakura su hermosa Sakura, flotaba hacia él agarrada del brazo de su padre. Era una exquisita imagen de encaje blanco. Tenía el cabello recogido y rodeado de diminutas rosas blancas.
 
Fujitaka la condujo al altar, la besó en la mejilla y se apartó dejando a la pareja.
 
Shaoran la contempló el hermoso rostro a través del velo que lo cubría y sonrió al notar el brillo en sus ojos.
 
-Hola -le dijo ella a Shaoran sonriendo.
 
-Hola, cariño -susurró Shaoran.
 
Unos momentos después eran marido y mujer.
 
- Fin Flash Back -
 
 
Shaoran salió del elevador y se dirigió a la habitación que Sakura le había indicado.
 
Tocó a la puerta y casi de inmediato esta se abrió de par en par y fue recibido por los brazos de su esposa que rodearon su cuello al tiempo que saltaba sobre él.
 
Shaoran sonreía sorprendido por la efusividad de su esposa.
 
-Supongo que estás sola -concluyó pues sabía que no se atrevería a tanto en presencia de su hermano.
 
-Si -respondió sonriendo y le dio un suave beso en los labios.
 
-Creo que mejor entramos -dijo Shaoran al sentir que una enfermera pasaba presurosa a sus espaldas-. ¿Dónde están los demás? -preguntó al comprobar que el lugar estaba vacío.
 
-Fueron a ver al señor Daidouji a terapia intensiva -explicó Sakura-. Lo tendrán en observación antes de pasarlo a la habitación.
 
-Comprendo -dijo Shaoran abrazando a Sakura por la cintura-. Estamos solos…
 
-Lo sé -dijo Sakura sonriendo y cerró los ojos en el momento en que su esposo inclinaba la cabeza para besarla profundamente.
 
Sakura se colgó de su cuello y dejó que sus dedos se perdieran en su cabello imitando el ritmo de las manos masculinas que viajaban por su espalda. Solo se separaron para llenar de aire los pulmones. Shaoran miró a Sakura que con ojos brillantes se pasaba la lengua por los labios provocativamente.
 
-Tengo ganas… -se interrumpió Sakura sonriendo.
 
-¿De qué? -preguntó Shaoran conteniendo el aliento y apretándola más a su cuerpo.
 
-Tengo ganas… -carraspeó-, de fresas con crema -finalizó provocando que Shaoran riera con ganas.
 
-¿De fresas con crema? -preguntó divertido-. ¿De dónde diablos voy a sacar fresas con…? -y se detuvo abruptamente.
 
Shaoran recordó cuando años atrás había repetido esa misma pregunta después de que una Sakura con 7 meses de embarazo se había despertado a las 2 de la mañana con antojos.
 
Miró a su esposa interrogándola con la mirada y ella sonrió asintiendo.
 
-¿Estás segura?
 
-Si.
 
-¿Qué tan segura? -preguntó Shaoran conteniendo la respiración.
 
-Cien por ciento segura, me hice unos exámenes y dieron positivo.
 
-¡Oh, Sakura! -gimió feliz y la levantó del suelo para hacerla girar, hasta detenerse repentinamente-. ¿No hay nauseas?
 
-No, al menos no por el momento -respondió encogiéndose de hombros.
 
-Sakura Li, me haces tan feliz y te amo tanto, tanto que… -y sin decir más la besó con fervor.
 
No supieron cuanto tiempo estuvieron así, pero de repente se dieron cuenta que no estaban solos al escuchar un insistente carraspeo.
 
Con cierta renuencia, separaron los labios y al voltear a la puerta vieron frente a ellos a Tomoyo que sonreía y a Touya que no se veía muy feliz.
 
-¡Touya! -exclamó Sakura tratándose de separar de Shaoran, pero este se lo impidió, y recordó que estaba casada con ese hombre que mantenía su brazo posesivo en la cintura, así que recobró la compostura y con toda la naturalidad que le fue posible preguntó-. ¿Ha… hace cuánto que están ahí?
 
-No mucho -respondió Tomoyo-. Hola Shaoran.
 
-Hola Tomoyo -dijo este con serenidad-. Touya, que gusto verte otra vez.
 
-El gusto es mío -contestó Touya entre dientes. Tomoyo sonrió y tomó de la mano a su esposo.
 
-¿Y Sonomi? -preguntó Sakura y también tomó de la mano a Shaoran.
 
-Le permitieron quedarse unos minutos más con papá, después hablará con el doctor, así que tardará un poco.
 
-¿Cómo se encuentra el señor Daidouji? -quiso saber Shaoran.
 
-Bien, la cirugía fue un éxito -suspiró Tomoyo aliviada-. Porque no nos sentamos mientras mamá regresa -sugirió y jaló a Touya para que caminara con ella a uno de los sillones.
 
Shaoran siguió a Sakura viendo el rostro de ceñudo de Touya y pensó que sería una larga espera hasta que llegara Sonomi Daidouji a rescatarlo.
 
*******************
 
Eriol conducía su vehículo escuchando un parloteo constante a su lado cuando el teléfono sonó. Siempre creía que, aquellos cinco años habían pasado en los últimos cinco días.
 
-¿Si? -respondió el portátil antes de que la mano del ocupante de al lado lo tomase.
 
-Estás tarde -le reclamó una voz al otro lado de la línea-. ¿Que tanto tardas?
 
-Perdóname -se disculpó-. Es que estoy ocupado escuchando a una hermosa ojos azules que sigue hablando pese a que he tomado el teléfono -atrás se escuchaba aun el parloteo.
 
-Debería de estar celosa. Últimamente pasas más tiempo con ella que conmigo. ¡Es injusto! -Eriol sonrió al imaginársela haciendo un puchero.
 
-No es mi culpa que tengas tanto trabajo.
 
-Tu también.
 
-Me tocaba compartir con ellos hoy -replicó Eriol observando por el retrovisor a su segundo hijo con su rostro escondido en un libro -Maki habla mucho mientras que, Tenji no lo hace mas que para comentar lo que lee-. En cuarenta minutos estaré en casa... primero tengo que dejar a nuestros hijos.
 
-Bien pero no te tardes. Te tengo una sorpresa -declaró su esposa. Eriol sonrió colgando la llamada.
 
Cinco años... ¡Cinco! Si ni el mismo Kinomoto se lo cree ¿Se lo cree él por igual? Vio la bifurcación que le llevaba a la casa Hiragizawa. Pese a que aun, manejaba con su padre el gran negocio que prosperaba bajo la dirección de ambos, hacía menos de cinco años que vivían fuera de la casa de sus padres.
 
Nagissa y él vivieron unos seis meses en la casa de los Hiragizawa antes de mudarse. Aunque le complació en parte que Nagissa les haya caído tan bien desde un principio, la geóloga cautivaba la atención de su madre y la admiración de su padre. Pero el tiempo que, contaban juntos, tenían que compartirlo con sus padres, además de los trabajos de construcción del laboratorio de geología y sus labores en la hacienda Hiragizawa, ocuparon casi todo su agitado calendario pero aun así, como pareja, lograron sobrevivir aquel turbulento primer año y ya, cuatro años después y dos niños, aun estaban juntos pese a que, no era fácil.
 
Quien pensaba que sería un cuento de hadas, estaba muy equivocado. Ellos eran parecidos y al mismo tiempo tan diferentes y sus maneras de pensar había traído a veces ciertas disyuntivas pero siempre terminaban conciliándose y encontrando un punto medio de comprensión y entendimiento entre ambos.
 
Llegando a la casa de sus padres, ambos chiquillos bajaron del jeep y una pareja de esposos, bajaron las escaleras mientras sus nietos corrían a saludarles alborotados y a Eriol le tocó llevar las pequeñas mochilas de los niños.
 
- ¿Cómo estás hijo? -saludó su padre con Maki en brazos quien se caracterizaba por su plática interminable, lo hacía desde antes de cumplir los nueve meses. Y ahora a sus tres años esa plática no terminaba ni siquiera para dormir en donde siempre balbuceaba algo.
 
-Cansado -admitió Eriol-. Por lo menos vendí toda la cosecha de este año y la presentación de Nagissa ocupó estas dos semanas con ella fuera de casa. Finalmente llega esta tarde después de tanta ausencia y estos dos me tienen agotado realmente -informó mientras ingresaba a la casa al lado de su padre. La pequeña aprovechó el momento para bajarse de los brazos de su abuelo y corría al interior de la casa tras su hermano-. En verdad te agradecemos esto... Nagissa y yo necesitamos un descanso.
 
