Yu-Gi-Oh! Fan Fiction ❯ Show me Love ❯ Chappy 2 ( Chapter 2 )

[ T - Teen: Not suitable for readers under 13 ]

Ryo se encontraba acostado en su cama, de lado, mirando la pared. Pensaba en lo que le habían aconsejado sus amigos. Esos consejos le serían de gran utilidad para tratar de confesarle a Bakura lo que sentía por él. Le resultaría difícil hacerlo, puesto que Bakura no dejaba que él hiciera lo que quería. Tomó la sortija que colgaba de su cuello y acarició el ojo que tenía en el triangulo. Se sorprendió al ver que el objeto se teñía de un leve tono rojizo, y sonrió. Atrajo la sortija hacía su pecho, abrazándola fuertemente. Se acurrucó todo lo que pudo, sintiendo el calor que emanaba la sortija. Se sonrojó de tan sólo sentirlo, ahí, tan cerca suyo pero a la vez tan lejano.

-Bakura...-susurró para si mismo.-Mi amor por ti, será para siempre.-cerró sus ojos y dejó que el calor de la sortija lo inundara, mientras se sonrojaba aún más.-Sólo tu y yo. Lo demás es nada. Aishiteru...mi Yami no tenshi...(N/A: "Te amo...mi ángel de la oscuridad")

Bakura se encontraba recostado en el sofá mirando el techo, pensando en lo que le dijeron los espíritus esa tarde. Que pronto caería en el amor de Ryo. "Amor". Ese sentimiento nunca lo había experimentado y esperaba que nunca lo hiciera. En el pasado, aprendió como el amor es tan cruel. Hay tres clases de amor. El amor de la familia, el amor de amigos y el de amar a una persona que quieras con toda el alma. Cuando era un adolescente, hace más de 5,000 años en el Egipto, vivía con su padre y madre, antes de decidirse de ser un ladrón de tumbas. Una noche, se enteró que su madre engañaba a su padre con otro, sólo porque él y su hijo tenía el cabello blanco. Esto molestó tanto a Bakura, que juró nunca amar a nadie más en su vida. Hasta el día de hoy, la estaba cumpliendo, pero se iba desvaneciendo. Se estaba dando cuenta que se estaba sintiendo atraído hacía Ryo. Aquellas veces que intentó retener esos deseos hirvientes de besarlo, era un indicio de que se estaba enamorando. Otro era ver esos labios tan finos entre abiertos mientras dormía, hacía que su cuerpo actuara contra su voluntad, y deseara besar aquellos labios que tanto anhelaba y mirar aquellos ojos profundos color marrón. Bakura se dio cuenta que algunas veces, si él estaba de humor al igual que Ryo, este lo miraba seductoramente. Esto ponía nervioso a Bakura. Sentía que en su pecho se concentraba un calor enorme, tan sólo de ver aquella mirada tan deseadora. Pudo retener hasta ahora esos impulsos, pero sabía que no los podría retener por más tiempo. Había sentido como Ryo acariciaba con suavidad la sortija y eso produjo que se sonrojara, haciendo que el objeto lo imitara. Tal vez era cierto que estaba cayendo en el amor que Ryo intentaba darle, para ser la persona más preciada para él en todo el mundo. Se dio la vuelta mirando el respaldo del sofá, colocando un brazo a modo de almohada y el otro sobre su cuerpo. Cerró sus ojos y fue recordando como maltrató a Ryo en todos esos años.

-Tal vez sea cierto que en estos años, me he vuelto un insensible. No he sentido cerca a Ryo, y tal vez por eso sea que él me sienta tan lejano. Intentaré...no...es mucho...Yo soy así. Lo más probable es que el me quiera como soy y no como él quiere.

Ryo bajó a la cocina para preparar la cena para los dos, con la sortija en el cuello. Vio como Bakura dormía en el sofá, todo acurrucado por el frío. Lo tapó con una frazada hasta los hombros, y sonrió. Le acarició los flequillos que caían en su frente, apartándolos para poder ver el rostro sereno de su Yami dormido. Con timidez, besó la mejilla de Bakura. Su espíritu hizo una mueca a la vez que dejaba escapar un leve gemido. Ryo se sonrojó y se dirigió a la cocina.

