Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Simplemente... ¿amigos? ❯ Capítulo 23 ( Chapter 23 )

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Simplemente… ¿amigos?
Por Daulaci Serv
 
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
 
 
CAPITULO 23
 
 
-Cierra la puerta -ordenó Sonomi a Toshime con fiereza.
 
-Sí, señora -respondió esta inclinándose sin inmutarse pues sabía que su enfado no iba dirigido a ella.
 
Se dio vuelta y miró a Tomoyo satisfecha aunque esta la ignoró por completo y salió cerrando.
 
Un pesado silencio reinó en el lugar, Tomoyo sintió un ligero escalofrío pero respiró serena, sabía que ese no era el momento para cobardías, estaba resuelta a hacerse escuchar.
 
-¿Qué es lo que te propones? -ladró Sonomi desde su sitio-. Tu prometido esta aquí mismo en esta casa y mientras tanto te besuqueas con otro en el jardín.
 
-Shaoran no es mi prometido -replicó Tomoyo con calma-. Nunca lo he visto así.
 
-¿Qué no es tu prometido? Su madre estuvo aquí, lo hablamos, lo acordamos, prácticamente ya es del conocimiento público.
 
-Lo acordaron ustedes madre. Nosotros aceptamos hacer una prueba, pero ya entonces sabíamos que no funcionaría.
 
-¿Por eso permites que tu amiga se escabulla con él a sitios oscuros para seducirlo?
 
-¿Qué?
 
-Sakura y Li -explicó-. Han pasado largo rato en la terraza trasera.
 
-¿Cómo lo sabes?
 
-Lo sé.
 
-¿Tú los vistes?
 
-No necesito estar presente para saber lo que pasa en cada rincón de mi casa.
 
-“Toshime” -pensó Tomoyo apretando los puños-. “Aunque es evidente que no te informa de todo, madre”. No importa -dijo al fin.
 
-Qué no importa. No te das cuenta niña tonta, tu mejor amiga se está llevando lo que te pertenece.
 
-Te equivocas madre, las personas no son posesiones. Y aun si lo fueran Shaoran no me pertenece, ni yo a él.
 
-No te entiendo… -negó Sonomi incrédula.
 
-No amo a Shaoran Li, no me comprometeré con él, ni me casaré con él, porque no lo amo.
 
-¿Y a Eriol Hiraguizawa si? -tronó Sonomi escandalizada-. ¿Eso es lo que me estás diciendo?
 
-Tal vez -susurró Tomoyo bajando la cabeza.
 
-Oh no -gruñó Sonomi y en dos pasos estuvo a su lado para tomarla de la barbilla con fuerza y obligarla a mirarla-. Es sí o no Tomoyo, al menos ten el coraje de confesarlo, porque no voy a dejar que juegues con esto.
 
-¡Si! -gritó apartando su mano y retrocedió un paso-. Si, lo amo -jadeó con una ligera sonrisa sintiendo un alivio enorme-. Lo amo.
 
El silencio fue tal que la joven pudo escuchar claramente al mismo que tiempo que lo veía como su madre tomaba aliento con fuerza mientras su rostro se teñía de un rojo intenso.
 
-Ahora mismo ordenaré que saquen a ese desgraciado -siseó furiosa y camino a la puerta.
 
-¡No! -negó Tomoyo interponiéndose en su camino-. No. No permitiré que lo humilles de ese modo.
 
-No puedes hacer nada para evitarlo. ¡Yo soy la dueña de esta casa! ¡Lo que yo digo se hace, y punto!
 
-Si lo haces… -murmuró desesperada, se mordió el labio antes de agregar decidida-. Si lo haces, me iré con él.
 
Tomoyo no lo vio venir, fue tan rápido que solo hasta que sintió el ardor en su mejilla fue consciente de que la había golpeado.
 
-Tú no puedes ser hija mía -escupió Sonomi.
 
-Lo soy… madre -replicó Tomoyo llevándose una mano a la mejilla y mirándola con fiereza-. Para desgracia de las dos.
 
Esta vez Tomoyo se alejó con rapidez adivinando las intenciones de la mujer quien ya cerraba el puño conteniéndose a duras penas.
 
-¿Qué sucede aquí? -preguntó William desde la puerta-. Los gritos se escuchan afuera.
 
-Will -jadeó Sonomi corriendo a él-. No vas a creer lo que me ha dicho. Dice que ama a Hiraguizawa y si intento sacarlo de la casa se irá con él.
 
-¡Qué! -exclamó Will imitando el tono escandalizado de su prometida a quién rodeaba con los brazos-. ¿Cómo es posible?
 
Tomoyo aún frotándose la mejilla adolorida elevó los ojos al cielo sin dejarse sorprender por la actuación del hombre.
 
-No lo permitirás, ¿verdad, Will? -gimió Sonomi suplicante.
 
-No tienes porque meterlo en esto. ¡Esto es entre tú y yo!
 
-No grites así a tu madre -ordenó Will.
 
-Tú no eres mi padre.
 
-Lo seré en cuanto me case con tu madre.
 
-Si -asintió Sonomi apoyándolo-. Y mañana mismo se mudara a esta casa.
 
-¡No! ¿Cómo puedes ser tan ciega? ¿Cómo puede una mujer como tu ser tan tonta?
 
-No me hables así -exigió apartándose de Will-. No lo permitiré.
 
-Lo hago porque no me dejas alternativa. ¿Qué no te das cuenta madre? William no te ama.
 
-Por supuesto que la amo -replicó William con dramatismo-. La amo con todo mi corazón.
 
-Tú no tienes corazón -espetó con rudeza y se volvió a su madre-. A intentado besarme, no una sino varias veces, me acorrala, me hace insinuaciones.
 
-Es mentira -gritó Will lívido y nervioso agregó-: Es obvio que has malinterpretado mis deseos de acercarme a ti y ahora quieres usarlo en mi contra para alejarme de Sonomi.
 
-Tomoyo -dijo esta con calma-. No puedes hacer acusaciones semejantes, no está bien.
 
-Y tú no puedes creerle más a él que a mí -y con desilusión corrigió-: No deberías.
 
-Será mejor que nos calmemos -sugirió William-. Deberíamos tomar algo y relajarnos antes de seguir hablando o mejor aún dejarlo para mañana.
 
-Estoy de acuerdo -dijo Sonomi retorciendo las manos-. Tomoyo, despedirás a Hiraguizawa y después volverás a la fiesta y sonreirás a los invitados, hace un momento abandonaste el salón dando una impresión equivocada. Mañana hablaremos con calma.
 
-No, no voy a hablar de esto ni mañana ni nunca. Y no creo haber dado una impresión equivocada, di la correcta: no apruebo este compromiso, no estoy de acuerdo con él, no mientras sigas anteponiendo a William en todo. No mientras no me des el beneficio de la duda.
 
-¡Tomoyo!
 
-Y no despediré a Eriol. Me voy con él.
 
-No lo permitiré.
 
-No te estoy pidiendo permiso madre. No seguiré en esta casa mientras William este aquí, no me seguiré exponiendo a sus intenciones…
 
-Es solo un pretexto Sonomi -exclamó William sintiendo que la corbata le apretaba demasiado-. Solo me usa como excusa para irse con ese hombre.
 
-Viviré sola -anunció Tomoyo.
 
-No te daré un céntimo -amenazó Sonomi-. ¿Estás escuchando? ¡No tendrás ningún apoyo de mi parte!
 
-No lo necesito, no necesito tu dinero madre, ¿recuerdas? Tengo el dinero de papá.
 
-No te dejaré -dijo Sonomi conteniendo el aliento-. No lo permitiré -y miró a William como pidiéndole ayuda.
 
-Lo harás madre -replicó Tomoyo mirando también al hombre-. Lo harán si no quieren un escándalo.
 
-No te atreverías.
 
-Lo hare, gritaré y pelearé. Todos se enterarán porque quiero irme. Todos sabrán de la forma en que me trata William y del falso compromiso con Shaoran.
 
-No te atreverás -repitió Sonomi dudando-. Nadie te creerá, nadie te ayudará.
 
-Me ayudarán mis amigos -dijo Tomoyo con lágrimas en los ojos y al no poner contenerlas las apartó con fiereza-. Mis amigos me creerán y la gente dudará.
 
Los tres se miraron en silencio midiendo el alcance de sus palabras.
 
-Sonomi -murmuró William-. Yo creo…
 
-Vete, vete si eso es lo que quieres -dijo Sonomi.
 
-Eso es lo que quiero -aseguró la joven con la cabeza en alto-. Ojalá seas muy feliz madre -y enderezando los hombros salió del lugar.
 
Justo afuera se encontró con Toshime quien por su apariencia triunfante era obvio que había escuchado todo.
 
-Espero que estés contenta Toshime.
 
-Lo estoy señorita.
 
-Algún día Toshime, algún día te veré caer.
 
-Lo dudo mucho señorita.
 
Tomoyo entrecerró los ojos y no permitió que las palabras de la mujer la afectaran. Necesitaba mantenerse serena ahora más que nunca. Al final del pasillo encontró a Eriol y Sakura y por un segundo se sintió desfallecer.
 
