Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Sentimientos enterrados ( Chapter 2 )
Descargo de Responsabilidad de Maddie-san: No soy dueña de DBZ, ¡Y eso se aplica a toda la historia!.
Amor difícil
Capítulo dos
Sentimientos enterrados
—Trunks, no tires tus juguetes.
Bulma recogió el pequeño coche azul que él acababa de arrojarle a la cabeza y lo guardó en la caja de juguetes. Parecía que tenía el carácter de su padre; cuando deseaba algo, podía ser bastante malcriado al respecto. En realidad no apuntó hacia ella, simplemente estaba lanzando las cosas por todos lados y sucedió que la golpeó. Levantó a su pequeño niño trastornado del suelo y lo puso en su cuna, sabía que ya era hora de que él tomara una siesta para que pasara durmiendo su mal humor.
Estos primeros días de vida sola con Vegeta de nuevo habían demostrado ir con mayor suavidad de lo que esperaba. No solo no exigía tanto de ella, sino que tampoco aludía a su pequeña siesta juntos. Eso no la hacía muy feliz, deseaba que el suceso fuera tratado, aunque conociéndolo, nunca lo mencionaría o lo usaría para provocar una pelea. A pesar de todo, ella no estaba ni cerca de renunciar; su plan recién empezaba, solo requería un poco de planificación. El primer paso fue dado: controlar la natalidad. Sí, era bastante fácil conseguir algo de eso, pero la pregunta era, ¿sería eficaz contra los saiyayíns? Bueno, después de algunas trabas, ahora lo era y no había ningún riesgo de quedar embarazada de nuevo. Bulma sabía que quería ser madre otra vez, pero no en este momento cuando la situación era tan caótica y ella y Vegeta no eran una pareja todavía; todo a su debido tiempo.
Apagó las luces, cerró la puerta de la habitación de Trunks con una sonrisa en el rostro y comenzó a caminar por el pasillo frotándose el cuello que estaba un poco adolorido de los días anteriores. Como resultado de su nuevo hábito, Trunks pasó toda la noche en vela, lo que la mantuvo despierta. Hace dos días, Vegeta había decidido reclamar otra habitación de la casa como suya; aparentemente estaba bastante perturbado por todo el ruido. Su reacción solo la hizo reír e igual siguió cuidando de su pequeño como siempre lo hacía. Al menos, Vegeta no se quejaba ni nada parecido y por una vez hizo algo por sí mismo en lugar de solo lloriquear. Ahora que su hijo dormía, esperaba poder relajarse un poco antes de retomar sus actividades; lentamente empezaba a trabajar de nuevo para la compañía desde su casa.
Cuando Bulma llegó a la cocina, se sorprendió al descubrir que Vegeta ya estaba allí, tenía la mano presionada contra el mostrador mientras se bebía una botella entera de agua. Como de costumbre, no llevaba camisa y gotas de sudor se deslizaban por su perfecto cuerpo fornido. Por un segundo, Bulma se encontró muy distraída y la razón de ir a la cocina se le hizo desconocida. Maldición, ¿por qué tenía que inquietarla tanto?
—¿Qué deseas?
Bulma se lamió el labio inferior antes de salir de su posición congelada.
—Tengo hambre —respondió y caminó en dirección a la nevera mirando sin que nada capturara sus ojos. Al fin y al cabo aún agarraba una naranja, al menos eso la hacía verse creíble.