Cada vez que entraba al salón familiar la mirada de Eriol inevitablemente se posaba sobre la chimenea donde había fotos del día de boda de Eriol. Estaba la foto con su ahora esposa de su brazo cuando recitaban sus votos matrimoniales. Tomoyo estaba al lado de Eriol, quien vestida de etiqueta (con chaqueta negra y pantalones negros) como Touya y Yukito pero mas femenina y su cabello recogido fungiendo como "padrino de bodas", pues siempre creyeron que sino hubiera sido por Tomoyo, jamás hubieran terminado juntos. Otra de la joven acompañada de los Hiragizawa y luego un retrato de cada uno de sus nietos, era lo que adornaba aquella repisa y su madre era muy dedicada con ella.
 
-En realidad, bien merecido se lo tienen Eriol -escuchó la voz de su madre quien les esperaba en el salón con los niños comiendo galletas de la mesilla de té-. Nagissa se ha empeñado tanto en tener una carrera, el laboratorio, ser esposa y madre y tú se la has apoyado, era de esperarse que pasaran mucho tiempo separados...
 
-Pero tienes que admitir que han aprendido a equilibrarlo -admitió su padre.
 
-Si, eso si. Pero ¿A que precio? Debieron contratar una nana cuando los niños estaban pequeños.
 
-Mamá, Nagissa no está acostumbrada a esas cosas. Le gusta hacerlo todo por sus propios meritos...
 
-Pero a veces, tu salías perjudicado ¿no es así Eriol? -preguntó su padre con una mirada significativa a su hijo abochornándolo un segundo-. Tantas ocupaciones... tantos deberes... entre ambos hijo. Cuando la cosecha no está siendo producida estás cuidando los hijos de ambos y ella te ayuda, pero ¿cuándo hay tiempo para ustedes?
 
-Recuerda Eriol, que la monotonía en un matrimonio es perjudicial para el mismo... que Nagissa sea ambiciosa nunca se ha vuelto un obstáculo, pero, las cosas cambian.
 
-Jamás le exigiré que se quede en casa mamá -aseguró Eriol-. Nagissa no es de las que se sientan a tejer o se van de compras... si yo sugiriera algo semejante, entonces, ahí si que habría problemas. Y nuestro matrimonio está bien, como está y no lo consideramos un obstáculo hasta el momento, siempre encontramos un balance para las cosas. Es el problema cuando te casas con una mujer independiente y sabía en lo que me metía cuando me casé con ella. Solo que necesitamos este descanso para nosotros. Es todo -mirando a sus hijos los llamó-. Vengan y despídanse de papá -ambos chicuelos se pusieron de pie y se despidieron de él.
 
-¿Haremos tarta hoy? -escuchó preguntar a Maki mientras salía del salón. - mientras a su hijo lo escuchaba venir detrás de él y volteó su mirada al mismo.
 
-¿Qué pasa? -le preguntó y se agachó para quedar a su altura..
 
-¿Por nuestra culpa tu y mamá tienen problemas? -preguntó sutilmente el pequeño apretando su libro contra el pecho.
 
-Eso jamás -le dijo su padre mirándole a los ojos-. Tu madre y yo estamos bien. En serio... solo que a veces las personas casadas necesitan un tiempo de descanso para ellos. ¿No quieres quedarte con los abuelos?
 
-Si, claro -admitió su hijo-. ¿Sabes la cantidad de libros que tiene el abuelo en su estudio? ¡Son muchos! -exclamaba mientras se alcanzaba a escuchar la voz de Maki desde el salón interrogando a sus abuelos.
 
-Eres tan inteligente como tu madre -acariciando sus cabellos. Observaba sus ojos que eran grises como los de su esposa.
 
-Que gracioso. Mami dice lo mismo. Solo que, dice que soy como tu -y en verdad, tenía cierta razón Nagissa, Tenji era idéntico físicamente a Eriol, solo que menos perspicaz que él a su edad. Suponía que, su pasión por los libros y su tierna timidez era de su esposa. Mientras que Maki era “muy perspicaz” y observadora además de que opinaba de todo lo que escuchaba y veía, por lo que cierta vez, su madre le adjudicó haberlo heredado del padre de Eriol.
 
-Cuida a tu hermana y defiende a tu abuela -pidió Eriol mientras lo abrazaba-. Maki es una caja parlanchina cuando se lo propone.
 
Su hijo suspiró y despidió a su padre. Eriol observaba por el retrovisor a su hijo una vez puso el coche en marcha y sonrió suspirando. ¡Digan lo que digan su matrimonio era todo menos monótono! Solo que los últimos tres meses no había tiempo si quiera para hablar como pareja o pasar tiempo a solas. Sino eran las ocupaciones de la hacienda, era el laboratorio de geología. Pero se habían prometido que, ese fin de semana, las cosas serían diferentes. Pero ella no se imaginaba que tanto con la sorpresa que su esposo le tenía preparada.
 
Mientras, él, no podía imaginarse que sorpresa tenía Nagissa reservada pero fuera lo que fuera, era algo que la hacía feliz. Se le notaba en su voz. Nagissa no era buena actriz y siempre se le notaba su humor en su voz o su rostro. Odiaba verla triste, confundida o apenada. Por eso hacía lo imposible por aceptar que, su mujer era una mujer de carrera. Que no era de las que cocinaban (si cuando se casaron ella apenas sabía hacer cuatro cosas en la cocina y dos de ellas eran postres), pero con ayuda de Tomoyo -Dios bendijera siempre su mejor amiga-, ella aprendió a cocinar poniendo todo su empeño y era un éxito con sus hijos para hacerlos comer incluso vegetales.
 
A los pocos meses de casados, recibieron la inesperada visita de su primer hijo. Un año justo, la de Maki lo que bajó las posibilidades de, compartir mas tiempo juntos y mas aun cuando, trabajaba también; pero aun así, conseguían la manera de escaparse de la rutina y ser solo ellos, pero en los últimos tres meses, hasta eso resultaba imposible.
 
¿Monotonía? No existía entre ellos, pensaba él. Pero estaban ambos tan ocupados que, aquello cobraba unas cuantas consecuencias en el proceso.
 
Tres meses habían pasado desde la última vez que habían hecho el amor. Para Eriol, había sido una tortura. Cinco años con ella, y no se cansaba de ella. Al contrario, era una locura adictiva que, no renunciaba a su ser ni siquiera con aquellos tres meses de "desintoxicación" que en contra de su voluntad había recibido al ausentarse ella tanto y las ocupaciones de él. Pero aquello, no lo hacía menos justificable. La extrañaba. La adoraba. La amaba.
 
Si la monotonía ocurrió años antes con Kaho, no parecía ocurrir con él y su esposa. Un día separados, era un día que no pasaba desapercibido. Adoraba despertar a su lado y verla dormida cuando llegaba a casa. Eran cosas que no habían podido evitar.
 
Nagissa era una jovenzuela que se convirtió en su mujer, quien se transformó en mujer en sus brazos y siendo una asustadiza niña convencida que tal vez en un principio, el matrimonio estaba destinado a fracasar gracias a la previa experiencia de Eriol, los años le habían enseñado a confiar ambos en su amor de pareja, su comprensión y su pasión.
 
********************
 
Las dos parejas salían del hospital. Todos esperaron a que Takedo Daidouji fuera llevado a su habitación. Lo saludaron brevemente y se despidieron de él prometiendo que volverían.
 
Tomoyo le aseguró a sus padres que volverían el fin de semana y llevarían a Akio con ellos, aunque Takedo no pudiera verlo hablaría por teléfono con él y Sonomi podría disfrutar de su nieto mientras ellos lo visitaban.
 
Sakura y Shaoran se despidieron prometiendo visitar a Takedo con la frecuencia que el médico permitiera.
 
Una vez en el estacionamiento las dos parejas se despidieron. Touya todavía estaba un poco molesto pero Shaoran no permitió que eso lo amedrentara y se despidió de él con el acostumbrado apretón de manos.
 
Sakura y Tomoyo se abrazaron y en voz baja Sakura le dio la noticia a su amiga, esta se mordió el labio para no brincar de alegría.
 
