Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 15 ( Chapter 15 )
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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
CAPITULO 15
El teléfono celular empezó a sonar, el hombre que iba manejando lo tomo sin apartar la vista del camino. Al contestar no dijo nada, ya imaginaba quien podía estar llamando.
-Tsukishiro, habla Li -dijo la voz del otro lado de la línea-. ¿Dónde estas?
-Estoy en la carretera, voy camino al rancho.
-Vaya, cuando dijiste que irías a echar un vistazo pronto, hablabas en serio.
-Yo nunca hablo de otra manera -contesto fríamente.
-Lo sé. Solo hablaba para informarte que ya tengo instalada a Sakura en la mansión Daidouji.
-En la casa de vigilancia.
-Tal como acordamos.
-Debes tener mucho cuidado -advirtió el detective y sin esperar respuesta agregó-: Recuerda lo que hablamos…
-No podría olvidarlo.
-Está bien -dijo Yue, no quería hablar más del asunto-. Si notó algo extraño llamaré de inmediato, sino me reuniré contigo en cuanto regrese.
-¿Cuándo crees que regresarás?
-Hoy mismo, si todo está bien.
-¿Hoy mismo? -preguntó sorprendido-. ¿Podrás verificar que todo está bien en menos de un día?
-Si, no quiero llamar la atención. Además, cuando conoces a las personas indicadas… sólo será necesario hacer las preguntas correctas.
-Bien… -Shaoran no quiso preguntar sobre “esas personas indicadas”, otra de las cosas por las que Yue era famoso: su trabajo discreto y por sus contactos-. Espero tu llamada entonces.
No se dijo nada más los dos colgaron al mismo tiempo.
Yue que siempre se había caracterizado por su frío temperamento hora hacia lo posible por controlar sus emociones. Sabía que había sido un error involucrar tanto a Sakura y con Tomoyo en el rancho la situación era delicada, pero ahora no había tiempo para arrepentimientos, ni reproches… el mismo se había convencido de eso la otra noche mientras conducía a casa de Sakura después de enterar se de lo ocurrido.
- Flash Back -
Yue llegaba al lugar en el que había algunas patrullas y otros autos más que inmediatamente reconoció eran de la agencia de seguridad.
Bajó del auto y observó alrededor buscando un rostro familiar hasta que lo encontró. Sakura dentro del auto de Shaoran aparentaba tranquilidad mientras esperaba sentada en el lugar del pasajero, al lado de ella estaba sentado otro al que reconoció: Yamazaki. Afuera del auto había otro hombre vigilando. El auto se encontraba entre las dos patrullas aunque con espacio suficiente para salir con rapidez si se presentaba el caso como intuyó Yue, Shaoran no se andaba con medias tintas.
Caminó hacia el auto. Sakura lo vio cuando ya estaba a un par de metros pero solo apretó las manos en su regazo y conservó la calma. Vio como le enseñaba su placa a Monohi, aunque ella pensó que era innecesario, ¿Quién no podría conocerlo?, guardó la placa en el bolsillo interno de su saco y se inclino sobre la ventanilla.
-Buenas noches -saludó Yue observando detenidamente a Sakura.
-Buenas noches -respondieron al unísono Sakura y Yamazaki.
-¿Se encuentra bien “señorita”? -preguntó y clavó su mirada en los ojos verdes, como una clara advertencia de que no quería mentiras.
-Si -respondió la chica con voz ronca, carraspeó un poco-. Si, gracias -replicó ahora con claridad.
-Hablaremos más tarde, “señorita Kinomoto”.
Sakura asintió tranquila, a pesar de la fría personalidad frente a ella, pudo reconocer en la mirada de Yue destellos de preocupación y confort.
Yue recorrió sin titubeos el bien conocido camino al departamento de Sakura. Se detuvo en el umbral, observó a los miembros de la policía trabajando, tomando fotos, buscando huellas digitales, revisaban todo.
Sintió que sus sentimientos se desbordaban, sentía rabia por quien había hecho todo eso. Al igual que Sakura reparó en la cajita musical destruida, él sabía muy bien lo mucho que significaba esa caja para ella, volteó su mirada hacia otro lado esperando recobrar la calma pero lo que vio estaba muy lejos de ayudarle. Frente a él estaba el mensaje escrito con lápiz labial en la pared.
Yue no podía saberlo pero ya no había frío e indiferencia en su mirada, en esas profundidades grises solo había fuego, sus músculos de la cara estaban tensos. Afortunadamente, el único testigo de esto fue Shaoran quien apareció por el pasillo. Llevaba al igual que todos en el lugar unos guantes de plástico, había estado recorriendo los cuartos esperando que le dijeran que habían hallado algo que los ayudara.
Cuando Yue se dio cuenta de su presencia caminó hacia él. Shaoran se asombro de ver el cambio inmediato en las facciones de Yue y alabó el autocontrol del detective. Su frialdad estaba ahí otra vez… intacta.
Se saludaron con fría cortesía Shaoran sabía muy bien que había faltado a su promesa de que Sakura estaría a salvo y en un momento a solas, le echaría en cara aquella situación. Recorrieron el departamento juntos y por último escucharon el mensaje en el contestador.
Debemos hablar, en privado -dijo Yue mirando a su alrededor para asegurarse que nadie estuviera escuchando-. Aquí ya no se puede hacer nada, esperemos a que recojan la evidencia y veremos que se puede hacer.
-Está bien -respondió Shaoran un poco molesto, los dos sabían muy bien que aquello había sido hecho por profesionales, sería un milagro que hubieran dejado algo, aunque estaba de acuerdo con Yue en que debían hablar en otro lugar-. ¿A dónde quieres que vayamos?
-A mi oficina -dijo Yue dando un último vistazo y observando a algunos oficiales entrar al salón.
-Está bien, pero primero debo llevar a Kinomoto…
-Llévala contigo -ordenó Yue interrumpiéndolo-. Quiero hablar con ella también.
A Shaoran no le quedo más que aceptar lo que Yue decía. Aunque él también quería hablar con Sakura, después de salir de departamento y esperar la llegada de la policía no pudo hablar con ella, no había podido. Hasta ahora ella se había mantenido serena pero silenciosa y le había pedido que no hablaran del tema mientras esperaban.
Los dos hombres salieron y se dirigieron a sus autos. Shaoran llegó a su auto y pidió a Yamazaki que bajara. Dos hombres más se acercaron a ellos.
-Voy a la comisaría -informó Shaoran serenamente-, me llevó a Kinomoto-. Yamazaki, tú y Monohi sígannos en tu auto. Los quiero cerca para cuando regresemos; ustedes dos -señaló a los otros dos hombres-. Quédense aquí y me avisan si surge algo nuevo, no quiero que intervengan, solo que observen.
-Está bien jefe -respondieron los hombres.
Shaoran subió al auto y lanzó una rápida mirada a Sakura, se veía igual que como la había dejado.
-¿Todo bien? -Sakura solo asintió sin mirarlo.
Esperaron a que Yamazaki y Monohi subieran al auto y cuando encendieron el motor Shaoran hizo lo mismo y espero a que Yue los imitara. Y así los tres autos se alejaron.
Ya en la estación de policía Yamazaki y Monohi esperaron afuera mientras Sakura y Shaoran seguían a Yue hasta su oficina. Había poca gente a esa hora de la noche, pero no pasaron desapercibidos. Shaoran había estado varias veces ahí, pero Sakura solo una vez después de dejar la academia. A Yue no le gustaba recibir visitas en el trabajo. No le gustaba que nadie supiera que tenía puntos débiles y uno de ellos era Sakura.
-Si no te molesta quisiera hablar primero con la señorita -dijo Yue a Shaoran en la puerta.
-No, no me molesta -respondió Shaoran-. Haré algunas llamadas mientras tanto.
-La oficina de al lado esta desocupada, puedes usarla.
Yue dejo entrar a Sakura primero y después hizo lo mismo cerrando la puerta tras de si. Todas las oficinas del lugar tenía ventanas que comunicaban con el interior; Yue cerró las persianas y después se volvió a Sakura.
-¿Estás bien? -preguntó.
-Si, estoy bien.
-Sakura… -dijo Yue en tono de advertencia.
-De verdad Yue, estoy bien.
-Entonces porque no me miras a los ojos -le dijo al tiempo que le levantaba la cara con la mano.
Sakura lo miró indecisa, no quería mostrarse débil ante él. Sabía que Yue no era como Touya, él le daba confianza y respetaba su espacio, pero también le gustaba protegerla. Lo miró a los ojos decidida hasta que vio en ellos al Yue que ella conocía desde niña, con una mirada muy parecida a la de Yukito y su padre. Una mirada que muy pocos conocían. Los ojos de la chica se llenaron de lágrimas.
-Lo siento -se disculpó y con rapidez secó las lágrimas-. Ya no quiero llorar. No quiero parecer una niña tonta.
Yue no dijo nada y la abrazó con fuerza al tiempo que hablaba.
-No eres una niña tonta -aseguró con calidez-. Es lógico que te sientas así.
-Destruyeron todo -dijo ella rindiéndose al fin-. Destruyeron mis recuerdos.
