Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capitulo 13 ( Chapter 13 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 13
 
 
Tomoyo sentía como las piernas le pesaban más y más con cada paso que daba mientras se alejaba de “La casa de las rosas”. También empezaba a notar el frío, mucho, mucho frío. Había sido una tontería salir sin abrigo, pero fue algo que ni siquiera le paso por la cabeza.
 
Debía buscar un lugar donde pasar la noche y así poder cambiarse por algo más abrigador, quería quitarse ese vestido que odio casi desde el momento en que se lo puso.
 
Aún iba absorta en sus pensamientos cuando alcanzó a oír que alguien la llamaba. Contuvo la respiración de inmediato pero al siguiente instante se dio cuenta que la voz pertenecía a Eriol se volvió buscándolo y descubrió que él ya corría hacía ella con esa enorme sonrisa que siempre adornaba su rostro.
 
Fue un impacto inesperado sentir sus brazos rodeándola, confortándola con su calidez. Fue entonces cuando todo el valor que sentía se evaporó dejando paso a una tristeza tan profunda que no pudo contener las lágrimas.
 
Avergonzada se negó a soltarlo ocultando el rostro en su cuello. Solo el tono cariñoso de su voz logró que se apartara un poco para que él pudiera colocarle su abrigo. Después de eso apenas fue consciente de ser llevaba hacia el auto y entrar a “La casa de las rosas” para detenerse frente a la puerta principal.
 
En cuanto Eriol apagó el auto busco en sus bolsillos hasta encontrar el fino pañuelo y después ofrecérselo.
 
-Solo ahora agradezco que la abuela me haya inculcado este hábito -bromeo al momento que ella lo tomaba.
 
Tomoyo quiso al menos sonreír agradeciendo el intento de su amigo para hacerla sentir bien pero no pudo. Tomó el pañuelo y se limpió la nariz mientras las lágrimas seguían corriendo. Se animó a mirarlo y noto su semblante preocupado.
 
-L-lo si-si-ento -se disculpó hipando-. N-no se, po-por-qué no pu-edo de-de-te-nerme.
 
Eriol no respondió solo bajo del auto y dio la vuelta hasta su puerta. Tomoyo ni siquiera hizo el intento de salir pues sabía que sus temblorosas piernas no la sostendrían y por lo visto él pensaba lo mismo pues en cuanto abrió la puerta la tomo en brazos y se dirigió a la entrada principal.
 
Como por arte de magia la puerta se abrió, Tomoyo no supo quien había abierto la puerta hasta que escucho una exclamación.
 
-¡Eriol! ¿Qué ha pasado? -preguntó la señora Seri con expresión severa y se inclino para ver mejor a la chica que llevaba en brazos.
 
-Se-se-ñora S-seri -hipo la chica levantando un poco el rostro.
 
-¡Tomoyo querida! -exclamó horrorizada al ver el estado en que se encontraba y volvió a mirar a Eriol-. ¿Qué sucedió?
 
-No lo sé, la encontré afuera, estaba sola y...
 
-¡Esta helada! -notó al tocar su rostro y de inmediato ordenó-. Llévala al salón. La chimenea esta encendida. Ahí está mi señora, le traeré una bebida caliente.
 
Al cruzar el umbral del salón fueron recibidos con una escena similar.
 
-¿Qué ha sucedido? -preguntaba Anessa-sama al ver a la chica.
 
-La encontré afuera -respondió Eriol-. Sola, sin abrigo y con una maleta.
 
-¿Cómo? -exclamó Anessa-sama pero de inmediato comprendió-. Siéntala aquí a mi lado -dijo palmeando el sitio vacío. Anessa-sama estaba en el sillón más próximo a la chimenea.
 
Al momento que Eriol la colocaba en el sillón Anessa-sama pudo ver el rostro manchado por las lágrimas y sonrió con calidez a la vez que extendía los brazos en un gesto de bienvenida. Tomoyo quien ya estaba más tranquila volvió a llorar refugiándose en los brazos de la anciana.
 
-Extiéndela -pidió Anessa-sama a su nieto señalando la manta que cubría sus piernas. Eriol obedeció cubriendo también las de Tomoyo. Dudo un momento pero le quitó los zapatos de tacón con cuidado.
 
Tomoyo se encogió en el sillón dejando que Anessa-sama la consolara.
 
-Lo-lo s-si-ento -se disculpó otra vez-. N-no pue-do, no que-que-ría preo-cu-pa-parlos.
 
-No tienes que explicarnos nada -dijo Anessa-sama y miró a su nieto que veía preocupado la escena-. Ya platicaremos de eso después, te quedarás con nosotros... -y al ver que Tomoyo iba a protestar agregó con firmeza-. Si, al menos por esta noche, aquí estarás segura, no debes preocuparte por nada.
 
Tomoyo asintió demasiado débil como para negarse y volvió a acomodarse en los brazos de la anciana,
 
Eriol se puso de pie y salió del salón para dejarlas un momento a solas. Ya en el vestíbulo se encontró con el señor Tarisume y la señora Seri quien llevaba una taza de té caliente en las manos.
 
-Señor Tarisume podría por favor guardar mi auto, lo deje frente a la puerta principal -pidió Eriol-. Ah y por favor saque la maleta que deje en el asiento trasero. Tomoyo se quedará con nosotros.
 
-Prepararé la habitación de invitados -dijo Seri con eficiencia y le tendió la taza de té a Eriol.
 
-¿Cómo esta la señorita? -preguntó Tarisume preocupado.
 
-Mejor, creo -respondió Eriol mirando hacia el salón, los demás lo imitaron.
 
-¿Qué crees que habrá sucedido? -preguntó Seri en el mismo tono usado por su esposo.
 
-No lo sé -dijo Eriol-. Escapó de su casa, eso es seguro -y tras una pausa preguntó-. ¿Dónde está Canela?
 
-En la cocina -respondió Seri comprendiendo las intenciones de Eriol-. Ha estado dando vueltas por ahí desde que empecé a preparar la cena.
 
-Le llevaré el té a Tomoyo y después buscaré a Canela, seguro eso la animará.
 
Los tres asintieron y se separaron caminando en diferentes direcciones.
 
**********
 
Después de que Eriol le llevara la taza de té pudieron gozar de una breve conversación. Tomoyo estaba acurrucada en el sillón con los pies debajo de sus piernas, Anessa-sama la había abrigado por completo con su manta. La chica sostenía la taza con ambas manos permitiendo que el calor de la misma se transmitiera a las frías manos.
 
Anessa-sama sacó su propio pañuelo y empezó a limpiarle el rostro.
 
-Se ha arruinado tu maquillaje -susurró la anciana limpiando los restos de rimel que surcaban sus lagrimas-. Seguramente te veías hermosa.
 
-Parecía un payaso -se quejó con un gesto infantil y dio un sorbo al té.
 
-Estoy segura que no -dijo sonriendo y bajo la vista al vestido blanco que dejaba entrever el abrigo de Eriol-. Es un vestido precioso, seguramente te veías como…
 
-Una debutante -interrumpió Tomoyo con amargura.
 
-Como una princesa -corrigió Anessa-sama acariciando su mejilla.
 
Tomoyo miró a los ojos a la anciana, tal llenos de cariño en respuesta los suyos volvieron a nublarse. Avergonzada por su actitud contuvo las lagrimas y bajo la mirada.
 
-Lo siento -se disculpó mirando fijamente el contenido de la taza-. No quiero causarles problemas, no debería estar aquí y…
 
-No hablemos de eso esta noche -sugirió Anessa-sama y coloco su mano bajo su barbilla y la hizo mirarla-. Esta noche debemos celebrar y estar felices.
 
-No se si podré.
 
-Si podrás -aseguró alegre-. Todos te ayudaremos. ¿Has comido algo? -Tomoyo negó con la cabeza-. Entonces, cenaremos todos juntos, solo esperábamos a Eriol para empezar, lo que no esperábamos era la sorpresa que nos ha traído.
 
Tomoyo sonrió agradecida, dispuesta a aceptar la invitación que le ofrecían pero no pudo decir nada pues en ese momento unos ladridos bulliciosos llenaron el lugar.
 
-¡Canela! -exclamó Tomoyo más animada, la mascota casi se volvió loca de alegría al ver a la chica, ladró y corrió de un lado al otro antes de brincar a sus piernas y cubrirle la cara de lametazos que hicieron reír a la chica.
 
Al escuchar su risa Eriol suspiró aliviado y miró a su abuela quien también se encontraba más relajada y asintió a su nieto indicándole que todo estaba bien. La señora Seri y su esposo aparecieron en ese momento en el umbral de la puerta.
 
-Seri, ¿ya estará lista la cena? -preguntó Anessa-sama.
 
-Claro que si -contestó Seri animada al notar que la chica se encontraba mejor, y sin decir más desapareció por la puerta con la idea de poner otro lugar en la mesa.
 
-Quisiera asearme un poco -pidió Tomoyo pensando que debía estar hecha un desastre. Se puso los zapatos y se incorporó lentamente no muy segura de que sus piernas pudieran sostenerla.
 
-Yo te acompañaré -ofreció Eriol tendiéndole el brazo.
 
Cuando llego al baño Tomoyo pudo comprobar que tal y como ella temía su aspecto era horrible. Con los ojos hinchados, la nariz roja y el rostro manchado por el llanto y el maquillaje arruinado.
 
Antes de comenzar se quitó el abrigó de Eriol y lo doblo con cuidado. Se lavo la cara hasta estar segura de no dejar rastro de maquillaje. Después y con un poco de trabajo se fue quitando una a una las horquillas que sujetaban su cabello, lo peino lo mejor que pudo, y se armó de valor antes de salir del baño.
 
-Esta si soy yo -afirmó en cuanto estuvo afuera. Se animó a mirar a los ojos a su amigo y descubrió conmovida y avergonzada que aún había un poco de preocupación en ellos.
 
Bajo la mirada y fue entonces cuando sintió que Eriol acariciaba su mejilla con el dedo índice para después bajar hasta su barbilla para levantar el rostro hacia él.
 
-Esta si eres tú -repitió él con voz suave y sin pensarlo siquiera agregó-: La chica que me gusta.
 
Tomoyo sabía que era su turno de decir algo gracioso pero las palabras se atoraron en su garganta. Solo pudo mirarlo directo a los ojos y percibir una frágil chipa entre ellos. Sonrió sintiendo un ligero cosquilleo en su estómago y bajo la mirada.
Al siguiente momento Eriol la abrazaba con fuerza.
 
-Vamos a cenar -le dijo él besando su frente y sin soltarla caminaron hacia el comedor.
 
Mientras avanzaban en silencio Tomoyo pensó que tal vez su madre tuviera razón en algo y miró de reojo a Eriol.
 
-“Tal vez” -un ligero sonrojo cubrió su rostro-. “Tal vez si me este enamorando de él”.
 
