Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Lecciones para dos ❯ Capítulo4 ( Chapter 4 )
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LECCIONES PARA DOS
Por Daulaci Serv
Basado en una novela de Jennifer Taylor
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 4
No había ni rastro de Eriol cuando Tomoyo se despertó. Lanzó un débil gemido, estiró sus entumecidos músculos y se levanto. Empezó a preocuparse un poco pues Eriol no aparecía.
-¡Eriol! -gritó Tomoyo, no esta como para sorpresas desagradables o bromas de mal gusto tan temprano.
-¡Aquí! -se escucho una voz a lo lejos-. ¡Sigue mi voz!
Y así lo hizo, camino entre los árboles y metros más adelante llego a una charca. No parecía ser muy profunda. Un chorro plateado caía en cascada desde lo alto de las rocas. Todo el lugar era un oasis de belleza en medio de la selva. Pudo ver a Eriol en la orilla admirando la belleza que tenían al frente.
-Hermoso ¿no?
-Tomoyo asintió acercándose para meter las manos en la deliciosa agua fría. Ojalá pudiera meterse y quitarse toda la suciedad que la cubría. Eso la haría sentirse mucho mejor.
-Si quieres entrar, hazlo -dijo Eriol adivinando sus pensamientos.
-¿De verdad?
-Adelante -señalo hacia el frente y se dio la vuelta para darle la espalda a Tomoyo.
-No vayas a…
-A voltear, si ya lo sé.
Se quitó el pantalón y la camisa junto con la blusa de algodón para quedarse en ropa interior. Entro en el agua y se alejó nadando hasta donde estaba la cascada. Era refrescante estar debajo del chorro de agua, como si fuera una ducha muy peculiar. Abrió los ojos para mirar hacia donde había dejado a Eriol. Y descubrió escandalizada que este ya se había quitado la camisa y las botas; y ahora se desabrochaba los pantalones.
-¿Qué estas haciendo? -grito horrorizada.
-¿Qué crees que hago? No pensaras que voy a desaprovechar la oportunidad de un baño.
-No, pero puedes esperar a que yo salga.
-Lo siento preciosa, pero no podemos darnos el lujo de perder el tiempo.
Tomoyo tenía los ojos como platos cuando lo vio echarse al agua. Él nado hacia donde estaba ella, pero antes de que llegara Tomoyo se alejó dirigiéndose a otro extremo de la charca sin atreverse a mirarlo.
Eriol quitó el agua de sus ojos y se volvió a buscarla. Cuando la encontró su risa llenó el lugar.
-Lo siento Tomoyo, me había olvidado de los delicados y altamente refinados que son tus sentimientos. Pero ¿no me vas a decir que no has visto a un hombre en ropa interior antes? -y nado hacia ella de nuevo. Esa mañana tenía unas ganas irracionales de molestarla.
-Si… ¡no! No en estas condiciones. ¿Qué haces? -gritó Tomoyo cuando lo vio acercarse y nado a otro lado.
-Vamos Tomoyo esto es infantil -dijo sonriendo, le encantaba verla tan nerviosa y escandalizada.
-Tú eres el infantil, jugando de esta manera. Quiero salir.
-Hazlo.
No hasta que lo hayas hecho tú. -Tomoyo tenía la cabeza prácticamente al ras del agua.
-Esta bien -dijo de mala gana nadando hacia donde estaban sus cosas.
Cuando salió del agua Tomoyo desvió la mirada.
-Por favor Tomoyo eres una mujer adulta ¿no? -dijo molesto- Ahora sal de ahí que ya gozamos de un tiempo precioso -anunció mientras se ponía los pantalones.
-No hasta que te hayas ido.
-No voy a dejarte sola aquí.
-Entonces date la vuelta.
Está bien, pero date prisa -aceptó con un gesto de exasperación y le dio la espalda mientras se ponía la camisa.
Tomoyo nadó hacia él y salió de la charca, más consciente de su presencia que nunca. Le costo mucho trabajo ponerse los pantalones lo cual le llevo algo de tiempo. Después de subir el cierre se agachó por el resto de la ropa.
Eriol se volvió tomándola por sorpresa apenas le dio tiempo de tomar la camisa y sujetar la prenda delante de ella.
