Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Lecciones para dos ❯ Capítulo7 ( Chapter 7 )
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LECCIONES PARA DOS
Por Daulaci Serv
Basado en una novela de Jennifer Taylor
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 7
Al otro día por la mañana cuando llegó la madre de Tomoyo, Eriol se había marchado sin decir más. Sonomi llego armando un revuelo y cuando entro en el cuarto de Tomoyo, ésta aun no se había levantado. Se detuvo en la puerta contemplando a su hija y sin decir más corrió hacia ella y la abrazo llorando.
-Lo siento mucho cariño -Sonomi le pidió disculpas aún con lágrimas en los ojos-. Debió ser horrible para ti. Te juro que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Cuando tu abuelo me pregunto sobre Yue, no supe que decir; todavía no había hablado contigo sobre eso y le dije que tu no me habías informado nada. ¡Que tonta! Pensé que eso sería suficiente para él, nunca antes me había preguntado nada sobre ti, así que supuse que tal vez empezaba a interesarse en lo que hacías de nuevo. Todo esto también es mi culpa.
-Mamá no…
-Es la verdad. Si hubiera dejado ver abiertamente que tenías mi apoyo él no se habría atrevido a tanto -Sonomi abrazo de nuevo a Tomoyo-. Si algo malo hubiera pasado, y si algo salía mal. ¿Por qué no pensó en eso? ¿Que haría yo sin ti mi pequeña?
Tomoyo se dio cuenta que no iba poder desahogarse con su madre. Por un lado era Sonomi quien necesitaba más consuelo y por el otro no quería que su madre y el abuelo se distanciaran por algo que ya no valía la pena recordar. Además estaba segura de que si le contaba a su madre sobre Eriol ella lo odiaría y, no estaba segura porque pero no quería que eso sucediera.
-Cálmate mamá, todo esta bien. Yo estoy bien. No fue tan malo.
-Pero hija…
-En serio mamá, no pasó gran cosa. Claro me asuste, pero no estaba sola y nada malo ocurrió. Dejemos todo de lado y olvidemoslo.
-Estas segura, porque yo puedo hablar con tu abuelo. ¡Tengo que hablar con tu abuelo!
-No mamá, déjalo así. Yo ya lo hice y no volverá a intentar algo así, estoy segura.
-¿Hablaste con él? -Tomoyo asintió- ¿Entonces todo esta arreglado? No volverá a suceder nada parecido.
-No lo creo. Deja las cosas así, no tiene caso remover más el asunto. -Tomoyo le sonrió a su madre para darle confianza.
-Me siento tan aliviada de que estés bien.
-Solo quisiera pedirte un favor.
-Lo que sea.
-Vámonos hoy mismo de aquí ¿Si? Quiero regresar a mi vida de antes. He dejado algunos pendientes.
-Esta bien cariño, estoy de acuerdo contigo. Pero al menos pasaras unos días conmigo en Tomoeda ¿verdad? -en los ojos de Sonomi había una mirada suplicante.
-Esta bien mamá, lo que tu digas.
Ese día por la tarde las dos se marcharon para Japón. El abuelo no quiso despedirse de ninguna argumentado que estaba muy ocupado. Tomoyo se fue con el peso en su corazón de no saber cuando volvería a ver a su abuelo, pues como ya se lo había hecho saber sería él quien tendría que buscarla cuando se diera cuenta de su error y ella estaría feliz de recibirlo. Sonomi seguía muy enojada con él pero ambos sabían que ahora que su hija estaba con ella no duraría mucho tiempo.
********************
Ya en Tomoeda, Tomoyo se dio cuenta de que no había sido tan mala idea pasar unos días con su madre, el lugar le producía una gran tranquilidad y dentro de la mansión de Sonomi podía disfrutar de toda la privacidad que el servicio de seguridad podía proporcionarle. Un par de periodistas motaban guardia fuera de la casa pero nadie podía entrar, a excepción claro de los invitados a la casa entre ellos Sakura, que en cuanto se enteró que Tomoyo había llegado fue a verla. Las dos chicas se encontraban platicando en la privacidad de la habitación de Tomoyo. Se encontraban sentadas en un enorme sillón.
-Todavía no puedo creer que el abuelo haya sido capaz de tanto -decía Sakura conmovida por la historia de su prima.
