InuYasha Fan Fiction ❯ Un principe enamorado ❯ Mama ( Chapter 31 )
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Capítulo 31
Mamá
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Una vez que Van prometió no decir nada del embarazo de Rin, Sesshoumaru caminó de regreso donde su mujer. No fue necesario que recorriera toda la distancia, porque ella le salió al encuentro con una gran sonrisa, motivada por la alegría de saber que Meilín estaba interesada en Shippou. Cuando estuvo cerca, le brincó encima aferrándose a él por el cuello, Sesshoumaru la sostuvo entre sus brazos, recibiendo sus besos con una sonrisa.
“Mi amor, quiero pedirte algo!”
“Que será?”
“Estaba pensando en ir a visitar a Sango, me llevas?”
“Si, pero primero tengo algo que decirte!”
Ladeando la cabeza como cuando era niña, la princesa sonrió y siguió a Sesshoumaru hasta estar a la sombra del gran roble que dominaba el jardín principal. Una vez acomodados, le acarició las mejillas con ternura. Embelezada por las caricias, se pegó a él y lo besó con ternura, mientras Sesshoumaru buscaba las palabras adecuadas para darle la gran noticia.
“Rin que es lo que mas ansías?”
“Eso es fácil, estar contigo y tener bebes perritos porque?”
Ella se lo quedó viendo un instante y comprendió porque la miraba con tanta emoción, como si quisiera gritar. En el acto se le pusieron los ojos rojos y llevándose la mano al pecho para tomar aire profundamente, la princesa tragó saliva y le preguntó con la voz entrecortada si iba a ser mamá.
“Así es!”
“Ósea que voy a tener un hijo tuyo!”
“Si…Rin estas bien?”
“Estas completamente seguro?”
“Hai…”
“Voy a ser mamá, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!”
Sesshoumaru respiró tranquilo, por un momento le pareció que de la emoción se iba desmayar. Rin se echó una carcajada viendo a su marido con los ojos completamente rojos y chispeantes de la emoción. Sentía su felicidad fluir como un torrente de alegría líquida. Abrazándolo por el cuello empezó a darle besos y darle las gracias por su primer bebé. Dando un respiro, empezó a hablar atropelladamente, vocalizando todos sus pensamientos y preguntas. Sesshoumaru trataba de responder lo mejor que podía, pero realmente era inútil, porque estaba demasiado exaltada y feliz, hablando sobre el color de los ojos, cabello o si sobre si el cachorro sería un youkai puro o un hanyou.
Cuando le preguntó si tenía preferencia porque fuera niño o niña, Sesshoumaru fue sincero y le dijo que le gustaría que el cachorro naciera sano y fuerte. Rin sospechaba que ansiaba un varón, por lo que deseó que así fuera. En medio de un beso amoroso, escucharon un ruido entre los arbustos a pocos metros. El príncipe ya los había detectado, pero no dijo nada para que los pequeños se delataran. Volviéndose hacia donde se escuchaba los cuchicheos infantiles, Rin les pidió que salieran.
“Niños salgan ya, tengo que darles una gran noticia, voy a ser mamá!”
No había terminado de hablar cuando ambos salieron de su escondite dando gritos de alegría y hablando entre si de cómo iban a jugar y cuidar del bebé perrito. Sesshoumaru los miró de reojo, pensando que quizás su primer cachorro iba tener demasiados niñeros. Una vez que los pequeños cubrieron de besos y abrazaron a Rin, se lanzaron sobre Sesshoumaru para felicitarlo. Luego, juntando las manos como suplicando, los pequeños le pidieron permiso para contar la gran noticia a todos los demás. Cuando el youkai dijo que sí Rin sonrió impresionada. En cuanto los niños salieron disparados, le preguntó porque les había dado permiso. Abrazándola por la cintura, se tomó su tiempo para contestarle.
“Déjalos, este es solo el primero de nuestros cachorros…”
“Si pero yo pensé que…”
Las palabras de la princesa se vieron ahogadas ante los besos de Sesshoumaru, que con suavidad la acostó sobre el pasto acariciándola por los hombros. Mientras la besaba, le susurró que estaba feliz de ser papá.
“En serio?”
“Ajá, este cachorro tendrá la madre mas hermosa y cariñosa!”
“Este bebé es el producto de nuestro amor!”
“Exacto!”
Rin se retorció al sentir como Sesshoumaru deslizaba sus manos sobre ella, aflojando el kimono para poder acariciarla. Cuando le sugirió regresar a la habitación, no puso resistencia y se dejó cargar. En el camino, se encontraron de frente con Meilín, que en una reverencia los felicitó. Fue el mismo príncipe quien le agradeció por los dos, pidiéndole que les llevara un poco de sake a la habitación.
