Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Libre mi alma ❯ Capítulo 12 ( Chapter 12 )

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Exención de responsabilidad: No soy dueña ni me beneficio de DBZ.
 
 
 

 Capítulo doce

 

 —Esa es mi voluntad —respondió Vegeta con valentía.

El mundo osciló, se convirtió en desierto rojo y roca partida contra un cielo azul. Era verde y ondulante, era rojo y sangriento. Este resonó con la satisfacción de un dragón, este vibró con la risa de Nappa. Vegeta parpadeó y el mundo se quedó inmóvil bajo las suelas de sus botas. Miró su uniforme azul antes de alzar la cabeza y ver a la línea de guerreros que tenía enfrente.

Una montaña se movió a su lado. Nappa estaba destapando el frasco de saibaimanes. La mano de Vegeta se disparó para calmar a su subordinado y el hombre lo miró de reojo.

—Basta, no lucharemos contra los humanos por más tiempo.

—¿Eh? —La muda confusión de Nappa apareció en su rostro y se hizo eco a través del estrecho valle.

Vegeta lo ignoró a él y a los aturdidos guerreros humanos. Cerró la mano en un puño y miró el tirante cuero blanco sobre sus nudillos. Podía sentir el poder pulsando en su interior esperando a ser liberado. Era el Legendario, tenía el poder para aplastar a Frízer con un pensamiento, podía gobernar el universo como pretendía. Todo lo que siempre soñó estaba ante él.

—¿Pasa algo, mi príncipe?

Vegeta le lanzó una mirada. Esperaba sentir la típica repulsión al ver a su escolta, pero el enfermo sentimiento de traición había desaparecido. Se suponía que Nappa sería su protector y como por su debilidad falló en mantenerlo a salvo de la sádica tortura de Frízer, culpó al hombre. Lo culpó por salvarle la vida cuando tenía trece años y sangraba en el piso. Ahora, por primera vez, veía la situación con ojos no contaminados por la ira. Nappa, tonta bestia como era, hizo todo lo posible por su príncipe. Había sido leal a él, incluso cuando descargó todos sus sufrimientos en el hombre mayor. El resentimiento de Vegeta fue nada en comparación con su propia culpa por no ser lo suficientemente saiyayín para cuidar de su príncipe como le hubiera gustado.

Adusto, puso una mano firme en el hombro de su guardia personal. Sintió la tensión inicial de los músculos de Nappa mientras espera que su príncipe lo atacara.

—Los humanos no son nuestros enemigos, viejo amigo. Frízer estará aquí en breve, es contra él que debemos estar preparados.

Nappa movió el rostro hacia su príncipe.

—¿Cómo sabes eso?

—Lo sé, lo mataré de una vez por todas.

Vegeta observó como un sinnúmero de emociones cruzó a través de los ojos por lo general impasibles del hombre. Finalmente, después de ir entre la incredulidad y la preocupación, Nappa se decidió por la lealtad a toda prueba.

—Por supuesto, mi príncipe. ¡Lucharé a tu lado hasta la muerte! —rugió.

Vegeta le apretó el hombro y permitió que aparezca una pequeña sonrisa en sus labios.

—No nuestra muerte, amigo, la de Frízer. Ahora tengo el poder para derrotarlo.

—¡Desde luego!

Esa respuesta casi lo hace reír. Nappa claramente pensaba que su príncipe estaba delirando, pero preferiría morir antes que admitirlo. Vegeta no podía creer la ligereza que sentía en su pecho. La paz. No se había reído en diez años y ahora era confortado a la sombra de un hombre que tramó asesinar solo para aliviar el desprecio que sentía consigo mismo por existir.

Él se volvió a los guerreros Z. No había hecho ningún intento por ocultar la conversación y ahora ellos lo miraban indecisos.

—La Tierra no tiene nada que temer de nosotros, ahora somos aliados. Prepárense, un mal mucho mayor de lo que jamás podrían imaginar está llegando. Nappa, organízalos para lo que están a punto de enfrentar, tengo algo que debo hacer. —Vegeta dio unas palmadas tranquilizadoras en el hombro de su amigo antes de lanzarse al aire dejando atrás al aturdido grupo.