-Lo sé, a mi me duele tanto, es decir, sabía que no estaba contento con lo que hacía, pero tampoco soy una delincuente o que se yo, para que me tratara de esa manera -exclamo con un gesto de impaciencia. Una profunda tristeza se podía ver en los ojos de la chica-. Además la desilusión fue tan grande, yo esperaba otra cosa tú lo sabes… -Tomoyo no pudo seguir, si lo hacia rompería en llanto ahí mismo.
-Entiendo perfectamente, creías que esta reunión sería diferente. Todos lo creíamos -Sakura tomo la mano de Tomoyo tratando de hacerla sentir mejor.
-Y no se que es peor si todo esto ó el hecho de saber que mi abuelo me compara con Kaho como lo ha hecho todo el mundo. Es como si no me conociera para nada, ¿qué acaso no compartimos nada?
Sakura no supo que contestarle, no sabía como reconfortarla. Tomoyo siempre trato de no darle importancia a los comentarios que se hacían respecto a Kaho y ella. Desde pequeñas fue así, había cinco años de diferencia entre ella, nunca fueron amigas, ni siquiera eran parientes pero la gente siempre hizo comparaciones y Tomoyo parecía llevar las de perder, no importaba su comportamiento intachable, las personas esperaban que de alguna manera siguiera los pasos de Kaho, que hiciera las mismas cosas, frecuentara los mismos lugares y las mismas personas. Lo único en lo que pareció imitarla fue en dedicarse al modelaje pero Tomoyo lo había hecho con más seriedad y con una entrega total al trabajo.
-Y para colmo mi abuelo escoge a la persona a la que más ha decepcionado Kaho para llevarme por la selva -dijo Tomoyo mientras se levantaba del sillón para acercarse a la ventana, no quería que Sakura viera el dolor en su rostro al recordar a Eriol.
-Aún no me has dicho como era él -se atrevió a preguntar la chica de ojos verdes, aunque trato de hacerlo con cuidado, pues se había dado cuenta que el hombre era un tema delicado.
Tomoyo volvió la vista hacia atrás pero no pudo ver a Sakura a los ojos, no podría mentirle diciéndole que no era nadie importante, no podría hacer una descripción de Eriol sin pensar en sus profundos ojos azules, en su cabello, sus labios…. Cerró los ojos tratando de alejar la imagen de la última vez que vió a Eriol. Miró hacia fuera nuevamente.
-No puedo decirte nada sobre él ahora -admitió Tomoyo con pesar, y volvió la vista hacia Sakura mientras se dibujaba una leve sonrisa en sus labios-. Tal vez después, cuando esto este totalmente enterrado.
-Esta bien Tomoyo, no tienes que decirme nada -Sakura se levanto también y camino hacia su prima para tomarla de las manos-. Pero ¿sabes que puedes decirme lo que sea en cualquier momento? -Tomoyo asintió-. Cuando estés lista para hablar, ¿me buscaras? Ó tal vez prefieras llamarme, no importa.
-Muchas gracias Sakura, no sabes lo bien que me ha hecho hablar contigo. Es solo que no puedo hacerlo ahora. Si mamá me ve en este estado o peor, las cosas con el abuelo pueden empeorar y ya fue suficiente ¿me entiendes?
-Claro que si -las dos chicas se abrazaron. Tomoyo sintió un gran consuelo al hacerlo, pero aún no se había desahogado lo suficiente. Tendría que esperar.
********************
Después de pasar algunos días con Sonomi y dejarla más tranquila Tomoyo viajó a Londres. Le había enviado un fax a Pierre avisándole de su llegada y el únicamente se limitó a contestarle que la recibiría en el aeropuerto. Cuando bajo del avión la chica vio a dos tipos corpulentos que se acercaron a ella, reconoció a uno de ellos de inmediato era Carlo el guardaespaldas personal del diseñador.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no ha venido Pierre? -preguntó Tomoyo sorprendida y un tanto preocupada.
-El señor Carelli la espera en su casa señorita Daidouji -anunció el hombre-. Prefirió no causar más alboroto.
-¿Más alboroto? No entiendo.
-Hay muchos periodistas esperando a que salga del aeropuerto, quisimos buscarle una salida alterna pero todo esta cubierto por ellos.