-La caja de música -señalo Yue acariciando su cabello.
-¿La viste? -preguntó levantando la vista.
-Si -ella nuevamente se abrazo a él.
-Gracias Yue -dijo ella después de un momento, ya se sentía más serena.
-Bien. Ahora dejarás que hable con Shaoran.
-¿No irás a reclamarle por lo que paso, verdad?
Yue no respondió dando a entender lo que pensaba al respecto.
-¡No lo hagas! -exclamó Sakura adivinando sus pensamientos-. Él no tiene la culpa de lo que paso. Él no podía saber…
-Él debió ser más cuidadoso.
-Esto es injusto -acusó ella con seriedad-. Además fue idea mía involucrarme. Yo sabía que era arriesgado. ¡Este es mi trabajo!
Yue la escuchaba en silencio observando sus reacciones. Podía ver que Sakura había madurado y se sintió orgulloso.
-Está bien, tú ganas -dijo cruzándose de brazos-, aún así quiero hablar con él a solas.
-¿Porqué? Yo también quiero saber que es lo que está pasando, tengo derecho a…
-No -la interrumpió terminante-. Él y yo tenemos cosas que tratar, siempre ha funcionado así, después él podrá decirte lo que hablamos.
-Está bien -dijo Sakura de mala gana haciendo una mueca infantil, logrando provocar una ligera sonrisa en Yue.
Los dos salieron, pudieron ver a Shaoran dentro de la oficina de al lado, hablando por teléfono de espaldas a ellos.
Yue volteó mirando alrededor para buscar a una persona hasta que la vio. Hizo una seña con la mano y una joven mujer se acercó a ellos.
Sakura cálculo que sería unos cinco años mayor que ella, era una pelirroja alta, de ojos verdes intensos, con pómulos altos y una orgullosa barbilla que le daban cierto aire de sensualidad. Era una mujer que exudaba seguridad y fuerza, aunque su mirada era cálida.
-¿Tsugume-Chan estás estas ocupada? -preguntó Yue.
-No, no en este momento al menos -respondió ella con una sonrisa.
-Nagasaki Tsugume te presento a la señorita Sakura Kinomoto.
-Mucho gusto, señorita Kinomoto -dijo Tsugume con una sutil sonrisa y mirando con interés a Sakura.
-¿Podrías hacerme un favor?
-Lo que quieras Yue -dijo en tono casual.
Sakura se sorprendió, no solo lo llamaba por su nombre y viceversa, sino que había cierto aire de intimidad en la forma en que se hablaban y en su mirada al oficial. Tuvo que admitir que si no fuera porque reconocía ese mismo aire entre Shaoran y ella, jamás se habría dado cuenta de esto antes. Se sonrojó un poco pensando que tal vez alguien más en la oficina había notado esto mismo.
-Podrías acompañar un momento a la señorita Kinomoto; por favor, tal vez ofrecerle una taza de café.
-¡Oh no! -exclamó Sakura negando con la cabeza-. No es necesario. Puedo arreglármelas bien sola.
-Será un placer -respondió Tsugume ignorando lo dicho por Sakura y se la llevó con ella. Antes de volverse por completo miro a Yue y le guiño el ojo.
Sakura se habría sorprendido todavía más si se hubiera dado cuenta que no era la única mujer que lograba sacar una ligera sonrisa a el frío detective.
Shaoran mientras tanto terminó su llamada y se acercó a Yue, éste le indico que entrara y se sentara. Yue hizo lo mismo y se dirigió al escritorio de donde sacó una carpeta y la colocó frente a Shaoran.
-Aquí está todo lo que encontré sobre el último sospechoso que mencionaste. También incluí los datos que tú mandaste del mismo.
Shaoran abrió la carpeta y fue pasando una a una las hojas. Mientras tanto Yue hacia un recuento del contenido de la misma.
Según dices Daidouji mencionó a este Hideyoshi como el sospechoso más probable para realizar los atentados a su familia. Ahora debe tener unos 53 años de edad. No tiene familia propia, solo un sobrino del cual no sabemos ni su nombre o edad, ningún registro, ni siquiera una foto de él. Solo se sabe que se ocupó de toda su educación -Yue continuó con seguridad, cualquiera podría decir que había memorizado el contenido de la carpeta-. Hideyoshi Tokogama era un economista de muy buena reputación, escribía en una importante revista financiera… y era un inversionista importante en dos de las principales compañías de Daidouji… ahí están los nombres.
Shaoran asintió mientras localizaba los nombres y observaba una fotografía de Hideyoshi tomada años atrás. Yue mientras tanto continuó.
-Fue un gran amigo del señor Daidouji, tanto que fue una de las pocas amistades que los Daidouji conservaron después de la primera vez que los amenazaran. Por lo tanto, es consciente del gran daño que provocaría a estos si algo le pasara a su hija. Daidouji descubrió que Hideyoshi estaba cometiendo fraude en una de sus compañías y que este tenía contactos con la incipiente mafia que se formaba en la ciudad. Les ayudaba lavando dinero en la bolsa y en algunos casos a través de la compañía. Hizo esto alrededor de dos años.
-Es un tipo astuto -señaló Shaoran.
-También era famoso en los bajos círculos por su afición a apostar y a las mujeres. Los Federales ya llevaban tiempo tras él y pidieron ayuda a Daidouji para conseguir pruebas contra Hideyoshi. Por supuesto, todo esto fue hecho con la mayor discreción. Nadie supo de su colaboración hasta que testificó en su contra. Le dieron varios años por fraude y corrupción.
-Pero… ¿aún debe estar en la cárcel?
-Salió hace año y medio con una reducción de condena por buena conducta.
-¡Tiene que ser este! -exclamó Shaoran con un brillo en los ojos.
-Así es -estuvo de acuerdo Yue-. Como sea los otros sospechosos están limpios o ya murieron.
-Pero… ¿Cómo? ¿Cómo pudo hacerlo?
-Según he podido investigar, él mantuvo sus contactos y algunos aseguran que no se pudieron congelar todas las cuentas que tenía. Él hombre debía tener todavía dinero para vivir el resto de sus días cuando saliera de la cárcel -hizo una pausa-. Hay una cosa más.
-¿Qué?
-Nadie sabe donde está. Desapareció poco después de conseguir su libertad.
-¿Y no podría estar muerto?
-No, si estuviera muerto lo sabríamos.
-¿Cómo vamos a dar con él? La situación se vuelve más complicada, no podemos dejar que continúe así.
-Eso déjamelo a mi -dijo Yue con seguridad-. Tú preocúpate por proteger a los Daidouji y… a Sakura. ¿Qué vas a hacer respecto a ella?
-Voy a alejarla de todo esto -respondió Shaoran decidido.
-¿Cómo? Ella no querrá dejarlo.
-Lo sé. He estado meditando al respecto. Aún tenemos planeada otra salida con el señor Daidouji y ella. Después de eso llevaré a Sakura al rancho y regresaré con Tomoyo.
-¿Traerás a la señorita Daidouji aquí? ¿Ahora? Te parece prudente.
-Ya había pensado en la posibilidad de sacarlos a todos del país. He hablado con el señor Daidouji al respecto y él está de acuerdo. Por supuesto quiere que su hija vaya con ellos. Sólo estamos esperando a que la señora Daidouji esté un poco mejor para que pueda viajar.
-¿Crees que dejarán a Sakura en paz? -interrogó mostrándose preocupado.
-Tendrán que hacerlo. Tengo que dar con el soplón y así me aseguro que no sepan donde está. He estado trabajando en eso y solo me queda un sospechoso.
-¿Quién?
-Matsagi, el chofer de Daidouji.
-¿Cómo sabes que es él?
-No hay nadie más, hay algo en él que no me gusta -respondió con algo que Yue distinguió mas como intuición personal que profesional. Pero Shaoran no profundizó más en el asunto y Yue no iba a preguntar más de la cuenta.
-¿Qué harás?
-Haré que lo sigan en sus días libres -y enfatizó su voz y su mirada-. Tal vez tenga que hacer algunas cosas un tanto ilegales, que preferiría que no supieras.
-Estoy de acuerdo. No quiero saber, mientras no te pases de la raya.
-No te preocupes, no lo haré.
-¿Dónde estará Sakura mientras la llevas al rancho?
-La instalaré en la mansión, es el lugar más seguro ahora. Hay un departamento arriba de la casa de vigilancia, ahí podrá quedarse.
-Fin Flash Back-
Esa noche acordaron los detalles del plan a seguir, pero a pesar de eso Yue seguía intranquilo. Había algo que no le cuadraba: todas las salidas de Sakura como Tomoyo, solo eran sabidas por Yamasaki, Shaoran y él mismo. Sakura con la peluca y las gafas podía ser la hermana gemela de la muchacha y estaba al tanto que Shaoran se había asegurado hasta del más mínimo. ¿Por qué asediaban entonces a Sakura? Se obligó a serenarse, pronto estaría en el pueblo y debía planear todo lo que quería hacer antes de encontrarse con Tomoyo.
