InuYasha Fan Fiction ❯ Agonia ❯ Nueva Realidad ( Chapter 2 )
Nota del autor: Les mencione que Sesshoumaru esta tal como en el anime? Un youkai sexy y misterioso de un solo bracito.
Gracias a Kagura y Yue que me quieren incondicionalmente, ustedes son mi tesoro de amistad.
Arline, gracias por tus palabras de ánimo y hacerme ver que tengo otras cosas mas que hacer y esta bien no tener tanto tiempo para escribir.
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Capítulo 2
Nueva realidad
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Los rayos del sol calentaron el castillo como titubeando y la luz del día no llegó hasta el dormitorio de Sesshoumaru hasta entrada la mañana. El príncipe se quedó acostado mientras prestaba atención al ruido y actividad de sus dominios. Podía percibir a todos sus sirvientes enfrascados en sus labores.
Concentrándose un poco más se dio cuenta que el aroma de Rin estaba tan lejos que apenas si pudo percibirlo y eso le provocó la más tenue de las sonrisas, finalmente y después de tanto tiempo había logrado librarse de la presencia de Rin.
Recordando un poco su desagradable conversación con Rin Sesshoumaru se dio cuenta que no comprendía muy bien porque la había protegido tanto tiempo cuando era una niña. De lo que si estaba seguro ahora que era una mujer no deseaba tenerla cerca y después de rechazar su ridícula declaración ya no tendría que verla nunca más.
El príncipe se levantó de su cama y dio un vistazo a su hombro mutilado, resopló ante el recuerdo de Inuyasha, no veía a su medio hermano desde hacía años y así deseaba seguir, finalmente se había librado de cualquier influencia humana, a partir de ahora estaría rodeado de youkais.
Tomando un kimono negro al pie de la cama se cubrió y le dijo a Jaken que podía pasar, el pequeño sapo entró sosteniendo el báculo junto a su cuerpo, con la cabeza baja y arrastrando los pies en el suelo. Al verlo Sesshoumaru levantó una ceja pero no dijo nada a la espera de que el sapo hablara primero.
"Amo Sesshoumaru ya está listo su baño!"
El youkai lo observó aprovechando su ventaja de tamaño y supo que algo extraño le pasaba a su fiel sirviente porque su actitud y forma de hablar no era lo que acostumbraba ver en Jaken, sin embargo no dijo nada y caminó hasta la habitación contigua, se sumergió en el agua despacio y disfrutó del baño.
Con los ojos cerrados, Sesshoumaru estaba convencido de que todo a su alrededor era mejor y placentero. Sabía que una vez que saliera de su habitación no tendría a nadie dándole los buenos días con un ramo de flores, ese día podría quedarse en su habitación y nadie iría a buscarlo o lo extrañaría.
Esa mañana tomaría sus alimentos en la quietud de su soledad, pasaría todo el día en silencio porque nadie le diría nada, no habría preguntas y relatos interminables que le recordaban batallas pasadas de un tiempo donde Naraku existía solo para sembrar desconfianza y dolor.
Así como estaba, con el agua hasta el pecho calentando su piel, no pensó ni un solo momento en como estaría ella, la insignificante humana que había osado declararle su amor. De todo lo que más le exasperaba era la noción de que ella se considerara merecedora de su afecto.
Resoplando fastidiado por el recuerdo de Rin, se acomodó y siguió disfrutando del agua y el aroma a sales que perfumaban el baño. Una vez que terminó se vistió con calma, decidido a disfrutar de su apacible día no se puso la armadura y la dejó junto a sus espadas.
Al salir de la habitación aspiró discretamente el aire matutino y paseó su vista por el panorama que se extendía frente a sus ojos, tal y como lo esperaba el pasillo estaba desierto y silencioso. Un panorama perfecto perturbado solo por la presencia de Jaken, el pequeño demonio dormitaba apoyado de espaldas a la pared con el báculo abrazado a su pecho.
La diminuta criatura estuvo así un par de minutos hasta que Sesshoumaru lo sacudió con una patada y abrió los ojos a todo lo que daban. Frotándose el lugar donde su amo lo había golpeado, Jaken se puso de pie para seguir al youkai en silencio.
Caminando detrás de su amo, Jaken no podía apartar sus pensamientos de Rin y le atormentaba no saber como estaba, si había comido o dormido bien. Deseaba atravesar el palacio hasta el ala sur y poder comprobar con sus propios ojos si había sobrevivido al cruel desprecio de su amo.
Correr al ala sur no era una opción así que Jaken se conformó con esperar el momento ideal para ir a visitar a su amiga, por ahora se contentaría con ver a Sukime en algún momento del día y que ella tuviera algo positivo que contarle.