La joven siguió escuchando las explicaciones de Carlo, y cuando pensaba que no podía sorprenderse más supo que de alguna forma la prensa se había enterado de lo que había sucedido en Brasil. Nadie sabía exactamente como había sido pero sabían sobre el accidente y sumado a lo que había pasado con Yue, Londres era un hervidero de chismes. Por esto mismo Carelli prefirió mandar a los dos hombres y el hecho de que hubiera mandado a Carlo a encargarse personalmente decía mucho sobre lo complicado de la situación. Todo esto sucedía mientras los dos hombres la conducían por el aeropuerto hasta la salida.
Tomoyo jamás se había enfrentado a tal cantidad de periodistas. Apenas podía ver a causa de la gran cantidad de cámaras y micrófonos que aparecían en su camino, sin contar con la gran cantidad de luz proveniente de los flashasos de las mismas. Solo alcanzaba a oír las voces que le lanzaban preguntas sobre “el accidente en Brasil” y por supuesto se escuchaban preguntas sobre Yue.
-¡Tomoyo! ¿Es cierto que sufriste algunas lesiones en el accidente?
-¡Señorita Daidouji! ¿Sabe que Yue Tsukishiro se caso?
-¿Esta molesta por el matrimonio de Yue? ¿Por eso prefirió ir a casa de su madre en Japón?
-¿Es cierto que dejara el modelaje?
Todo esto aturdía a Tomoyo y la hacia sentirse tan pequeña, más aún con esos dos enormes hombres que le abrían camino protegiéndola de la prensa.
-¿Es verdad que su abuelo el señor Amamiya, no apoya su carrera?
Cuando Tomoyo escucho esto se tropezó al tratar de buscar al dueño de la voz que hizo la pregunta, su cara no pudo ocultar la impresión que le había causado la misma. ¿Cómo se habían enterado de eso? Carlo casi tuvo que cargarla para evitar que cayera. Y así fue hasta que llegaron al automóvil con vidrios polarizados que los esperaba.
El trayecto fue tranquilo pero al llegar a su destino, Tomoyo se dio cuenta de que la entrada estaba repleta de periodistas. Afortunadamente la mansión de Pierre Carelli en Londres era casi una fortaleza y podría gozar del mismo resguardo que tuvo en casa de su madre.
Carlo la acompaño hasta el privado de Carelli. Al entrar Tomoyo pudo ver a Pierre Carelli un hombre alto y delgado, con el cabello blanco peinado hacia atrás y un traje de azul marino de corte impecable, estaba sentado detrás de su escritorio. Al ver entrar a la chica Carelli se puso de pie y extendió los brazos dándole la bienvenida. La chica no pudo más, sus ojos se llenaron de lágrimas y corrió a los brazos del diseñador.
Carelli le dio las gracias a Carlo e hizo una seña pidiéndole que se fuera. Cuando Tomoyo escucho que la puerta se cerraba rompió el llanto como no había podido hacerlo desde que salió de casa de su abuelo.
-Pequeña ¿Qué fue lo que sucedió? -preguntó Carelli con tono paternal.
Tomoyo no dejaba de sollozar y apretó con una fuerza impresionante al hombre.
-Pequeña no sabía que fueras tan fuerte -la broma no surtió el efecto que él esperaba, era la primera vez que veía a la chica derrumbarse de esa manera.
-¡Oh Pierre…! Yo… mi abuelo… él… -y no pudo decir más.
-Esta bien pequeña, no digas más -la llevó a un gran sofá en la habitación donde los dos se sentaron. El seguía abrazándola y le acariciaba el cabello-. Llora mi pequeña Tomoyo, llora Pierre esta aquí contigo.
Después de unos minutos en los que Tomoyo logró desahogar su pena y tranquilizarse, pudo contarle toda la historia a Carelli. El diseñador estaba muy sorprendido.
-No puedo creer que alguien tenga tan mala opinión de nuestro medio.
-No es eso, el abuelo quería que yo hiciera algo diferente. Y tal vez esperaba que yo fuera como mi madre. Tal vez fue muy decepcionante para él que me dedicara al modelaje.
-Pero, él sabe que quieres diseñar ¿no?
-Si, pero no estaba muy de acuerdo. Tal vez pensó que era solo un capricho. Yo que sé.