-No digas nada por favor -pidió Sakura-. Cuando tú papá esté mejor iremos al rancho a visitarlos para darles la noticia.
 
-Está bien -asintió Tomoyo conspiradora.
 
-Gracias.
 
Sakura abrazó a su hermano feliz cosa que ayudó a mejorar el estado de ánimo de Touya.
 
Tomoyo se despidió de la misma manera de Shaoran agradeciéndole que estuvieran ahí para apoyarla.
 
Mientras caminaban en silencio a su auto Shaoran pasó el brazo por los hombros de Sakura mientras ella hacia lo mismo en su cintura.
 
-¿Todavía quieres esas fresas con crema? -preguntó Shaoran feliz y besó su frente.
 
-Si -respondió Sakura apartándose un poco para que Shaoran le abriera la puerta del auto, antes de entrar se volvió hacia él y preguntó-. ¿Cómo crees que las niñas se tomen la noticia?
 
-Les encantará -aseguró Shaoran abrazándola de nuevo.
 
-¿No se pondrán celosas?
 
-No, son niñas muy inteligentes y con el mismo corazón bondadoso de su madre, estarán felices.
 
-Como nosotros -concluyó Sakura sonriendo.
 
-Como nosotros -replicó Shaoran antes de besar a su esposa de la misma manera que hiciera antes pero esta vez seguro de que nadie los interrumpiría.
 
********************
 
Los Kinomoto iban en su auto y en ese momento giraban para tomar la carretera que los llevaría a casa.
 
-Llegaremos a tiempo para la cena -dijo Tomoyo mirando su reloj de pulsera-, tal y como le dijiste al abuelo. Me alivia saber que veremos a Akio antes de que se vaya a la cama.
 
-A mi también -respondió Touya pero no dijo más se había mantenido en silencio todo ese tiempo.
 
-¿Pasa algo malo? -quiso saber Tomoyo al notar su silencio-. Has estado muy callado, ¿estás cansado?
 
-Si, un poco pero no es eso, solo pensaba.
 
-¿En qué? -preguntó Tomoyo curiosa, Touya suspiró antes de contestar.
 
-Sakura esta embarazada ¿verdad? -Tomoyo lo miró sorprendida-. Escuché algo de lo que te dijo en la habitación -explicó y se apresuró a añadir-. Fue sin querer, sospeché algo cuando los encontramos… -gruñó molesto-, tú sabes. Pero estuve seguro cuando las vi despedirse y noté el brillo en tus ojos.
 
-Me impresionas -dijo Tomoyo feliz y le contó como habían sucedido las cosas y añadió-: Me pidió que no dijera nada hasta que ella viniera a casa a darles la noticia.
 
-Típico de Sakura.
 
-Fingirás sorpresa cuando te lo diga ¿verdad? -pidió Tomoyo recargando la cabeza en su hombro.
 
-Si… fingiré sorpresa -aceptó él para darle gusto-. Ojalá sea otra niña.
 
-¡Touya Kinomoto!
 
-¡Qué! Tienen dos niñas preciosas pueden tener otra.
 
-Tú sabes que Sakura quiere un niño.
 
-Ya sé, solo pensaba en Shaoran cuando tenga tres adolescentes y sufrirá el triple de lo que yo sufrí -sonreía al imaginarse aquello.
 
-Touya Kinomoto ¿cómo puedes ser tan malo? -lo reprendió dándole un puñetazo en el brazo.
 
-Está bien, está bien. Ojalá sea un niño.
 
Tomoyo sonrió y le dio un beso en la mejilla. Continuaron su camino conversando tranquilamente.
 
Al llegar al rancho los Tsukishiro seguían en casa y cenaron todos juntos. Akio estaba feliz de tener a sus padre en casa.
 
Mina y Yukito se despidieron temprano para dejarlos descansar. Los niños se habían quedado dormidos, rendidos de tanto jugar y Yukito se llevó a Sayuki en brazos para meterlo al auto.
 
Touya hizo lo mismo con Akio para subirlo a su habitación y ayudó a Tomoyo a cambiarlo de ropa y arroparlo. Después de contemplar a su hijo en su tranquilo sueño los dos salieron de la habitación para por fin descansar.
 
*******************
 
Estacionó el jeep frente a la casa. Quedaba a unos kilómetros del laboratorio de Geología pero lo bastante cerca para que Nagissa no condujera tarde a casa. Sacó del jeep las rosas que tenía atrás y el regalo que predispuso en la joyería del pueblo. Ascendió por los escalones y entró en la casa sorprendido de ver el lugar a oscuras y velas encendidas.
 
-¿Nagissa?
 
-Pasa. Estaré contigo en un segundo... -escuchó al voz de Nagissa que provenía su habitación-, ponte cómodo...
 
Se aproximó a la sala extrañado de que, las luces estuvieran apagadas y todo era velas. Iba a preguntarle si tenía problemas con los fusibles cuando descubrió que todo podría estar bien con los fusibles. Los muebles habían sido retirados. Frente a la chimenea había almohadones y mantas, una botella de vino y dos copas, lo que le daba la idea de que, en serio ella lo había extrañado también. No pudo evitar sonreír sutilmente.
 
Iba a dejar las flores en la mesa cuando unos brazos le rodearon por la espalda y una voz susurró:
 
-¿Esas flores son para mi? -volteándose con una sonrisa encontró delante de si a su esposa, pero no como se la imaginaba.
 
-¡Nagissa! -exclamó mirándola sorprendido. En aquellos instantes llevaba un coqueto conjunto de dormir de dos piezas color azul celeste que dejaba muy poco a la imaginación. La muchachita que desposó no era mas aquélla mujer que, con una complexión un poco más adulta y sus cabellos que llegaban a sus hombros le observaban con una coquetería que le atribuía a una mirada de mujer mimosa. No habituaba a vestir aquellas cosas más aun después de dos hijos y preguntó-. ¿De donde...? -no evitando observarle con delicia y sorpresa.
 
-¿Te gusta?
 
-Si es mi sorpresa... -dijo abrazándole y aferrándole contra su cuerpo-. Lo apruebo -besándole suavemente sus labios y pronto se volvió una toma de posesión de sus labios que se dejaban dominar y una figura que se dejaba gozar del agarre de su esposo.
 
- Vaya... -separándose de sus labios declaró con voz grave-. Te extrañé también... -murmuró. Tomó las flores de sus manos y lo vio sentarse delante de la chimenea. Aguardó en silencio y se quedó mirándole desde arriba mientras él servía las copas de vino. Se sentó a su lado y tomó su copa observándole un instante-. ¿Qué te parece? Un fin de semana en casa, solo para dos...
 
-Lamento llevarte la contraria pero no es así -dijo muy serio. Ella le observó con aturdimiento y él le pasó la fina caja envuelta en papel de regalo-. Para ti...
 
-¿Acaso tienes que trabajar este fin de semana Eriol? -preguntó Nagissa mientras la tomaba entre sus manos y dejó la copa a un lado.
 
-Ábrelo y te enterarás...
 
-¿Recuerdas cuando nos casamos? -preguntó Eriol mientras Nagissa abría la caja.
 
-Hay muchas cosas de cuando nos casamos, que no me olvidaré mientras viva.
 
-¿Recuerdas lo que pasó?
 
-¿Cuál de todas las cosas?
 
-Deja de ser graciosa... -se rió él-. Hablo en serio. Que íbamos de luna de miel a Europa y después esa tormenta -colocando las manos sobre las de su esposa-. ¿Nunca te arrepientes de no haber ido?
 
-Claro que no Eriol... después de la romántica noche que pasamos... -sonrojándose aun mas-, y en el valle... No me importa donde haya sido mientras haya sido contigo... -acercándose y besando sus labios-. ¿Ahora, puedo abrir mi regalo?
 
-Adelante -dijo Eriol dejándole continuar abriendo la caja rectangular. Bebió un poco de vino esperando que ella viera el contenido y dijo al verla sacar de la caja dos pasajes de avión-. Espero que no te desilusione que me he tomado la libertad de secuestrarte... a Europa... -Nagissa levantó la mirada a él sorprendida-. Francia, Italia, Venecia y Suiza... tres semanas solos tu y yo...
 
-Pero ¡Eriol! -exclamó sorprendida-. ¿En serio?
 
