Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 24 ( Chapter 24 )

[ A - All Readers ]

JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
 
CAPITULO 24
 
 
Sakura y Shaoran habían aparecido en el salón después de una corta ausencia. Los dos iban de la mano y parecían un poco acalorados.
 
Sakura estaba ligeramente sonrojada ya tenían los labios inflamados producto de los intensos besos de Shaoran, él la observó unos segundos.
 
-¡Cielos Sakura! Cualquiera que nos vea sabrá lo que estuvimos haciendo.
 
-No hicimos nada malo -rezongó ella-, solo nos besamos -suspiró-. Y de que manera.
 
-Si, pero no quiero imaginar lo que pensará tu padre si nos ve… pero todavía, tú hermano -Sakura se sonrojó un poco más.
 
-Seguramente Touya sigue muy ocupado pensando en Tomoyo.
 
-Pues ahora mismo no está con ella -y señaló en dirección a Touya-. ¿Quién es ella?
 
-Esa es Nakuru Akizuqui -respondió con una mueca-, es prima de Eriol. ¿Dónde está Tomoyo? ¿Por qué la dejó por ella?
 
-No lo sé, pero no la veo por ningún lado -respondió Shaoran y los dos miraron por todo el lugar-. Vamos a buscarla.
 
-¿Dónde estará? -murmuró Sakura preocupada.
 
*******************
 
Touya se estaba preguntando lo mismo en ese momento, cuando terminó la pieza se dirigió al lugar donde había dejado a Tomoyo pero no la encontró.
 
-Si buscas a tu “novia” yo se donde está -dijo Nakuru que permanecía a su lado.
 
-¿Ah si? -preguntó Touya con desconfianza.
 
-Vi cuando se fue por allá -señaló con un dedo-. Me parece que fue a saludar a Keiju.
 
Touya apretó los dientes con fuerza, no le gustó el tono de Nakuru, ni lo que parecía estar insinuando.
 
-Hay muchas cosas que no sabes de ella ¿verdad Touya? -preguntó maliciosa deteniéndolo por un brazo-. ¿Te gustaría saberlas?
 
Touya la miraba sorprendido ¿cómo podría ella saber eso?
 
-¿Quieres que te lo diga? -insistió Nakuru con un brillo ansioso en sus ojos.
 
-No gracias, voy a buscar a Tomoyo.
 
-Pues busca en el estudio, ahí la encontrarás -replicó con fastidio, mientras lo veía alejarse se animó pensando en lo mal que lo estaría pasando Tomoyo Daidouji.
 
********************
 
-No me has respondido que haces aquí -dijo Tomoyo quien se hallaba en el centro del estudio con los brazos cruzados tratando de controlar su nerviosismo.
 
Keiju la miraba con desdén, recargado en el filo del enorme escritorio. No podía evitar notar lo bien que se veía con aquel vestido.
 
-¿Qué, qué hago aquí? La pregunta es ¿Qué haces TU aquí? Haciéndola de criada y robándole el novio a otras.
 
-Eso no te importa -respondió acalorada.
 
-¿Quién iba a decirlo? -insistió Keiju sarcástico-. Debo darte el crédito por algo, hay que ser bastante… “especial” para quitarle el novio a Nakuru Akizuki. Y pensar que conmigo te portabas tan fría, tan “decente”.
 
Keiju caminaba por la habitación disfrutando de la situación, sabía que ahora el tenía la sartén por el mango. Se detuvo en un sitio que obligaba a Tomoyo a quedar de espaldas a la puerta que él muy prudentemente había dejado entreabierta.
 
-Y a mi que me dejaste haciendo el tonto. Iba a buscarte y siempre era lo mismo. “no puede ver a la señorita”, “La señorita no se encuentra”. Esa amiga tuya siempre te negaba.
 
-Te dejé una carta explicándote…
 
-¡No me explicabas nada! -gritó Keiju fingiéndose ofendido.
 
-Baja la voz -pidió Tomoyo nerviosa.
 
-¿Cómo esperas que me sienta? -continuó en el mismo tono-. Si mi novio me deja plantado y se va sin explicarme “NADA”.
 
Touya llegaba en ese momento a la puerta y se detuvo en seco al escuchar lo antes dicho por el hombre.
 
-Tu y yo nunca fuimos novios -exclamó Tomoyo molesta-. ¡Nunca!, tú insistías en verlo así, pero solo salíamos, no había nada más, no hubo nada más.
 
-¿Ah no? ¿Y cuando me llevaste a conocer a tus padres?
 
-Por favor -jadeó alterada-. No me hables de eso. Fue un error. Fue una de las noches más bochornosas que he pasado.
 
-¿Ah si? Acaso hice mucho ruido al tomar la sopa.
 
-Fuiste tan cínico que de inmediato dejaste ver tus intenciones, no eras diferente a los otros, a todos. Tú no me querías, hasta mis padres pudieron notarlo.
 
-¿Y tu “novio” Touya ya sabe quien eres, señorita “Matsube”?
 
-Lo sabrá -respondió ella temblando.
 
-¿Y como crees que reaccione? -preguntó acercándose a ella amenazador-. ¿Cómo crees que te trate cuando sepa la verdad?
 
-No será como tú -contestó Tomoyo con valentía.
 
-¿Qué pasara cuando sepa que le mentiste? ¿Cuándo sepa que eres una…?
 
-¿Qué pasa aquí? -preguntó Touya entrando por la puerta con rudeza cuando ya no pudo soportar más.
 
-¡Touya! -exclamó Tomoyo casi sin aliento y blanca como un papel, cosa que Touya notó de inmediato.
 
-¿Quién es este tipo? -rugió acercándose a Tomoyo y la jaló hacia él para ponerse entre los dos.
 
-Soy su novio -respondió Keiju sin dejarse intimidar.
 
-¡No es cierto! -dijo Tomoyo tomando a Touya del brazo-. No lo escuches.
 
-¿Qué pasa Tomoyo? ¿No quieres que le diga quien eres?
 
-Eso puedo hacerlo yo misma -dijo temblorosa-. Vamonos por favor -pidió colocándose frente a Touya.
 
Touya estaba furioso y apretaba los puños tratando de contenerse, miraba fijamente al hombre.
 
-Por favor -insistió Tomoyo atrayendo la atención de Touya quien simplemente asintió con la intención de salir del lugar.
 
-Todavía no he terminado contigo -dijo Keiju sujetándola del antebrazo.
 
-No hay nada que tengas que terminar -explotó Touya sujetándolo por las solapas del saco.
 
-Tal vez Tomoyo no piense igual ¿verdad Tomoyo? ¿O quieres que se lo explique yo? -replicó Keiju tratando de quitarse al hombre de encima pero sus manos permanecían cerradas con fuerza.
 
-Tú no tienes que explicarme nada -rugió Touya y lo empujó soltándolo.
 
-¿No te interesa saber -continuó Keiju altanero, mientras se arreglaba el saco-, quien friega tus pisos, quien sirve tu mesa -y miró a Tomoyo malicioso-, y calienta tu cama?
 
Eso fue todo, Touya estaba cegado por la ira, tanto así que Keiju no tuvo tiempo para reaccionar, cuando se dio cuenta ya estaba en el suelo, con uno intenso dolor en la quijada y con el labio partido. Tomoyo sorprendida se había llevado las manos a la boca ahogando un grito.
 
-Ella es una Daidouji -dijo Keiju al fin al tiempo que se llevaba una mano a la cara y sentía la sangre tibia salir por su boca ante el impacto del puño de Touya.
 
Touya se quedó inmóvil al comprender la magnitud de lo que Keiju había dicho “Una Daidouji”, y recordó cuando Tomoyo estuvo apunto de decirle su verdadero nombre.
 
“Yo soy Tomoyo Dai…”
 
-Daidouji -susurró Touya con la respiración entrecortada.
 
-No lo sabías ¿cierto? -dijo Keiju incorporándose lentamente y con desdén agregó-: Ella es hija de Takedo Daidouji, dueño de la corporación Daidouji. Una niña rica.
 
