Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Show me Love ❯ Chappy 1 ( Chapter 1 )

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Show me Love

Los únicos que se podrían decir que eran sus amigos del alma, eran Yugi y Malik junto con sus espíritus. Se llevaban bien, ya que tenían en común una cosa. Los tres tenían tres de los siete artículos del milenio. El rompecabezas tenía al alma del Faraón, Yami. El cetro poseía a un espíritu "psicópata", que venía del mismo lugar que el Faraón y finalmente, la sortija del milenio, quién poseía el alma de un profanador de tumbas, también un poco "psicópata". Yugi y Malik tenían buenas relaciones con sus espíritus. Después de Ciudad Batalla, Marik logró cambiar su mente por completo, aunque sigue siendo un poco agresivo, para tratar mucho mejor a Malik. Yami y Yugi se unieron más estrechamente hasta que nació en ellos un sentimiento que pasaba a la amista. Lo mismo le pasó a Malik y su espíritu, pero Ryo y Bakura, aún no se entendían. El ladrón seguía maltratando a su portador y Ryo seguía sumiso ante su fuerza ya que nada podía hacer. Los demás, sin incluir a Yugi y Malik y sus espíritus, le aconsejaron que se deshiciera de la sortija y de su espíritu exorcizándolo mas Ryo siempre terminaba diciendo lo mismo: "No puedo. Siento que no puedo. Lo necesito cerca de mí, aunque me haga daño".

Los únicos que estaban en contra de esta idea eran los otros portadores de los artículos y espíritus.

El despertador sonó y Ryo lo apagó para levantarse como de costumbre para ir al colegio. Sacó de su armario su uniforme y se lo llevó al baño. Se desvistió y entró en la ducha. Abrió el grifo y dejó que el agua fría recorriera su cuerpo para despertarlo. Una vez que terminó, salió y se dispuso a peinarse. Se colocó una toalla alrededor de su cintura y tomó su cepillo. Al terminar de peinarse y vestirse, volvió a su habitación para guardar los libros dentro de su mochila. La tomó y bajó las escaleras para encontrarse al pie de ellas con Bakura que lo miraba con cara de pocos amigos. Ryo bajó la mirada y comenzó a bajar las escaleras lentamente. Al pasar junto al espíritu, sintió escalofríos que recorría toda su espina. Bakura lo miró de reojo y Ryo se detuvo.

-Buenos días.-el siempre era amable con él aunque este no lo fuera.

-Hmmmm....-gruñó en modo de asentimiento.

Siguió su caminó hasta la cocina preparándose el desayuno. Bakura se apoyó en el marco de la puerta mirando como Ryo comía. Este, al sentirse observado, dirigió su vista hacía su espíritu. Bakura entrecerró sus ojos sin cambiar su expresión fría y cruel. Su compañero, al sentirse observado tan fijamente, se sonrosó levemente. Se dio cuenta de esto y siguió hasta terminar su desayuno. Tomó los platos y los cubiertos dejándolos en el fregadero. Era temprano y decidió quedarse en su casa hasta la hora. Quería tirarse en su sofá pero, Bakura tapaba la única salida hacía el living. Se quedó sentado unos segundos antes de enfrentarlo. Se fue dirigiendo hacía la puerta temblando un poco con los puños apretados. Su espíritu seguía mirándolo fríamente sin decir palabra ni hacer ningún gesto. Ryo se detuvo frente a él y le pidió amablemente que se corriera. La respuesta que su espíritu le dio fue "Oblígame".

-¿Por qué tienes que ser tan frío conmigo?

-Asunto que no te importa niño.-gruñó enojado

-Pero...yo intento ser amable contigo, y tu sólo me respondes de mala manera. Como si no quisieras. Yo te estimo. Quiero que seamos amigos.

-Los amigos son sólo para los débiles.-gruñó nuevamente un poco más

irritado.- Cómo tú. Yo no los necesito.

-¿Puedes dejarme pasar?