Al llegar, Rin dejó que la acostara en el futón y en silencio la cubriera de besos. Casi lloró de la emoción cuando tiernamente, el príncipe detuvo las caricias en su estómago. Enredando ambas manos en la melena plateada, dio un gran suspiro y observó al youkai descubrir la piel de su vientre con los ojos cerrados. Aflojando más su kimono, Rin dijo el nombre de su marido en un suspiro, quería que le hiciera el amor con la noción de llevar su primer hijo en sus entrañas.
Sesshoumaru estaba listo para desvestirla completamente, cuando la voz de Meilín anunció que dejaba el sake en el piso. Desde adentro, le dio las gracias y le pidió privacidad. Haciéndole el amor con la noción de ser padre cambiando su perspectiva de la vida, Sesshoumaru se regocijó con el sentimiento de amor verdadero que significaba tener a Rin como esposa y madre de sus hijos. Abrazándola por la espalda, le preguntó si había pensado en algún nombre para el cachorro.
“No sé mi amor, que tal Inutaisho?”
Girándola para poder verla de frente, Rin se rió al contemplar la expresión de Sesshoumaru, asegurándole que era un nombre muy distinguido, digno del hijo del príncipe youkai más poderoso de la historia. A pesar de su felicidad, había algo que la atormentaba, él se había casado con Sokoe en busca de descendencia pura, sin embargo, ahora era diferente. Notando el cambio de humor, el príncipe la interrogó jugando con su cabellera.
“Es que…nuestros bebés no serán puros como tu quieres!”
“Pequeña no te preocupes por eso. Serán cachorros hermosos, vamos a dormir un rato para que descanses”
“De verdad no te importa?”
“No, ahora a descansar!”
“Te quedas conmigo?”
“Claro!”
Rin se acurrucó y cerró los ojos en busca de un rato de sueño reparador. Se quedó dormida casi de inmediato, ante las caricias de su marido. Sesshoumaru esperó a verla dormida profundamente, para salir a pasear al jardín. Estaba tan feliz que sentía como si el corazón llenara todo su pecho.
……………………… 8230;
Kali entró corriendo a la cocina y se topó con su padre y Sukime en medio de un tierno pero clandestino beso. Impactada, se detuvo y la noticia del embarazo de Rin se secó en su garganta. Descubiertos, tanto Folken como Sukime no pudieron evitar sonrojarse como un par de muchachos. Nervioso, Folken saludó a su hija para aligerar el silencio entre ellos. Los minutos pasaron y lo único en la mente de la niña era la imagen de su padre besándose y abrazado con otra mujer. Sin saber muy bien que hacer, intentó acercarse pero en el momento que se movió, la pequeña se echó a correr despavorida.
Descorazonado, Folken no hizo intentos por seguirla, sabiendo que necesitaba tiempo y espacio. De pie en la cocina, Sukime sentía ganas de llorar. Le había pedido a Folken que conversara con su hija, para evitar cualquier situación desagradable, pero era demasiado tarde. Desanimada, salio de la cocina y fue hasta su habitación para estar sola un rato, estaba muy ilusionada pero eso no incluía romperle el corazón a la pequeña. Corriendo con los ojos llenos de lágrimas, la pequeña no se percató que iba chocar de frente con el príncipe. Percibiendo las lágrimas infantiles, Sesshoumaru se preparó para recibir a la pequeña sin que se lastimara. Al chocar con el youkai, Kali rompió a llorar aferrándose a él como si su vida dependiera de eso. Después de varios minutos de desconsolado llanto, el príncipe le preguntó que sucedía.
“Que sucede pequeña?”
“Mi papá ya no me quiere!”
Sesshoumaru imaginó que los había visto besándose o abrazados, comprendiendo la angustia de la niña. Dándole tiempo para que se calmara, la dejó llorar, luego sin que él se lo pidiera, la niña le contó lo sucedido.
“Yo entré a la cocina para contarle que Rin va ser mamá y se estaba besando con Sukime-sama, yo creí que Sukime era mi amiga pero la odio!”
Con tono pausado, el youkai le pidió que levantara el rostro para poder hablar con ella. La expresión infantil le recordó tanto a su esposa, que se sintió conmovido. Tampoco había olvidado el gesto de aquella pequeña, cuando en medio de su desesperación por no tener a Rin, le había regalado una flor para animarlo.
“Recuerdas cuando Rin no estaba en el castillo?”
