Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 14 ( Chapter 14 )
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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 14
Una disculpa por la forma en que aparece este capítulo pero no había forma de subirlo de otra manera, no entiendo la razón.
Llevaba algunos días en Londres y aun no había tenido tiempo para buscar a Eriol, una breve llamada a “La Casa de las Rosas” le confirmó que él llegaría en esos días, Anessa-sama incluso le había dado el teléfono del departamento que Eriol alquilaba en la ciudad, pero no había tenido oportunidad para casi nada.
Sonomi había planeado cada minuto que pasaban en Londres, el viaje en general ha´bai sido muy agradable. Entre compras, visitas a museos y otros sitios Tomoyo había tenido la oportunidad de conocer mejor a su madre y l achica tamiben había mostrado algunos detalles desconocidos para ella, como el conocimiento que tenía sobre artistas contemporáneos y su habilidad para captar escenas con su cámara.
Y tal como había sospechado Sonomi renovó el guardarropa de ambas. Tomoyo tenía de todo, bolsas, sobreros, zapatos, accesorios y todo de famosos diseñadores.
Pero esa no era la sorpresa que Sonomi preparara para ella, es más no era una, sino dos sorpresas y la primera estaba sentada frente a ella en aquel elegantísimo restaurante al que habían ido a cenar.
-William MacAllister.
-“Está noche te presentaré a alguien” –había dicho Sonomi con cierta emoción en su voz que provocó curiosidad en su hija.
Era un inglés alto, delgado, de rostro alargado y ojos azul claro. De porte elegante y seguro que le daban cierto atractivo. No era un hombre precisamente guapo pero Tomoyo notoó que a pesar de eso parecía muy vanidoso. Cuando Sonomi los presentó él la miró fijamente y tomó su mano.
-Tan hermosa como su madre –añadió antes de besar su mano.
Tomoyo refrenó el deseo de retirar la mano con rapidez antes de que eso húmedos labios tocaron su piel.
-Will es un buen amigo –dijo Sonomi sacando a Tomoyo de sus reflexiones.
“¿Will?” –pensó Tomoyo mirando al hombre que sonreía a su madre.
-Es asesor financiero, lo conocí hace tiempo aquí en Londres en uno de mis viajes. Desde entonces me ayuda con algunas negociaciones.
-Entiendo –murmuró Tomoyo un poco recelosa.
-Querida, me temo que le estás dando demasiadas vueltas al asunto.
-“¿Querida?” -Tomoyo sentía una alarma resonando en su cabeza.
-¿Por qué no ordenamos primero? –respondió Sonomi evasiva.
Tomoyo apenas si leyó el menú, su atención se centró en la pareja frente a ella, era obvio que habían compartido antes una cena y también que “Will” era asiduo al lugar pues sugirió varios platillos señalando la carta se Sonomi.
“Will” era todo sonrisas y cuando se percató que Tomoyo lo miraba le guiñó un ojo y ella apartó la vista de inmediato, cuando el mesero regresó ordenó lo mismo que su madre. Al poco tiempo los platos estaban en la mesa y Sonomi seguía sin hablar.
-Sonomi, ¿por qué no le explicas a Tomoyo lo que sucede? Así todos podremos cenar con tranquilidad.
-Tienes razón –aceptó ella sonriendo nerviosa.
-¡Mamá nerviosa! –pensó Tomoyo alarmada-. ¿Qué sucede?
-No es nada terrible –aseguró Sonomi dándole unas palmaditas en la mano-. Will irá a visitarnos pronto, él me ayudará con algunas negociaciones en la empresa y…
-Y es posible que me quede allá de forma permanente –continuó William tomando una de las manos que Sonomi tenía sobre la mesa.
-Tendrá un puesto en nuestra empresa –dedujo Tomoyo.
-Es posible, si –contestó Sonomi.
-¿y eso es todo? –preguntó cautelosa.
-Bueno, no…
-Tomoyo yo amo a tu madre –soltó William de repente.
-¡Will!
-Y pretendo que nuestra relación se formalice –continuó ignorando la protesta de Sonomi-. Iré a Japón a demostrarle a tu madre que lo nuestro puede funcionar.
Tomoyo no sabía que pensar, los miraba a uno y oto sin poder creérselo. “¿La ama? ¿Y ella a él? De repente se le ocurrió algo desagradable.
-¿Vivirá con nosotras? –preguntó con cierta alarma en su voz.
-No Tomoyo –respondió Sonomi de inmediato.
-No, de momento –agregó William con aire ofendido-. Se que esto es repentino pero no tienes que alarmarte.
-Oh no, ella no está alarmada, solo sorprendida, ¿verdad Tomoyo?
-Bueno si, es solo que no me esperaba esto –aceptó Tomoyo conciliatoria-. Yo no sabía nada de usted señor MacAllister.
-Puedes llamarme William o Will como lo hace Sonomi.
-Gracias William –dijo Tomoyo dispuesta a mantener su distancia y por el brillo en la mirada de él supo que lo había notado-. Insisto en que esto era algo que no me esperaba, mamá nunca menciono…
-Tengo entendido que no tienen una relación muy estrecha, tal vez por eso Sonomi no me había mencionado.
Ese fue un golpe bajo, pensó Tomoyo sintiendo que le faltaba el aire.
-¡Will! Tomoyo y yo estamos limando asperezas –informó Sonomi con cierta censura en su voz-. Es por eso que ahora su opinión es importante.
-“¿Y antes no lo era?” –se preguntó herida y tuvo que admitir que era muy posible que así fuera-. “Concéntrate en el presente” –se dijo con valor.
-Will vivirá en su propio departamento –explicó Sonomi-. Y después… ya veremos.
¿Ya veremos? Eso que significaba ¿Vivirían juntos? ¿Se casarían? ¿Qué pasaría con ella? Había tantas preguntas, pero no podía hacerlas en ese momento, tendría que esperar a que estuvieran a solas.
-Está bien, comprendo –y agregó con dificultad-. Me da gusto por los dos.
-Me alegra que así sea –sonrió Sonomi.
-Perfecto, ahora podremos conocernos mejor Tomoyo.
-Si, claro.
Tomoyo trató de concentrarse en sus alimentos, pasando con dificultad cada bocado. Se dijo que llamaría Sakura cuando llegara al hotel, aunque debía fijarse en la hora por la diferencia de horarios, tampoco seria fácil hablar con ella si se encontraba trabajando, pero necesitaba hablar con alguien para que la ayudara a pensar con calma en lo que estaba pasando, alguien que le quitara esa desazón y sobre todo la desconfianza que William MacAllister le inspiraba.
“Anessa-sama”, suspiró bebiendo un sorbo de agua, también hablaría con ella y ojalá pudiera localizar a Eriol pronto.
Apenas pasaba ese pensamiento por su cabeza cuando vislumbró una figura conocida en la recepción del lugar. Parpadeo confundida, como si lo hubiera convocado con sus pensamientos Eriol estaba ahí, hablando con el maitre que asentía.
Estuvo a punto de arrojar su servilleta a un lado y levantarse para correr hacia él, cuando vio que saludaba en otra dirección y siguiendo la misma se encontró con que en una mesa más alejada se encontraba Kaho Mitzuqui, devolviendo el saludo con excesivo entusiasmo.
“Como culparla” pensó Tomoyo con cierta tristeza y cerró los ojos para no ver la forma en que ella lo recibía.
Eriol pregunto al maitre si la señorita Kaho Mitzuqui se encontraba en el lugar, el hombre asintió señalando la mesa, cuando él la buscó descubrió a su amiga haciendo señas exageradas.
Mientras avanzaba en su dirección Eriol sonrió sintiéndose un poco cohibido, al principio esas exageradas muestras de afecto le parecían divertidas pero ahora… tal vez significaba que por fin estaba madurando.
Al llegar a la mesa Kaho dio un brinco y entrelazó los brazos alrededor de su cuello para besarlo con pasión sin importarle que estuvieran en un lugar público.
-Te he extrañado mucho –murmuró contra sus labios-. ¿Tú me has extrañado? –preguntó con un puchero infantil.
-Si claro, ¿Por qué no nos sentamos? –sugirió con una sonrisa descruzando los brazos femeninos de su cuello y un tanto avergonzado por aquella muestra pública que atrajo mas de un par de miradas.
-Claro –dijo ella no sin antes darle un fugar beso y después permitió que la ayudara a acomodarse en su silla para sentarse a su vez frente a ella. Después de ordenar Kaho acaparó la conversación.
-¿Cómo es posible que vinieras y no me llamaras de inmediato? –lo reprendió con dulzura.
-Lo siento Kaho, no fue mi intención. He tenido que concentrarme en el trabajo, muchas cosas importante estan pasando…
-¿Y no pudiste llamarme? –lo interrumpió con aire ofendido-. Solo para avisarme que estabas aquí. No sabes lo molesto que es que me entere por otras personas que mi persona favorita esta aquí –dijo inclinándose hacia él para mostrar un poco más su escote y alargó la mano para delinear sus facciones con el dedo índice.
-Esta vez no he venido en plan de diversión -mintió cruzando los dedos por debajo de la mesa. Esperaba encontrarse con Tomoyo y pasear con ella pero fuera de eso deseaba tener toda su concentración en lo que lo había llevado a Londres.
-Vamos querido, no me dirás que vas a pasar todo el tiempo trabajando.
-No admito que no, pero conozco muy bien las ideas que tienes sobre diversión y no me apetece pasar todas las noches en algún sitio bailando toda la noche.
-Eso no es precisamente lo que tengo planeado para divertirme –dijo sugerente y bajó la mano hasta el nuevo de la corbata para después tomarla entre los dedos y jalar a Eriol hacia ella.
-Kaho…
-¿Acaso no te gusta lo que hacemos para divertirnos? –y volvió a besarlo con toda la maestría que poseía hasta hacerlo responder-. Muy bien querido –dijo soltándolo con renuencia cuando el mesero apareció con el primer plato-. Empezaba a creer que no te daba gusto verme.
Eriol permitió que ella le tomara la mano por encima de la mesa, no iba a ser fácil hablar con ella. Había decidido que no podría seguir con esa relación, no cuando era tan importante para él poner toda su atención en Industrias Hiraguizawa y terminar lo más pronto posible la universidad. Los planes que alguna vez tuvo Kaho de tomarse un año sabático y viajar por el mundo juntos siembre habían sido una bonita fantasía pero ahora eran imposibles.
Tampoco podía imaginar a Kaho en su vida a largo plazo, sobre todo cuando en lo único que podía pensar era en el beso que le había dado a una joven con piel de alabastro y preciosos ojos amatistas.
-Espero que esa mirada signifique que estás pesando en lo que haremos esta noche –dijo Kaho repentinamente y Eriol noto su mirada inquisitiva.
-Si, claro –carraspeó y tomó su copa de vino.
Esa era otra cuestión que no podía seguir ignorando por más tiempo, siempre que estaba con Kaho pensaba en Tomoyo, al principio pensó que se debía a la situación que vivían cuando su madre la tuvo apartada pero ahora comprobaba que no era así.
-“Tomoyo, Tomoyo” -pensaba con cierta ansiedad-. ¿Qué es lo que esta pasando? Ella era la mejor amiga que había tenido, la única si tomaba en cuenta que todas las relaciones que tenía con las mujeres guardaban un segunda intención. Pero con ella no podía ser así.
