Saint Seiya Fan Fiction ❯ Armaduras y secretos ❯ el viaje ( Chapter 2 )

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CAPITULO 2: EL VIAJE.

Saint S
eiya no me pertenece. Sin embargo Cagglio y Misha si son personajes míos así que quedan advertidos. Gracias a Kotorimoon por sus comentarios te aseguro que Seiya recibirá una lección.

Shaina abandono el barco en cual viajo varios
días Y observo el puerto, el lugar hervía de actividad, los marineros y cargadores trabajaban duro en ese momento debían descargar un barco para dar paso a los demás. Se mezclo rápidamente entre la gente, quienes ocupados con su trabajo no repararon en la jovencita que portaba una larga capucha en ese inmerso calor y una mascara blanca.

Pronto dejo atrás los muelles aunque siguió caminando por la costa. La ciudad no parecía muy distinta al pueblo de pescadores cercano al Santuario. Ahora le
parecía lejano, pero eso si, se sintió segura de cumplir con la misión que le dio Athenea. Sintió unas gotas de agua en el cuerpo y se alegro, esperaba que con la lluvia se calmara el inmenso calor que hacia en el trópico. La lluvia arreció, pero la ignoro por buen rato. Se dio cuenta que ya casi anochecía, había pasado todo el día caminando bajo la lluvia, entre las concurridas calles cubierta con su capucha. Se mezclo entre la gente, y apretó el paso. No le gustaban las ciudades, quería salir de ella lo mas pronto posible. Sintió un poco de dolor en la espalda, las herida recibidas cuando protegió a Seiya de diversos ataques le molestaban. Nadie en el santuario sabía de ello, ni siquiera Milo. El siempre estaba al pendiente de ella y no se lo diría. Mucho menos iba a permitir que Seiya lo supiera, no estaba segura que le importase, tal vez iba a pregonar ante todos su pésima condición y lastimar más su orgullo. Como si no la hubiese lastimado bastante ya.

"No
debería pensar mas en ese estúpido" Se recrimino. "Lo importante es cumplir mi trabajo y eso haré" Pensó. Además sabía que con un baño de agua caliente el dolor desaparecía, decidió llegar a una hostería a mitad del camino.

El encargado
parecía acostumbrado a ver de todo porque no hizo preguntas, claro la moneda de oro que ella le presento ayudo bastante. Aunque le molesto la mirada ambiciosa del hombre y la forma en que la recorrió al llegar empapada al lugar.

Entro a la habitación, estaba limpia, aunque no obtuvo el agua caliente. Mientras se despojo de su ropa se lamento un poco de haber declinado la ayuda de Athenea de enviarle su jet privado por orgullo, pero en realidad ese viaje le
serviría de vacaciones. Ahora comenzaba el verdadero trabajo. Y por su honor iba a cumplir bien. Unos días alejada del santuario, sin el aburrido trabajo del archivo o soportando los comentarios a su paso realmente le caían bien. Había pasado ya un mes, un mes! Desde que volvieron del Hades y aún no paraban los rumores sobre ella.

Tras poner a secar su ropa empapada y ya en la cama se dispuso a tomar un largo sueño reparador.

Pero el sueño no estuvo tranquilo, se
vio en una noche oscura, corría en un terreno áspero en una noche sin luna y sentía miedo, mucho miedo. Una mujer que le sostenía su mano y la obligaba a correr y parecía estar tan temerosa como ella. Ella tropezó, la mujer la dejo atrás por un segundo, grito su nombre y luego silencio.

Se
despertó bañada en sudor cuando el sol ya estaba en lo alto, pero para ella solo durmió unos segundos - Maldita sea, perdí mucho tiempo aquí acostada - Se recrimino y salio presurosa.

Mientras en el santuario, Mu le informaba a Saori los avances que tenia con la reparación de armaduras. Iba conforme al plan a pesar de las pésimas condiciones en que algunas llegaron.

-Me alegra mucho
oír eso Mu, espero que termines con ellas antes de que lleguen las demás.

-
Así será su alteza - Respondió y fue hacia la puerta, pero se quedo parado.

Saori sentada es
bozo una sonrisa antes de decir: Puedes preguntar Mu, porque tienes una pregunta que hacerme ¿Verdad?

