InuYasha Fan Fiction ❯ Un principe enamorado ❯ Confesiones ( Chapter 30 )

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Capitulo 30
 
Confesión
 
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Era de mañana y Sesshoumaru estaba despierto admirando a su esposa dormida, aprovechando que estaba así el youkai se inclinó sobre ella y con lentitud empezó a besar la piel desnuda, en sueños Rin se revolvió y aún con los ojos cerrados movió todo su cuerpo facilitándole a Sesshoumaru su sensual despertar.
 
Al verla buscarlo en sueños Sesshoumaru se rió suavemente entre dientes y siguió besando a su esposa, no fue mucho tiempo para que ella abriera los ojos incitada por las caricias en su piel. Antes de abrir los ojos la princesa gimió moviendo los brazos en busca de su esposo que guió las delicadas extremidades alrededor de su cuello.
 
“Buenos días pequeña!”
 
“ummm, hola mi amor no estabas haciendo algo para despertarme? Creo que aún tengo sueño!”
 
“Te refieres a esto?”
 
Sesshoumaru sumergió su cabeza en el cuello de la princesa y probó su cuello con la lengua al tiempo que movía sus manos sobre ella bajo la sabana provocando las risas de Rin. Sin dejar de acariciarla el youkai la besó con pasión deleitándose con el delicado sabor en su boca.
 
Rin suspiró porque la intensidad de aquel beso parecía diferente, se sentía como una urgencia de poseerla, sensación que le subía por cada parte de su cuerpo sacudiéndola por dentro. Intoxicada por aquella emoción, el aroma de Rin se intensificó aún más, volviendo loco de deseo a Sesshoumaru.
 
El príncipe estaba especialmente estimulado, su esposa estaba en un ciclo físico perfecto, le haría el amor y de paso cumpliría el deseo de bebes perritos que ella tanto quería. El perfume del cuerpo fértil de Rin, combinado con su deseo, era el aroma más seductor y alucinante que Sesshoumaru hubiera sentido en toda su vida.
 
Bajando la mano hasta los muslos femeninos Sesshoumaru deslizó sus dedos separando las piernas de Rin, que inmediatamente gimió de placer con la anticipación de tener a su marido dentro de ella haciéndole el amor con el sol colándose por las rendijas de las paredes.
 
Sin dejar de besarla palpó a Rin con los dedos, al sentir que estaba húmeda, como esperando por él, Sesshoumaru gruñó desde la boca del estómago y sin esperar más se abrió paso dentro de ella. Lo hizo despacio, saboreando los gemidos y movimientos de Rin que enroscaba ambas piernas alrededor de su cintura.
 
Una vez dentro de ella, Sesshoumaru se tomó un momento para verla a los ojos y decirle que la amaba, un despliegue de amor y sinceridad que cautivaron a Rin profundamente. Una vez más, el príncipe se inclinó para besarla mientras movía todo su cuerpo para darle placer.
 
La princesa cerró los ojos y se dejó llevar, con calma y disfrutando cada minuto que le hacia el amor. Sesshoumaru la hizo suya como nunca, porque estaba seguro que pronto conocería al primero de sus cachorros. Después de hacerle el amor, el príncipe la rodeó con sus brazos y se quedaron dormitando hasta que llego Meilin.
 
“Buenos días Meilin!”
 
“Bueno días Princesa, Amo Sesshoumaru!”
 
La joven youkai estaba en el baño preparando el agua para la princesa. Mientras esperaba, Rin se acurrucó contra su esposo disfrutando el roce de las garras sobre su piel. Se sentía tan realizada, que por momentos le parecía que aquella felicidad era demasiado buena para ser verdad. El príncipe tenía los ojos cerrados disfrutando la tibieza corporal de su esposa, preguntándose como había pasado toda su vida negándose aquel placer.
 
“Mi amor?”
 
“mmm?”
 
“Eres feliz?”
 
“Contigo? Como nunca imagine posible!”
 
“Eres el mejor esposo del mundo, siempre sabes que decir, por eso te amo tanto!”
 
Sesshoumaru la estrechó contra él, dándole un beso en la cabeza. A partir de ese momento, la vigilaría más de cerca que nunca, para estar pendiente de cualquier cambio en ella, que le indicara que estaba encinta. Tomo la resolución de no decirle que probablemente estaba embarazada, porque sabía que se le haría eterno, además en un par de días él estaría completamente seguro.
 
Ambos escucharon a Meilin salir por la puerta lateral, luego les anuncio que el baño estaba listo.
 
“Princesa necesita algo mas?”
 
“Si, me ayudarías a lavarme el cabello?!”
 
“Un placer señorita!”
 
Con un gruñido Sesshoumaru le recordó de mala gana que Rin era la señora del palacio, por lo que mas le valía tenerlo en cuenta para la próxima. La asustada muchacha le pidió mil disculpas y cuando el youkai le dijo que sería él quien ayudaría a Rin, la joven dio una reverencia y avisó que estaría en la cocina.
 
