Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Diversión inofensiva para adultos ( Chapter 3 )
Descargo de Responsabilidad de Maddie-san: No soy dueña de DBZ.
Amor difícil
Capítulo tres
Diversión inofensiva para adultos
Otro amanecer, otro día.
Bulma se estiró en la cama; de hecho, se sentía descansada por primera vez en mucho tiempo. Anoche su pequeño se la pasó sin hacer ni un ruido. Lo que sea que hubiera causado ese milagro, le estaba agradecida por ello. No podía recordar la última vez que durmió tan bien desde que Trunks nació. Tal vez también era porque estaba de buen humor, lo cual fue causado por Vegeta. Revelarle sus sentimientos y dar lugar a que se sintiera avergonzado fue muy entretenido y liberador. Desde que lo compartió con él, era como si ni siquiera viviera en esta casa, ya que había sido raro verlo en los últimos días. Bulma sabía que estaba tratando de evitarla por lo que le dijo, sin embargo, eso no la incomodaba ni un poco, ya esperaba tal reacción; un paso adelante, dos hacia atrás.
Lo había dejado tranquilo, pero hoy tenía ganas de burlarse de él un poco, únicamente por molestarlo o quizás para pagarle con la misma moneda por todas las otras veces que le hizo lo mismo. Bulma se quitó las mantas y se levantó de la cama; solo llevaba una camiseta negra de talla grande. A pesar de que se parecía mucho a las que Vegeta poseía, compró esta para ella, a lo mejor porque le recordaba a él o porque era demasiado cómoda. No se interesó en vestir más ropa, simplemente metió los pies en sus esponjosas zapatillas color rosa y salió de su cuarto en dirección al de Trunks para verificar que estuviera bien. Aunque la tranquilidad era apreciada, la preocupaba un poco. Después de unos pasos, estaba en el dormitorio de su hijo, allí encontró al niño sentado en medio de su cuna mordiendo el brazo de su osito de peluche.
La mujer de cabello azul casi suspiró, avanzó y lo levantó.
—Supongo que alguien tiene apetito —dijo juguetonamente mientras comenzaba a dirigirse hacia la cocina, sabía que Trunks estaría muriéndose de hambre, después de todo él era un saiyayín.
Al principio, Bulma quiso amamantarlo, pero en seguida notó que no podía proporcionarle la suficiente leche ni sus senos tenían la resistencia para la repetida succión, así que se detuvo a las dos semanas. Realmente no la perturbó, porque lo importante siempre fue que su hijo obtuviera todo lo que necesitaba. Una vez que entraron en la cocina, se sorprendió al verla completamente vacía y limpia. ¿Acaso Vegeta no había irrumpido por aquí siquiera una vez hoy? Solo se encogió de hombros, colocó a Trunks en su silla y le preparó el desayuno. Los únicos sonidos que se oían eran sus pasos y las risitas del niño; de alguna manera eso la hacía sentir algo incómoda. No se hallaba acostumbrada a un ambiente tan tranquilo, pero una cosa era segura, esto no le gustaba nada.
Sí, Bulma se estaba perdiendo la molesta presencia de Vegeta para animar las cosas por aquí. Dando un suspiro, comenzó a alimentar a Trunks y mientras lo hacía su mente vagó un poquito, eso causó que el pequeño fuera embadurnado con algo de comida en las mejillas, aunque a él no pudo importarle menos, ya que abría la boca todo lo que era capaz a cada cucharada que llegaba en su dirección. Bulma estaba imaginando a Vegeta saliendo de la cámara de gravedad extremadamente sudoroso con el short spandex casi todo roto yendo apresurado a buscarla al dormitorio para orillarla en la cama, presto a causarle estragos en todo el cuerpo. Su herencia saiyayín lo hacía un gran amante y ahora ante el pensamiento de que había alcanzado el nivel de super saiyayín, no pudo evitar sonrojarse imaginando todas las nuevas sensaciones que eso traería. Rápidamente miró a su alrededor para comprobar si alguien, en especial Vegeta, se acercaba. Todo su rostro estaba rojo de vergüenza, porque si él estuviera allí no le cabían dudas que hubiera capturado el aroma de su excitación.
Bulma se mordió el labio inferior y enfocó su atención de nuevo en su hijo, lo que sea para distraerla; pero al parecer el destino tenía otros planes en mente.
