Fan Fiction ❯ Metal Gear Solid 3: Dark Destiny ❯ Primera investigación ( Chapter 1 )

[ T - Teen: Not suitable for readers under 13 ]

Algún lugar del centro de EEUU. Estamos a 6º bajo cero. Frente a la Pequeña Laguna del Pez, toda una masa de agua muy conocida por la zona, se alza un edificio de varias plantas, protegido por una valla electrificada con un mensaje corto aunque concreto en un panel rojo: NO PASAR.

Dos guardias vigilan la entrada. Están armados con ANs-94 y granadas de efecto prolongado. Una cámara atisba el horizonte en busca de un intruso. La entrada parece imposible.

Desde la oscuridad, una sombra se acerca poco a poco hacia el edificio. Parece impasible ante los guardias, que continúan su

vigilancia ajenos a lo que ocurre. No le importa el que sus pies estén mojados y dejar huellas, ni el carecer de protección, ni el estar únicamente armado con unos binoculares, unos cigarrillos y un sensor antipersonal. La sombra se acerca lentamente y rodea el lago.

Los soldados le vieron, a pesar de la oscuridad de la noche y la tormenta. Respondieron vaciando sus cargadores, olvidando por completo pedir refuerzos. Pero únicamente le habían dado al aire. El misterioso hombre se acercó a uno de ellos por la espalda, le quitó bruscamente el arma de las manos y le apuntó a la cabeza con ella. El otro centinela no estaba seguro de si disparar o no, pues podría herir a su camarada. Su enemigo se aprovechó de aquella duda para quitarle allí mismo la vida y también a su compañero. Con las diez últimas balas que habían sobrado, disparó a la cámara de seguridad antes de que se volviera y le detectara. Y aprovechó sus últimas balas para disparar al panel rojo y hacer caer la primera palabra allí escrita y la última letra de la segunda.

Irónicamente, el panel había pasado de poner NO PASAR a PASA. Al causante de ello le gustaban ese tipo de chistes, era su "marca personal".

El intruso traspasó la valla sin mayor dificultad.

-¿Otacon, puedes oírme? Aquí Snake. Estoy justo delante del edificio.

-¿Hoy has podido entrar por las buenas?

-Bueno, yo...

-¡Snake, recuerda que aún no tenemos realmente pruebas! Esa gente tiene mucha influencia judicial, si nos pillan estaremos acabados.

Era cierto que cada vez se extendía más aquel rumor de un nuevo Metal Gear en aquel lugar, pero no había aún verdaderas pruebas. Aunque Otacon había preparado unas cuantas coartadas por si se equivocaban, les convenía ser prudentes. Philantropy ya había sido centro de malas miradas, cuando el problema del petrolero Discovery, y no le convenía volver a serlo.

-¿Estás armado?

-Tengo una AN-94 descargada que quité a esos soldados. Pero es extraño: no llevaba identificación personal. No me hizo falta cogerlo de una caja.

-Mmmm...¿inexperiencia?Bueno, mejor olvídalo, ahora lo importante es tu misión: tienes que conseguir pruebas de ese Metal Gear y volver de una sola pieza. Esta vez no he podido darte una cámara, así que tendrás que apañártelas como puedas.

-Bien, cambio y corto.

¿Qué era exactamente aquel lugar? ¿Qué hacía un Metal Gear allí? ¿Era realmente sólo una "fábrica inocente de armas"? ¿Y por qué no había repuesta "oficial" a aquellas preguntas?

Según las investigaciones de Otacon, tras la muerte de Kenneth Baker y el fracaso de Metal Gear REX, ArmsTech, la que había sido la desarrolladora de armas y sistemas de defensa Nº 1 del país, había caído en picado. El sucesor de Baker, un novato sin ningún tipo de experiencia en la gerencia de una compañía de tal calibre como ArmsTech, había ayudado aún más a perderlo todo, gastando dinero y tiempo en proyectos que jamás salieron bien. "Vangteán", la que hasta entonces había sido la tercera fábrica de armas a nivel mundial, se aprovechó de la situación económica de la empresa y la compró por un mísero capital al que el nuevo presidente no supo decir no. Con la absorción absoluta de la ex-compañía de Baker, "Vangteán" se hizo prácticamente con la supremacía en el mundillo del desarrollo de armas. Pero no tardó en salir a la luz un rumor que hundió su reputación: "pruebas" demostraban que había vendido armas y sistemas de ataque a grupos terroristas. Vista la situación, y temiendo perder a la fabricante más rentable y efectiva de la que se había aprovechado Estados Unidos, el gobierno se encargó de encubrir esas ventas. Aun así, seguía estando de vez en cuando en el punto de mira de los grupos ultrapacifistas.