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Con un poco de esfuerzo fue abriendo poco a poco los ojos. Aun envuelta en la bruma del sueño su mirada recorría la habitación. De momento no reconoció el lugar en el que se encontraba hasta que con cierto alivió recordó donde se hallaba.
 
Se sentía segura como hacía mucho tiempo que no lo estaba, la sensación la embargaba apagando un poco la nostalgia que sentía.
 
Miró hacia la ventana más próxima cuyas gruesas cortinas impedían el paso de la luz. ¿Qué hora sería? No tenía idea de cuanto tiempo había dormido, pero supuso que sería mucho. Aún después de haber descansado se sentía un tanto agotada. Escaparse de su casa había requerido de todas las energías que le restaban.
 
Ya no podía seguí ahí. No después de esa terrible discusión con su madre. No permitiría que la enviara lejos, estaba decidida a mantenerse alejada de ella el tiempo suficiente para cumplir la mayoría de edad y así no podría manipularla ni ordenarle nada más.
 
Aunque ahora se encontraba más tranquila y podía pensar con claridad, la situación no parecía tan sencilla. ¿A dónde iría? ¿Qué haría mientras tanto? Tenía dinero pero no lo suficiente para cubrir los meses que vendrían.
 
Ahora también tenía otra preocupación, había aceptado la hospitalidad de sus amigos, pero no podía quedarse ahí todo ese tiempo. Estaba segura que ese sería uno de los primeros lugares en que su madre buscaría y lo que menos deseaba era causarles problemas a los Hiraguizawa.
 
Anessa-sama y la señora Seri no había mencionado nada pero estaba segura que no la dejarían ir tan fácilmente. Y también estaba Eriol.
 
Eriol que se había portado tan bien con ella desde el momento en que la encontró.
 
Tomoyo se estiró en la cama con una sonrisa en los labios. La noche anterior había sido la mejor Navidad que había pasado en mucho tiempo.
 
- Flash Back -
 
Los Hiraguizawa celebraban de una forma sencilla e íntima. Utilizaban un pequeño comedor anexo a la cocina. La decoración era maravillosa, con colores vivos y llena de pequeños detalles. La señora Seri le informó orgullosa que todos los presentes habían participado en el arreglo. Fue entonces cuando notó que no había visto a ninguno de los criados y le explicaron que a todos se les había dado un par de días libres para pasar las fiestas con sus familias, solo dos chicas seguían presentes y eso debido a que no habían podido viajar. Ellas estaban presentes pero no como empleadas sino como invitadas a la cena.
 
La señora Seri orgullosa con la presentación de la mesa y la deliciosa comida, los atendió a todos. El propio señor Tarisume dejó un poco de lado su acostumbrada formalidad y hasta permitió que Eriol le llenara la copa de vino. La alegría era tal que Tomoyo olvido por completo sus problemas.
 
Después de la cena volvieron al salón, solo entonces fue que Tomoyo notó el decorado del lugar y el enorme árbol navideño que había en una esquina. Todos habían colaborado para adornarlo. Los villancicos navideños animaron aún más a todos y al poco tiempo Anessa-sama sugirió que abrieran los regalos.
 
Eriol y su abuela tenían un regalo para todos incluso para Tomoyo y el par de chicas del servicio quienes emocionadas no se cansaban de agradecerlo.
 
Tomoyo recibió el suyo deseando haber podido llevar un regalo para ellos. Anessa-sama adivinando lo que pasaba por su mente pellizco su mejilla con cariño y susurró.
 
-El mejor regalo es tenerte aquí con nosotros.
- Fin Flash Back -
 
Tomoyo volvió a sonreír feliz ante el recuerdo y miró en dirección a la mesa de noche sobre la que se encontraba la pequeña caja de música que le regalo Anessa-sama, la abrió y permitió que el sonido la alegrara todavía más. Ahora más que nunca se sentía agradecido de haber conocido a esa maravillosa mujer.
 
Se acomodó de lado y se topó con otro de los regalos que había recibido. Cuando Eriol la acompañó hasta la habitación de invitados le pidió que esperara un poco y regresó con algo oculto detrás de su espalda.
 
Después de bromear un poco Eriol descubrió su regalo: un perro de peluche muy parecido a Canela, incluso parecía tener los mismos ojos redondos y cristalinos de su querida mascota.
 
Tomoyo abrazó el peluche y poco a poco se dejó adormecer por la música de la cajita. En algún momento la música se detuvo y ella entreabrió los ojos.
 
-“Sigue durmiendo princesa” -susurró una voz al lado de la cama.
 
-“¿Papá? -pensó Tomoyo, levantó la vista recorriendo una presencia masculina hasta que la imagen se aclaró y descubrió-: Eriol -susurró adormecida.
 
-Perdona, te he despertado.
 
-No, no -negó ella abrazando al peluche con pereza-. Solo estaba escuchando la música.
 
-Empiezo a sentirme celoso -dijo señalando al animalito y se arrodillo junto a la cama recargando los brazos en la misma para tener su mirada a la altura de los ojos de la chica.
 
-No puedes estar celoso de ella.
 
-¿Ella?
 
-Si, Canela II.
 
-En ese caso no tendré celos solo un poco de envidia.
 
Tomoyo no supo que decir a eso así que simplemente empezó a reír nerviosa.
 
-¿Estás contenta? -preguntó él en voz baja.
 
-Si, he pasado una noche maravillosa.
 
-Me alegra saberlo.
 
-¿Qué hora es? -preguntó mirando hacia la ventana.
 
-Mmm, pasa de medio día.
 
-Tan tarde -exclamó abriendo los ojos con sorpresa, aunque no hizo mucho por moverse de la cómoda posición en que se encontraba.
 
-Estuvimos despiertos hasta muy tarde -justificó él.
 
-Si, pero tu ya estas levantado y seguro que todos los demás también.
 
-A la señora Seri y a mi abuela les es imposible estar demasiado tiempo en cama -dijo él encogiéndose de hombros.
 
-Debería levantarme -suspiró ella, empezando a incorporarse.
 
-No, negó él empujándola con suavidad-. Ayer tuviste un día pesado, debes estar agotada.
 
-Si -admitió ella bajando la mirada.
 
-Nos preocupaba que te enfermaras -confesó colocando la palma de su mano en la frente de ella.
 
-Estoy bien -le aseguró.
 
-Ya veo que si -susurró levemente al retirar la mano de su frente-. He estado dando vueltas afuera esperando a que despertaras, cuando escuche la música me aseguré que nadie estaba cerca para entrar.
 
-¿Por qué?
 
-Si la señora Seri se da cuenta que estoy aquí me dará un buen regaño -dijo con voz traviesa-. Dice que no es correcto que un joven entre en la habitación de una señorita.
 
-Ella tiene razón, no deberías estar aquí, no es correcto -dijo riendo-. Pero no me refería a eso, ¿por qué esperabas a que yo despertara?
 
El rostro de Eriol se torno serio y se colocó en una posición más cómoda aunque sin dejar de mirarla.
 
-Encontré el sobre que dejaste en el buzón.
 
-Ah, eso.
 
-Si, eso. Ibas a irte -Tomoyo asintió-. Sin despedirte -ella volvió a asentir-. Eso me habría dolido mucho -y le tomó la mano-. Además estaría muerto de la preocupación.
 
Tal y como su madre debía sentirse en ese momento, pensaba Eriol, pero no se atrevió a decirlo, tal vez Sonomi Daidouji no estuviera preocupaba por su hija, tal vez solo estaría furiosa por su desaparición en medio de un evento tan importante.
 
-Lo siento Eriol -se disculpó la chica-. No fue mi intención preocuparte, es solo que no creí…
 
-Que yo pudiera ayudarte.
 
-No, eso no -aseguró con vehemencia-. Sabía que querrías ayudarme, pero… no quería causarles problemas.
 
-Tú no podrías causarme problemas…
 
-¡Ya lo hago! Ahora mismo, al permanecer en tu casa. Cuando mamá se entere -dijo Tomoyo con un estremecimiento y se incorporó de un saltó-. Debería irme.
 
-¡No! -exclamó él con fuerza y cambió el tono de inmediato-. No tenemos que pensar en eso ahora -dijo obligándola a recostarse y la arropó con cuidado-. Primero cuéntame que fue lo que paso que te obligo a tomar una decisión tan importante.
 
Tomoyo suspiró con desgana y dejó que Eriol entrelazara su mano con la suya para darse ánimos para empezar su relato. Poco a poco fue contándole el altercado con su madre, omitiendo que el detonante de la misma fuera la visita de Eriol a Sonomi. Hablar sobre lo sucedido le quito un poco del peso que sentía sobre sus hombros y la alivió poder expresar el dolor y la angustia que había sentido.
 
En algún momento Tomoyo se dio cuenta que las lagrimas surcaban su rostro pero continuó hablando hasta llegar a la parte donde había dejado el sobre en el buzón.
 
-Me dio tanto gusto verte -sollozó Tomoyo.
 
-A mi también -dijo él limpiando las lágrimas con sus dedos-. No llores -le rogó sin poder evitarlo pues verla así le dolía en el alma.
 
-Las fotos -dijo Tomoyo tratando de controlarse-. Estaba revelando las últimas cuando ella las encontró.
 
-Las fotos no importan -aseguró él.
 
-A mi me importan.
 
-Tenemos los negativos, podemos revelarlas nosotros.
 
-¿Cómo?
 
-Tu hiciste tu propio cuarto oscuro, podemos hacer uno aquí, será divertido.
 
-Eriol -susurró conmovida-. Eso sería demasiado, además sabes que no puedo quedarme aquí mucho tiempo.
 
-No tenemos que hablar de eso ahora mismo -dijo él decidido, cada vez que la oía hablar así se sentía desesperado, sabía que él no podría convencerla de quedarse. “Pero mi abuela si” -se le corrió esperanzado y vio que Tomoyo bostezaba-. ¿Por qué no duermes otro poco? Te sentirás mejor cuando hayas descansado un rato más.
 
-¿Podrías quedarte hasta que me haya dormido?
 
-Claro que si.
 
Y eso hizo, espero hasta que durmiera profundamente y un poco más, permitiéndose contemplarla pos unos minutos. Eriol recordó lo hermosa que se veía al salir del baño la noche anterior. “La chica que me gusta” pensó. No sabía porque había dicho eso, pero no lo sintió inapropiado, solo sincero. Y sabía que ella también lo sintió así, sobre todo al verla sonreír. La había abrazado con fuerza. “Cuanto la había extrañado”. También recordó el momento en que la descubrió en la calle, solo entonces se había dado cuenta hasta que punto le había hecho falta. Y ahora ella necesitaba todo el apoyo que él pudiera darle.
 
Poco tiempo después, soltó su pequeña mano y salió sigilosamente del cuarto para no despertarla. Apenas había cerrado la puerta cuando escucho algo que le erizo la piel.
 
-¿Se puede saber que estaba haciendo usted ahí adentro jovencito? -preguntó una voz contenida y susurrante.
 