-Y que hay de ese hombre… ¿cómo era que se llamaba?
-Eriol Hiragizawa -contesto la chica mientras caminaba a la ventana de la habitación. Aún recordaba ese último beso.
-¿Entonces? ¿Qué puedes decir de ese Eriol Hiragizawa?
Tomoyo se encogió de hombros.
-No hay mucho que decir -mintió.
-Vamos pequeña, me vas ha decir que no sientes nada por él.
-¡Yo! ¡Claro que no!
Carelli se paro del sillón y camino hacia ella, la tomo de los hombros y agacho la cabeza buscando su mirada.
-A mi no puedes engañarme, mirame a los ojos y dime que es lo que sientes por él.
-¡Oh Pierre! -dijo Tomoyo en un gemido-. Que más da lo que siento por él, si tiene tan mala opinión sobre mi.
-No creo que eso sea del todo cierto. Yo más bien creo que es otra cosa.
-¿Otra cosa?
-Por lo que dices, al principio si te trato como a una niña malcriada. Y te hizo pasar muy malos ratos. Pero después cambio.
-¿Tú crees? -dijo un poco esperanzada.
-¡Claro! Si no, ¿Por qué te besó?
-¡Ah eso! -exclamó la chica con desilusión-. Es solo que se siente atraído por mi, le gusto, como a muchos hombres.
-Vamos… no fue solo un beso, fueron varios -dijo con una mirada significativa- y por la forma en que te ruborizas no fueron cualquier beso.
Tomoyo se llevo una mano a la cara avergonzada.
-Además te dijo que esto no había terminado ¿no es así? -Tomoyo asintió-. Yo creo que muy pronto conoceré al señor Hiragizawa.
-No lo creo -dijo negando con la cabeza.
-¡Vamos pequeña! Tú eres mejor que esto. Siempre estas en todo, siempre estas un paso adelante. No cabe duda que el amor afecta a las personas.
Tomoyo enrojeció aún más y camino nuevamente hacia el sillón.
-¿Porqué había tantos reporteros en el aeropuerto?
-¡Ah pequeña tramposa! ¡Vas a cambiarme el tema! -por respuesta hubo un gran silencio-. Esta bien, será como tú quieras -Tomoyo le agradeció con una sonrisa-. Al parecer todo se inició en Brasil y de ahí la noticia se disparo hacia acá ¿crees que tu abuelo haya dicho algo?
-No, el aborrece a la prensa y más aún los escándalos -aseguro la chica-. No creo que hasta ahora se le ocurriera decir a la prensa que no apoya mi carrera. No lo dejarían en paz.
-Yo quise avisarte, pero cuando me enteré ya habías salido para acá -se disculpó el diseñador.
-Ya no importa -dijo Tomoyo cansada-. Te he dicho lo mucho que agradezco lo que haces por mi.
-Miles de veces.
-Pero no te he dicho que eres como un padre para mi.
-¡Oh pequeña! -exclamo abrazándola-. Yo también te quiero como si fuera mia. Pro eso siempre te protegeré. Y por lo mismo debemos ir pensando como terminar esto.
-¿Y como lo haré?
-Primero esperaremos a que ese par de enamorados regresen de su luna de miel. Y aclararán lo de la boda como lo tenían previsto.
-¿Y lo de Brasil?
-Diremos que fue un pequeño accidente, pero que no paso a mayores.
-¿Y qué hay con mi abuelo? No puedo decir que es mentira, cuando es todo lo contrario. Lo averiguarán de todas formas.
-Ya veremos no te preocupes de momento te informo que tienes muchas ofertas de trabajo, todo el mundo quiere trabajar contigo.
-Pero aún no tenemos listo lo de la colección.
-Esos son simples detalles, no te preocupes. Yo puedo encargarme si me lo permites.
-Te agradezco mucho Pierre, pero quisiera estar en todo, desde el principio hasta el final. ¿Cuando podemos empezar?
-Me agrada ver que no has perdido el entusiasmo, así que mañana mismo seguiremos con los preparativos para el gran lanzamiento de Tomoyo Daidouji como diseñadora.