Vegeta observó cada uno de sus movimientos, obviamente notaba todo el trabajo extra que ella hacia: balanceaba las caderas un poco más, su escote estaba claramente presente y su culo redondo y alegre parecía sobresalir un tanto más de lo habitual. No era como si prestara atención a eso o algo por el estilo, era solo que estaba “allí”. Bueno, mentiría si después de todo dijera que le parecía fea; no había forma de que pudiera pretender que nada ocurrió entre los dos o que no le diera un hijo, sin embargo, eso no significaba que la quisiera. En realidad, lo más probable era que la quería, pero solo su cuerpo, ¿verdad? De hecho había estado muy enojado por su seguridad y la de Trunks durante el combate, aunque fue porque no sentía ganas de criar al niño por su cuenta si ella moría. Así mismo, su decisión de quedarse una vez más no tenía absolutamente nada que ver con Bulma. Sí, venía con el paquete de aceptar permanecer en la Tierra, pero no era por la mujer; aun así debía admitir que no lo molestaba tanto como solía hacerlo en el pasado.
Luego ella se inclinó.
Esta vez, fue el turno de Vegeta de distraerse un poco por la vista que se le obsequiaba y sí miró. No solo estaba obteniendo una buena visión, sino que también le ofrecía una propuesta muy tentadora, aunque ella no lo sabía, o tal vez lo hacía y como algunas veces en el pasado, Vegeta estaba encontrando muy difícil resistirse. Mientras muchos pensamientos pasaban por su mente, Bulma se comenzó a preguntar cuánto tiempo más podía permitirse permanecer en esa posición antes de que lo que intentaba se volviera evidente. Respiró profundo y decidió contar hasta cinco, después se levantaría. 1,2,3,4,5. Una vez que se levantó, se dio la vuelta solo para descubrir que él miraba al suelo con un leve rubor en las mejillas. Bulma tuvo que parpadear un par de veces para asegurarse de que había visto bien, porque no había forma de que Vegeta se hubiera sonrojado. El asesino con el corazón más frío de toda la galaxia fue avergonzado por una mujer que se inclinó delante suyo; sin duda era algo nuevo. Bueno, era eso o simplemente lo necesitaba tanto como ella, pero él nunca lo admitiría. Los hombres y su terquedad. Luego, pareció que notó la forma en que ella lo observaba, porque de inmediato giró la cabeza y se alejó actuando como si estuviera enfadado. De alguna manera lo estaba porque fue sorprendido mirando y tenía la sensación de que era exactamente lo que ella había querido; aun así, trató de mantener su orgullo mientras se iba con los brazos cruzados frente al pecho.
Bulma no consiguió ocultar su sonrisa cuando un sentimiento de satisfacción tomó el control. Tal vez Vegeta no se había vuelto tan inmune a ella como pensaba. De alguna manera eso era muy bueno, significaba que las cosas podían ser más fáciles entre los dos. Pero era malo porque si Vegeta se daba cuenta, lo vería como una debilidad y obstinadamente trataría de rechazar cualquier tipo de sentimientos que lograran aflorar. Eso arruinaría todo por lo que ella había trabajado, pero solo el tiempo lo diría y tenía la suerte de que fuera una mujer tan paciente, ya que la mayoría de las personas habrían renunciado a él hace mucho. Sin importar cuánto tiempo tomara, le probaría al mundo que también Vegeta podía sentir y que no era invencible, aunque le gustara creerlo.
Si lo fuera, no se habría preocupado por él durante casi tres años, después de que se anunciara que no sobreviviría a los androides. Estúpido Vegeta.
✺✺✺
Vegeta estaba maldiciendo a Bulma en voz alta luego de terminar ocho horas consecutivas de entrenamiento. Creía firmemente que dejar de entrenar solo porque no existía una amenaza actual era en extremo estúpido. Después de todo, este planeta había demostrado sufrir de muchas amenazas que aparecieron en cualquier momento y no deseaba ser capturado con la guardia baja. La última vez, tuvo la ventaja de ser advertido, lo que hizo que no muriera, pero podría no contar con tanta suerte la próxima vez. Esa era la razón por la que pasaba tanto tiempo entrenando mientras los demás no hacían nada, diciéndose que no había ninguna razón para alterarse. Pero por otro lado, la mayoría de ellos eran humanos, lo que explicaba sus comportamientos ridículos. Ellos nunca iban a saber el significado de ser guerrero.