-Oh no -gimió Eriol antes de volver y enfrentarse a la señora Seri.
 
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Hacia apenas unos minutos que la familia Kinomoto habían llegado a casa después de unas cortísimas vacaciones navideñas. Los hermanos estaban terminando de bajar las maletas del auto.
 
-Oye hermano -dijo Sakura con entusiasmo-. ¿Por qué no dejas que yo meta el auto en la cochera?
 
-Mmm no se monstruo -respondió Touya mirando detenidamente a su hermana para después pasar la mirada en el auto-. Creo que papá aprecia demasiado su auto para arriesgarse…
 
-¡Touya! ¿Cuántas veces debo decirte que no me digas así? Además papá dijo que si tú estabas de acuerdo podía hacerlo.
 
-Mmm pues no se si podré llevar ese peso sobre los hombros.
 
-¡Touya! -exclamó Sakura acalorada.
 
-Está bien monstruo -dijo cansinamente y bajo una de las maletas que llevaba para buscar en sus bolsillos-. Toma -lanzándole las llaves-. Pero no intentes meterlo hasta que regrese.
 
-¡No lo haré! -aseguró feliz y corrió hacia la puerta del conductor para entrar al auto.
 
Apenas llevaba un minuto sentada cuando vio el auto de la familia Daidouji estacionarse delante de ella.
 
Feliz bajó del auto de su padre pensando que seguramente se trataba de Tomoyo ¿Qué hacia ahí? ¿Cómo había adivinado que ellos llegaban ese día? ¿Al fin había terminado su castigo? Y ¿Por qué…?
 
Hasta ahí se vieron interrumpidos sus pensamientos justo cuando vio bajar a Toshime, nadie más parecía estar con ella.
 
-Justamente a ti te quería ver -dijo Toshime señalando acusadoramente mientras se acercaba a la chica.
 
-¿Yo? -preguntó Sakura confusa, deseando que esa mujer no pareciera tan amenazadora-. ¿Qué quiere de mí?
 
-No pretendas no saber nada. Ahora mismo vas a decirme donde se encuentra esa malcriada.
 
-¿Malcriada? ¿Quién…? ¡Tomoyo! -dedujo con los ojos muy abiertos-. Algo le ha pasado a Tomoyo. ¿Por qué cree que yo se algo? ¿Qué ha sucedido? -preguntó angustiada.
 
-Muy buena actuación, casi me convence… pero no podrás engañarme niña. Ahora mismo me dirás donde se ha escondido esa mocosa.
 
-Ella no es una mocosa, no la llame así -respondió Sakura empezando a molestarse-. No se de lo que habla, no entiendo lo que ha pasado.
 
-Estas mintiendo -acusó Toshime levantando la voz-. Y más te vale decirme donde esta o…
 
-¿O qué? -preguntó una voz masculina-. ¿Qué esta pasando aquí?
 
-¡Touya! -exclamó Sakura con evidente alivio y presurosa se acercó a él quien le puso un brazo sobre los hombros de forma protectora-. Ella dice que Tomoyo esta escondida y que yo se donde esta, pero yo no…
 
-Claro que sabe donde esta -interrumpió Toshime furiosa.
 
-No le hable a mi hermana en ese tono -ordenó Touya en voz baja pero con una vehemencia que sorprendió a las dos mujeres-. Sakura ya le ha dicho que no sabe donde esta Tomoyo así que más vale que se vaya señora.
 
-No voy a irme hasta que me digan donde esta.
 
-No tenemos nada más que decirle -y sin apartar la vista de Toshime agregó-. Entra a la casa Sakura yo meteré el auto.
 
-Esto no le agradara a la señora Daidouji -amenazó Toshime.
 
-Estoy seguro que no -replicó Touya sin inmutarse-. Pero nosotros no podemos hacer nada al respecto.
 
-Claro que pueden.
 
-¿Qué pasa? -preguntó de repente el señor Kinomoto que había salido a ver que sucedía al escuchar el alboroto afuera.
 
-Más vale que hable con sus hijos Kinomoto -advirtió Toshime-. La señora Daidouji querrá una respuesta y regresaré por ella.
 
-Tal vez debería venir la señora Daidouji por su respuesta -dijo Touya despectivo.
 
-Que absurdo -bufó Toshime antes de volver a su auto.
 
Una vez que el auto se alejó Sakura entró corriendo a su casa.
 
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Yurime una de las empleadas que se había quedado a pasar la Navidad Con los Hiraguizawa entro en el salón con el teléfono en mano y sorprendió a Tomoyo dirigiéndose a ella.
 
-La señorita Kinomoto la busca -explicó tendiéndole el aparato.
 
Tomoyo boquiabierta miró a Anessa-sama que estaba frente a ella con un libro en la mano, la anciana sonrió asintiendo.
 
-Hola -saludó Tomoyo feliz de poder hablar con su amiga.
 
-¡Tomoyo! -exclamó Sakura aún más feliz-. Que alivio encontrarte… pero… ¿Qué haces ahí?
 
Tomoyo suspiró antes de empezar a relatarle a su amiga lo sucedido. Ahora que ya había pasado un par de días se sentía más tranquila y pudo hablar de lo sucedido sin alterarse.
 
-Tomoyo cuanto lo siento -dijo Sakura al escuchar lo sucedido-. Fuiste muy valiente.
 
-O muy tonta.
 
-Nada de eso -negó Sakura.
 
-Pero dime como supiste que estaba aquí.
 
-Bueno, yo no sabía, solo lo supuse.
 
-Pero, ¿cómo es que…? -Tomoyo sintió un escalofrío-. Fueron a tu casa ¿verdad?
 
-Toshime estuvo aquí -Tomoyo contuvo una exclamación-. Pensó que yo estaría enterada de todo. Vino justo cuando acabábamos de llegar del viaje.
 
-Entonces… ¿Touya y tu papá también se enteraron?
 
-Si, ellos están sentados frente a mi, estábamos muy preocupados. No tenía idea de lo que había pasado por supuesto que Toshime no me creyó, apenas se fue corrí al teléfono, era el único lugar al que se me ocurrió llamar.
 
-¿Crees que venga para acá? -preguntó Tomoyo sintiendo un nudo en la garganta.
 
-No lo sé, no lo creo, dijo que volvería. No se fue muy convencida.
 
-Pero ahora ya sabes lo que sucedió y donde me encuentro, ¿qué le dirás?
 
-Nada, no le diré nada -prometió Sakura.
 
-Pero, ¿tú papá y Touya?
 
-No diremos nada -aseguró Sakura-. Lo que suceda será decisión tuya.
 
-Gracias Sakura y por favor dale las gracias a tu familia. Y… lamento los problemas que les estoy causando, de verdad.
 
-No te preocupes Tomoyo, nosotros entendemos, necesitas tiempo eso es todo. Además papá dice que no pueden acusarnos de nada, estuvimos de viaje todo este tiempo y Touya dice que ya esta harto de Toshime.
 
-Gracias.
 
-¿Para que estamos la amigas? Trataré de ir mañana a verte, aunque tal vez debamos esperar, Toshime dijo que vendría y no quiero arriesgarme a que me vea salir y me siga.
 
-Tienes razón, espero verte pronto.
 
-Yo también. Bueno te dejo, saluda a todos por mí.
 
-Lo haré y otra vez gracias Sakura.
 
-Hasta pronto -se despidió Sakura al colgar.
 
Tomoyo colgó apretando el teléfono contra su pecho y miró a la mujer frente a ella.
 
-Anessa-sama, ¿ahora que debo hacer?
 
-Niña, ya hemos hablado de esto -le recordó con suavidad.
 
-No quiero regresar allá -replicó cerrando los ojos con fuerza.
 
-Tampoco puedes andar vagando por ahí, hay muchos peligros para una chica sola.
 
-Pero no puedo permanecer aquí para siempre -dijo en voz baja como para si misma.
 
-No, no puedes, aunque sabes que a nosotros no nos importaría si así fuera.
 
-Yo lo sé.
 
-Algún día deberás enfrentar a tu madre Tomoyo.
 
-No, no puedo.
 
-Si puedes y lo harás, yo te ayudaré.
 
-¿De verdad?
 
-Te lo prometí ¿cierto?
 
-Si, Anessa-sama -y se acercó a ella para abrazarla.
 
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Pasaron otro par de días antes de que Sakura se animara a visitar a los Hiraguizawa. Toshime no había regresado ni parecía que fuera a volver.
 
En cuanto se vieron Sakura y Tomoyo se abrazaron durante largo tiempo. Había tantas cosas que hablar que casi sin darse cuenta se quedaron solas. Anessa-sama se había disculpado para descansar un rato y la señora Seri había desaparecido para atender “sus asuntos” como ella los llamaba y había prometido volver con algunos bocadillos. Pasaron largo rato a solas hasta que Eriol regresó esa tarde.
 
-Veo que tenían mucho que contarse -comentó en cuanto entró en la casa y las encontró sentadas en la alfombra con Canela como única compañía que de inmediato corrió a recibirlo.
 
-Muchísimo -asintió Sakura-. ¿Cómo has estado Eriol?
 
-Muy bien Sakura, veo que a ti te sentaron muy bien las vacaciones.
 
-Si, gracias, aunque lo mejor ha sido ver a Tomoyo, no esperaba hacerlo hasta regresar a clases.
 
En ese momento apareció la señora Seri que traía una bandeja con bebidas para las chicas.
 
-Buenas tardes Eriol -saludó Seri-. Pensé que tardarías en regresar.
 
-Yo también, pero afortunadamente pude regresar temprano para acompañar a las señoritas -bromeó haciendo reír a las chicas.
 
La tarde paso rápidamente hasta que Sakura decidió que era hora de marcharse. Touya que no quería arriesgarse a que su hermana se encontrara a solas con Toshime la esperaba afuera.
 
Sentado dentro de su auto vio cuando se acercaba otro que le resulto conocido. Al darse cuenta de quien se trataba y presintiendo los problemas que eso traería salió del carro al mismo tiempo que notaba con horror que Sakura salía por la reja.
 
-Sabía que estaban involucrados en esto -vociferó Toshime sobresaltando a Sakura. Ni el mismo Touya supo como le había hecho la mujer para salir tan rápido del auto y presentarse frente a ellos.
 
-No se de lo que habla -dijo Sakura en un hilo de voz.
 
-Claro que si y ahora mismo voy a entrar por esa chiquilla -Toshime paso junto a Sakura haciéndola a un lado.
 
Sakura miro a Touya sorprendida y antes de que él pudiera decir algo fue detrás de Toshime.
 
Tomoyo y Eriol aún permanecían en el salón platicando cuando escucharon el escándalo en el recibidor y fueron a ver de qué se trataba.
 
Yurime había abierto la puerta y trataba de detener a la mujer que exigía ver a Tomoyo, justo detrás entraron Sakura y Touya.
 