Y para colmo, aquel Metal Gear...ocurrían demasiadas cosas extrañas.

Aquella sucursal, llamada comúnmente como "la del pez" por la Pequeña Laguna del Pez que tenía justo delante, no tenía una ubicación dada públicamente a conocer: solo se había encontrado por satélite, gracias a unas explícitas fotos que Otacon había "cogido prestadas" y luego había borrado. ¿Y por qué tanto misterio en la ubicación de la fábrica? Otra posible razón que más tarde podría servir.

Lo primero de lo que se dió cuenta Snake nada más entrar en la instalación era que aquella fábrica era demasiado pequeña como para almacenar alguno de los Metal Gears que conocía, ni siquiera el RAY. Lo segundo, que incluso a tan altas horas de la noche y con la maquinaria parada, había varios dirigentes reunidos en el despacho del 4º piso, ya que era el único sitio donde, mirando desde fuera, se veía luz y, escuchando desde dentro, se oía ruido.

El ascensor estaba bloqueado, y las escaleras tenían un sensor de alta seguridad inventado por la propia Vangteán, una mezcla de un Cypher con una cámara de seguridad fija y unos sensores infrarrojos, con Semtex incluido. En otras palabras, quien se atreviese sólo a acercarse haría volar toda la planta, quedando intactas las demás.

Pero no había vigilancia en las ventanas ni en las paredes exteriores.

Ya bien armado, Snake se subió al alféizar de la ventana de su piso y de un salto se agarró a una especie de "balcón" que había en el segundo piso. Desde allí no le fue fácil llegar al ascensor, ya que el piso sólo estaba vigilado por una cámara mal colocada.

El ascensor se quedó colgado cerca del tercer piso. Parecía que le esperaban, con tantos "fallos". Snake, extrañado, forzó la puerta y saltó al último piso que le quedaba antes de llegar al cuarto.

Desde fuera, Snake observó cómo un cable tenso de acero atravesó la habitación horizontalmente hasta caer, a la altura del cuello de una persona. Instintivamente, el Filántropo se llevó una mano al cuello: definitivamente Sà le esperaban.

-¿Snake, estás bien?

-Sí...parece que me esperaban...

-¡Extrema las precauciones! Según mi información, tienes por ahí en el techo una trampilla por la que podás subir al cuarto piso. ¡Date prisa, me parece que están llegando soldados!

En efecto, soldados enfurecidos subían las escaleras que Snake no había utilizado y le alcanzaron en poco tiempo. Pero había una trampilla en el techo desde la que se podía escalar por una escala de mano hasta el objetivo del agente. Lo difícil era subir hasta el techo y poder abrir la trampilla, a partir de ahí, el resto era fácil.

Antes de subir, Snake se dió cuenta de una cosa: el uniforme de aquellos soldados era blanco y con manchas de camuflaje. El pasamontañas era gris. Sólo un ejército llevaba este tipo de uniforme (la principal razón era que no camuflaba tan bien como debería), y era el de la familia Gurlukovich. Pero si Olga y Sergei llevaban muertos varios años, ¿quién estaba dirigiendo a aquel ejército? ¿O sería Solid quién se equivocó?

Pero aquello no importaba, ahora Snake tenía que concentrarse en su objetivo. Había un micrófono direccional en la primera planta, que había cogido para espiar. Y sin salir ni siquiera de aquel "conducto de ventilación vertical", lo usó para enterarse de la conversación.

-...Y bien, amigos, he mejorado el Metal Gear REX de Shadow Moses y, sin tener que variar el tamaño ni la capacidad, le he añadido la versatilidad del RAY de los Marines.

