Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 12 ( Chapter 12 )

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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
CAPITULO 12
 
 
El lujoso automóvil se detuvo frente a las rejas eléctricas correspondientes a la imponente mansión de los padres de su novia. No fueron una ni dos las ocasiones en las cuales el teléfono personal de su habitación o su teléfono portátil lo respondía una joven muy amable quien le anunciaba que Tomoyo no podía llegar al teléfono pero que le daría su mensaje.
 
¡¡Ya había sido días atrás!!
 
Después de haber visto las noticias esa noche, se había decidido, esta vez tendría que verla y hablar con ella.
 
No podía soportar mas la incertidumbre de porque tal vez Tomoyo lo esquivaba o lo evitaba, también dejando de asistir a la universidad, ahora se encontraba allí, para tratar de una vez por todas de colocar las cartas sobre la mesa.
 
Ella lo evitaba, la relación se había terminado o en verdad ¿que era lo que ocurría con la joven?
 
En esos instantes, notó una cámara de vigilancia que apuntaba a su coche y vió a dos hombres con chaquetas y corbatas que se acercaban a la reja.  Venían con radios de corto alcance en sus manos y notó con desprecio como estos llevaban unas armas visibles sobre sus chaquetas.
 
-¿Si? ¿Qué se le ofrece?- preguntó uno de los hombres.
 
-Quiero ver a la señorita Daidouji.
 
Ambos vigilantes se observaron entre si y el segundo respondió.- La señorita, no anunció que tendría visitantes...
 
El sujeto pensó.-"Nunca escuché a Tomoyo decir que tenían tanta vigilancia. Y estos sujetos ¿quienes serán?" -después alzó la voz desde su coche declarando-. No lo sabe. Vine a visitarle...
 
-Lo siento -declaró uno de ellos-. Pero sin la autorización del señor Li, o de la señorita, no podemos dejarle pasar.
 
El sujeto apagó su coche y se desmontó. Ambos hombres se miraron entre si, y retrocedieron de la reja. Para sorpresa de ellos, el hombre se dirigió a una pequeña puerta a un lado y abrió para entrar en la casa.
 
-Ahora ¿Quien me impedirá que llegue a la casa? -preguntó desafiante-. ¡Vine a ver a mi Novia! y ustedes, no me lo impedirán...
 
-Señor es por su bien -dijo uno de ellos-. Al menos, déjenos confirmar con el señor Li...
 
-¡Al diablo con el señor Li! -exclamó con arrebato-. ¿Quién es ese Li? ¿No me digan que, anda involucrado con la familia Daidouji? ¡¿Como se atreve?! -exclamó indignado-. ¿Quién es ese Li, que tiene que "Autorizarme" para venir a ver a Mi novia?
 
-Lo siento señor -insistió el otro-, pero sin la autorización del señor Li...
 
El sujeto no los miró dos veces para avanzar a pie por el camino de piedras hasta la entrada de  la casa. Los dos hombres, no sabían como actuar con el sujeto, así que se comunicaron por los radios de corto alcance con Li-. Señor Li: tenemos un problema en la entrada.
 
-¿Que clase de problema?
 
El segundo quien seguía con su mirada al desconocido declaró-. Un hombre dice ser el novio de la señorita Daidojij, ha ingresado a la casa, ¡no supimos como detenerle! Reclama ver a la señorita... y está muy violento... señor ¿Qué hacemos?
 
-Está bien -dijo Li-. Iré a ver que se trae ese sujeto entre manos... ¡Pero reténganlo antes de que yo llegue!
 
El hombre respondió-. Señor, el hombre se ha  encontrado con la señorita Kinomoto -mirando en efecto que la muchacha en su salida interceptó al hombre-. Parece que ella le da algunas explicaciones.
 
-No los pierdas de vista -ordenó Li-. Iré para allá.
 
En efecto, Sakura estaba en esos instantes explicándole (o tratando de explicarle a ese hombre), las políticas de ingreso a la mansión.
 
-¡Estoy harto de reglas y mas reglas! -explotó ante la explicación de Sakura-. ¡Quiero ver a Tomoyo! ¡¡Llámela!!
 
-Estoy diciéndole que sin previa cita no puede pasar -declaró-. Además la
señorita no está.
 
-¿Como que no está? -exclamó-. ¡No hace ni diez minutos llamé y me informaron que estaba descansando!
 
-¡Pues ahora no está! -dijo molesta con la actitud del joven-. Además debería considerar mas aun que la señorita Tomoyo está preocupada por su madre... ¿No lo ha tomado en cuenta? Debería ser una persona considerada y darle el espacio necesario.
 
El sujeto la tomó bruscamente por el brazo sin controlar la presión que ejercía en el mismo y sorprendió a la misma Sakura. Este hombre era brusco y áspero cuando perdía el control.
 
-A mi no me de ordenes, empleaducha de cuarta -declaró indignado-. ¿Sabes acaso con quien hablas? -alzándole a la punta de sus pies en su agarre.
 
-Le pido por favor que me suelte -ordenó notándose la molestia en sus ojos.
 
-¡Llame ahora mismo a Tomoyo! ¡¡Llámela por esos radios suyos o no respondo de mi!
 
-¡Suélteme! -exclamó molesta y tratando de soltarse.
 
-¡¡Cállese!!- le gritó en su cara.
 
-Será mejor que la suelte y no grite.- dijo la voz de Li detrás de él con la radio en su mano. Dos miembros más de seguridad estaban allí mirando sorprendidos la actitud del hombre-. ¿Que acaso no me escuchó? -mirándole como si quisiera fulminarlo-. Suéltela... -señalando a Sakura con el radio.- O no respondo de mi...
 
Sakura le observó sorprendida ante su actitud y el sujeto temeroso ante la mirada de Li, le soltó dejándola nuevamente en el suelo. Sakura se movió dos pasos atrás mirando sorprendida a ese hombre.
 
Si era cierto que era novio de Tomoyo, la chica de ojos azules en verdad, no sabía con quien andaba. Ese hombre podía ser bastante violento.
 
Era la primera vez que estaba cerca de un hombre tan brusco y maleducado.
 
-Será mejor que si quiere continuar su "Amistad" -dijo Li dándole énfasis a esta última palabra-, con la señorita Daidojij, mejore esos modales. No creo que a sus padres le haga gracia saber que se conduce así con una dama desconocida -señalando a Sakura-, ¿cómo lo hará con su hija...?
 
-Ella no respondía mis preguntas... ¿Donde está Tomoyo?
 