—¡Dada!
Tan pronto como las palabras escaparon de la boca del pequeño, se congeló, luego levantó levemente la cabeza para echarle un vistazo. ¿Sudoroso?: correcto, ¿short rasgado?: correcto, ¿sujetándola entre sus brazos?: no. Suspiró. Se sintió algo frustrada cuando Vegeta se detuvo en seco y por una fracción de segundo, la miró un poco confundido. De inmediato Bulma percibió que el calor volvía a sus mejillas; sabía que estaba en problemas. Hizo todo lo posible para concentrar su atención en Trunks, pero podía sentir sus ojos en ella y se movió un poco en su asiento.
La sonrisa en el rostro de Vegeta era obvia, ya que el impulso por burlarse de Bulma en su estado actual lo tentaba; aunque no dejaba de preguntarse en qué estuvo pensando, porque el aroma era de antes de su entrada a la cocina.
Fue en ese preciso momento que notó su atuendo y por un segundo sus ojos se detuvieron en sus piernas sin fin, y la ropa interior azul que asomaba por la parte posterior de la camiseta definitivamente llamó su atención. Por un instante recordó aquellas pálidas y cremosas piernas envueltas alrededor de su cintura; fue allí cuando sacudió ligeramente la cabeza para volver a la realidad. ¡No podía dejarse distraer por la vista de tan poca cantidad de piel!
—Mujer, ponte algo de ropa —demandó, la idea de torturarla por su excitación era cosa del pasado.
Ella bromeó.
—Visto más ropa que tú —contestó sin mirar en su dirección, eso quizás le traería problemas a su mente demasiado frágil.
Para sorpresa de ambos, Vegeta no le respondió, tan solo tomó un sándwich preparado por la señora Briefs temprano en la mañana y salió de la cocina. Bulma se quedó mirando el espacio vacío en el que él estuvo de pie con una pequeña sonrisa en los labios. Por supuesto que la conversación fue corta, pero era la primera vez que lo veía desde la noche del cine y al parecer estaba siendo el habitual Vegeta; claramente consiguió superar su pequeña declaración. Sus palabras podían haber tenido más significados de lo que pensaba; pero por otra parte, era una firme creyente de que Vegeta sabía como se sentía. Siempre había dependido de él aceptar o no sus sentimientos y si bien hasta el momento no lo hizo, tal vez el día llegaría, mientras tanto iba a esperar.
✺✺✺
—¡Cenarán juntos! ¡Todavía hay milagros! ¡Eso no se ve todos los días! —La señora Briefs observó cómo su hija se sentaba junto a su hijo y le ofreció una pequeña sonrisa—. ¡Esta debe ser nuestra primera cena familiar!
De hecho, por primera vez desde que Vegeta se mudó, los cinco estaban listos para comer juntos. Por lo general, se hallaban ausentes Vegeta o Bulma debido a ocupaciones con sus propias agendas, pero no hoy. A diferencia de su esposa, el señor Briefs sentía cierta incomodidad en la mesa y sabía que era mejor no decir nada; si tan solo su esposa pudiera hacer lo mismo. Desafortunadamente para todos, ella disfrutó empujando el tema como nadie más.
—¡Debería haberme vestido más elegante! —comentó con un tono en extremo vertiginoso.
Bulma resistió el impulso de poner los ojos en blanco y lo escondió detrás de una sonrisa.
—No es la gran cosa. —Después de todo, realmente no era una cena familiar, no hasta que fueran una familia, y si alguna vez se convertían en eso, sería una muy disfuncional.
La señora Briefs nunca perdió la sonrisa cuando asintió, luego le sirvió un plato de pasta a todo el mundo.
—Oh, querida, ¿te dije qué Yamcha llamó hoy?
Fue difícil para Bulma ocultar su sonrisa de satisfacción en ese momento, pero se las arregló bastante bien.
—No, no lo hiciste. —Aunque bastante inesperado, esto fue una agradable sorpresa. No consiguió resistir el impulso de levantar los ojos y echarle un vistazo a Vegeta.
