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Capitulo III
La Miko apresuro su paso, con la niña en sus brazos. Creo un aura protectora para que no siguiera perdiendo sangre y su respiración regresara al ritmo normal. Pero era inútil, Rin se le moría en los brazos y ella no permitiría que otra persona muriera.
Llego al castillo, una ráfaga de viento, ocasionada por su aura sagrada las puertas se abrieron y los demonios que vigilaban la entrada la miraron con sorpresa. Era la primera vez que Kagome entraba por la torre del lado oeste del castillo… era la primera vez que ellos la veían.
Subió a unos de los cuartos que estaba a la derecha de la habitación de Tsukino- sama y ahí dejo a la niña mientras buscaba las hiervas medicinales y las mezclaba con un poco de su sangre.
La respiración de Rin era pesada y lenta, no movía su cuerpo y sus ojos no se abrían. Kagome la curo y vendo lo más rápido y cuidadosa que pudo. Entonces recordó la piedra azul de la cual Tsukino le había encargado cuidar. La tenia con ella en una bolsita de cuero la saco y la coloco al lado del cuerpo de Rin. Y dijo un conjuro, creando una barrera protectora alrededor del cuerpo de la niña y salio del cuarto. Eso la protegería por si algún demonio del castillo la encontraba e intentaba hacerle daño.
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Tres semanas desde el encuentro de la pequeña Rin habían pasado. Y Kagome le dedicaba todo el tiempo a la niña. No se separaba de su lado, velaba por ella día y noche. No dormía, ni comía, solo la miraba y rezaba… esa era su vida ahora.
Rin continuaba con sus ojitos cerrados, y sin moverse… tres semanas en el mismo estado.
Ahora se encontraba dormida en la cama del cuarto de Kagome, ella le había pedido a Yue que lo hiciera, con su carita de ángel aun con unos cuantos raspones que no había cicatrizado por completo. Sus ojos, mencionado antes no abrían. Y Kagome esperaba todas las mañanas por un movimiento que le anunciara que la niña pronto despertaría pero nada ocurría… y si Rin continuaba así, su corazón no soportaría y dejaría de latir.
El cuerpo de la niña seguía vendado, y su kimono el cual había sido destrozado por lo que la ataco había sido sustituido por uno color rosa el cual resaltaba lo pálida que estaba la piel.
Kagome tenía un paño con el cual humedecía los labios de Rin.
Ya era medio día, y nada sucedió… tendrían que esperar otro día mas…
Kagome- dijo Yue mientras entraba al cuarto.
¿Que sucede?-pregunto mientras sobaba los cabellos de la niña.
He enviado a un grupo de Youkais a buscar al amo de esta humana- dijo el.
Se llama Rin- comento Kagome.- y no seas despectivo, te recuerdo yo pertenezco su raza.- aclaro la sacerdotisa.
Lo siento- se disculpo Yue.
Ella no respondió, solo se levanto de la cama y se acerco a la ventana…- por favor Rin tienes que despertar- suplico Kagome a los cielos.
Tsukino-sama, dame la sabiduría para curarla- rogó.
Todo estará bien- dijo Yue, quien esta tras ella y rodeaba su cintura con sus brazos.
Yue- murmuro Kagome, sus piernas temblaron al contacto con el Joven Youkai.
No me pidas que te deje Kagome- dijo- por favor déjame abrazarte- suplico.
Pero nosotros no debemos- le recordó, mientras intentaba retirar sus manos de la cintura, pero era inútil Yue no cedía.
No Kagome, estoy harto de seguir las reglas, te amo y lo sabes- dijo el joven finalmente.
Esas palabras- susurro Kagome.
Si, ellas la habían escuchado antes, la noche anterior a la batalla final. Inuyasha se acerco a ella, mientras sostenía un fragmento de la perla. Kagome lo purificaba.
Se sentó a su lado y la abrazo. Ella se sorprendió y el dijo las palabras que ella anhelaba escuchar…
Te amo Kagome, lo sabes bien- convirtiéndose ese el último recuerdo hermoso de Inuyasha.
Kagome seguía siendo abrazada por Yue, había algo que no estaba bien… ella cerraba sus ojos lentamente como si cayeran en un trance. Yue la seguía abrazando y cada vez más acercaba sus labios al cuello de la joven.
El cuerpo de Kagome descansaba en los brazos de el. Y no podía hacer nada para controlarlo… era Yue quien se apoderaba de ella… sin ella saberlo.
Yue poso sus labios en el cuello de la hermosa Miko. Y lo saboreo, con su otra mano removió un poco el kimono de Kagome hasta dejar su hombro descubierto y besarlo de igual manera… era cierto que el y Kagome no podían ser algo, pero una vez se entregaran nada los podría separar y seria aceptados como pareja.
Pero el plan de Yue fue interrumpido por un quejido que se escapo de los labios de Rin, esto hizo que Kagome reaccionara.
Se saco de los brazos de Yue y acomodo su kimono.- te puedes retirar- dijo ella en tono de voz seco.