-Si está o no está no es de su incumbencia- dijo Li acercándose peligrosamente al hombre-. Lo que si le voy a aconsejar es que la próxima vez que llegue a tocar de esa manera a maltratar a alguna de las señoritas de esta casa, no podrá ni montarse en su lujoso coche -sorprendiendo incluso a Sakura y a los dos de seguridad que le acompañaban quienes se miraron entre si-; porque me encargaré de arrestarlo con cargos de violencia y abuso físico... ¿Está claro? -el hombre rechinaba los dientes de la rabia-. Otra cosa... -apuntándole con el dedo-. Evite las visitas a la señorita en los próximos días... porque tengo la impresión de que, lo ha visto todo -señalando y sorprendiendo al hombre al apuntar a una ventana localizada en el segundo piso-. Ella lo ha visto todo... esa es su alcoba -sonrió-. Conociendo a la señorita Tomoyo, dudo que quiera algo con usted, porque acaba de maltratar no a una sirvienta... sino a una de sus mas fieles amigas... y creo que ella se encargará de terminar lo poco que haya ahí... ¿le quedó claro?
 
-Esto no se queda así -apuntó el hombre de mala gana-. ¡Juro que no se queda así! -gruñó dando la vuelta y dirigiéndose a la salida-. ¡Sus jefes me van a escuchar! -finalmente se encaminó hacia la salida.
 
-Escóltenlo hasta la salida -ordenó Shaoran a los dos vigilantes-. Ya me encargaré de hacer una investigación más minuciosa del sujeto -sorprendiendo a Sakura quien le miró absorta ante aquello. Los hombres en efecto, caminaron a cierta distancia detrás del sujeto. Una vez que estuvo solo con la chica se dirigió ha ella-. No es un buen hombre, aquel que se atreve a tocar con violencia a una persona que no conoce, ó en todo caso a una mujer... como tu -sonrojándole.- ¿No te ibas ya?
 
Sakura asintió diciendo.- Gracias. Pero yo...
 
-Si, ya se... no necesitabas ayuda -declaró escuchando las conversaciones de los demás miembros de su equipo por el radio de onda corta.- Creo que Tomoyo te lo agradecerá cuando lo sepa. No creo que ella, tuviera interés de continuar la relación de todas maneras...
 
-¿Porque lo dices?-preguntó ella.
 
-Si hubieras tenido que salir de la ciudad ¿no habrías dejado dicho algo para ese "Alguien especial" sin importar las circunstancias? -Sakura bajó su mirada-. Exacto, Tomoyo Daidouji, no dejó nada para su novio, ni siquiera un mensaje de que saldría del país o algo parecido.  Será mejor que te marches... Yamazaki te esta esperando para llevarte a casa -dijo mirando a otra parte y comenzando a caminar a la casa y mientras hablaba por el radio comunicador. 
 
Sakura solo observó el porte masculino y atractivo de Shaoran mientras se alejaba de ella, murmuró-: Alguien especial... -sonriendo su camino fuera de la mansión.
 
 
*******************
 
Al día siguiente por la mañana Tomoyo se levantó un poco más tarde de lo normal, la principio había tenido la intención de levantarse y preparar el desayuno pero no se sintió capaz de enfrentar a Touya. Después de un rato alcanzó a oír el leve murmullo que llegaba a ella desde la cocina. Pudo imaginar perfectamente la escena: el señor Kinomoto debió levantarse temprano a preparar el desayuno, después aparecieron Touya y Yukito y los tres deben estar ahora hablando… ¿de qué? Ella prefirió no hacer conjeturas al respecto.
 
Suspiro melancólica y muy a su pesar se encontró imaginando lo diferente que sería la vida si Touya le dijera que la amaba, cerró los ojos y recordó cada uno de los besos que él le había dado, sus caricias.
 
Tuvo que reconocer que de no haberse detenido cuando lo hicieron ella se habría entregado a él sin pensar en las consecuencias.
 
-¿Cómo habría sido? -se preguntó con una tímida sonrisa en los labios-. ¿Cómo habría sido despertar en sus brazos?
 
La imaginación puede ser muy poderosa Tomoyo casi podía sentirlo a su lado. Abrió los ojos sonrojada-. ¡Tonta! -se regaño a si misma y abrazó la almohada.
 
Tomoyo espero a que las voces que venían de la cocina se apagaran para levantarse. Se ducho con rapidez, se vistió y después de secarse el cabello y aplicarse un poco de maquillaje salió hacia la cocina donde se encontró con Fujitaka que leía el periódico mientras tomaba café.
 
-Buenos días -saludo Tomoyo lo más alegre que pudo.
 
-Buenos días Tomoyo -respondió Fujitaka levantando la vista del periódico y se puso de pie para ayudar a la chica a sentarse-. ¿Cómo te sientes esta mañana?
 
-Muy bien, gracias.
 
-¿Quieres desayunar?
 
-Si, claro.
 
-Bien, desayunaremos juntos entonces.
 
-¿No ha desayunado todavía? -preguntó Tomoyo confusa.
 
-No -respondió Fujitaka colocando unos platos-. Preferí esperar para acompañarte.
 
-Muchas gracias -dijo Tomoyo conmovida-. Pero deje que le ayude con algo -exclamó la chica levantándose de la silla.
 
-No señorita -replicó Fujitaka obligándola a sentarse otra vez-. Esta vez me dejaras atenderte.
 
-Pero yo podría…
 
-Lo sé -la interrumpió-. Pero prefiero hacerlo yo solo.
 
Tomoyo no quería discutir con el señor Kinomoto y disfruto el ser atendida por él, siempre tuvo la impresión de que la trataba como a una hija y sus acciones esa mañana lo confirmaron.
 
Desayunaron tranquilamente hablando sobre temas intrascendentes, Tomoyo se sentía demasiado melancólica y agotada de tanto fingir que prefirió mantener una conversación ligera sin llegar a temas personales. Al final fue el señor Kinomoto quien cambio el tema sorprendiéndola.
 
-¿Qué opinas de mi hijo Tomoyo? -preguntó Fujitaka con cautela.
 
-Es un hombre agradable -murmuró con voz ronca apartando la vista para mirar por la ventana sin comprender el porque de la pregunta.
 
-Te gusta ¿verdad? -dijo Kinomoto con suavidad.
 
Tomoyo se volvió a verlo con rapidez, parpadeó varias veces aturdida “Había entendido bien”. Lo observo insegura tratando de comprender sus intenciones pero sabía bien que el señor Kinomoto era una buena persona y no había ninguna doble intención ni en sus ojos, ni en su voz. No se decidía a contestarle aunque algo le dijo que él ya sabía la respuesta.
 
El señor Kinomoto mientras tanto esperaba en silencio, pacientemente su respuesta.
 
-Si, mucho -admitió, porque era inútil negarlo-. Creo que… -paso saliva-, él me habría gustado sin importar las circunstancias -lo miró indecisa, el señor Kinomoto sonreía conmovido-. No sería difícil… enamorarse de él.
 
-Tomoyo…
 
-No se preocupe. No me hago ilusiones -le aseguró al hombre que la miraba con un gesto de preocupación y tristeza-. Se muy bien cual es mi situación y sobre todo estoy consciente de que él ya tiene a alguien y no pienso interferir.
 
Fujitaka le tomo ambas manos en un gesto que la conmovió aún más.
 