-Oblígame debilucho.

-No soy débil.

-Claro que lo eres. Tienes tanto miedo de mí que ni siquiera puedes pelear conmigo. Si quieres pasar, oblígame.

-No quiero obligarte. Sólo quiero que seas más amable.

-...-Bakura se retiró del paso dejando que su hikari fuera hasta el living para

acostarse en el sofá.

El menor se sentó y luego se acostó relajando su cuerpo y su mente. Entrelazó sus dedos y colocó sus manos en su pecho, cerrando sus ojos y respirando lentamente. Bakura seguía apoyado en el marco de la puerta mirando a su contraparte descansar antes de ir al colegio. Vio como su cabello caía suavemente por ese rostro tan atractivo. Como esos labios tan finos se entre abrían suavemente dándole un toque provocativo. El espíritu muchas veces intentó retener esos deseos hirvientes de besar esos labios tan finos. Se sorprendió a sí mismo con esos pensamientos. Sacudió su cabeza y volvió a fijar su vista en Ryo. Él seguía allí recostado con sus ojos cerrados, intentando de no pensar en nada. Muchas veces hubiera deseado acariciar con sus manos y enredar sus dedos en aquel cabello plateado que le caía hasta la media espalda. Tocar esas pálidas mejillas y mirar dentro de sus ojos marrones profundos. Volvió a sacudir su cabeza pero esta vez con más violencia. Se tomó su cabeza con ambas manos recordando algunos sueños. En esos sueños, siempre se encontraba con Ryo, ambos tirados en una cama, uno sobre otro, desnudos. Él era siempre el que hacía que Ryo lo abrazara de su cuello, gimiéndole en la oreja al sentir placer inmensurable. También era él quien besaba todo el ser de su contraparte, haciéndolo suspirar, gemir, hasta gritar de placer. Dio un grito tirandose de rodillas al suelo. ¿Cómo podía ser que tuviera ese tipo de sueños? Los sueños siempre muestran los deseos más profundos de la persona. "Estoy delirando. Esto no puede ser" pensó para si mismo. Al abrir sus ojos, se encontró con la mirada de Ryo que se encontraba preocupado ante la reacción de su espíritu. Esto enojó a Bakura y lo empujó alejándolo de su cuerpo. "¡Vuelves a hacer eso y lo lamentarás!" dijo furiosamente. Ryo asintió con la mirada triste. A Bakura se le hizo un gran vacío. Por alguna razón no soportaba ver de esa manera a su contraparte. Se sentía dolido. Volvió a sacudir su cabeza y regresó al cuerpo de Ryo. Este, al saber que su espíritu había regresado a su habitación mental y no podía percibirlo, sonrió felizmente.

Yugi salía de la tienda mientras que saludaba a su abuelo desde la puerta. Tea y Joey lo esperaban en la esquina de la cuadra para ir al colegio los tres juntos. En el camino se encontraron con Malik y lo invitaron a acompañarlos. Al llegar a su salón, Joey fue directamente al pupitre de Seto, que en esos momentos se encontraba leyendo un libro. Se sobresaltó al oír la voz del rubio. Le dedicó una mirada fría y luego una sonrisa. El rubio le devolvió la sonrisa sonrosándose levemente. Yugi tomó asiento en su lugar al igual que los otros a la entrada del profesor. Después de él, entró Ryo dirigiéndose a su pupitre.

En el primer receso, que era el más largo, Ryo decidió ir al techo, ya que casi ningún alumno iba allí. A llegar y cerrar la puerta tras de sí, se dejó caer, abrazando sus rodillas y hundiendo su rostro en ellas. La sortija del milenio tintineó levemente. Ryo sonrió y se sonrosó levemente. El se sentía atraído por su espíritu, que ahora tenía la libertad de tener un cuerpo propio para hacer lo que se le antoje. La mayor parte del tiempo se la pasaba pensando en Bakura. Tal vez era frío, cruel, insensible y agresivo, pero a el le agradaba. Le gustaba que sea como era. Eso fue lo que siempre le atrajo aunque muchas veces sentía que no podía soportarlo más. Ahora su espíritu ya no lo maltrataba tanto como antes, sino que le dejaba más libertad para hacer lo que él quería. Cerró sus ojos. Tenía sueño.