-¿Tiene alguna noticia de Shaina?

-Aun es muy pronto para ello, en un par de
días estará de vuelta.

-Disculpe Athenea, no entiendo porque la
envió a ella, tiene a muchos otro caballeros a su disposición. Cualquier pudo traerla antes.

-Precisamente por ello, elegí a una amazona que considero muy capaz, puede lograrlo. Y no
envié antes por ella, simplemente porque no era necesario.

-Eso espero porque de lo contrario.

-No digas más. Debemos confiar en que ella
volverá con la armadura te lo garantizo.

Mu guardo silencio y dejó del salón tras hacer una reverencia. Se
sintió algo avergonzado, después de todo su deber era obedecer ciegamente a su diosa, sin replicar órdenes. Ella sabia bien porque hacia las cosas, aunque ellos no alcanzaran a comprender.

A pesar de que
podía llegar a su casa zodiacal con solo tele transportarse decidió bajar las escaleras y saludar a sus compañeros. Pero Milo no estaba, las reparaciones en su casa seguían y solo se topo con Shun y Hyoga limpiando el lugar.

-Hey Mu! Milagro que te dejas ver! - Grito Hyoga y dejo el cepillo al lado.

-
Decidí hacer un poco de ejercicio. Veo que ya casi terminan las reparaciones.

-Solo quedan detalles -
Interrumpió Shun - casi todo limpieza como veras. El lugar era un desastre, pero debemos terminar hoy mismo antes de que llegue o se enfadara.

-No lo creo, han hecho buen trabajo.

- Claro, pero
había demasiada sangre manchando el piso y Milo fue muy claro en que no la quería ver más.

-¿Y de quien fue la culpa? ¿Quien se
ofreció a limpiarla?

-Vamos Shun! Ya todo eso
pasó, además ya casi terminamos.

-Nos vemos - Se
despidió Mu.

-¿Vas a seguir bajando? -Pregunto Shun -Porque si ves a mi hermano, ¿
Podrías decirle que tardare un poco mas, y que me espere?

Mu
asintió con la cabeza y siguió con su camino. Tampoco tuvo suerte en la casa de Virgo y se lamento, las charlas con Shaka eran muy amenas. Así que fue directo a la casa de Leo.

-Parece que tienes prisa Aioria.

-Es una tarde aburrida
tal vez haga unas visitas. Pero me alegra que estés aquí. Te ves algo preocupado.

-En lo absoluto, Athenea me ha dicho que no hay porque preocuparse. Así que visita a
Maria y salúdala de mi parte - Aioria tosió nervioso y Mu continuo - Dile que aún no hay noticias de Shaina, así que deberá trabajar sola un poco más de tiempo.

-Eso me da un buen pretexto.

-Exacto, así que disfruta la tarde. Nos vemos, aun tengo un recado
más que dar.

Mu se retiró a la
tranquilidad de su casa y su taller. Rodeado de armaduras completamente arruinadas o semidestruidas. Tenia aún bastante trabajo, pero en realidad esperaba con ansias ver la armadura que Athenea le encargo a Shaina. Esa armadura de la que su maestro le hablo tanto. Lo único que sabía era que no fue forjada de la misma forma que las demás. Fue todo lo que su maestro le dijo.

"Debes saber sobre esa armadura Mu, pero espero que nunca llegues a verla, es demasiado poderosa y trae
consigo calamidades. Recuerda bien Mu"

-Si es verdad eso, no entiendo porque Athena la busca ahora. ¿Acaso nos espera algún peligro mayor?

Shaina tras dos
días internada en la selva tropical, con el calor húmedo y agotada de buscar entre la espesa vegetación comenzaba a impacientarse, encima tenía el asedio de los insectos. Se preguntaba cómo pudo resistir Aldebarán esas condiciones y supo de donde provenía su resistencia, la maldita armadura no mostraba señal alguna y ella estaba impaciente. Siguió un afluente en busca de un río. Tenia la seguridad que algún aldeano le podría dar algo de información. Pero en esos dos días no se había topado con alguno. Siguió caminando con la esperanza de encontrar algo mas.

