Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 10 ( Chapter 10 )

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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
 
CAPITULO 10
 
 
No sabía que lo había llevado ahí, pero de alguna forma se encontraba parado afuera de la habitación de Tomoyo, antes de poder pensarlo demasiado tocó a la puerta pero no hubo respuesta, tocó de nuevo y nada… abrió la puerta y asomó la cabeza.
 
-¿Tomoyo? -nada de nuevo, se decidió a entrar.
 
Aún estaba un poco oscuro, se había levantado muy temprano esa mañana. Se acercó a la cama y la vio durmiendo plácidamente, el cabello se extendía por la almohada, una hermosa cascada con rizos naturales. No pudo evitar la tentación y extendió una mano, acarició sus mejillas rozándola apenas con las yemas de los dedos, ella se movió y abrió lentamente los ojos, la había despertado. Aquellos ojos amatistas le observaban un tanto confundidos.
 
-¿Tomoyo? -preguntó con voz profunda, la vio parpadear y enfocar la mirada.
 
-¿Cuánto llevas ahí? -le preguntó con voz ronca.
 
-Unos minutos
 
-Ella se incorporó sobre el brazo, apoyando el codo en la almohada.
 
-¿Qué haces aquí?
 
-Tenía que hablar contigo.
 
-¿Aquí? ¿Ahora? -preguntó confusa-. ¿Qué hora es? -estiró la mano hacia el despertador pero el la detuvo antes de que lo agarrará. Aquella corriente de sensaciones de la noche anterior al tocarle, le invadió de nuevo. Temía perder el control, pero no lo hizo y al fin se decidió a hablar. Para ponerle fin a todo aquello.
 
O eso, creía en un principio.
 
-No importa la hora. Tenía que hablar contigo -dijo mientras se sentaba en la cama-, sobre lo de anoche… es que yo… - pero por alguna extraña razón no había soltado el brazo de la chica.
 
-No te preocupes -dijo ella, apoyándole un dedo en los labios-. No pasa nada, yo entiendo…
 
-Tu me gustas -dijo él interrumpiéndola, Tomoyo lo miró sorprendida sin poder comprender-. ¿Por qué no comenzamos de cero? -sugirió él, besándole en la palma de la mano-. Hagámoslo mejor.
 
Luego la besó sin exigencias, tranquilamente, con dulzura, tocándola apenas con la lengua y todo renació.
 
Él se separo de ella sonriendo, la luz del sol empezaba a filtrarse por las cortinas de la ventana.
 
-Por cierto, estás hermosa cuando duermes -Tomoyo se ruborizó-. Tan hermosa de verdad... -susurro viéndole sonreírse. Ahí estaba aquella sonrisa.
 
Touya se inclinó sobre la cama y apoyó una mano en el colchón, la otra sobre el hombro de ella y antes de que pudiera besarla de nuevo el sonido de la alarma del despertador atravesó sus tímpanos con una fuerza increíble.
 
-¿Qué pasa? -preguntó Touya tapándose los oídos con las manos.
 
-Tengo que levantarme temprano ¿recuerdas? -respondió Tomoyo como si nada-. Y solo así puedo levantarme ¿Por qué no lo apagas?
 
Touya obedeció de inmediato y se estiró para alcanzar el despertador, cuando por fin lo hizo sintió que caía en un vacío sin fin y cerró los ojos.
 
Escuchó un estruendo, después sintió un dolor en su codo y su pierna, y se preguntaba ¿Qué demonios ocurría?
 
Cuando los abrió de nuevo se encontraba en el suelo de su habitación, con las sábanas enredadas en sus piernas las cuales se encontraban en posición horizontal recargadas en la cama. El sonido del despertador en su mano lo trajo a la realidad.
 
Otra vez había estado soñando con ella.
 
Por primera vez, desde sus tiempos de adolescente, se había quedado dormido, casi siempre se despertaba un poco antes de que la alarma sonará.
 
Después de bañarse se dirigió a la cocina, necesitaba un café bien cargado si quería estar alerta esa mañana.
 
*******************
 
La chica miró a su alrededor. Miró por todas partes no se veía por ningún lado a Touya o mucho menos Yukito. Vio unas botas en el pasillo, todas llenas de lodo. Parecía que se habían marchado temprano y no la habían despertado.
 
-“Mejor así” -pensó. Con tal de no ver, a Touya Kinomoto y que este no le restregara en su cara la debilidad de la noche anterior, prefería tener aquellas horas de desasosiego para si. Necesitaba agrupar sus ideas y pensar.
 
Pero donde quiera que miraba. Sin importar lo que pensara, era Touya el que venía en su mente.

Touya y aquel beso.
 
Sacudió su cabeza. Era hora de iniciar sus labores del día.
 
Ella no recordaba que el despertador hubiera sonado. Recogió las botas y pasó por la cocina y se detuvo ante el armario donde guardaban las otras cosas. Abría la puerta cuando escuchó la voz de Touya.
 
-¿Qué haces? -del susto las botas se le cayeron al suelo.
 
Ella miró a donde provenía la voz. Touya estaba mirándole de manera extraña, con su porte ya natural en él. Recargado en la pared y con sus brazos cruzados.
 
Pero lo sorprendente era su camisa entreabierta. Podía observar parte de su dorado pecho y eso le hacía perder los estribos.
 
-Na… da... -dijo lentamente.- Pensé que… que no había nad... nadie. ¿Qué… haces aquí? -sentía como sus mejillas ardían-. “Contrólate Tomoyo...por favor, cálmate
 
-Esperaba a que despertaras...
 
Ella se negó mirarle a los ojos. No podía. Tomó las botas y las metió en el armario. Pretendía hacer creer que iba a buscar algo más, pero un brazo le haló al exterior del armario y cerró aquella puerta con fuerza.
 
Los brazos de Touya le cerraban cualquier ruta de escape. El la encerró entre sus brazos y bajaba su rostro hasta la altura de sus ojos.
 
-¿Por qué tiemblas? -preguntó en un murmullo. Su rostro estaba a milímetros del de ella.
 
-Porque lo de anoche, no puede volver a pasar -dijo con firmeza. Él sonrió-. ¿Qué?
 
-Es la primera vez que estando frente a frente hablas sin tartamudear -alzando con sus dedos su barbilla y colocándole a una altura que sus labios estaban justo sobre los de ella prácticamente.
 
-Touya -dijo ella mirando los ojos-. No lo hagas... -rogó-. Por favor...
 
El la besó. No le valió rogar. No le valió implorar. Estaba de un momento a otro sobre ella: con besos apasionados e intensos que solo veía en películas occidentales. Sin darse cuenta la guió hasta el sofá y ahí la estaba besando con más intensidad. Besó su cuello y ella estaba ahogada por las sensaciones que recorrían su ser.
 
No sabía como y de un momento a otro, Touya estaba sobre ella sin camisa. Dijo en un murmullo.- ¿Yukito... no vendrá?- tratando de hacerlo entrar en razón.
 
-Le dije que se fuera -sonrió sobre sus labios-. No te hagas del rogar... -entonces escuchó un timbre molesto que retumbaba en sus oídos.
 
