Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 4 ( Chapter 4 )
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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Conlos personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
CAPITULO 4
Los siguientes días fueron tranquilos, como se había previsto Sakura pasaba ahí todo el día con Shaoran. Afortunadamente nada malo había pasado y Tomoyo casi había creído que todo había sido producto de una pesadilla.
Casi… lo único que le decía que no era así eran los dos guardaespaldas y el chofer que la acompañaban a todos lados. Tomoyo había tratado de convencer a Li a través de Sakura de lo innecesarios que eran pero ella misma le había dicho que era imposible que se le retirara la guardia.
La amistad con la chica creció mucho más, al igual que la curiosidad que sentía Tomoyo por la familia Kinomoto, y en especial por uno de sus miembros.
En cuanto a Keiju, Tomoyo no había podido comunicarle sus sentimientos y el chico tampoco parecía dispuesto a tocar el tema, se habían visto un par de veces fuera de casa y solo para compartir la hora de la comida. La conversación siempre giraba en torno a la situación de su familia y la necesidad de que terminará pronto. Keiju también consideraba innecesarios a los guardaespaldas, decía que con él nada podía pasarle. Tomoyo tenía que agradecer el que al menos podía platicar con alguien más, aparte de Sakura sobre este tema y el mismo Keiju parecía dispuesto a soportar los inconvenientes que se presentaban.
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Esa tarde Tomoyo estaba en su clase de pintura, llevaba varios días concentrada en la creación de su más reciente obra, al parecer el relato de Sakura sobre el rancho había excitado su imaginación al grado de tratar de recrear su versión de lo que ella creía que sería el lugar.
-Muy bien señorita Daidouji -la alabo la profesora Seiko cuando pasaba junto a ella-. Haz mejorado mucho.
La profesora paso su vista de la pintura de Tomoyo a la del guardaespaldas que se encontraba en ese momento junto a la puerta mirando en dirección a ellas sin perder detalle. No paso inadvertido para Tomoyo la expresión de hastío de su profesora cosa que la entristeció, ya había pensado seriamente dejar esta clase también por lo menos por el momento. “Si no fuera por que le gustaba tanto pintar… y necesitaba de la tranquilidad que ello le proporcionaba” -pensó Tomoyo dando un suspiro.
De repente la tranquilidad del lugar fue interrumpida por un sonido, la alarma contra incendios comenzó a sonar. Todo sucedió con tanta rapidez que a Tomoyo le sería difícil recordar más tarde con detalle lo que pasaba.
-Rápido, todos afuera -ordenó la profesora Seiko.
Tomoyo se quedo un momento estática, tratando de comprender lo que estaba pasando, hasta que el guardaespaldas la tomó del brazo para llevarla a la puerta. Mientras escuchaba cuando se comunicaba por un pequeño radió colocado en su muñeca con el otro guardaespaldas que ya se encontraba en la puerta de emergencia del edificio. Todo parecía irreal, escuchando gritos y gente corriendo hacia afuera, apenas pudo ver algo pues el guardaespaldas la llevaba casi abrazada evitando que nadie a su alrededor intentará algo contra ella.
Salieron del edificio rápidamente con el resto de la gente, pero no se detuvieron hasta que llegaron junto al auto y la subieron en él. Las sirenas sonaron anunciando la llegada de los bomberos.
-No creo que sea conveniente que nos quedemos aquí -anunció uno de los hombres.
-Tienes razón -estuvo de acuerdo el otro-. Es mejor que nos vayamos -y dicho esto los dos subieron al auto.
-Pero… mis cosas -dijo Tomoyo con urgencia-. ¡Mi pintura!
-No se preocupe, señorita. Después de dejarla en su casa, volveré por sus cosas.
-Está bien -dijo Tomoyo con desgano y volvió su vista atrás deseando que no sucediera nada malo.
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Cuando Tomoyo entro en la casa ese mismo día, notó que la atmósfera se sentía diferente. No parecía haber nadie alrededor. Subió a su habitación y se quedo ahí con la extraña sensación de que algo sucedía.