-Quiero que sepas, que a mi no me molestaría que mi hijo se fijara en ti.
 
-Gracias, muchas gracias señor Kinomoto -los dos sonrieron.
 
Tomoyo se sentía a punto de llorar y no quería hacerlo, aspiró profundo y cambió el tema.
 
-¿Hay algo importante en el periódico de hoy?
 
Fujitaka comprendió al instante el cambio de Tomoyo y decidió dar por terminado el asunto de Touya.
 
-Hay una mención sobre lo ocurrido el día de ayer -duditativo le paso la página del periódico con la noticia. No estaba seguro de cómo lo tomaría Tomoyo pero sabía que de todos modos no tendría caso ocultárselo.
 
Tomoyo leyó el artículo con detenimiento, no mencionaban nada que no supiera ya, salvó por el último párrafo donde decía: “…la presencia de la señorita Daidouji el día de ayer en el hospital a callado los rumores sobre la posible ausencia de esta en el país…”
 
-“Así que ha sido por esto que Sakura seguía haciéndose pasar por ella” -pensó Tomoyo intranquila y mordiéndose el labio inferior para detener su temblor. Le devolvió al señor Kinomoto el periódico y bebió su café. Repentinamente se sintió cansada de todo eso, de todo. Los sucesos de la noche anterior la había dejado muy sensible.
 
-¿Te sientes bien?
 
Tomoyo volvió la mirada al señor Kinomoto quien la miraba con preocupación. Incapaz de mentir sus ojos se nublaron y negó con la cabeza al tiempo que desviaba la mirada, las lágrimas corrieron por sus mejillas sin control.
 
-Lo siento -dijo Tomoyo tratando en vano de limpiar su cara, se levantó de la mesa y fue hacia el fregadero-. Lo siento… es solo… que… no se… que me pasa hoy -dijo sollozando y golpeó el borde del fregadero con el puño desesperada.
 
No hubo respuesta alguna por parte de Fujitaka, tanto así que Tomoyo pensó que tal vez la había dejado sola hasta que vió la mano de este extendida frente a ella con un pañuelo. Tomoyo lo tomó y después sintió la protección de sus brazos rodeándola.
 
-Llora, Tomoyo, llora -se escuchó la voz del señor Kinomoto, al tiempo que le acariciaba el cabello como a una niña pequeña y eso terminó por derrumbar las defensas de la chica quien escondió la cara en su pecho-. Llora todo lo que quieras.
 
*******************
 
Touya y Yukito se encontraba arreglando un tramo de cerca que se había caído. Durante la mañana Yukito había notado a Touya un tanto distraído, por momentos parecía detenerse a pensar y se quedaba mirando al vacío sin darse cuenta y de repente despertaba de su ensimismamiento agitando la cabeza, se quitaba el sombrero peinaba su cabeza desesperado y volvía al trabajo. Eso había sucedido cada vez, siempre la misma rutina.
 
Yukito casi no podía contener la risa, ¡pobre Touya! Si que lo estaba pasando mal y la única razón posible para su estado actual era una: Tomoyo.
 
El señor Kinomoto tenía razón, algo estaba pasando entre ellos dos. Yukito ya había advertido ciertas señales pero no había sabido interpretarlas, hasta que el señor Kinomoto se lo había mencionada a él como una confidencia. Yukito sonrió para sus adentros “el cazador resultó cazado”. En cierta forma se sentía feliz por él nunca creyó posible ver a Touya Kinomoto enamorado, hacia mucho que había perdido las esperanzas, sobre todo después de escucharlo decir tantas veces que él no caería en esa trampa. Solo esperaba que Touya se diera cuenta antes de que Tomoyo se fuera o mejor aún antes de que formalizara definitivamente con Nakuru y se casara con ella.
 
Mientras llegaba a esta conclusión Yukito observaba a Touya quien nuevamente se perdía en sus pensamientos. Yukito sonrió lanzando un suspiró, si esto seguía así el terminaría haciendo solo todo el trabajo de ese día.
 
Touya veía a Yukito pensativo pero animado. Ojalá él se hubiera sentido igual de bien. Pero después de haberse pasado toda la noche despierto, estaba cansado y malhumorado. No había podido dejar de pensar en Tomoyo y en el modo que lo afectaba. Lo peor era que no había podido llegar a ninguna conclusión.
 
Recordó la noche anterior, la preocupación que sintió por ella, la impotencia al saber que no la podía ayudar. La rabia al saber que ella no quería confiar en él. Cerró los puños al recordar a ese otro hombre. Después recordó la rapidez con la que su rabia se convirtió en pasión cuando la beso y ella respondió de la misma manera. Se miró las manos y a su mente vino la larga cascada negra, la sensación que le produjo cuando introdujo los dedos entre la mata sedosa y la forma en que se deleito con sus labios.
 
Había descubierto que no soportaba ver a Tomoyo llorar. Claro que, si tenía que elegir prefería el llanto a aquella sonrisa que lo dejaba sin respiración.
 
Cerró los ojos unos instantes. Una chica de aproximadamente un metro setenta con ojos amatistas y pelo negro no dejaba de estar presente en su pensamiento.
 
Abrió lo ojos y vio que algo se movía en la lejanía tan aturdido por los sentimientos que bullían en él que no podía analizar lo que sus ojos veían. Solo salió completamente de su letargo cuando escucho a Yukito llamándolo.
 
-¿Qué? -preguntó malhumorado.
 
-Dije que alguien se acerca -respondió de muy buen humor Yukito señalando hacia el frente.
 
Los dos hombres observaron a un jinete y su caballo acercándose a ellos. Después de un minuto los dos reconocieron al hombre.
 
-Hiragizawa -gruño Touya en voz alta.
 
Yukito se llevó una mano a la nuca y exhaló un suspiró. Imaginando lo peor se volvió a Touya pensando que tal vez este no era un buen momento para un encuentro, pero recordó algo que tal vez podría ayudar ¿o tal vez no? Tendría que arriesgarse.
 
-Mmmm ¿Touya?
 
-Si -contesto molesto sin apartar la vista del jinete.
 
-No has hablado con él todavía ¿verdad?
 
-No, ¿por qué?
 
-Bueno, porque… prometiste que lo harías recuerdas -dijo Yukito con cautela.
 
-¿Ah si? -se volvió Touya a Yukito con el ceño fruncido y las manos en la cintura-. ¿A quien?
 
-A Tomoyo.
 
Touya bajo la cabeza lanzando un improperio. “Maldita sea la hora que se lo prometí a ella…” -el corazón le dio un vuelco al recordar el momento en que lo hizo y la sonrisa que obtuvo por respuesta.
 
Touya dio una patada al aire en un gesto puramente infantil sorprendiendo a Yukito. Le dio la espalda a este y se quitó nuevamente el sombrero, alisó su cabello con los dedos para ponérselo de nuevo.
 
