Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Torpeza ( Chapter 1 )

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Nota de la Traductora: Sí, soy yo otra vez y me picaban los dedos por traducir :) , estoy muy contenta de poder entregarles la presente historia llamada "Amor Difícil", es la segunda entrega de una trilogía escrita por Maddie-san, esta comienza inmediatamente después de los juegos de Cell; no se preocupen, ella escribió cada parte para que se pueda leer como un independiente así que no se perderán. Es una maravillosa historia, espero que les guste tanto como a mí.

Como siempre digo, este fic no me pertenece, su autora se llama Maddie-san, pueden encontrar este y todos sus demás trabajos en fanfiction, aquí está el link de la historia original (retiren los paréntesis): https(:/) s/5750375/1/Difficult(-)Love

Ahora tengo una página web, si gustan me visitan para saber que nuevos fics traduciré en el futuro: https://sites.google.com/view/chicamarioneta/p%C3%A1gina-principal

Nota de Maddie-san: No estas soñando, aquí está. La 'secuela' de "El amor es lo más difícil de satisfacer". Sé que tomó algo de tiempo, pero quería planearlo todo y tener escritos algunos esqueletos de capítulos. Así es, en realidad planeé una historia. Es bastante impactante me doy cuenta, ja ja.

De todos modos, esto debe tener el tamaño de EAEMDDS, tal vez un poco menos. Esta es la parte 2 de 3, lo que significa que habrá otro que viene después. Además, ya no voy a ocupar espacios del capítulo respondiendo a las críticas de aquí, en lugar de eso les responderé personalmente con la opción de respuesta de los comentarios. Así que ahora, lo que obtendrán es en realidad la historia, no otras cosas.

Realmente no necesitas leer la primera entrega para entenderlo, aunque sería lo mejor, pero estas no siguen una a la otra. Simplemente estoy escribiendo las partes que faltan de Bulma y Vegeta en DBZ.

Para cualquiera que quiera leer la primera parte:

fanfiction . Net / s / 4535523/1 / Love_Is_The_Most_Difficult_To_Satisfy

No tengo nada más que decir por ahora, excepto que disfruten del capítulo. ¡Eso es cierto, no hay prólogo, sólo un capítulo completo!.

Derechos de autor: No soy dueña de Dragonball Z.

 

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Amor difícil

(Difficult Love)

Autora: Maddie-san

Traductora: Chicamarioneta 

 

Capítulo uno

Torpeza

 

Después de tres largos años de entrenamiento, situaciones angustiosas y una montaña rusa emocional, todo había terminado. Solo sufrieron una perdida y fue Gokú, que por una razón inexplicable optó por permanecer en el más allá. A pesar de haber sido separada de su amigo de la infancia, Bulma no pudo dejar de sentirse aliviada, ya que Vegeta salió adelante y se mantuvo vivo. Tenía cierta tristeza por la partida de su hijo del futuro, pero se consoló rápidamente con la idea de que el pequeño haz de alegría entre sus brazos crecería para ser un joven asombroso y apuesto. Casi todo había vuelto a la normalidad, excepto su relación con Vegeta, esta se sentía incómoda. Tal vez se debía al hecho de que continuaban atrapados en la indecisión y ella no estaba segura si era correcto hacer o decir algo, o si estaban oficialmente juntos. Culpó de todo a Vegeta por decidirse a morar en la incertidumbre.

Tan pronto como volvió de su viaje espacial, él empezó a vivir en la Corporación Cápsula, sin embargo, no tuvieron muchas oportunidades de hablar. Aunque pareciera imposible, dedicó aun más de su vida a entrenar y menos a la casa que estaba llena de gente tratando de decidir un plan, así que ella nunca encontró la ocasión para que intercambiaran algunas palabras. Por supuesto, estuvo muy ocupada con Trunks, sus inventos, la creación de las réplicas de la armadura saiyayín y aun así... Además, era incómodo como acabaron aceptando la situación; ninguno de los dos habló sobre ello, simplemente vivían juntos. Pero todavía quedaba una pregunta, ¿Vegeta se iría ahora qué todo había terminado y Gokú estaba muerto? Bulma no le preguntaría su decisión ni le exigiría que no se fuera. Era obvio que le agradecería que permaneciera en la Tierra.