Después de una hora bajo de nuevo a ver si alguien había llegado pero al preguntarle a una de las sirvientas esta muy nerviosa le contestó que sus padres aún no se encontraban en casa. Camino por el jardín y noto a uno de sus guardaespaldas en él como si la vigilara, pero ¿por qué? Se encontraba dentro de la casa y ahí era seguro ¿o no? Se dirigió hacia él con la sensación de malestar cada vez más intensa.
-“Algo esta mal” -se dijo a si misma-. Disculpe, sabe si ya recogieron mis cosas de la universidad.
-Bueno… -titubeo el hombre, cosa que extraño a Tomoyo-. Ss… si, ya están aquí, pero…
-¿Pero qué? -preguntó Tomoyo más desconfiada-. ¿Dónde están? ¿Por qué no las llevaron a la casa? ¿Qué esta pasando? -dijo al fin.
-Bueno… yo…
-Tomoyo -la llamo una voz detrás de ella acercándose a las dos personas.
-¿Qué esta ocurriendo aquí? -preguntó a Sakura-. Por qué no me vas a negar que algo sucede, todos parecen actuar de una forma muy rara y ¿dónde están mis cosas?
Sakura pareció dudar un momento y se volvió a ver al hombre que estaba con Tomoyo.
-Puede retirarse, yo me encargo.
-Pero… señorita… el señor Li.
-Yo me encargo -lo interrumpió Sakura con determinación-. Estaremos adentro.
-Después de esto se dirigieron a la casa, Sakura estaba muy callada y preocupada también. Trataba de encontrar la manera de comunicarle a Tomoyo lo que había sucedido. Cuando llegaron a la habitación de esta, Sakura le pidió que se sentara, después dio un par de vueltas por la habitación dándose valor para comenzar. De repente se detuvo y se volvió hacia la chica de cabello negro que ya empezaba a comprender lo que pasaba.
-Algo sucedió ¿verdad? -se adelantó a decir.
-Si -admitió Sakura dando un suspiró y se sentó a su lado-. Prométeme que lo tomaras con calma -pidió tomándole la mano a quien consideraba su amiga.
-¿Qué… que paso? -tartamudeo-. ¿Mi padre? -vio a Sakura negar con la cabeza-. ¡Mi madre! -gimió Tomoyo llevándose una mano a la boca.
-Si
-¿Ellos…? -Tomoyo pasó saliva tratando de controlarse-. ¿Ellos… se la llevaron?
-No… pero… -Sakura se detuvo ¿Cómo podía decírselo?
-¡Dime! -pidió Tomoyo con desesperación-. ¡Dime de una vez!
-Esta bien -aspiro fuertemente para tomar valor-. Hubo un atentado contra tu madre. No se la llevaron pero… hubo un accidente -dijo al fin-. Ella esta viva -se apresuro a decir al notar la expresión de Tomoyo.
-Esta viva… ¿pero…? -preguntó Tomoyo imaginando lo peor.
-Esta herida -dijo Sakura apretando la mano de su amiga para expresarle su apoyo-. Lo siento, Tomoyo.
-Pero… ¡herida! ¿cómo? ¿Qué tan grave es?
-No tengo aún los detalles.
-¿Dónde esta ella? -preguntó poniéndose de pie-. Quiero verla…
-No puedes -la detuvo Sakura.
-¿Qué? ¿porqué? -Tomoyo se sentía tan aturdida que no comprendía.
-Li ordeno que te quedaras en casa -explico Sakura-. Por eso nadie te decía nada.
-Pero no puedo quedarme aquí ¿no entiendes? -y se encamino con decisión ala puerta.
Antes de que Tomoyo llegara a ella Sakura se puso en su camino.
-Lo siento Tomoyo pero no puedo dejarte ir.
-No puedes detenerme -respondió con voz trémula.
-Si no lo hago yo, lo harán los guardias de la puerta. Por favor Tomoyo -pidió la chica de ojos verdes con preocupación-. Comprende que no puedes.