El arroyo se amplió, había menos vegetación y la arena formaba una rivera muy agradable. Camino con menor dificultad un par de horas
más al pendiente de todo, ese río la llevaría hacia una aldea con toda seguridad. Pero siguió observando la vegetación y no pudo creer su buena suerte, la caja de una armadura semi-escondida estaba frente a ella.

-Vaya, parece que esperabas mi llegada - susurro y se acerco a ella. Pero en cuanto la
movió de su sitio un agresivo cosmos a sus espaldas, gracias a su agilidad se salvo del ataque que dejo un pequeño cráter donde ella se encontraba.

-Deja eso maldita - Le gritaron- es mía!

Shaina observo a su agresor, de corta estatura y armadura de entrenamiento no era
más que un aprendiz, era obvio que la armadura no le pertenecía. Pero le sorprendió ver que en realidad peleaba con una chica que no portaba mascara. Esos ojos verdes la miraban con determinación y su rostro enmarcado por unos cabellos púrpura podría infundir miedo a cualquier caballero inexperto pero no a ella.

-Veamos si puedes impedirlo- Respondió ansiosa de una buena pelea, tenía tiempo sin alguna y tras todo lo sucedido
últimamente, realmente necesitaba pelear y descargar su furia.

-Ya lo veras - grito la chica y se
abalanzó sobre ella, Shaina se defendía con agilidad de los ataques, era buena, alguien le estaba entrenando bien. Los ataques de la chica consistían en fuertes patadas, excelentes giros y golpes combinados. Pero era demasiado lenta para Shaina quien se divertía ganando tiempo y observando a su alrededor porque sabia que donde había un aprendiz tenia que haber un maestro. Así que agrego: Soy un caballero de plata y no podrás ganarme tan fácilmente.

La chica grito algo que no
entendió bien y luego sintió un poderoso cosmos que tras golpearla la dejo sin aliento mientras sentía que su corazón se detenía.

-
¡Ya basta! - Escucho y el ataque termino. Su contrincante pareció asustarse ante la voz y dejo de pelear haciéndose aun lado.

Una amazona de largos cabellos blancos y cuerpo
atlético aterrizo frente a ella de un enorme salto, tampoco portaba máscara y le dirigió una penetrante mirada antes de decir: No se porque mi alumna te ataco, pero estas mi territorio. ¡Identificate!

-
¡Ella trato de robarse la armadura! Yo solo la detuve maestra -Le respondió la chica.

-Si me consideras tu maestra. -dijo con voz furiosa - Entonces ponte de vuelta a entrenar ahora mismo. Misha.

-Si, si.
Respondió la chica con una risa nerviosa.

Shaina se asombro al ver que la chica en realidad
tenía permiso de quitarse la máscara. Eso fue lo que la confundió, la chica entrenaba sin su máscara, prohibido entre las amazonas. Esa mascara era parte de la vida de todas.

Shaina se recupero del sorpresivo ataque y se
dirigió a la amazona - He venido por esta armadura por ordenes de Athenea y. ¿donde esta la armadura?

Señalo hacia la caja que
había sido abierta por el ataque de la chica hacia Shaina y la vio completamente vacía.

-¿Athenea ó el gran maestro? -La amazona ignoro sus palabras - Porque si es para él,
tendrás que matarnos para quitárnosla.

-Athena en persona me
envió. Pero. ¿Por qué dudan de mi palabra? ¿Acaso tienen una aversión hacia el gran maestro?

-Ese maldito no es la persona que ustedes creen, él intento


-Matar a Athenea, lo se, lo se - Dijo presurosa antes de recibir un ataque mas - Pero ya todo eso esta arreglado, Athena es la
única que controla el Santuario ahora. Lo sucedido con Ares y Saga termino.

La amazona
cayó de rodillas mientras sollozaba: ¡Oh Dios mío!!

La jovencita llamada Misha se
sorprendió ante esa actitud, no así Shaina quien entendió muy bien lo que pasaba. Ella era otra exiliada del Santuario y por lo visto desconocía muchas cosas.

Cagglio la invito a la pequeña cabaña, ansiosa de saber lo sucedido en esos
últimos años. Las tres entraron y como muestra de respeto Shaina se descubrió el rostro antes de sentarse a platicar. La jovencita se sentó en un rincón.