El solo arrugo el entrecejo y se salio del cuarto dejándola sola.
Vamos pequeñas, abre los ojos- suplico.
Sess…sessh…omaru-sama- dijo la niña.
Llama a su amo- pensó Kagome
Los parpados de Rin, se movieron un poco… finalmente se abrieron, por fin Rin había despertado.
Por impulso Rin abrazo a Kagome, quien la recibió sorprendía.
No me deje- suplico la niña.
Tranquila- dijo Kagome acostándola de nuevo.- estas a salvo.
Lady Kagome?- dijo la niña, la había reconocido.
Si Rin soy yo- contesto
¿Que hace aquí?-pregunto, vaya lo curiosa no se le había quitado. A pesar de ser toda una jovencita, a Kagome le gustaba ver a Rin como una niña y como eso la trataría.
Eso una historia muy larga, mejor dime si recuerdas como llegaste a estos territorios- dijo Kagome.
La niña bajo mirada- fue un ataque al castillo- respondió la niña.
Yo estaba dormida, cuando sentí que el señor Sesshomaru entro en mi cuarto y me cargo- las lagrimas salieron de sus ojos- le pregunte a donde íbamos, el no respondió a mi pregunta, solo me dijo que me protegería con su propia vida y me sonrió- dijo ella.
¿Le sonrió?-pensó Kagome, el lazo que unía a Rin a Sesshomaru debía ser muy fuerte.
Y lo ultimo que recuerdo es el sonido de una explosión - finalizo.
Ya veo- dijo Kagome.
Pero también recuerdo que unos días antes, el señor Sesshomaru estaba hablando con un joven lobo, y decían que una fuerza maligna se desplazaba desde el sur de la región- dijo Rin
Sur?- se pregunto Kagome- Inuyasha- dijo abriendo los ojos en impresión.
Rin se quejo de nuevo.
Debes descansar, come un poco y duerme- dijo Kagome sonriendo.
Lady Kagome- dijo Rin- se parece mucho a la sacerdotisa que el amo Sesshomaru encontró muerta en el camino, unos días después que ese ser llamado Naraku muriera- comento la niña.
¿De quien me hablas?-pregunto
No recuerdo muy bien su nombre, pero tenia el cabello largo y sedoso como el suyo y vestía como sacerdotisa, iba herida, Sesshomaru-sama no la pudo revivir- dijo la niña.
Kikio- musito Kagome.
Si ese es su nombre, la señorita Kikio- comento la niña.
Ya veo, es mejor que me retire, tengo cosas que hacer- dijo Kagome y se retiro.
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El mato a Kikio- dijo Kagome apretando sus puños- el le ocasiono esto a Rin y no dudo que haya sido el, el que ataco el castillo. Maldito Inuyasha te voy a destruir- se decía Kagome para si misma.
En sus pensamientos Kagome tropezó con Yue.
Kagome- dijo el sosteniéndola de los hombros.
Han encontrado algo en nuestros territorios?-pregunto
Si, una pierda muy extraña de color verde y el cuerpo de un demonio- dijo el.
Sesshomaru- dijo Kagome.
¿En donde esta?-pregunto
En los cuarto de la torre norte del castillo- contesto.
Kagome se disponía marcharse, pero Yue la detuvo.
Sobre lo que paso hoy en el cuarto- el fue interrumpido.
Te pido que guardes tu distancia, o me veré obligada a poner una barrera entre tu y yo.- contesto con enojo y se retiro.
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Kagome entro al cuarto, había un demonio curándolo.
Retirate- dijo ella.
El obedeció y se fue.
Kagome tomo las hiervas medicinales y las unto en Sesshomaru para después poner el vendaje sobre sus heridas.
Lo detallo, sus ropas estaban en el mismo estado como encontró las de Rin. Su rostro estaba golpeado y cortadas en sus brazos era fácilmente vistas.
Acaso tu medio hermano hizo esto?-pregunto en voz baja.
Sesshomaru se movió un poco
Por lo menos es mas fuerte y estoy segura que se repondrá pronto- dijo sonriendo.
Pero que demonios pasaba, desde cuando sonreía por ver a Sesshomaru recuperándose…
Ella sacudió su cabeza.
Kagome apoyo sus manos en la cama, y sintió como algo agarraba una de ellas. Miro, y era la mano herida de Sesshomaru la cual sujetaba la de ella, y de sus mejillas de apodero un rubor.
Desde la puerta de la habitación alguien miraba la escena. Yue maldijo para sus adentros, el sabia lo que pasaría si era Sesshomaru aquel del cual la profecía hablaba. Y no estaba dispuesto a perder a Kagome.
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En un salón que había en la parte baja del castillo, en donde solo había vitrales con imágenes extrañas en ellos los rayos del sol dejaban de alumbrar una de esas pinturas…
El primer paso de la profecía se había completado… el poderoso Youkai del norte, había sido encontrado y llevado hasta la sacerdotisa.