-“Ahí esta otra vez” -pensó Yukito sonriendo.
 
-Touya volvió su vista a Yuktio y notó la sonrisa antes de que él desviara la cabeza hacia Eriol que ya se encontraba cerca.
 
-“Maldita sea la hora en que se lo conté a Yukito” -pensó furioso.
 
Eriol llegaba en ese momento hasta ellos, detuvo el caballo y bajo con agilidad de el.
 
-Yukito -saludo Eriol tocándose el ala del sombrero y después se volvió al hombre con el que le interesaba hablar-. Touya, buenos días.
 
Touya apenas saludo con una especie de gruñido. Aún tenía las manos en la cintura y una actitud de reto muy propia de él. Eriol intuyó que como suponía no iba ser fácil traspasar sus barreras.
 
-¿Podemos hablar un minuto Touya? -preguntó Eriol decidido, si ya estaba ahí era mejor agarrar al toro por los cuernos.
 
-Adelante -se apresuró a decir Yukito-. Ve con él Touya, mientras tanto yo seguiré con esto -y señalo la cerca de medio terminar-. “De todos modos lo estaba haciendo solo” -pensó con buen humor.
 
Como única respuesta por parte de Touya se alejó caminando a unos pasos hasta acercarse a la sombra de un árbol. Eriol volteó a ver a Yukito y este le ánimo levantando el dedo meñique de la mano y deseándole suerte en voz baja. Eriol se encamino y llegó donde Touya.
 
-Al grano -ordenó Touya que no se sentía de humor para largas conversaciones.
 
-Estoy de acuerdo -respondió Eriol sereno-. Quiero disculparme contigo por lo sucedido aquella noche -prosiguió sosteniendo la mirada de Touya pues sabía lo mucho que él valoraba la honestidad-. Se que no tengo excusa para lo que hice y por lo tanto no voy a darte ninguna -y se quitó el sombrero-. Fue una estupidez y lo único que puedo hacer es asegurarte que no volverá a suceder.
 
Touya quien había escuchado atentamente se dio cuenta de la sinceridad en sus palabras y no pudo conservar su postura autoritaria ante él que consideraba su amigo por tanto tiempo.
 
-Está bien -dijo Touya dándole una palmada en el hombro-. Olvidemos todo este asunto de una vez.
 
-Gracias Touya -dijo Eriol sonriendo y se puso el sombrero aliviado.
 
-¿Qué fue lo que paso con Kaho? -preguntó Touya con la confianza que le daba su amistad de tantos años.
 
Eriol los miró y después observó a la lejanía, negó con la cabeza y se cruzó de brazos.
 
-No lo sé -admitió con pesar-. Creo que ella no está segura de lo nuestro.
 
-¿Por qué lo dices?
 
-Ella no esta segura de querer vivir aquí. Creo que no esta segura de querer compartir su vida con un ranchero.
 
-No lo creo.
 
-Pues créelo, la última vez que hablamos me devolvió el anillo y me dijo que se iba a la ciudad.
 
Touya lo miraba incrédulo y pudo percibir el pesar de Eriol al hablar.
 
-Creo que esta vez es definitivo -dijo Eriol un tanto desesperado-. Me dijeron que consiguió un trabajo allá.
 
-Dale tiempo Eriol. Estoy seguro que kaho solo necesita poner las cosas en perspectiva.
 
-No lo sé Touya -dijo Eriol negando con la cabeza-. Yo no me hago ilusiones al respecto, si la hubieras escuchado ese día… pensarías igual que yo.
 
Touya tuvo que admitir que así debía ser dado el estado en que se encontraba Eriol ese día. Pero también conocía muy bien a Kaho y estaba seguro que ella solo necesitaba tiempo y no dudaba que en cuanto regresara Eriol no dejaría que pasara mucho tiempo para casarse con ella.
 
-Pero no hablemos más de mi -dijo Eriol tratando de sonar más animado-. Dime como le hiciste para conseguir semejante ama de llaves.
 
Lo que había dicho Eriol lo tomo desprevenido, Touya no supo que contestar y solo negó con la cabeza.
 
-Vamos, cuéntame. Esa chica debe ser muy especial, hasta el mismo Yukito esta impresionado con ella.
 
-¿De verdad? -preguntó Touya sorprendido mirando hacia donde estaba el aludido.
 
-Por la forma en que habla de ella yo diría que si -respondió Eriol siguiendo la mirada de Touya-. Claro que el buen Yukito ya tiene dueña, así que no es competencia.
 
-¿Qué quieres decir con eso?
 
-Puede que no lo hayas notado, pero es una mujer bastante atractiva.
 
-Puede que no lo te hayas dado cuenta, pero es mi ama de llaves.
 
-Ya, algunos hombres tienen mucha suerte.
 
Los dos hombres se quedaron callados pensando en la chica de la que hablaban. Eriol notó a Touya un tanto diferente pero de momento no supo definir porque.
 
-Aunque parece que ha sorprendido hasta al mismo Yue ¿no es así? -declaró Eriol rompiendo el silencio.
 
-¿Por qué lo dices? -preguntó Touya frunciendo el seño.
 
-Yukito me comentó algo.
 
-¿Yukito te cuenta todo lo que sucede en la casa?
 
-No, tú sabes que no. Pero no hay que ser muy inteligente para darse cuenta. ¿Cuándo había mostrado Yue interés en una mujer?
 
-Nunca que yo recuerde -tuvo que admitir Touya.
 
-Sakura la mandó ¿no? -Touya asintió-. ¿Dónde encontraría Sakura semejante tesoro? -Erio suspiró-. Creo que cualquier hombre se sentiría feliz si pudiera besar su boca una sola vez en la vida.
 
Touya sintió que se atragantaba y carraspeó un poco, una vez más ese día se quitó el sombrero, alisó su cabello con las manos y se lo volvió a poner.
 
-Creo que es mejor que regrese al trabajo -dijo nervioso y se alejó caminando.
 
Eriol lo miraba boquiabierto mientras se alejaba. Ahora comprendía porque lo veía tan diferente.
 
-“Desgraciado” -pensó Eriol con buen humor-, “él ya la ha besado”. Eriol negaba con la cabeza todavía boquiabierto sin saber si reír o llorar. Ahora comprendía que Tomoyo Matsube iba ser terreno vedado para cualquiera que se acercara a ella.
 
Después de despedirse de los dos hombres se subió a su caballo y se alejó cabalgando. Pensaba en su prima Nakuru, Tomoyo iba se una dura rival para ella. Y por lo que había presenciado sospechaba que esta vez su prima tenía las de perder.
 
Más que triste o preocupado Eriol parecía divertido, repentinamente detuvo al caballo y tomó una decisión. Cambió el rumbo y se encaminó a todo galope al rancho de los Kinomoto.
 
*******************
 
Eriol entro por la puerta de la cocina esperando encontrar a Tomoyo, pero cual fue su sorpresa al ver al señor Kinomoto.
 