Touya se sintió mareado y confundido, miles de imágenes venían a su mente, recuerdos, palabras, ahora empezaba a encajar todo… pero aún no comprendía.
 
-Touya -gimió la chica quien apenas se atrevía a respirar, Touya se volvió lentamente hacia ella.
 
-Tu padre nunca estuvo desempleado -afirmó tomándola de los brazos.
 
-No -musitó Tomoyo sintiendo la fría mirada sobre ella.
 
-Pero tu madre… ¿ella estaba enferma?
 
-No exactamente, pero…
 
-No entiendo nada -la interrumpió desesperado-. Todo este tiempo… Sakura, mi padre… ¿ellos lo sabían?
 
-Si, pero es que tu tienes que entender…
 
-¡Entender! -exclamó soltándola como si su contacto lo quemara.
 
-Touya por favor, déjame explicarte -suplicó Tomoyo intentando acercarse a él pero Touya se alejó más de ella.
 
-No, no. Ahora mismo no puedo escucharte -y dicho esto salió del lugar.
 
Al salir por el pasillo Touya chocó con unas personas.
 
-¡Touya! -exclamó Sakura-. ¿Dónde está Tomoyo?
 
-¡Tú lo sabías! -la acusó acercándose a ella furioso.
 
-¿Qué?
 
-Tú sabías quien era ella y no me dijiste nada.
 
-Touya… yo…
 
-Kinomoto -intervino Shaoran al notar lo furioso del hombre-. Será mejor que se calme para que podamos hablar.
 
-Contigo no tengo nada que hablar -y dicho esto se alejó dirigiéndose a la salida, donde ya algunos invitados se estaban despidiendo.
 
-Touya -lo llamó Fujitaka pero él no se detuvo. Confundido se volvió buscando a Tomoyo y se encontró con la mirada de Sakura y comprendió todo.
 
Tomoyo se había quedado paralizada pero intentó caminar a la puerta cuando Keiju se lo impidió.
 
-Todavía no terminamos ¿recuerdas?
 
-No tengo nada que hablar contigo -respondió sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas-. ¡Suéltame! -gritó cuando él la sujeto con fuerza.
 
-¡No!, hasta que hablemos.
 
-Suéltame Keiju -ordenó furiosa, las lágrimas corrían por sus mejillas.
 
-Ya escuchó a la señorita -se oyó una voz desde la puerta.
 
-¡Li! Tú también estás aquí, y la señorita Kinomoto -dijo Keiju con cinismo cuando vio entrar a Sakura.
 
-Sakura -sollozó Tomoyo con la intención de correr hacia ella, pero Keiju se lo impidió apretando su brazo, provocando que la joven lanzará un gemido de dolor.
 
Nuevamente y sin aviso Keiju fue a dar ahora contra uno de los sillones en el lugar. Shaoran lo había golpeado haciendo que soltara a Tomoyo quien llorosa de inmediato se reunió con Sakura.
 
-Ya le había advertido -dijo Shaoran furioso-. Que no permitiría que trataras a una dama así en mi presencia. ¡Largo! -ordenó señalando a la puerta.
 
Sakura llevó a Tomoyo a un lado de la puerta para dejarle el paso a Keiju. Él se detuvo cuando llegó al lado de ellas cosa que puso en guardia a Shaoran.
 
-A medio día mañana, entre el rancho de los Hiraguizawa y los Kinomoto hay un claro en el bosque. Si no vas -advirtió-, en menos de dos horas esto estará lleno de periodistas…
 
-No harás eso -replicó Shaoran.
 
-Pruébame y verás -dijo confiado y desafiante antes de salir por la puerta.
 
Fujitaka entró al estudio poco después de salir Keiju y se enteró de lo sucedido. Yue y Tsugume también se reunieron con ellos.
 
Esperaron a que Tomoyo se calmara y así dejar que terminaran de irse los invitados pues ya habían llamado la atención y no querían dar pie a murmuraciones.
 
Mina y su familia solo supieron que Touya y Tomoyo habían discutido, poco después se despidieron y salieron rumbo al rancho.
 
Al llegar notaron que Touya no se encontraba, mientras lo esperaban explicaron a grandes rasgos la situación a Yukito quien asombrado escuchaba silencioso.
 
-Lo siento mucho Yukito -se disculpó Tomoyo quien hacia un esfuerzo tremendo por mantenerse serena.
 
-No te preocupes Tomoyo, comprendo que no tenías opción.
 
Shaoran y Yue aprovechaban ese momento para conversar.
 
-No tenemos otra opción que marcharnos mañana -informó Shaoran.
 
-Tienes razón, pero que pasara con Tsurigame.
 
-Acompañaré a Tomoyo para ver que quiere y ganar tiempo. No podemos permitir que todo el mundo sepa donde estuvo Tomoyo todo este tiempo.
 
-Tienes razón, no nos conviene -estuvo de acuerdo.
 
-Nos marcharemos en la noche, será más sencillo así, le pediré a Yamazaki que nos encuentre en las afueras del pueblo, y le daré las últimas instrucciones para poder dejarlo aquí.
 
-Tsugume y yo nos iremos con ustedes -ofreció Yue-. Es mejor que no vayan solos.
 
-Gracias.
 
-Touya no llega -dijo Yue preocupado-, llevaré a Tsugume al hotel y lo buscaré.
 
Tsugume se despidió de todos y salieron del rancho.
 
-¿No quieres que te acompañe a buscarlo? -preguntó Tsugume cuando iba en el auto.
 
-No, es mejor que no, será más fácil que hable con él si voy solo.
 
Apenas había dicho esto cuando vio un auto venir del lado contrario y después pasó junto a ellos a alta velocidad.
 
-Era Touya -dijo Yue suspirando y se detuvo.
 
-¿Vamos a regresar?
 
-No, no creo ser de mucha ayuda en este momento -y puso el auto en marcha de nuevo-. Iremos al hotel y planearé lo que haremos mañana.
 
********************
 
El sonido del auto puso en alerta a todos. Sakura corrió a la ventana.
 
-¡Es Touya! -exclamó con alivio.
 
Tomoyo que hasta ese momento había permanecido de pie, se dejó caer en el sofá temblorosa.
 
Fujitaka salió al encuentro de Touya y juntos regresaron al salón.
 
Al llegar Touya lanzó una rápido mirada alrededor, hasta encontrarse con los ojos amatista que buscaba y que lo miraban suplicantes.
 
Esa mirada no hizo más que exaltar aún más el mal humor del hombre que con el ceño fruncido apartó la mirada de la joven y avanzó en silencio hasta detenerse lo más alejado posible de ella junto a la ventana.
 
Miró hacia fuera un silencio pesado reinaba en el lugar, cerró los ojos, exhalando con fuerza y al fin se volvió para mirarlos a todos.
 
-¿Ahora si van a decirme que está pasando?
 
Tomoyo hubiera querido hablar pero sentía la garganta cerrada. No quería llorar, había llegado el momento de decir la verdad y encarar las consecuencias. Miró a Sakura y Shaoran con una suplica en sus ojos.
 
-Como sabe -inició Sharoan-. Sakura y yo trabajamos en una agencia de seguridad privada. Los padres de Tomoyo…
 
-Los Daidouji -dijo Touya con una rápida mirada a la joven.
 
-Los Daidouji -continuó Shaoran asintiendo-. Habían solicitado nuestros servicios en otras ocasiones, pero esta vez fue diferente. Por eso me llamaron a mi. Mi equipo se especializa en casos de chantaje, secuestro y/o amenazas de muerte, entre otras cosas.
 
-Interesante -murmuró Touya mirando a Sakura pues nunca había podido sacarle a su hermana que era exactamente lo que hacia en su trabajo.
 
-El señor Daiduji había recibido cartas amenazadoras. El día que me hice cargo del caso sufrió un atentado.
 
Tomoyo bajó la vista a sus manos, recordaba bien ese día, fue la primera vez que vio a Shaoran en la casa. El día que comenzó todo para ella.
 