“Ajá!”
“Como te sentías?”
“Triste y sola!”
“Y ahora que regresó?”
“Estoy feliz!”
“Es probablemente lo que siente tu padre con Sukime, una gran felicidad de no estar solo!”
“Pero…yo no quiero otra mamá!”
“A veces uno tiene que pensar en lo que los padres quieren o necesitan…!”
Kali se lo quedó viendo con los ojos abiertos, aun cuando no comprendía muy bien a los adultos, podía reconocer la sinceridad y sabiduría en las palabras del príncipe. Saber que no era la única que había perdido a su madre, la reconfortaba. Limpiándose las lágrimas, le preguntó con voz muy queda si Inutaisho había dejado de quererlo al casarse con Izayoi. Sesshoumaru negó con la cabeza y le recordó que sin Sukime, habría crecido muy sola. La expresión de la pequeña cambió al instante y una sonrisa se asomó en sus labios, la perspectiva del youkai cambiaba todo y ya no se sentía despojada del amor de su padre.
“Si ella fue como la mamá de Rin entonces creo que no es tan mala!”
El príncipe no dijo nada audible, solo curvó los labios y la observó mientras se alejaba en dirección a la cocina, donde Folken la esperaba sentado y con los ojos cerrados. Al entrar a la cocina y ver a su padre en aquella posición, que era prueba innegable que estaba preocupado por algo. Kali titubeó un segundo pero luego lo llamó con una vocecita apenas audible.
“Otosan?”
En ese momento, Folken abrió los ojos y miró a su hija con una expresión mitad esperanza mitad desesperación. Acercándose, intentó tomarla en brazos pero la pequeña se negó, diciéndole que tenía algo importante que decirle.
“Tu quieres a Sukime-sama?”
“Si, mucho!”
“Papi tu me sigues queriendo verdad que si?”
“Jamás dejaré de hacerlo!”
La pequeña bajó la mirada y musitó un `Sukime me cae bien' que emocionó a Folken al punto de que se le aguaran los ojos y abrazara a su hija tan fuertemente que tuvo que pedirle que no la estrujara tanto. Reconfortada en el amor de su padre, Kali le sostuvo el rostro y le dio un beso con una gran sonrisa.
“No llores papi, yo también te quiero y sabes que mas?”
“Que?”
“Rin va ser mamá!”
El youkai parpadeó varias veces antes de poder decir algo, luego le preguntó si estaba segura. Orgullosamente, Kali respondió que el mismo Príncipe se lo había dicho y hasta tenía su permiso para compartir la noticia. En ese instante, llegó Sukime que se detuvo al verlos, estaba a punto de irse cuando la voz de Kali la detuvo.
“Sukime-sama, tengo algo que decir!”
Tragando saliva, Sukime se volvió para encararla, estaba preparada para un fuerte rechazo pero cuando la niña le dijo que Rin estaba embarazada y eso la convertía en abuela, la youkai no pudo hacer otra cosa que llorar. Sonriente, la niña se acercó y la tomó de la mano, haciéndole señas a su padre para que se acercara, los hizo tomarse de la mano.
“Me voy a buscar a Van”
Folken estrechó la mano de Sukime aliviado que su pequeña fuera tan comprensiva. Justo antes que se fuera, le pidió a Kali que se acercara, al tenerla cerca, las rodeó en un abrazo fuerte y emocionado.
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Aprovechando que estaba sola, Rin se sentó en el futón y empezó a mover los dedos de su mano izquierda tratando de ver la energía que según Van había impactado al monstruo del bosque. Dando un resoplido, se sintió tonta de no lograr su cometido, pero luego recordó lo que Folken le había enseñado. Cerrando los ojos y respirando profundamente, dejó que la mano reposara en su regazo y despejó su mente, inmediatamente sintió algo diferente en su cuerpo y abrió los ojos. Para su sorpresa, un resplandor violeta y rojo destellaba de su mano. Sin inmutarse, movió los dedos y la energía fluctuaba con el movimiento. Fascinada se echó una risita de satisfacción.
“Jejeje los niños tenían razón…”
En ese momento entró Sesshoumaru y se quedó inmóvil al verla. Tenía varios días que estando dormida, aquel poder se liberaba rodeándolo a él como un capullo emocional, que le transmitía el amor de su esposa. Acercándose sin hacer ruido, se sentó junto a ella, en cuanto lo vio su concentración se interrumpió y la energía desapareció. Acariciándola en la mejilla, le preguntó que hacia, con una sonrisa, le confesó sentir curiosidad por lo que los niños habían dicho. Dando un suspiro mientras disfrutaba de la mano en su rostro, dijo que ya no se consideraba humana, ligeramente sorprendido, Sesshoumaru no contestó inmediatamente y consideró todo lo que había sufrido para llegar justo a ese momento.