-Ahora te veo preocupado –acusó Kaho-. ¿Cómo es que desde hace un tiempo cada vez que estamos juntos pareces ausente?
-Lo siento Kaho no era mi intención -se disculpó y se propuso pasar una velada agradable.
Tomoyo mientras tanto agradecía que estuvieran en una mesa tan alejada de ellos y que su madre y William les dieran la espalda.
Se había obligado a sonreír y asentir a todo lo que decían y a masticar con calma la comida que ahora parecía estar hecha de cartón y sobre todo a pasar la misma aguantando las nauseas que el esfuerzo le provocaba.
¿Cómo era posible que una mujer se portara con tanto descaro? Hasta Tomoyo podía ver el profundo escote de su vestido y su estómago daba un vuelco furioso solo de imaginar lo que Eriol alcanzaría a ver cada vez que ella se inclinaba hacia él. ¡Y la forma en que lo jaló hacia ella para besarlo! ¡Sin importarle las miradas a su alrededor!
También había notado la molestia de Kaho, aunque no comprendía la razón pero a pesar de eso había sentido cierta alegría culpable al pensar que tal vez las cosas no estaban saliendo como ella esperaba.
En cuanto a Eriol no podía saber como lo estaría pasando pues estaba de espaldas a ella y apenas alcanzaba a ver su perfil.
-Tomoyo –la llamó su madre-. Will te ha preguntado si deseas algún postre.
-Oh, lo siento –dijo dirigiéndose al hombre que no parecía feliz al saberse ignorado-. No tomaré postre gracias, con la deliciosa cena ha sido suficiente.
-¿Estas segura? –preguntó William-. Los postres aquí son exquisitos.
-Si, estoy segura, gracias.
-¿Estas bien hija? Te ves un poco rara.
-Oh, tal vez sea que empiezo a sentirme cansada, ¿podríamos volver al hotel? Me gustaría tanto descansar.
-Pero, es que Will no ha invitado al teatro.
-¿Podrían ir sin mi? –preguntó mortificada-. No me siento con ánimos y estoy segura que ustedes querrán un tiempo a solas.
-En eso tienes razón –dijo William adelantándose a Sonomi y tomo su mano para besarla.
-Pero Will ya has comprado las entradas y me parece una descortesía…
-No, en lo absoluto –negó Will poco convincente-. Si Tomoyo prefiere descansar y dejarnos a solas podemos sacarle provecho.
-Oh Will no digas esas cosas –lo reprendió en voz baja-. Pero está bien, si a ti no te molesta, ¿por qué no pides la cuenta?
Tomoyo dejó escapar un suspiro que no pasó desapercibido para su madre quien le echo una de sus miradas de “Hablaremos después”. Y volvió a suspirar resignada.
Kaho se disculpó un momento para ir al tocador, uno de los pequeños detalles que nunca le gustaron de ella y que ahora le parecían exasperantes. Kaho no podía vivir sin estar un largo periodo de tiempo sin mirarse en un espejo. Lo que le recordó que a Tomoyo nunca la había mirado mientras se contemplaba en un espejo.
Ahí estaba otra vez, en sus pensamiento sin siquiera proponérselo. Tomo un sorbo de su copa y después paseó la mirada por el lugar. Casi se atragantó cuando descubrió a Sonomi Daidouji y otro hombre caminando entre las mesas hacia la salida y delante de ellos… ¡Tomoyo!
Se levantó de un salto y casi se llevó a un mesero en su carrera, se disculpó y siguió su camino hasta alcanzar a Tomoyo en la recepción.
-Tmoyo –dijo tomándola del brazo con suavidad para detenerla.
-Eriol –respondió la chica aparentando sorpresa-. ¡Que coincidencia! –y miró detrás de él con cierto temor pero descubrió con alegría que Kaho no estaba por ninguna parte.
-Una muy agradable –dijo él sonriendo y miró en otra dirección-. Señora Daidouji que gusto verla –agregó con una inclinación.
-Si claro. Tomoyo te esperamos afuera, por favor no tardes. Buenas noches señor Hiraguizawa.
-Buenas noches –se despidió y esperó hasta que se marchara-. Creo que nunca le agradaré.
-Es cuestión de tiempo –dijo Tomoyo encogiéndose de hombros.
-¿Quién es ese tipo? –murmuraba Will mientras salía con Sonomi del lugar.
-No te había visto –exclamó Eriol y sin poderse contener la rodeó con sus brazos, Tomoyo se encontraba feliz-. ¿Cómo ha ido tu viaje?
-Muy bien gracias.
-Veo que si has renovado tu guardarropa –dijo dando un paso atrás para admirar el vestido negro con cuello halter que la chica llevaba.
-Si, mamá me compro de todo.
-¿Hace mucho que llegaste?
-Un par de días.
-Yo llevo más o menos el mismo tiempo –guardó silencio para observarla con cuidado-. ¿Qué te pasa? Te veo rara.
-Eso dice mamá –comentó con una sonrisa forzada-. Solo estoy cansada, el viaje empieza a afectarme, creo…
-No es eso –no le creía y la miró fijamente provocando un sonrojo-. Dime que pasa –y miró hacia fuera donde Sonomi y el hombre esperaban, los dos hablaban y él inglés no dejaba de mirar en su dirección-. ¿Quién es ese tipo?
-William MacAllister, la sorpresa de mamá –respondió Tomoyo con una mueca-. Es muy largo de contar.
-¿Qué harás mañana? Podemos vernos para platicar –sugirió tratando de captar su evasiva mirada.
-No lo sé, no creo tener tanto tiempo como esperaba, mamá todavía me tiene otra sorpresa –dijo con pesar-. No puedo asegurarte nada…
-Eriol la tomó de la barbilla para obligarla mirarlo.
-¿Dónde esta la chica que encontraba la manera de escapar para pasar tiempo en mi casa? No estarás evitándome ¿verdad?
-No claro que no –jadeó un poco y parpadeó para evitar las lágrimas. ¿Evitarlo? Si lo que más deseaba era abrazarlo y no soltarlo nunca.
-Entonces, ¿qué me dices? ¿A que hora te veo mañana?
-¡Eriol! –se escuchó una voz chillona que atrajo la mirada de todos.
-Creo que Kaho te busca –dijo Tomoyo con una sonrisa-. Ve con ella no parece muy feliz. No te preocupes por mi Eriol estoy bien, trataré de llamarte para quedar y si no es posible, nos veremos en Japón, este viaje pronto terminará.
-Pero Tomoyo…
-Buenas noches Eriol que pases una linda velada.
-Buenas noches –murmuró él viendo como salía para encontrarse con su madre y el inglés que ya le ayudaba a ponerse el abrigo y después colocó ambas manos en los hombros de su amiga que parecía incómoda.
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Sakura pensativa garabateaba en su agenda. Dejo caer el lápiz y miró en dirección hacia los carpinteros que seguían trabajando en el lugar.
Fuutie había encontrado una amplia casa de dos pisos con un hermoso y extenso jardín trasero para transformarla en la sede de su próspero negocio. La recepción en donde se encontraba en ese momento estaba amueblada con un gusto exquisito y con una tendencia chica que dejaba clara la procedencia de la dueña del lugar.
Ese sitio y la oficina de Fuutie eran las únicas habitaciones en el lugar que estaban terminadas. Los carpinteros trabajaban ahora en la que sería la oficina de Sakura que ostentaría por fin su título de asistente personal de la señorita Li. También estaban por terminar la habitación que sería ocupada para tratar con los posibles clientes.
La casa poseía una cocina enorme y los baños también serían ampliados con el propósito de usar el jardín trasero para realizar ahí los eventos que requirieran cierta intimidad.
De lo que no estaba segura aún es de lo que pasaría con el segundo piso. Fuutie tenía la firme intención de transformarlo en un apartamento para poder mudarse en él aunque según le había mencionado su hermano no estaba de acuerdo con eso. Y al parecer en eso lo apoyaba el señor Tsukishiro que se encontraba ahí precisamente para eso.
Sakura miró en dirección a la oficina de Fuutie, ya llevaban buen rato ahí adentro y esperaba que su jefa hubiera convencido al señor Tsukishiro sobre lo acertado de su decisión.
Suspiró exasperada sintiéndose incómoda por el calor de esa tarde veraniega. Ya había llamado a la compañía de aire acondicionado, solo hacía un par de días que habían instalado el mismo y este ya estaba fallando. Se levantó del escritorio para quitarse la chaqueta que llevaba.
Solo tenían planeado recibir a un cliente esa tarde y esperaba que este la comprendiera si lo recibía con cierta informalidad. Se miró pensado que el vestido que llevaba no estaba mal. De tirantes gruesos y cuello cuadrado y con al falda apenas por encima de la rodilla no creía que diera una mala imagen.
Caminó hacia la mesa donde había colocado algunas revistas y tomó una para abanicarse con ella. Se dirigió hacia la puerta acristalada que daba hacia el hermoso jardín y tiró de ella para abrirla. La ligera brisa apenas logró aligerar el calor que sentía.
Miró al cielo y pensó en su mejor amiga y la última llamaba que le había hecho, a diferencia de las anteriores esta no fue tan alegre y salpicada de divertidos comentarios, ninguna de las dos tenía buenas noticias.
Tomoyo le había contado sobre su breve encuentro con Eriol y la desilusión que sintió al encontrarlo con Kaho. Solo habían pasado dos noches de aquello y aún no había podido quedar con él. Sonomi Daidouji tenía sus propios planes y estos no incluían al mejor amigo de su hija.
Sakura aún no podía salir de su asombro, la señora Daidouji tenía un pretendiente, uno que había ocultado con mucho cuidado y el tal William MacAllister no era del agrado de Tomoyo.
Su amiga decía que por un lado se sentía posesiva respecto a su madre y no tenía ganas al menos por el momento de compartirla con nadie. Pero por otro lado el tal William no le inspiraba confianza, no había un motivo en particular, era solo que no se sentía a gusto con él. El hombre había tratado de ganársela desde el primer momento, pero era precisamente su insistencia lo que más la molestaba, no parecía haber nada natural en sus intenciones y también había expresado que lo que más le preocupaba era la forma en que William la miraba pues parecía ocultar algo más.
Sakura al igual que su amiga estaba tan sorprendida con la noticia que no supo que podía decirle para hacerla sentir mejor, ella misma era un amasijo de emociones muy difícil de controlar. Y por lo mismo y a pensar de sus esfuerzos no pudo contenerse y le habló a Tomoyo de lo que le afectaba.
-“Yukito tiene novia” –le soltó Sakura de repente. Su mirada se ensombreció recordando la tristeza con la que lo dijo. Era la primera vez que lo hacía en voz alta y había sido muy difícil pues lo hizo parecer más real y doloroso.
Tomoyo apenas había dicho palabra permitiéndole desahogarse, solo ella sabía lo especial que era Yukito para ella.
- Flash Back -
Sakura había acompañado a Fuutie a un centro comercial para ayudar a una cliente a encontrar el vestido de novia perfecto para la boda que estaban organizando. La señorita Miwako no contaba con la aprobación de su madre para la celebración y por lo tanto la joven muy deprimida por no tener apoyo al respecto había deshogado sus penas con Fuutie quien para animarla se ofreció a acompañarla a hacer sus compras.