-Tomoyo -exclamó Sakura corriendo hacia ella, con Eriol detrás de ella-. ¿Qué pasó? Eriol me dijo…
 
-Tengo que irme -les informó con urgencia-. Me voy de la casa ahora mismo.
 
-Pero… ¿Cómo?
 
-Estás segura de lo que dices -preguntó Eriol-. ¿Es necesario?
 
-Sí, es necesario, pero por favor no me pregunten ahora, Sakura acompáñame a mi habitación a buscar unas cosas -su amiga asintió de inmediato-. Eriol, podrías buscar a los demás y pedirles que nos esperen afuera, no tardaremos.
 
-Tomoyo -la detuvo tomándola por los hombros-. ¿Estás segura que esto es lo que quieres? -la joven asintió con decisión-. Está bien, buscaré a los demás, pero te esperaremos en la puerta.
 
-Gracias -suspiró con alivio-. Pero espérennos en la puerta de servicio, pregunta a cualquiera de los criados.
 
Y dicho esto Tomoyo agarró a Sakura de la mano y se dirigió a las escaleras con calma y sonriendo a la gente. Subieron sin prisas hasta llegar arriba y entonces corrieron a su habitación. Ya ahí tomó un par de maletas, las más pequeñas, en una pidió a Sakura que la llenara de ropa, solo lo esencial. En la otra mientras tanto ella misma la llenó volando por toda la habitación buscando sus objetos más preciados, sus recuerdos, algunos libros de la universidad. También los documentos que ella guardaba, suspiró aliviada al encontrar los que correspondían al fideicomiso de su padre y agradeció en silencio el que esa misma semana su madre y ella hubieran ido al banco a firmar los papeles y abrir una cuenta a su nombre.
 
-Gracias papá -susurró Tomoyo y los metió en la maleta. Terminaron rápido y una vez cerradas las maletas se dirigieron a la puerta.
 
Ahí Tomoyo se volvió y miró alrededor, ese había sido su refugio y no volvería a él. Se despidió en silencio y con un gesto decidido apagó la luz y cerró la puerta.
 
Rápidamente bajaron por la escalera de servicio y ya en la puerta los demás estaban ahí con un gesto grave pero sereno. Touya y Eriol tomaron las maletas sin decir nada.
 
Tomoyo miró alrededor temiendo que su madre hubiese cambiado de opinión y quisiera detenerla pero no hubo señales de ella. Suspiró y se percató de las miradas de algunos de los criados de la casa.
 
-Adiós -se despidió con una sonrisa y salió seguida por los demás.
 
Los autos estaban listos para subir a ellos. Eriol se dirigió al suyo con la maleta de Tomoyo.
 
-No -lo detuvo ella-. Yo… iré con Sakura -dijo dudosa y se volvió a mirar a los Kinomoto.
 
Fujitaka asintió con una sonrisa mientras Touya ya abría el maletero y Sakura extendía la mano a su amiga.
 
-Pero… Tomoyo puedes venir conmigo -dijo Eriol aferrando la maleta.
 
-Lo sé pero…
 
-No se preocupe joven, nosotros cuidaremos de ella -dijo Fujitaka tomando la maleta de sus manos.
 
Eriol no se atrevió a resistirse y le entregó la maleta. Fujitaka caminó a su auto donde Touya acomodó la misma y esperaron.
 
-Si esto es mi culpa -empezó Eriol pero ella lo interrumpió colocando un dedo sobre sus labios.
 
-No, no es tu culpa -aseguró Tomoyo, Eriol le acarició la mejilla enrojecida, mostrándole así que se había dado cuenta de ello.
 
-Estas cosas pasan -dijo ella con una sonrisa triste.
 
-Te buscaré mañana -prometió él.
 
-Hazlo, por favor -pidió ella y levantó el rostro para rozar sus labios con los suyos.
 
Se separó de él rápidamente y tomó la mano de su amiga. Touya les abrió la puerta y una vez todos adentro del auto se alejaron del lugar.
 
-Vamos -dijo Shaoran colocando una mano sobre el hombro de su amigo-. Te invitó una copa.
 
Eriol asintió y no protestó cuando Shaoran tomó sus llaveas y se colocó frente al volante.
 
Más tarde Sakura y Tomoyo ya se habían cambiado sus vestidos de noche por sus camisones, con la cara lavada Sakura peinaba el cabello de su silenciosa amiga para después hacerle una trenza.
 
-Gracias Sakura.
 
-Es un placer, tienes un cabello precioso.
 
-No me refería a eso, lo digo por…
 
-No tienes que agradecer nada.
 
-Pero…
 
Justo entonces tocaron a la puerta y entró Touya con un par de vasos de leche caliente y justo detrás de él Fujitaka que aparecía tan sonriente y sereno como siempre.
 
-Pensé que un vaso de leche las ayudaría a dormir -explicó mientras Touya les daba los vasos
 
Los dos hombres también se habían cambiado y ahora vestían sus pijamas debajo de unas cómodas batas.
 
-Señor Fujitaka -dijo Tomoyo después de beber un sorbo de leche-. Touya -lo llamó haciendo que se detuviera en la puerta-. Gracias por todo lo que hacen por mí.
 
-No tienes que agradecer nada -aseguró Fujitaka sentándose en la cama a su lado-. Nos agrada tenerte en casa -Sakura y Touya asintieron secundando las palabras de su padre.
 
-Mi madre ella… yo no tuve más remedio…
 
-No tienes que contarnos nada -la interrumpió Fujitaka.
 
-Pero quiero hacerlo.
 
Todos mantuvieron silencio mientras ella contaba lo sucedido en el estudio de la mansión Daidouji. Cuando terminó su relato las lágrimas surcaban su rostro aún sin que esta lo notara.
 
-Nosotras te creemos -dijo Fujitaka con gentiliza-. Y te ayudaremos.
 
Tomoyo asintió sollozando y Fujitaka la acunó en sus brazos de la forma que tan solo un padre puede hacerlo.
 
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Un par de semanas después…
 
-¡Es fabuloso! -exclamó Tomoyo recorriendo el lugar emocionada, era la segunda vez que lo visitaba pero no dejaba de asombrarse-. ¡Justo lo que deseaba! ¿Qué te parece?
 
Eriol frunció el ceño mirando alrededor al tiempo que la seguía.
 
-Esto es una bodega -refunfuñó Eriol.
 
-“Era” una bodega -lo corrigió con dulzura-. El hombre de la inmobiliaria me dijo que antes perteneció a una diseñadora de joyas.
 
Cosa que la emocionaba aún más, según le habían platicado la joven había llegado ahí a los 20 años y ella misma remodeló el lugar.
 
La zona era tranquila, el edificio se dividía en talleres en el primer piso y departamentos en el segundo. El lugar era ocupado en su mayoría por una muy variada comunidad de artesanos que no dudaría en acoger a una futura fotógrafa.
 
En un principio el apartamento fue una enorme superficie con un techo altísimo, pero ahora estaba dividido en un primer piso con vestíbulo, sala, concina y baño y el segundo lo ocupaba el dormitorio al que se llegaba por una escalera en espiral.
 
Tomoyo subió con cuidado las escaleras y se asomó hacia abajo recargándose en el barandal. Ya podía imaginar lo que podía hacer ahí. Pondría varias alfombras distribuidas sobre el suelo encerado de la sala, también colocaría cortinas para adornar las tres ventanas de suelo al techo que daban hacia un pequeño parquecito. Compraría un par de sillones, una mesa y sillas, el lugar tenía unos libreros empotrados que ocupaban toda una pared, ahí pondría todos sus albúmenes de fotos, libros, una televisión y un pequeño equipo de sonido. La cocina era pequeña pero muy pronto la tendría bien equipada y como le gustaba cocinar no podía esperar al momento en que prepararía su primer comida, seguro invitaría a sus amigos. Y el baño era lo suficientemente amplio para poder usarlo para revelar sus fotos, tal vez no en la misma cantidad que antes pero podía adaptarse.
 
-¿Qué te parece? -preguntó una vez más a Eriol que ya subía por las escaleras.
 
-No lo sé, me parece pequeño.
 
-Claro -se burló ella-, comparado con tu casa y con la mi… con la de mi madre, parece pequeña pero no lo es y ahora es mía.
 
-¿Estás segura que quieres vivir aquí?
 
-Por supuesto -suspiró satisfecha-. Con la ayuda del señor Kinomoto había encontrado ese lugar-. Todos aquí son artistas, aquí al lado vive una pareja, él es pintor y ella se dedica a la alfarería, son muy agradables.
 
-Tomoyo, podrías vivir en la Casa de las Rosas -insistió Eriol una vez más, la joven ya había perdido la cuenta de las veces que se lo había ofrecido.
 
-Eres muy amable Eriol pero…
 
-¿Pero? -la joven tomó su mano.
 
-Ya te lo he explicado, no es correcto que me quede en tu casa mientras Anessa-sama siga en el hospital, podría malinterpretarse.
 
-¿Te molestaría mucho que dijeran que somos amantes? -preguntó muy serio dando un pequeño jalón para atraerla hacia él.
 
-No -respondió ella sin aliento y bajo la mirada-. Pero ese no es el punto y tú lo sabes. A Anessa-sama si le molestaría y regresaría a casa solo para golpearte con su bastón.
 