-¡Buenas tardes! -saludo Eriol.
 
-¡Eriol! Buenas tardes -respondió Fujitaka estrechando la mano de Eriol.
 
-Señor Kinomoto, es bueno tenerlo de vuelta.
 
-Muchas gracias Eriol, ya me estaba preguntando porque no habías venido a saludarme.
 
-Bueno… es que… yo -tartamudeo Eriol-. Ya deben haberle contado lo que hice -dijo apenado.
 
-¡Ah, eso! Si me lo contaron. Pero ya te has disculpado con Tomoyo y eso es lo que cuenta.
 
-Gracias, señor Kinomoto, le aseguro que no volverá a suceder una cosa así.
 
-No te preocupes -aseguró Fujitaka palmeando el hombro de Eriol en un gesto muy similar al de su hijo-. Yo se que así será. Ahora dime ¿qué te trae por aquí? No creo que haya sido solo para saludarme ¿verdad?
 
-Bueno… la verdad es que no me había atrevido a volver porque no había hablado con Touya, pero ya lo he hecho.
 
-¿Y supongo que todo esta bien con él?
 
-¡Oh si! Ya hemos hecho las pases ó mejor dicho él ha hecho las pases conmigo.
 
-Me da gusto saberlo.
 
-Gracias. Mmm, me preguntaba si podía saludar a Tomoyo. Pensé que estaría aquí trabajando.
 
-¡Ah! Si bueno… ella ha estado un poco indispuesta y le hemos dado el día libre.
 
-Espero que no sea nada grave.
 
-No, nada que un par de días de descanso no resuelvan.
 
-Que bien… y…. ¿Dónde está ahora?
 
-Dijo que iba a caminar por ahí. No debe estar muy lejos, se llevó su material para dibujar.
 
-¿Dibujar? ¿Ella, dibuja?
 
-Y muy bien -respondió Fujitaka asintiendo.
 
-Entonces, con su permiso señor Kinomoto voy a buscarla.
 
-Adelante -dijo Fujitaka sonriendo y lo vio salir y montar de nuevo a su caballo.
 
Fujitaka se quedo un momento pensativo. “Si Touya no se da cuenta pronto, alguien más se le puede adelantar”.
 
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Tomoyo se encontraba en el quiosco en esos momentos absorta terminando un boceto de la casa. Tenía varios de ella, cada uno mostrando los diferentes ángulos de ella. No quería dejar pasar ningún detalle, cuando se fuera podría tener muchos recuerdos de ella.
 
Desde el lugar donde se encontraba solo se alcanzaba a ver un poco del techo de la casa, pero se le gustaba tanto estar ahí, y la casa la conocía casi de memoria, así que no había necesidad de estarla observando todo el tiempo. Además después de terminar el boceto haría uno del quiosco, ya tenía en mente lo que pondría en él. Tal y cual lo había imaginado con luces y gente…
 
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de un caballo. Se puso de pie y de entre los árboles vio salir un caballo negro impresionante y montado en el estaba Eriol vestido con jeans y una camisa arremangada y su sombrero. Se veía muy diferente d ela vez que fue a verla para disculparse, pero a pesar de eso no dejaba de lado su atractivo varonil, tan seguro de si mismo y sonriente.
 
-¡Hola Tomoyo! -saludo acercándose al quiosco-. Sabía que iba encontrarte aquí -dijo mientras desmontaba y amarraba al caballo en un lugar cercano.
 
-¿Ah si? -respondió Tomoyo sonriendo, no era difícil sentirse animada en presencia de Eril-. ¿Y cómo lo supiste? -preguntó un tanto incrédula.
 
-A Sakura le encantaba esta aquí -dijo él llegando hasta ella-. Este lugar tiene algo que gusta a todas las mujeres, bueno… a casi todas -pensó en su prima Nakuru.
 
-¿Interrumpo algo? -preguntó mirando las cosas de Tomoyo.
 
-No, claro que no -aseguro ella.
 
-¿Puedo acompañarte un rato?
 
-Si, ¿Por qué no? -respondió Tomoyo feliz por su compañía.
 
-¿Puedo ver lo que hacías? -preguntó mientras se sentaban.
 
Tomoyo dudo un momento, pero después de pensarlo unos segundos asintió dándole el cuaderno a Eriol.
 
-WOW -exclamó Eriol-. Eres buena.
 
-¿Te parece? -dijo Tomoyo levemente sonrojada.
 
-Ya lo creo que si.
 
-¿Pero… porque solo la casa?
 
-Pues… de momento fue todo lo que se me ocurrió, aunque también quería hacer un de este lugar. Sakura me comentó que aquí celebran algunas fiestas y estoy tratando de imaginar como sería.
 
-En eso puedo ayudarte -dijo Eriol divertido mirando la sorpresa en la cara de Tomoyo-. Si, yo he estado en alguna de esas fiestas y puedo darte una descripción detallada de cómo se ve.
 
-¿De verdad?
 
Pasaron un buen rato platicando sobre las fiestas que se llevaron a cabo en el lugar, los diferentes adornos que se usaban, la localización de los músicos y las mesas. Tomoyo se divirtió escuchando a Eriol se daba cuenta que era un gran narrador. Se sintió tan motivada que empezó a pintar de inmediato, le pidió a Eriol que salieran y se sentaron bajo un árbol justo frente al quiosco y comenzó a dibujar.
 
Pocas veces permitió que alguien la viera trabajar. Pero con Eriol no hubo ningún problema, se sentía en confianza y la admiración sincera que el mostraba por su trabajo la halago mucho en vez de cohibirla.
 
-Lamento si no soy buena conversando -se disculpo ella después de un rato en que Eriol la había hecho reír-. Es solo que cuando trabajo me concentro en lo que hago y olvido lo demás.
 
-No te preocupes, yo entiendo. Además te agradezco que me permitas verte trabajar. Entiendo que esos puede ser algo muy personal.
 
-¿Y eso cómo lo sabes? -preguntó Tomoyo asombrada por la sensibilidad que había en sus palabras.
 
-Yo no soy bueno dibujando, pero me gusta el arte. He comparado algunos cuadros en subastas, o en galerías. Pronto habrá una exposición en la galería que tenemos en el pueblo. Si te parece podríamos ir juntos.
 
-¡Si! -exclamó alegre-. Bueno, si de verdad quieres que vaya contigo.
 
-Claro que si, si no, no te lo pediría. En cuanto tenga fecha la exposición te avisaré.
 
-Esta bien.
 
Eriol se puso de pie y ayudo a Tomoyo a hacer lo mismo.
 
-Si quieres otro día podría llevarte a un lugar con una vista maravillosa del valle. Conozco un sitio desde el cual se pueden observar algunas propiedades, incluida esta.
 
-Si, me encantaría.
 
-Mmm -se detuvo a pensar un momento Eriol, mientras veía su caballo-. ¿Sabes montar?
 