Extendió sus sentidos. La energía de Bulma estaba en los confines de su mente parpadeando con miedo y curiosidad. Ajustó su curso acelerando hacia ella. Montañas anaranjadas se fundían en una cristalina agua azul mientras cruzaba la distancia a una velocidad cegadora. Un diminuto punto de oro apareció a lo lejos y se fue convirtiendo en una isla tropical con una sola casa en el centro.

Las suelas de sus botas se hundieron en la arena húmeda al aterrizar. La luz del sol bailando en el agua azul le recordaron los ojos de Bulma. Por primera vez desde que era un niño se sintió nervioso. Una multitud apareció en la puerta de la casa presionando y empujando para conseguir darle un buen vistazo. Vegeta enderezó los hombros y le frunció el ceño a los bobos sorprendidos que tenía enfrente.

—Estoy aquí para hablar con Bulma.

Su voz resonó a través del mar, una gaviota graznó a la distancia. Hubo un murmullo entre la multitud y alguien empujó desde atrás. Ella emergió luciendo joven y fresca de una manera que él jamás había visto antes. Era absolutamente hermosa. Todo el cabello azul y la pálida piel sin marcar. No tenía contusiones en los ojos y fue sacudido con la comprensión de que nunca conoció a esta Bulma. Esta Bulma, cuyo planeta nunca fue destruido, no conocía la tristeza o el arrepentimiento, no sabía nada del dolor o del sufrimiento. No existía ni una cosa que ellos tuvieran en común más. ¿Cómo sería posible que ella pudiera volver a cuidarlo?

La mujer que veía delante no fue tocada por la tragedia y el derramamiento de sangre. Era inocente, alguien que nunca lo miraría dos veces.

Con cierta vacilación, ella se dirigió en su dirección sacudiéndose del anciano que intentaba detenerla. Se detuvo a pocos pasos de él. Había miedo, no obstante, estaba profundamente enterrado debajo de una curiosidad cada vez más persistente.

—Soy Vegeta.

—Yo te conozco de la bola de cristal de Uranai Babba, pero ¿cómo es que me conoces?

Vegeta cambió su peso, ¿qué podía decir? Nos conocimos en una vida diferente. Tengo frío sin ti. Lo siento, lo arruiné. Maté a nuestra hija para que no tuvieras que hacerlo.

—Tomé algo de ti, algo que nunca podré devolverte.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado. Lo había visto de pie en silencio o riéndose con malicia en la bola de cristal por el último día, cuando de repente, solo momentos antes de que él despegara hacia el aire, sintió que algo explotaba en su pecho y lo observó con una renovada fascinación. La forma en que se movía, como sus músculos se contraían, la forma en que hablaba con su cuerpo mientras no decía nada en absoluto.

—Estoy segura de que no he perdido nada.

Estaba descalza y la arena húmeda y caliente se filtraba entre los dedos de sus pies. El sol pegaba fuerte y ella tuvo que protegerse los ojos para mirarlo. En la bola de cristal su rostro siempre aparecía ensombrecido con algo más que un truco de luz. Había algo pesado tendido sobre él que no era visible a simple vista, pero ahora mientras lo miraba, las sombras se habían ido y observó con un agradable cosquilleo en el vientre que sus ojos negros se encendían con un fuego interior.

—No está perdido.

—Entonces ¿estás seguro de que fue tomado?

Bulma fue golpeada por la singularidad de la conversación. Este enigma envuelto en palabras vagas, un rompecabezas que sentía destinado a nunca resolverse.

—Sí, yo lo tomé, pero tengo la intención de pasar el resto de mi vida compensándotelo.

Ella se quedó sin aliento por la sorpresa. Lo repentino de la sensación en su pecho era intensa. Fue silenciada por el monumental compromiso puesto a sus pies por un simple desconocido. La inteligente e ingeniosa Bulma sabía que huir gritando era lo que había que hacer. La inteligente e ingeniosa Bulma estaba impresionada por el hombre frente a ella.

—Algo que ni siquiera está perdido sin duda no merece tal promesa.

—Te prometí la felicidad antes y tengo la intención de mantener mi palabra.

—Estoy segura de que recordaría semejante promesa viniendo de los labios de un hombre como tú.

Bulma se encontró dando un paso más, atraída. Había algo dentro de él, dorado, pulsante y hermoso.

—¿Qué tan segura estas de que no sé que el parfait de fresa es tu postre favorito? ¿O qué recitas los números primos cuando estás nerviosa? ¿O qué pensabas dejar que algún chico de mierda te embarazara a los dieciséis años para así nunca estar sola otra vez?