Tomoyo recordó a los guardias de la puerta y en el guardaespaldas siguiéndola por el jardín. También la servidumbre sabría y no la dejarían ir. Camino a la ventana y miro a través de ella el atardecer, deseando que todo fuera un mal sueño. Se dejo caer en el sillón de su habitación dos lagrimas caían por sus mejillas.
Sakura corrió hacia ella y la abrazo. Tomoyo no la rechazó y también la abrazo llorando con pesar.
-Lo siento Tomoyo -la consoló acariciando el largo cabello de la chica-. No debíamos decírtelo hasta que tu padre lo hiciera y para evitar que salieras de aquí -explicó Sakura sintiendo el dolor de su amiga-. Shaoran no quiere arriesgarse ha que te suceda algo, no dejará que vayas hasta que tenga todo bajo control.
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Paso mucho tiempo cuando al fin el señor Daidouji se presento en la casa acompañado de Shaoran. Sakura había permanecido todo ese tiempo con Tomoyo quien ya se encontraba más tranquila pero silenciosa. El señor Daidouji entro con estrépito a la habitación.
-¡Papá! -grito Tomoyo y corrió a abrazarlo.
-Nos permite un momento señorita -fue casi una orden de parte de Daidouji.
-Con permiso -fue todo lo que atino a decir Sakura, por primera vez en el día estaba dudando de haber hecho lo correcto. Se dirigió a la planta de abajo pensando en ello cuando una de las chicas de servicio se acerco a ella.
-Señorita, el señor Li la espera en el despacho.
-Gracias -dijo Sakura encaminándose al lugar, preocupada por lo que Shaoran pudiera estar pensando de ella-. Me dijeron que me esperabas -dijo Sakura después de tocar y entrar al lugar.
Shaoran estaba de pie recargado contra una de las ventanas del despacho, miraba hacia fuera, cuando escucho a Sakura se volvió hacia ella, se veía cansado y también muy molesto. El corazón de Sakura latía rápidamente por la angustia.
-Lo siento Shaoran pero tenía que decírselo -explicó la chica con rapidez. Shaoran seguía sin decir palabra o moverse de su lugar-. Ella empezaba a sospechar -continuo Sakura angustiada-, y yo… yo… no pude… lo siento, de verdad.
-Esta bien Sakura -hablo al fin Shaoran, sonaba más cansado de lo que parecía y aún así no dejaba de parecer molesto.
-Es que yo… -comenzó a decir Sakura todavía más preocupada, lo menos que quería era fallarle a él, pero… Tomoyo-. Lo siento -dijo en un suspiro.
Shaoran hizo un además con la mano y parecía querer decirle algo, pero se contuvo, después de un largo e incómodo silencio…
-Hablaremos más tarde, ahora debo esperar al señor Daidouji.
Sakura solo asintió y se dirigió hacia la puerta cuando la abrió se topo con el señor Daidouji que parecía furioso. Lo dejó entrar y después salió, antes de cerrar alcanzó a escuchar.
-Di instrucciones precisas de que no se le informara a mi hija -gruño Daidouji-. Usted mismo estuvo de acuerdo.
-Kinomoto considero que debía explicarle a su hija lo que pasaba -dijo Shaoran quien ya había recuperado su tono habitual de voz-. Su hija empezaba a sospechar.
Sakura ya no pudo escuchar más pues ya había cerrado la puerta y se dirigía con rapidez hacia afuera más triste que nunca. Le había causado problemas a Shaoran.
Mientras tanto dentro del despacho… Daidouji se había dejado caer pesadamente en el sillón detrás de su escritorio derrotado llevándose las manos a la cabeza.
-Lo siento mucho señor -se excuso Shaoran-. No lo vi venir, no me esperaba algo así -apretó los puños, se sentía molesto consigo mismo ante semejante fracaso.
Daidouji levantó la vista con pesar, pudo ver en el semblante de Li preocupación y hasta culpa. Sabía que era sincero. No pudo decir nada pero levanto una mano y le señalo la silla frente a el.
-Ya no importa -suspiró Daidouji echándose hacia atrás y cerrando los ojos-. Ahora que debemos hacer.