*******************
Cuando Shaoran cortó la llamada con Yue también recordó la conversación con este. Seguía pensando que lo mejor era llevar a Sakura a su casa con su familia y sacar a los Daidouji del país. Sabía que permanecer alejado de Sakura iba resultar difícil, pero era lo mejor considerando la situación y el bienestar de Sakura era cada vez más importante para él que el sacrificio de no verla en un tiempo.
El día anterior habían terminado de instalar a la chica en el departamento de arriba, Shaoran pudo rescatar algunas de sus cosas del departamento de Sakura, sobre todo su ropa. Shaoran sonrió al recordar el rostro sonrojado de Sakura cuando le entregó la ropa que había llevado, también había algo de ropa interior pero él le aseguro que se había portado como un caballero al respecto y apenas y miró las prendas íntimas de la chica al recogerlas. Compraron algunas cosas para hacer más acogedor el lugar. Los agentes que trabajan en el caso ayudaron también y al terminar le regalaron a la chica un suntuoso arreglo de flores mostrándole el aprecio que sentían por ella y le prometieron mantenerse al pendiente de lo que necesitara.
Shaoran había subido muy temprano esa mañana a ver como se encontraba Sakura y la encontró ya levantada y recién bañada, llevaba la bata de baño que él mismo le había comprado; con el cabello mojado y la cara libre de maquillaje se veía hermosa. Shaoran pasó saliva al verla así con la luz de la mañana que se filtraba por la ventana, consciente de que todos sus sentidos estaban al máximo. Saludó con rapidez y le dijo que volvería más tarde.
Ahora ya había dejado pasar suficiente tiempo para que se arreglara y usó como excusa que necesitaba café para subir a verla, de todos modos debía hablar con ella pues a pesar del tiempo transcurrido no habían tenido oportunidad de hablar de lo sucedido y en parte porque ella evitaba el tema.
-“Pero esta vez no sería así” -se dijo decidido, tocó a la puerta y esperó.
-Adelante, esta abierto.
Shaoran entró y no la vio por ningún lado, de repente ella salió del baño, llevaba un cepillo en la mano, su cabello aún se veía húmedo.
-¡Ah! Hola Shaoran -saludó ella alegremente-. No pensé que fueras tú, creí que sería alguno de los chicos que quería café -dijo mientras entraba a la habitación a dejar el cepillo.
-En realidad si quiero café -dijo él levantando el termo que llevaba en las manos.
-Estás de suerte, porque acabo de preparar, pensaba desayunar ¿quieres acompañarme?
-Si, ¿Por qué no?
Los dos se sentaron a la mesa y ella sirvió el café.
-Es una ventaja eso de vivir tan cerca del trabajo -bromeó Sakura mientras untaba mermelada en un pan tostado.
-Sakura, yo quería que habláramos…
-¿Si? -dijo ella mientras mordía el pan-. ¿Sabes? Acabo… de recordar… mmm que rica está esta mermelada…
-Se te está cayendo la mermelada -señalo Shaoran.
-¿Qué? -preguntó ella frunciendo el ceño. Luego se fijó en que se le estaban manchando los dedos de mermelada.
Shaoran fue a buscar una servilleta, pero ella se lamió los dedos limpiándoselos.
A Shaoran se le escapo un gemido, se dio vuelta y fingió que estaba ocupado llenando el termo. Se entretuvo más de los necesario y se dio cuenta que no había pensado como sería compartir momentos cotidianos como este con ella y sobretodo gozar más tiempo de su compañía. Si iba ser difícil estar lejos de ella, estar cerca y no poder hacer con ella cada una de las fantasías que como ahora venían a su mente sería un martirio.
-¿Qué te estaba diciendo? -preguntó Sakura distraída-. Ah si, se descompuso mi secadora de cabello, y necesito comprarme una. No quiero darle molestias a nadie así que estaba pensando salir…
-Más tarde puedo ir contigo a comprarla -la interrumpió él-. En serio Sakura… no hemos hablado de lo que pasó en tu departamento.
-Porque no hay nada de que hablar -replicó ella al tiempo que recogía las tazas y las llevaba al lavadero.
-Yo creo que si -dijo él percatándose de que ella lavaba las tazas y evitaba su mirada.
Sakura recogió la mesa, cerró el frasco de mermelada y lo guardó dejando la tostada a medio consumir.
-Pues aunque así fuera -dijo de frente a él-, yo no quiero hablar de eso.
-Me siento responsable por lo que pasó -confesó él atrayendo la mirada de la chica.
-No deberías -dijo ella mirándolo a los ojos-. No debes, estas cosas pasan, solo olvídalo y sigamos adelante -Sakura camino hacia la habitación pero Shaoran la sujetó por los hombros.
-Estas cosas, no solo pasan -rugió el muchacho-. No solo pasan. Estás en peligro...
-Estoy bien. Este lugar es una fortaleza por si no te has dado cuenta... -se burló ella. Sabía que aquella casa, con Shaoran como jefe de seguridad era más difícil de ingresar que, la prisión de máxima seguridad.
-¿Estás segura? -preguntó él preocupado-. Solo quiero saber que estás bien.
-Estoy bien Shaoran -respondió ella sintiendo que sus ojos amenazaron con llenarse de lágrimas, parpadeó de inmediato-. Es solo que cada vez que alguien me pregunta lo mismo yo… -suspiró-. Estoy bien, no quiero llorar, no quiero dejar que esto me afecte demasiado -lo miró a los ojos suplicante-. Ya no me mires así porque me vas a hacer llorar -Shaoran la abrazó con fuerza.
-Esta bien, ya entendí -le dijo al oído-. Y… ahora… ¿me dejarías besarte? -preguntó mientras le acariciaba la espalda.
-Sabes que no necesitas preguntarlo -respondió ella levantando la cabeza para mirarlo a los ojos y después a los labios.
Y la besó lentamente dejando pequeños besos sobre sus labios hasta que la hizo gemir insatisfecha y entonces la besó con profundidad, saboreando cada centímetro de su boca.
-Ojalá no… estuviéramos en… el trabajo -dijo él entre besos y fue bajando hasta el cuello.
-Shaoran -suspiró ella echando la cabeza hacia atrás para permitirle el libre acceso a su cuello, comprendía perfectamente lo que él decía, ella incluso había desabrochado su chaqueta para acariciar el musculoso torso incapaz de contenerse.
Shaoran luchaba por controlarse y buscaba en su mente algún pensamiento lógico que lo obligara a soltarla, pero no podía, no había nada…
-¡Buenos días! -saludó alguien del otro lado de la puerta-. Sakura, ¿puedo pasar? -era Yamazaki.
Los dos se separaron de inmediato, Sakura con la respiración entrecortada y el rostro sonrojado se sintió incapaz de enfrentar a alguien y corrió a refugiarse al baño.
Shaoran carraspeó y caminó otra vez a donde había dejado el termo.
-Pasa Yamazaki -respondió tratando de sonar lo más normal posible.
-Buenos días jefe -saludo Yamazaki al entrar-. ¿Dónde esta Sakura?
-En el baño -respondió Shaoran un poco sonrojado dándole la espalda-. ¿Qué querías?
-Sólo venía a saludar y por un poco de café.
-Ya lo llevo aquí -dijo volviéndose a Yamazaki que lo observó sorprendido.
-Tienes… la corbata “algo” desarreglada… jefe -dijo señalando la misma. Shaoran volteó hacia abajo y notó que en efecto la corbata estaba completamente desarreglada, con el nudo flojo.
Sakura en el baño se tapó la cara con las manos recordando como había tratado de quitarle la corbata para poder acariciarle el cuello con libertad.
-¡Ah! Gracias. Toma esto -le pasó el termo-. Bueno, vamonos -dijo mientras arreglaba la corbata. Yamazaki obedeció y abrió la puerta para salir, Shaoran lo siguió pero antes de cerrar la puerta se quedó parado esperando a que Sakura saliera del baño. Ella asomó la cabeza y vió a Shaoran en la puerta sonriendo y ella le devolvió la sonrisa.
-Te veo allá abajo -dijo guiñándole el ojo y como respuesta Sakura le mandó un beso, los dos seguían sonriendo.
Cuando Shaoran por fin salió Sakura recargó la espalda en la puerta del baño, riendo se llevo una mano al pecho donde sintió su corazón latir acelerado.
La sonrisa le duro a Sakura todo el día. Fue un día de trabajo muy tranquilo para todos.
*******************
Esa tarde Tomoyo iba en el auto del señor Kinomoto, este había acordado llevarla al lugar donde se vería con Yue en la afueras del pueblo.
Después de decirle que Yue había llamado el señor Kinomoto se había apresurado a explicarle la situación a Tomoyo. Yue sólo iría a cerciorarse que todo estuviera bien. No llegaría hasta el rancho para evitar llamar la atención, no tenía tiempo para quedarse y una visita relámpago como esa levantaría sospechas en Yukito y Touya. Además quería conversar con Tomoyo y no podría hacerlo en la casa.
El señor Kinomoto sugirió a Tomoyo que escribiera a sus padres pues no sabía cuando tendría la oportunidad como esta para comunicarse con ellos, y sobre todo para que estos tuvieran noticias directas de ella. Tomoyo se emocionó tanto con esta idea que se puso a trabajar en ella de inmediato, también podría escribirle a Sakura en respuesta a su carta.