Vegeta suspiró pesadamente, apagó la cámara de gravedad y se dirigió hacia la cocina donde encontraría el almuerzo. Su estado de ánimo era extremadamente agrio y ahora encima estaba hambriento. No era una buena combinación, en especial para un saiyayín. Una vez más, culpó a Bulma de todo, solo porque era lo más fácil de hacer.
A medida que se encaminaba hacia el pasillo, sintió que la mujer estaba en la cocina y volvió a maldecir. ¿Por qué tenía que acosarlo? Era obvio que iría a buscar algo de comer después de un entrenamiento tan largo, así que, ¿por qué fue allí? Desde el pequeño incidente anterior, cada pensamiento que tenía sobre Bulma lo volvía loco de rabia. Sabía lo que ella quería, sabía lo que estaba tratando de hacer, pero también sabía que no podía ofrecerle lo que deseaba. Era capaz de hacerla perder la cabeza en cualquier momento y eso probablemente sería lo más lejos que llegaría. Él era un saiyayín, ellos no estaban destinados a formar lazos o a tener algún tipo sentimiento; eso interfería con la manera en que uno luchaba. ¿Cómo logras poner tu alma en un combate si estás constantemente preocupado por alguien? Es así como sales herido debido a que te distraes y alguien puede utilizar en tu contra a la persona por quien te preocupas. Ya había accedido a entrenar al niño para que cobrara fuerzas, así nada de eso sucedería y no iba a tomarse la molestia con Bulma, después de todo ella era humana, e incluso si aprendiera a pelear, nunca conseguiría cuidar por completo de sí misma.
Los sentimientos y el apego solo eran molestos.
Finalmente entró en la cocina, pero para su sorpresa, Bulma ni siquiera levantó la cabeza mientras lo hacía. Vegeta decidió hacer lo mismo y se dirigió directamente a la nevera de donde sacó la primera pieza de carne que vio. Bulma era muy consciente de su presencia, pero no estaba segura de cuales serían sus próximas acciones. Con Vegeta tenías que ser muy cuidadosa porque su estado de ánimo podía cambiar en una fracción de segundo y no quería dar dos pasos atrás antes de dar un paso adelante. Lo observó de reojo cuando él se sentó a la mesa y empezó a comer. Era obvio que el incidente previo se hallaba todavía en su mente, eso la hacía sentir ligeramente mejor, ya que significaba que ella estaba en sus pensamientos al menos un poco. De manera sutil, empezó a caminar en su dirección, luego se sentó en el lado opuesto de la mesa y recogió una revista que tenía en frente. Empezó a ojearla con completo desinterés tratando de ver si él le lanzaría una mirada. Desafortunadamente, Vegeta había decidido seguirle el juego esta vez y le probaría que era mucho más obstinado que ella.
Después de unos minutos, se dio cuenta de que no sería tan fácil de engañar como lo había sido esta mañana, así que pensó que podría hablarle. Tiró la revista y se levantó de la silla.
—Hazme saber cuando estés listo para dejarte de idioteces, Vegeta.
La declaración fue un poco sorprendente para él, debido a que había muchas formas de interpretarla, pero mantuvo los ojos enfocados en la comida.
Bulma lucía una sonrisa de suficiencia en el rostro mientras caminaba hacia la sala de estar, tenía decidido llevar las cosas a otro nivel. La manera de provocar sentimientos indeseados en Vegeta, era empezar por crear sentimientos que ya poseía. No había muchas opciones, las únicas dos emociones que conocía eran la ira y los celos. Su ira era muy fácil de provocar, pero la única persona por quien lo había visto celoso era Yamcha. Sería muy malo usar a su viejo amigo solo para tratar de conseguir que ella y Vegeta se unieran, ¿verdad? Sí, “por supuesto” que estaba mal, no podía hacer eso. Aunque crear furia dentro de él tampoco la ayudaría y ella se negaba a convertir esto en un alboroto innecesario. Aparentemente iba a tener que tomarse un tiempo, pues no quería escoger ninguna de las dos opciones. Por otro lado, si Yamcha decidía presentarse de “forma voluntaria”, entonces podría usarlo como una ventaja, pero no lo invitaría. Todo lo que quedaba por hacer era orar para que viniera.