El impacto de ver a Toshime fue tan grande que Tomoyo sintió que le faltaba el aire y se aferró al brazo de Eriol buscando apoyo.
 
-¡Ahí esta! -señaló Toshime triunfante-. Sabía que debía haber buscado aquí en primer lugar, pero la señora Daidouji no creyó que su hija pudiera ser tan estúpida…
 
-¡Basta! -exigió Eriol-. Usted no puede entrar en mi casa e insultar a mis invitados.
 
-¿Invitados? -Toshime miró despectivamente a los Kinomoto-. Cómplices querrá decir, pues no son más que eso. Ahora mismo nos vamos de aquí -y caminó en dirección a Tomoyo.
 
-No, Tomoyo no va a salir de aquí -replicó Eriol, logrando que la mujer se detuviera y colocó a la chica detrás de él-. Usted puede irse ahora mismo, pero no permitiré que se la lleve.
 
Toshime bufó ofendida pero un brillo de malicia apareció en sus ojos.
 
-Ya veo -dijo contemplando a la pareja y miró a Tomoyo fijamente-. Espero que no hayas hecho nada que pueda avergonzar a tu madre más de lo que ya lo has hecho.
 
-Como se atreve -jadeó Sakura furiosa y Touya la sujetó por los hombros para impedir que se lanzara a la mujer.
 
-¡Cómo se atreve! -repitió una voz aún más estridente que la de Toshime.
 
Seri estaba parada a unos pasos y Eriol pudo notar el grado de furia que había en ella. Tal y como la había visto en otros tiempos como cuando el había llegado por primera vez de madrugada y sin avisar a donde había ido. Casi hubiera reído si no fuera por lo grave de la situación
 
-Como se atreve -repitió con más calma, entrecerrando los ojos para mirar a la extraña mientras se acercaba a ella-. Tomoyo es la chica más decente y refinada que he conocido. La hemos cuidado bien, ¡yo! La he cuidado, mucho mejor de lo que jamás lo ha hecho usted.
 
La acusación era clara Toshime se quedo sin palabras pero volvió a tomar brío y centro su atención en Tomoyo.
 
-No me interesa su opinión señora, he venido por Tomoyo para llevarla con su madre y eso haré.
 
-Primero tendrá que vérselas conmigo -advirtió Seri interponiéndose en su camino.
 
-¿Qué pasa aquí? -preguntó Anessa-sama con calma desde las escaleras.
 
Seri contuvo el impulso de correr a las escaleras a ayudar a su señora, ella no debía bajar por las mismas y menos aún sola. Pero tampoco iba a permitir que Toshime diera un paso más.
 
-Ella es Toshime -respondió Sakura que no pudo contenerse-. Quiere llevarse a Tomoyo.
 
-Voy a llevármela -corrigió la mujer mirando a la señora Seri.
 
-Me temo que no puedo permitir eso -dijo Anessa-sama bajando con lentitud las escaleras-. Tomoyo es mi invitada y no permitiré que sea sacada a la fuerza de mi casa.
 
Touya se acercó al pie de las escaleras y le tendió el brazo a al anciana para ayudarla a bajar. Aunque con la mano libre aún sujetaba a su hermana. Anessa-sama sonrió al notar esto y observó al joven.
 
-Gracias… Touya -dijo tomando el brazo que le ofrecía el joven quien solo hizo una ligera inclinación.
 
-Ya escucho a mi abuela -dijo Eriol con frialdad-. Salga de mi casa, si la señora Daidouji quiere a su hija que venga ella misma a buscarla.
 
-Lo que quiere decir mi nieto -interrumpió la anciana con un suspiro resignado-, es que la señora Daidouji es bienvenida a venir y así poder tener una platica con ella.
 
Toshime escuchaba furiosa mientras apretaba los puños conteniendo su rabia. Sabía como responder ante gritos y amenazas, pero ante esa cortesía no podía hacer nada.
 
-Tal vez sería mejor regresar con la policía -amenazó Toshime en un tono más bajo-. Tienen ustedes aquí a una menor en contra de los deseos de su madre.
 
-¡No! -gimió Tomoyo y se adelanto unos paso antes de que Eriol la detuviera-. No, yo no quiero eso…
 
-Tranquila -dijo Anessa-sama sin perder la calma-. Puede hacer lo que guste señora, pero yo le recomiendo que antes le haga saber a la señora Daidouji sobre mi invitación a reunirse con nosotros.
 
-Se arrepentirán -dijo Toshime entre dientes.
 
-No lo creo -negó Anessa-sama y señalo la puerta.
 
Toshime los miró a todos furiosa antes de salir por la puerta de la misma forma en que había entrado. El silencio que dejó tras de si fue sepulcral.
 
-Sakura -dijo Tomoyo rompiendo en silencio, su mirada reflejaba el miedo que sentía-. ¿Puedo irme con ustedes?
 
-¿Qué? -exclamaron Seri y Eriol al mismo tiempo.
 
-No puedo seguir aquí -explicó casi a modo de disculpa y volvió a dirigirse a Sakura aunque también miró a Touya-. ¿Puedo?
 
-¡Si! -respondió Sakura al instante.
 
-No -dijo Touya con calma.
 
-¿No? -casi gritó Sakura-. ¿Cómo que no?
 
-Pero, ¿y si regresa con la policía? -susurró Tomoyo-. Touya no tienes que llevarme a casa -dijo pensando frenéticamente-. Solo… solo a una estación de autobuses, la que sea.
 
-Creo que es hora de que enfrentes a tu madre -respondió Touya, Sakura iba a protestar pero Anessa-sama la detuvo.
 
-Tu hermano tiene razón. Tomoyo no puede huir eternamente.
 
-Eternamente no -respondió Tomoyo terca y temblorosa-. Solo unos meses.
 
-No puedes andar por ahí sola -dijo Eriol-. Ya habíamos hablado de eso.
 
-Y no debes preocuparte por la policía -aseguró Anessa-sama-. Ni Toshime, ni tu madre recurrirán a ellos.
 
-No puede estar tan segura… -negó Tomoyo.
 
-Claro que si, piensa con tranquilidad. No creo que tu madre quiera un escándalo.
 
-Si, claro que si, lo querrá si puede desacreditarlos a ustedes.
 
-Pero no será así si el escándalo la involucra a ella y a su hija.
 
-Tal vez -concedió Tomoyo agitada-. Tal vez tenga razón.
 
-Estoy segura de que así es -dijo Anessa-sama confiada-. Sakura, Touya es mejor que se vayan a casa. Nosotros esperaremos la llegada de tu madre Tomoyo.
 
-Creo que es lo mejor -asintió Touya y miró a su hermana decidido a llevársela.
 
-Está bien -aceptó Sakura con una mueca y abrazo a Tomoyo para despedirse-. Todo saldrá bien Tomoyo, por favor llámame.
 
Después de que los Kinomoto se despidieron Anessa-sama se encaminó al salón.
 
-Será mejor que nos tranquilicemos antes de recibir a nuestras visitas -sugirió y se dirigió al salón acompañada de la señora Seri-. Tal vez una taza de té nos ayudaría.
 
-Ya lo creo que si -asintió Seri-. En un momento lo prepararé.
 
Tomoyo y Eriol se quedaron solos. Ella se mantuvo inmóvil y callada, pensando como podría prepararse para lo que venía. Eriol se acercó un poco más a ella y tomó su cara entre las manos para hablarle con suavidad.
 
-Estaré contigo todo el tiempo -prometió-. No voy a dejarte sola -y entonces la abrazo tratando de transmitirle un poco de su fuerza.
 
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No tuvieron que esperar mucho, antes de que anocheciera, el auto de Sonomi Daidouji circulaba por el jardín de rosas hacia la casa. Era tanta la aprensión de Tomoyo al saber a su madre cerca que no se sentía capaz de respirar. Eriol apretaba su mano tratando de calmarla.
 
Cuando por fin llegó Sonomi ante ellos, Tomoyo se encontraba de pie frente a ella, con Eriol a un lado.
 
-¿Ahora si podrás venir a casa conmigo? -preguntó Sonomi con voz autoritaria e ignorando a todos los demás. Tomoyo solo puedo negar con la cabeza-. ¿No?
 
-No puedo -dijo al fin-. No puedo regresar contigo, no quiero.
 
-¿Y para eso me has hecho venir?
 
-Disculpe pero he sido yo quien la ha hecho venir -dijo la voz serena de Anessa-sama.
 
-La señora Hiraguizawa, supongo.
 
-Así es -dijo inclinando la cabeza-. Ahora si nos permiten un momento a solas me gustaría hablar con la señora Daidouji.
 
-Lo siento pero yo no he venido a hablar con usted, solo viene por mi hija.
 
-Eso lo decidiremos más tarde -y se volvió a Eriol indicándole que sacara de ahí a la chica.
 
Mientras los muchachos salían del saloncito, Sonomi observaba a la anciana con un gesto de inminente desafío mientras que la dama Hiraguizawa mantenía una frívola cortesía, una actitud que nunca había mostrado ante los demás.
 
-¿Desea algo de tomar? -ofreció la anciana.
 
-No -respondió Sonomi secamente-. Deseo llevarme a “mi hija” a casa.
 
La señora Seri observa aquella mujer con singular sorpresa y también cierto dejo de impaciencia.
 
-Déjanos a solas Seri. Acompaña a los chicos.
 
-Muy bien señora Anessa -y se alejó en la misma dirección que los jóvenes.
 
-Será mejor que se siente -habló finalmente la abuela de Eriol al quedarse a solas.
 
Sonomi notó como era un consejo entremezclado con autoridad: Anessa buscaba dejar claro que dependiendo de su conducta, todo flotaría por las buenas y que en todo caso, la situación se viraba por las malas. De una u otra forma ella no se dejaría amedrentar en su propia casa.
 
También dejaba claro quien estaba en casa de quien y que defendería a la gentil adolescente costara lo que costara. Sus ojos azules aunque se relajaron mostrando cierta gentileza para que Sonomi bajara la guardia, esta permanecía inflexible: Hombros en alto, mentón orgulloso y alzado y los labios crispados.
 
Anessa vio que Sonomi no pretendía sentarse y negó con su rostro, dirigiéndose a paso lento con su bastón hasta el sillón favorito de su nieto y había otra silla enfrente de este. Sin pedir permiso, tomó asiento apoyando aun sus manos del bastón y sus ojos azules mostraban un fuego que alguna vez vio en los padres del joven que momentos antes estaba en el saloncito.
 
-Le recomiendo que se siente... se cansará de estar de pie. Pues no creo se vaya de aquí hasta que hayamos resuelto esto -insistió Anessa dejando entrever que en su casa se jugaba con sus reglas.
 
-Así estoy bien -aseguró cruzándose de brazos. Hacía tantos años que estuvo por última vez en aquel saloncito.
 
-Disculpa entonces que no me quede de pie contigo. Sufro de artritis desde hace diez años y no le hace nada de bien a mis piernas.
 