-Poco después -continuó Shaoran-, también la señora Daidouji sufrió un atentado. Desafortunadamente la señora resultó herida, estuvo mucho tiempo en coma en el hospital -hizo una pausa, miró a Tomoyo y a Sakura antes de continuar-. Teníamos pruebas de que la siguiente victima sería Tomoyo y necesitábamos llevarla a un lugar seguro.
 
Touya se mantenía tranquilo pero solo en apariencia, por dentro bullían toda clase de emociones; la desesperación, la furia, la impotencia… el dolor. Ya no se atrevía a mirar a Tomoyo, no podía.
 
-Entonces -continuó Sakura-, se me ocurrió mandarla aquí. Nadie aquí sospecharía quien era ella, mucho menos si venía como empleada de la casa. Y necesitabas un ama de llaves, nadie se daría cuenta…
 
-¿Y por qué no me lo dijiste?
 
-No habrías aceptado…
 
-¡Claro que no! -la interrumpió furioso-. Mandaste a una desconocida -las palabras salían sin control-. Nos pusiste en peligro a todos, a la casa.
 
-¡Touya! -exclamó Sakura volteando a ver a Tomoyo quien mantenía la cara baja y los puños fuertemente apretados sobre sus piernas.
 
-No pudiste pensar en eso ¿verdad? -rugió herido-. ¿Qué hubiera pasado si la hubieran encontrado aquí? ¿No te importó tu familia? ¿Advertirme?
 
-No lo hubieras permitido -se excusó Sakura en el mismo tono.
 
-Tal vez te habría sorprendido -replicó cortante.
 
-No hubieras dejado que una Daidouji te sirviera…
 
-Debiste confiar en mi -dijo en tono más bajo, dejando ver el dolor que le había provocado su desconfianza-. ¿Tú lo sabías? -dijo dirigiéndose a su padre.
 
-Si - contestó Fujitaka-, Sakura me lo dijo cuando la vi en la ciudad.
 
-Le hice prometer que no diría nada -explicó Sakura tratando de liberar de culpa a su padre.
 
-¿Tú también lo sabías? -preguntó mirando al otro lado donde se encontraba Yukito.
 
-No -respondió este-, me acabó de enterar.
 
-Se suponía que nadie sabría nada -explicó Sakura-. Pero yo sabía que Tomoyo necesitaría alguien en quien apoyarse… papá comprendió.
 
Touya se volvió hacia la ventana recordando el cambio que se había operado en Tomoyo después de la llegada de Fujitaka al rancho. Se sentía más furioso y se maldijo a si mismo pues también se sintió celoso. Celoso de que alguien más le hubiera brindado el apoyo y la confianza que él tantas veces ofreció.
 
-Había querido decírtelo tantas veces -musitó Tomoyo finalmente, Touya no se volvió a mirarla, cerró los ojos y permitió que siguiera hablando-. Miles de veces, pero… las cosas se complicaron a tal grado que ya no me atrevía a decirte nada, sobre todo cuando descubrí que Sakura seguía haciéndose pasar por mi.
 
-¡Tomoyo, no! -exclamó Sakura.
 
Touya abrió los ojos y se volvió rápidamente a mirar a las dos chicas. Yukito también parecía impresionado y ahora ocupaba otro lugar en uno de los sillones junto a Fujitaka quien no pudo sostenerle la mirada a su hijo, dándole a entender claramente que él también estaba enterado de eso.
 
-Se trata de confesarlo todo Sakura -dijo Tomoyo.
 
-Para confundir a la prensa -explicó Shaoran interviniendo-, Sakura y Tomoyo intercambiaron lugar en el hospital cuando Tomoyo visitó a la señora Daidouji por ultima vez antes de venir aquí.
 
-Pero Sakura siguió ocupando mi lugar -continuó Tomoyo-. Yo no me enteré hasta que la vi por televisión.
 
-Fue idea mía -insistió Sakura.
 
-Ya había decidido decírtelo todo -dijo Tomoyo tomando aire tratando de juntar valor-. Pero, entonces…
 
-Tomoyo, por favor -pidió Sakura sentándose a su lado. Pero Tomoyo negó con la cabeza y cerró los ojos.
 
-Fue entonces cuando mi padre y Sakura fueron secuestrados -confesó al fin ignorando los ruegos de Sakura.
 
Touya ante esto ultimo, sentía que la habitación daba vueltas y mas vueltas. Su hermana, en peligro... secuestrada junto al padre de Tomoyo. Creía que no podría saber ni escuchar más, pero tenía que hacerlo. Se lo debía por mucho tiempo.
 
-Nos enteramos por la televisión -continuó Fujitaka-. Después Yue llamó para confirmar la noticia.
 
-¿Y no nos dijiste nada? -exclamó Touya perplejo. No podía creer que él le hubiera ocultado semejante noticia de ellos.
 
-Yue me aconsejó que esperara, si en 24 horas no se sabía de ellos o de las intenciones de los secuestradores, podría decirles la verdad.
 
-Mi madre llamó esa noche para decirme que habían encontrado a mi padre pero no a Sakura -Touya recordó la llamada.
 
-Fue cuando los dos parecían enfermos -concluyó Yukito.
 
-¿Y tú donde estabas? -preguntó Touya furioso acercándose a Shaoran-. ¿Qué estabas haciendo cuando ella fue secuestrada?
 
Shaoran no retrocedió ni un paso y sostuvo la mirada del hombre. Fujitaka y Yukito se habían puesto de pie esperando lo peor, pero Sakura intervino justo a tiempo interponiéndose entre ellos y empujando a Touya hasta alejarlo de Shaoran.
 
-A Shaoran por poco lo matan hermano -dijo con firmeza-, movió cielo y tierra buscándome personalmente. Me escape, estoy bien -dijo conteniendo a su hermano-. Todo salió bien, nada malo me pasó.
 
-No te caíste por las escaleras -afirmó Touya tomándole el rostro entre sus manos.
 
-No.
 
Se quedó mirándole con intensidad. Al final sus hombros se relajaron mientras soltaba un suspiro de resignación.
 
-Tonta -murmuró Touya al abrazarla-. Eres un monstruo, eres un monstruo por todo lo que me haces sufrir.
 
-Touya -gimió Sakura abrazándole por igual-. Lo siento, todo ha sido culpa mía, yo la mande aquí, ella no tenía más remedio, al principio ni siquiera quería hacerlo, la obligamos.
 
Touya la soltó lentamente y miró a Tomoyo quien lo veía expectante. Él se llevó las manos a la cabeza y se volvió de nuevo a la ventana, no sabía que pensar, no sabía que sentir, aparte de esa furiosa impotencia que lo dominaba. Bajó la mirada negando con la cabeza.
 
-¿Hay algo más que debamos saber? -preguntó sintiendo una opresión angustiosa en el pecho.
 
Todo se miraron y en un segundo las miradas se centraron en Tomoyo quien se puso de pie.
 
-¿Podrían dejarnos solos por favor? -pidió con suavidad, Touya de espaldas a ella se tensó.
 
Todos asintieron y salieron en silencio del lugar, no se detuvieron hasta llegar a las escaleras donde Yukito repentinamente abrazó a Sakura con ternura.
 
-Sabes que te quiero como a una hermana ¿cierto? No te imaginas lo que sufriría si algo malo te pasa.
 
-Yukito -gimió Sakura conmovida y le devolvió el abrazo.
 
-Señor Fujitaka -dijo Shaoran-. ¿Podría hablar con usted un momento? -y miró a Sakura-. A solas.
 
-Si claro, vayamos al estudio -ofreció Fujitaka.
 
-Pero… -quiso objetar Sakura.
 
-Tú y yo todavía tenemos que hablar -la interrumpió Yukito-. Tienes que contarme todo desde el principio -y sin decir más la tomó de la mano y la arrastró escaleras arriba mientras Sakura veía a los dos hombres dirigirse al estudio.
 
-“¿Qué tendrá que decirle a mi papá? -se preguntó Sakura?”
 
*******************
 
-Así que eres la heredera Daidouji -ironizó mirándola de reojo.
 