Dio una última mirada de anhelo hacia la cocina antes de dejarse hundir en el sofá beige de la sala de estar; su espalda le agradeció por ese agradable descanso. Ella se había estado inclinando tanto para cargar a Trunks toda la noche, que terminó un poco adolorida. Naturalmente, un masaje sería perfecto para hacerla sentirse mejor, pero tenía la sensación de que no era una buena idea pedirlo todavía. Aunque podría ser divertido ver como reaccionaría si se lo preguntaba, tal vez valía la pena el intento, en el peor de los casos, se reiría de esto.
—¡VEGETA! —gritó preguntándose si él incluso se movería de su silla para venir a ver lo que deseaba.
Al cabo de unos segundos se escucharon fuertes pisadas y luego apareció.
—Mujer, ¿qué quieres?
No pudo ocultar la pequeña sonrisa que apareció en su rostro, era increíble que viniera. Se dio la vuelta y en este momento estaba frente a él, así que comenzó a frotarse el cuello ligeramente.
—He cuidado a Trunks toda la noche y por eso me duele la espalda. —Bulma no iba a decirlo, pero deseaba saber lo que haría.
Ahora esperaba que se alejara o que gritara que estaba perdiendo el tiempo, lo que no vio venir fue su respuesta.
—Mujer, sé que estás desesperada por atención, pero tengo cosas mejores que hacer con mi tiempo. —Dichas esas palabras, se alejó de una sorprendida Bulma.
Él cruzó los brazos delante del pecho, muy satisfecho por haber logrado silenciar a la mujer siquiera una vez. Aunque se estaría mintiendo si decía que la propuesta no lo tentó por una fracción de segundo, hacía mucho desde que se acostaron por última vez. Durante ese último año que estuvo viviendo con ella antes de irse, lo habían hecho varias veces y bueno, él era un hombre y ella era atractiva. Si no lo fuera, no tendría un niño llorando a todo pulmón cada noche, lo que le impedía dormir, ¿no? Asintió complacido por haberla rechazado, sabía que esto podría causar una buena cantidad de problemas entre los dos y no necesitaba de otra situación complicada.
A medida que lo observaba desaparecer, los labios de Bulma se separaron ligeramente. En realidad, algo salió de esto: se dio cuenta que él estaba consciente de lo que trataba de hacer. Negó con la cabeza, se volvió y presionó la espalda contra el sofá. Al parecer, Vegeta había decidido jugar su pequeño juego con ella; pero eso no le importaba ni un poco, solo haría las cosas mucho más interesantes. Además, descubrió una nueva información que tal vez ni Vegeta conocía: a él le importaba lo suficiente como para “jugar” con ella. Eso podría ser por simple aburrimiento, pero se sentía como si hubiera un poquito más que eso allí. Vegeta era un hombre bastante misterioso y sería interesante intentarlo, lo cual era exactamente lo que iba a hacer. De una vez por todas, le probaría al mundo, incluyendo a Vegeta, que él era mucho más de lo que aparentaba y que utilizaba su corazón para más cosas que mantenerse vivo. En el fondo, bajo todo el sarcasmo, el odio y el dolor, había sentimientos. Aunque por supuesto, un gran hombre como él no podría comprenderlo por su propia cuenta. Necesitaba de una mujer muy inteligente o de una familia encantadora para finalmente alejar su terquedad; Vegeta era un trabajo en progreso.
Por fortuna para él, ella era adicta al trabajo.
