Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Punto sin retorno ❯ Una oportunidad ( Chapter 23 )
Punto sin retorno
Capítulo veintitrés
Una oportunidad
Ni bien su visión se aclaró, Trunks saltó al suelo desde la máquina del tiempo y miró cautelosamente a su alrededor para tratar de averiguar dónde se encontraba esta vez. Había un inmenso terreno estéril cerca, pero cuando vio una vieja botella de agua desechada junto a una roca, supo que estaba en la Tierra. Aliviado, finalmente se relajó un poco. Una vez que se sintió más seguro, encapsuló su máquina del tiempo, la colocó con cuidado dentro de su chaqueta y extendió sus sentidos para encontrar a alguien con quien hablar.
Solo se tardó unos diez segundos en sentir algo. Se dio la vuelta con los ojos entrecerrados y miró a lo lejos. De inmediato identificó a Gohan y... ¿a Vegeta? ¿Ya había regresado? No estaba seguro de que fuera una buena señal. Sorprendido, se concentró más. Krilin también se hallaba allí, al igual que Píccolo, Yamcha y Tien. Sin embargo, no había señales de Gokú, pero eso no lo detuvo, sacó su espada y se disparó al aire para volar directo hacia ellos. Cuando sintió que todos los niveles de poder comenzaban a caer poco a poco, sospechó lo peor y voló más rápido.
Se detuvo repentinamente al sentir dos nuevos niveles de poder que le eran muy familiares. Ante eso, el agarre sobre el mango de su espada se tensó por la ira y la frustración. Sin querer a aceptar la verdad, bajó en silencio al suelo y avanzó a pie con un sigilo que había perfeccionado gracias a las enseñanzas de Vegeta. Una vez que llegó a un precipicio, se echó para asomarse y vio a Vegeta escalando sin hacer ruido una pared rocosa mientras reprimía su ki. Le seguían Píccolo y Tien con Gohan, Krilin, Bulma y Yamcha al final.
Si eso no era una señal suficiente de que no estaba en la misma línea de tiempo a la que había viajado originalmente, el hecho de que podía sentir a unos poderosos Frízer y King Cold más adelante lo hacía obvio. Trunks se puso de cuclillas con una miserable mirada de derrota en su rostro que quedó cubierto por su cabello color lavanda recién cortado. El antídoto del virus del corazón de Gokú pesaba demasiado en su chaqueta.
Esta era la época a la que se suponía que debía volver. Su madre había programado esa fecha nuevamente en la máquina del tiempo, pero Trunks estuvo rezando para llegar a la línea de tiempo que había dejado. Ahora estaba aquí y todo lo que quería hacer era irse, regresar a la máquina del tiempo e intentarlo otra vez. Excepto que eso no funcionaría, esa era otra línea de tiempo en otra rama del tiempo y del espacio creada por su interferencia, un lugar al que ya no podía llegar.
Aunque no lo deseaba, al menos había planeado este resultado. Por eso tenía dos frascos del antídoto en su chaqueta. Y ver que Píccolo estaba vivo significaba que las esferas del dragón seguían disponibles... así que solo se sentaría y esperaría a que Gokú llegara, luego le informaría sobre los androides, le daría un frasco del antídoto y compartiría su singular problema con el hombre que se había convertido en su amigo en la Cámara del Tiempo. Con suerte, Gokú lo entendería y lo ayudaría a pedir el deseo de regresar a la otra línea de tiempo. Incluso haciendo todo eso, no tenía idea de si funcionaría, pero valía la pena intentarlo.
Sin embargo, cuanto más esperaba Trunks, más ansioso se ponía. Frízer ya estaba aquí y Gokú no aparecía por ningún lado. Verificó las coordenadas y el tiempo, y luego maldijo. Gokú había sido el que destruyó a Frízer, pero si su información era correcta, no llegaría sino en un par de horas más. La Tierra probablemente no tendría ese plazo.