Una vez solos, después de darle las gracias a su esposo, le pidió que no fuera tan duro con la pobre muchacha, porque un día la iba a matar del susto. Sesshoumaru replico que no era su culpa si la joven no recordaba que ella fuera una mujer comprometida.
 
“Pero mi amor, cada vez que le hablas se muere del susto!”
 
“Ese no es mi problema pequeña, que haga bien las cosas. Tu nunca me tuviste miedo!”
 
“Ahhh porque tu siempre te mostraste amable conmigo!”
 
Volviéndose hacia él, Rin lo beso en los labios y le agradeció ocuparse de ella todos estos años. Sesshoumaru se rió entre dientes y le devolvió el beso de forma mucho más apasionada, asegurándole que siempre la protegería. Una vez que sus labios se separaron, el youkai la tomo en brazos y la llevo hasta el baño. Con ella en su regazo, el príncipe masajeo su cabeza, lavando con esmero la larga cabellera.
 
………………………&# 8230;…
 
Rin estaba paseando sola por el jardín del castillo, cuando sintió la presencia de Shippou a muy pocos pasos, con una gran sonrisa, se volvió para recibir a su amigo. Por primera vez en mucho tiempo, notó la tristeza en la mirada del kitsune, no dijo nada porque la oleada de pensamientos que percibía de él, le estrujo el corazón y comprendió que semejante sentimiento, necesitaba desahogo.
 
“Hola!”
“Hola princesa, toma para ti!”
 
Rin recibió el ramo de flores silvestres diciéndole que eran hermosas y comentando en lo soleado que estaba el día. Lo único en que Shippou podía pensar, era en todo el tiempo que tenía de amarla en silencio. Dando una mirada a los alrededores, busco a Sesshoumaru pero como no lo vio, le pregunto directamente a Rin.
 
“Donde está Sesshoumaru?”
 
“Hablando con Folken, no te preocupes por él. Vamos a caminar”
 
Shippou titubeó un segundo, el corazón le latía descontroladamente en el pecho, le sudaban las manos y sentía la lengua adormecida por los nervios. Había decidido decirle a Rin lo que sentía por ella, para darle paz a su alma.
 
Se había enamorado de ella hacia años, pero nunca se atrevió a decirle nada por miedo a Sesshoumaru y a un desprecio. Ahora que tenía asegurados el rechazo y la ira del príncipe, parecía, irónicamente, el momento idóneo para abrir su pecho y dejar que su corazón sangrara de desamor.
 
Aclarándose la voz, avanzo hasta caminar junto a Rin, admirando la belleza floral que los rodeaba. Junto a él, la princesa hacía un despliegue de inocencia, porque sabía de sobra que Shippou desconocía su nueva habilidad de percibir los pensamientos de las personas a su alrededor. Ordenando sus ideas mentalmente, finalmente el youkai tuvo el coraje para hablar.
 
“Siempre te gustaron las flores…tu eres una, la mas bella de todas!”
 
Rin no mostró la inquietud que sintió al escucharlo y se limito a sonreírle de la forma mas cariñosa que pudo, podía percibir con claridad, las palabras que flotaban en la mente de su amigo y esperaba recibir el precioso regalo que el guardaba para ella, con gracia y sin romper demasiado su corazón.
 
“Gracias, siempre me dices las cosas mas amables!”
 
Respirando hondo, Shippou siguió hablando para no desperdiciar aquella valiosa oportunidad.
 
“Cuando llegaste a la aldea pensé que podía hacerte olvidar…pero él llena cada uno de tus pensamientos, entre ustedes hay un amor que es mas profundo de lo que yo hubiera podido ofrecerte. Tiene mucha suerte de ser la persona que tu amas!”
 
Rin lo miró con intensidad y sonriente, percibiendo la turbación en el corazón de su amigo. Tuvo la intención de decirle que no podía amar a nadie más que a Sesshoumaru, pero en cambio le sonrió de manera tan significativa y con los ojos al borde de las lágrimas, que el kitsune sintió que enamorarse de ella había sido inevitable.
 
(Esas lágrimas? Acaso son porque no puede corresponderme? No quiero que llore por mi culpa, ella merece toda la felicidad del mundo, Sesshoumaru es sin duda el más afortunado de los youkais)
 
Alargando su mano para encontrar las de Shippou, Rin le habló con sinceridad y controlando las lágrimas. En su corazón sabía que jamás podría corresponder aquel amor tan sincero que le ofrecía, pero quería decirle que a pesar de eso, ella lo consideraba un gran amigo.
 