-¿Qué… qué haces? -exclamó sonrojada.
-¿Qué haces tú? ¿Qué es lo que te toma tanto tiempo?
-Me estoy vistiendo… -exclamó desesperada- ahora date la vuelta.
-Lo haces a propósito, te pido que te des prisa y te tardas demasiado -Eriol se sentía molesto sin saber realmente porque. Tomoyo no se había tardado tanto y ambos lo sabían.
-Estas exagerando y el que se molesta a propósito eres tú.
-¿Yo? -rugió Eriol, era verdad él estaba exagerando. No le molestaba que ella tardara, sino la reacción de ella en el agua y que se alejara de él como lo hizo. Un momento ¿qué es lo que estaba pasado con él?
-No puedo entender porque te empeñas en tratarme así. Las cosas podrían ser más soportables si no te portarás de esta manera. ¿Por qué lo haces?
-Por que… -Eriol la agarró por los brazos y se acercó a ella.
Sus pensamientos eran una revolución, ¿por qué lo haces Eriol? Se pregunto a si mismo. Porque me gusta. La respuesta que se formulo en su cabeza lo sorprendió. Seguía acercándose a ella y no podía apartar la vista de sus labios.
Tomoyo no podía creer lo que estaba pasando ¡La iba besar! ¡Eriol iba a besarla! Y lo más extraño era que ¡ella quería que lo hiciera!
Estaban tan cerca que Eriol podía sentir el cálido aliento de Tomoyo, este paso saliva. Tomoyo Daidouji, le gustaba, quería besarla desde que la vio bajar del avión. Quería… Una advertencia sonó dentro de su cabeza. No podía pasar otra vez. ¡No!
Repentinamente la soltó, como si su contacto le repugnara.
-No tardes, voy a preparar todo para salir.
La indiferencia en su voz fue casi tan ofensiva como la forma en que la soltó. Tomoyo no pudo comprender lo que había sucedido, antes de que Eriol se marchara pudo ver un brillo especial en sus ojos pero en su cara no había expresión alguna.
-¡Esta jugando! Se ha burlado de mi otra vez -Tomoyo sintió un dolor muy grande en el corazón.
Ese día fue casi la repetición del día anterior. El ritmo que había llevado Eriol demando toda la energía y determinación de Tomoyo. Lo cual en el fondo agradeció pues el cansancio la mantuvo alejada de cualquier fugaz pensamiento sobre lo que había pasado en la mañana.
Lo que no sabía Tomoyo es que para Eriol todo ese ejercicio había significado un desahogo por lo que había pasado entre ellos. Ni siquiera el mismo se explicaba como había llegado a esa situación. Una y otra vez veía la misma imagen: a Tomoyo tan cerca, tan…
-¡Basta Eriol Hirawizagua! -pensó dando duros golpes contra la vegetación con el cuchillo- ¿Cómo pudo suceder esto? Esto no estaba dentro de sus planes. Cuando vio las fotografías de Tomoyo que el abuelo de esta le había proporcionado, por supuesto que le había llamado la atención la belleza de la joven ¡No estaba ciego!, pero jamás se imagino que se sentiría tan atraído por ella al conocerla. Y peor aún fue darse cuenta de que hasta ahora ella no había sido como él esperaba. Tendría que hacer un esfuerzo mayor por mantener la distancia.
Construyeron otro refugió antes de que empezara a llover de nuevo. Él apenas le dirigió la palabra y ella no hizo mucho por romper el silencio.
Cuando entró en el refugió apenas cerró los ojos Tomoyo se quedó dormida. Se despertó después cuando Eriol la agitó suavemente. Le costó mucho trabajo abrir los ojos y durante unos instantes se quedó mirando el azul de sus ojos y el sueño se mezcló con la realidad. Se incorporó bruscamente.
-¿Nos vamos ya? -preguntó Tomoyo un tanto confundida y mareada. Se llevó una mano a la cabeza tratando de ignorar los fuertes latidos de su corazón.
Eriol la observó fijamente durante unos segundos antes de levantar el vaso de hojalata y ofrecérselo.
-No vamos a seguir hoy. Bebé, esto te hará bien.