Ella se quedó boquiabierta. Vegeta cerró la brecha y la agarró por debajo de los codos para que no se cayera al suelo debido al shock. Por encima de su hombro pudo observar a la tonta multitud humana agitarse de miedo.

—¿Cómo sabes esas cosas? —La voz de Bulma vaciló. Parado tan cerca, Vegeta bloqueó el sol y ella pudo ver la firme línea de su mandíbula, sus labios carnosos y sus ojos negros sin sombras mirándola directamente.

—Nos conocimos una vez en otro tiempo y lugar. Tú no me conoces ahora, pero yo aún lo recuerdo todo, conozco todos tus secretos.

—Sin duda, no todos.

Él la miró y sin darse cuenta deslizó suavemente el pulgar por la curva de su brazo donde la sostenía. Ella observó con atención como las comisuras de sus labios bajaron como si estuviera peleando una batalla dentro de sí mismo. Una guerra sobre qué decir.

»Por favor. —Bulma descansó las manos en sus brazos. Aun a través de la tela de su uniforme podía sentir cuan caliente estaba—. Dímelo.

—Te lo diré todo, incluso las partes que no quieres, pero en este momento tengo que irme.

—¡No! —Ella le clavó las uñas en los brazos manteniéndolo prisionero—. Dime el secreto que crees saber. —Sus ojos irradiaban fuego y Vegeta sabía que a pesar de que sus experiencias juntos se perdieron, esta era todavía la misma mujer que había llegado a ansiar con todo su ser. Se inclinó más y vio como ella ampliaba los ojos.

—Yo sé cuál es el deseo más profundo de tu corazón.

Bulma palideció y apartó su rostro, así él pudo estudiar su perfil.

—Por supuesto, todos lo saben. Mi plan quince años.

Su voz era desdeñosa y Vegeta podía sentir la tensión en su cuerpo. Eso lo hizo enojar. La levantó hasta que estuvo de puntillas y la sacudió con gentileza. Ella le lanzó una mirada de horror y él fue golpeado por la comprensión de que no lo conocía lo suficientemente bien como para no tenerle miedo. Una enorme montaña de hombre se movió pesadamente hacia el sol seguido de un delgado vejestorio que parecían como si fueran a intervenir. Los ignoró y en su lugar, miró a Bulma a los ojos.

—Ese es tu sueño de ambición, el verdadero deseo de tu corazón es el amor, el verdadero amor. Quieres quemarte con verdadera pasión, quieres la otra mitad de tu alma. Quieres un amor que siga siendo fuerte, incluso al envejecer, con la clase de devoción que lo sacrificaría todo, porque sabes en tu corazón que harías cualquier cosa por ellos. Eso te daría la seguridad de que nada podría alejarlos y que nunca te dejarían, que morirías si los separan. A su lado sabrías que nunca estarías sola. —Volvió a pensar en ese día en su celda cuando ella se sentaba sobre su espalda describiéndole lo que era el amor y mientras se lo recitaba de nuevo, en su corazón, sabía que tenía razón. Con ella en su vida, nunca estaría solo otra vez.

El rostro de Bulma se puso pálido al oírlo hablar, perdió toda la fuerza en sus extremidades y se desplomó en la arena. Vegeta la siguió cayendo de rodillas con ella.

—Oh, Dios mío, ¿cómo pudiste?, ¿cómo lo sabes? —La vio temblar y tomar rápidas respiraciones mientras se agarraba el pecho.

Él se inclinó hacia delante para rodearla con sus brazos, pero Bulma respondió con la rapidez de una víbora. Puso las palmas en el centro del pecho de Vegeta y lo empujó hacia atrás.

—¡No me toques!, yo no te conozco. —Ella se paró y tropezó al retroceder con nerviosismo. Parecía presa del pánico y luego confusa—. Yo no te conozco, ¿verdad?

Poco a poco, Vegeta se puso de pie y la solemnidad se posó sobre sus rasgos.

—No, tú no me conoces. —Él echó un vistazo a la multitud que había estado acercándose más a ellos. Se veían preocupados y asustados, y una mujer de cabello oscuro parecía estar a punto de cometer un asesinato—. Una amenaza se acerca a este planeta, no voy a permitir que Frízer te haga daño de nuevo. Esta vez, voy a mantenerte a salvo, Bulma.