-Seguramente -admitió sonriendo-. Comprendo Tomoyo, no quiero que nadie hable mal de ti -y besó su frente-. Es solo que no me agrada la idea de que vivas sola.
 
-Ya vivía sola en la otra casa.
 
-Tomoyo.
 
-En serio, no estoy compadeciéndome. Quiero demostrarle a mi madre que puedo salir adelante sola, lo necesito. Algún día iba a hacerlo de todos modos.
 
-Está bien, pero te traerás a Canela a vivir contigo.
 
-Pero Eriol…
 
-Nada de peros, me sentiré más tranquilo si la tienes contigo.
 
-Estará sola durante el día…
 
-Puedes dejarla en la Casa de las Rosas y recogerla cuando regreses.
 
-¿Y cómo haré eso? No tengo auto -el suyo se había quedado en la mansión.
 
-Te daré uno de los míos.
 
-¡Eriol!
 
-Te lo prestaré si eso te hace sentir mejor.
 
-No puedo aceptar.
 
-Si puedes y no aceptaré un no por respuesta.
 
-¿Qué dirá la gente?
 
-Que soy un buen amigo, te prestaré el más pequeño.
 
-Tú no tienes autos pequeños.
 
-Es eso o que el señor Tarisume venga por Canela en las mañana y la traiga en las tardes -amenazó él.
 
-¡Eriol! -exclamó horrorizada, pero pudo notar el brillo decidido en sus ojos-. Está bien, aceptaré el auto, pero como un préstamo.
 
-Perfecto -sonrió satisfecho.
 
-Bien -suspiró agotada-. Bueno este fin de semana empezaré a buscar los muebles. Y miró su reloj-. ¡Es tardísimo!
 
-¿Para qué? -preguntó él siguiéndola mientras bajaban las escaleras.
 
-Le dije a Fuutie que la vería más tarde, me ha ofrecido trabajo.
 
-¿Qué trabajo?
 
-Tomaré fotos en los eventos que organicen -sonrió la joven.
 
-No sabía que buscabas trabajo.
 
-Fue idea de Sakura y me pareció bien, el fideicomiso de papá no me durará eternamente aún cuando lo administre Yue.
 
-Yue triplicará tu dinero en un abrir y cerrar de ojos.
 
-Estoy segura que sí, pero necesito trabajar. También estoy considerando entrar al concurso de fotografía que organiza la universidad.
 
-¿De verdad?
 
-Si -asintió emocionada-. Vi la publicidad esta semana, tal vez no gane pero me servirá para mejorar mi técnica.
 
-Ganarás -aseguró Eriol, Tomoyo solo sonrió sonrojada.
 
Salieron del apartamento y cuando Tomoyo cerraba Eriol comentó.
 
-Tendrás que poner una chapa nueva y una cadena.
 
-Eriol no empieces.
 
-Si no lo haces, lo haré yo. Es más me aseguraré de que así sea.
 
-Está bien, está bien, será como quieras pero vámonos. Acabo de recordar otra cosa importante que debo hacer.
 
-¿Qué cosa?
 
-Comprarme un vestido para la noche en que se dé a conocer al ganador del concurso de arte.
 
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Sakura estacionó el auto ante la enorme reja negra, miró de nuevo el papel con la dirección que le había dejado Shaoran y comprobó que fuera la correcta.
 
-Pues sí, aquí es -suspiró nerviosa y abrió la ventanilla del auto para inclinarse ante la bocina que había a un lado y presionó el botón.
 
-Buenas tardes, ¿es qué puedo servirle? -saludó una voz de hombre en un tono cortés.
 
-Buenas tardes, tengo una cita con el señor Li -explicó Sakura nerviosa.
 
-Su nombre, por favor.
 
-Sakura Kinomoto -hubo una breve pausa antes de que el hombre respondiera.
 
-Señorita Kinomoto el señor Li ya está adentro esperándola, le abriré la reja, solo tiene que seguir el camino y alguien la recibirá en la puerta.
 
-Gracias.
 
Tal y como el hombre había dicho, la reja se abrió lentamente y pudo ver el largo camino que le esperaba, el jardín delantero era inmenso pero no tanto como la mansión que se abría ante ella.
 
Sakura pasó saliva con más nerviosismo, si es que eso era posible. Ya tenía bastante con recordar lo que había pasado en Navidad y todavía no podía creerlo. Y lo peor de todo era que ella había respondido al beso… incluso estuvo a punto de enredar los brazos alrededor de su cuello. Ella no era de esas mujeres que besan porque si, tampoco era una persona impulsiva.
 
Pero lo cierto era que el beso de Shaoran la había dejado sin aliento. No podía negar que fue un beso estupendo.
 
-¿Un beso estupendo? ¿A quién quieres engañar? Fue un beso fantástico, emocionante, turbador -dijo en voz alta, mientras seguía una curva que la llevaría directo a la entrada principal de la casa-. ¿Cómo te has metido en este lío Sakura Kinomoto? ¿Y cómo vas a salir de él?
 
Desde la Navidad Sakura había evitado a Shaoran lo más posible y de alguna manera lo había logrado. Solo hablaron por teléfono un par de veces y cada vez que oía su voz su corazón palpitaba desbocado y tenía que hacer grandes esfuerzos porque no le temblara la voz. Y ahora había llegado el día en que tendrían que verse para empezar con los preparativos de la gala benéfica.
 
Por fin llegó frente a la casa y apenas había bajado del auto cuando vio que aparecía Wei el fiel e inseparable criado de Shaoran.
 
-Buenos tardes señorita Sakura -saludó el hombre.
 
-Buenas tardes Wei.
 
-La llevaré hasta el señor Li.
 
-Gracias Wei.
 
Mientras caminaban por la enorme mansión Wei hizo conversación, aunque Sakura apenas respondía pues estaba boquiabierta mirando la suntuosidad del lugar, pero si esa mansión era aún más grande que la mansión Daidouji y la Casa de las Rosas.
 
-¿Qué lugar es este Wei? Es decir, ¿de quién es esta casa?
 
-Esta es la residencia Li en Japón señorita.
 
-“¡La residencia Li en Japón!” -exclamó asombrada para sus adentros-. Pero, Shaoran tiene su departamento, no es cierto.
 
-Sí, señorita, desde que tuvo edad suficiente él señor buscó su propio departamento, esta casa la ocupa la señora Li y también las hermanas del señor cuando vienen con sus familias, en general cualquier miembro de la familia Li, directo o indirecto puede usar este sitio para residir durante su estadía.
 
-Asombroso -murmuró sin poder contenerse, cuando pasaban por un pasillo enorme, llenó de obras de arte.
 
Por fin llegaron ante una enorme puerta, Wei llamó a la misma y escucharon la voz de Shaoran.
 
-Adelante.
 
Wei abrió la puerta y le cedió el paso a Sakura que avanzó indecisa, una vez adentro casi olvido su nerviosismo al ver la enorme habitación, había libreros que llegaban hasta el techo y abarcaban dos paredes, dos ventanas por las que se podía apreciar una parte del jardín y al fondo, una chimenea como centro de todo y un escritorio finísimo, y sillas que hacían juego con unos sillones de apariencia confortable.
 
Shaoran estaba sentado en una silla detrás del escritorio estudiando algunos papeles, lo había visto así tantas veces que ya le parecía algo normal.
 
-La señorita Sakura está aquí señor -anunció Wei con un ligero carraspeo.
 
Shaoran levantó la vista de inmediato y la fijo en sus ojos.
 
-Hola -saludó él.
 
-Hola.
 
El aire entre ellos pareció electrizarse, y Sakura se preguntó mirando de reojo a Wei si el hombre podría notarlo.
 
-¿Necesita algo más el señor? -preguntó Wei.
 
-Me parece que me he quedado sin café -dijo Shaoran señalando la cafetera que había a un lado.
 
-En un momento se lo traigo -antes de despedirse se dirigió a Sakura-. ¿Puedo ofrecerle algo a la señorita?
 
-Un refresco estaría bien gracias -respondió la joven al sentir su garganta seca-. “Y tal vez un mapa de la casa” -pensó tratando de recordar el camino de salida, solo por si acaso sentía lo urgente necesidad de salir corriendo-. Tienes una casa preciosa -dijo a Shaoran, mientras se acercaba hacia él.
 
-Gracias, aunque en realidad es la casa de mi madre.
 
-Es enorme.
 
-Algo -concedió él y le señaló una silla para que se sentara. Sakura no pudo dejar de observar todo el trabajo que tenía en el escritorio.
 
-Estás muy ocupado.
 
-Más o menos, hemos tenido algunos problemas de personal en una de las plantas, tengo una negociación de contratos pendiente, una empresa nos debe millones y está a punto de declararse en bancarrota y resulta que uno de nuestros más grandes socios ha insistido en que organice una gala benéfica.
 
-¿No tienes empleados que se encarguen de todo eso?
 
Shaoran sonrió.
 
-Sí, pero a veces me cuesta trabajo delegar en los jefes de departamento.
 
Sakura vio una sombra de fatiga en las facciones de Shaoran. Aunque no le gustaba admitirlo, sentía admiración por su habilidad como empresario y por el sentido de responsabilidad que demostraba en todas sus negociaciones.
 
