Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 20 ( Chapter 20 )
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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 20
Sakura dejó a un lado la pluma con que escribía y levantó la vista para mirar a su amiga. Era medio día y se habían encontrado en la biblioteca para estudiar juntas como en los viejos tiempos.
Concentrada en su propia tarea Tomoyo no se daba cuenta de la mirada de preocupación de su amiga, pero si alcanzó a escuchar un sentido suspiro.
-¿Qué pasa? -preguntó levantando la vista.
-¿Qué? -exclamó Sakura sonrojada-. No, no, nada.
-¿Estás segura? -insistió susurrando.
-Es que, estaba pensando en lo que me has dicho y...
-¿Respecto a qué?
-A Nagano.
-¿Qué pasa con él?
-Pues que tal vez deberías hacer caso a Eriol -dijo Sakura con cuidado.
-¡Tú también! -exclamó Tomoyo con fuerza.
-SSHHH -las cayó una de las encargadas y con mala cara señaló el letrero de “SILENCIO” más próximo.
-Perdón -se disculpó Tomoyo y volvió a mirar a su amiga-. ¿Tú también vas a desconfiar de Etsuya?
-Tomoyo, yo se que estás enojada con Eriol, pero él no te mentiría respecto a algo así. Incluso Shaoran opina que no es una amistad que te convenga -y antes de que su amiga replicara continuó-: Anessa-sama se preocupa y yo también.
-Sakura, te aseguro que no hay nada malo en Etsuya, hasta ahora no me ha dado motivos para pensar mal de él.
-Pero… aún así -insistió Sakura-. ¿No crees que puede ser peligroso estar a solas con alguien a quien a penas conoces?
-Eso puedes decírselo a mi madre también -espetó molesta, pero en seguida cambió-. Lo siento Sakura -se disculpó al ver a su amiga realmente preocupada-. Es solo que todo a mi alrededor parece estar de cabeza y no sé que hacer para arreglarlo, solo cuando estoy contigo o con Etsuya me siento tranquila y un poquito feliz, por favor no me pidas que me aleje de él.
-Pero Tomoyo…
-Mira, te propongo algo, ¿por qué no me acompañas esta tarde al estudio de Etsuya?
-¿De verdad? -dijo Sakura aliviada pues era justamente algo que quería pedirle. Anessa-sama había sugerido que se diera una vuelta por el lugar para que se cerciorara de que no había nada extraño.
-¡Claro! Me encantaría que me acompañaras.
-¿Y tú amigo no se molestará?
-No creo, es más tal vez hasta sugiera que modeles para él.
-¡Yo! -susurró llevándose una mano a la mejilla acalorada-. No creo, no podría. Te imaginas lo que diría Touya, tu amigo tiene fama de hacer obras escandalosas.
-Lo sé -admitió Tomoyo.
-¿La escultura para la que estás posando es…?
-No hay nada escandaloso en ella -aseguró con firmeza.
-Bueno, entonces te acompañaré.
-¡Perfecto!
-Antes de que lo olvide, Anessa-sama quiere que vayas a verla.- Hace mucho que evitas la Casa de las Rosas.
-Yo también quiero verla pero…
-Eriol no estará en los próximos días, saldrá fuera. Un viaje relámpago a una de las fabricas en Osaka.
-¿Estás segura?
-Anessa-sama me lo dijo, puedes ir mañana a verla.
-Lo haré -dijo resuelta con una sonrisa que se desvaneció al instante.
-¿Qué pasa? -preguntó Sakura y notó la mirada de su amiga fija a sus espaldas. Cuando volteó a ver lo que Tomoyo miraba se encontró con Eriol parado a unos metros de ellas.
-No puede ser -murmuró Tomoyo enfadada mientras guardaba sus cosas-. Ya no puedo estar tranquila en ninguna parte.
-Tomoyo -dijo Sakura colocando sus manos sobre las de ella para detenerla-. Alguna vez tendrás que hablar con él.
Tomoyo miró a su amiga y después a Eriol que ya se acercaba a ellas, su corazón se aceleró al instante.
-Dime que no arreglaste esto.
-Habla con él -le pidió Sakura sin negar la acusación-. Solo un momento, escúchalo.
-Hola -saludó Eriol tímidamente al llegar junto a su mesa.
Tomoyo lanzó una mirada herida a su amiga y resopló poniéndose de pie para dirigirse a las estanterías.
Sakura y Eriol la miraron alejarse hacia el fondo de la biblioteca.
-Anda, ¿que estás esperando? -dijo Sakura a Eriol dándole un empujoncito.
Cuando Eriol por fin la encontró Tomoyo caminaba por la sección de arte fingiendo buscar un libro.
-Tomoyo -la llamó notando que se tensaba, ella siguió caminando y dio la vuelta hacia otro pasillo-. Tomoyo por favor -insistió él al alcanzarla.
-Di lo que tengas que decir y rápido -replicó ella tomando un libro y pasó las hojas con descuido.
-Te aseguro que no tenía planeado ver a Kaho en Londres -explicó Eriol armándose de paciencia-. Nos encontramos por casualidad.
-Si, por supuesto -dijo haciendo un gesto de incredulidad y dejó el libro que hojeaba para cambiarlo por otro-. Para alguien que no cree en las casualidades eso lo explica perfectamente.
-Tomoyo debes creerme: ni siquiera sabía que Kaho estaba en Londres, rara vez sé donde puede estar.
Tomoyo agitó la cabeza negándose a creer lo que oía y eso exasperó a Eriol al punto de que le quitó el libro de las manos y lo dejó a un lado para tomarla por los brazos.
-Nos encontramos afuera del restaurante, yo iba con unos amigos, no se con quien iba ella. Entonces nos tomaron la foto - Tomoyo se negaba a mirarlo manteniendo la cabeza baja-. Lo que ella dijo es mentira. Nunca le hablé de matrimonio. Nunca. Nuestra relación no era seria.
Entonces con calma tomó la cabeza de Tomoyo entre sus manos y la obligó a mirarlo.
-Lo que tuve con Kaho no era importante y ella lo sabía. Nunca fue especial, no como tú, nadie ha sido como tú, ¿me crees?
-No sé -gimió ella tratando de apartarse.
-Mírame -pidió él sin soltarla-. ¿Me crees?
-Eriol… -musitó mirándolo a los ojos por primera vez.
-Jamás podría aprovecharme de lo que sientes. Como podría cuando yo me siento igual.
-¿Cómo podrías saber…?