-¿Qué es eso? -dijo Tomoyo separándose a duras fuerzas de él y tumbándolo del sofá-. ¡Oh Touya! -dijo la chica viéndole en el suelo-. ¿Estás bien? -viéndole desde el sofá y sujetando la parte superior de su vestido. ¿Cómo fue qué hizo el para zafar su vestido?
 
-La alarma -dijo él.
 
Ella no comprendía.
 
-Es hora que te levantes -dijo. Ahí Tomoyo parpadeó viendo que estaba en su habitación.
 
Había sido un sueño.
 
-Esto no puede estar pasándome -declaró con el corazón agitado por la conmoción-. No, no no... -dijo poniéndose de pie y yendo al cuarto de baño-. Un baño frío y una buena taza de café, sacará esto de mi...
 
 
*******************
 
Touya rogaba poder salir de la casa, antes de que se despertara, para no encontrarla y entonces, la vería... ¡Su cabeza era un mar de confusiones! Pero a él mismo, se le hizo muy tarde
 
Entró a la cocina al mismo tiempo que Tomoyo que se llevaba una mano a la boca para ahogar un bostezo.
 
Cuando la chica se dio cuenta de su presencia un leve rubor tiñó sus mejillas, lo que hizo que Touya recordará el último sueño, paso saliva indeciso y por fin resolvió que lo mejor era una actitud desenfadada.
 
Igual Tomoyo. Su corazón comenzó a latir agitadamente como lo hacía esa mañana al despertar. No encontraba manera de conducirse con él. Porque todo había cambiado.
 
Todo.
 
-No parece que hayas dormido demasiado -le dijo Touya pensando que él tampoco… no se había podido quitar a Tomyo de la mente.
 
-He dormido bien -dijo ella, desviando la vista. Era evidente que mentía. Se adelantó a la cafetera y la llenó de agua-. ¿Quieres café?
 
-Si gracias -respondió él al tiempo que se sentaba en una silla-. Admiró tu dedicación pero tienes muy mal aspecto -dijo sin pensar lo que decía. Viéndole de espalda, se fijó en sus caderas y en su estrecha cintura. Sus pequeñas manos. La voz de ella, lo sacó de aquellos pensamientos que lo transportaban a cualquiera de los dos sueños de aquella madrugada.
 
-Gracias Touya. Eres genial para mi ego -respondió con sequedad y sacó unas tazas.
 
-No lo he dicho en ese sentido -dijo deseando haberse mordido la lengua-. Lo que quería decir es que te iría muy bien una siesta. “A mi también” -pensó Touya-. “¿Te vienes?” -viendo sus hermosos ojos y sus labios. Su cuello... ¡Tenía que detenerse y dejar de pensar en aquello! Se tensó de inmediato sus pensamientos lo estaban traicionando, ¿realmente le hubiera dicho algo así?
 
Tomoyo mientras tanto lo miraba atónita, este era el tirano que la mantenía trabajando todo el día, y ahora le decía que tomara una siesta. Claro era domingo su día libre, solo se había levantado porque le era imposible seguir en la cama. No si era para tener esos sueños.
 
Sin previo aviso Touya se puso de pie y salió de la cocina sin decir más.
 
-¿Y el café? -preguntó Tomoyo.
 
Un hombre extraño… sin embargo no sería difícil perder la cabeza por él. ¡Qué afortunada era Nakuru Akizuki! Y suspiró al tiempo que untaba mantequilla al pan tostado y servía otra taza de café. Después miró a través de la ventana hacia un punto inexistente.
 
Así estuvo varios minutos hasta que apareció Yukito por la puerta.
 
-Buenos días -saludo el hombre amable como siempre.
 
-Buenos días Yukito -respondió ella con el mismo tono alegre.
 
-Siento mucho lo que sucedió anoche -le dijo mientras se sentaba a su lado en la mesa-.
 
-Gracias, Yukito se que es así -se dibujo una ligera sonrisa en su rostro-. ¿Quién… quien es ese hombre?
 
-Ah ese hombre -exclamo dando un suspiro-. Ese hombre es Eriol Hiragizawa, es vecino y amigo de la familia, el es primo de Nakuru Akizuqui.
 
-¿Ah si? -dijo sorprendida-. Y… y donde esta ahora…
 
-No te preocupes, el salio muy temprano. Lo lleve a su casa antes de que amaneciera.
 
-¿Hiciste eso tu solo?
 
-Si, no fue gran problema él estaba despierto, aunque con una gran resaca. Se sorprendió mucho al darse cuenta que estaba aquí, como supuse no se dio cuenta de lo que hacia.
 
-Y entonces… ¿no recuerda lo que pasó? -no pudo evitar un ligero rubor en sus mejillas.
 
-Parece que no, pero estaba muy apenado cuando le dije lo que había pasado. Es una de las razones por las que prefirió irse temprano, para no incomodarte con su presencia -meditó un momento y sonriendo continuó-: Y claro para evitar la furia de Touya.
 
-¿La furia de Touya? -ella lo había visto enojado, pero no consideraba que lo que ella había presenciado hasta ahora fuera considerado como furia.
 
-Si, Touya estará muy molesto con él un tiempo. No solo por el susto que te dio -y corrigió-, que nos dio a todos. Sino también porque él considera que le faltó el respeto a su casa, Touya es muy sensible con esas cosas y no perdona con facilidad.
 
Tomoyo sintió un nudo en el estómago cuando escucho esto último “No perdona con facilidad”. La perdonaría a ella algún día por mentirle, él debía comprender ¿o no?
 
-Eriol también me dijo que después de unos días vendría aquí a disculparse contigo.
 
-¿Conmigo? -exclamó sintiéndose nerviosa.
 
-Si. Al que viste ayer en la noche, no era el Eriol Hiragizawa que todos conocemos, respetamos y apreciamos. Cuando lo conozcas bien sabrás que puede volverse un buen amigo, un aliado en los buenos momentos y más aun, en los malos. Cualquiera que lo conoce sabe eso. El es todo un caballero, muy culto y una persona muy agradable y alegre. Él sabe que anoche cometió un error.
 
-Pero…
 
-Si, se que la impresión que te llevaste de él no es la mejor, pero -dudó un momento-, no se si debo decirte esto.
 
-No tienes que contármelo si no quieres.
 
-No es eso, te lo diré para que entiendas, porque hizo lo que hizo. Porque entró a tu habitación, aunque claro, esto último, él no lo pretendía. Eriol termino ayer con su novia de toda la vida, ellos iban a casarse. La verdad es que siempre estaban peleando pero también siempre se reconciliaban, pero parece que esta vez fue la definitiva.
 
-Comprendo -dijo Tomoyo, ahora todo tenía sentido. Y recordó las palabras de Eriol cuando estaba con él en la habitación: “No me dejes. Quédate conmigo”.
 
-Sabía que lo entenderías -dijo Yukito sonriendo-. Bueno me marcho, quedé de pasar por Mina, la acompañaré a hacer unas compras. ¿Se te ofrece algo Tomoyo?
 
-No gracias, Yukito.
 