Trunks dudó solo unos segundos antes de volver a levantarse. Alguien debía encargarse de Frízer y parecía que iba a ser él.
Después del infierno por el que pasó en la otra línea de tiempo gracias al tirano, iba a disfrutar esto.
—Comiencen a buscar —le ordenó Frízer a sus hombres, su cola reconstruida golpeó con fuerza el suelo y dejó una grieta en ella—. Quiero que encuentren a los amigos del saiyayín, no les muestren misericor…
El sonido de una espada cortando a toda velocidad detrás de él lo detuvo. Miró hacia atrás e inconscientemente se quedó boquiabierto. Todos los soldados que trajo consigo habían sido asesinados en un instante y sus cuerpos descuartizados estaban regados en el suelo, sin embargo, no había sentido ni escuchado ningún movimiento. Sin dar crédito a sus ojos, Frízer miró a su padre que parecía igual de desconcertado.
—No quería estar en este lugar, pero ya que es así, me ocuparé de algo que debí haber terminado hace mucho tiempo, Frízer.
El iceyín miró desesperado a su alrededor y dio un paso atrás mientras lo hacía. ¿Este era el saiyayín con el que luchó en Namekusei? No, no podía ser, la voz no era la misma. ¿Pero quién más le diría unas palabras tan atrevidas?, ¿quién más tenía la velocidad para ejecutar a todos sus soldados justo debajo de sus narices?
—¡Frízer! —gritó King Cold de dolor, lo que de inmediato llamó la atención de su hijo.
Los ojos de Frízer se ampliaron y tuvo que parpadear varias veces para asegurarse de que no estaba imaginando lo que veía frente a él, pero no era más que la horrible realidad. Ese era su padre, el gobernante del imperio más grande que existía, el poderoso King Cold, tumbado sobre su estómago en la tierra. Y no era Gokú el que lo mantenía inmovilizado con una bota fija en su nuca y una espada clavada en la espalda como una estaca.
Cuando Trunks levantó la vista e hicieron contacto visual, Frízer se congeló de miedo. El cabello del muchacho era de un color oro y sus ojos verde azulado eran los mismos que los de Gokú. El tirano casi tropezó al dar un paso hacia atrás, le era imposible hablar o hacer un movimiento para ayudar a su padre que se retorcía de agonía en el suelo.
—¿Sabes lo que es ser forzado a ver como golpean a tu padre hasta dejarlo al borde de la muerte sin que puedas hacer nada para detenerlo? —le reclamó Trunks con rabia. Frízer dio otro paso hacia atrás y tartamudeó al buscar las palabras con que responder. La mirada en los ojos verde azulados de Trunks era más asesina que la que Gokú tenía luego de que mató a su amigo calvo en Namekusei—. ¿Tienes idea de lo que es esperar por días para ver si tu padre sobrevivirá a la peor paliza de su vida?
—¿Quién diablos eres tú? —preguntó Frízer finalmente. Fortalecido después de encontrar su voz, gruñó y dio un paso adelante, su cola rompió el suelo—. ¡Idiota! ¡Vas a pagar…
—No, tú y tu padre van a pagar. Los dos morirán aquí y ahora —anunció Trunks con un tono de voz impasible y sacó su espada ahora ensangrentada de la espalda de King Cold ganándose un grito de dolor del alienígena.
Eso fue todo lo que tuvo tiempo de hacer antes de que Frízer disparara una poderosa ráfaga de ki rojo directamente hacia él, causando una explosión con Trunks en el centro de ella, la cual se podía ver y sentir a kilómetros de distancia. No muy lejos, el grupo de guerreros tuvo que tirarse al suelo cuando la onda expansiva los golpeó un momento después.
—¡Vaya! ¡Parece que alguien comenzó la fiesta sin nosotros, chicos! —gritó Krilin mientras se protegía la cabeza de los escombros que volaban.
