Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 9 ( Chapter 9 )

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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
 
CAPITULO 9
 
Al día siguiente Sakura había llegado temprano y se encontraba sentada en unas pequeñas gradas que había en el gimnasio. Shaoran tenía razón, a esa hora no había nadie. El gimnasio era amplio; en un extremo había algunos aparatos para hacer ejercicio y levantar pesas. Más allá de estos, casi oculto se encontraba frente a ella un lugar libre y en una esquina había varios colchones apilados, sobre ellas se realizaban los ejercicios de protección personal. Sakura había presenciado algunos justo desde el lugar donde se encontraba sentada. La mayoría de las veces Shaoran dirigía los entrenamientos de su equipo. Era fabuloso verlo entrenar tan serio y seguro de si mismo. Ahora ella entrenaría con él.
 
Nuevamente vino a su mente lo sucedido el día anterior y sacudió su cabeza alejando ese pensamiento. El mismo que la había mantenido despierta toda la noche y que la hacia sentirse molesta.
 
-“Basta” -se dijo con firmeza, se hecho hacia atrás y puso las manos detrás de su cabeza.
 
Cuando Shaoran llego a las 6 en punto, Sakura ya llevaba 10 minutos esperando y no levantó la vista cuando él se aproximó.
 
-Buenos días… -él noto que parecía estar molesta por algo-. ¿Qué pasa?
 
Sakura había estado tan inmersa en sus pensamientos que no se dio cuenta que Shaoran había llegado. Se tenso ruborizada por lo que había estado pensando y respondió lo primero que le vino a la cabeza.
 
-Nada -mintió-. Es solo que no entiendo porque no me permites ayudarte con lo de Keigo -terminó usando el nombre del chofer a propósito.
 
-¿Keigo?
 
-Si, Keigo Matsagi, él me pidió que lo llamara por su nombre.
 
-¡Ah! Matsagi -dijo Shaoran molesto-. Creí que ese asunto estaba terminado.
 
-No, porque no entiendo por que no me das una explicación -insistió la joven-, o por lo menos, una explicación más sólida.
 
-Porque soy tu jefe, por eso. Además ya tengo bastante con dejar que ocupes el lugar de Daiduoji.
 
-Puedo cuidarme sola -aseguró Sakura.
 
-Para eso estamos aquí ¿no? Olvídate de eso -extendió la mano para que ella se levantara.
 
Se dirigieron hacia los colchones apilados para bajar algunos y así poder trabajar en ellos.
 
Fue entonces cuando Shaoran se dio cuenta que llevaba una sudadera blanca y unos bonitos pantalones cortos de licra de un color rosa muy llamativo que además le quedaban muy bien. El cabello lo llevaba recogido en una coleta.
 
Shaoran se quedó allí un rato observando el balanceo de las caderas de Sakura. Sin darse cuenta pasó la mano por sus cabellos, tal vez para eliminar cierta tensión que sentía. Tenía que reconocer que no solo le llamaban la atención los pantalones cortos rosas.
 
-¿No piensas ayudarme? -preguntó Sakura junto a la pila de colchones.
 
-Ah, si claro -dijo un tanto sonrojado pues había sido descubierto mirando.
 
Sakura por su parte sonreía pues se sentía muy bien consigo misma. Shaoran la había mirado con interés y eso le gustaba. Después de todo no había sido una mala elección el atuendo que eligió. Ahora le daría una lección por no dejarla investigar a Matsagi.
 
Después de una hora de entrenamiento los dos se encontraban realmente exhaustos. Como Shaoran había supuesto Sakura tenía grandes conocimientos sobre defensa personal, pero carecía de la experiencia que él tenía sobre las artimañas que usaban los delincuentes. Además tenía que reconocer que ella se mantenía en forma pues no estaba tan oxidada como él creería que le encontraría.
 
Ya habían corregido algunos errores que Sakura tenía en los ataques, pero aún tenías problemas con el ataque por la espalda, pues cada vez que lo intentaban Shaoran la había dominado fácilmente.
 
-Creo que es mejor que lo dejemos aquí -sugirió Shaoran.
 
-¿Por qué? No -exclamó Sakura con dificultad.
 
-Ya hicimos bastante por hoy.
 
-Pero aún no puedo hacerlo bien.
 
-Ya estás muy cansada Sakura.
 
-No estoy cansada -exclamó molesta y a continuación se quitó la sudadera, dejando ver un coqueto top para hacer ejercicio que hacía juego con los pantalones. Y no solo eso, sino que dejaba ver su delgado y delicado abdomen-. Vamos, esto todavía no termina, quiero hacer esa maniobra bien -y dicho eso se puso de espaldas a Shaoran esperando que la atacara.
 
Shaoran se había quedado en una pieza recorriendo cada parte de su cuerpo y no había podido decir palabra.
 
-¿Qué pasa? -preguntó exasperada dándose la vuelta para encarar a su jefe-. ¿Vas a hacerlo o solo vas a quedarte mirando?
 
-¿Qué? ¡No! -exclamó sonrojado-. Date la vuelta -Sakura obedeció.
 
Una vez más Shaoran realizó el ataque y una vez más Sakura fue dominada por el joven. Solo que esta vez, al tirarla sobre el piso Sakura se molesto tanto que desde el suelo le dio una patada en la espinilla para hacerlo perder el equilibrio, pero calculó mal y Shaoran cayo justo sobre ella.
 
Los dos perdieron el aliento, pero al siguiente momento Sakura reaccionó tratando de ponerse sobre Shaoran, pero este fue más rápido y puso las rodillas a los lados de sus caderas y le sujeto las muñecas con las manos inmovilizándola. A pesar de esto Sakura seguía luchando.
 
-¿Qué haces? -preguntó él sin aliento.
 
-Liberándome -respondió luchando sofocada y finalmente se rindió
 
Se observaron durante un minuto, hacia mucho que no estaban tan cerca. Sakura se dio cuenta que él le miraba los labios.
 
-“Hazlo” -pensó Sakura-. “¿Qué estas esperando? Hazlo, bésame
 
Los grandes ojos verdes de Sakura, actuaron en Shaoran como un imán. Se inclino hacia ella y se puso tan cerca, que notó el aliento de Sakura en el rostro. Se concentró en su boca, justo cuando ella sacaba la punta de la lengua y se humedecía los labios.
 
Shaoran se quedó inmóvil. Sakura casi podía sentir la lucha que entablaba consigo mismo en un intento desesperado por mantener su control. Pero lanzó un áspero gemido y la besó.
 
Los labios de Shaoran rozaron los suyos y sintió una descarga eléctrica. El beso fue largo, intenso, casi salvaje. Lo había extrañado tanto que a ella no le importó; sabía que él ansiaba tanto esto como ella.
 
Shaoran se separó de ella solo lo suficiente para verla a los ojos, sabía que no habría rechazo en ellos, pero no quería detenerse a pensarlo demasiado, pues sabía que si lo hacia saldría corriendo de ahí como la última vez y no quería, esta vez no lo quería…
 
La besó de nuevo. Relajó la presión de las manos que sujetaban sus muñecas. Esta vez el beso fue lento y sensual. Sakura libero sus manos para rodearle el cuello y sus dedos se enredaron en su cabello. Trató de jalarlo hacia ella, quería sentirlo más cerca. Pero Shaoran dudó un segundo permitiendo que volviera la razón a su mente y el beso se detuvo, se separo un poco de ella.
 