-Hay que resaltar el cómo hemos mejorado el cañón vulcano, que ahora dispara dos misiles a la vez con un nivel termonuclear muy superior al de los míseros STINGER que lanzaba el RAY, y un rail gun de triple disparo, a diferencia de el del REX.

-Y tanto el blindaje como el desarrollo de las armas es gracias a nuestro colega ruso, Shalashaska.

-Jeff, -dijo una voz conocida para Snake- prefiero que me llames simplemente Ocelot.

-¿Por qué siempre que hay un Metal Gear tendrá que estar este hombre de por medio?-pensó Snake.

-...En resumen, que después de la verificación de los planos y la construcción, comenzaremos a construir el robot en...

-Shh!! -Ocelot pidió silencio.- ¿No notáis nada...extraño, por aquí?

El hombre que había hablado justo antes que Ocelot se levantó de su silla y echó un vistazo por el exterior. No vio nada.

-Bah, imaginaciones mías, continúa Dalcott.

-Bien, después de haber verificado hoy mismo los planos, comenzaremos el desarrollo en...

Unos disparos sordos dejaron atónito a Snake. Cuando logró conseguir una buena vista, se dió cuenta de que Ocelot había asesinado a todos los ejecutivos allí presentes. A todos menos a uno, el tal Dalcott, quien parecía estar en tregua con el pistolero.

-Ineptos...

-No conocían a Iván el Terrible, y la ignorancia se paga caro.-rió.

-¿LLevas los planos del RIT?

-Aquí mismo...y también los apuntes de Jeff del proyecto PREC.

-¿Y el intruso?

Ocelot se detuvo unos instantes.

-Si es cierto que la trampa del ascensor no acabó con él, los centinelas ya deben de haberlo hecho. Sellé todas las entradas a este piso, incluido el conducto de ventilación vertical. Y también incluí otra medida de seguridad...espero que no te importe que está fábrica explote, amigo Dalcott...veinte kilos de dinamita estratégicamente colocados, con los que de paso quitamos de en medio pistas.

-Bien...

El extraño dúo bajó las escaleras tranquilamente. Snake abrió la trampilla y echó un vistazo al piso. Conocidos y no tan conocidos dirigentes de Vangteán yacían muertos a su lado. Trató de recordar de aquel momento todo lo que le fuera posible, desde las caras de los dirigentes hasta las venas hinchadas de uno de ellos. ¿Venas hinchadas? Sí, en la cara de uno de ellos, unas marcas rojas delineaban los lugares de sus venas. Era un espctáculo realmente horrible. Un pitido agudo distrajo a Snake.

-¡Otacon, Shalashaska estaba aquí!

-¿Shalashaska?¿Te refieres a...Revólver Ocelot?

-¡Sí, en persona! Y se ha cargado a por lo menos diez dirigentes de Vangteán: todos los que estaban aquí reunidos.

-¿Todos?

-Bueno, espera...uno de ellos parecía estar aliado con él. ¿Te suena de algo el nombre de Dalcott?

-¿Dalcott?No...jamás lo había oído. Pero Snake, no te llamo para eso, te llamo para avisarte de que, en la habitación en la que estás, ¡hay una gran fuente de calor! Seguamente se trata de...

-Trinitolotueno...Ocelot estaba hablando con Dalcott de eso, y dijo que había cargas por todo el edificio para hacerlo volar.

-¡Sal de ahí de inmediato!

Sin pensar para nada en lo que hacía, Snake saltó por la ventana. A su espalda el techo caía y sepultaba rápidamente a los cuerpos de los dirigentes. El fuego se extendía, y las máquinas digitales explotaban en mil pedazos. Ahora que ya estaba a salvo, una pregunta asaltó a nuestro hombre: ¿cómo iba a salvarse de la caída?

***

-No puedo creer que aún conserves este coche...-dijo Snake, cuando estaban ya a pocos kilómetros de Manhattan, mientras devoraba una ración.

-Este jeep me da buena suerte, y me trae recuerdos de nuestra aventura en Shadow Moses.

-Oh, Dios...han pasado ya seis años y te da igual que esté abollado, roto y que el depósito de gasolina gaste el doble de lo que debería.

-¡Lo llevaré a arreglar cuando pueda!