-No, en realidad no ¿Por qué?
 
-La única manera de llegar a ese lugar sería cabalgando.
 
-¡Oh! es una lástima.
 
-Pero si quieres yo podría enseñarte.
 
-No lo sé Eriol, no soy muy buena para las actividades físicas y no quisiera quitarte el tiempo.
 
-Vamos -la animo Eriol-, no me quitaras el tiempo, no yo a ti. Lo haremos en nuestros ratos libres. No es tan difícil, en poco tiempo serás toda una amazona.
 
-No lo sé -respondió pensando que a Touya no le agradaría que perdiera el tiempo con clases de equitación, ya lo había dicho una vez.
 
-Mira, podemos empezar ahora mismo.
 
-¿Si? -exclamo temerosa.
 
-Puedes montar a Spinel -señalo al caballo negro. Tomoyo lo miró preocupada el caballo se veía imponente y Eriol adivinando lo que pensaba dijo-: Spinel es muy bueno con las chicas, además lo agarraré del bozal y así podrás montar hasta la casa.
 
-Está bien -dijo Tomoyo insegura-. ¿Y mis cosas?
 
-Yo las llevaré.
 
Llegaron a donde estaba el caballo y sin desamarrarlo Eriol ayudo a Tomoyo a subir en el. Después de tomar las cosas de la chica, desato al caballo y lo guió por el camino.
 
-¿Qué te parece? -preguntó Eriol.
 
-No lo sé -respondió con nerviosismo-. Siento que me resbalo.
 
-Eso es porque no colocas bien las piernas -corrigió la postura de la chica un poco y siguieron.
 
-Es un caballo hermoso -dijo Tomoyo acariciando al animal.
 
-Ahora si ya te has ganado a Spinel, parece muy serio pero tiene un buen corazón.
 
-Yo creo que tienen mucho carácter.
 
-Otro punto a tu favor. A él no le gusta que lo subestimen.
 
Llegaron a la casa muy rápido y después de ayudar a Tomoyo a bajar del caballo Eriol se despidió. Tomoyo no entró en la casa hasta que lo vio desaparecer en la lejanía. Después de la hermosa tarde que había tenido se sentía entusiasmada y después de convencer al señor Kinomoto este permitió que le ayudara con la cena así lo hizo en armonía, platicando sobre Eriol y las lecciones de equitación que le daría.
 
*******************
 
Esa mañana Sakura se encontraba en la enorme terraza de la mansión Daidouji acompañando a Sonomi quien hacia apenas un día que había salido del hospital. Aún necesitaba asistencia médica por lo que todo el tiempo la acompañaba una enfermera. Tampoco podía permitirse caminar al menos por un tiempo y utilizaba una silla de ruedas para trasladarse de un lugar a otro.
 
Sonomi observaba con ternura a Sakura que disfrutaba maravillada de la vista, el jardín estaba en su esplendor. De pronto recordó a su hija y su semblante se ensombreció.
 
-Señorita Saiko -se dirigió a la enfermera-. ¿Podría dejarme un momento a solas con la señorita Kinomoto? -Sakura se sorprendió al escuchar esto.
 
-No, no estoy segura que eso esté bien -dudo un momento la enfermera-. No creo que deba dejarla. Tengo ordenes estrictas de siempre estar a su lado.
 
-No se preocupe se que la señorita Kinomoto me cuidará bien. Además solo serán unos minutos, puede ir a tomar algo mientras tanto -sugirió Sonomi con una sonrisa.
 
-No se preocupe -intervino Sakura-. Cualquier cosa y la llamaré de inmediato.
 
-Además, acaba de hacerme un cheque y todo esta bien ¿no es cierto? -insistió Sonomi.
 
-Si, está bien. Pero sólo unos minutos -advirtió la enfermera.
 
Mientras las dos veían alejarse a la enfermera, Sakura se sentó en una silla cerca de Sonomi.
 
-¿De qué quiere hablar conmigo? -preguntó curiosa.
 
-De Tomoyo -contestó Sonomi con un brillo ansioso en su mirada.
 
-Está bien, ¿qué quiere que le diga?
 
-Tú sabes donde está ¿verdad? -Sakura asintió-. Dijiste que estaba bien cuidada.
 
-Y así es, puedo asegurárselo.
 
-Y no puedes decirme donde…
 
-No, lo siento. Es por la seguridad de todos.
 
-¿Cuántas personas lo saben?
 
-Solo el señor Li y yo -mintió Sakura, sintiéndose mal, por ello. Pero había acordado junto con Yue que era mejor no mencionar que él también estaba enterado. Además explicar porque Yue Tsukishiro estaba al tanto traería más interrogantes que era mejor no crear.
 
Sonomi pareció conforme con la respuesta pero parecía abatida. A Sakura se le rompió el corazón, había visto tantas veces esa misma expresión en Tomoyo.
 
-Tal vez no pueda darle el sitio exacto de donde se encuentra Tomoyo pero puedo describirle el lugar, si eso la hace sentirse mejor -aventuró a decir la chica.
 
-¿De verdad? ¿Harías eso por mi? -preguntó Sonomi conmovida y tomó las manos de Sakura en señal de gratitud.
 
-Si, pero con una condición -Sonomi asintió-. Debe prometerme que no repetirá lo que le diga.
 
-Esta bien -aceptó Sonomi sin dudar.
 
Sakura comenzó a describir su hogar sin dar demasiadas señas. Se cuidó mucho de no dejar ver que ese lugar era de su familia. Tampoco podía decirle a Sonomi que su hija había sido llevada allí como parte de la servidumbre. Los Daidouji sabían que Tomoyo usaba otro nombre e incluso las cartas que mandaron las firmaron con el apellido Matsube, pero no sabían que Tomoyo Matsube era el ama de llaves de un rancho.
 
Sakura le explicó con entusiasmo a Sonomi que Tomoyo tendría mucho que pintar, había muchos lugares en los que podría encontrar inspiración y sobre todo sin la necesidad de guardaespaldas. Aunque le aclaró que las personas con las que vivía se asegurarían de que ella estuviera bien.
 
Sakura se dio cuenta conforme pasaban los minutos que el semblante de Sonomi cambiaba. Se veía más tranquila, más en paz. Incluso notó que Sonomi cerraba los ojos, como si tratara de imaginarse a su hija, en un lugar hermoso, como Sakura describía, rodeada de árboles y lejos de la bulliciosa ciudad. Ninguna de las dos se dio cuenta que desde dentro de la casa alguien las observaba.
 
Shaoran había entrado a la casa buscando a Sakura, todavía debía planear dos salidas más de Sakura disfrazada como Tomoyo. Pero no esperaba encontrarla hablando tan animadamente con Sonomi Daidouji. Shaoran se quedó donde estaba permitiéndose contemplar a la chica. Los días anteriores con la salida de la señora Daidouji del hospital habían sido ajetreados y Shaoran procuró mantenerse enfocado únicamente en el trabajo. Aunque las noches que podía descansar las dedicaba a pensar en ella, ese era su descanso.
 