-Lo sé, porque cuando estoy contigo me siento feliz, cuando te miro a los ojos el resto del mundo desaparece y cuando te toco…
Tomoyo se mordió el labio reprimiendo las ganas de llorar. Cuanto quería creerle. Sobre todo ahora que lo escuchaba decir cosas que jamás espero escuchar. Sobre todo ahora que sentía sus pulgares acariciando su rostro. Y cuando Eriol bajo la vista a sus labios entreabrió los mismos conteniendo el aliento pues sabía muy bien lo que venía. Porque ella también lo quería. Sus labios apenas se rozaron cuando Tomoyo dejó escapar un sollozo.
-Jamás me aprovecharía de tus sentimientos, lo sabes, ¿verdad? -murmuró contra sus labios.
-Lo sé.
Entonces recibió un suave beso en los labios, y otro. Se entrego a él con la respiración entrecortada. La boca de Eriol era apasionada y tierna, y le invadía la suya con una suave presión.
Cuando Eriol notó que ella se balanceaba y que podía perder el equilibrio, le tomó una mano y se la puso con cuidado en la nuca. Tomoyo levantó también la otra y se aferró a él sin dejar de corresponder a sus dulces besos. Eriol respiraba deprisa y su tórax le rozaba el pecho al moverse. De repente sus besos se volvieron más intensos, e imprimió a la pasión una urgencia que la llevó a restregarse contra él.
Eriol gimió, y apartó los labios.
-No... -susurró. -Espera, cariño.
Tomoyo no entendía porque se había detenido hasta que escuchó el sonido de unas voces acercándose, le aferró la chaqueta y ocultó la cara contra su pecho. Él le sostuvo la parte posterior de la cabeza con la mano, ambos cuerpos temblorosos.
-Tengo que salir unos días de la ciudad -dijo Eriol con voz entrecortada-. Pero cuando vuelva te buscaré y hablaremos con calma, ¿está bien?
Tomoyo asintió con torpeza pues no se creía capaz de decir palabra.
-Hasta pronto -se despidió y le dio un beso rápido.
-Señorita Kinomoto -siseó una voz-. No había nadie arrancando hojas a los libros en aquel pasillo.
-Pero estoy segura que así era señora Arishima, vamos a dar otro vistazo.
-No creo que sea necesario -dijo la mujer. Al dar la vuelta al pasillo se encontró a Tomoyo-. Espero que usted no este destrozando libros.
-¿Qué? -dijo la chica aturdida.
-No, claro que no -dijo Sakura acercándose a su amiga-. Tomoyo jamás se atrevería, además nosotras ya nos vamos, ¿verdad?
-Si, nos vamos -asintió Tomoyo y se dejó llevar por Sakura.
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-Ha sido una suerte que hoy no tuvieras clases -decía Shaoran con alegría.
-Si, claro una suerte -murmuró Sakura arrancando el auto.
Esa mañana muy temprano Shaoran la había llamado a su casa para pedirle que lo llevara a su oficina pues tenía una reunión importante a la que no podía faltar.
La tarde anterior Sakura había cometido el error de decir que era muy probable que tuviese el día libre así que no había podido excusarse para acompañarlo. Sin otra alternativa se arregló lo mejor que pudo y paso a recoger a Shaoran. No hubo necesitada de lleva la silla de ruedas pues ella había llamado a su secretaria para que lo esperaran con otra en el estacionamiento.
Lo único que le preocupaba era estar encerrada a solas con él en un espacio tan pequeño, esperando a que aquel chispazo eléctrico que se producía entre ellos hiciera su aparición en cualquier momento.
Suspiró preocupada y se concentró en el camino al mismo tiempo que recordaba la visita que hizo al estudio de Etsuya Nagano.
- Flash Back -
-Tomoyo -saludó Etsuya en cuanto abrió la puerta-. No sabíaque vendrías hoy.
-Tú me dijiste que viniera -respondió la joven-. ¿No recuerdas?
-Oh si, claro que si -dijo golpeándose la frente y reparó por primera vez en la otra joven-. ¿Y quien es la preciosidad que te acompaña?
-Es mi mejor amiga, Sakura Kinomoto. Sakura este es Etsuya Nagano.
-Hola -dijo Sakura.
-La famosa Sakura -rió Etsuya-. Tomoyo habla mucho sobre ti.
-Etsuya, ¿no vas a invitarnos a pasar? -preguntó Tomoyo resaltando el hecho de que aún estaban afuera.
-Por supuesto, que tonto soy. Pero ¿sabes? Hoy esta un poco desordenado.
Sakura entró mirando con asombro el desorden en el interior. Si, había varias figuras de cera y otras más grandes de barro, unos cuantos sillones pero también botes de cerveza en el suelo, basura…
-Perdonen chicas, ayer por la noche tuve una pequeña reunión.
-¿Pequeña? -murmuró Sakura.
-Unos amigos llegaron sin aviso y pues ya saben como es esto, una cosa llevó a la otra y…
-Terminaron haciendo una fiesta -concluyó Tomoyo.
-Pues si.
-Fue una fiesta un tanto alocada ¿no? -dijo Sakura mientras miraba una tanga femenina colgando de la cabeza de una de las figuras de barro.
-No que va -negó Nagano guardando la prenda en sus bolsillos-. No se como llegó eso aquí.
-Yo si -dijo un hombre que salía del cuarto de baño al tiempo que se subía el cierre de los pantalones.
-No creo que a ellas les interese Ochida.
-¿Y porque no? -preguntó acercándose a ellas.
Sakura arrugó el ceño al ver al otro hombre. Un par de años mayor que Nagano con todo el aspecto de un motociclista, con el cabello alborotado, no parecía que se hubiese lavado en días mucho menos rasurado. Tenía la nariz roja y aspiraba continuamente como si estuviera resfriado.
-¿Está es la chica que posa para ti desnuda? -preguntó señalando a Sakura mientras la recorría con la mirada de arriba abajo.
-No poso para él -replicó Sakura ofendida.
-Y yo no posó desnuda -objetó Tomoyo molesta.
-No, claro que no -aseguró Nagano, pasando el brazo por los hombros de Tomoyo y miró a Ochidafijamente-. NADIE posa desnuda para mí.
-Que lastima -dijo Ochidatocando la mejilla de Sakura con un dedo, ella lo apartó de un manotazo-. ¡Es una fierecilla!
-Basta Ochida-lo regañóNagano-. Tomoyo creo que es mejor que cancelemos la sesión de hoy ¿te parece?
-Me parece muy bien -aceptó Tomoyo y empezó a caminar a la salida llevándose a Sakura con ella.
-Lo siento de verdad -se disculpaba Nagano mientras las acompañaba a la puerta-. Te llamaré.
-No te preocupes, prefiero no posar con tu amigoaquí.
Nagano sonrió a modo de disculpa.