Tan entusiasmada estaba que no fue hasta que terminó con las cartas que pensó en como haría ella para salir de la casa y permanecer fuera unas horas sin decirle a Touya que estaba haciendo ó a donde había ido.
Al otro día después del desayuno Fujitaka le explicó que tenía todo planeado. Él iría a visitar a un viejo amigo en el pueblo cercano y como era su costumbre cuando hacía esto se quedaría a pasar la noche ahí. Ya había anunciado su visita a su amigo y no habría problema. Así podrá llevar a Tomoyo al sitio de la cita. Fujitala también había arreglado que la esposa de uno de los trabajadores fuera por la tarde y dejara la cena preparada para los dos hombres, con anterioridad había hecho uso de este recurso y no habría problema.
Durante el desayuno Fujitaka había explicado a Yukito y a Touya sus intenciones de ir a visitar a su amigo, a ninguno de los dos pareció sorprenderles la noticia y la tomaron con agrado. Lo que nunca mencionó es que Tomoyo también iba a salir. Este explicó a la chica que para eso era mejor dejar una carta explicando que ella había tenido que salir. Decirselo a Touya de frente complicaría todo pues conociendo el carácter del su hijo y el estado de ánimo de este esa mañana no habría podido darle una razón lo suficientemente buena para convencerlo de que Tomoyo debía salir y que este lo permitiera.
En el último momento Tomoyo y Fujitaka decidieron escribir la nota explicando que la chica recibiría una visita en el pueblo, que la persona que venía a verla no podía pasar hasta el rancho por falta de tiempo y que no sabía con exactitud a que hora regresaría y por eso dejaban todo arreglado para que alguien más se encargara de la cena.
Tomoyo le aseguró al señor Kinomoto que ya pensaría en una explicación más amplia para Touya en caso de que este le hiciese preguntas. Y aunque ninguno de los dos dijo nada al respecto era seguro que Touya “exigiría” una explicación mejor que la escrita en la carta.
Mientras pensaba en todo esto Tomoyo observaba el camino. El señor Kinomoto empezó a hacerle conversación a la chica contándole un poco sobre ese amigo al que pensaba visitar, y aunque Tomoyo trato de seguir la conversación y de hacer algunos comentarios, por momentos se veía distraída por la preocupación. ¿Cómo podrá justificar su salida ante Touya? La situación no sería agradable y sobre todo después de ver a Touya esa mañana tan ausente y molesto. Todo el tiempo ella fue consciente de que el evitaba su mirada y hasta su cercanía y no le dirigió la palabra en ningún momento.
Si alguien más se dio cuenta de la actitud de Touya hacia ella, nadie mencionó nada. Era como si Yukito y el señor Kinomoto entendieran lo que pasaba.
Tomoyo pensó que el debía estar enojado con ella por algo, solo eso explicaba su actitud. Repasó los eventos del día anterior y no le pareció que ella hubiese hecho algo incorrecto. No entendía que era lo que lo tenía en ese estado.
Tomoyo decidió que lo mejor era olvidar al menos por el momento a Touya. Ya tendría tiempo al regresar para pensar en lo que le iba a decir. Suspiró intranquila, una vez más tendría que mentirle.
-¿Todo bien? -preguntó Fujitaka lanzando una rápida mirada a la chica.
-Si -asintió ella-. Sólo estoy un poco nerviosa, no sé que pueda decirme Yue y…
-Estoy seguro que todo está bien -dijo Fujitaka sonriendo-, a Yue le gusta tener todo bajo control, eso es todo.
-También estoy ansiosa por hacerle algunas preguntas, en los noticieros ya no han mencionado nada sobre la salud de mi mamá.
-Eso, seguramente, es porque todo esta bien.
-¿Usted cree?
-Las malas noticias siempre llegan más rápido.
-Gracias por todo señor Kinomoto -dijo ella con sinceridad-. Todo esto está causándole muchos inconvenientes.
-No te preocupes por eso. Para mi ha sido un placer tenerte en casa… y esto… -dijo encogiéndose de hombros-. No es ningún inconveniente.
Tomoyo sonrió agradecida. Debía admitir que si no fuera por el señor Kinomoto, las cosas hubiesen sido muy difíciles para ella.
-¿Qué lugar es ese donde veré a Yue? -preguntó ella cambiando el tema.
-¡Ah! Es una especie de motel, que hace las veces de restaurante y bar. Es un sitio poco frecuentado por las personas del pueblo. Ahí más bien llegan personas que van de paso, camioneros y turistas. Tiene una mesa de billar y el bar es muy pequeño -él señor Kinomoto hizo una pausa-. Es más frecuentado por hombres. Yue trabajo ahí un tiempo en su juventud, el dueño de la cantina es amigo suyo desde entonces, fue en la época en la que Yue trataba de encontrarle un sentido a su vida. Yo siempre supe que no estaba destinado a pasar su vida en un rancho, y ya vez… no me equivoqué.
Tomoyo evocó la imagen del detective y tuvo que admitir que le era muy difícil imaginarlo como un ranchero. Mientras pensaba estos e dio cuenta que estaban llegando a una parte del pueblo que no conocía, las casas estaban más apartadas y a lo lejos pudo distinguir la carretera y el lugar que momentos antes le describiera el señor Kinomoto. Solo había un par de autos estacionados y un trailer. El señor Kinomoto no se detuvo junto a estos sin oque siguió adelante y dio la vuelta para dar a la parte de atrás del lugar. Tocó el claxón un par de veces y esperaron.
-¡Ahí esta él! -dijo Fujitka después de unos segundos señalando hacia una puerta que momentos antes estaba cerrada.
Yue salió por la puerta y Tomoyo parpadeó sorprendida, pues la imagen que había tenido momentos antes en su mente no se parecía en nada a la del hombre que ahora caminaba hacia ellos.
Yue vestía completamente diferente a como era habitual en él, llevaba unos pantalones vaqueros ajustados, botas, una camisa arremangada y el cabello largo lo llevaba recogido en una coleta por detrás de la nuca, completando la imagen estaban un par de botas y un sombrero muy parecido al que usaba Touya que cubría la cabeza del detective.
Yue se acercó a Fujitaka que ya había bajado del auto y los dos hombres se dieron un fuerte abrazo.
-Es un placer volver a verlo señor Kinomoto -dijo Yue con un tono ligeramente cálido en su voz según pudo percibir Tomoyo mientras bajaba del auto todavía impresionada.
-El placer es mío -respondió Fujitaka muy animado y los dos hombres se acercaron a Tomoyo-. Bueno, ya te la traje. He cumplido con mi parte.
-Señorita Daidouji -saludo Yue con la mano a Tomoyo.
-Tomoyo, por favor -pidió ella soltando la mano del detective.
-Los dejo -dijo Fujitaka dándole la mano a Yue-, pues se que no tienes mucho tiempo, pero espero verte por aquí otra vez y pronto -dijo esto mientras se subía al auto de nuevo.
-Eso espero, también -dijo Yue cerrando la puerta del auto.
-Te dejo en buenas manos -Fujitaka miró a Tomoyo, ella solo asintió.
-Vamos adentro -Yue escoltó a Tomoyo por la misma puerta por la que había salido momentos antes.
Ya adentro Tomoyo tardó unos segundos en adaptarse a la oscuridad que reinaba en el lugar. Yue la tomó del brazo con gentileza y la guió por un pasillo hasta que abrió una puerta y la invito a pasar.
El lugar era una habitación sencilla con una cama al fondo, una puerta que parecía llevar al baño y una mesa con un par de sillas. También pudo ver un televisor y una pequeña cocina. Yue le señalo una silla para que se sentará.
-¿Gustas café o té?
-Té por favor -pidió Tomoyo, de momento se sentía muy nerviosa y el café no le ayudaría.
Observó a Yue sirviendo dos tazas de té y se sentó frente a ella dejando las dos tazas en la mesa.
-Supongo que te estarás preguntando el porque de mi visita -dijo Yue al fin después de un largo silencio en el que él había recordado lo que Sakura le había pedido: “No le vayas a decir lo que pasó con mi departamento, solo la pondrás nerviosa y además es algo que no necesita saber”.
-Pues si, en realidad si -admitió ella-. ¿Todo está bien?
-Si, todo está bien. Lo que quiero saber es si todo esta bien aquí.
-¿Aquí?
-Si, quiero saber como has pasado estas semanas en el rancho.
-Pues bien… todos han sido muy amables conmigo.
-¿Todos? -preguntó escéptico-. ¿Touya también?
-Mmm… bueno... Touya, pues…
-Si, me lo imagine -dijo Yue sorprendiéndola-. Touya es un poco difícil ¿no? -Tomoyo se sonrojo y Yue pudo imaginar la respuesta-. ¿Haz venido al pueblo? -preguntó cambiando el tema.
-Solo algunas veces, realmente muy pocas. Al principio venía con Touya o Yukito a hacer las compras, pero después de llegar el señor Kinomoto las ha hecho él.
-Es mejor así.
-¿Porqué?
