Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Unificación ( Chapter 27 )

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Nota de la Traductora: Este es el último capítulo de Amor difícil. Quiero recordarles que el presente es el segundo de una trilogía, la siguiente comienza luego de la saga de Bu y el link es: (https)(:)(/)(www).(fanfiction).(net/s/6356086)/(1/Satisfied-Love), solo retiren los paréntesis. Espero que les haya gustado este maravilloso fic, traducirlo ha sido algo que he disfrutado enormemente, sobre todo por que en él se ingresa al alma de los personajes de una manera tan poderosa y profunda que es imposible no sentirse conmovida. De mi parte, como siempre, les envío mis deseos de salud y prosperidad.


 

Amor difícil

Capítulo veintisiete

Unificación

 

 

Bulma se dejó caer sobre la cama, los músculos de la espalda la mataban por completo. Un profundo suspiro escapó de sus labios mientras se llevaba la mano al cuello para masajearlo. Ella había pasado todo el día arreglando la cámara de gravedad del poderoso príncipe; aún después de tantos años, él todavía no entendía el significado de la palabra límite.

Si creyera que lo haría, lo forzaría a darle un masaje justo ahora; desafortunadamente, el saiyayín solo la despediría a pesar de ser el responsable de su dolor. Sin embargo, conocía otras maneras en que él la podía relajar un poco.

Al pensar en Vegeta, Bulma se preguntó dónde estaría; después de todo la cámara de gravedad permaneció fuera de servicio todo el día y no lo había visto en lo absoluto. ¿Tal vez decidió ir a entrenar a algún lado con Trunks? Un momento, no, eso no podía ser, ya que Goten se quedaba este fin de semana.

Un poco curiosa, se sentó en la cama y miró a su alrededor. Quizás Vegeta había ido a una de sus aventuras solitarias en la noche. Eso no la preocupaba tanto como antes, pero esperaba que estuviera bien. Él ya la había dejado entrar más de lo que esperaba y ella no lo empujaría.

Decidida a ahuyentar su dolor, Bulma optó por un buen baño reconfortante. Rápidamente, se dirigió hacia su armario, agarró algunas prendas y una sonrisa apareció en su rostro. Tener algo de tiempo propio era justo lo que necesitaba, ya que si no estaba cuidando a Vegeta, estaba cuidando a Trunks. Ella los adoraba sobre todas las cosas, pero también se quería a sí misma.

Una vez que entró en el baño, dejó las cosas sobre el mostrador y abrió la llave, luego tomó una botella rosada ubicada cerca del borde de la bañera y vertió la mitad en el agua. ¡Nada mejor que un baño de burbujas de fresa! Se apresuró a desnudarse y sumergió todo su cuerpo en el agua tibia.

Un gemido de satisfacción pasó por sus labios cuando finalmente sintió sus músculos relajados, cerró poco a poco los ojos y trató de disfrutarlo tanto como pudiera. No tenía la intención de permanecer demasiado tiempo o iba a parecer una ciruela seca.

De repente escuchó algunos gritos que venían del pasillo y negó con la cabeza. Debía decirles a los niños que se vayan a la cama después o pasarían la noche despiertos. Había imaginado que con los años, ellos se calmarían, pero se ponían peor.

¡Su pequeño hijo era un monstruo de seis años!

Se escucharon más gritos antes de que repentinamente se extinguieran. Bulma asumió que se habían alejado, ya que no podía oírlos.

Continuó los siguientes veinte minutos frotando cada parte de su cuerpo hasta que se sintió limpia y lo suficientemente relajada. Una vez que terminó, se envolvió en una toalla rosa claro y salió del baño con los cabellos azules aún mojados.

Cuando cerró la puerta y se volvió para mirar hacia adelante, se encontró con una sorpresa inesperada que la hizo saltar. Un indiferente Vegeta estaba acostado en la cama haciendo zapping a través de los canales; era un hábito suyo que no conseguía superar porque lo hacía parecer demasiado humano.

Vegeta no miró en su dirección, al menos no hasta que estuvo casi frente a él para poner la ropa sucia en su sitio. Sin molestarse en cambiarse, ella se dirigió a la cama y se acostó a su lado, la toalla ahora se envolvía holgadamente alrededor de su cuerpo. Al ver que no reaccionaba, se sintió un poco decepcionada, pero no lo demostró.

Por regla general, él no era alguien que rechazara la actividad física, en especial cuando no se había agotado en todo el día.

Vegeta podía sentir que ella le clavaba los ojos, pero no la miró.

—Papá, ¿por qué los padres de Goten se casaron y tú y mamá no?

—¿Qué es un bastardo?

Casi soltó un suspiro de enojo y pasó los dedos por su cabello. Necesitaba una maldita ducha. Sin decir una palabra, se levantó y dejó a Bulma sola en la cama, luego entró en el baño y prácticamente cerró el lugar de un portazo.

Fue entonces cuando Bulma estuvo segura de que algo andaba mal, solo que el problema era que no sabía de qué se trataba. Intentó pensar en los días anteriores, pero no se le ocurrió nada. Difícilmente estaría molesto por la cámara de gravedad, ya que se quedó más de un día alejado de allí en el pasado.

Escuchó que se abría la ducha y suspiró. Al parecer, no iba a tener la noche calurosa que preveía y era imposible que aguantara su actitud. Lo mejor que podía hacer era dormir un poco y esperar a que se sintiera mejor al día siguiente.

Se quitó la toalla y la tiró descuidadamente al piso, después se metió debajo de las mantas y apoyó su cabeza mojada en la almohada.