Antes de poder decir nada más, Wei apareció de la nada con el café y el refresco y desapareció de la misma manera. Sakura evitó en todo momento mirar a Shaoran y tomó un sorbo de refresco para animarse a continuar.
 
-Dijiste que empezaríamos con la organización de la gala. Estuve pensando que tal vez prefieras que hable directamente con tu socio.
 
-Mi socio lo dejó todo en mis manos antes de irse a Europa con su mujer. No quiere preocuparse por los detalles. Todo lo que quiere está en esta carpeta. También verás algunos folletos con toda la información sobre la asociación que recibirá el dinero -señaló la misma para que ella la tomara-. ¿Se te ocurre algo?
 
-Lo primero que tenemos que hacer es buscar una fecha y un sitio. No podemos contratar el catering y la orquesta hasta que tengamos eso y tampoco imprimir las invitaciones.
 
-Muy bien -asintió Shaoran.
 
-Estaba pensando en que podríamos llamar a algunos de los mejores hoteles de la ciudad. Tenemos que pedir las agendas de disponibilidad de sus salones…
 
-En realidad, ¿qué te parecería hacerla aquí?
 
-¿Aquí? En tu casa.
 
-Es la casa de mi madre, pero si aquí. Ella ha insistido en ello, quiere ser parte de la gala y su forma de cooperar es ofreciendo la casa para que aquí se realice, nos ahorraremos bastante dinero de esta forma.
 
-¿Tiene alguna preferencia por la beneficencia a la que irá el dinero o simplemente le gusta participar en este tipo de eventos? -preguntó ella curiosa.
 
-Le gusta involucrarse y cuando puede lo hace. Se enojó tanto cuando le dije lo del compromiso con Tomoyo que está fue la única manera que se me ocurrió para compensarla, de otra manera preferiría que no viniera a Japón, no de momento.
 
-¿Vendrá? ¿Querrá organizar la gala?
 
-Oh no, afortunadamente está muy ocupada en este momento, pero vendrá para la noche de la gala.
 
-“¡Ieran Li vendrá para la gala!” -pensó casi horrorizada.
 
-No te preocupes -la animó él adivinando sus pensamientos-. Mamá tiene una buena opinión de tus habilidades para organizar eventos, así que no creo que ponga ninguna objeción en lo que hagamos.
 
-De acuerdo -suspiró ella no muy convencida-. Entonces, ya tenemos solucionado el sitio, tu socio prefiere alguna fecha en particular -Shaoran buscó en su agenda antes de responderle-. Tenemos el tiempo justo. ¿Y qué hay de la decoración, tiene alguna preferencia?
 
-Pues no, no me dijo nada al respecto. ¿Se te ocurre algo?
 
-Ahora mismo, no. Pero lo pensaré. ¿Quieres que empiece a trabajar ahora mismo o lo dejamos para después? -sugirió ella mirando todo el trabajo que tenía pendiente.
 
-Preferiría que empezáramos ahora mismo, si no te importa.
 
-Muy bien. ¿Tienes una lista de invitados? Tengo que saber cuál es el número exacto.
 
-La lista llegará dentro de un par de días. La mitad son invitados de mi socio, la otra mitad gente que le interesa la asociación. Seguramente habrá nombres repetidos, así que hay que comprobar las listas concienzudamente.
 
-Pero habrá un número concreto de invitados, ¿no?
 
-Unos 200. Aún no sé cuál es el porcentaje de gente que acude finalmente a estos eventos. Después de todo lo importante es que vayan muchos para recaudar la mayor cantidad de dinero posible.
 
-Sí, pero tampoco querrás tirar el dinero. Si contratamos un catering para 200 personas y solo acuden 70, será como tirarlo a la basura.
 
-Tienes razón, no había pensado en eso.
 
-Habrá que confirmar todas las invitaciones. ¿Tienes una guía telefónica?
 
Shaoran buscó en el último cajón del escritorio y sacó la guía.
 
-Quiero pedir información sobre algunas cosas, tenemos que pensar en encargar las bebidas, flores, contratar aparcacoches y otros muchos detalles.
 
Y así permanecieron durante un par de horas. Sakura hizo una lista de los sitios que le interesaban y otra con las preguntas que tenía que hacer para no olvidar nada. Shaoran y ella estudiaron la lista y este le hizo algunas sugerencias, también se estaban dando una idea del tipo de decoración que querían.
 
-Me gustaría ver donde piensas meter a esos 200 invitados -dijo Sakura pues se moría de curiosidad.
 
-Es cierto -se disculpo él-. Aún no te he enseñado la casa, vamos.
 
Nuevamente se vio llevada por largos pasillos decorados de manera exquisita, con una y otra obra de arte y algunos retratos familiares. Shaoran le fue explicando a quienes pertenecían cada una de esas obras de arte. Y Sakura se atrevió a comentarle que necesitaría un mapa para la próxima vez que visitara el lugar pues temía perderse, Shaoran rió con su comentario pero no se animó a decirle que no pensaba dejarla sola ni un momento y que las visitas a la casa serían una excusa perfecta para verse.
 
Cuando al fin llegaron al salón en el que se llevaría a cabo la gala, la joven exclamó sorprendida. El sitio era enorme y no le pedía nada a cualquier otro salón que ella hubiese visitado antes. Shaoran le mostro donde podría ir la orquesta, las mesas y la pista de baile. A cada lado del salón había enormes ventanas que mostraban el jardín trasero, por la noche podrían luces en el mismo para que los invitados que lo prefirieran pasearan por ahí a sus anchas. Sakura empezó a hacer anotaciones, tendría que preguntar por la iluminación extra, también por la seguridad. Después de eso la llevo hacia la cocina, desde donde podría prepararse el menú de esa noche.
 
La cocina era tan grande como cabía esperar, chefs famosos habían trabajado ahí para algunas de las fiestas que la familia Li había ofrecido con anterioridad.
 
-Estaba pensando que a Kahu le gustaría trabajar aquí -comentó imaginando al hombre trabajar ahí-. Se emocionaría mucho, podríamos contratar el catering en otro sitio pero el postre podría ser preparado por Kahu.
 
-Podría ser -aceptó él un poco molesto.
 
-¿No te parece? -preguntó sorprendida y mirando por primera vez a Shaoran desde que entraran a la cocina.
 
-No, está bien, lo que decidas me parece bien.
 
Sakura lo miró escéptica pero prefirió no comentar nada, ya había notado que a Shaoran no le caía muy bien Kahu pero no comprendía porque. Shaoran por otro lado trató de ocultar lo mal que le cayó que involucrara a Kahu en el evento, no le gustaba lo bien que se llevaba con el repostero.
 
-Muy bien, creo que lo principal ya esta anotado -dijo haciendo unas ultimas anotaciones en su lista-. Lo demás podremos irlo resolviendo sobre la marcha, empezaré a visitar imprentas para traerte algunas muestras de las invitaciones.
 
-Si no te molesta, preferiría acompañarte a buscarlas -sugirió Shaoran.
 
-No, no me molesta, es solo que pensé que estarías ocupado, para mí no sería ningún problema traértelas.
 
-¿No quieres que te acompañe? -preguntó él dando un paso hacia la joven.
 
-No, ya te dije que no es eso -aseguró ella dando un paso atrás-. Yo… -retrocedió un poco más-. Podríamos ir mañana ó cuando puedas.
 
-Mañana está bien para mí -y se acercó un poco más a ella.
 
Sakura volvió a retroceder, nerviosa notó que a él parecía gustarle lo que sucedía. De repente choco contra una encimera y le dio la vuelta con rapidez.
 
-Tienes una mansión impresionante.
 
-Es de mi madre -insistió una vez más y recargó los codos en la encimera para poder inclinarse hacia ella-. La casa es de ella.
 
-No importa, viviste aquí algún tiempo ¿no?
 
-Algunas temporadas.
 
-No puedo imaginar cómo debió ser pasar tu infancia aquí, es un lugar tan grande.
 
-No fue nada del otro mundo, te lo puedo asegurar -Shaoran evitó mencionar que la mansión de la familia Li en China, siendo la principal era aún más grande que esta.
 
-No me lo puedo imaginar -murmuró ella mirando el techo de la cocina-. Deben necesitar muchos criados, ¿donde están todos ellos?
 
-Como la casa no se ocupa en este momento, solo necesitamos a unos pocos que la mantienen limpia, los jardineros y por supuesto la vigilancia.
 
-No me imagino viviendo en un lugar así, no encajaría.
 
-¿Por qué no? -preguntó Shaoran tomando una de sus manos.
 
-Es todo demasiado… -trató de retirar su mano pero él no la soltó.
 
-¿Demasiado qué? ¿Grande?
 
-Y elegante -asintió ella, evitando mirarlo-. Y hermoso también, no me imagino viviendo aquí.
 
Shaoran le dio la vuelta a la encimera sin soltarla, hasta que estuvo frente a ella y coloco ambas manos a los costados para evitar que volviera a alejarse.
 
-Eres muy hermosa Sakura.
 
La joven levantó la vista para mirarlo, él no parecía estar bromeando.
 