-Recuerdo que siempre dijiste que querías conocer Europa. El mundo -declaró acercándose a ella-. Partimos mañana en la tarde... y los chicos se quedarán con sus abuelos... -mientras retiraba los boletos de sus manos y los colocaba en otro lado-. ¿Desilusionada?
 
-¿Yo, imposible? ¡Oh Eriol! -abalanzándose sobre él y cayendo ambos en las mantas y almohadones-. Es maravilloso. ¡Jamás creí que, recordarías eso! -observándole arriba de su figura.
 
-¿Por qué? ¿Por qué nunca lo mencioné? Siempre estábamos tan ocupados. Pero siempre recuerdo lo que me dices.
 
-Lo se -suspiró su esposa-. Oh lo se -sonriendo aun mas declaró-. ¿Sabes? Me encontré con Kaho hoy... -viéndole torcer su mirada-. ¡No seas así! Ya han pasado siglos desde lo que pasó Eriol.
 
-Eres demasiado condescendiente -declaró Hiragizawa mirándole a los ojos y mimando sus dedos con una caricia bastante significativa-. Después de lo que casi provoca cinco años antes.
 
-Se ha disculpado por eso. Además ya está casada y tiene un hijo. Ya la disculpé. Siempre lo he dicho: se habría dado cuenta del error que cometió en dejarte ir. Y yo salí ganando -declaró con ternura acariciando los botones de su camisa-. ¿No es así?
 
-Creo que... -susurró cambiando de posición y acomodándose sobre ella-. Ganamos los dos... ¿cierto? -retirando con ternura la tira de satín que estaba sobre uno de los hombros de su esposa y besando su cuello mientras los leños de la chimenea crispaban llenando de su sonido el salón. Observándose en sus ojos grises sentía los dedos de ella, pasear entre sus cabellos con una lentitud que era como siempre llamativa e intoxicante. Aquellos labios sonrosados que abiertos llamaban a su interés y pronto, los besaba con aprehensión y pasión. Perdiéndose ambos en los brazos del otro como siempre...
 
Como aquella vez...
 
Aquella “Primera vez...” cinco años atrás.
 
- Flash Back -
 
-No creí que pasaríamos esta noche en tu casa... -declaró ella al bajar del vehículo con ayuda de su ahora esposo. Llevaba una chaqueta sobre su vestido de novia ya que este, llevaba la espalda descubierta, se amarraba en el cuello y era blanco marfil con un corte recto y contemporáneo. Como era ella. Para nada tradicional y si convencional. Hacía mucho frío al salir de la fiesta.
 
Eriol mientras no podía esperar, quitarle ese vestido. Verla por primera vez, como deseaba desde hacía mucho.
 
La noche que tanto había esperado. Y con la pasión que siempre experimentaba al estar en sus brazos. Y es que, en su mente, no quería cometer los mismos errores que con Kaho.
 
-¡Eriol! ¿Que, que haces? -gritó ella cuando Eriol, tomándole de sorpresa la alzó en sus brazos.
 
-Llevando a mi esposa por el umbral -aclaró con firmeza-. ¿Tú que crees? -subiendo los escalones de la casa y llegando al umbral agregó-. Me enteré que, hay una tormenta eléctrica en el este... los vuelos se cancelaron cuando hacíamos el brindis...
 
-Pero tu padre...
 
-No te preocupes por él... -mirando atrás ordenó a su chofer-. Deja las maletas ahí y vuelve mañana... -mirando a Nagissa agregó-. Bien tarde mañana... -sustentó sonriente.
 
-Si señor -sonrió el sujeto, despidiéndose de ellos. Eriol se dirigió por las escaleras.
 
-Eriol... nos caeremos... -murmuró ella a mitad de camino.
 
-Tengo mas fuerza de la que aparento.
 
Nagissa guardó silencio. Era verdad, sentía los músculos de Eriol y su torso por encima de la camisa. Se azoró de solo pensarlo. Y entonces a su mente vinieron los recuerdos amargos de aquella mañana y su encuentro con la última persona a quien quería ver y más aun, en aquel día.
 
Ajeno a sus pensamientos, Eriol la cargaba hasta llegar a la puerta de su habitación.
 
-Esperaba este momento desde hace mucho tiempo... -dijo con gesto solemne-. Hacerte mía en mi cama... -confesó nervioso.
 
-Eriol… -musitó ella algo nerviosa y con un nudo en su estomago.
 
Las palabras de Kaho taladraron en su mente como si estuvieran grabadas en concreto. No notó la mirada de Eriol ilusionada, expectante, nerviosa.
 
Giró el pomo de la puerta y ella no creía lo que se encontró ante ella.
 
La habitación estaba llena de velas y velones. En cada rincón de la habitación había velas. Descansando en un gavetero vio una botella de champaña en hielo y dos copas. Además había frutillas y flores de todos los colores.
 
-¿Esto...? -atravesando en sus brazos el umbral de la puerta.
 
-Planes de último minuto... -afirmó con confianza-. Llamé a la casa e hice algunos arreglos... no iba a llevar a mi esposa a pasar nuestra noche de bodas a uno de los hoteles del pueblo... eso jamás. Además como viviremos aquí, solo por un tiempo... he hecho unos cuantos cambios en la habitación.
 
Nagissa tenía una mirada confusa. Estaba extasiada y al mismo tiempo, inquieta. Eriol había movido cielo y tierra para hacerle sentir especial aquella noche; vio los pétalos de flores que bañaban el piso de la habitación y el lecho del sujeto. Sobre las mesillas había mas velas y la habitación estaba en penumbras. Solo había entrado dos veces a su recamara y notaba sutiles diferencias. Había pocos muebles las veces que había entrado. Las últimas semanas las había pasado en el Rancho Kinomoto y en la ciudad. Ahora veía un escritorio nuevo en un extremo y una puerta en el otro lado. No había notado aquello ¿o era que nunca se fijó? a pesar de la sonrisa que veía en el rostro de Eriol, ella trataba de sonreír, de parecer feliz.
 
Y ella solo podía escuchar una y otra vez, las palabras de Kaho.
 
-¿No te gusta? -preguntó al observar su mirada. En un principio era de sorpresa inesperada y él declaró-. Como te quedaste en el hotel en estos días, hemos hecho unos cuantos arreglos... -dijo complacido-. He mandado a ampliar el armario... por suerte, había en el pasillo un armario que no se usaba y fue sencillo romper la pared... ahora hay espacio para tus ropas y las mías... allí -volteándole al otro extremo-. Es para ti... es espacio suficiente para un escritorio y colocar tu computadora y tus libros... -aun la llevaba en sus brazos-. Y esto… -abriendo la puerta-, es nuestro baño... -sorprendiéndole.
 
-¿Como pudieron hacer eso en cuestión de días?
 
- Todo es posible cuando incluyes la frase "No me importa el costo" -explicó complacido, dirigiéndose al centro de la habitación con su novia en brazos. Ella se sujetaba por su cuello
 
-Entonces...
 
-Viviremos aquí mientras la casa es construida...
 
-¡Una casa!
 
-Claro. No quería importunar con nuestra presencia a mi padre... solo tardarán unos cuatro o cinco meses construyéndola -y sus ojos brillaron al declarar-: Aunque, debo decir que no es la única razón... -besando sus labios-. No quiero que nadie nos interrumpa cuando estemos solos...
 
-Eriol... -se sonrojó ella recibiendo sus labios. De un momento a otro, Eriol notó su hesitación. La había notado distraída toda la tarde, incluso en la iglesia-. Es hermoso, gracias...
 
-Quisiera al menos... que me dijeras que te ocurre -ella trató de negar con su rostro pero él le detuvo-. Y ni se te ocurra, decir que no te pasa nada... te conozco... has estado todo el día, preocupada... si vamos a empezar nuestra vida juntos, prefiero que sea, sin secretos...
 
-¿Como sabes que es un secreto?
 
-He aprendido a conocerte Nagissa -replicó encogiéndose de hombros-. Tienes una particular forma de expresarte y no eres buena mintiendo... así que, te recomiendo que me digas que es lo que te pasa... -bajándole de sus brazos.
 
-Es una tontería.
 
-Dudo que sea así. Si lo fuera, no estarías tan distraída y al mismo tiempo como apesadumbrada... además tú nunca piensas tonterías.
 