“Yo siempre te he considerado muy especial. Además aún no te agradezco todo lo que hiciste por mí. Estuviste conmigo en la aldea y cuando Sokoe se transformó, utilizaste tus maravillosos poderes para protegerme…tu fuego mágico es un espectáculo digno de ver…sabes que pensaba en ese instante? Que probablemente si tu padre pudiera verte, estaría muy orgulloso de tí”
 
Shippou se atragantó al escucharla, mas cuando ella se acerco sin avisarle, dándole un beso tierno en la mejilla. Aquella demostración sincera de cariño dejo al kitsune flotando en una nube.
 
“Gracias por quererme, te deseo todo el amor que tu me has confesado hoy!”
 
El zorro esbozó una gran sonrisa que le dio un respiro a Rin, los pensamientos de su amigo, aunque tristes dejaban ver cierta paz al haberse confesado. Viéndola fijamente, Shippou le sonrío y supo que en ese momento empezaría su camino para olvidarla. Tampoco sospechaba que encontraría su amor verdadero en aquel mismo castillo.
 
Satisfecho con el desenlace de su confesión, Shippou se aproximo hacia ella y tomándola de la mano, se la beso tiernamente. En ese instante Rin sintió el hombro pulsar, pero no dijo nada, esperando que Sesshoumaru no armara un escándalo.
 
Desde detrás de un gran árbol, Sesshoumaru había escuchado todo y aunque quería actuar irracionalmente, su sentido común lo obligo a permanecer oculto. Una vez que Shippou se alejó, el príncipe supuso que estaba bien revelar su presencia.
 
Sin voltearse siquiera, Rin espero sentir las garras alrededor de su cintura y con los ojos cerrados disfruto de los besos en su cuello. Mordisqueando su piel, Sesshoumaru le preguntó que había sentido al saber que otro hombre estaba enamorado de ella.
 
Rin tardo un segundo en contestar porque el youkai deslizo sus manos sobre ella como saboreándola, que lo hiciera encima de su kimono era provocador y excitante. Gimiendo de placer, la princesa se aclaro la voz y respondió a la pregunta de su marido.
 
“Sentí angustia porque aunque Shippou es maravilloso, yo te amo a ti. Siempre ha sido así, desde que era una niña bulliciosa y molesta”
 
Con los labios rozando su cuello, Sesshoumaru emitió un gruñido de satisfacción que erizo a Rin de pies a cabeza. Hablándole al oído, le aseguró que no era una niña, sino la mujer más maravillosa que él hubiera conocido. Rin se derritió ante aquellas palabras y soltando una risa se volvió para verlo a los ojos.
 
Sesshoumaru la estrecho contra su pecho y le dio un beso profundo, apasionado y lleno de amor. Estaba impresionado por la osadía de Shippou de confesar sus sentimientos, pero su impresión era mayor por la devoción de su esposa hacia él.
 
Tomados de la mano, pasearon juntos por el jardín. Tomándola por los hombros, la apoyo en el tronco de un árbol y empezó a besarla mordisqueando sus carnosos labios, el beso se vio interrumpido por Kali y Van.
 
“Hola Tío, Rin dice mi mama que si quieren cenar con nosotros?”
 
Al principio Sesshoumaru quiso negarse, pero al ver la expresión de súplica de su mujer, accedió fingiendo desagrado. Secretamente había desarrollado un gusto por ver como los dos niños, al ver su expresión de enfado, se guindaban de sus mangas suplicando que los acompañara porque era el mejor tío y amo del mundo.
 
En su mente, el comportamiento infantil era solo era una imagen de cosas por venir; pronto tendría sus propios cachorros suplicando por su atención.
 
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Shippou se adentró en el bosque que rodeaba el ala sur, estaba tan dolido que no notó la presencia que lo seguía de cerca. Cuando finalmente se acomodo de espaldas a un árbol, pudo percibir como Inuyasha lo observaba desde lo alto de una rama.
 
“Que quieres animal? No tengo ánimos para que me molestes!”
 
“Few! Que grosero, no vengo a pelear contigo…vi lo que hiciste!”
 
El kitsune abrió los ojos momentáneamente e inmediatamente los volvió a cerrar. Realmente se sentía triste pero al final todo había salido bien.
 
“Ahh eso? No te preocupes, ya entendí que ella me quiere mucho, pero su corazón es para él. No pueden evitarlo, estar juntos es su destino. Yo me conformo con su amistad y vivir cerca para verla de vez en cuando”
 
Inuyasha apretó los labios, bajo de la rama y se acomodo junto a él. Quería darle apoyo en su peculiar manera.
 
“Lo siento mocoso, ella solo tiene ojos para mi hermano. Pero ánimo, estoy seguro que encontraras alguien para ti…suficientemente tonta y ciega para que le gustes!”
 
Shippou soltó la risa al escuchar a Inuyasha, reírse lo liberaba de su tristeza y de paso le confirmaba sus sospechas de que el hanyou lo quería sinceramente, no importaba cuanto tratara de negarlo. Se quedaron en silencio hasta que Shippou habló.
 