********************
Carelli no exageró al decir que organizarían un gran lanzamiento. Se preparó una gala para presentar a Tomoyo como nueva diseñadora de la marca “Pierre Carelli”. El evento se llevó acabo en el hotel Dorchester uno de los “grands” de Europa*. Todo el que se consideraba importante dentro del mundo de la moda estaba presente. Por supuesto también había amigos y familia. Sonomi, Sakura y Shaoran estaban ahí. Tomoyo mando una invitación a su abuelo esperando que hubiera recapacitado para entonces pero no había señales de él por ningún lado. Mucha gente de la prensa se encontraba en el lugar. Los escándalos que se habían dado un mes antes habían ayudado a que se le diera una cobertura envidiable al evento.
Cuando la nueva fue anunciada pocos días antes del evento, los rumores no pararon y la prensa tuvo mucha tela de donde cortar ante las nueva noticia. Desafortunadamente Yue no llegó a tiempo para poder aclarar las cosas ante la prensa y tuvieron que posponerlo para después. Lo que nadie había imaginado es que Yue también estaría dentro del grupo de modelos que trabajaría en la pasarela mostrando los diseños de Tomoyo, así que al tocarle el turno a este hubo algunas exclamaciones dentro del público.
“La colección que se presento tenía un look monocromático, blanco y negro (un dúo indisoluble según la prensa). Una tendencia sencilla y minimalista predominó en los pantalones blancos, amplios, que convino con blusas negras, de escotes pronunciados, ribeteados en tops sin mangas o en halters con cuello de bota.
Chaquetas a cuadritos blanco y negro con dos diseños diferentes: unos con cierre asimétrico, que se anudaba al cuello y otros con solapas anchísimas. Faldas con vuelos, capas sobre capas, ruedos desiguales, negros y malvas para la noche.
A los hombres se les pudo apreciar en trajes finamente cortados, que resaltaban la masculinidad de cada uno de ellos. En colores oscuros y telas frescas.”**
Al final de la pasarela todos aplaudieron a la nueva diseñadora. Tomoyo no pudo más que sentirse feliz por el éxito obtenido y disfruto el momento como le había aconsejado Pierre. Porque te lo mereces, fueron las palabras que recordó la chica al estar frente a todos recibiendo los aplausos.
********************
Después del desfile un grupo de personas se reunieron en otro de los salones del hotel. Había una pequeña recepción organizada por Pierre Carelli para brindar por el éxito de Tomoyo. La mayoría eran amigos y por supuesto miembros de la familia joven.
-¿Todos tienen sus copas ya? -preguntó Carelli desde un improvisado estrado-. Bien, ven acá pequeña -y extendió una mano hacia el lugar donde estaba Tomoyo.
Tomoyo se acercó y ambos se abrazaron por la cintura. Llevaba un vestido de tafeta negra. La prenda de mangas larga y escote pronunciado revelaba más de lo que ella estaba dispuesta a mostrar. Pero se sentía feliz de haber seguido el consejo de Pierre, pues ya vestida, con la falda rozándole las puntas de las sandalias negras de tacón alto y la sencillez del vestido le daban un nuevo aspecto de madurez y mundanidad.
-Quiero brindar por esta hermosa e inteligente mujer -exclamó Pierre con la copa en algo-. Pues como ya se han dado cuenta la belleza no es la única de sus cualidades. Es persistente y no le teme al trabajo duro. Estoy seguro que dentro de poco tiempo me dejará y formará su propia línea de ropa y yo estaré ahí para celebrarlo. ¡Por Tomoyo Daidouji! ¡Salud!
-¡Por Tomoyo Daidouji! -dijeron todos los presentes mientras levantaban sus copas.
Carelli se hizo a un lado ahora era el turno de Tomoyo que estaba visiblemente emocionada.
-Muchas gracias a todos. Pero sobre todo gracias a ti Pierre que siempre estuviste ahí apoyándome y porque no decirlo protegiéndome. Sin ti no estaría hoy aquí y puedo decir aquí delante de todos has sido y siempre serás como un padre para mi -. Pierre se acercó a ella y le beso la frente.
-Gracias pequeña -susurró Pierre en su oído.
Todos los presentes aplaudieron emocionados. Tomoyo se separo un poco de Pierre y limpiándose una lágrima mientras sonreía continuó.
