Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 18 ( Chapter 18 )

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JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
 
CAPITULO 18
 
Tomoyo abrió los ojos lentamente todavía estaba oscuro, pero no se sentía con ánimo ni para mover la cabeza y ver la hora en el despertador. Aún con la mente nublada por el sueño podía recordar lo que había estado soñando y con quien había compartido el sueño. Touya.
 
Un suspiro salió de sus labios. Durante toda la noche había soñado con él. Después de que Touya había salido de su cuarto a Tomoyo le tomó algunos minutos recuperar el control de su cuerpo para obligarlo a moverse y a realizar toda la rutina de cambiarse de ropa y desmaquillarse. Cuando se quitó el vestido lo guardó en el fondo del ropero y en ningún momento se atrevió a mirarse al espejo incapaz de enfrentar la imagen de lo que ella creía sería la mujer a la que no podría reconocer.
 
En una especie de letargo transcurrieron los minutos hasta que llegó el momento de acostarse en la cama, la misma que hasta hace unos minutos compartía con Touya, un sonrojo intenso cubrió su rostro y se sintió acalorado cuando un pensamiento fugaz cruzó por su mente ¿qué habría pasado si no se hubieran detenido? La respuesta era obvia y las sensaciones en su cuerpo demasiado recientes como para ser olvidadas.
 
Se dejó caer en la cama sentada, desde ahí podía ver la puerta y recordó cuando lo vio al abrirla. Sus palabras, sus besos. Sin darse cuenta se encontró acostada y cubierta por las cobijas, cerró los ojos y rememoró cada segundo, cada caricia hasta que los recuerdos se convirtieron en sueños.
 
-Touya -suspiró Tomoyo.
 
La alarma comenzó a sonar, era hora de levantarse. Había dormido muy pocas horas pero los sueños habían sido tan vividos y reconfortantes, sabía que no podría volver a dormir. Se levantó sintiendo que dentro de ella se libraba una batalla entre la felicidad y la realidad. Touya la había hecho sentir tan feliz y plena. En escasos segundos había sentido que todo encajaba a la perfección entre ellos. Pero aún quedaba un asunto por aclarar, y ese era Nakuru. Él había dicho que podía explicarlo todo, que las cosas con Nakuru no eran como ella creía. Pero… ¿realmente era así?
 
Salió de su cuarto como una autómata, se había cambiado y había cepillado su cabello casi sin notarlo. Al llegar a la cocina se detuvo y revisó su apariencia, con su suerte y distracción de la cual era victima, tal vez traía una horrible combinación, pero no, todo estaba bien. Preparó el desayuno presa de una creciente angustia. ¿Qué podría decirle Touya respecto a Nakuru? ¿Qué podría ofrecerle ella a Touya? Ayer estuvo apunto de decirle todo. ¿Y si lo hubiera hecho? ¿Qué habría pasado? Por supuesto no la habría besado. Como fuera Tomoyo estaba segura de que aquella noche quedaría grabada en su memoria con fuego.
 
Cuando escuchó unos pasos acercándose a la cocina se tensó al grado de no poder hacer ningún movimiento, ni siquiera se atrevió a volverse para ver quien entraba en ese momento.
 
-Buenos días Tomoyo -saludó Fujitaka.
 
-Buenos días señor Kinomoto -respondió la chica sintiendo un gran alivio, era obvio que no estaba en condiciones de enfrentar a Touya.
 
-No debiste levantarte tan temprano -dijo Fujitaka acercándose a ayudarla-. Debí decirte que podías levantarte un poco más tarde, yo podía encargarme.
 
-No hay cuidado señor Kinomoto, ya estoy acostumbrada a levantarme temprano. Pero de todos modos gracias.
 
Pasados unos minutos ya el desayuno estaba listo. Tomoyo ponía la mesa cuando entró Yukito quien se veía radiante.
 
-¡Buenos días! -exclamó con entusiasmo.
 
Yukito que se caracterizaba por su buen humor ahora parecía estar más feliz de lo acostumbrado y los presentes lo notaron.
 
-Parece que tuviste una buena noche -dijo Fujitaka alegre.
 
-Si así fue, ¿Touya todavía no llega? -Tomoyo negó con la cabeza-. Bueno… no puedo esperar… Mina y yo tenemos fecha para la boda… nos casamos en tres meses -anunció con una enorme sonrisa.
 
-¡Yukito! -exclamó Tomoyo y se lanzó a abrazarlo-. ¡Muchas felicidades!
 
-Gracias. Mina me dijo que pasaría a charlar contigo luego.
 
Después de esto Fujitaka también lo abrazaba. Tomoyo observaba a los dos hombres, un gran amor fraternal se podía sentir entre ellos.
 
La puerta de la cocina se abrió, Touya entraba en ese momento, solo Tomoyo se dio cuenta de esto y aunque pareció sorprenderle la escena inmediatamente su mirada registró el lugar buscando a la chica. Se veía serio pero relajado y en cuanto Tomoyo lo vio a los ojos sabía lo que estaba pensando, en lo mismo que ella; en lo que había pasado entre ellos.
 
-¡Touya! -exclamó Fujitaka-. Escucha lo que tiene que decir Yukito.
 
Nuevamente Yukito hizo el anunció y como lo hiciera Fujitaka, Touya también reacción con alegría.
 
-Ya era hora -dijo Touya después de que las felicitaciones acabaron-. Pensé que nunca lo harían.
 
-Solo esperábamos el momento apropiado -contestó Yukito.
 
-Ya que no tenemos otra cosa para brindar -dijo Fujitaka llevando unos vasos-, lo haremos con jugo de naranja.
 
-Por Mina y Yukito -dijo Touya levantando su vaso-. ¡Por Mina y Yukito -repitieron Tomoyo y Fujitaka.
 
Por encima de su vaso Tomoyo pudo ver los ojos de Touya mirándola, bajó la mirada sintiendo que se sonrojaba. Por lo menos se sentía un poco más tranquila, la alegría que se percibía en la cocina la había animado y ahora se sentía mejor para enfrentarlo.
 
Mientras Tomoyo servía el desayuno Touya fue consciente de que ella evitaba su mirada, incluso evitaba cualquier tipo de contacto, cuando estaba cerca de él se retraía un poco. En otras circunstancias él habría encontrado eso divertido, pero después de lo ocurrido la noche anterior Touya hacia uso de todo su control para no abrazarla y decirle que todo entre ellos iría bien, que quería intentar algo con ella, pero… primero debía hablar con Nakuru.
 
En ese momento Tomoyo colocó un plato frente a Touya y él se permitió aspirar el aroma que emanaba de ella, también pudo ver el ligero rubor en sus mejillas. La siguió con la mirada, no podía quitarle la vista de encima.
 
-¿No crees que deberíamos hacer algo para celebrar Touya? -preguntó Fujitaka y junto con Yukito notó que la atención de su hijo estaba en otra parte-. ¿Touya?
 
-¿Qué? Perdón no estaba escuchando.
 
-Si me di cuenta -dijo Fujitaka sonriendo.
 
Tomoyo que se había dado cuenta que Touya la observaba se puso roja como un tomate y retrasó un poco lo que estaba haciendo para después sentarse a la mesa.
 
-Decía que tal vez deberíamos hacer algo para celebrarlo -repitió su padre.
 
-Estoy de acuerdo.
 
-Los padres de Mina pensaron lo mismo y como no habíamos celebrado el compromiso pensaron en hacer una fiesta y así anunciarlo a todos. La madre de Mina los llamará después cuando hayan decidido la fecha. Por supuesto tú también estas invitada Tomoyo.
 
-Gracias Yukito.
 
El desayuno transcurrió con tranquilidad y la habían pasado tan bien que ninguno parecía dispuesto a levantarse de la mesa. Además las miradas de Touya a Tomoyo se habían vuelto tan obvias que tenían gratamente sorprendidos a Yukito y Fujitaka.
 
-Creo que ya es hora de irnos -anunció Yukito mirando al reloj-. ¿No crees Touya?
 
Touya parecía no escuchar nada pero antes de que Yukito dijera algo más…
 
-Podrías adelantarte en un momento te alcanzo -contesto a un sorprendido Yukito y después dirigió su mirada a Tomoyo quien ya llevaba los platos al fregadero y se mordía el labio inferior nerviosa.
 
Yukito y Fujitaka se miraron con complicidad.
 