—¡Debe ser mi papá! —gritó Gohan protegiéndose los ojos, ya que intentaba levantar la cabeza—. ¡Nadie más trataría de luchar contra Frízer solo!
—¡Cállense! —les dijo Vegeta bruscamente—. Quienquiera que esté allí con Frízer y su padre es más fuerte que la lagartija y Kakaroto juntos, ¡así que olvídense de eso!
—¿Sabes quién es? ¿Quizás sea alguien que vino con él desde el espacio? —preguntó Píccolo mientras hacía un breve contacto visual con Vegeta. El príncipe movió negativamente la cabeza.
—No sé quién podría ser tan fuerte, pero estoy seguro de que no es Kakaroto.
—Si es así como ustedes intentan estar callados, odiaría verlos hablar alto —los interrumpió una voz bromista detrás de ellos. Todos los guerreros giraron sorprendidos. Trunks estaba de pie allí, con una pequeña sonrisa en el rostro. Nuevamente su cabello era lavanda y sus ojos, azul claro. No tenía la espada en su mano, sin embargo, había algo de sangre manchando su chaqueta. La limpió con indiferencia—. No se preocupen, no estoy aquí para lastimarlos. De hecho, solo vine a hablar con Gokú. Como él no va a llegar hasta dentro de un par de horas, pensé en hacerme cargo de Frízer por ustedes, pero resulta que necesito un poco de ayuda para acabar con él de una vez por todas. ¿Qué dicen?, ¿alguno se anima?
Se encontró con un silencio sospechoso, ya que todos intercambiaban miradas. Nadie sabía quién era este extraño, pero antes de que alguien pudiera decir lo contrario, Trunks hizo contacto visual con Vegeta y le sonrió presuntuosamente.
—¿Qué tal tú? —preguntó e inclinó un poco la cabeza para mirar la camisa rosa de su padre. Tuvo que resistir el impulso de reírse a carcajadas—. Eres Vegeta, ¿verdad? ¿El príncipe los saiyayíns?
Todos volvieron a mirar a Vegeta, que tenía la desconfianza instalada en sus ojos. Apretó los puños por instinto y retrocedió un poco a fin de prepararse para la batalla.
—¿Y tú como lo sabes?
—Tu reputación te precede —dijo Trunks, su sonrisa presuntuosa cambió a una verdadera mientras se hacía eco de las palabras que su padre había usado hace mucho tiempo. La mirada de Vegeta se oscureció ante esa respuesta, pero Trunks la ignoró y continuó—. Bueno, me ayudarás o te quedarás aquí con los otros terrícolas. Tú decides.
—Espera, ¿quién eres… —comenzó a decir Vegeta, pero Trunks ya estaba volando de regreso a la nave insignia de Frízer. Perplejo, intentó descubrir de qué se trataba todo esto mientras los demás se acercaban a él.
—No lo conoces, ¿verdad? —dedujo Píccolo luego de estudiar Vegeta con atención. El príncipe permaneció en silencio, su mente era un hervidero de pensamientos: la forma en que el muchacho le habló con tanta familiaridad como si tuvieran una historia en común, ¿se habían conocido antes? Lentamente negó con la cabeza.
—No. Al menos, no recuerdo si nos hemos visto antes —admitió de mala gana.
—¿Ya se dieron cuenta? —preguntó Gohan mirando hacia donde Trunks había volado—. ¡Apenas puedo sentir a Frízer! ¡No creo que ese señor estuviera mintiendo!
—¡Si, tienes razón! —intervino Krilin—. ¡Ese otro sujeto con el que Frízer estaba ya está muerto!
—Pero eso no tiene sentido —agregó Tien frunciendo el ceño mientras miraba sospechosamente a Vegeta—. Si este tipo ya mató al otro extraterrestre poderoso y ya debilitó a Frízer lo suficiente como para matarlo, entonces ¿por qué necesita ayuda?
—Más específicamente, ¿por qué necesita la ayuda de Vegeta? —preguntó Yamcha.