-¿Quieres venir con nosotros? -dijo deteniéndose en la puerta-. A Mina no le importará.
 
-Ah, no gracias Yukito, de verdad -respondió negando con la cabeza-. Quisiera quedarme y atender algunas cosas.
 
-Esta bien, ¿tal vez la próxima vez?
 
-Si tal vez. Saluda a Mina de mi parte por favor.
 
-Así lo haré -y salió de la casa.
 
Tomoyo se quedó sola pensando en todo lo platicado con Yukito, acerca de Eriol Hiragizawa. Se imagino como sería estar en su situación, perder a la persona amada y casi a punto de casarse. Ella no tenía a una persona así… en un segundo la imagen de Touya besándola vino a su mente… y sin proponérselo recordó la voz de Yukito “no perdona con facilidad”. Un escalofrío recorrió su cuerpo.
 
De repente decidió que lo primero que haría en la avanzada mañana, sería dar un paseo para quitarse las telarañas de la cabeza.
 
Un poco más tarde recorría con curiosidad las bien conservadas instalaciones del rancho. Admiró los hermosos caballos en los corrales. Todo indicaba que Touya y Yukito alternaban los caballos a excepción de un magnifico árabe de fiera mirada llamado “Sultan”, que sólo montaba Touya.
 
A un lado de la casa había un camino de grava que conducía a un quiosco de música resguardado por un bosquecillo de robles, lo que le daba un aspecto acogedor y privado. Sakura le había contado que su padre lo construyó para ella, allí se resguardaba cuando quería momentos de privacidad. Ahí celebraban sus fiestas de cumpleaños. Siempre había música y luces, a Tomoyo no le costo trabajo imaginar las hileras de pequeñas bombillas enrolladas en torno al techo de estructura circular, y alrededor de la barandilla alta que la circundaba. Todo eso se lo había descrito Sakura alguna vez, muy emocionada por el recuerdo. Sería fabuloso poder llevarse un recuerdo así de ese lugar.
 
Tomoyo hizo un esfuerzo por no entristecerse por el momento de su partida. No le sorprendió darse cuenta de sus sentimientos al respecto. Aunque estaría feliz por regresar al lado de sus padres, sabía que extrañaría ese lugar.
 
Entró en el quiosco, se sentó y recordó algo más que le fue contado por Sakura. Su hermano llevaba ahí a sus novias, ahí tal vez fue la primera vez que él beso a alguien. Pasó saliva, invadida por las emociones, se llevó los dedos a los labios, era increíble como jugaba la memoria con las personas, los recuerdos y las sensaciones eran casi tangibles. Suspiró.
 
En ese momento llevaba la libreta que le había dado Sakura y la caja de carboncillos. No había mejor manera de relajarse que haciendo lo que más le gustaba: dibujar. Seguramente algún día se iría de allí sin saber si volvería, pero antes de que eso sucediera se llevaría cuanta imagen pudiera de ese sitio y de las personas que en él habitaban.
 
*****************
 
Cuando regresó a la casa ya era muy tarde, había estado tan absorta en lo que hacía que no se dio cuenta de la hora, incluso había olvidado comer. Tanto así amaba la pintura y todo lo que tenía que ver con ella, que podía perderse horas pintando y creando, y olvidarse que existía un mundo a su alrededor. De todos modos no habría gran problema, esa tarde no había nadie más en casa.
 
A penas había dejado sus cosas en la habitación cuando oyó que tocaban el timbre de la puerta. De dirigió hacia ella preguntándose quien podía ser. Hasta ahora la única visita que había recibido era la de Mina y ella se presentó por la parte trasera de la casa.
 
Cuando abrió la puerta lo único que vio fue un gran ramo de preciosas rosas rojas, ella estaba realmente asombrada. Después el ramo se movió y apareció un hombre de baja estatura y aspectos simpático que le indicó que las flores eran para la señorita Tomoyo Matsube, estaba tan sorprendida que apenas alcanzó a asentir y después logró articular unas palabras diciendo que ella era la persona.
 
Recibió el enorme arreglo y lo colocó en una pequeña mesa en el recibidor, aún las admiraba cuando se percató del sobre escondido entre las flores. Abrió el pequeño sobre y leyó la tarjeta:
 
“Con mis mas sinceras disculpas por el mal momento que le hice hacer pasar ayer por la noche. Mi comportamiento no tiene excusas”
 
Su servidor
Eriol Hiragizawa
 
Yukito tenía razón Eriol Hiragizawa era un caballero. Las rosas eran preciosas y a juzgar por el aspecto del arreglo no debió ser nada económico. Tomarse tantas molestias por lo sucedido habla muy bien de él. Ella había pensado que con una llamada telefónica y una disculpa habría sido suficiente.
 
Después de admirar una vez más el arreglo Tomoyo lo llevó a su habitación, no creía que a Touya le hiciera mucha gracia ver el arreglo por la casa.
 
Y ese solo fue el primero de varios detalles que tuvo Eriol con Tomoyo conforme pasaron los días. Todos los días recibía un arreglo diferente e igual de impresionante que el primero. El segundo estuvo acompañado de unos chocolates deliciosos y el tercero de un hermoso peluche con forma de un gato negro que tenía un letrero que decía “Lo siento”. Todos los obsequios acompañados por una tarjeta cada vez más extensa en la que le ofrecía sus más sinceras disculpas.
 
Como Tomoyo imaginó, a Touya no le hicieron gracia los regalos. Como no podía dejar todos los arreglos en su cuarto, pues ya no cabían tantos. Pronto había flores por toda la casa y Touya lanzaba gruñidos apenas audibles cada vez que pasaba junto a ellas. Yukito por otro lado decía que era lo menos que se merecía Tomoyo debido al mal momento que pasó, y acepto con agrado cuando la chica le ofreció de los chocolates que había recibido.
 
Touya no comentó nunca su incomodidad de todo aquel drama de las flores o chocolates pero no se negaba a que ella las continuara recibiendo. Escuchó un par de veces los gruñidos del sujeto. Incluso un día, lo pudo ver lanzando una mirada a las flores colocadas en la mesa del recibidor, que si él hubiera podido las hubiera secado al instante o incendiarlas en un momento.
 
Pero lo mejor de todo aquello, era que, Touya no volvió a referirle lo del beso. Lo que hizo que ella, pudiera con mayor calma y mas tiempo para si, sola en la casa, recuperar su habitual compostura y ya no inquietarse si en algún momento se quedaba solas con él.
 
Al cuarto día para sorpresa de Tomoyo, las flores llegaron pero esta vez no las llevaba el mismo sujeto simpático de la florería sino que Eriol Hiragizawa las llevó en persona.
 
Apenas lo reconoció, debía admitir que el aspecto que tenía la noche que lo vió por primera vez era deplorable, con la ropa arrugada, el cabello despeinado, el insoportable olor a alcohol que desprendía, además no había notado las gafas antes.
 
Ahora se encontraba con un hombre muy distinto en su vestir y porte. Eriol Hiragizawa que se encontraba delante de él, era un hombre, alto, guapísimo de unos intensos ojos azules, ocultos detrás de sus gafas. Parecía no tomar mucho sol, porque tenía su piel pálida y muy blanca. Era fornido. Un hombre muy elegante por cierto.
 
