Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Decisiones ❯ Capitulo 4 ( Chapter 4 )
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Después de ese intento inútil por conseguir la carta que más deseaba, se fue a la oficina. Su temperamento no estaba en su mejor momento, y el único medio para liberarlo, eran sus empleados. Sin embargo la única persona que podía calmarlo era su querida hermana, su frágil, pero tierno corazón lo tranquilizaba aún en sus momentos más agitados y más incontrolables. Una sonrisa lo relajaba y le hacía olvidar el motivo de su furia. No obstante ella no estaba ahí, por lo tanto las consecuencias serían graves para sus empleados. Ya en el lugar, no quiso que nadie lo molestara o lo pagarían caro, su único rincón de paz recaía en el pensamiento sobre su hermana menor, su inocencia y sencillez lo tranquilizaban, y le eliminaban el estrés. Ya llevaba allí tres horas cuando sonó el teléfono.
-Habla Kaiba- dijo rápidamente.
-Buenas tardes joven Kaiba, espero que no me haya olvidado- contestó la voz.
-¡Pegasus!- interrumpió-¿ Qué es lo que quieres? ¡Yo ya no tengo tiempo para tus juegos, ni menos para tus inútiles negocios!-.
-Es una pena que piense de esa manera joven Kaiba, no obstante le tengo una oferta que no podrá recha.....- colgó Kaiba.
Su frustración estaba casi al límite y la llamada de Pegasus no lo ayudaba en nada. Ahora le resultaría difícil poder volver a concentrarse en su trabajo. Giró su asiento para poder ver la ciudad así por lo menos se podría aliviar de su frustración. La puerta sonó.
-Adelante- dijo Kaiba.
-Hola oni-chan- respondió dulcemente.
-Buenas tardes Kikyou, espérame un momento- dijo tranquilo.
Generalmente Kikyou iba a buscarlo para que le ayude con sus estudios, puesto que él la quería más preparada para enfrentar la vida adulta, por lo tanto cada semana el le hacía clases de todos los ramos. Por otro lado para Kikyou pasar el tiempo con su hermano la hacía muy feliz, no importando el contexto o lo que estuvieran haciendo, cada vez que Seto estuviera relajado y feliz ella trataba de confesársele, su amor por él era difícil de contener y tendría que decírselo pronto. Sin embargo la idea de perderlo no cabía en su mente y sería un golpe que difícilmente se recuperaría.
Mientras tanto Ambos salieron del edificio para ir a la mansión y estudiar en el patio del lugar, era un lugar con bastante vegetación y uno de los jardines más bellos del Japón.
Ya en la limosina Kikyou recordó que su hermano tenía una pista sobre el paradero del último ojos azules.
-Oni-chan ¿cómo te fue con la búsqueda del dragón?- dijo suavemente.
-Ya lo encontré, pero no quisieron vendérmelo- respondió un poco triste.
-Estoy segura que al final lo obtendrás- dijo Kikyou con entusiasmo.
Kaiba sonrió levemente, su hermana además de calmarlo, lo animaba y alentaba a ser mejor. Una de las causas por la cual el tomó Kaiba Corp. fue precisamente que su hermana estaba siempre detrás de él.
Dejando de lado el pasado, los hermanos llegaron a la mansión y se dirigieron a patio de atrás. Ellos tenían un lugar preferido para estudiar, un árbol de cerezo era ese lugar; a ambos les gustaba mucho estar allí, ya que era muy hermoso y placentero para cualquier actividad. Kaiba sacó un libro y empezó a explicarle un texto que allí aparecía. Kikyou muchas veces se desconcentraba, debido que su atención estaba no en el texto sino en su hermano, toda vez que ella estaba cerca de él tenía un impulso irresistible de besarlo o por lo menos revelar sus sentimientos, y esta no era la excepción. No obstante supo mantener la compostura y poner atención a lo que su hermano le estaba enseñando.
-Kikyou ¿entendiste?- preguntó tranquilamente el joven Kaiba.
-Si oni-chan- respondió inocentemente.
-Bien continuemos-.
De algún modo sus pensamientos volvieron a donde estaban. No podía controlarlo, estaba muy enamorada y eso la consumía por dentro lentamente, cada día sus sueños la torturaban y le hacían sus noches interminables de ilusiones para con su hermano. Todos los días imaginaba que Seto la besaba apasionadamente, la tomaba en sus brazos y le decía que la amaba y que la protegería eternamente, otras veces soñaba que él le hacía el amor toda la noche mientras le susurraba en el oído palabra de amor. Pero con todo esto su determinación crecía y estaba un poco más decidida a declararle su amor.
-Te juro oni-chan, que haré lo imposible para que me ames tanto como yo te amo y estaremos juntos para siempre- pensó con una mirada llena de ternura y amor hacia su hermano.
-Ya creo que es suficiente, ¿no lo crees Kikyou?-.
-Gracias por todo lo que haces oni-chan, de verdad me siento muy agradecida de tenerte a mi lado- respondió tiernamente.
-Yo también los estoy, además para mi no es problema ayudarte con todo lo que necesites-.
-Oni-chan ¿te puedo pedir un favor?-.
-Adelante Kikyou-.
-¿Podemos quedarnos aquí un poco más? Me gusta disfrutar del jardín y más contigo hermano- declaró sinceramente.
-Por supuesto-.
Entonces Kikyou abrazó a su hermano y colocó su cabeza en el pecho de su hermano.
A Kaiba le encantaba la franqueza que mostraba su hermana y más aún tenerla en sus brazos, era como un ángel caído del cielo: tan hermosa, delicada, tierna y muy inocente, su preciada hermana que tanto amaba y además era lo más valioso que tenía. Con una sola sonrisa ella era capaz de romper todas sus barreras y convertirlo en humano, él valoraba mucho esto tanto que si tuviera que dar su empresa a cambio de ella, lo haría sin dudarlo. Kikyou era su único motivo de felicidad en la vida. Mientras pensaba, su hermana se acurrucaba más en el pecho de su hermano, se sentía protegida como si nada pudiera pasarle en los brazos de Kaiba. Cada vez tenía más ganas de dormir, esto se debía a lo cómoda que se sentía con su hermano. Kaiba la observaba atentamente y también se sentía muy bien en ese momento, le hubiera gustado haber hecho esto más a menudo en el pasado, pero este no era el tiempo para arrepentirse, ya que no quería desconcentrarse del hermoso ángel que estaba a punto de dormir, nada en el mundo podía compararse con esto.