-¡Ah! También muchas gracias a los que me ayudaron con la organización de esta noche. Fue un esfuerzo tremendo y todo quedo maravilloso. Gracias a mis amigos que modelaron en la pasarela. Y por supuesto -buscó entre la gente a su madre y Sakura-. Gracias a mi familia… -se detuvo al notar que junto a su madre se encontraba ¡su abuelo! Que sonreía orgulloso hacia ella. Tomoyo también sonrió sintiéndose inmensamente feliz-. Gracias a mi familia cuya opinión y apoyo siempre han sido importantes para mi. Los quiero mucho.
Nuevamente se oyeron aplausos, Pierre y Tomoyo bajaron juntos para saludar a la gente que los rodeaba. Tomoyo se dio prisa para llegar a donde estaba su familia. Al llegar a ellos se detuvo y miro a su abuelo.
-Tú dijiste que te buscara cuando reconociera mi error y aquí estoy -extendió los brazos a modo de bienvenida.
-¡Oh abuelo!, que bueno que estas aquí -exclamó Tomoyo mientras lo abrazaba. Sonomi y Sakura los miraban emocionadas-. Esto no hubiera sido lo mismo sin ti.
-Perdóname por todo cariño -el anciano sintió que su nieta lo apretaba un poco más.
-No importa ya abuelo. Lo importante es que estas aquí.
Después de recibir los abrazos y felicitaciones de su familia. Tomoyo se disculpo pues tuvo que atender a otras personas que pedían su atención.
-Regreso en un minuto -se excuso.
-No te preocupes cariño, nosotros entendemos. Este es tú día -dijo Sonomi feliz.
-Más adelante organizaremos una reunión más grande y celebraremos tú éxito y que la familia esta unida otra vez -anunció el anciano feliz.
-Muchas gracias abuelo -dijo Tomoyo y beso a su abuelo en la mejilla.
Se alejó de ellos radiante, estaba tan feliz. Tanto como imagino que sería, pero a pesar de tanta felicidad Tomoyo sintió que algo le faltaba.
Acababa de saludar a otras personas cuando alguien por detrás le susurró al oído.
-Hola preciosa.
El corazón se le detuvo un momento y parecía oír en eco está última palabra. Se volvió rápidamente. Pero era Yue quien estaba frente a ella y no quien había imaginado.
-¡Felicidades Tomoyo! -exclamó Yue con un entusiasmo poco acostumbrado en él, la abrazo levantándola del suelo para dar un par de giros con ella. Tomoyo hizo un esfuerzo sobrehumano para ocultar su desilusión-. Sabía que tenías talento pero no sabía cuanto. Eres genial. Me siento muy orgulloso de ti -a Yue le brillaban los ojos y parecía muy feliz.
-Muchas gracias Yue, parece que el matrimonio te sentó bien -se obligo a esbozar una sonrisa.
-¡Claro que sí! ¡Ah sido maravilloso y todo gracias a ti! También ella esta aquí y quiere felicitarte, pero… -Yue se volvió buscando entre la gente-, por aquí estaba, permíteme un momento no te muevas de aquí.
-Aquí te espero -agacho la cabeza para tomar aire, y la levantó mientras se pasaba una mano por el cabello. ¿Cómo pudo ser tan tonta? Tan ingenua -pensaba Tomoyo con pesar. Volvió su vista hacia otra parte del salón tratando de desviar sus pensamientos. Cuando lo vió.
Era Eriol frente a ella del otro lado del salón, mirándola fijamente. Vestía un traje de noche y la chaqueta blanca hacia resaltar su cabello oscuro. Los pantalones con una tira de seda al lado mostraban el largo de sus piernas. Detrás de los lentes los ojos azules brillaban con intensidad, lo cual le quito el aliento a Tomoyo.
-¡Tomoyo! -gritó Yue a unos pasos de ella. Se obligó a voltear para ver como este se acercaba acompañado de Nakuru. Cuando regreso su vista a Eriol él ya no estaba. Movió la cabeza buscándolo por todas partes pero no lo veía. ¿Acaso lo había imaginado? ¿Era tanto su deseo de verlo?
-¡Tomoyo, muchas felicidades! -exclamó Nakuru abrazando a la chica. Tus diseños son hermosos, de ahora en adelante solo utilizare ropa tuya.
-Muchas gracias Nakuru. Qué bueno que pudieron venir -Tomoyo hizo un gran esfuerzo por mantener la conversación y seguía buscando entre la gente. ¡No podía haberlo imaginado! ¡Tenía que estar ahí!