-El dinero no significa nada para mi…
 
-Me alegro -la interrumpió él.
 
-¿Cuánto dinero necesita una persona? -preguntó ella calmada-. El dinero solo ha hecho sufrir a mi familia.
 
-Está bien tenerlo en cualquier caso -respondió él con ironía pero seguía evitando su mirada.
 
-Aún así digo que no es necesario -insistió Tomoyo.
 
-Así que tu padre estaba desempleado -dijo con sarcasmo.
 
-No podía decirte…
 
-Que es dueño y accionista mayoritario de una de las corporaciones más grandes del país -concluyó caminando por el lugar.
 
Tomoyo no sabía que decirle solo lo observó caminar mientras sacaba un cigarro y lo encendía.
 
-En especial a mi -dijo herido, Tomoyo guardó silencio-. Ya veo que si -volvió a aspirar el humo del cigarro y en un tono más bajo preguntó-. ¿Cuándo estábamos juntos tú…?
 
-¡No! -respondió con vehemencia-. Cuando estuvimos juntos, todo el tiempo que compartimos fui siempre sincera -bajo la voz-. Nunca me sentí con nadie como contigo. Esa es la verdad.
 
-¿Y el tal Keiju?
 
-El no significa nada. Ni siquiera fuimos novios, solo salíamos juntos. Me besó un par de veces -admitió sincera bajando la cabeza, y se apresuró a añadir-: Pero no significó nada, no era ni remotamente parecido a lo que he sentido contigo, a lo que he vivido contigo -insistió desesperada.
 
Touya apagó su cigarro con excesiva dureza imaginando que podía ser el tal Keiju Tsurigame. Todavía se sentía muy molesto, tanto que casi no le permitía pensar. Ni siquiera se atrevía a mirarla todavía, consciente de que si lo hacia descargaría en ella toda su furia y eso es lo que menos quería. Incómodo encendió otro cigarro.
 
Tomoyo lo había observado en silencio. Temerosa de lo que podría decirle, sin saber si sentirse aliviada o no de que no la mirara, no quería ver su mirada cargada de odio hacia ella, eso no lo podría soportar. Al fin se armó de valor.
 
-Quiero decirte -bajo la voz con arrepentimiento-. Quiero decirte… cuanto siento haberte mentido. ¿Podrías perdonarme?
 
-Lo siento señorita Daidouji -el sonido de su apellido en la voz de Touya era tan extraño como calor en invierno y más aun. La tristeza terminó de dominar su corazón y sus piernas temblaron; la manera como lo dijo le infundió más dolor. Touya suspiró y la miró directo a los ojos-. Es demasiado tarde.
 
********************
 
Touya continuaba en el salón fumando desesperado, tratando de ordenar sus pensamientos.
 
Si Tomoyo no le hubiera dejado hacer el ridículo, podría haber encontrado la forma de olvidar su decepción. Pero seguía sintiendo esa extraña hostilidad hacia ella, como una opresión en el pecho. Por una parte le habría gustado protegerla, pero cuando ella había apelado a su perdón él la había rechazado cruelmente.
 
Todavía podía verlo claramente, Touya había sido testigo de cómo se había apagado el brillo de sus ojos, sus hombros habían caído con pesar. Touya había sentido el impulso inmediato de correr hacia ella y abrazarla pero se contuvo y negando con la cabeza retiró su mirada de ella y le dio la espalda.
 
-“Lamento mucho todas las molestias que ocasione a tu familia” -había dicho ella con discreta cortesía-. “Espero que no te molestes con Sakura, ella hizo lo que le pareció mejor. Muchas gracias por todo”.
 
Después de eso la escuchó salir del lugar y se dejó caer en el sillón rendido, se inclinó hacia delante y colocó la cabeza entre sus manos. Se mantuvo así en silencio durante largo rato sin encontrar un poco de sosiego. No escuchó cuando alguien entraba a la habitación.
 
-Hijo -lo llamó suavemente Fujitka desde la puerta.
 
-Ahora no por favor -pidió Touya echándose hacia atrás para recargarse en el respaldo del sillón, mirando hacia el techo-. No se que pensar -dijo suspirando.
 
-No hay nada que pensar -dijo Fujitaka y se sentó a su lado-. Se que te sientes decepcionado… con todos, pero…
 
-Estoy tan molesto -confesó Touya poniéndose de pie-. Le pedí tantas veces que confiara en mi.
 
-Ella quería hacerlo y tú lo sabes, pero no se lo permitimos -admitió con tristeza-. ¿Sabes lo presionada que estaba? ¿El valor que necesitó para alejarse de su familia y venir a un lugar desconocido y sacar adelante un trabajo al que no estaba acostumbrada?
 
Touya lo sabía pero había tantas cosas en que pensar, tantas que empezaban a cobrar sentido, tantos sentimientos encontrados que lo asfixiaban.
 
-Necesito tiempo -dijo cansado-. Necesito pensar, y no puedo hacerlo aquí -y se dirigió a la puerta.
 
-Touya -lo llamó Fujitaka mientras lo seguía.
 
-Por favor papá -pidió él al llegar a la puerta de la entrada-. Volveré… no sé… cuando pueda -y salió.
 
-Hijo no tienes mucho tiempo -le gritó Fujitaka pero ya no lo escuchaba. Touya arrancaba el auto para alejarse rápidamente.
 
********************
 
Tomoyo no supo como fue que llegó hasta su habitación, se cambió y lavó la cara. Solo hasta que se encontró sentada sobre la cama abrazando una almohada se dio cuenta de donde estaba.
 
Un llamado a la puerta la sobresaltó pero fue incapaz de responder.
 
-¿Tomoyo? -la llamó Sakura suavemente mientras se asomaba por la puerta. Como no obtuvo respuesta entró y caminó a la cama para acercarse a su amiga.
 
-¿Estás bien? -no hubo respuesta, Sakura también llevaba su ropa de dormir-. Vine cuando vi salir a Touya -Tomoyo la miró interrogante-. Si, salió en su auto, ¿no lo sabías? -Tomoyo negó con la cabeza y ocultó su rostro en la almohada.
 
-Tomoyo… ¿qué pasó? -preguntó preocupada al sentarse a su lado.
 
Tomoyo negaba con la cabeza y levantó la mirada dejando ver sus ojos nublados por las lágrimas.
 
-Touya -sollozó la joven-. Nunca va a perdonarme -y se abrazó instintivamente a Sakura quien la dejó desahogarse mientras la mecía en sus brazos consolándola-. Lo perdí Sakura… lo he perdido.
 
********************
 
Sakura salió del cuarto de Tomoyo tratando de no hacer ruido. Había permanecido gran parte de la madrugada tratando de consolar a su amiga quien solo repetía que Touya no la perdonaría.
 
Cerró la puerta y se recargó contra ella sintiéndose cansada y triste. Solo unas horas antes Tomoyo se había dormido rendida y Sakura incapaz de dejar a su amiga se durmió a su lado.
 
Caminó a la cocina y al entrar en ella se detuvo unos segundos tratando de adaptar sus ojos a la luz.
 
-Buenos días hija -saludo Fujitaka con voz apagada, producto tal vez del cansancio que todos padecían.
 
-Buenos días papá -respondió la joven-. Hola Yukito -saludó reparando en el joven que se encontraba en la mesa frente a una taza de café.
 
-¿Cómo está Tomoyo? -preguntó Fujitaka sirviendo una taza para la joven.
 
-No muy bien -respondió con tristeza-. ¿Touya ya regresó?
 
Los dos hombres negaron con la cabeza y todos permanecieron en silencio unos minutos.
 
-Papá, ¿crees que él esté bien?
 
-Si, solo necesita tiempo.
 
Después de eso Sakura se tomó unos minutos para subir a cambiarse antes de que Shaoran apareciera pues no quería que la viera con la facha en la que estaba. Regresó y continuó en compañía de su papá y Yukito. Ninguno sabía que decir, tampoco tenían hambre, el mismo Yukito había perdido el apetito.
 