-Lo siento de verdad.
Cuando por fin estuvieron fuera Sakura suspiró con alivio.
-Que tipo -se quejó la joven-. El ambiente estaba muy cargado ahí.
-Perdona Sakura, nunca lo había visto así, lamento que no te hayas llevado una buena impresión.
-Espero que no todos sus amigos sean así.
-Yo también.
-Fin Flash Back -
-¿Estas preocupada por algo Sakura? -preguntó Shaoran sacándola de sus pensamientos.
-Algo así -respondió ella.
-¿Es por que vamos a la oficina? Porque no hay nada que deba preocuparte, no creo tardar demasiado.
-No, no es eso.
-¿Entonces?
-Es solo que estaba pensando… Es que ayer acompañe a Tomoyo al estudio de Nagano.
Shaoran contuvo el aliento tensándose de inmediato, apretó los puños y contó hasta 10 antes de preguntar.
-¿Qué has dicho?
-Acompañé a Tomoyo al estudio de Nagano -respondió Sakura concentrada en el camino pues debía dar una vuelta en una calle especialmente congestionada.
-Oríllate -ordenó Shaoran.
-¿Qué? -preguntó sin mirarlo y haciendo una maniobra con el volante.
-Que te orilles.
-¿Dónde?
-En cualquier parte.
Confundida Sakura estacionó el auto en el primer sitio que encontró.
-¿Qué te pasa? ¿Te molesta la rodilla?
-¿A qué fuiste al estudio de Nagano?
-Ya te lo dije a acompañar a Tomoyo, pero no entiendo…
-¿Y por qué la acompañaste? -la interrumpió-. ¿Ella te lo pidió?
-No, yo le pregunté si podía acompañarla.
-¿Por qué? -quiso gritar pero se contuvo.
-Porque quería conocer al tal Nagano y ver como es su estudio y de paso ver como se comporta con Tomoyo.
-¿Y?
-No me gustó Nagano, es un tipo extraño -respondió con una mueca.
-Mugen también es extraño y no parece molestarte.
-Es diferente, Mugen es extraño pero agradable, en cambio Nagano, no sé, hay algo en él que no me gustó, tampoco me gustó su amigo.
-¿Amigo? ¿Cuál amigo? -tratando de tener toda la paciencia del mundo.
-Un tal Ochida, estaba ahí con él, el estudio estaba desordenado. Según Nagano por una reunión que había tenido, pero incluso había ropa interior femenina colgando de las figuras -se sonrojó un poco-. Parecía como si hubieran estado bebiendo y su amigo parecía enfermo.
-¿Por qué? ¿Qué aspecto tenía?
-No sé, parecía resfriado, con los ojos rojos y parecía que la nariz le picaba.
-¿De verdad? -murmuró Shaoran imaginando el motivo real por el que parecía enfermo.
-Un tipo muy desagradable. Antihigiénico -continuó Sakura-. Y… dijo algo que me preocupó.
-¿Qué cosa?
-Creyó que yo era la que modelaba para Nagano y me preguntó si posaba desnuda -Sakura se estremeció y comentó para si-. Me miraba raro.
Shaoran apenas fue capaz de contener su furia, pensando a lo que estuvo expuesta Sakura. Y le hirvió la sangre imaginándoselas solas con Nagano y su amigo.
-¿Por qué crees que pensaba que modelaba desnuda? -preguntó ajena la molestia de Shaoran-. Tomoyo se enojo muchísimo pues ella no posa desnuda.
-Sakura, no volverás a ir al estudio de Nagano.
-¿Qué? -parpadeó sorprendida-. ¿Por qué?
-Porque no y punto, no es el lugar para una señorita.
-Tomoyo va casi a diario y no veo el problema.
-Pero lo presientes ¿no?
Sakura se sorprendió ante esto pues era cierto. En el estudio de Nagano no se sintió segura y estaba preocupada por Tomoyo, aún no sabía bien que decirle a Anessa-sama sobe su visita pues sabía que podría preocuparla. Aún así no le gustaba el tono de Shaoran y se cruzó de brazos fijando su mirada al frente.
-Es cierto -admitió-. No me gustó el lugar.
-Entonces, ¿entiendes porque no quiero que vayas?
-No, no entiendo porque no quieres que vaya -replicó sin mirarlo.
-Sakura -dijo tomándola por los hombros para que lo mirara, el movimiento fue tan brusco que Shaoran hizo una mueca de dolor, pero no se detuvo-. No quiero que vuelvas a ese lugar porque es peligroso.
-Pero Tomoyo…
-Ya encontraremos el modo de alejarla de Nagano.
-No voy a dejar sola a Tomoyo.
-No te estoy pidiendo eso -exclamó molesto y la acercó tanto a él que Sakura colocó sus manos contra su pecho intentando alejarlo-. No vas a regresar ahí y punto.
-Si Tomoyo me lo pide…
-Le diré a tu hermano -amenazó él.
-¡No puedes estar hablando en serio!
-Si insistes en esto o haré -aseguró ceñudo-. Si yo no te detengo tal vez él lo haga.
-No dejaré que ninguno de los dos me diga que debo hacer.
-Prométemelo, no regresarás a ese lugar -insistió Shaoran con fiereza.
-¡No!
Frustrado y desesperado Shaoran colocó una mano detrás de su nuca para acercarla a él y la besó. Fue un beso duro y apasionado. Sakura lo golpeó en el pecho y gimió contra sus labios cosa que él aprovecho para hacer el beso más profundo.
-Prométemelo -dijo él contra sus labios dejando que sus respiraciones agitadas se mezclaran.
-No -respondió ella aturdida pero firme.
Y volvió a besarla, esta vez con más delicadeza aunque sus manos seguían sujetándola con firmeza. Con una mano aun en su nuca deslizó la otra por su cintura y a pesar del dolor en su rodilla logró inclinarla hacía él para después sentarla sobre sus muslos.
-Tu rodilla -exclamó Sakura escapando unos segundos de sus labios.
-Prométemelo -insistió él.
-No -dijo ella con voz sofocada.
-Prométemelo -repitió esparciendo pequeños besos en sus labios, nariz y mejillas. Sakura solo pudo agitar la cabeza de forma negativa hasta que suspiro extasiada. Shaoran volvió a besarla buscando el contacto de sus lenguas, esta vez Sakura le devolvió el beso y se abrazó a él.
-Prométemelo.
-Lo prometo -asintió Sakura con la mirada nublada.
-No regresarás al estudio de Nagano.
-No -dijo ella pasándose la lengua por los labios inflamados.
Shaoran siguió el movimiento de su lengua y trato de besarla de nuevo cuando un golpeteo en la ventana atrajo la atención de ambos. Un policía los observaba desde fuera ceñudo.