No dudaba que en menos de un año, recuperara su tristeza por su desgracia amorosa y alguien mas lo conquistara.
 
¡Quien no querría un hombre como él!
 
-¿Senorita Matsube? -preguntó una voz suave después de que la chica abriera la puerta.
 
-Si -respondió la chica, y permitió que el hombre entrara, después de colocar las flores en la misma mesita en que ella lo había hecho antes, le extendió la mano y con un apretón de manos y una inclinación se presentó.
 
-Eriol Hiragizawa a sus ordenes -él levantó la vista y como si la viera por primera vez un brillo de aprobación apareció en sus ojos.
 
-Mu… mucho gusto -tartamudeó Tomoyo no estaba segura de que actitud tomar. Era la primera vez, que ambos estaban cara a cara, después de lo ocurrido.
 
No tenía idea de cómo conducirse con él.
 
-Espero que haya recibido mis muestras de condolencias, por lo ocurrido entre nosotros y que hayan sido de su agrado. No se imagina lo apenado que estoy ante lo ocurrido. Lamento todo eso... esa es en verdad, mi manera de decir lo siento muchísimo y por favor, créame que lo digo con toda sinceridad.
 
-¡Oh! si claro -respondió la chica viendo el nuevo arreglo de flores-. Las flores son hermosas y… -se dio cuenta que Eriol no había soltado su mano y la miraba con mucho interés, él pareció darse cuenta de lo mismo y soltó su mano brindándole una sonrisa de disculpa que la chica agradeció.
 
Observándolo con cuidado y escuchándolo hablar le lanzó un nuevo vistazo a su interlocutor. Era un hombre alto con un espeso cabello oscuro con destellos azules y unos profundos ojos azules que expresaban tranquilidad y confianza. Iba vestido de manera impecable, debía admitir que se había tomado muchas molestias por ella. Después de escuchar una vez más sus disculpas, Tomoyo le ofreció una taza de café.
 
Era claro para Tomoyo que se encontraba frente a un hombre con una aguda inteligencia, sentido del humor que la hizo sentirse en confianza en poco tiempo. Ellos dos eran muy parecidos, Eriol era un hombre sencillo y trabajador.
 
Después de platicar unos veinte minutos y una tomar una taza de café. Eriol se disculpó diciendo que debía marcharse, pues no quería atrasarla en sus labores y por otro lado (admitió con horades) había ido a esa hora precisamente porque sabía que no lo encontraría ahí, pero no quería tentar a su mala suerte y encontrárselo ahí. Según él conocía lo suficiente a Touya para saber que en ese momento unas disculpas no serían suficientes, así que prefería dejar que las cosas se enfriarán un poco para poder hablar con él.
 
Se despidió de ella dándole un beso en la palma de la mano y ofreciéndole otra vez sus más sinceras disculpas. Puso tanto énfasis en esto último que Tomoyo no pudo más que reír. Eriol la observó un momento.
 
-Tiene usted una de las sonrisas más hermosas que he visto.
 
-Gracias -dijo Tomoyo ligeramente sonrojada.
 
-¿Te parece si te llamo Tomoyo?, y tú podrías llamarme Eriol. Aquí no estamos acostumbrados a tantas formalidades.
 
-Está bien -aceptó Tomoyo.
 
-Entonces… hasta pronto… Tomoyo -y se marchó.
 
Tomoyo tenía que admitir que Eriol tenía razón respecto a Touya. Pasaría mucho tiempo para que él olvidara lo ocurrido. Ahora se encontraba ante la disyuntiva de contarle o no sobre la visita de Eriol. No le quedaba más remedió que hacerlo, ya tenía suficientes cosas que ocultarle a Touya como para agregarle una más a la lista.
 
*******************
 
Después de la pelea que tuvieron la otra noche. Sakura y Shaoran se dirigían la palabra lo estrictamente lo necesario y no más. Shaoran la dejaba salir un poco más temprano y no porque fuera atento con ella, sino porque después de que ella se iba llegaba Matsagi con el señor Daidouji que regresaba todos los días de visitar a la señora Daidouji con un enorme dispositivo de seguridad.
 
Como fuera la tensión en el ambiente era insoportable. Sakura no podría recordar una sola ocasión en que Shaoran estuviera molesto con ella. Suspiró pensando que tal vez había llegado demasiado lejos y que nada valía la pena para estar así con Shaoran. Se olvidaría de investigar a Seiko Matsagi por el bien de su relación con Shaoran.
 
Se detuvo a mirar el reloj. El día de hoy su padre partiría para el rancho y ella quería darle algunos obsequios para todos y por supuesto un sobre bastante grueso para Tomoyo. En él iban varias cartas para ella: una de su madre, otra de su padre, otra de ella y una última de Shaoran, mandándole instrucciones.
 
Las averiguaciones iban muy lentas, los que amenazaban a la familia parecían haberse calmado. Shaoran y Yue ahora estaban tras la pista de tres sospechosos. Los hombres que según Daidouji podían tener motivos para amenazar a su familia. Por otro lado, aún no sabía quien podía estar dando información a estas personas.
 
-¿Shaoran?
 
-¿Si? -contestó su jefe sin levantar la vista del escritorio. A él se le hacia muy difícil estar molesto con Sakura pero no le quedaba más remedio, si no era firme respecto a Matsagi, Sakura no entendería.
 
La chica dio un suspiro bastante audible. El seguía enojado, como es posible que sea tan testarudo, pensó molesta.
 
-Quería pedirte permiso para irme -anunció la chica, Shaoran levanto la vista-. Es que hoy se va papá y quería llevarle el sobre para Tomoyo y despedirme.
 
-Si claro -respondió Shaoran y volvió su atención a lo que estaba leyendo-. Puedes irte.
 
-Gracias -contestó molesta por su indiferencia-. Hasta mañana -tomó el sobre para Tomoyo y una bolsa con los obsequios para Touya y Yukito; y salió del lugar furiosa y dando un portazo.
 
Después de que salió Shaoran dio un suspiro resignado. “Por lo visto esto durará unos días más”.
 
-Hasta mañana Sakura -dijo con tristeza en voz baja.
 
El teléfono empezó a sonar. Tomó el auricular aliviado por tener algo más en que pensar.
 
-Aquí Li -contestó con profesionalismo.
 
-Señor Li -se oyó una extraña voz fría-. Tiene usted una asistente muy bonita.
 
-¿Qué? -dijo Shaoran con los nervios crispados, poniéndose de pie y sentía como su corazón comenzó a latir aceleradamente y los sentidos al 100%-. ¿Quién habla? -en ese momento Yamazaki entraba por la puerta y Shaoran le hacía señas para que rastreara la llamada, el joven entendió de inmediato y empezó a activar aparatos.
 
-Un amigo.
 
-¿Cómo consiguió este número? -preguntó Shaoran molestó, nadie tenía ese número.
 
-Eso no importa. Lo que importa es lo que quiero advertirle.
 