/Últimamente no has dormido lo suficiente/

-Debe ser porque tú me mantienes activo todos los días. ¿No ves que tardo mucho tiempo en recuperar esa fuerza que me quitas?

/No es problema mío que tu seas tan débil/

-Ya te dije que no soy débil como tu crees. Puedo ser fuerte.

/Dentro de 5,000 años/ dijo Bakura tratando de irritar a su hikari.

-...-

La campana sonó y Ryo volvió a su salón. Al terminar las clases, pidió a Yugi y a Malik que se quedaran para poder hablar con ellos. Estos asintieron y se excusaron con los demás. Los otros miraron al chico albino con malicia y luego se fueron. Cuando no hubo nadie más en el salón, Yugi y Malik acercaron unas sillas hacía el pupitre de Ryo para hablar. El albino los miró con su usual cara de tristeza.

-¿Qué ocurre Ryo?-preguntó el moreno preocupado.

-Últimamente no has estado muy atento a lo que pasa a tu alrededor.

-Es por lo que tengo.-respondió casi en susurro Ryo, como si quisiera que su Yami no se enterara de nada.

-¿Qué tienes?

-Siento...siento...que...-hablaba con nerviosismo como si tuviera miedo de que su contraparte se enterara.

-¿Quieres que dejemos a Bakura con nuestros espíritus?-sugirió Yugi.

-Te sentirás más libre para poder hablar.-Malik sacó su cetro de su mochila y lo miró.-Oye, Marik.

/¿Qué?/ dijo un poco irritado.

//¿Estabas durmiendo?//

/Si... ¿Qué quieres?/

//¿Puedes quedarte con el Faraón y con Bakura para que podamos hablar? De paso intenten saber por qué Bakura es así con Ryo.

//...Bueno...// dijo dando un bostezo.

Los tres espíritus salieron del salón y se dirigieron a la azotea. Mientras veían como el sol se ocultaba, el Faraón y el psicópata moreno guardaban la puerta para evitar que Bakura saliera. Este se quedó apoyado en las rejas, cruzado de brazos mientras mantenía sus ojos cerrados. Los otros dos espíritus no sabía como sacar la información que sus contrapartes le indicaron. Se miraron y se encogieron de hombros. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaron.

Ryo aún no se había decidido a hablar. Seguía teniendo miedo de que su espíritu pudiera leer su mente, y eso lo aterraba. Sus dos amigos intentaron hacerlo hablar pero fue inútil. Trataron de persuadirlo y funcionó. Le dijeron que sus espíritus estaban con él y le intentarían sacar cierta información que ellos quería. Esto tranquilizó un poco a Ryo, que decidió hablar.

-¿Qué era eso que sientes?-preguntó nuevamente el moreno.

-Me siento...atraído...por Bakura.

-¡Que bien! Debes estar feliz.-acotó Yugi felizmente.

-Bakura dice que el amor y la amistad es para débiles, y yo no soy ningún débil.

-¿Se lo has discutido?-intervino nuevamente el moreno.

-¿¡Estas loco?! ¡El tiene mucha más fuerza física que yo! ¡No puedo enfrentarlo!-dijo el albino aterrorizado.

-No, no, no. Me refería verbalmente.

-Si, varias veces, sin resultar que cambiara.

-Puede ser que Bakura este enamorado de ti.-acotó Yugi.

-¿Cómo? Bakura es...frío...cruel...insensible...no lo creo Yugi.

-¿Por qué no? Mírame a mí. Tengo como amante a un psicópata y todavía estoy vivo.-respondió Malik con un leve tono de burla.

/No soy ningún psicópata/ dijo Marik enojado.