Su semblante mostraba su habitual ceño fruncido al contemplar su comida como si nada se hubiera dicho. A pesar de que su rostro no lo traicionaba de ninguna manera, él no podía evitar preguntarse qué diablos quería el débil con Bulma. Ellos no habían hablado desde hace tiempo, así que, ¿por qué la llamaba de repente? Cuando ella se percató de que Vegeta dejó de comer, se dio cuenta de que estaba absorto en sus pensamientos. En ese instante le agradeció mentalmente a Yamcha por su excelente elección del momento oportuno. Decidió apartar la vista antes de que Vegeta pudiera mirarla y concentró su atención en su propia comida. Cuanto más pensaba en ello, más extraño le parecía que Yamcha la hubiera llamado; ¿qué desearía? Hizo una nota mental para devolverle la llamada más tarde.
El resto de la cena pasó con rapidez, ya que la única persona que no dejó de hablar fue la señora Brief, básicamente todos la ignoraron hasta el final. Unas cuantas veces, Bulma aventuró una mirada hacia Vegeta, pero él nunca hizo contacto visual, eso era raro porque sabía que podía sentirla mirarlo. Ahora estaba ayudando a su madre a limpiar mientras su padre cuidaba de Trunks. Vegeta desapareció con rapidez una vez que terminó de comer, lo cual no sorprendió a nadie. La concentración de Bulma no estaba en los platos que ponía en el lavavajillas; los dedos de sus pies comenzaron a tamborilear. Debido a sus pensamientos anteriores, no lograba echar a Vegeta de su mente y poco a poco eso la estaba volviendo loca. Todo el día había sido extremadamente torpe porque él fue la única cosa que llenaba su cabeza.
—Bulma, mi cielo, ¿has terminado de cargar el lavavajillas?
La voz de su madre la devolvió a la realidad y asintió débilmente. Al parecer, se había quedado mirando el lavavajillas por un tiempo, así que disimuló, presionó el botón de inicio y la máquina se activó.
—Papá, ¿dónde está Trunks? —preguntó Bulma cuando advirtió de que su padre ya no lo sostenía.
—Lo he acostado, querida, el pobre niño prácticamente se caía de sueño en mis brazos —respondió levantando los ojos de su periódico.
Bulma estaba tan despistada ¡qué ni siquiera notó qué su padre y Trunks salieron! Volvió a asentir y luego le sonrió a su confundido padre.
—Gracias, papá. —Miró a su alrededor y concluyó que no quedaba nada más por hacer—. Creo que iré a recostarme —dijo ofreciéndole a sus padres una suave sonrisa y salió de la cocina.
Por fin se había dado cuenta de por qué no podía olvidarse de Vegeta; a ella le hacía falta y deseaba un momento de intimidad con él. No tenía que ser sexual, aunque eso sería muy bienvenido; todo lo que quería era sentir su presencia. Si bien casi la tocó después de que ella le abrió su corazón, necesitaba más después de un momento emocional tan intenso. Tal vez incluso quedarse dormidos en los brazos del otro habría sido suficiente; pero él, ella lo sabía, no era alguien de caricias. Con los labios firmemente apretados, estaba a punto de pasar por delante de la puerta de la habitación de Vegeta y vio que se hallaba un poquito abierta. Bulma luchó contra la urgencia de entrar, pero si lo hiciera, ¿qué diría?, ¿qué haría? Sus pisadas desaceleraron cuando pasó por allí y no pudo evitar vislumbrar demasiada piel.
Para su completa sorpresa, levantó la vista, solo para encontrarlo mirándola directamente a los ojos; casi se sonrojó mientras se apresuraba a pasar por la habitación. Fueron unos escasos minutos más hasta su propio dormitorio y casi suspiró aliviada cuando llegó. Nada hoy parecía haber salido como se esperaba, pero probablemente era porque no tenía nada planeado. Quizá creyó demasiado que Vegeta le había dado algo con que trabajar, aunque como en los días anteriores, no fue así. Bulma estaba a punto de desnudarse, cuando notó que algo pasaba fuera de su ventana y se apresuró a investigar. Algo bloqueaba la vista, así que la abrió para poder asomar la cabeza. No pasó mucho tiempo hasta que se dio cuenta de que era Vegeta quien pasó volado y por un segundo, casi gritó su nombre.