-Diga lo que tenga que decir señora Hiraguizawa. Eso no impedirá que me lleve a mi hija y que tenga una conversación bastante fuerte con ella -Anessa alzó una ceja perspicazmente escuchando sus palabras-. Lo que ha hecho no está nada bien y lo sabe. ¡Ha huido de casa y ha desobedecido a Toshime quien es la mujer de más confianza! Le ha faltado el respeto y...
 
-Antes que nada debo felicitarla -interrumpió Anessa-. Su hija es una muchacha particularmente especial considerando la clase de muchachas que hay hoy en día. Y debo decir que ha sido una enorme influencia para mi nieto -sonrió melancólicamente-. No esperaría menos con el padre que tuvo -Sonomi trataba de mantener la compostura. Y Anessa pretendía mantener la conversación de su lado-. Recuerdo los días que usted y su esposo asistían a cenas aquí o cuando los cuatro viajaban juntos a Europa. Donde quiera que se encontraran, si coincidían, la pasaban muy bien-. Sonomi recordaba también aquellos días y no asintió pero estuvo de acuerdo con Anessa. Fueron días muy felices-. Aunque no sucede ahora lo mismo entre sus descendientes.
 
-Los Hiraguizawas no tienen la mejor reputación en estos momentos -habló Sonomi con frialdad. Sus ojos duros y fijos en los añiles de Anessa no dejaban espacios para replica-. Soy empresaria y conozco tal reputación... experimente en carne propia de lo que son capaces los Hiraguizawas y no pienso que mi hija... Mi única hija se vea involucrada en semejante familia.
 
Anessa pudo entrever la actitud de desprecio que desvelaba su invitada.
 
-Se que ahora, el representante de la familia en el país, no es la mejor persona del mundo... -admitió la inteligente anciana-. Pero sabes que no eran así mi hijo y su esposa. Y Eriol no es como Hironobu.
 
Sonomi vio la verdad de sus palabras reflejada en sus ojos. Pero también era cierto que Sonomi era una mujer sumamente orgullosa.
 
-Puedes justificar eso -entrecerrando sus ojos-. ¿Pero que clase de sujeto lleva a una inocente muchacha a su casa y no se presenta a sus padres? ¡En ningún momento se presentó a mi casa!
 
-Te pido por favor que no alces la voz -solicitó gentil pero autoritariamente la dama-. Mis oídos son muy susceptibles al ruido.
 
-Incluso, hubo una fiesta aquí... -continuó Sonomi conteniendo su enfado.
 
-Ah cierto -afirmó con tono divertido-. Y déjame decirte que tu hija fue la sensación del momento... estuve tan feliz con su presencia. Le hemos cogido un cariño entrañable y lamentamos en verdad lo que pasa entre ustedes. Y por lo que respecta a este evento, admitiré que la admiro y siempre estaré orgullosa de todo lo que haga mientras sea por convicción propia.
 
-Salió a mis espaldas.
 
-No lo habría hecho si hubiera tenido confianza en ti. Si actuaras mas como una madre y no como una carcelera.
 
Justo en la llaga. Sonomi extendió sus ojos sorprendida ante sus palabras. Tanto ella como Anessa mantenían una lucha silenciosa y ninguna parecía dejarse amedrentar por la mirada de la otra. Finalmente Sonomi dijo con un tono de voz bajo pero amenazador.
 
-¿Cómo se atreve? No me conoce Anessa -a pesar de la particular actitud de la mujer, Anessa permanecía tranquila y no se alteraba por nada del mundo. Observaba la actitud ofendida de Sonomi ante sus palabras- ¡Me llevo a mi hija ahora mismo! Esto es ridículo -y camino hacia la puerta.
 
Anessa se tomo su tiempo para añadir un nuevo comentario a la mujer. Sin moverse se hizo escuchar diciendo.
 
-Supongo que debes de ser una gran amiga de tu hija; cuando lo primero que hizo fue salir huyendo de esa jaula de oro que le has construido -Sonomi se detuvo al llegar a la puerta-. ¿Crees que eso habría pasado si hubieras sido una amiga para tu hija? Si hubieras aprendido a ver y a escuchar.
 
Sonomi se detuvo en seco pero no le dio la cara. Se sentía ofuscada. Como si le hubieran abofeteado la cara. La mujer sabía medir sus palabras sin alzar el tono de voz pero su significado se tornaba más ofensivo pese a lo políticamente correcto de sus palabras. Anessa se puso de pie y Sonomi sentía como los sonidos del bastón se alejaban de su persona. Cuando finalmente volteó su mirada, la recorrió por toda la habitación hallándole en el alféizar de la ventana.
 
-Le he dado todo a mi hija. Todo lo que ha querido lo que cualquier chica de su edad habría deseado... -comenzó a defenderse, encontrando la actitud de su hija totalmente incomprensible.
 
-¿Es eso cierto? -dirigió su mirada a ella-. ¿Sabes que tu hija toma lecciones de conducir? -sorprendiéndole-. El hermano de su amiga se las da. ¿Sabes que tu hija estaba tan aterrorizada de tu persona y tu respuesta que en esta casa mantenemos a su perro?
 
-¿Su que? -exclamó sin aliento-. Mi hija no tiene perro -se aproximo a la ventana. Vio en la enorme extensión del jardín como su hija estaba sentada en unas sillas bajo un enorme árbol y como un perro de pelaje color café apoyaba su hocico en una de sus rodillas mientras que con aspecto lacónico su hija le acariciaba. Eriol, permanecía serio apoyado en el tronco del árbol con aspecto serio observando a su hija, mientras la señora Seri se acercaba a ellos y se sentaba a un lado de Tomoyo para hablarle.
 
-He escuchado las anécdotas de tu hija. O al menos, lo que se atreve a revelar. Ella habría cambiado todo el dinero del mundo por tener una familia como la de su amiga Sakura. La pequeña Kinomoto no es tan afortunada financieramente como su amiga, pero Tomoyo habría dado todo lo que tiene por vivir algo más sencillo y un ambiente más hogareño.
 
-Le he dado todo a mi hija y nunca la he abandonado y tampoco la he descuidado. Es lo primero de mi vida, lo más importante -dijo con vehemencia.
 
-Lo sé. Claro que lo se Sonomi -hablando con un poco mas de calma y mas relajada a pesar que su tono de voz no había cambiado-. Pero mírala un instante -dirigiendo su mirada a la ventana y añadió con voz entrecortada-. ¿Es esa la clase de conducta que demuestra una chica tan feliz? - hizo una pausa para que Sonomi pensara las cosas con calma-. Tiene tanto miedo a ti. Tiene tanto miedo a esa mujer que has colocado para que “se haga cargo” de lo que no puedes hacer tu. Esa mujer destruye la voluntad de tu hija, Sonomi -refiriéndose por primera vez a Toshime.
 
-Tomoyo es una chica que sabe obedecer. Toshime es dura pero...
 
-¿Dura? - alzando un poco su tono de voz. Dio un golpe en el suelo con su bastón, mostrando así su indignación-. ¡Santo cielo! Sonomi, esa mujer destruye poco a poco el espíritu independiente de tu hija. Las circunstancias en que tu hija y mi nieto se conocieron son más que sorprendentes. Cuando Eriol y mi doncella la conocieron era una chica con muy poco autoestima. Era una muchacha triste escondida en trajes poco adecuados para una joven y atrás de unas horribles gafas -añadió con gesto triste-. Esa muchacha quería pasar desapercibida en este mundo y ante los ojos de Toshime porque simplemente quería que la dejaran en paz.
 
-No entiendo.
 
-Ese es el problema que no te das cuenta de nada -susurró Anessa con pesar-. Creo que va siendo hora de que prestes más atención a la gente que te rodea, y sobre todo a tu hija -y volvió a mirar a la chica-. Cuando Eriol la conoció sintió lastima de ella. Entre ambos se han dado apoyo mutuo. Eriol ha aprendido tanto de tu hija y ella se ha abierto poco a poco. Mírala... es una joven hermosa, inteligente -observó a su nieto que miraba con admiración y preocupación a Tomoyo-, tan capaz de cuidarse sola y de tomar sus propias decisiones. Pero lamenta mucho no poder confiar en su propia madre -Sonomi se sentía cada vez mas mal. Observaba a su hija con melancolía como acariciaba el lomo de aquel perro y notaba cuanto cariño le tenía-. Si hubieras sido un poco más abierta con tu hija, ella misma habría podido confiarte lo que pasa en su vida. Pero le advertiste claramente acerca de mi nieto sin siquiera conocerlo. Si tomaras al menos cinco minutos de tu apretada agenda para conocerla, Tomoyo misma podría haberte revelado estas cosas que pasan en su vida.
 
-Yo... he hecho lo que consideraba... lo que creía que era mejor para ella -admitió Sonomi-. Quiero asegurarle un buen futuro.
 
-Sonomi, para asegurarle un buen futuro a nuestros hijos, debemos de permitir que ellos tomen su propio camino -dijo Anessa notando como la mujer había bajado la guardia-. Tomoyo ha sido feliz aquí, porque encuentra personas amables, abiertas a escuchar sus problemas -con gesto mas ligero añadió-. Ha sido difícil pasar unos cuantos días sin su presencia en la casa. He conversado bastante con ella y será una gran mujer en un futuro cercano. Pero no podrá serlo si le arruinan su espíritu y lo encarcelan.
 
-No la tengo encarcelada, ella es libre de hacer…
 
-¿Lo que quiera? ¿Es eso cierto? -alzando una ceja perspicazmente-. Sin embargo, la amistad de Tomoyo y Eriol era un secreto. Créeme que por mucho tiempo, insistimos todos incluido mi nieto de que te revelara la verdad pero lo cierto es que, Tomoyo te tenía un miedo terrible -añadió con gesto cansino-. Pese a todas esas circunstancias, Tomoyo no es renuente ni tampoco frívola. Es una muchacha cálida y gentil. Pero ella cree que no la escucharas y que antes de hacerlo, pondrás atención a “otras” personas antes que a ella.
 
Anessa notaba que Sonomi estaba a punto de llorar. Sus ojos estaban aguosos y su labio temblaba. Sonomi no podía controlar su estado de confusión. Observaba el rostro pálido y entristecido de su hija quien acariciaba aun al perro.
 
-Ten en cuenta -continuó Anessa-sama-, que si se tratará de algo más yo habría buscado la manera de que Eriol se entrevistara contigo. Pero son simplemente amigos. Tomoyo valora a Eriol como un gran amigo y él también valora su amistad. Como alguna vez hicieron tu, tu esposo y los padres de Eriol. Necesitas hablar con tu hija. Pero más que todo, necesitas escucharla Sonomi. Escúchala y saca tus propias conclusiones. Y a partir de ahí tomarás tu propias decisiones.
 
Sonomi se quedaba mirándole fijamente. Anessa observaba en su mirada finalmente una pizca de remordimiento y preocupación.
 
