Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 13 ( Chapter 13 )
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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
CAPITULO 13
Nakuru Akizuki se sorprendió cuando divisó a su primo, llegar en su jeep de lujo de color negra, al atardecer. Suponía que, no lo vería hasta dos días o tres después. Siempre vivía haciendo negocios y se tardaba días. Una vez llegó a la terraza, declaró.-Vaya ¿qué te trae por aquí? Pensé que estarías en el pueblo ¿no?
-Te equivocas aunque debería preguntarte lo mismo: te imaginaba a estas alturas en la ciudad -declaró sentándose a su lado y con una sutil sonrisa-. Estaba en la hacienda Kinomoto.
-¿En la hacienda? ¿Qué hacías allá? Pensé que estabas evitando a toda costa la hacienda dado el enojo de Touya. Aunque claro, Touya nunca me dio detalles la ultima vez que charlamos de porque estaba enojado contigo.
-Como sea no era con él que estaba. Daba lecciones de equitación. Llevo un par de días en ello -mirándole fijamente declaró enseriando su rostro-. Aunque lo hubieras sabido de antemano, si te hubieras quedado aquí, en vez de irte de salida a la ciudad a perseguir a uno de tus romances bohemios.
-Que sea admiradora de las artes, no quiere decir que mis conocidos sean todos bohemios. Disfruto de la vida y las comodidades que esta ofrece. No puedo dejar mi vida a un lado y mis pasiones. Una de ellas o mejor dicho, varias, involucra el arte -sonrió satisfecha.
-El arte, los hombres y la farándula -sonrió-, y no lo dejarías... ¿ni siquiera por un hombre tan rico, como Kinomoto?
-Esa es otra cosa que me preocupa -declaró serenamente pero sin dejar de notarse algo perturbada-. Un mes atrás, pasábamos casi todo su tiempo libre juntos. No era tampoco extraño que, de vez en cuando pasara toda la noche conmigo. Ahora mismo, prácticamente tengo que insinuárselo. ¿Y qué hace él? Fingir que no me escucha y volver temprano con la excusa de que tiene mucho trabajo.
-Querida Nakuru: creo que tu noviecito se te escapará de las manos... si continuas plantándolo para irte a la ciudad. Aunque, no me sorprendería. Se lo hiciste una vez. Que haya vuelto contigo es acto de misericordia, o tremendamente masoquista. Se cansará de ser plato de segunda mesa.
-¡No me hables así, primito! -exclamó como niña mimada y malcriada-. No me tientes. Que tú hayas tenido mala suerte con tu amorcito y esta vez fuera definitivo, no te da derecho a desquitarte conmigo.
-Vamos Nakuru... -dijo bajando el tono de su voz, su sonrisa había desaparecido mientras se sentaba frente a ella-. Hablando en serio... -inclinándose hacia ella-. ¿Qué es lo que quieres? ¿La fortuna de Kinomoto? Porque lo dos sabemos que en verdad no lo amas...
Nakuru guardó un sentencioso silencio, según pensaba Eriol. Difícilmente alguien podía decir que eran primos. Eriol aunque era un potencial heredero de una gran fortuna, era bastante agradable, serio y odiaba el bullicio de la gran ciudad. Nakuru Akizuki era, todo lo contrario: no había una actividad relacionadas con artes o filantropía que Nakuru no estuviera enterada y hasta salía en las portadass de las múltiples revistas dedicadas al tema. Pero su única intención al dedicarse a esto era por llamar la atención.
Así como salía, así se rumoraban sus idilios románticos que caían en la boca de quienes le conocían en la ciudad. Últimamente se le relacionaba con un nuevo y prominente artista. Pero hasta ahora, no se había podido demostrar nada.
¿Qué podía decir el hombre que era supuestamente su prometido ante todo eso? Touya rara vez se mostraba interesado en lo que ella hacia en la ciudad, pero cuando alguno de los rumores llegaban hasta sus oídos, ella se apresuraba a explicarle que “todo era sensacionalismo para hacerlos sonar. Solo eso. Truco publicitario”. Y para alivio de la chica esto parecía ser suficiente para Touya, pues daba el tema por terminado.
Después de que Nakuru lo dejara para irse a la ciudad Touya nunca había sido el mismo con ella, pero fiel a su manera de ser rara vez lanzaba reproches a la chica al respecto. Cuando ella regreso, y después de un tiempo en que hizo todo cuanto estuvo en su poder para volver a estar con él, Touya la aceptó, aunque nunca había sido claro en cuanto al tipo de relación que mantenían ahora. Pero a Nakuru no le había importado, por que el la había aceptado de nuevo.
Y aquella casa que Touya supuestamente construía para ellos una vez se casaran. Todos los de haciendas vecinas, creían esto y habían alimentado el rumor durante un tiempo. Y como Touya hasta ahora no había hecho nada para negar que esto fuera verdad, Nakuru empezaba a tener esperanzas en que un día de estos él le diera la sorpresa y le pidiera matrimonio.
Y, ¿por qué no iba hacerlo? Después de todo, estaban involucrados. Aunque Nakuru se había cuidado de ser ella quien alimentara los rumores y aseguraba a todos sus conocidos que una vez lo tuviera “atado” haría que vendiera la propiedad y se mudaran a la ciudad.
Era un “enlace financiero” en pocas palabras lo que ella perseguía con él al regresar y notar que su hacienda se volvía la mas próspera de la comarca.
Y con ella, se ensanchaba la fortuna de su dueño.
-Te quedaste muy callada -dijo Eriol sacándola de sus pensamientos.
-Lo que haga con mi vida, no tiene porque importarte primito. Ocúpate mejor de vigilar tus asuntos. Los rumores dicen que “El amor de tu vida” anda con alguien... muy importante. Y que van en serio.
-No estoy interesado en discutir ese tema -declaró muy serio, pero después su mirada lanzó un brillo especial-. ¿Supiste de la nueva mucama que tienen en la hacienda Kinomoto? -ahí ella le observó con sorpresa-. Pues si, consiguieron una.
-¡Gracias al cielo! Me habría visto en la necesidad de ofrecerme a Touya para ayudarle a buscar a alguien. No hubiera sabido ni como hacerlo.
-¿Por qué mejor no dices que te habrías visto en la necesidad de irles a servirles? -ella abrió los ojos como platos-. Después de todo eres su casi esposa, bueno… eso dices tú -había ironía en su voz, pero antes de que ella dijera algo el continuó-: Tal vez debiste haberte puesto a la orden... ofrecer lavar sus camisas. Limpiar de vez en cuando. O hacerles cena.
-¡Por favor! -soltó con una risotada la atractiva mujer de cabellos marrones largos y ojos café. Su talla era fácilmente de un cuatro en ropa lo que le permitía usar vestidos ajustados-. ¿Me ves cara de sirvienta?
-No, para nada -rió Eriol-. Pero hay jóvenes que son tan hermosas o más que tu, y sirven en casas.