Ahora le sería imposible dormir; necesitaba saber a dónde se dirigía. ¿Por qué se iba así en medio de la noche? Se mordió el labio inferior y suspiró intensamente; al parecer ella iría a pie. Sin pensarlo, se apresuró a salir y corrió todo el trayecto hasta llegar al lugar donde lo vio. Bulma miró a su alrededor frenética buscando una señal, una visión, ¡cualquier cosa!, pero no había nada. En ese momento, se sintió un tanto idiota, ¿qué se suponía que debía esperar? Además, él tenía el derecho a algún tiempo a solas como todo el mundo. ¿Por qué todas sus acciones traían interrogantes y ella no podía evitar averiguar las respuestas? Decidiendo que era mejor no perseguirlo, se sentó en la hierba para estirar las piernas.
Sin que Bulma lo supiera, Vegeta se ubicaba a tan solo a unos pocos metros detrás de ella. Originalmente iba a ir más lejos, pero en seguida detectó su aroma y giró para ver lo que estaba haciendo. Él había planeado estar sin compañía por un tiempo, tal vez se adentraría en las profundidades de las montañas; en cambio ahora, decidió copiar sus movimientos y se sentó en la hierba manteniendo una distancia decente entre los dos. Mientras ella no supiera que estaba allí, él permanecería en esa posición. ¿Por qué?
No tenía ni idea.
✺✺✺
Bulma sintió un poco de frío e inconscientemente trató de tirar de su manta, solo para darse cuenta de que no estaba tirando de nada. Parpadeó un par de veces antes de abrir los ojos y advirtió que estaba acostada en su cama. Tomó unos segundos para que los acontecimientos de la noche anterior se procesaran en su mente; recordó haber seguido a Vegeta y entonces; oh, Dios, ¡se había quedado dormida afuera! Podía recordar diciéndose que solo sería por unos segundos mientras cerraba los ojos. Al parecer, fue toda la noche... no era difícil adivinar quien la trajo de vuelta a su cama, solo una persona podría haberlo hecho: Vegeta. Sonrió ante el gesto y se levantó; ¿debería darle las gracias?
Como Vegeta tendía a arrepentirse o negar acciones cuando le daba las gracias por algo, quizás era mejor no ofrecérsela. Se dio la vuelta y miró el despertador que indicaba las cuatro y media de la madrugada, era muy temprano; por un segundo pensó en volver a dormir. Solo una, tal vez dos personas, estarían levantadas en este momento y su curiosidad una vez más sacó lo mejor de ella.
Silenciosamente, Bulma salió de su habitación todavía vestida con la ropa que llevaba la noche anterior, que eran una falda blanca que le llegaba a la mitad de los muslos y una camiseta de color violeta oscuro con su nombre escrito. Se preguntó si él aún estaría en su dormitorio alistándose o en la cámara de gravedad. Como su habitación quedaba más cerca, decidió inspeccionarla primero. Parecía completamente imposible para ella que siquiera pensara en darle al hombre algo de intimidad, no importaba qué, todos los días, tenía una nueva forma de molestarlo.
Con una pequeña sonrisa en el rostro, caminó en dirección a su dormitorio donde encontró la puerta cerrada. Bulma podría haber tocado, pero luego él le diría que se fuera o no respondería y dado que esta era su casa, se permitió romper las normas de privacidad. Abrió suavemente la puerta teniendo cuidado de no hacer ningún ruido, si él estaba dentro ya sería consciente de su presencia antes de entrar. Dio una rápida mirada y notó que no estaba en su dormitorio, lo que significaba que probablemente se hallaba en la cámara de gravedad.
Bulma estaba lista para dar la vuelta y marcharse, cuando él la detuvo.
—Mujer, sé que soy interesante, pero esto se califica como acoso —dijo cuando salió del baño.
¿Había escuchado bien?, ¿había hablado Vegeta con un tono de humor y diversión en su voz? Se volvió para mirarlo, su rostro no revelaba lo que acababa de oír, solo tenía el mismo ceño fruncido. Ella le ofreció su mejor sonrisa y se inclinó sensualmente contra la puerta.
—No te hagas ilusiones, lo único que quería era ver si logré despertar antes del gran Vegeta. —En teoría no era una mentira completa, simplemente omitió la parte donde ella nunca parecía ser capaz de mantenerse alejada de él; culpó de eso a su musculoso cuerpo.
Vegeta asintió apenas, agarró su toalla y se la puso alrededor del cuello.
—Supongo que ayer por la noche querías ver si podías permanecer despierta más tiempo que yo —comentó, esta vez la diversión era clara en su voz.