-¿Ahora si puedo llevar a mi hija a casa... por favor?
 
-Solo una cosa más, no debería tener tanta confianza en Toshime -Sonomi iba a protestar pero Anessa alzó una mano para detenerla-. Solo le digo que se mantenga alerta y no deje a Toshime tan al pendiente de Tomoyo, esa mujer es demasiado estricta, si usted cree necesario llamar la atención de su hija hágalo usted misma, no necesita un ama de llaves para hacerlo.
 
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Tomoyo se peinaba frente al espejo pensando en todo lo que había sucedido hasta ese día. Los meses habían pasado volando. Y después de todo ese tiempo no se había animado a preguntar a Anessa-sama que le había dicho a su madre aquella noche, tal vez en parte porque presentía que ella no le contaría nada.
 
Después de hablar con Anessa-sama su madre se mostró más tranquila, incluso pasiva. Le pidió que regresara a casa, le prometió frente a los Hiraguizawa que no la enviaría lejos y que podría terminar sus estudios en la misma escuela. También y para sorpresa de todos le dijo que podría llevar a Canela consigo si eso quería. Tomoyo estuvo tentada a hacerlo en ese mismo instante pero recordó a Toshime y prefirió dejar un tiempo más a su querida mascota al cuidado de sus amigos.
 
Cuando iban de regreso a la casa, su madre le preguntó su opinión sobre Toshime, Tomoyo solo pudo contestar: “No me gusta, no confío en ella”. Sonomi no dijo nada, aunque fue más que claro desde el primer día que Toshime ya no pasaba tanto tiempo al pendiente de ella, ya no era ella quien iba a buscarla a su habitación. Tomoyo aún no comprendía que era lo que había pasado pero como fuera su madre había cambiado, no drásticamente, tampoco esperaba eso, fue un cambio más bien sutil pero progresivo, aunque lento, pero eso les había dado a las dos la oportunidad de acostumbrarse a esa nueva dinámica entre ellas.
 
Las cenas ya eran más relajadas, más personales. Sonomi ya no le hablaba como si estuvieran en una entrevista de trabajo y empezó a mostrarse más interesada en lo que a Tomoyo le gustaba.
 
Ella por su parte empezaba a sentir más confianza en su madre, no demasiada si debía ser sincera puesto que apenas empezaba a conocer a la persona que era ella y no a la famosa empresaria.
 
Un día por fin Sonomi había preguntado sobre los pretendientes que escogiera para ella y su opinión “honesta” sobre estos chicos. Así que en honor a esa “honestidad” Tomoyo respondió en consecuencia, escandalizando un poco a Sonomi que no podía creer que esos “chicos de buena cuna” hubieran actuado como patanes.
 
Al final habían acordado que “de momento” no habría más intentos para buscarle citas. Sonomi había dejado claro que al menos en ese aspecto de la vida de su hija siempre se sentiría con el derecho de opinar e incluso de mostrar su interés por que ella conociera a “Cierto tipo” de personas, aunque con la diferencia de que ahora Tomoyo podría sentirse en la libertad de expresar lo que pensaba de la persona que le presentase su madre.
 
Interrumpió sus pensamientos poniendo atención al peinado que se había hecho. Había recogido el cabello en un elegante y voluminoso moño dejando algunos mechones sueltos que enmarcaran su rostro, con un ligero flequillo en la frente. Sonrió complacida, no en balde había practicado durante días para lograr ese efecto.
 
Ahora sentada frente al espejo abrió un cajón y sacó su bolsita de cosméticos. Otra de las cosas que debía agradecer a su madre quien le había regalado el estuche de una marca muy famosa pretextando que la hija de Sonomi Daidouji debía rodearse de lo mejor.
 
Tal vez por esto mismo y muy a su pesar había aceptado a Eriol Hiraguizawa como amigo de su hija. Aunque también había recibido maravillada y según las propias palabras de Sonomi “como una compensación” el que gracias a esta amistad pudiera tratar a Shaoran Li de quien tenía muy buenas referencias y con el añadido de que pertenecía a una familia de gran abolengo.
 
Tomoyo reía al recordar la expresión de su madre al saber de la larga amistad que tenían los dos jóvenes y sobre todo de que a ella le gustara la compañía de Li. Lástima que no pensara en Shaoran de la manera en que a Sonomi quería pues la hubiera hecho muy feliz.
 
Pero era algo en lo que jamás cedería, no iba a ir contra su sentimiento. Pensó en Eriol dando un largo pero feliz suspiro. Ahora que su madre no se oponía a su amistad esta se había fortalecido aún más.
 
Ya no tenía que esconderse, ni mentir respecto al lugar donde se encontraba. Pasaba la mayor parte de su tiempo libre en “La Casa de las Rosas”, aunque la mayoría de las veces lo hacía en compañía de Anessa-sama, la señora Seri y Sakura.
 
Eriol estaba muy ocupado en ese tiempo. Adelantó clases en la universidad y sus responsabilidades en Industrias Hiraguizawa exigían mucho de él. No había mencionado mucho pero estaba empeñado en fortalecer las alianzas que se formaban dentro de la empresa y ahora mismo estaba tras la pista de algunos malos manejos de Hironobu. Si podía probar sus sospechas con facilidad podría destituirlo de la presidencia y así por fin asumir el mando. Tomoyo se sentía muy orgullosa de él se estaba esforzando mucho por lograr sus objetivos y sabía que lo lograría.
 
Tomoyo interrumpió lo que hacia pensativa. “Kaho Mitzuki”, casi no había sabido de ella desde la fiesta de disfraces. Poco después de Año Nuevo ella había regresado a sus actividades. Estando en casa de los Hiraguizawa fue testigo de un par de ocasiones en que estando todos presentes ella había llamado por teléfono a Eriol desde el extranjero. Sus conversaciones habían sido largas y cuando él regresaba tenía cierto aire de culpabilidad escrito en su rostro pero, ¿por qué? Aún no estaba claro que tan seria era su relación con ella pero la desaprobación que mostraba abiertamente la señora Seri le decía que si eran amantes. Lo único que le preocupaba a Tomoyo era lo que Eriol sentía por Kaho, ¿sería amor ó simple atracción? Cualquiera que fuera la respuesta a ella le molestaba.
 
Siguió aplicando el maquillaje con la idea de que hacia bien en no pensar en Eriol como algo más. Todo ese tiempo había luchado contra ese sentimiento. No porque fuera tan terrible estar enamorada de él, sino porque sería 10 veces peor no ser correspondida. Además Eriol la veía como a una amiga nada más, ¿no sería mucho peor arruinar esa amistad maravillosa en aras de un romance fallido? No, era demasiado riesgoso. Quería que Eriol Hiraguizawa estuviera siempre presente en su vida.
 
Terminó de maquillarse y después de una inspección a su apariencia se dirigió a la cama donde había extendido el precioso vestido que usaría esa noche. Anessa-sama había insistido en hacerles ese regalo a Sakura y a ella como un presente por haber terminado sus estudios.
 
Era un vestido precioso que resaltaba el color de su piel, dejando los hombros desnudos y destacando su estrecha cintura. Lamentablemente en ese momento estaba sufriendo para subir el cierre de la espalda y entonces llamaron a la puerta.
 
-Adelante -respondió frente a la puerta mientas sujetaba la parte delantera del vestido.
 
-Buenas noches señorita -saludo una chica del servicio-. El joven…
 
-¿Esta aquí? -interrumpió Tomoyo emocionada y al ver que la chica asentía dio un salto de gusto-. Llegó temprano, por favor ayúdame con el cierre -y se volvió para que la chica se acercara.
 
Una vez lista Tomoyo se colocó un poco de perfume y se miró al espejo.
 
-Se ve preciosa señorita -dijo la chica con sinceridad-. El joven Hiraguizawa estará orgulloso de escoltarla.
 
-¿Tú crees? -preguntó Tomoyo nerviosa.
 
-Por supuesto, llevara a una Daidouji del brazo -dijo Sonomi desde la puerta, sea cercó a su hija al tiempo que hacia un ademán para despedir a la doncella-. Te ves hermosa hija.
 
-Gracias mamá.
 
-La señora Hiraguizawa tiene buen gusto -concedió Sonomi observando el vestido-. Tengo algo para ti.
 
Tomoyo parpadeó confundida, Sonomi la llevó hasta el espejo e hizo que se pusiera frente a el y entonces le colocó un collar con diminutos brillantes tan hermoso que la chica jadeo sorprendida.
 
-Es mi regalo -dijo Sonomi a su hija a través del reflejo del espejo. Tomoyo tocaba el collar con dedos trémulos-. Perteneció a mi madre y ahora es tuyo.
 
-¿De verdad? Muchas gracias mamá -exclamó feliz y siguiendo un impulso se volvió para abrazarla.
 
Sonomi sorprendida de momento no supo que hacer pero finalmente cedió y devolvió el abrazo a su hija.
 
-Será mejor que no hagas esperar más a tu acompañante -sugirió Sonomi al separarse de su hija.
 
-Es cierto -recordó Tomoyo y se apresuró a tomar su bolso y su abrigo.
 
-Espero que te diviertas -dijo Sonomi.
 
-¿No bajaras conmigo?
 
-Prefiero no hacerlo.
 
-Está bien.
 
Tomoyo sonrió a su madre, sabía que a pesar de sus esfuerzos a Sonomi no le agradaba mucho verla con Eriol, pero confiaba que ese cambiara algún día.
 
-Buenas noches mamá.
 
-Buenas noches.
 
Tomoyo casi corrió por el pasillo y se detuvo en lo alto de la escalera para admirar al joven que esperaba en el recibidor. Se veía espectacular con ese esmoquin negro, tan alto y tan gallardo. Bajo lentamente la escalera deseando poder controlar el temblor de sus piernas.
 
A la mitad del camino Eriol se dio cuenta de su presencia y deslizó la mirada por la figura femenina admirando cada detalle hasta llegar al sonrojado rostro de la chica. Cuando Tomoyo llegó junto a él, este tomó su mano y le dio un ligero beso en el dorso.
 
-“Esta será la mejor noche de mi vida” -pensó Tomoyo sonriendo feliz.
 
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-Esta iba a ser la mejor noche de mi vida -sollozó Sakura contra la almohada mientras su padre trataba en balde de consolarla.
 
-Hija, todavía puedes ir al baile -dijo Fujitaka quien estaba sentado en la cama donde Sakura recostada sollozaba.
 
-¿Sin pareja? -gimió Sakura.
 
Hacia apenas media hora que la mamá de Arawa había llamado para informarle que su hijo había tenido un accidente en la patineta y que en ese momento se encontraba en el hospital esperando a que a su hijo terminaran de enyesarle la pierna, por lo tanto, sería imposible que asistiera al baile.
 
La señora Arawa se mostraba consternada no solo porque su hijo estaba sufriendo físicamente sino que además le pesaba en el alma no poder llevar a Sakura al baile.
 