-Mencióname una de esas, querido primo para felicitarla. -levantando el mentón con reto-. Quiero que sepas -apuntándole con él dedo-, que la única forma en que me casaría con Touya es que ponga a mi servicio por lo menos a tres sirvientes y lo hagan ellos todo. Soy mujer de alcoba, no de quehaceres domésticos.
-Eres increíble. Tan banal. ¿Ni siquiera harías unos huevos cocidos por tu esposo? ¿Eso es lo que me dices? ¿Que te marcharás dejándole solo en un lugar, a hacer compras?
-Llámame superficial o como te venga en gana primito -lo desafió la mujer-. Touya sabe que soy así. Que tengo mis caprichos. Amo las artes. No estoy hecha para vida de mujer campestre. Y él lo sabe. Por eso me marché años atrás. Y puedo volver a hacerlo.
-No mi querida primita. No lo harás. No lo harás por dos razones sencillas: primero, ningún romance que tengas con algunos de esos hombres, te dará a la vida holgada que llevarías con Touya Kinomoto.
-¿Cuál es la segunda?
-Tu padre -respondió Eriol frunciendo su frente.
-¿Mi padre?
-Se que tu padre, te ha exigido que te cases con alguien con fortuna. Mas aun porque el último romance que tuviste precisamente cuando dejaste a Touya, fue con uno de tus bohemios amigos, quien se gastó contigo tu fortuna personal. Poco le faltó a mi tío para que le diera un infarto cuando te encontró. ¿Recuerdas? Estabas en un departamento de una sola habitación en la peor parte de la ciudad y te encontró gracias a una llamada anónima, que conociéndote, no dudo que la hayas realizado tu. Aprovechaste el sentimiento paternal de mi tío para usarlo como salvavidas. Regresaste porque aquel bohemio había muerto y te dejó prácticamente en la calle, sin un centavo. Viste al regresar a un todo poderoso Kinomoto y una gran fortuna que te salvaguardaría.
-¿Cómo te enteraste? -preguntó Nakuru conteniendo a duras penas su enojo-. Papá me aseguro que nadie lo sabría.
-Mi tío necesitaba alguien en quien confiar, ó crees que aceptó las cosas tan fácilmente. Además, ¿Quién crees que le ayudo a encontrar el apartamento ese?
-¿Touya sabe todo eso? -preguntó en un susurro presa del miedo ante la posibilidad de que así fuera-. ¿Lo sabe?
-Creo que lo sospecha. -respondió el encogiéndose de hombros-. Pero no te lanzará nada en tu cara, por el simple hecho que no le interesas tanto así. Touya no te ama -ella abrió los ojos sorprendida-. Es la verdad, querida. Y si después de lo que vi yo en esa hacienda, aun insiste en hacerte tu esposa, entonces te quiere como protección... más aun después de romperle tu el corazón, años atrás. Contigo ya no corre riesgos…
-¿Seguro? ¿Riesgos de que? -viéndole ponerse de pie- ¡Contéstame!
-De enamorarse. De encontrar el amor verdadero -sonriendo mientras caminaba y se recargaba en una baranda para mirar el cielo y recordar los ojos amatistas, la sedosa y blanquecina piel, los labios sonrosados y los pensamientos refinados de la mujer que vivía en la hacienda Kinomoto como mucama-. Si no es que ya es demasiado tarde.
Con eso Eriol dejó a Nakuru sorprendida. ¿Qué Touya no la amaba? ¡Imposible! Estrelló sus pies contra el piso de la terraza. Miró a la distancia. Años atrás, la amaba con locura. Ella lo abandonó cierto. Y era verídico lo que Eriol dijo sobre su padre que prácticamente la obligó a volver pues su amorcito (por quien dejó a Touya), murió dejándole en la calle.
Sin un centavo. Solicitó su fideicomiso antes de irse con el amor de aquella época. Lo habían derrochado todo. Vivía con Eriol porque su padre le pidió que por favor la alojasen una vez más allá.
Entró a la casa y corrió a su habitación. Su mirada fue a dar a una foto que tenía, de las tantas con muchos hombres distintos en distintas actividades, artísticas en su mayoría y en distintas partes del mundo. Tomo el teléfono y marcó un numero con energía. Escuchó el repicar del teléfono.
-Buenas noches - se escuchó la voz de alguien al otro lado de la línea-, habla Kinomoto.
-Señor Kinomoto -saludó con fingida modestia-. Ya volvió. Me alegro mucho... ¿está Touya por ahí?
-¡Ah! Nakuru -habló el hombre-. Es un poco temprano. Estábamos disponiéndonos a cenar.
-Es que me urge hablar con él -insistió-. ¿Podría ponerlo al teléfono?
Fujitaka se dirigió al comedor, donde todos lo estaban esperando. Miró a su hijo quien ciertamente ya estaba sentado, esperando poder empezar con la cena-. Es Nakuru... para ti -anunció tendiéndole el aparato.
Touya se sintió molesto. Y no era él único. Tomoyo se había tensado nada más oir el nombre de la joven. ¿Con que la prometida de Touya llamaba? Era la primera vez que lo hacía estando ella allí.
Touya tomó el teléfono de su padre. Saludó secamente a la mujer. Tomoyo servía los últimos platos de la cena. Fujitaka y Yukito se miraron furtivamente. Apenas Touya decía “si, no, ahora no es buen momento... no, no... no quiero decir eso... no estoy escondiendo nada...” hasta que decidió levantarse de la mesa para alejarse un poco con el aparato del comedor.
-Está bien. Estoy de acuerdo. Bueno, dijiste que te ibas a la ciudad... -escuchándole Tomoyo con atención aunque no quisiera-. Muy bien. Mañana... está bien -finalmente escucharon el teléfono cerrarse. La conversación había terminado.
-¿Qué quería Nakuru, Touya? -preguntó su padre cuando este se sentó en la mesa nuevamente.
Miró fugazmente a la mujer a su lado y declaró ahora observando a su padre.- Quiere que cenemos aquí. Mañana -parecía que aquellas palabras no le afectaban en lo más mínimo-. Insiste para que nuestra relación sea más oficial -mirando a su amigo recalcó-. Invita a Mina a venir a cenar también. Mientras mas, mucho mejor.
Yukito asintió sonriendo y agradeció la invitación
Espero que no tengas ningún inconveniente -dijo dirigiéndose a Tomoyo, que lo miraba sin comprender-. No tendrás mucho tiempo para planear una cena para más personas, por supuesto que si necesitas algo, yo mismo lo traeré.
-No hay ningún problema -aseguró la chica con voz serena, cosa que ella agradeció pues la serenidad era algo de lo que ella carecía en ese momento-. Más tarde empezaré con los planes y te diré si necesito algo.
Fujitaka no dijo nada. Tomoyo alzó su mirada y miró al padre del hombre que ahora, comía en silencio. Él tampoco parecía muy contento con la situación, no parecía estar de acuerdo con la relación que tenía su hijo con aquella mujer.
