Card Captor Sakura Fan Fiction ❯ Junto a ti ❯ Capítulo 25 ( Chapter 25 )

[ A - All Readers ]

JUNTO A TI
Por Daulaci Serv
Con los personajes de Card Captor Sakura, Por CLAMP.
Con una especial agradecimiento a Crystal23quien a sido toda una inspiración y un gran apoyo como beta en este fic.
 
CAPITULO 25
 
En la habitación de Sakura todo era silencio. Shaoran la miraba tratando de decidir por donde empezar. Sakura se había cruzado de brazos en una actitud retadora.
 
-¿Por qué no puedo ir contigo? -preguntó ella con suavidad.
 
-Entiende Sakura, ya estás muy involucrada -respondió Shaoran con tranquilidad-. No puedo permitir que te arriesgues de nuevo -al ver que no la convencía continuó-. ¿Sabes lo que pasamos todos cuando desapareciste? Tu papá, Yue, Tomoyo… Yo mismo.
 
-Pero… es que yo… -suspiró frustrada.
 
-Nada de peros… si hubiera sido cualquiera de los muchachos lo hubiera mandado de vacaciones con todo y su familia. Tú lo sabes, no es la primera vez que lo hago, pues bien, estas son tus vacaciones y punto.
 
Sakura desvió su mirada con tristeza, sabía que él tenía razón pero le resultaba muy doloroso separarse de él justo ahora que las cosas iban tan bien entre ellos.
 
Shaoran se acercó a ella y la abrazó con fuerza. Sakura lo abrazó por la cintura sin poder evitar las lágrimas.
 
-No llores, por favor -pidió él acariciando su cabello-. Se muy bien lo que sientes, a mi me pasa lo mismo.
 
-¿Por qué no me llevas contigo? -sollozó Sakura y escondió la cara en su pecho.
 
-Sakura -suspiró él y besó su cabello-. No quiero llevarte conmigo porque no quiero que mi madre te conozca en estas condiciones.
 
-¿Tú madre? -preguntó confundida levantando la cara para mirarlo-. No entiendo… ¿por qué…? -y de pronto sus ojos se iluminaron de comprensión-. ¿Irás a…?
 
-A China, si -terminó él mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y limpiaba su rostro con cuidado-. Llevaré a los Daidouji a China.
 
Shaoran esperó a que Sakura se calmara un poco antes de continuar.
 
-Como sabes en China tengo muchos contactos y conozco a mucha gente que permanece leal a la memoria de mi padre y que me ayudará a esconderlos y protegerlos -Shaoran hablaba lentamente sin dejar de abrazarla y la observaba con ternura.
 
-Yo sé, pero… porque no quieres que me conozca tu madre…
 
-En estas circunstancias -aclaró él dándole un suave beso en los labios-. Cuando te lleve a conocer a mi familia quiero que el viaje sea exclusivamente para eso.
 
-Shaoran -musitó Sakura sonrojada.
 
-Además -continuó mientras acariciaba su rostro-. Ya alguna vez le dije a mi madre que solo llevaría a una mujer a casa cuando esta fuera mi prometida, así que…
 
Sakura contuvo la respiración mientras veía que Shaoran buscaba en los bolsillos de su saco.
 
-Ayer hablé con tu padre sobre esto y le pedí tu mano -explicó sacando una cajita y al abrirla mostró un anillo de diamantes que brillaba bajo la mirada asombrada de la joven-. ¿Quieres casarte conmigo, Sakura?
 
Sakura lo miraba con lágrimas en los ojos sin poder articular palabra, apenas y sentía fuerzas para respirar mientras lo veía deslizar el anillo por su dedo.
 
-Cásate conmigo Sakura, por favor di que si.
 
-Si -asintió Sakura temblorosa-. ¡Si! Quiero ser tu esposa -y lo abrazó con el corazón rebosante de felicidad.
 
Él la tomó en sus brazos, la besó en la cabeza y le levantó el rostro para mirarla a los ojos. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas y él las enjugó con los labios.
 
-Te amo -susurró contra su piel antes de encontrarse sus labios para darle un beso largo y profundo sin detenerse, hasta dejarla sin aliento.
 
-Shaoran -suspiró Sakura sobre sus labios y sin separarse de él un centímetro lo miró a los ojos.
 
-Terminaré el caso Daidouji -le informó con voz entrecortada-. Y me tomaré unas largas vacaciones -sonrió dándole un beso fugaz.
 
-¿De verdad? ¿Vacaciones? -ella también sonreía sintiéndose feliz entre sus brazos.
 
-Si, llevo años sin tomar unas. Vendré por ti y entonces te llevaré a conocer a mi familia. También nos acompañará tu padre.
 
-Haz pensado en todo ¿no? -bromeó con ojos brillantes.
 
-Claro, no quiero problemas. Así tu hermano no podrá decir nada.
 
-¿Y si él quisiera ir también?
 
-Que vaya -declaró encogiéndose de hombros-. Lo importante es que tú estés conmigo.
 
-¿Y cuándo nos casaremos?
 
-Lo antes posible -aseguró él-. Podemos fijar la fecha cuando estemos en China.
 
-¿Y casarnos aquí en el rancho?
 
-Donde tu quieras -los dos sonrieron Shaoran inclinó la cabeza y volvió a besarla.
 
El tiempo ya no importaba, solo ellos.
 
********************
 
Tú no vas a ir a ningún lado.
 
Las palabras aún hacían eco en su cabeza. Tomoyo se sentía incapaz de pronunciar palabra, asombrada por la presencia de Touya.
 
-No voy a dejar que te vayas -con voz entrecortada por la emoción-. No voy a permitir que te alejes de mi.
 
-¡Touya! -gimió ella y se levantó de un salto para correr a sus brazos que la recibieron gustosos.
 
-Soy un idiota, perdóname -dijo él sin soltarla, prácticamente la sostenía en el aire.
 
-No lo eres, necesitabas tiempo eso es todo -dijo ella mientras se separaba un poco de él para verlo a los ojos mientras sus manos se hundían en su cabello, apenas se dio cuenta que sus pies tocaron el suelo de nuevo-. Necesitabas tiempo… para pensar… yo entiendo… yo soy la que lamenta…
 
-No -negó él colocando un dedo sobre sus labios-. Ya te disculpaste una vez con eso es suficiente.
 
Tomoyo sonreía feliz con los ojos nublados por las lágrimas, aún podía sentir sus brazos rodeándola.
 
-Lo siento -se disculpó enjugando sus lágrimas-. Es solo que pensé que no te vería más.
 
-No debí decirte todas esas cosas, no las sentía realmente, solo me sentía molesto y confundido.
 
-Lo sé.
 
-No me importa tu apellido, ni quienes sean tus padres -dijo él con impaciencia-. Solo me importas tú
 
-¿No te importa que sea una Daidouji? -preguntó sintiendo que otras vez las lágrimas escapaban de sus ojos sin control.
 
-Solo me importa Tomoyo -susurró él contra sus labios-. Solo Tomoyo -y la besó.
 
Fue un beso desesperado y brusco, pero a Tomoyo no le importó. Touya estaba expresando un reflejo de sus propios sentimientos. Todas esas horas angustiosas sin saber donde estaba o cuando volvería a verlo. Poco a poco el beso se fue volviendo suave pero profundo. Touya gimió ante la respuesta de ella que recibía y daba con la misma intensidad.
 
Por fin separaron sus labios, pero sus cuerpos mantenían un íntimo contacto, tanto que les impedía pensar con claridad.
 
-No vas a irte -dijo Touya con voz ronca en un momento de lucidez.
 
-Tengo que hacerlo -respondió Tomoyo tratando de separarse de él, no podría hablar estando tan cerca de él.
 