La pilló; aunque sabía que la encontró afuera, no pensaba que creyera que estaba allí debido de él. Tal vez la vio salir de la casa cuando volaba; si era así, entonces ¿por qué le estuvo prestando atención y ella no pudo alcanzar a verlo? Bueno, no importaba, ya que siempre era la que exponía sus sentimientos y no sería diferente ahora. Se encogió de hombros mientras él la pasaba de largo. Por un instante, Bulma creyó firmemente que solo estaba haciéndolo para burlarse, en especial porque capturó su aroma de excitación el otro día. Quedó bastante sorprendida cuando no lo usó en su contra en el acto.
—¿Sabes? —sugirió y él se detuvo por completo —. Siempre es bueno estirarse antes de hacer ejercicio. —Bulma casi le guiñó el ojo al final de su oración, pero se contuvo; incluso eso sería un poquito demasiado atrevido para ella.
Aunque Vegeta nunca dejó de darle la espalda, en su mente, Bulma casi podía ver la expresión que tenía. Después de unos segundos, esperaba que él se alejara; en cambio, se dio la vuelta con lo que parecía ser una sonrisa maliciosa en el rostro y una palabra le vino en seguida: problemas. Ella lo observó con cuidado cuando empezó a caminar en su dirección muy lentamente, como si pensara que huiría si avanzaba más rápido. Los labios de Bulma se separaron un poco en el momento en que él se detuvo frente a ella, sus cuerpos casi se tocaron y contuvo la respiración. Con toda tranquilidad, Vegeta le puso una mano en la cadera, acercó su cuerpo y se inclinó para poder alcanzar su oreja.
—Entonces debemos empezar, no tengo tiempo que perder.
Bulma no podía señalar lo que la hizo estar completamente excitada y sorprendida: sus cálidos dedos que quería sentir en la piel o la proximidad sensual de sus cuerpos. Vegeta le había seguido un poco el juego en el pasado, pero no imaginó que sería el iniciador de algo sexual. Se encontraba muy estresada, no tenía relaciones sexuales en más de un año y él estaba medio desnudo; no había forma de que ella pudiera dejar que esto se deslizara de entre sus dedos. Después de todo, claramente merecía una recompensa por todo el buen trabajo que hacía y por ser una buena madre. ¡Un Vegeta desnudo sería más que suficiente! Se inclinó hacia él, sus senos se presionaron contra su poderoso pecho musculoso y sintió su cálido aliento en el oído.
Honestamente, él lo había hecho por instinto; la mujer trataba de burlarlo desde que los combates terminaron, era hora de ver si ella tenía tanto autocontrol como clamaba. Mientras, la pobre Bulma no estaba segura de que hacer, ¿él quería simplemente jugar o hablaba en serio? Era difícil decirlo y no tenía ganas de hacer el ridículo. Ya era hora de averiguarlo.
Alzó las manos, capturó su rostro entre estas y lo jaló, así que ahora estaban cara a cara. Los ojos azules de Bulma solo se cruzaron con los de carbón por un segundo; los cerró y presionó sus labios secos y temblorosos contra unos fríos y duros.
Al principio, Vegeta no reaccionó y ella se puso rígida al darse cuenta que no debió haber hecho esto. Pero entonces, él hizo lo inesperado y comenzó a devolverle el beso; ella suspiró casi aliviada y le echó los brazos al cuello con mucha suavidad cuando finalmente recordó lo que se sentía probar a Vegeta. Los recuerdos previos de todo lo que podía hacer con aquellas manos grandes y fuertes que ahora estaban envueltas alrededor de su cintura, fueron suficientes para elevar su excitación y eso no pasó desapercibido para él. Bruscamente, Vegeta bajó las manos para cogerle las nalgas y ella presionó su núcleo contra su entrepierna en reacción al contacto. Bulma abrió la boca y en segundos, Vegeta metió su lengua y solo por esta vez ella decidió no luchar por el dominio; él podría tener y tomar. Le soltó el cuello, colocó las palmas en su robusto pecho, luego recorrió todo el camino con las puntas de los dedos hasta el borde de su short spandex y las insertó juguetonamente dentro. Para entonces, las manos de Vegeta se deslizaban dentro de la camiseta de Bulma y acariciaban la suave piel de su vientre plano; su propia excitación crecía lentamente.