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Tomoyo Daidouji fue recibida en la Casa de las Rosas con una reprimenda por parte de la señora Seri quien después de desahogar su preocupación la abrazó diciéndole lo mucho que la había extrañado y que la pasaría muy mal si volvía a ausentarse de la casa por tanto tiempo.
-Está bien señora Seri -dijo Tomoyo-. No volverá a pasar.
-Perfecto -asintió satisfecha-. Mi señora estará muy contenta de verte. Tu visita no ha podido ser en mejor momento -comentó mientras la acompañaba a la terraza del jardín trasero.
-¿Qué quiere decir?
-Hoy la noto un poco decaída.
-¿Por el viaje de Eriol?
-Tal vez en parte -dijo deteniéndose-. Por favor trata de animarla.
-Lo haré -prometió Tomoyo y siguió caminando sola.
Cuando por fin llegó a la terraza se encontró a Anessa-sama recostada sobe el sillón. Dormitaba con un libro en el regazo mismo que estaba cubierto por una manta.
Dio unos pasos más tratando de no hacer ruido pero fue en balde pues Canela ya había levantado la cabeza al notar su presencia y empezó a ladrar de alegría despertando a la anciana.
-Canela preciosa -exclamó Tomoyo-. Estás enorme -la perrita saltaba sobre ella para darle lametazos-. Calma, calma.
-No puedes culparla -dijo Anessa-sama con una sonrisa cansada-. Te ha extrañado mucho. Como todos en esta casa.
-Lo sé, lo siento Anessa-sama -se disculpó y cuando por fin Canela se lo permitió se acercó a la anciana para abrazarla y recibir un beso en la mejilla.
No vuelvas a ausentarte tanto tiempo -dijo Anessa-sama a modo de regaño mientras señalaba la silla a su lado.
-No lo volverá a hacer -aseguró la señora Seri mientras se acercaba con la bandeja de té-. Ya he hablado con ella, ¿no es así señorita?
-Si, así es -asintió Tomoyo sonriendo-. No volverá a suceder.
-Muy bien -dijo Seri dejando la bandeja con el té en la mesita-. ¿Puedes ocuparte de servirlo Tomoyo?
-Si.
-Bien -y se volvió a Anessa-sama-. Ahora que está tan bien acompañada aprovecharé para atender algunos pendientes.
-Adelante Seri, ya te dije que no debes vigilarme como si fuera una niña, si aquí estoy perfectamente -y aspiró el aire fresco de la tarde.
-Como sea, avísenme si necesitan cualquier cosa, me estaré dando mis vueltas.
-No se preocupe señora Seri, yo la cuidaré bien -Seri asintió conforme y volvió a entrar en la casas.
-¿Sirvo el té?
-En unos minutos. Ahora explícame niña, ¿qué has estado haciendo?
-¿Sobre que? -preguntó evasiva pues temía que quisiera hablar sobre Nagano y no se equivoco.
-Decidiste posar para el joven Nagano.
-Si.
-Y Eriol te ha advertido la clase de persona que es -Tomoyo suspiró antes de contestar.
-Si.
-¿Y no le crees?
-No es eso.
-¿Entonces?
-Etsuya Nagano me hace sentir bien -confesó Tomoyo inclinando a cabeza.
-¿A qué te refieres?
-Me hace sentir especial.
-¿Y no te sentías especial antes? -Tomoyo negó con la cabeza-. ¿NI siquiera mi nieto te ha hecho sentir así?
-Si, pero…
-Espera -pidió Anessa-sama-. Hablaremos sobre eso, pero antes permíteme decirte que me siento un poco mal por no haber recordado quien era el joven Nagano ni su reputación.
-Anessa-sama no debes sentirte culpable por nada…
-Debí advertirte sobre ese joven antes de que llegáramos a esto.
-Etsuya se ha portado muy bien conmigo.
-¿Estás segura? -preguntó con una mirada inquisitiva.
-Muy segura. Con él me siento muy a gusto, me trata con respeto y me hace sentir… hermosa.
-Tomoyo -susurró Anessa-sama conmovida-. Eres una joven muy hermosa -aseguró tocando una de sus mejillas-. Sobre todo en tu interior. No deberías necesitar de los halagos de un joven para saberlo.
Tomoyo no se atrevió a decir nada pues sabía que lo que escuchaba era verdad.
-Si insistes en seguir frecuentando a ese joven te pido que tengas cuidado y no te confíes demasiado -Tomoyo iba a objetar pero Anessa-sama no se lo permitió-. Después de todo apenas lo conoces y no debes tomar a la ligera las advertencias de los que te queremos. Ahora bien, prométeme que tendrás cuidado.
-Tendré cuidado Anessa-sama, lo prometo.
-Bien -suspiró Anessa-sama cansada y se recostó contra el sillón-. Ahora vas a explicarme porque es que con mi nieto no te sientes apreciada.
-Con Eriol… él me hace sentir feliz pero…
-También te hace sentir triste.
-Es que él y Kaho…
-Estás celosa.
-¡No! -Y bajo la cabeza avergonzada-. Tal vez. Ella es muy hermosa y tan sofisticada que yo…
-Tú no tienes nada que ella no tenga en cambio no podría decir lo mismo de ella.
-Lo dices porque me quieres.
-Lo digo porque es la verdad. Además esa joven no ama a mi nieto.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo vi en sus ojos cuando la conocí.
-¿La conoces? ¿Eriol te la presentó? -preguntó sintiendo la punzada de los celos en su corazón.
-Coincidimos en un evento benéfico hace tiempo, tenía poco de estar saliendo con Eriol.
-Pero eso pudo haber cambiado.
-Estoy segura que no, lo de ellos era pura atracción -y se inclinó hacia la joven-. El sexo no lo es todo cariño.
-¡Anessa-sama! -exclamó sonrojada.
-Soy vieja pero no tonta -dijo con una mirada astuta-. Y tampoco estoy ciega. Además aunque está mal que yo lo diga mi nieto es muy atractivo y las mujeres lo persiguen como moscas a la miel -Tomoyo sonrió divertida-. Siempre habrá mujeres como Kaho Mitzuqui alrededor, pero estoy segura que mi Eriol solo tendrá ojos para ti.
-Anessa-sama -suspira la chica esperanzada y sonrojándose ante sus halagos y consejos.
-Es la verdad -exclamó emocionada pero repentinamente su semblante cambio.
-Anessa-sama, ¿Te sientes mal? -preguntó Tomoyo poniéndose de pie.
-No lo sé -respondió un poco agitada.