(Pobre pequeña…si no la quiere no era necesario ser tan crudo, ella no huele tan feo, admito que es un aroma distinto pero no es pestilente, la niña huele a flores, muchas flores…me pregunto porque el Amo le dijo lo de colmillo sagrado, él la protegía y se preocupaba por ella, estoy seguro de eso…que habrá cambiado? Solo porque ya es una mujer?...que raro no entiendo nada…)
Jaken siguió con sus reflexiones sin perderle el paso a su amo, no quería recibir otra patada por quedarse atrás. Al llegar al patio principal Sesshoumaru recorrió las inmediaciones con la mirada, vio a un par de sirvientes apresurar el paso al notar su presencia y luego con calma y en completo silencio se elevó por los aires con Jaken a su lado. Una vez separado del suelo cerró los ojos complacido, por primera vez en muchos años podía dejar el castillo sin ninguna recomendación innecesaria de que se cuidara.
Desde la seguridad de la nube de Sesshoumaru, Jaken vio de reojo el castillo desde el aire y se concentró en el ala sur pero no vio nada, era como si no hubiera nadie. Abatido por la falta de información se tragó el suspiro para no llamar la atención de su amo, que viajaba con la vista fija en el horizonte.
………………………
Al atardecer…
Sesshoumaru regresó al castillo con un cielo teñido de anaranjado a sus espaldas la luz del atardecer creaba sombras en el jardín, como de un baile silencioso de formas que adornaban el suelo. La noche prometía ser ventosa porque las ramas de los árboles se balanceaban suavemente como susurrando palabras imposibles de entender.
Al tocar tierra, sin querer Jaken divagó con la mirada esperando en vano que Rin apareciera por alguno de los corredores para recibirlos, pero eso no sucedió y solo un panorama de pasillos silentes era su bienvenida. El pequeño youkai movió la cabeza en negación, sabía de sobra que la pequeña no volvería a recibirlos y esa nueva realidad fue como si su corazón se ensombreciera de repente.
(Que tonto soy ella no vendrá a recibirnos nunca más, espero que el amo no me necesite y así poder preguntarle a Sukime como esta)
El príncipe avanzó por el sendero que conectaba el jardín con el palacio y sin voltear le dijo a Jaken que no lo necesitaría hasta mañana. En cuanto su amo se perdió en la oscuridad de los pasillos Jaken se encaminó con rapidez en busca de Sukime.
……………………
Los rayos del sol inundaron lentamente la habitación donde Rin dormía, a pesar de sentir el calor del astro rey sobre su cuerpo la pequeña no abrió los ojos, en cambio se hizo un puñito en el piso, quería desaparecer para no seguir sintiendo aquella tristeza que la desgarraba por dentro.
Su amor había sido desechado de la manera más cruel imaginable, era como si las palabras de su amo marcaran su corazón para siempre haciéndolo incapaz de recuperarse de aquella herida.
Finalmente Rin abrió los ojos lentamente como si sus párpados le pesaran demasiado, sus pupilas se pasearon por la habitación con pereza mientras su mente repetía las palabras del príncipe con una claridad terrible, haciéndola revivir una y otra vez aquel momento de desencanto y rechazo.
Parpadeó y la sal de sus lágrimas inundó sus ojos que empezaron a sangrar gotas de cristal amargo, en medio de su sufrimiento, la parte de si misma que deseaba sobrevivir aquel dolor le susurraba que sabía bien que el rechazo era parte de la vida y sobre todo para ella.
Fugazmente el rechazo de su amo se vio opacado por el recuerdo de su vida antes de encontrarse con Sesshoumaru en el bosque. Aquel momento no se sentía mejor que cuando era una niña huérfana forzada a soportar el desprecio de los demás aldeanos simplemente porque no podía hablar.
Reflexionando se dio cuenta que quizás por eso se había enamorado de su Amo. El nunca la había juzgado o pedido nada a cambio y sin embargo ella se dejó llevar por su corazón y fue lo suficientemente atrevida para pretender ser la dueña de su amor. Aún en el piso se acomodó dándole la espalda a la puerta y refugiándose de los rayos del sol.
Los minutos pasaron interminables y Rin no encontraba la fuerza para moverse, dormitaba para no recordar y abría los ojos para seguir llorando, en un instante recordó que debía irse de aquel castillo y esa idea fue como un pesado yunque atado a su espalda. No quería irse porque sabía lo que le esperaba en las aldeas cercanas: rechazo y miradas de odio.
Mientras crecía había visitado aquellas aldeas dándose cuenta que una mujer humana que vive en un castillo youkai no era algo que pasaba desapercibido para nadie. Tenía que buscar la aldea mas alejada de todas donde nadie conociera a Sesshoumaru o a ella, de pronto el recuerdo de la cabaña donde vivía siendo una niña era la mejor opción para una vida tranquila.
(Si pudiera encontrar algo así cerca de una aldea pero que esté en los límites algo apartado y que no llame la atención…tendré que viajar mucho para encontrar algo así, eso si no me come un monstruo antes, acéptalo Rin sobreviviste todo este tiempo gracias a la protección de Sesshoumaru…por Kami que haré?...)
Lentamente Rin logró sentarse en el suelo y alargando la mano tomó sus cosas que permanecían envueltas en la tela azul, viendo todo lo que poseía soltó una risita de resignación, un peine, herramientas de jardinería, un vaso y un plato. Sujetando las cosas contra su pecho Rin cerró los ojos y respiró profundo, estaba a punto de levantarse cuando la puerta se abrió y oyó la voz de su nana llamándola.