Los saiyayíns eran tan complicados.

✺✺✺

—¡Hola chicos! —saludó Bulma mientras entraba a la sala de estar.

—Hola mamá.

—Hola Bulma.

Eran apenas las siete, sin embargo, tenía la certeza de que los dos llevaban despiertos mucho tiempo. Ya estaban jugando videojuegos, lo cual no era algo que la complaciera, pero se hacía de la vista gorda de vez en cuando. Además, hoy quería saber qué le pasaba a Vegeta y eso quizás implicaría algunos gritos, prefería que los niños estuvieran ocupados.

—Trunks, cariño, ¿has visto a tu papá?

Él hizo una pausa en su juego y se volvió para mirar a su madre.

—Sí y no estaba de buen humor.

—No ha estado de buen humor desde que hablaste con él ayer —comentó Goten.

Trunks frunció el ceño.

—¡Oye, no fue mi culpa!

Bulma de pronto se encontró muy interesada en la conversación que estaban teniendo los niños.

—¿Trunks, de qué está hablando Goten?

¿Qué podría haber dicho su hijo que molestaría tanto a Vegeta y lo mantuviera distraído?

El niño miró hacia el piso como si hubiera hecho algo malo. Honestamente, ¡no era así! ¡No entendía por qué su padre se había enojado por un par de pequeñas preguntas! Trunks dijo y le preguntó peores cosas en el pasado.

—Solo le hice algunas preguntas y él se enojó.

Bulma inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿Qué preguntas?

Trunks suspiró, no quería repetirlas. ¿Qué pasaría si su mamá también se enojaba?, tenía mucho más miedo de sus ataques de ira que de los de su padre.

—Yo… este.

—Le preguntó por qué mis padres estaban casados, pero los suyos no y qué es un bastardo —brindó como respuesta Goten.

Los ojos de Trunks se ampliaron antes de enfurecerse. Dejó caer el mando al suelo y lo golpeó en el brazo.

—¿Por qué hiciste eso? ¡No te pedí qué se lo contaras!

—¡Oye, eso duele! —Se quejó Goten—. Es que tú no ibas a decírselo.

—¿Y QUÉ? —exclamó Trunks y le dio otro puñetazo a su amigo.

Esta vez, Goten no parecía dispuesto a recibir más golpes gratuitos. Dejó su propio mando, levantó los puños y se dispuso iniciar un combate de entrenamiento con su amigo para resolver la pelea.

Al ver que las cosas se salían de control, Bulma corrió hacia los niños, los agarró por detrás del cuello de sus polos y los separó antes de que comenzaran a pelear. Los saiyayíns eran problemáticos.

—Deténganse —ordenó y los dejó en el suelo.

Luego se giró para mirar directamente a Trunks.

—¿Eso es todo lo que le preguntaste a tu padre?

El asintió.

A pesar de que podía entender cómo alguien se sentiría molesto por el asunto, no comprendía por qué Vegeta se enojaría. A él nunca le importó la opinión de nadie y odiaba cuando se inmiscuían en su vida, ¿por qué esas preguntas levantaron su furia?

Bulma tuvo que admitir que ella misma se sentía un poco molesta. Tenía el presentimiento de que su hijo había aprendido la palabra bastardo de la prensa sensacionalista, ya que todavía era un tema muy presente. Al fin y al cabo, nunca confirmó quién era el padre y todos querían averiguarlo.

No obstante, su vida personal no era incumbencia de nadie.

Ella no deseaba que eso afectara a su hijo. Sabía que Trunks era fuerte y que conseguiría manejarlo, pero ¿y si se guardaba esa herida?

En cuanto a la parte de casados, bueno, obviamente fue algo que oyó en la casa de Gokú.

Bulma nunca pensó que fuera importante que ella y Vegeta no se llegarían a casar. Claro que como todas las chicas, soñó con eso, mas no tenía problemas con su vida actual. No necesitaba casarse con Vegeta para saber que la amaba y que estaba comprometido con ella y solo con ella.

Su vínculo era mucho más profundo que una ceremonia.

—¿Y qué te contestó?

No pudo evitar ser un poco curiosa, ¿qué contestaría alguien como Vegeta a tales preguntas? Francamente, solo suponía que él se había alejado dejando las preguntas de su hijo sin respuesta.

—No dijo nada. Se fue.

Tal como lo esperaba

Bulma asintió y suspiró, después se inclinó un poco para poder estar a la altura de su hijo.

—No te preocupes por esas cosas.

Era la mejor respuesta que le daría en este momento, ya que no sabía qué más decir. No creía que fuera un gran problema y fin de la discusión. Sin embargo, no quería que Trunks creciera avergonzado, él debía entender que sus padres lo amaban estuvieran casados o no.

—No es importante que tus padres estén casados, eso no te hace diferente, ¿quedó claro?

Trunks asintió con lentitud. Para empezar, nunca creyó que fuera algo importante, simplemente deseaba saberlo. Después de todo, sus padres podrían no estarlo, pero él no vivía en el bosque sin juguetes. Tenía todo lo que quería, al menos la mayor parte del tiempo.

Bulma le dio un abrazo rápido y se enfocó en su próximo objetivo que era Vegeta. Ella necesitaba saber por qué esto también lo molestaba. Era imposible que estuviera pensando en el matrimonio o en algo por el estilo, eso significaba que debía ser otra cosa.

Esperaba encontrarlo en la cocina; en cambio, para su sorpresa, todo el lugar estaba completamente vacío. Ella frunció el ceño muy confundida. ¡Ni siquiera su madre se hallaba allí cocinando!, ¿había sucedido algo de lo qué no estaba al tanto?