-Bueno, yo también tengo cosas que hacer -informó Fujitaka e hizo un ademán con la cabeza a Yukito para que salieran.
 
-Te espero en los establos. Gracias Tomoyo -se despidió Yukito, Tomoyo solo movió la cabeza y le sonrió.
 
La chica continuó recogiendo la mesa mientas los dos hombres salían de la cocina. Cuando vio que Touya se levantaba de la mesa se quedó frente al fregadero y abrió la llave del agua dispuesta a empezar a lavar platos.
 
-Después puedes hacer eso -dijo Touya mientras cerraba la llave del agua, la tomó del brazo con suavidad y la hizo volverse hacia él, con la otra mano le levantó la cara para obligarla a mirarlo.
 
Se miraron en silencio y aunque solo fueron unos segundos a Tomoyo le pareció mucho más. Touya se entretuvo apartando unos mechones de su cara y colocándole el cabello detrás de la oreja. Sus movimientos eran lentos como si quisiera alargar el momento.
 
-Hay tantas cosas que quiero decirte -dijo Touya pasando saliva-. Pero primero debo terminar unos asuntos.
 
Tomoyo no pudo evitar sentirse un poco desilusionada, esperaba que la conversación prometida se llevara a cabo de una vez. No pudo ocultar sus sentimientos la expresión de su cara lo decía todo.
 
-Yo también quisiera que habláramos ahora -dijo él acariciando su cabello-, pero… -su vista fue de sus ojos a sus labios.
 
Touya enterró los dedos entre su cabello y la jaló hacia él para besarla. Tomoyo colocó sus manos sobre su pecho para sentir su corazón acelerado como siempre, al mismo ritmo que el suyo. El beso fue tan largo que Tomoyo sintió que el tiempo se detuvo, ninguno de los dos se movió ni se abrazaron conscientes de que si lo hacían no podrían parar.
 
Cuando el beso terminó Tomoyo abrió los ojos y lo descubrió a él con los ojos todavía cerrados, cuando por fin los abrió, los ojos le brillaban, bajó nuevamente la vista hacia sus labios mientras con el pulgar los acariciaba.
 
-Cuando vuelva hablaremos -dijo él con voz ronca. Tomoyo asintió y él volvió a besarla, para después separarse con rapidez. Salió poniéndose el sombrero, Tomoyo lo oyó mientras se alejaba silbando, parecía feliz, tan feliz como ella.
 
*******************
 
Nakuru Akizuki jamás pensó que se encontraría aquel día enfrentando tal problema: Fiori se marchaba a Italia nuevamente y no volvería. Le había dejado en su grabadora del teléfono la noche anterior aquel mensaje y algo mas: le daría la oportunidad de irse con él “si en verdad lo amaba, que fuera con él; le esperaría con su boleto en mano en los próximos días donde ella sabía. Si al final de tal lapso no llegaba a su lado, se olvidaría de ella para siempre”.
 
En ese instante se encontró en una encrucijada. La noche anterior vio en Touya un hombre distinto al que conoció años atrás y al que era meses atrás. Había un fuego en su mirada y al mismo tiempo, una confusión que no lograba entender del todo. Discutieron ante su puerta y fue notorio que estaba ansioso por deshacerse de ella. Nunca antes había pasado eso, generalmente era ella quien se hartaba de él y podía irse por días, y hasta semanas a cualquier parte del mundo y Touya nunca se oponía a ello. Pero Fiori…
 
Ya se imaginaba lo que haría para salir de aquella situación: comprar tiempo; llamaría a Touya, haría que la invitara a salir a cenar al pueblo. Ahí le diría que, tiene que ir a ver una exhibición a Italia o Venecia… iría con Fiori. Lo que fuera, con tal de no perder a ninguno. Pero lo que le molestaba de aquel plan, era que Touya se quedaría entonces solo… con Tomoyo Matsube. Aunque sospechaba que Eriol, se sentía, (aunque no estaba muy segura de ello), pero la atractiva ama de llaves saltaba a la vista. Incluso en la fiesta de cumpleaños de su primo, ella fue la sensación de la noche. Si estuviera segura que Eriol y ella tendrían algo, no se preocuparía por dejar a Touya.
 
Aunque sabía que Touya no era de los que tenían amantes. Por eso ellos eran tan diferentes. Ella tenía a Fiori. Y antes de él, a muchos otros artistas bohemios, compensando así la falta de interés de Touya. No estaba segura en aquellos instantes, de que era lo que quería. La estabilidad (aburrida), que le esperaría junto a Touya (pero llena de comodidades), o la pasional vida, de aventura alrededor del mundo con Fiori. Touya tenía mucho mas dinero asegurado que Fiori (su dinero se basaba en las inversiones y exposiciones de artistas) y no dudaba que en cuestión de años, Fiori se volviera mucho más rico que el mismo Touya.
 
Pero después de todo las cosas con el ranchero no eran seguras. Estaba diría ella, sobre dicho. Después de su regreso, él nunca mencionó la palabra matrimonio. Pero todos sabían que aquella boda se llevaría a cabo; es decir, después del desplante hecho por ella tiempo atrás, volvieron juntos ¿no? Era la señal mas clara que Touya no podía vivir sin ella. No se imaginaba una vida sin ella.
 
Pero ahora, no sabía que pensar mas aun, por lo distraído y desinteresado que encontraba a Touya últimamente. Pero como pensó momentos antes, Touya nunca tendría algo con alguien como Matsube. O al menos eso pensaba.
 
Escuchó el sonido de un vehículo de motor aproximándose a la distancia. Junto a la ventana desde su habitación, pudo ver que Eriol en aquel instante se preparaba para salir de la casa. Desde la exposición de Fiori semanas atrás, notaba a Eriol un tanto extraño con ella. No entendía porque, pero ya no se veía aquel interés como antes de que Touya casándose con ella, se convertirían en parientes políticos (siendo tan amigos, era lo que mas quería). Ya ni siquiera pasaba su tiempo libre en la casa o en las propiedades. Era como si escondiese algo, desde un tiempo, sale y no vuelve hasta el atardecer o algo mas temprano pero no explica a donde va. Pero no pensaría en ello por el resto de la tarde, mas aun cuando identificó el vehículo que ya se estacionaba delante de la casa. Era de…
 
-¿Touya? -interrogó Eriol, una vez el ocupante descendió del vehículo. Era extraño ver a Touya por ahí a tales horas-. ¿Qué haces aquí? ¿Ocurre algo malo?
 
-He venido a hablar con Nakuru.
 
Eriol solo necesitó treinta segundos viendo directamente a los ojos de Touya para darse cuenta y sonreír.
 
-¿Ya ha pasado?, ¿eh? -Kinomoto le observó aturdido y él prosiguió-. ¿Te diste cuenta de lo que hay bajo tu techo es cien veces mejor de lo que puedes encontrar aquí? -señalo la residencia detrás de él.
 
-¿Qué quieres decir? No se de que estás hablando -fingió no comprender.
 
-Está bien amigo -le palmeó un brazo al pasar por su lado-. Pero te diré algo, lo que decidas, no eches para atrás. No sacrifiques lo que puede ser verdadero, lo que el destino ha puesto en tu camino -volvió su mirada en dirección a la ventana de su prima-. Ustedes son muy diferentes ahora y ella no es la misma de quien te enamoraste una vez. Pero eso… ya lo sabes ¿no es así?
 
-Todos Cambiamos -fue su respuesta.
 
-En efecto. Y los cambios traen con ellos justo lo que necesitamos… tarde o temprano… nunca dejaré de ser tu amigo Kinomoto. Nadie podría interferir en nuestra amistad -ahí Touya lo miró a los ojos con intensidad. En ese momento Nakuru salía de la casa y él agregó-. No creas que te extrañará -observando atrás donde venía su prima-. Créeme, se recuperaría mas pronto de lo que cualquiera pensaría.
 
Touya vio a Eriol marcharse. Desde un tiempo atrás, lo notaba mas animado. Un tanto cambiado. Pensaba que era el amor de Tomoyo. Pero ahora sabía que era solo una amiga. Se veía que Hiragizawa estaba recuperado totalmente de la ruptura con Kaho y estaba dispuesto a seguir adelante. Igual él. Cuando se encontraba pensando aquello, Nakuru se había empinado y le había besado en la mejilla muy cerca de los labios.
 