"Rin? Pequeña estás aquí?"
Sukime venía con el alma en vilo desesperada por ver bien a su pequeña, Rin no dijo nada y medio sonrió devolviéndole el abrazo a su nana que la estrechaba con fuerza y con un nudo en la garganta porque en un momento tendría que dejarla. Cuando se separaron Sukime la inspeccionó y una vez que estuvo satisfecha tomó el rostro de Rin entre sus manos con cariño.
"Hola nana…!"
"Hola pequeña, mira tus ojitos…"
"No es nada…que haces aquí? Si él se da cuenta se molestará…"
"Disculpa que no haya venido antes pero tenía que terminar con todos mis deberes, mi niña ayer hablé con el príncipe y permitió que te quedaras…"
Rin abrió los ojos y su rostro reflejaba su sorpresa luego escuchó con atención como su nana le relataba la conversación que había tenido con Sesshoumaru. Al terminar de hablar Rin la abrazó con fuerza dándole las gracias una y otra vez, después buscó lo ojos de la youkai para preguntarle cuales eran las condiciones para que pudiera quedarse.
Al escucharla Sukime no pudo esconder su sorpresa ante la agudeza de Rin, era claro por aquella pregunta que la pequeña conocía a su amo a la perfección. Con la voz pausada la anciana le dijo a grandes rasgos las condiciones y con un poco de tristeza Rin la escuchó.
"Ya veo, no te preocupes Sukinana aquí me voy a quedar, vendrás a visitarme de vez en cuando?"
Sukime no pudo contener las lágrimas un momento más y se puso a llorar abrazada a Rin, la impotencia que sentía la youkai era como una mordaza alrededor de su corazón. No soportaba la idea de la vida que le esperaba a Rin a partir de ahora, lo único bueno era que la tendría cerca pero eso solo era la felicidad para sí misma, mientras que Rin sufriría de desamor.
Asombrada Rin esperó a que su nana se calmara para poder hablar con ella, verla en aquel estado la apartaba de su propia tristeza y la hacía reaccionar al comprender que a pesar de que su amo la había rechazado había alguien más que se preocupaba y sufría por ella. Hablando con suavidad y una sonrisa que le salía del corazón logró que su nana la viera a los ojos.
"Sukinana no llores por mí, estaré bien te lo prometo, tu eres mi única familia y estoy feliz de poder quedarme. A lo mejor es como él dijo y si se puede vivir sin amor…claro que para mi ya no es una opción, no puedo seguir enamorada de alguien que me desprecia…sabes ayer soñé otra vez con mi muerte…!"
La mirada de Rin se privó de toda emoción y se sumergió en una tristeza tan palpable que Sukime cerró los ojos para no ceder de nuevo a las lágrimas, suavemente extendió la mano para sutilmente sacarla de su mutismo, la pequeña la miró con los ojos apagados y le sonrió forzadamente respirando profundamente para no preocupar mas a su nana.
Para no seguir hablando de cosas tristes Sukime le aseguró que la visitaría todos los días trayéndole comida, Rin la escuchaba como sumergida en un lago que la adormecía de pies a cabeza, sabía que estaba despierta pero su corazón parecía negarse a latir con regularidad para no sentir dolor o angustia.
La youkai hablaba concentrada en la falta de atención que su protegida le estaba dando, pero seguía para obviar la agonía en que Rin se encontraba. Sin darse cuenta la pequeña buscó confort en el regazo de su nana mientras le decía que si a todas sus palabras.
En el momento que se recostó la anciana empezó a acariciarle la cabeza suavemente para reconfortarla hasta que no tuvo más que decirle y toda la habitación se quedó en silencio inundada por la respiración acompasada de la pequeña consolada por la ternura de su nana youkai.
……………………… ……
Cuando Jaken llegó al comedor del palacio solo encontró a Yoro acomodando los platos, el pequeño demonio iba a hablar pero sus grandes y redondos ojos se fijaron en la distribución de los platos y un escalofrío le bajó por la espalda al ver que solo había dos puestos para cenar.
El youkai cerró los ojos porque en un instante la ausencia de Rin en su vida lo golpeaba de frente con rudeza y sin miramientos. A partir de ahora no vería mas a la pequeña al otro extremo de la mesa y eso sorpresivamente rodeaba su corazón de una tristeza que Jaken nunca antes había experimentado.
Saliendo un poco de su asombro y sintiendo la mirada de Yoro que comprendía a la perfección el impacto de aquel puesto vacío, el entristecido demonio apretó su báculo como resignado, lo que sucedía era exactamente lo que su amo bonito deseaba y no había nada que hacer o decir.
"Oi Jaken!"
"Solo dos puestos…quien te ordenó eso?"
"Sukime-sama!"
"Ya veo…donde está ella?"
"En el ala sur, fue a verla!"
"Sooka!"