“Inuyasha, gracias por guardarme el secreto tanto tiempo!”
 
“Ni lo menciones…ella se portó muy amable contigo, no es de extrañar que la quieras. Si te sirve de consuelo, el estúpido de mi hermano sabrá hacerla feliz”
 
“Oye no crees que deberías dejar de llamarlo estúpido!”
 
“Few ni loco! Ven vamos a cenar!”
 
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Sesshoumaru estaba esperando que Rin terminara de cambiarse, cuando escucho la voz de su sobrina que los llamaba. Sin hacer ruido camino hasta la puerta y la descorrió. Su sobrina parecía algo exaltada y sin siquiera saludarlo le preguntó por Rin.
 
“Donde esta ella?”
 
“Buenas noches…ya no tarda!”
 
Dos minutos más tarde Rin salió luciendo otro de los kimonos nuevos, uno de color rojo. Al ver a Keiko la princesa sonrió y la invito a pasar. La joven youkai miro de reojo a su tío y le pregunto a su amiga si podían conversar en privado.
 
“Claro que si Keiko, no te importa verdad mi amor?”
 
“Supongo que no, vienes a hablar de ese joven no es así?”
 
Keiko se puso tan roja que Sesshoumaru levantó la ceja en señal de triunfo y salió diciendo que iría en busca del torpe de Inuyasha.
 
“Mi papa no es torpe!”
 
“Eso es lo que tu crees!”
 
Sesshoumaru abandonó la habitación convencido que su vida le gustaba mas ahora que cuando estaba solo. Mientras se alejaba, las risas que venían de sus aposentos confirmaron que Keiko buscaba a Rin, para algún tipo de consejo referente a Moru.
 
Caminando pensativo, de pronto se topo con una escena inesperada. Tal y como lo había hecho él horas antes, Folken llevaba de la mano a Sukime mientras conversaban animadamente entre risas y miradas cariñosas. Viéndolos así, el demonio deseó que su futuro con Rin fuera eterno, para así tener la oportunidad de estar juntos una vez que envejecieran.
 
Al llegar al ala sur, se detuvo junto al árbol donde estaba su hermano encaramado. Sin molestarse en bajar de la rama, Inuyasha le pregunto que hacia ahí.
 
“Y tu que haces aquí solo, donde esta tu mujer?”
 
“Esta con tu hija, hablando cosas de mujeres!”
 
“Rayos! Lo sabía, porque demonios le tiene que gustar ese tal Moru…según la princesa del mal gusto, es un `buen muchacho'…te juro que si se burla de ella…”
 
“No lo hará y lo sabes…hace unos días la princesa te salvó de hacer una escena, eres un torpe!”
 
“Ay tu que sabes!”
 
Sesshoumaru se burló de su hermano en silencio y siguió hacia la casa. A medio camino se topo con Shippou, el príncipe se quedo inmóvil. El joven lo miraba con una mezcla de rabia y admiración, estuvieron hace un par de segundos hasta que el youkai le extendió la mano al príncipe, expresando una felicitación por su matrimonio con Rin.
 
“Felicidades Sesshoumaru, les deseo mucha felicidad y que todos los bebes perritos que ella quiere sean cachorros sanos y fuertes!”
 
“Gracias…ella me dijo que quiere usar tu nombre para uno de nuestros cachorros, de hecho quiere ponerle a uno Inuyasha; pero como comprenderás a eso debo oponerme enfáticamente. Por otro lado, tu nombre no es tan malo”
 
Shippou sintió un nudo en la garganta y soltó la risa con el comentario sobre el nombre de Inuyasha. Aquellas palabras fueron suficientes para obligar al hanyou a bajar de la rama y enfrascarse en una retahíla de reclamos para su hermano, que se dedico a ignorarlo con elegancia. Al soltar la mano de Sesshoumaru, fue como si se hubiera liberado de un gran peso.
 
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Keiko estaba emocionada contándole a Rin todo los detalles de cómo iba su relación con Moru. La princesa la observaba con una sonrisa, porque la joven ni siquiera respiraba y la cantidad de suspiros que dejaba escapar entre palabras era descomunal.
 
La muchacha siguió hablando, y finalmente le dijo a Rin que estaba preocupada porque Inuyasha no estaba de acuerdo con que ella viera al youkai. Con una gran sonrisa, Rin le dijo que no se preocupara y que a medida que el tiempo pasara, su padre suavizaría su actitud hacia con Moru.
 
“Pero y si no?”
 
“Si lo hará, de que te preocupas? Tu mamá y hermano te apoyan!”
 
“Si, pero yo quiero que Otosan quiera a Moru, no que simplemente lo tolere!”
 
“Dale tiempo, tienes unos padres maravillosos!”
 