-No -negó él con fuerza, apretándola más a él.
 
-Touya, no puedo quedarme -trató de explicar mientras lograba soltarse.
 
Tomoyo dio unos pasos atrás tomando aire, mientras limpiaba su rostro con las manos. Cerró los ojos sabía que ahora debía ser fuerte por los dos. Acomodó su ropa y su cabello consciente de la mirada de Touya.
 
-Debo irme Touya -dijo levantando la vista y lo miró a los ojos con decisión-. Mis padres me están esperando.
 
-No -dijo Touya apretando los puños fuertemente.
 
-Por eso vino Shaoran -intentó explicar con calma-, para llevarme de regreso a casa.
 
-No lo permitiré -insistió Touya con vehemencia.
 
-Keiju me amenazó con delatar mi presencia aquí -continuó ella tratando de razonar con él-. Quiere dinero, no podemos confiar en él. Me reuniré con mi familia -aspiró con fuerza-, creen que lo mejor es que salgamos del país.
 
-No, no, no -dijo Touya desesperado tomándola de los hombros.
 
-Si Keiju me delata todos sabrán donde encontrarme, la prensa… -hizo una pausa intentando ocultar su temor-. “Ellos” podrían venir a buscarme aquí, tú tenías razón, estoy poniendo en peligro el rancho y a todos.
 
-Eso no es cierto -replicó él con los ojos encendidos-. Estaba molesto yo solo hablaba por hablar.
 
-Pero tenías razón. Touya entiende por favor. Ya sufrí demasiado pensando en lo que le pudo pasar a Sakura por mi causa…
 
Touya negaba con la cabeza y mantenía los ojos cerrados, no quería aceptar lo que estaba escuchando.
 
-Touya mírame -dijo Tomoyo suavemente mientras le tomaba el rostro entre sus manos, él la obedeció con lentitud-. No podría soportarlo… si algo te pasara o alguien de esta casa… no podría verlos a la cara.
 
Tras murmurar una maldición, Touya a tomó en sus brazos y se apoderó de su boca. Cuando Tomoyo trató de liberarse de él, Touya la besó con más intensidad forzándola a responderle.
 
Pero este fue su error, en algún momento los papeles se invirtieron. Tomoyo le pasó los brazos por el cuello acercándose a él con suavidad, pasó los dedos por su cabello, acariciando su nuca lentamente.
 
Poco a poco Touya se fue relajando y respondió acariciando a su vez la espalda de ella, enredando los dedos en su cabello.
 
-No me beses así -gimió Touya casi sin aliento.
 
-¿Así como? -preguntó ella contra sus labios.
 
-Como si te estuvieras despidiendo -respondió él entre besos.
 
-Touya, eso es lo que estoy haciendo…
 
-No -negó él dejando de besarla. Aún la abrazaba y colocó su frente contra la de ella-. No importa lo que digas no voy a permitir que te vayas.
 
-Touya -protestó Tomoyo al tiempo que él la recostaba en la cama y se colocaba sobre ella impidiendo así que se moviera-. Touya no hagas esto más difícil -pidió ella tratando de apartarlo y al mismo tiempo luchando contra las sensaciones que la invadían.
 
-No puedes irte, no puedes dejarme así -dijo Touya antes de besarla.
 
Tomoyo no pudo resistirse más, no podía pensar con claridad. Sentía su aliento sobre sus labios y escuchaba las palabras dulces que le susurraba. Casi sin darse cuenta de lo que hacía le fue soltando los botones de la camisa para acariciarlo temblorosa.
 
-¿Recuerdas lo que te dije el otro día en la colina? -le susurró al oído, Tomoyo solo pudo asentir-. Te dije que estaríamos juntos.
 
Mientras le decía esto Touya acomodó su cuerpo entre las piernas de ella. Tomoyo se maravilló al descubrir lo erótico que podía ser estar así con él, aún cuando los dos seguían vestidos.
 
-Te dije que quería hacerte el amor -continuó él y le besó el cuello encontrando el pulso que latía en el.
 
-Si -suspiró Tomoyo cerrando los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que él le provocaba.
 
-Tomoyo -la llamó él suavemente, ella abrió los ojos y se encontró con la cálida mirada de Touya-. Tomoyo… yo te…
 
Pero no pudo terminar, unos golpes a la puerta lo interrumpieron, Touya maldijo en voz baja.
 
-Si es Li juro que…
 
-¡Touya! -gritó Yukito desde fuera, sonaba desesperado-. ¡Touya!
 
-¿Qué pasa? -preguntó Touya mientras se levantaba abrochándose la camisa. Tomoyo se sentó en la cama.
 
-Touya uno de los establos se incendia.
 
-¡Qué! -exclamó Touya y como un rayo llegó a la puerta par abrirla y encontrar a un pálido Yukito-. ¿Qué has dicho?
 
-Uno de los establos se quema -informó mientras los dos caminaban por el pasillo hacia la cocina seguidos por Tomoyo.
 
Al llegar a la cocina salieron por la puerta para encontrarse con Fujitaka quien observaba a lo lejos las llamas que empezaban a formarse en el establo.
 
Tomoyo apenas había llegado a la puerta cuando por el otro lado aparecieron Sakura y Shaoran quienes de inmediato notaron que algo estaba mal.
 
-¿Qué pasa? -preguntó Sakura.
 
-Uno de los establos se quema -respondió Tomoyo nerviosa.
 
Touya regresaba en ese momento y con rapidez se dirigió a uno de los gabinetes inferiores de la cocina y de ahí sacó dos extintores pequeños y le dio uno a Yukito.
 
-Vamos -ordenó Touya-. Hay que sacar a los caballos -Yukito asintió y salieron de nuevo.
 
Shaoran y las chicas salieron detrás de ellos. Sakura ahogó una exclamación al ver el horrible espectáculo a lo lejos.
 
-Llamaré a los bomberos -dijo Fujitaka sobresaltado pues no había pensado en eso antes y entró a la casa.
 
-Quiero ayudar -dijo Shaoran alcanzando a Touya quien lo observó un par de segundo y asintió con seriedad.
 
Yukito ya corría a los establos, Touya y Shaoran iban a hacer lo mismo pero se volvieron al notar a Sakura que los seguía de cerca, un poco más atrás venía Tomoyo.
 
-¡Tú quédate aquí! -ordenaron los dos al mismo tiempo, se miraron un segundo y después Touya agregó-. Hablo en serio Sakura, quédate aquí con Tomoyo. No las quiero cerca del fuego.
 
Y dicho esto los dos se alejaron corriendo en dirección al establo. Sakura tuvo que contenerse y no gritarles algunas verdades, ese era justo el momento para que esos dos estuvieran de acuerdo en algo, pensó haciendo un puchero.
 
Tomoyo se acercó a ella y la agarró con fuerza por un brazo. Las nerviosas chicas observaron como los tres hombres llegaban hasta el establo. Sin poder contenerse Sakura caminó unos pasos.
 
-No vas a ir allá ¿verdad? -la detuvo Tomoyo apretándole aún más el brazo.
 
-No, no te preocupes -respondió Sakura tranquilizándola-. Solo quiero estar lo suficientemente cerca para ver.
 
Sakura y Tomoyo caminaron unos pasos más alejándose de las luces de la casa. Tomoyo notó que las llamas se acrecentaban iluminando sus rostros a pesar de la distancia.
 
Las chicas fueron testigos de todo lo que sucedía, Touya daba las órdenes. Los hombres, se mojaron de pies a cabeza con el agua de un par de bebederos que había afuera del establo. Entraron juntos y después de unos segundos angustiosos los caballos empezaron a salir despavoridos del lugar, se alcanzaban a oír los gritos que lanzaban los hombres para ahuyentar a los caballos.
 