✺✺✺
Había diseñado cada paso, porque era una persona muy organizada y pensó que no había mejor momento como ahora para ponerlo en marcha. La primera parte del plan de Bulma era comenzar con algo que él conociera, que tuviera menos posibilidades de rechazar. Bueno, concedido que la única actividad que más a menudo hacían juntos era tener sexo, pero había otras cosas más sutiles. Unas cuantas veces disfrutaron de una bonita película, incluso si estuvo un poco gruñón. Esta vez no pensaba verlo en la sala de estar, allí faltaba privacidad; no, en lugar de eso había transformado la habitación de él en una pequeña sala de cine.
Eligió ese espacio para darle la sensación de comodidad, ya que sería su territorio, pese a que también significaba que requería algo de trabajo. El hombre no se interesaba en el entretenimiento, así que tuvo que conseguir personal para transportar e instalar una pantalla gigante, altavoces y un minibar dentro de la habitación. Menos mal que él había estado ocupado entranando el día entero o no hubiese sido capaz de tenerlo todo listo.
Si calculó bien, en poco tiempo entraría en su dormitorio completamente sudoroso, dispuesto a tomar una ducha y se llevaría la sorpresa de encontrarla acostada en su cama, con unas bebidas y palomitas de maíz. Bulma escogió con cuidado su ropa también; no quería ser demasiado obvia, pero tampoco conservadora. Vestía un pantalón corto de tela blanca con una camiseta de color azul oscuro que abrazaba ligeramente su silueta.
Y pese a que odiaba enterrar a sus padres con responsabilidades que no eran de ellos, les pidió que cuidaran a Trunks; su madre aceptó encantada, incluso si el cuidado del niño se extendía hasta la “noche”. Bulma bajó la mirada hacia el pequeño dispositivo en su mano que dejó de parpadear haciéndole saber que Vegeta había apagado la cámara de gravedad y que probablemente se estaba aproximando. Cogió el control remoto, encendió el televisor manteniendo el volumen al mínimo y empezó a meter la mano en el recipiente de las palomitas actuando como si fuera lo más normal y casual que estuviera en su cama. Una pequeña sensación de emoción se acumuló en su interior cuando comenzó a oír sus pasos; ella selló los labios y trató de mantener el rostro serio. Era obvio que Vegeta ya sabía que estaba allí, pero al parecer, eso no le impidió entrar en la habitación, lo cual también había esperado. Lentamente abrió la puerta, reveló su sudoroso pecho cincelado y Bulma no pudo evitar morderse el labio inferior.
Tan pronto como entró él la miró, su estado de ánimo no era muy bueno antes de encontrarse frente a un televisor enorme. Cerró los ojos, suspiró de molestia y permaneció completamente callado. Sea lo que sea que ella hubiera planeado, era obvio que esperaba una reacción de él, pero no le daría ninguna, a pesar de que se podía ver con claridad la ira en su rostro. Decidiéndose que era hora de hacer algo para que “ella” tuviera una reacción, después de pasar de largo, ya cerca a la puerta del baño, se quitó el short de tela spandex y entró. Después de todo, no había ni una razón para que él cambiara sus hábitos solo porque ella decidió invadir su espacio; éste era todavía su cuarto. No pudo ver la reacción de Bulma, pero fue capaz de sentir sus ojos en él y con una sonrisa de superioridad en el rostro, cerró la puerta llevándose consigo su visión perfecta.
Bulma sacudió la cabeza mientras miraba la puerta, luego se inclinó aun más en las almohadas; él podía ser audaz, le concedía eso. Una vez que lo oyó abrir la ducha, no consiguió evitar que las memorias volaran hacia ella; rememoró la época en que estuvo embarazada, caliente y fuera de sí, y el momento en que compartieron la misma ducha. Fue durante esa ocasión cuando él se permitió sentir y pudo ver un lado completamente diferente de Vegeta. Sí, seguía siendo el hombre en la cama, pero había un cierto sentimiento de cuidado que venía con cada uno de sus toques y eso le proporcionó más sensaciones de las que alguna vez tuvo con Yamcha. Aunque ese Vegeta era el que deseaba ver más a menudo, ella podía entender por todo lo que pasó y la forma en que se crio; debido a eso, no sería fácil para él ser diferente. Muy a menudo quiso hacerle preguntas sobre su pasado, pero la mirada oscura en sus ojos le advirtió que era mejor no hacerlo y esperar a ver si alguna vez estaría listo para compartir. Bulma había visto algunas de las cosas que Vegeta podía hacer y no tenía ninguna duda: cosas horribles se le habían infligido mientras él no era más que un niño.