Yoro siguió con sus quehaceres y ni siquiera miró al percibir que Jaken lo dejaba solo y salía corriendo del comedor y en dirección al ala sur. El demonio recorrió los pasillos a todo lo que sus piernas le daban hasta que llego al ala sur jadeando. Buscó en todos y cada uno de los aposentos, a medida que avanzaba y no encontraba a Rin, iba poniéndose más nervioso con cada paso.
A punto de lanzar el báculo contra el suelo por no encontrar a la pequeña caminó hasta la última de las habitaciones y con mano temblorosa deslizó la puerta abriéndola completamente; cuando sus ojos se encontraron con la imagen de las mujeres su corazón saltó de emoción y tristeza a la vez, luego sin perder tiempo avanzó hasta ellas.
Al notar la presencia de Jaken Sukime le sonrió y llamó la atención de Rin para que viera que tenía otro visitante preocupado por su bienestar. La pequeña levantó la cabeza tan solo un poco y sus ojos se abrieron con sorpresa al reconocer a Jaken frente a ella.
"Jaken-sama!"
"Hola pequeña, como estás?"
Rin no le contestó con palabras y solo dio un gran suspiro para luego volver a acurrucarse en el regazo de su nana. Dejando el báculo en el piso el sapo se acomodó de forma tal que pudiera verlo sin levantarse. Al notar la mirada ansiosa de su amigo ella sintió la necesidad de incorporarse para escucharlo.
"Escúchame pequeña…no te desanimes, a lo mejor no es mucho pero yo…tu eres…lo que yo quiero decir es que…!"
A Rin se le aguaron los ojos al comprender lo que Jaken trataba de decirle y moviendo la cabeza con un gesto afirmativo le dijo en un murmullo que su cariño significaba mucho, luego sin poder controlarse dejó que las lágrimas hicieran surcos en sus mejillas. Alargando sus pequeños brazos el diminuto youkai la abrazó por el cuello dejando que las lágrimas empañaran su hombro.
Abrazada a Jaken su dolor parecía resurgir en su pecho ahogándola, aún así lograba escuchar una parte de su ser que avivaba una llama de esperanza para salir victoriosa de aquel mal momento. Sukime los observó completamente conmovida, presenciar tal camaradería y amor entre ellos era simplemente algo hermoso.
Reconfortada por la noción de que Jaken la quería Rin apoyó su cabeza en el hombro de su compañero y le dio un beso en la mejilla. Aferrándose un último instante antes de separarse le dio las gracias calladamente solo para volver a recostarse en Sukime.
Los tres se quedaron en silencio hasta que la pequeña se incorporó y les agradeció que la hubieran visitado, con suaves palabras les pidió que se fueran, asegurándoles que estaría bien y dormiría un poco.
"Estoy bien…mejor que se van para que no se metan en problemas por mi culpa…no quiero que me eche y convertirme en el almuerzo de cualquier monstruo apenas se cierren las puertas del castillo…sabe señor Jaken momentos como ahora pienso que hubiera sido mejor que me dejaran en aquel sendero, pero claro me hubiera perdido de tanto… no…morir es la salida fácil y además eso me convertiría en el ser débil y pusilánime que él me considera…y yo no soy!!"
Tanto Jaken como Sukime la observaron en silencio y boquiabiertos porque hablaba como si estuviera en una conversación consigo misma, escucharla mencionar su propia muerte y negarse a aceptar los calificativos de su Amo era una llama de esperanza para Sukime, porque al hacerlo demostraba una cualidad de los humanos que Rin tenía en abundancia: resolución de hierro.
El youkai sapo torció la comisura de sus labios en una sonrisa, Jaken no consideraba a la pequeña ni débil, ni pestilente y mucho menos indigna o fea; al contrario, para él aquella mujer sin aparente atractivo para el príncipe youkai, era después de su amo, el ser que más le importaba en el mundo.
Después de entregarle un plato de comida y despedirse, los dos youkais la dejaron sola en su nueva habitación. Antes de irse, Jaken deslizó la mano dentro de su manga sacando un ramito de flores para Rin, que las recibió con una sonrisa y una mirada algo melancólica.
Al recibir las flores la sonrisa si hizo mas amplia, cautivada por aquel gesto, tomó el regalo, buscó su florero las puso adentro y las colocó junto a su futón. Viendo que ambos estaban renuentes a dejarla sola, Rin se metió a la cama diciendo que tenía sueño.
Una vez que el silencio fue su único acompañante su mirada se perdió otra vez en la desilusión del desamor. Con los ojos cerrados Rin prestó más atención a la lejana voz dentro de ella, voz que la incitaba a luchar contra el dolor de su corazón. Tenía que sobreponerse, tenía que hacerlo, no había sobrevivido todos estos años para dejarse arrastrar solo porque no tenía el amor del ser más hermoso que ella hubiera conocido.
Al recordar el rostro de Sesshoumaru, soltó una risita amarga porque se dio cuenta que la belleza de su amo era paralela a su frialdad y odio por los humanos. Dando un gran suspiro probó un poco de los alimentos frente a ella y luego se acurrucó en el futón intentando dormir.