Aprovechando que estaban solas, Keiko le preguntó a Rin como habían sido sus padres. Ella siempre había tenido mucha curiosidad respecto a eso, pero su madre siempre le decía que no fuera indiscreta, porque seguramente el recuerdo era muy doloroso para la princesa. Al escuchar la interrogante sobre sus progenitores, Rin titubeo un instante.
 
“Mis padres…porque quieres saber?”
 
“Es que tu nunca hablas de ellos…disculpa, mi mamá tiene razón soy una indiscreta!”
 
Rin tenía la cabeza baja y luchaba contra las ganas de llorar, al notar que Keiko se retraía, la miro con suavidad y le dijo que no se preocupara. Con la voz apagada le dijo que sus padres habían sido personas amorosas tanto con ella y sus hermanos, así como entre ellos mismos.
 
“Por eso yo deseaba tener un esposo que fuera muy cariñoso, ese siempre fue el ejemplo de mis padres”
 
“Rin? Mi tío es todo lo que soñaste?”
 
“Todo y un poco mas, no puedo esperar a tener un hijo suyo!”
 
“Eso será maravilloso, como crees que sea?”
 
“Precioso, igual que su padre!”
 
Keiko soltó una risa y le dijo a Rin que tenía cara de enamorada, lo que Rin acepto con gusto. Se quedaron un rato mas conversando y una vez que la princesa logro aplacar los temores de su amiga, se levantaron para ir a cenar con los demás.
 
“Keiko me muero de hambre vamos al ala sur!”
 
“Claro, gracias por hablar conmigo Rin!”
 
“De nada!”
 
Salieron de la habitación atravesando rápidamente el jardín. Antes de llegar al puente, Moru les salió al paso con un ramo de flores silvestres que Keiko recibió con las mejillas coloreadas. Creyendo inocentemente que estaban solo ellos tres, el youkai le dio un besito en los labios a Keiko.
 
En ese instante, un gruñido se escuchó y los tórtolos se quedaron inmóviles. La única capaz de moverse parecía ser Rin, que apretando los labios para no reír, se volvió para encarar al furioso hanyou.
 
Del otro lado del puente estaba Inuyasha, tenía los ojos entrecerrados y movía las garras de forma amenazadora. Entre dientes, Rin les dijo a los enamorados que estuviera tranquilos y con una gran sonrisa, espero que la fiera se acercara.
 
“Keiko, tu madre te esta buscando para que la ayudes con la cena…y a ti te están esperando princesa!”
 
“Pero papá…”
 
“Nada de peros jovencita, `este' y yo tenemos que hablar!”
 
Rin le dio un codazo a la joven para que reaccionara, luego con tono casual anunció que ya se iban. Inuyasha le lanzó una fiera ojeada a Rin por cómplice, e hizo una nota mental de reclamarle después, cuando estuviera sin su hermano.
 
Antes de irse, Rin le dio una mirada alentadora a su amigo y tomó la mano de Keiko para encaminarse a la casa. Moru estaba frente a Inuyasha con una actitud decidida y los puños cerrados a cada lado de su cuerpo.
 
“Adiós Moru!”
 
“Adiós mi querida Keiko, Princesa!”
 
Todo el trayecto hasta atravesar por completo el puente, Keiko no dejaba de voltear temiendo que su padre fuera agredir a su querido Moru. Con suavidad Rin le aseguro que todo saldría bien y le pidió que dejara de voltear porque probablemente pondría nervioso al youkai, que ahora necesitaba toda su concentración.
 
“No te preocupes todo saldrá bien!”
 
“Pero ya le viste la cara, seguramente Moru cambiara de idea…ay Rin!”
 
“Baka! No pienses que mi amigo es tan débil, es muy testarudo y se nota que te quiere mucho. Tu padre tiene derecho a hablar con él, también te quiere y se preocupa por tí!”
 
Rin cerraba los puños y hablaba exaltada mientras Keiko la miraba con mucha atención. Se sentía asustada y con ganas de llorar, creyendo que su padre le iba a prohibir a Moru verla. Notando las incipientes lágrimas de la jovencita, Rin subió el tono de su voz para animarla.
 
“Espero que no tengas pensado llorar porque tu eres muy fuerte, eres la hija mayor de Inuyasha, el poderoso Hanyou y Kagome la Gran Sacerdotisa, me estas escuchando señorita?”
 
“Hai, pero…”
 
“Para ser feliz tienes que ser fuerte!”
 
La seguridad de Rin contagio a la joven que esbozó una sonrisa mientras decía que nada la iba a separar de Moru.
 
“En serio crees que se le nota que me quiere?”
 
“Claro!”
 
“Gracias Rin, eres…yo te quiero mucho!”
 
“Y yo a ti, ahora no sigas porque me vas a hacer llorar!”
 
“Jajajaja”
 
Al llegar al ala sur, Van estaba en la puerta esperándolas acompañado de Kagome. Al ver a Rin el pequeño le saltó a los brazos y le dio un gran beso mientras le contaba que había logrado tallar un arco con la rama que hacia días le había dado Sesshoumaru.
 