Entre tanto, Vegeta estaba en la ducha preguntándose que era con exactitud lo que ella tramaba. De hecho, aunque era muy obvio lo que intentaba hacer con la gigantesca pantalla y la comida, no sabía por qué pensaba que podía simplemente entrar y sentirse como en casa. De seguro no esperaba que él se uniera a ella, ¿verdad? Recordaba que unas cuantas veces había sucedido, pero eso no significaba nada, ya que la mayor parte del tiempo fue solo para que se callara y dejara de lloriquear. Por alguna razón, se apresuró a terminar su ducha cuando usualmente era algo que disfrutaba; tal vez su presencia lo estaba poniendo nervioso. Aun así, después de unos minutos más acabó, cerró el agua y agarró una toalla; casi sentía la expectativa de que Bulma lo estuviera esperando al otro lado de la cortina.
Por fortuna para él y su cordura, ella todavía estaba descansando en la cama. Su largo cabello carbón aún húmedo y pesado le llegaba a la mitad de la espalda; no se molestó en secarlo, tan solo envolvió una toalla alrededor de su cintura con seguridad. Rápidamente abrió la puerta del baño, salió y le dio a Bulma más de lo que pedía. Al parecer, no pensó que él estaría tan desnudo frente a ella, ni que los recuerdos de esa vez haciendo el amor la perseguirían. Bulma procuró ser sutil al tratar de echarle un vistazo, pero fue bastante inútil, ya que él sabía lo que intentaría hacer. Ahora que parecía distraída, era el momento de formular algunas preguntas.
—Mujer, ¿qué haces en mi habitación? —preguntó con un tono sorprendentemente neutro. Después de todo, habían llegado a un punto en el que estaba acostumbrado a ciertas acciones suyas y ya no le incomodaban, al menos no tanto como solían.
Ella volvió a la realidad cuando habló y le ofreció su mejor sonrisa.
—Pensé que podíamos ver una película.
—¿Por qué diablos querría hacer eso?
Bulma volvió los ojos al televisor tratando de mostrar un poco de desinterés como si fuera obvio.
—Lo disfrutabas en el pasado —respondió, su tono claramente dejaba ver que había más de un significado en sus palabras.
Una vez más, tal vez solo para importunarla, no reaccionó mucho.
—Mmm.
—La película se llama El resplandor —dijo agarrando el control remoto para que finalmente pudiera iniciarla. O se uniría a ella, o la dejaría sola en la cama ignorándola por completo. No se molestaría con ninguno de los resultados, pero sería bueno empezar a hacer algún progreso.
Vegeta miró la pantalla, luego a Bulma, cuya atención no se centraba en él, y reflexionó sobre el dilema. Técnicamente, no debería ser quien se fuera porque esta era su habitación y la mujer era la intrusa; pero, Vegeta también la conocía y haría falta más que decirle que se marchara para deshacerse de ella. Como todo lo que había hecho hoy era entrenar y el niño estaba tranquilo, deseaba descansar un poco, así que decidió quedarse, seguro de que se dormiría en medio de la película y ella a su lado no lo molestaría ni un poco. Dejó caer la toalla y se puso un short suelto y una camiseta blanca que contrastaban con los colores oscuros que habitualmente usaba. Caminó con lentitud hacia la cama hasta que llegó al otro lado y de manera casual se acostó a su lado haciendo que esta se moviera ligeramente. Vegeta levantó su almohada solo un poco, cruzó los brazos por detrás y apoyó la cabeza sobre estos.