-De momento su esposa tiene el doble de protección, no solo de parte nuestra también de la policía -Li hizo una pausa, para continuar, lo que seguía no sería fácil-. Ahora me preocupa más la seguridad de la señorita Tomoyo.
-¿Tomoyo? -Daidouji se incorporó con rapidez-. ¿Por qué?
-A la misma hora que sufrió el atentado su esposa, alguien encendió la alarma contra incendios del edificio donde su hija se encontraba -Shaoran hablaba pausadamente para darle tiempo al hombre a procesar la información que le daba-. Mis hombres sacaron a su hija del lugar sin ningún contratiempo. Uno de ellos regreso más tarde a recoger sus cosas y… -Li se puso de pie para tomar un cuadro que estaba en el suelo recargado contra la pared y cubierto por una tela blanca-. Se encontraron con esto -levanto el cuadro y retiro la tela para ponerlo a la vista.
Daidouji abrió los ojos al máximo dejando ver el terror que sintió en ese momento. El cuadro que con tanto entusiasmo había creado Tomoyo había sido cortado de lado a lado y solo había quedado espacio para unas palabras escritas en el lienzo con pintura roja en aerosol.
“TU ERES LA SIGUIENTE”
-Cuando llegaron por las cosas de su hija -continuo Shaoran-, todo se encontraba como lo había dejado; la profesora tuvo el buen tino de no permitir que nadie lo tocara. Nadie vio nada; la alarma fue accionada con este propósito- ya revisamos y no hay huella digitales, nada -se detuvo esperando una reacción de parte de Daidouji y al no haberla prosiguió-. Pero… dejaron esto. -sacó de su bolsillo un sobre blanco que dejo sobre el escritorio frente a Daidouji en el se podía leer el nombre del empresario, este se apresuro a abrirlo y leer su contenido, levanto la vista hacia Li sin poder comprender.
-Nunca se trato de dinero -explicó Shaoran-. Es personal… y quieren lastimarlo donde más le duela…
-Mi hija -susurró Daidouji más pálido que nunca.
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Sakura se encontraba dentro de la oficina de seguridad caminando de un lado a otro tratando de contener las lágrimas.
-“Como pude ser tan estúpida” -se decía una y otra vez, le había causado problemas a Shaoran-. Tal vez debía esperar a que su padre se lo dijera -empezó a decir en voz alta todavía más alterada-. ¿Cómo pudiste pensar que eras la persona indicada para decírselo?
Shaoran caminaba a paso lento hacia la oficina, tratando de darle solución al problema que tenía en frente. Además estaba la petición de Daidouji, Tomoyo quería ver a su madre, no habría poder humano que la hiciese desistir de la idea. Súbitamente se detuvo al notar la silueta de Sakura dando vueltas de un lado a otro de la oficina, se encamino con rapidez a la puerta que estaba abierta.
-¡Tonta!, ¡tonta! -se decía Sakura que parecía alterada.
-¿Qué pasa? -preguntó Shaoran preocupado.
Sakura quien no se había dado cuenta de su presencia, lanzó un grito y cayo sobre el enorme sillón. Cuando vio que se trataba de él se llevo una mano al pecho y cerró los ojos para controlar su respiración.
-Que susto me has dado -dijo con voz entrecortada.
-Lo siento -dijo Li acercándose a ella y se sentó a su lado-. ¿Qué pasa?
-Nada -negó con la cabeza y bajo la vista, no se sentía capaz de tocar el tema que la preocupaba.
-¿Estas segura? -pregunto Li tratando de vela a los ojos-. No me parece que sea así -le tomo la barbilla con los dedos y levantó su rostro.
Sakura se levantó rápidamente del sillón para evitar su mirada, si le hablaba de esa manera y la tocaba seguramente se pondría a llorar y no podría disculparse adecuadamente como ella quería hacerlo. Aspiro profundo y se volvió hacia él que ya se encontraba de pie frente a ella.