-Preferiría que no te alejarás del rancho, creo que es mejor que no llames la atención. Aunque a estas alturas todo mundo aquí debe saber de tu existencia.
-Yo… yo he tratado de no llamar la atención -tartamudeó Tomoyo culpable pensando en la noche en la galería.
Yue la observó escéptico, dudaba mucho que Tomoyo Daidouji no llamara la atención. Incluso ahora que no vestía con la misma elegancia que acostumbraba, él hubiera podido reconocerla a kilómetros de distancia; los jeans, la sencilla blusa y el cabello recogido no hacían mucha diferencia. Subitámente una idea cruzó por su cabeza.
-¿Touya ya te aceptó como su ama de llaves?
-Yo… yo creo que si -respondió Tomoyo sin mucha convicción.
-¿Aceptó la explicación de Sakura a tu necesitada por el puesto?
-Pues… no mucho -admitió ella con tristeza-. Aunque parece más conforme desde la llegada de señor Kinomoto.
-Pero aún no te cree ¿cierto?
-No, piensa… -Tomoyo bajo la vista-, él piensa que Sakura me mandó… por otras… razones… un tanto más personales.
-Ya lo creo que si -afirmó Yue levantando una ceja y dio un sorbo a su té.
-No me gusta mentirle -confesó Tomoyo sin poder contenerse.
-¿A Touya? -preguntó él intrigado.
-Y… a Yukito -se apresuró a contestar Tomoyo-, a todos.
-¿Todos? -replicó sorprendido-. ¿Has tratado a alguien más?
-A Mina, Eriol… Nakuru y… otras personas.
-Supongo que era de esperarse. ¿Alguien te ha reconocido?
-No, aunque…
-¿Aunque?
-Nakuru
-¿Qué con ella?
-Yo no me di cuenta hasta que la conocí… pero ella y yo coincidimos un par de veces en algún evento en la ciudad hace algún tiempo. Nunca nos presentaron -aseguró con vehemencia-. Ni cruzamos palabra antes.
-¿Pero…? -instándole a continuar.
-Bueno, ella cree haberme visto en alguna parte, pero siempre trata de recordarme como la sirvienta de alguien.
-Ya veo, así es Nakuru, no creo que haya problema con ella.
-Yo tampoco -respondió Tomoyo segura de que así era, para Nakuru Akizuki resultaría difícil imaginar a la heredera de una grandiosa fortuna trabajando como ama de llaves.
Siguieron hablando sobre las actividades de Tomoyo en el rancho y sobre las amistades que ella había hecho. Yue le hizo las mismas recomendaciones de siempre y le aseguró que todo estaba bien en casa. Le explicó los progresos que hacían respecto a la investigación y por último le entregó las cartas que sus padres le había mandado y algunas cosas más de parte de Sakura, quien previniendo que ya se hubiese terminado el material para dibujar que le envió la última vez le había enviado más.
*******************
Las furgonetas negras se detuvieron a pocos kilómetros de la hacienda Kinomoto, como ella bien sabía por sus visitas anteriores. Aunque la última fue tres años y medio antes, cuando aun era estudiante de Universidad buscando su titulo de doctorado. Uno de los hombres que venían en las furgonetas de atrás, descendió aproximándose a la primera donde la dama que comandaba aquella visita, descendió del mismo. Llevaba una cámara profesional, digital colgando de su cuello y sonrió sutilmente al aproximarse el sujeto.
-¿Este es el sitio que quieres? -preguntó el hombre.
-Así es -dijo al notar que el camino que habían tomado ellos, fuera incluso de la carretera y el asfalto-. Los minerales y el subsuelo aquí son perfectos para el análisis de pureza de los pozos subterráneos... -observando a los otros miembros descendiendo de la penúltima furgoneta, en la parte de atrás de esta había computadores y analizadores, dijo-. Aquí alzaremos el campamento Nessa. -declaró observando a la chica mas joven que ella de ojos dorados y cabellos como el sol amarrados en dos coletas.
-¡Ya oyeron a Nagissa! -gritó a los demás jóvenes que venían en su grupo-. ¡Este es el lugar! Tenemos que levantar las tiendas antes del atardecer.
Los jóvenes que le acompañaban llevaban unas camisas color celeste con un símbolo circular y que llevaban las siglas de JGIC (Centro de investigación Geológica de Japón).
Tomando la cámara en sus manos, comenzó a tomar fotos del suelo, los árboles y hasta la montaña que les quedaba atrás a mucha distancia de allí. Nessa se aproximó lentamente mientras escuchaba a los hombres a cargo de Nagissa Takeshi, levantar el campamento. Su rostro develaba una emoción especial muy diferente a cualquiera de las demás asignaciones del pasado-. ¿Y entonces... me contarás porque escogiste este lugar de todos? Porque según recuerdo te asignaron uno más al centro del país pero te rehusaste... -Nagissa ignoraba sus comentarios, solo viendo por la pantalla de la cámara las tomas realizadas-. ¿Qué tiene este lugar de especial?
-Vine con mi padre aquí cuando estaba optando por mi titulo -declaró con nostalgia. Sus ojos grises buscaron los de su colaboradora-. Tres meses antes de fallecer...
-Lo siento -declaró con sinceridad entristeciéndose-. Con razón siempre has querido seguir sus pasos...
-No solo eso -dijo con una sonrisa-. Mi padre vivió aquí parte de su vida. Antes de irse a la universidad y casarse con mi mamá. Tenía una propiedad mas allá -señalando por atrás de la carretera-. Y planeo que construyan un centro de investigación sismológico e hidrológico aquí.
-Suenas demasiado ambiciosa.
-Solo necesito una razón para cumplir su sueño... -sonrió-, y mi tesis logró el interés de la Universidad. Ahora, solo tengo que llevar las últimas muestras... -ahí notó un jeep que se aproximaba al sitio.
Una vez se acercó lo suficiente, Nagissa pudo reconocer a la persona dentro del vehículo y no pudo evitar sonreír-. ¡Kinomoto! -el sujeto apagó el vehículo en verdad sorprendido de la presencia de la mujer en el lugar.
-¡No puedo creerlo! -dijo con aparente sorpresa pero no dejando de ser reacio-. Vi las furgonetas al aproximarse pero, no lo creía aunque las reconocí ¿Takeshi? ¿Eres tu?
-Gusto en verte también, Kinomoto. Les dije hace mucho que volvía ¿no es así?
-Hace mas o menos, tres años... ¿y tu padre? Papá pregunta por él... hace un tiempo que no sabe de él... -viendo como la muchacha se entristecía.
-Mi padre falleció tres meses después de habernos marchado de aquí -Touya mostró su pesar-. Estaba muy afectado de salud cuando aceptó ayudarme con mi tesis de geología y aun así, decidió acompañarme y me ayudó mucho -recobrando su porte declaró-. Le debo todo esto a él...
-¿Estás a cargo?
-Así es... ¿sorprendido? -sonrió ella mientras él no asentía pero sabía que en verdad lo había impresionado-. Espero verlos a los demás pronto... ¿cómo están todos?
-Ahora mismo, estoy en camino a inspeccionar unas cosas y no puedo quedarme a charlar, todos estamos bien. Espero que te quedes un buen tiempo por aquí... te enterarás de todo -declaró con su natural sentido de humor. Ella asintió-, y espero que vengas a cenar uno de estos días a la casa.
-Me encantará -aceptó agradecida-. En realidad, deseo verlos a todos...
Sin más Touya encendió de nuevo el vehículo y se marchó mientras, Nessa estaba boquiabierta y dijo sin reparos-. ¿Quién es el galán?
-Es Touya Kinomoto y maneja el rancho que está unos kilómetros hacía allá. Con su padre, me permitieron hacer investigaciones incluso, dentro de su propiedad y su madre, conocía a mi padre de mucho antes. Junto a su padre se formó una amistad muy estrecha cuando venían aquí -observando el rostro de su asistente declaró-. Ni te hagas ilusiones. Touya Kinomoto es un hombre demasiado complicado.
-Creía que todos los hombres eran complicados.
-Algunos lo son. Otros no -declaró con sequedad-. Vamos. Tenemos que instalar el campamento -apagó su cámara y dirigiéndose a donde los demás laboraban. En un instante se quitó la gorra deportiva mostrando sus cortos cabellos al ras de su cuello de color negro. Su labor le impedía en cierta manera llevar el cabello muy largo lo que requería cuidados o peinados, pero eso no le quitaba el ser femenina y delicada cuando la situación lo ameritara. Pronto se dispuso a trabajar junto con los demás miembros de su equipo, alegre ante la perspectiva de volver a ver a los miembros de la familia Kinomoto y recordar viejos tiempos.
*******************
Había pasado más de una hora cuando Yue la acercó a una zona más transitada del pueblo, la dejó una calle debajo de la principal. Era mejor que nadie la viera bajar del auto de un extraño. Se despidieron y Tomoyo caminó por el pueblo un rato para aclarar sus ideas respecto a su encuentro con Yue. De repente se dio cuenta que ya era bastante tarde y todavía debía ir al sitio de taxis y pedir que la llevaran al rancho como había recomendado el señor Kinomoto. Siguió caminando sin darse cuenta que un auto se paraba de repente un par de metros más adelante hasta que vio bajar a Eriol del mismo.