-Sakura y yo estábamos en el estilista... -reveló la joven-. Y... Kaho apareció -Eriol hizo notar su disconformidad. Eso explicaba muchas cosas en la actitud de Nagissa durante la ceremonia (su hesitación en los votos matrimoniales) y su extraña y perdida mirada en durante toda la intima fiesta celebrada después-. Me dijo que... -tomando una bocanada de aire.
 
-Continua -pidió suavemente Eriol tomando su rostro entre las manos y le observó.
 
-Que no era mujer para ti... -continuó mirándole a los ojos y con un temblor en su mirada y en el tono de su voz agregó-: Que te cansarías de mí en poco tiempo...
 
Eriol mantuvo un silencio profundo. ¿En verdad, fue así? no podía creerlo de alguien como Kaho. Aún estaba resentida con ellos, y sembrando las dudas en Nagissa era su manera de desquitarse.
 
-¿En serio crees eso? -le preguntó finalmente.
 
-¡Claro que no! -respondió con firmeza-. Pero, tampoco, soy como ella Eriol. Sabes como soy... ¿No es así?
 
-Claro -asintió él-. Por eso me casé contigo... -haciendo que ella le observara-. No importa lo que Kaho diga...
 
-Tal vez ella tenga razón. Es decir, te cansaste de ella, Eriol... -viéndole caminar por la habitación y dirigirse a la champaña, ella continuó-. Admitamos algo Eriol... - tomando una bocanada de aire y sin respirar agregó-. Tal vez, una de las razones por las cuales nunca hicimos el amor antes de casarnos ha sido esa... el temor a cansarnos el uno del otro.
 
Eriol servía la champaña en silencio mientras la escuchaba sin interrumpirle.
 
-Nunca me pediste nada por el estilo...
 
-Nunca intimamos porque me quería casar antes Nagissa -declaró con naturalidad-. Hacerte mi esposa... -le extendió una de las copas. Ella le miraba con incredulidad-. No quería cometer los mismos errores que...
 
-¿Con Kaho?
 
-Con cualquiera. ¿Crees que cuando estamos a solas la idea nunca cruzó mi mente? ¿Tengo que recordarte como Kinomoto nos encontró cerca del río aquel domingo?
 
La muchacha se sonrojó ante la imagen: Touya estaba paseando con Tomoyo cuando se encontraron con la pareja besándose sobre una manta y a pocos centímetros un canasto de campo. Habían ido a pasar el día cerca del río y terminaron besándose y acariciándose, de tal manera que, ya Eriol no tenía su camisa y acariciaba a Nagissa por debajo de su suéter. Touya les llamó la atención aunque Eriol sabía que era para vengarse por los momentos que le hizo penar por su amistad con Tomoyo.
 
-Si Touya no hubiera llegado cuando lo hizo, te habría hecho el amor ahí mismo... -sorprendiéndole inevitablemente-. Pero agradezco en parte que nos haya interrumpido. Hace de esta noche mucho mas especial -sus ojos azules seguían sobre su ahora esposa-. Nagissa ¿acaso no entiendes? No fui yo solamente quien rompí con Kaho... ella se cansó de mi.
 
-No... no sabía eso... -admitió sorprendida observando las sortijas que llevaba en su mano-. Nunca lo supe.
 
Eriol suspiró observándole con ternura. Sus ojos azules centelleaban ante las luces de las velas. Su figura era imponente, masculina, arrolladora.
 
Ahora más que nunca según había descubierto Nagissa.
 
-No soy de los que hablan de eso... tampoco quienes conocieron y me vieron en las condiciones que ocasionó esa ruptura -avanzando a ella replicó-. Está celosa... ¿Acaso no recuerdas la fiesta de compromiso de Yukito y Mina? -ella hizo un gesto de molestia ante los recuerdos y él sonrió; no podía evitar sentirse celosa-. Ella quería volver... ella rompió conmigo... y estoy enamorado de ti... Te amo a ti... y te hice mi esposa a ti... quería desquitarse o al menos verte dudar. O tal vez, que huyeras dejándome.
 
-¡Jamás me hubiera atrevido a tal cosa! - exclamó escandalizada.
 
-Lo se. Pero ella pensó que si lo harías. Tal vez por eso te buscó hoy... para que me dejaras. Pero, agradezco que no fuera así.
 
- Tienes razón... -dijo Nagissa y sonrió sutilmente. Tomó un trago de su champaña-. Fui una tonta... -sonriendo-. Sakura me dijo que no le hiciera caso... y ahí estoy yo, volviéndome una tonta... y creo que también, te preocupé innecesariamente...
 
-¿Entonces... ya no hay mas dudas? -preguntó con gesto sereno desanudando su corbata.
 
-Creo que no... -admitió ella sonriendo. Él tomó la copa de sus manos-. Me siento mejor...
 
-Te sentirás mucho mejor... -aseguró él tomándole en sus brazos y acariciando sus hombros-. Créeme...
 
Eriol bajó su cabeza. Comenzó a besar pausadamente su cuello. Eran besos cortos pero llenos de sentimientos y pasión. Pasión que hacía que la pobre chica temblara en sus brazos ante su contacto.
 
-Tengo ideas de la parte teórica... -murmuró ella entre beso y beso adelantándose a lo que podría y debía suceder aquélla noche-. Podría ser una torpe...
 
-No es así... todos somos inexpertos... -declaró para tranquilizarle-. Y te haré sentir la luna... y tú me llevarás hasta el cielo.
 
**advertencia, aquí empieza el lemon**
 
La besó lentamente nuevamente y comenzó a acariciarle por encima de su traje de novia. Sus manos descendieron poco a poco, hasta detenerse sobre uno de sus senos. Ella suspiró pero también tembló un instante solamente.
 
-Será mejor que te quites ese nerviosismo, Nagissa...-dijo él al sentir su temblar mientras le retiraba su saco-. Deja de ser tan asustadiza... -acarició su rostro-, tan nerviosa conmigo... -solicitó con gentileza-. Me haces sentir que estoy haciendo algo malo... deja ese nerviosismo a un lado, por favor... y empieza a ser quien sé que eres... deja que yo te ame...
 
Ella no podía evitarlo. ¿Acaso no lo comprendía? ¡Era la primera vez que llegaba a tales magnitudes alguien, mas que todo con él! Le besó los labios lentamente. Lenta, superficialmente hasta que sintió que, colocaba sus manos en su cuello. Se aferraba a él, cortando poco a poco las distancias entre ambos. No era difícil besarle, pues, ella andaba aquel día en unas zapatillas altas de tacón fino. La inclinó en el lecho.
 
-¿Qué tal si nos ponemos mas cómodos...? -dijo con picardía mientras se arrodillaba delante de ella para despojarle sin prisas de sus zapatillas y él a su vez de sus zapatos. Dejó las gafas a un lado y se inclinó sobre ella besándole nuevamente, con su cuerpo acoplado sobre el de ella.
 
Nagissa lo recibió. Recibió sus besos y pronto se volvieron más demandantes. Fuera lo que fuera, le gustaba. Sentía su lengua enredarse en la de ella. Eran pocas las veces que se habían besado así, (una de aquellas ocasiones en el día de campo), pero la experiencia a su lado, le hacía sentir la necesidad de más y más de su parte. Empezó a responderle, con una timidez al principio y después con una demanda que extasiaba a su esposo. Cuando ella se vio desprovista de aire, se separó de sus labios y sintió que él, volvía a tomar su cuello.
 
-Oh Eriol...-suspiró sorprendiendo a su esposo, cuando sus manos y sus labios demandaban más de su figura. Sentía las manos de Eriol deslizarse por la piel que dejaba al descubierto su vestido. Y le decía tantas cosas al oído que encendían algo desconocido para ella. Sentía un calor que nunca le había atacado en su vida. Su toque y su cercanía se volvían cada vez más íntimos de la que jamás había experimentado.
 
-Lento y suavemente -murmuró él con voz grave al guiar las manos de su esposa a su pecho-. Eres hermosa... tal y como eres... -colocándola sobre su cuerpo en un giro inesperado para ella.
 
Él sonrió sintiéndole moverse sobre su cuerpo. Irradiándole sensaciones que eran nuevas para ella y él lo sabía. Besando sus labios, desabotonó el vestido desde su cuello cayendo este de su pecho, dejando al descubierto la delicadeza de sus senos. No eran prominentes pero si perfectos para la figura de ella. Los besó lentamente desde la curva e iba entrando poco a poco, haciendo que la respiración de la muchacha se agitara y respondiera de manera, erótica que jamás habría experimentado con ella. Su cuerpo se acoplaba a las sensaciones que él le transmitía con aquellas caricias que cada vez más y más intimas.
 