La futura novia estaba probándose un vestido y mientras esperaba junto con Fuutie a que saliera del vestidor Sakura miraba hacia la calle y entonces fue cuando vio a YUkito y aun achica, los dos miraban los escaparates y se acercaban al de la tienda en el que se encontraba la chica. Sakura supo de inmediato quien era la joven y era obvio al ver la mirada que le dirigía Yukito a esta que él la amaba.
Pálida y temblorosa empezó a retroceder cuando Yukito se dio cuenta de su presencia. Cómo lo logró tal vez nunca lo sabría pero esbozo una leve sonrisa y levantó la mano a modo de saludo.
El joven sorprendido y preocupado levantó también la mano y respondió al saldo, la chica a su lado se dio cuenta y preguntó algo a Yukito.
-En un momento regreso –dijo a Fuutie y salió afuera esperando no desmayarse-. Hola Yukito.
-Hola Sakura –saludo el joven.
-Así que tú eres Sakura –dijo la joven de ojos almendrados y larga cabellera y extendió la mano para tomar la de Sakura-. Al fin tengo el gusto de conocerte. Yukito habla mucho de ti.
-¿Ah si? “Que raro, Yukito nunca te había mencionado” –pensó Sakura con tristeza.
-Ella es Yukari –dijo Yukito.
-Tu novia –se adelantó a decir Sakura-. Me da gusto conocerte.
-A mi también, tal vez podrías acompañarnos a tomar algo –y miró a la tienda de novias-. Por cierto, ¿qué haces en este sitio? –Y bromeó-¿No estarás pensando casarte?
-No claro que no, y aunque me encantaría acompañarlos no puedo, mi jefa esta allá adentro, estamos ayudando a un cliente a escoger su vestido de novia.
-Es cierto, trabajas organizando eventos, que lastima –se quejó Yukari-. Pero tal vez en otra ocasión podríamos hablar.
-Si claro, en otra ocasión será –asintió Sakura observando cada detalle de la joven frente a ella, simpática alegre y… enamorada-. Espero verte pronto –dijo con un gran esfuerzo.
-Yo también.
-Hasta luego Yukito.
-Hasta luego –respondió el joven que hasta ese momento no se había animado a decir palabra y la vio desaparecer dentro del local.
Al poco tiempo Fuutie notó el cambio de humor en Sakura y se acercó a ella observándola con cuidado.
-¿Te sientes bien?
-S-si, ¿por qué?
-Te notó rara, diferente, es como si de repente algo se hubiera apagado en ti.
Sakura abrió los ojos con cierto sobresalto, no esperaba semejante comentario de Fuutie. Por supuesto tampoco esperaba que se le notara que su interior estaba en pedazos.
-Estoy bien Fuutie.
-No lo sé, estas segura que te sientes bien –y colocó la palma de su mano en la frente.
-No estoy enferma –aseguró Sakura.
-No lo sé, estoy tentada a llevarte a casa.
-Oh no, no es necesario, además no podemos dejar a la señorita Miwako justo ahora.
-Seguro que lo entenderá y podemos regresar otro día aún hay tiempo.
-En serio Fuutie estoy bien.
A pesar de sus esfuerzos Fuutie no quedo muy convencida e insistió en llevarla a su casa ella misma.
-De verdad Fuutie no tenía que molestarte.
-No importa, aun te noto rara y prefiero estar segura que llegabas bien a casa –y guardó silencio-. Creo que he estado abusando un poco de ti, sería mejor que te tomes el día de mañana.
-¡No Fuutie por favor me encuentro bien!
-No se diga más, soy tu jefa y te daré el día libre para que descanses, no puedo permitir que una persona tan valiosa para mi enferme –sonriendo levemente-. Además no quiero que tu hermano venga a reclamarme.
-Él no haría eso.
-Claro que lo haría. Vamos Sakura ve a descansar, nos vemos pasado mañana.
-Como quieras, pero insisto en que esto es innecesario.
Sakura logró conserva el semblante alegre mientras se despedía de Fuutie, una vez que su auto desapareció en la distancia también lo hizo la sonrisa en su rostro.
Caminó a su casa sintiendo que la opresión en su pecho se hacía más fuerte. Ya cruzaba el umbral de la puerta pensando en la excusa que daría para no cenar cuando Touya apareció frente a ella.
-No te esperaba tan temprano.
-No es tan temprano –replicó evitando su mirada-. ¿Ya llegó papá?
-No, llamó para avisar que llegaría tarde… Yukito esta aquí.
-Yu-Yukito –repitió sin aliento-. Que bien –se tomó unos segundos antes de caminar a la sala-. Hola Yukito.
-Hola Sakura –respondió poniéndose de pie.
-Que sorpresa, no esperaba verte otra vez el día de hoy.
-Solo vine porque quería hablar contigo.
-¿Conmigo? –Sakura hacia un gran esfuerzo por que no se le notara la conmoción que vivía en su interior, deseaba tanto poder escapar ala privacidad de su habitación-. ¿Y de que quieres hablar? –preguntó al fin mientras se sentaba frente a él.
-Es sobre Yukari
Sakura se concentró en respirar pausadamente, de repente notó la ausencia de Touya, seguramente él sabía porque estaba Yukito ahí. Se dijo que era mejor dejar que el joven hablara pues como saber si no se soltaría a llorar en cualquier momento.
-Lamento mucho no haber mencionado a Yukari, Sakura –se disculpó Yukito dubitativo-. No sabía como tomarías la noticia.
-No entiendo, la habría tomado bien, tan bien como ahora.
La mentira era tan evidente que Sakura se sintió humillada, ¿desde cuando sabría Yukito que ella lo amaba? Se sentía ridícula, el silencio se hizo incómodo.
-¿La amas Yukito?
-Si –respondió él en voz baja.
-¿Y ella te ama?
-Si, estoy seguro que si.
-Entonces, ¿eres feliz?
-Si lo soy Sakura, pero yo…
-Entonces nada más importa –dijo interrumpiéndolo-. Tú... tú eres muy importante para mi Yukito –y bajo la mirada-. Lo sabes ¿no?
-Si, tú también eres importante para mi –Sakura sonrió levemente pero no levantó la vista.
-Entonces comprendes que también es importante saber que eres feliz, que amas y eres correspondido. Eso me hace feliz.
-Sakura –susurró Yukito y en un instante se encontraba arrodillado a su lado-. Yo no quería lastimarte.
-¿Lastimarme? –Dijo ella levantando la mirada, con los ojos inundados de lágrimas-. No Yukito, tu no me has lastimado, simplemente las cosas sucedieron así –un par de lágrimas escaparon de sus ojos.
-Algún día Sakura, encontrarás a alguien que te ame de la forma que mereces ser amada –dijo Yukito limpiando sus lágrimas.
-¿Tu crees?
-Estoy seguro.
-No lo sé, los hombres son unos tontos –se quejó haciendo un puchero.
-Si, somos unos tontos, y si alguna vez alguien llega a lastimarte, solo tienes que llamarme y le daré su merecido –el comentario logro su propósito al escapar una risa de los labios femeninos.
-Creo que no será necesario con Touya siempre vigilando mis pasos.
-Touya sabrá apartarse cuando aparezca esa persona especial.
Ese comentario sorprendió a Sakura, ¿realmente sería así? Pensó en su hermano siempre tan posesivo y vigilante. ¿Podría ser?
Yukito y Sakura siguieron platicando durante un rato más hasta que Touya apareció anunciando que la cena estaba lista. Sakura convenció al joven de que se quedara a acompañarlos e hizo todo lo posible por parecer tranquila, hablando por los codos sobre su nuevo trabajo y todas las cosas que había aprendido hasta que llego el momento en que Yukito se despidiera.
-Tal vez más adelante puedas traer a Yukari a casa, así la conoceremos mejor –sugirió Sakura al final.
-Gracias Sakura –dijo Yukito antes de despedirse.
Una vez que la puerta se cerró desapareció toda es fingida alegría y en su interior todo se oscureció.
-Sakura… -dijo Touya colocando una mano sobre su hombro.
-No –replicó ella soltándose y se alejó de él-. Tú lo sabías –lo acusó sin mirarlo.
-Si.
-Y no me dijiste nada.
-No podía.
-¿Por qué? ¿Por qué no podías? –preguntó mirándolo y dejando ver su rostro humedecido por las lágrimas.
-No quería que pasara esto –dijo señalando su rostro.
-Pues no podías evitarlo.
-Podía intentarlo –y trató de acercarse pero ella se alejó.
-Debiste decírmelo, ¡Avisarme! Dejaste que me hiciera ilusiones.
-Yukito nunca te dio motivos…
-¡Lo sé! –exclamó furiosa-. ¿Crees que no lo sé?
Touya se acercó a ella y esta vez trató de abrazarla pero ella luchó contra él hasta darse por vencida y sollozó en sus brazos durante tanto tiempo que se sintió exhausta. Su hermano la tomó en brazos para llevarla a su habitación y se sentó con ella en la cama, todo esto sin dejar de abrazarla un solo momento.
-Yo lo quiero –dijo Sakura cuando estuvo más serena con el rostro escondido en su pecho-. Pero también quiero que sea feliz.
-Lo sé y él lo sabe –respondió Touya-. Habría sido el único al que habría dejado acercarse sin pelear.
Sakura lo escuchaba con la cabeza recargada en su pecho y sintiendo su mano peinando su cabello. Tenía que admitir que a veces era bueno tener un hermano sobre protector.
-Porque no permitiré que cualquiera se acerque a mi hermano –continuó Touya-. Aunque seas un monstruo.
-¡Touya!
- Fin Flash Back -
Sakura suspiró cerrando los ojos mientras levantaba la cara hacia el cielo disfrutando de la brisa.
Habían sido días largos y difíciles, afortunadamente contaba con el trabajo para distraerla porque aún pasaría mucho tiempo antes de sentirse feliz otra vez.
También recurría a algo más para distraerla: sus recuerdos, los más agradables y entre ellos los de su apuesto desconocido y otra vez se encontraba preguntándose si se acordaría de ella o si acaso él tendría a alguien especial a su lado, ¿volvería a verlo alguna vez?
-¿Soñando despierta señorita Kinomoto? –preguntó una voz sobresaltándola.
-¡Señor Li! –Exclamó llevándose una mano al pecho-. No, yo no… -tartamudeó buscando una respuesta-, solo estaba tomando el fresco.
-No la culpo, este lugar parece un horno –dijo mirando alrededor con cierta indiferencia-. ¿Se encuentra mi hermana? –preguntó fijando su mirada en la puerta de la oficina.
-Si, pero ella esta ocupada, permita que lo anuncie por favor.
-Adelante –dijo él cediéndole el paso y se colocó el sitio en el que ella antes ocupara junto a la puerta del cristal mientras concentraba su mirada en el jardín.
Sakura aun no se recuperaba de la impresión cuando toco a la puerta de la oficina de Fuutie. No hubo respuesta, se volvió a mirar a Li y aliviada al ver que él miraba hacia fuera volvió a tocar como no escucho nada se atrevió a entrar.
-¿Fuutie? Tu hermano… ¡Ah! –lanzó una exclamación sofocada.
Fuutie y el señor Tsukishiro estaban entrelazados en un apasionado abrazo mientras se besaban con fervor. Solo la exclamación de Sakura logró distraerlos.
-¡Sakura! –exclamó Fuutie sonrojada y dio un paso atrás aunque Yue no le permitió alejarse más pues tenía un brazo posesivo sobre su cintura.