—¡Ya basta, chicos! ¡Esto no es una conspiración! —les gritó Bulma a los dos, luego volvió el rostro y vio como Vegeta miraba a la distancia con una expresión de desconcierto. Ella señaló al príncipe—. ¡Mírenlo! Es obvio que Vegeta no sabe quién es ese tipo, así que déjenlo en paz, idiotas inseguros.
Yamcha resopló incómodo ante la respuesta de Bulma, pero Vegeta no les prestaba atención. Su mente estaba recordando a toda prisa viejas misiones y viejas conversaciones para descubrir de dónde podría haber conocido a ese muchacho antes. Se hallaba tan perdido en sus pensamientos que se sorprendió visiblemente cuando Trunks le gritó a lo lejos de un modo burlón:
—Bueno, ¿qué estás esperando? No me digas que tienes miedo.
Furioso, Vegeta apretó los dientes, un ki azul explotó a su alrededor y sin más vacilaciones, se fue detrás de él. Todos los demás se miraron entre sí, pero luego Gohan salió sin decir una palabra tras de los dos, por si era una especie de trampa. Krilin y Píccolo de inmediato siguieron su ejemplo.
Todos descendieron pocos minutos después con los ojos muy abiertos ante lo que veían. King Cold yacía en el suelo en un charco de sangre, obviamente muerto y de una manera espantosa por algo que solo podía haber sido hecho con una espada. La onda expansiva de la explosión que produjo la desesperación de Frízer había despejado todos los cadáveres de los soldados mutilados dentro de la zona, pero todavía quedaban algunos rastros de sangre que se podían ver. A unos cuarenta metros de distancia, Trunks estaba sentado como si nada pasara en una roca grande. Tenía la punta su bota firmemente presionada en el mango de su espada, la espada que ahora estaba clavada en el pecho de Frízer. El tirano intentaba en vano moverse, pero cuanto más lo hacía, más centímetros Trunks la enterraba.
Vegeta dudó por un segundo antes de que la eterna curiosidad ganara. Él terminó siendo el único que avanzó hacia ellos. Fue solo cuando se paró frente a Trunks y a Frízer que finalmente vio la verdadera extensión del daño. La cola del tirano y su pierna derecha habían sido cortadas por completo y sus manos estaban destrozadas. Frízer parecía enfurecido, temblaba de rabia mientras intentaba liberarse en vano, pero había miedo en sus ojos, lo que Vegeta apenas podía creer. Nunca en su vida lo había visto con esa mirada. Él luego le dio a Trunks un desconfiado vistazo mientras se preguntaba cómo un muchacho de su edad podía tener el poder para infundir miedo en alguien como ese monstruo.
—Una vez escuché una historia —dijo Trunks manteniendo al tirano inmovilizado con facilidad, ambos ignoraron sus débiles intentos de hablar—. Decía que fuiste tú el que estaba destinado a matar a Frízer, ¿es eso cierto?
Tomó unos momentos antes de que Vegeta respondiera. Negó con la cabeza y apretó la mandíbula mientras miraba hacia otro lado.
—Ya no importa, tuve mi oportunidad y fracasé. Tú comenzaste esta pelea, así que mereces terminarla.
—Él torturó a mi padre casi toda su vida. Lo lastimó justo en frente de mis ojos y no pude hacer nada para defenderlo. En un momento y lugar diferente, logró matarlo. Me encantaría hacer esto y terminar con Frízer para siempre —admitió Trunks frunciendo el ceño.
—Entonces hazlo. ¿Qué diablos necesitas de mí?, ¿mi maldito permiso? —dijo Vegeta con desprecio haciendo que Trunks contuviera una sonrisa. Este no era su padre, pero al mismo tiempo lo era. Trunks volvió a mirar a Frízer con una expresión de indiferencia y se encogió de hombros.