“Te arrepientes?”
“Claro que no, lo haría mil veces si eso significa estar contigo, es solo que se siente algo extraño, mira esto”
Al hablar, Rin movió su mano y la energía apareció con más fuerza que antes. Lo que mas sorprendió al youkai fue la facilidad para manipular el singular legado de Sokoe, nadie al verla pensaría que era la primera vez, era como si siempre lo hubiera tenido. Como hipnotizado por el resplandor, se acercó a ella y la rodeó en un abrazo estrecho, cubriéndola de besos. Indefensa ante los mimos, se abrazó a Sesshoumaru y soltó una carcajada cuando el príncipe le sugirió que salieran para probar su poder.
“A que te refieres con probar?”
Sesshoumaru suspiró calladamente y le dijo que la mejor forma era enfrentándose, de inmediato Rin frunció el ceño pero él la tranquilizó asegurándole que todo estaría bien.
“Pero no quiero enfrentarme, no otra vez!”
“No seas tonta, es completamente diferente…tengo mucha curiosidad por ver tus habilidades!”
“Bueno si lo pones así…entonces vamos!”
Salieron de la habitación tomados de la mano, en un claro en el jardín principal del castillo, Sesshoumaru le pidió que se quedara en ese lugar mientras se distanciaba. Una vez en su sitio, le dijo que lanzara su mejor ataque. Algo dudosa, Rin movió la mano y trató de hacerlo pero la ráfaga bicolor se desintegró en el aire. Desilusionada, la princesa intentó otra vez sin ningún resultado. Viéndola con los ojos entrecerrados, Sesshoumaru le dijo que no se desanimara.
“No te preocupes, trata de nuevo!”
“Fácil para ti decirlo, como lo logras?!”
“Pienso en lo mucho que odio a mi oponente, es él o yo!”
Rin analizó el consejo y pensó en lo único que le revolvía las entrañas. El recuerdo de la pelea con la loba le alteró el pulso y sintió la sangre hervir en sus venas. En el acto, Sesshoumaru percibió el cambio y vio asombrado como la ráfaga de energía volaba hacia su pecho con una velocidad impresionante. No trató de apartarse porque realmente tenía mucha curiosidad, así que se mantuvo de pie esperando que el `ataque' fuera mínimo, cual fue su sorpresa cuando la descarga lo hizo retroceder un par de metros.
En su sitio, Rin se quedó con la boca abierta sorprendida de su propia fuerza. Como en trance, miró su mano largamente, luego se tocó la cicatriz de su hombro, evocando el dolor y los recuerdos de Sokoe que dormían en su memoria como pequeños pedazos de una vida triste y sin amor. A pesar de todo, sentía lástima por ella y guardaba su memoria en un lugar muy especial de su alma para honrarla. Saliendo de su trance, Rin suspiró y le sonrió al príncipe. Sesshoumaru se preguntó que estaría pensando, porque aunque sus ojos seguían rojos, parecían diferentes. Deseoso de verla usando su energía, le pidió que lo `atacara' nuevamente. No había terminado de hablar cuando sintió una nueva descarga seguida por dos más. Con una sonrisa torcida, vio al youkai tambalearse, en ese momento apareció Inuyasha con Colmillo de Acero desenfundado.
“Que rayos sucede aquí vimos una energía…Sesshoumaru estás en el piso? Rin acaso tu…?”
Confiada de que el hanyou no tendría problemas le lanzó una de sus esferas de energía, Inuyasha apenas tuvo tiempo de esquivar la descarga, que pasó zumbando sobre su cabeza. Sin moverse de donde estaba, miró a su hermano que sonreía orgulloso y no era para menos, el poder de Rin era realmente impresionante. Guardando su espada, Inuyasha hizo crujir sus nudillos y le pidió a Rin una `demostracion' en serio.
“A ver de que eres capaz princesa!”
“Lo que tu digas!”
Con una sonrisa que parecía sacada del repertorio de Sesshoumaru, Rin le lanzó un par de descargas. Pensando que no tenía tanta fuerza y su hermano solo fingía debilidad para complacerla, Inuyasha no se protegió. La risa se le atragantó en el pecho cuando del impacto, el hanyou fue a dar de cara al piso. Entre asustada y feliz, Rin corrió para ver si su amigo estaba bien; al acercarse, Inuyasha escupió un poco de tierra y con un rápido movimiento se incorporó.