-Lo-lo siento –se disculpó la joven tan sonrojada como su jefa y cerró la puerta tras de ella intuyendo que era mejor que el señor Li no se enterara de aquello-. Toqué dos veces y como no respondiste, bueno yo… no pensé solo entre… Tu hermano está afuera –añadió rápidamente como explicando su torpeza.
-¡Mi hermano! –Fuutie intentó alejarse de Yue pero de nuevo él se lo impidió, trató de empujarlo pero tampoco funcionó y lo miró exasperada-. Dile que entre, ¡no! Mejor no –negó al notar el carmín en los labios de Yue e instintivamente se llevó una mano a los suyos y después al desordenado cabello-. Suéltame –le susurró molesta pues no podía pensar con claridad mientras siguiera tocándola.
-No –dijo él en el mismo tono y después se dirigió a Sakura-. Dígale al señor Li que Fuutie y yo estamos aclarando algunos asuntos y que le agradecería si nos concediera unos minutos más a solas.
-Está bien –asintió Sakura mirando a su jefa quien con un gesto le indicaba que podía hacer lo que Yue pedía-. Con permiso –se excusó y miró al señor Tsukishiro un momento sintiendo que volvía a sonrojarse y se apresuró a salir.
Cerró la puerta tras ella y sin soltar la perilla dejó escapar el aire que sostenía, se reprendió internamente por ser tan despistada. No habría entrado hasta recibir respuesta si no fuera porque el señor Li la ponía en un estado de nervios que…
-¿Y bien? –Preguntó Shaoran desde su sitio y se acercó un par de pasos-. ¿Ya puedo ver a mi hermana?
-No, no –dijo Sakura alejándose de la puerta-. Ella… ella está ocupada –respondió sintiéndose aún sonrojada.
-Está con el señor Tsukishiro –concluyó Shaoran.
-¿Cómo lo supo? –preguntó acalorada.
-Me pareció ver su auto afuera.
-Si-si, ellos están aclarando algunos asuntos –y desvió la vista un segundo-. Solo necesitan unos minutos más.
-Si, seguro –dijo Shaoran estudiándola-. Puedo esperar.
Caminó hacia uno de los sillones de la sala y pareció pensarlo mejor antes de cambiar de dirección y ocupar la silla que antes utilizara Sakura, detrás del escritorio, cosa que exaspero a la chica.
El mal humor le hizo recobrar un poco la tranquilidad y así pudo comportarse con la educación acostumbrada.
-¿Gusta que le traiga algo de beber? –ofreció ella apenas conteniendo las ganas de mandarlo a sentarse al sillón.
-Algo fresco me sentaría bien, gracias y también podría alcanzarme algunas revistas –dijo señalando las que estaban sobre la mesita.
-Por supuesto –respondió Sakura con una sonrisa forzada y después de sacar una bebida del pequeño refrigerador que tenían en el lugar busco algunas y se las entrego-. ¿Algo más?
-No así estoy bien de momento, gracias.
Sakura se contuvo nuevamente ante tanto descaro, solo su hermano lograba llevarla a ese grado de exasperación, con la única diferencia de que ella lo resolvía lanzándole un buen golpe y era muy difícil no hacer lo mismo con el señor Li.
En ese momento y como caídos del cielo aparecieron los clientes que esperaban esa tarde. Una pareja muy agradable que quería celebrarle una gran fiesta a su hija con motivo de su compromiso.
La joven recibió a los Sawaguchi con una actitud agradable y natural, y los condujo hacia los sillones disculpándose por el estado de la casa y el calor que reinaba en el lugar. Como los clientes llegaron un poco temprano de la hora acordada, entendieron que Fuutie estuviera ocupada y no tuvieron reparos en esperar, mientras tanto Sakura ofreció adelantarse un poco y hablar con ellos sobre lo que esperaban para la realización de la fiesta.
-¿Me permite? –preguntó Sakura a Shaoran cuando se acercó al escritorio para sacar algunos folletos y un álbum de fotografías para mostrar a los clientes.
-Si claro –dijo Shaoran retirándose solo lo indispensable.
Que locura lo había llevado a hacer algo tan irracional, Shaoran no lo sabía. Lo único que sabía es que de esa manera podía aspirar la agradable esencia que emanaba de la joven, algo dulce y natural que le iba muy bien.
Con discreción observó a la joven mientras atendía a los Sawaguchi, atrayéndolo con su amabilidad y las sonrisas que les dirigía. Era evidente que los tenía encantados con las ideas que les proponía permitiéndoles hablar sobre lo que querían para la fiesta de su hija.
La señorita Kinomoto apenas y había volteado a verlo un par de veces, mismas en las que él fingió estar ocupado leyendo una revista.
Aún no sabía que era lo que le sucedía con ella y eso le molestaba. Apenas se habrían visto un par de veces desde aquella horrible ocasión en que estuvo a punto de besarla. ¿Qué demonios le había pasado? Una y mil veces se había preguntado lo mismo sin encontrar respuesta. Sin pensarlo metió una mano en el bolsillo de su saco y encontró la pulsera culpable de aquel incidente, ya era su tercer intento por devolvérsela pero cada vez que iba a hacerlo, simplemente no podía.
Algo en ella lo intrigaba, solo podía ser eso. Lo había descubierto solo unos minutos atrás cuando había llegado y la vio parada junto a la puesta con la fina brisa jugando con sus cabellos y esa expresión pensativa y triste en su semblante. Aún seguía molesto consigo mismo cuando se descubrió tratando de adivinar el motivo de su tristeza para poder hacer algo por aliviarla.
Por eso le había hablado con el cinismo de siempre, solo eso podía salvarlo de las sensaciones que le provocaba aquella chiquilla. Porque era solo una niña, nada parecido a las sofisticadas mujeres con las que él llegaba a salir, cuando la soledad pesaba demasiado como para arriesgarse a alguna cita.
Aunque no era la única diferencia que había entre ella, mientras la mayoría de las mujeres que conocía se desvivían por llamar su atención, la señorita Kinomoto parecía hacer lo posible por mantenerse alejada de él. Cosa que él mismo agradecía pero que por otro lado esto mismo parecía atraerlo más hacia ella.
-“Maldición” –pensó furioso y golpeo la mesa con la revista en sus manos atrayendo sin querer la atención de los Sawaguchi y de la señorita Kinomoto que lo miraba ceñuda-. Perdón –se disculpó-, había un mosquito en la mesa.
-Debió imaginarlo señor Li, aquí no hay mosquitos, ni ninguna clase de insecto. “Solo usted” –parecieron decir los ojos de Sakura aunque su actitud era otra.
-Si, tiene razón señorita Kinomoto, debió ser mi imaginación –dijo condescendiente cosa que incendió la mirada de la joven, aunque al volverse a mirar a los Sawaguchi volvían a irradiar la dulzura habitual.
Shaoran quien también sonreía a modo de disculpa para los Sawaguchi, volvió a su habitual expresión seria. Había disfrutado haciéndola enojar y sobre todo disfruto el fuego intenso en sus ojos.
-“Fuutie espero que no tardes” –gimió internamente con enfado obligándose a mirar en dirección a donde se encontraba la señorita Kinomoto.
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Después de que Sakura saliera Fuutie aún seguía luchando por liberarse de los bazos de Yue que sabiendo esto la tenía muy bien sujeta con ambos brazos rodeando su cintura.
-¿Siempre la pongo tan nerviosa? –preguntaba Yue sobre Sakura en un intento por distraer a Fuutie quien estaba cada vez más molesta y confundida respondió:
-Si.
-¿Por qué? Creo que me he portado especialmente amable con ella.
-Solo porque yo te lo pedí –le recordó ella con los puños apretados contra su pecho para evitar que el contacto fuera más íntimo.
-Si, es cierto –admitió mientras trataba de besar su oreja-. Pero he sido amable, no entiendo porque es así conmigo.
-Le recuerdas a alguien que conoce –dijo Fuutie sintiendo que su aliento le producía escalofríos-. Ella lo aprecia mucho y al parecer tú te le pareces mucho, hasta tienen el mismo apellido.
-¿El mismo apellido? –preguntó alejando el rostro para mirarla-. ¿Cuál es el nombre?
-Yukito Tsukishiro –respondió desconcertada-. ¿Lo conoces?
-Tal vez –respondió él sin querer darle demasiada importancia y queriendo aprovechar su distracción inclinó la cabeza para besarla pero no con la suficiente rapidez pues ella alcanzó a voltear la cara y eso en vez de molestarlo lo divirtió aceptando el desafió.
Sus labios cubrieron de besos la base del cuello y la abrazo con más fuerza mientras mordisqueaba suavemente su piel.
-Yue, por favor, para… -gimió Fuutie. Y a pesar de la protesta cerró los ojos y arqueó la garganta.
-¿Por qué quieres que pare? –murmuró ronco.
Fuutie sintió la lengua de Yue lamiendo su garganta, y el borde de sus dientes dándole pequeños mordiscos, para ir descendiendo poco a poco hacia el escote en V de la blusa de seda que llevaba. El silencio sólo era roto por la agitada respiración de ambos.
-Sabes delicioso –jadeó Yue.
Sus labios, cada vez más insistentes, habían empezado a subir de nuevo por el cuello de Fuutie, y en ese momento alcanzaron la mandíbula. Subió las manos enredando los dedos en su cabello y haciendo que echara la cabeza hacia atrás al tiempo que él se inclinaba hacia ella.
Besó sus labios de un modo tan brusco que la irritó y apretó más fuerte los puños para apartarlo pero en ese momento el beso se torno más sensual más pausado tal y como él sabía que a ella le gustaba. Poco a poco fue soltando sus dedos hasta que las palmas descansaron sobre sus hombros y se deslizaron lentamente hasta su cuello. Abrió los labios para permitir que la lengua de Yue se adentrara en su boca y sintió que le faltaba el aliento y que los latidos de su corazón se aceleraban. Nunca se había imaginado que una mujer podía sentirse así y Yue siempre lograba ese efecto en ella, haciéndola arder por dentro, y la azoraban las reacciones involuntarias que provocaba en su cuerpo, respondiendo ansiosa a cada estímulo.
Sintiendo que flotaba se aferró a él temerosa de caer en cualquier momento. Podía sentir sus manos acariciando su nuca, su espalda e ir desentiendo con desesperante lentitud hacia sus caderas. Gimió anunciando su rendición lo que pareció alentarlo a apretarla más contra él y al notar la prueba de su creciente excitación empujando contra su vientre, la ola de calor que se extendió por todo su cuerpo empezó a asustarla.
-Para, por favor –balbució despegando sus labios de los de él y sacudiendo la cabeza.
Yue la soltó de inmediato permitiendo que ella se apartara dando traspiés. Los dos respiraban agitados y ella temblorosa estaba obviamente alterada. Él la observó solo imaginando el motivo.
-Mi hermano podría entrar en cualquier momento –se excusó Fuutie con torpeza-. ¿Te imaginas lo que diría? Debo estar hecha un desastre –musitó arreglando su blusa y peinando su cabello con los dedos.
-Yo más bien diría que estás estupenda –dijo Yue con un brillo de admiración en los ojos.
Fuutie se paralizó al mirarlo a los ojos y roja como la grana luchó por apartar la mirad de él hasta lograrlo y con cierta brusquedad le entregó una caja de pañuelos desechables.