Durante la mayor parte de su "relación", Vegeta se había centrado en entrenar para no morir a manos de los androides, pero ahora, las cosas eran completamente diferentes. Si decidía que la Tierra sería su nuevo hogar para siempre, eso quería decir que no despreciaba demasiado la idea de vivir con ella y con Trunks. Estaba convencida de que su nombre aún era conocido en la galaxia y que podía encontrar un lugar adecuado, así que no se quedaría porque no tenía a donde ir.

Un grito proveniente de la cuna de Trunks le hizo saber que no había tiempo para soñar despierta y que debía cuidar del pequeño. Bulma sonrió cuando extendió los brazos hacia él para poder cargarlo y consolar sus lágrimas. Estaba muy orgullosa de su hijo porque había logrado caminar por primera vez ayer. No necesitaba que Vegeta compartiera su alegría, sus padres estuvieron allí para los primeros pasos de Trunks y eso fue suficiente para ella; además, incluso si él se hubiera hallado presente, dudaba que demostrara mucha emoción.

De repente, alguien maldiciendo ruidosamente en el pasillo pudo ser oído y al instante Bulma cubrió los oídos de su hijo antes de caminar enfurecida hacia el lugar. Vegeta estaba a punto de pasar por la habitación de Trunks, evidentemente enojado por algo; ¿cuál era la novedad?

—Vegeta —siseó ella—, no maldigas cerca de Trunks.

Vegeta alzó la cabeza para mirar a la mujer de cabello azul que tenía en frente. No estaba de humor para tratar con Bulma; con una mirada mortal, pasó de largo junto a ella y a su hijo. El maldito niño había estado llorando durante la mayor parte de la noche; debido a ello, Vegeta y su sensible oído no pudieron dormir, lo que lo hizo permanecer despierto toda la noche. Por lo general, no le molestaría no dormir, pero como no conseguía pegar un ojo desde los androides, estuvo ansioso por unas pocas horas de sueño. Aparentemente, Trunks tenía otro plan y eso implicaba frustrarlo hasta el límite. Concedido que fácilmente se molestaba y que en este momento, estaba aún más en el filo de lo que solía, teniendo en cuenta todo lo que pasaba. Él prefería que creciera hasta hacerse un poco más grande; al menos así sería capaz de luchar.

Aunque no existía ninguna amenaza actual, Vegeta comprendía muy bien que no era bueno descansar durante los momentos de paz. Por lo que vio, Trunks empezó a caminar; eso significaba que estaría listo para comenzar su entrenamiento muy pronto y decidir entrenar a su hijo casi implicaba que había decidido permanecer en la Tierra viviendo en la casa de la mujer. No lo hacía porque no podía mantenerse alejado de ella, pero entonces ¿por qué debería irse? Este lugar era “aceptable” y alguien debía asegurarse de que el niño alcanzara el nivel de super saiyayín y honrara la sangre real de Vegeta. Además de eso, no tenía la intención de dejar a ese débil en torno a su hijo y sabía que Yamcha solo estaba esperando una oportunidad para volver a la vida de su exnovia.

Bulma y él no hablaron realmente de la situación, pero no había nada de qué hablar. No requería de su permiso para quedarse y no tenía necesidad de anunciarle su decisión de permanecer en la bola de barro de planeta con todos estos débiles. Sin embargo, se preguntaba si la mujer esperaba algo de él ahora que estaba vivo y se quedaba. Ya había tomado la decisión de entrenar a Trunks, porque si no lo hacía, ella solo se concentraría en su cerebro y arruinaría su potencial.

Desde que Kakaroto murió —lo cual era frustrante, ya que él no fue el que lo derrotó— no quedaban más saiyayíns con quien su hijo pudiera luchar para aumentar su nivel, eso hacía que tuviera que encargarse del trabajo. Sabía que la mujer estaba emocionalmente unida a él, sin importar lo que dijeran sus palabras; a pesar de eso no quería que esperara algo de su parte. Después de todo, su decisión de quedarse nada tenía que ver con ella y no deseaba que pensara lo contrario. Vegeta podía tolerarla mucho más de lo que solía, pero eso no significaba nada, o al menos, no lo creía.