-No -dijo él con decisión mirándole a los ojos.
 
-¿Porqué no? -preguntó ella conteniendo el enfado.
 
-No puedo -Shaoran trato de levantarse confundido pero ella aprovecho esto y lo hizo rodar para quedar sobre él, ahora ella estaba en la posición que tenía él antes sujetándole las muñecas.
 
-¿Porqué no puedes?
 
-Ya te lo dije Sakura -contestó evadiendo su mirada-. Ya te lo explique, yo no puedo…
 
-¿Qué? -lo interrumpió ella-. ¿Tener una aventura conmigo?
 
-Si -y trato de liberarse forcejeando como ella lo había echo antes pero no consiguió nada. La mujer estaba tan moleta por aquella reacción por parte de él, que sacaba fuerzas del coraje para contenerlo. Finalmente lo había logrado; él ya no forzaba más de lo necesario con ella.
 
-¿Y si a mi no me importará tener una aventura contigo? -dijo la chica con decisión-. ¿Qué dirías entonces? ¿Qué harías tu entonces?
 
-¿Qué? -exclamó Shaoran paralizado.
 
Se observaron durante largo tiempo, uno trataba de encontrar respuesta a la pregunta hecha, y la otra esperaba esperanzada en oír la respuesta que deseaba. Aunque ella, estaba asustada en la respuesta pero... ¿eso lo aclararía todo? ¿Eso traería una respuesta a lo que ellos eran? ¿A que lo que en verdad él sentía por ella?
 
-¿Li? -gritó una voz desde la puerta-. ¿Esta aquí? ¿Sakura?
 
Shaoran aprovechó la distracción para ponerse de pie de un salto, liberándose de la chica y esta quedó en el suelo furiosa por la interrupción.
 
-Nunca te distraigas -le dijo él con enfado en el tono de su voz-. La clase terminó -y le tendió la mano, pero ella no la tomó, más molesta que nunca y se puso de pie sin su ayuda.
 
-Aquí estamos -contesto Shaoran.
 
Cuando la persona que los llamaba se acercó se dieron cuenta que se trataba Keigo Matsagi.
 
-¿Qué hace aquí? -le preguntó Shaoran a Sakura, pensando que tal vez ella lo había citado en el lugar, pero ella solo se encogió de hombros.
 
-Señor Li, al fin lo encuentro, el señor Daidouji me ha mandado a buscarlo. Me parece que tiene algo importante que discutir con usted.
 
-¿Cómo? -Shaoran dio un paso hacia Matsagi descubriendo a Sakura que se encontraba detrás de él.
 
Matsagi se acercó un poco más, pero al ver a Sakura se quedó inmóvil. Para ese momento la chica se encontraba al lado de su jefe. Su mirada recorrió un par de veces la figura de la joven, la cual con el traje ajustado y la transpiración por todo el entrenamiento recibido, aludía a una atractiva joven que desbordaba sin considerarlo toda su sensualidad.
 
Era el tipo reacción que Shaoran hubiera esperado, especialmente después de haber visto los pantalones rosas. Pero eso no impidió que lo irritara el modo en que Matsagi miró a Sakura.
 
Era evidente que ella también se había dado cuenta del interés de Matsagi, porque sus ojos habían adquirido un brillo especial. Shaoran al mirarla se preguntó si habría pensado que aquello podía darle cierta ventaja para sacarle información al chofer.
 
A pesar de que Matsagi se había quedado impresionado por el aspecto de Sakura, recupero rápidamente la voz.
 
-Sakura, buenos días -saludo sonriéndole sutilmente.
 
-Buenos días Keigo -respondió ella dedicándole la mejor de sus sonrisas.
 
-Adelántese donde Daidouji yo iré en mi auto -ordenó Shaoran entre dientes.
 
-Pero yo… -replicó Matsgi señalando a Sakura.
 
-Más tarde lo alcanzó -insistió Shaoran, su autoritario tono de voz no permitía replicas-. ¿Qué está esperando?
 
-Está bien, me adelantaré -replicó el sujeto entre dientes y mirando como plaga a Li-. Hasta luego Sakura.
 
-Hasta luego Keigo -y volvió a sonreírle de la misma manera.
 
Una vez que Matsagi salió del lugar Shaoran se volvió hacia Sakura quien tenía las manos en la cintura y una mirada de triunfo en el rostro.
 
-¿Qué es lo que estás pensando? -preguntó él ásperamente.
 
-Nada -mintió Sakura, por supuesto que estaba pensando que podía tener una oportunidad para sacarle información al chofer. Y tal vez, despertar algo que esperaba en Shaoran.
 
-Te dije que no quería que te involucrarás con él -y señalo hacia la puerta.
 
-Y yo te dije que no lo haría, podría solo platicar con él…
 
-¡No! He dicho que no y punto -exclamó furioso.
 
-Que no que -replicó la chica contenta al sentirse dueña de la situación-. Yo puedo hacer lo que quiera.
 
-No mientras trabajes para mi -y se fue caminando hacia la puerta.
 
-Tal vez ya no debería trabajar para ti -gritó Sakura antes de que él saliera, pero este no se detuvo-. Tal vez estarías mejor sin mi -dijo al fin cruzando los brazos frustrada.
 
-“Imposible” -pensó él mientras subía las escaleras de dos en dos, para dirigirse a los baños a tomar una ducha rápida-. “Sin ti sería mucho menos divertido”
 
Después de hacerlo fue directo hacia su oficina pasaría por ahí antes de irse.
 
Entonces se acordó de que había besado a Sakura. ¿Qué le había pasado para hacer algo así? ¿Y que había pasado con la promesa que se había hecho aquel día de mantenerse alejado de ella?
 
Cuando llego al piso de su oficina, Shaoran seguía enfadado consigo mismo. Estrelló la puerta al llegar.
 
Yamazaki levantó la vista al oírlo entrar.
 
-¿Sabías que estas muy rojo? ¿Ocurrió algo preocupante?
 
-Eso a ti no te importa -contestó dirigiéndose hacia su despacho y cerró la puerta con fuerza.
 
Yamasaki solo pestañeó un par de veces antes de dirigir la vista a los papeles delante de él.- Ciertamente, con ese humor, será un día demasiado largo para mi gusto...
 
*******************
 
A pesar de la hora que era, y el tráfico estaba hecho un desastre, Sakura, después de ingresar al restaurante, no tardó mucho en divisar la elegante y distintiva figura de su progenitor entre las mesas de comensales. Incluso, olvidó todas sus amarguras y malos ratos de la mañana de aquel día.
 
Fujitaka levantó la mirada para encontrar ante sí la joven que era su hija.  Por un segundo, su mente fue al pasado, cuando conoció a la dulce de su esposa. Los ojos de Sakura, siempre habían sido dos enormes gemas verdes, idénticas a los de su amada Nadeshiko.
 
-¡Papá!!- exclamó justo cuando su padre le divisó y se puso de pie-. Que bien te ves... ¿Cómo estuvo todo en tu viaje?
 