Tomoyo preocupada vio que su semblante palidecía incluso Canela que había estado echada irguió la cabeza alerta.
-Busca a Seri -pidió Anessa-sama-. Mis pastillas.
-Iré enseguida.
Tomoyo entró corriendo y buscó alrededor mientras se dirigía a la cocina, al entrar preguntó a las personas dentro una de ellas le respondió que la señora Seri estaba arriba en la habitación de la señora.
Tomoyo casi sintió que volaba mientras subía las escaleras y entró en la habitación agitada.
-¿Señora Seri? -la llamó alarmada al no verla.
-¿Qué pasa? -preguntó la mujer saliendo del vestidor.
-Anessa-sama no se encuentra bien, quiere que le lleve sus pastillas.
-Por todos los cielos -exclamó Seri soltando la ropa que llevaba en las manos y corrió a la mesita de noche para tomar el frasco con la medicina.
Al poco tiempo las dos bajaban las escaleras y mientras corrían al jardín su angustia aumento al escuchar el ladrido insistente de Canela.
Cuando salieron a la terraza encontraron a la anciana en el suelo y a Canela esperando fielmente a su lado sin dejar de ladrar.
-¡Anessa-sama!
-¡Señora!
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Shaoran ya no sabía que más podía decir o hacer para disculparse aunque agradecía que solo faltaran un par de cuadras mas para llegar a su oficina pues el ambiente en el auto era pesadísimo. No solo estaba el hecho de haberla besado (cosa de la que no se arrepentía), cuando había prometido no hacerlo, sino que lo había hecho para obligarla a hacerle una promesa y lo peor del asunto era que los había atrapado un policía, quien casi se los lleva a la comisaría por faltas a la moral a plena luz del día.
Desde el momento en que el policía había hecho notar su presencia Sakura se había puesto colorada como la grana y ese color no había disminuido aún. Al momento se había tapado la cara con ambas manos y había murmurado algo así como: “mi hermano me va a matar”. Por supuesto eso había hecho que Shaoran actuara de inmediato.
- Flash Back -
-Lo sentimos mucho oficial… -había empezado Shaoran.
-Baje del auto señor -ordenó el uniformado.
-Lo haría con mucho gusto pero tengo lastimada una rodilla y me es muy difícil moverme.
-Es cierto oficial -dijo Sakura-. Pero bajaré yo…
-No, tu quédate donde estás -le ordenó Shaoran y después se dirigió de nuevo al policía-. Si es absolutamente necesario con gusto bajaré del auto.
-Estábien pueden quedarse en el auto -dijo el hombre después de evaluarlo largamente-. Ahora bien quieren explicar que es lo que pretendían a plena luz del día.
-Lamentamos mucho lo sucedido oficial -se disculpó Shaoran-. Es solo que le acabo de pedir matrimonio a mi novia y… una cosa llevo a la otra y... -Shaoran escuchó el ligero gemido que venía de su lado y prefirió no mirar a Sakura.
-Así que es por eso -murmuró el policía inclinándose un poco más sobre la ventanilla de Shaoran para mirar a Sakura que más avergonzada todavía se cubría la cara-. ¿Y supongo que la señorita dijo que si?
-Así es -respondió Shaoran tomando una de las manos de Sakura.
-Muy bien, por esta vez lo pasaré por alto, dado que es una ocasión especial y que ambos -y mirósobre todo a la joven-, parecen muy apenados. Pero que no se vuelva a repetir.
-No señor -Sakura solo pudo agitar la cabeza-. Lo prometemos.
-Bien pues, pueden irse, ¡ah! Y felicidades.
-Gracias oficial. Vamos cariño podemos marcharnos.
Sakura apenas y pudo arrancar el auto y despacio se alejaron del lugar.
-Sakura de verdad siento mucho…
-¡No me hables! -rugió la joven aún sonrojada-. Tútienes la culpa de todo, ¡me besaste! Prometiste no hacerlo. ¡Y le mentiste al policía! ¡No soy tu prometida!
-Pero...
-¡Cállate!
-Bien -murmuró encogiéndose en su asientopero con una ligera sonrisa.
- Fin Flash Back -
Así que ahora quería darse de golpes en la cabeza pues parecía que había perdido todo el terreno ganado con Sakura. Suspiró al ver que por fin llegaban al edificio y con cierto miedo le señaló la entrada al estacionamiento. Cuando el guardia del estacionamiento se inclinó para ver quien venía en el carro y al notar que señor Li venía en ese pequeño auto de inmediato los dejó pasar. En seguida Shaoran le dio instrucciones para que encontrara el sitio que tenía reservado, no fue difícil encontrarlo pues otro guardia de seguridad con un par de muletas en las manos los esperaba.
-Pero si pedí una silla de ruedas -exclamó Sakura olvidando un momento su enojo mientras estacionaba el auto.
-Cambié de opinión -explicó Shaoran-. Así que llamé un poco antes de que saliéramos y cambié la orden.
-Como sea -bufó Sakura irritada-. Es tu rodilla -salió del auto y esperó hasta que después de muchos esfuerzo él lograra hacer lo mismo y tomara las muletas-. Bueno, si me dices a que hora pasar por ti…
-Mientras esté aquí también necesitaré que me ayudes -replicó Shaoran.
-Hay cientos de personas en este edificio que podrían echarte la mano.
-Ninguna de ellas entiende mi situación del mismo modo que tú, querida Sakura. Sakura gruñe por el adjetivo y él lo pasa desapercibido añadiendo.- Y por supuesto, no puedo confiar en que ninguna de ellas mantenga en secreto lo que oiga.
-¿Quieres que esté a tu lado durante la reunión?
-Tal vez no exactamente a mi lado, pero sí en la misma habitación.
-Lista para ponerme firme -se mofó ella-. ¿Qué estás intentando conseguir? ¿Impresionar a esa persona tan importante? Además, ¿qué le hace ser tan importante?
-El señor Tessari es una de los grandes inversionistas de este país y estoy interesado en hacer negocios con él -explicó Shaoran mientras entraban en el elevador.
-Tessari -murmuró Sakura-. Me suena el nombre. ¿Por qué tienes que ser precisamente tú quien lleve las negociaciones? Tenía entendido que tienes gente de confianza trabajando para ti.
Shaoran sonrió pues notó que la curiosidad de Sakura la había hecho olvidar su enojo y eso le agradaba, además ya antes se había percatado de lo fácil que era hablar con ella de estos temas.
-Este tipo de negocios solo se los confiaría a una persona.
-¿Quién?
-Yue Tsukishiro.
-Ah comprendo.
-Gracias a él fue que hice grandes avances con el señor Tessari, de no ser por su intervención aún estaría tratando de atraer su atención.