……………………
Cuatro días después...
Rin estaba en fuera de la habitación sentada bajo uno de los grandes árboles que había en el ala sur, como era de mañana los rayos del sol se colaban por entre las grandes ramas calentando su cuerpo, sostenía una flor que había encontrado y mientras admiraba el color de los pétalos, pensaba en lo que debía hacer.
(No puedo esperar que Sukime me alimente toda la vida y si él se da cuenta y le dice que no y la regaña y me echa en el proceso? No puedo permitir que mi querida nana sufra más por mi culpa…todo por enamorarme del único hombre que he conocido en toda mi vida…soy una tonta, debí hacerle caso a Sukime, lo que no entiendo es porque fue tan cruel? Yo pensé que yo le importaba pero…estoy segura en algún momento sí le importé no puedo equivocarme, claro que ahora me desprecia…los humanos me repudian y para los youkai soy una bomba fétida…por Kami, ya no quiero sentirme así como si el alma estuviera hecha pedazos en mi interior, tengo que hacer algo ya han pasado cuantos días, dos? No, creo que son cuatro o cinco…tengo que ser fuerte para que él no tenga razón…y además me dijo fea, claro él me ve con sus ojos y todo él es perfecto y deslumbrante…)
Abrumada por la espiral de ideas y sentimientos atrapada en su cabeza, Rin se llevó hasta la cabeza palpando su cabello, tenía una melena larga que le llegaba hasta la cintura en mechones irregulares, gracias a los servicios de acicalamiento de su nana.
Su cabello negro como el ébano era brillante y como único peinado tenía una parte amarrada por una cola, el mismo peinado desde que era una niña, palpando la cola movió sus dedos y la deshizo, decidiendo en ese momento que a partir de ahora llevaría su cabello suelto.
Quitarse el peinado de su niñez se sentí como si lograra liberarse un poco de los sentimientos que su corazón albergaba por el príncipe, sentimientos que sabía habían florecido en su pecho cuando ella era una niña que admiraba al poderoso youkai. Observó la cola en su mano, cerró el puño y la arrojó con fuerza lejos de ella.
"Ahh eso se sintió bien…ahora tengo que buscar cosas que me sirvan para comer como hacía antes, cuando viajamos juntos…rayos! todos mis recuerdos son de él y para él yo soy menos que nada…!"
Rin estaba a punto de romper otra vez en llanto pero se contuvo, se puso de pie se alisó el cabello con la mano, sacudió su kimono y empezó a recorrer con la mirada el espacio frente a ella.
Al sacudir su ropa se quedó viendo el colorido de su vestido y aunque le gustaba pensó que deshacerse de la cola era solo el principio, quizás cambiar de vestuario podría ayudarla aún más a superar su depresión.
Motivada por su deseo de sobrevivir y no molestar a su nana, empezó a recorrer todo el lugar y pronto estuvo adentrada en la arboleda que llegaba hasta los muros del castillo. Era como un bosque pequeño lleno de pájaros, flores y varias plantas que rápidamente recordó como comestibles.
Rin soltó una risita al encontrar hongos al pie de un árbol, eso le recordaba sus incontables fogatas en compañía de Jaken cuando esperaban por su Amo. Empujando la noción de Sesshoumaru fuera de su mente, se arrodilló para recoger unos cuantos hongos, llevarlos de regreso a su habitación y asarlos.
Estuvo un rato mas caminando y antes de que oscureciera por completo decidió regresar a su habitación segura de que Sukime iría a visitarla, tal y como lo había hecho los últimos cuatro días. Al estar más o menos cerca del ala sur escuchó los gritos de su nana llamándola y sin pensarlo echó a correr dejando caer los hongos.
Sukime estaba de pie frente a la habitación gritando el nombre de Rin con las manos cubriendo su boca para hacer mas fuerte el sonido, mientras corría asustada por el tono desesperado en la voz de la anciana la pequeña le gritaba `aquí estoy Nana'
Cuando finalmente llegó al ala sur y con su nana, Rin se topó con que Sukime estaba al borde de un colapso nervioso y pensó lo peor, en su mente su nana estaba así porque seguramente tenía malas noticias para ella.
"Nana porque gritas? Aquí estoy!"
La anciana se volvió y se lanzó sobre Rin en un abrazo que amenazó con sacarle todo el aire de sus pulmones mientras daba las gracias una y otra vez. Un poco confundida por aquella actitud, la pequeña se liberó de los brazos de su nana para preguntarle que era lo que le pasaba y porque daba gracias.
"Que tienes Sukinana, gracias porque?"
"Ay mi pequeña cuando vine y no te vi pensé lo peor…donde estabas?"
"Caminando por ahí…oye acaso creíste que estaba muerta o algo así? NANA!!"
Ya Rin se había separado completamente y miraba a la anciana con un reproche bailando en sus pupilas, Sukime hizo una mueca de resignación y volvió a abrazarla mas fuerte aún.