“Rin, viste que mi mamá también es princesa?”
 
Inmediatamente Rin miro a Kagome y se dio cuenta que igual que ella, vestía unos hermosos kimonos, que sin duda le daban un aire de realeza.
 
“Amiga estas hermosísima!”
 
“Gracias, eran de Izayoi!”
 
Todos entraron a la casa y Rin buscó con la mirada a Sesshoumaru pero al no verlo, supuso que en cualquier momento llegaría. Tomando asiento en el suelo, se quedo con Van acurrucado en su regazo haciéndole cariñito en las pequeñas orejas.
 
Distraída con el recuerdo de la confesión de Shippou, Rin no se percató que Sesshoumaru estaba detrás de ella. Para llamar la atención de su esposa, el youkai la tomó de la mano con suavidad.
 
“En que piensas?”
 
“En un paseo que tuve por el jardín esta tarde, fue maravilloso!”
 
“Ya veo!”
 
Como Van se había levantado para ir en busca de algo para tomar, Rin pudo acurrucarse con Sesshoumaru esperando que sirvieran la cena. Por alguna razón sentía mucha hambre y le estaba sonando el estómago como si no hubiera comido en días.
 
Aprovechando que estaban tan cerca, Sesshoumaru le pregunto divertido si tenia mucha hambre, como toda una niña consentida le dijo que si no le servían comida rápido se iba a poner a gritar. Ella no pudo saber la felicidad que en ese momento sintió Sesshoumaru, sus sospechas estaban bien fundadas porque todo indicaba que la pequeña estaba embarazada.
 
(Debo buscar el momento oportuno para decírselo…mi primer cachorro, parecía tan lejano y ahora es una realidad…Rin mi pequeña esposa, pronto tendremos el primer bebe perrito…)
 
Minutos antes de que sirvieran la cena, Inuyasha entro acompañado de Moru. El joven venia tan sonriente que no hubo duda para ninguno de los presentes, que el hanyou había aceptado que los dos muchachos se vieran.
 
A la expectativa, Keiko no hizo ningún intento por acercarse a Moru, pacientemente espero a tener a su padre frente a ella. El temperamental hombre mitad bestia tenia una mirada de total resignación y con el alma en vilo Keiko lo miro con los ojos muy abiertos.
 
“No quiero que te andes viendo a escondidas y de noche con él. Se verán en el día y con mi permiso o el de tu madre…cualquier cosa extraña y sacare a colmillo de acero, te quedo claro?”
 
“En serio papi?”
 
“Argg eres una tonta!”
 
Keiko gritó de felicidad y se lanzo a brazos de su padre que a pesar de sentirse derrotado, no podía negar la satisfacción de ver a su hija tan feliz. Le dio un último apretón mientras refunfuñaba que era igual de manipuladora que su madre.
 
“Few! Siempre se salen con la suya, son unas tontas!”
 
Una vez liberada del abrazo de su padre, la adolescente corrió hasta Moru que la abrazo y le dio un beso en la mejilla para no tentar a su suerte, ahora que tenía el permiso de Inuyasha.
 
Kagome se acercó a su esposo por detrás y en un susurro le dijo que estaba muy orgullosa de él. Inuyasha le lanzo una mirada supuestamente furiosa y le dijo que esperaba que todo saliera bien. Junto a ellos, Van demandó atención y su padre lo cargo en brazos como si fuera un bebé.
 
“Papá tu no eres un mounstro sin tacto…a veces!”
 
“Gracias enano!”
 
Durante la cena se sentaron uno junto al otro, Sesshoumaru contuvo su diversión al ver que la pequeña parecía una máquina insaciable de comer. Cuando él le puso un bocado en la boca, Rin no perdió el tiempo para acomodarse en el regazo youkai y así seguir disfrutando de ser alimentada por su esposo.
 
“Así me gusta mas comer!”
 
Sesshoumaru no le dijo nada y siguió poniendo pequeños trozos de comida en la voraz boca. Una vez que Rin anuncio que estaba satisfecha, el youkai centro su atención en Van. El niño no había dejado de mirarlo fijamente y sin ser brusco el príncipe lo interrogó.
 
“Que sucede enano?”
 
“Nada, solo estaba viéndote!”
 
“Y?”
 
“Cuando sea mayor me voy a parecer a mi papá y a ti!”
 
“Entonces tienes suerte, serás apuesto y poderoso
 
“Si, pero no seré un monstruo sin tacto, yo voy a ser diferente. En el momento que encuentre a la mujer de mis sueños, le voy a decir que la amo y jamás me separe de ella, ni me iré con otras mujeres!”
 