Yugi se encontraba en su dormitorio terminando la tarea de literatura, con desgano. Como le aburría literatura. Terminó su composición y la tarea de las demás materias. Dejó su bolígrafo en el escritorio y se estiró en la silla, dando un bostezo. Yami entró en la habitación diciéndole que el baño ya estaba listo y que después de que saliera, cenarían. Yugi gimió en modo de afirmación y se dejó caer sobre el escritorio, apoyando su cabeza en sus brazos cruzados a modo de almohada, mientras cerraba sus ojos. Yami se acercó y lo despeinó. Yugi protestó volteando su cabeza hacía el otro lado.

-Oye, el baño está listo. El abuelo dijo que tenías que darte un baño.

-No quiero. Quiero dormir...

-Yugi...arriba...date un baño rápido. Come y luego duerme. Es fácil.

-Fácil decir pero no hacer.-dijo medio dormido.

Yami suspiró y levantó a su hikari en brazos. Yugi lo miró con sus ojos entrecerrados por el sueño. Lo recostó en la cama, debajo de las sábanas y tapándolo hasta los hombros. Su contraparte se había quedado dormido a los pocos segundos. Yami lo besó y salió de la habitación para avisarle al abuelo que Yugi estaba muy cansado.

Malik se encontraba dentro de su bañadera llena de agua caliente, boca abajo, apoyando los brazos en el borde y su cabeza en ellos con sus ojos cerrados. Sacó sus piernas hasta las rodillas del agua y se acomodó. El vapor y el agua caliente lo estaban durmiendo. Su hermana le golpeó la puerta suavemente avisándole que la cena estaba lista. Él contestó medio adormilado con un gemido. Sabía que tarde o temprano se quedaría dormido en el agua. Ya le había pasado varias veces. El agua lo relajaba de las tensiones del día, y se dormía lentamente. Marik entró en el baño a pedido de Isis para que sacara a su hermano del baño. El espíritu se arrodilló quedando cara a cara con Malik. Este abrió sus ojos mirándolo curiosa y divertidamente. Marik sonrió acariciando el cabello de él.

-Hikari no tenshi...-dijo en susurro. (N/A: "Ángel de luz")

-¿Mmmmm?-contestó Malik.

-Hora de cenar...has estado aquí desde las siete y media y son casi las nueve.

-¿Y qué?-respondió medio dormido.

-No puedes vivir en el agua.

-Bueno...ya voy...-dijo mirándolo directamente a los ojos.

Malik entrecerró sus ojos, pidiendo que lo besara. Marik hizo caso a su petición y lo besó dulcemente. Al separarse, el espíritu le dijo que se apurara en salir. Malik le contestó afirmando con otro gemido al ver cómo salía su espíritu. Salió del agua y se colocó una toalla en la cintura. Sacó el tapón de la bañadera, apagó las luces y salió directo a su habitación para vestirse. Se encontró al entrar que Marik se encontraba sentado en su cama, como esperándolo. Rió y le dedicó una mirada divertida. Se fue a su armario para sacar sus ropas de dormir y se dirigió hacía Marik.

-¿Qué ocurre Yami no tenshi?

-Nada. Sólo observo.-dijo divertidamente.

-¿El espectáculo que te doy gratis eh?

-Algo así.-dijo mientras veía como Malik se desataba el nudo de la toalla.-Aunque si quieres que te lo pague...

-No hables.-dijo soltando la toalla dejando todo su cuerpo desnudo.-Si quieres el espectáculo, dime cuándo lo quieres.

-Después de la cena, hikari.-dijo mientras recorría con la mirada el cuerpo desnudo de Malik con hirviente deseo.-Vístete. No aguanto las ganas.

-Como quieras.

Terminó de vestirse y salieron juntos de la habitación hacía la cocina para comer la cena.