"Sukime-sama no me voy a quitar la vida solo porque él me rechazó, quiero vivir entiendes? No me importa si lo hago aquí, sola. Te tengo a ti y a Jaken y eso es suficiente razón para no abandonar este mundo…me diste un susto horrible y tiré mis hongos…ya vengo iré por ellos!"
Siguiéndola de cerca Sukime le recordó que la del susto había sido ella y que para la próxima le avisara que iba a dar paseos en el justo momento que ella llegaba a visitarla. Sin voltearse Rin torció los ojos y se carcajeó como burlándose de los regaños, al llegar al lugar donde había tirado los hongos se alegró porque estaban intactos.
"Y eso Rin? Para que recoges hongos del piso yo traje comida, está en tu habitación!"
"Lo sé pero no puedo esperar que lo hagas todos los días, Nana no soy una habitante grata en el castillo, permanezco aquí por tu bondad y no quiero abusar, además estos son muy ricos!"
"Pero pequeña!"
"Dime una cosa, él sabe que me traes comida todos los días?"
"Pues…se lo debe imaginar, yo no descuido mis quehaceres!"
Rin resopló porque no tenía argumentos para seguir discutiendo con su nana, caminaron de regreso al ala sur bajo un manto de estrellas brillantes y numerosas. Cuando se sentaron para comer Rin saboreó la deliciosa comida y secretamente dio gracias por su vida y por tener a Sukime con ella.
Mientras comían Sukime le contó como estaban las cosas en el castillo y de lo extraño que se sentía estar sin verla por los pasillos todos los días. Rin la escuchó en silencio, masticando lentamente y con ganas de preguntarle sobre algo que la llenaba de curiosidad, poniendo los palillos a un lado la pequeña decidió saciar su natural curiosidad.
"Nana no te cansas de estar viniendo hasta aquí todos los días, si quieres podemos vernos cada dos días"
"Que NO!! Deja de decir disparates!"
"Está bien no te pongas así…quiero preguntarte algo, como era el señor Inutaicho?"
Con aquella pregunta a Sukime el rostro se tiñó de una melancolía tal que Rin se arrepintió de haberle preguntado, sin embargo su nana le aseguró que los recuerdos de él, eran todos gratos y su único pesar era que Sesshoumaru no tuviera algo del gentil y tolerante carácter de su padre.
"Verdad que él se parece mucho?"
"Es su viva imagen, pero solo eso. Inutaicho-sama sabía cuando ser fiero y cuando gentil…um ahora que lo pienso tu te pareces en algo a la Princesa Izayoi, además de tu belleza eres gentil y te preocupas por las personas a tu alrededor…"
A Rin se le iluminó la mirada por la comparación con la Princesa Izayoi, pero sus ojos se apagaron porque sabía que a los ojos de Sesshoumaru ella era insignificante.
Sukime la miraba de medio lado y al ver como se le oscurecía la expresión la tomó por la barbilla con suavidad para verla de frente, la sonrisa de su nana era reconfortante y Rin estaba agradecida de tenerla en su vida.
"No pongas esa carita pequeña, él no sabe lo que dice su corazón está tan lleno de soledad y tristeza que ha endurecido su alma, tu eres preciosa!"
"Nana gracias pero él siempre ha sido así?"
"No siempre hubo un época cuando su mama estaba viva que era un muchacho normal un poco serio pero no como ahora…"
Rin no preguntó nada más porque sabía perfectamente que el tema de la madre de Sesshoumaru era un muy delicado para Sukime porque removía recuerdos felices y amargos a la vez. La madre de Sesshoumaru había muerto trágicamente y eso era lo único que Rin sabía.
Para desviar la conversación la pequeña le pidió que le contara mas de Izayoi y gustosa Sukime la embelezó con relatos del amor entre Izayoi y el Poderoso Inutaicho. Aquella historia era tan trágica y romántica a la vez que una vez más Rin se sintió sofocada por los sentimientos en su corazón.
Tratando de ser fuerte Rin suspiró profundo ignorando la punzada en el estómago y anhelando con todas sus fuerzas que algún día pudiera pensar en su amo sin sentir la necesidad de romper en llanto. Lo que ella realmente quería era repetir la historia de amor del padre de su amo pero eso era solo una ilusión que se haría realidad solo en sus sueños.
Una vez que Sukime se retiró al castillo dejándola sola ella pudo llorar a sus anchas la tristeza de saberse rechazada y destinada a una vida sin amor.
……………
Días mas tarde…
Ese día Rin no había dormido mucho y estaba despierta desde muy temprano, sabía que Sesshoumaru no estaba por lo que decidió aventurarse al castillo. Aquel día era uno de los peores porque era como si una ola gigantesca de recuerdos la revolcara en las arenas de su amor no correspondido.
Eran casi 2 semanas desde la última vez que viera a Sesshoumaru y habían sido catorce días terribles de debatirse entre lo que sabía tenía que hacer y la renuencia de su corazón a desligarse de aquel amor. Había momentos en que ni las lágrimas parecían aliviar el ardor en su pecho y eso la desesperaba porque no lograba ver una luz al final de aquel túnel de agonía.