-¿En serio? Pensé que tú eras muy importante para eso.
-Te lo agradezco, pero aún hay personas en este país que tienen problemas con invertir con un extranjero como yo.
-Mmm se me olvida que no eres de aquí.
Cuando salieron del ascensor y como Shaoran andaba muy despacio, Sakura tuvo tiempo para estudiarlo todo. La gente les abría el paso con respeto, el lugar estaba brillantemente decorado. Cuando llegaron a su oficina su secretaria ya los estaba esperando y los dejó pasar a la oficina.
-¿Llegó el señor Tessari?
-Aún no señor Li, pero no debe tardar en llegar.
-Bien, ¿esta todo listo?
-Tal como lo ordenó señor, todo esta preparado en la sala de juntas.
-Gracias Minamoto, que te avisen en cuanto el señor Tessari entre al edificio.
-Si señor -y la secretaria salió cerrando la puerta tras de si.
-Tienes todo bajo control -dijo Sakura con cierta admiración.
-Es necesario cuando se tienen tantas responsabilidades.
-Ya veo. Estudias en la universidad, llevas el negocio de la familia y tus propias inversiones. ¿Acaso te queda tiempo para descansar?
-No mucho en realidad, si quieres saber la verdad mi convalecencia se podría tomar como unas pequeñas vacaciones desde hace mucho tiempo debí de haber tomado.
-¿En serio? -Shaoran asintió y siguió observando a Sakura desde la gran silla detrás de su escritorio-. Pero… ¿nunca te diviertes? Es decir, ¿no sales con amigos? ¿Una novia? Aunque, no tienes novia ¿o si?
-¿Te molestaría si así fuera?
-No -respondió molesta.
-¿Estas segura? -y sin dejar que contestara añadió-. Sabes que no tengo novia.
-Es cierto -recordó ella-. Tomoyo es tu prometida.
-Solo temporal y eso también lo sabes. Pero ¿por qué tanto interés en saber si tengo novia?
-Curiosidad.
-¿O es acaso que te interesa el puesto?
-¡Claro que no!
-Eso no fue lo que me pareció en el auto, ¿qué hubieras hecho si te hubiera pedido que te casaras conmigo?
Otra vez sonrojada Sakura iba a replicar pero no pudo hacerlo pues la interrumpió Minamoto (hablando por el conmutador) para informarle a Shaoran que el señor Tessari había entrado al edificio.
-Muy bien Minamoto en cuanto llegue hazlo pasar a la sala de juntas -y con dificultad se puso de pie-. Acompáñame Sakura, después podremos seguir con esta conversación.
-Lo dudo mucho -murmuró molesta y siguió a Shaoran.
Al poco tiempo Sakura era presentada al señor Tessari un prominente hombre de negocios quien iba acompañado por su asistente. Sakura y Mishima se saludaron sin tantos formalismos pues se podría decir que ambos estaban ahí en iguales circunstancias. La junta transcurrió sin problemas. Sakura pudo presenciar como se hacían negocios en las altas esferas y admiró la forma en que Shaoran llevaba la situación, no pudo más que sentir un poco de orgullo al estar al lado de uno de los jóvenes más prometedores del mundo de los negocios como el mismo Tessari lo nombró. El hombre estaba confiado en que podrían establecer una buena alianza.
-Muy bien señor Li -dijo Tessari extendiendo su mano para estrechar la del joven-. Será un placer hacer negocios con usted, en cuanto nuestros abogados se pongan de acuerdo cerraremos el trato. Y por supuesto a mi esposa le encantaría recibirlo un día de estos en casa, por supuesto cuando se encuentre mejor.
-Será un placer.
-¡Ah! Por cierto -dijo Tessari antes de darse la vuelta-. Me acompañó Vera, cuando supo lo de su accidente quiso venir a saludarlo, espero no le moleste.
-No en absoluto, es muy amable de parte de su hija -respondió Shaoran tragándose una mueca de disgusto.
-Esta allá afuera, le avisaré que puede entrar.
-Por supuesto.
Sakura observó boquiabierta el momento en que una joven de imponente figura entraba en el despacho y la reconoció de inmediato, ahora entendía porque el apellido Tessari le parecía familiar. Cuando la joven se percató de su presencia se paró en seco sorprendida de verla, pero al final decidió ignorarla y fijo su mirada en el joven.
-¡Shaoran! -exclamó de repente y con rapidez se acercó a él. Antes de poder detenerla le plantó un beso en la mejilla ante el asombro tanto de Sakura como de Shaoran-. Tienes un aspecto tan…
-¿Pálido? -Preguntó Shaoran-. ¿Débil?
-Claro que no -replicó la joven sonrojada-. Iba decir que estas terriblemente apuesto con esas muletas. Te he traído algo, un juego. Se qué te gustara y puedo enseñarte…
-Es muy amable de tu parte, Vera. Dáselo a Sakura, ¿quieres? Como verás yo no puedo llevar nada.
-Yo puedo llevarlo -dijo Vera ignorando a Sakura.
-Lo siento -dijo la joven acercándose a recoger la caja-. Si ha terminado el señor Li tiene que regresar a casa a descansar.
Vera no soltó el paquete ni se dignó a mirar a Sakura.
-¿A casa? Pero no has estado en tu casa, yo misma fui a preguntar en cuanto me enteré de tu accidente. Bueno no importa donde estés, yo te lo llevaré si me dices donde -insistió la joven-. ¿Te parece bien esta noche? Puedo llevar algo para cenar.
-Vera, tu padre debe estar esperando -dijo Shaoran cortés.
-Oh no, le dije que no esperará por mí, sabía que podía demorarme un poco, no tienes que preocuparte por él.
-“Pero me preocupo” -pensó Shaoran contando hasta 10, no era el mejor momento para desairar a la hija de un futuro socio.
-Entonces, ¿nos vemos esta noche?
-Eso tendrás que preguntárselo a Sakura -dijo él-. Dado que ella es quién cuida de mi, yo no podía invitar a nadie sin preguntárselo antes.
-¿Ella? -Preguntó Vera con los ojos abiertos como platos-. ¿Te estás quedando con ella?
Sakura miraba a Shaoran con los ojos entrecerrados al mismo tiempo que este le lanzaba una mirada de súplica para que lo ayudara. La joven suspiró irritada y Shaoran movió un poco las muletas y pudo, en parte, agarrar a Sakura con el brazo y acercársela a él.
-Algo así -afirmó Shaoran, besando a Sakura dulcemente en la cien.
El primer impulso de Sakura fue apartarse, pero se contuvo a tiempo. Entonces se volvió un poco hacía Shaoran y le acarició la cara, limpiándose la a la vez de los restos del lápiz de labios de Vera.
