Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Decisiones ❯ Capitulo 10 ( Chapter 10 )

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La mañana siguiente Kikyou despertó, se dio cuenta que su hermano estuvo allí ya que estaba dentro de su cama y tenía su pijama puesto. Rápidamente se levantó y fue hacia a la puerta, pero se dio cuenta de la carta que yacía en su escritorio. La tomó y lentamente la abrió, en esta decía:   Querida Kikyou.   Durante toda mi existencia sólo una cosa ha valido la pena: y esa es haberte conocido, cuidado y protegido porque eres lo único que me hace sentir vivo y me da el impulso para seguir siempre adelante, sin embargo lo de ayer despertó algo en mi  que pocas veces había sentido y es que mi pasado me empieza a hostigar tanto, por lo tanto necesito estar solo por un tiempo. Es por esto que debo hacer un viaje. No creas que te estoy abandonado ya que eso nunca ha pasado por mi mente, sin embargo este viaje lo haré para meditar y reconsiderar algunas cosas nuevamente, tal vez cambie aunque no prometo nada sólo que no te dejaré sola por mucho tiempo. Es necesario que haga esto por mí mismo pues de no ser así este viaje será en vano, no quiero decir que me estorbarías sino que es necesario tener mi mente en una cosa. Te quiero hermana, eres lo más preciado que tengo y mi vida sería nada sin tus sonrisas, tu cariño y tu inocencia, esto es otra razón por la que debo partir pues de no hacerlo tal vez llegue a herirte y eso no podría perdonármelo. Adiós hermana querida, no quiero que te sientas culpable por esto y te prometo que volveré lo más pronto posible.   Por siempre tuyo Seto Kaiba.   P.D   He dejado a cargo a Lester a cargo para que no tengas que ocuparte de la compañía, todo estará como si nunca me hubiera ido.   Kikyou se arrodilló en el suelo, las lágrimas fluían por sus mejillas como un río y su corazón se rompió en mil pedazos. La partida de su hermano fue la noticias más dolorosa y dura en toda su vida, sólo comparable a la muerte de sus padres. Aunque en la carta Seto prometía volver, Kikyou se marchaba para no volver nunca más. - Oni-chan...¿por...qué....tienes....que....enfrentarlo....solo?- murmuró entre sollozos.   Se levantó del suelo sólo para llorar en su cama, su pesadilla se había vuelto realidad: Seto se alejaba de ella y quedaba prácticamente sola, ahora quedaba únicamente la promesa de su hermano. Sin embargo ella esperaría eternamente por él si fuese necesario y al momento de su regreso sin duda alguna ella le confesaría sus sentimientos, lo amaría más que hoy y nunca le permitiría irse de su lado. Más tarde una criada se dirigió hacia la habitación de Kikyou, la razón era que se hacía tarde para ir a la escuela y ella debía avisarle. Al entrar vio a la hermana de su jefe llorando desconsoladamente en su cama, apresuradamente fue a su lado, vio la carta en su mano e inmediatamente se dio cuenta del motivo de sus lágrimas. -Srta. Kikyou por favor no llore más, al Sr. Kaiba no le gustaría esto- murmuró con un tono suplicante.   La triste muchacha abrazó a la criada y continuó llorando dolorosamente en su hombro, la sirvienta no podía culparla ni menos rechazarla, ya que se daba cuenta del dolor por el que pasaba Kikyou, además ella la quería mucho y también se entristecía al verla tan apenada. Por otro lado, Kikyou necesitaba alguien que la pudiera consolar y por lo menos una persona que la apoyara en este momento de aflicción. -Oni-chan....Oni-chan.....- expresaba dolorosamente.- Llévame....contigo-. -Está bien Srta. Kikyou, llore todo lo que quiera- murmuró reconfortadamente.- Estoy segura que su hermano estará aquí muy pronto-.   De este modo, Kikyou se desahogó por un buen rato en el hombro de la criada y más tarde sus lágrimas cesaron, sin embargo el sentimiento de perdida y angustia difícilmente harían lo mismo. La muchacha abrió sus ojos, estos estaban rojos de tanto llorar, y vio que su amiga y sirvienta le estaba sonriendo tiernamente. -Lo siento....mojé toda su ropa...por favor perdóname Srta. Mariel- dijo con pena. -No se preocupe Srta. Kikyou, lo importante es que usted ya ha dejado de llorar- respondió con amabilidad-.¿Se siente mejor?-. -Si, muchas gracias por consolarme, en verdad se lo agradezco-. -No hay de que- manifestó dulcemente.- Le sugiero que hoy día no asista a la escuela, no creo que usted esté en condiciones para ir-. -Está bien, pero ¿podría avisarles por favor?-. -Yo soy su sirvienta para eso estoy, además usted es mi amiga- declaró con suavidad. -Muchas gracias- dijo con una reverencia- A propósito ¿dijo mi hermano donde iba a estar?-. -Lo siento, pero él no dijo donde se iba a quedar-. -Ohhhh....- expresó con tristeza.- ¿Y no dejó algo para poder contactarlo?-. -No, él quiso que nadie lo molestara-. -Está bien, gracias de todas maneras-. -Srta. Kikyou es mejor que baje, su desayuno está listo-. -De acuerdo y muchas gracias de nuevo- expuso agradecidamente.   Mariel sólo sonrió y observó a Kikyou hasta que salió de la habitación, después empezó a ordenar la habitación de la niña. -En verdad ella es única. Debió haber sido muy difícil para el Sr. Kaiba dejarla, ya que se veía que ellos se quieren mucho-.                &nb sp;     Por otro lado Kaiba ya había llegado a su destino, era una casa al estilo occidental del siglo XIX en muy buen estado. Generalmente él y su hermana pasaban el verano allí para alejarse del estrés de la ciudad y también porque era un lugar rodeado por un hermoso bosque y cerca de allí hay una playa donde pueden bañarse y pasar un buen rato. Sin embargo Kaiba no estaba allí para divertirse, sino para enfrentar a su pasado. Ya de mediodía Kaiba estaba dando un paseo por el bosque pensando en todo y nada, pero le dolía haber dejado sola a su hermana y tan de repente. -Te pido que me perdones hermana, pero esto es lo mejor para los dos-.   Mientras tanto en la mansión, Kikyou estaba en el jardín disfrutando del paisaje. No obstante su mente siempre reposaba en su hermano y el dolor que ocasionaba su partida. -Oni-chan.....tu me dices que debo ser fuerte, pero te amo tanto que me imposible cumplir con lo que me pediste, me duele demasiado que no estés aquí mas no puedo seguirte pues no quiero molestarte- caviló con amargura.- Pero cada vez que pienso en ti no puedo evitar llorar, quiero seguirte, quiero ser la persona que cure tu corazón, quiero estar en tus brazos, sentirme protegida y amada por ti-.   Ella ya no pudo seguir, sus lágrimas empezaron a caer y la angustia invadía todo su corazón y alma. Cerca de allí se encontraba Mariel quien vio a la triste muchacha llorando, le dolía mucho también ver a su amiga en ese estado, por lo tanto tenía que hacer algo. -Esto no puede ser así, Sr. Kaiba debes darte cuenta que le estás causando un inmenso dolor a tu hermana- pensó con determinación.- Debo encontrarte y reunirte con ella para que no siga sufriendo, ya que si esto continua de esta manera no sé de qué será capaz Kikyou-.