-Mi querida Sakura- dijo como siempre le saludaba emotiva al
abrazarle-. ¡Cada día te pareces más a tu madre! -exclamó emocionando a su hija-. Siéntate... -le ofreció una de sus sillas y la ayudo a sentarse-. Lamentablemente estaré muy ocupado el resto de la semana y no podré pasar mucho tiempo contigo... -sonrió- aunque, Touya me dice que casi nunca estás en tu departamento...
 
-Es el trabajo papá -declaró sonriéndole como siempre, o eso creía ella. En un instante esa respuesta seguida por la palabra  "Trabajo", trajo consigo los recuerdos del día de entrenamiento. Una vez mas, sacudió su cabeza y miró a su padre, pero se veía tensa.
 
Su padre se dio cuenta y declaró-. Recuerda, que el trabajo no es todo en tu vida, querida -sonrió-.  Deberías decirle a ese jefe tuyo, que te de unos días de descanso...
 
-Eso es algo que desearía- mirando a otra parte y declaró con la mirada de su padre sobre si-. Ahora más que nunca... -su mirada interrogante hizo que ella agregara-. Porque necesito descansar... claro... -sonriendo-. Pero no puedo ahora. Estamos en un caso, bastante importante y...
 
-Bien, ya se lo que me dirás -sonrió-. Touya también me dijo que, estabas muy ocupada-. El mesero se acercó e interrumpió.
 
-¿Desean algo de tomar?
 
-Agua con unas gotas de lima para mi -dijo Sakura.
 
-Una copa de vino, por favor -ordenó Fujitaka. Una vez el hombre se marchó, Sakura hábilmente, giró la conversación, preguntándole sobre sus la temática de su ultimo viaje y todo lo que vio. 
 
Y así pronto, llegaron con una amena conversación a la hora del postre.
 
-Sakura... -dijo su padre llamando su atención-. Querida... se que te gusta trabajar y no son una ni dos las noticias que Yue nos da cuando llama a tu hermano diciendo lo eficiente que eres y que, tu jefe está muy complacido. Pero, nunca dice nada de tu vida personal. Tu vida, como joven común y corriente. Se que, una de las razones por las cuales, Touya nunca quiso que vinieras a la Ciudad, era para que, nadie se hiciera esperanzas contigo -no le sorprendió lo que su padre decía pero si atrajo su interés-. Eres hermosísima hija y no pasas desapercibida...
 
-¡Papá! Gastas tus halagos en mi...
 
-Es que voy a un punto -colocando sus manos, en la mesa y tomando una
bocanada de aire-. ¿No hay algo que quieras decirme?
 
-¿Decirte de que?
 
-Pues... de algún novio..., o pretendiente que tienes aquí... -sonrojándole y sorprendiéndole enormemente.- Se que esto te toma de sorpresa, pero Touya insiste que debe haber una razón bastante sólida para que aun quieras estar lejos de tu familia y de tu hogar. Y por supuesto, cuando tu hermano habla de esto, quiere decir que debes de tener a un joven por ahí al cual no quieres presentar por temor a su reacción -sin poder evitar sonreír ante esto ultimo.
 
-Papá -tomando una bocanada de aire-. Estoy bien. Me gusta mi trabajo y
mucho -sonrió-. Ahora mismo, estoy en una etapa en donde incluso mis ideas están siendo tomadas en cuenta para estrategias. No puedo decirte mucho pues ya te debes imaginar que son cosas de trabajo y debo ser y dado el área en que trabajo debo ser discreta.  Pero, puedes estar seguro que cuando esa persona aparezca en verdad... cuando en verdad, tome la decisión de una relación estable y concreta, serás el primero en saberlo. 
 
Fujitaka no notó nada extraño en su respuesta, pero la mirada de Sakura estaba llena de significado. No fue difícil para él comprender que en su corazón había alguien; alguien importante. Pero ya llegaría el momento de saberlo.
 
-Muy bien Sakura -sonrió su padre-, no hay prisa... pero pequeña, quiero que te cuides y mucho... ¿ha quedado claro?
 
-Si señor -declaró Sakura jocosamente-. Lo haré... lo prometo...
 
-Y tomate un tiempo para visitarnos allá. Así tranquilizarás a tu hermano...
 
-No te preocupes papá... -dijo serenamente-. Creo que, iré mas pronto de lo que tenía planeado... y hablando de eso, tengo algo que contarte... ya que vas allá -Sakura se contuvo un momento indecisa por lo que tenía que confesar.
 
Sabía desde el principio, que a su padre no podría mentirle, pero ¿cómo le explicaría?
 
-¿Papá?
 
-Si -contestó Fujitaka dejando de lado los cubiertos, su hija tenía una expresión sería como siempre que le iba a comunicar algo importante.
 
-¿Touya, te ha hablado de la nueva ama de llaves?
 
-Hable con él poco después de que él lo hiciera contigo y me dijo que había conseguido a alguien, pero no hubo tiempo para más detalles.
-Bueno… si… ella es amiga mia… su nombre es Tomoyo pero…
 
Fujitaka guardo silencio, conocía muy bien a su hija y sabía que debía dejar que ella hablara a su tiempo. Únicamente le sonrió para darle ánimos para continuar.
 
-No se por donde empezar -confeso Sakura nerviosa.
 
-Por el principio cariño, por el principio.
 
-Esta bien -Sakura aspiró profundamente-. Mi jefe esta trabajando en un nuevo caso y…
 
Pasaron más de 20 minutos mientras Sakura explicaba la situación de Tomoyo sin revelarle demasiado, en parte debido a la lealtad y compromiso que sentía por su trabajo y por Shaoran.
 
-Así que se me ocurrió mandar a Tomoyo como ama de llaves al rancho solo que para todos allá ella es una chica humilde llamada Tomoyo Matsube.
 
-Pero hija…
 
-Si lo sé papá, pero la situación era desesperada y ella corre peligro aquí.
 
-Entiendo… ¿y por qué me lo dices a mi?
 
-Porque a ti no podría mentirte papá -Fujitaka sonrió complacido por la confianza de su hija, Sakura lo miraba sonrojada.
 
-¿Y que hay de los demás?
 
-Sabes lo que diría Touya, papá.
 
-Si lo sé -respondió Fujitaka, conocía muy bien a sus hijos.
 
-Y decirle a alguien más complicaría todo, además podría ser peligroso que alguien cometiera una imprudencia.
 
-Comprendo.
 
-Además, se que puedo confiar en ti, tú serás discreto y Tomoyo necesitará alguien con quien hablar. Ella ha sufrido mucho.
 
-¿Y tú quieres que sea yo la persona que la apoye?
 
-Si. No solo eso: nadie, absolutamente nadie debe de enterarse- intensificando su mirada sobre su progenitor-. Sabes como es mi hermano: prácticamente, nadie le oculta nada, y es muy escudriñador cuando, no se siente seguro ante algo -haciendo una pausa-, y Tomoyo es una chica demasiado culta y refinada para ser una ama de llaves... pero no se me ocurrió otra cosa... bueno, ya sabes... necesitará tu ayuda para pasar desapercibida enfrente de mi hermano y todos allá.
 
-Está bien Sakura, haré esto por ti y por ella también.
 
-¡Muchas gracias papá! -exclamó Sakura emocionada.
 