Suspiró hondo y se sentó en la silla más cercana.

Hoy era un día extraño, pensó, antes de mirar por la ventana. Aunque Bulma no quería detenerse en la cuestión del matrimonio, no dejaba de meditar sobre el tema. Ella pudo haberse sentido lastimada una vez cuando descubrió todas esas revistas que criticaban su estado de soltera, pero desde entonces, ¿eso se le había pasado por la cabeza?

En su juventud cuando buscaba las esferas del dragón, era algo que deseaba. Anhelaba todo el cuento de hadas: una intensa historia de amor, el príncipe azul perfecto y una boda de princesa; sin embargo, cuando poco a poco comenzó a conseguirlo, había sido con Yamcha y resultó ser una desilusión. Fue quizás después de sus innumerables rupturas que renunció a todo.

Desde que las cosas entre ella y Vegeta se volvieron más serias, nunca pensó en casarse. No solo no era humano, sino que las costumbres de la Tierra no significaban nada para él. Y ahora, ¿podría ser qué él estuviera molesto por eso? ¿Tal vez en su planeta existía una costumbre similar y lo hizo reflexionar? No quería preocuparse solo para descubrir que no era nada.

Vegeta y ella no tenían que hacerlo, estaban bien así. A Bulma no le hacía falta un anillo en su dedo para saber que era importante para él y que la amaba. Lo había demostrado, sin palabras, más de una vez y los sentimientos y el compromiso eran lo que en verdad valía.

No necesitaban casarse.

✺✺✺

Ella estaba esperándolo, había preparado el plan perfecto para sacar a la luz el tema. Lo mejor sería dejarlo solo, desafortunadamente, no pudo hacer tal cosa; cuando su curiosidad despertaba, quería respuestas.

Bulma había planeado que Vegeta estaría hambriento después de su entrenamiento, por lo que se quedó en la cocina hasta después de la medianoche preparándose un antojo. Él no la evitaría, ya que no era consciente de que ella sabía lo que le pasaba. Una vez que entrara, poco a poco abordaría el asunto. Era un plan perfecto.

Ahora, finalmente él había apagado la cámara de gravedad, eso significaba que llegaría pronto. Actuando como si nada sucediera, Bulma continuó preparándose una montaña de helado. No era un placer que se permitiera comer todos los días, pero si iba a hacer un intenso trabajo con Vegeta más tarde, no debería sentirse culpable.

Mientras desparramaba el fudge sobre su postre, escuchó unos pasos. Nunca ni una vez miró en su dirección, ni siquiera cuando él ingresó. Ella esperó pacientemente a que abriera la nevera y retirara su comida para dejar caer la bomba.

Tres, dos, uno.

—Sabes, Trunks me preguntó hoy qué es un bastardo.

¿Y qué si él no le había consultado nada al respecto? Si le contara cómo se enteró no diría nada, así que tenía que hacer las cosas de una forma más astuta.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado para ver su reacción. Vegeta todavía estaba parado frente a la nevera mirando hacia adelante, sin moverse.

Él conocía demasiado bien a la mujer como para saber que no era solo una coincidencia que ella mencionara eso justo después de que Trunks se lo dijera. El mocoso tuvo que pensar que era mejor preguntárselo a ambos. Eso implicaba que él abrió la boca y lo soltó.

—¿Y qué con eso? —contestó Vegeta cuando al fin se giró para apartarse de la nevera.

Maldición. ¡Él no podría haberse dado cuenta ya!

—Solo tenía curiosidad por averiguar en dónde lo oyó.

Bulma quería decir algo, él lo notaba y, sin embargo, se andaba por las ramas, lo cual era un hábito extraño en ella porque nunca la vio teniendo miedo de expresar su opinión en voz alta, sobre todo a él. ¿Qué si su hijo deseaba entender el significado de la palabra bastardo?

Ningún hijo suyo era un maldito bastardo era la respuesta. No le podían importar menos las costumbres de la Tierra, él vivía bajo sus propias reglas y Trunks no era completamente humano. Los humanos eran muy veloces en emitir una opinión y poner etiquetas; los odiaba a ellos y a su atrasado planeta.

No tenían nada por lo que presumir, nada de qué enorgullecerse.

Por supuesto, no le diría a ella eso, porque no se sentía con ganas de oírla hablar sin parar.

Podía permanecer en silencio y no responder a su pregunta, pero estaba interesado en ver hasta dónde Bulma llevaría las cosas. Era obvio que se había tomado la molestia de planear esta pequeña conversación, ¿por qué no? Siempre era capaz de irse cuando lo deseara.

—En la casa de la arpía.

—¿Milk? —dijo ella un poco vacilante—. No creo que llame a Trunks así.

Milk expresaba opiniones fuertes a veces, pero tenía buenos modales. Por más que le gustaran los chismes de vez en cuando, no se referiría a Trunks de esa manera, en especial si él estaba cerca. Después de todo, ella también era madre y sabía que cualquier insignificante cosa podía afectar a los niños.

—Quizás lo oyó en la televisión o afuera. Milk no haría eso.

Vegeta no respondió a su afirmación; en su lugar, se dirigió hacia la mesa de la cocina, se dejó caer en la silla más cercana y comenzó a comer como si no hubieran sostenido esa especie de conversación. Bulma nunca lograría controlarlo, él disfrutaba demasiado siendo obstinado.