Al poco rato se le unió Shaoran quien de inmediato notó el ambiente en el lugar. Agradeció la invitación de una taza de café y se sentó al lado de Sakura.
 
-¿Y Tomoyo? -preguntó después de darle un par de sorbos a su café.
 
-Está descansando -respondió Sakura ahogando un bostezo.
 
-¿No dormiste bien? -quisó saber sin poder contener el acariciar la ojeras en su rostro cansado.
 
-No -contestó ella con una ligera sonrisa-. Estuve con Tomoyo toda la noche tratando de consolarla.
 
-¿No le fue bien con tu hermano?
 
-No -negó con tristeza y suspiró-. Él se fue anoche, no sabemos a donde.
 
-Ya veo.
 
Pasados unos minutos apareció Tomoyo quien pálida y callada se unió a ellos.
 
-Tomoyo debiste descansar un poco más -dijo Sakura.
 
-Estoy bien Sakura, gracias -dudó un momento antes de preguntar-. ¿Touya, regresó?
 
-No -respondió Fujitaka-. Pero no te preocupes, él está bien, solo necesita tiempo para pensar.
 
-Voy a dar una vuelta por el rancho -ofreció Yukito poniéndose de pie-. Habíamos dejado todo arreglado para ir a trabajar más tarde, pero tal vez ande por ahí. Te avisaré si lo veo Tomoyo.
 
-Gracias Yukito. ¡Yukito, espera! -exclamó Tomoyo haciendo que se detuviera en la puerta-. No se que vaya a pasar ahora -explicó mirando un segundo a Shaoran-, pero tal vez no pueda ver a Mina… tú ¿podrías explicarle todo? ¿Decirle cuanto siento haberle mentido?
 
-Claro que si -asintió Yukito con su sonrisa de siempre y se acercó a ella para tomarle la mano-. Ella entenderá, no te preocupes.
 
-Gracias -musitó Tomoyo conteniendo las ganas de llorar.
 
Yukito salió dejando la habitación de nuevo en silencio.
 
-¿Qué pasará ahora? -preguntó Tomoyo.
 
-Te acompañaré a ver que es lo que quiere Tsurigame.
 
-¿Iremos? ¿Es necesario? -hacía una mueca mostrando el disgusto que le provocaba la idea de volver a verlo.
 
-Si, temo que no hay más remedio. No se si cumplirá su amenaza de alertar a la prensa.
 
-Es cierto -recordó Tomoyo alarmada-. ¿Qué haremos?
 
-No te preocupes, Yue y yo hemos previsto todo. Como sea nos iremos esta misma noche -puntualizó decidido.
 
-Esta noche -dijo Tomoyo sintiendo un vuelco en el estómago.
 
-¡Está noche! -repitió Sakura asombrada-. No me habías dicho nada.
 
Shaoran miró a Fujitaka y Tomoyo quienes parecían pensar lo mismo que él.
 
-Todavía falta un poco -dijo Fujitaka consultando su reloj de pulsera-. Pero iré a ver que tengan los caballos preparados.
 
-¿Caballos? -dijo Tomoyo.
 
-Si. El lugar en que te citó Tsurigame es de difícil acceso y es imposible llegar en auto, supongo que eso le da más privacidad.
 
-¿Puedo ir con usted señor Kinomoto? -preguntó Tomoyo.
 
-Claro, vamos. Me ayudarás a escoger tu caballo -dijo Fujitka pasando un brazo por sus hombros. Los dos salieron dejando a la pareja a solas.
 
-¿A qué hora nos iremos -quiso saber Sakura-. Quiero saber cuanto tiempo tengo para preparar mis cosas.
 
-Sakura.
 
-Además quisiera ver a Mina antes de irme…
 
-Sakura.
 
-…claro si me queda tiempo, sino solo la llamaré.
 
-Sakura -insistió Shaoran tomándole la mano y dudó un momento antes de seguir.
 
-¿Qué?
 
-Tú no vendrás con nosotros -dijo al fin y la miró directo a los ojos dejando ver la seriedad en sus palabras.
 
-¿Qué? -preguntó boquiabierta-. ¿Por qué?
 
-Voy a sacar a los Daidouji del país y no puedo llevarte conmigo.
 
-¿Qué? ¿Cómo? -decía Sakura jadeante, retiró sus manos de las de Shaoran para ponerse de pie.
 
-Estarás más segura aquí -continuó Shaoran notando su desconcierto-. Dejaré a Yamazaki y a otro dos agentes aquí para protegerlos. Yue también ha dejado arreglado que…
 
-¿Desde cuando estás planeando esto? -interrumpió molesta-. ¿Por qué no me dijiste nada? -aunque realmente no esperaba una respuesta, caminaba de un lado al otro mientras hablaba-. Esa era la idea desde el principio ¿verdad? Venir por Tomoyo y dejarme aquí.
 
-Si -confesó Shaoran en un suspiro.
 
-Y Yue lo sabía y no me dijo nada.
 
-Sabíamos que no te gustaría la idea.
 
-¡No me digas! -ironizó-. ¿Por qué no puedo regresar al trabajo? No me voy a quedar aquí sin hacer nada.
 
-Vas a quedarte aquí porque aquí estás segura -insistió en el mismo tono que ella poniéndose de pie.
 
-¡No! No quiero quedarme.
 
-Sakura, ellos saben demasiado de ti -explicó empezando a sentirse molesto-. Saben lo importante que eres para mi.
 
-No me vengas con eso ahora, no vas a ablandarme hablándome bonito.
 
-Sakura entiende por favor -pidió sujetándola por los hombros-. Aquí estarás segura, alejada de todo.
 
-No quiero estar alejada de todo -forcejeó tratando de soltarse-. No quiero estar alejada de ti.
 
-¿Y crees que yo si?
 
-¿A dónde los llevarás?
 
Shaoran no respondió de inmediato, había acordado con Yue que a parte de él absolutamente nadie sabría el paradero de los Daidouji.
 
-¡No vas a decírmelo! -comprendió Sakura escandalizada-. No lo puedo creer, no confías en mi -y lo empujó para liberarse de sus brazos.
 
-Sakura no es eso y tú lo sabes.
 
-No, no lo sé -dijo mientras salía de la habitación notablemente furiosa.
 
********************
 
Shaoran y Tomoyo iban montados en sus caballos avanzando lentamente.
 
Hasta ahora habían guardado silencio, cada uno tenía muchas cosas en que pensar. A pesar de eso Tomoyo podía notar el malestar en la cara de Shaoran, el mismo que había en él desde que se reuniera con el señor Kinomoto y ella momentos antes.
 
Aún era temprano para la cita, pero no puso ninguna objeción cuando Shaoran le sugirió que salieran de una vez, el paseo le estaba sentando bien, a pesar de su tristeza comenzó a sentirse tranquila y relajada. De repente escucho suspirar a Shaoran.
 
-No se lo tomo bien ¿verdad? - se aventuró a decir Tomoyo.
 
-NO, no se lo tomó bien -respondió Shaoran y miró a Tomoyo-. ¿Cómo te sientes?
 
-Triste y cansada -confesó Tomoyo-. Pero… ¿sabes? Me estoy dando cuenta que también me siento liberada.
 
-Ya no tienes que mentir -comprendió Shaoran.
 
-Así es -suspiró ella-. Ya no tengo que mentir.
 
-Él entenderá, ya lo verás -la ánimo él.
 
-Tal vez, gracias Shaoran -sonrió Tomoyo-. ¿Qué crees que quiera Keiju? -preguntó cambiando el tema a propósito.
 
-Dinero, que más podría querer alguien como él.
 
-¿Y que voy a decirle?
 
-Lo que sea, solo asegúrate de ganar tiempo -aconsejó él-. No debe sospechar que nos vamos esta noche.
 
-Pero… cuándo se de cuenta que no estoy llamara a la prensa.
 
-Yue se encargara de eso… además mañana los Daidouji estarán abandonando el país con rumbo desconocido… esa será la noticia del día.
 
-Pensé que nos iríamos sin que nadie lo supiera.
 