Agobiada por su soledad pasaba los días paseando entre los árboles y hablando consigo misma para aferrarse a su cordura y recordarse que a pesar del dolor seguía con vida.
Justamente por eso había decidido ir en busca de Yoro, quería pedirle que le diera semillas para hacer algún tipo de huerto y así mantenerse ocupada. Deseaba plantar flores como lo había hecho antes pero las flores también le recordaban a su amo, en realidad todo en su vida estaba ligado a él y eso la atormentaba robándole la paz.
Despacio se sentó en el futón y con los ojos cerrados palpó su cabello, se levantó y caminó para prepararse el baño. Una vez que se refrescó su cuerpo pareció revivir tan solo un poco, con lentitud se acercó a donde estaban sus kimonos y sin prisa se hinco en el piso.
Sus ojos se quedaron fijos en los vestidos que hasta ahora había usado, eran kimonos de colores alegres, adornados con flores que reflejaban su estado de ánimo alegre y enamorado.
Junto a aquella cascada de colores estaban doblados cuatro kimonos que Sukime le había mandado hacer tan solo hacía un par de meses antes, uno negro con diminutas flores blancas, uno azul y dos púrpura, todos confeccionados con la seda más fina.
Deslizando sus dedos sobre la tela, la mente de Rin divagó un instante recordando la persona que había sido tan solo unas semanas antes, una mujer que estaba pensaba que vistiendo de cierta forma atraería la atención de su bello amo y lograría que la viera con ojos de amor.
En silencio Rin soltó una risita amarga y se aguantó las ganas de llorar, estiró la mano, tomó el kimono negro se lo puso, luego se cepilló y salió de su cuarto para tomar un poco de sol y encaminarse al castillo.
A medida que avanzaba hacia el castillo se sintió extraña por tenía la sensación de estar cometiendo algún tipo de crimen al traspasar el límite invisible pero innegable que la distanciaba de Sesshoumaru.
Cualquiera que la viera en aquel instante no la hubiera reconocido, porque el cambio en ella era latente, aún en la forma que caminaba, su andar no era rápido y vivaz como antes, ahora sus pasos eran suaves y silenciosos, tanto que por momentos parecía flotar.
Pronto estuvo en el palacio y tragando saliva dudo un instante, no quería que nadie la viera para no poner en peligro su estadía, viendo en todas direcciones avanzó escabulléndose por los corredores. Finalmente llegó a la cocina del palacio y al entrar al recinto lleno de olores y aromas deliciosos sus ojos reconocieron la figura de Yoro de espaldas.
Rin se acercó titubeando porque lo único en que podía pensar era que su aroma era sofocante para los youkais, sin embargo estaba decidida y apretando los puños a sus costados se aproximó hasta Yoro que cocinaba ensimismado. Ella no se dio cuenta que desde la esquina opuesta, Yuma y Sukime la observaban en silencio y a la expectativa porque no sabían con exactitud lo que pretendía.
"Yoro-sama?"
El youkai se volteó a verla sonriente aunque sabía que estaba ahí aún antes de que ella hablara tuvo la cortesía de esperar, dejando la cuchara a un lado movió todo su cuerpo para concentrarse en ella.
Al verla de cerca Yoro notó que estaba nerviosa y entrecerró los ojos tratando de descifrar el porque, mirando fugazmente sobre el hombro de Rin se percató de la presencia de su esposa y a Sukime viéndolos como conteniendo la respiración.
"Dime pequeña?"
"Quiero que me enseñes a preparar arroz…el que tiene las cositas verdes es que me gusta mucho!"
Yoro se le hizo un nudo en la garganta, porque los ojos de Rin habían perdido un poco de su vivacidad y sintió pena por ella pero se concentró en el inusual pedido de la pequeña.
"Porque, ya no te gusta como yo lo preparo?"
"No es eso…es que quiero hacerlo yo misma para no molestarlos. Yoro prometo hacer mi mejor esfuerzo y si mientras me estas enseñando mi olor te molesta mucho me dices y yo saldré rápido el ala sur. Por favor no digas que no, te lo suplico!"
Al escucharla a Sukime se le estrujó el corazón en el pecho y apretó los labios para no decir nada y esperar que Yoro contestara aquella petición que sin duda demostraba que Rin tenía más fortaleza de la que Sesshoumaru imaginaba. Lo que realmente atormentaba a Sukime era la nueva obsesión de su pequeña por su aroma.
Ella como todos en el castillo se había acostumbrado a su singular perfume, que con su desarrollo como mujer se había intensificado más pero no era sofocante ni pestilente, simplemente diferente. La vieja youkai no lograba darle descanso a la idea de que el príncipe había sido brutal y excesivamente cruel con Rin por alguna razón desconocida.
Yoro la miró intensamente un par de segundos y luego su rostro se iluminó con una gran sonrisa, la tomó por los hombros y le dijo que gustoso le enseñaría a preparar el arroz que tanto le gustaba.
"Será un placer tener una aprendiz, quieres empezar ahora?"