-¿Advertirme? Hable -ordenó Shaoran. Yamazaki le hacia señas de que todo estaba listo y que debía alargar la conversación.
 
Shaoran pensaba que esta era una forma muy extraña de actuar por parte de estas personas. Las amenazas generalmente se hacían a las víctimas no al servicio de seguridad.
 
-Tal vez debería estar más al pendiente de la señorita Kinomoto -escuchó decir a la voz con un dejo de burla-. Nadie sabe lo que podría pasarle... estamos en un mundo muy peligroso Li. Y hay que ser ciego para no darse cuenta que ella es muy linda...
 
Se notaba el acentuada perversidad escondida en esa última frase. Aquello puso a Shaoran 100% más alerta. Miró a su alrededor, olvidándose que Sakura ya se había marchado.

¡Seguro estaba ya fuera de la casa!
 
-¿Qué quiere decir con eso? -dijo él entre dientes conteniendo a duras penas su enojo. Pero no hubo respuesta esta vez solo se escucho él sonido del teléfono, habían cortado.
 
Se volvió a Yamazaki pero este negó con la cabeza.
 
-No tuvimos suficiente tiempo.
 
Shaoran miró el auricular en su mano. ¿Qué significaba esto? ¿Qué podían ellos querer con Sakura? Entonces le vino a la mente como un destello: Tomoyo.
 
Salió de la oficina corriendo, se dirigió hasta la entrada y preguntó a los guardias que ahí se encontraban si habían visto salir a la chica. Nadie la había visto, se dirigió con rapidez a la puerta trasera, después de ordenarles que no la dejaran salir hasta que hablara con ella. Los hombres que estaban en la puerta trasera tampoco la habían visto. Shaoran empezó a sentir una punzada de angustia en el pecho cuando el radió comunicador sonó.
 
-Señor Li -se oyó la voz por el aparato-. La señorita Kinomoto esta saliendo de la casa en este momento.
 
Shaoran no respondió y corrió hacia la casa, después de atravesar el jardín pudo ver con alivio a Sakura al pie de la escalinata, junto con uno de los guardias que seguramente le había dado el mensaje. Shaoran se detuvo y se agacho recargando las manos en sus rodillas.
 
Cuando Sakura lo vió se apresuro para llegar hasta él, se veía alterado, cuando llegó con él le puso una mano en la espalda y se agachó para tratar de verle la cara.
 
-¿Qué pasa? -preguntó preocupada.
 
-¿Dónde estabas? -dijo con voz entrecortada, le faltaba aliento. Pesé a todo el entrenamiento que tenía y a su buena condición física en ese momento no era capaz de controlar los latidos de su corazón ni su respiración.
 
-El señor Daidouji me dejó un mensaje con la servidumbre, también quiere enviar un pequeño regalo para Tomoyo. Entré a la casa para recibirlo.
 
-Bien -dijo Shaoran recobrándose un poco.
 
-Pero… ¿qué pasa? -preguntó Sakura sin obtener respuesta, Shaoran ya la llevaba hacia su carro.
 
*******************
 
-No entiendo tu insistencia por acompañarme -decía Sakura dentro del auto, los dos iban en dirección a la terminal de autobuses.
 
-Ya te dije, quería acompañarte simplemente -mintió él, no quería preocuparla, tal vez no era nada pero no se sentiría tranquilo mientras no lo comprobara. De momento nadie seguía el auto.
 
-¿Ah si? Me sorprende de ti Shaoran; según dejaste entendido en la oficina con tu comportamiento tan frío conmigo, lo ultimo que querrías sería acompañarme en estos momentos. No te creo -dijo Sakura mirándolo con detenimiento-. Así de repente ¿no? ¿Me quieres hacer un favor? Si como no. No te creo -repitió airada-. Lo que quieres es vigilarme, controlarme…
 
-No te vigilo -la interrumpió él y se orilló para detenerse; se volvió hacia todos lados y después de cerciorarse que no había nadie sospechoso cerca se volvió hacia Sakura-. Quiero hacer las pases contigo.
 
-¿Quieres…? ¿De verdad? -exclamó con una sonrisa, él asintió-. Oh Shaoran, no sabes que gusto me da oírte decir eso -y siguiendo un impulso la chica se desabrocho el cinturón de seguridad y lo abrazó con fuerza.
 
Shaoran no pudo más que corresponderle, sin saber si agradecer o no que él todavía tuviera el cinturón puesto. Percibió su dulce aroma. Se encontró preguntándose ¿como podía luchar contra el efecto embriagador que le provocaba su aroma, contra la insistencia con la que aparecía en sus pensamientos?
 
Sakura mientras tanto disfrutaba el tenerlo tan cerca y que él no rechazara el abrazo. Que la pesadilla de aquellos días había terminado. Se sentía feliz de poder abrazarlo y saber que no estaba molesto con ella, lo oyó carraspear y con renuencia se apartó de él.
 
-Creo que tenemos que irnos. Si no llegarás tarde para despedir a tu padre.
 
-Si -afirmó contenta. Al menos, ya no estaba enojado. Tal vez, que las cosas pasarán así, fue de lo mejor.
 
Pero ¿podría acaso aceptar que algo pasaba entre ambos y que podrían tener una relación? Bueno, no pensaría eso en esos momentos, podría arruinar el momento.
 
Todo el tiempo para el trayecto a la estación, Shaoran iba vigilante. No los seguía nadie. Gracias al cielo, había sido una falsa alarma. Ni se quería imaginar entonces, que aquella amenaza o lo que Yamasaki, grabó de ella, llegara a oídos de Yue. Siempre le prometió que a la chica no le pasaría nada.
 
Llegaron con el tiempo justo para despedir a Fujitaka. Una muy entusiasmada Sakura le presento a Shaoran.
 
-Papá te presento a mi jefe -le anunció la chica.
 
-Shaoran Li a sus órdenes -se presentó él y estrechó su mano con seguridad-. Es un placer conocerlo. Su hija habla mucho sobre usted.
 
-Fujitaka Kinomoto -respondió a su vez el papá de Sakura-. El placer es mio. Al fin tengo el gusto de conocerlo mi hija me ha hablado mucho de usted también -sonrió mirando a su hija de soslayo.
 
-¡Papá! -exclamó Sakura avergonzada.
 
-Espero que solo haya dicho cosas buenas -dijo Shaoran bromeando.
 
-Por supuesto. En verdad, Sakura no es de las que habla de la gente por criticar. Tiene muy alto el perfil de usted -Sakura estaba roja-. Ciertamente, le tiene gran aprecio.
 
-Le puedo asegurar que el sentimiento es mutuo señor -y corrigió mas aun por la mirada que él le lanzó a Sakura y que Fujitaka se percató-. Claro, todos en la oficina y en el equipo la apreciamos mucho... es parte de nuestro equipo, indispensable debo añadir.
 
-Es que es muy dedicada -declaró sonriendo-. Espero que algún día, podamos reunirnos con más tranquilidad. O tal vez, nos visite cuando vuelva a la ciudad... podríamos coordinarlo.
 