“Me impresionas Rin!”
“Gracias…suficientes demostraciones por un día, ustedes solo piensan en pelear!”
“Anda Rin no seas aburrida, un par mas!”
En ese momento llegaron los demás, preguntando que estaba sucediendo y que era la energía que habían visto. Sin darle tiempo a contestar, Inuyasha les dijo que la princesa tenía un gran poder y era tan fuerte como para hacer que Sesshoumaru se tambaleara.
“Papá tienes tierra en la ropa!”
Todos soltaron la risa al comprender que era tan fuerte como para derribarlos a ambos. Sintiéndose un poco incómoda por la repentina atención, Rin buscó la seguridad y el calor de Sesshoumaru, que la tomó de la mano. Con los ojos aguados por la emoción, Kagome la abrazó dándole un beso en la mejilla y felicitándola por su embarazo.
“Que ilusión Rin!”
“Aun no puedo creerlo…parece un sueño!”
Después que todos la abrazaron y felicitaron, Sesshoumaru le sugirió ir a la habitación para que se refrescara antes del banquete. Antes de irse y en un susurro, Rin le pidió a Folken que se asegurara que esa noche, Meilin y Shippou estuvieran sentados juntos. El banquete fue maravilloso y Rin paso una velada feliz, sobre todo porque Shippou y Meilin conversaron toda la noche.
Dos días después, todos salieron para visitar a Sango y conocer a la bebé, mientras viajaban, Rin le confesó a Sesshoumaru que sabía que el bebé era una niña. Al preguntarle como lo sabía, se encogió de hombros con una sonrisa inocente, diciéndole que era una imagen clara en su cabeza.
“Tendrá un gran parecido con Sango pero tiene los ojos de su padre!”
Sesshoumaru no pudo esconder una expresión de asombro y Rin se apresuró a explicarle que era muy fácil saberlo porque estaba conectada con todos, por sus estrechos lazos de cariño.
“No creas que les leo la mente o algo parecido, solo la vez del monstruo, ni siquiera lo intento contigo!”
“No tienes que darme explicaciones!”
“Pero es que como Sokoe hizo eso contigo…mi amor en serio no lo hago!”
“Y te creo pequeña, no te alteres!”
Rin soltó una risa cuando él la llamó pequeña y aceptó de buena gana la invitación a que se acomodara en su pecho para abrazarla y disfrutar del paisaje bajo sus pies. Cuando estuvieron en la aldea, Sesshoumaru comprobó en silencio que el poder de su esposa no dejaba mucho margen de error, Shiro era la viva imagen de su madre con los ojos de Miroku. Contemplando aquella bebe humana, se preguntó a quien se parecería su primogénito, probablemente y a su debido tiempo, la misma Rin podría responder a esa pregunta.
……………………… 8230;……
Meses después…
Rin se asomó al pasillo para contemplar la tierna escena, Sesshoumaru paseaba en brazos a su bebé, no podía escuchar con claridad, pero el youkai le susurraba a su hija y la princesa solo podía imaginar que le decía cosas tiernas. No le cabía la menor duda que sería un padre amoroso con los hijos que lograran tener. Algo somnolienta, entró de nuevo a la habitación y se recostó; segundos más tarde, apareció Meilin con el desayuno. Rin la observó en silencio, había pasado poco tiempo para que Shippou descubriera que ella era el mejor antídoto para su amor imposible. Dando un sorbo a su té, la princesa le preguntó como iban las cosas entre ellos. En el acto, Meilin se sonrojó y una brillante sonrisa iluminó todo su rostro.
“Somos muy felices!”
“Les gusta vivir aquí en el castillo? Porque yo entendería perfectamente si quisieran marcharse”
La youkai se paralizó un instante y miró a la princesa extrañada. Ella había contemplado esa posibilidad varias veces, pero era solo una idea, porque no deseaba dejar la comodidad del castillo. Con una sonrisa, Rin le aseguró que podía confiar en ella y si deseaba abandonar el castillo para vivir a plenitud su vida de pareja, ella misma hablaría con Folken y Sesshoumaru. Apretando los labios suavemente, Meilín le dijo que aunque lo habían pensado, realmente no quería dejarla, más ahora que tenía a Shion.
“Sería muy malagradecido de mi parte, además no quiero dejarla princesa, me gusta atenderla!”
“Pero te gusta mas atender a Shippou!”
Las dos rieron al mismo tiempo, luego con una expresión soñadora y enamorada la youkai le dijo que Shippou era considerado, tierno y divertido. Meilin siguió hablando maravillas de su esposo mientras preparaba el baño y antes de irse, tomó a Rin de las manos y le dio las gracias.