-Últimamente Eriol sale temprano y no llega hasta el atardecer -dijo Nakuru mientras veía el auto de su primo alejarse y observó de reojo a Touya-. ¿Crees que sigue dándole lecciones de montar a tu ama de llaves?
 
-Te agradecería que no le llamases así -le sentenció-. Nadie en la casa la llamamos o tratamos como tal… o la consideramos eso…
 
-Pues sería mejor que lo recordaran. Ese tipo de gente se toma unos privilegios que no les corresponden. Próximamente pensará que la llevarás a todas las actividades sociales. Es solo una sirvienta, Touya -dijo con mal humor-. Pero dejemos ese tema -llevándoselo del brazo-. ¿O viniste a pelear?
 
-Vine a hablar… - dirigiéndose a la terraza que había en un extremo. Nakuru conocedora del temperamento de Touya algo arbitrario, le siguió y se sentaron uno frente al otro. Nakuru como mujer, se dio cuenta inmediatamente de la decisión en su mirada, indiferencia en su mirar y un brillo especial; se notaba muy masculino y decidido.
 
-Hace mucho tiempo, vengo notando esto, pero dadas las circunstancias ignoré mis sentimientos por mucho tiempo…
 
-No entiendo lo que quieres decir.
 
-Tú no me amas… -concluyó sorprendiéndola-. Y yo no te amo, te dejé de amar poco después que abandonaste nuestro compromiso la primera vez.
 
-¡Vaya con lo que sales ahora! -exclamó escandalizada-. ¿Pretendes que con esa conclusión de “Tú no me amas” se resuelva todo y quede en santa paz? ¿Cómo te atreves? ¿Qué quieres decir con ello? ¿Por qué dices eso? ¿Cómo puedes saber si te amo o no?
 
-Porque es la verdad -declaró mirándole decidido-. Hace mucho tiempo, después que volviste… mis sentimientos por ti, no eran nada… ahora es solo cariño. Pero solo eso.
 
-Pues esto es sorprendente -declaró ella con ironía-. Cuando volvimos juntos, nunca aclaraste estos detalles… -cruzándose de brazos.
 
-¡Vamos Nakuru! Hasta puedo leer en tus ojos que crees lo que te digo, lo que hace mucho también ves como inevitable. Solo has permanecido en esto, no se porque… pero no por amor. Además esas salidas tuyas alrededor del mundo no las he evitado nunca. Y yo no he pedido que te quedes. Tal vez esperando que…
 
-¿Qué?, ¿qué me fuera por siempre y nunca volviera?
 
-Que te dieras cuenta que te estaba usando -sorprendiéndole-. Te he estado usando como excusa, como protección. Protección contra sentir de nuevo lo que sentí una vez por ti… antes de marcharte. Para evitar sentir algo por alguien… y ni eso ha servido al final.
 
-Una relación como la nuestra, no muere de la noche a la mañana.
 
-Y no murió así y tú lo sabes. Pero ahora, se me ha abierto la posibilidad de algo.
 
Ella guardó silencio unos instantes pensando lo dicho por él; la respuesta a sus dudas constantes había venido de la forma más inusitada. Lo sorpresivo de todo aquello, es que fuera él, quien lo viera.
 
-Arruiné lo nuestro hace mucho tiempo ya, ¿no es así Touya?
 
El no respondió aquello. Solo se quedó observando el paisaje. Caminó unos pasos descendiendo las escaleras.
 
-Solo quiero saber algo -ella le detuvo-. En realidad, son dos cosas -el asintió con su rostro-. ¿Alguna vez tuviste intenciones de casarte conmigo?
 
Touya pareció analizar cuidadosamente aquella pregunta.
 
-Hace un tiempo atrás lo quería. Cuando te marchaste aquella vez.
 
-¿Es acaso Tomoyo quien te ha hecho cambiar de parecer? -preguntó sabiendo la respuesta.
 
Touya, por su parte, no quería mentirle pero tampoco, decirle toda la verdad.
 
-Digamos que ella, me ha abierto los ojos -respondió con calma-. En estos momentos no puedo adelantarte nada mas nada. Ni yo mismo se en que acabará todo. Solo se que no puedo continuar son esto… así…
 
Nakuru asintió con su rostro y esbozando una sutil sonrisa pero una triste mirada agregó.
 
-No voy a quedarme Touya. Creo que, ambos nos hemos estancado por mucho tiempo. Mas tu que yo… pero amas este lugar. Yo no. Este lugar no es nada contra las maravillas del mundo que he visto y que me faltan aun por ver. Me marcharé… ya no me queda nada aquí que me até a este sitio… a este lugar…
 
-¿O a mi?
 
-O a ti -dijo con pesar -Touya palmeó su mejilla a modo de despedida.
 
-Gracias por entenderlo así -dijo y se alejó en dirección al jeep.
 
Nakuru lo vio montar su jeep y tomar el camino de regreso a su hacienda entendiendo algo: jamás pensó sentirse más libre en su vida.
 
-Gracias Touya… -sonrió-. Gracias…
 
*******************
 
Eriol manejaba su jeep confiado que, dejar a Touya con Nakuru era señal definitiva del fin de su relación. A pesar de que era su prima, se sentía feliz con solo pensar que tal vez, solo tal vez, Touya volvería a prestarle caso a su corazón y definir su relación con Tomoyo. La mirada de Touya era demasiado reveladora, no deseaba continuar atado a Nakuru y no lamentaba aquello. Sospechaba que Nakuru correría a los brazos de Fiori una vez Touya la dejara. De todas maneras, Fiori le había puesto un plazo. Todavía estaba a tiempo de correr hacía el artista.
 
Pensaba entonces, en él mismo. ¿Lo que hacía Touya con Nakuru fue lo mismo que Kaho hizo con él? Si, era cierto. A pesar que Eriol si quería a Kaho y jamás le engañó como Nakuru hacía con Touya. Pero no se encontraba tan lastimado ya. Al pensar en que su vida estaba mejor, primero pensaba en Tomoyo, fue enviada por algún ángel de la guarda a ser su amiga y confidente. Pero luego, en el plano fuera de la amistad y pensando en los eventos de la noche anterior, estaba Nagissa.
 
Era increíble que aquella chiquilla que conoció tres años atrás, fuera ahora la joven profesional que tuvo anoche bailando con él. Recordaba a la perfección como se la robó de los brazos a Kinomoto a mitad de una pieza gracias al consejo de su amiga. Y también recordaba (con una sonrisa) el aturdimiento de la muchacha al verse en sus brazos.
 
- Flash Back -
 
Nagissa estaba algo aturdida gracias al abrupto cambio de parejas que realizaran Touya y Eriol pero jamás pensó que fuera precisamente Eriol quien intercambiara con ella. Él lo notó en su mirada. Escuchaban la música de fondo y Eriol le sancionó.
 
-Estás nerviosa -inhalando el perfume que soltaban sus cabellos cortos. Era un aroma de flores. Recordó en aquel instante la confesión que le hiciera cuando le llevó al campamento días atrás.
 
-Es que me tomaron por sorpresa... es todo -dijo ella calmadamente. No se atrevía a mirarle pero la colonia que él llevaba puesta, capturaba todos sus sentidos-. “Por todos los cielos, cálmate Naggissa” -se dijo a si misma. Respiró profundo tratando de de normalizar el acelerado ritmo de su corazón-. Veo que, Kaho no se presentó esta noche... -comentó más tranquila.
 
Él le miró y ella se forzó a sostenerle la mirada. Dando un giro la apretó mas a si, haciendo que la muchacha prácticamente se desmayara.
 
-¿Hubieras querido que viniera?
 
-No es a mi quien debe importarme... sino a ti.
 
-No me importa mucho -declaró con firmeza-. Kaho tiene su vida aparte y yo también. Si Nakuru la hubiese invitaría ella, declinaría con cortesía. Y a ti si te hubiera importado... -agregó sorprendiéndole-. Si hubiera sido así, ¿Estaríamos bailando ahora mismo? -ella no respondió y sintió como Eriol la apretaba más contra sí -. No tenemos porque hablar de ella. Podemos hablar sobre mañana...
 
-¿Qué hay con mañana? -interrogó.
 
-Eso depende... -observando a su alrededor-. ¿Con quien viniste?
 