 
*******************
 
 
Después de dejar a su padre. Sakura se dirigió a la mansión Daidouji. Tenía curiosidad por saber que era lo que el padre de Tomoyo tenía que decirle con tanta urgencia a Shaoran.
 
Iba caminando por el jardín de la mansión hacia la oficina de seguridad cuando alguien apareció en su camino.
 
-Hola Sakura.
 
-Hola Keigo -saludo feliz al joven chofer, esta era su oportunidad ahora que Shaoran no estaba a la vista-. ¿Cómo has estado?
 
-Muy bien gracias -respondió Seiko complacido por la atención de la chica-. Pero a ti no te pregunto. Te ves muy bien -dijo el joven al contemplar el vestido de una sola pieza de la chica, el discreto y encantador escote, y las sandalias de tacón alto con la misma mirada de aprobación que le dedicara esa mañana.
 
-Muchas gracias -dijo la chica un tanto sonrojada e incómoda por la mirada del chofer.
 
-Parece como si vinieras de una fiesta, ¿es por eso que no has venido hoy? -preguntó con interés.
 
-Bueno, si en parte. Solo salí a cenar con mi papá, esta en la ciudad por unos días y aproveché la oportunidad para verlo.
 
-Era un alivio saber que era tu padre con quien estabas.
 
-¿Si?
 
-Si -aseguró con un brillo en la mirada.
 
La conversación giró alrededor de Sakura, muy a pesar de la chica, pues por más que esta trataba de averiguar sobre el Keigo era muy vago en sus respuestas y cambiaba la conversación con habilidad.
 
Para desgracia de la chica diez minutos después su buena suerte acababa de terminar. Shaoran recién salía de la mansión Daidouji y se dirigía hacia donde ellos estaban.
 
Shaoran iba absorto en sus pensamientos, la situación había cambiado y habría que tomar nuevas medidas de seguridad para la familia, y por otro lado se encontraba el continuo malestar cada vez que pensaba en Sakura (lo cual era muy frecuente), y recordaba la escena de esa mañana. Se detuvo en seco cuando encontró frente a él a unos metros de distancia la figura de Sakura acompañada del maldito chofer.
 
Se molesto más aún al darse cuenta que estaban en un lugar alejado de la casa.
 
Como si pretendieran verse ahí.
 
La sangre le comenzó a hervir.
 
Sakura estaba hablando con ese tipo ladeaba la cabeza de modo que le brillaba el cabello. Reía con ganas, un sonido maravilloso que a Shaoran se le agarró el estómago. Unos pendientes de perlas le bailaban al mover la cabeza mientras se tocaba el borde del escote del vestido. Shaoran no pudo evitar fijar los ojos en el escote. Después bajo la mirada por todo el cuerpo. A diferencia de los días comunes, Sakura portaba un labial rojo y un pulcro maquillaje que sobresaltaba sus ojos esmeralda. ¡Y ese vestido! Entonces recordó que tenía una cena con su padre, pero no le quitaba menos presión a la situación que ella estaba allí hablando como una amiga que hablaba con alguien entrañable. ¡Ni a él le sonreía de tal manera!
 
Apretó los puños con fuerza al notar que no era el único que observaba a Sakura con detenimiento. ¡Prácticamente la desvestía con los ojos! Y él que le había dicho que se alejara de él y no lo había hecho.
 
¡Ya lo escucharían!
 
-Buenas noches -se escuchó saludar la fría voz de Shaoran. Sakura se sorprendió al notar su mirada sobre ambos. Su gélida mirada.
 
Ahora él vería.
 
-Buenas noches Li -contestó el chofer, con satisfacción. Después de todo, Sakura le dio con toda impresión comodidad al charlar con él.
 
Ese era, un comienzo.
 
-Kinomoto -dijo Shaoran dirigiéndose a Sakura con sequedad.
 
-Li -respondió Sakura sintiendo un nudo en el estómago, Shaoran jamás la había mirado así, debía estar muy enojado. Incluso la sonrisa desapareció de su rostro.
 
Fue entonces cuando recordó sus palabras.- “No voy a dejar que te involucres con el tipo solo para conseguir información. Es muy riesgoso. Ya estás mas involucrada de lo que deberías... y sobre todo, involucrarte con alguien que no tenemos la mas mínima idea de quien es verdad...”
 
-¿Nos permite un momento? -preguntó Shaoran, sacando a la chica de sus pensamientos, pero era obvio que no esperaba una respuesta pues tomó a Sakura del brazo y se dirigió con ella a la oficina.
 
Keigo observó todo aquello en verdad sorprendido, por la actitud nada profesional del jefe de investigaciones, pero al mismo tiempo sonrió para si y sacudió la cabeza cruzándose de brazos: en verdad había notado lo que se movía de parte de Li allí, pero por la chica valía la pena cruzar el mismo infierno por estar con ella. Pero arriesgaba su trabajo si intervenía ahora. Ya se presentarían más oportunidades para estar con ella.
 
Al llegar ahí había dos hombres del servicio de seguridad al pendiente de los monitores de vigilancia. Shaoran los despidió y después cerró la puerta. Sakura se sentía nerviosa pero no permitiría que la amedrentará con su actitud, después de todo no estaba haciendo nada malo y ella no buscó al chofer para hablar.
 
Solo lo encontró de casualidad cuando ingresaba a la casa.
 
Pero sabía que, con Li Shaoran, no se libraría fácilmente con un “lo siento”. Esperó que estallara la bomba. Y así pasó dos minutos después, notando que su jefe no habló antes tratando de controlar su temperamento.
 
-Me quieres decir que es lo que estabas haciendo -habló con rudeza finalmente.
 
-No entiendo -mintió Sakura, sabiendo que lo sacaría de sus casillas.
 
-Te pedí muy claramente que no te acercarás a ese tipo -señalando como si estuviera allí mismo-. Y deliberadamente desobedeciste...
 
-Yo no lo busque, me lo encontré en el jardín. ¿Qué querías, que no lo saludara?
 
-Exactamente.
 
-Por favor, no puedes ser tan irracional, solo conversé con él diez minutos.
 
-Y habrían sido más si yo no hubiese llegado. Aunque dudo que hayan sido solo diez -mirando de reojo los aparatos de seguridad y nuevamente las piernas de la joven.
 
-Eso es algo que nunca sabremos, ¿cierto? -le retó ella.
 
-Tenemos los monitores de seguridad -señaló creyendo ganar un punto-. ¿Quieres que los revisemos para cerciorarnos?
 
-¿Ahora quieres dominar el tiempo que hablo con cualquiera Shaoran? ¿Qué es lo que quieres? ¡Dime! Él se acercó y me saludó. Yo solo respondí cortésmente...
 
-¿No me digas? -preguntó con aquel tono que crispó la mirada de la joven- ¿No me digas? -caminando de un lado a otro con la chica delante de él-. ¿Y no se te ocurrió cortar la conversación para otro momento? Digo, no es que esté mal, pero ¿no venías a la reunión con el señor Daiduoji? -deteniéndose justo en frente de ella.
 
-A mi no me vengas a controlar como si fuera una niña -respondió con fuerza-. No soy nada tuyo para que quieras dominarme... Soy solo tu empleada... además, mi vida privada es solo mía... -cruzándose de brazos.
 