Sakura le aseguró a la señora que no debía preocuparse que ella comprendía que no había sido algo premeditado y prometió visitar a Arawa al día siguiente.
 
Fujitaka y Touya que habían notado el cambio en la voz de Sakura esperaban a que terminara la llamada para saber que sucedía. Después de colgar Sakura se acercó lentamente a donde estaban y tan triste que partía el corazón con solo verla.
 
-No voy a ir al baile -anunció antes de estallar en lágrimas y subir corriendo a su habitación.
 
Fujitaka y Touya subieron detrás de ella para enterarse a fondo de lo sucedido. Fujitaka seguía tratando de animar a su hija mientras Touya permanecía recostado sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados y el semblante serio.
 
-Mocoso estúpido -masculló Touya antes de desaparecer.
 
Después de pasar semanas y semanas escuchando sobre los preparativos de la graduación. Los gritos de emoción cuando Sakura recibió el vestido de parte de la señora Hiraguizawa
 
- Flash Back -
 
Sakura daba de brincos emocionada cuando abrió la caja que había llegado esa tarde para ella y gritó aún más emocionada cuando descubrió su contenido.
 
-Monstruo, vas a romperme los tímpanos -se quejó Touya mientas veía a su hermana sacar el vestido de la caja y colocarlo frente a ella.
 
-Es precioso -suspiró Sakura y corrió hacia las escaleras-. Voy a probármelo.
 
Fujitaka sonreía recogiendo la caja del vestido olvidada en el suelo mientras Touya ponía los ojos en blanco al escuchar el golpe seco en el piso de arriba.
 
-Seguro se cayó -dijo a su padre y después grito-. ¿Estás bien monstruo?
 
-¡Si!
 
Al poco tiempo bajo corriendo con el vestido puesto.
 
-¿Qué les parece? ¿Cómo me veo? -preguntó dando giros.
 
El vestido tenía un escote en V tanto por delante como por detrás, nada escandaloso, así que Touya no pudo protestar al respecto. Mientras su hermana giraba la vaporosa tela daba la impresión de que la hiciera flotar.
 
-Te ves preciosa hija.
 
-Ven Touya baila conmigo -dijo Sakura riendo sin parar y jaló a su hermano.
 
A pesar de mostrarse renuente Touya bailo con ella y la hizo girar un par de veces por la sala hasta que sintió un pisotón.
 
-¡Ay! Sakura -gritó dando brincos.
 
-Lo siento -se disculpó apenada.
 
-Solo por eso te dejo ir al baile con el tal Arawa para que le destroces los pies.
 
-No necesito tu permiso para salir con él -replicó Sakura con los brazos en jarra.
 
- Fin Flash Back -
 
Touya llegó a la puerta y salió a la calle pensando que no dejaría que un mocoso estúpido y una patineta le arruinaran la noche a su hermana.
 
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Eriol y Tomoyo llegaron a la casa Kinomoto en una limosina, habían quedado de pasar por Sakura y Arawa. El plan era ir juntos a “La Casa de las Rosas” para que Anessa-sama y la señora Seri pudieran verlas y de ahí partieran al baile.
 
Fujitaka los recibió con el rostro preocupado y después de informarles la situación pidió a Tomoyo que subiera a hablar con Sakura.
 
-Tomoyo -la detuvo Eriol-. A mi no me importa llevar dos chicas lindas al baile.
 
-Sabía que dirías eso -dijo Tomoyo sonriendo y subió a ver a su amiga.
 
A los pocos minutos y mientras Eriol y Fujitaka esperaban apareció Touya.
 
-¡Touya! ¿Dónde estabas? -preguntó Fujitaka y al ver detrás de su hijo su semblante preocupado despareció.
 
-Vamos Sakura -dijo Tomoyo a su amiga-. Sabes que a Eriol no le importa.
 
-Lo sé, pero no sería divertido -Sakura ya no lloraba pero seguía triste.
 
-No será divertido si no vas.
 
-No podemos ir con el mismo chico.
 
-Si tú no vas yo tampoco iré.
 
-¡No! -exclamó Sakura incorporándose en la cama-. Tienes que ir, tienes que estar ahí, has esperado tanto por esto.
 
-Hemos esperado por esto -corrigió Tomoyo.
 
-No será lo que imaginamos.
 
-Será mejor -aseguró Tomoyo-. Será lo que nosotras queramos. La mejor noche de nuestras vidas, ¿recuerdas?
 
-Si.
 
-Entonces anímate, vamos Sakura, no puedo ir a ese baile sin ti.
 
-Está bien -suspiró Sakura apesadumbrada.
 
-¡Perfecto! -dijo Tomoyo dando un salto-. Te ayudaré a arreglarte, deberás lavarte la cara.
 
Al poco rato Tomoyo bajaba las escaleras feliz, entró en la sala donde todos esperaban para comunicarles la noticia pero se detuvo en seco y sonrió más feliz todavía. Así que únicamente agregó:
 
-Sakura bajará en un momento.
 
Sakura empezó a bajar las escaleras sintiendo que debía regresar y encerrarse en su cuarto, hasta que vio aparecer a su papá al pie de las escaleras y sostenía una cámara en sus manos con una sonrisa extasiada en su rostro al descubrir a su hija. Ella se detuvo unos peldaños arriba y trato de mostrar su mejor sonrisa, hasta que apareció Touya al lado de Fujitaka.
 
-Monstruo pero si casi pareces una persona normal.
 
-¡Touya! -grito Sakura exasperada.
 
-No te enojes monstruo que te he conseguido acompañante para el baile.
 
Sakura estuvo a punto de decir algo muy grosero pues no estaba como para soportar las bromas de su hermano, pero en un segundo se quedo sin habla.
 
-Solo seré su pareja si Sakura acepta -dijo Yukito apareciendo de pronto. Llevaba puesto un esmoquin que lo hacia ver más apuesto que nunca-. ¿Qué dices Sakura? ¿Quieres ir al baile conmigo?
 
-¿Qué? -dijo Sakura casi sin aliento, pero se recupero de inmediato-. ¡Si! Si claro que quiero -y bajo los escalones que faltaban con más entusiasmo, cuando llegó junto a su hermano sus ojos volvían a relucir como esmeraldas.
 
-No me mires así monstruo, algún día me cobrare el favor.
 
Sakura no dijo nada, simplemente lo abrazo con fuerza. Touya le devolvió el abrazo de buen agrado y Fujitaka aprovecho para tomar una foto incomodando a su hijo.
 
Fujitaka siguió tomando fotos de ambas parejas, también se tomó una con Sakura y después abrazó y besó a su hija susurrándole al oído.
 
-Esta si será la mejor noche de tu vida.
 
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El baile estaba en su apogeo cuando llegaron. Chiharu, Naoko y Rika habían conseguido una mesa para todos cerca de la pista de baile. Yamazaki fue el primero en verla y de inmediato hizo señas para llamar su atención.
 
-Por allá hay un joven haciendo señas muy extrañas -apuntó Yukito divertido.
 
Y parece que su pareja quiere estrangularlo por alguna razón -comentó Eriol.
 
-Es Yamazaki -explicó Sakura y un tanto avergonzada dijo-: La chica Chiharu su novia, nos sentaremos con ellos.
 
Al llegar a la mesa entendieron el porque del enojo de Chiharu. Yamazaki trataba de impresionarlas con un viejo método de comunicación que según él usaban los indios en el viejo oeste. Chiharu casi volvió a lanzarse contra él cuando Eriol intervino añadiendo que ese era un método a señas tan viejo pero efectivo que había sido usado como base para crear el actual lenguaje a señas de los sordomudos.
 
Las reacciones no se hicieron esperar, Chiharu se dejó caer en la silla con un leve gemido parecido a un “Oh no”. Las demás chicas incluida Tomoyo lo miraban boquiabiertas mientras Sakura decías “¿En serio?”. Yamazaki extendió el brazo para estrechar su mano y presentarse con excedido entusiasmo. Yukito solo empezó a reír.
 
Pasada la impresión inicial, Sakura y Tomoyo presentaron a sus acompañantes. Las parejas del resto de las chicas aparecieron de la nada y al terminar las presentaciones Eriol pidió una pieza a Tomoyo y Yukito lo imitó dirigiéndose a Sakura.
 
Al poco tiempo la mesa que ocuparon estaba vacía, todos se encontraban en la pista disfrutando de la música. Solo después de un largo rato, Sakura y Yukito regresaron a la mesa para descansar un momento.
 
-Hacia mucho que no me divertía tanto -comentó Yukito.
 
-Yo tampoco -dijo Sakura feliz, no podía creer su buena suerte-. “Lo siento Arawa” -se disculpó mentalmente pensando en que al día siguiente le llevaría dulces.
 
-Tenía tiempo que casi no te veía, apenas y hemos podido saludarnos -dijo acercando los labios a su oído para que ella pudiera escucharlo por encima del ruido.
 
-Si, lo sé -respondió Sakura sintiendo que un cosquilleo le recorría el cuerpo desde la oreja hasta los pies-. Entre la escuela y el trabajo he tenido muy poco tiempo para mí.
 
-Además tengo entendido que pasas mucho tiempo en casa de los Hiraguizawa -recordó Yukito pensando también en las quejas de su amigo al respecto.
 
-Ah si, me gusta mucho estar ahí, el jardín es precioso y la abuela de Eriol es maravillosa, que decir de su ama de llaves la señora Seri, es divertido platicar con ellas.
 
-“Una figura materna” -había dicho Fujitaka tratando de calmar las quejas de Touya respecto a sus visitas-. “Sakura necesita una, se que ella nunca se queja y no le afecta la falta de su madre, pero hasta ahora ella misma no se había dado cuenta de cuanto la necesita” -explicó Fujitaka aquella vez-. “No creo que pasar tiempo con la señora Hiraguizawa y la señora Seri le haga daño, tampoco creo que este impresionada por su fortuna, con Tomoyo nunca ha habido ese problema”.
 
-¿Y qué me dices de tu trabajo?
 
-Es muy emocionante. Fuutie, es decir, la señorita Li me esta enseñando muchas cosas y deja a mi cargo grandes responsabilidades -dijo orgullosa-. Tiene mucha confianza en mí, dice que pronto me ascenderá.
 
-Touya dice que organizan toda clase de eventos -comentó Yukito con cierta burla.
 
-Seguro que ya te contó sobre la despedida de soltera.
 
-Estaba furioso -rió Yukito al recordar los colores en el rostro de su amigo.
 
-Y yo tan avergonzada -gimió Sakura-. Yo no sabía que iban a contratar a un stripper, ni siguiera Fuutie, te lo aseguro.
 
-Yo te creo.
 
-Si, pero Touya no y creo que nunca lo hará. Jamás lo había visto así. Yo ni siquiera estaba participando en la fiesta.
 
-¿Qué sentiste cuando lo viste aparecer en la fiesta?
 