—Bulma, Trunks ha estado gritando por…
En ese preciso momento la magia se rompió; tanto Bulma como Vegeta voltearon las cabezas para mirar al señor Brief, quién, como si acabara de despertarse, los miró claramente incómodo.
—Mmm, Trunks, ha estado... este, gritando desde hace un rato —. Los miró una vez más, les ofreció una sonrisa de disculpa y salió a toda prisa.
Vegeta había elegido una habitación lo suficientemente lejos para no ser molestado por el ruido y al parecer funcionó muy bien. Por primera vez en mucho tiempo, Trunks no fue quien rompió la magia entre los dos, fue el señor Brief. Con suavidad, ella retrocedió evidentemente decepcionada.
Vegeta por otro lado no estaba decepcionado, pero sí muy frustrado. Se agachó para agarrar la toalla del suelo, se la puso alrededor del cuello una vez más y salió de la habitación listo para usar su tiempo de entrenamiento en despejar la mente de algunas cosas. Bulma se movió de modo que ahora permanecía apoyada en la puerta observándolo marcharse como lo había hecho tantas veces; menos mal que su espalda era tan malditamente sexy. La interacción entre los dos fue corta, pero muy agradable y entretenida; eso sería suficiente por el momento, sin embargo, se encontraba maldiciendo a los cielos en este instante por la interrupción. Bulma sabía que no sería capaz de dormir ahora, sobre todo debido a su excitación, así que decidió limitarse a seguir adelante con su día. En primer lugar, se encargaría de ver como estaba Trunks y se ocuparía de lo que le molestaba, luego tenía la intención de enterrarse bajo una enorme carga de trabajo. ¿Se podía llamar a esto frustración sexual?
El sueño era realmente una cosa maravillosa, claro, cuando te las arreglas para conseguir un poco, lo cual no era el caso de Bulma. En estos momentos bebía su octavo café, que de todos los medios era el que no la ayudaría a alcanzar el deseado estado de letargo, pero apenas le importaba. Eran solo las diez de la noche y Trunks llevaba acostado unas horas, eso la había dejado sin nada que hacer. Técnicamente estaba trabajando en algunos planos para una nueva máquina, pero su cerebro se negaba a cooperar con ella. Al principio supuso que era por la poca cantidad de sueño que consiguió, así que intentó descansar.
Para su infortunio, cada vez que cerraba los ojos, en lo único que podía pensar era en su encuentro anterior con Vegeta. Llegada a ese punto, decidió que el sueño era su enemigo y mejor permanecería despierta, de ahí los cafés, aun cuando estaba completamente agotada. Se había encerrado en su laboratorio y tenía el monitor para bebés en su escritorio por si acaso Trunks se despertara, lo que probablemente haría en algún momento de la noche. Al igual que su padre, él podía ser muy gruñón y demandante; con suerte, eso desaparecería a medida que crecería. Trunks del futuro parecía muy educado y cortés, pero por otra parte, Vegeta no estuvo allí y el mundo en el que vivió era bastante duro.
Bulma se bebió el resto de su café, se levantó y volvió a llenar la taza en la pequeña máquina junto a su escritorio. Desde este nivel podía oír la cámara de gravedad perfectamente y sabía que todavía se estaba ejercitando; tal vez ella no era la única que necesitaba mantener la mente ocupada. En perspectiva, lo bueno era que él había sido quien la atacó salvajemente o por lo menos se proponía atacarla y ella solo fue una víctima de su... ¿sensualidad? Suspiró profundamente al imaginar como las cosas podrían haber terminado si su padre no los hubiera interrumpido y una vez más, su frustración creció. En ese momento estaba decidida a todo y todo el mundo estaba en contra de que ellos se unieran. Pero ¿quién más sino ella podría soportarlo —a Vegeta— y quién más que él podría soportarla?
Bulma negó con la cabeza e intentó concentrarse en su trabajo una vez más; se estaba dejando distraer con demasiada facilidad. Comenzó a garabatear algunas notas cuando los ruidos se atenuaron y lamió sus labios secos mientras permanecía concentrada en su trabajo. Al parecer no estaba tan preocupado, porque esto era una parada temprana; ¿podría el todopoderoso Vegeta estar cansado?