-Ya lo arregle, se entregará un comunicado a los medios… firmado pro tu padres, lo harán cuando ya llevemos una hora de vuelo. Yo había pensado dejar pasar por lo menos un día, pero no hay remedio, tendrá que ser así.
 
-Y… ¿puedo saber ahora a donde iremos?
 
-Preferiría que no… te enterarás junto con tus padres cuando estemos en el avión.
 
-Está bien.
 
Llegaron al claro donde sería la cita. Aún era muy temprano así que Shaoran decidió dar una vuelta alrededor para hacer tiempo.
 
********************
 
-¡Ya era hora de que te levantaras! -exclamó Eriol al salir a la terraza donde Nakuru tomaba su desayuno.
 
-No me molestes Eriol, ya sabes que no me levanto antes de las once, mucho menos si fui a una fiesta la noche anterior.
 
-Cosa que sucede con mucha frecuencia -reprochó él, Nakuru se encogió de hombros-. ¿Dónde esta ese amigo tuyo? Quería hablar con ustedes.
 
-¿Con nosotros? -preguntó levantando una ceja.
 
-Si con ustedes -dijo sentándose a su lado-. Me quieres decir que fue lo que hicieron anoche.
 
-Ah, ya te contaron.
 
-No, no me han contado nada. Pero no soy tonto sabes. Primero veo salir a Touya furioso del estudio, luego entran Sakura y Shaoran. Y después sale tu “amigo” golpeado. Y Mina nos dice que Tomoyo y Touya habían discutido. ¿Qué tienes que ver tu en todo esto?
 
-Yo nada, solo me limite a hacerle un favor a un amigo.
 
-¿A Keiju?
 
-¡No! ¡A Touya! Tú querida Tomoyo es una farsante, lo estaba engañando.
 
-¿Tomoyo? ¿Cómo? -exclamó incrédulo.
 
-Ella no es quien dice ser -explicó Nakuru feliz de poder decírselo a alguien-. Y ni te imaginas quien es en realidad -como no tuvo replica continuó-. ¡Es Tomoyo Daidouji! -como Eriol no parecía comprender, continuó desesperada-. ¡La heredera del imperio Daidouji! Vino aquí buscando esconderse de no se que.
 
-¿Y tú como lo sabes?
 
-Keiuji y ella eran pareja. Ella es la mujer que lo planto -Eriol abrió los ojos sorprendido-. ¡Si!, ¿puedes creerlo? También conoce al novio de Sakura, él es el jefe de seguridad de los Daidouji y Sakura trabaja con él.
 
Eriol escuchaba sin poder dar crédito a lo que escuchaba. Y aunque no comprendía lo que sucedía en su totalidad, algunas cosas cobraron sentido.
 
-¿Y entonces que sucedió ayer?
 
-Bueno -dudo un poco-. Keiju y Tomoyo discutieron y Touya los escuchó y ahí se enteró de quien era ella en realidad.
 
-¡Que casualidad! ¿No?
 
-Pues si ¿verdad? -replicó fingiendo inocencia con descaro-. Es una pena que Touya se enterara de todo de esa manera -dijo con fingida preocupación-. El pobre Keiju fue golpeado por Touya y por el novio de Sakura, él que culpa tiene de las mentiras de Tomoyo.
 
-Si, claro, pobre. ¿Y dónde está él ahora?
 
-Se citó con Tomoyo a medio día. Parece que ella no quería, pero… él la convenció -hizo una pausa y añadió maliciosa-. Te das cuenta lo que sucedería si todos se enterarán de quien es ella…
 
-¡Ni se te ocurra decir una palabra Nakuru -advirtió Eriol golpeando la mesa cosa que sobresaltó a su prima-. No se lo que estén planeando ustedes dos, pero no te atrevas, porque esto si no te lo perdonaré.
 
-¡Eriol! -exclamó Nakuru asombrada, él nunca le había hablado con esa rudeza.
 
-He pasado por alto muchas de tus faltas y todos tus defectos -dijo mirándola fijamente-. Pero no permitiré que sigas lastimando a mis amigos por tus caprichos.
 
-Pero Eriol…
 
-¡Nada! -la calló de inmediato-. Y de una vez te digo que tu amigo ya no es bienvenido en esta casa, quiero que se vaya hoy mismo -antes de que ella replicara añadió-: y si no te parece puedes irte con él.
 
-Se lo diré a mi tío, él no permitirá…
 
-Lo hará, cuando le explique los motivos -dijo Eriol al momento que se iba y se volvió para agregar-: ¿Qué crees que pensará cuando se entere de los problemas que les estas causando a los Kinomoto? Con la primera vez basta ¿no crees?
 
-Eriol, no puedes hacerme esto -gritó haciendo una rabieta.
 
-¡Ah! -dijo Eriol ya en la puerta-. Si cuando regrese tú amigo sigue aquí lo corro a patadas -y salió decidido a cumplir con lo que acababa de decir.
 
********************
 
Cuando regresaron al claro Keiju ya estaba ahí, montado en su caballo parecía un poco molesto. Shaoran lo había hecho así a propósito para que el sujeto no pensara que estaban ansiosos por la cita. Se acercaron lentamente a él.
 
-Pensé que te había dicho que vinieras sola.
 
-No creerías que la dejaría hacer eso ¿verdad? -se apresuró a contestar Shaoran-. Sobre todo después de ver como tratas a las personas.
 
-No hablaré con ella si no es a solas -e hizo un amago de irse.
 
-¡Espera! -pidió Tomoyo-. ¿Si Shaoran se retira unos metros hablaras conmigo?
 
-Tal vez -respondió altanero mirando a Shaoran.
 
-Por favor, Shaoran.
 
-Está bien -aceptó Shaoran con desconfianza-. Pero te advierto que no te acerques a ella demasiado, ya sabes lo que te puede pasar.
 
-Si tengo una idea -replicó Keiju sin poder evitar llevarse una mano al rostro adolorido.
 
-Bien -dijo Shaoran.
 
Los tres desmotaron, Shaoran se llevó los caballos de Tomoyo y él hasta la orilla del claro a unos metros de donde estaban ellos, amarró los caballo y se cruzó de brazos mirando fijamente hacia ellos.
 
-¿Esta armado? -preguntó Keiju con burla.
 
-Si -respondió ella aunque no estaba segura de ello-. ¿Qué quieres Keiju?
 
-Dinero, ¿qué más?
 
-Claro, ¿qué más?
 
-¿Te sorprende?
 
-No -respondió sinceramente después de todo Shaoran le habia advertido que así sería-. ¿Cuánto?
 
-Un millón… de dólares
 
-¡Un millón de dólares! -jadeó Tomoyo.
 
-¿Qué te sorprende? Tú padre tiene eso y más -dijo Keiju con desdén.
 
-Tendré que hablar con mi padre -titubeó ella-. Supongo que ya habrás pensado a donde quieres que te deposite el dinero y cuando.
 
-Claro que he pensando en todo eso… ¿cómo podré estar seguro de que cumplirán su palabra?
 
-Yo te prometo…
 
-¡No me interesan tus promesas! -exclamó con rudeza-. Regresarás conmigo a la ciudad y ahí nos encontraremos con tus padres en un sitio neutral donde me entregaran el dinero y tu podrás irte con ellos.
 
-¡Como! -Tomoyo lo miraba boquiabierta y volteó en dirección a Shaoran quien estaba alerta a cualquier señal de la chica-. Yo… yo… no puedo irme contigo.
 
-Si puedes -Tomoyo se mordía el labio sin saber que hacer.
 
Ganar tiempo eso es lo que había dicho Shaoran.
 
-Está bien -dijo al fin-. Pero tendrá que ser mañana, tengo que hablar con mi padre primero y también con Li, él no me dejará ir sola contigo.
 
-Tendrá que hacerlo.
 
-Tú sabes que eso no es posible -Tomoyo se mantuvo firme-. No iré contigo sola, ¿dónde es que veremos a mis padres?
 
-Te lo diré apenas lleguemos a la ciudad.
 