—Vegeta, ¿quieres desayunar? —preguntó la señora Briefs al verlo entrar en la cocina con su habitual ceño serio en el rostro. ¡Cuánto más entrenaba, más apuesto lucía!

Él gruñó una respuesta y se sentó a la mesa; realmente no tenía paciencia para tratar con la madre de la mujer en este momento, pero se estaba muriendo de hambre, así que iba a soportarla. Rápidamente, la señora Briefs le puso delante una gigantesca montaña de panqueques dulces, con una enorme sonrisa en el rostro.

—¡Aquí tienes, guapo! —Su hija era en verdad una muchacha afortunada por tener a alguien tan atractivo. Pensar en hombres guapos la hizo pensar en el precioso Trunks que estaba aquí hace poco... ¿A dónde se había ido?

Sin decir una palabra, Vegeta procedió a comer con la esperanza de que se fuera y lo dejara en paz. Por supuesto, su deseo no se hizo realidad, especialmente cuando Bulma y Trunks entraron en la cocina, todos sonrisas y risitas. Bulma se aseguró de ignorarlo completamente cuando dejó a su hijo que comenzó a gritar en una pequeña silla, listo para algo de comida gracias al apetito saiyayín. Fue a la nevera para tomar la comida, sin olvidar la cuchara y se colocó a su lado con una enorme sonrisa para tratar de calmar sus gritos. Él estaba extremadamente irritable hoy y no tenía idea del porqué. Por lo general, dormía toda la noche, pero ayer, se negó a permitirle cerrar los ojos ni por un segundo. Bulma culpaba de esto a la falta de aventura. Desde que Trunks nació, veía gente corriendo por todos lados tratando de salvar a la Tierra y luego incluso lo llevó consigo cuando la batalla estaba pasando; tal vez solo necesitaba de algo excitante para drenar su energía.

De pronto, pareció que Trunks se dio cuenta de que su padre estaba en la habitación y al instante cesó de gritar. Levantó lentamente el brazo y señaló con un dedo regordete a Vegeta. Ella no pudo evitar reír en voz baja por la reacción de su hijo ante la presencia de su padre.

—¿Dada? —preguntó Trunks antes de mirar a su madre.

—Sí, eso que está de mal humor es tu papá —contestó con un tono muy juguetón. Cualquier ocasión para burlarse de Vegeta valía la pena. Probablemente él se veía molesto ahora, pero sinceramente necesitaba relajarse un poco, paraba demasiado tenso todo el tiempo.

—Mujer —dijo, su voz era amenazante. Parecía que cada vez que ella se encontraba cerca, solo hacía que su estado de ánimo empeorara y ahora su desayuno estaba arruinado.

—¿Sabías qué Trunks caminó ayer? —le preguntó Bulma ignorando totalmente la amenaza. Tal vez a él no le importaba, pero todavía quería compartírselo, en caso de que fuera más blando de lo que dejaba que nadie conociera. En realidad, sabía que tenía sentimientos que se negaba a compartir con el mundo; lo había probado varias veces en los últimos tres años.

—No me importa —respondió Vegeta, todavía enfocado en comer sus panqueques. Francamente no era nada extraordinario que el niño comenzara a caminar, a su edad la mayoría de los saiyayíns ya habrían comenzado un entrenamiento muy intensivo. Si fuera por él, Trunks hubiera aprendido a caminar meses atrás; pero, por supuesto, tenía otras prioridades en ese momento.

Bulma se encogió de hombros para demostrar que eso no la afectaba. Siempre tuvo la sensación de que él no evidenciaría una gran reacción ante la noticia, pero había una pregunta que quería hacer para aclarar todo; a pesar de que no estaba segura si le contestaría, aun así valía la pena intentarlo.

—¿Te vas a quedar? —indagó con una voz en extremo tranquila.

Vegeta bajó el tenedor y levantó la cabeza para mirar a Bulma y a Trunks, su ceño era casi invisible. Bulma le devolvió la mirada sin darse cuenta de que estaba conteniendo la respiración.