-Casi me desmayo -confesó Sakura recordando su bochorno-. Cuando las chicas de la fiesta lo vieron aparecer en su motocicleta pensaron que era otro stripper -Yukito estalló en risas.
 
-¿En serio? Eso no me lo contó.
 
-¿No lo hico? Por favor, no le digas que lo mencione.
 
-No lo haré, lo prometo, pero cuéntame, ¿qué paso?
 
-Fuutie y yo tuvimos que rescatarlo -Yukito no paraba de reír-. Y después de eso nos regaño a las dos, ¿puedes creerlo? -Yukito asentía con lágrimas en los ojos-. ¡Regañó a mi jefa! Fuutie estaba tan impresionada que prometió que la próxima vez que organizará una despedida de soltera yo no estaría presente.
 
-Pobre Touya.
 
-¿Pobre Touya? -se quejó la chica-. ¡Pobre Sakura!
 
-Al menos te deja seguir trabajando para la señorita Li.
 
-Como si yo fuera a pedirle permiso. He aprendido tanto con Fuutie, creo que me dedicaré a esto toda mi vida.
 
-¿Tanto así?
 
-Si, este verano aprenderé más cosas. Tenemos bodas, cumpleaños, aniversarios, ¡de todo! Estoy muy feliz -guardaron silencio unos segundos antes de que se animara a preguntarle-. ¿Tú eres feliz Yukito?
 
-Si, soy feliz.
 
Sakura bajo la mirada pero al levantarla se veía la determinación en sus ojos.
 
-¿Has estado alguna vez enamorado?
 
Yukito no supo que contestar, la voz de su amigo resonó desde el fondo de su mente. “No se lo digas, no todavía”.
 
-Bueno yo…
 
-Jamás había bailando tanto en mi vida -exclamó Tomoyo al llegar a la mesa, Eriol la seguía.
 
Sakura ya no sabría lo que Yukito le diría.
 
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La noche había ido mejor de lo que imagino, pensaba Tomoyo mientras bailaba una balada con Eriol. Miró alrededor, quería conservar cada detalle en su mente. De pronto su mirada se poso en otra pareja que bailaba a pocos metros. Sakura se veía tan feliz, debía ser todo un sueño hecho realidad encontrarse en brazos de Yukito, su mirada soñadora y su rostro sonrojado lo decían todo.
 
-¿Así que ese es el famoso Yukito? -dijo Eriol cuando se percató de lo que atraía la atención de su amiga.
 
-Si, es él.
 
-¿Cómo dices que se apellida?
 
-Tsukishiro.
 
-Es muy parecido a alguien que conozco y comparten el mismo apellido.
 
-¿En serio? ¿Quién?
 
-A Yue, Yue Tsukishiro.
 
-Ah él, pues si, son bastante parecidos, tal vez sean parientes.
 
-Tal vez. Ahora que recuerdo, he olvidado preguntarte -dijo Eriol volviendo toda su atención a ella-. ¿Cuándo es que te vas de viaje?
 
-Mañana, por la noche -tartamudeo Tomoyo, no se había fijado en lo cerca que estaba de su rostro, se esforzó enormemente por no bajar la mirada a sus labios.
 
-¿Estas emocionada?
 
-Si, es la primera vez que viajo con mamá, será una nueva experiencia.
 
-Imagino que si -afirmó mirando en otra dirección, cosa que aprovecho la chica para mirar sus labios, aunque no pudo hacerlo por mucho tiempo.
 
-Me dijo que tiene guardadas algunas sorpresas -comentó ella tratando de concentrarse en el tema-, aunque yo imagino que me comprara ropa, quiere renovar mi guardarropa para cuando entre a la universidad.
 
-Y respecto a eso ¿ya se adapto a la idea de que te dediques a la fotografía?
 
-Más o menos -respondió encogiéndose de hombros-. Acordamos que mientras este en la universidad tomaré algunas clases de administración y finanzas, dice que debo estar preparada pues quiera o no algún día heredare todo.
 
-No puedes negar que tiene razón.
 
-Pues no, es por eso que acepte hacerlo. No será tan difícil, puedo intercalar las clases con las materias que tomaré, además es posible que pueda estar en alguna de ellas con Sakura.
 
-¿Al final se decidió por la administración?
 
-Si, esta tan feliz trabajando para Fuutie que cree que es la carrera que más le ayudara para progresar en esa clase de negocio.
 
-Es posible que si.
 
-¿Y entonces cuanto durará el viaje? -preguntó Eriol retomando el tema inicial.
 
-No lo sé, mamá no me ha dicho, quiere visitar muchos lugares. Primero iremos a Estados Unidos, después a Europa, ya sabes, España, Francia, Italia -y sonrió-. Es posible que visitemos Inglaterra.
 
-Tal vez nos encontremos ahí.
 
-¿Ah si?
 
-Hironobu consiguió que me enviaran un par de semanas a la sucursal de allá -suspiró resignado-. No puedo evitarlo y he decidido tomarlo positivamente-. Tal vez pueda ver a algunos amigos.
 
-“Y amigas” -supuso Tomoyo molesta, pero se obligó a alejar esos pensamientos.
 
-¿Y por qué crees que te haya enviado allá?
 
-No lo sé, algo esta tramando. Tal vez se dio cuenta de mis sospechas y mientras estoy fuera se cuidara de destruir todo lo que pueda inculparlo en algo turbio.
 
-¿Es muy malo?
 
-Lo suficiente para quietarle el puesto de presidente eso es seguro, pero Yue cree que podría ser peor.
 
-Todo saldrá bien Eriol.
 
-Gracias Tomoyo -dijo besando una de sus manos-, pero no pensemos en eso ahora. Mejor pensemos en que tal vez podamos encontrarnos en Londres, si es así, podría invitarte a salir.
 
-Me encantaría.
 
-Te llevaría a mis lugares favoritos.
 
-Tal vez hasta podría conocer a alguno de tus amigos.
 
-¿Por qué? -preguntó un poco tenso.
 
-Pues, no sé por curiosidad supongo.
 
-Tal vez -respondió Eriol sintiéndose raro-. No se si mis amigos merezcan conocer a una chica tan linda como tu.
 
-Eriol…
 
La noche terminó con demasiada rapidez para el gusto de las chicas. Se despidieron de sus amigos deseando lo mejor para el verano. Después de eso la limosina se dirigió a la casa Kinomoto, Yukito había sido invitado a quedarse a pasar la noche.
 
-Voy a extrañarte -dijo Sakura abrazando a Tomoyo-. Pero espero que te diviertas mucho y que tomes muchas fotografías para que me las muestres.
 
-Lo haré, y también te extrañare. Aunque seguramente ni te darás cuenta de mi ausencia con todo el trabajo que te espera.
 
-No importa, te extrañare igual.
 
Todavía tardaron un poco en despedirse. Las dos chicas sabían que esa había sido la mejor noches de sus vidas hubieran deseado tener más tiempo para hablar sobre ello pero se resignaron a hacerlo al regresar Tomoyo de su viaje.
 
Cuando por fin Eriol y Tomoyo llegaban a la entrada principal de la mansión Daidouji, él la ayudo a bajar de la limosina y la acompañó a puerta.
 
-De momento no puedo creer que este aquí -confesó Eriol.
 
-Si, hace unos meses parecía imposible. Nunca hubiera creído que tú me acompañarías al baile de graduación y que mamá estaría de acuerdo.
 
-Lo hubiera hecho de cualquier forma.
 
-Lo sé, ¿te imaginas? Todo lo que hubiéramos tenido que hacer para que mamá no se diera cuenta.
 
-Tal vez ella te hubiera conseguido pareja para esta noche.
 
-Tal vez -estuvo de acuerdo e hizo una mueca imaginando la pareja que su madre le conseguiría-. Estoy muy feliz de que las cosas hayan mejorado.
 
-Yo también.
 
-Agradezco tanto haberte conocido -confesó ella impulsivamente y sonrojada bajo la cabeza.
 
-Y yo me siento muy afortunado de haberte conocido -murmuró él, poniendo el dedo índice en su barbilla para poder mirarla a los ojos. Y de repente la mente se le quedó en blanco.
 
Estaban muy cerca y el corazón de Tomoyo latía a mil por hora. ¿Por qué la miraba así? No podía estar mirándola así.
 
Entonces se movió, sin pensar, para tocar su abrigo… Y él bajó la cabeza. Y sus labios se encontraron. Olía a una colonia masculina deliciosa, toda la noche se la había pasado disfrutando de ese olor. Sus labios eran firmes, suaves, calientes.
 
Poco a poco y así como comenzó todo se fueron separando. Tomoyo suspiró antes de abrir lentamente los ojos para descubrir que él la miraba intensamente. ¿Qué vería él en esos momentos? Porque ella se sentía liviana y brillante, y… feliz. Eriol abrió la boca para decir algo pero Tomoyo colocó un par de dedos sobre sus labios y negó suavemente con la cabeza. No quería que él dijera nada, no había necesidad.
 
-“Hasta pronto” -le dijo en su mente.
 
-“Hasta pronto” -parecían decir sus ojos cuando le beso la palma de la mano y se dio la vuelta para subir en la limusina y alejarse de ahí.
 
Tomoyo pensó que no podía negarlo por más tiempo, era inevitable. Estaba enamorada de él.
 
Continuara…
 
Nota de autora: Lo siento, lo siento, lo siento mucho de verdad. Ya se que me tarde los años pero fue inevitable. Tuve un comienzo de año muy caótico (nada grave) y me fue imposible escribir hasta hace apenas unos días, y desde entonces he estado escribiendo sin parar. Por eso mismo desde ahora les pido perdonen mis faltas de ortografía y tal vez uno que otro tropezón que de por ahí. A pesar de todo he disfrutado mucho escribiendo este capítulo, hay partes que me emocionaron mucho. Y ya se que muchos dirán que no estuvo Shaoran, que no estuvo Yue, pero ni modo, o lo dejaba así o tendrían que esperar otro mes jajaja no es cierto. La idea era así desde el principio. Con este capítulo doy por terminada la primera parte de la historia y de una vez les aviso que no se emocionen demasiado, aún tienen que pasar muchas cosas antes de que esta parejita decida que son el uno para el otro, bueno Tomoyo ya esta a un paso de eso ¿no? ¿Les gusto el final? Yo estoy feliz. Así que no se emocionen demasiado, muchas cosas están por ocurrir en estas vacaciones de verano. Otra cosas más, Toshime sigue por ahí, aunque Sonomi ya empieza a tener sus dudas. Para la segunda parte habrá nuevos personajes, nuevas situaciones. Ahora que las chicas serán universitarias tal vez me permita otro tipo interacción con los chicos. ¡Espero sus opiniones! Y de verdad prometo empezar a trabajar ya mismo en el nuevo capitulo y hacer lo posible por tenerlo listo en 3 semanas como siempre, sean pacientes conmigo, no dejare de escribir, lo prometo. Hasta pronto