“Las gracias por que?”
“Yo se que usted le pidió a Folken-sama que nos sentara juntos la noche del banquete!”
“Tienes razón, pero yo solo di un empujoncito tu hiciste el resto!”
En ese momento Sesshoumaru regresó con Shion para bañarse los tres juntos. Con una reverencia, Meilin saludó al príncipe que, poniendo en evidencia lo cambiado que estaba desde el nacimiento de la pequeña, le devolvió el saludo con un movimiento de cabeza. Una vez solos, sentó a la pequeña en el futón y se inclinó para besar a Rin, dándole los buenos días. En cuanto la pequeña vio a su madre, se agitó emocionada y le tiró los brazos, era la viva imagen de su padre, desde los ojos hasta el cabello, aunque no tenía mucho por sus escasos 7 meses.
Rin la recibió con los brazos abiertos y después de darle un beso empezó a desvestirla. Sesshoumaru se quedó en silencio observándolas, entre abrazos y besos, la princesa se deshizo de su yukata, desvistió a la pequeña y tomándola en brazos, se levantó para ir al baño. Sentado en el futón, Sesshoumaru contempló la espalda marcada, aquellas cicatrices jamás desaparecían, y aunque esos días parecían muy lejanos, no podía evitar sentir remordimiento. Lo único que lo consolaba era saber que su protegida era feliz. A medio camino, Rin se volteó y con una sonrisa le dijo que se apresurara.
Una vez en el baño, Shion empezó a mover las manos salpicando el agua a su alrededor. Por instantes, cuando veía a su hija sonreír, era como si el tiempo se detuviera y fuera capaz de acariciar la felicidad como algo sólido, no podía pedir mas, estaba con el hombre que amaba y tenía una hija sana y hermosa. Junto a ella, Sesshoumaru la notó como ida y le preguntó que sucedía, Rin solo sonrió asegurándole que todo estaba bien. El baño fue interrumpido por la voz de Van llamando a gritos a Rin, dos segundos mas tarde, apareció el pequeño saludándolos con una gran sonrisa, al verlo, Shion sonrió agitando los brazos emocionada.
“Buenos días, hola Shion como estas pequeña?”
“Mocoso porque entras así?”
“Hola tío, si Shion ya está bañada yo podría quedarme con ella un rato mientras ustedes disfrutan de un baño en pareja!”
El reproche de Sesshoumaru se ahogó en su garganta y Rin se rió entre dientes. Sorprendida, le preguntó de donde había sacado semejante idea. Distraído en hacerle muecas a la pequeña, el niño admitió haber escuchado una conversación de sus padres, por lo que había decidido hacer algo al respecto.
“Okasan le dijo a mi papá que ustedes necesitan descansar y tener tiempo en pareja…entonces puedo?”
Rin iba a decir algo pero Sesshoumaru se le adelantó pidiéndole a su sobrino que fuera en busca de Meilin para que se encargara de la bebé. Todavía estaba acostumbrándose al hecho de vivir en el mismo castillo que su hermano, pero en el fondo no le molestaba porque tenerlos cerca hacia feliz tanto a Rin como a Shion, que adoraba la compañía de sus primos, en especial la de Van. Después de todo, era un castillo enorme, que fácilmente albergaba a todos, además, su hermano dejaba el castillo por temporadas para visitar su antigua aldea y ver al monje y su familia. Como una ráfaga, Van salio en busca de Meilin, minutos mas tarde, se escuchó a la joven pidiendo permiso para entrar.
Después de besarla, Sesshoumaru puso a Shion en brazos de Meilin y pidió no ser molestados. Una vez solos, rodeó a su esposa en un abrazo besándola con los labios entreabiertos. Soltando una risita, Rin se acomodó sobre él moviéndose suavemente, estrechándola por la cintura el youkai se deslizó dentro de ella y disfrutó del movimiento de sus caderas. Desde el nacimiento de Shion, habían sido pocas las noches que tenían para ellos y era maravilloso tenerla solo para él. Cuando ambos salieron de la habitación encontraron a su bebé en el ala sur entretenida con su primo favorito.
……………………… 8230;………
Un par de años más tarde…
Rin caminó por los pasillos buscando a Shion, era una tarde soleada y quería salir a pasear por los alrededores del castillo. Al llegar al patio principal reconoció la voz de la pequeña y se detuvo para contemplarlos. Ambos descansaban sentados bajo un gran árbol, Shion tenía tres años y estaba de pie en el regazo de su padre, tocándole la cara. Sesshoumaru no abrió los ojos hasta que la niña le pellizcó las mejillas diciéndole que no se hiciera el dormido.