-Con nadie...- declaró con sinceridad-. Uno de mis colaboradores me trajo a la ciudad. Esperaba que Touya pudiera llevarme de regreso -observando a Touya y Tomoyo bailar agregó-: Pero creo que será algo difícil -no que Touya se veía molesto. Eriol observó para allá. La pieza acabó y las parejas se dispersaron.
 
Para sorpresa de Naggissa, Eriol ofreció su brazo mostrando una de sus mejores sonrisas y la escoltó de regreso al grupo. Ahí se les unió Tomoyo y pasaron el resto de la fiesta juntos. Incluso, después del discurso y el corte del pastel
 
Una vez las celebraciones concluyeron, Eriol se le aproximó y dijo con una sonrisa
 
-¿Te llevo al campamento?
 
-Pero...
 
-Nada de peros... hablaré con Kinomoto. Él se encargará de llevar a Tomoyo a casa... y así te llevaré.
 
-Puedo irme con cualquiera Eriol. No tienes porque molestarte.
 
-Tonterías -dijo para alegría de la chica quien sonrió sutilmente-. A nadie le confiaría el llevarte a casa... mas aun porque algunos me han preguntado quien eres... -haciéndole sonreír y sonrojarse-. Vuelvo ahora -dirigiéndose a hablar con Touya. Ella vio a Tomoyo en el balcón y se aproximó a ella diciéndole lo que Eriol había decidido, sin poder ocultar su felicidad.
 
Ya en el auto ambos recorrieron gran parte del camino en silencio. Eriol de vez en cuando lanzaba miradas furtivas a la mujer sentada a su lado y en especial a sus piernas descubiertas donde finalizaba el ruedo del vestido. Aquel traje era muy atractivo y no pudo dejar de hacer un comentario-. Un vestido algo inusual para una geóloga...
 
-Es que, lo compré - declaró con sinceridad-, cuando Touya y Nakuru me invitaron... no suelo andar con este tipo de trajes entre mis pertenencias...
 
-Deberías hacerlo mas seguido. Te ves increíble... -sonrió él prestándole atención al camino-. ¿Qué harás mañana?
 
-¿Mañana? -preguntó sorprendida.
 
-Si mañana -confirmó sorprendiéndose hasta él mismo con su insistencia. Sin proponérselo ya se estacionaban en el área del campamento y Eriol apagó el jeep-. Te invito a cenar ¿que dices? -Naggissa sonrió y Eriol descendió y ayudó a bajar a la muchacha del vehículo. Aun con su mano retenida declaró-. Entonces ¿nos vemos mañana? -la chica asintió en silencio con una sonrisa.
 
-Muy bien Eriol -dijo siendo vencida por los encantos del hombre-. Mañana...
 
- Fin Flash Back -
 
Eriol se despidió de ella ahí mismo deseándole las buenas noches. No pudo evitar el pensar en su sonrisa, sus ojos, sus cabellos cortos hasta la nuca y el solo imaginar el pasar sus dedos por aquellos mechones le hicieron tensarse. ¿Acaso le gustaba tanto así la joven? Si, así era. Naggissa era una chiquilla cuando la conoció.
 
Tomoyo le dijo que evadía a la muchacha la noche anterior. ¿Acaso lo hacía? Si, lo admitía. También admitía que se percató de inmediato de su presencia en el salón en cuanto llegó y lo que atrajo su mirada aquel vestido de seda que sobresalía entre las personas. Y las miradas que ella atrajo durante la fiesta no fueron pocas.
 
Al llegar al campamento vio a los miembros del equipo de Naggissa que estaban en sus labores rutinarias. Observó a la otra mujer del grupo salir de una de las casas rodantes con sus brazos llenos de instrumentos y muestras. Apagó el jeep, tomó una bocanada de aire y se dispuso a salir.
 
La mujer Nessa le saludó y le informó que Naggissa estaba dentro de la casa rodante estudiando unas muestras en el microscopio. Eriol tomó la decisión y avanzó a la furgoneta.
 
Ahí estaba con unas gafas pequeñas al aire puestas y observando por el microscopio. No se percató que era él. Ella vestía con una bata de laboratorio blanca y llegaba hasta sus rodillas. Pero contrario a la noche anterior, sus piernas no estaban descubiertas sino que portaba unos pantalones azules.
 
-Deja la muestra en la mesa, Niji -dijo distraídamente-. Y gracias...
 
-No es Niji -dijo la voz de Eriol. Ella levantó su mirada del microscopio y avanzó a ella con seguridad.
 
-Eriol... ¿qué haces aquí?
 
-¿No recuerdas? Íbamos a cenar pero he venido a secuestrarte algo antes... -sonrió inclinándose en la mesa donde estaba el microscopio con su aspecto desbordante y ella continuaba sentada en el butacón-. ¿Qué estudias?
 
-Unas muestras del subsuelo de las propiedades alrededor... -declaró ahora más interesada en la presencia del hombre en el lugar-. No eres el primero ¿sabes? -declaró con seguridad-. Que se aparece así nada mas donde quiera que me encuentro... otros lo han intentado...
 
-¿Alguno tuvo éxito?
 
-Solo uno. Recién fallecido mi padre. Pero fue el sentimiento de soledad Eriol... no quiero que pase lo mismo contigo...
 
Eriol se aproximó a ella, quien se puso de pie y se dirigió a uno de los armarios a buscar unos frascos, dándole la espalda. Él se aproximó por detrás y cuando ella se volteó, él le cerraba el paso.
 
-¿Qué haces? -preguntó sorprendida al ver ambos brazos del sujeto apoyados en el estante no dejándole ruta de escape. Sentía nuevamente el olor de su colonia de afeitarse y su corazón se agitó.
 
-Lo que debí hacer desde anoche... -dijo con confianza y una voz sórdida que no era para nada de Eriol-. No me interesa Kaho. La dejé de querer mucho tiempo atrás. Se que por eso es que, dudas cuando me ves o me tienes cerca y te pones a temblar. Porque viste lo que viví con Kaho. Pero me interesas tú ahora... no ella... -tomando su cuello con sus manos y besándole sutilmente los labios.
 
Nagissa cerró sus ojos, el hombre sabía robarle el aliento desde mucho antes. Cuando llegó con su padre, pero ella, era una niña al lado de Kaho y él se notaba tan enamorado de ella. Pero ahora, él no pensaba en Mitzuki. En un segundo beso, ya era mas profundo, no tan pasional pero si, dulce, sin dejar duda alguna sobre la química que veía que existía entre ellos. Cuando se separaron ella aun tenía los frascos en las manos y se sorprendió de que aun no cayeran al suelo: ¡El sujeto le había atrapado fuera de guardia!
 
-No quiero vivir entre un fantasma del pasado -dijo colocando los frascos en una mesa al lado-. Prométeme... que no viviré entre el pasado y algo mas...
 
Eriol negó con su cabeza sonriendo ante la victoria. Ella le sonrió por igual.
 
-Vamos -dijo Eriol mientras tomaba uno de los banquillos y se sentaba en el-. Te esperaré e iremos a cenar... allá hablaremos...
 
*******************
 
Touya regresó lo más rápido que pudo a casa, se sentía liberado y ansioso por poder tener al fin a tan esperada plática con Tomoyo.
 
Estacionó el jeep frente a la casa y aunque se sintió tentado de ir directamente a la cocina pensó que era mejor subir y lavarse antes de ir a buscar a Tomoyo.
 
Cuando salía de su cuarto se encontró con Fujitaka quien iba camino a su habitación.
 
-¡Touya! No sabía que habías llegado.
 
-Recién acabo de hacerlo, solo que subí a cambiarme primero.
 
-Yukito nos explico que tuviste que arreglar unos asuntos, ¿todo bien?
 
-Si, gracias -respondió Touya un tanto incomodo-. ¿Tomoyo está en la cocina?
 
-Si, Yukito esta con ella. Preparó algo delicioso para esta noche, es una lástima que te lo hayas perdido.
 
-Si, que lástima, voy a bajar a ver si dejó algo para mi.
 
-Estoy seguro que si -respondió Fujitaka sonriendo-. Buenas noches.
 
-Buenas noches.
 
Touya bajo las escaleras y camino con rapidez, al llegar a la cocina se detuvo cuando escucho las risas dentro de la habitación.
 
-¡No lo puedo creer! -exclamó Tomoyo entre risas, estaba sentada en la mesa de la cocina al lado de Yukito, compartiendo una tasa de café-. ¿De verdad Sakura hacia todas esas cosas?
 