Se volvió para irse y ella entró en pánico por un momento ante la repentina sensación de pérdida. Sabía que esto había ocurrido antes, podía sentir el cosquilleo del déjà vu por su espina dorsal. El miedo, la ira y la profunda sensación de abandono que acompañaban al sentimiento eran casi abrumadoras. Saltó hacia él y rozó su hombro con los dedos. Vegeta se estremeció y ella sintió que un rayo le subía por el brazo. Había algo tan familiar en el conjunto de sus hombros y la línea de su espalda.

—Volveré. —Él giró el rostro hacia atrás y la miró. El calor en su mirada estaba mal velado por sus gruesas pestañas oscuras—. Tal vez, algún día, puedas volver a bailar El lago de los cisnes para mí.

Sorprendida, Bulma dejó caer la mano por el miedo de tocar al no extraño que tenía delante. Trató de no sentirse triste cuando vio una sombra parpadear en sus ojos antes de que él se diera vuelta. Vegeta dio unos pasos y el flujo del agua salpicó sus tobillos. Apretó los puños a los costados, la línea de sus hombros se tensó y ella sabía que iba a irse.

—¡Vegeta! —gritó con una rapidez que incluso la sorprendió. Él se detuvo, pero no miró hacia atrás—. ¿Cuál es el deseo más profundo de tu corazón?

La pregunta, aunque incómoda, parecía correcta. Era como si hubiera estado esperando toda una vida para escuchar su respuesta.

Él volvió la cabeza y miró por encima de su hombro. Su rostro se ensombreció y, aun así, ella podía ver la luz en sus ojos.

—Tú, Bulma, siempre has sido tú.

Ella cayó de rodillas y lo observó desaparecer en el cielo, la arena discurría entre sus dedos y las olas lamieron sus pies. No sabía lo que estaba pasando o quien era él, pero en algún lugar profundo tenía la certeza de que este encuentro iba a cambiar su vida para siempre.

  

FIN ~

 

Nota de Tempestt: Prácticamente puedo oír la cacofonía de “pero que carajos” tejiendo su camino a mi correo electrónico mientras publico esto. Estoy dándole un serio pensamiento a una tercera y última parte de esta historia. La seductora idea de escribir la historia del cortejo del príncipe Vegeta y la terriblemente confundida Bulma es casi abrumadora. Me refiero a realmente, ¿cómo es posible que eso vaya mal? 0.o Añadan a la mezcla al novio Yamcha listo para saltar encima y “reclamarle” a Bulma. Omg dejen que las diabluras empiecen.

Antes de considerarlo, sin embargo, voy a estar trabajando en completar Fijación. Así que mantengan un ojo en las actualizaciones. Además, el próximo jueves si así lo desean pueden chequear un sexy one-shot B / V Escándalo que publicaré solo en mediaminer, bajo mi seudónimo Temptingtemptation.

Nota de la traductora: Y este es el final oficial de la historia, porque Tempestt no ha escrito todavía la tercera parte que menciona, espero que hayan disfrutado, tanto como yo traduciendo, de esta historia de amor y redención. Si más me despido dejándoles mis más sinceros deseos de paz y salud. Que Dios los bendiga a todos.

Nota de la traductora (2):

Si les gustó la historia dejen un comentario y luego la pueden bajar maquetada como libro con carátula y contracarátula en archivo pdf, en la siguiente dirección de google drive:

https(://)drive.google.com/file/d/1rpnN2DOPe5AbHUHP0jfYHiimL2KxsZjL/view?usp=sharing

Retiren los paréntesis.
 
La anchura de las hojas es de 150 milímetros y la altura es de 230 milímetros.
Las letras de la carátula son:
-Tempestt: Cinzel Decorative regular (primera letra mayúscula, el resto minúsculas)
-Título Libre mi alma: Imperator regular
Es el archivo que yo he usado para imprimir esta historia como libro de tapa dura, lo bueno es que está maquetada, así que casi no hay errores de huerfanas, viudas, etc. (aunque es imposible sacarlas todos), así que está con un formato libro.
Quiero dejar en claro que este archivo no tiene fines comerciales, la historia le pertenece a su autora y la traducción a mí, y únicamente lo hago para que todos disfrutemos de una agradable lectura, me dicen a mi correo de fanfic si hay problemas para descargar el archivo.
Muchos saludos.
Chicamarioneta