Sakura levantó la vista del rostro de Sonomi para encontrarse con que a pocos metros se encontraba Shaoran, parecía muy serio y pensativo cosa que llevó a la chica a pensar que tal vez había escuchado la conversación que tenía con la señora Daidouji y se puso tensa.
 
-¡Li! -exclamó Sakura poniéndose de pie de inmediato.
 
-Buenos días, señorita Kinomoto -dijo el acercándose un tanto apenado pues había sido descubierto observando-. Señora Daidouji ¿cómo se encuentra el día de hoy? -dijo cortésmente al llegar al lado de las dos mujeres.
 
-Muy bien gracias -respondió Sonomi un tanto desilusionada por la interrupción, pero no lo suficiente como para no notar que el ambiente se tensó ligeramente al llegar Li-. La señorita Kinomoto es una gran compañía.
 
-Me imagino que si -respondió Shaoran lanzando una mirada rápida a Sakura, y sintió un ligero calor en el cuello, resistió la tentación de aflojarse un poco la corbata.
 
Sakura entendió en seguida el sentido que tenían sus palabras, ó al menos el sentido que ella deseaba que hubiera en ellas. Desde la noche en que la dejara en casa no habían tenido oportunidad de hablar y de alguna manera ella se dio cuenta que Shaoran la evitaba, pero… ¿Por qué? Tenía tantas ganas de preguntarle, aquella noche cuando se besaron en su casa creyó que todo estaba claro, el beso que compartieron no fue cualquier cosa, algo pasó. Se sintió unida a él más que nunca, pero ahí estaba él evitando mirarla a los ojos, confundiéndola con su comportamiento.
 
-¿No es así señorita Kinomoto? -la voz de Sonomi, la trajo de nuevo al presente.
 
-¿Perdón? Lo siento. No estaba poniendo atención -dijo Sakura sonrojada, lanzó una mirada a Shaoran quien la observaba ceñudo, esperaba no estar siendo demasiado obvia, sobre todo por la presencia de la señora Daidouji.
 
-Le decía a el señor Li que usted me comentaba lo interesante que es su trabajo -dijo Sonomi lanzando una mirada significativa a Sakura, esta agradeció en silencio el que no la delatara con Li sobre el tema de conversación, no sabía si el estaría de acuerdo con lo que había relatado a la señora.
 
-Ah si, el trabajo… aunque a veces se complica un poco ¿verdad Li? -dijo Sakura un tanto maliciosa.
 
-¿Qué? Si… -carraspeó incómodo-. Si a veces se complica.
 
En ese momento la enfermera apareció desde la misma dirección en que se había encontrado Shaoran momentos antes.
 
Sonomi creyó conveniente dejar a ese par solos un momento, al parecer tenían muchas cosas de que hablar y el que de forma alternada cada uno se sonrojara, decía mucho sobre el tema de conversación que podían tener.
 
-¡Señorita Saiko!, que gusto que haya aparecido usted. Creo que he tenido suficiente por esta mañana y me agradaría mucho ir a mi habitación a descansar.
 
Después de que la Sonomi y la enfermera se alejaron los dos se miraron si que ninguno se atreviera a decir palabra. Sakura esperaba que tal vez la provocación sirviera de algo para que por fin pudiera hablar con Shaoran de lo sucedido, pero estaba equivocada.
 
-Te estaba buscando para hablar de tu siguiente salida de la casa como Tomoyo -empezó a hablar Shaoran en un tono neutro y profesional. Ni siquiera la miraba, solo parecía estar atento a la tabla que tenía en las manos y en las que tenía unas hojas con el itinerario de la siguiente salida. Así habían sido todas sus conversaciones.
 
-No puedo creerlo -dijo Sakura molesta.
 
-¿Qué? -preguntó Shaoran sin levantar la vista de las hojas.
 
-Esto -contestó Sakura arrebatándole las hojas.
 
-¿Qué haces? -exclamó sorprendido.
 
-Así va ser ¿no? -dijo ella ignorando la expresión de Shaoran-. Así va ser siempre nuestra relación, trabajo, trabajo, trabajo. Llevo días esperando poder hablar contigo…
 
-¿Sobre que? -replicó Shaoran molesto, no estaba dispuesto a ceder esta vez.
 
-No puedo creerlo -casi gritó Sakura.
 
Shaoran la tomó del brazo y la llevó con él a una sección del jardín donde estaba seguro que nadie los escucharía y en el que no habría ninguna cámara grabando.
 
-¿Qué es lo que te pasa? ¿Te parece prudente gritar así cuando estamos trabajando? Por que permíteme recordarte que estamos en el trabajo.
 
-He estado esperando a que te decidieras a hablar conmigo de lo que esta pasando entre noso…
 
-Este no es el mejor momento para eso -la interrumpió-. No te das cuenta que estamos pasando por un momento critico, estamos sobre la pista del máximo sospechoso, estás tomando el lugar del Tomoyo y eso te convierte en la carnada y no podemos permitirnos distracciones en este momento.
 
-Distracción, eso soy… una distracción -dijo ella airada y muy dolida.
 
-No puedo creer que hagas esto, te estoy dando una explicación…
 
-No, no me estás dando una explicación, ¡me estas dando excusas!
 
Shaoran respiró profundo, tratando de mantener la calma. Por suerte, no habían tenido problemas en los días pasados sobre el asunto de aquélla llamada que le hicieron refiriéndose a Sakura y su seguridad. Aquello, puso entre comillas que ahora, no era solo el caso de los Daidoujij lo que podía preocuparle. También estaba el bienestar de Sakura. Un bienestar que a él, le preocupaba y mucho.
 
-Es lo único que puedo darte en este momento. Cuando estés más tranquila hablaremos, pero no tardes demasiado porque no tenemos todo el tiempo del mundo -dijo Shaoran dando la vuelta y encaminándose a la casa de vigilancia.
 
-Perfecto, y ahora te vas. Siempre haces lo mismo. Pues sabes que -dijo levantando la voz-. Nunca voy a esta lista y esta vez la que se va soy yo… mañana a primera hora tendrás mi renuncia.
 
Shaoran se paró en seco sin poder creer lo que oía, se sentía furioso y frustrado. Regreso sobre sus pasos, ella no se había movido ni un metro de donde estaba.
 
-No puedes hacer eso. Te necesito aquí… -sus propias palabras calaron muy dentro de él. La necesitaba cerca de él.
 