Le dio el vaso y la observó mientras bebía un sorbo de la sopa. Ella se lo ofreció a su vez.
-Ya he tomado un poco mientras dormías -dijo mientras se sentaba a su lado-. Así que, bébetelo todo, adelante.
Tomoyo bebió otro sorbo y luego lo miró.
-¿En serio podemos permitirnos descansar el resto del día?
Eriol se encogió de hombros mientras se quitaba el sombrero.
-No tiene sentido agotarnos.
-Si estás sugiriendo que necesito descansar porque no puedo seguir tu ritmo, lamento mucho decepcionarte pero eso no es cierto.
-Este viajecito puede ser muy duro para tus refinados gustos.
Ya estaba burlándose de ella otra vez.
-¡No va a ser más duro para mí de lo que es para ti! -dijo con furia.
-¿Tú crees que no? Las mujeres como tú no soportan estar fuera de su elemento.
-¿Porqué siempre terminas hablando de las mujeres como yo? No sabes nada sobre mi ¿Qué sabes de las mujeres de cualquier modo?
-¿Ah no? Estuve apunto de casarme con una mujer como tú.
¡Eriol comprometido! Por un momento la sorpresa no la dejo pensar, después empezó a imaginarse a Eriol con una mujer y lo siguiente que empezó a sentir… fue algo, parecido a… ¡a los celos! ¡No es posible! ¡Tiene que ser otra cosa!
-Sorprendida, ¿eh? ¿No me creías capaz de algo así?
-La verdad, no. Parece que odias a las mujeres.
-No, no ha todas solo…
-Si, si ya sé, solo a las mujeres como yo -dijo con un gesto de disgusto- ¿Y quien era esa mujer que según tú es como yo?
-Físicamente no se parecen en nada, pero en otros aspectos si.
-Bueno ¿y quien es? -empezaba a sentirse cansada de que la compararan con alguien.
-Se llama Kaho Mizuqui.
-¡Kaho Mizuqui! -dijo Tomoyo sin poder creerlo.
-¿La conoces?
-Algo así, es decir sé quien es. Ella es hija de un amigo de mi abuelo -explicó Tomoyo todavía sorprendida-, han hecho negocios juntos, por muchos años. Nosotras solo hemos coincidido en algunos lugares un par de veces.
-Ahora entiendes a lo que me refiero.
-No, francamente no -dijo muy molesta-. Ella y yo no tenemos mucho en común. No tenemos los mismos amigos, ni las mismas afinidades.
-Kaho fue modelo un tiempo.
-Lo sé, pero ella solo lo hizo por capri… -se detuvo bruscamente-. Eso es lo que piensas de mi ¿no? Que todo lo que hago es por capricho.
-Tú lo dijiste no yo.
-Pues que tontería más grande. Si ella rompió el compromiso no me sorprende. Tal vez la tratabas todo el tiempo como me tratas a mi.
Eriol se puso tenso repentinamente y echaba chispas por los ojos. Tomoyo supo que había tocado una fibra sensible. Pero no pudo detenerse, esta era la oportunidad para lastimarlo como él hacia con ella.
-¿Así que es eso no? ¿Te puso en tú lugar?
-Para que lo sepas preciosa. Jamás trate a Kaho como te trato a ti. Y ahora que lo pienso tal vez debí hacerlo.
-“Que suerte la de ella” -pensó Tomoyo, pero no se dio tiempo para analizar esta ocurrencia y siguió-. Bueno, no importa. Tu personalidad deja mucho que desear, además de tu comportamiento. No se como pudo aguantarte tanto como para comprometerse. Yo en su lugar…
-Basta Tomoyo, quiero dejar este tema aquí.
Pero ella no.
-No se que pudo ver en ti -nada podía detenerla-. A mi en lo particular me gustan los hombres un poco más… refinados. Ahora que lo pienso tal vez también fuiste un capricho para ella porque…
Eso fue todo. Fue la gota que derramo el vaso. Hundiendo los dedos en el cabello de Tomoyo, Eriol la obligó a levantar la cara hacia él para poder callarla con su boca. La joven estaba atónita, por un instante el beso fue duro pero enseguida fue cambiando a uno intenso que la dejo sin aliento. Él se separo para examinar su rostro y al no ver rastro de resistencia volvió a besarla de nuevo. Deslizo su boca por la curva de la barbilla, trazó un camino hasta el lóbulo de la oreja y después subió por su sien. Todo esto muy lentamente, lo cual la hizo temblar. Eriol sonrió al notar su reacción.