—Alguien debe entrenar al niño —contestó finalmente antes de apartar la vista, como si lo hubieran pillado haciendo algo que no debía.

Una sonrisa apareció en el rostro de Bulma y asintió. Las cosas entre ella y Vegeta podían ser muy inciertas, sin embargo, no lograba ocultar su felicidad por el hecho de que Trunks crecería con un padre. De alguna manera, ella estaba incluso agradecida, pero nunca lo diría en voz alta.

Cuando volvió a mirarlo, obviamente él estaba tratando de concentrarse en otra cosa y su sonrisa creció. Ahora que todo retornaría a la normalidad, su rutina se volvería muy emocionante y ella lo esperaba con interés. Tal vez vendría una pequeña “caza”; después de todo, él se iba a quedar, sería algo así como un padre... y todavía era muy guapo. Sí, eso la hacía sonar extremadamente caliente, pero ¿quién la culparía? Vegeta era el único que conseguía encender ese fuego dentro de ella y no lo obtendría de otra manera. El alivio que la embargaba era claro, estaba contenta de que su hijo no solo tendría un padre, sino a alguien que le explicaría sus orígenes. Por supuesto, Bulma era inteligente, pero incluso todas las investigaciones del mundo no la ayudarían a entender lo que era ser un saiyayín; solo Vegeta podía hacerlo.

Además, a ella no le molestaba que nunca le diera a conocer sus sentimientos, ya que habían hecho algunos progresos y solo esperaba que el último año no hubiera arruinado todos los pequeños pasos que habían dado. Pero si tenía que empezar de nuevo, no era como si contara con muy poco tiempo. Si él planeaba quedarse para siempre, dispondrían de muchos, muchos años para trabajar en construir una relación y conociendo a Vegeta, años eran exactamente lo que necesitaría. Eso podría ser deprimente, pero Bulma lo había conseguido antes y sabía que sería capaz de atraparlo para siempre la próxima vez.

✺✺✺

—Hija, ¿por qué no duermes un poco? Yo me encargaré de Trunks.

Bulma, que se hallaba sentada en el suelo viendo como Trunks trataba de meterse un pato gigante en la boca, le sonrió a su padre.

—Estoy bien papá, no te preocupes. —La verdad era que se sentía agotada, pero su padre también tenía trabajo y no estaba dispuesta a obligarlo a cuidar del pequeño. Por lo general, una madre se lo pediría al padre, pero en este caso, no era la mejor idea. ¡Ella estaba casi asustada de dejar a Trunks con Vegeta, temía encontrarlo todo quemado por esferas de energía!

El señor Briefs suspiró.

—Es mi nieto y quiero pasar algún tiempo con él —dijo antes de unírseles en el suelo tratando de demostrar su punto. El embarazo, el trabajo y el primer año de vida de Trunks habían sido extremadamente duros para Bulma, ella pasó por todo sola y quería ayudarla. Era difícil no notar los círculos oscuros debajo de sus ojos, deseaba que durmiera un poco, ya que no parecía saber cuando parar.

La joven suspiró, luego asintió suavemente.

—¡Muy bien, voy a tomar una siesta! —contestó y se levantó del suelo—. ¡Pero no me dejes dormir por mucho tiempo! ¡Ah, él debe ser alimentado en una hora! ¡Y…

Su padre la interrumpió.

—Cariño, te he criado, sé como cuidar a un niño. —Entendía que estaba nerviosa por su hijo, pero él sabía lo que estaba haciendo.

Bulma volvió a asentir, tal vez ella no se relajaba porque cargaba demasiado estrés. Si había alguien a quienes le confiaría a Trunks, eran sus padres. Sí, incluso a su madre, ¡después de todo, se encargó de ella cuando era una bebé!

—Lo siento, papá. —Se disculpó antes de darle un beso a Trunks en la cabeza y salió de la habitación.