Tanto Inuyasha como Sesshoumaru miraron al pequeño con una mirada asesina. Rin miraba a Van con las manos en la boca tratando de no reírse demasiado y Kagome hacia su propio esfuerzo por no aplaudir las palabras de su hijo. Folken y Sukime, asentían con la cabeza, mientras que Keiko y Moru estaban en su nube particular.
 
Los monstruos sin tacto no dijeron nada y fue Rin la que felicito al pequeño por aquella decisión tan sabia. Indignado, Sesshoumaru se volvió a verla como si quisiera reclamarle pero ella le pico el ojo y el youkai no tuvo más remedio que dejarse besar en los labios, frente a todos.
 
“Van no te preocupes tu sabrás conquistar a la mujer de tus sueños sin problemas, no como algunos!”
 
“Gracias Mami!”
 
“De nada mi amor!”
 
Continuaron la cena en una atmósfera muy agradable y tranquila. Una vez que terminaron se quedaron conversando en el salón de junto. Folken entretenía a Van, Kali y a Sukime con relatos fantásticos de las peleas entre youkais `malos' y el Gran Inutaicho.
 
Una vez que el sueño comenzó a adueñarse de Rin, Sesshoumaru se despidió de todos y llevo a su mujer en brazos hasta la habitación. Cuando llegaron al cuarto, Rin estaba completamente dormida, al tratar de cobijarla ella dijo entre dientes que no quería dormir con su kimono de princesa.
 
Cuidadosamente, el príncipe desvivió a la pequeña y le puso la yukata verde para dormir. Antes de cerrar la prenda sobre su cintura, amorosamente se inclinó sobre el vientre, pegando su mejilla sobre la piel femenina, luego cerró los ojos y trato de hacerse una imagen mental del cachorro.
 
Estando así, él comprendió lo vital que era aquella mujer para su felicidad, más ahora que finalmente había logrado darle el primero de sus ansiados bebes perritos. Dormida, Rin lo llamo en sueños y Sesshoumaru tuvo que cerrar la yukata y acomodarse junto a ella, en el momento que lo sintió a su lado, la pequeña buscó el calor de su pecho y siguió durmiendo plácidamente.
 
………………………&# 8230;………
 
Varios días mas tarde…
 
Cuando Rin entró al comedor solo Sesshoumaru estaba en el salón. Probaba el té con los ojos cerrados pero inmediatamente los abrió para sonreírle. Su joven esposa vestía un kimono rojo con flores de colores y llevaba una flor blanca en el cabello.
 
"Hola!"
 
Cuando Rin se acercó, Sesshoumaru la recibió con los brazos abiertos acunándola entre sus piernas. Sin dudarlo, ella se acurrucó a su esposo, deslizando ambas manos dentro del kimono. Para Sesshoumaru, sentir las delicadas y pequeñas manos sobre su piel le daba escalofríos y le recordaba lo afortunado que era de tenerla.
 
“Tienes hambre?”
 
“siiiii mucha!”
 
Mientras Meilin ponía los platos frente al príncipe, Rin le daba besitos en el cuello a Sesshoumaru con los ojos cerrados, mientras hacía ruidos con la boca. En los últimos días, sentía un hambre voraz y felizmente, Sesshoumaru consentía cada uno de sus antojos. Tampoco le decía nada por el incontrolable deseo de dormir por horas, que últimamente tenía.
 
Su amo se había transformado en un hombre amoroso y apasionado. Las cálidas y fuertes manos siempre estaban dispuestas a acariciarla, abrazarla y sobre todo desvestirla despacio para alargar el placer o, arrancarle el kimono por no poder contenerse queriendo dar rienda suelta a su deseo.
 
Rin se perdía en el placer del cuerpo de Sesshoumaru, en su voz, en sus mimos, en sus caricias, en la suavidad de su cabello y la profundidad de su mirada. Estaba a punto de dormirse con las caricias en su cabeza, cuando Van apareció en la puerta, esbozaba tal sonrisa que el príncipe comprendió que el pequeño sabía de la condición de Rin.
 
“Buenos días!!”
 
“Hola Bebé!!”
 
“Buenos días enano!”
 
Sin decir una palabra, Van se acercó a los dos y se abrazó a Rin con tal ternura que Sesshoumaru torció la boca. Muy en el fondo, estaba convencido que si su sobrino realmente se lo propusiera, podría arrebatarle el amor de pequeña esposa.
 
No se molestó en separarlos, la verdad era que ya estaba acostumbrado a aquellos abrazos triples; porque él salía beneficiado horas más tarde, cuando Rin le agradecía ser tan bueno y adorable.
 
Los agradecimientos de Rin eran increíbles, duraban toda la noche y podía disfrutar de su esposa y sus deliciosas curvas sin interrupciones, haciéndole el amor hasta quedar sin fuerzas. La pequeña se esmeraba por hacerlo sentir feliz y amado. El amor que compartían, era una alucinante droga que lo hacía perder la noción de la realidad, más allá de la Rin le daba.
 