-¿A dónde irán? -preguntó Tomoyo viendo a los caballos huir en diferentes direcciones.
 
-Lo más lejos posible -contestó Sakura-. Después habrá que ir a buscarlos, pero eso es lo de menos. La propiedad está cercada en sus limites. No irán muy lejos.
 
-¿Sakura?
 
-¿Qué? -preguntó la chica sin poder apartar la vista de los establos.
 
-No hay luz en la casa -dijo Tomoyo quien veía la casa a sus espaldas en la absoluta oscuridad.
 
-¿Cómo? -y se volvió para descubrir que era cierto-. Que raro.
 
-Mira Sakura, ya sacaron todos los caballos -dijo Tomoyo sintiendo que respiraba por primera vez desde que vio a Touya entrar al edificio.
 
Y era cierto los tres hombres salían del establo aún en llamas. Habían acabado con el contenido de los extintores sin poder hacer nada contra el fuego.
 
-Es imposible -gritó Touya-. No podremos salvarlo, será mejor que saquemos a los animales del otro establo, solo por precaución.
 
Los hombres a su lado asintieron y se dirigieron al establo contiguo para hacer lo que había sugerido Touya.
 
-Seguro quiere sacar a los caballos del otro establo -explicó Sakura sintiendo cierto alivio al ver que todos estaban bien-. Vamos a ver si papá pudo llamar a los bomberos.
 
Tomoyo asintió y antes de seguir a Sakura se volvió un momento para ver la figura de Touya entrando al otro establo.
 
Entraron en la cocina en penumbras. Sakura lanzó un gemido cuando tropezó contra una silla que estaba tirada en el suelo.
 
-¿Estás bien?
 
-Si -se quejó Sakura frotando su pierna-. No había notado la silla, alguien debió tirarla cuando salimos.
 
-Será mejor sacar las linternas -dijo Tomoyo caminando a tientas por la cocina hasta legar al cajón que buscaba-. No están aquí… creo que hay una en mi habitación, iré a buscarla… ¿Sakura?
 
Sakura había estado muy callada y permanecía inmóvil en su sitio, aguzando el oído.
 
-Algo no esta bien aquí -susurró la joven y se acercó a Tomoyo.
 
-¿Cómo? ¿Qué… qué quieres decir? -preguntó Tomoyo imitando su tono de voz.
 
-Algo está mal -insistió Sakura-. ¿Dónde está papá? ¿Y por qué está todo tan callado?
 
-Sakura, ¿no estarás pensando…? -Tomoyo no se atrevió a continuar, pasó saliva sintiendo un profundo temor-. ¿Qué vamos a hacer?
 
-Quédate aquí -ordeno Sakura-. Voy a buscar a papá.
 
-Pero Sakura… no puedes ir sola… vamos por Shaoran…
 
-¡No! Quiero estar segura de lo que pasa. Podría estar equivocada -dijo sin mucho convencimiento-. Ahora vuelvo, si oyes algún ruido raro, sales…
 
-No voy a dejarte sola.
 
Las dos chicas seguían murmurando pero era perceptible el temor y la decisión en sus voces.
 
-Está bien, pero quédate aquí.
 
Y dicho esto salió de la cocina en silencio. Tomoyo miró en todas direcciones, una ligera luz entraba por las ventanas. Entonces se le ocurrió ir a buscar la lámpara que había en su habitación.
 
Con el mayor sigilo posible caminó hacia el pasillo donde se detuvo un momento para acostumbrarse a la profunda oscuridad que reinaba ahí, siguió caminando y de repente tropezó con algo en el suelo.
 
Aliviada logró mantener el equilibrio y no hizo ningún ruido, frunció el seño preguntándose que podía haber ahí en el suelo a la mitad del pasillo.
 
Se agachó y a tientas buscó aquello con lo que había tropezado. Sintió que la sangre se le helaba al tocar una pierna. Se llevó una mano a la boca para ahogar una exclamación al comprender lo que podía ser.
 
-¿Se… señor Ki… Kinomoto? -tartamudeó la chica palpando el cuerpo hasta encontrar su rostro, al tocarlo y sentir los lentes que aún permanecían en su sitio gimió pesarosa-. Señor Kinomoto -lo llamó susurrando.
 
Él estaba inconsciente pero su rostro se sentía tibio y busco el pulso en el cuello, dejó salir el aire que contuvo al comprobar que el pulso seguía ahí, palpó la cabeza y descubrió que en la parte de la nuca estaba mojada, sintió el impulso de gritar al darse cuenta de que era sangre.
 
-Señor Kinomoto, por favor despierte -dijo la chica agitándolo un poco, un segundo después un débil gemido salía de la boca del hombre-. Señor Kinomoto…
 
-Sakura -murmuró el hombre.
 
-Soy Tomoyo, señor Kinomoto.
 
-Alguien… en la casa… -balbuceaba intentando mantenerse despierto-. Tomoyo… salgan de aquí…
 
-Señor Kinomoto, ¿puede ponerse de pie? Yo lo ayudaré.
 
-No -gimió Fujitaka sintiendo que perdía la conciencia otra vez-. Vete… vayan… lugar… seguro.
 
-¿Señor Kinomoto? -Tomoyo sintió pánico al ver que se había desmayado de nuevo.
 
¿Qué hacer? No podía dejarlo ahí, pero tampoco podía sacarlo ella sola. Por fin se decidió lo acomodó en el suelo, buscó entre sus bolsillos, el señor Kinomoto siempre llevaba un pañuelo consigo, al encontrarlo lo colocó bajo su nuca, tal vez eso ayudara un poco, no podía perder el tiempo, tenía que buscar a Sakura. ¡“Alguien” estaba en la casa…!
 
********************
 
Sakura había avanzado sigilosa por la casa, casi dejó escapar una risa nerviosa al pensar que de algo habían servido todas esas ocasiones en que escapó de la vigilancia de Touya.
 
Cada silencioso minuto que pasaba comprobaba con pesar que algo estaba mal, su padre no parecía estar por ningún lado. Todos los teléfonos de la casa a excepción el del estudio eran inalámbricos, así que sin electricidad su padre tuvo que ir directo a ese para comunicarse con los bomberos.
 
De repente se detuvo, escuchó voces y contuvo el aliento, se acercó deseando que fuera su padre hablando por teléfono pero conforme se acercaba comprobó que no podía ser él. Hablaban muy bajo, en susurros. Se detuvo junto a la puerta donde pudo distinguir lo que decían.
 
-No hay nada de valor aquí -decía una de las voces.
 
-¿Qué esperabas? -rugió la otra voz-. Además no es por eso por lo que hemos venido. ¿Revisaste bien las habitaciones de arriba?
 
-Si, no hay nadie más en la casa.
 
-¿Y el viejo? -el corazón de Sakura dio un salto y cerró los ojos.
 
-Lo dejamos donde no pudiera estorbar.
 
Sakura se llevó una mano a la boca, ¿dónde no pudiera estorbar? ¿Dónde? -preguntó en su mente, pero no hubo respuesta.
 
-¿Qué pasa si no regresan ellas solas?
 
-Nos encargaremos de todos y punto -respondió la voz fríamente cosa que le resulto vagamente familiar a Sakura.
 
-¿Y tenemos que llevarnos a las dos? ¿No podríamos llevarnos a la que nos interesa y ya?
 
-¡No! Ya te dije que serían las dos. No podemos arriesgarnos y llevarnos a la equivocada…
 
-Una segundo vez no te la perdonarían -se burló la otra voz.
 
-No -aceptó molesto-. Además tengo un asunto pendiente con la gatita.
 
-¡Matsagi! -gritó una voz en su interior. Sakura pasó saliva y fue retrocediendo.
 