-Esto es solo un sitio, un lugar para ser habitado. La casa no es hermosa, tú si Sakura y encajarías en cualquier lado.
 
Estaban mirándose a los ojos. El aire parecía cargado de energía. Shaoran estuvo a punto de acariciar su pelo, pero no lo hizo. No quería arriesgarse a que las cosas se le escaparan de las manos como la otra noche, no quería asustarla. Así que se contento con mirarla.
 
Un ligero temblor recorrió la espalda de Sakura, le agradaba ver que él la miraba con aprobación. Pero ¿por qué? Se preguntó mientras la invadía la masculina fragancia de su colonia. En algún momento su mente le dijo que lo apartara y así lo intento pero cuando puso las manos sobre su pecho no pudo hacerlo, bajó la mirada hasta sus labios y volvió a mirarlo anhelante.
 
Shaoran no pudo contenerse más y antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando la había agarrado de la cintura para acercarla más a él, pudo ver de cerca aquellos ojos verdes que lo miraban con intensidad.
 
Ella no parecía poder moverse, así que él tomó sus brazos y los colocó sobre sus hombros. Después volvió a abrazarla por la cintura.
 
De repente, el inició un suave descenso hasta que sus labios se unieron.
 
Shaoran pensó que besar a Sakura era como estar en el cielo. Desde que la conocía no había podido dejar de pensar en ella. Y en aquel momento estaba besándola, y estaba disfrutando tanto… de repente, todo lo asfixiaba, la conciencia, el pecho, los pantalones. Era tan agradable tenerla entre sus brazos que apenas era capaz de controlar sus instintos.
 
Necesitaba calmarse. Apartó sus labios y tomó aire lentamente. Volvió a tomar aire y la miró fijamente. Ella lo miraba interrogante, con la boca abierta y la respiración irregular. La deseaba, la deseaba mucho…
 
-Shaoran.
 
Oírla pronunciar su nombre con la respiración entrecortada hizo que su pulso se acelerara.
 
-¿Qué? -logró decir unos instantes después.
 
Ella se mojó el labio superior con la lengua. Al verla hacer aquel gesto Shaoran sintió que se volvía loco y dejó de pensar de forma racional. Inclinó suavemente la cabeza y se tuvo que forzar a controlarse. La besó suavemente y mientras le acariciaba los labios la acercó aún más con fuerza. Ella le rodeo el cuello con los brazos y sintió como la respiración de él le acariciaba la mejilla.
 
¿Cuánto tiempo había durado el beso? Como saberlo, podría haber oscurecido y vuelto a amanecer y no habría dado importancia, fue solo la necesidad de respirar lo que los hizo separarse. Sus alientos se mezclaban pues no parecían dispuestos a separarse más de lo necesario. Los ojos de ella lo miraban extasiados y se dio cuenta de que él también la miraba de la misma manera. De repente sintió la imperiosa necesidad de acariciarla.
 
-Estás temblando. ¿Te pongo nerviosa?
 
Ella negó con la cabeza, pero sus ojos permanecieron muy abiertos.
 
-No lo estés -le dijo mientras le acariciaba el pelo. Era suave como la seda-. Me gustas Sakura, me gustas mucho. Tanto que quisiera poder… -acarició sus labios con la lengua hasta que ella los abrió y él pudo ahondar en sus profundidades. Al notar como ella temblaba de placer, se sintió satisfecho.
 
Sakura comenzó a acariciar las profundidades de su boca con la lengua, imitando sus movimientos y en aquél momento el perdió la sensatez que le quedaba. La sangre le hervía de pasión y su corazón palpitaba con fuerza.
 
Shaoran sintió como su respiración se aceleraba y su piel se erizaba. Apartó sus labios para empezar a besarle las mejillas, a jugar con el lóbulo de su oreja hasta que ella gimió de placer.
 
Después él descendió un poco más abajo y empezó a recorrer su cuello con suaves besos al principio y luego con la lengua. Ella no paraba de temblar y suspirar.
 
Shaoran, no quería, no podía parar. Pero algo se metía en la neblina que era su mente, alguien lo llamaba incesantemente. ¿Su consciencia tal vez? ¿O era acaso Sakura? Levantó la cabeza esperando escuchar su voz, pero solo la vio a ella, agitada y sonrojada mirándolo interrogante hasta que ambos pudieron escuchar esa voz chillona que parecía acercarse.
 
-¡Shaoran! ¿Dónde estás?
 
-No es posible -susurró Shaoran mirando la puerta. Volvió a mirar a Sakura maldiciendo para sus adentros y le dio un beso en la frente antes de apartarse de ella y caminar a la puerta.
 
Sakura aún confundida y agitada se alisó el cabello y se arregló la ropa.
 
-¡Shaoran! -gritó una voz femenina.
 
Sakura levantó la vista para encontrarse con la imagen de una chica muy elegante de larga cabellera negra que se arrojaba al cuello de Shaoran.
 
-¡Meiling! ¿Qué haces aquí? -preguntó en un gruñido.
 
-¿Esa es la forma de recibirme? -preguntó ella a su vez, dándole un sonoro beso en la mejilla-. Tía Ieran me ha mandado a ayudarte con la gala.
 
-¿Qué? Pero si ella sabía que no necesito ayuda.
 
La joven no contestó pues en ese momento notó la presencia de la otra chica y con el ceño fruncido preguntó:
 
-¿Quién es ella?
 
-Meiling -dijo Shaoran luchando por soltarse de los brazos de la joven hasta lograrlo-. Esta señorita es Sakura Kinomoto, ella me está ayudando con los preparativos de la gala. Sakura, esta es mi prima Meiling Li.
 
-Mucho gusto -respondió Sakura nerviosa por la mirada furiosa de la otra joven.
 
-Tía Ieran no dijo nada sobre ella -fue la respuesta grosera de la joven.
 
-Meiling -la reprendió su primo.
 
-Estoy segura que la señorita Li será de gran ayuda, iré revisando los puntos de mi lista -dijo apresuradamente Sakura mientras tomaba la misma de la encimera-. A menos claro que ya no necesites de mis servicios, en ese caso te agradeceré que me lo informes. Me marcho, buenas tardes.
 
Y sin decir más se alejó de la cocina tan rápido como pudo y rezando porque no fuera a perderse en ese enorme sitio.
 
-¡Sakura espera! -gritó Shaoran dispuesto a seguirla.
 
-Espera -lo detuvo Meiling-. ¿Quién es ella?
 
-Ya te lo dije.
 
-No me lo has dicho todo.
 
-Pues tendrás que esperar, ve a mi despacho ahí hablaremos -y sin esperar respuesta se alejó de su prima.
 
Sakura supo de inmediato que había dado una vuelta equivocada cuando dio con un pasillo muy diferente, pero antes de volverse una imagen llamó su atención y camino hacia el retrato que ocupaba el centro del pasillo. Justo cuando llegó frente a él sintió que el piso se abría ante sus pies.
 
Ahí estaba, el caballero del traje verde de la fiesta de disfraces. Bueno, no era exactamente él, admitió luchando por recobrar la calma, lo estudió con más detenimiento, ese era un hombre un tanto mayor, pero el traje era exactamente el mismo. No entendía lo que estaba pasando pero ahí frente a ella estaba la clave de la identidad del hombre que conociera meses atrás.
 
Más confundida que nunca y sintiéndose incapaz de analizar descubrimiento en ese momento, decidió irse. Ya tendría oportunidad de volver y averiguar más sobre ese hombre.
 
Después de eso fue una sorpresa para ella poder encontrar el camino hacia la puerta principal, pero prefirió no pensar demasiado en ello y atravesó el umbral sin mirar atrás, pero fue justamente lo que encontró delante lo que la detuvo.
 
Shaoran estaba junto a su auto esperándola.
 
-¿Dónde estabas?
 
-Me-me perdí -tartamudeó avanzando y como pudo sacó las llaves de su auto.
 
-Disculpa a mi prima Meiling, está un poco malcriada -pidió él sin hacerse a un lado para permitirle abrir la puerta.
 
-No importa Shaoran y no tienes que disculparte por ella.
 
-Todavía quiero que me ayudes con la gala.
 
-Está bien, te aviso cuando tenga las muestras de las invitaciones.
 
-Habíamos quedado que te acompañaría.
 
-Creo que es mejor que lo haga yo sola, no es necesario que lo hagamos todo juntos, solo perderíamos el tiempo y…
 
Shaoran la interrumpió al tomarla por los hombros con tal rapidez que ella tiró las llaves, después de mirarla fijamente, inclinó la cabeza y la besó con ternura.
 
-Lo que dije allá adentro es cierto -dijo él sin soltarla-. Me gustas.
 
-No creo que…
 
-Me gustas -insistió él-. Y no es algo que le diga a cualquier mujer, ¿comprendes?
 
Sakura estaba tan sorprendida que no sabía que podía decirle.
 
-¿Me crees? -preguntó él muy serio.
 
Sakura sabía que si, le creía. Aunque no comprendía que había sucedido allá adentro y mucho menos que estaba sucediendo afuera. Sabía que él decía la verdad y como las palabras no parecían salir de su boca, simplemente asintió.
 