Bulma observó su atuendo y maldijo al ver que llevaba tantas prendas, ¿sinceramente, se la podía culpar? Había pasado más de un año desde la “última” vez que Vegeta y ella se habían unido y ahora estaban viviendo juntos de manera informal como si nada hubiera pasado. Se sintió celosa de todas las mujeres que podían abalanzarse sobre sus esposos cuando quisieran; aunque claro, Vegeta no era su esposo. El simple pensamiento de él en un esmoquin viéndola caminar por el pasillo en un vestido blanco era suficiente para hacerla reír. Justo cuando el sonido escapó de sus labios, Vegeta la miró con un destello en los ojos preguntándose que le parecía tan divertido. Ella no respondió a su interrogante silenciosa, todo lo que hizo fue poner el tazón con las palomitas entre los dos, conocía como era el apetito de un saiyayín.
Al principio, no hizo nada, luego lo sintió extender la mano para conseguir algo de comida y ella sonrió. Si bien la película ya había comenzado, Bulma solo prestaba atención a medias, eso no la molestaba, ya que la vio muchas veces en el pasado. Estaba tratando de ver si Vegeta hacía cualquier cosa, pero él simplemente se quedó mirando la pantalla; veía la película para su sorpresa. Sabía que eso llamaría la atención de alguien como él. O tal vez estaba haciéndolo porque era mejor que centrarse en ella.
Bulma decidió cerrar algo de la distancia entre los dos, así que bajó el cuerpo por la almohada, de modo que su cabeza ahora descansaba sobre esta en lugar de su espalda. Su cabello azul caía en cascada mezclándose juguetonamente con el cabello casi puntiagudo. Lo único que hacían era acostarse el uno junto al otro, era el gesto más inocente que existía, sin embargo, Bulma sintió como si su cuerpo palpitara. Ni siquiera era del todo sexual, también era extremadamente emocional y un torbellino de sentimientos se creó dentro de ella. Había sido tan fácil expresar su alivio con todos sus amigos, e incluso con su hijo del futuro, pero con él, todo era diferente.
Si ella hubiera manifestado su felicidad con palabras, Vegeta simplemente la habría rechazado. También si le arrojara los brazos para abrazarlo con todas sus fuerzas, se habría sentido molesto, por lo que saldría como perdedora en ambas situaciones. Sin embargo, ahora, acostada a su lado así, no podía evitar lo que le estaba pasando.
Si lo hubiera perdido, su muerte la habría devastado por completo y ya sentía cuanto le hubiera dolido. La mataba que él no fuera consciente de los sentimientos que ella tenía, porque ambos sabían que nadie más le diría a Vegeta que lo necesitaba. Nadie excepto ella le diría que su vida era importante, que su presencia era requerida. Era cierto que probablemente eso no le importaría ni un poco, pero no podía decir lo mismo de sí misma. Incluso si alguien fingía ser frío y seguía gritando que no necesitaba de nadie, todo el mundo necesitaba a alguien. Tan completamente insano como sonaba, quería ser esa persona para él. Durante todo el tiempo en que los androides estuvieron presentes, ella permaneció enfadada y se enterró bajo un montón de trabajo tratando de alejar la idea de que podría perderlo.
Y ahora todo había terminado.
Vegeta no estaba muerto, estaba vivo y justo a su lado.
En ese momento, se le llenaron los ojos de lágrimas y Bulma se preguntó si Vegeta las olía. Era lo más probable. La respiración se le atrapaba en la garganta como si estuviera ahogándose mientras fingía estar bien, aunque fuera una mentira. Esta noche de cine se suponía que sería divertida, así que, ¿por qué estaba siendo tan infantil llorando sobre esto?