-¡Y muchas más! -respondió Yukito riendo-. Hizo todo lo que estuvo en su poder para hacer que me fijara en Mina.
 
-Ella estuvo mucho tiempo enamorada de ti.
 
-Si, lo sé -dijo Yukito con suavidad, mientras daba vueltas a su taza-. Ella nunca dejará que lo olvide.
 
-¿De verdad? ¿Ella te lo dice?
 
-Solo a veces -respondió el joven encogiendo los hombros mientras sonreía-. Dice que me puse difícil.
 
-¿Y eso es cierto?
 
-Bueno… si… hay algo de eso. La verdad es que era muy difícil no notar los ojos que ponía cuando me miraba -Yukito tenía una mirada tierna mientras hablaba-. Pero en aquel entonces a mi me preocupaba que era muy joven para mi.
 
-¿Cuándo fue que te diste cuenta que la querías?
 
-En un baile -respondió Yukito con una sonrisa evocadora-. Sakura se había enojado conmigo pues decía que estaba dejando pasar una gran oportunidad con una chica especial y convenció a Mina de ir al baile con otro chico. Mina estaba por cumplir 18 años y cuando la vi entrar al lugar supe que no podía esperar más.
 
-¿De verdad? -suspiró Tomoyo, tenía un codo sobre la mesa y recargaba el mentón en la palma de la mano.
 
Yukito se apoyó en el respaldo de la silla suspirando y la miró incapaz de ocultar su sorpresa.
 
-Nunca le había contado esto a nadie. Ni siquiera a Mina o a Touya -Tomoyo sonrió agradecida por la confianza.
 
-Creo que a Mina estaría muy contenta si se lo dijeras.
 
-Tal vez lo haga. Pero… ya hemos hablado mucho sobre mi ¿y tú? ¿Alguna vez haz estado enamorada Tomoyo?
 
Tomoyo sonrió ligeramente.
 
-Una vez -dijo ella-. Pero no creo que se pueda tener en cuenta.
 
Touya que seguí escuchando no estaba de acuerdo. Se preguntaba de qué tipo de hombre se habría enamorado, si había sido recíproco y si todavía seguía presente en su vida.
 
-Yo tenía 9 años -le dijo a Yukito-. Él tenía 10.
 
Touya se sintió aliviado al oír su aclaración. ¿Por qué le había preocupado tanto que le dijera que había estado enamorada de alguien?
 
-Era mayor que tú -bromeó Yukito tratando de emular su estado de ánimo-. Así que debías ir en serio.
 
-Tal vez.
 
-Buenas noches -saludo Touya desde la puerta, al fin se había decidido a entrar.
 
-Buenas noches -respondieron Yukito y Tomoyo al mismo tiempo.
 
-¡Qué bueno que llegas! ¿Arreglaste lo que tenías que hacer?
 
-Si, lo hice -respondió Touya mirando a Tomoyo quien se sonrojó.
 
-¿Ya… ya cenaste? -preguntó la chica.
 
-No, en realidad no.
 
-¿Quieres que te sirva? Guarde una porción para ti.
 
-Está bien, gracias.
 
-¡Que bien! -dijo Yukito-. Esta noche la cena estuvo deliciosa.
 
-¿Si? Mi papá me acaba de decir lo mismo.
 
-Espera a que pruebes el postre, es lo mejor.
 
Mientras Touya cenaba, Yukito y Tomoyo lo acompañaron con café. La conversación continuó con anécdotas de parte de Yukito. Aunque al principio Tomoyo parecía tensa, se relajó al notar el ánimo ligero de Touya, quien también aportó algunas anécdotas a la conversación, después de un rato los tres estaban riendo. Así permanecieron hasta que Tomoyo sirvió el postre.
 
-¿Qué es esto? -preguntó Touya mirando fijamente su plato.
 
-Pruébalo y verás -respondió Yukito entusiasmado.
 
-Esto se parece a… -cortó un pedazo y al probarlo exclamó-: ¡Si es! -extrañado miró a Tomoyo-. No lo había probado desde que mi madre lo hacia.
 
-Encontré la receta en su libro de cocina -se sonrojó un poco al explicarle-, estaba marcado como tu favorito.
 
-Gracias Tomoyo. Lo aprecio mucho.
 
-En realidad Tomoyo es un tesoro -declaró Yukito alegre-. Tal vez deberíamos considerar retenerla ¿no crees?
 
-Esa es mi intención -respondió Touya mirándola fijamente, Tomoyo se había sonrojado pero sonreía.
 
Yukito observaba la escena feliz e intrigado, había llegado el momento de dejarlos solos.
 
-Creo que es hora de que me vaya a descansar -dijo Yukito mientras se ponía de pie-. Gracias por la cena Tomoyo y por la conversación fue muy agradable.
 
-De nada -contestó Tomoyo todavía sonriendo-. También me divertí mucho conversando.
 
-Que descansen y buenas noches -se despidió Yukito al salir.
 
Cuando se quedaron solos se observaron en silencio, ninguno de los dos sabía que decir.
 
-¿Quieres otro café? -preguntó Tomoyo con una sonrisa, de esas que dejaban a Touya sin respiración.
 
-¿Café? -repitió él con voz estrangulada.
 
Tomoyo se volvió hacia él.
 
-A menos que quieras retirarte a descansar -respondió Tomoyo un tanto desilusionada-. ¿Touya? -lo llamó ella, que aún esperaba una respuesta a su ofrecimiento de una taza de café.
 
Él se puso de pie y se aproximó a ella.
 
-¿Qué demonios me ocurre contigo? -preguntó él.
 
Tomoyo lo miró perpleja.
 
-¿Cómo?
 
-¿Por qué cada vez que sonríes siento deseos de besarte?
 
Ella abrió los ojos sorprendida, pero no hizo nada para evitar que la tomara en sus brazos y la besara.
 
Se agarró de él con fuerza inusitada, como si temiera caerse. Aunque era imposible, pues él la tenía apresada para evitar que se le escapara.
 
Touya la besaba con tal intensidad que ella se sentía desmayar, él separó sus labios de los de ella para iniciar un recorrido por su barbilla y la línea de la mandíbula hasta bajar por el cuello.
 
-No se lo que me pasa contigo -confesó Touya entre besos-. Me enciendo cada vez que estas cerca, cada vez que sonríes deseo besarte y acariciarte -terminó con voz ronca, y después le beso la oreja haciéndola estremecer.
 
-Touya, yo… Touya -murmuró buscando casi a ciegas la boca masculina que en ese momento se deslizaba sobre su mejilla. Cuando los labios se encontraron, los de él la buscaban con tal ardor, que en forma espontánea Tomoyo se oprimió contra el musculoso cuerpo.
 
Momentos después fue ella quien retiró sus labios de los de él con dificultad y preguntó enronquecida.
 
-Pero… ¿y Nakuru? -Tomoyo espero la respuesta sintiéndose frágil, muy frágil, como el cristal, si le respondía que amaba a Nakuru su corazón se rompería.
 
-Ella no ha significado nada importante para mi durante años. Somos amigos, y salimos de vez en cuando. Si he de ser sincero no he sido un santo, nuestra relación no fue del todo platónica, pero no hay nada más entre nosotros.
 
Tomoyo lo escuchaba incrédula a pesar de seguir abrazada a él era reconfortante sentirlo tan cerca, pero aún no se sentía del todo satisfecha con su respuesta, no entendía del todo lo que Touya quería decirle y este intuyendo lo que pasaba siguió su explicación.
 
-Está tarde fui a hablar con ella -continuó mientras la miraba a los ojos.
 
-¿Ese era el asunto…? -preguntó nerviosa mientras jugaba con los botones de su camisa.
 
-Si. Quería dejar las cosas claras entre nosotros, se que Nakuru se ha estado haciendo ilusiones… pero te juro que jamás le dije nada que pudiera alentarla a pensar…
 
-¡Pero la casa nueva! -lo interrumpió-. La estás construyendo para ella… tú mismo lo dijiste, y todos lo creen así.
 
-Nunca tuve la intención de que fuera para ella y para mi -miró hacia la puerta de la cocina, para cerciorarse que no hubiera nadie cerca, y después el dijo al oído-: Es para Mina y Yukito. Quería sorprenderlos con ese regalos de bodas, por eso hice creer que la construía para mi.
 