-Nada me daría mas gusto, señor -declaró Li-. Ha sido un placer señor Kinomoto -nuevamente estrecharon las manos-. Los dejare un momento a solas para que puedan despedirse.
 
-Gracias y hasta pronto -dijo Fujitaka.
 
Shaoran se alejó unos pasos. Aprovechó la oportunidad para observar los alrededores, no había nadie cerca.
 
-Aquí traje él sobre que te mencioné cuando hablamos por teléfono -le dijo Sakura a su padre dándole el sobre para Tomoyo-. Esto es departe del padre de Tomoyo, entregase por favor. También traje algo para los chicos. Los chocolates para Yukito y las galletas par Touya, las hice yo misma. Cuando termine con todo el drama que suele tener para como yo cocino las cosas y sus arrebatos, dale un abrazo de mi parte.

Fujitaka no pudo evitar sonreír.
 
-Esta bien hija, estoy seguro que les encantará.
 
-Recuerda que prometiste hablar con Tomoyo y apoyarla -dijo Sakura bajando la voz-. Y por favor, se precavido. No quiero que Touya sospeche para nada. Nadie tiene que saberlo.
 
-Si, no te preocupes, confía en mi -hizo una pausa y lanzó una mirada a Shaoran.
 
-No me dijiste que vendrías acompañada.
 
-¡Ah! Fue… fue una decisión de último minuto -Sakura bajo la mirada con las mejillas sonrojadas.
 
-Ya veo -respondió observando a su hija con detenimiento y después a Shaoran. Se escucho una voz por el altavoz anunciando las salidas-. Ya están anunciando mi autobús. Ahora debemos despedirnos -y abrazó a su hija recibiendo un beso de esta-. Cuídate mucho.
 
-Si papá, tu también. Salúdame a todos.
 
-Así lo haré -nuevamente miró hacia Shaoran y levantó la mano para despedirse, Shaoran hizo lo mismo. Después volvió a mirar a su hija y le sostuvo el mentón con una mano-. Parece muy protector contigo -manifestó Fujitaka sobresaltándola-. Quédate con él, cariño, si puedes. Ese hombre no te abandonará.
 
Después de darle un beso en la frente Fujitaka Kinomoto se alejó caminando mientras dejaba a su hija más sorprendida que nunca. ¿Cómo pudo saberlo? -se preguntaba en silencio.
 
-¿Sucede algo malo? -escuchó a Shaoran a sus espaldas preguntándole al oído.
 
-No, nada -respondió y se volvió para encontrarse muy cerca de Shaoran.
 
Se quedaron un momento así, observándose. Sakura podía escuchar las palabras de su padre como si hicieran eco en su cabeza.
 
Shaoran por su parte se daba cuenta de que estaba harto de cuestionarse lo que sentía por Sakura, tal vez era hora de encontrar una respuesta. De repente percibió algo raro detrás de Sakura, dos hombres que no le daban buena espina. Con él tiempo aprendió a no cuestionar su instinto cosa que le había salvado la vida muchas veces.
 
-Vamos -ordenó y tomó a Sakura de la mano, esta camino desconcertada por el cambio brusco de actitud y entrelazó los dedos con los de él, cosa que la hizo sentirse feliz.
 
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Caminaron en silencio al automóvil, Shaoran la ayudo a subir y al cerrar la puerta lanzó unas discretas miradas alrededor para después subir al auto. No hablaron durante un buen rato. Shaoran iba atento a un auto que parecía seguirlos. Tenía que asegurarse, pero debía ser en un lugar público.
 
-¿Tienes hambre? -preguntó él sin apartar la vista del espejo retrovisor.
 
-Si, un poco -respondió Sakura esperanzada.
 
-¿Quieres acompañarme a cenar?
 
-Si -respondió mirándole. La verdad parecía tener la mente en otro lugar. Pero no importó. Ya los problemas estaban en el pasado y podían ser amigos.
 
¿O se conformaría ella con ser solo amigos?
 
Shaoran buscó un lugar libre en una calle concurrida y estacionó el carro, echó unas monedas al parquímetro, de reojo vio el mismo auto detenerse del otro lado de la calle y de él bajaron dos hombres que no pudo distinguir, el auto se alejó del lugar. Tomo a Sakura de la mano y comenzaron a caminar. Después de unos metros llegaron a un lujoso restaurante y entraron, el lugar estaba lleno, tal cual esperaba Shaoran. Miró hacia fuera y vio que los dos hombres pasaban de largo.
 
-¿Shaoran? -escuchó la voz de Sakura llamando su atención-. No creo estar vestida para un lugar así -confesó apenada. Shaoran que no había soltado su mano la recorrió con la mirada.
 
-A mi me parece que estás perfecta -replicó muy seguro y regresó su atención afuera. Después de pedir una mesa se dirigieron al bar del lugar a esperar-. ¿Gustas tomar algo?
 
-Está bien.
 
Después de ordenar Shaoran pudo ver que uno de los hombres entraba al lugar seguido del otro unos minutos después, los dos entraron en el bar y ordenaron. Se sentía muy molesto ¿Qué hubiera pasado si no la hubiese acompañado? Un escalofrío recorrió su cuerpo. ¿Quién habría hecho esa llamada?
 
-No quisiera asustarte -dijo Shaoran después de meditar un momento al respecto, era mejor decirle a Sakura la verdad-, pero creo que nos están siguiendo.
 
-¿Ah si? -se tensó un momento-. ¿Cómo lo sabes?
 
Shaoran le explicó sus sospechas.
 
Sakura sintió una desilusión enorme. No la había llevado allí porque así lo quisiera sino para confirmar que los seguían y el que le tomará la mano fue una acción protectora de su parte. Apretó los labios y trato de disimular lo que sentía.
 
-¿Dónde están ahora? -usando un tono que Shaoran le había aprendido a conoce bien detectó. Era entre inquietud, decepción y molestia.
 
-Disimula, pero hay dos hombres un par de metros detrás de ti.
 
La desilusión dio paso a la curiosidad. Haciendo como si fuera un accidente, dejó caer el bolso al suelo.
 
-Oh -dijo antes de agacharse a recogerlo.
 
Cuando levantó la cabeza, consiguió lanzar una fugaz mirada a los dos hombres a los que Shaoran se había referido.
 
-¿Los has visto? -preguntó Shaoran.
 
-Si. ¿Qué hacemos ahora?
 
-De momento nada.
 
-¿Y qué vamos a hacer si se nos acercan?
 
-No te preocupes. No pueden hacer nada en un lugar tan concurrido, tal vez solo vigilen lo que hacemos.
 
-¿Crees que ya se hayan dado cuenta que… -bajo la voz-, que Tomoyo ya no está en la mansión?
 
-¿Por qué crees eso?
 
-Bueno… si nos siguen tal vez piensen que podemos llevarlos donde Tomoyo.
 
A Shaoran le tomo desprevenido, estaba sorprendido por el poder de deducción de Sakura.
 
-Es posible… pero… si es así, es porque alguien de adentro les dijo que no estaba. Tal vez porque tampoco ha aparecido en lugares públicos, ni siquiera, para visitar a su madre -viéndole analizarlo-. Son solos conjeturas. Pero no podemos asegurar nada.
 