-¡Eso no es inmiscuirme en tu vida privada! -contestó rudamente-. No lo parece, pues estabas conversando con un sospechoso ¡sospechoso! me dijiste que no saldrías con él de manera personal, solo para sacarle información ¡Y ni aun así te quiero cerca de él! ¿Ha quedado claro? Y no es una petición... ¡Es una orden!
 
-Si tanto te molesta que, indague por mi cuenta, bien, suspéndeme entonces.
 
-¡No haré tal cosa!
 
-¿Por que no? Después de todo, soy reemplazable... soy solo tu asistente, nada mas… -alterándose, y antes de que ella continuara el la interrumpió
 
-Sakura, -advirtió él-, no sigas con esa actitud, si no quieres que…
 
-¿Qué? -lo retó ella poniendo las manos en la cintura.
 
Shaoran golpeó el escritorio furioso sobresaltando a Sakura. En verdad sentía impotencia, rabia. Tal vez, no había sido buena idea como habían procedido para la protección y cuidado de la señorita Tomoyo. ¡Pero tampoco la dejaría a disposición de los sujetos de la oficina! Y mucho menos la despediría. No la dejaría ir tan fácil. Tratando de controlar su temperamento, miró a la chica y ahí reaccionó de nuevo.
 
-¿Y qué haces vestida así? -señalando su atuendo con la mirada.
 
-Te dije que iba a cenar con mi padre ¿Recuerdas? No podía ir a una cena con él con ropa de oficina -respondió exasperada pero más calmada-. Te avise y acabo de salir de allá. No había tiempo de irme a cambiar... ¿Te molesta? -notándole la mirada y sonrió un poco.
 
Hacía aquella pregunta a propósito. Sabía que en verdad, no le molestaba su atuendo. No necesariamente.
 
Shaoran no contestó, solo la observó con más detenimiento, ya de cerca y con la luz de la habitación podía admirar cada centímetro del cuerpo de la joven. Sakura se estremeció al sentir su mirada, no fue nada parecido al la sensación que le provocara unos momentos antes Keigo Matsagi. Podría aprovechar la oportunidad para acercarse a él pero estaba decidida a que de ahora en adelante él tendría que dar el primer paso. Nuevamente se pasó una mano por el escote, pero esta vez no fue de manera inconsciente como lo hiciera antes sino con toda la intención de provocar a Shaoran. De tentarlo.
 
-Vine para saber que era lo que tenía que decirte el padre de Tomoyo -dijo Sakura con voz inocente.
 
Shaoran había concentrado la atención siguiendo el movimiento de la mano de Sakura pero lanzó una maldición en voz baja por su debilidad y se volvió de espaldas. Negándose a continuar con esa tortura.
 
-La señora Daidouji recuperó el conocimiento -hablo despacio y un tanto ausente luchando con la necesidad de mirarla, de caminar hacia ella y prácticamente alzarla del suelo y besarla con locura; de acariciarla hasta que le pidiera que se detuviera, o perdiera la cordura.
 
Verla así, de todas maneras, hacía que él perdiera la poca cordura que le quedaba. Cordura, que en esos momentos, trataba de retener.
 
-¿De verás? -preguntó Sakura que de inmediato cesó con el juego y se alegró-. ¿Quieres decir que esta mejor?
 
-Si, así parece, pero aún pasará algunos días bajo observación -Shaoran sintió que había recobrado el control de sus emociones y se volvió a mirar a Sakura alegrándose al ver que ya era otra vez la misma Sakura de siempre, aunque tenía que reconocer que el efecto que provocaba en él era casi el mismo-. Tendrás que ir nuevamente a visitarla, aún no se le ha explicado la situación de Tomoyo, esperaremos un par de días e irás a verla, ayudaremos al señor Daidouji para contestar las dudas de la señora. Hasta ahora, solo se le ha informado que está bien y pronto irá cuando controlemos las olas de reporteros y su entrada a salvo al recinto.
 
-Está bien -dijo Sakura alegre-. Tal vez podríamos mandarle un mensaje a Tomoyo con mi papá, nadie sospecharía nada. A Tomoyo le dará mucha alegría.
 
La conversación transcurrió sin problemas, los dos habían olvidado el incidente con Matsagi y planearon la estrategia a seguir los siguientes días. Sakura pensaba en lo feliz que su amiga se pondría al saber la noticia. Pero la verdad, era que ambos eran profesionales. Pero Shaoran aun así, miraba de vez en cuando el vestido de Sakura y su mente jugaba con él.
 
Aunque Matsagi fuera inocente, no la dejaría acercarse a él. Eso era seguro. Haría lo que estuviera en su poder para impedir cualquier acercamiento del sujeto.
 
Porque solo de recordar la mirada que le lanzó en el gimnasio y esa noche con ese vestido, para saber que él sentía algo.
 
 
*******************
 
 
Esa misma noche en el rancho…
 
Touya y Yukito había salido a cenar fuera. Tomoyo no pudo evitar sentirse molesta al ver salir a Touya elegantemente vestido. Ella suponía que había salio a cenar con Nakuru. Al menos los dos hombres le habían avisado que no cenarían en casa.
 
En cierto modo Tomoyo debía estar agradecida por tener la noche libre, pero la molestia que sentía no podía alejarla del todo. Se entretuvo viendo la televisión un rato, se dedicó a ver los noticieros pero para bien o para mal la familia Daidouji no fue mencionada.
 
Después de que Yukito le diera el mensaje de Yue, Tomoyo se sintió muy deprimida. Debió imaginar que las cosas no cambiarían de un día para otro después de su partida. Toda la semana se mantuvo al tanto de lo que pudieran mencionar los noticieros. Shaoran le había advertido que no creyera al 100% en ellos. Si algo importante sucedía recibiría las noticias a través de Sakura.
 
Cuando terminó el noticiero Tomoyo apago el televisor con el control remoto dando un suspiro, se quedó sentada en silencio en el enorme sillón de la sala contemplando el fuego en la chimenea abstraía, hasta que su mirada se posó en el enorme retrato que había sobre esta. Era una pintura de la señora Kinomoto. Había sido una mujer muy hermosa, Sakura era muy parecida a ella, Touya por otro lado parecía haber sacado únicamente el color oscuro del cabello.
 
Muchas veces se había preguntado de donde había sacado ese carácter Touya, los padres de ambos parecían ser personas cálidas y afectivas. Solo tenía que ver la gran cantidad de fotografías que había por la casa, había fotos de la infancia de Sakura y Touya, e incluso a esa tierna edad este último tenía ese aspecto serio y la mirada penetrante. También había fotografías de Yue y Yukito. Ellos eran considerados miembros de la familia. Incluso Mina salía en un par de fotografía, sin contar con la que Yukito tenía en su habitación. Tomoyo sintió envidia, a ella también le gustaría pertenecer a esta familia, pero la única manera sería si ella…
 
-No, no, no -dijo Tomoyo en voz alta-. No pienses eso Tomoyo. “Como hubiera sido si yo hubiese llegado a la casa como invitada de Sakura” -se preguntó la chica en silencio-. Ellas habían hablado de ello un par de veces-. “¿Qué hubiera dicho Touya? ¿Cómo la habría tratado si se hubiera presentado como Tomoyo Daidouji?” -Tomoyo se sintió invadida por la tristeza-. “Tal vez hubiera sido como todos -dio un suspiro y salió de la habitación, era tarde y quería preparase para dormir.
 