“Papi abre los ojos sé que estas despierto!”
“Que quieres pequeña?”
“Cuéntame de cuando Mami peleó con la loba mala!”
“Esta bien!”
Sonriente, se acomodó en el regazo del príncipe y entrelazó sus deditos en la larga cabellera plateada tal como había visto a su madre hacer tantas veces. Aunque realmente no recordaba nada, Sesshoumaru había escuchado todas las versiones de aquel encuentro, como para lograr un relato fantástico y maravilloso. Relato que mantenía a su primogénita con la boca abierta y preguntándole que sucedía después, aun cuando se lo sabía de memoria. Al youkai le encantaba que le pidiera no omitir ningún detalle de cómo había cuidado de Rin para que después ellos fueran sus papás.
“No olvides la parte cuando te despertaste y no reconociste el olor de Mami y mi tío iba sacar su espada porque pensaba que tu eras malo...y luego cuando te tiró el recipiente en la cara y estaba enojada contigo y cuando la llevaste a pasear solo ustedes dos y ella te dio un beso…”
“No omitiré ningún detalle, lo prometo!”
“Otosan si yo me hago daño usarías uno de tus cabellos para coser la herida?”
“Claro que si!”
“Mami dice que siempre me vas a proteger!”
“Así es, a las dos!”
“Papi y cuando voy a tener un hermanito o hermanita?”
“Pues supongo que pronto, tengo que hablar con tu madre de eso”
Shion rió de alegría y después de darle un beso le dijo que siguiera contándole sobre su madre y lo valiente que había sido peleando por salvarlo. Rin sonrió y decidió sentarse con ellos para escuchar por enésima vez, el relato de su gran hazaña. Cuando el youkai concluyó su historia dándole las gracias a Rin por salvarlo, la pequeña dijo que iría a jugar con Kali. Ambos la vieron alejarse con una sonrisa, y decidieron quedarse acurrucados bajo el árbol.
“Mi amor cuantas veces le has contado esa historia?”
“No lo sé, pero le encanta!”
“Que no te extrañe si un día se corta solo para que uses uno de tus cabellos!”
Sesshoumaru no dijo nada, solo acarició el rostro de su esposa con suavidad dándole un beso en la frente con ternura. Con una sonrisa, Rin le dijo que le fascinaba su forma de contar su historia.
“Que raro que aún no recuerdes nada!”
“Si recuerdo…tu cara y tu voz suplicándome que te soltara!”
Rin lo sintió ponerse tenso, por lo que sentó en su regazo masajeándole la cabeza y dándole besitos, Sesshoumaru la contempló con el ceño fruncido, rozando las cicatrices del cuello. Absorto, le dijo que había recordado tan solo unos días atrás mientras descansaba en el patio con Shion, que había sido como un sueño con los ojos abiertos. Tomándolo por la barbilla, Rin lo forzó a que la viera y cuando tuvo su atención, se pasó los dedos por las marcas con una sonrisa.
“Lo haría mil veces si eso significara estar contigo, yo te amo!”
Sesshoumaru le delineó los labios ensimismado y con una de sus tímidas sonrisas le dijo que era lo mejor que le había pasado; luego la abrazó con fuerza inclinándose para besarle el cuello, justo en las marcas. Rin se rió ante los besos, más cuando lo sintió aspirar su aroma. Ella necesitaba decirle algo importante, pero las caricias la distraían. Con voz cortada le susurró que necesita hablar con él. Haciendo caso omiso, siguió besándola, desviándose un poco mas abajo, hacia su pecho. Rin abrió los ojos cuando se detuvo.
“Yo también quiero decirte algo, pero primero las damas!”
“Te había dicho que me encanta tu voz? Primero usted mi Lord!”
Sesshoumaru levantó la ceja al escucharla, iba a hablar pero se distrajo al ver que el kimono estaba flojo sobre los hombros femeninos, con una sonrisa traviesa, Rin se pasó la mano por el pecho rozando sus senos escondidos bajo la suave seda.
“Es muy importante lo que tienes que decirme?”
“Si… pero puede esperar!”