-De repente tengo mucho calor -admitió ella enrojecida.
 
-Es la adrenalina -contestó él-. ¿Estás asustada?
 
-No, creo que no. Más bien me siento emocionada.
 
-¿Emocionada? -exclamó Shaoran, pero antes de decir algo más fueron interrumpidos.
 
-¡Hola! -Keigo Matsagi apareció al lado de Sakura y tomó su mano-. Vaya que coincidencia. Este es en verdad un mundo pequeño... -dijo sonriéndole.
 
El hombre ni siquiera miró en dirección a Shaoran levantó la mano de Sakura y se la llevó a los labios.
 
Sakura rió nerviosa pues no sabía que hacer, no quería enojar a Shaoran, pero ¿qué podía hacer?, ella no lo había buscado.
 
-¡Ah Li! -dijo volviéndose a Shaoran con fingida sorpresa-. También estás aquí. ¿Ya ordenaron algo? Tal vez podríamos brindar por tan agradable coincidencia.
 
En ese momento para satisfacción de Shaoran sus copas fueron servidas. Forzó una sonrisa y alzó su copa.
 
-¿Cómo es que estás aquí, pensé que estarías trabajando? -preguntó Shaoran entre dientes.
 
-¿Cómo? ¿No lo sabes? -dijo Matsagi-. El señor Daidouji me dio un par de días libres, dijo que lo merecía -se detuvo un momento a mirar a Sakura-. Pensé que lo sabrías, el jefe me dio ha entender que tu lo habías sugerido.
 
Sakura lo vio sorprendida, a tanto había llegado su deseo de alejarla de Matsagi.
 
Shaoran por otra parte maldijo en silencio al chofer. Pero tenía razón él lo sabía. Los eventos del día lo habían descontrolado y no podía darse el lujo de que eso pasara de nuevo.
 
-¿Cómo es que un chofer puede pagarse un lugar como este? -preguntó sin poder contenerse.
 
-¡Shaoran! -lo reprendió Sakura sin darse cuenta que lo había llamado por su nombre.
 
-No te preocupes Sakura -dijo Matsagi y le puso la mano en el codo a la chica, Shaoran tuvo que contenerse-. Li tiene razón; y no, en realidad normalmente no puedo hacerlo, pero el señor Daidouji fue muy generoso al darme una gratificación por estos días de arduo trabajo.
 
-Creo que ya tienen lista nuestra mesa -dijo Shaoran al tiempo que se levantaba y tomaba a Sakura del brazo para escoltarla-. ¿Nos disculpas?
 
-Hasta luego Sakura -se despidió Matsagi.
 
-Hasta luego -contestó la chica por encima del hombro.
 
Los acompañaron a su mesa, después de que el mesero les dejara la carta y se fuera pudieron hablar.
 
-¿Qué te pasa? -susurró Sakura a Shaoran.
 
-¿Que qué me pasa? Nada -aseguró con una indiferencia que parecía más bien ensayada que una honesta.
 
-Te estás comportando como si estuvieras celoso -dijo ella enfatizando su mirada a él por encima de la carta de platos.
 
-¿Celoso? ¿Yo? No seas tonta.
 
-Deberías haberte visto cuando él me ha besado la mano.
 
-¡Tú le estabas animando!
 
-¡Claro que no! -los dos se quedaron callados-. ¿Y que pasó con los hombres? -recordó Sakura de repente.
 
-Es cierto -dijo Shaoran molesto, los había olvidado por completo, pasó la vista por el lugar con discreción-. Parece que se han ido.
 
El mesero llegó y ordenaron. La cena les fue servida y comieron en silencio. Durante todo ese tiempo Shaoran no volvió a ver a los dos hombres, al único que veía en el mismo lugar donde lo había dejado era a Matsagi, que no parecía perder detalle de lo que hacia Sakura.
 
Por fin terminaron y Sakura se excusó para ir al tocador.
 
-Pero no tardes -le advirtió Shaoran.
 
-Si lo sé.
 
Mientras pagaba la cena Shaoran no apartó la vista del lugar al que se había dirigido Sakura. Se adelantó al recibidor y desde ahí vio a la chica salir, cuando lo vio se dirigió hacia él. Pero en el camino fue interceptada por Matsagi, después de intercambiar unas palabras con él fue hacia Shaoran.
 
-¿Qué quería ese? -preguntó Shaoran tomándole la mano.
 
-Solo despedirse.
 
-¿Sólo eso? -levantó la ceja.
 
-Bueno… y preguntarme si podíamos salir -y se apresuró a contestar antes de que él dijera algo-. Pero le dije que no.
 
Ya había llegado a la puerta del lugar y desde allí Shaoran podía ver que Matsagi los seguía observando.
 
-Aunque él me dijo también -continuó Sakura al notar a quien estaba observando Shaoran-, que esperaba que tuviera una buena razón para negarme -no sabía por que había dicho eso, no tenía porque hacerlo, pudo habérselo guardado, pero era esa extraña necesidad de molestar a Shaoran la que la obligaba a actuar así.
 
-¿Ah si? -dijo Shaoran lanzando una mirada furiosa al chofer.
 
-¿Nos vamos? -preguntó Sakura.
 
-No antes de que le de a `ese' Matasagi una buena razón… -deteniéndose se aseguró de que Seiko Matsagi tuviera buena vista de ambos que en esos momentos, salían del establecimiento.
 
-¿Qué quieres decir? -dijo Sakura alarmada.
 
Sin recibir una respuesta y antes de darse cuenta de lo que pasaba, Shaoran abrazó a Sakura para atraerla hacia si.
 
-¿Qué estás haciendo?
 
-Cállate, Sakura solo déjate llevar y bésame.
 
Aquella petición proveniente de él, no tuvo restricciones cuando sus labios se dirigieron a los de la chica. Sakura sentía aquel hormigueó que invadía su espina dorsal y terminaba en sus pies. Shaoran Li, sabía en verdad robarle el aliento y no poder recuperarlo en días subsiguientes.
 
Habían personas a su alrededor que los miraban sorprendidos. Después de todo, un beso de tal magnitud en vía pública no se veía todos los días. Pero a ella, eso no le importo.
 
Al besarla, Shaoran se olvido de Seiko Matsagi. Se olvidó de los dos hombres, del caso, de la investigación… se olvidó de todo, excepto de la mujer que tenía en sus brazos. Sakura… la mujer que deseaba con todo el corazón.
 
Sin pensarlo dos veces, Sakura le devolvió el beso apasionadamente, lo abrazó y le acarició el cabello con las manos.
 
Shaoran gruñó de puro placer, sabía deliciosamente bien. Lo único que importaba era ella y cuanto la deseaba. Perplejo, se apartó de ella, rompiendo el beso.
 
-Bueno, ya está bien -dijo él con voz ronca-. Supongo que Matsagi ya está convencido de que tienes una `buena' razón para no salir con él.
 
-Si -Sakura suspiró-. Creo que has sido muy convincente -declaró sin aliento mientras Shaoran le aferraba por su estrecha cintura para llegar al auto.
 