Ella sabía que Trunks le había hecho a Vegeta las preguntas y que nunca le contestó nada; él podría haber desestimado todo, mas no lo hizo, simplemente no había ofrecido ningún tipo de respuesta.

—Contesté sus preguntas —dijo Bulma.

Vegeta siguió comiendo, pero ella vio el cambio en su lenguaje corporal.

—Le dije que no importaba si sus padres no estaban casados.

Tuvieron la misma clase de discusión hace un tiempo, cuando ella se molestó por esas estúpidas revistas. El matrimonio humano no significaba mucho para él y por la forma en que ella se había expresado, tampoco le importaba; sin embargo, había cierto tono en su voz que decía lo contrario, además, ¿por qué insistía tanto en el tema?

La vio fuerte aquella vez, ignorando las opiniones de los demás, ¿pero acaso no lograba ignorar la opinión de Trunks?

—Si no importa, ¿por qué sigues mencionándolo? —preguntó él con un timbre sorprendentemente tranquilo.

Bulma dejó su cuchara y se mordió los labios. ¿Por qué no podía dejar las cosas por la paz? Tal vez porque quería conocer su opinión, tal vez porque no había pensado en el matrimonio en mucho tiempo. Cualquiera que sea el motivo, la estaba irritando.

—Quizás solo deseaba saber lo que pensabas o lo que harías si él te lo preguntara.

Aunque ya lo había hecho.

Vegeta no le respondió a su hijo porque no había nada que responder, porque no le importaba cómo los humanos valoraban el tema. Él estaba bien con esto y era lo único que importaba. Era cierto que hace unos años no fue así como imaginó su vida, pero esto era lo que tenía.

Un hijo y a ella.

Todavía podía irse, era algo que había hecho antes, sin embargo, al día de hoy, el impulso no era tan fuerte o se hallaba presente. Resultaba extraño pensar que este tipo de vida fuera satisfactorio para él, ya que ofrecía pocos desafíos, pero no lo contrariaba. Sin darse cuenta había hecho una vida en la Tierra muy parecida a la de Kakaroto; cuando llegó por primera vez, no lo entendió, ahora, tal vez sí.

Nada parecía atractivo: había gente rodeándolo y tenía una familia. El pensamiento sonaba extraño en su propia mente, pero no era algo que negaría por más tiempo. Formó un hogar, del cual si era sincero consigo mismo, no podía huir. No lo obligaron a quedarse y lo hizo.

De acuerdo, a la mujer le daría un ataque si él se marchaba para siempre, mas no lo detendría.

¿Era eso el matrimonio?, ¿prometer permanecer al lado del otro? El concepto era tan tonto. Vegeta había visto en la televisión lo que hacían durante la ceremonia y nada le impedía a nadie que rompieran la promesa. Estaban unidos solo por palabras y las mentiras eran fáciles de decir, ¿por qué se unían si podían escapar? Ese tipo de compromisos debería ser para siempre.

—Le dije que ustedes los humanos tienen unas tradiciones muy tontas.

Una diminuta sonrisa adornó el rostro de Bulma mientras asentía con calma. Sabía que él no dijo eso y, aun así, le gustaba cómo trataba de mantener la fachada. Quizás era hora de hacerle conocer que Trunks había revelado el secreto. Ella tomó el tazón que contenía su delicioso helado y se alejó del mostrador.

Agarró la cuchara antes de mirar en su dirección.

—Es curioso que contestes eso. Quiero decir, podría haber jurado que Trunks me dijo que te fuiste y que has estado de mal humor desde que él te lo preguntó. —El tono de su voz sonaba algo divertido.

Esta vez, fue el turno de Vegeta de dejar caer el tenedor mientras giraba la cabeza para mirarla. Para su infortunio, Bulma ya estaba saliendo caminando entusiasmada como si hubiera ganado la batalla. Entrecerró los ojos; ¡el mocoso era igual a su madre!, ¡no podía mantener la boca cerrada!

Ella lo había sabido todo el tiempo y actuó como si no pasara nada.

Tal vez él se había equivocado y no leyó las cosas a la perfección. ¿Y si ella estuviera interesada en esa estupidez del matrimonio?

✺✺✺

Bulma estiró los brazos sobre su cabeza, luego agarró el control remoto y encendió el televisor. Si hoy se repetía lo de ayer, Vegeta vendría a la cama y la ignoraría por completo. Aunque antes fue por lo de Trunks, tuvo la sensación de que el pequeño truco que ella utilizó no lo hizo sentir bien, pero valió la pena.

Apoyó la cabeza sobre la almohada y se enterró bajo una montaña de mantas. El clima estaba cambiando a paso lento y ella despreciaba el frío por encima de cualquier cosa, de ahí el porqué trajo toneladas de mantas a su habitación. Vegeta se quejó un poco, ya que su cuerpo cálido apenas notó el cambio, sin embargo, después de los primeros días, había dejado de lloriquear.

Decir que él renunció a una discusión era mostrar cuánto había cambiado. Bulma tampoco se lo preguntó, porque el que fuera obstinado y agresivo no era algo que la molestara. Vegeta nunca la había lastimado en todos estos años, al menos no intencionalmente, cuando ella sabía que casi lo mereció un par de veces.

Puso a prueba su paciencia una y otra vez y él mantuvo el control.

En la actualidad, aún discutían como si no hubiera un mañana, eso era algo entre ellos; pero a veces, él no se irritaba tanto si dejaba las cosas por la paz, lo que a ella le permitía obtener unas cuantas victorias, algo que apreciaba.