-Y para Nakuru -agregó ella pensativa.
 
-Era la única disponible en ese momento -repuso él encogiéndose de hombros-. Lo que me interesa es saber si crees que a ellos les guste.
 
-Les fascinará -respondió ella con expresión soñadora mientras recorría el cabello masculino con los dedos.
 
-¿Estás segura de que prefieres esta casa? -preguntó ansioso-. Quise brincar de júbilo el día que fuiste a visitar la nueva y comentaste en voz alta que preferías la antigua.
 
-Y hable en serio -le delineó los labios con un dedo mientras arqueaba una ceja pensativa-. Touya… ¿en verdad… te importo? -preguntó con curiosidad-. Nunca demuestras lo que sientes, por lo tanto yo…
 
-Siempre me has importado -respondió apoyando su frente en la de la chica-. Es solo que no quería aceptarlo… creo que fue cuando sentí una naricita helada que se perdía en mi cuello atemorizada mientras atravesábamos el cauce del río la noche que llegaste -respiró con fuerza.
 
-Pero… siempre parecías tan molesto conmigo -exclamó sorprendida apartándose un poco para levantar la cara y mirarlo-, tan desconfiado… y… y todas las cosas que decías…
 
-Estaba luchando contra mi mismo -explicó con una expresión tan triste en su rostro que Tomoyo acarició las mejillas con sus manos tratando de confortarlo-. Lamento todo lo que dije -se disculpó besando sus manos-. Es solo que… estaba celoso -por un instante sus ojos lanzaron un brillo feroz.
 
-¡Celoso!
 
-Si, celoso -replicó apretándola contra él de forma posesiva-. Celoso de Eriol y de cualquiera que se acercara a ti -musitó Touya y su aliento casi quemaba la boca de la chica.
 
No había ni un ápice de coquetería en la forma como acercó su boca hacia él. Lo amaba, y su actitud fue tan natural como sincera.
 
Touya era su vida. Se percató instantes antes de sentir los labios de él sobre los suyos. ¿Desde cuándo le era familiar la forma como él arqueaba las bien delineadas cejas?
 
Pero no tenía importancia, porque ahora Touya la besaba con infinita ternura permitiéndole saborear sus labios y haciéndola suspirar. Touya metió las manos por debajo de la blusa para acariciarla con más libertad. Tomoyo gimió la sentir sus dedos deslizarse sobre el sujetador.
 
Touya musitó algo y con un movimiento la levantó por la cintura y un momento después la sentaba sobre la mesa de la cocina.
 
-Tendré que buscar una caja para que te pares en ella cuando te bese -mustió él con voz ronca, y la miraba ansioso con expresión apasionada-. No siempre será conveniente estar así contigo.
 
Touya la abrazó acomodándose entre las piernas de ella. No hubo timidez en el gesto de Tomoyo cuando colocó las manos en su nuca para atraerlo hacia sus labios. Con un gemido profundo, Touya la besaba con enardecida pasión, hasta que ella arqueó el cuerpo extasiado bajo el dominio de él.
 
-Touya… oh, Touya -murmuró con la respiración entrecortada cuando él dejó su boca para descender hacia el cuello hasta llegar al escote de la blusa mientras al mismo tiempo sus dedos desabrochaban el sujetador para después perderse en las delicadas curvas del pecho de Tomoyo.
 
-Así que Sakura se salió con la suya -comentó Touya sonriendo, después de elevar el rostro con un visible esfuerzo.
 
-¿Sa… Sakura?
 
-Seguro -repuso él con lentitud mientras retiraba con cuidado los mechones de su rostro-. Parece que después de todo se sale con la suya. Pero, ¿sabes algo? -y la miró con ternura-, ahora ya no me importa eso. Sólo me alegra que haya tenido el sentido común de enviarte.
 
Tomoyo luchaba por volver a la realidad y fijar la mirada en el rostro agradable de Touya… que reflejaba una alegría que apenas reconocía. Fue ella quien le dio esa luminosidad, pero le hubiera gustado hacerlo en otras circunstancias, y no con el antecedente del engaño que predominaba en su relación.
 
Touya en ese momento volvía a acariciarla y besarla en el cuello, Tomoyo luchó contra la sensación de mareo que la asaltaba, provocada por las caricias de Touya.
 
-Touya, yo… -comenzó a decirle incómoda.
 
-Vamos a tu habitación -pidió Touya mientras la besaba en los labios impidiéndole responder, la tomó en sus brazos y la llevó por el pasillo sin separar los labios de los de la joven hasta que llegaron frente a la puerta de su habitación.
 
-Touya, bájame, por favor -gimió ella por el esfuerzo.
 
Touya la obedeció con lentitud y continuó abrazándola para apresarla contra la puerta.
 
-¿Es que acaso no quieres…? -preguntó dándole un beso suave.
 
-“Si, si quiero” -pensó Tomoyo sintiendo que se derretía-. Es que yo… -tartamudeo indecisa-. Hay algo que yo…
 
Touya la miraba intrigado tratando de entender.
 
-Yo quisiera decirte… yo quisiera -Tomoyo aspiró tratando de infundirse valor.
 
-¿Es muy pronto para ti? ¿Prefieres esperar?
 
-Si -respondió Tomoyo vencida, no tenía el valor para confesarse en ese momento y se apresuró a agregar-. Yo… yo quiero que nos conozcamos mejor, yo… yo quiero decirte… tantas cosas antes… que…
 
-Entiendo -dijo él tratando de calmarla.
 
-No, no entiendes… es que yo… -pero Touya ya no la dejo hablar, la beso con suavidad y después con más intensidad. Tomoyo respondía sintiéndose impotente por su falta de valor, dos lágrimas escaparon de sus ojos.
 
Al darse cuenta de que ella lloraba Touya se separo de la chica y la observó con ternura mientras limpiaba sus lágrimas.
 
-No te preocupes preciosa. Tenemos todo el tiempo del mundo -Tomoyo asintió con tristeza-. Te diré algo -dijo él mientras la abrazaba-, mañana saldremos juntos a cabalgar, después del desayuno ¿te parece?
 
-Me parece bien -respondió ella más tranquila.
 
Touya volvió a besarla para darle consuelo y ánimo; y no se detuvo hasta que lo logró. Hasta que la sintió relajarse en sus brazos y hasta que la hizo suspirar.
 
-Creo que este es el momento de decirnos buenas noches -dijo él con la voz entrecortada-. Si continuó así no podré detenerme.
 
Tomoyo no podía moverse se sentía en las nubes.
 
-No me mires así -dijo Touya con voz ronca-, y entra a tu habitación de una buena vez.
 
Tomoyo giró la perilla que se encontraba detrás de su espalda y dio unos pasos atrás.
 
-Buenas noches Touya -dijo Tomoyo divertida.
 
-No sonrías -le advirtió Touya -, y cierra la puerta con seguro.
 
Tomoyo muy seria y sin apartar la mirada de sus ojos cerró la puerta con lentitud, antes de hacerlo completamente no pudo contenerse y dejo escapar (según la opinión de Touya) una de las mejores sonrisas para después poner el seguro con rapidez, de inmediato sintió unos golpes desesperados en la puerta.
 
-¡Te dije que no sonrieras! -exclamó Touya desde fuera-. Mañana me cobrare esto -aseguró con una sensualidad que Tomoyo sintió un hormigueo en el estómago.
 
-Estaré esperando ansiosa -respondió traviesa y escucho la risa de Touya.
 
-Buenas noches Tomoyo.
 
-Buenas noches -respondió y lo escucho alejarse-. “Buenas noches, mi amor”
 
*******************
 
A la mañana siguiente Tomoyo se despertó muy animada, se dio un baño rápido y se vistió con cuidado. Era la primera vez que se vestía para agradarle a alguien y a pesar de que simplemente saldría a cabalgar con Touya quería verse bien para él. Se maquilló ligeramente y cepilló su cabello con cuidado.
 
Cuando estuvo lista se apresuró a ir a la cocina a preparar el desayuno, mientras trabajaba se dio cuenta que era la primera vez en mucho, mucho tiempo que se sentía realmente feliz. Evitó pensar en lo complicado de su situación, no quería deprimirse. Se había prometido que disfrutaría su paseo con Touya y también se prometió que no dejaría pasar una noche más, antes de que terminara ese día le diría a Touya toda la verdad.
 