-No se porque sigues con eso... -declaró Fujitaka pero Touya le interrumpió.
-No me sermonees. Eres idéntico a Sakura. No les simpatiza ella y quieren hacer todo un escándalo... cuando no hay nada de que preocuparse.
-Te casarás con alguien poco adecuado para ti. No estoy ciego, me doy cuenta cuando veo en esas portadas en los puestos de revistas y los diarios, en la ciudad, la portada de alguien como ella, ligándole a cualquier romance. ¡Entonces están esos excéntricos gustos! Me doy cuenta que ella no es una chica que se tome las cosas con seriedad. Hijo: se que una de las pocas cosas que tienes en común con ella, es el arte. Te gusta la buena música y admiras el arte. Pero no solo eso se necesita en un matrimonio... además hace mucho tiempo dejaste de amarla.
Touya comía, en silencio, escuchando lo que su padre decía. Tomoyo mientras no se percataba de que más dijo Fujitaka, pues en su mente, taladraba otra idea. La novia del hombre del que ella se estaba enamorada, iría al día siguiente a cenar.
¡Increíble! Le daría de comer a alguien que le quitaría a Touya Kinomoto. ¿Cómo podría soportar aquello?
-¿Qué haces? -la voz de Touya y sus ojos cafés mirándole con intensidad, desde ¿abajo? Le sorprendieron.
Se había puesto de pie sin darse cuenta.
-Voy a ver si el postre está listo... -murmuró.
-Pero Tomoyo -dijo Yukito quien había permanecido tan silencioso como ella-. Apenas has comido... -señalando el plato.
-No tengo hambre -explicó mecánicamente-. Con permiso... -dejando el plato detrás en la mesa.
-Debería tener hambre -sentenció Fujitaka-. Pasó toda la tarde con Hiragizawa...
-¿Qué? ¿Y ese que hacía con ella? -preguntó Touya molesto.
-Pues le enseña a montar. Como no estabas, me solicitó dos de los caballos. Le dio las instrucciones básicas y se pasaron la tarde montando...
-¿No me digas? -preguntó de manera irónica-. ¿Y la señorita había terminado sus deberes para ese entonces? ¡Condenado! Distrayendo el servicio de mi casa y ella descuidando sus deberes.
-No descuidé nada -replicó molesta entrando al lugar con la tarta de manzana en sus manos-. ¿Acaso no encontraste la cena hecha? ¿La casa limpia?
Fujitaka y Yukito observaban aquella explosión que sobrevolaba por la mesa.
-Una cosa es que aparente esta limpia. Otra que haya sido limpiada adecuadamente... -apuntándole con el tenedor-, que descuides tus obligaciones para irte a pasear con ese bueno para nada.
-¡No puedo creerlo! -exclamó ella. En esos momentos, los celos podían más que la razón.
Y no era a la única que ocurría aquello.
-Hijo -intervino Fujitaka-. Te puedo asegurar que Tomoyo no descuidó para nada sus deberes aquí. El joven vino y estuvo conversando conmigo. Cuando ella terminó sus quehaceres Eriol cordialmente le invitó a un paseo a caballo. Creo que está en su derecho.
Touya guardó silencio y comía con enojo. Era notable.
Tomoyo sirvió el postre en silencio. Se dispuso a guardar las sobras y limpiar la cocina mientras cargaba la maquina de lavar platos. Aun pensaba como haría en el momento que tuviera cara a cara a Nakuru Akizuki. No entendía las circunstancias por las cuales la conocería hasta ahora.
Pero algo estaba claro: ya no estaría sentada la noche siguiente en el comedor al lado de Touya. Esa silla le pertenecía a ella. Recordaba vagamente una Nakuru Akizuki ahora que el señor Kinomoto mencionara las revistas y los periódicos. ¿Por qué no la había relacionado antes? En verdad la había visto fugazmente en uno que otro evento y de lejos. Nunca fueron presentadas formalmente y nunca cruzaron si quiera una palabra. Aquella Nakuru era una mujer muy estrambótica. Siempre en portadas de las mejores revistas sociales. Si son la misma persona ciertamente... -una sonrisa sutil se posó en sus labios a medida que la fugaz idea cruzó su mente-. Son en verdad la pareja perfecta... -rió. Su nerviosismo y en cierta forma su corazón entristecido le hacían actuar así-. Perfecta en verdad... ¡que divertido!
-¿Qué es lo que encuentras divertido? -dijo una voz a sus espaldas. Ahí estaba Touya Kinomoto observándole con intensidad y se notaba furioso por el fuego que parecía brillar en sus ojos-. ¿Qué parejita es esa? -acercándose peligrosamente-. ¡Ah! déjame adivinar... ¿tal vez tú y Hiragizawa? -colocando un dedo en su barbilla. Ella frunció su rostro-. Después del romántico paseo... no se que le ven ustedes las mujeres al romanticismo...
-No es que te deba explicaciones, pero lo último que cruza mi mente es un paseo romántico con Eriol. Es un buen amigo...
-¡Ah! un amigo. ¿Crees que esas son sus intenciones contigo? Es ahora mismo un hombre muy dolido. No te aproveches.
-No me aprovecho de nadie. Ya lo dije, somos amigos, solo eso -declaró con enojo-. ¿Por qué no me dejas terminar de hacer las cosas que tengo que hacer y así irme a dormir?
Touya no dijo nada. Se sentía demasiado alterado por todo lo ocurrido. Como toda respuesta y para sorpresa de Tomoyo, él se retiró de la cocina.
Fue a su estudio. Se sentó en su silla delante del escritorio, gruñó en silencio llevándose una mano al cuello. Se puso de pie estrepitosamente y comenzó a caminar de lado a lado el despacho. No supo cuanto tiempo estuvo haciéndolo.
Eriol Hiragizawa... Eriol Hiragizawa. No se veía tan triste por haber roto con aquella su prometida. Lo había visto furtivamente un día que fue al pueblo. Se veía muy recuperado.
Y para colmo, presentía cual era la razón de esa recuperación y esa razón estaba en ese momento limpiando la cocina.
-¡Maldito! Me quiere ganar la… Pero… ¿Qué podía ganar o perder él? ¿Y qué demonios le importaba lo que hiciera Eriol?
¿Acaso su viejo amigo y él se habían vuelto rivales? No lo sabía. Pero lo que ahora pensaba eran los problemas que habría siguiente noche en su casa.
Tomoyo Matsube, la sensual, inocente y atractiva chica de ojos amatista, conocería a Nakuru Akizuki quien siempre fue considerada la belleza de la región. Habría problemas, no había duda de ello.
Touya nunca le dijo a Nakuru que tenían una nueva mucama. A pesar que se había visto con ella, varias veces después del arribo de Tomoyo a la hacienda. Nunca le dijo que en su hacienda estaba aquella mujer. Una mujer que era doblemente atractiva de lo que ella fue.
¡Se conocerían finalmente! Se imaginaba lo que allí podría ocurrir con una consentida como Nakuru acostumbrada a ser la más atractiva para todo y todos.