-¡Tomoyo! -saludó Eriol alegremente.
-Hola Eriol.
-¿Qué haces por aquí a estas horas?
Tomoyo le explicó tal cual había acordado con Yue que un amigo había pasado a verla y le había llevado mensajes de sus padres. Según Yue, lo más cercano a la verdad era lo mejor. La chica se alegró de que Eriol aceptara su explicación sin hacer más preguntas.
-Ahora mismo voy a buscar un taxi para ir al rancho.
-De eso nada -dijo Eriol tomándola del brazo para llevarla al auto-. Yo te llevaré.
-Pero no es necesario yo puedo…
-Nada de peros -la interrumpió Eriol con aire solemne-. Además, ahora que me acuerdo, tú y yo quedamos de tomar un café -de pronto se le ocurrió algo mientras subía al auto-. ¿Ya cenaste?
-No.
-Entonces te invito a cenar. ¿Aceptas? -Eriol tenía una cara a la que fue imposible decirle que no.
-Está bien -acepto la chica-. Como sea no me esperan a cenar.
-Magnifico -respondió Eriol encendiendo el auto.
*******************
Touya y Yukito ajenos a lo que les esperaba entraban a la casa por la puerta de la cocina. El lugar estaba en silencio, cosa que extrañó a Touya.
-Te he notado algo raro el día de hoy -decía Yukito mientras lo seguía al comedor.
Touya no contestó y vio que la mesa estaba puesta con lugares para dos. Yukito aún esperaba su respuesta pero también reparó en la mesa.
-¿Dónde…? -Yukito meditó su respuesta-. Tú papá dijo que saldría pero y…
-¿Y Tomoyo? -terminó Touya sintiendo su corazón acelerado. Volvió a la cocina y paso de largo para ir a su habitación. Tocó a la puerta y al no recibir respuesta entró y encontró el mismo silencio, encendió la luz y de forma instintiva fue directo al closet y lo abrió. Comprobó con alivio que su ropa seguí ahí al igual que la maleta. Dejó todo como lo había encontrado y regresó a la cocina donde encontró a Yukito leyendo una carta.
-Encontré esto -dijo Yukito sin dejar de leer-. Es de tu papá, dice que Tomoyo tuvo que salir… -Touya le arrebató la carta sorprendiéndolo pro su rudeza.
Touya leyó la carta con avidez, su semblante se ensombreció. Yukito se encogió de hombros y decidió ignorarlo ya se imaginaba lo que venía.
-¿Una visita? ¿Quién? ¿Y porque no puede venir hasta aquí? -decía Touya exasperado al no encontrar una respuesta satisfactoria para ninguna de sus preguntas.
-Eso podrás preguntárselo a ella cuando regrese -respondió Yukito con tranquilidad mientras revisaba el horno con la comida lista para ser servida-. ¡Mira! Debió ser la señora Hirose la que vino a preparar la cena. ¡Ah! Señora Hirose -exclamó Yukito con entusiasmo aspirando el aroma de los alimentos-. Hizo mi platillo favorito -y se volvió a Touya a quien se podía ver realmente molesto-. ¿Por qué no vas a lavarte?, yo haré lo mismo y me encargaré de la cena.
Como un autómata Touya siguió a Yukito y juntos subieron las escaleras reparándose para ir a sus respectivas habitaciones, mientras se lavaba y cambiaba, las mismas interrogantes daban vueltas en su cabeza. ¿Quién? ¿Por qué no puede venir hasta aquí? ¿Quién?
Cuando bajó Yukito ya había terminado de servir la comida. Cenaron pero Touya apenas probó alimento. Yukito trató de comer ignorando su preocupación por su amigo, conociendo a Touya iba ser imposible sacarle algo estando en ese estado.
-¿Te molesta si fumo? -preguntó Touya después de un rato rompiendo el silenció de la habitación.
-No -respondió Yukito asombrado mientras servía el café y lo veía encender el cigarrillo-. Pensé que lo habías dejado.
-Pues he comenzado de nuevo -respondió con sequedad.
-Hace años que no lo hacías -Touya solo encogió los hombros.
Yukito tuvo que admitir que el señor Kinomoto tenía razón, Touya no tardaría en explotar. Siempre tan acostumbrado a ocultar sus sentimientos pero no entendía porque le costaba tanto trabajo acercarse a Tomoyo. A estas alturas ya habría hecho amistad con ella, como lo hizo antes con las otras chicas. ¿Por qué no simplemente aceptar sus sentimientos? Tomoyo no era como Nakuru, era mejor.
-Creo que iré a ver a Mina -dijo Yukito consciente que en estos momentos sería contraproducente hablar con Touya y expresarle sus ideas.
Touya no dijo nada, ni siquiera prestó atención a lo que le había dicho Yukito. No fue sino hasta que lo escuchó salir para después alejarse en su auto cuando se dio cuenta que se había ido. Encendió otro cigarro y volteó a ver la hora.
-“¿Dónde demonios estaba ella a esa hora?”
Apagó el cigarro con rudeza en el plato y se puso de pie. Camino por la casa hasta llegar al estudio, donde se encerró, abrió la cortina, por ahí podría ver si se acercaba un auto. Jugo con la cajetilla de cigarros en su mano, de repente la arrojó con fuerza a la pared contraria furioso.
-“¿Qué demonios me está pasando? -se preguntaba desesperado-. “¿Qué más da lo que ella haga? ¿Qué me importa con quien esté? -como si su mente le ofreciera una respuesta la imagen de Eriol y Tomoyo llenó su cabeza. Furioso camino hacia el pequeño bar en la habitación y sirvió un vaso con whisky y lo bebió con rapidez. Sintió que el calor de la bebida recorría su cuerpo. Se sirvió otra copa y se recostó sobre el sofá dando un sorbo a la bebida.
-Tomoyo -dijo suspirando en voz alta.
*******************
Más tarde Eriol y Tomoyo platicaban mientras el auto entraba en la propiedad Kinomoto.
-Muchas gracias por todo Eriol. Ha sido una cena muy agradable.
-Ha sido un placer -respondió sonriendo-. Además debo ser yo quien debe agradecer la agradable compañía -Tomoyo solo sonrió.
Llegaron y Eriol detuvo el auto pero no salió de el como Tomoyo esperaba, lo observó curiosa mientras él se quitaba el cinturón de seguridad y se volvía a ella.
-Quería disculparme por lo que dije anoche al traerte a casa -explico Eriol-. Lo que dije sobre Touya… no me hagas caso, yo estaba deprimido y lo que dije fue producto de lo mismo…
-Solo dijiste la verdad…
-Yo creo que con el tiempo Touya se dará cuenta de lo que tiene enfrente -dijo Eriol con firmeza.
-No lo creo Eriol -dijo ella bajando la mirada para que él no pudiera ver la tristeza en sus ojos.
-¿Lo ves? Te he hecho sentir mal. No debí mencionar nada.
-¡No Eriol! -negó ella con la cabeza y levantó la vista-. No te preocupes por eso.
Después de ayudarla a bajar y acompañarla hasta la puerta se despidieron. Eriol ya había llegado a su auto cuando recordó algo y regresó corriendo hasta ella.
-¿Podrías hacerme un favor?
-El que quieras.
-¿Podrías entregarle esto a Touya? -dijo sacando un sobre de su bolsillo-. Touya sabe de lo que se trata, hubiera querido entregárselo yo mismo pero ya es tarde -explicó entregándole el sobre.
-Está bien, yo se lo daré.
-Dile que se lo hubiera entregado mañana, pero estaré fuera todo el día y no quiero dejar pasar más tiempo.
-Si, claro.
Tomoyo vio como se alejaba el auto de Eriol mientras entraba en la casa. Cerró la puerta y recargó la espalda en ella lanzando un suspiro. Había llegado la hora de enfrentarse con Touya. Desde el auto había visto una tenue luz salir del estudio, así que él debía estar ahí trabajando. Se decidió a ir primero a su habitación a dejar sus cosas. Pasó por el comedor y observó los restos de la cena.
Ya en su cuarto se miró al espejo, soltó su cabello y lo cepillo. Dejó sus cosas y se encaminó lentamente al estudio, repasaba lo que había quedado con Yue que diría a las posibles preguntas de Touya. Al llegar a la puerta del estudio cerró los ojos, tomó aire y cruzó los dedos pidiendo que Touya estuviera de buen humor. Tocó a la puerta suavemente y nadie contestó, lo hizo de nuevo un poco más fuerte y nada. Colocó la mano en la perilla y giró para abrir.
-¿Touya? -preguntó asomando la cabeza por la puerta y no vio nada-. ¿Touya, estás ocupado? -tal vez no quería hablarle como en la mañana, abrió la puerta en su totalidad y entró.