Ahora, solo estaba esperando el día en que él admitiera que la Tierra no era el peor lugar del universo. Era obvio que a medida que pasaba el tiempo, se adaptaba más al mundo que lo rodeaba. Cada año, destrozaba más y más piezas de su armadura saiyayín y a pesar de que entrenaba todos los días con lo mejor de su capacidad, dejaba espacio para otras cosas.

Como ella y Trunks.

Algunas veces, él había llevado a su hijo al parque por su cuenta. Era verdad que Trunks tenía que entrenar primero y demostrar que era digno de un descanso, pero así era como funcionaban las cosas con Vegeta. No le daba privilegios a aquellos que no creía que lo merecieran. Ella malcriaba a Trunks un poco en exceso y Vegeta se aseguraba de que se mantuviera en línea y no olvidara el trabajo.

La combinación parecía funcionar hasta el momento.

Además, él no intervenía cuando lo castigaba y ella hacía lo mismo.

Nunca discutieron sobre cómo criar a su hijo, simplemente sucedió, casi como su relación y el embarazo. Nada había sido organizado, hablado o planeado; siempre iban con la corriente. Tal vez era por eso que lo de la boda resultaba inquietante; casarse significa planear y discutir las cosas, lo que nunca habían hecho.

También significaba para Vegeta admitir que disfrutaba de la vida que llevaba en la Tierra. Quizás era por eso que lo sentía un poco enojado.

La puerta de la habitación se abrió lentamente sacando a Bulma de su ensoñación. Giró la cabeza en esa dirección y observó como Vegeta entraba. Su pecho brillaba con gotas de sudor, su spandex corto estaba desgarrado y completamente empapado. Por la expresión de sus ojos, podía ver que había trabajado con mayor intensidad a la normal, eso quería decir que algo preocupaba su mente.

—Hola —lo saludó ella mientras entraba.

Vegeta la miró y no dijo nada, en cambio, se dirigió hacia el baño, necesitaba desesperadamente una ducha. Por lo general, el entrenamiento distraía su mente de las preocupaciones tontas, pero esta vez no funcionó. Estaba sintiendo emociones conflictivas. Su orgullo y su honor eran muy importantes para él. Después de todo, esa había sido la razón por la que se quedó en la Tierra en primer lugar.

Al parecer, no estaba respetando el honor de ella al no casarse. Sin embargo, no sabía si afectaba el suyo, ya que no era humano. Su propio pueblo tenía algo similar, aunque mucho más vinculante. No era algo que hicieras con cualquiera y no se podía romper. Si dos personas estaban dispuestas a ir tan lejos, sería para siempre.

Bulma nunca se había atrevido a alejarse ni expresado sentimientos hacia nadie más durante todos estos años y, aun así, no estaba seguro si querría el equipaje que venía con el apareamiento saiyayín. Ella conseguiría la visión completa de él y de su mente que siempre había deseado si aprendía cómo funcionaba, por supuesto.

Todavía quedaba una pregunta más, ¿estaba listo para compartir su ser con ella? Ya se habían unido en más de una ocasión, pero este era el último paso. Un profundo suspiro escapó de sus labios, abrió la llave del agua y se metió en la ducha.

¿Qué pasaría si ella quisiera esa boda absurda?, ¿y si él se conformaba con toda la tontería?

Excepto por este planeta, no tenía otro lugar adonde ir. No llegaría tan lejos como para decir que la Tierra se había convertido en su nuevo hogar, si bien se sentía cómodo. Todo le era suministrado y las únicas personas que merecían su atención estaban aquí. Había adoptado algunos hábitos humanos, lo que lo molestó enormemente y casi se adaptó en algunas ocasiones.

Él no era humano y, sin embargo, tampoco un extraño en el planeta.

Vegeta trató de recordar cuando comenzó a sentirse cómodo en la bola de barro, pero no lo podía recordar. Sucedió por sí solo, sin que él consiguiera detener los cambios. Ahora se preguntaba si era algo malo o bueno, ¿le gustaba sentirse algo cómodo en la Tierra?

Quizás.

Cerró la llave; el agua aún goteaba por su cuerpo cuando agarró la toalla más cercana y la envolvió alrededor de su cintura. No sabía por qué el asunto lo preocupaba tanto, era así y debía lidiar con eso. A Vegeta no le importaba el momento actual de paz, tenía la intención de entrenar como siempre lo hacía, no necesitaba de distracciones adicionales.

Cuando entró en el dormitorio, Bulma todavía se hallaba en la misma posición en la que la vio al irse y un poco enojado, se acostó a su lado, sin molestarse en cambiarse de ropa. Él no era hablador, ella siempre era la que hablaba y ahora que de verdad quería que lo hiciera, estaba actuando como una maldita muda.

Bulma percibía sus emociones en aumento y aunque le parecía bastante divertido, deseaba disfrutar de la única vez que Vegeta realmente quería tener una conversación.

—¿Sucede algo? —le consultó y apagó el televisor.

Él no la miraba, en su lugar, su cabeza estaba vuelta hacia un lado.

—¿Qué piensas sobre toda esa basura?

Ella frunció el ceño.

—¿Qué basura?

Vegeta se sintió bastante avergonzado de hacerle esa pregunta. Casi daba la impresión de que se sonrojaba, pero por supuesto, nunca lo estaría.

Él suspiró.

—La basura de la boda.

Bulma parpadeó, sus orbes azules se llenaron de luz.

—¿Quieres saber si me quiero casar?