-Límpiate, ¿quieres? –y desapareció en el pequeño baño de su oficina.
Cuando salió su cabello estaba perfectamente peinado y el carmín había vuelto a sus labios. Respiró profundamente antes de acercarse hasta su escritorio y se sentó en su silla.
Se animó a levantar la vista y descubrió a Yue parado frente a una ventana muy cercana a su escritorio, aún tenía le pañuelo en la s manos y cuando se volvió a mirarla Fuutie descubrió aliviada que ya se había quitado el carmín de los labios.
Estábamos hablando sobre mi apartamento en el piso de arriba –dijo titubeante y sin poder sostener su mirada en un claro intento por evitar cualquier conversación personal-. Empezaré a adaptarlo en cuanto termine aquí abajo.
-Estábamos hablando sobre los motivos por los que no debes tener un departamento aquí arriba –la contradijo volviéndose completamente para mirarla.
-Tus motivos son absurdos.
-No cuando tienen que ver con tu seguridad.
-¡Por favor! –exclamó exasperada-. El lugar tiene su propio sistema de seguridad.
-¿Y que pasaría cuando la alarma no este activada?, cualquiera podría acceder al piso superior
-Puedo poner una segunda alarma.
-No, demasiado complicado.
-Yo diría que es muy simple.
-No estoy de acuerdo y tu hermano opina lo mismo que yo.
-Y solo porque Shaoran te apoya yo debo dar mi brazo a torcer ¿no? No entiendo porque le dan tanta importancia al asunto yo puedo cuidarme sola, gracias.
-Le damos “tanta importancia” porque nos preocupas. A mi me preocupas –recalcó enfático recargando una mano en su escritorio para inclinarse hacia ella-. Me preocupa tu seguridad y mucho.
-Y-y yo… te lo agradezco, pero me parece que exageras.
-Nunca podría exagerar respecto a tu seguridad- y toma su barbilla con la mano libre-. Eres demasiado valiosa, demasiado…
Fuutie no supo si fue el tono de su voz lo que derrumbó sus barreras o lo hizo el suave toque de su pulgar acariciando el labio inferior. Se miraron largamente hasta que Yue empezó a acercar sus labios a los de ella que ya cerraba los ojos, pero milagrosamente consiguió dominarse y con un fuerte impulso se apartó de él tirando la silla para dar dos pasos atrás.
-No hagas eso, no puedo pensar cuando me tocas –apenas había terminado de decirlo cuando ya se había arrepentido.
-Agradezco la información –dijo Yue levantando la silla.
-Creo que ya hicimos esperar demasiado a Shaoran –dijo Fuutie molesta consigo misma-. Voy a buscarlo.
-Aún no hemos terminado –dijo Yue bloqueándole el paso con una rapidez asombrosa.
-Claro que si, tendré mi apartamento arriba y punto final, no voy a pedirles permiso ni a ti ni a mi hermano.
-¿Para que quieres un apartamento aquí arriba? Estás perfectamente bien con tu hermano.
-No quiero seguir con mi hermano, ¿por qué es tan difícil de entender?
-Podrías vivir conmigo –soltó Yue de repente haciendo que Fuutie jadeara sorprendida.
-¿Cómo?
-Si, ven a vivir conmigo.
-N-no puedo. No –negó agitando la cabeza.
-¿Por qué no?
-Te imaginas lo que pensaría la gente, así de repente ir a vivir con mi socio, no creo…
-¡Al diablo con eso! –escupió Yue mostrando su mal humor por primera vez. Yue se acercó a ella amenazante, Fuutie retrocedió pero él la retuvo sujetándola por los hombros-. Ya estoy harto de estarme escondiendo, quiero que nuestra relación sea pública de una buena vez.
-¿Qué? Creí que estábamos bien así…
-Tú estarás bien así pero yo no. Te dije que te daría tiempo, pero me parece que ha sido suficiente.
-Yo no estoy lista.
-¿De que tienes miedo Fuutie? –insistió Yue.
-No tengo miedo.
-A que le huyes, entonces. ¿Al compromiso? Yo te quiero Fuutie –en realidad la amaba pero no era el momento para decírselo-. Y ya me cansé de estar jugando como un chiquillo, soy un hombre que sabe lo que quiere y te quiero a ti.
Fuutie abrió los labios para replicar pero ni una palabra salió de ellos, su garganta se había cerrado de la impresión.
-Quiero que pienses muy bien en lo que te he dicho. No volveremos a vernos hasta que me tengas una respuesta, pero te advierto que no voy a seguir ocultando lo que siento –la soltó esperando a que ella le dijera pero al no haber respuesta caminó hacia el escritorio mientras agregaba-: Te dejaré esto para que te de que pensar.
Al ver la cajita de terciopelo negro sobre su escritorio Fuutie quedó estupefacta por el significado de todo aquello, lo miró con los ojos muy abiertos, hasta que regresó junto a ella.
-También te dejaré un recuerdo.
Y sin más Yue se inclinó hacia ella y rozó sus labios suavemente con los de ella. Le acariciaba los brazos desnudos hasta llegar a sus manos que permanecían inertes a cada lado de su cuerpo, cosa que aprovechó él para colocarlas sobre sus propios hombros y así atraerla hacia él en un abrazo. El beso fue volviéndose más sensual y la respiración de ambos se tornó entrecortada. Con un ritmo acompasado, la lengua de Yue se adentraba en las profundidades de su boca, se retiraba y volvía a avanzar una y otra vez, hasta que logró arrancarle un gemido extasiado. Fuutie sintió que él se estremecía y oyó como escapaba de su garganta un gruñido apasionado, como si estuviese conteniéndose a duras penas. Despegó sus labios de los de ella suspirando su nombre.
Fuutie tenía la visión ligeramente nublada por el deseo y no quería alejarse de él, lo sujeto de la cabeza con ambas manos y volvió a atraerlo hacia ella hasta sentir sus labios y comenzó a besarlo hasta que el beso fue tornándose más apasionado.
Cuando Yue despegó su boca de la de ella, un gemido involuntario abandonó la garganta de Fuutie y se dio cuenta que sus manos estaban aferrando la cabeza de Yue.
Con mucho trabajo Fuutie fue bajando las manos sin apartar la vista de ellas hasta pasarlas sobre el pecho masculino, no se atrevía a mirarlo.
-Ve a arreglarte –le susurró él acariciándole la mejilla con el dorso de la mano-. Tienes razón, ya hicimos esperar demasiado a tu hermano.
Ella se quedó callada y finalmente comprendió que era mejor dejar las cosas así de momento. Necesitaba tiempo para pensar en el significado de todo aquello. Asintió y con calma fue apartándose de él para después dirigirse al baño.
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Cuando Yue salió de la oficina se quedó acompañando a Sharoan mientras Fuutie y Sakura atendían a los Sawaguchi.
No fue mucho el tiempo que hablaron pues tal y como Shaoran pensaba Sakura ya tenía a los Sawaguchi encantados con algunas de las ideas que les propuso. Cuando salieron de la oficina se les veía muy feliz y también acalorados por lo cual fue una alegría que en esos momentos llegaran los técnicos de aire acondicionado y Sakura se dispuso a atenderlos.
-Hasta pronto Li –se despidió Yue y agregó un poco más bajo-. Tal vez tú puedas quitarle esa idea de vivir en el piso de arriba.
-Lo haré –le aseguró él y camino a la oficina donde Fuutie lo esperaba en la puerta.
Yue no se movió de su sitio y miró fijamente a Fuutie, ella hubiera querido decirle algo pero nada de se le ocurrió, después de todo ya habían dicho todo cuanto había que decir. Así que solo levantó la mano y la movió suavemente a modo de despedida, Yue a su vez solo inclinó la cabeza.
-Deja la puerta abierta ¿quieres? –dijo Shaoran desde dentro-. Hace un calor terrible en este lugar.
Después de que Fuutie entrara Yue esperó un momento y ya se disponía a salir cuando Sakura apareció en el recibidor con aire satisfecho.
-Lo arreglarán enseguida –dijo ella feliz, pero de repente pareció recordar a quien se estaba dirigiendo y se puso nerviosa-. ¿Desea algo señor Tsukishiro?
-Si, en realidad si. Quería preguntarle algo, señorita Kinomoto.
Mientras tanto dentro de la oficina.
-Estoy seguro Fuutie que podrías darle un mejor uso al piso de arriba –replicó Shaoran decidido-. Si tanta es tu necesidad de independizarte podemos buscar algunos sitios bonitos y que se adapten a tus necesidades.
-¿Por qué no dijiste eso la primera vez que te comenté mis planes?
-No se me había ocurrido, ahora que lo he pensado con calma pensé que sería mejor buscar otro sitio.
-Tal vez tengas razón –aceptó renuente-. Y lo pensaré; pero que conste que aún no he aceptado buscar otro sitio.
-Como quieras –respondió Shaoran seguro de que no sería difícil hacerla cambiar de opinión-. Aunque no es ese el motivo de mi visita.
-¿Ah no? Entonces dime a que debo el gusto.
-Casi no nos vemos últimamente, a veces sueles llegar incluso más tarde que yo a casa.
-He tenido mucho trabajo –respondió ella apartando la vista-. Siempre hay algún detalle de último momento que atender.
Si y casi siempre, pensaba Fuutie nerviosa esos últimos detalles terminaban en largas y apasionadas despedidas cada vez que veía a Yue después del trabajo.
-Si, ya me lo imaginaba –dijo Shaoran sin creerle una palabra-. El caso es que no he tenido oportunidad de comentarte que mamá llamó hace un par de días…
-Espero que no le hayas dicho nada sobre mi intención de mudarme porque…
-Calma, calma. No dije palabra, preferí dejar esa conversación para otro día.
-Bien ¿y que le dijiste?
-No mucho, ella fue la que habló, quiere que vaya a China lo más pronto posible.
-¿Por qué? ¿Hay algún problema?
-No, no te preocupes. Al menos no creo que sea nada grave. Imagino que se trata de alguna de nuestras hermanas y quiere que yo vaya a intervenir.
-¿Por qué siempre que mamá te pide que vayas piensas que es por causa de nosotras? –preguntó ofendida.
-Por que por lo general así es.
-¡No es cierto! –exclamó con los brazos cruzados.
-¿Ah no? ¿Y que me dices de aquella vez que Feimei casi se fuga con Pau Tsen Lin?
-Bueno ella solo quería apresurar la boda, mamá lo estaba complicando todo.
-¿Y cuando Fanren amenazó con cambiar de religión?
-Éramos muy jóvenes, tu sobre todo.
-¡Exacto! y eso no impidió que me sacaran del campamento al que me enviaron. Solo tenía 14 años que podía hacer por todo los cielos.
-Pero ayudaste a Fanren ya que hubiera hecho alguna locura si no hubieses estado ahí para intervenir en la situación.
-Lo peor fue cuando Shiefa dio a luz a su primer hijo, si el idiota de su esposo no hubiera perdido ese avión yo no hubiera tenido que estar ahí presenciando el parto. ¿Por qué no dejó que se quedara alguna de ustedes?
-Mamá pensó que la experiencia podía traumarnos. Después de todo Shiefa es la mayor, y fue la primera en tener hijos…
-Y mamá prefirió que el traumado fuera yo ¿no?
-¡Shaoran! –gimió Fuutie tratando de no reírse.