Se encontró escuchando sus pasos; él caminaba por encima de su cabeza en dirección a su dormitorio. Había tantas interrogantes en la punta de su lengua y no sabía cual preguntar primero. No obstante, en primer lugar, tenía una pregunta personal que hacerse, ¿dormir con Vegeta era una buena idea? Por supuesto, lo necesitaba desesperadamente; pero ¿sería esto en bien de la relación que deseaba construir con él?
La última vez se suponía que sería una aventura a pesar de que se convirtió en mucho más; ahora ella sabía lo que quería al entrar en esto. No temía que se le rompiera el corazón, pero no deseaba simplemente una relación física. Ese era el inconveniente de haber tenido relaciones sexuales con Vegeta tan pronto; él podría nunca pasar de ese paso. Existía también la idea de que, quizás, el amor físico era la única manera de entrar en su corazón porque él no conocía ninguna otra forma. Si durmieran juntos, eso al menos los acercaría y podría dar como resultado que para él sea más fácil sentir algo.
Al cesar los pasos, Bulma fue sacada de sus pensamientos y casi se rio de sí misma. Era posible que estuviera demasiado cansada para intentar pensar en esto por más que quisiera. Bulma respiró con fuerza antes de tomarse una taza de café entera; un escalofrío le atravesó el cuerpo cuando probó la amargura al inicio, ¿tal vez su cuerpo trataba de decirle que había tomado demasiado?
En tanto Bulma reflexionaba sobre sus problemas con el café, Vegeta se hallaba en su cuarto de baño haciendo su ritual habitual de ducha, excepto que en esta ocasión, el agua estaba bastante fría. A pesar de que entrenó durante incontables horas, no fue capaz de alejar los acontecimientos de la mañana de su mente. Al principio solo tenía la intención de seguirle el juego, pero luego las cosas se le escaparon de las manos y nunca hizo un intento por detenerlo. Disfrutó bastante del cuerpo de Bulma y de hecho no había razón para no volver a tenerla, salvo por la posibilidad de que ella pensara que significaba más de lo que en realidad era. Podía tolerarla a su alrededor y disfrutaba de los ejercicios de estiramiento juntos, solo que ahora no sabía a donde todo esto conduciría y no tenía ganas de preocuparse por ello. Aunque las últimas veces que mantuvieron relaciones sexuales, ella no había sido emocional ni apegada; así que quizás, ¿esta vez sería igual? Vegeta casi gruñó, agarró la perilla y la giró hacia la izquierda para hacer el agua aun más fría. Le dejaría ese rompecabezas a ella, él no haría nada.
Bulma miraba su reloj y contaba de forma regresiva de veinte a cero. Luego sonrió, sabía que Vegeta probablemente se encontraba fuera de la ducha en este momento; él tenía una rutina bastante predecible y estaba por lo general solo a segundos fuera de su horario. Ella observó sus manos temblorosas, que hacían imposible que dibujara o escribiera cualquier cosa, antes de bajar su lápiz. ¿Por qué siempre era tan complicado?, ¿por qué no era simple? Vegeta no iba a ir a ninguna parte y dudaba que lo hiciera. Podía asegurar que despreciaba este planeta, pero siempre regresaba y contra sus mayores deseos, le tenía apego. No importaba que tan desalmado pudiera parecer, Bulma ahora estaba segura de que por lo menos no abandonaría a su hijo. Ella iba a tratar de crear ese mismo vínculo entre los dos usando la única cosa que siempre funcionó con él: su encanto femenino.
Tenía las rodillas un poco débiles y no sabía si se sentía nerviosa o era la mezcla de una sobredosis de café y la falta de sueño. Pese a ello, subió las escaleras con bastante rapidez e inició la ruta hacia su dormitorio como había hecho demasiadas veces la semana pasada. Quizá él tenía razón; ella era muy acosadora. Pero, por otra parte, si no fuera tan malditamente mortal, tal vez más mujeres estarían acechándolo; no es que ella les permitiría acercarse a él.