-¿Así que te soy indiferente? ¿No?
-No… es decir ¡si! -casi gritó al darse cuenta de lo que había pasado y se puso de pie saliendo del refugio para apartarse de él lo más rápido que pudo.
-Eso te enseñará que cuando digo Basta, eso es lo que significa. Si no aprendes rápido no te preocupes que ya encontré la forma de hacértelo entender de ahora en adelante.
Tomoyo supo que hablaba en serio, pero no sabía si eso le molestaba tanto a ella.
Esa noche no pudo dormir mucho. La molestia que le causaba lo que había escuchado no desaparecía. ¡Comprometido con Kaho! Precisamente con ella. De alguna u otra forma siempre las habían asociado, aunque ninguna de las dos estuviera feliz con esa situación.
Desde el momento en que supieron de la existencia la una de la otra surgió una especie de antagonismo. Al ser familiares tan cercanos de dos de los hombres más importantes de Japón. La atención siempre estuvo fija en ellas. Tomoyo trató por todos los medios de evitar cualquier evento donde supiera que Kaho iba estar, pues nunca faltaban las murmuraciones, y el hecho de que ellas nunca fueran amigas por el contrario de su abuelo y padre respectivamente hacia que los chismes sociales corrieran de una forma constante.
Una de las razones por las que su abuelo aborreció el hecho de que Tomoyo fuera modelo fue por Kaho. Para ella el ser modelo era una diversión, ser el centro de atención inflaba su ego, y por esa época se volvió insoportable. Por supuesto el abuelo pensó que con Tomoyo pasaría lo mismo, eso le dolió muchísimo a ella. ¿Cómo pudo pensar que ella se convertiría en una persona tan vacía? Claro que como Kaho lo dejo en menos de un año, el abuelo también estaba esperanzado en que ella haría lo mismo y que chasco se llevó.
-¡Basta Tomoyo! -pensó muy molesta-. Tienes que dormir un poco.
Cuando por fin logró dormir no fue por mucho tiempo y cuando se despertó no faltaba mucho para que empezará a amanecer y para colmo se encontraba otra vez en los brazos de Eriol. El parecía dormir profundamente. A ella le hubiera gustado, muy a su pesar disfrutar un poco más de la sensación de protección que sentía al estar así. Pero una vez más la conversación anterior vino a su mente y se sintió molesta. Se separó de él sin despertarlo y se recostó de lado dándole la espalda.
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El sudor le escurría por la frente nublando su visión. Tomoyo se apoyo contra el árbol mientras se secaba con la muñeca, sintiendo que el cansancio la dominaba. Eriol había mantenido un ritmo duro esa mañana. Ella había sentido la tentación de protestar pero el orgullo no se lo permitía. La conversación se había reducido al mínimo. Se comportaban con una cortesía casi cómica.
-Vamos. No podemos perder todo el día mientras estás ahí meditando -su vos sonó malhumorada, con un matiz de irritación.
Tomoyo se irguió inmediatamente no se había dado cuenta que se retrasó tanto. Se separó del árbol y dirigió una fría sonrisa hacia donde él estaba.
-¡No pienso retrasarte, Eriol!, pero, ¿estás tratando de batir algún récord?
El sonrió levemente.
-No puedes seguir el ritmo ¿verdad, Tomoyo?
-Claro que puedo -aunque Tomoyo no estaba tan segura de ello. Solo quiero saber si es necesario llevar este paso. ¿Parece como si te estuvieran persiguiendo? ¿O es que estas impaciente por librarte de mi?
Ella agito la cabeza para echarse hacia atrás el pelo húmedo, tratando de ignorar la pequeña punzada de dolor que sintió en el corazón al decir esto último.
-Si es eso, me lo podrías haber dicho antes. Daré lo mejor de mi para que esto termine lo antes posible.