A su lado, Vegeta comenzó a sentirse incómodo cuando percibió su cambio de humor y no podía dejar de preguntarse qué diablos le pasaba. Apenas la había visto llorar y la emoción era tan extraña para él, que no sabía como lidiar con eso. De hecho, ningún hombre nunca supo que hacer con una mujer que lloraba y era peor en el caso de Vegeta. Notaba como ella se sacudía mientras sollozaba en silencio y cerró los ojos, eso lo ponía extremadamente molesto.
Bulma juntó sus labios rosados en un intento por contenerse decidiendo que esta era una conducta muy tonta. Al mismo tiempo, Vegeta empezó a sentarse en la cama para poder mirarla y exigirle que cesara sus tonterías, pero antes de que abriera la boca, sintió que Bulma se abrazaba a su cintura y enterraba el rostro en su pecho. Por una fracción de segundo, pareció que el tiempo se detuvo y Vegeta quedó completamente congelado, era incapaz de hacer ningún tipo de movimiento en absoluto. Ella se sentía tan idiota por hacer lo que hacía y esperaba que él la empujara en cualquier momento, sin embargo, Vegeta no hizo nada para alejarla, pero se imaginó que estaría muy confundido. Esta clase de comportamiento era esperable cuando estaba embarazada y muy hormonal, solo que ahora, él no entendía lo que le pasaba. Ella se aferraba con los dedos a su camiseta para sostenerse y sus lágrimas se enjugaban contra esta.
El labio inferior le tembló cuando abrió la boca para hablar.
—Me alegra que no hayas muerto.
Y una vez más, Vegeta fue totalmente capturado con la guardia baja por Bulma, como si su cerebro hubiera sido apagado. Durante unos minutos, las palabras que le dijo se repitieron una y otra vez en su mente mientras el abrazo se hacía más fuerte.
Allí estaba, ella se había puesto en ridículo y dijo la verdad. Por lo general, ambos se estaban sacando los ojos o probablemente gritándose con más odio del que realmente sentían, pero esta vez ella desenterró sentimientos que quedaron sepultados durante demasiado tiempo. Era posible que estuviera loca, aunque también lo eran los sentimientos que tenía por él. Ahora que lo sacó de su pecho, las lágrimas comenzaron lentamente a secarse y Bulma estaba lista para alejarse y enfrentar la vergüenza que había hecho caer sobre sí misma, pero antes de que pudiera hacerlo, advirtió que unos dedos le rozaban la espalda. Vegeta no la estaba sosteniendo, simplemente su mano casi descansaba sobre ella; ese pequeño contacto fue suficiente para hacer que su corazón estallara. Cuando ese gesto provenía de alguien como él, significaba el mundo y ella sabía apreciar las pequeñas cosas.
Su reacción era distinta a la de Bulma, porque por dentro se maldecía por lo que había intentado hacer; ¿cómo se le ocurrió pensar en algo así? Decidió echarle la culpa al hecho de que no estaba preparado para lo que le dijo. Ella tenía el oído presionado contra su pecho y podía oír su corazón latir más rápido; decidió que había hecho suficiente por esta noche, así que lentamente se apartó de él y por un segundo, Vegeta casi pareció aliviado.
Bulma retomó su posición, apoyó la cabeza en la almohada y siguió con la película una vez más, como si nada hubiera ocurrido. No era muy extraño que ella lo hiciera, ya que esa parecía ser la forma en que las cosas se daban entre los dos. Mucho había sucedido, pero ahora los sentimientos estaban enterrados y era como si fueran extraños. Bulma cerró los ojos, un fantasma de sonrisa se dibujaba en sus labios. Se sentía algo en paz consigo misma y era una gran sensación.
Vegeta la observó de reojo, se había olvidado por completo de la película mientras repetía lo que ella acababa de hacer en sus recuerdos.
En ese momento la etiquetó en su mente: completamente molesta y exasperante, pero de alguna manera, necesaria.