-Siento mucho haber sido tan imprudente -dijo Sakura quien tenía las manos entrelazadas-. Debí imaginar que te causaría problemas y yo…
-Tu no me haz causado ningún problema -aseguró Shaoran acercándose a ella y poniendo sus manos sobre los hombros de la chica.
-Parecías tan molesto que…
-No estaba molesto contigo, estaba molesto conmigo mismo por haber fallado.
-¿De verdad? -dijo con un suspiro de alivio y no pudo evitar que dos lágrimas escaparan de sus ojos-. Lo siento -se apresuró a secar las lágrimas-. Es solo que estaba tan preocupada…
-No tienes por que estarlo -dijo Shaoran, no soportaba verla así, ella pocas veces mostraba hasta ese grado su vulnerabilidad. Le sonrió para mostrarle que todo estaba bien.
Sakura contuvo el aliento unos segundos, Shaoran rara vez sonreía de esa manera. Ella sabía que nadie más se daba cuenta pero era un hombre tan encantador y tremendamente educado. Tenía una hermosa mata de pelo castaño y unos profundos ojos oscuros que ahora la miraban a ella, sólo a ella. De repente se dio cuenta de lo suave y distinto que resultaba el aire. Se sentía flotar.
Ella lo miro con aquellos ojos inmensos y él noto que algo inusual le ocurría a su corazón. Se creó un silencio tenso y cargado de electricidad. De pronto Shaoran notó que las orejas le ardían. ¡Maldición se estaba ruborizando! Se dio cuenta que cada vez se trataban con más familiaridad y ese pensamiento lo asustó. Tenía que escapar de allí pero le resultaba tremendamente difícil alejarse de ella.
-Quédate quieto -le dijo Sakura como si hubiera adivinado sus pensamientos-. Tienes algo en la cara -no era cierto pero… ella no sabía lo que estaba haciendo, solo sabía que no lo podía evitar. Necesitaba tocarlo.
Acercó su mano cálida hasta el rostro de él y Shaoran notó como se le aceleraba el corazón.
Con los dedos hizo como que le quitaba algo suavemente, pero luego dejó que sus yemas rozarán la piel.
-Cre… creo que es mejor que te vayas a casa -le dijo secamente tratando de controlar su respiración acelerada. En un segundo, vino a su mente lo dicho por Yue mucho tiempo atrás. Pero esos ojos tan brillantes como las esmeraldas le lo alejaron enseguida de esos pensamientos.
-¿Si? -preguntó Sakura con una mirada soñadora.
-Si -respondió Shaoran acercando su rostro al de ella, olvidándose de todo y todos. De sus políticas, sus reglas, todo.
Un repentino ruido los obligó a volver a la realidad. Shaoran soltó a la chica y dio un paso atrás. Se volvió a la puerta uno de sus hombres llegaba hasta ella.
-Li, el señor Daidouji desea saber si vas a llevar a su hija al hospital a visitar a la señora Daidouji.
-Todavía no sé -dijo caminando al escritorio, tratando de pensar con claridad-. Dile que en un momento yo mismo iré a hablar con ellos.
-Bien -dijo el hombre volviéndose por donde venía. Afortunadamente no parecía haberse dado cuenta de lo que estaba pasando adentro.
-¿Llevarás a Tomoyo al hospital? -preguntó Sakura que también se estaba recuperando de lo que había pasado.
-No lo sé. No quisiera arriesgarla -agradecía tener algo más de que hablar.
-Se cuanto desea Tomoyo ver a su mamá. Si tan solo pudiéramos llevarla sin que nadie se diera cuenta -al mismo tiempo que decía esto se dio la vuelta para buscar su bolso.
Shaoran levantó la vista para verla y observó su larga cabellera.
-¡Ya esta! -casi grito golpeando la mesa.
-¿Qué?
-¿Yamazaki tendrá todavía sus disfraces?
-Nunca se atrevería a deshacerse de ellos, por mucho que Chiharu le ruegue -Sakura rió un poco-. Siempre se esta inventado identidades secretas.
-¡Perfecto! Localizalo y me comunicas con él. Tengo una idea.
Continuara…