Él había descubierto en Tomoyo cualidades que jamás podría poseer Nakuru. Aquellas cualidades que nunca le habían hecho perder los estribos con su novia. Además Tomoyo era… ni podía describirlo.
Un libro cuya cubierta podía leer, pero su interior era otra cosa. Tenía secretos. Secretos que ni le sumaban ni le restaban.
Si no se controlaba la noche siguiente, él estaría en serios problemas.
*******************
Touya había salido una hora antes a buscar a su prometida. Tomoyo terminaba de vestirse mientras el asado se cocía en el horno. Incluso había confeccionado una torta que se comía fría y esta estaba en el refrigerador desde temprano en la tarde.
Se había inventado una excusa cuando Touya se marchaba a buscar a su novia. Diciéndole que se sentía indispuesta. Pero este le respondió secamente.
-Tonterías. Cenarás con nosotros y punto. Coloca otro puesto en la mesa para ti del otro lado. Donde usualmente come Yukito. Y recuerda que Mina vendrá también. Espero que estés lista a las ocho en punto -marchándose finalmente.
Tomoyo se observó en el espejo. Estaba incluso llamativa a pesar de lo que tenía puesto le daba cierto aire de ingenuidad que no adoptaba a propósito. Era un conjunto de dos piezas color celeste bastante sencillo. Amarró su pelo en una coleta alta.
Salió de su habitación a las ocho en punto. Miró la mesa y colocó otro puesto en ella. Yukito y Fujitaka estaban en el salón y ella salió dos minutos después.
-Tomoyo. Te ves diferente -dijo el padre de Touya-. Te ves muy bien...
-Es cierto -lo secundo Mina sonriendo. Yukito había ido a buscarle mientras la joven se duchaba.
Yukito asintió en silencio. Tomoyo se mordió el labio. Lo último que querría con su vestuario era llamar la atención aquella noche. Pensó un instante en disculparse y marcharse a su habitación. Pero sabía que Touya, le forzaría a salir para asistir a la cena.
Diez minutos después, cuando se hallaban sentados en el salón, escucharon el sonido de un vehículo detenerse en el frente de la casa. El corazón de Tomoyo se fue le fue a los pies. Todos se observaron cuando escucharon otro vehículo aproximarse y apagar el motor justo enfrente de la casa.
-Ya llegamos -anunció Touya segundo después, su voz sonaba algo dura. Yukito, Mina y Fujitaka fueron a recibir a los recién llegados y Tomoyo se puso de pie, yendo a la cocina para sacar un poco de hielo.
Su deber (se recordaba a si misma en aquellos momentos) era servirles. Nada más.
-Tranquila Tomoyo... todo estará bien.- se repetía ella.
Escuchó la voz de Eriol preguntar desde el recibidor.
-¿Dónde está Tomoyo?
¿Eriol? ¿Qué hacía Eriol allí?
Poco después escuchó entonces una voz de mujer.
-Bueno, he escuchado tanto de esta famosa muchacha que trabaja aquí, que no puedo esperar a conocerla...
Su voz llegaba a los oídos de Tomoyo, como una verdadera hipócrita. Era muy falsa.
El timbre de su voz le resulto conocido.
Con gran valor, Tomoyo salió de la cocina, enfrentándose a los recién llegados en el salón.
-Aquí están sus bebidas -colocándolas en la mesa. No levantó su mirada hasta que encontró que no había salida.
Finalmente tenía a Nakuru Akizuki frente a frente. A menos de cinco pasos. Era exactamente como la recordaba. Aquella mujer que siempre estaba presente en todas las exhibiciones más importantes pero con quien nunca había cruzado dos palabras.
Nakuru vestía un top muy moderno con cuello v muy sugestivo. Una falda escocesa por encima de las rodillas y unas botas negras complementaba su vestuario. Era muy atractiva, según estudió Tomoyo.
Pero la mirada de la mujer de cabellos castaños, le preocupaba. Ambas mujeres se estudiaron con la mirada y Tomoyo retrocedió. ¿Y si la había reconocido? ¡No quería imaginar lo que allí podría ocurrir si eso pasara!
Fue entonces cuando Fujitaka lo pensó: Nakuru era muy conocida en la ciudad. Y también Tomoyo. Ella era de la clase social más prominente y eso permitía que asistiera a eventos en donde pudo haber coincidido con Nakuru Akizuki.
¡La cubierta de Tomoyo podía estar en peligro!
Mina observaba a ambas mujeres. No era la única, Eriol lo hacía por su parte, disimulando una sonrisa. Miró a su prima, notando inmediatamente, lo que sabía que saldría de todo aquello: preocupación.
Mucha preocupación.
Mientras Touya parecía ensimismado con Tomoyo. Eriol notó que tal vez Tomoyo había pretendido vestir con sencillez, para así no opacar a la invitada. Estaba consciente que la belleza de Tomoyo no tenía nada que ver como vestía o como peinaba su pelo. Ella era una belleza natural.
Una perfecta competencia para su primita. Solo que, observando a Touya, ya la competencia, había finalizado mucho tiempo atrás.
-Mucho gustó -saludo finalmente habló Nakuru terminando con el análisis sobre la chica frente a ella. Extendió su mano cordialmente-. Así que eres Tomoyo. He escuchado hablar de ti... -dudando un instante. Mientras Tomoyo respondía el saludo-. Disculpa ¿no nos hemos visto antes?
Touya sorprendido observó a Tomoyo y a Nakuru.
- No... no lo… creo -respondió Tomoyo.
Touya alzó una ceja. ¿Tomoyo tartamudeaba con Nakuru?
-Mi querida Tomoyo -saludó Eriol haciendo a un lado a su prima. Entonces ella notó con placer que él traía una rosa, recién cortada en sus manos y la ofreció a la joven-. Cuando Nakuru me informó que habría una cena aquí, no pude más que invitarme para verte -besando caballerosamente su mano-. Espero que mi presencia no te importune.
-No para nada -sonrió ella-, adelante... aunque no es a mi quien debe molestarle. Sino a Touya...
-Se invitó solo y subió a su vehículo siguiéndonos. Dudo mucho que le importe mi opinión.
-Porque conociéndote, dudo mucho que hubieras dicho que si, si hubiese preguntado.
-¿Estás segura que no nos hemos visto? - preguntó Nakuru mientras sugestivamente se acercó a Touya enganchándose de su brazo sonriendo-. Tu rostro me parece conocido...
-No. No lo creo...
-Es extraño -dijo ella observando a Tomoyó mientras tomaba la bandeja y le ofreció a la mujer una bebida-. Juraría que, te he visto antes... ¿no has trabajado para los Senshu en la ciudad?
-No -respondió Tomoyo con firmeza. Touya le observaba intensamente prestando oídos a Nakuru-. Eeste es mi primer trabajo...
-¿Tu primer...? -se detuvo sorprendida mirando a Touya-. ¿Quién te la recomendó, querido?