Y lo encontró, vio como iba saliendo por la puerta. Se disculpo de Yue y Nakuru; y trato de alcanzarlo. Salió por la entrada del hotel y no estaba por ningún lado. Sintió una profunda tristeza.
-Se fue -pensó Tomoyo-. Se fue y ni siquiera se acercó a decir nada -se abrazo, pues afuera empezaba a sentirse una brisa fría. Regresó al interior del hotel. Cuando llegó al recibidor lo encontró nuevamente frente a ella.
-¿Fuiste a alguna parte? -preguntó Eriol como si nada.
-So… solo fui a tomar un poco de aire fresco -mintió, ¿cómo iba a decirle que lo estaba buscando a él?
-Y a pescar una pulmonía.
-Fue solo un momento -¿qué más podía decir?
Los dos guardaron un largo e incómodo silencio. Ninguno se atrevía a hablar. Tomoyo pasó saliva antes de hablar.
-¿Qué haces aquí Eriol?
-Vamos Tomoyo, eso no habla bien de ti. Me vas a decir que no esperabas que viniera después de haberme mandado una entrada -en su voz había un matiz e diversión.
-¿Entrada? ¡Yo no te he enviado ninguna entrada! -exclamó sorprendida.
Eriol la tomó por el codo y la llevó a un lugar más privado, detrás de una enorme pared junto a las escaleras de emergencia. Ahí se limitó a arquear una ceja, apoyándose contra la pared y cruzando los brazos sobre su pecho.
-Ahora explícame eso de que tú no me enviaste la invitación.
-¡No tengo idea de quien lo hizo, pero no fui yo!
-¿Y esperas que crea eso?
-¡No me preocupa lo que creas! ¿Por qué iba querer que estuvieras aquí?
Él se separo de la pared sonriendo ligeramente al ver que ella retrocedía involuntariamente.
-Para que pudiera ver con mis propios ojos el éxito que has obtenido.
-¡No soy tonta como para creer que vayas a cambiar nunca de opinión sobre mi, Eriol! -exclamó sintiendo que el dolor la dominaba, apartó la vista para que él no pudiera ver lo que le dolía recordar lo que él opinaba sobre ella y su forma de vida.
-Quizá me viera obligado a hacerlo. Así que esta era la sorpresa que le tenías preparada a todos.
-Si -contesto sin voltear a verlo.
-Supongo que el espectáculo que diste con Yue hace un momento también era parte de la sorpresa -dijo Eriol con sarcasmo.
-¿Qué? -Tomoyo volvió su vista hacia él casi sin aliento. Lo miro boquiabierta, herida e indignada. Otra vez estaba dudando de ella, otra vez la estaba ofendiendo. De pronto se sintió profundamente desilusionada. No podía caer en el mismo juego otra vez… ya no lo soportaba. Tenía que irse de ahí, se dio la vuelta para que él no pudiera ver las lágrimas que trataba de contener. No camino ni dos pasos cuando Eriol se interpuso en su camino.
-¡Espera un momento! -Su voz sonó exasperada, pero amable y ella titubeó. Eriol la tomo de la barbilla para que lo mirara. Las lágrimas seguían luchando por no salir. De pronto se encontró atrapada entre sus brazos.
-Escucha, lo siento -murmuro él en su oído-. No vine aquí para esto. Yo no quise… no era mi intención que terminará así. Yo quería decirte otras cosas… pero no se que me paso.
Tomoyo también lo abrazó, la sensación de estar así, en sus brazos era tan familiar y reconfortante. Pero al mismo tiempo le dolía tanto que él siguiera dudando de ella. Dejo caer un par de lágrimas mientras suspiraba.
-No puedo seguir así Eriol -confesó Tomoyo.
-Lo sé, yo tampoco -admitió Eriol abrazándola más fuerte.
Se quedaron así un tiempo, se sentía tan bien estar así, después de tanto tiempo separados. El tiempo parecía eterno a su lado, pero tenía que acabar en algún momento.
-Tengo que regresar, ya deben estarse preguntando donde estoy -se apartó de él lentamente.
-Lamento lo que dije -se disculpo Eriol mientras limpiaba las lágrimas con los pulgares.