Tomoyo se dio cuenta que solo la luz de una lámpara de pie iluminaba el lugar. Al voltear hacia el otro lado lo vio recostado sobre el sillón durmiendo. Sujetaba un vaso sobre el abdomen. Volvió su vista hacia la licorera y vio que estaba casi llena así que no debió tomar mucho, seguramente estaba muy cansado. Tomoyo se acercó a él indecisa pues no sabía si debía despertarlo. Lo observó en silencio admirando sus facciones relajadas y el acompasado ritmo de su respiración. Ojalá pudiera atreverse a acariciar su cabello pensó alargando un poco la mano, pero se arrepintió llevando la misma hasta su pecho temerosa de que él abriera sus ojos en cualquier momento. Sin embargo, Touya movió el brazo sobre su abdomen y al hacerlo tiró el vaso.
Tomoyo reaccionó de manera instintiva. No pudo hacer otra cosa más que lanzarse hacia delante, a pensar de que el vaso ya se encontraba sobre la alfombra. Se arrodilló para levantar el vaso y en ese instante sintió que la mano de Touya le tocaba el cabello.
Fue algo tan inesperado que se quedó paralizada por la impresión. No pudo moverse ni respirar. Touya le acarició la cabeza con lentitud. Profirió un suspiró de placer antes de tomar su cabello, rodar su mano hasta la base de su cuello y tirar un poco para acercarla a él.
La joven se dio cuenta de que él todavía tenía los ojos cerrados. De hecho, seguía dormido y no sabía lo que hacía. Ella debía apartarle de inmediato y luego despertarlo.
Tomoyo tragó saliva. Estaba tan cerca ahora que podía ver los poros de la piel de Touya y la barba naciente y oscura, sus rizadas pestañas. Podía percibir el calor de su cuerpo. De manera instintiva para no perder el equilibrio, Tomoyo le puso la mano en el pecho y pudo sentir los fuertes latidos de su corazón.
-Mmmm -gimió ella sin querer cuando él le beso la piel del cuello y su pulgar acarició de manera rítmica el lóbulo. Tomoyo fue inundada por una marea de sensaciones… todo su cuerpo respondió a esas caricias. La barba de Touya raspó su piel, pero la sensación fue más erótica que desagradable y la hizo estremecer.
Se acercó más a Touya por instinto. La mano de Touya bajo por su espalda y se detuvo en la cintura de la chica. Cuando sus caricias se volvieron más atrevidas, ella jadeó por la impresión. Sin embargo, él la ignoró. Sus ojos seguían cerrados y continuó besándole el cuello.
Tomoyo tembló contra él. Sabía que debía alejarse de Touya y, sin embargo, su cuerpo no la obedeció. En vez de alejarse, hizo lo contrario, se aproximó más a Touya en ese abrazó íntimo… su cuerpo ignoró los mensajes que le enviaba el cerebro para apartarse antes de que fuera demasiado tarde, antes que Touya despertara y se diera cuenta de lo que estaba haciendo… de lo que ella le estaba permitiendo hacer. Touya le besó la piel buscando sus labios y ella no pudo hacer otra cosa más que volver la cabeza para recibir su beso.
Cuando eso sucedió, los sentidos de Tomoyo se dispararon al experimentar la urgente caricia de los labios de Touya.
No era un beso tímido, sino el tipo de beso cargado de afecto que un hombre da a la mujer que desea con pasión. Touya la había besado antes pero nunca de esa manera.
Y, ¿quién era esa mujer? Yo no, reconoció Tomoyo. La imagen de Nakuru Akizuki vino a su mente como un relámpago. Se quedó paralizada y de pronto su deseo se enfrió y terminó, su cuerpo se tensó con angustia y vergüenza. Porque sintió en cada fibra de su ser, que aquel toque, aquel roce de su parte era solo un reflejo de que en su mente, era Nakuru y no ella. Eso bastó para desilusionarse.
Touya seguía besándola y, al sentir la resistencia y el rechazo de la joven, le mordió el labio inferior.
El dolor fue tan inesperado que la chica profirió una exclamación y se apartó de Touya.
De inmediato, éste abrió los ojos y frunció el ceño al mirarla.
Tomoyo se puso de pie y tartamudeó, invadida por el pánico.
-Tiraste el vaso que tenías en la mano. No sabía si despertarte o no.
Él seguía ceñudo… como si tratara de atrapar un recuerdo vago, una sensación.
Tomoyo se dio cuenta que Touya observaba su labio inferior. Ella lo mordió de inmediato y trató de no hacer un gesto al sentir el dolor. Dejó el vaso sobre el escritorio. Su corazón latía acelerado y ella se sentía mareada, vulnerable; temía que Touya recordara todo… que pensará que ella había respondido… sin embargo, él sólo inquirió irritado:
-¿Qué demonios estoy haciendo aquí? -fue obvio que no se acordaba de lo sucedido.
-No lo sé -respondió temblorosa-. Aca… acabo de llegar… y te encontré ahí dormido.
Touya sólo gruño. Se sentó sobre el sillón y maldijo al quejarse.
-Ay, mi espalda.
Tomoyo se dirigió a la puerta, pero de pronto recordó el sobre de Eriol.
-Eriol me pidió que te entregara esto -dijo mientras dejaba el sobre en el escritorio junto al vaso-. Dijo que tu entenderías y que se disculpaba por no entregarlo personalmente… -y caminó de nuevo a la puerta.
Touya todavía fruncía el ceño. Cuando Tomoyo abrió la puerta él la miró con detenimiento y fijó la vista en la boca de la chica.
-Buenas noches -dijo ella y salió apresurada.
Al verla salir Touya recordó todo: la carta, su ausencia, miró al escritorio y vio el vaso pensando que no había bebido mucho pero el hecho de que no hubiese cenado no debía haberlo ayudado, vio el sobre y recordó lo que dijo: “Eriol”. Se puso de pie y camino con rapidez para alcanzarla, todavía tenía que explicarle algunas cosas.
La alcanzó en el comedor llamándola, pero ella no parecía dispuesta a detenerse así que la tomó por el brazo obligándola a detenerse y a mirarlo.
-¿Apenas vas llegando? -preguntó furioso-. ¿Te has dado cuenta de la hora que es?
-No -respondió ella forcejeando para soltarse sin lograrlo-. No, no me he fijado ¡suéltame Touya!
-¿Con quién estuviste? -preguntó ignorando su petición de soltarla.
-Fui a ver a un amigo.
-¿Un amigo? -exclamó él tomándola por el otro brazo para evitar que siguiera forcejeando.
-¿A Eriol?
-No, a él lo vi después, nos encontramos por casualidad…
-Por casualidad ¿eh? ¿Porqué tu amigo no podía venir hasta la casa? -preguntó con el rostro encendido, loco de celos.
-¿Qué te pasa? Me estás asustando -dijo Tomoyo y se mordió con fuerza el labio inferior olvidando lo sensible que aún estaba. El dolor que experimentó en consecuencia la hizo proferir una exclamación sin querer. Touya la observó con detenimiento. En el momento que él vio su labio hinchado Tomoyo se ruborizó de vergüenza y sentimiento de culpa.
-¿Quién te hizo esto? -preguntó mientras le soltaba un brazo y llevaba la mano hasta su cara para acariciarle el labio inferior con los dedos.
-Na… nadie -tartamudeó Tomoyo, apretó sus labios. Todo su cuerpo temblaba de miedo y atracción y sus ojos estaban oscuros y grandes por los sentimientos que ella intentaba contener.
-¿Quién fue? -exigió él-. ¿Fue Eriol?
-¡No! -gritó ella empujándolo y al fin logró separarse de él.
-Entonces fue tu “amigo”. Ese que no puede venir hasta aquí para visitarte. Deberías decirle a tu “amigo” que sea menos brusco la próxima vez -comentó con desdén.
-Nadie fuera de esta casa me ha besado -masculló con rabia-. Eres un…
-Un ¿qué? -preguntó tomándola otra vez por los brazos para acercarla más a él-. Estas diciendo que soy el único que ha tenido el “honor” de probar tus besos.
-¡Suéltame!
-Y que hay de Eriol ¿él no cuenta? ¿El beso de anoche no significó nada para ti?
Tomoyo abrió los ojos sorprendida. ¡Él los vio! ¡Los vio a ella y Eriol besándose! Trato de hablar pero no pudo, sentía la boca seca. Sin querer, con la punta de la lengua se tocó el labio. Fue un movimiento que buscó aliviar el dolor, un gesto que indicó a Touya que ella no estaba acostumbrada a tener pruebas tan explícitas del deseo apasionado de un hombre.
Sus labios eran suaves e invitantes, y ahora hinchados y marcados por ese indicio revelador.
Touya tensó el cuerpo de inmediato, reaccionando al ver todo eso. El ansia que lo había invadido al despertar, se intensificó en ese momento.
-Entonces… esto tampoco significará nada para ti -dijo con sequedad.
Y la besó, pero esta vez fue un beso brusco, duro; nada parecido al beso anterior. Solo quería lastimarla y lo había logrado.
Ella no iba dejar que esto llegara más lejos. Nadie se burlaría de ella. No lo iba a permitir y menos, él; ya basta de pruebas, basta de jugar con sus sentimientos. Con toda la fuerza de la que fue capaz, empujó a Touya y lo golpeó tan fuerte como pudo. Él sonido de la bofetada hizo eco en el lugar.