//Cállate. ¡HEY! ¡¿Qué diablos estas haciendo?! ¡Deberías intentar hablar con el ladrón!/

/En eso estamos. Hisashiburi da na./ (N/A: "Esto tomará mucho tiempo")

-No creo que sea lo mismo, Malik.-respondió el albino.-Tu eres directo, yo soy tímido. Esa es la diferencia. Tengo miedo de expresar lo que siento por él.

Bakura se encontraba sentado, cruzado de piernas mirando a los otros dos de frente. Como ambos estaban bloqueando la única salida, no podía hacer nada. Se sentó frente a ellos esperando a que se cansaran y lo dejaran pasar, pero esto nunca sucedió. Estuvieron más de 30' mirándose sin decir palabra alguna. Bakura comenzaba a irritarse. Estar tanto tiempo sin hacer nada lo enloquecía. Necesitaba hacer algo o se volvería loco. Como no se le ocurría nada, rompió el silencio.

-¿Por qué demonios no me dejan salir?

-Nuestros hikari están hablando de algo importante con Ryo.-contestó el moreno.-Nos dijeron que te traigamos aquí porque Ryo no podía hablar temiendo que te enteraras.

-¿Y tu tienes que hacérselo saber a Bakura?-preguntó Yami enojado.

-...-tragó saliva.-Perdón.

-No importa.

-¿Cuánto más tardarán?

-¿Qué te importa?-dijeron los dos al mismo tiempo.

-Esto esta empezando a molestarme. Por lo que logré escuchar mientras murmuraban, era que querían saber algo sobre mí. ¿Qué demonios quieren saber?

-...-

-...-

-¿Perdón?

-...-

-...-

-Bakas.-dijo Bakura irritado.

-No somos idiotas.-dijo el Faraón enojado.

-Queríamos saber por qué maltratas a Ryo. Él no se merece ese trato. Es un chico muy amable, tímido. No creo que merezca lo que tu le das.

-Ese asunto no les concierne. Así que, olvídenlo.

-No nos iremos de aquí hasta que tu hables.-dijo el moreno.

-¿Para qué quieren saber?

-¿Qué te importa?-dijeron.

-Lo mismo les digo.

-Bien. Malik y Yugi quieren saberlo para tratar de ayudar a Ryo. ¿Contento?

-Ese es un asunto entre él y yo.

-Tu dices que el amor y la amistad son para débiles. Yo creo que Ryo es mucho más fuerte de lo que tu crees.

-¿A sí? ¿Cómo puede ser ese tonto más fuerte que yo eh?

-¿No te das cuenta psicópata?-dijo el moreno.-Míralo. Ryo ha soportado las torturas que le has puesto. Eso lo hace fuerte. Seguramente lo que quiere tu hikari es que cambies un poco. Lo que más anhela es que lo trates mejor.

-¿Ryo más fuerte que yo?-Bakura rió a carcajadas.-Ustedes si que dicen idioteces.

-Para tu información, Ryo quiere tenerte como un aliado, que lo ayudes cuando este en problemas, que le tiendas un empujón cuando lo necesite, cuando necesite un hombro para llorar, que sepa que puede contar contigo.-dijo Yami.

-La amistad es para débiles.

-Pues entonces, tú eres débil.-Bakura lo miró incrédulo.-No quieres aceptar su ayuda. Si no fuera por él, tu no estarías aquí. Yo logré cambiar mi mente para poder relacionarme mejor con Malik, y lo logré.

-Yo nunca seré compañero de Ryo.

-¡INSENSIBLE! ¡¿Qué acaso no lo sientes cerca de ti, intentando llegar a ti, para tratar de ser tu amigo, de ser la persona más preciada para ti?! ¡Hacerte razonar es como hablarle a una pared! Pronto sentirás como tú, si tú, caes en el amor de él. Sentirás que lo necesitas a tu lado porque sin él no puedes estar. Así aprenderás a tratarlo como debes hacerlo, Bakura.