Tomoyo siguió sirviéndoles a los demás, mientras todos, se sentaban en el salón. Su corazón latía aceleradamente. Y no le ayudaban las “expresiones” de cariño de la pareja. Nakuru tenía el brazo sobre la pierna de Touya.
-Sakura la recomendó -explicó Touya sin darle importancia.
-¿En serio? -mirando nuevamente a Tomoyo. Luego a Eriol y mas allá a Fujitaka y frunció su mirada-. ¿Y todo este tiempo has estado conforme con su desempeño? -sentándose casi arriba de Touya.
-Disculpen voy a revisar la cena -se excuso Tomoyo escapando a la cocina.
-Todos estamos muy conformes -respondió Fujitaka. Touya se quedó mirando unos instantes por donde la muchacha se había marchado-. Es muy eficiente.
-Pero dejará mucho que desear. Es decir... una muchacha sin experiencia, sirviéndoles. ¿De donde obtuvo Sakurasu recomendación? ¡Parece todo un caso de caridad! ¿De donde la sacó?
-¿Pero, por que tanta curiosidad? -preguntó Mina sonriendo con cierta molestia. Ya había notado la mirada de disgusto de Nakuru-. Si no fuera buena, Touya no la hubiera conservado. Bien sabemos que a él le gusta la perfección y eficiencia. Ambas cualidades las posee Tomoyo por montones...
-¿No me digas? Pues yo no contrataría a alguien como ella y menos sin referencia. Cualquiera creería otra cosa. Es decir tu novio viviendo con una muchacha como ella... a solas... -mirando a Yukito sonrió maliciosa-. No digo que mi Touya haría algo, después de tanto tiempo. Aunque tú y Yukito piensen casarse...
-No desconfió de Yukito porque nos amamos profundamente.
-Claro. Por supuesto -sonrió Nakuru-. Touya, deberías conseguir que la chica salga con alguien es tan linda. Alguien de su mismo nivel por supuesto. Creo que el recadero de la tienda de abarrotes en el pueblo, rompió con su novia.
-Creo que Tomoyo puede conseguirse al hombre que quiera, Nakuru -sentenció Eriol para sorpresa de Touya-. Tiene muchas cualidades, las suficientes como para atravesar el corazón mas duro. ¿Cierto Touya? -Touya miró a Eriol sorprendido y frunció el ceño.
-Por supuesto -estuvo de acuerdo Mina. Cualquier hombre, estaría más que dispuesto a comenzar una relación con ella, más aun porque Tomoyo es tierna, agradable y muy responsable. Además tiene talentos que solo ella posee para ablandar la personalidad de cualquiera.
Nakuru los observaba sin ocultar su molestia. A todos les caía bien esa mujer. No paso desapercibida la mirada que Touya le lanzó cuando entraron. Era mujer y como tal notó el peligro. Tenía que hacer algo y pronto.
Yukito miró a su novia asombrado. Algo se traía Mina y notó aun mas sorprendido que Eriol se puso de pie.
- Disculpen -y se encamino a la cocina.
Nakuru sonrió sutilmente, su oportunidad había llegado habló rompiendo el silencio.
-Vaya que ese sujeto, está insoportable. Eso de venirse con nosotros, sin haber sido invitado -sonriendo mas relajada-. Traer una rosa a una mujer que es una sirvienta. Pasarse horas enteras aquí. Espero que no intente lo que estoy pensando... a sus padres le daría un infarto.
-¿Y según tu, que está haciendo? -se escucho la voz de Touya finalmente. Nakuru forzó una sonrisa.
-¿No es obvio? - y Nakuru tomó su bebida sin decir más y fijando su vista en la puerta de la cocina, y después miró a Touya levantando una ceja.
Porque Touya no había tocado su bebida y miraba la cocina como si quisiera ver a través de las paredes.
Mientras en ella, Tomoyo era asistida para cortar el asado ya que estaba dándole mucho esfuerzo hacerlo. Con sumo gusto se percató que Eriol era un experto: los trozos eran uniformes sin pasar de una pulgada de ancho. Mientras hablaban ella colocaba unos panes cortados con aceite de oliva y ajo en el horno para que se doren.
-Muchas gracias -dijo ella-. En verdad me costaba trabajo hacerlo -hablaba mientras terminaba de adornar la ensalada.
-No es nada. En verdad es un placer ayudarte. Prefiero estar aquí dentro, que allí fuera. Más aun cuando te ausentaste del salón -ella le observó en silencio sin saber como interpretar sus palabras.
-Eh... ¿Eriol? -atrayendo su mirada-. Quiero agradecerte todo lo que haces... pero, si tus intenciones son otras que una mera amistad, tengo que decirte que...
-No me lo tienes que decir -declaró dejando de cortar y observando a la chica-. Porque ya lo se...
-¿Lo sabes? -murmuró sorprendida-. ¿Qué sabes?
-Muchas cosas que por supuesto son obvias -sonrió él, notando el sonrojo de ella-. Por mi no te preocupes. En verdad me encanta hacerte cumplidos delante de Touya para que pierda los estribos -rió-. Solo quiero tu amistad... solo eso. Tanto como tu. Se que mi prima no es lo mejor para él. Nunca le perdoné cuando le abandonó. Aunque debo decir que si no fuera por ella… Nosotros no éramos muy allegados en esa época -explicó Eriol-. Pero después que ella hizo lo que hizo, me acerqué a los Kinomoto y desde entonces, hemos sido muy amigos. Y el incidente de tiempo atrás con tu habitación, casi me cuesta la vida y la amistad. No estoy dispuesto a arriesgarla nuevamente...
Él continuó rebanando el asado.
-Eriol... -lo llamó ella y lo agarró del brazo para atraer su atención-. Gracias -sonrió Tomoyo siendo correspondida.
Escucharon cuando Touya ingresó los vió a ambos en esa posición, Eriol carraspeó y Tomoyo le soltó el brazo.
-Esto está casi listo... -dijo Eriol sonriendo y le mostró el asado-. ¿A que no está excelente? Es una cocinera de primera... -mirando furtivamente a Tomoyo.
-Si -respondió mirando a Eriol y luego a la muchacha. Esta había terminado de decorar la ensalada.
-Llevaré esto al comedor -y salió dejándolos a solas.
-¿Necesitas ayuda? -preguntó Touya. Tomoyo se dirigió al horno a sacar el pan y él la siguió-. Permíteme...
Tomó con cuidado la bandeja con los panes de sus manos y comenzó a echarlos. En ese instante cuando ella se acercó para darle las gracias, el retuvo la panera y las manos de ella junto a las de él-. Espero que te des cuenta lo que Eriol intenta contigo... -mirándole con intensidad-. Porque todos se han dado cuenta.
-¿Primero soy una aprovechada y ahora debo cuidarme de él? -preguntó ella furiosa-. Por favor, Touya, creo que llevas esto demasiado lejos -jaló de la panera sin lograr quitársela a Touya y el le sujeto las manos con fuerza-. En vez de vigilarnos a nosotros. Cuida de tu novia... Es eso lo que deberías hacer...