Deslizó el vestido por su cuerpo, quedando semidesnuda frente a la mirada de Eriol. Se abochornó un segundo al notar su mirada deslizándose por la piel desnuda. Él echó a un lado el vestido permitiendo que cayera al suelo. Le miraba expectante con los ojos brillantes. Pasó sus manos desde la base de su cuello hasta su ombligo lentamente. Solo se había quedado con unas pequeñas braguitas de color marfil muy coquetas.
 
-Eriol... -gimió ella curvando su cuerpo ante su contacto. Levantó la cabeza a su rostro notando una sonrisa de satisfacción además de sus suspiros-. ¡Oh Eriol!
 
-Yo te descubro... tu me descubres... -la ánimo tomando su mano, entre besos cambió de posición, y ahora él estaba sobre ella. Nagissa tragó en seco mientras su mano era guiada por la de él, y desabotonaba la camisa, un botón a la vez. Sentía las piernas masculinas acomodadas entre las de ellas sintiendo por primera vez su reacción masculina tan cerca de su cuerpo-. Quiero sentirte sin nada en el medio... sin nada... -susurró viendo que ella lo observaba por primera. Nunca se había presentado una oportunidad de estar tan cerca, tan cercanos.
 
Tan íntimos.
 
Con la camisa, fuera de su camino, Eriol apretó su cuerpo contra Nagissa y ella no pudo más que sentir su cálido roce. Aunque él aun tenía los pantalones puestos, ya ella comenzaba a sentir la virilidad de Eriol entre sus piernas lo que la hizo jadear. Se movió sobre su cuerpo de una manera muy reveladora, encendiendo sus instintos y su lado pasional hasta ahora desconocido para ella. Su cuerpo reaccionaba de una manera que era inútil resistirse y ella lo descubría. Lo escuchó suspirar.
 
- Eres mía... -le dijo al oído-, nada mas que mía... -antes de buscar su boca y refugiarse en ella, ante el brote de sensaciones que recorrían aquel lecho entre besos, caricias y suspiros. Ella se sentía en el cielo en sus brazos. Poco a poco fue respondiéndole, separó sus labios para besar sus hombros y mover sus manos por su pecho desnudo. Sentía el aroma a flores. Entre aquellas sabanas y en el lecho de Eriol, estaba siendo suya.
 
Pero no era la única. Eriol se sentía como en raras ocasiones, finalmente un hombre. Ante su contacto su cuerpo reaccionaba con arrebato y lo sentía siendo dominando por sus sensaciones y la adrenalina que iba a millón mientras la chica reaccionaba tan eróticamente a su contacto. Eriol sentía que, su cuerpo no tampoco soportaría mucho. La amaba, quería hacerla suya finalmente, pero era aun muy pronto o ¿no? Le daba tiempo a ambientarse y acostumbrarse a sus sensaciones mientras sus manos lentamente recorrían sus caderas, su cintura, sus senos y ella suspiraba, jadeaba extasiada y él igual ante las sensaciones que le desbordaban por igual al sentir las tiernas manos deslizarse por su cuerpo y brindarle un placer sin inhibiciones, sin medidas y total abandono.
 
"El principio de muchas veces..." suspiró ella y comenzó por instinto a buscar en la cintura de su amado. Ya estaba encontrando el obstáculo que ofrecían los pantalones. Jugaba con la hebilla de la correa y Eriol sintió que en un arrebato nada inocente de ella, la hebilla fue desprendida. Separándose de sus labios y sobre su figura, miró las manos y los dedos largos y finos, con algunos cortes y cicatrices de su línea de trabajo, que despegaban el cinturón con dificultad y sonrió. Notó a Nagissa morder su labio inferior mientras tenía su lucha con el cinturón.
 
-Permíteme amor... -ofreció él con cierta agitación mientras le ayudaba.
 
No se hizo esperar mucho cuando los pantalones desaparecieron de escena y también su ropa interior. Ya desnudo ante ella, no quedó nada más a la imaginación. Nagissa, lo observó un instante y su mirada algo sorprendida e ingenua llenaba a Eriol de maneras que ella no comprendía y él sonrió. Tal vez no era como ella, inocente pero pretendía que, aquel momento, a su lado, fuera inolvidable y lo mas placentero para ella. Para ambos.
 
Nagissa era una mujer que no demostraba pasión hasta que no se la tentaban a ello. La había estudiado lo suficiente para comprobarlo. Lo tenía loco... por eso se había casado con ella tan deprisa... no iba a permitir que nadie mas la tuviera. No iba a permitir que alguien mas la viera, la conquistara... la alejara. Ella era como una adicción, desde el primer momento que la besó. Era una mujer que aparecía en sus alucinaciones y sus sueños. La chiquilla que había conocido años atrás, había desaparecido.
 
Los dedos de él navegaron lentamente desde sus caderas hasta las braguitas de seda y encajes. Sintió como con ayuda de sus manos la prenda iba deslizándose de su cuerpo lo que la hacía respirar más agitadamente y su pecho descendía y ascendía con intensidad más aun cuando él terminó de retirar la prenda por sus pies y cayó a otra parte del suelo.
 
-¡Eres mía! -murmuró atrayendo su mirada que aun seguía en su cuerpo. Se aproximó a ella tan íntimamente como era posible y ella, comenzó a jadear ante la sensación tan carnal que experimentaba al sentir su piel, su figura, sus piernas, como ella poco a poco, rodeaba su cuerpo y sentía que él estaba tan sediento de sensaciones, como ella. Sintió como poco a poco se acoplaba a su figura sin saber lo que hacía. Eriol la guiaba en amarle.
 
-Soy... tuya... -aceptó ella a su oído y Eriol comenzó a moverse nuevamente, sobre ella con un movimiento demasiado delatador para ella. Sentía que su cuerpo estaba ya tan caliente que no entendía... no quería entender...
 
Por un momento, llamó a la ciencia y a la conciencia... pero la desechó.
 
-Te pido perdón...-murmuró él con aprehensión-. Por favor perdóname... -entonces, antes de que pudiera preguntarle el porqué de su suplica, le sintió por fin, dentro de ella.
 
La sintió temblar ante aquello. No gritó, lo que le tranquilizó solo por un segundo pero cuando sintió como sus manos aferraron sus brazos con una fuerza sorprendente, sintió su sufrimiento unos instantes.
 
Acarició su rostro un segundo mientras la sentía entregarse bajo él sin inhibiciones aunque cuando se mordió un segundo su labio supo que la estaba lastimando.
 
-Na...¿Nagissa?
 
-Oh... Dioses... -murmuró ella un segundo-. Oh... Eriol... -abriendo sus ojos un instante y chocando su mirada gris con la azul de él-. ¡Oh Eriol! -solo supo decir.
 
Aun se aferraba a sus brazos pero su agarre fue suavizándose mientras él la hacía suya. El dolor estaba pasando y la intensidad de su amante era algo que pensó que la desmayaría. Pero estaba sintiéndolo. Sintiendo lo que él sentía, amándole como el único hombre en su vida... y se sentía maravilloso. Había sido tierno, considerado, gentil. Lo sabía, muchas amigas se habían quejado que sus primeras veces habían sido demasiado dolorosas y con hombres que solo les importaban acostarse y ya. Pero Eriol la estaba amando. Porque la amaba en verdad.
 
-Dime... que... sientes... -solicitó él mientras la amaba.
 
-Yo... yo... -trataba de concentrarse pero aquella intimidad le quitaba toda la concentración. En un momento, él se detuvo y sorprendida con su rostro perlado por el sudor abrió sus ojos declaró con una sonrisa-. Es... maravilloso... -acercando su rostro al de su esposo, besó sus labios-. Totalmente maravilloso... no pares... por favor.
 
La complació nuevamente. Sintió como se entregaba a él sin inhibiciones y se aferraba nuevamente a su cuerpo, y pronto, él mismo comenzó a sentir su propio cuerpo reaccionar ante su contacto, ella rodeo instintivamente su torso con las piernas y su respirar se intensificó al sentirla.
 