Shaoran lanzó una mirada de soslayo al bar, Seiko Matsagi había desaparecido.
 
Shaoran llevó a Sakura a su casa sin contratiempos. Le pidió a la chica que lo dejara revisar la casa sólo por precaución, ella no entendió muy bien lo que pasaba pero se lo permitió.
 
-Todo está bien -dijo Shaoran cuando termino de revisar las habitaciones-. Mañana mandaré a alguien por ti, solo…
 
-Solo por precaución, si lo sé -dijo suspirando y lanzándole una mirada muy significativa. Aun sentía el ardor de aquel beso en sus labios.
 
-Estupendo, bueno será mejor que me vaya -Shaoran se dirigió a la puerta.
 
-Eh… Sakura levantó una mano-. ¿Shaoran? -se escuchó provenir de la chica con una tenue y dulce voz.
 
Shaoran se detuvo al escuchar la tenue y dulce voz, se volvió para mirarla. Una tímida expresión cruzó el semblante de Sakura.
 
-¿No quieres tomar nada? Tengo agua mineral, refresco o tal vez un café.
 
Shaoran la miró pensativo.
 
-No… gracias.
 
-¿Por qué no? -preguntó ella al tiempo que se acercaba a él.
 
-No creo que sea buen idea -admitió él mientras pasaba saliva y se quedó allí, de pie con el corazón acelerado y maldiciendo por las emociones que se movían dentro de él-. Tal vez luego…
 
De pronto, ella tendió la mano y le acarició la mejilla.
 
-No hay nadie como tú -reteniendo la mano en su mejilla. Vio la sonrisa que se dibujó en el rostro de Shaoran.
 
Él cubrió la mano de ella con la suya. Sakura no esperó a que él se alejara, lo jaló hacia ella y lo besó. Shaoran la abrazó a su vez, perdiéndose ambos en aquel beso. Algo ocurrió entre ellos, se produjo una conexión que no necesitaba palabras y se quedaron sin aliento.
 
Él se apartó, se dio media vuelta y salió de allí a toda prisa, mientras Sakura se había quedado saboreando la agradable sensación que sus labios habían dejado.
 
Cuando la puerta se cerró, Sakura echó llave y se dirigió a su habitación donde se dejo caer en la cama y abrazo la almohada mientras recordaba el beso anterior. Una sonrisa se dibujó en su rostro y notó el osito de felpa color gris encima del lecho. Lo tomó en sus manos.
 
-“Estaba celoso -reflexionó Sakura feliz, tocando la nariz del osito de felpa como si estuviera explicándole la actitud de Shaoran con Matsagi-. “Yo se que si”.
 
Mientras tanto Shaoran se encontraba en su auto pensando cual sería el paso a seguir. No podía irse y dejar a Sakura sola. Sacó su celular y marcó un teléfono.
 
-Yue, es Shaoran… tenemos un problema.
 
Después de explicarle al detective la situación, Shaoran se disponía a quedarse en ese lugar hasta que llegaran las personas que debían quedarse en su lugar. Por supuesto ellos eran de total confianza para Yue Tsukishiro. Cuando ellos llegaran él se retiraría para encontrarse con Yue. Shaoran pensaba en la forma en la que explicaría a su amigo como fue que permitió que esa situación llegara a ese extremo. Ni él mismo podía explicárselo.
 
Se ajustó el cuello del sacó y se acomodó en el asiento. Repasó los acontecimientos del los últimos días. De las tres personas que debían investigar solo quedaba uno, el cual se había convertido en el principal sospechoso. Hasta ahora había sido muy difícil rastrearlo, parecía que había desaparecido. Después de haber quedado en bancarrota cinco años atrás no había rastro de él. Tampoco había indicios de que estuviera muerto, así que se encontraban en un callejón sin salida.
 
Recordó la llamada de ese día la voz fría y pausada, hasta parecía haber un dejo de burla en ella, pero nada de lo que dijo le podía decir a Shaoran más de lo que le había informado: debía cuidar de Sakura.
 
Shaoran se conmovió ante la idea de que algo malo pudiera ocurrirle. Lo asaltó una abrumadora necesidad de protegerla que nada tenía que ver con la profesional y si mucho con sus grandes ojos verdes y aquella inocencia que transmitían.
 
Le gusto que finalmente algo le importase más que su trabajo. Cada vez se daba mas cuenta de que había puesto su trabajo por encima de todo lo demás. Para él lo más importante era convertirse en el mejor en su rama. Pero… ¿qué clase de meta era esa que destruía los demás aspectos de su vida?
 
Había hecho todo lo posible por seguir los pasos de su padre sin importar el excesivo trabajo, el estrés y el peligro. Hasta ese momento Shaoran no había comprendido a su madre, no había sido consciente de sus temores.
 
Cuando Meiling lo dejo, Shaoran no fue capaz de comprenderla. Y aunque no era la mujer apropiada para él, en una cosa había tenido razón, él no se había mostrado dispuesto a cambiar por ella.
 
Pero Sakura era diferente. Ella comprendía lo importante que su trabajo era para él. No sólo le animaba, sino que estaba dispuesta a participar. Su aceptación hacia que Shaoran quisiera cambiar.
 
Comenzó a darle vueltas a todo en su mente mientras llegaban los otros hombres del equipo. Los dejaría allí, con órdenes estrictas de ir por la joven a las ocho en punto a su departamento y escoltarla hasta la residencia. Después de dejarlos iría a donde Yue.
 
-Sakura tendrá que seguir haciéndose pasar por Tomoyo, para que dejen de seguirnos si era ese su propósito esta noche -dijo en voz alta-. Si Tomoyo hace una aparición en el hospital visitando a su madre, tal vez, solo tal vez, soltarán a Sakura... pero yo iré a su lado... no dejaré que nadie mas que yo, la escolte allá.
 
Continuará…
 
Nota de la autora: Creo que debo comentar algunos detalles sobre este capítulo. Al principio solo iba ser el sueño de Touya el que incluiría, pero mi muy buena amiga Crystal23 tuvo el buen tino de proponer el sueño de Tomoyo, no se si parezca excesivo pero quiero dejar bien en claro el efecto que tuvo para ambos el primer beso. Otra cosa más Eriol Hiragizawa, como esperaba a algunos no les agrado la forma en que introduje a este personaje en la historia y creo que los motivos ya han sido aclarados. Yo se que Eriol esta muy por encima de esas cosas pero creo que todos somos humanos y tenemos derecho a un momento de debilidad, como sea en este capítulo ya es un poco más el Eriol de siempre y habrá mucho más. Quiero dejar bien claro que uno de mis personajes favoritos de SCC es precisamente Eriol, pero tuve que sacar mano de él para poder lograr la escena del primer beso. ¡Ah! Espero les haya gustado la última parte con S&S, quise sacar provecho de nuestro buen Matsagi para darle unos bueno picones a Shaoran y creo que funciono. Para los que estén pensando que Shaoran ya esta completamente consciente de sus sentimientos por Sakura debo decir que no es así, el hombre va necesitar de algo más para poder aclarar lo que siente por la chica.