-Bien -suspiró él soltándola lentamente. Después se agachó para tomar las llaves y abrirle la puerta del auto, una vez dentro y antes de cerrar la puerta añadió-. Pasaré por ti para ir a la imprenta -ella volvió a asentir-. Ve con cuidado -y cerró la puerta.
 
Se quedó ahí parado hasta que vio desaparecer el auto.
 
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Cuando Tomoyo le había dicho a Eriol que necesitaba comprar un vestido, no se había imaginado que el insistiría en acompañarla. Después de ver a Fuutie y firmar un contrato de trabajo, habían salido directo al centro comercial, aunque Tomoyo había insistido en ir a uno poco frecuentado por la gente que ellos conocían.
 
Al principio había sido divertido ir de tienda en tienda tomados de la mano, compraron un helado y miraron aparadores.
 
Pararon en un par de lugares y se divirtieron viendo los diferentes modelos. Tomoyo incluso bromeo un poco y modelo frente a él esperando su aprobación pero después del décimo rechazo empezó a cansarse.
 
-¿Qué tal este? -preguntó Tomoyo, mostrándole un vestido con menos tela que una corbata.
 
Eriol hizo una mueca.
 
-No.
 
Por el momento, Tomoyo se había probado diez vestidos y a él no le gustaba ninguno. Eran demasiado cortos o demasiado provocativos. Si iba por las calles con aquello puesto la detendrían.
 
-No te gusta nada -protestó Tomoyo, exasperada.
 
Tampoco a ella le había gustado ninguno, pero quería comprar ese vestido. Le había prometido a Etsuya que compraría algo especial para la noche de los premios, quería que su modelo estuviera a la altura del evento y ella no quería defraudarlo.
 
Y hasta ahora la búsqueda había sido infructuosa. Y las vendedoras no ayudaban nada. Estaban todas babeando con su acompañante, sin prestarle a ella ninguna atención. El único consuelo fue que Eriol no parecía hacerles ni caso.
 
-¿Y si vamos a la tienda que hemos visto antes? -sugirió ella.
 
-Me parece bien.
 
Tomoyo dejó el vestido en la percha y tomó su bolso. Si no hubiera estado tan cansada se habría reído al ver la expresión de las dependientas.
 
La otra tienda era menos moderna pero los vestidos eran más femeninos. Mejor, pensó Tomoyo.
 
Y lo mejor de todo era que la vendedora de la tienda, estaba embarazada, de modo que no se volvería loca con Eriol.
 
-¿Puedo ayudarla? -preguntó la mujer sin apenas mirar a Eriol.
 
-Necesito un vestido, algo especial -respondió Tomoyo tratando de animarse.
 
La mujer la miró de arriba abajo como si adivinara su talla.
 
-¿Ropa interior también?
 
-Sí, ¿por qué no? -contestó ella poniéndose colorada.
 
-Bueno, vamos a empezar con estos vestidos.
 
Fue un alivio desaparecer en el probador, pero no pudo evitar mirar a Eriol por un resquicio de la cortina. Él miraba alrededor, incómodo.
 
-No se preocupe -le dijo la mujer-. A los hombres no les gusta ir de compras, pero el resultado sí.
 
Sonriendo, miró a la mujer, sintiendo que era una aliada. Al fin se puso uno de los vestidos que le sugirió y la vendedora la miró maravillada.
 
-Sabía que le quedaría estupendo -sonrió la empleada.
 
-Sí, creo que sí, ahora veremos qué le parece a él-. ¿Qué te parece?
 
Eriol tuvo que parpadear al verla salir del probador.
 
Tomoyo dio una vueltecita, encantada consigo misma. El vestido, de tela muy suave, se pegaba a su cuerpo sin ser especialmente llamativo.
 
Pero eso era peor todavía.
 
Era un reto. Aparentemente sencillo y poco tentador, el escote mostraba en realidad más de lo que debía mostrar. Y la tela era tan fina que prácticamente podía ver la forma de sus muslos.
 
Un reto total.
 
Era la clase de reto que hacía a un hombre pensar en formas de quitar ese vestido, aunque fuera arrancando los botones uno a uno. Y él no quería que un hombre pensara en quitarle ese vestido a Tomoyo. Mucho menos el tal Nagano. Era demasiado inocente como para protegerse a sí misma, de modo que alguien tenía que hacerlo por ella.
 
-Tienes que ponerte una combinación.
 
-¿Qué?
 
La desilusión en sus ojos hizo que Eriol apretara los labios, pero aún así le hubiera gustado cubrirla con una manta y llevársela a su casa, no a su apartamento nuevo o a casa de Sakura, a su casa, el lugar donde podría tenerla vigilada y protegida.
 
Tomoyo se volvió a la vendedora.
 
-Eriol cree que debo ponerme una combinación. ¿Usted que cree?
 
-Que Eriol está equivocado -sonrió la vendedora-. Además, el vestido va un poco abierto por delante, de modo que la combinación se vería.
 
¿Abierto por delante?
 
Eriol empezó a sudar. Era cierto. Los botones solo llegaban a la mitad del muslo. No tenía ni idea de por qué aquel vestido mostraba tanto, pero así era.
 
-Abróchatelo.
 
-El vestido es así -dijo la vendedora, fulminándolo con la mirada.
 
En otro momento Eriol, acostumbrado a que las mujeres lo adorasen, se habría sentido insultado, pero en aquel instante solo podía fijarse en los muslos de Tomoyo. El vestido, que a primera vista parecía pudoroso y antiguo, era todo lo contrario.
 
Era un escándalo.
 
-La abertura llega muy arriba.
 
Tomoyo lo miró, casi haciendo un puchero.
 
-No estoy enseñando nada que no enseñe con pantalones cortos.
 
-Eso es diferente.
 
-No lo es.
 
Ella se volvió a mirarse al espejo. Le gustaba como se veía. ¿Por qué no le gustaba a Eriol?
 
No había nada de malo en aquel vestido. Era precioso. Y los que se había probado antes eran mucho más llamativos, más para actrices y modelos que para una persona que hace una vida normal.
 
Aquel vestido era estupendo y pensaba comprárselo. Aún así… Tomoyo se mordió los labios, intentando conjugar los comentarios de Eriol y sus propios gustos.
 
A él no le gustaba y quería que le gustara.
 
-Será mejor que me pruebe otra cosa -murmuró entristecida.
 
-No.
 
La vendedora y Tomoyo se volvieron sorprendidas.
 
-¿Qué?
 
-Cómpralo. No está tan mal -dijo Eriol entonces-. La verdad es que te queda muy bien.
 
-Pero si acabas de decir…
 
-Da igual -la interrumpió él, furioso.
 
Tomoyo no entendía nada pero al parecer la vendedora sí, porque sonrió y le guiñó el ojo, la joven sonrió a su vez y se acercó a Eriol. Impulsivamente, le dio un beso en la mejilla.
 
-Gracias. Eres maravilloso -y se volvió a mirar a la vendedora-. De todos modos me probaré el otro que me mostro.
 
Eriol se apoyó en la pared cuando ella volvió a entrar en el probador. Pero la vendedora estaba mirándolo de arriba abajo. Era la clase de mirada con la que un científico observa a una bacteria.
 
-Intente mirar este con buenos ojos -le dijo tan tranquila.
 
¿Aquella pesadilla no terminaría nunca?
 
-¿Tiene algún sujetador que se abroche por delante? Siempre he querido tener uno -dijo Tomoyo desde el probador.
 
Eriol apretó los dientes. ¿Un sujetador que se abrochase por delante? ¿De los que un amante puede abrir con los ojos cerrados?
 
Aparentemente, la pesadilla solo estaba empezando.
 
Tomoyo había tarareado todo el camino al auto. Se había decidido por más de un vestido, también un par de camisones tan diáfanos que eran casi indecentes. Y ropa interior muy bonita y sexy.
 
Eriol había intentado pagar, diciendo algo sobre una disculpa, pero Tomoyo no se lo permitió. Sin decir palabra, él metió las bolsas al auto.
 
-Gracias Eriol.
 
-No es nada -replicó él bruscamente-. Lo único que he hecho es ver cómo te probabas cosas.
 
-Pero me has ayudado a elegir -dijo ella mientras la ayudaba a subir al auto.
 
-Como sea… el sábado iré por ti para llevarte al concurso.
 
-No hace falta, Etsuya quedó de pasar por mí, dice que debe llegar con su modelo, todos harán lo mismo.
 
Eriol intentó controlar su temperamento. Le dio la vuelta al auto y entro en el mismo, colocó ambas manos sobre el volante y apretó con fuerza. Como le gustaría decirle un par de cosas al tal Etsuya.
 
-¿Qué pasa?
 
-Nada.
 
-Si no pasa nada porque tienes esa cara.
 
Eriol se mantuvo callado y apretó con más fuerza el volante si es que eso era posible. Tomoyo se molestó tanto que exasperada apretó el botón que abría la cajuela y salió del auto, Eriol también salió.
 
-¿Qué sucede? -preguntó al verla sacar las bolsas.
 
-Nada -replicó furiosa, agarró sus bolsas y lo miró-. Si no querías acompañarme, no lo hubieras hecho, si tanto te molesta ir de compras no hubieras insistido en venir, aunque no lo creas soy perfectamente capaz de andar en la calle sin ayuda.
 