-¿Dónde está Toikiro? -preguntó Matsagi.
 
Un tercer hombre, Sakura comprendió el peligro. ¿Dónde estaría su padre? Tenía que buscar a Tomoyo y salir de ahí. Debían ser más de tres hombres, tal vez abría alguien más esperando cerca de ahí. ¿Qué hacer? ¿A dónde ir? Habían ido por ellas dos. ¿Cómo supieron donde buscarlas?
 
Miles de preguntas bullan en su cabeza, Sakura retrocedía lo más rápido que podía sin hacer ruido, tratando de escuchar si alguno de ellos salía del estudio.
 
-¿A dónde vas preciosa? -preguntó una voz a su espalda, apenas había llegado al recibidor, se volvió y encontró a un hombre, vestido completamente de negro y con un pasamontañas que cubría su rostro.
 
-Vamos -ordenó la voz y sacó un arma señalando hacia el estudio.
 
Sakura retrocedió un paso y de repente vio por detrás del hombre un enorme jarrón blanco que brillaba bajo la tenue luz que entraba por la ventana. En un segundo el jarrón se rompía en pedazos sobre la cabeza del hombre que caía desvanecido al piso para descubrir la silueta de Tomoyo.
 
-¿Qué pasa ahí? -se escuchó la voz de Matsagi-. ¿Toikiro? ¿Eres tú idiota? ¿Por qué me mandaron con un montón de improvisados, buenos para nada?
 
-¡Corre! -susurró Sakura y tomó de la mano a Tomoyo para salir por la puerta delantera.
 
********************
 
Ya habían sacado a todos los caballos de ambos establos. A diferencia de los del primero, estos últimos fueron sacados con más tranquilidad y llevados a un corral cercano donde estarían a salvo. Ahora la mayor preocupación era que el fuego no se extendiera a los otros edificios.
 
Ahora mismo utilizaban los extintores de mayor capacidad que tenían en los establos, solo para impedir que el fuego se propagara, el primer establo estaba perdido. Touya aún se preguntaba como podría haber empezado el fuego. Siempre habían sido muy cuidadosos. Aunque en esta ocasión él no había hecho su habitual ronda por las instalaciones antes de la cena.
 
Shaoran se sentía absolutamente exhausto, la adrenalina aún corrían por sus venas, respiraba con dificultad a causa del humo y el esfuerzo. Miró a los hombres con los que estaba, los dos con expresiones preocupadas, tiznados de pies a cabeza, Shaoran supuso que él debía dar una imagen parecida.
 
Al menos Sakura se había mantenido alejada, pensó con una ligera sonrisa. Era raro que hubiese obedecido. Miró hacia la casa y fue entonces que notó la falta de electricidad, con las manos en la cintura dio unos pasos en dirección a la casa, las chicas no estaban donde las habían dejado, el señor Kinomoto tampoco estaba por ningún lado.
 
Una alarma se encendió en su mente, siguió caminando hacia la casa cada vez más aprisa rogando porque las chicas y el señor Kinomoto salieran por la puerta para decirles que los bomberos estaban en camino. Los bomberos, ¿dónde estaban los bomberos? Ya era hora de que se oyeran las sirenas a lo lejos.
 
-Hey -le gritó Touya al notar que Shaoran se iba. Él se había ofrecido a ayudar y ahora se marchaba-. ¿A dónde vas?
 
Pero Shaoran no respondió y siguió su camino a la casa. Estaba tan concentrado valorando la situación y recordando la disposición de la casa como para detenerse a discutir con Kinomoto.
 
-No hay luz en la casa Touya -dijo Yukito al voltear a ver a Shaoran.
 
-Es cierto -murmuró Touya y sin pensarlo corrió para seguir a Shaoran. Yukito hizo lo mismo.
 
Mientras corrían vieron a Shaoran que se detenía en la puerta para sacar un arma y entraba en la casa sigiloso. Touya sintió un nudo en el estómago y acelero más el paso.
 
-¿Qué pasa? -preguntó Yukito asombrado.
 
-No lo sé, pero no me gusta lo que veo.
 
Shaoran notó de inmediato el silencio en la casa. Casi había esperado encontrarse a Sakura enojada porque no la había dejado ir a ayudarlos con los caballos.
 
Se asomó por el pasillo que iba al cuarto de Tomoyo pero no distinguió ni escuchó nada, avanzaba ya en dirección al comedor cuando Touya y Yukito entraron en la cocina.
 
-No hagan ruido -ordenó de inmediato con voz baja, aún tenía el arma empuñada.
 
-¿Qué pasa? -preguntó Touya bajando la voz. Él también había notado la ausencia de las chicas y su padre.
 
-No lo se.
 
-¡No lo sabes! ¡Y por eso tienes que entrar con un arma a mi casa! -Shaoran puso los ojos en blanco y negó con la cabeza.
 
-Algo raro está pasando y no me gusta nada -susurró acercándose a ellos-. Quédense aquí mientras busco a los demás.
 
Y dicho esto salió con rapidez sin dejar tiempo para que Touya replicara.
 
-¿Qué hacemos? -preguntó Yukito detrás de él.
 
-No lo sé, tal vez ese idiota este exagerando… -Touya pasó saliva sintiendo temor-. Tal vez no.
 
Esperaron en silencio, solo habrían pasado un par de segundos cuando escucharon un ruido que provenía del pasillo. Touya se puso en guardia y se acercó con cuidado, sabía que el ruido provenía del cuarto de Tomoyo, cuando volvió a oír el ruido distinguió un leve gemido y sin pensarlo dos veces entró en el pasillo siguiendo el sonido.
 
Asustado descubrió que el ruido provenía del suelo y se agachó buscando en el suelo, descubrió que era un hombre el que yacía en el suelo.
 
-¿Papá?
 
-Touya -musitó Fujitaka adolorido e intentó incorporarse.
 
-No te muevas, ¿qué te pasó? -preguntó al mismo tiempo que sentía que Yukito llegaba por detrás.
 
-Alguien… me golpeó.
 
-¿Quién? ¿Dónde están Sakura y Tomoyo?
 
-No… lo sé… -respondió con dificultad-. Tomoyo -recordó de repente-. Ella… estaba aquí, le dije que se fuera, que saliera de aquí.
 
Touya sintió que el aire le faltaba pero se obligó a conservar la calma.
 
-Tenemos que sacarte de aquí -decidió en el momento-. Ayúdame Yukito.
 
Colocando cada uno un brazo sobre sus hombros lo levantaron con cuidado.
 
-¿Cómo te sientes? -preguntó Touya una vez que estuvieron de pie.
 
-Mareado -admitió Fujitaka sintiendo una punzada en la cabeza-. Y adolorido.
 
Caminaron con cuidado por el pasillo y al llegar a la cocina encontraron a Shaoran que entraba al mismo tiempo que ellos.
 
-Lo golpearon -informó Touya de inmediato-. ¿Las encontraste?
 
-No -respondió Shaoran-. No hay nadie en la casa pero la puerta del frente esta abierta y hay vidrios en el suelo del recibidor -mientras les informaba evaluaba la situación, de alguna manera tenía que llegar a donde se encontraban las chicas-. Tienen que sacarlo de aquí -dijo señalando a Fujitaka, guardo su arma y buscó en sus bolsillos-. Toma este móvil, el teléfono de Yue esta en la memoria, dile que tenemos problemas y que llame a Yamazaki el entenderá.
 
Touya miró el móvil en sus manos y lo colocó en uno de los bolsillos de la camisa de su padre.
 
-Sácalo de aquí, por favor -pidió a Yukito-. Cuando estén a salvo llama a Yue.
 
-¿Qué haces? -preguntaron Yukito y Shaoran al mismo tiempo.
 