El rostro femenino se transformó al escuchar el entusiasmo del youkai y la sonrisa fue tan sincera que Sukime suspiró complacida, Rin sintió ganas de llorar de la emoción pero se contuvo mientras aceptaba la idea de empezar de inmediato con un movimiento de cabeza. Con suavidad Yoro la atrajo en un abrazo y cuando la tuvo cerca le susurró al oído que su aroma no era feo.
"Tu aroma es distinto es todo, no te preocupes por eso niña!"
"Muchas gracias Yoro-sama!"
"Un placer, ahora pongamos manos a la obra!"
Rin escuchó y puso atención con un entusiasmo que la apartó de su pena todo el tiempo que estuvo en compañía de Yoro, que feliz le enseñó como preparar diferentes tipos de platos todos a base de arroz. Cuando ella le preguntó si podía facilitarle algunas semillas para sembrarlas el youkai la miró con asombro al escuchar la respuesta Yoro admiró la determinación de Rin para luchar contra su dolor.
"Semillas para plantar?"
"Hai, encontré un lugar donde la tierra es excelente y creo que puedo hacer algún tipo de huerto y así no molestar tanto…tengo que hacerlo Yoro-sama sino voy a volverme loca de tanto pensar y recordar, verdad que después de un tiempo ya no me va a doler tanto?"
La mirada de Rin estaba perdida y sendas lagrimas bajaban por sus mejillas pero en su voz había más esperanza que desesperación y con una mano en su hombro el youkai le contestó que si. Ella sonrió esquivando la mirada de su maestro y disimuladamente se limpió las lágrimas para seguir con lo que estaba haciendo.
Pasaron las horas y cuando fue tiempo de la cena Rin se despidió de todos y salió de la cocina como un alma perseguida. Envueltos en un trozo de tela llevaba semillas, arroz crudo, un utensilio para cocinar arroz y un plato de comida que ella misma había preparado.
Al llegar a su habitación se dio cuenta que venía corriendo porque le daba terror que Sesshoumaru regresara de improviso y la viera rompiendo su palabra de permanecer apartada. Lo que la pequeña no sabía era que alguien en el castillo la había descubierto y solo estaba esperando el momento para hacer sufrir mas a la pestilente y molesta humana.
……………………… …
A/N: Y bien que tal? Como siempre se aceptan tomatazos!
Gracias a las Sempai 1 y 2 porque siempre me apoyan muchísimo y felicito a la Sempai 2 por su primer fic y gracias a Lou-asuka (Sempai1) por su actualización y sus testa-reviews
Adri: Estos capítulos no son muy largos pero te prometo que el del doctor si lo será y espero tenerlo listo en los próximos días.
Mayreni: Disculpa que no te haya agradecido tu review es que tu mail es parecidísimo al de otra amiga, gracias por leer.
A Naoko y a Eva: Hace rato no las veo donde están amigas?
Arsionoe: Rin tiene que quedarse en el castillo para que se ponga la cosa interesante jejeje
Alcione: Muchas gracias por tu mega review le estas haciendo la competencia a los de mi querida Lou.
Numat: No llores tanto pobechita!!
Fabisa: No creo que con esto llores!
Pandora Youkai: Jejejeje no estas de acuerdo con este sufrimiento? No te preocupes te prometo que no todo será tan triste.
Rin Chan: Como puedes ver aun esto no termina, al contrario apenas empieza.
Inu_Sessho: Tienes razón Sessh se pasó de cruel pero ya vas a ver que todo se pone mas interesante.
Angel sin alas: jejeje esa idea del amor fraternal no esta mal.
Mizuho: Tu review es tan…tan, se siente el amor en el ambiente! Jejejeje Me encanta cuando amenazan mi integridad.
Fénixgirl: Es un honor que por mi culpa ahora te guste Sessh/Rin…awww mi misión esta cumplida, jajaja
Ashura: Zetus se para con un chaleco blanco para que los tomatazos se vean mejor es que tardé mucho pero espero que valga la pena.
Nelly_cc: ME la vole? Jejejeje si algo parecido!
Fanart Angel: Aquí está para que leas como a ti te gustan de angustia y dolor.
Trigresita: Gracias por tu review gracias por el apoyo.
Umi: Aquí trillones de horas después podrás saber pasó.
Sussy: Gracias por el review y tienes razón este grosero si se parece mas al sexy Sesshoumaru.
Agaue: Gracias por leer y te prometo sacar un rato para leer tus fics.
Syrenbattou: Gracias otra lectora agresiva ahh! me encanta cuando sacan armas de filo para exigir actualizaciones jejejeje.
SBM-Angie: Gracias por tu halagador review y como veras decidí que Rin se quede en el castillo.
Dani: Tan linda como siempre apoyándome, me encanto lo cortarse las venas y echarse limón. Espero que este capitulo te guste.
Ana: lo que dijiste es exactamente a lo que se refiere este fic, por aquí decimos que por la boca muere el pez. Jejejeje
Crystal- Darling: Me alegra poder contar contigo y recibir tus reviews siempre es un placer.
Espero no haber olvidado a nadie, besos y abrazos Zetus