Tomoyo estaba tan inmersa en sus pensamientos que no escuchó cuando se abría la puerta a sus espaldas. Touya al darse cuenta de esto camino en silencio hacia ella y la abrazó por la espalda sobresaltándola.
 
-¡Touya! -exclamó Tomoyo mientras se llevaba una mano al pecho para sentir su corazón acelerado-. No hagas eso -lo regaño al darse la vuelta, todavía atrapada entre sus brazo-. Casi me matas del susto, no deber...
 
Ya no pudo decir más pues Touya la silenció con su boca. Tomoyo le echó los brazos al cuello con lentitud y entreabrió los labios para permitir la suave exploración de la boca de Touya. Él gimió cuando ella pasó los dedos por su cabello.
 
Touya apenas podía pensar pero sentía que con Tomoyo no importaba cuantas veces la besará siempre parecía ser la primera vez y nunca podría cansarse de eso.
 
Cuando Tomoyo separó sus labios de los de Touya fue para tomar aire, paró la lengua por los mismos. Touya la contemplaba sin dejar de abrazarla, tenía el rostro sonrojado y los ojos brillantes.
 
-Buenos días -susurró Touya, Tomoyo sonrió y nuevamente fue acercando su cara a la de él mientras cerraba sus ojos.
 
Repentinamente la puerta de la cocina se abrió anunciando la llegada de Yukito y Fujitaka que miraban boquiabiertos el cuadro que se presentaba frente a ellos.
 
Tomoyo de inmediato quiso separarse de Touya, pero él no se lo permitió y se separó lentamente de ella aunque continuó abrazándola por la cintura con un brazo.
 
-Buenos días -saludó Touya sonriendo a los dos hombres que parecían pegados al suelo.
 
-Buenos días -respondió Fujitaka sin salir del todo de su asombro pero feliz por su hijo y le dio un empujoncito a Yukito para que avanzara.
 
-¡Ah! si... si -tartamudeó Yukito -Buenos días.
 
-Lamento no haberte ayudado esta vez Tomoyo -dijo Fujitaka tratando de portarse natural ante los dos jóvenes mientras se sentaba en la mesa y Yukito lo imitaba.
 
-Yo no -bromeó Touya.
 
-¡Touya! -exclamó Tomoyo azorada, lo empujó logrando al fin liberarse de su brazo y roja como un tomate se dispuso a servir el desayuno.
 
El desayuno transcurrió con tranquilidad y aunque nadie hizo ningún comentario respecto a la pareja era obvio que algo pasaba. Por un lado Tomoyo parecía no poder dejar de sonrojarse cada vez que cruzaba miradas con alguno de los hombres, y por el otro estaba Touya que a los ojos de su padre y amigo nunca lo habían visto tan feliz.
 
Fujitaka observaba a su hijo como nunca antes pues a pesar de mantener su semblante serio de siempre en sus ojos podía apreciarse un brillo muy especial, sobre todo cuando veía a la joven que estaba a su lado.
 
Cuando terminaron el desayuno Tomoyo se apresuró a recoger la mesa y en cuanto terminó se dispuso a lavar los platos.
 
-Después haces eso -le susurró al oído, y le quitó los guantes para después tomarle una de las manos-. Tomoyo y yo iremos a dar un paseo -anunció sin esperar respuesta-. Te alcanzó más tarde Yukito, espero que no te moleste.
 
No le dio tiempo a ninguna oportunidad a Yukito para objetar o aceptar lo que le dijo. Jaló a Tomoyo hacia la puerta y se apresuró a salir para evitar cualquier comentario. Tomoyo apenas alcanzó a balbucear una despedida.
 
Yukito y Fujitaka se miraron sin poder comprender y después empezaron a reír de forma incontrolable. Los dos estaban muy contentos por la forma en que se dieron las cosas.
 
-Tal parece que Touya aclaró las cosas -declaró Yukito una vez el ataque de risas entre ambos disminuyó.
-Me alegro. Tomoyo es una excelente muchacha... -dijo Fujitaka. Pero en un momento Yukito pudo notar una mirada ensombrecida que cruzó por el rostro del padre de su mejor amigo.
 
-¿Pasa algo malo?
 
-No. No pasa nada malo. Es que, solo espero... -murmuró-. Que cuando el momento llegue... Touya pueda comprender algo... y que haga caso a lo que siente en su corazón.
 
Yukito no entendía totalmente aquel comentario. ¿Acaso Fujitaka estaba enterado de algo que, él no?
 
Mientras tanto Touya llevaba a Tomoyo a los establos, aún la tomaba de la mano y caminaba con rapidez.
 
-Touya, no vayas tan rápido -pidió Tomoyo tratando de mantener su paso-. Parece que vas huyendo de algo.
 
-No estoy huyendo de nada -respondió él en el momento en que entraban al establo. En un segundo se encontraron junto a “Sultán” que ya estaba ensillado y listo para el paseo. Touya se detuvo junto al caballo y abrazó a Tomoyo quien luchaba por recuperar el aliento.
 
-Solo me sentía ansioso -explicó Touya-, no podía esperar más tiempo para estar a solas contigo. Y dicho esto la besó largamente.
 
Cuando por fin se separaron Touya subió a Tomoyo al caballo.
 
-Pensé que yo iría en otro caballo -dijo la joven sorprendida mientras lo veía subir a él también.
 
-No -respondió Touya tomando las riendas del caballo-. Después de aquel día en que cabalgamos juntos solo podía pensar en la próxima vez que lo haríamos de nuevo.
 
Tomoyo se acomodó contra él complacida por sus palabras y Touya hecho a andar el caballo.
 
*******************
 
Sakura se encontraba en la habitación de Tomoyo en la mansión Daidouji, frente al espejo, observaba su apariencia, vestía con uno de los elegantes trajes que Tomoyo utilizaba cuando iba a trabajar a las oficinas de la empresa. Se colocó la hermosa peluca negra que había cepillado previamente y una vez más recorrió su imagen en el espejo sin encontrar fallo alguno.
 
Camino hacia la cama y se calzó las zapatillas de tacón alto, tomó el bolso y revisó su contenido, solo para cerciorarse una vez más que llevaba el celular que le había dado Shaoran.
 
Suspiró nerviosa para tranquilizarse, esta sería la última vez que ocuparía el lugar de Tomoyo y a pesar de confiar en que todo saldría bien no podía evitar sentirse ansiosa. Esta sería una salida importante, no solo por ser la última vez, si no porque también estaría con ella el señor Daidouji.
 
Además un par de días antes se habían realizado dos operaciones exitosas en lo referente al caso. Yue había realizado cateos a dos sitios donde encontraron información importante sobre el presunto responsable de las amenazas a los Daidouji. Uno de ellos a una casa de apuestas clandestina, donde algunos de los arrestados aseguraron haber visto a Tokogama el día anterior en ese mismo lugar y en perfecto estado de salud y en compañía de dos personas más.
 
Sharoan se encontraba muy emocionado por el resultado de las investigaciones, cada vez estaban más cerca de Hideyoshi Tokogama. A pensar de sus esfuerzos Sakura podía notar su preocupación por la salida de ese día. También había mencionado que pasada esta salida irían a visitar a Tomoyo y a su familia en el rancho.
 
Un llamado a la puerta sacó a Sakura de sus cavilaciones, sobresaltada se puso de pie y tomó los lentes oscuros que siempre acompañaban su caracterización como Tomoyo Daidouji. Después de colocárselos y lanzar una rápida mirada al espejo respondió al llamado, la puerta se abrió y Shaoran entró cerrando la puerta tras él.
 
-¿Estás lista?
 
-Si -suspiró ella quitándose los lentes-. Pensé que tal vez sería otra persona.
 
-Nadie podría pensar que no eres Tomoyo -comentó él observando su apariencia.
 
-Si, lo sé -dijo ella mirando el espejo y pasando sus manos por el cabello y alisando la falda con nerviosismo.
 
-¿Estás nerviosa? -preguntó él al tiempo que le tomaba la mano.
 
-Un poco -admitió ella tratando de sonreír.
 
-Todo saldrá bien -la animó Shaoran tratando de sonar convincente, pues el mismo se sentía nervioso-. Ya todo esta listo -le informó con seriedad-. Matsagi será el chofer en esta ocasión -continuó sin poder ocultar su molestia.
 