Ella esperaba que todo marchara bien porque podía usar tres o cuatro horas de descanso. Las cosas volvían a la normalidad, ya era hora de recuperar el sueño y empezar a relajarse, sin contar el hecho de que no había trabajado en ningún proyecto de la Corporación Cápsula y los dedos y el cerebro comenzaban a picarle. Bulma se frotó su nuca adolorida mientras caminaba por el pasillo pensando que estaba sola. Para su sorpresa, vio el cabello de Vegeta desde el vestíbulo y se dijo con una sonrisa que esa era una buena forma de relajarse. Probablemente no debería estar pensando así, pero su vida sexual llevaba muerta bastante tiempo y había sido maldecida con la visión de su cuerpo sin camisa casi todos los días; por lo tanto ¿quién la juzgaría? Esas innumerables horas de entrenamiento tenían que valer la pena, ¿verdad?, y no solo con el aumento de poder. Bulma estaba tan distraída por el pensamiento del cuerpo desnudo de Vegeta que nunca se dio cuenta que se hallaba parado justo frente a ella.

—¿Dónde está él?

Bulma ladeó un poco la cabeza.

—¿Quién?

Vegeta puso los ojos en blanco y cruzó los brazos.

—Mujer, sabes de quien estoy hablando.

—Así que volvemos a mujer otra vez, ¿qué le pasó a Bulma? —Cuando él la miró, ella rio suavemente; Dios era tan fácil de molestar—. Mi papá está cuidando a Trunks, ¿por qué te interesa?

Vegeta apartó la mirada como si le importara muy poco.

—El mocoso no se calló ayer, me mantuvo despierto toda la noche. —Él había programado dormir una hora antes de regresar a su entrenamiento, el problema era que no sabía donde estaba Trunks, así que planeó averiguarlo por su cuenta y ya que la mujer estaba aquí ahora, ¿por qué no ahorrar tiempo?

—Sí, pero todo lo que hiciste fue permanecer en tu cama, en realidad fui yo quien tuvo que levantarse cada vez que lloró. —Cuan egoísta era a veces. ¿Se suponía que debía compadecerse de Vegeta solo porque no consiguió sus dos horas regulares de sueño? Honestamente, lo había visto pasar días sin dormir.

—Esa fue tu decisión. —Él había estado ausente cuando ella se enteró del embarazo, así que no podía culparlo por la decisión que tomó de conservar al niño y cuidarlo. Ella abrió la boca para discutir, pero él la interrumpió.

—Asegúrate de que se mantenga alejado de aquí. —Vegeta estaba molesto en este momento y no tenía paciencia para ella, por lo tanto, se dio la vuelta y se dirigió a su dormitorio.

Bulma lo observó alejarse fijando la mirada en su trasero que estaba firmemente cubierto por un short de tela spandex. Una idea cruzó por su mente y comenzó a seguirlo, un plan se formaba lentamente mientras sonreía. Casi cada vez que había ocurrido algo entre los dos, ella fue la que lo inició; parecía ser la forma en que su relación funcionaba. Una vez más, decidió ser la encargada de hacer el movimiento y ver a donde la llevaría. Cuando Vegeta abrió la puerta de su habitación, pudo sentir que la mujer seguía detrás de él, eso lo dejó confundido. ¿Qué demonios seguía haciendo allí? Se frotó la frente ligeramente, sabía que lo que fuera que ella tuviera en mente, de seguro lo cabrearía y consumiría lo poco de paciencia que le quedaba.

—Mujer, ¿qué quieres? —preguntó mientras seguía avanzando por la habitación.

Bulma se encogió de hombros y trató de parecer lo más inocente posible.

—También voy a tomar una siesta —dijo ofreciéndole su mejor sonrisa, aunque eso no lo engañó.

Él se quedó mirándola como si estuviera esperando que dijera algo más o que sucediera otra cosa. Al no pasar nada, apartó los ojos.

—Todavía no explicas lo que estás haciendo aquí. —De hecho, una idea comenzó a dar vueltas en su cabeza, pero no tenía la intención de expresarla en voz alta. Realmente esperaba que ella no demostrara ningún deseo de hacer lo que él pensaba que quería hacer.