-Entonces, te veremos mañana a esta misma hora, en las afueras del pueblo.
 
-Así que ya estás poniendo condiciones ¿no?
 
-Claro que si -respondió Tomoyo con renovado valor-. Te daremos lo que quieres.
 
-Como sea… no quiero trucos Tomoyo -advirtió molesto.
 
-¿Cómo puedo estar segura que después que tengas el dinero no nos traicionaras? -preguntó cruzándose de brazos.
 
-Tendrás que confiar en mi.
 
-Confiar en ti, por supuesto como no lo había pensado -respondió con ironía.
 
-No te preocupes princesa. Contigo en la ciudad, la historia de tu paradero no valdrá nada.
 
-Hasta mañana entonces -se despidió ella cansada de esa conversación y se dio la vuelta para caminar hacia Shaoran, quien al notar esto empezó a desamarrar los caballos.
 
-Tomoyo -la llamó Keiju, ella se volvió con lentitud-. Pudo haber sido diferente.
 
-No lo creo así -respondió segura de ello.
 
-Pudo haber sido mejor… -insistió él-. Si tan solo hubieras confiado en mi… amarme.
 
-Eso nunca hubiera pasado -y dicho esto se dio la vuelta y avanzó hacia Shaoran que ya se acercaba a ella.
 
Ahora que sabía lo que era amar a un hombre de verdad, ella estaba más que segura que Keiju Tsurigame jamás podría competir con alguien como Touya Kinomoto… en todos los aspectos.
 
********************
 
Esa misma noche Tomoyo estaba en su habitación, sus cosas estaban listas para la partida, había hecho la maleta aunque todavía faltaba tiempo para salir, pero ella prefirió tener todo listo para mantenerse ocupada.
 
A cada minuto que pasaba sentía que el nerviosismo aumentaba, Touya todavía no aparecía, las posibilidades de volver a verlo antes de marcharse se agotaban.
 
-“Ojalá no tuviera que irme así” -pensaba ella con tristeza, hubiera querido abrazarlo, besarlo, decirle que lo amaba.
 
Tomó su maleta y caminó con ella a la cocina, en el cuarto aún quedaban su bolso y la peluca con la que había viajado la primera vez, Shaoran había sugerido que la usará para el regreso.
 
Llegó a la cocina y encontró ahí al señor Fujitaka y a Yukito.
 
-¿Ya tienes todo listo? -preguntó Fujitaka
 
-Si, gracias -contestó ella dejando la maleta en el suelo-. Solo quería agradecerles por todo otra vez.
 
-Fue un placer tenerte en casa -respondió Fujitaka mientras Yukita asentía.
 
-Mina lamenta mucho no poder hablar contigo antes de que te fueras -dijo Yukito con melancolía-. Me pidió que te recordara lo que habían hablado antes, que te esperaría hasta el último momento; ella dijo que entenderías.
 
-Mina -suspiró Tomoyo-. Si entiendo, yo también lamento no poder verla otra vez -y sacó un par de sobres del bolsillo de su chaqueta-. ¿Podrás darle esta carta? Ahí me despido de ella.
 
-Claro que si -respondió Yukito con entusiasmo mientras tomaba la carta-. Esto la alegrará, mañana a primera hora ella la tendrá en sus manos -Tomoyo sonrió.
 
-¿Señor Kinomoto? -titubeó un momento y extendió el otro sobre que tenía-. ¿Podría dárselo a Touya? Si no quiere leerla, no importa.
 
-Se la daré Tomoyo. Y no te preocupes seguramente la leerá -Fujitka suspiró mirando el sobre en sus manos-. Él se dará cuenta y lamentará no haber estado aquí para despedirse.
 
En ese momento apareció Shaoran con su maleta en las manos y el semblante preocupado.
 
-¿Todavía no quiere hablar contigo? -preguntó Tomoyo.
 
-No -suspiró Shaoran-. Pero todavía no me rindo, antes llevaré las maletas al auto.
 
-Te ayudo con esta -ofreció Yukito tomando la maleta de Shaoran, ya estaba listo para salir.
 
-Estos hijos míos -suspiró Fujitaka guardando la carta de Tomoyo-. No se en que momento se volvieron tan orgullosos.
 
-Sakura está triste -justificó Tomoyo acercándose a Fujitaka-. Lo que pasa es que no quiere despedirse. Touya por otro lado tiene todo el derecho a estar enojado y a tomar todo el tiempo que quiera para pensar las cosas y calmarse -dijo con cierta tristeza, pero de inmediato cambió el semblante-. Además sus dos hijos tienen un gran corazón como su padre.
 
-Gracias Tomoyo.
 
-Señor Kinomoto, de verdad quiero darle las gracias por todo lo que ha hecho por mi -dijo Tomoyo con sinceridad-, no se que hubiera hecho sin usted aquí, apoyándome, me hizo sentir segura y cómoda en su casa, muchas gracias.
 
-Como dije antes, para mi fue un placer -respondió Fujitaka tomándole ambas manos-. Y debo insistir en que me agradas mucho como novia de mi hijo. El comprenderá Tomoyo y te buscará, yo lo sé.
 
Tomoyo suspiró pues no tuvo el valor de contradecirlo, y decirle que ella dudaba mucho que eso sucediera, así que como única respuesta a sus palabras lo abrazó con fuerza. Shaoran y Yukito regresaron.
 
-Bueno -dijo Shaoran, iré a hacer un último intento, deséenme suerte -todos sonrieron-. ¿Señor Kinomoto, le molestaría mucho si tiro la puerta del cuarto de Sakura? -bromeó Shaoran.
 
-No, adelante -Fuitaka también bromeó-. En cuanto Touya regrese, le pediré que la vuelva a poner en su lugar.
 
-¡Genial! -rió Shaoran-. Otro motivo más para que él me odie.
 
Todo rieron y desearon buena suerte a Shaoran.
 
********************
 
Había llegado hace un buen rato y logró entrar a su cuarto sin que nadie lo viera. Le había pedido a uno de sus trabajadores que lo acercara a la casa.
 
“Cobarde” se había dicho una y otra vez desde que puso un pie en la casa y había subido las escaleras a hurtadillas. No quería ver a nadie y sentirse obligado a dar explicaciones sobre su comportamiento. Ya se había dado un baño en el hotel en el que pasó la noche y ahora se había cambiado la ropa.
 
Se oía mucho movimiento abajo y por lo que había oído Sakura estaba encerrada en su habitación, y estaba enojada con el tal “Li” cosa que le produjo una sincera satisfacción, al menos no era el único enojado en la casa.
 
Recostado sobre su cama aún o podía decidir que era lo que iba hacer. Se la pasó toda la noche ordenando sus ideas respecto a todo lo sucedido en la casa durante las últimas semanas y sobre todo lo que le había sido revelado la noche anterior.
 
No supo en que momento había caído vencido por el sueño, lo único que recordaba es que lo último en que pensó antes de quedarse dormido fue en Tomoyo y también fue en ella en lo primero que pensó al despertarse. Aún entre sueños podía ver su rostro y podía sentir la suavidad de sus besos.
 
Solo ahora era que pensaba en lo que podía significar en su vida que ella fuera una rica heredera, una Daidouji. ¿Realmente importaba mucho?, tuvo que admitir que no.
 
Ella había acusado a Tsurigame de ser como todos y de no quererla. A él sin en cambio le había dicho que nunca antes había sentido lo que sentía con él.
 
Él tampoco se había sentido así con otra mujer, nunca se había sentido tan feliz.
 
Pero… ¿todavía sentía lo mismo? ¿Podría verla de la misma manera? No estaba seguro. Miró la pequeña maleta que estaba preparando. Aún no decidía lo que iba hacer.
 
Seguía dándole vueltas al asunto cuando volvió a escuchar a Li tocando a la puerta del cuarto de Sakura.
 
-Sakura, por favor abre la puerta.
 
-¡No! -respondió la chica al otro lado.
 
-“Por lo menos es tan testaruda como siempre” -pensó Touya sonriendo.
 