-Voy contigo -respondió a Shaoran decidido.
 
-No, y no tengo tiempo para discutir contigo -dijo Shaoran.
 
-Exacto y por lo mismo no puedes evitar que vaya -replicó Touya-. Voy a ir contigo a buscarlas.
 
Shaoran tuvo que contenerse, no tenían tiempo para discutir.
 
-Está bien -aceptó enfadado.
 
-Touya -musitó Fujitaka-. Ten cuidado…
 
-No te preocupes -respondió apretándole el hombro-. Salgan de aquí.
 
Después de que Yukito y Fujitaka salieron Shaoran y Touya caminaron en dirección al recibidor donde Touya pudo comprobar lo dicho por Shaoran, los vidrios en el suelo y la puerta abierta.
 
-Esto es el jarrón que estaba aquí -dijo Touya señalando el espacio vacío-. Pero… ¿quién…?
 
-Confío en que haya sido una de ellas la que rompió el jarrón y después salieron corriendo, tal vez las estén siguiendo. ¿Has usado un arma antes? -preguntó Shaoran en la puerta.
 
-Si.
 
-Toma -dijo poniendo una en su mano. Por un segundo, Touya pensó ir por las escopetas que mantenían en el armario de las botas, pero recapacitó: esta era más fácil de manejar que las escopetas. Iba a salir cuando Touya lo detuvo por el brazo.
 
-¿Crees que hayan venido por Tomoyo?
 
-Si -respondió Shaoran. Ya salían cuando oyeron un sonido que los paralizó al instante.
 
********************
 
-¿Sakura? -la llamó Tomoyo corriendo un poco detrás de ella-. ¿A dónde vamos?
 
-Tenemos que alejarnos de la casa -explicó Sakura jadeando-. Matsagi está con ellos…
 
-¡Matsagi! Viene por mi…
 
-Por las dos -corrigió Sakura arrepintiéndose de inmediato.
 
-¿Por las dos? ¿Por qué?
 
-No importa porque. Tenemos que huir.
 
Habían corrido en dirección al quiosco, ocultándose entre los árboles, de esa manera evitarían pasar por donde están Shaoran y los demás. Sakura quería alejarlos de la casa y de sus seres queridos. Si las querían a ellas tendrían que buscarlas.
 
Matsagi mientras tanto estaba furioso, entre Sasaki y él llevaban a Toikiro que aún estaba aturdido por el golpe, sacó un radio comunicador y lo encendió.
 
-Kaigame, aquí Matsagi.
 
-¿Qué pasa? -respondió la voz del otro lado-. Trae a ese otro idiota a la casa, tenemos problemas…
 
-Vamos para allá -y la comunicación se cortó.
 
-Creo que ya veo algo… -dijo Matsagi con un brillo furioso en sus ojos.
 
Estaban escondidas detrás de un árbol, Sakura observó en todas direcciones y no distinguió nada. Frente a ellas se encontraba el quiosco, pero había que correr unos metros por una zona despejada y no había manera de ocultarse.
 
-Vamos a correr sin detenernos hasta el quiosco -le dijo a Tomoyo y esta asintió, se tomaron de la mano y corrieron.
 
Apenas habían avanzado un par de metros cuando escucharon que alguien gritaba.
 
-¡Deténganse! -gritó Sasaki antes de apuntar a ellas y disparar.
 
El sonido rompió con el silencio del lugar. Tomoyo lanzó un gritó de dolor antes de caer de rodillas al suelo.
 
-¡Tomoyo! -gritó Sakura asustada y se inclinó hacia su amiga.
 
-¡Idiota! -masculló Matsagi antes de golpear a Sasaki-. Las queremos vivas imbécil y aparte de todo no usaste el silenciador como te dije.
 
-Tomoyo ¿cómo te sientes? -preguntó Sakura preocupada mientras ayudaba a Tomoyo a ponerse de pie.
 
-Me duele el brazo -respondió la chica sintiendo un ardor horrible en el mismo.
 
-Vamos, no podemos detenernos aquí -dijo Sakura y jaló a Tomoyo para obligarla a correr, miraron un momento hacia atrás y alcanzaron a ver algunas sombras moviéndose entre los árboles-. ¡Corre!
 
Sakura no tuvo que decírselo dos veces, a pesar del dolor Tomoyo corrió con todas sus fuerzas hasta que llegaron al quiosco, donde se ocultaron.
 
Tomoyo jadeaba a causa del dolor y apretaba el brazo con la mano, Sakura se puso delante de ella para examinar la herida.
 
-No puedo ver mucho -dijo Sakura esforzándose por encontrar un ángulo donde pudiera ver mejor-. Parece que solo te paso rozando.
 
-¿Estás segura? Duele mucho -confesó Tomoyo mordiéndose el labio.
 
-Te creo -dijo Sakura preocupada, viendo el largo corte que la bala había hecho en el brazo de su amiga-. Lamento no tener nada con que cubrirte la herida.
 
-No importa -aseguró Tomoyo jadeando y tratando de sonreír.
 
-Es una suerte que este nublado, a pesar de la luz de la luna será más difícil que nos encuentren.
 
-¿Qué haremos?
 
-El disparo seguro alertó a Shaoran y vendrá a buscarnos, pero no podemos esperarlo. Iremos a “la casa de los besos”…
 
-¡El jeep! -recordó Tomoyo.
 
-Si, ¿cómo lo sabes?
 
-Shaoran me lo mostró esta mañana antes de la cita con Keiju.
 
Sakura alabó en silencio lo precavido que era su prometido, por un segundo vio la mano en la que se podía apreciar el anillo que él le regalara, sacudió la cabeza, ahora no era el mejor momento para eso, debía tener la mente despejada y pensar fríamente.
 
-¿Sabes manejar? -preguntó Sakura.
 
-Si -respondió su amiga dudosa.
 
-Bien -dijo Sakura y alargó un poco el cuello para ver si alguien venía, tampoco se oía ningún ruido-. Esto es lo que haremos… vamos a separarnos…
 
-¡Separarnos! -exclamó Tomoyo alarmada.
 
-Es necesario, tendrán que buscar en dos direcciones o más.
 
-Pero Sakura…
 
-¿Sabes como llegar al jeep? -preguntó ignorando a propósito la preocupación de Tomoyo.
 
-Si -asintió temblando-. Desde aquí… como si fuera al rancho de Eriol y doblo a la derecha al llegar al río.
 
-Perfecto, ¿por ahí te llevó Shaoran? -y una vez más se asomó a ver alrededor.
 
-Si.
 
-Muy bien, irás por ahí. Yo iré por el otro lado, rodearé un poco más pero no importa. Debes tener cuidado que no te vean, cuando vayas por el bosque será más fácil ocultarte, procura ir por donde no haya mucha claridad. Cuando llegues a “la casa de los besos” tomas el jeep y te vas.
 
-¿Sin ti? -Sakura asintió-. No, no me iré sin ti.
 
-Tomoyo tendrás que hacerlo.
 
-No, no me iré sin ti -repitió decidida.
 
-Tomoyo…
 
-¡No! ¿Tú te irías sin mi?
 
-No.
 
-No me iré sin ti y asunto terminado.
 
Sakura iba a objetar pero oyó un ruido a lo lejos… las dos chicas contuvieron la respiración.
 
-Te veré ahí -afirmó Tomoyo comprendiendo que era el momento de separarse.
 
-Nos vemos ahí -asintió Sakura y se abrazaron-. Todo saldrá bien… ahora corre Tomoyo y no te detengas.
 
Tomoyo le dio un beso en la mejilla a Sakura antes de empezar a correr, esta última esperó hasta ver que se perdía entre los árboles, ahora era su turno.
 