-Y la última –dijo Shaoran lanzando una mirada significativa a su hermana-. Que me dices de la ocasión en que Fuutie rechazó al último pretendiente y dijo que quería iniciar su propio negocio.
-Que gracioso, muy bien sabes que si no hubieras prometido a mamá estar al pendiente, ahora mismo estaría con algún otro pretendiente, a mamá no se le iban a acabar los posibles novios que tenía para mi.
-Ya no se que más me puede esperar, ni ganas tengo de ir.
-No exageres Shaoran, ¿Shiefa, Femei o Fanren te han llamado por teléfono?
-No aún no.
-Si no lo han hecho es porque no pasa nada. Siempre te llamamos.
-Es posible –aceptó Shaoran pensativo.
-No le des demasiadas vueltas Sharoan, no puede ser nada grave. Además tal vez deberías probar alguna vez decirle que no a mamá.
-No podría hacer eso.
-Algún día lo harás, todas lo hemos hecho. Ya te llegará tu momento.
-No lo creo –dijo muy seguro.
-Es solo que aún no ha habido algún motivo importante para hacerlo.
-Vaya mi querida hermana Fuutie dándome consejos –se burló Shaoran caminando hacia una ventana que daba a la calle para abrirla.
Al hacerlo notó el momento en que Yue salía de la casa para dirigirse a su carro.
-¿Qué era tan importante que te tomó tanto tiempo hablar con Yue?
-¿Qué? –preguntó azorada-. Nada importante en realidad, lo mismo que tú, no quiere que viva en el piso de arriba.
Fuutie se acercó lentamente a la ventana y solo lo suficiente para alcanzar a ver a Yue subiéndose a su auto para después desaparecer en él. Shaoran se volvió en ese momento y estudió la expresión en su rostro.
-No lo hagas esperar demasiado hermanita.
-¿Cómo dices?
-No vas a encontrar un hombre mejor que ese.
-No se de que hablas –dijo ella sonrojada y volvió a su escritorio. Shaoran sonrió levemente observando a su hermana y decidió que sería suficiente para darle que pensar.
-Veo que los Sawaguchi salieron muy contentos.
-Si, pronto estaré trabajando en esa fiesta de compromiso. Sakura y yo iremos mañana a visitar la casa para ver las posibilidades de hacer la fiesta ahí.
-La imprescindible señorita Kinomoto –se burló Shaoran sentándose frente a ella.
-No puedo creer que sigas con lo mismo, estoy segura que viste como trataba a los Sawaguchi allá afuera, cuando entraron aquí ya estaban listos para firmar el contrato y todo gracias a Sakura.
-Debo admitir que tiene el encanto suficiente para atrapar a los clientes, pero aún considero que es demasiado joven para el puesto que le diste.
-Se lo merece.
-Pero no tiene la imagen que debe dar una asistente, solo mírala, con ese cabello tan… y esa carita… de… ángel –dijo atragantándose al darse cuenta que estaba describiendo la imagen de la joven que encontró al llegar-. Y ese aspecto tan… ¡es una niña! –exclamó sacudiendo la cabeza para sacarla de su mente.
-¡No lo es!
-Bueno entonces una adolescente.
-Es joven si, pero es capaz y responsable, y tu mismo lo dijiste tiene el encanto para atrapar a los clientes, a cualquier cliente, ¿qué más puedo pedir?
-Tal vez alguien más sofisticado que…
-Disculpa Fuutie –dijo Sakura desde la puerta.
Shaoran y Fuutie se quedaron paralizados pues habían olvidado que habían dejado la puerta abierta. Fuutie lanzó una mirada acusadora a su hermano antes de mirar a Sakura.
-¿Qué pasa Sakura?
-Los del aire acondicionado han reparado el aparato de afuera y quieren saber si pueden revisar el de la oficina.
-Si claro, solo diles que me den un par de minutos ya casi termino aquí.
-Está bien, les avisaré –dijo con una sonrisa y desapareció.
-Esta es la última vez que hablamos sobre este asunto Shaoran –le advirtió Fuutie molesta-. Y ruega porque no te haya escuchado.
-Te preocupa que la haya asustado tanto como para que renuncie.
-No, eso no me preocupa porque por nada del mundo permitiré que se vaya.
Mientras tanto Sakura se encerraba en el baño y se miraba al espejo a través de una nube de lágrimas.
-No soy una niña –dijo furiosa mientras apartaba las lágrimas de sus ojos-. Y voy a demostrárselo Shaoran Li.
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A Tomoyo le resultó imposible conciliar el sueño desde aquella noche: entre el anuncio de William por parte de su madre y su encuentro con Eriol y Kaho, le produjeron un fuerte dolor de cabeza que persistía hasta bien avanzada la madrugada cuando se tomó un par de píldoras. Esos últimos días se la habían pasado en diligencias y compromisos de los que no había habido manera de zafarse. Pero los agradecía en parte, pues así no pensaba mucho en Eriol.
Pero luego sus pensamientos se concentraban en William. ¿Quién era él en verdad? No dudaba que antes de su madre si quiera prestarle atención, tuvo que investigar a fondo su pasado. Pero por otro lado se percató con pesar que tan poco conocía del todo su madre, tal y como William fue muy amable en hacerle notar en alguna ocasión.
También pensaba, ¿como podía ella reclamar sobre su amistad oculta con Eriol mientras ella tenía a William? No había quien entendiera a las madres. Por otro lado la relación entre ellas siempre había estado tan deteriorada que tal vez eran validas las razones de su madre para haber ocultado a William todo aquél tiempo.
No confiaba en él. Cuando le colocó el abrigo esa noche en el restaurante sintió una voz de alarma en su cabeza. ¿Qué era lo que pasaba? ¿Por qué no le inspiraba confianza? ¿Sería la manera en que lo conoció o tal vez, en verdad, no debía de confiar en él?
“Si mamá confía, trataré de darle una oportunidad”Analizó mientras desayunaba mas temprano. Ahora Tomoyo esperaba en la acera por un taxi en aquel inusual día soleado en la ciudad de Londres. Llevaba consigo sus instrumentos para tomar unas fotos alrededor de la ciudad. Ya había tenido oportunidad de comprarse toda clase de dispositivos fotográficos que quería probar esa tarde libre que le había dado su madre para ese propósito y estaba dispuesta a divertirse como un turista más y no dejar que lo de Eriol o William le arruinasen el día.
Vestida con unos jeans y un suéter además de botas su cabello atado en una coleta en donde unos mechones rebeldes descendían rodeando su rostro, atraía la atención de los hombres y mujeres que caminaban alrededor. Ya se estaba cansando de esperar por un taxi y era inútil continuar cargando sus bultos de cámara y el trípode.
Cuando el trípode resbaló de su hombro una mano masculina se hizo presente pudiéndolo sujetarlo con habilidad. No era difícil para ella reconocer la mano y sorprendida alzó su rostro hasta ver al sujeto a quien consideraba mas que su amigo.
-¡Eriol!
-No suenes tan sorprendida, te dije que sacaría tiempo para pasear contigo. Aunque no habíamos podido hablar así que…
-He estado ocupada -respondió mientras él le saluda no evitando abrazarle.
-Eso creo. No has devuelto el par de llamadas que te he dejado. ¿Qué haces?
-Esperando por un taxi… -y ella añade nerviosa-. Tengo planeado tomar fotos por Londres. No he tomado casi ninguna desde que llegué.
-Así que por eso es que estás tan cargada -dice con tono afable mostrándose alegre de verle. Tomoyo mientras lo recuerda acompañado de Kaho en el restaurante-. ¿Por qué no vamos mejor en mi coche?
-No… no tenía planeado eso. Además, tengo que aprender a andar por Londres un tiempo… ¿No?
Eriol sonríe complacido para tomar el Trípode antes de que ella reclame.
-Tal vez, pero ¿quién mejor que un nativo de Londres para mostrarte los mejores escenarios? ¿Te animas?
-No lo creo -dice ella decidida y sonríe para quitarle el trípode pero este se lo impide y frunce su rostro algo aturdido para ella añadir-. Debes de tener muchas cosas que hacer el día de hoy.
-Me tomé el día libre… -Tomoyo entonces se fijó en su vestuario. No era ropa formal, llevaba una amisa de mangas cortas de un tono azul clarito que resaltaban más su color de piel y sus ojos brillaban aun mas provocándole un inusitado calor en las palmas de sus manos–. No voy para ninguna parte más que pasar el día contigo… te lo dije aquel día que encontraría algún momento libre. Limpié mi agenda precisamente con ese propósito.
-“Pero anoche seguro que estabas con ella, ¿Verdad, Eriol?” –pensó con amargura-. ¿Estás seguro? ¿No tienes otro compromiso… otro lugar donde ir?
Eriol percibió a través de su negativa e insistencia que algo pasaba con su amiga. Tomoyo no sonreía y lo miraba nerviosa, como si fuera a aparecerle una cola en cualquier momento y ciertamente aquel tipo de mirada proveniente de ella lo aturdía.
-No lo creo. Al menos que tú no quieras pasar el día conmigo… -concluyó en voz alta.
-¡No! Es lo que mas quiero… -y alarmada explica de inmediato-. Es decir, eres mi amigo… y conoces la ciudad mejor que yo… y esperaba que nos encontráramos en algún momento… Pero…
-¿Entonces? –pregunta haciendo evidente que no se habían movido un centímetro y la mano de ella aun parecía “forcejear” por el trípode-. ¿Cuál es el problema?
-No quiero causarte problemas –insiste rápidamente.
-¿Problemas? –entonces el astuto joven deduce de que se trata. El encuentro con Kaho la noche anterior-. No te preocupes… tu y yo somos amigos… ella no puede molestarse. Ella también es mi amiga.
-Pero tú y Kaho no son solamente, amigos, digo yo. No creo que sea una buena idea… Debe de ser sumamente incómodo esto si se entera. ¿No es así?
-No tiene porque molestarse. Eres mi amiga. Puedo tener amigas.
Tomoyo sintió una punzada en el corazón escuchando sus palabras. En verdad quería pasar todo el tiempo a su lado. Pero lo ocurrido la otra noche y las atenciones que Kaho le prodigaba le hicieron deducir que ella, Tomoyo Daidouji no era del gusto de Eriol. Y aquello le dolía… porque desde aquella noche de la gradación, cuando se besaron habría descubierto que estaba totalmente enamorada del hombre.
-¿Estás seguro?
-Tomoyo, estoy insistiendo mucho -dice sonriéndole como solo hacía con ella-. Creo que si insisto tanto es porque estoy seguro.
-¿Y no habrá…?
-Tomoyo, no me hagas insistir mas -dice tomando sutilmente su rostro por su mentón con gesto serio-. Cualquiera creería en verdad, que tratas de evadirme…
-No. No creas eso… -Tomoyo finalmente se rinde sonriendo sutilmente queriendo olvidarse de Kaho Mitzuki por aquellos momentos. Deja de luchar por el trípode para tranquilidad de Eriol quien sonríe-. ¿A dónde vamos? –colgando el bulto del mismo en su hombro.
-Vamos por aquí –responde tomando su mano para llevarla a un deportivo ultimo modelo que estaba estacionado en la acera a pocos metros de ellos. Abrió la cajuela depositando el trípode y los bultos que llevaba ella y luego procuró caballerosamente abrir la puerta del pasajero y luego él mismo se introdujo en el auto. Momentos después, transitaban tranquilamente por la avenida-. ¿Hasta donde has llegado?