-Esto no se puede consentir… -susurró ella.
-Siempre podrías limpiarlo con un beso -replicó él.
Aquellas palabras irritaron profundamente a Sakura. Sin embargo, al mirarlo parecía tener un brillo divertido en los ojos y Vera por otro lado parecía querer estrangularla.
-Y yo que creía que íbamos a mantener este asunto en privado -dijo Sakura sin poder contenerse y le plantó un ligero beso en los labios.
Antes de que hubiera acabado, se dio cuenta de que se había metido en un lío. Shaoran ni siquiera se había movido pero cada músculo de su cuerpo estaba en tensión. Cuando se apartó de él vio que Vera se había quedado pálida, para luego enrojecer de ira.
-Creía que tenías algún tipo de compromiso con Tomoyo Daidouji -soltó Vera apenas conteniéndose.
Esta vez la que se puso pálida fue Sakura y de inmediato quiso apartarse de Shaoran pero este se lo impidió apretando la mano que tenía en su cintura.
-Lo que tengo con Tomoyo no es algo formal y ella está al tanto de esta situación.
Sakura contuvo el aliento pues no le agradó el tono que usó Shaoran, aunque en cierto modo era cierto, la misma Tomoyo la había animado a aceptar ser la asistente de Li. Al recordar esto su tensión disminuyó un poco.
-Ahora te recuerdo -dijo Vera señalando a Sakura-. Eres amiga de Tomoyo, te vi con ella en el club.
-Tomoyo nos presentó, si -asintió Sakura con toda la tranquilidad que pudo.
-Entiendo -murmuró Vera y dijo algo sobre las cosas que podría compartir entre las amigas-. Muy bien pues creo que se me ha hecho tarde, me da gusto ver que no te encuentras tan mal, aunque no puedo decir lo mismo de la compañía.
-Vera -advirtió Shaoran.
-Que la pasen bien -espetó Vera, antes de salir como una furia de la sala de juntas.
-Si no hubiera entendido la indirecta -dijo Shaoran en voz baja.
-¿Indirecta? -exclamó Sakura apartándose de él tan rápido que casi lo hace caer-. No creo que decirle que vivimos juntos sea una indirecta.
-Eso hubiera sido suficiente no tenías que besarme -le recordó Shaoran.
-Pero si prácticamente me pediste que te besara -replicó Sakura sonrojada.
-¿Yo? En ningún momento dije algo así.
La discusión hubiera subido de tono si no hubiera sido porque Minamoto los interrumpiera.
-Señor Li tiene una llamada urgente de una tal señora Seri. Dice que es una emergencia.
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Tomoyo daba una y mil vueltas por la sala de urgencias del hospital. Su mente era un remolino de imágenes desde el momento en que encontraran a Anessa-sama en el suelo. Al llegar la ambulancia por ella solo la señora Seri había podido acompañarla. Tomoyo siguió a la ambulancia en su auto, sorprendida de que nadie la detuviera en el camino y más aún de que hubiera sido capaz de llegar sin ningún accidente. El señor Tarisume la había ido con ella, pero el pobre hombre parecía estar aun más conmocionado que ella.
Ya en la sala de urgencias se dieron cuenta de que no habían avisado a Eriol. Tomoyo trató por todos los medios de comunicarse con él a su móvil pero saltaba el buzón de voz. El señor Tarisume había dejado varios mensajes en la recepción del hotel donde se encontraba. Al final la señora Seri había pensado en llamar a Shaoran y pedirle que fuera el quien localizara a Eriol.
Aún paso mucho tiempo, casi una eternidad antes de que alguien saliera a darles informes.
-¿Son familiares de la señora Hiraguizawa? -preguntó el doctor ante ellos.
-Somos sus empleados -respondió la señora Seri y señaló a Tomoyo-. La señorita es una amiga de la familia.
-¿Pero no son familiares?
-No -respondió Tomoyo-. Su nieto esta fuera de la ciudad, estamos tratando de localizarlo. Se que no se acostumbra dar información alguien que no sea de la familia, pero por favor doctor díganos si ella esta bien.
-Esta estable, pero necesitamos operarla pronto. Necesito que un familiar me firme la autorización lo antes posible.
-Localizaremos a Eriol -dijo Seri y preguntó con mirada suplicante-. ¿Podemos verla?
El doctor los observó durante algunos segundos y exhaló indeciso.
-Ella está consciente, pregunta por Seri, ¿alguno de ustedes sabe quien es?
-Soy yo doctor, por favor permita que pase a verla.
-Está bien, pero solo unos minutos.
-Gracias, doctor -respondieron todos al mismo tiempo y el doctor acompañó a la señora Seri.
Tomoyo apretaba los puños contra su pecho sin saber que más hacer, sabía que Shaoran haría lo posible por localizar a Eriol, pero se sentía tan impotente. Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos pero al ver al señor Tarisume tan acongojado se dijo que tenía que ser fuerte, por él, por la señora Seri y por Eriol.
-Vamos señor Tarisume, busquemos una taza de té, creo que la necesitamos -el hombre apenas asintió y se dejó llevar por ella.
Al poco rato mientras esperaban sentados en una de las sillas de la sala, y sin apenas haber bebido del té. Regresó la señora Seri buscándolos, Tarisume y Tomoyo se pusieron de pie para llamar su atención.
-¿Cómo está ella Seri? -preguntó Tarisume tomando de las manos a su esposa.
-La veo muy mal -dijo Seri con lágrimas en los ojos.
Pasó algo de tiempo mientras Seri les relataba el estado de Anessa-sama. Todavía pasó una hora cuando el doctor volvió a preguntar si ya había aparecido el nieto de la señora a lo que ellos respondieron negativamente. Pasó más tiempo aún cuando por fin recibieron noticias de Shaoran. Habían localizado a Eriol y estarían esperando por el en el aeropuerto para llevarlo de inmediato al hospital.
Ya respirando un poco aliviados, la señora Seri creyó prudente volver a casa para ordenar algunos detalles, muestra de que le costaba permanecer inactiva pero entre el señor Tarisume y Tomoyo la convencieron para que esperaran a que Eriol llegara. Todavía pasaron un par de horas cuando una enfermera llegó buscando a Tomoyo para avisarle que Anessa-sama quería hablar con ella.
La enfermera le explicó que el médico había dado permiso para que Tomoyo también la viera pero solo unos minutos, después le dijo como podía llegar hasta la cama donde ella se encontraba.