—Estoy planeando usar tu cama —respondió sentándose en el borde de esta. Los recuerdos de como el corazón se le había roto en el pasado y de las lágrimas que derramó mientras dormía allí todavía estaban muy presentes, pero ya no importaba. Bulma era una persona más fuerte y renovada ahora, y francamente, si lo único que lograría obtener de Vegeta por un tiempo era amor físico, podía trabajar con eso. Después de todo, sabía qué clase de hombre era ahora y a él le tomaría mucho tiempo antes de que admitiese cualquier tipo de sentimientos.

Bulma también tenía una mejor comprensión de cómo estaban las cosas. Él se quejaba a menudo y decía que no le gustaba algo, sin embargo, la mayoría de las veces se mentía. Después de todo, si una pizca de lo que dijo fuera cierto, no estarían “juntos” ni tendrían un hermoso hijo. Se necesitaría mucho más que de sus duras palabras para ahuyentarla. Él podría ser obstinado, pero ella lo era en un grado mayor; además, solo Vegeta hacia su vida tan interesante y eso le gustaba. Por supuesto, quizás estaría yendo un poquito lejos en estos momentos y era debido a que la ponía de mal humor la falta de progresos durante los últimos tres años. Sabía que Vegeta no era el modelo perfecto de marido, aun así, incluso él tenía que instalarse un día; ella no se estaba haciendo más joven y al menos quería una señal o que algo ocurriera entre los dos. No conservaba ninguna esperanza al principio, ya que no sabía si él iba a sobrevivir o a quedarse; pero ahora las cosas eran diferentes. Él no solo tomó la decisión de permanecer, sino incluso iba a educar/entrenar a Trunks a su propio estilo.

Y maldita sea, tal vez ella quería algo.

¿No debería Vegeta estar en el mismo estado? Bulma tenía la seguridad de que no estuvo andando por allí y, por lo que había experimentado, se excitaba tanto como ella. Por supuesto, él pensaba que poseía algo que se llama autocontrol, pero ella se permitía disentir, sobre todo desde esa vez que sorprendentemente lo rechazó. Y si uno pensaba en eso, después de todas esas veces que tuvieron relaciones sexuales, no debería ser ninguna vergüenza dejarlo en el acto, ¿verdad? Nunca fueron una pareja cuando lo hicieron en el pasado, ¿por qué ahora debería ser diferente? Pero contaba con una respuesta para eso: ahora lo tomaría en serio. Tal vez, hasta él sabía que no podían mantener la situación actual incluso si eso parecía más simple.

Vegeta la había estado mirando todo el tiempo en completo silencio. No era difícil adivinar lo que la mujer trataba de hacer, pero por algún motivo no deseaba detenerla. No quería decir que se rendía, simplemente era interesante ver a donde iba. Le dio la espalda para dejarle saber que no podía importarle menos su conducta. Vegeta apagó las luces de la habitación, todo quedó en una completa oscuridad, luego se metió bajo las mantas y esperó a ver lo que haría.

Por supuesto, Bulma aceptó el desafío con una sonrisa en el rostro. Se quitó el jean, lo que la dejó solo en ropa interior y con una camiseta rosa, se mordió su labio inferior y reflexionó sobre el tema por un segundo antes de tomar coraje para unirse a él en la cama. Eso sí, ella se mantuvo en su lado teniendo cuidado de no tocarlo. Vegeta estaba acostado en el suyo, de espaldas a la espalda de Bulma, los dos intentaron permanecer en esa posición sin querer ser el que claudicara. En tanto esperaban que algo sucediera, ambos cerraron los ojos y trataron de relajarse, ya que ninguno había dormido mucho últimamente.

Antes de que lo supieran, se quedaron dormidos con las espaldas presionadas una contra la otra.

✺✺✺

Bulma sintió que los ojos le ardieron en el momento que los abrió lentamente, tenía la boca demasiado seca. Le llevó unos segundos tomar conciencia de su entorno y al hacerlo, de inmediato se sentó en la cama y miró a su costado. Para su sorpresa, Vegeta estaba en un profundo sueño tendido junto a ella. Cuando había entrado por primera vez en este dormitorio, nunca en un millón de años pensó que las cosas acabarían así; pero por otra parte, todos los acontecimientos anteriores fueron muy duros para ellos y el sueño había sido un lujo que muchos no pudieron permitirse. Con una pequeña sonrisa, se levantó asegurándose de que la cama no se moviera demasiado, dio una última mirada a su silueta y salió de la habitación; un extraño sentimiento de felicidad la llenaba. Para su sorpresa, había conseguido el mejor descanso que tuvo en años, lo que no debería causar mucho revuelo; ambos siempre dormían mejor cuando estaban juntos, aunque Vegeta preferiría morir antes que admitirlo.