Tomoyo solo pudo asentir. Aspiro profundo y se obligo a hablar.
-Buenas noches Eriol -aspiro una vez más-. Y… adiós.
-¡No! -casi gritó, y después bajo la voz-. No, adiós no. Tenemos que hablar, hay algunas cosas que aclarar.
-Ya no quiero seguir con esto Eriol, de verdad.
-Pero yo si -había determinación en su voz.
-¿Qué quieres que aclaremos? -gimió Tomoyo, tenía que irse de ahí.
-Hay mucho que aclarar, yo tengo que hacerlo. Dame la oportunidad de explicarte muchas cosas -dijo Eriol con desesperación, tomándola de las manos.
-Yo no puedo… tengo que regresar -ya no sentía fuerzas para más.
-Esta bien, pero vamos a tener esta plática tarde o temprano… aunque tú no quieras.
Tomoyo lo miró sorprendida, nunca le había hablado así; a pesar de lo rudo que se oía, parecía haber una súplica en su voz. Pero ese no era el momento para hablar. Tomoyo empezaba a alejarse cuando él la tomó por una mano y la hizo volverse, y con la otra la tomo por la nuca para acercarla lentamente. Sabía lo que iba hacer y lo deseaba tanto que no se resistió, después de tanto tiempo eso era lo único que realmente esperaba de él.
Cuando por fin sus labios se tocaron, la chica cerró los ojos y todo su ser se concentro en aquel beso. Lo único que contaba era que Eriol deslizaba sus labios sobre los suyos y la sensualidad que había en ese beso. El no la abrazó, así que ella podía retirarse en el momento que deseara. Pero ¿cómo hacerlo si lo único que quería era estar junto a él?
El beso fue suave y tierno, una verdadera revelación para Eriol; no podía seguir viviendo sin ella. Su lengua se introdujo poco a poco en la boca femenina que ya lo esperaba, fue una entrega total de parte de los dos. Eriol fue quien rompió el beso y ella se le quedo mirando con los ojos nublados, la respiración entrecortada de ambos se mezclaba, aún seguían muy cerca el uno del otro.
-Vamos a otro lado -pidió él con voz ronca.
Se miraron unos instantes. Ella no podría negarse.
-¡Tomoyo! ¡Dónde estas! -la voz del abuelo llenó el lugar. Tomoyo cerró los ojos obligándose a volver a la realidad.
-Tengo que volver -y se alejó lentamente para darse tiempo a recobrar el control y tranquilizarse.
Eriol hubiera querido correr hacia ella y sacarla de ahí como fuera, pero no podía hacerlo. Recargo la espalda contra la pared llevándose una mano a la frente mientras con la otra golpeaba la dura superficie a sus espaldas.
-¡Idiota! -se decía a si mismo-. La tenías ahí para ti y no pudiste más que arruinarlo.
Tomoyo ya había llegado donde su abuelo.
-Hija, ¿dónde estabas? Todo el mundo esta preguntando por ti -exclamó el abuelo, notando una rara expresión en el rostro de Tomoyo, como si estuviera librando una batalla consigo misma.
-Salí a tomar un poco de aire. Han sido muchas emociones el día de hoy -Tomoyo se esforzó por sonar natural y trato de adoptar una postura relajada.
El anciano abrió la puerta para dejar entrar a Tomoyo y volteo su mirada hacia atrás para ver a Eriol salir furioso del lugar. Regreso su mirada a su nieta para preguntarle si realmente era él; pero la chica ya había entrado y platicaba con algunas personas. Muy extrañado regreso la vista hacia atrás y se llevó la mano a la barbilla. Una mirada de comprensión se podía leer en sus ojos seguida de una gran sonrisa.
Continuara…
Notas de la autora:
*El Hotel Dorchester realmente existe, tome el nombre de una revista donde lo señalaban como “uno de los `grands' hoteles de Europa con una elegancia tradicional y clásica. No se si en este hotel se puedan llevar a cabo eventos como el que presento en esta historia, pero espero que si.
**La colección que puse aquí como la de Tomoyo en realidad es la colección otoño/invierno 2001 de Giorgio Armani, realmente no tengo imaginación para la ropa así que tuve que tomar prestada esta, en las fotos se veía maravillosa.
Comentarios: daulaci@yahoo.com.mx