—No necesito nada de ti, Vegeta. Solo pensé que tal vez querrías la oportunidad de matarlo.
—Como dije, es tu lucha, así que es tu muerte.
—¿Y qué pasa si no lo hago? Entonces tendrías que intervenir.
—Si no lo haces, entonces eres un maldito idiota.
—Tal vez sí, pero al menos no estoy usando una camisa rosa.
Vegeta gruñó y abrió la boca para responder, sin embargo, antes de que lo lograra, Trunks sacó bruscamente la espada del pecho de Frízer. El tirano pareció recobrar la vida y luchó por levantar la cabeza, no obstante, antes de que Vegeta pudiera siquiera registrar el movimiento, Trunks ya lo tenía inmovilizado. El príncipe retrocedió un poco con los ojos muy abiertos al ver la bota de Trunks firmemente alojada en la garganta de Frízer. El muchacho estaba aplicando una presión brutal y ambos escucharon que algo comenzaba a romperse debajo de su bota. Trunks casi hizo una mueca de asco, hubiera renunciado a todo lo que poseía por otra oportunidad con Frízer, el que lo había matado con un golpe bajo por detrás. Pero esta versión del tirano no era tan fuerte, de hecho, era patética en comparación.
—Supongo que soy un idiota entonces —dijo Trunks finalmente y extendió su espada hacia Vegeta. El príncipe la miró con una intensidad que su hijo conocía demasiado bien. Él quería esto, lo quería más que derrotar a Gokú en combate. Vegeta levantó la vista, hizo contacto visual con Trunks y escudriño minuciosamente sus ojos en busca de algo sospechoso.
—¿Nos hemos visto antes?
—No.
Los ojos de Vegeta se entrecerraron de furia.
—No me mientas.
—No lo hago, solo he oído hablar de ti. Cualquiera que haya estado en el espacio tanto tiempo como yo, lo ha hecho.
—Hmm.
Vegeta frunció el ceño con desconfianza, pero pareció aceptar eso. Después de unos segundos de silencio incómodo entre los dos, Trunks suspiró mientras se reprendía por dentro. Había querido proporcionarle a su padre un cierre en esta línea de tiempo, una pequeña parte del cierre que experimentó en la línea de tiempo alterada, pero solo estaba siendo un tonto. Había sido tan cuidadoso en no cambiar las cosas en el pasado y ahora estaba aquí haciéndolo. Ya cometía imprudencias antes de que siquiera Gokú apareciera.
—Está bien, mira —admitió Trunks—. No debería haberte pedido que lo hicieras. No estaba pensando con claridad, voy a acabar con él yo mismo…
—Yo me encargaré de esto, imbécil —dijo Vegeta y arrebató la espada de la mano de su hijo—. Hazte a un lado.
Trunks se apartó, aunque mantuvo su bota firmemente en la garganta de Frízer para sujetarlo al lugar. El tirano todavía se retorcía de dolor, era incapaz de escapar debido a la herida que Trunks le hizo en el pecho. Vegeta volteó la espada, la agarró por el mango y la apuntó directo sobre la cara de Frízer. Tanto él como Trunks fueron indiferentes a los ruegos de clemencia que salían de su boca llena de sangre. Mientras Vegeta levantaba la espada, Trunks esperaba que este pequeño cambio no alterara demasiado las cosas en esta línea de tiempo.
Por una vez, no necesitaba preocuparse.
**********
Paralelamente, en otra rama del espacio y tiempo, Bulma estaba frente a su computadora tecleando a toda prisa mientras alguien muy impaciente esperaba al otro lado de sus auriculares.
—¿Y bien? —exigió saber la voz enojada.
—¿Podría esperar por una vez en su vida, oh, gran señor del universo? —le replicó Bulma—. ¡Casi lo tengo!