Más tarde Tomoyo se encontraba sentada en la mesa de la cocina vestida con su ropa de dormir, tomando un vaso de leche caliente y sumergida en sus pensamientos cuando Yukito entró en el lugar.
 
-Buenas noches -saludó alegremente el joven.
 
-¡Yukito! -exclamó Tomoyo avergonzada por su atuendo, y se apretó con fuerza el lazo de la bata-. Pensé que no llegarías hasta más tarde.
 
-Lo sé -dijo Yukito-. Es solo que no me pareció correcto que siendo tu primer fin de semana te quedarás gran parte de la noche sola. Aún no estas acostumbrada a la casa.
 
-Gracias Yukito -fue todo lo que atinó a decir la chica-. En verdad, me sorprendiste al aparecerte ahora... -tratando de explicar el porte de su atuendo momentos antes.
 
-Por eso no te preocupes -y cambió de tema-. ¿Touya no ha llegado? -preguntó Yukito mientras abría el refrigerador.
 
-No. “Seguramente a él no le importa que yo me quede en casa sola”. De seguro no llegará hasta muy tarde. ¿Quieres que te prepare algo? -ofreció la chica ayudándolo a sacar algunos ingredientes del refrigerador.
 
-No, no te molestes Tomoyo. Veo que ya estabas lista para ir a la cama -y le lanzó una sonrisa fraternal.
 
-Bueno, si -dijo ella recordando su atuendo, pero ya no se sintió avergonzada por ello.
 
-Ve a descansar. Yo puedo atenderme solo.
 
-Está bien, gracias Yukito. Hasta mañana.
 
-Hasta mañana.
 
Después de prepararse su acostumbrado emparedado y servirse un vaso de leche, Yukito se dirigió a su dormitorio ahí se comería su `pequeño' refrigerio. Subía las escaleras cuando la puerta del frente se abrió. Yukito se volvió para encontrarse con su amigo.
 
-¡Touya! Tu también regresaste temprano -dijo totalmente sorprendido.
 
-Si -contentó Touya un tanto incómodo-. Me sorprende verte aquí también... -murmuró.
 
-Tampoco quisiste dejar a Tomoyo sola mucho tiempo ¿eh? -dijo YUkito sonriendo.
 
-No, no es eso -respondió apresurado-. Solo que me aburrí y preferí regresar a casa a descansar.
 
-Si claro -dijo Yukito incrédulo.
 
-¿Y Tomoyo? -preguntó Touya de forma impersonal.
 
-Acaba de irse a la cama ¿Por qué? ¿Querías hablar con ella?
 
-No, no. Solo preguntaba.
 
-Si por supuesto -dijo Yukito sonriendo.
 
Mientras tanto Tomoyo había entrado en su habitación sin siquiera prender la luz se quitó la bata, se sentía demasiado fatigada y solo deseaba acostarse y dormir.
 
Se cubrió con la sábana y cerró los ojos cuando sintió que algo se movía junto a ella, temerosa se volvió y en la oscuridad pudo distinguir el cuerpo de alguien. Abrió la boca sorprendida sin poder articular palabra e iba a levantarse de la cama cuando un brazo rodeó su cintura y la jaló hacia el cuerpo en su cama apretándola tanto que pudo percibir el olor a alcohol en el hombre, porque ahora ya estaba segura que era un hombre el que se encontraba en su cama.
 
-No me dejes -se escucho la voz masculina-. Quédate conmigo. No te vayas de mi lado.
 
-No -gimió Tomoyo con creciente temor tratando de liberarse del sujeto-. ¡Suelteme! -y lanzó un grito que desconcertó tanto al hombre que la soltó de inmediato cosa que aprovechó Tomoyo para saltar de la cama y correr a la puerta.
 
El grito fue escuchado por los dos hombres que se encontraban discutiendo en las escaleras. Touya salió disparado hacia la parte trasera de la casa donde se encontraba la habitación de la chica.
 
Tomoyo salió corriendo de su habitación en dirección a la cocina cuando repentinamente chocó con algo sólido que se interpuso en su camino, casi cae hacia atrás, si no fuera por los dos fuertes brazos que la sostuvieron. Cuando vio hacia arriba se encontró con los ojos y el rostro preocupado de Touya.
 
-Touya -exclamó la chica con alivio abrazando al hombre, que notó al instante que ella temblaba sin cesar.
 
-¿Qué pasa? -le preguntó separándola de él para verla a los ojos.
 
-A… a… ay ¡Ay un hombre en mi cuarto! -dijo casi histérica-. ¡Esta en mi cama!
 
Yukito que llegaba en ese momento, se sorprendió al escuchar a la chica.
 
-¿Qué? ¿Un hombre? -y se volvió a Touya que furioso miraba a la chica y después hacia la puerta de su habitación.
 
-Toma -le dijo Touya a Yukito mientras le acercaba a Tomoyo y esta por inercia abrazaba a Yukito temerosa-. Quédate con ella -le ordenó y se encaminó a la habitación.
 
Los dos se quedaron ahí sin moverse, Yukito trataba de tranquilizar a Tomoyo diciéndole palabras amables, pero la chica no paraba de temblar. De pronto, se escuchó la voz furiosa de Touya.
 
-¡HIRAGIZAWA! -gritó Touya furioso.
 
-¿Cómo? -dijo Yukito-. Quédate un momento aquí -dijo a Tomoyo mientras se apartaba de ella y se dirigía con rapidez a la habitación.
 
Cuando entró pudo comprobar que lo que había escuchado era cierto, Eriol Hiragizawa, amigo y vecino de la casa se encontraba en la cama de la chica prácticamente inconsciente.
 
-¿Qué demonios es lo que crees que estabas haciendo? -le preguntaba Touya agitándolo con violencia, pero sin obtener respuesta-. Apestas a alcohol -le dijo al hombre sobre la cama y le dio un par de bofetadas para despertarlo sin conseguirlo-. ¿Qué pretendías, eh? ¡¡Contéstame!!
 
-Touya, cálmate -exclamó Yukito apartándolo del hombre inconsciente-. Si esta ebrio seguramente no sabía lo que hacia, ni siquiera debe saber donde se encuentra.
 
-Eso no es excusa -gritó Touya.
 
-Vamos a llevarlo a otra habitación y después llamaré a su casa para avisar que está aquí.
 
Touya lo hizo a regañadientes y entre los dos sacaron al hombre de la habitación. Se encontraron con Tomoyo que no se había movido de su lugar y que ahora los miraba desconcertada.
 
-Lo siento Tomoyo -dijo Yukito-. En un momento te explicaremos.
 
Y sin decir más los dos salieron por el pasillo hacia la cocina, con Hiragizawa inconsciente apoyándose en ambos y prácticamente, arrastrando sus pies por el pasillo hacia la cocina.
 
Hasta ese momento Tomoyo se permitió llorar, los sollozos salían sin control y se abrazaba a si misma buscando un consuelo que no llegaba. Por un momento pensó… pensó tantas cosas. Que la habían encontrado. La habían encontrado a pesar de todo.
 