Intento marcharse pero él la detuvo y le quito las bolsas de las manos.
 
-No me molesta acompañarte y si insistí es porque quería venir.
 
-Pero has estado molesto la mayor parte del tiempo y no te molestes en negarlo porque es la verdad.
 
Eriol prácticamente arrojó las bolsas las bolsas al auto y cerró con fuerza la cajuela.
 
-No he estado molesto, he estado celoso.
 
-¿Celoso?
 
-Sí, celoso de cualquiera que te pueda ver con esa ropa que has comprado.
 
-Pero…
 
-Celoso del tal Etsuya, que tiene que llevarte del brazo. No me gusta Nagano y eso lo sabes. Y me parece insoportable el solo pensar que salgas con él.
 
-Es por el concurso -dijo ella en voz baja.
 
-Lo sé, maldita sea si lo sé.
 
-Entonces, ¿por qué te enojas?
 
-¡Porque eres mía! Y no estoy dispuesto a compartirte con nadie.
 
Cuando ella pareció confundida por sus palabras, sin saber qué decir. Eriol decidió por ella. Con la posesiva exigencia que había estado conteniendo durante todo el día, la acercó hacia sí para besarla con desesperación.
 
Besar a Tomoyo había sido como viajar a las estre­llas desde el primer contacto de sus labios sobre los suyos. Pero esa tarde la explosión fue tan salvaje que casi lo asustó a él mismo.
 
Deslizó las manos por debajo de la chaqueta, acariciándole los costados en dirección a sus se­nos. Mientras su lengua se abría camino hacia el inte­rior de su boca, oyó su suave gemido y la sintió derre­tirse entre sus brazos.
 
Tomoyo ahogó otro gemido. La asombraba aquel beso… ¿cómo algo podía ser tan emocionante y tan aterrador al mismo tiempo? Sin embargo, echó la cabeza hacia atrás para dejar que pudiera besarla. Aceptaba la invasión de su lengua y la urgente presión des su manos, disfrutando de aquella inusitada caricia.
 
Apenas podía pensar y mucho menos entender lo que había dicho él antes de besarla. Había demasiadas sensaciones recorriéndola en ese momento.
 
Cuando él se apartó, Tomoyo tuvo que tomar aire.
 
-¿Eriol?
 
-No -murmuró él.
 
-¿Eriol?
 
-Calla -dijo él, modisqueando su labio inferior y volvió a besarla, a consumirla con su boca, y ella sintió un cosquilleo increíble en el vientre. El placer era increíble.
 
Tomoyo enredó los brazos en el cuello de Eriol, apretándose contra el torso masculino. Le gusto tanto la sensación que emitió un gemido.
 
Poco a poco el pareció controlarse, aunque no dejó de besarla, de susurrarle que la quería y lo mucho que le importaba. Hasta que volvió a besarla suavemente, la ansiedad se había evaporado, pero le era casi imposible separarse de ella, de su olor y su sabor.
 
Al fin, fue capaz de dejar de besarla pero no de abrazarla y sintió una enorme satisfacción cuando notó que ella tampoco se alejaba. Tomoyo estaba ruborizada y le brillaban los ojos. Con un dedo le acarició las mejillas y los labios hinchados.
 
-Voy a ir al concurso, a ver ganar a Nagano -dijo suavemente y colocó el dedo sobre sus labios para impedirle hablar-. Pero cuando todo acabe te irás conmigo, iremos a cenar y hablaremos. Hablaremos de nosotros y se acabaran los malos entendidos.
 
-Si, si a todo lo que quieras -murmuró ella-. Pero, por favor vuelve a besarme.
 
Eriol sonrió undiendo una mano en su cabello y se inclinó lentamente hasta que sus labios se rosaron.
 
-Eso, será un placer para mi -susurró dispuesto a complacerla el resto de la tarde.
 
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Nakuru tamborileaba con los dedos nerviosa, sentada frente a su escritorio no hacía más que mirar hacia la puerta de la oficina y saltaba cada vez que el sonido del elevador anunciaba que alguien había bajado en ese piso.
 
Molesta por su falta de control lanzó un bufido y se pudo de pie. Tomo las cartas que había terminado de escribir y las llevo al despacho de su jefe. Eriol Hiraguizawa, un hombre al que respetaba y consideraba uno de los más inteligentes y prometedores de la empresa pero desde hace un par de semanas que ya no pensaba igual.
 
No desde que le había comunicado su decisión de contratar a Touya Kinomoto como un colaborador más de su oficina y también especie de espía para poder atrapar a Hironobu con las manos en la masa. Esto último le parecía maravilloso, lo que más quería en el mundo era ver a Hironobu humillado, nunca había conocido a un hombre tan machista y tan grosero como ese. Nunca la miraba a la cara cuando le hablaba, siempre parecía más interesado en ver dentro de su escote o sus piernas y la molesta y sensación de que le miraba el trasero cada vez que podía era tan irritante como la forma condescendiente en que le hablaba como si ella no entendiera nada.
 
Pero utilizar a Touya Kinomoto para por fin reunir pruebas contra Hironobu era algo que no la alegraba del todo. Desde el momento en que lo vio supo que ese era el tipo de hombre del que debía alejarse, el tipo de hombre que la haría olvidarse de sus metas en la vida, tal y como le había sucedido a su madre, quien se fue de su país siguiendo a un hombre que le juró amor eterno y la alejó de su familia. Mimey Akizuki nunca miró atrás, ni siquiera a su hija a quien dejó con sus padres y siguió al inglés hasta su país de origen para vivir con él. Nakuru vivió con un enorme resentimiento hacia su madre durante mucho tiempo, hasta que por fin le pidió su ayuda pues con los años se puso muy enferma y tuvo que ir a cuidarla a Londres, solo entonces pudo conocer y entender a la mujer que había sido su madre. Y se prometió a si misma que nunca estaría tan enamorada de un hombre como para olvidarse de todo y seguirlo. Ella algún día se casaría y tendría hijos, pero solo con un hombre tranquilo y confiable con el que pudiera vivir en armonía.
 
Por eso debía alejarse de Kinomoto, era el tipo de hombre que a primera vista parecía frío, pero que en la miraba revelaba un alma apasionada que podía provocarle sensaciones como las de aquel día, sensaciones que era mejor no experimentar.
 
Suspiró casi sin aliento y sintiendo que se le calentaban las mejillas, era mejor que se controlara antes de que Kinomoto apareciera por la puerta.
 
Tal y como habían quedado, Nakuru había ido al departamento de recursos humanos solicitando que le buscaran a una persona con determinadas características, pues su jefe necesitaba ayuda extra en el despacho. Claro que había sido una coincidencia que justamente ese día un joven con excelentes referencias se hubiera presentado a solicitar empleo. Nakuru pidió al hombre del departamento que revisara las referencias y si todo estaba en orden hiciera una cita con el hombre en cuestión para que ella lo entrevistara de nuevo y si ella le daba su visto bueno, tendría una tercera entrevista con el señor Hiraguizawa.
 
Hasta ahora todo había salido perfecto y le habían notificado que la cita estaba hecha para esa misma tarde. Nakuru apenas salía del despacho cuando notó el cambio en el ambiente y ante de levantar la vista supo sin temor a equivocarse que Kinomoto había llegado.
 
-Buenas tardes señorita Akizuki -saludó él con formalidad-. Me han dicho que tengo una cita con usted.
 
-Si por supuesto -respondió ella en el mismo tono y miró alrededor notando que la presencia del hombre no había pasado desapercibida para ninguna secretaria de la planta-. Hágame el favor de acompañarme adentro, así hablaremos con más calma.
 
Nakuru abrió de nuevo la puerta del despacho y le indico que entrara, antes de hacer lo mismo volvió a mirar hacia los otros escritorios y vio a una de las chicas hacerle señas emocionada, seguro que después de eso se vería sometida a un exhaustivo interrogatorio, pero ella ya estaba preparada para eso.
 
-Es usted puntual señor Kinomoto -dijo ella mientras cerraba la puerta-. Eso habla muy bien de usted - Touya no hizo ningún comentario-. El señor Hiraguizawa ya le comentó lo que se espera de usted cierto.
 
-Así es -asintió él sin dejar de mirarla a los ojos.
 
-Por supuesto no pensamos tenerlo aquí sin hacer nada -y dicho esto se dispuso a explicarle el trabajo que ahí hacían y cuáles serían sus labores en la empresa-. Generalmente el señor Hiraguizawa no es tan confiado pero al parecer usted es digno de esta confianza, así que tendrá acceso a mucho de los proyectos que él tiene y…
 
-Espera que actúe en consecuencia -termino Touya.
 
-Si, como sea esperamos que Hironobu se acerque a usted en cualquier momento, él o si es el caso su asistente el señor Kaiganase. Un hombre igualmente indeseable, si me permite el comentario -al no recibir ninguna respuesta continuó-. Como sabe usted y yo estaremos en constante contacto, si tiene alguna duda debe dirigirla a mí. El señor Hiraguizawa no vendrá esta tarde a la oficina, justamente para dar la impresión de que quien lo ha entrevistado he sido yo, mañana podrá verlo solo para que parezca que le da el visto bueno, pero ya tendremos un escritorio listo para que empiece a trabajar, de esta manera parecerá que la decisión estaba en mis manos.
 