—Date prisa, mujer, no tengo tiempo para tus sandeces en este momento…
—Está bien, está bien, ya lo tengo. Ahora, veamos. Si sales dentro de las próximas dieciocho horas, llegarás a tiempo. Trunks dijo que los androides estarían aquí en una semana a partir de hoy a las diez de la mañana…
—Sé lo que dijo el muchacho, estaba allí cuando lo mencionó —gruñó Vegeta. Él exhaló lentamente, lo que causó estática en el otro extremo. Hubo silencio durante unos diez segundos antes de que preguntara con vacilación—. ¿Trunks ha...
—No, no ha regresado todavía —respondió Bulma en voz baja, sus ojos se dirigieron a la hora y la fecha en su computadora portátil—. Pero me pondré en contacto contigo cuando lo haga…
—Dieciocho horas, ¿verdad?
—Sí, dieciocho horas deberían ser…
Con eso, Vegeta terminó abruptamente la conexión. Bulma se quitó los auriculares con una expresión molesta y los dejó caer sobre su escritorio. Ella suspiró y se retiró su flequillo azul de la cara mientras trataba de no pensar en la próxima semana. Su única esperanza era que Vegeta cumpliera con su palabra y llegara a tiempo. Lentamente la joven giró el cuello a un lado para aliviar el estrés cuando alguien le agarró el hombro desde atrás. Bulma soltó un grito de miedo antes de darse la vuelta y se encontró cara a cara con Yamcha, quien le ofreció una sonrisa tímida.
—¡¿Por qué hiciste eso, Yamcha?! ¡Pensé que eras uno de los androides! —gritó Bulma haciéndolo reír. Él cargaba a un bebé de seis meses en un brazo, un pequeñito de brillantes ojos azules que llevaba una gorra negra en la cabeza. El bebé sonrió al ver a Bulma cuando Yamcha se lo entregó.
—Te estás anticipando una semana, B. Además, alguien quería ver a su mamá.
—Bueno, quién sabe. Todo ha cambiado mucho desde que Trunks llegó aquí, tal vez la fecha también ha cambiado. ¡Hola, pequeño! —dijo Bulma alegremente una vez que recuperó el aliento. Ella extendió las manos y tomó al bebé de los brazos de Yamcha, luego se volvió hacia su computadora portátil y lo sentó de un modo seguro en su regazo—. Maldición —añadió en voz baja—. Quizás debería haberle dicho que tenía que salir en doce horas o tal vez en ocho…
—¿Estabas hablando con Vegeta? —preguntó Yamcha, su tono amistoso desapareció.
—Yamcha, por favor, no empieces. Él solo quería saber cuánto tiempo tenía. Ya sabes que aún lo necesitamos.
Yamcha se encogió de hombros con indiferencia, pero su tono fue helado cuando dijo:
—No veo por qué. Todos hemos estado entrenando duro durante más de tres años. Gokú ya ha ascendido y no se ha enfermado con ese extraño virus.
—Raditz y Vegeta ayudaron con eso.
—Bueno... está bien, está bien, pero escucha. Gokú es todo lo que realmente necesitamos. Recuerda, ni siquiera teníamos a esos dos para que nos ayudaran a pelear en la línea de tiempo de Trunks.
—Sí, pero aun así, Yamcha, necesitamos toda la ayuda que podamos conseguir.
—Bueno, al menos cerciórate de que la conexión sea segura. ¿Recuerdas lo que sucedió la última vez que alguien hackeó el rastreador de Vegeta hace dos años? ¡Todo este planeta fue casi destruido! —resopló Yamcha antes de murmurar—. Olvídate de los androides, los enemigos de Vegeta son peores.
—Lo sé —le aseguró Bulma en voz baja, sus ojos volvieron a la pantalla de la computadora. Ella se inclinó y besó a su hijo suavemente en la cabeza mientras el bebé jugaba con sus auriculares.
—Oye, tengo una idea —dijo Yamcha usando un tono alegre—. ¿Qué tal si nos olvidamos de Vegeta, de los androides y de todo este pesimismo y hacemos algo por nuestra cuenta? Solo nosotros. ¡Salgamos a cenar ahora mismo!, ¿qué opinas?