-Tenemos que hablar -decía Shaoran contra la puerta-, entiende que no nos queda mucho tiempo.
 
Al escuchar esto último Sakura se mordió el labio y cerró los ojos, suspiró triste pues si de algo estaba segura es que no tenían mucho tiempo y aunque todavía estaba enojada con él no quería que se fuera sin despedirse, y sobre todo porque no sabía cuando lo vería otra vez.
 
-Sakura -dijo él en tono de advertencia-. Si no abres voy a tirar la puerta.
 
Sakura sonrió, como le gustaría ver que hiciera eso, peor tenía que portarse madura y abrir la puerta de una vez.
 
-Tú no vas a hacer tal cosa -se escuchó una fría voz afuera.
 
-Kinomoto -exclamó Shaoran sin poder creerlo.
 
-¿Touya? -exclamó a su vez Sakura antes de correr a la puerta y verlo con sus propios ojos-. ¡Touya! ¿Cuándo llegaste? -preguntó pasando de al lado de Shaoran.
 
Touya cerró los ojos exasperado, justo lo que no quería. ¿En qué momento se le había ocurrido salir a meterse en lo que no le importa?
 
-¿Por qué no nos avisaste que habías llegado? -insistió Sakura mientras se acercaba a su hermano-. ¿Ya viste a Tomoyo? Ella…
 
Touya levantó las manos y se las llevó ala cabeza poniendo los ojos en blanco. Lo menos que quería es que le hablaran de Tomoyo.
 
-No digas más Sakura -ordenó volviéndose sobre sus pasos para regresar a su habitación, mientras Sakura lo seguía-. No quiero escucharte monstruo, todavía estoy enojado contigo -sentenció ya dentro del cuarto y terminó de meter lo que faltaba a su maleta.
 
-¿Qué haces? -continuó Sakura ignorando lo que le había dicho-. ¿Para qué es esa maleta? ¿A dónde vas?
 
-Eso es algo que no te importa. Si tú no me das explicaciones de lo que hacer yo tampoco lo haré.
 
-Pero… hermano. ¿Ya hablaste con Tomoyo? Ella…
 
-No quiero hablar de ella -dijo colocándose la chaqueta, tomó su maleta y caminó a la puerta.
 
-¡No has hablado con ella! -exclamó molesta comprendiendo lo que sucedía. Y lo siguió hasta el pasillo, corriendo se interpuso en su camino.
 
Shaoran continuaba en el pasillo siendo un testigo silencioso de lo que sucedía entre los hermanos. Ya había aprendido a no interponerse entre ellos.
 
-¿Por qué no puedes entenderla? ¿Por qué no quieres entenderla? -preguntó empujándolo hacia atrás.
 
-Ella me mintió -gritó Touya, no tenía otro argumento para defenderse.
 
-No tenía otro remedio -replicó ella en el mismo tono-. ¿No lo entiendes? Ella tenía miedo, sus padres también, ¡TODOS! Todos temimos por su seguridad.
 
-Sakura…
 
-¡No! Eres un tonto y ahora vas a escucharme -advirtió decidida-. Estas personas, “ellos”, los que están amenazando a los Daidouji no quieren dinero -explicó ella un tanto exaltada-. Quieren venganza Touya, y la quieren a ella -Sakura bajó el tono de su voz-. Saben que la mejor manera de lastimar a Takedo Daidouji es a través de su hija… ¿tú comprendes eso verdad?
 
Touya la escuchaba incapaz de articular palabra, “¿Si lo comprendo? Pensó en Tomoyo, ¿qué haría él si alguien quisiera hacerle daño? “Yo…”
 
-Exacto -asintió Sakura adivinando los pensamientos de su hermano-. ¿Harías lo que fuera por ella, cierto? El señor Daidouji permitió que nosotros alejáramos a Tomoyo sin saber ni siquiera a donde la mandaba. La señora Daidouji estaba en coma, ¿puedes imaginar lo doloroso que fue para ella? ¡Tuvimos que obligarla, asustarla! Mostrarle las amenazas que había contra ella.
 
Touya dejó caer la maleta de sus manos, miró a Sakura y se volvió hacia Shaoran quien simplemente asintió.
 
-“Ellos” no pedirán un rescate por ella -explicó Sakura temblorosa y en voz baja-. Si “ellos” la encuentran no solo van a lastimarla, “ellos”… -no pudo continuar.
 
-“Ellos” quieren matarla -terminó Shaoran rompiendo el silencio-. Y así cobrar venganza contra su padre.
 
Touya tambaleándose y sin aliento se dejó caer hacia atrás, su espalda golpeó la pared con fuerza.
 
-¿Ahora entiendes? ¿Vas a hablar con ella? Tienes que hacerlo antes de que se vaya -Touya levantó la vista para mirar a Sakura con sorpresa-. Si, se va, esta noche.
 
Touya se tensó, recuperó el control de su cuerpo y apartó a Sakura sin la menor gentileza y comenzó a bajar las escaleras.
 
-¿Hablarás con ella? ¡Touya! -gritó Sakura con la intención de seguirlo.
 
Shaoran la alcanzó en lo alto de las escaleras y la agarró del brazo cuando ella comenzaba a bajarlas.
 
-No interfieras más -le aconsejó a ella.
 
-¡Déjame! Es mi hermano, y no es asunto tuyo.
 
-Es una persona adulta -contestó Shaoran sin soltarla por miedo a que perdiera el equilibrio y cayera por las escaleras-. No necesita tu ayuda, ya hiciste lo que podías. Ahora deja que él se encargue de lo demás. Si realmente la ama como tu piensas él hablará con ella.
 
Sakura dejó de luchar por liberarse, como si estuviera recapacitando sobre lo que le había dicho Shaoran. Este la apartó de las escaleras aunque sin soltarla del todo.
 
-Ahora tú y yo, vamos a hablar -dijo Shaoran, guiándola hasta su habitación y no se detuvo hasta que estuvieron dentro y cerró la puerta con llave.
 
********************
 
Touya bajó las escaleras con rapidez sin saber con exactitud a donde se dirigía, simplemente dejó que sus pies lo llevaran.
 
-¡Touya! -exclamaron sorprendidos al verlo entrar a la cocina.
 
-¿Dónde está Tomoyo? -preguntó de inmediato al notar su ausencia.
 
-En su habitación -señaló Fujitaka y no pudo decir más pues su hijo ya se dirigía a ella.
 
Fujitaka y Yukito suspiraron al unísono, ahora solo quedaba esperar y desear que todo se arreglara entre ellos.
 
Ajena a todo esto Tomoyo se encontraba sentada frente al espejo, cepillando su cabello. Había decidido recogérselo antes de salir y colocarse la peluca una vez que salieran del rancho. No pensaba dejar que la última imagen que los Kinomoto tuvieran de ella fuera con la peluca puesta.
 
Repentinamente la puerta se abrió sobresaltando a la chica quien dejó caer el cepillo y se llevó ambas manos a la boca ahogando un grito.
 
Casi como si estuviera en un sueño vio la imagen en el espejo. Parado en el arco de la puerta estaba Touya con su semblante serio y un tanto alterado. Se volvió lentamente sintiendo que al darse la vuelta no encontraría a nadie ahí, pero él seguía inmóvil en el mismo sitio.
 
-¡Touya! -jadeó Tomoyo.
 
Touya se adelantó un par de pasos cerró la puerta y puso el seguro antes de mirarla fijamente.
 
-Tú no vas a ir a ninguna parte.
 
Continuara…
 
Nota de la autora: Si lo sé soy de lo peor, de lo peor, pero ya saben “un poquito de emoción” ¿Qué les pareció el capítulo? Al fin, Touya sabe la verdad, no pueden culpar a mi querido Touya por la forma en que reacciono, estaba muy molesto y toda clase de sentimientos lo tenían confundido. Sakura también se enteró de los planes de Shaoran. Estos hermanos Kinomoto… Las intenciones de Keiju son bastante claras, creo que la mayoría no se esperaba algo así. Todavía faltan muchas sorpresas, esperen a la próxima.