Dio unos pasos alrededor del quiosco y volteó a todos lados. Más atrás alcanzó a ver unas sombras que aparecían del mismo lugar por donde habían llegado ellas. Tenía que ser Matsagi.
 
Entonces se decidió y empezó a correr en una dirección diferente a la que había elegido Tomoyo, era posible que la vieran y así sabrían que se habían separado y tendrían que adivinar en que dirección se fue Tomoyo.
 
********************
 
Tal como suponía Sakura los otros la vieron justo cuando desaparecía entre un grupo de árboles.
 
-¡Ahí va una! -gritó Sasaki.
 
-Se separaron -comprendió Matsagi y maldijo por lo bajo-. Genial, tendremos que hacer lo mismo.
 
-Tal vez quieren engañarnos -sugirió Kaigame que ya se había unido a ellos.
 
-Es posible -aceptó Matsagi, justo cuando llegaban al quiosco-. La lámpara -ordenó extendiendo la mano con impaciencia a Toikiro, este se la entregó de inmediato.
 
Matsagi revisó alrededor, también en el interior del quiosco, hasta detener la luz contra una de las columnas.
 
-Le diste a una -observó molesto y se quitó uno de los guantes negros que llevaba para tocar la mancha-. Si, es sangre. Más te vale que no la hayas herido de gravedad -advirtió a Sasaki.
 
-Una de ellas irá más despacio -respondió con cinismo Sasaki mientras se encogía de hombros. Matsagi le dirigió una mirada asesina que este prefirió ignorar.
 
-Tú conoces mejor este lugar -dijo Matsagi al quinto hombre que los acompañaba mientras apagaba la lámpara-. ¿Dónde crees que hayan ido… Tsurigame?
 
-Puedo ser cualquier parte -respondió Keiju-. Este lugar es inmenso. La propiedad más cercana es la de los Hiraguizawa, hacia aquel lado -señalo con el dedo-. La otra es la de los Asarasaiko, pero queda hacia el otro lado -y señaló hacia atrás.
 
-Está bien -yo iré detrás de la que vimos -dijo Matsagi después de meditarlo unos segundos, tenía un presentimiento respecto a esa chica-. Tsurigame irás hacia la casa de los Hiraguizawa. Kaigame, regresa a la camioneta y llévala al lugar que acordamos -él hombre asintió y sin decir más se marchó-. Ustedes dos, esperen aquí unos minutos, revisen alrededor, solo por si alguna de ellas regresa. Después se separan y nos siguen, tendrán que cuidarnos la retaguardia por si Li o cualquier otro nos sigue. No tenemos mucho tiempo, el disparo ya los alertó y seguro Li ya llamó a sus refuerzos.
 
Dicho esto Matsagi y Keiju se perdieron en la dirección señalada mientras los otros dos hombres revisaban alrededor del quiosco.
 
********************
 
A Shaoran le tomó unos segundo descifrar la dirección exacta de la que provino el disparo. Touya no había dicho nada y Shaoran supuso que al igual que él estaba pensando en las chicas.
 
Siguieron corriendo hasta internarse en los árboles, en un segundo Shaoran se detuvo repentinamente, Touya lo imito tratando de descifrar lo que lo había detenido. No tuvo tiempo de preguntarle pues Shaoran lo empujó contra un árbol y él hizo lo mismo en otro, de espaldas contra el tronco Touya pudo distinguir el sonido de pisadas que se dirigían a ellos.
 
Al poco tiempo un hombre vestido de negro pasaba a toda velocidad por donde ellos estaban. Touya sintió e impulso de ir hacia él pero Shaoran se lo impidió con un gesto y le señalo que volviera al árbol.
 
El hombre se detuvo al instante y pareció buscar al frente, también escuchaba pensó Touya y permaneció inmóvil, poco después el hombre continuó su marcha y desapareció. Shaoran esperó un poco más antes de moverse.
 
-¿Por qué lo dejaste ir? -preguntó Touya.
 
-Porque él no nos interesa, las chicas no van en esa dirección.
 
-¿Cómo sabes que no las tienen ya? -quiso saber Touya esperanzado.
 
-Por el disparo, fue algo desesperado y estúpido -dijo Shaoran avanzando-. Por aquí está el quiosco ¿verdad?
 
-Si.
 
Llegaron al mismo, se detuvieron a la orilla de los árboles, cubriéndose con estos. Todavía alcanzaron a ver a los dos hombres que se separaban en direcciones diferentes.
 
-¿Por qué se separan? -preguntó Touya.
 
-Ellas debieron hacer lo mismo. Es algo que Sakura haría.
 
-¿Pero a donde irían? -Touya pensó en Tomoyo, se hubiera sentido más seguro si estuvieran juntas, pero sin Sakura, Tomoyo era más vulnerable.
 
-Van a ir a “la casa de los besos” -explicó Shaoran-. Yue dejó un jeep ahí, por si era necesario. Le mostré a Tomoyo el jeep esta mañana. La llevé por un camino que va en dirección al rancho Hiraguizawa…
 
-Y después a la derecha al llegar al río -terminó Touya.
 
-Si, ella debe ir en esa dirección -aseguró Shaoran-. Sakura debe ir por el otro lado y rodear de manera que si la siguen los alejará de Tomoyo.
 
-¿Cómo es que estás tan seguro? -preguntó sintiendo cierta irritable admiración por la capacidad de ese hombre.
 
-Sakura y yo hemos trabajado mucho tiempo juntos, ella sabe como hago las cosas, está pensando en función de eso y confía en mi capacidad tanto como yo confío en la de ella…
 
-Iré por Tomoyo -interrumpió Touya en un tono que no admitía replica, Shaoran asintió.
 
-Cuando la encuentre llévela a “la casa de los besos” y váyanse de aquí. El tanque está lleno, podrán llegar a la ciudad sin problemas, llévela a su casa, es un sitio seguro.
 
-¿Qué pasará con usted y mi hermana?
 
-No se preocupe la encontraré y saldremos de aquí, tengo a mis hombres en el pueblo ellos nos ayudaran.
 
-Está bien -dijo Touya y extendió su mano para estrechar la de Shaoran-. Confió en que sabrá cuidar de mi hermana.
 
-Lo haré -aseguró Shaoran un tanto sorprendido, las palabras de Touya parecían ir más allá de lo que expresaban en ese momento.
 
-Buena suerte -dijo Touya antes de correr y desaparecer por el bosque.
 
-Buena suerte -susurró Shaoran antes de emprender su camino.
 
********************
 
A pesar del dolor en su brazo Tomoyo seguía corriendo sin detenerse. Por momentos le era difícil orientarse en medio de tanta oscuridad pero sabía que no había tiempo para dudas.
 
Seguía corriendo de repente tropezaba con alguna que otra raíz tenaz, pero se mantenía de pie y continuaba. Oía sus propios jadeos y no hacía más que volver la cabeza, temía que alguien la estuviera siguiendo y que ella no pudiera oírlo. Lo único que escuchaba eran los fuertes latidos de su corazón.
 
No podía estar muy lejos del río, si llegaba a el no tardaría mucho para estar en “la casa de los besos” ó al menos confiaba en que así fuera.
 
Lo único que le preocupaba era llegar y no encontrar ahí a Sakura. Tal vez hubiera tenido que dar más vuelta pero ella era una mujer atlética y con una fortaleza envidiable. Que graciosa es la mente, ahora era que recordaba todas esa veces que su madre la había insistido para que la acompañara al gimnasio. Una hora de cardio y una hora de pesas tal vez habrían sido la diferencia en ese momento.
 
Una vez más volteo hacia atrás, tropezó y perdió el equilibrio, trastabillo. A la velocidad a la que iba fue a dar con fuerza contra un árbol golpeándose justamente el brazo herido. Un quejido salió de su boca sin que pudiera controlarlo, calló de rodillas al suelo.
 