Debía decirlo en voz alta porque era imposible que Vegeta hiciera una propuesta de matrimonio no oficial. La sola idea fue suficiente para hacerla reír y, aun así, se contuvo. Si lo hacía, él se alejaría y no quería eso.

¿Ella tenía que decirlo de esa forma? Podía sentir que los ojos de Bulma le quemaban la nuca y sabía que estaba esperando que se lo confirmara.

—Sí, mujer, “eso”. —La mujer actuaba estúpidamente a propósito.

Bulma recostó la cabeza sobre su almohada y trató de encontrar una respuesta seria para él. ¿Qué haría si contestara que sí? Vegeta debía haber considerado la posibilidad si se lo estaba preguntando.

—No he pensado en casarme en mucho tiempo; quiero decir que no lo odiaría, pero no lo necesito.

Probablemente ahora que tal vez se lo ofrecía, hacia todo el asunto aún más tentador, sin embargo, mantuvo los labios sellados. Conocía el compromiso de Vegeta con ella y no necesitaba casarse para que importara. El solo hecho de que esté a su lado todos los días era suficiente.

De alguna manera, él tenía el presentimiento de que respondería de esa manera, lo que aún lo dejaba reflexionando sobre si ella iría tan lejos como para aparearse. No es que lo estuviera considerando, aunque la opción merodeaba por allí. Él podría tomarlo a bien, no le importaría si lo hicieran; ya estaba viviendo con ella, compartían cama... ¿qué era una cosa más?

—¿El matrimonio es importante para tu pueblo?

La respuesta era fácil.

—Para la mayoría, supongo.

—¿Es por eso que te atacaron?

¿La atacaron? ¡Oh, las revistas!

—Eso fue porque soy una celebridad y todo lo que puedan conseguir de mí, lo agarraran y le exprimirán cada gota que puedan. Vegeta, no tenemos que casarnos por la pregunta de nuestro hijo.

Ella a menudo le había reclamado a gritos sus hábitos saiyayín, sin embargo, había cumplido sus deseos al proporcionarle grandes cantidades de comida y un buen equipo de entrenamiento, no es que él se lo haría saber. Por otro lado, nunca se había involucrado en nada humano que ella deseara.

Tal vez era algo que quería para sí misma. Por lo que entendió, estar casado no cambiaría la situación actual que compartían. Todavía sería lo mismo y a la vez un compromiso profundo, no es que importara.

—No te estoy preguntando si quieres casarte porque el mocoso hizo una pregunta. —¿Por qué tenía que hacerlo tan difícil?—. Estoy preguntando si lo quieres para ti.

Por un instante, ella sintió que le resonaban los oídos, como si no entendiera lo que decía. Estuvo en lo correcto todo este tiempo, Vegeta de alguna forma le proponía matrimonio. Él quería saber si ella deseaba algo en lo que no estaba especialmente interesado. No necesitaba casarse, pero ¿cuándo él le ofreció algo por el estilo?

—¿De verdad? —dijo ella casi sospechosa—. ¿Te casarías? ¿Conmigo?

Él casi puso los ojos en blanco.

—Mujer, ¿puedes responder?

—Sí. Me gustaría casarme si me lo ofrecieras.

Vegeta cruzó los brazos frente a su pecho con mucha calma.

—Está bien.

De inmediato hubo un parpadeo en el ki de Bulma y fue entonces cuando se dio cuenta de que no debía permitir que se emocionara demasiado. Estaba dispuesto a cumplir con el compromiso propiamente dicho, pero no tenía la intención de estar rodeado por millones de personas como dijeron en la televisión.

—Ni siquiera lo pienses —le advirtió al instante.

—¿Pensar en qué?

—No quiero ver a nadie.

Ella sabía que Vegeta no querría involucrase de lleno en el asunto, pero decir nadie era ser un poco duro. A pesar de eso, reconocía que él estaba haciendo algunos esfuerzos, así que quizás podrían llegar a un acuerdo.

—Bien. Mis padres y Trunks.

Vegeta asintió su aprobación. Hubiera preferido hacerlo sin todas esas personas, pero como vivían en la casa con ellos, sería irrespetuoso no invitarlos a la ceremonia o lo que fuera. Bulma llevaba una sonrisa radiante en el rostro cuando se acercó a Vegeta para darle un beso en la mejilla. Nunca imaginó que esto sucedería, aunque, como ahora era así, estaba feliz. Tenía la impresión de que Vegeta se sentiría bien una vez que conociera la parte de la luna de miel.

Ella envolvió un brazo alrededor de su cintura y apoyó la cabeza sobre su pecho. Los próximos días serían interesantes, no había dudas al respecto.

✺✺✺

El corazón de Bulma martilleaba mientras se miraba al espejo. Durante dos días había entrado en un frenesí de compras tratando de encontrar el vestido perfecto. No deseaba un vestido de novia, ya que, de todos modos, no era una gran boda.

En cambio, estuvo buscando un bonito vestido blanco de corte simple y halagador. Técnicamente, no debería llevar un atuendo blanco, pero no sería la primera en hacerlo.

Después de días de búsqueda, al fin halló su vestido de ensueño. Era un elegante vestido blanco que terminaba sobre las rodillas, con un lindo cuello que parecía estar pegado a su piel. No era demasiado apretado alrededor de la cintura, pero si lo suficiente como para que no pareciera como si estuviera envuelta en una bolsa de basura.

La otra razón por la que eligió no tener un vestido de novia era porque sabía que, de hecho, Vegeta no usaría un esmoquin. Apenas podía conseguir que usara spandexs, así que de ninguna manera llevaría uno. A ella no le importaba, estaba bien no celebrar una boda tradicional.

