Harry Potter - Series Fan Fiction ❯ En Silencio ❯ Capítulo 1 ( Chapter 1 )
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Capítulo 1
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Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.
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La pequeña esfera dorada continuó bajando en picada hacia el suelo mientras dos manos trataban de alcanzarla casi a la misma vez. Harry Potter tenía sus ojos verdes fijos en la snitch de la misma forma en que unos ojos platinados la tenían. Se podía escuchar el ruido y los gritos provenientes de los presentes al último juego de Quidditch entre los Slytherin y los Gryffindor, al menos el último juego para ambos, él y Draco. Harry no escuchaba más que el silbar del viento entre sus ropas y las de Draco Malfoy, ambos con sus manos estiradas, sus cuerpos empujándose el uno al otro. Unos segundos más y alcanzaría la preciada pelota, sin embargo otra visión lo distrajo y fue aquella del suelo acercándose a toda velocidad. Bien que era todo lo contrario, ambos cuerpos se aproximaban a escalofriante velocidad hacia el suelo, pero que mas daba, el impacto sería el mismo. Supo entonces que no tendrían tiempo para protegerse de la caída si continuaban tras la snitch que seguramente cambiaría curso a escasos centímetros del suelo. Draco continuaba esforzándose por la pelota ignorando el peligro, Harry no sabía si por ignorancia o por costumbre.
En el siguiente segundo los pálidos dedos de Malfoy alcanzaron la presea antes que él. De inmediato la mano que había extendido se deslizó al frente de las ropas de Malfoy sujetándolas con fuerza en un impulso que acercó al rubio contra su pecho mientras su cuerpo giraba para tocar primero el suelo. Apenas tuvo tiempo de ver los platinados ojos abrirse confundidos y cerrarse al notar que ya iban a estrellarse. La fuerza con la que habían descendido hizo que el cuerpo de ambos jóvenes rebotara, momento en que Harry aprovechó para empujar fuertemente a Malfoy y evitar caerle encima en el próximo rebote. El cuerpo de Malfoy rodó a un lado lejos del de Harry que golpeó de forma brutal el suelo varias veces antes de permitirle rodar.
Lo próximo que supo fue que se encontraba tirado boca arriba en medio del campo de Quidditch con un agudo dolor en todo su cuerpo, especialmente en el pecho cerca de sus costillas y su brazo. Un gruñido de dolor escapó por breves segundos cuando intentó moverse para cortarse de inmediato al sentir que con el movimiento algo punzaba su pulmón, su rostro se torció en una grotesca máscara mientras intentaba contener todo movimiento de su pecho. A pesar de todo eso logró girar su cabeza lo suficiente para ver a un Draco Malfoy con sus manos en alto, sujetando la snitch y recibiendo los vítores de la casa de Slytherin. Le dio una mirada de aprobación que nadie vio y cerró los ojos en espera de ser llevado a la enfermería. Sus amigos fueron los primeros en llegar. Ron le dio una mirada crítica tratando de evaluar el daño mientras Hermione con enormes ojos llorosos y muy agitada intentaba tranquilizarlo, no que él lo necesitara, después de todo él era El Que Había Vivido. “Mis lentes.” Siseó cuando se percató de que veía algo borroso. De inmediato Hermione buscó el par sobre el césped y se los puso en el rostro para luego exclamar el hechizo de reparación. Los próximos minutos fueron una agonía entre que era llevado a la enfermería y los huesos de sus cuatro costillas, brazo y pierna eran restaurados por Madame Pomfrey.
Esa tarde la pasó en la enfermería. Ron y Hermione lo habían visitado, el pelirrojo le había llevado una rana de chocolate y varias golosinas para tratar de animarlo y él les había sonreído diciéndoles que todo el asunto era insignificante. Por eso se había ganado un regaño de Hermione y una mirada escéptica de parte de Ron. Finalmente había optado por descansar, no que tuviera otra opción en la enfermería, pero era mejor descansar que pensar, eso siempre le provocaba dolor de cabeza y confusión.
A la mañana siguiente estuvo listo para bajar a desayunar con el resto de los estudiantes aunque las costillas recién sanadas le molestaban un poco. Madame Pomfrey había insistido en que utilizara un protector en su brazo ya que el hueso prácticamente se había pulverizado y no había logrado sanarlo del todo. El lugar estaba lleno, como de costumbre, las mesas pertenecientes a cada casa bullían de voces y risas. Ese día la mesa de los Slytherin estaba más animada que las demás. Era de esperarse siendo que habían ganado por primera vez en siete años un partido de Quidditch contra Gryffindor. Observó de reojo a Draco Malfoy quien en esos momentos mostraba con una sonrisa la esfera que había capturado. Volteó los ojos con lentitud, era de esperarse que el rubio estaría jactándose de su victoria y sin embargo, no pudo menos que reprimir su decepción lo mejor que pudo antes de pasar por el lado del Slytherin.