-Perdona las impertinencia de mi alumna - Yo soy Cagglio, armadura de bronce de Grus
(Grulla).

-Shaina, armadura de plata de
Ophiucus (ofiuco) - Respondió

La mujer la analizaba cuidadosamente - Realmente ha pasado mucho tiempo - Es bueno saber que una amazona porta una armadura de plata, son tan escasas.

-
¿Las armaduras de plata o las amazonas? - Interrumpió Misha.

-Ambas - Recalco Cagglio - Y cállate. Realmente he pasado mucho tiempo afuera, pero ahora quiero saber porque ahora buscas esta armadura, está a mi cuidado.

Shaina les
contó a grandes rasgos lo sucedido, el engaño, la muerte de Saga y de tantos otros caballeros. Las batallas que sucedieron tras ellos contra Poseidón y Hades. Y la tranquilidad que reinaba ahora en el santuario.

Cagglio
parecía más preocupada que relajada ante las noticias. Shaina lo atribuyo a la impotencia de la amazona en participar en todo ello. En cambio la jovencita parecía más que ansiosa por saber lo sucedido y bombardeaba con preguntas a Shaina.

-
¿En verdad ya no hay peligro para las amazonas en el santuario? ¿Y quien era ese Ares que mencionaste? ¿Porque estás aquí ahora?

-Basta Misha, deja que ella nos cuente.

-Mejor
dígame porque ha estado todos estos años escondida. En vez de salir a pelear, todo esto paso hace un año, ¿que la detuvo aquí? Y también. ¿Por que no portan sus mascaras?

-Vaya,
son demasiadas preguntas. Primero estoy cumpliendo la palabra que le di a mi maestra entrenando a su sucesora. Ambas salimos huyendo cuando el gran maestro comenzó a cambiar y ordenaba la muerte de todo aquel que se opusiera a el. Mi maestra y yo logramos salir por mucha suerte, pero eso si, muy malheridas. Este nos pareció un buen lugar para ocultarnos y sanar las heridas, así que hemos estado aquí desde entonces.

-Pero aún lejos de aquí su obligación era estar listas para cuando el poder de Athenea despertara por completo es algo que todo caballero debe saber.

-
¡Y lo se muy bien! Por desgracia ninguna de las aprendices logró estar lista a tiempo y aun no se si ella pueda - Señalo a Misha quien se balanceaba en el banco - solo le falta una ultima prueba. Oh! Pero que maleducada he sido. Misha ve a traer unos buenos peces para alimentar a nuestro huésped.

-Pero maestra.

-
¡Obedece! ¡Y hazlo pronto!!!

La chica salio farfullando y Cagglio espero un tiempo antes de seguir
hablando: Ella es mi ultima alumna y no se si pueda lograrlo. De fracasar mi vida habrá terminado.

-Bueno. A todo maestro le toca ver fallecer aprendices -
Recordó a Cassios.

Cagglio la vio fijamente -Lo dices por experiencia ¿No?

Shaina no
respondió, solo bajo el rostro.

-Si he visto morir a varias de mis aprendices, y fue muy duro. Pero estoy muriendo. Me queda poco tiempo y la prueba es demasiado difícil, si ella falla ya no
podré entrenar a ninguna otra.

-¿Qué tan difícil puede ser esa prueba?

-No puedo decirte, es un secreto y las amazonas sabemos guardar secretos. Y no precisamente nuestro rostro - Se rió cambiando totalmente de actitud -Te intriga porque las portamos. Aquí no son ne
cesarias. No hay ser humano kilómetros a la redonda y si alguno desafortunado vio mi rostro pues ya no existe. Otra cosa, viste la caja vacía ¿No? Mi maestra sabía que tal vez vendrían por ella, por eso aun la porta, y ella es quien aprueba a las aprendices.

-¿Entonces esta viva?

-
Podrás verla el día de la prueba ¿Te gustaría ser testigo?

Shaina no pudo evitar temblar ante la mirada de la mujer. Era muy extrañas su palabras pero mas la sonrisa de triunfo que portaba. No supo que decir, por fortuna Misha
volvió con la comida.

-¿Le pasa algo? -La vio la chica con extrañes ¿No me diga que tiene fiebre? Porque de ser así tenemos buenas hierbas medicinales.