Después de todo, no había nada tradicional acerca de ellos y su relación. Para empezar, era un extraterrestre; eso no gritaba normalidad exactamente.

Bulma fue capaz de conseguir un sacerdote bastante rápido y para su fortuna, él estaba disponible. Como no necesitaban de ninguna preparación, la boda se podía celebrar en cualquier momento, lo único que había faltado hasta hace un par de días era su vestido. Justo después de que lo encontró, contactó al sacerdote y se hicieron los arreglos.

Si todo salía según lo planeado, Vegeta y ella se casarían en unas horas. No se lo había dicho cara a cara, sin embargo, tenía la sensación de que él lo sabía porque su madre estuvo presente cuando hizo la llamada y era de lo único que habló durante todo el día.

Ella se mostró muy dichosa al escuchar la noticia y al principio se la pasó mencionando todo lo que tenían que hacer. Cuando Bulma le comunicó que sería una boda privada, el buen humor de Bunny ni siquiera se desvaneció, todo lo contrario, se ofreció a preparar el banquete. Realmente no necesitaban nada, pero dado que la haría feliz, había aceptado.

Su padre no fue tan emotivo como su madre, pese a eso, Bulma podía decir que se sentía contento por ella. No era como si marcara una gran diferencia en la vida de nadie, sería un cambio que solo ellos conocerían. Aunque quizás, Trunks se sentiría un poco más cómodo, no era por eso que lo estaban haciendo.

Bulma respiró profundamente antes de separarse del espejo. Tal vez debía decirle al novio que se iban a casar en unas horas. Se volvió a poner su ropa normal y se dirigió a la cámara de gravedad donde Vegeta se hallaba entrenando como de costumbre.

Una vez que llegó, tocó dos veces, luego se alejó y esperó a que saliera.

No pasó demasiado tiempo hasta que la puerta se abrió.

—¿Qué? —dijo Vegeta cubierto de sudor y cruzó los brazos frente a su pecho.

—Solo creí que te gustaría enterarte de que nos vamos a casar hoy.

Supo todo el tiempo que llegaría el día, pero no reveló interés en averiguar cuando. Vegeta había estado un poco preocupado pensando en el apareamiento. El matrimonio era algo que los humanos tenían la posibilidad de cancelar aunque la mayoría de ellos no parecía encaminarse hacia eso, en cambio, el apareamiento era diferente. No podías salir y él necesitaba asegurarse de que ella no se arrepintiera de ninguna decisión. Tal vez ella sería la que se marcharía en lugar de él. Vegeta nunca miraba más allá del presente, incluso cuando se trataba de Bulma. ¿Cuántas veces se fue porque lo quiso? Nunca había deseado verse presionado a regresar a ningún lugar... pero la última vez que sucedió, se obligó a volver antes. Ella lo había dejado ir y él regresó.

Quizás él no le importaba tanto como siempre pensó.

—Mujer, ¿crees en esos votos?

—¿Qué votos? —le preguntó ella y se apoyó contra la puerta.

—Esos votos: «Hasta que la muerte los separe».

Bulma se mordió el labio inferior, un poco sorprendida. Aparentemente, Vegeta conocía más acerca de la Tierra de lo que le había dado crédito, pero viviendo en la Corporación Cápsula durante más de nueve años, era natural.

—Vegeta, si me quedé contigo por tanto tiempo, dudo que haya algo que me haga dejarte. Así que sí, creo en ellos.

Después de todo lo que sucedió, incluyendo su terquedad, si no lo quisiera por su forma de ser, no habría esperado a que entrara en razón. Sí, él venía con un lado oscuro y un pasado problemático, pero ella también y también todo el mundo. Bulma lo amaba y sabía que no era el asesino de corazón frío de antaño.

Era una persona diferente que él mismo había construido.

Sin importar quién fuera, lo amaba.

Ya que lo vio aún sumido en sus pensamientos, aprovechó la oportunidad para sorprenderlo. Suavemente, cerró la distancia entre sus cuerpos y presionó un beso contra sus labios. Antes de que él pudiera decir algo o incluso reaccionar, se apartó. Una sonrisa adornaba su rostro mientras se alejaba para dirigirse a la habitación de Trunks, donde estaba segura de que su hijo no se encontraba preparado para nada.

Vegeta la vio alejarse y suspiró. Que mujer tan problemática.

✺✺✺

El corazón de Bulma galopaba cuando se recostó en la cama con el fin de esperarlo. Él le había preguntado por qué lo arrastró a la habitación después de la ceremonia, pero todavía no se lo explicaba. ¿Estaría de acuerdo con los siguientes días llenos de sexo alucinante? Quizás.

La ceremonia fue rápida y bastante simple. Como no quiso poner a prueba la paciencia de Vegeta, el discurso del sacerdote fue recortado hasta casi llegar directo al grano.

Su hijo estuvo parado a su lado y sus padres se sentaron cerca; fue perfecto. No terminó siendo un evento lujoso, no era la boda de una princesa como lo había imaginado en su niñez; fue mejor. De hecho, en realidad se estaba casando con un verdadero príncipe y eso era más de lo que podría haber esperado hace años.

No necesitaba que fuera algo elegante, solo necesitaba que él estuviera allí.

—¿Aceptas a este hombre como tu legítimo esposo al que prometes amar y honrar en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?

El labio inferior de Bulma tembló.

—Sí, acepto.

—Y tú, ¿aceptas a esta mujer como tu legítima esposa a la que prometes amar y honrar en lo próspero y en lo adverso, en la salud y la enfermedad todos los días de tu vida hasta que la muerte los separe?