Tomoyo contuvo el aliento al caminar por la sala de urgencia donde se atendía a algunas personas todas ellas con distintos padecimientos. Incluso tuvo que hacerse a un lado para permitir a varios doctores y enfermeras el paso mientras empujaban una camilla con un hombre muy herido. Cuando por fin llegó a la puerta de la pequeña habitación donde estaba Anessa-sama. Aspiró trémula para tratar de calmarse y esbozó una pequeña sonrisa antes de entrar en el lugar.
Anessa-sama se veía diminuta en aquella cama rodeada por varios aparatos, todos conectados a su cuerpo marcando sus signos vitales, la solución intravenosa colgando por un lado y la mascarilla de oxigeno cubriendo gran parte de su rostro.
Se acercó lentamente a su lado y a pesar de no haber hecho ruido ella pareció darse cuenta de su presencia pues abrió sus ojos cansados y sonrientes.
-Anessa-sama -dijo Tomoyo con voz entrecortada y se regaño mentalmente por la debilidad-. Eriol ya no tarda en llegar, Shaoran lo localizó y pronto estará aquí.
-Gracias -dijo la anciana extendiendo una mano con dificultad, misma que Tomoyo tomó con cuidado-. Tomoyo, prométeme…
-Lo que quieras Anessa-sama.
-No dejes a Eriol solo.
-Anessa-sama -suspiró Tomoyo conteniendo a duras penas las lágrimas-. No digas eso.
-Él te necesita, parece que no, pero te necesita. Eriol te ama.
-Anessa-sama no debes agitarte -le pidió y trató de bromear-. ¿Quieres que el doctor me regañe?
-Eriol, no lo dejes -insistió la anciana.
-Anessa-sama -susurró Tomoyo inclinándose hacia ella-. Tú sabes que yo lo amo con todo mi corazón y que nunca me apartaré de su lado, no importa cuantas Kaho Mitzuqui haya alrededor.
-¿Lo prometes? -preguntó la anciana más tranquila y con la mirada brillante.
-Lo prometo.
Anessa-sama apenas tuvo tiempo de respirar tranquila cuando un barullo afuera del cuarto llamó la atención de ambas.
-¡Señor por favor! -decía una enfermera-. No puede entrar usted así.
-He dicho que tengo que ver a mi abuela y lo haré -respondió una voz furibunda.
-Mi querido Eriol -murmuró Anessa-sama.
La puerta se abrió de repente mostrando a Eriol quien vestido con traje parecía totalmente desconocido. Con el cabello desordenado, los lentes fuera de lugar y agitado.
-Eriol, ¿Dónde quedaron tus modales? -dijo Anessa-sama desde su cama.
-En Osaka -respondió Eriol con dificultad y trató de acomodarse el saco y los lentes-. Ahí mismo donde dejé el alma.
-Señorita -dijo Anessa-sama dirigiéndose a la enfermera que aún parecía dispuesta a darle pelea a Eriol-. Podría disculpar a mi nieto y permitirle quedarse unos minutos conmigo.
-Muy bien, pero solo unos minutos -dijo la enfermera con un gesto feroz y se fue cerrando la puerta tras de si.
-Abuelita -dijo Eriol aspirando con fuerza y se acercó a la cama junto a Tomoyo para tomar la mano de la anciana-. ¿No puedo dejarte un par de día sola?
-Debería ser yo quien te regañe por tener tan malos modales, ¿qué pensarán ahora en el hospital de nosotros? Los Hiraguizawa siempre hemos sabido comportarnos.
-Abuela -dijo Eriol casi sin voz.
Tomoyo podía notar que estaba a punto de quebrarse por la preocupación, así que sin dudarlo pasó un brazo por su cintura y se abrazo a él. Eriol le sonrió y besó su frente pasando el brazo sobre sus hombros.
-Así me gusta verlos -dijo la anciana feliz-. Recuerda lo que me prometiste Tomoyo.
-¿Qué le prometiste? -quiso saber el joven y la miró a los ojos.
-Bueno yo… -murmuró ella levemente sonrojada.
Y ya no pudo decir más pues el zumbido incesante de uno de los aparatos distrajo su atención. Al notar que era el mismo que media el ritmo cardiaco miraron hacia Anessa-sama quien ya no los miraba pues sus ojos permanecían cerrados.
-¡Abuela! -Gritó Eriol-. Abuela, abuelita, no me hagas esto -insistió tocando su frente.
Tomoyo corrió hacia la puerta y la abrió gritando a la enfermera quien de inmediato apareció seguida del equipo médico. De inmediato obligaron a Eriol a salir del lugar. La misma Tomoyo tuvo que ayudarlos a sacarlo de ahí y la misma enfermera que había peleado con él unos minutos antes los llevó hasta la sala de espera.
-Y más vale que se quede aquí señor, ahora mismo no puede hacer nada por ella. En cuanto tengamos noticias vendrán por ustedes. Mientras tanto permanezca aquí y déjenos hacer nuestro trabajo -y se volvió corriendo hacia la habitación.
Eriol no dijo nada solo se quedo mirando desde lejos la puerta de la habitación, se llevó las manos a la cabeza y gimió desesperado. El señor Tarisume, Seri, Sakura y Shaoran, permanecían a distancia mudos imaginando lo peor.
-Eriol -lo llamó Tomoyo y al ver que no respondía se plantó delante de él y le agarró las solapas del saco y lo obligó a mirarla-. Todo va a estar bien.
-Tomoyo- .susurró él con gesto adolorido y sin decir más la abrazó con fuerza aferrándose a la idea de que ella tenía razón.
Continuará….
Notas de autora: Si, lo sé, lo sé. Soy muy mala, muy mala. Yo misma estoy a punto del llanto. Hace tiempo les dije que esta historia me serviría para alejar algunos demonios, o tal vez no demonios pero si algunos fantasmillas que tengo por ahí. Cuando decidícrear a Anessa-sama lo hice pensando en mi querida abuelita que ya hace 6 años nos dejó. Tuve la fortuna y la desdicha de estar con ella cuando se fue, jamás en mis más terribles pensamientos imaginéque ella se iría tan pronto y que yo podría estar presente para despedirla. Yo se muy bien como será el siguiente capítulo, pero me gustaría saber que les gustaría a ustedes y trataré de darme mucha prisa por escribir y no hacerlos sufrir demasiado. Este capítulo lo dedico a mi buena amiga Fiorela, quien esta pasando por lo mismo que yo pase hace tiempo. Pensé mucho en ti mientras lo escribía, espero de corazón no haberte traído malos recuerdos.
Una cosa más, a las personas que se quieran añadir a mi msn por favor envíenme un correo avisándome pues no acostumbro añadir a cualquier extraño y tengo malísima memoria para los nicks.
Un abrazo a todos.