Justo cuando estaba por pasar de largo el rubio se paró y se puso en medio de su camino. “Harry Potter.” El tono como siempre estaba lleno de desdén y mofa, eso no era de sorprenderse. Mucho antes que pudiera contestar, Ron se hallaba tras el rubio y Harry se tuvo que preguntar si tal vez había utilizado un hechizo de traslado o él estaba lento ese día.
“¡Malfoy! ¡Déjalo en paz!” Gruñó Ron con tanto desprecio como el de Malfoy, sus pecas perdiéndose bajo la piel que enrojecía del coraje.
“Ohh, vamos, Weasel, sólo quiero saludar al buscador estrella de Gryffindor.” Dijo apenas mirando al pelirrojo, quien apretó los puños con ira, dándole una mirada intensa al joven de cabellos oscuros. “¿Cómo está tu brazo, Potter?” Preguntó con una sonrisa llena de dulzura que se torcía a mitad de camino.
“Mejor.” Murmuró dándole una mirada de advertencia a Ron para que se tranquilizara, aunque no tuvo que preocuparse demasiado pues podía ver a Hermione acercándose atrás de Ron. “Ahora si me lo permites...” Dijo tratando de pasar nuevamente a su lado pero Malfoy volvió a interponerse y vio que Hermione le daba una mirada preocupada.
“¿No vas a felicitar al equipo ganador?” Comentó con arrogancia el joven de ojos plateados.
“Felicidades, Malfoy. Imagino que debe ser bastante abrumador sentir por primera vez el sabor de la victoria.” Harry sonrió de lado y Ron mostró una amplia sonrisa en respuesta, por otra parte, la sonrisa de Malfoy se había tornado amarga y su posición cambió levemente. Harry aprovechó el descuido para pasar por su lado. Hermione les dio una mirada cansada mientras tomaba a Ron por el brazo para asegurarse de que no regresaría a donde el rubio y causaría problemas. Harry los iba siguiendo discretamente. Sin embargo Draco se adelantó y lo tomó del brazo sano con ira mal contenida.
“Nunca le des la espalda a un Malfoy, Potter.” Siseó el rubio entre dientes. Harry suspiró mentalmente, por qué tenía que sentirse Malfoy tan arrogante e imprudente precisamente hoy que se sentía tan mal, no sólo por haber perdido.
Suspiró y se dejó voltear, estaba cansado y tenía hambre, el brazo comenzaba a latirle con dolorosas punzadas y dudaba que pudiera continuar el día sin antes pasar por la enfermería. Con lentitud levantó los ojos hasta los del rubio Slytherin y lo vio dudar. Seguramente había notado su expresión desanimada. Se soltó de la mano del joven con una sacudida lenta y se pasó la mano por los revueltos cabellos con igual lentitud. “¿Qué quieres ahora, Malfoy?”
“Tus amigos piensan que perdiste el partido de Quidditch por estar jugando al héroe. Nunca había escuchado una excusa tan patética.” La desagradable sonrisa se hizo presente una vez más.
Harry agrandó los ojos asombrado, no había escuchado a ninguno de sus amigos decir nada, de hecho, no creía que ninguno de sus amigos hubiera sido capaz de ver la jugada justo antes de chocar contra el campo de Quidditch. “Fue un partido justo.” Murmuró algo atontado. “Nada más.” Puso su brazo sano sobre el afectado logrando una pose despreocupada y recuperando la expresión tranquila. El rubio pareció algo conforme con la respuesta puesto que luego de darle una mirada arrogante se volteó hacia su mesa. Harry entonces continuó antes que sus amigos se percataran del leve retraso. Se acomodó al lado de Ron y tomó un panecillo dulce. El resto del desayuno pasó sin mayores inconvenientes que alguno que otro fantasma hiperactivo.
Al terminar se despidió de sus amigos para pasar por la enfermería, allí Madame Pomfrey le entregó un frasco de una poción espesa y rosada y lo despidió luego de varias indicaciones sencillas. Con paso lento regresó por los pasillos a la parte del castillo que ocupaba la casa de los Gryffindor, sus ropas haciendo un suave ruido al moverse. Los pasillos estaban vacíos, los estudiantes los habían desalojado, los Slytherin para celebrar, los demás para aventurarse en Hogsmeade o simplemente a disfrutar el día libre. Harry Potter simplemente iría a descansar a su propia habitación. Cuando comenzó su séptimo año se sorprendió de que Dumbledore le ofreciera aquella habitación. La misma se hallaba en el ala de los Gryffindor, pero no con las habitaciones comunes. En un principio se había extrañado, pero al pasar los primeros meses terminó agradeciendo el hecho aunque se sospechaba que Dumbledore se estaba tomando demasiados cuidados con su persona. Sonrió con tristeza, era de esperarse que el viejo Albus fuera el primero en darse cuenta.