-¿Matsagi? Pero, creí que sería…
 
-Si, yo también -la interrumpió él-. Pero el otro chofer amaneció con un tremendo malestar estomacal, incluso han llamado al medico.
 
-¿Tanto así? -Shaoran asintió.
 
-Como sea yo viajaré con ustedes.
 
-Sigues desconfiando de él -fue más una afirmación que una pregunta por parte de la joven.
 
-No puedo evitarlo -admitió él con un gesto de fastidio-. Además no pretendo dejarte a ti y al señor Daidouji en el auto con el chofer quien quiera que este fuera.
 
-Por mi no hay ningún problema.
 
-Tenemos que irnos ya el señor Daidouji debe estar abajo esperándonos.
 
-Está bien -respondió suspirando y tomó el bolso y los lentes para después encaminarse a la puerta donde Shaoran la esperaba. Llegó hasta él pero este no habría la puerta-. ¿Qué pasa?
 
Shaoran no respondió y la abrazó con fuerza para después besarla. Fue un beso cálido y apasionado. Después de un minuto Shaoran dejó de besarla, ya cuando ambos suplicaban por aire.
 
-Para la buena suerte -explicó él y recibió una sonrisa por parte de la chica y la beso de nuevo pero fugazmente para después abrir la puerta-. Después de usted señorita Daidouji.
 
-Qué amable es usted Li -respondió la chica con voz juguetona al tiempo que se colocaba los lentes.
 
Llegaron al vestíbulo donde se encontraron a los Daidouji acompañados por Yamazaki.
 
-¿Todo listo? -preguntó Shaoran al mismo y este asintió -Adelante, entonces.
 
Daidouji se despidió con un beso de su esposa y tomó del brazo a Sakura quien le dedicó una sonrisa a Sonomi. Yamazaki salió delante de ellos y abrió la puerta del auto que ya los esperaba. Shaoran esperó a que los dos subieran para hacer lo mismo al lado del chofer.
 
Yamazaki se encaminó con rapidez al auto de atrás donde se encontraban tres agentes más. Shaoran dio la señal y los dos autos avanzaron para salir de la residencia.
 
El trayecto a la empresa Daidouji fue tranquilo y sin ningún problema. Para esa tarde el señor Daidouji tenía contemplada una junta importante con los accionistas de la empresa, donde explicaría que se ausentaría por tiempo indefinido de la empresa y pasados unos días (no especificaría nada por consejo de Li), sería imposible comunicarse con él o viceversa por recomendación de su equipo de seguridad.
 
Daidouji no daría más explicaciones y tendría listos todos los documentos a firmar para la persona que ejercería sus labores en su ausencia. Nadie debía siquiera sospechar que él y su familia abandonarían el país en los próximos días.
 
Los dos autos se estacionaron frente al edificio. Primero bajaron los hombres del otro auto, excepto el chofer. Yamazaki caminó hasta la entrada y los otros dos se colocaron cerca del primer auto. Shaoran bajó y ayudó a salir a Daidouji del mismo, para que fuera escoltado por uno de los agentes al edificio. Después salió Sakura a quien Shaoran acompañó. Yamazaki esperó a que estos dos últimos entraran para después seguirlos.
 
En cuanto llegaron al piso de las oficinas principales Daidouji y compañía se dirigieron a su despacho. Todos entraron seguidos por la secretaría del mismo, solo para avisarle que los accionistas estaban reunidos en la sala de juntas esperándole.
 
Shaoran y Monohi acompañaron a Daidouji a la sala de juntas y esperaron afuera a que él saliera. Sakura se quedó en la oficina con Yamazaki.
 
-Sinceramente Yamazaki -habló Sakura caminando por el lugar-. No sé como pueden hacer esto todos los días.
 
-Te acostumbras -dijo Yamazaki sonriendo.
 
-No lo creo -sonrió Sakura.
 
Después de conversar un rato fueron interrumpidos por la llegada de Shaoran que parecía molesto.
 
-¿Qué pasa? -preguntó la chica.
 
-Reporteros -respondió Shaoran gruñendo-. Han llenado todo el lugar allá abajo.
 
-¿Qué haremos? -preguntó Yamazaki.
 
-Seguiremos con el plan. Pero esta vez Sakura y Daidouji saldrán al mismo tiempo, rodeados por nosotros -explicó Shaoran realmente molesto caminando de un lado a otro.
 
-¿Qué sucede? -preguntó Sakura confundida por su actitud-. Solo son reporteros, ya hemos tratado con ellos antes.
 
-Si, pero esta vez no los quería cerca. Además saben que estás aquí con Daidouji -Sakura parpadeó sorprendida-. Es decir, que Tomoyo esta aquí con su padre.
 
-Eso significa… -dijo Yamazaki-, que alguien les avisó.
 
-¡Así es! -exclamó Shaoran aireado-. Y solo puedo pensar en una persona.
 
-Matsagi -susurró Sakura.
 
-No importa lo que diga él queda fuera hoy mismo.
 
Ni Yamazaki, ni Sakura pudieron objetar esto. Era obvio que Matsagi había hablado. En la oficina nadie sabía que Tomoyo iba a ir, en la mansión solo él chofer había sido informado de la salida de las dos personas. Los reporteros llegaron justo después de ellos, demasiado pronto para que otra persona hubiese dado aviso.
 
No pasó mucho tiempo para que el señor Daidouji regresara de la sala de juntas, a pesar de lo sorpresivo de la noticia, los accionistas entendieron la gravedad de la situación y ofrecieron su apoyo a Daidouji.
 
Shaoran dio aviso a los hombres abajo para que estuvieran listos para la partida. Llegando a la planta baja pudieron ver a todos los periodistas amontonados junto a la salida. Daidouji pasó un brazo por los hombros de Sakura para que pudieran salir juntos, los demás agentes junto con Shaoran se colocaron a los lados.
 
Sakura no podría recordar con claridad lo que sucedió a su alrededor. Los periodistas parecían más decididos que nunca a conseguir una declaración del señor Daidouji y sobre todo de “Tomoyo”. Tuvieron problemas para mantener la marcha, mientras aparecían frente a ellos micrófonos y cámaras de televisión, los flashes parpadeaban a cada paso acompañados por el sonido constante de las cámaras fotográficas al ser accionadas.
 
De repente el sonido de un disparo lleno por completo el lugar, se oyeron gritos algunas personas cayeron al suelo tratando de cubrirse. Otro disparo y Sakura se aferró con fuerza al señor Daidouji de forma instintiva y juntos fueron arrastrados hacia el auto con Shaoran gritando ordenes.
 
Monohi se adelantó para abrir la puerta del auto. Sakura no supo como entro al auto pero prácticamente fue arrojada dentro junto a Daidouji. Shaoran cerró la puerta y se disponía a abrir la del copiloto, cuando un disparo más dio de llenó en la misma. Shaoran se arrojó al piso.
 
-¡Shaoran! -gritó Sakura desde dentro, antes de ser empujada hacia atrás por la fueraza con la que el auto salió del lugar.
 
-¡Matsagi! -gritó Shaoran incorporándose-. ¿Qué haces?
 
Más disparos… Shaoran volteó a un lado para ver a Monohi cayendo al suelo con una herida en la pierna derecha. Corrió a su lado y volvió la vista al auto de atrás.
 
-¡Síguelo! -ordenó al chofer del auto quien ya tenía el auto en marcha, pero no avanzó mucho. Shaoran pudo notar que las llantas del auto empezaban a bajar.
 
-Le dieron a las llantas -dijo Monohi jadeando por el dolor.
 
No se oían más disparos Shaoran fijó su mirada hacia donde se perdía el auto donde iban Sakura y Daidouji. Volvió la vista a los reporteros quienes habiendo salido de su impresión inicial levantaban sus cámaras hacia ellos.
 
-¡Maldición! -gritó Shaoran apretando los puños.
 
Continuará…
 
Nota de la autora: Bueno, creo que en este capítulo muchas de las interrogantes han sido resueltas, aunque dejo muchas otras abiertas ¿cierto? Como ven Touya por fin ha dado su brazo a torcer y esta dispuesto a arriesgarse a tener “algo” con Tomoyo, digo “algo” porque ni el mismo sabe que es lo que le esta pasando y quiere averiguarlo. Espero hayan disfrutado las partes románticas, puse mucho de mi empeño en ellas. Y… esta última parte a quedado en suspenso (espero yo) ¿Qué pasará con Sakura y el señor Daidouji?