Para su sorpresa, la puerta de la habitación estaba abierta, aunque las luces se mantenían apagadas como si la hubiera estado esperando. Por supuesto que podía sentir su llegada, pero ¿realmente la dejaría así, por si acaso ella regresara? Apartó ese detalle al entrar en la habitación y cerró la puerta; no esperaban a nadie más. Estaba bastante oscuro, pero aún podía distinguirse su silueta en la penumbra y notó que se hallaba acostado en la cama, de espaldas hacia ella. Lentamente y en silencio se acercó a su cama hasta pararse cerca al borde. Cuando él no hizo ningún movimiento, ella empezó a quitarse el jean y lo dejó caer descuidadamente. Aunque mantuvo su camiseta, se quitó el brasier y lo tiró junto al pantalón, levantó las mantas y se unió a él. Tan pronto como ella entró, sus piernas se tocaron. La piel en contacto con la piel fue suficiente para enviarle sacudidas de placer a través del cuerpo.
Ella contuvo el aliento cuando sintió a Vegeta cambiar de posición en la cama y su corazón palpitó como un tambor. Bulma lo observó darse la vuelta para recostarse en un brazo, sus ojos la miraron intensamente y ella casi se sintió cohibida. Respiraba con fuerza, lo que hacía que su pecho se elevara y bajara muy rápido; Vegeta observaba cada movimiento. Ni una palabra fue compartida entre los dos, pero era completamente innecesario puesto que siempre existió un acuerdo mutuo entre ellos.
Bulma sabía que él no se acercaría más de lo que había hecho, así que se aproximó y él sintió que cada centímetro de su piel desnuda lo afectaba incluso antes de que ella le diera un inocente beso en la mejilla. Cuando no se movió, Bulma lo tomó como una buena señal y procedió a alcanzar su boca para succionar lentamente su labio inferior. Vegeta, quien por lo general era el que estaba al mando, decidió tomar el control; ahora que ella había dado los primeros pasos, la empujó de espaldas y cubrió su pequeño cuerpo con el suyo musculoso. No dudó mucho tiempo antes de inclinarse para capturar sus labios, sin darle ni un segundo para recobrar el aliento. Bulma envolvió sus piernas desnudas alrededor de su cintura y flexionó su núcleo hacia su poderoso paquete mientras él recorría con las manos sus senos cubiertos acariciándolos a través de la tela.
Ella gimió cuando las sensaciones aumentaron y rastrilló las uñas a lo largo de su espalda arañando todo el camino hacia abajo sin causarle ningún dolor. Empezó a mover ligeramente las caderas frotándose contra su creciente erección y Vegeta gruñó en voz baja ante la sensación. Él no tenía idea de adónde iba esto y no estaba seguro de que esperar por el momento, pero lo disfrutaba. Agarró el dobladillo de su camiseta, lo levantó por encima de sus firmes senos redondos y con suavidad tomó uno con la mano para acariciarlo. Bulma echó ligeramente la cabeza hacia atrás y arqueó la espalda cuando él capturó uno de sus pezones erectos con la boca; todo su cuerpo entró en calor al contacto, había pasado tanto tiempo.
—Vegeta —dijo, su voz era casi un susurro. Él se apartó respirando con normalidad para mirarla, notó que estaba completamente sin aliento y sonrió con suficiencia. Pasó las puntas de sus dedos por el vientre de Bulma casi haciéndole cosquillas, agarró el dobladillo de su ropa interior y una oleada de excitación la atravesó. En ese momento, él se inclinó incluso más, atrapó el lóbulo de su oreja entre los dientes y lo mordió con delicadeza.
—Con esto saldamos cuentas —susurró él.
Cuando se apartó, Bulma sintió que una ráfaga de calor le subía al rostro y lo observó ponerse de lado para darle la espalda una vez más. Rápidamente ella se sentó en la cama mirando en su dirección con total incredulidad. ¿Saldar cuentas?, ¿de qué?, ¡¿por la única vez que lo había rechazado?! Se mordió el labio inferior de ira; solo podía imaginar lo orgulloso de sí mismo que Vegeta se sentía por haberla engañado. Sacudió la cabeza despacio, volvió a tumbarse y apoyó la cabeza en la almohada otra vez con una sonrisa de desafío en el rostro. Él podría haber ganado esta ronda, pero la guerra estaba lejos de terminar; dos jugarían este juego.
Vegeta sintió todo eso en el ki de Bulma que comenzaba a calmarse, el olor de su excitación aún persistía en el aire. Luego bajó la mirada a su entrepierna, tal vez su plan había fracasado un poco, pero la mirada en su rostro hizo que valiera la pena.
Sí, se quedó con sus palabras: “necesaria”.