Pasó frente a la foto de la mujer gorda quien le dio una mirada temerosa pero no entró, llegó hasta el final del pasillo y dobló a la derecha para tomar unas escalinatas de piedra, al final un muro que se desvaneció de inmediato al pronunciar la clave secreta. El angosto pasillo finalmente se ampliaba para formar una habitación redonda, obviamente en una de las torres del castillo. Se quitó la capa y se dejó caer con cuidado sobre la cama. Suspiró profundamente antes de tomar el frasco de la capa y seguir las instrucciones de Madame Pomfrey. El olor del ungüento era agradable, le recordaba a las rosas en plena floración cuando daban sus más hermosos colores. Dejó el frasco en una mesita y se acomodó en la cama, el aroma a rosas lo relajó y pronto se quedó dormido.
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Draco Malfoy observó la snitch mientras revoloteaba en el interior de su habitación libremente reflejando la luz tenue de las velas que iluminaban su habitación. Era tarde en la noche, su hora usual de dormir, pero no podía conciliar el sueño. Una y otra vez su mente le suplía una imagen que no quería recordar, enormes ojos verdes llenos de dolor. Podía sentir el cuerpo suave pegado al suyo y luego empujado con violenta furia. Recordaba escuchar los huesos romperse. Había levantado el brazo con la snitch y el rugido de los miembros de su casa llenó sus oídos pero su mente seguía escuchando el suave gemido, único sonido que había escapado de los labios de Potter al chocar contra el suelo.
Le había mentido a Potter. Nadie de la casa de Gryffindor ni de ninguna otra casa había comentado acerca de lo ocurrido en el partido de Quidditch, él había sido el ganador indiscutible de los dos buscadores. A la hora del desayuno Draco le había dado la oportunidad al chico dorado de jactarse por lo sucedido, le había dado el momento perfecto para sacárselo en cara y manchar su victoria pero aquella expresión en el rostro del moreno casi lo había sacado de balance. Arrugó el fino rostro en una mueca de desagrado. Que un tonto como Potter lo sacara de balance era algo que no podía permitirse.
Sólo podía pensar que todo era una treta del chico para obtener ventaja sobre él. Quizás incluso provocar una deuda de magos. Sacudió los rubios mechones de su frente con molestia. No, ambos sabían que la caída no los mataría, que mas daba si se fracturaban una que otra costilla, para eso estaba la medibruja de Pomfrey. Tampoco era como si Draco hubiera salido ileso, se había lastimado también un par de costillas pero no se había molestado en quejarse, no era como si un poco de dolor fuera a matarlo. Lo que a Draco le importaba era ganarle, aunque fuera una primera y única vez, al buscador de los Gryffindor y lo había logrado. Pero la acción del chico había logrado que su victoria se convirtiera en una amarga. Maldijo en su mente.
“Potter, Potter, ¿qué es lo que quieres en realidad?” Susurró entrecerrando los ojos. Cómo averiguar lo que realmente pasaba por la mente del chico dorado si desde que había derrotado al señor tenebroso cosa de más de un año el joven se había cerrado a casi todo contacto que no fueran sus dos patéticos amigos Hermione Granger y Ron Weasley. Hacía mucho tiempo que no acosaba al chico como en sus primeros años en la escuela, no porque le faltaran los ánimos sino porque se había vuelto aburrido. El joven no le contestaba ya con la misma saña que antes, no que lo ignorara, de una forma u otra el rubio sabía que le estaba prestando toda la atención que requería, pero algo había cambiado y no podía dar con la clave.
“Una provocación podría ser lo que necesito para que Potter confiese qué es lo que quiere realmente.” Musitó pensativo. Sí, provocaría a Potter de aquella forma cruel que solía utilizar, atacándolo con todo lo que tenía, quizás en un momento de furia se le resbalaría el por qué le había ahorrado el dolor de chocar contra el suelo. La snitch se detuvo frente a su rostro y Draco la atrapó sin mayores esfuerzos, apretándola en su mano fuertemente. Se la llevó a los pálidos labios mientras sonreía maquiavélicamente recordando cada detalle de la miserable vida de Harry y seleccionando cada insulto con calculada frialdad.
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Gracias por leer.