Rogando que el pequeño no revelara su secreto, Sesshoumaru espero para ver si Rin percibía que la actitud del niño era diferente. Al notar que Van se le pegaba como si estar a su lado, fuera un asunto de vida o muerte, Rin se separó para ver a Van. El niño no decía nada solo sonreía.
 
“Que pasa Van?”
 
“Nada...estás hermosa Rin!”
 
Sesshoumaru miro a su sobrino con los ojos entrecerrados, fue obvio por la expresión de complicidad, que el niño estaba esperando algún tipo de señal o permiso para poder compartir la nueva noticia
 
Rin desayunó bajo la mirada atenta de sus dos más fervientes admiradores. El intercambio de miradas entre Van y Sesshoumaru, paso inadvertido para la princesa que estaba concentrada en saborear su abundante desayuno.
 
Viendo que el hanyou le torcía los ojos insistentemente, el youkai le hizo señas para que se mantuviera en silencio y calmado. Incapaz de controlar su naturaleza curiosa, Van hizo cara de súplica y desesperación.
 
Derrotado por los ojos infantiles, Sesshoumaru se levantó y tomando a Van como si fuera un fardo, salio del comedor para que pudieran hablar a solas.
 
“Ya volvemos pequeña!”
 
“Esta bien!”
 
Rin les sonrió y siguió comiendo, frente a ella Meilin la miraba sin parpadear. Sospechaba que Rin estaba embarazada pero no se atrevía a decir nada por temor a la furia del príncipe. Sin embargo, al ver el extraño comportamiento de Van y Sesshoumaru, supuso que pronto podría felicitar a la princesa.
 
Había algo que rondaba la mente de Meilin desde hacía semanas, pero no encontraba la forma para conversarlo con Rin. Estaba buscando las palabras correctas, cuando escucho la voz pausada de Rin.
 
“Meilin, hay algo que te preocupa?”
 
“…err bueno mas o menos, yo!”
 
Rin soltó una risita y le dijo que no fuera tan formal con ella. Después de todo prácticamente habían crecido juntas y aunque Meilin era mayor, era solo por un par de años. Animada por el carácter amable y cariñoso de Rin, la joven trago saliva y sin rodeos le dijo lo que le preocupaba.
 
“Rin-chan, como es Shippou? Es que me parece que es lindo!”
 
La princesa soltó un chillido de felicidad y terminando de dar un sorbo a su té, empezó a contarle a Meilin todo lo que sabía de su amigo. En su interior esperaba que fuera su dama de compañía, con quien Shippou pudiera encontrar felicidad.
 
Rin no tuvo reparos en alabar las cualidades de su amigo, y con cada palabra que salía de los labios de la pequeña, mas emocionada se sentía Meilin de poder lograr que el kitsune se fijara en ella.
 
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Una vez fuera del comedor, Sesshoumaru puso a su sobrino en el piso y le dijo que iba arruinar la sorpresa.
 
“Pero Tío, cuando le vas a decir?”
 
“Obviamente tendré que hacerlo hoy!”
 
“Puedo estar cuando lo hagas?”
 
“No enano…pero puedes estar cerca!”
 
“Siii!”
 
Sesshoumaru se rió entre dientes, al contemplar el baile de la felicidad que Van empezó hacer mientras repetía que pronto conocería a su primo. En medio de su baile, Van se volteo y le preguntó al youkai si realmente no le importaba que fuera a ser un bebé perrito hanyou.
 
Con una sonrisa torcida, Sesshoumaru le dijo que realmente no le importaba porque Rin era su pareja y que fueran puros o hanyous era irrelevante.
 
“Tío vamos ya para que le digas a la princesa!”
 
“Hai!”
 
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A/N: …siento nostalgia porque este fic ya casi termina.
 
Gracias: Lou, Ceci, Stefi, Eva, Adri, Dani, Alcione, Kumi, Mourisan, Saya, Crystal Darling, Naoko, Arline, Neko Valy, Chispita, Angel Oscuro, Lady Sesshoumaru, CCS64, Lemina Wena, Rox San, Giuliana, Mine-chan y su sister, Kykio-Inuyasha, Lady Sakura, The Nobody Girl, Eliana, Damaris,
Malkavian Kirie, Fenixgirl, Kagome-chan, El Alma de Angel, Chi2-Chan,
Pandora, Aome, Fabisa, Agaue, Estrellita, Tigresita, Umi, Uasi223, Asakura Kari, Naru, Knuckleschao, Itzi, Misao20, Katty, Nelly CC, Fanart Angel, Padilla, Hana Fujimi, MGA FGA, Picara71, Rosalyn, Chibi Haru Sama…
 
Chikas si se me olvido alguien me disculpan en serio.
 
Besos y abrazos a todas, han sido tan pacientes con este fic que me ha tomado una eternidad en actualizar.
 
Besos y abrazos
 
Z.