Calculando que la única respuesta era la que ella había usado, la repitió.

—Sí, acepto.

—Puede besar a la novia.

Bulma vio en la cara de Vegeta que no estaba demasiado interesado en la idea de besarse cuando otras personas los rodeaban, así que tomó la iniciativa. Avanzó y presionó sus labios contra los suyos. Podría haber ido por un beso en la mejilla, sin embargo, decidió que había hecho suficientes cambios en él.

Cuando se apartó, el rubor que notó era obvio y ella sonrió.

¿Quién pensaría qué sería tan tímido?

Y ahora aquí estaban, casados como si fueran una pareja humana normal. La sola idea la hizo reír. Al oír que se abría la puerta, alzó el rostro y lo miró.

Vegeta todavía no entendía la prisa de llegar a la habitación, pero como ella parecía tan emocionada en todos los sentidos, la había seguido. Lentamente se dirigió hacia la cama y se sentó a su lado.

—¿No me digas que no has oído hablar sobre la luna de miel? —Por la mirada que le estaba dando, imaginó que no—. Sucede después de la boda y se trata de pasar días encerrados en una habitación teniendo sexo salvaje.

—Supongo que ustedes hicieron una cosa bien.

Se le oía un poco jovial, no obstante, dentro de su mente, muchos pensamientos fluían. Esta última parte del matrimonio estaba estrechamente relacionada con el apareamiento saiyayín y no había mejor momento para preguntarle acerca de ello. Poco a poco, se colocó frente a ella, tal vez porque le daba una posición de poder.

—Los saiyayíns no son iguales a los humanos.

Bulma permitió que su mano viajara de manera juguetona hasta su entrepierna.

—Lo sé.

Él sonrió con suficiencia.

—No me refería a eso, mujer vulgar —objetó con un tono casi provocador—. Nosotros tomamos en serio lo que hacemos. Nuestras uniones no son como las tuyas, no se pueden romper.

De repente, Bulma detuvo sus movimientos y miró sus ojos de ónix.

—¿Tienen bodas?

—No como las que tú conoces.

Ella se mordió el labio inferior, estaba muy intrigada. Vegeta apenas compartía algo sobre la cultura saiyayín y esta podría ser su única oportunidad.

—¿Qué quieres decir con qué no se pueden romper?

Vegeta suspiró y mantuvo su posición, sintiéndose más cómodo así.

—No intercambiamos votos, nos fusionamos. Atamos nuestras almas y a nosotros mismos. Una vez hecho, no hay marcha atrás.

—¿Una promesa para siempre? —dijo ella, su corazón latía con fuerza.

Vegeta a menudo la sorprendía, pero acababa de llegar a un nuevo nivel. Esto le llenaba de lágrimas los ojos y estaba haciendo todo lo posible para mantenerlas bajo control, no quería alejarlo.

—Hasta el día de tu muerte, mujer. No puedes cambiar de opinión.

¿Realmente necesitaba una confirmación de ella? No importaba cómo actuara o quién fuera, era su Vegeta. Lo amaba y no podía concebir que no existiera en su vida. Entregarse a él para siempre era algo que haría sin ninguna vacilación.

—No lo haría. Era verdad lo que dije antes. No lograste deshacerte de mí hace nueve años y tampoco lo harás ahora.

Una risa escapó de él mientras negaba suavemente con la cabeza. No solo no habría vuelta atrás para ella, sino también para él. Aunque había tomado la decisión de quedarse hace mucho tiempo, al parecer, recién en este momento se percataba de ello. Fue absorbido por este planeta y ahora decía cosas que nunca creyó que saldrían de sus labios. La Tierra y esta mujer lo cambiaron. Ya no podría ser el hombre que solía ser, se lo habían quitado. Vegeta clavó sus ojos en los de ella, acortó la distancia y la besó. Al hacerlo fue como si aceptara su vida aquí. Era un paso que sabía que vendría desde hacía un tiempo, pero nunca creyó que sería tan fácil. Cerró los ojos y siguió dominando su boca, sus manos vagaron por su cuerpo. Después de hoy, ¿seguiría siendo diferente a Kakaroto?

—¿Vegeta? —preguntó Bulma alejándose un poco.

Él suspiró.

—¿Qué?

—¿Estás de acuerdo con esto?

—Mujer, ¿podrías dejar de parlotear? —No haría nada que no deseara y ella lo sabía.

—Házmelo. —Bulma se burló.

Mujer insufrible, pensó divertido. ¿Cómo se llegó a involucrar con ella?

Fue un momento de debilidad, un momento de locura, que él prolongaría para siempre.

 

~ Fin ~

 

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Hola a todos, si les gustó la historia dejen un comentario y luego la pueden bajar maquetada como libro con carátula y contracarátula en archivo pdf, en la siguiente dirección de google drive:

https://drive.google.com/file/d/1Stg3Q3-EAz1vCxTXzkFUxG5Z3nmItW3L/view?usp=sharing

Es el archivo que yo he usado para imprimir esta historia como libro de tapa dura, lo bueno es que está maquetada, así que casi no hay errores de huerfanas, viudas, etc. (aunque es imposible sacarlas todos).
Quiero dejar en claro que este archivo no tiene fines comerciales, la historia le pertenece a su autora y esta traducción a mí, y únicamente lo hago para que todos disfrutemos de una agradable lectura, me dicen a mi correo de fanfic si hay problemas para descargar el archivo.

Muchos saludos


Chicamarioneta.