Los dos respiraban con dificultad. Touya se llevó una mano a la cara, el dolor estaba ahí en su mejilla, pero tuvo que admitir que no era el único lugar que le dolía. Pensó que solo una cosa así fue capaz de calmarlo, solo una cosa así lo hubiera logrado. Finalmente miró a Tomoyo y el dolor que sentía en lo profundo de su ser se intensificó al ver su mirada dolida y llena de preguntas.
-No entiendo… -dijo Tomoyo con dificultad con las lagrimas luchando por salir por aquellas joyas amatistas-. No entiendo porque te importa tanto Touya. ¿Por qué te gusta hacerme esto? ¿Juegas conmigo acaso? ¿Por qué crees que lo merezco?
Touya pensó que eso mismo se preguntaba él. ¿Por qué? Hubiera querido decirle el infierno que había pasado desde la noche anterior cuando la vio salir de la casa con Eriol, explicarle lo agudo que fue el dolor cuando vio que lo besaba. La desesperación al notar lo vacía que estaba la casa sin su presencia. Hubiera querido decirle tantas cosas, pero ¿Cómo hablar de algo que ni el mismo comprendía?
-No te entiendo Touya. Y.... tal vez... jamás lo haré. Tú no sabes nada de mi ¡No sabes nada! -susurró ella atrayendo su atención, sus ojos comenzaban a nublarse por las lágrimas y salió corriendo en dirección a su cuarto.
-¡Tomoyo! -la llamó él y quiso correr tras ella.
-Espera Touya -dijo una voz a sus espaldas.
Touya se detuvo, apenas había dado dos pasos y se volvió atrás para encontrarse con Yukito.
-Creo que ya fue suficiente -dijo Yukito en un tono que no pedía replica-. Será mejor que te vayas a descansar -dijo avanzando desde el umbral de la puerta.
-Pero yo… -contestó Touya señalando el lugar por donde se había marchado Tomoyo.
-“Yo” iré a ver como está ella. Ve a darte un baño o lo que sea... ya fue suficiente para ella esta noche -Touya apretó los puños y salió del lugar, Yukito suspiró aliviado.
Yukito se dirigió al cuarto de Tomoyo y al encontrarse frente a la puerta tocó suavemente en esta.
-¡Vete! -se oyó una voz trémula contestar desde adentro-. ¡Vete Touya!
-Tomoyo, soy yo, Yukito -contestó él preocupado.
-¡Yukito! -exclamó Tomoyo quien estaba recostada sobre la cama, se paró rápidamente y limpió las lágrimas con el dorso de la mano, respiró profundamente y quitó el seguro de la puerta, antes de abrir volvió a tomar aire y abrió-. Lo siento Yukito, pensé que era…
-Touya, si lo sé. Quería saber si estabas bien -Tomoyo abrió los ojos sin saber que contestar, se dio la vuelta permitiendo que Yukito entrara.
-¿Por… por qué lo preguntas?
-Porque lo vi todo... -declaró con firmeza. Ella se abochornó bastante y fue notado por el joven-. Por lo menos cuando le diste esa bofetada... -ella se sonrojó más, bajó la mirada y las lágrimas comenzaron a mojar su rostro. Él sintió la confianza suficiente para tomarla por los brazos, y aferrarle contra su pecho hablándole con instinto fraternal-. Sea por lo que sea, creo que se lo tiene merecido. Pero llora... -escuchándole desahogarse-. Llora todo lo que quieras... -sintiendo en verdad, el joven, todo el dolor que ella expresaba, no podía creer que su amigo era el causante de aquello.
-Fue él... -murmuró ella en su pecho. Yukito acariciaba su cabello con ternura, gentileza y paciencia-. Fue él... quien me besó... -sorprendiéndole-. Fue un accidente... estaba dormido... y... yo quise quitarle el vaso... me agarró... -declaró levantando su mirada, ahí Yukito se dio cuenta de su labio cortado. Frunció su ceño por primera vez, según Tomoyo se percató, desde que ella estaba ahí.
-Ya no pienses en ello... -dijo él con sencillez-. Solo desahógate todo lo que quieras...
Estaba decidido; hablaría con Touya al otro día. Iba a proponerle que mejor despidiera a la chica o la dejara ir, pero que ya era suficiente de tanto dolor con que estaba empañando su vida allí. No solo la de ella. Él también estaba torturándose con todo aquello.
Si no estaba preparado a amar nuevamente (como sospechaba que estaba sucediendo), mejor que le dejara partir.
-No lo entiendo Yukito, yo no he hecho nada malo ¿o si? -preguntó Tomoyo levantando la vista hacia el joven.
-¡Claro que no!
-Entonces… ¿por qué siempre parece estar enojado conmigo?
-No creo que este enojado contigo, más bien creo que es con él mismo.
Tomoyo confundida se limpió las lágrimas del rostro.
-No comprendo.
-Está celoso -reveló Yukito después de pensarlo un momento.
-¿Celoso? No es posible ¿por mi? -Yukito asintió-. No es posible -negó Tomoyo, no podía aceptarlo-. Él tiene a Nakuru.
-Las cosas cambian.
-Pero no las personas -replicó la chica.
-Es de sabios rectificar.
Tomoyo no sabía que más decir. Deseaba creer lo que decía Yukito, eso significaría que Touya sentía algo por ella pero…
-Dejemos las cosas así… de momento ¿Ya estas mejor?
-Si, gracias Yukito.
-Entonces, te dejo para que puedas descansar.
-Yukito -lo llamó deteniéndolo por el brazo-. No le digas nada de esto al señor Kinomoto.
-¿Por qué? A pesar de su edad, creo que Touya necesita que su padre le diga lo que merece.
-No, Yukito, por favor. Preferiría olvidar lo que paso.
-Está bien -aceptó Yukito de mala gana-. Pero solo porque tú así lo quieres.
-Gracias… por todo.
-De nada. Buenas noches.
-Buenas noches.
-Cuando Yukito se marchó, Tomoyo prácticamente se dejó caer en la cama agotada.
-“Celoso” -pensó Tomoyo tocándose los sensibles labios. Cerró los ojos y recordó cada momento del beso que le diera Touya mientras dormía. Después recordó el segundo, menos agradable. Abrió los ojos y negó con la cabeza. Se sentía muy molesta y dolida con solo recordarlo. Tomó su cuaderno de dibujo y lo ojeo. Al final del cuaderno, estaban algunos retratos que había hecho incluido el de Touya, lo miró con detenimiento y en un arrebató tomó un carboncillo y agrego “algo más” al retrato.
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Mientras tanto Touya se había metido bajo la regadera, dejando que el agua corriera por su cuerpo, con las manos apoyadas en la pared, se había inclinado hacia delante y dejaba que el agua le golpeara el cuello y la espalda.
Touya no podía entender que era lo que le sucedía. Después de congelar sus emociones y de convencerse de que era muy peligroso sentir cosas como el amor, de pronto su caparazón protector ya no existía, dejándolo confundido e inundado por sus propios sentimientos, impresionado por lo que le estaba pasando… Touya inhaló hondo para tratar de tranquilizarse y se estremeció un poco al recordar lo que sintió al mirar la boca hinchada de Tomoyo, al recordar lo enojado y celoso que se sintió contra el hombre que tenía el derecho a besarla con tanta pasión.
“Nadie”, dijo ella. Y sin embargo, alguien la tocó, alguien la beso. Y él la había besado también, pensó cerrando los ojos con fuerza, la beso queriéndose sentir como él único que tenía derecho a hacerlo, quería provocarla y oír sus suaves gemidos de placer, tocarla… y sentir que su cuerpo empezaba a responder ante el suyo y saber que…
Pero todo terminó cuando ella lo golpeó. Touya maldijo golpeando la pared. Sabía que se lo había buscado, sabía que se lo merecía. Cerró la llave del agua caliente para dejar que solo el agua fría fluyera.
Tenía que terminar con todo esto. Se trataba de algo para lo que creía, no había lugar en su vida… algo demasiado peligroso como para que él pudiera aceptarlo.
Una vez creyó estar enamorado y ser amado. Y se equivocó. Nunca volvería a caer en esa trampa. Nunca.
Continuara…
Nota de la autora: ¿Qué tal? ¿Eh? Les gusto. A mi me encanta este capítulo, sobre todo por que la parte del beso entre T&T la tenía decida desde hace mucho tiempo, es más, en un principio este iba ser el primer beso entre la pareja, pero… las cosas se fueron dando de una manera que tuve que dejarlo para esta parte de la historia, porque me propuse firmemente incluir esta escena dentro del fic. Como ven Touya finalmente explotó, los celos matan y la duda envenena y creo que ahora Touya entiendo perfectamente estas palabras. Creo que este capítulo pone fin a las interrogantes de muchos de ustedes, por favor háganme saber su opinión respecto al enemigo de los Daidouji, no soy muy buena para eso de las conspiraciones. Y para aquellos que tanto les gusta S&S pues ahí esta otra probadita de esta pareja. Esos son otros que ya están en el punto de ebullición pero en otro sentido jajajaja. Espero reviews. Saludos a todos.