Sus gemidos la extasiaban. Se volvía loca al escucharlo gemir y pronunciar su nombre mientras la hacía suya. Le decía que la amaba. Él lo había hecho todo, pensaba. No tenía ella nada que ver.
 
Excepto que, lo estaba sintiendo. Lo estaba sintiendo como no había sentido a ningún hombre en su vida. En el vaivén de sus cuerpos, Nagissa se aproximó a su rostro y besó sus labios, rozando y enredando su lengua con la de él, provocando que el respondiera mientras sus cuerpos siguieran unidos de aquella manera tan intima. Lo necesitaba. De un momento a otro, se separó de sus labios y aferrándose a su cuello respiraba mucho más agitada por encima de su hombro mientras lo escuchaba gemir, al igual que ella. Habían llegado a la cúspide de lo que pocas parejas lograban, incluso la primera vez; la cúspide del placer.
 
Era una entrega sin inhibiciones, igualitariamente, unidos, juntos física y espiritualmente como Eriol admitía en aquellos momentos, jamás haber experimentado en su vida, con nadie.
 
-¡Te amo... Te amo... Nagissa! -gruñó con aprehensión tomando sus labios nuevamente mientras se sentía por primera vez completo, tal como dijo, en el cielo.
 
-¡Eriol! -gimió ella finalmente cuando él tomó sus labios nuevamente. No podían más. Ella lo admitía. Se sentía como si hubiera subido la montaña más alta con solo una bocanada de aire. Poco a poco fueron separándose entre caricias y gemidos, suspiros y besos. Cuando él, quedó rendido sobre su cuerpo se observaron en silencio respirando entrecortadamente y él besó sus labios con ternura y una sonrisa algo conspiradora en sus labios. No entendía porque la miraba así, pero notaba que estaba complacido. Ella misma no podía estar decepcionada.
 
Jamás había experimentado aquello pero sabía que por el momento era bastante, mas aun para ella. Acariciaba sus cabellos azulados entre sus dedos en silencio y él se le quedaba mirando mientras las mantas cubrían sus cuerpos y el aroma a flores inundaban sus sentidos.
**fin del lemon**
 
-¿Nagissa?
 
-¿Hmmm? -murmuró ella bajo su figura. Estaba mirándole adormecida. Estaba agotada pero se veía hermosa. Un rubor estaba adornando sus mejillas pero menos intenso de cuando le hacía el amor.
 
-Eres perfecta...
 
-Y tú eres el amante perfecto...-susurró ella con una sonrisa antes de besarle los labios.
 
-No sabes lo que es eso... hasta hace un momento eras virgen.
 
-Es cierto... pero -encogiéndose de hombros-. Creo que, lo eres... por lo que había escuchado hablar de esto -entrelazando sus dedos de la otra mano con los de su esposo-. Dicen tantas cosas...
 
-¿Por qué nunca te invadió la curiosidad... y lo hiciste en la universidad? Es decir, la sociedad ahora es tan diferente... muy distinta a años atrás cuando era lo mas importante para las mujeres.
 
-Porque no iba a hacerlo por curiosidad... -suspiró-. Te parecerá tonto. Pero cuando mi padre se enfermó hablábamos mucho. Sabía que, nunca había tenido un novio en serio y mi madre y él siempre me educaron con costumbres un tanto conservadoras y respetuosas... explicaba algo abochornada pero su mirada parecía recordar con tanto cariño la memoria de sus padres-. Cuando estaba cerca el momento de morir, mi padre me pidió que si llegaba a intimar con alguien, que fuera por amor... Sabía que me quedaría sola. Y sabía que, pronto no estaría para guiarme -mirándole a los ojos agregó-. Yo no amaba a nadie. Me había enamorado aquí, en este pueblo y de uno de aquí... -la mirada de ella era soñadora. Eriol se sintió honrado de aquellas palabras-. Y aunque jamás pensé que me haría caso, vine aquí sin esperanzas imaginándome que estaría casado con bebés o apunto de casarse y si hubiera sido así, hubiera seguido adelante y tal vez enamorarme de alguien más, pero antes , quería honrar a mi padre con el laboratorio y ... -bostezando-. Me alegro el haber esperado... y el haber venido aquí. Hice el amor por primera vez, con el hombre que siempre había amado... en silencio...
 
Eriol le acariciaba los cabellos por igual la vio quedarse dormida en sus brazos y finalmente la vio dormirse apaciblemente en sus brazos se quedó mirándole largo rato.
 
-Jamás me sentí con nadie de la manera que me sentí contigo... -suspiró en su oído-. Me hiciste experimentar “mi primera vez”, de alguna manera, también -besándole en la mejilla y escucharla suspirar entre sueños.
 
********************
 
-¡Nagissa! -le gritaba su padre atrayendo su mirada. La joven con trenzas observaba por los binoculares a una pareja que llegaba en un vehículo que apagaron a metros de ellos y aferrados de manos, se abrazaban aproximándose a ellos. Uno de ellos de cabellos oscuro y profundos ojos azules-. ¿Qué es lo que haces?
 
-Yo nada -respondió abochornada acercándose a su padre y dejando los binoculares. Takeshi observó por donde Nagissa observaba y luego a los ojos de su hija.
 
-Hija, pon atención. Estás por entregar la tesis y esto es base fundamental.
 
-Bien -asintió ella prestando atención. A los pocos minutos escucharon una voz que hizo que su padre, levantara su mirada.
 
-¡Hiragizawa, señorita Mitzuki! -exclamó el padre de Nagissa levantándose a saludarles-. ¡Que gusto verles!
 
-Hola Takeshi -saludó Eriol-. Vinimos a invitarles... los padres de Kaho harán una cena y están invitando a todos los de la comarca... -Nagissa seguía agachada sin siquiera mirarles. Les daba la espalda-. Hola joven Takeshi.
 
Nagissa no tenía ganas de levantar la mirada. ¡Estaba cubierta de tierra! Trató de limpiarse el rostro pero por la mirada que Kaho le dirigió cuando se puso de pie supo que no era un buen trabajo el que había hecho.
 
-Buenos días Hiragizawa... Mitzuki...
 
-Nagissa: parece que descubriste las cualidades de un buen baño de lodo -dijo Kaho y lanzó una risa sutil-, como exfoliante... tu rostro después de esto, quedará impecable -se burló.
 
-Kaho -dijo Eriol con cierta advertencia pero eso solo hizo aflorar la idea de Kaho de divertirse en aquellos instantes. Mientras Nagissa estaba roja de la vergüenza y bajó su mirada.
 
-¿Qué pasa Eriol? -pasándole la mano por sus hombros-. Nagissa es una chica que está acostumbrada a esos comentarios... es una niña -declaró mirándole nuevamente-. Alguna vez aprenderá a vestir bien y a no usar el lodo como maquillaje.
 
-No soy una niña... -murmuró al ellos marcharse y lanzó una mirada a Eriol que iba con Kaho del brazo-. No lo soy...
 
-Claro que no lo eres -declaró Takeshi atrayendo su mirada-. Eres una hermosa joven y alguien, algún día, un hombre que te merezca en verdad, se dará cuenta...
 
********************
 
Nagissa abrió los ojos lentamente. Sonrió en un primer momento, cuando reconoció donde estaba. Sentía el olor a colonia tan particular de Eriol en las mantas y la almohada en que estaba dormitando. Sabía que se había quedado dormida un tiempo atrás, miró la hora y eran pasadas las diez. Se había dormido unas horas antes, cuando Eriol la amó nuevamente y se sentía mas viva que nunca.
 
Con su cuerpo cubierto por las mantas se incorporó, con los pies descalzos y la manta cubriendo su cuerpo miró por la ventana. Notó sin poder evitar sonrojarse ante los recuerdos que su traje de bodas y las ropas de Eriol habían sido recogidos. Suponía que él lo había hecho al dejarla dormida. El sol brillaba en su esplendor y veía a los trabajadores y los caballos del lugar mas adelante en la planicie y no evitó el sonreír. Miró la sortija de compromiso y la de matrimonio, que estaba en su dedo lo que le indicaba que no lo había soñado.
 
Todo lo ocurrido en aquellos meses era cierto. No sintió cuando la puerta se abrió lentamente y siguió observando por las cortinas. Sintió un roce suave contra su piel y unos labios que exploraban su cuello haciéndole gemir de placer.
 