-¿Honestamente? A ninguna parte en verdad. He ido a algunas partes pero todas en el centro de Londres. Tomé unas cuantas fotos del Big Ben* y del castillo de Windsor.
-Todavía no has visto la mejor parte de Londres…
Eriol condujó hasta el otro lado del puente de la Torre* para llegar a pocos momentos a un malecón ubicado en la rivera del río Támesis que cruzaba el Centro de Londres. Una vez llegaron a su otro lado, Eriol le insistió que bajara sus cosas y juntos se embarcaron hacía el mirador desde donde se observaba una regata que estaba tomando lugar. Tomoyo observaba admirada como el ambiente era bastante afable y muy concurrido mientras era un día de trabajo como cualquier otro. Los concursantes transitaban con agilidad por el río mientras las personas observando mantenían silencio al verles participar. Otros pasaban por alto que aquel evento se estaba llevando a cabo.
Prepara sus cosas ante el ojo inquisitivo de Eriol. Comienza a tomar fotos mientras Eriol le explica que aquella regata era de índole aristócrata. Muchos de los presentes al otro lado del río eran parte de la aristocracia británica. Tomoyo enfocó al otro lado y pudo ver a muchas personas que había visto en revistas sociales desde que llegó al lugar.
-El río Támesis es el río más importante de Inglaterra y la principal fuente de abastecimiento de agua de Londres –explicaba Eriol acercándose sutilmente a su amiga y extendiendo su brazo mientras su mano se posaba inocentemente en su cintura colocándose prácticamente atrás de ella y bien pegados-. Mira allá, el palacio de Westminster es aquel, el palacio Lambeth (la residencia londinense del arzobispo de Canterbury) está a la derecha. El puente Lambeth se halla enfrente, y detrás de éste, se halla el puente Westminster, que se cree fue el lugar que utilizaron los romanos para cruzar por vez primera el río -Tomoyo sigue las indicaciones de sus manos y sus expresiones tomando fotos alrededor.
-¿Obispo de Canterbury? ¿El de la historia del Fantasma de Canterbury?
-No. No es lo mismo -aclara con una sonrisa ante la relajación que podía detectar en su acompañante.
A media mañana se trasladan a los puestos del mercado que está al otro lado. Eriol sorprende a Tomoyo solicitando dos servicios de comida turca que hay en un establecimiento allí mismo a orillas y que se come mientras caminan. Por primera vez prueba un platillo del lugar que no es servido en un restaurante elegante. Eriol la observa comérselo con deleite y no evita también sonreír imaginándose que Kaho jamás aceptaría aquello ¿Qué rayos le pasaba con ella? ¿Por qué a cada momento se detenía a compararlas?
-¿Te encanta este lugar, cierto? –preguntó Tomoyo mientras caminaban por todo el malecón.
-Prácticamente me crié aquí -explica con cierta melancolía–. Pero me gusta más Japón. Me fascina la Casa de las Rosas –Tomoyo sonríe comprendiéndolo. Siempre estaría agradecida a aquella hermosa casa y sus habitantes-. Te da cierta melancolía que no puedo explicar pero me complace… -ahí observando a su interlocutora-. ¿Y a ti, te gusta Londres?
-Creo que el venir con mi madre y abriendo ese camino que años atrás fue cerrado, la ha vuelto la experiencia mas enriquecedora del mundo…
-Junto con lo bonita que te has puesto… -dice retirando un mechón de su rostro y observándole con cierta satisfacción que hizo a Tomoyo sonreír y sonrojarse. Pero inmediatamente corrige para añadir-. No me sorprende que él sujeto de la otra noche este interesado en pretenderte…
-¿Quién, Will? ¡No, para nada! –exclama con vehemencia-. Will está interesado en mamá.
-¿En serio? ¡Vaya! –estaba en verdad sorprendido por aquello–. Creo que tu mamá probablemente ahora que tiene un pretendiente, te soltará un poco a ti.
-Tal vez. Aunque por ahora, solo me concentro en recuperar la relación con mi madre.
-Es lo mejor que puedes hacer, cierto -dice seriamente-. Al menos, ya podemos andar libremente como los amigos que somos… ¿Los mejores, verdad Tomoyo?
-Si, -dice ella con cierta desilusión y agrega con más entusiasmo-. Los mejores.
-Claro. Ya habrá tiempo para novios después… -lo había dicho impulsivamente sin saber por que.- Pero creo que tendré que entrevistarme con esos pretendientes… -apuntándole divertido con el dedo–. No voy a permitir que mi mejor amiga se relacione con un pelagatos…
Tomoyo sonríe por compromiso pero en verdad siente cierto dolor en su corazón. “Si, simplemente Amigos… ¿Cierto Eriol?” observándole de reojo.
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Había tardado una semana en decidirse a buscarlo y ya estando a las puertas del edificio donde se encontraba su oficina había pasado cerca de una hora antes de reunir el valor suficiente antes de subir.
-“Ya estas aquí, ya no puedes retroceder” –se dijo a si misma mientras pulsaba el botón del elevador que la llevaría hasta su destino.
Una semana, una semana completa sin verlo y había sido una agonía. Fuutie se había devanado los sesos pensando en que momento Yue Tsukishiro se había convertido en alguien tan imprescindible para su vida.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Fue acaso desde la primera mirada? ¿El primer beso? ¿El último? Porque siempre que Yue la besaba se sentía como masa en sus dedos, él podía moldearla a placer y ella le dejaba hacer. Si no fuera porque él se contenía cada vez habría permitido que le hiciera el amor desde hace mucho tiempo y Fuutie había descubierto que no le molestaba la idea de que Yue fuera el primer hombre para ella, lo que le daría tanto poder sobre ella que realmente la asustaba.
Y es que no solo eran sus besos, sus abrazos y las caricias lo que extrañaba. Eran las pequeñas cosas, como las caminatas nocturnas con las manos entrelazadas, las cenas a la luz de las velas en los sitios más discretos, las películas en el cine compartiendo algo más que el bote de palomitas y sobre todo las conversaciones; las profundas y las insulsas. Y su risa, porque había descubierto que Yue Tsukishiro sabía reír…
El ruido del elevador anunciado su llegada la despertó de sus sueños, un poco avergonzada, salió del aparato imaginando la cara de tonta que debía tener.
Caminó por el solitario pasillo y miró su reloj, la jornada terminaría pronto así que cruzó los dedos para que Yue no estuviera ocupado y pudiera recibirla de inmediato pues no confiaba en que pudiera estar mucho tiempo esperando sin salir corriendo de ahí arrepentida.
-Cobarde –se regañó antes de entrar por la puerta.
-Buenas tardes, señorita Li –saludó la secretaria a Yue, una mujer de mediana edad muy agradable.
-Buenas tardes señora Tamai –dijo Fuutie observando que no había ninguna otra persona en el lugar-. ¿El señor Tsukishiro esta ocupado? Se que no tengo cita pero me gustaría hablar con él.
La señora Tamai pareció dudar un momento antes de responder.
-El señor Tsukishiro ha cancelado todas sus citas de la tarde –explicó incómoda-. No ha querido ver a nadie, tampoco recibe llamadas.
-¿Ah si? ¿Tiene algún problema?
-No, no lo creo –y dudo antes de agregar-. Ha estado de muy mal humor.
-Entiendo –mintió Fuutie confundida-. Aún así me gustaría hablar con él, es importante.
-No lo sé señorita, no creo que sea conveniente. Nunca había visto así a mi jefe yo…
-De verdad es importante, por favor.
-Señorita comprenda que me arriesgo a perder mi trabajo.
-No es necesario que sepa que usted me dejó pasar –insistió Fuutie-, podemos decir que se ausento un momento y yo me aproveche que no había nadie.
-No creo…
-Le prometo que pase lo que pasen no mencionaré esto.
-Está bien –aceptó la señora Tamai-. Iré a sacar unas copias, pero espero no escuchar gritos cuando regrese.
-No será así –prometió Fuutie deseando con todas sus fuerzas no equivocarse.
Espero a que la señora Tamai se fuera antes de abrir la puerta pues no pensaba anunciar su llegada. Asomó la cabeza observando la amplia oficina. No reparó mucho en los detalles del lugar pues la persona que quería ver, estaba justo frente a ella al fondo de la habitación.
Se puso derecha y tomó aliento abriendo la puerta en su totalidad. Fue una fortuna que él no reparar en su presencia todavía, pues eso le permitió admirar al hombre frente a ella.
Mirando por la ventana, tan pensativo, con la mirada ausente y libre de toda frialdad. Sin saco y corbata y en mangas de camisa parecía diferente al hombre con quien había pasado tanto tiempo. Y aún así podía apreciar al hombre del que estaba enamorada.
-“Si, enamorada” –se dijo sintiéndose liviana ante esa revelación. No importaba como ni cuando. Lo amaba y no podía vivir sin él.
Yue había pasado un día de los mil demonios. A medio día se rindió admitiendo que no podría concentrarse por mucho que lo intentara. Fue entonces cuando decidió cancelar sus citas y no recibir llamadas.
Una semana, una semana había pasado sin saber de ella, luchando contra el deseo de ir a buscarla y arrancarle a besos la confesión que él quería pero había prometido no presionarla, dejar que ella misma tomara la decisión, que se diera cuenta de lo bien que estaban juntos.
Y a pesar de eso ahí se encontraba él, pensando que ya pronto terminaría el día y que podía ir a buscarla a su trabajo o a su casa. Tal vez solo verla, esperar a que llegara a su casa y ver como desaparecía en el interior.
“Patético” –se burló de si mismo-. “¿A qué estado me ha reducido esa mujer?” era una tortura regresar a casa cada noche, no le costaba nada imaginársela allí, haciendo el amor con él, compartiendo su cama.
Justo entonces oyó un ruido. Ya iba a decirle a la señora Tamai que podía irse pero no fue a ella a quien encontró parada frente a la puerta que recién se cerraba tras ella. Llevaba un vestido azul claro sin mangas, adecuado para una tarde veraniega, su cabello perfectamente peinado, el lápiz de labios que tanto disfrutaba hacer desaparecer cuando la besaba, los ojos brillantes, expectantes y el cutis suave ligeramente sonrosado.
-Hola –dijo ella sin saber como empezar.
-Hola.
-Di-dijiste que solo nos veríamos cuando tuviera una respuesta y ya la tengo.
Yue no dijo nada. No podía. Apenas conseguía contener el deseo de acercarse a ella y abrazarla. Y a Fuutie le pareció tan extraño que se mantuviera en silencio, que se aclaró la garganta continuó:
-Me dejaste esto –dijo sacando la cajita negra de su bolso-. Yo no se si es lo que parece pero…
-Si, si es lo que parece. Quiero que seas mi esposa Fuutie.
-Yo… -jadeó sin fueras y abrió la caja para contemplar el anillo que había dentro-. Yo… antes de venir había decidido que no podía aceptar, incluso había preparado un discurso para disolver la sociedad que tenemos pero…
-¿Pero? –preguntó acercándose lentamente hasta cubrir la mitad del camino que los separaba, ella se acercó también sin levantar la mirada.
-Pero al llegar aquí y verte –levantó la vista-. Supe que no iba a poder decir que no.