-¿No me digas?- preguntó desafiándole.
-Touya... -se escuchó provenir de la puerta. Ahí ambos notaron que Nakuru estaba allí observándoles. Tomoyo se liberó de su agarre y volvió a la mesa de allí a terminar la ensalada.- tu padre pregunta si les falta mucho...
-Ya voy -dijo Touya volteando a verla. Nakuru no lo pensó dos veces y lanzándole una última mirada a Tomoyo se marchó dejándoles a solas nuevamente. Él no se movió de su lugar-. Solo tengo el deber de advertírtelo. El sigue enamorado de Kaho. No te hagas ilusiones, por que es un hombre comprometido. Aunque claro lo que hagas no me interesa.
-Estoy de acuerdo -respondió ella con pesar-. Insisto en que deberías preocuparte más por tu novia... yo que tu, me aferraría a ella, antes de que se me escape.
Después de esto Touya salió de la cocina hecho una fiera, no se dirigió directo al comedor, fue a su habitación a calmarse un poco antes de regresar. Cuando bajo, ya todo estaba listo para la cena y todos se sentaron a la mesa.
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La cena transcurrió tranquila, en gran parte gracias a Fujitaka, Eriol y Yukito, quienes se esforzaron por mantener una conversación neutral y amena. Al finalizar decidieron tomar el café en el salón, donde se formaron pequeños grupos. Nakuru acaparo la atención de Touya quien continuaba molesto y distante. Los otros tres hombres siguieron la conversación que habían empezado en la mesa. Mientras tanto Mina ayudaba a Tomoyo a recoger las tazas y llevarlas a la cocina donde le ayudo con los platos sucios de la cena. Ninguna de las dos quería regresar a la sala y aprovecharon la excusa para mantenerse alejadas.
-Yukito me he dicho que has hecho grandes avances en los quehaceres del rancho -comenzó la platica Mina pues veía a Tomoyo muy callada y pensativa.
-¿En serio te dijo eso?
-Si, y por lo que pude apreciar esta noche, me doy cuenta que si. La casa brilla como espejo.
-Gracias, la verdad es que me he esforzado mucho por que así sea.
-La verdad, es que me parece que estás llevando tu trabajo demasiado lejos -dijo Mina en tono severo-. ¿A quién le importa que se vea una pisada en el pasillo?
-A Touya -fue la breve respuesta de Tomoyo. La chica sonrió a Mina, pues tampoco quería preocuparla. Había surgido una camaradería entre las dos jóvenes durante las diversas visitas que Mina hizo al rancho desde que Tomoyo llegó.
-¿Importa tanto lo que él piense? Después de todo, lo estás haciendo mucho mejor que el ama de llaves. Al menos a ella la ayudaban con el lavado de ropa y con las tareas más pesadas.
-¿Si?
-Así es. La mayor parte de las esposas de los trabajadores venían a ayudar en algún momento -y agregó en forma casual-. Hablé con un par de ellas esta mañana. Me comentaron que Touya les dijo que no te ayudaran en nada, que no te gustaba que nadie interfiriera en la casa.
-¿Qué fue lo que dijo? -preguntó atónita.
-Creo que siguieron sus instrucciones al pie de la letra. Porque ninguna se ha presentado desde que estás ahí, ¿no es cierto?
-¿Por qué lo haría? -preguntó Tomoyo como ausente, y ella misma obtuvo la silenciosa respuesta. Touya había pensado agotarla con todo el peso del cuidado de la casa, a sabiendas de que no tenía experiencia. Pero ella salió adelante, se dijo sonriendo triunfal.
-No trato de comprenderlo -declaró Mina interrumpiendo sus pensamientos-. Se guarda todo, sobre todo las cosas importantes -calló un momento y luego prosiguió-. ¡Me gustaría que no se casara con Nakuru! ¿Puedes imaginarme conversando con ella como lo hago contigo?
-Solo si te inclinaras de vez en cuando para reconocer su superioridad -se mofó Tomoyo-. Sin embargo, es muy importante que sepas sobrellevarla si va a convertirse en la esposa de Touya.
-La odio -confesó Mina-. No me imagino qué cosa le ve Touya. Claro que es hermosa y todo lo demás, pero la belleza interior es la más importante. Me gustaría que Touya se enamorara de alguien como tú.
-Olvídalo, querida -Tomoyo sonrió-. Nakuru lo atrapó desde hace mucho tiempo, y además… -hizo una pausa, y después forzó una sonrisa-, yo ya tengo planes para el futuro.
Mina la miró pensativa mientras Tomoyo terminaba de lavar el último plato.
-De acuerdo con lo que Yukito me dijo, pensaba que si no fuera por ella Touya figuraría en tu futuro -Mina bajo la mirada-. Me gustaría mucho que tú y Touya se entendieran.
-“A mi también” -pensó Tomoyo con tristeza.
Las dos chicas salieron de la cocina en silencio. Se encontraron con una ambiente menos tenso en la sala, en parte gracias a que Touya y Nakuru no estaban por ningún lado. Se unieron al grupo de los tres hombres, con los que platicaron felizmente.
Después de unos minutos Yukito anunció que llevaría a Mina a su casa.
-Tan pronto -exclamó Mina haciendo un puchero que hizo sonreír a Yukito.
-Si, no quiero que tus papás se preocupen por que llegas tarde -y le dio un beso en la punta de la nariz, haciendo sonrojar a la chica.
-Está bien, tú ganas -respondió Mina con una sonrisa y le guiño el ojo.
Tomoyo miró la escena con cierta envidia, los dos parecían entenderse tan bien y eran felices.
En ese momento entraron Nakuru y Touya, quienes habían ido a dar un paseo. Touya tenía un enorme beso de lápiz labial marcado en una mejilla y Nakuru parecía muy complacida por esto, aunque la actitud de Touya no había cambiado en nada.
-Que bueno que aparecen -dijo Yukito-. Voy a llevar a Mina a su casa -mientras decía esto hizo un par de señas a Touya para que se diera cuenta de la marca en su mejilla.
En cuanto Touya entendió, saco su pañuelo y se limpió la cara con cierto embarazo reflejado en su cara, miraba a Tomoyo de reojo, quien hacia lo posible por aparentar que no había notado nada.
-Yo también llevaré a Nakuru a su casa -dijo Touya molesto después de haberse limpiado el rostro.
Todos se encaminaron a la entrada principal y llegando allí empezaron las despedidas. Yukito y Mina fueron los primeros en irse. Después de despedirse de Eriol y Nakuru, Fujitaka entró en la casa alegando que se sentía cansado.
Touya ya se dirigía a su auto cuando se percató que Eriol no se había movido de su sitio junto a Tomoyo.
-¿No vienes? -preguntó Touya todavía más molesto.