Ella suspiró aliviada al notar que no se despertó mientras cerraba la puerta, luego apoyó la espalda contra esta. O él había fingido dormir, o como dijo hace poco, estaba en la necesidad de un sueño reparador. Desafortunadamente para Bulma su plan no funcionó, ya que se quedó dormida, pero eso no la molestaba tanto. Después de todo, él todavía la dejaba compartir su cama, ¿verdad? Tenía que significar algo. Sin embargo, sabía que tomaría un tiempo para que ella y Vegeta compartieran la misma habitación todas las noches.

Bulma se encogió de hombros y caminó por el pasillo hacia la sala de estar donde esperaba encontrar a su padre y a Trunks. Al llegar vio a su pequeño paquete de alegría en el suelo riendo feliz con su abuelo mientras jugaban a las escondidas. Con una sonrisa, avanzó hacia los dos, se sentó en el suelo y envolvió los brazos alrededor de la cintura de su hijo.

—¿Qué tal dormiste? —le preguntó su padre sin apartar los ojos de Trunks. Tener un nieto realmente lo hacía sentirse más joven, le recordaba que todavía estaba lleno de energía.

La idea de la cálida espalda desnuda de Vegeta la hizo sonreír y asintió.

—Bien.

Fue en ese momento que Trunks bostezó; lentamente empujó un puño en su pequeña boca, era un hábito suyo.

—Parece que alguien está cansado —comentó Bulma antes de levantarse con Trunks firmemente entre los brazos—. Lo pondré en la cama —le dijo a su padre y se marchó.

La cabeza de Trunks descansaba contra su pecho en el momento en que pasaba por el dormitorio de Vegeta; se aseguró de ser muy silenciosa todo el trayecto hasta el cuarto del pequeño donde entró. Con suavidad, lo colocó dentro de su cuna, apartó el escaso cabello púrpura de su cara, se inclinó, lo besó en la frente y lo observó dormirse lenta y pacíficamente. Aunque todavía era bastante temprano, lo que significaba que probablemente estaría despierto toda la noche, se alegraba que descansara, ya que había pasado la noche anterior despierto. Justo cuando Bulma se disponía a marcharse, se quedó boquiabierta por la sorpresa cuando se encontró cara a cara con Vegeta. Él tenía los brazos cruzados por delante y no parecía ni un poco feliz, pero de nuevo, ¿cuál era la novedad?

—¿Estas despierto? —preguntó casi sorprendida.

Vegeta se burló.

—Mujer, eres tan ruidosa como un elefante —respondió y pasó rozándola hacia la cuna.

Sus acciones sorprendieron a Bulma, quien estaba en shock por su interés hacia Trunks. Desde que nació, Vegeta había mostrado básicamente una indiferencia total hacia él. Aunque dijo que se quedaría y lo entrenaría, ella no pudo evitar preguntarse si eso era todo lo que haría. ¿El niño solo vería a su padre cuándo llegara el momento de entrenar? Seguro que era muy importante para un saiyayín ser entrenado, sin embargo, deseaba mucho más que eso. Sí, quería que creciera con un padre, pero ¿era mejor no tener uno que un cuarto de uno? Sería egoísta de su parte tomar esa decisión por Trunks, así que en lo profundo oró para que Vegeta lograra abrirse y demostrara que se preocupaba por su pequeño. Ella no sabía lo que la paternidad significaba para él al crecer y no podía esperar que fuera la figura perfecta de padre; no es que ella lo hiciera. Lo observó con intensidad cuando se inclinó un poco sobre la cuna para ver a su hijo durmiendo plácidamente y sintió curiosidad por los pensamientos que cruzaban por su mente.