-Buenos días a ti también -ronroneó con voz suave.
 
-Traje el desayuno... -murmuró Eriol dándole besos cortos en la base de su cuello-. Pensé que tendrías hambre...
 
-Gracias pero creo que tengo que vestirme y salir de aquí...
 
-Después de lo de anoche, y esta mañana, dudo mucho que salgamos de aquí muy seguido... -dijo con voz grave lo que hizo que Nagissa se sonrojara apenada y él levantó su mirada al decir-. No te intimides nuevamente... Además, sigue lloviendo en el Este... -sorprendiéndole-. El clima dice que durará así por lo menos uno o dos días mas...
 
-¿En serio? -preguntó ella dudosa alzando una ceja-. Entonces ¿Crees que podamos cabalgar hoy?
 
-¿Cabalgar? -interrogó algo aturdido. Si quería pasar el día entero sin salir ambos de aquella habitación y hacer el amor hasta quedar agotados.
 
-Si, vi una cueva al otro lado del río que, es sorprendente... -comentó su esposa ajena a sus planes-. Nunca me aventuré por allí yo sola... no reconozco la zona... tal vez podamos ir juntos…
 
-Voy contigo hasta China mi querida... -declaró abrazándole y murmuró contra su oído-. ¿Qué tal si vamos en un solo caballo?
 
-Si... -murmuró ella disfrutando intensamente al tener su aliento cálido contra su oreja. Lo sintió besar su cuello debajo del lóbulo y mordisquear un instante allí.
 
-Y... -mientras la sentía responder con suspiros cortos-. Damos un viaje a la "Casa de los Besos" ¿que te parece?
 
-¿A besarnos a la casa de los besos? -sugirió ella.
 
-Y algo más -dijo él con una mirada llena de pasión.
 
-Creo que lo de anoche es algo que tenemos que dejar reservado solo para aquí -dijo sonriéndole y mirándole con aprehensión.
 
-Haré cualquier cosa mientras sea a tu lado... -murmuró él-. Dios como te amo... me tienes embobado... me tienes... -separándose un instante-. Me tienes hipnotizado como un tonto... te adoro con locura... más que nunca... -besándole con intensidad-. Me siento... ¡como un condenado adolescente! -haciéndole soltar una carcajada a la joven.
 
- Fin Flash Back -
 
Echados frente a la chimenea estaban abrazados y observando en silencio el fuego que poco a poco se iba extinguiendo en la hoguera pero no en su relación de pareja. Esta permanecía intacta como el primer día y ambos lo sabían mientras cubiertos por una manta descansaban relajados en los brazos de otro.
 
-No creo que nuestra relación sea monótona... -declaró Nagissa cuando Eriol le compartió el sentir de sus padres-. Es mas, creo que nuestra vida siempre es una nueva aventura -sintiendo el torso desnudo de Eriol apretado contra su espalda. Sentía el latir lento de su corazón.
 
-Estoy de acuerdo. Eres diferente a lo que mis padres están acostumbrados. Mamá siempre estaba en casa ocupándose de mi y mi padre. Lo nuestro es diferente.
 
-¿Te gustaría que fuera diferente? - preguntó volviéndose hacia él para acariciarlo desde el cabello hasta la barbilla y de ahí su nariz-. ¿Qué me quedara más tiempo en casa y no trabajara?
 
-Nunca te haría hacer algo que no quisieras. Amas trabajar. Y si eres feliz...
 
-Pero, ¿qué opinas tú?
 
-Bueno... no tenerte cerca me agobia como no te imaginas... -mirándole con intensidad-. No compartir momentos como este mas seguido... y no hablemos de los chicos...
 
-Se lo que dicen de mi a veces. Que soy la mujer mas extraña del mundo que maneja carrera y hogar. Porque Sakura lo hace pero ella trabaja con Li y es su esposo. Tomoyo solo maneja la casa y aunque trabaja un poco en la galería de arte no le roba mucho tiempo. Se que en el pueblo no es bien visto que una mujer sea tan independiente. Pero has tenido tanta paciencia conmigo y te lo agradezco.
 
-Se que el laboratorio es tu vida... tu sueño. Solo deseo que se hagan realidad parte de tus sueños. Y además no me importa lo que ellos piensen. Y sabes que tus amigas admiran tu manera de balancearlo todo.
 
-Aunque a veces nuestra relación salga afectada -concluyó la mujer-. Aunque si te he extrañado... no pensé que lo nuestro, cuando tenemos estos encuentros, fueran tan... -buscando una palabra adecuada-. Excitantes... -ocasionando una sonrisa en Eriol.
 
-Si, tienes razón amor... pero aun así, extraño la manera que siempre despierto cada vez que hacemos el amor... -esa confesión la hizo sentir llena de deseo-. Aunque hemos faltado un poco estos meses, pero siempre hacemos algo para salvarla... y no me importa hacer de vez en cuando ciertos sacrificios. Incluso si eso significa no hacer el amor tanto como quisiera.
 
-Es cierto... pero creo que tengo el remedio a eso. Siempre haces realidad, “todos mis sueños” Eriol. Bueno... -sonriendo-. ¿Qué pasaría si te dijera que tendré mas tiempo libre?
 
-¿De que hablas?
 
-Que también extraño momentos como estos -murmuró mirándole a los ojos-. La universidad ha contratado a alguien que dirija el centro de Geología bajo mi supervisión al principio pero, tendré mas tiempo libre...
 
-¿Qué tanto tiempo libre?
 
-Dos días a la semana y... estaría en casa para las cinco de la tarde...Nessa ya tiene la experiencia suficiente y ha pedido plaza en el puesto. Viene con su esposo y su hija la próxima semana. Esa es la primera de dos noticias...
 
-¿Y la segunda cual es? -preguntó Eriol besando sus labios
 
-Que estoy enamorada de ti más aun que hace cinco años. Que pretendo no volver a la universidad tan seguido y que te amo con locura... -sus ojos estaban llenos de deseo y se colocó sobre su cuerpo, extasiándolo en aquel instante como imaginaba que provocaría en el hombre. Eriol sonrió. Para haber sido virgen la primera vez que estuvieron juntos, con el paso del tiempo, ella había aprendido la manera de despertar en él sensaciones que desconocía.
 
-Yo también amor... yo también -murmuró antes de perderse uno en los brazos de otro y en sus labios, para nuevamente hacerse el amor mutuamente, pero esta vez, sería hasta el amanecer.
 
 
Continuara…
Nota de autora: Antes que nada debo disculparme pues me tarde mucho en subir los epílogos completos en este sitio, lamento decir que hachearon mi cuenta de correo y ahí tenía mi password, si ya se, porque no la cambie, o mínimo porque no me la aprendí ¿verdad? Ahora que ya me he hecho a la idea de que no podré recuperar esa cuenta tan querida pues me he animado a entrar a este sitio con un nick diferente. Espero perdonen el retraso y como compensación aquí están los tres epílogos completitos, si alguien quiere hacer algún comentario se los agradeceré.
¿Y bien? ¿Todo bien? Espero que si, como ven ahora le llegó el turno a Eriol y Nagissa, también tienen dos pequeños con caracteres muy bien definidos, recuerden que todo esto es obra de mi buena amiga Crystal23, yo creo que quedo perfecto, así que espero que ustedes opinen lo mismo. ¿Cómo vieron a S&S? Vaya sorpresa que se llevaron ¿no? Jajajaja, me divertí un poco con la idea de que esos dos son un tanto distraídos cuando se trata de ellos, ahora ya saben porque las gemelas nacieron a los 9 meses justos de que ellos se casaron, eso fue una idea sacada de mi misma pues yo nací justo a los 9 meses de que mis papás se casaron, un 20 de diciembre y la buena Daulaci nació un 20 de septiembre, un toque personal para la historia que por supuesto comparto con ustedes.
La tercera parte del epílogo esta quedando muy larga ¿quien sabe? Tal vez resulten cuatro partes, jajajaja, no lo sé con certeza, no al menos de momento, aún sigo escribiendo.
También agradezco mucho su apoyo por el lemon, la verdad es que si me sentí muy nerviosa al respecto y me preocupaba su reacción, pero creo que no lo he hecho tan mal, y supongo que mi amiga Crystal23 tampoco estuvo tan errada.
Espero les haya gustado y espero sus reviews, gracias, muchas gracias por el apoyo.