—Me parece bien, pero ¿qué hay del bebé?
—¡Lo traeremos con nosotros! ¡Será genial! Espera, iré a ver si puedo conseguir una reservación.
—Muy bien —aceptó Bulma con una pequeña sonrisa—. Tal vez un día afuera sería bueno. Tenemos que divertirnos un poco antes de que llegue la próxima amenaza para la Tierra, ¿verdad, pequeñín? Oye, no puedes tirar del auricular de mamá, vas a romperlo...
Bulma apartó el auricular de las manos de su pequeño hijo y lo dejó a un lado. El bebé extendió sus manitos y gritó de frustración porque ella le había quitado su nuevo juguete. Como no pudo alcanzarlo con las manos, Bulma sintió un serpenteo en su regazo cuando emergió una colita marrón. Antes de que pudiera alejar el auricular, su hijo ya lo había agarrado con esta. El bebé se echó a reír encantado por haber recuperado su juguete.
—Vaya, todavía tengo que acostumbrarme a esa extremidad extra tuya, bebé —bromeó Bulma mirando a su pequeño que se colocaba los auriculares en las orejas como si quisiera hablar con su padre. Su colita se movía feliz por su pierna y ella acarició el suave pelaje.
Lucía exactamente igual a su hijo del futuro, excepto por la presencia de la cola. Vegeta había ganado la batalla sobre eso y Bulma había ganado la batalla de los nombres, que no fue poca cosa. Y también tuvo un hijo que alguna vez pensó imposible. Todavía le sorprendía cómo Trunks llegó a existir, ciertamente no había sido planeado —en ninguna línea de tiempo, supuso—, pero no lo cambiaría por nada. A pesar de que Vegeta nunca había visto al bebé y no mostraba ningún deseo de hacerlo, no se arrepentía de ninguna cosa. Además, tenía la esperanza de que el príncipe volviera. Después de todo, cosas más extrañas habían sucedido en los últimos años.
Pero por el momento, todo lo que importaba era derrotar a los androides. Ya habían lidiado con un par de nuevas y peligrosas amenazas en el pasado reciente, las cuales eran resultado directo de la poderosa posición de Vegeta en el universo, y ahora iban a ser desafiados nuevamente. Solo esperaba que sus amigos pudieran alterar la historia una vez más, para bien, y cambiaran la forma en que se desarrollarían los acontecimientos a manos de los androides. Trunks les había dado esa oportunidad para luchar.
Y con los guerreros Z de la Tierra, una oportunidad era todo lo que necesitaban.
~ FIN ~
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Hola a todos, si les gustó la historia, la pueden bajar maquetada como libro con carátula y contracarátula en archivo pdf, en la siguiente dirección de google drive:
https(://drive.google).com/file/d/1SfehRlzhMupKpS9Px1it9GI26cB97_Me/view?usp=sharing
retiren los paréntesis.
La anchura de las hojas es de 150 milímetros y la altura es de 230 milímetros.
Las letras de la carátula son:
Título: fontovision
Niteryde: Modern No. 20 regular
Lomo: nombre: modern nro 20 regular/ título: cinzel
Es el archivo que yo he usado para imprimir esta historia como libro de tapa dura, lo bueno es que está maquetada, así que casi no hay errores de huerfanas, viudas, etc. (aunque es imposible sacarlas todos), así que está con un formato libro, los archivos que se pueden bajar desde AO3 están con un formato desordenado, lo cual no ayuda a una lectura placentera.
Quiero dejar en claro que este archivo no tiene fines comerciales, la historia le pertenece a su autora y esta traducción a mí, y únicamente lo hago para que todos disfrutemos de una agradable lectura, me dicen a mi correo de fanfic si hay problemas para descargar el archivo.
Muchos saludos.
Chicamarioneta