Cagglio
respondió: No, tan solo quería saber en consiste la prueba que pasaras la próxima luna nueva, no se lo dije por supuesto.

-Es emocionante ¿Verdad? Lo que sea la prueba, estoy segura que lograre pasarla.

-Eso no es verda
d, no entrenas como es debido. Eres muy floja.

-Ah. N
o es cierto.

-Claro que si, nuestra
huésped tuvo suerte de que no hayas aprendido bien la técnica de lo contrario estaría muerta.

La chica
interrumpió con una sonrisa - Mis hermanas dieron su mejor esfuerzo pero no el suficiente, yo daré lo mejor de mi. Ahora si gustan comer algo mas en lo que esta listo el pescado, traje unas frutas, seguro no hay de estas en el santuario.

Cagglio se puso de pie dijo: cuidare el pescado. Las llamare en cuanto este listo.

Misha suspiro y le s
onrió a Shaina - Esta enojada, pero se le pasara pronto eso le sucede cuando no come bien.

-Supongo.

Mientras
comía Shaina veía asombrada la naturalidad que la chica se desenvolvía. Era muy activa y alegre, completamente distinta a la primera impresión tuvo de ella, dispuesta a matarla por defender lo que consideraba su propiedad.

-Misha es tu nombre ¿No es así?

-Sip, señora!

-No me digas señora, teng
o 16 años y mi nombre es Shaina.

-Es que es bastante alta. Ya quisiera crecer
así.

-¿Y hace cuanto que entrenas con Cagglio? - Pregunto mordiendo una fruta intentando no mostrar demasiado
interés.

-Bueno vivo con ella desde que tengo memoria. La considero mi madre, ya que ella cuido de
desde la muerte de mis padres, la vi entrenar a las otras chicas y fui yo quien pidió que me entrenara. Ella tardo tiempo en decidirse a ello. No quería que llevara la vida de una amazona, dice que es demasiado dura.

"No te imaginas cuanto."
Pensó Shaina.

-Inicié mi entrenamiento hace 6 años, aunque de ser por
hubiera empezado antes pero no quiso entrenarme hasta que tuviera la edad requerida.

-Entonces tienes 13 años.

-Pues casi -
Sonrió -en una semana, justo el día que haré la prueba. Excelente regalo ¿No? aunque el pastel de chocolate también lo será. Mientras me conformo con cargar la caja.

-Parece que te consiente mucho.

-Es una excelente persona aunque muy estricta. Mmmh, huele muy rico, el pescado esta listo.
¡Vamos!

-Vamos entonces.

Shaina se asusto de la forma en que tomaba el tema, hablaban de arriesgar su vida con gran
emoción. Igual que ella antes de obtener su armadura y encadenarse a esa vida. Pero recordó que ese era después de todo el objetivo de todo aquel que cuidase a Athenea. Sacrificar su vida por ella. Y todos en su momento tenían que hacer un sacrificio, pagar un enorme precio. Se preguntaba si en realidad esa jovencita podría pagarlo. Aún tenía demasiada inocencia en ella.

Pero eso tenía que verlo, igual ignoraba donde se encontraba la armadura y sin ella no
podía volver al santuario. Decidió aceptar la invitación de presenciar la prueba de Misha. Esa semana le serviría para vigilar a Cagglio.

-Cagglio quiero decirte algo. -Se
dirigió a la amazona quien revisaba los pescados.

-Si, dime.

-Acepto tu
invitación, me quedare hasta el día de la prueba.

Cagglio esbozo una sonrisa mientras la joven salto de gusto al
oír su decisión.

-Solo tengo una regla que debes aceptar. No intervengas en el entrenamiento.

-Es tu territorio y tu alumna, haz lo que quieras -
Respondió, se imagino una petición así. Eran reglas de las amazonas y ella mas que nadie las respetaba. Nunca se atrevería a intervenir en la forma en que Cagglio entrenaba a su alumna, existían tantos métodos como armaduras e incluso algunas técnicas podían variar de generación en generación - Solo te digo que en cuanto ella obtenga su armadura deberá regresar conmigo al santuario y presentarse ante Athenea.

-Nada me
daría mas gusto - Replico Cagglio - Pero come, el pescado sabe mejor caliente.
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