Su expresión era tan triste que deseó besarla. Pero se contento con apartarle un mechón de pelo de la cara. Tenía que dejarla hablar que expresara todos sus miedos.
-Yo… lo que estoy haciendo, lo que estoy logrando, mi trabajo, es muy importante para mi. Estoy logrando lo que tanto he deseado, independencia, reconocimiento. Estoy logrando que se valore lo que hago sin que se piense en mi familia, sin que digan que mi éxito se debe a que soy hija de Ieran Li o porque soy la hermana de Shaoran Li –frunció el ceño molesta y se apartó de él para darle la espalda-. Lo que menos querría es que se me conociera por ser la esposa de alguien.
-Fuutie… -se acercó pero ella se volvió antes de que llegara a su lado.
-¿No podemos seguir como hasta ahora? –preguntó ansiosa-. No tenemos que ocultarnos…
-Conmigo es todo o nada, ya lo sabes.
-Sería pésima esposa, mamá siempre lo dice, no soy capaz de quedarme callada, tengo ideas extrañas y soy impulsiva y…
-Siempre te subestimas –le dijo agarrándola por los hombros para que no volviera a apartarse.
-No lo creo –los ojos de Fuutie se llenaron de lágrimas.
-No llores.
-No entiendo porque haces esto –dijo al tiempo que sentía sus lágrimas con los dedos-. Algún día te arrepentirás…
-Te estoy pidiendo que te cases conmigo porque te amo –dijo tomándola con firmeza de los hombros, Fuutie estaba muda-. Me enamoré de ti desde que te conocí, me fui enamorando más y más conforme pasaban los días y estoy seguro de que seguiré enamorándome con los años si tengo la suerte de vivir contigo. Quiero que seas mi amiga, mi amante y la madre de mis hijos. Quiero estar contigo para disfrutar de cada uno de tus éxitos y también quiero que compartas los míos. Te daré toda mi lealtad y mi afecto.
La soltó un momento para tomar la cajita que Fuutie aferraba con fuerza entre sus dedos y sacó el anillo para colocárselo en el dedo.
-Creo que tengo mucho que ofrecerte Fuutie… y mucho que ganar si me aceptas.
-¿Me amas? –susurró ella con los ojos llenos de lágrimas.
-Con todo mi corazón.
-Yo también te amo.
-¿Eso es un si?
-Si –se puso de puntillas y lo besó. Él sonrió débilmente y la besó a su vez, pero la inicial ternura se convirtió rápidamente en pasión.
Ella desabrochó algunos botones de su camisa y se apretó contra él con fuerza. Luego él, sin dejar de besarla la sentó en su escritorio y se colocó entre sus piernas levantando la falda de su vestido para acariciar sus muslos.
Si no hubiera sido por la interrupción de la señora Tamai habrían terminado haciendo el amor por primera vez sobre el escritorio.
-Lo siento señor Tsukishiro –se disculpó la señora Tamai mirando en todas direcciones menos hacia la pareja.
Yue y Fuutie aún respiraban con dificultad. Ella ocultó la cara en el pecho de Yue mientras este la ayudaba a bajar del escritorio.
-No hay problema –dijo Yue tratando de no reír.
-Solo quería decirle que ya es hora de mi salida.
-Esta bien señora Tamai puede irse.
-Hasta mañana el lunes señor, hasta luego señorita Li –se despidió la secretaría sin atreverse a mirarlos.
-Espere señora Tamai– ordenó Yue sintiendo los dedos trémulos de Fuutie abrochar los botones de su camisa.
-Si señor –y lanzó un pequeño vistazo a la pareja y al verlos en una posición más decente respiró aliviada.
-Quiero que sea usted la primera en conocer a la futura señora Tsukishiro.
-¡Oh señor, señorita! –Exclamó mirándolos a ambos y después dejó que su mirada volara a la mano izquierda de la joven-. Muchas felicidades.
-Gracias –dijo Yue radiante-. Ya puede irse.
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La señora Tamai no esperó a que se lo dijera dos veces.
-Nunca podré mirarla a la cara –se quejó Fuutie contra su pecho.
-Si podrás –dijo él riendo-. ¿Quieres ir a cenar conmigo?
-Si, ¿a dónde iremos? –preguntó abrazándolo por la cintura.
-¿A mi casa? –sugirió provocativo mientras deslizaba los dedos por su cabello.
-Está bien.
-Ahí nadie podrá interrumpirnos –advirtió serio.
-No importa –aseguró mirándolo con adoración.
-Tal vez ni siquiera cenemos –dijo dándole suaves besos en la mejilla.
-No tengo mucha hambre –murmuró antes de que sus labios se encontraran.
-Tendrás que organizar una boda Fuutie Li –se burló Yue entre besos.
-Lo sé –respondió ella sonriendo.
Continuara…
*Big Ben es el nombre de la gran campana instalada en la torre del reloj que ocupa el extremo oriental del Parlamento británico. Fue fundida en 1858 y pesa 13,5 toneladas.
**El puente de la Torre (244 m) cruza el río Támesis en Londres. Era el único puente móvil sobre el río cuando se concluyó en 1894. Sir Horace Jones diseñó el puente, y sir John Wolfe Barry lo construyó.
***Trafalgar Square, construida para conmemorar la victoria naval británica en aguas españolas, es uno de los lugares públicos mas destacados de Londres.
**** Los Cuentos de Canterbury de Chaucer es una obra en verso que narra la historia de un grupo de peregrinos que se dirigen a Canterbury. Se trata de una colección de historias cuyo hilo conductor lo constituye una peregrinación a la catedral de Canterbury, donde se encuentra la tumba de santo Tomás Becket. El poeta se une a un grupo de peregrinos, vívidamente descritos en el prólogo general, que se alojan en la Tabard Inn (Southwark) para viajar después a Canterbury. Entre ellos hay todo tipo de personajes de muy distinta extracción social, desde un caballero hasta un humilde labrador, que componen un microcosmos de la sociedad inglesa del siglo XIV.
Nota de autora: Bueno, lo de arriba fue tan solo un pequeño breviario cultural, cortesía de mi querida amiga Crystal23 que me ayudo con esta escena de Eriol y Tomoyo donde salen juntos. También debo añadir que cometí el error de olvidar mencionar que es debido a ella y su valiosa cooperación el resultado de la escena de Anessa-sama y Sonomi del capítulo pasado. Fue una escena que gusto mucho y por lo tanto debo aclarar que gran parte de este éxito es de mi amiga.
Ahora si no me tarde tanto ¿verdad? Me tomó algo de tiempo pero aquí esta terminado. Y no pensaba actualizar hoy domingo, espero me perdonen un par de personas a las que les dije que seria hasta el próximo sábado, pero pude terminar antes.
¿Por donde empezare? Tomoyo y Eriol, les dije que Kaho seria una distracción, pero no muchos me han hecho caso, a Eriol le tomará más tiempo darse cuenta de lo que siente, después de todo el tiene muchas cosas en que pensar. Muchos se quedaron con la idea en el cap anterior que podía haber una pareja Yukito&Sakura y justamente para quitarles esa idea de una vez decidí aclarar el malentendido, no pensaba dejar que Sakura se diera cuenta de la verdad hasta, tal vez el próximo capítulo pero como se dieron las cosas preferí hacerlo de una vez. Como ven Shaoran ya empieza a padecer por causa de Sakura y este es solo el comienzo. Ahora Sakura hará todo lo posible por demostrarle que no es una niña y el pobre Shaoran tendrá que admitirlo tarde o temprano. Para los que se quejaron de que no hubo nada de Yue en el capitulo pasado pues creo que me he redimido ¿cierto? Espero que hayas disfrutado de estos encuentros amorosos tanto como yo me divertí escribiéndolos. Ah! Y casi lo olvido el nuevo personaje William McAllister, este será todo un personaje que posiblemente le de algunos problemas a Eriol y Tomoyo, todavía no lo tengo del todo planeado pero algunas ideas y andan rondando por mi cabeza. A que fue toda una sorpresa.
Ahora voy a un tema que en un principio me choco bastante pero que no puedo evitar comentar. Creo que fue justamente la semana en que actualice el capitulo 13, que una persona muy amablemente me aviso que estaban plagiando mi historia “Junto a ti” en un foro llamado cemzoo. Ingenuamente alguna vez creí que si yo llegara a pasar por una situación así me sentiría un tanto halagada pero no fue así. Para empezar fue mi amiga Crystal23 quien de inmediato busco el sitio y se encontró con que era cierto, yo fui a ver y pues si mi historia estaba ahí. No fue un plagio del todo, porque la chica admitía que la historia era de Daulaci Serv (su servidora) y que la historia estaba publicada en FF.net. Pero ella se decía coautora de la misma y eso es una mentira absoluta. Hasta ahora no he hecho ningún fic junto con otra persona. Mi amiga Crystal23 que fue de enorme ayuda en la creación de Junto a ti, es la UNICA que tendría el derecho a decir que ha colaborado (enormemente, si) en mis historias. Aún tengo un proyecto pendiente con mi amiga Justary para crear un fic juntas, pero todavía no hemos podido llevarlo a cabo por falta de tiempo. He recibido invitaciones para publicar mis fics en otros sitios, y estoy gustosa de aceptar, pero hasta ahora nadie me ha confirmado las mismas. También he publicado en fictionpress, en FF.net, en un par de grupos de yahoo al que pertenezco, y en este sito, pero eso es todo.
Sinceramente yo estaba algo shockeada por lo sucedido y ya se imaginaran el golpe que fue leer como las personas que leían Junto a ti en este foro felicitaban a esta chica por SU historia, fue triste también y muy frustrante. He disfrutado con cada fic que he escrito pero Junto a ti, me llevó algo así como año y medio escribirlo, y conocí a mucha gente maravillosa con la que aún tengo contacto y en fin… fue un fic que me trajo enormes satisfacciones. Y descubrir que otra persona que se dice coautora de Junto a ti esta recibiendo todo el crédito es realmente molesto. Incluso se olvido de mencionar que una de las parejas de la historia fue creación precisamente de Crystal23, para quienes conocen la historia sabrán de quien estoy hablando.
Como dije mi amiga Crystal23 se puso en contacto con el webmaster y los administradores y ellos muy amablemente tomaron cartas en el asunto. Tengo entendido que “la coautora” en cuestión incluso exigió que se le dieran pruebas de que ella estaba mintiendo. Y yo le digo a ella, que si tengo pruebas por supuesto que las tengo, de esta y de todas mis historias. También tengo entendido que no era la única historia que la chica bajaba al foro, de lo que no estoy segura es si como en le caso de Junto a ti, se decía “coautora” de estas otras historias.
Junto a ti finalmente fue retirada del foro cosa que agradecí enormemente. La situación incluso se puso a discusión y no falto quien dudara que Daulaci Serv fuera la autora del fic e incluso actuaron con cierta agresión hacia Crystal23 por intervenir en el asunto, claro que hubo también otro tipo de reacciones apoyándonos a ambas.
ES triste que este tipo de cosas sucedan y aunque espero que no me vuelva a suceder a mi, ahora estaré más al pendiente y evitare en lo posible que vuelva a suceder.
Pensé que ya había dejado este asunto atrás pero como notaran aún me molesta mucho hablar sobre el mismo.
Muchas gracias por seguir mis historias y muchas gracias por leer cada una de las locuras de esta autora.
Hasta pronto
Daulaci Serv