Mientras Vegeta miraba a su hijo, no dejaba de preguntarse qué se suponía que debía hacer. Él mismo no había sido criado realmente por sus propios padres, sino por Frízer. Su infancia solo estaba llena de malos recuerdos y no tenía ni idea de cómo se criaba a alguien. Nada en su vida lo había preparado para esto y, por una vez, no sabía que acción tomar. Claro que podía entrenarlo muy bien y proporcionarle el entorno severo y desafiante que Trunks necesitaría para eso, pero el resto... lentamente volvió la cabeza en dirección a Bulma, supuso que eso era por lo que estaba allí. Ella sería más que capaz de darle al niño lo que fuera necesario para que creciera, pero Vegeta se aseguraría de que se hiciera duro. Probablemente era lo único que podía enseñarle, ya que eso era todo lo que conocía. En el fondo, aunque era difícil de admitir, sabía que no quería que su hijo creciera para ser exactamente como él. Trunks del futuro parecían ser un buen guerrero y una buena persona, y Bulma lo había criado por su cuenta. Tal vez Trunks ni siquiera lo necesitaba. Aunque si Vegeta hubiera sido su entrenador, sería mucho más fuerte y habría evitado ser herido tantas veces.

Suspiró hondo al alejarse, con los ojos fijos en Bulma quien le devolvió la mirada. Tantas emociones pasaron por los ojos de él y tan poco escapó de sus labios. Ella quería sonreír o decir algo sobre la escena que presenció, pero sabía que era mucho más seguro mantener la boca cerrada, así que permaneció en silencio. Con el tiempo, cuando estuviera listo y sintiera que podía confiar en ella, Vegeta se abriría y compartiría las cicatrices de su corazón; hasta entonces esperaría.

Lo único que había formado su relación era la lujuria y no iba a suponer que las cosas se desarrollarían rápidamente. Antes de que sean algo serio o se plantearan una relación, Vegeta debía darse cuenta de que tenía un corazón y que era capaz de usarlo. Sería difícil y Bulma sabía que ella era la única persona que lo ayudaría con eso. Aunque fuera sorprendente, sería paciente con él, incluso si eso estaba fuera su carácter. Con toda seguridad, todavía perderían los estribos el uno con el otro y se gritarían a todo pulmón, pero cuando él llegara a sus sentimientos, ella estaría allí.

—¿Qué estás mirando, mujer? —preguntó rompiendo finalmente el silencio.

Bulma bajó un poco la cabeza, una risa escapó de su boca.

—A ti —respondió sin rodeos y se dio la vuelta dejándolo solo.

Vegeta ni siquiera se sorprendió por lo que dijo, solo negó con la cabeza despacio; Bulma era de armas tomar. Él dejó caer los brazos antes de copiar sus acciones y salió de la habitación. Quizás las cosas no serían tan malas o complicadas como esperaba. Por su puesto, ambos estaban evitando ciertos tópicos, sin hacer nada en concreto; tal vez eso era lo que hacía las cosas menos complicadas para los dos. Mientras Bulma se negara a preguntarle claramente, no obtendría una respuesta, y de nuevo, hasta que Vegeta no hiciera las paces con su mente obstinada, no habría una respuesta que dar. Pero sin importar lo que pasara, ella se rehusaba a desistir en su confianza hacia el proyecto, después de todo, si hubiera renunciado a que Vegeta poseía sentimientos, nunca habrían dormido juntos ni tendrían a Trunks, así que, ¿por qué renunciar ahora?

Bulma se burló de sí misma cuando bajaba por las escaleras hacia su pequeño laboratorio con la seguridad de que él no la seguía. No sabía que acciones o palabras estaban permitidas ni qué lo haría enojar, aun así, estaba dispuesta a probar su suerte de vez en cuando. Ellos, o bien darían un paso adelante, o dos pasos hacia atrás, pero tenían tiempo y por cómo se veían las cosas, Vegeta no iba a ninguna parte, lo que significaba que no importaba.

Además, tarde o temprano saldrían de esta etapa incómoda y eventualmente ella podría tomar un mayor riesgo. Aunque esta vez sería mucho más cuidadosa, no sentía ningún deseo de tener otro pequeño paquete de alegría corriendo alrededor de la casa, al menos no por el momento.