Snake se rió de las ortodoxas frases de su amigo. Tras unos segundos de silencio, el científico rompió el hielo y preguntó:

-Estee...¿entonces el Metal Gear no se estaba desarrollando en esa base?

-No. El tal Dalcott dijo bien claro que únicamente estaban verificando los planos.

-Qué misterio el de ese hombre...ya he mirado en cuatro bases de datos y ni rastro de él.

-¿Quizá sea sólo algún tipo de alias?

-Es muy probable.

"Manhattan, 10 km", rezaba un cartel al lado de la carretera.

-¡Otacon, párate aquí! Tengo ganas de volver a ver una vez más Manhattan. Los edificios, las calles, y...

-¿Meryl?-rió Otacon.

Tras los incidentes en Shadow Moses, Meryl y su tío Campbell vivían retirados en una humilde casa de Manhattan. Snake les había prometido ir a verlos al menos una vez cada dos meses, porque trataba a Roy como un padre y a Meryl como...lo que sus sentimientos veían en ella.

El científico condujo el vehículo hasta la casa, y Snake fue el primero en bajar y llamar a la puerta.

-¡Snake!

Meryl abrió la puerta a la carrera y abrazó a Solid. Tras un rato, se despegó y preguntó:

-¿Otra vez haciendo de filántropos?

-Sí, -respondió Otacon mientras cerraba el coche.- nos toca salvar el mundo de nuevo.

-¡Pasad, pasad!

Una vez sentados, un hombre muy conocido para Snake salía de la cocina con algo de comer y saludó:

-Buenos días, amigos.

-Buenos días...Roy. -sonrió Solid.

-¿Que estáis investigando hoy?

Snake y Hal les explicaron la historia en la sucursal Vangteán del Pez, la reaparición de Revólver Ocelot y su tregua con el tal Dalcott.

-Muy interesante... -respondió su ex-coronel.

-Un momento...¿cómo decías que se llamaba el nuevo aliado de Ocelot?

-Dalcott o algo así.

-Creo que eso lo he oído en algún otro lado...¿no era el nombre del proyecto de Vangteán para extender su alcance a nivel mundial llevado a cabo íntegramente por uno de los peces gordos?

-Sí, -demostró también sus conocimientos Campbell- y que empezó en la sucursal de Vangteán cerca de París. A partir de ahí se fue expandiendo por todo el mundo.

-¿Entonces tenemos que irnos a París?

-Sí creéis que estáis siguiendo la pista correcta, deberíais intentarlo.

-Okey. Adiós Roy. Adiós Meryl.-y al oído, le aclaró a la sobrina de Campbell:- Cuando acabe esto, me quedaré un mes por aquí, contigo.

***

Lejos de allí un hombre, Johnny Sasaki, conducía un camión hacía un hangar cerca de París. Dentro de él había nada más y nada menos que 400 diversas armas con munición incluida. Y no era su primera experiencia en misiones de ese tipo. Hace dos años, en el Big Shell, cuando se quedó atrapado en el lavabo de la habitación de los rehenes a causa de un ataque a traición de su diarrea. Y más tarde, en la valla de crudo, cuando encontró a aquella señorita frente a la que quedó fatal por culpa de un nuevo ataque de su "sucia" enfermedad. E incluso antes todavía, hace seis años, en la isla Shadow Moses, cuando una tal Meryl Silverbugh le quitó su uniforme y más tarde le tocó vigilar a un tal Solid Snake, quién se le escapó de las manos y encima le rompió la nariz. La profesión de soldado mercenario no era precisamente cómoda ni mucho menos tranquila. Pero el jefe era quién mandaba, y él no podía hacer nada contra eso. Con lo cómodo que él estaría en su casa, en Rusia, viendo su programa preferido en la televisión. Pero, ¡no!, le tocaba fregar los platos sucios y llevar todas esas armas hasta la capital francesa, donde según le habían dicho iba a comenzar un proyecto tan importante que necesitaba la presencia de Shalashaska y el ejército al que Sasaki pertenecía.

El desgraciado soldado no sabía que, sin darse cuenta, iba a cambiar él solo toda aquella historia...

CONTINUARÃ...