Eriol no replico mientras se daba vuelta para seguir con su labor de abrir camino en la espesura. Tenía una extraña sensación desde el día anterior cuando besó a Tomoyo, no podía explicarla. ¿Hubiera podido callarla de otra manera? Eso nunca lo sabría. ¿Por qué menciono a Kaho? Lo que menos quería era hacer algo así. ¿Será que desde que la vio y empezó a sentirse atraído hacia ella el abandono de Kaho surgió como una forma de protegerse contra lo que estaba sintiendo por Tomoyo. Después de besarla se dio cuenta de algo todavía peor que el hecho de que se sintiera atraído por ella, sino que también empezaba a interesarse por lo que pudiera pasarle.
-Esto no estaba en mis planes -pensó Eriol con frustración-. Esto no estaba en mis planes.
Tomoyo lo miró con resentimiento. ¿Por qué sentía la necesidad de provocarlo? Nunca antes había mostrado ese carácter. Ella sabía afrontar los contratiempos con compostura y hasta ahora había podido poner a raya a cualquiera que quisiera afectarla o molestarla. Pero con él parecía tan difícil.
Será porque desde que supo que estaba comprometido con Kaho su necesidad de demostrarle su valía se había hecho más fuerte. Pero era tan frustrante que la considerara como ella. Kaho siempre fue caprichosa y vanidosa, si se dedicó al modelaje fue por esto mismo, pero cuando se dio cuenta del esfuerzo y compromiso que requería se despidió de inmediato del asunto. ¿Cómo conocería a Eriol? ¿Qué vio él en ella? ¿Cómo podría convencerlo de que ella era diferente?
Se dio cuenta de que se había retrasado nuevamente y Eriol la esperaba unos metros más adelante, aunque no le pareció que estuviera molesto. También él estaba sumido en sus pensamientos.
Después de un par de horas Tomoyo sentía que no podría soportarlo más. Pero no podía detenerse, no después de lo que le dijo. Seguía pensando en Kaho y Eriol y seguía haciéndose las mismas preguntas.
Sin darse cuenta se le atoró un pie en una raíz que sobresalía en el suelo. Cayó fuertemente, lo cual le sacó el aire. Tomoyo ni siquiera se quejó.
Cuando Eriol volteo de nuevo a ver porque se había retrasado se sorprendió al verla en el suelo y corrió hacia ella. Tomoyo ni siquiera se había movido tratando de recuperar el aliento.
-¡Por todos los cielos! ¿Qué sucedió?
Eriol trato de ayudarla a levantarse pero ella no se lo permitió. Estaba molesta consigo misma por su torpeza y por todas las cosas que tenía en la cabeza.
-Me tropecé con esto -dijo tratando de liberar su pie. Cuando por fin lo hizo se levanto con dificultad.
-Debiste decirme que estabas cansada.
-¡No estoy cansada! -exclamó furiosa- solo estaba distraída.
-Tal vez deberíamos…
-¡NO! Todavía puedo seguir un rato más.
-Pero…
-¡He dicho que no! No quiero seguir retrasándonos. Lo que quiero es que todo esto termine -estaba furiosa y no podía contenerse. Comenzó a caminar pero de nuevo cayó, el tobillo le dolía mucho. Esto era todo lo que faltaba.
Eriol volvió a acercarse pero ella lo detuvo con la mirada.
-Vamos Tomoyo, no seas niña, estas lastimada. Déjame revisarte el pie.
-No, y no soy una niña -dijo jadeando mientras se levantaba rápidamente.
Una vez de pie todo comenzó a dar vueltas a su alrededor. Lo último que vio fue a Eriol acercándose a ella mientras caía. Antes de perder por completo el conocimiento sintió que unos brazos la sujetaban.
-¡Tomoyo! Vamos preciosa despierta -exclamó Eriol tratando de hacerla volver en sí, pero era imposible, el agotamiento había hecho presa de ella-. ¡Tomoyo! ¿Por qué no me dijiste que estabas cansada? ¡Maldita sea! ¿Por qué no me detuve antes?
La levantó y siguió su camino. Más adelante encontró un pequeño grupo de casas al borde de un claro bastante grande. Justo a tiempo porque algunas gotas empezaban a caer.
Al ver a Eriol con Tomoyo en brazos acercarse, las personas empezaron a salir de sus chozas.
Continuara…
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