Bakura se dio media vuelta y cayó al suelo. Ryo dejó su libro sobre la mesa y fue a ver qué había ocurrido. Se rió al ver la escena. Su contraparte lo miró con cara de pocos amigos y volteó la mirada. Trató de moverse pero le dolía por la caída. Ryo se colocó en cuclillas a su altura cerca de él, sonriéndole. Bakura resopló disgustado. Su hikari se puso de pie y le tendió una mano para ayudarlo a ponerse de pie. Al principio no la aceptó pero al ver que no había otra solución, la tomó. Sintió un estremecimiento recorrer su espalda. Nunca antes había sentido la suavidad de la piel de su hikari con tanta atención. Era suave, como la seda. Ryo tiró haciendo que Bakura se colocara de pie, quedando frente a frente. Aún seguían con sus manos una sobre la otra. Ryo se dio cuenta y, bajando la mirada, se sonrojó. Bakura no comprendía y, al ver como se encontraban sus manos, se sonrosó también apartando la mirada. Su hikari vio con sorpresa como nuevamente la sortija se teñía de un rojo pálido. No quería soltar a su espíritu. Esa era la primera vez que podía estar tan cerca de él, sin que Bakura lo insultara o amenazara. Apretó con fuerza la mano de su oscuridad sonrojándose más y viendo como la sortija adquiría un tono rojizo más fuerte. Sentía su corazón palpitar rápidamente. Sintió como Bakura lo atraía hacía su cuerpo, abrazándolo. Ryo descansó su cabeza en el pecho de su espíritu, sintiendo como sus mejillas se teñían de un rojo intenso. Escuchaba los latidos apresurados de su Yami. Él también se encontraba nervioso, pero Ryo no sabía de qué. Bakura comenzó a jugar con el cabello que tanto había querido tocar. Sus manos calmaron su deseo de acariciar aquel cabello plateado.

-Bakura...-susurró casi para sí, sorprendido por la acción de su yami.

-Lo sé. Yo también.-le contestó con tono amable y dulce.-He sido muy duro contigo. Tú no lo mereces. Eres un chico muy amable, sincero e inocente. Debo confesarte algo, Ryo.-su hikari se sorprendió al oír a su espíritu llamarlo por su nombre.-Antes sentía envidia de tu amabilidad. Ver como los demás te apreciaba por ser como eres...Esa envidia fue una parte por la que te maltrataba.

-No importa. Yo seguiré a tu lado. No me importa que seas un "psicópata" como te dicen los demás. Todo lo demás es nada.

-He oído de vez en cuando, como Joey y los otros te decían que te deshicieras de mí, para siempre y así tener una mejor vida. Con excepción del enano y Malik, junto con sus espíritus.-abrazó fuertemente a Ryo, como si quisiera impedir que se alejara de él.-Ryo...¿Realmente quisieras deshacerte de mi para siempre?

-¡JAMÁS!-Ryo se separó de él, sorprendido por la pregunta como por su respuesta.-No quise gritar. Nunca te apartaría de mi lado, aunque los demás digan que tendré una mejor vida. Bakura...-se sonrojó y agregó.-Tú eres mi vida. Tú eres una mejor vida para mí. No me separaré de ti nunca.-abrazó nuevamente a Bakura pero con más fuerza.-Te amo...

Bakura se quedó perplejo ante esas palabras. Abrazó a su hikari lo más que pudo. Temblaba. Se sorprendió a si mismo, temblando. Sentía miedo pero, ¿De qué? ¿Acaso de la respuesta que le daría a Ryo? Él también lo amaba, pero no era bueno con las palabras, sino con los gestos pero en esta ocasión, debía decírselo o hacérselo saber. Ahora o nunca. Se separó un poco de su otro yo, mirándolo fijamente a los ojos. Besó su frente, luego las mejillas, y finalmente, esos labios que tanto deseo le habían provocado. Ryo no supo como reaccionar ya que no se esperaba ese gesto por parte de Bakura. Pero, desafortunadamente, una pregunta pasó por su cabeza. ¿Realmente lo amaba o sólo estaba jugando con sus sentimientos? Al terminar el corto beso, Ryo se animó a preguntar.

-¿Realmente me amas, Bakura?

-Si...-contestó tímidamente.-Lamento haberte hecho pasar por todo lo anterior. Siento mucho haberte maltratado...No se cómo puedes amarme después de lo que te hice.

-Debe ser porque en el fondo sabía que eras una persona atractiva, más de lo que eras exteriormente. Creo que me atrajo tu terquedad, lo posesivo y lo celoso que eres.

-Tú eres perfecto. No tienes ningún defecto. Nada. Eres perfecto, Ryo. Te amo...

Ryo sonrió felizmente. Había esperado mucho tiempo para poder escuchar aquellas palabras de su Yami y finalmente las escuchó. Lo besó tímidamente al tiempo que su espíritu regresaba dentro de su cuerpo, mientras que le daba calor.