-En un momento -respondió Eriol divertido-. Pero adelántense, no tienen que esperarme, puedo irme solo -dijo esto mientras tomaba de la mano a Tomoyo, quien parpadeo confundida.
Touya no se había movido, pero bajo la mirada con lentitud hasta las manos entrelazadas. Por un segundo tuvo una imagen en su mente, en la que le prácticamente le arrancaba el brazo a Eriol y abrazaba a Tomoyo posesivo. Solo alcanzó a murmurar algo inteligible, y después se dirigió a su auto donde Nakuru ya lo esperaba.
Eriol se volvió a Tomoyo con una enorme sonrisa en los labios.
-¿Ahora entiendes cuando te digo que me encanta molestar a Touya? -preguntó mientras le tomaba la otra mano, consiente de que Touya no debía estar perdiendo detalle de uno solo de sus movimientos.
-No lo sé -respondió Tomoyo confundida, no comprendía a Touya. Observó a Touya que se subía al auto y casi podía sentir su mirada por el espejo retrovisor.
-No importa -aseguró Eriol y le tomo la barbilla con una mano para que lo viera a los ojos, en ese momento se escucho el motor de auto de Touya rugir con fuerza.
-¿Te gustaría salir conmigo mañana en la noche?
-Pues… no lo sé -dudo Tomoyo un momento, sobre todo al escuchar el rechinido de las llantas del auto mientras este se alejaba.
-Vamos, anímate. Te encantará -aseguró Eriol con tanto entusiasmo que hizo sonreír a Tomoyo.
-¿Y a donde iríamos?
-Mañana es la inauguración de la exposición, en la galería de arte. Expondrá un Fiori… algunos lo han descrito como el nuevo Picasso del arte contemporáneo.
-¡Fiori! Es un artista fantástico, he asistido a algunas de sus exposiciones en la ciudad.
-¿Ya ves? Sabía que te gustaría. Vamos Tomoyo, di que si -dijo con insistencia.
-Está bien Eriol iré contigo.
-Te llamó mañana para que nos pongamos de acuerdo.
-Espero tu llamada entonces. Buenas noches Eriol, y gracias por todo.
-No tienes nada que agradecer preciosa. Buenas noches, nos vemos mañana.
Tomoyo vio el auto de Eriol alejarse, antes de entrar a la casa. Empezó a sentirse cansada, la noche había estado llena de emociones y la mayoría muy desagradables. Aún trataba de entender lo que Eriol había dicho sobre Touya.
Lo cierto era que, aclarando las intenciones reales de Eriol, este era un hombre bastante interesante y su amistad la dejó bien clara. No tenía intenciones románticas con ella, lo que facilitaría su trato entre ambos en el futuro. Aunque era claro, que a Touya no le gustaba para nada su relación.
Y eso se pondría de manifiesto en los eventos en los días siguientes.
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Después de aquella mañana en que Shaoran le confesara su sentir a Sakura las cosas no habían sido tan fáciles como ella pensaba.
Por un lado estaban las dos últimas ocasiones en que ella se haría pasar por Tomoyo. La primera había salido bien. Estuvo de visita en la oficina del señor Daidouji y casi no tuvo contacto con nadie.
Shaoran había arreglado que Sakura fuera custodiada por sus hombres de más confianza, incluso Yamazaki hizo las veces de chofer de la chica. Nada fuera de lo normal ocurrió. Todo había sido demasiado fácil, demasiado sencillo, para el gusto de Shaoran y se sentía más a la defensiva. El creía que estas personas estaban aguardando a cualquier momento en que bajaran la guardia.
El departamento de Sakura seguía vigilado por la gente de Yue, y Sakura casi nunca se encontraba sola. Shaoran y ella no tenía ni un momento de intimidad. Ese día en particular se sentía más frustrada que nunca. Llevaban dos días de arduo trabajo. Las indagaciones sobre la persona que estaba amenazando a los Daidouji estaban dando frutos y eso la alegraba porque sabía que pronto todo terminaría. Pero el exceso de trabajo y la vigilancia continua no le permitían ni un momento para charlar con Shaoran. ¡Como extrañaba las charlas que habían tenido en otro tiempo!
Sakura trataba de apartar cualquier pensamiento triste de su mente concentrándose en el trabajo pero no podía evitar lanzar uno que otro suspiro de vez en cuando, llamando la atención de quien estuviera junto a ella.
En cierto momento en que Shaoran estaba hablando por teléfono con Yue, Sakura atendía algunos horarios con unos de los agentes.
-Este es tu horario para la próxima semana Monohi -dijo Sakura tendiendo una hoja al hombre-. Revísala y dime si tienes algún inconveniente.
-No, ninguno -dijo el hombre después de revisar la hoja-. Muchas gracias Kinomoto, nos vemos la próxima semana.
-Nos vemos Monohi -respondió la chica con una sonrisa.
Monohi se volvió dándole la espalda a Sakura y se despidió de Shaoran con un ademán, mismo que este correspondió y continuó hablando por teléfono.
Después de ver salir a Monohi por la puerta, la mirada de Sakura se dirigió a Shaoran que estaba justo frente a ella, y se dio cuenta que esta era la primera vez que estaban solos desde aquella ocasión en el jardín. Lo observó en silencio, su cabello un tanto alborotado, su ceño fruncido, su mirada distante y seria… sus labios… sus labios. Su mente voló de nuevo al último beso y ahí estuvo hasta que…
-¿Sakura? ¡Sakura! -la voz de Shaoran la sobresaltó.
Sakura volvió a la realidad para darse cuenta que él ya no hablaba por teléfono y la miraba desde el escritorio. Se sintió acalorada y supo de inmediato que se había sonrojado.
-Si… ¿Qué? -respondió ella nerviosa mientras con una mano se pasaba el cabello detrás de la oreja y evitaba mirarlo.
-Te pregunte si te pasaba algo…
-Oh, no… no nada me preocupa ¿Por qué?
-Haz estado muy rara el día de hoy.
-¿Rara? No para nada -aseguró ella, aunque la mirada de Shaoran le decía que no le creía nada.
Shaoran iba a decir algo más cuando el teléfono de Sakura empezó a sonar y ésta contestó de inmediato; otras personas entraron al lugar para hablar con él y ya no pudo decirle nada a Sakura. Y así continuaron el resto del día.
A la hora en que Sakura salía, Shaoran no estaba por ningún lado. Se dirigió a la salida y vio que el auto de la compañía ya la estaba esperando. Con tristeza subió al auto pensando que esta vez ni siquiera podría despedirse de él.
-Lo siento -se disculpó mientras cerraba la puerta-. Me retrase porque no encontraba a… -se volvió hacia la persona frente al volante-. ¡Shaoran!
Shaoran no dijo nada, arrancó el auto y se despidió con la mano de los guardia de la entrada.
-Yo… yo pensé que el señor Kamasube me llevaría a casa hoy -dijo Sakura aún sorprendida.
-Decidí hacerlo yo ¿te molesta?