Tomando al youkai completamente desprevenido, Rin se levantó del suelo y después de soplarle un beso, salió corriendo hacia la habitación riendo como una niña. Embelezado, la vio correr y con toda la calma que lo caracterizaba se puso de pie y caminó hasta sus aposentos. Al llegar, encontró a Rin sentada de espaldas a él, cepillándose completamente desnuda. Sin voltearse le pidió ayuda, como hipnotizado, Sesshoumaru se arrodilló detrás de ella y comenzó a peinarla. Tentado por la tersura de su mujer, dejó el peine de lado y se dedicó a besarla primero en hombros, recorriendo su espalda mientras sus manos acariciaban el resto de su cuerpo.
Besando sus hombros le preguntó si no le preocupaba que Shion los descubriera, carcajeándose como quien hace una travesura, Rin le aseguró que la pequeña se quedaría en el ala sur hasta la cena. Tomándose su tiempo, Sesshoumaru la cubrió de besos y caricias, mientras que ella lo desvestía lentamente, pasando sus dedos por su espalda, al principio fue una caricia normal pero cuando sintió ardor por las uñas sobre su piel, sonrió extasiado, le encantaba cuando ella dejaba salir algo de la sangre youkai que había en sus venas. Deseoso de verla sonreír, se separó lo necesario.
“Me encanta cuando haces eso pequeña!”
“Jejeje!”
Rin lanzó un gruñido que la salía desde la boca del estómago y con una voz sedosa y seductora, le dijo que le encantaba cuando le decía pequeña mientras hacían el amor. El príncipe se quedó inmóvil a la expectativa de lo iba hacer y como antes, sin previo aviso le dio un empujón que lo hizo caer de espaldas y se sentó sobre él acariciándole el pecho con el dedo índice, asegurándose de hacer surcos en la piel con su uña.
“Me encanta estar contigo, sentirte dentro de mi, especialmente cuando te mueves con fuerza justo antes que de llegar al clímax…mi amor te gusta estar conmigo, que sea tu pareja?”
Sesshoumaru movió la cabeza afirmativamente, distraído por las caricias. Rin movió sus manos para masajear su hombría sin dejar de verlo a los ojos o sonreír. El youkai casi podía jurar que el comportamiento de su esposa era el de una hembra youkai, una mezcla alucinante de amor, fuerza y sexualidad. Tenerla sobre él haciendo presión sobre su cuerpo, como queriendo dominarlo era simplemente celestial. Al ver que no contestaba, Rin cambió de posición y empezó a besarlo en la cintura bajando lentamente, el youkai tenía los ojos cerrados, todos sus sentidos enfocados en disfrutar del momento.
Rin se tomó el tiempo de besarlo y mordisquearlo hasta llegar a su hombría completamente firme, cuando sus labios rozaron la piel Sesshoumaru se retorció por las cosquillas y soltó una risa. Satisfecha de lograr que se riera, aminoró la intensidad de sus caricias y volvió a sentarse sobre él, devorando su hombría entre sus muslos. Primero se balanceó suavemente y luego sus movimientos fueron más enérgicos. Entregada al placer de aquel encuentro, dijo el nombre del youkai una y otra vez hasta llegar al clímax. Completamente relajada, Rin se acomodó sobre el pecho del príncipe con una sonrisa le recordó que tenían una conversación pendiente.
“Me vas a decir?”
“Vamos a tener un bebé!”
Rin se rió entre dientes y Sesshoumaru supo que ya lo sabía, al preguntarle no lo negó pero le aseguró que tenía una sorpresa muy agradable. El youkai contuvo la respiración un instante en espera de que Rin hablara.
“Vamos a tener un varón, que te parece?”
La expresión de Sesshoumaru se iluminó al instante y la atrajo en un beso lleno de emoción dándole las gracias. Acurrucándose entre sus brazos, Rin le confesó que aunque estaba segura que era un niño, no podía saber a quien se parecería. Estrechándola con fuerza, el youkai le dijo que eso era lo de menos.
“Mi amor crees que alguna vez hablen de nosotros, digan lo mucho que nos amamos y los felices que somos o todo lo que tuve que hacer para ser tu esposa?”
Sesshoumaru le acarició la mejilla con una de sus solapadas sonrisas y le aseguró que su dedicación y amor era digno de una leyenda. No se equivocó, su historia de pasión y sacrificio sobrevivió el paso del tiempo. Los príncipes tuvieron 7 hijos y vivieron lo suficiente para ver a sus nietos correr por los jardines del castillo. Se convirtieron en una familia tanto poderosa como unida, asegurando la continuación de una dinastía que llevó años de paz y prosperidad para las tierras del oeste y conservó viva la leyenda de la guerrera humana que cautivó el corazón del príncipe youkai.
Fin
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Nota del autor: Gracias a la Dra. Por su ayuda con las lineas finales. Besos y abrazos para todos, gracias por leer!