-¿Y no siempre es así? -intuyó él.
 
-Digamos que soy un filtro para el señor Hiraguizawa, él no supervisa nada si no pasa por mis manos primero o viceversa.
 
-Confía mucho en usted.
 
-He trabajado mucho para ganarme esa confianza.
 
-No lo dudo.
 
-Ni usted ni nadie, y hasta ahora no había sido necesario poner a prueba esa confianza, al menos a los ojos de los demás.
 
-Entiendo, usted no está tan contenta con que yo esté aquí.
 
-No estoy contenta con este plan, no. Espero que no le moleste mi sinceridad.
 
-En lo absoluto, es algo que aprecio.
 
-Bien, creo que de momento eso sería todo, mañana lo espero aquí a primera hora.
 
-¿A qué hora veré al señor Hiraguizawa?
 
-Por la tarde, tiene una clase por la mañana pero estará aquí después de la comida, mientras tanto lo pondré al tanto del funcionamiento de la empresa.
 
-¿Por qué no ahora?
 
-¿Tiene tiempo?
 
-Siempre tengo tiempo… para lo importante.
 
-Claro.
 
Y dicho esto estuvieron trabajando algo más de una hora, le mostró las instalaciones del lugar y lo presentó con algunas personas. Después de eso él mismo se encargó de la instalación de un nuevo escritorio justo enfrente del de Nakuru y empezó a organizar las actividades que tendría al día siguiente.
 
-¿Tiene auto? -preguntó Nakuru.
 
-Sí.
 
-Le preguntó porque tal vez sea necesario que haga algunas diligencias y podría necesitarlo. Nosotros pagaríamos el combustible, a menos claro que prefiera que le demos alguno de la empresa.
 
-No, usaré el mío.
 
-Perfecto, me parece que todo es todo por hoy, ya casi es la hora de salida -miró el reloj de pared-. Si prefiere puede irse señor Kinomoto…
 
-No cree que es mejor que me llame Touya -preguntó acercándose a ella.
 
-N-no, no lo creo -titubeó ella y a la defensiva añadió-. No es correcto.
 
-Se supone que debemos dar la idea de que vamos a llevarnos muy bien, casi como amigos. ¿O no es así?
 
-Sí, pero no es necesario que lo hagamos ahora mismo -susurró ella.
 
-A mi me parece que es mejor si lo hacemos desde siempre, como si hubiéramos conectado desde el primer momento, eso parecería más natural, ¿no le parece… Nakuru?
 
-No me parece -negó ella intrigada por la manera en que su nombre sonaba en sus labios.
 
-Aquí no acostumbramos tutearnos -mintió.
 
-¿Cómo puede inspirar alguien confianza llamándosele por su apellido? A menos que le moleste que yo le llame así.
 
-No me molesta… -dice nerviosa y añade indiferente-. Haga como quiera… no me importa.
 
-Usted me intriga Nakuru -confesó él mientras se inclinaba un poco.
 
-¿Yo?
 
-Sí, me parece que oculta a una persona muy diferente tras esa fachada de eficiencia.
 
-No es una fachada -aseguró sin aliento.
 
-No digo que no sea eficiente, solo que creo que hay algo más dentro de usted - Nakuru lo miraba sorprendida, y él se acercó solo un poco más a ella para susurrar-. Y estoy seguro de que me encantará averiguar cómo es la verdadera Nakuru.
 
Nakuru hubiera querido empujarlo y gritarle que no había ninguna mujer oculta dentro de ella, pero se contuvo a duras penas pues no podía dejar que nadie y menos él se diera cuenta de lo mucho que la afectaba.
 
-¿Señorita Akizuki?
 
Nakuru giró el rostro para encontrarse con que Hironobu estaba a unos metros de ellos y los miraba interrogantes, mantuvo la actitud fría y cortés de siempre, miró unos segundos a Touya quien dio un paso atrás y también miró al hombre.
 
-Buenas tardes señor Hironobu, ¿se le ofrece algo?
 
-No nada, en realidad, ¿mi sobrino anda por aquí?
 
-No, el señor Hiraguizawa se retiro temprano para cumplir con algunas citas.
 
No paso inadvertido para los dos que el hombre apenas contuvo las ganas de preguntar con quien eran esas citas, al segundo se repuso y miró a Touya interrogante.
 
-El señor Kinomoto es un nuevo empleado, nos ayudará con algunos asuntos -informó Nakuru-. El señor Hironobu es tío del señor Hiraguizawa y accionista de esta empresa.
 
-También soy el presidente de la misma -agregó Hironobu con una sonrisa condescendiente y estrechó la mano de Touya-. Es un placer conocerlo Kinomoto, nos estaremos viendo por aquí.
 
-Es muy probable señor -Touya entrecerró los ojos al notar la mirada que lanzaba Hironobu a Nakuru.
 
-Hasta mañana -se despidió el hombre y sin esperar respuesta se dirigió al elevador mientras murmuraba-. Interesante, muy interesante.
 
Continuará…
 
Nota de autora: ¡Hola, hola! Ya sé, soy muy mala, como siempre, me disculpo enormemente con todos, ya sé que es imperdonable haberme tardado tanto en actualizar, pero fue imposible de otra manera. Aquí en casa están ocurriendo muchas cosas (buenas afortunadamente), estoy buscando otro trabajo pues el que tengo no parece mejorar. Y la musa se ha desaparecido completamente. Primero tuve que terminar de escribir el epílogo de Lecciones para dos pues tenía las ideas tan claras en mi mente que no me permitían concentrarme en nada más.
Pero bueno al fin pude escribir, me llevo más o menos dos semanas escribir este capítulo. En cuanto tuve la primera palabra que pondría en él me decidí a seguir escribiendo, estoy muy orgullosa de la primera escena, creo que logre imprimirle la fuerza necesaria a la confrontación entre madre e hija, espero que ustedes también se sientan orgullosos de la reacción de Tomoyo, se también que estarán molestos con Sonomi, William y Toshime, pero ya más o menos tengo una idea del castigo que recibirán, aunque se aceptan sugerencias.
Como muchos sospecharon Tomoyo ha decidido independizarse para preocupación de Eriol que querrá tenerla cerca y vigilada. Muy pronto esta pareja formalizará noviazgo, lo prometo. Debo confesar que para la última escena con esta pareja utilice parte de la escena de una novela que leí hace tiempo, una de mi editorial favorita harlequin, espero eso no moleste a nadie :P
Shaoran y Sakura son otros que están como el gato y el ratón y tendrán que disculparme pero yo me divierto horrores escribiendo sobre ellos. Shaoran está decidido a cortejarla y ha declarado sus sentimientos. Aclaro que Meiling no será lo mismo que en el anime, la chica no ha venido para perseguir a su primo, pero no perderá su forma de ser y aunque se interpondrá un poco en el romance no será de la misma manera. Y espero haber hecho muy felices a algunas chicas que me han comentado que ya querían que Sakura supiera sobre el hombre del disfraz verde. Ahora ya está un poco más cerca de enterarse de la verdad.
Y por último Touya y Nakuru, estuve a punto de dejarlos fuera del capítulo pues mi musa parecía no querer cooperar, pero por fin me decidí. Habrá poco de esta pareja pero no pude evitar incluir a mi querido Touya en la trama, ah pero no duden que me divertiré también escribiendo sobre ellos.
Una vez más les pido disculpas por el retraso, intentaré no tardarme tanto la próxima vez, me doy cuenta de lo mucho que me está costando escribir este fic y me confunde el que así sea, así que creo que me abocaré un poco más a las ideas que ya tengo sobre lo que sucederá en adelante y si todo sale bien, estaremos llegando muy pronto (en 2 o 3 capítulos), al tan ansiado final, pero ya veremos que sucede.
Muchas gracias a todas las chicas que me han escrito pidiéndome que actualice, gracias por el esfuerzo, cada vez que recibía algún mensaje me obligaba a continuar. Quisiera agradecer a chobitsharuno07, sigo esperando tu dirección de correo y a sakurasamia, por favor, vuelve a enviar tu dirección de correo, pero evita poner el “arroba” pues no sale la dirección en los reviews, podrías poner tu Nick-arroba-yahoo-punto-com, de otra manera no aparece la dirección. Y también para k-jyme, he tratado de responder a tu fabuloso review pero me regresan los correos, disfrute mucho leyendo todo lo que escribiste, lo agradezco mucho. Saludos enormes a todas ustedes, espero me escriban y me digan que les pareció este capítulo, como siempre estuvo hecho con mucho cariño.
Una cosa más me han llegado nicks de gente que quiere unirse a mi mesenger pero por seguridad no puedo aceptarlos sin saber quiénes son, así que para: chicharo.89, sakura_wihnky, soycool_aderb, love_hanin_123, asakura_hiwatarilovexx, Carina Gabriela Bertinni, Por favor, si reconocen sus nicks, avísenme para que los acepte en mi mesenger, sino recibo respuesta en dos semanas rechazaré la petición.
Besos y Hasta pronto
Daulaci