-Cualquiera podrá hacerse pasar por Tomoyo -dijo Sakura más dolida todavía-. Tenemos gente profesional que podrían interpretarla hasta la perfeccion. No me necesitas -aquella frase, hizo que el corazón de Li se fuera a los pies-. Esta vez es en serio Shaoran me voy y punto. Esperaré a que consigas un reemplazo que se haga pasar por Tomoyo… hay varias chicas en la agencia que podrían perfectamente…
 
Shaoran no creía lo que escuchaba ¿Sakura se iría? Su corazón y mente decían “Detenla. Detenla antes de que sea muy tarde”
 
-¿Quieres saber lo que pasa entre nosotros? -preguntó Shaoran desesperado agarrándola por los hombros, la situación se le iba de las manos-. Esto es lo que pasa entre nosotros -la miró fijamente y, sin pensar, se inclinó sobre ella y la besó.
 
-Sakura… -su voz se convirtió en un gemido. Él sintió la boca trémula de ella contra la suya. Sabía que no debía hacerlo, pero no pudo resistirse y la abrazo con fuerza.
 
Y sintió que ese beso le hacía renacer.
 
Ella se dejó llevar y, lo que momentos antes había sido rabia, se iba convirtiendo en pasión. Abrió los labios invitando a los de él y deslizó las manos por debajo de la chaqueta sintiendo así el calor de su cuerpo a través de la tela de la camisa.
 
Repentinamente el beso termino, Sakura lanzó un gemido de frustración. Abrió los ojos y se dio cuenta de que esta vez era diferente. Shaoran todavía la abrazaba y la miraba directamente a los ojos, ella pudo ver en su mirada todo lo que deseaba que él pudiera expresar con palabras.
 
-Me distraes -la acusó susurrando-. A mi nada me distrae -Shaoran acariciaba su mejilla y después retiraba un mechón de cabello para colocarlo detrás de su oreja-. Cuando no estoy contigo estoy pensando en ti, todo el tiempo. Y tu eres la culpable... tu y solamente tu.
 
Sakura estaba fascinada con la revelación, a penas se atrevía a respirar temerosa de que cualquier interrupción acabara con la confesión que escuchaba. Shaoran no continuó, pero la miró con una intensidad que hizo que le temblaran las piernas. Después volvió a besarla, pero esta vez fue de una manera más lenta, casi… erótica. Shaoran trato de decirle sin palabras lo que le hacía sentir. Deslizando sus labios por los de ella, con besos cortos mientras sus manos acariciaban su cuello y después sumergirse por su cabello. Él supo que el mensaje le había llegado cuando la escuchó suspirar una y otra vez. Él solo pudo gemir con satisfacción. Ninguno de los dos supo cuanto tiempo estuvieron así, pero eso no importo.
 
-Shaoran yo…
 
-Ssshhh -la silenció él poniendo un dedo sobre sus labios-. Ahora entiendes lo que quiero decir -Sakura asintió con el rostro cubierto por un hermoso carmín en sus mejillas y sus ojos brillando como hermosas gemas producto de aquellos roces pasionales y amorosos-. Necesito concentrarme en el trabajo -recalcó él-, los dos debemos concentrarnos en el trabajo -Sakura bajo la cabeza asintiendo de nuevo, ella mejor que nadie sabía lo importante que era el trabajo para él, y lo importante que era esta misión en particular, con Tomoyo escondida en el rancho de su familia y ella haciéndose pasar por su amiga, pero no pudo evitar sentir un poco de tristeza y frustración por que comprendía que lo suyo tenía que esperar.
 
Finalmente lo entendía.
 
-Sakura -la llamó él y ella levantó la vista-. Prometo que cuando esto termine, me tomaré un tiempo libre para que podamos aclarar lo que sucede entre nosotros. Es todo lo que puedo ofrecerte por el momento. Entiendes ¿verdad?
 
-Si, yo entiendo -su respuesta hizo que él sonriera sutilmente y acarició sus cabellos beso por una ultima vez sus labios y luego en su frente, todo esto sin dejar de sentirla en sus brazos.
 
Con renuencia por parte de los dos rompieron el abrazo, la situación fue muy cómica porque los dos tenían que arreglar su ropa y su cabello antes de presentarse ante los demás.
 
-Será mejor que yo vaya primero -dijo él al fin y se encaminó otra vez hacia la casa de vigilancia. Pero para sorpresa de Sakura caminaba de espaldas, sonriendo y seguía hablando con ella-. Después puede venir usted para que hablemos del itinerario de hoy señorita Daidouji -Sakura sonrió, Shaoran debía sentirse feliz si hacia bromas respecto al trabajo-. ¿Cómo me veo?
 
-Creo que bien -respondió ella-. Aunque… -dio unos pasos hacia él y lo detuvo un momento-, tienes lápiz de labios -dijo sonrojada mientras le limpiaba los labios con los dedos-. Listo, no quedo nada.
 
-Claro que si -dijo él y le tomó la mano antes de que ella la retirara para besarle la palma con tanta adoración que ella se sentía en las nubes-. Te veo en unos minutos entonces.
 
-Lo que dije va en serio... hablaremos luego de terminar este caso... ¿de acuerdo?
 
-Muy bien...
 
-Ahora prométeme que no volverás a mencionarme que renuncias -declaró notándose en verdad preocupado-. Porque si escucho esas palabras nuevamente, estaré en serios problemas... pues me volveré loco -haciéndole sonreír.
 
-Está bien Shaoran -sonrió ella aun mas y murmuró-, no mencionaré nuevamente mi renuncia.
 
-Eso esperaba escuchar -sonrió él besándole la mejilla.
 
Cuando él se alejó Sakura no pudo contenerse y se puso a dar de brincos. Se llevó las manos a la cara, la sentía la piel caliente. Cerró sus ojos recordando incluso cada parte donde sus labios se deslizaron contra su piel. Sus besos eran hipnotizantes y narcóticos. ¡Sabía besar y muy bien!
 
Se sentía feliz, ahora solo restaba esperar a que el caso estuviera resuelto para que al fin pudiera estar con Shaoran. Después de tranquilizarse y de arreglar su cabello, ella también se dirigió hacia la casa de vigilancia, más decidida que nunca a cumplir con su trabajo. Aunque no pudo evitar pensar… ¿cómo se comportaría profesionalmente con alguien que con solo mirarla le robaba el aliento?
 
¡Ni modo, daría un par de vueltas mas para apagar el rojo de sus mejillas y luego iría a la casa!
 
Continuara…
 
Nota de la autora: Bueno como se habrán dado cuenta nuestro querido Eriol ha entrado en acción, ahora si verán sufrir a Touya de verdad, nada comparado con lo que a pasado en los capítulo anteriores. Para los que me preguntaron por S&S ahí los tienes, creo que la espera valió la pena cierto, yo al menos estoy muy contenta por la forma en que salió esta última escena. Como siempre me sucede cuando algo me gusta tanto, esta última escena me salió casi de la nada, de repente escribí y escribí y ahí estaba, aunque debo decir que me costó mucho trabajo, porque mi mamá me interrumpía a cada momento, cortándome la inspiración, pero al fin quedó. Ojalá que les haya gustado y… ¡ah!, una última cosa, en el próximo capítulo por fin hará su aparición Nakuru ojalá les agrade.