-“Tonta” -se reprendió en silencio tocando su adolorido brazo, jadeando se puso de pie.
 
De pronto una luz se encendió frente a ella unos metros más atrás. Instintivamente se dejó caer de nuevo al piso y a gatas se oculto en un arbusto, con absoluto cuidado se fue alejando poco a poco del lugar, pero no pudo llegar muy lejos cuando el hombre que llevaba la lámpara llegó ahí.
 
Tomoyo llegó hasta otro árbol uno par de metros más alejado y se ocultó detrás de el, cerró los ojos con fuerza rogando porque ese hombre se fuera pero no fue así. Hacia grandes esfuerzos por controlar su agitada respiración a la vez que trataba de ignorar el constante dolor en su brazo.
 
Por fin se ánimo a asomarse para ver que era lo que detenía al hombre. De espaldas a ella registraba el lugar donde antes había estado ella, poniendo especial atención en el árbol contra el que se había golpeado. De repente giro un poco el rostro hacia donde ella se encontraba.
 
Tomoyo no podía creer lo que veía, sus ojos se abrieron desmesurados por el asombro. De reojo alcanzó a ver que otra sombra de acercaba a la luz rápidamente volvió a ocultarse, sentada hecho la cabeza hacia atrás y se llevó una mano ala herida en su brazo.
 
-“No es posible” -pensó agitada-. “Debo estar imaginando cosas”.
 
-¿Qué diablos haces Tsurigame? -lo reprendió Sasaki furioso y le arrebató la lámpara para apagarla.
 
-“Si, es él” -Tomoyo gritaba en su interior-. “¿Cómo es posible?, ¿cómo puede involucrarme con ese hombre?
 
-La luz de tu maldita lámpara se ve a metros de distancia -lo regañó lanzándole la lámpara al cuerpo con violencia.
 
-Creí escuchar un ruido -se excusó Keiju molesto-. Hay sangre en este árbol -y señaló el mismo.
 
-¿De verdad? -Sasaki intrigado volvió a arrebatarle la lámpara para encenderla y alumbrar el árbol-. ¡Es cierto! -exclamó emocionado-. Es la chica herida, esto será fácil -y volvió a apagar la lámpara-. Tienes suerte Tsurigame.
 
Tomoyo los escuchaba horrorizaba, se puso de pie con lentitud sin hacer ruido.
 
-No puede estar muy lejos, hace menos de 10 minutos que oí el ruido y estoy casi seguro que fue un gemido o algo así.
 
-“O algo así” -se burló Sasaki-. Qué reconfortante, camina Tsurigame, no puede estar muy lejos.
 
Tomoyo daba unos pasos atrás viendo las sombras caminar hacia el lado opuesto. ¿Qué haría ahora? Tendría que escoger otro camino pero… ¿cuál?
 
Seguía caminando hacia atrás escuchando apenas el sonido de sus murmullos. Tan concentrada estaba en ellos que no sintió la figura que estaba detrás de ella. Cuando fue consciente de ella quiso correr pero unos brazos se lo impidieron sujetándola por la espalda, una mano cubrió su boca.
 
A causa de la impresión, Tomoyo estuvo a punto de perder el conocimiento pero aspiró con fuerza controlándose, no podía darse el lujo de desmayarse.
 
-¿Estás seguro que oíste algo? -se escuchó la voz de Keiju que volvía.
 
Tomoyo entonces notó que los brazos la sujetaban con fuerza pero sin lastimarla, el hombre la llevó hacía atrás en silencio alejándola de Keiju y su compañero. Tuvo un presentimiento que fue confirmado de inmediato.
 
-Soy yo -susurró la familiar voz de Touya en su oído-. No hagas ruido.
 
Tomoyo suspiró asintiendo, su cuerpo se relajó de inmediato. Touya casi la cargaba mientras se ocultaban detrás de un árbol.
 
Cuando estuvieron seguros Touya la soltó permitiéndole a ella darse la vuelta para abrazarlo con fuerza.
 
-¿Estás bien? -le preguntó al oído y ella asintió.
 
-Ahora si -respondió jadeando.
 
Touya la abrazó con fuerza, había tenido tanto miedo por lo que pudiera pasarle, aunque el peligro no había pasado aún. Se separó de ella tomándola por los hombros, Tomoyo se dobló un poco a causa del dolor.
 
-¿Qué…? -fue cuando se percató de la humedad en las ropas de Tomoyo-. ¡Estás herida! -musitó asombrado, furioso recordó el sonido del disparo. Le habían dado a ella.
 
Tomoyo asintió, las voces se oyeron más cerca y Touya volvió a abrazarla con cuidado para no lastimarla. Los dos contuvieron el aliento al oír que se detenían cerca de ellos.
 
-A mi me parece que lo imaginaste Sasaki -decía Keiju con cierta desesperación en su voz.
 
-No lo creo -respondió Sasaki desconfiado.
 
-Deberíamos darnos prisa ella podría escapar.
 
-No te preocupes tanto Tsurigame. Recuerda que esta herida y sangrando… seguro la encontraremos unos metros adelante.
 
Touya abrazó a Tomoyo un poco más, era cierto ella estaba sangrando, tenía que sacarla de ahí pronto.
 
-Si tanta prisa tienes, ¿por qué no te adelantas? -sugirió Sasaki-. Quiero estar seguro de que no hay nadie por aquí.
 
-Como quieras -dijo Keiju y se alejó rápidamente.
 
Touya y Tomoyo escuchaban como el hombre daba vueltas por el lugar registrando entre los arbustos. Fue evidente que no pensaba darse por vencido tan fácil.
 
Touya escuchó como se acercaba cada vez más a donde se encontraban ellos. Soltó a Tomoyo y se volvió dejando a la chica a sus espaldas mientras sentía como esta se aferraba a su camisa. Alcanzó a ver al hombre a menos de dos metros de ellos de espaldas.
 
En ese instante se decidió, le sujetó las muñecas a Tomoyo para que lo soltara y le pidió que guardara silencio y se quedara quieta, momentos después desaparecía lentamente entre los árboles.
 
Tomoyo negaba con la cabeza mientras lo veía alejarse hubiera querido pedirle que se quedara pero se contuvo. No escuchaba nada y no sabía que era lo que pasaba a su alrededor.
 
-¡Aquí estás! -escuchó a sus espaldas, se volvió para encontrarse con ese desconocido que sonreía feliz por su hallazgo-. Sabía que iba ser pan comido.
 
El hombre se reía muy bajo y se acercó a ella con lentitud, Tomoyo dio un par de pasos hacía atrás. Supo que debía guardar silencio y fue justo en ese momento cuando se oyó un golpe seco, el hombre ni siquiera supo lo que le pasó y calló al suelo.
 
Touya apareció por detrás lo había golpeado en la base de la nuca con los puños cerrados. Se agachó y se aseguró que estuviera inconsciente. Registró sus bolsillos, sacó el arma que llevaba consigo y un radio. También encontró unas esposas, apretó los dientes imaginando en quien había pensado usarlas, con gusto lo hubiera molido a golpes pero ahora no había tiempo para eso. Siguió buscando y encontró la llave de las esposas, las abrió y arrojó las llaves tan lejos como pudo, le pasó los brazos hacia atrás al tipo y lo esposó.
 
-Parece que está despertando Touya -susurró la chica.
 
Touya todavía estaba tan furioso que no lo pensó dos veces antes de golpearlo en la cara, tan fuerte que se quedó quieto al instante.
 
-Lo siento cariño, pero era necesario -se disculpó Touya por lo violento de su acto, la chica solo gimió un “aja” y se mantuvo atenta a lo que sucedía alrededor.
 