Ignorando todo esto Yukito y Touya llevaron a Eriol a la habitación de huéspedes, donde prácticamente lo dejaron caer sobre la cama. Yukito lo acomodó en ella lo mejor que pudo.
 
-Algo muy grave debió pasar para que se encuentre en estas condiciones.
 
-Idiota -fue la respuesta de Touya.
 
-Tomoyo se llevó un buen susto -dijo Yukito-. Iré a verla.
 
-¡No! Iré yo, si me quedo con él, creo que lo mató. Avísale a su familia.
 
-Si.
 
Y salió del lugar para dirigirse hacia abajo. Cuando llegó al pasillo se detuvo encontró a Tomoyo frente a la puerta de su habitación, parecía un tanto indecisa. Dio un paso más y se dio cuenta que lloraba en silencio.
 
Tomoyo intentaba tranquilizarse pero no lograba nada, las lágrimas caían sin poder evitarlo. Trató de entrar en el cuarto un par de veces pero la silueta del hombre en su cama venía a su mente y un escalofrío recorría su espalda, trayéndole las sensaciones más horribles jamás percibidas por ella, y es que, por un segundo, pensó que la habían descubierto. Pero las palabras del desconocido (a quien Touya llamó Hiragizawa), “no me dejes” y “no te vayas de mi lado”, la hacían temblar como un canario en las garras de un felino. ¡Que tonta se sentía! Por más que trataba de controlarse y pensar “no son ellos. Estás a salvo”, volvía a llorar. De reojo vio que alguien se acercaba y al darse cuenta que se trataba de Touya se limpió las lágrimas con torpeza, cruzó los brazos y no se atrevió a levantar la vista pensando que no podría soportar su mirada burlona.
 
-“Si escucho uno solo de sus comentarios sarcásticos gritaré, juró que gritaré” -pensó Tomoyo intranquila.
 
Pero nada de eso sucedió, después de unos segundos Touya extendió su mano hacia ella. Tomoyo parpadeó confundida, al ver la mano frente a ella, levantó la cara y vio a Touya que la miraba inexpresivo. Sin saber como ni porque Tomoyo puso su mano temblorosa sobre la de él. Touya sintiendo aquel ligero temblor entrelazó sus dedos con los de ella y la llevó con él a la habitación. Dentro de ella todo estaba tranquilo, llegaron junto a la cama y Touya la soltó y se dispuso a revisar la habitación sorprendiendo a Tomoyo que lo miraba confusa, reviso que las ventanas estuvieran cerradas, reviso dentro del armario y por último se asomó debajo de la cama.
 
-¿Lo ves? -dijo con los brazos extendidos-, no hay nada ni nadie en este cuarto -y palmeó las manos como para quitarse el polvo-. Estás a salvo aquí. ¿De acuerdo? Ahora tienes que descansar.
 
Tomoyo lo miraba sorprendida y súbitamente comprendió, él quería que se sintiera segura. Lo siguió hasta la puerta.
 
-Mañana pondré una nueva cerradura en esta puerta. ¿Si te parece bien?
 
-Si -dijo Tomoyo sonriendo ante el gesto amable de él, era la primera vez que se comportaba con verdadera amabilidad hacia ella-. Gracias Touya -dijo con una cálida sonrisa.
 
Fue cuando Touya se dio cuenta de algo: cuando sonreía los ojos de Tomoyo se volvían luminosos, unos atractivos hoyuelos aparecían en sus mejillas y sus dientes blancos resaltaban haciendo de la suya una boca de ensueño.
 
Touya la miró confuso. Se había quedado sin respiración. Todo ese tiempo se había esforzado tanto por molestarla y hacerla enojar que nunca la había visto sonreír. Viéndole sonreír como lo estaba haciendo percibió que lo recorrieran sensaciones que no comprendían en su totalidad. Pero más que nada, resultaba atractiva su sensibilidad y dulzura.
 
A pesar de tener la nariz roja, los ojos humedecidos por el llanto, la sonrisa hacia maravillas en su rostro, estaba radiante. A él le pareció fascinante.
 
-“Debo estar volviéndome loco” -pensó sin poder salir de su sorpresa, ante las sensaciones que experimentaba en aquel momento.
 
Dio un paso adelante para acortar la distancia entre ellos. Con una mano en su barbilla levantó el rostro de la chica.
 
El labio inferior de Tomoyo tembló ligeramente por el cansancio.
 
La miró con fijeza como si pretendiera leer algo en los ojos de la joven, y luego sus facciones se relajaron.
 
-Realmente de asustaste, ¿verdad? -preguntó con suavidad.
 
Tomoyo había contenido la respiración sorprendida por la delicadeza que había en sus palabras, por su sincera preocupación. Únicamente asintió y sus ojos se nublaron en un segundo a causa de las lágrimas que se formaban en ellos.
 
-Nunca, nunca permitiré que alguien te haga daño -dijo Touya con una vehemencia poco usual en él-. ¿Me crees? -preguntó mirándola fijamente.
 
-Si -respondió Tomoyo en un hilo de voz y dos lágrimas cayeron recorriendo sus mejillas. Nerviosa de forma inconsciente se mordió el labio inferior para detener su temblor.
 
-No hagas eso -dijo Touya en voz tan baja que Tomoyo creyó haberlo imaginado hasta que sintió que le acariciaba el labio con el pulgar, se dio cuenta que el aún sostenía su barbilla.
 
Lenta, muy lentamente Touya bajó la cabeza y buscó los labios entreabiertos de la chica, que eran al mismo tiempo una tentación y un deseo que surgió desde la primera noche que la vio con atención. Tomoyo cerró los ojos al mismo tiempo que sus labios se unieron y pensó: “Debo estar soñando, esto no puede estar pasando”.
 
La besaba suave y lentamente, apenas rozaba sus labios, no había presión, no había prisa, solo sensaciones ligeras y electrizantes que se extendían por todo su cuerpo.
 
Cuando él levantó el rostro Tomoyo aún tenía los ojos cerrados y al abrirlos pudo ver en ellos una ligera confusión, la misma que él reflejaba en ese momento.
 
Le limpió le rostro con los pulgares y después le besó la frente. Aun no entendía que demonio le impulsó a aquel arrebato, las sensaciones descubiertas en ella, fueron aun más reveladoras para él. Temiendo que, si ocurría una segunda vez, todo en si se complicara, se separó de ella.
 
-Será mejor que te vayas a dormir -dijo él y después pasó saliva-. Buenas noches Tomoyo.
 
Tomoyo lo obedeció como una autómata, dio un paso atrás y cerró la puerta, recargó en ella la espalda y se tocó los labios con los dedos.
 
-¿Qué fue eso? -se preguntó susurrando sorprendida. La habían besado antes pero nadie, nadie la había echo sentir de esa manera. Se tocó el corazón con la otra mano, lo sentía acelerado.
 
-“Qué fue eso” -se preguntó nuevamente. Y no había respuesta posible. Aquel beso, solo aquel beso, superó todas sus expectativas y no se imaginaba aquello: Sentir sus labios sobre los de ella, era una experiencia en verdad, fuera de este mundo.”De su mundo”. Miró a su alrededor, tratando de ubicarse a si misma, pero, se sentía en verdad mareada. No se lo esperaba. No así. Y sobre todo que era algo jamás había sentido hasta ese momento.
 