-No, claro que no -respondió Sakura con una sonrisa.
-Ahora si vas a decirme que es lo que te ha preocupado todo el día.
Sakura negaba con la cabeza sin saber que decir cuando Shaoran se detuvo en un alto y se volvió hacia ella.
-Y no digas que no es nada -le advirtió con suavidad mirándola a los ojos-. Te conozco lo suficiente para saber que lo que digo es verdad -y se volvió al frente para avanzar de nuevo con la luz verde.
-Bueno… es que… en realidad no es nada importante.
Sakura guardo silencio un momento sin saber que decir, sabía que su comportamiento había sido infantil. Ella estuvo de acuerdo con Shaoran en que debían esperar… pero…
-¿Y bien? Sigo esperando -dijo Shaoran cuando casi llegaba a su casa.
-No es nada, de verdad Shaoran.
Cuando llegaron frente al edificio de Sakura, Shaoran se dio cuenta que el auto con la gente de Yue no estaba ahí. Salió del auto y volteó hacia arriba para ver una luz encendida en el departamento de Sakura.
-¿Dejaste una luz encendida en tu casa? -preguntó Shaoran mientras la ayudaba a salir.
-Si, siempre dejo la lámpara de la sala ¿Por qué?
-Solo curiosidad.
Shaoran la tomó por el codo y la acompañó hasta la puerta de su departamento. Ella se volteó y sonrió sutilmente para a continuación, despedirse.
-Buenas no…
-No señorita -la interrumpió Shaoran-. Ahora me vas a decir que pasa ¿Por qué tan deprimida? Esta no eres tu... has estado mas ausente que presente y no soy el único que me he dado cuenta... ¿acaso no confías en mi?
-Es que yo… “¿acaso había sido tan obvia?” -se preguntó Sakura en silencio.
Shaoran puso una mano contra la pared por encima del hombro de Sakura mientras con la otra le levantó el rostro para poder mirarla a los ojos. La chica no podía seguir ocultando lo que sentía y con un gemido se rindió ante el escrutinio de Shaoran.
-Lo que pasa es que… no hemos podido estar a solas ni un momento, yo se lo que dijiste… pero no pensé… que no tendríamos tiempo ni para hablar… y yo…
-Lo sé -fue la respuesta de él-. Yo también te he extrañado.
Sakura sonrió y contuvo la respiración cuando vio que su rostro se acercaba al de ella. Cerró los ojos para esperar el momento en que sus labios la tocaran.
La beso con lentitud, permitiendo que ambos disfrutaran el momento. La abrazo por la cintura y sintió los brazos de ella alrededor de su cuello, una de sus manos le acariciaba el cabello.
-¡Cielos! ¡Cuando te he extrañado! -confesó Shaoran contra sus labios en un respiro pero pronto estaba nuevamente sus labios contra los de ella.
-Antes de que Sakura pudiera contestar, escucharon que algo se rompía dentro del departamento. Shaoran se tensó de inmediato, rompiendo el contacto. Se separaron, Shaoran sintió un mal presagió y alargó la mano para detenerla antes de que ella metiese la llave en la cerradura.
-Apártate -le dijo pasando delante de ella y desenfundando el arma. Con la mano levantada para que ella no se moviese, dio varios pasos cautelosos hasta el umbral, como sospechaba, la puerta se abrió sola al empujarla. Dio dos pasos más y lanzó una maldición.
Shaoran le dijo a Sakura que se quedase fuera, pero ella no pudo. Se quedó en el umbral, mirando el salón iluminado por solo una lámpara pequeña. El corazón aceleró sus latidos y sintió que se quedaba sin aire al ver el estado en que estaba su departamento. Al ver sus cajones vacíos y tirados por el suelo, sus sillas derribadas, sus muebles y posesiones revueltos por todo el salón, se quedó petrificada de miedo, aterrorizada ante la idea de que la persona que había hecho ese desastre estuviese dentro esperando a Shaoran.
Respiró con alivió cuando Shaoran volvió y le hizo un gesto para que entrase. Sakura entró con las piernas temblorosas recorriendo el caos con la mirada. Sus ojos descubrieron la caja de música rota en una esquina, la misma que le había regalado su mamá poco antes de que muriera. Estaba completamente destrozada. Y también su corazón.
Para sorpresa de ambos y miedo aun más de la chica, escrito con lo que parecía labial rojo, había en la pared contraria al entrar al salón escrita la palabra “PRONTO”. Shaoran la observó y viceversa.
Llegó a la conclusión que no era un robo común y corriente. Como temía no era, una coincidencia.
Pero a ella le dolía más la caja de música, hecha añicos en el suelo, que aquel mensaje tan espeluznante.
Shaoran observó con repulsión aquel mensaje. Ahora era ella quien corrió más peligro.
¿En qué momento la situación se torno tan conflictiva?! Se preguntaba. Fue entonces cuando vaciló observando a la mujer.
Ella lentamente se acercó al recuerdo y se arrodilló.
-No toques nada.
La orden de Shaoran hizo que se volviese a poner de pie.
-Mi mamá me regalo esto… tengo que ver…
Sakura se atragantó con las palabras y los ojos se llenaron de lágrimas. De repente, un par de fuertes brazos la envolvieron.
-No te preocupes, cielo. Te juro que los encontrare y los haré pagar por esto -dijo la cálida y firme voz de Shaoran.
Sakura se apoyó contra Shaoran, sin fuerzas, lágrimas de impotencia caían por sus mejillas.
El teléfono empezó a sonar, sobresaltándolos. Ninguno de los dos lo había notado, pero de todo lo que había en el lugar el teléfono era lo único que habían respetado, al parecer con un propósito. La contestadora respondió a la llamada, la voz alegre de Sakura lleno el lugar.
-… por favor deja tu mensaje después del tono.
-Señorita Kinomoto, lamento mucho el desorden -se escucho la voz fría, una voz familiar para Shaoran-. Tal vez ahora el señor Li, quiera tomarme en serio -y después el silencio.
El estómago de Shaoran dio un vuelvo y abrazó con fuerza a Sakura. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Era el mismo hombre de la llamada anterior.
-¿Shaoran? -lo llamó Sakura asustada al sentir el temblor en su cuerpo.
-Vámonos, llamaremos a Yue desde el auto para que venga a revisar todo -dijo Shaoran de repente y la tomó de la mano para salir rápidamente del lugar.
Continuará…
Nota de la autora: ¿Y bien? ¿Qué les pareció? Esta última parte si la deje un tanto tensa ¿cierto? O bueno al menos esa era la idea. Se avecinan grandes cosas y grandes dificultades, de una vez les aviso que no será de inmediato, esto es poco a poco, para que todos podamos disfrutarlo mejor, yo escribiendo y ustedes leyendo. ¿Qué les pareció la aparición de Nakuru? Tremenda ¿eh? La chica es todo un caso, y hará lo posible por hacerle la vida difícil a Tomoyo. Espero no haberlos decepcionado al respecto.