Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Decisiones ❯ Capitulo 3 ( Chapter 3 )

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-Oni-chan - llamó dulcemente.
-Si hermana ¿qué pasa?-.
-¿Cómo vas con la búsqueda del dragón?- preguntó Kikyou.
-La verdad es que solo tengo una sola pista, pero al final lo encontraré no importa cuánto me tarde- dijo orgullosamente Kaiba.
-Yo sé que lo harás, tengo fe en ello- respondió.
-Lo sé. Debo decirte que el almuerzo que preparaste está muy bueno- declaró Seto.
-Gracias Oni-chan, me alegro que te haya gustado; lo hice especialmente para ti- se ruborizó.
Kaiba se acercó a ella y la besó en mejilla.
-En verdad siempre cocinas siempre algo delicioso, yo debería estar agradecido hermana - susurró en su oído.
Su hermana se ruborizaba cada vez más, para que no la viera agachó la cabeza bruscamente. Seto no se sorprendió de la acción de su hermana, puesto que ya lo había hecho antes; le gustaba hacerlo. Entonces tomó el mentón de ella y levantó su cabeza para que pudiese verla.
-¿Qué pasa hermana?- se rió suavemente.
-m...mm- Kikyou no podía pronunciar palabra alguna.
En ese momento sonó el timbre para entrar a clases, Seto se levantó al igual que Kikyou y se dirigieron a sus respectivos salones. Kaiba le ofreció su brazo y ella con gusto lo aceptó, lo tomó con sus dos manos y continuaron su marcha.
Casi al llegar al salón se Kikyou, encontraron a Ayame. Ella los vio y no parecían como hermanos, sino que algo más.
- Te veré luego hermana- se fue Kaiba.
- De acuerdo oni-chan- se despidió dulcemente.
Ayame se acerco a ella y le dijo.
-Parece que tu hermano te quiere mucho, querida amiga- sonrió
-Lo sé, pero él solo me considera su hermana nada más- susurró tristemente Kikyou.
-¿Qué dijiste Kikyou? No te oí- preguntó.
-¡Nada, si..si es verdad- respondió exaltada.
-Mejor entremos a clases-.
Kaiba llegó un poco antes que su maestro, así que decidió realizar una pequeña lectura. No obstante algo lo inquietaba profundamente, al parecer la posibilidad de encontrar el último ojos azules había absorbido toda su concentración. Tenía que conseguirlo y nadie lo iba a detener. Entonces decidió que después de dejar a su hermana en la casa, el iría a la tienda del abuelo de Yugi y trataría de conseguirlo; el dinero no importaba, las cartas que ofrecería no importaban, solo el conseguirla valía ese precio y por último sino convencía al abuelo de Yugi ya se le ocurría otro plan para tenerlo. En el intertanto llegó el maestro.
-Señor Kaiba quiere responder la pregunta de la página 16- preguntó el maestro.
- La respuesta es 19... - respondió.
-Si señor-.
La escuela para él era una perdida de tiempo tremenda, preferiría estar en el trabajo que sería algo más productivo, además era muy fácil y si de él dependiera se iría sin pensarlo dos veces.
Después de la clase Kaiba esperó a su hermana en la puerta de la escuela, al llegar la vio muy agitada.
-Lo siento oni-chan, me retrasé un poco- dijo Kikyou.
-No importa, ni siquiera ha llegado la limusina.- respondió calmadamente.
El auto llegó minutos después, ambos subieron y Kaiba le dijo al chofer que a la mansión.
El viaje fue tranquilo y callado, solo hablaron cosas pequeñas como: cómo estuvo el día y cosas así, hasta que llegaron a la mansión. Los salieron, se fueron a sus respectivos dormitorios. Kikyou se cambió de ropa y Kaiba preparó sus cosas para irse a la oficina. Después de eso él fue a la pieza de su hermana para despedirse. Tocó la puerta.
-Kikyou ya me voy- dijo.
Ella salió de su dormitorio, estaba vestida con una falda azul y con un chaleco blanco. A Seto le gustaba cómo se vestía, tan inocente y tan sencilla.
-Que tengas un buen día oni-chan- respondió inocentemente.
-Gracias, si quieres ir a casa de tu amiga, no olvides avisarme- ordenó Kaiba.
Entonces se fue, le ordenó a su chofer que se dirigiera a la tienda de cartas. Tenía que saber si la carta que estaba buscando estaba allí y haría todo lo que está a su alcance para obtenerla. Su mente no podía concentrarse en otra cosa y hasta que no pudiera satisfacer ese deseo, no se quedaría tranquilo si no lo satisfacía.
-Ya llegamos Señor Kaiba- dijo el chofer.
Kaiba salió de la limusina y se dirigió a la tienda, casi en el escucho las voces de Yugi y sus amigos.
-Podemos ver su carta súper rara y poderosa, abuelo- suplicó Yugi.
-Si porfis ¿podemos?- dijo Joey.
- Mi carta súper rara, poderosa, bueno está bien- se rió el abuelo Solomón.
El abuelo sacó su carta de una caja muy elegante, toda la banda se sorprendió enormemente al verla; era el dragón blanco de ojos azules.
-Oooooohhhhhhh, con que esa es tu carta súper rara- dijo asombrado Yugi.
-A mi me parece una carta ordinaria- dijo Joey tomando la carta.
-¡No hagas eso, esta no es una carta cualquiera, además me la dio un viejo amigo- replicó el abuelo.
-Sería lo mismo si fuera una carta cualquiera- dijo Yugi.
-Así es Yugi, esta carta es símbolo de mi amistad- suspiró.
-Las cartas solo tratan de poder- se escuchó inesperadamente.
Todos lo presentes se voltearon para ver quién dijo eso.
-¡Kaiba!- gritó Anzu.
-¿Qué haces aquí ricachón?- amenazó Joey.
-Eso no es de tu incumbencia-.
Y allí lo vio la carta que estaba buscando.
-¡El dragón blanco ojiazul en un basurero como este, no puede ser!- dijo impresionado.
-¿lo puedo ayudar en algo?- preguntó el abuelo.
Kaiba puso su maleta en el mostrador y le mostró todas las cartas que había.
-¡Te daré todas estas cartas por el dragón!- dijo exaltado.
-No gracias, ¿algo más?- inquirió.
- ggrrr...de acuerdo, di una cantidad, te lo pagaré-.
- No vendería esta carta jamás, esto significa mucho para mi, no solo porque es rara sino que porque me la dio un viejo-.
-¡Qué patético, las cartas se tratan de poder, no de amistad ni sentimentalismos innecesarios!- declaró.
Kaiba salió rápidamente jurando que volvería.
- Obtendré esa carta a como de lugar, se arrepentirán de haberme conocido- se dijo riendo cruelmente.