Entonces, recordó lo ocurrido temprano en la mañana: Cuando trató de besarle aquel momento, ella se negó, a sabiendas que, era una especie de juego en él: pudo notar la burla en su mirada. En sus acciones. Aquella mañana, quería hacerle entender que era un conquistador y que si se lo proponía y ella caería rendida a sus pies.
 
Pero segundos antes… pensó mientras se sentaba en su lecho, juntando sus piernas con su cuerpo. Se dio cuenta que nada de eso vio en sus ojos. Notó en efecto la misma confusión que ella. Tanta confusión. Era una lucha interina, muy dentro de su ser, entre su mente y su corazón.
 
-“Deja de soñar...” -declaró convenciéndose a si misma-. “Está por casarse... eso es claro... pero no dejó de ser amable...” -decía en su mente-. “Entonces... ¿por qué lo hizo? No fue un juego esta vez... no para él... pero… ¿Qué significa entonces?”
 
Si no se iba a dormir y dejaba de pensar en ello, estaría muy cansada en la mañana para cumplir con sus labores. Ciertamente, esperaba que, Sakura, Li y Yue, cumplieran su cometido de descubrir a los atacantes para ella volver a su casa y salir de allí. Trató de no pensar en lo ocurrido pero su cuerpo y sus labios, aun sentían el calor de aquel breve contacto. Si llegaba a conciliar el sueño, sabía que solo soñaría con él, con aquel beso.
 
Pero su mirada intensa era lo que reflejaba que podía ser apasionado si se lo proponía, eso estaba claro. Ella sonrió en la oscuridad mientras se cobijaba. Había descubierto algo: en las relaciones que tuvo en su corta juventud siempre había buscado aquello mismo: una descarga electrizante que, llenara de jubilo su corazón. Entonces la incertidumbre volvió...
 
... él, era el prometido de otra mujer...
 
Mientras tanto Touya se había quedado parado frente a la puerta. Después de un momento se obligó a caminar en dirección a su habitación.
 
 
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Touya se despertó con un sobresalto. Tenía el corazón alterado y el cuerpo húmedo. Incluso a pesar de tener los ojos abiertos, le llevó un rato darse cuenta de que estaba en su cuarto, tumbado boca abajo sobre la cama y agarrando con un brazo la almohada.
 
Todavía era de noche. Echó un vistazo al reloj. Llevaba cuatro horas acostado y tal vez solo había logrado dormir la mitad de ese tiempo. Quizá menos.
 
Aun en la penumbra de la habitación. Aun tratando de conciliar el sueño, pensando cosas diferentes, incluso pensaba y se imaginaba hacer su trabajo en el rancho, sus ojos salían a flote.
 
Sus enormes ojos amatista y su sonrisa.
 
Esa... sonrisa...
 
Y así todo empezó. No sabía cuanto tiempo había estado soñando, pero lo que si sabía era que había estado haciendo el amor a Tomoyo Matsube en ese sueño. Por eso se encontraba todavía tan excitado. Incluso cuando despertó buscó aquella frágil figura echada a su lado, en aquella almohada que miró que aun aferraba con intensidad. Pensando tal vez, que aquel sueño era una realidad.
 
Eso no lo sorprendió, ya que se había ido a la cama pensando en ella. Preguntándose si su piel sería tan suave como parecía. Recordando el contacto de sus labios. Todavía no sabía que lo había llevado a comportarse así. Su deseo de consolarla, su vulnerabilidad… su sonrisa.
 
-“Quien iba a decir que una simple sonrisa podía ser tan peligrosa” -pensó-. Depende quien sonría -fue su respuesta en voz alta y paso las manos por detrás de la cabeza, cerró los ojos para recordar sus labios… sus ojos… y su sonrisa, y se sintió derrotado.
 
En el sueño, ella había gemido por el placer que él le provocaba con sus caricias. La había escuchado susurrar su nombre. Y al levantar la cabeza, pudo ver que había una sonrisa en sus labios y que sus increíbles ojos amatista delataban un deseo tan intenso como el suyo propio. La tenía tendida allí, para él, solo él.
 
¡Y todo aquello le había sido revelado con aquel beso! ¡Solo aquel maldito beso! ¡Fue débil por segunda vez en su vida, y esto le llevó a sus labios!
 
Luego recordó que se habían besado en el sueño, así era como este había empezado, la besaba de la misma manera que lo había hecho fuera de su habitación, pero esta vez ella le había rodeado el cuello con sus delicadas manos para acercarlo más a ella. Al principio la boca de ella se había mostrado vulnerable y dubitativa. Touya podía recordar perfectamente las sensaciones que le había provocado cuando ella abría sus labios y que su lengua invitaba tímidamente a la suya y cuando el respondió con pasión ella había respondido con la misma intensidad. Y entonces... la alzó, la alzó como quien alza una pluma en un dedo. Con tanta facilidad. La chica se perdía en sus fornidos brazos. Su piel pálida como la nieve se entremezclaba con la de él.
 
A Touya se le escapo un gemido mientras los recuerdos de aquel sueño, eran lo que lo dominaban, y volteándose, se tumbaba de lado. “Esto no debería estar pasando” se dijo mientras golpeaba la almohada con el puño y recordando la escena en el pasillo-. Besos dulces, con sentimiento, con pasión y eran como néctar sus labios... delicioso néctar- golpeando nuevamente en la almohada. Se suponía que ella debía besarlo primero, que ella tumbaría la barrera, que ella confesaría porque estaba allí; que era porque Sakura la había forzado a alejarlo de Nakuru, que le besaría Ella. No al revés, y se supone que debe darle una lección a Sakura y a la misma Tomoyo. Golpeo nuevamente la almohada. Las relaciones en las que se involucran los sentimientos no te llevan a nada, solo te dejan vulnerable e indefenso. Sus pensamientos iban de un lado a otro sin control, sus sentimientos se mezclaban en los primeros confundiéndolo aún más. Cerró los ojos con fuerza.
 
-“Estoy pensando en tener una relación una relación... una relación con ella” -abrió los ojos sorprendido-. “Se acabo” -pensó con determinación-. “Esto llega hasta aquí”. No podía arriesgase a que Tomoyo significará algo más.
 
Después de esto se sintió un poco más tranquilo, cerró los ojos y se obligó a seguir durmiendo.
 
Continuará….
 
Nota de la autora: ¿Qué tal? ¿Les ha gustado? A mi me encanta este capítulo, varias cosas que escribí de él las tenía en la mente casi desde que comencé con la historia. ¿Qué les ha parecido Sakura? Creo que ya había comentado que no iba ser la chica inocente de siempre, conservara esa característica pero en lo referente a Shaoran se portara más decidida y directa, pues como ya se dieron cuenta esta dispuesta a luchar con todo por el amor de Shaoran. ¿Y que hay de Eriol? Se que tal vez algunas quieren matarme pero no se preocupen el chico pronto se reivindicara y será el Eriol de siempre. El pobre esta pasando por un momento difícil y necesita consuelo, quien sabe tal vez Tomoyo se lo pueda dar. Ya veremos. Y por último los protagonistas ¿Les gusto el primer beso de la pareja? Como verán a Touya se le volteo todo, el pobre no supo ni como fue, jeje pobre si que la va pasar mal de ahora en adelante.