-¿Qué haces? -preguntó confundida al notar que Touya desabrochaba los pantalones del hombre para bajárselos hasta los tobillos.
 
-De esta manera le será más difícil salir corriendo -explicó Touya como si eso fuera cosa de todos los días. Después tomó el arma del hombre y la descargó para lanzarla a un lado, guardó el cargador en sus bolsillos.
 
-¿Qué haremos ahora? -preguntó la chica con ansiedad. Touya se puso de pie-. ¿Touya?
 
-¿Cómo te sientes? -se acercó a ella y trató de observarla en la oscuridad.
 
-Estoy bien.
 
Touya tomó el brazo herido con cuidado y trató de ver la herida.
 
-¿Te duele? -Tomoyo pensó en mentirle-. Quiero la verdad, ¿te duele?
 
-Si, pero Sakura dijo que la bala había pasado rozando.
 
-Eso dijo -Touya sintió cierto alivio-. Pero aún esta sangrando, necesitas atenderte pronto. Tenemos que salir de aquí, llevarte a un hospital.
 
-Pero ¿Cómo? ¿Por donde? Keiju va en dirección al río, es como si supiera a donde iba.
 
-¿Tsurigame era el otro hombre?
 
-Si.
 
-Él debió llamar a esos tipos.
 
-Eso creo -tartamudeó Tomoyo.
 
-No te preocupes, todo saldrá bien -dijo Touya tomándole la mano para empezar a caminar pero Tomoyo lo detuvo.
 
-El señor Kinomoto… lo golpearon… lo encontré en…
 
-Lo sé, yo también lo encontré. Yukito lo sacó de la casa. Ya estaba consciente -Tomoyo suspiró aliviada.
 
-Sakura estaba conmigo pero nos separamos, tenemos que ir a “la casa de los besos” ahí nos encontraremos con ella.
 
-Li me explicó todo, él iba a buscar a Sakura -Tomoyo se sintió un poco mejor al escuchar eso.
 
-Shaoran es el mejor en su ramo -explicó Tomoyo esperando que él se sintiera mejor.
 
-Ya me di cuenta -respondió Touya con cierta molestia y empezaron a caminar en silencio a “la casa de los besos”, tal como había acordado con el detective.
 
********************
 
Sakura iba lo más rápido que podía, mantenía un paso firme y constante, era seguro que la seguían y no podía darse el lujo de equivocaciones.
 
Se detuvo un momento para escuchar atentamente, no parecía haber nadie alrededor. De pronto escuchó unos pasos que se acercaban directo a ella. Nuevamente decidió seguir corriendo, apresuró el paso, ella era más ligera y sus pasos apenas se escuchaban.
 
Pronto llegaría a una zona despejada, si la rodeaba corría el riesgo de que la alcanzaran, tenía que cruzar a través de ella, lo más rápido posible. Los pasos seguían detrás de ella.
 
-¡Detente Sakura! -gritó Matsagi, Sakura sintió pánico ¿cómo podría saber que era ella?-. ¡Detente no tienes a donde ir!
 
Se oía muy cerca, ella siguió corriendo, llegó al despejado siguió sabiendo que sería muy fácil verla. Podía escuchar a Matasgi cerca, escuchaba su respiración, contuvo las ganas de volver la cabeza.
 
Al siguiente momento Matsagi se lanzó sobre ella haciendo que cayera al suelo, Sakura gritó mientras caía, pero al tocar el suelo todo el aire se salió de sus pulmones.
 
Como pudo pataleó para quitarse a Matsagi de encima, trató de incorporarse pero él volvió a tirarla al piso, Sakura aspiró algo de tierra sofocándose, Matsagi la tomó por los hombros para voltearla.
 
Sakura levantó un puño para lanzarlo con toda su fuerza contra Matasgi pero este la detuvo. Se sentó sobre ella con las piernas rodeando sus caderas, le tomó las muñecas poniéndolas contra el suelo arriba de su cabeza.
 
-No esta vez gatita -dijo él agitado-. No volverás a agarrarme desprevenido.
 
Sakura se retorció tratando de soltarse aun no comprendía como segundos antes estaba corriendo y ahora él la tenía apresada.
 
-¿Sorprendida? -se burló-. Nadie, nadie es mejor que yo en una persecución, ¿a que eso no lo sabías? ¿No me respondes?
 
Sakura estaba molesta y no dejaría que él notara el miedo que le provocaba.
 
-¿Sabes? La he pasado muy mal por tu culpa -dijo Matasagi arrastrando las palabras-. Me hiciste quedar mal dos veces ¡dos veces! -le gritó en la cara-. No sabes como he esperado este momento y de verdad que lo voy a disfrutar.
 
Matsagi intentó besarla en los labios pero ella no se lo permitió, volteó la cara, cosa que lo divirtió y le besó el cuello.
 
-¡Basta! ¡No! -gritó Sakura.
 
-Ahora si hablas ¿no? -rió él y esta vez logró besarla en los labios.
 
Matasagi lanzó un grito de dolor, Sakura lo había mordido.
 
-¡Estúpida! -gritó furioso antes de golpearla.
 
A pesar del dolor Sakura lo empujó con todas sus fuerzas tomándolo por sorpresa y ella aprovechó para liberar sus piernas y golpearlo en los costados con ellas.
 
Desesperada se obligó a levantarse y trató de correr. Matsagi la atrapó por la cintura y maldijo haciendo caso omiso a las uñas que se le clavaban en la piel. Casi la levantó del suelo y entre forcejeos la arrojó de nuevo contra el piso
 
-Estúpida mujer. Siempre me ha gustado jugar, contigo pudo haber sido diferente pero tú prefieres que sea rudo contigo. Pero sabes una cosa… ya me harte de ti.
 
Sakura se incorporó otra vez gritando. Matsagi volvió a tumbarla.
 
-Ya me cansaste -dijo él antes de llevar las manos a su cuello y apretar con fuerza.
 
Sakura luchaba. Incluso con las manos de él en torno a su cuello, peleaba, pataleaba, clavaba las uñas. Trató de quitar sus manos pero no pudo.
 
-Te has creído muy importante ¿verdad? Cuando lograste escapar de mi. No han hecho más que burlarse de mi y menospreciarme. Pero después de hoy no lo harán más, ¿verdad, gatita? -preguntó Matsagi. Jadeaba entre palabra y palabra-. No puedes contestar, ¿verdad? No tienes aire. Sigue, forcejea. Me gusta. Me gusta la mirada que tienes.
 
Sakura pataleó. Estaba sin resuello y mareada, pero le dio una patada. Matsagi la soltó un instante.
 
Sakura tomó aire con desesperación.
 
Volvió a caer sobre ella. Y apretó con más fuerza.
 
Pelearía, pelearía, pelearía…
 
No podía verlo con claridad, sentía que estaba cayendo…
 
Algo enorme se abalanzó sobre ellos. La presión de su cuello desapareció al instante.
 
Tomó aire y empezó a toser como si no pudiera parar nunca. Unos cuerpos chocaban contra ella. Se alejó un poco todavía tosiendo. Tenía la mente embotada. Al principio, solo era consciente de la presencia de los cuerpos, empujando y luchando en torno a ella.
 
Sakura se puso de pie y distinguió con claridad a los dos hombres. Shaoran estaba allí. Había ido a buscarla. Shaoran había arrastrado a Matsagi lejos de ella y lo golpeaba una y otra vez.
 
-¡Te vas a arrepentir haber venido por ella! -le gritó Li mientras le daba golpe tras golpe en la cara-. ¡Nadie va evitar que te de lo que mereces, mal nacido! - le gritó entre puñetazos.
 
Después de salir de su asombro. Matsagi empezó a responder a los golpes. Pero Shaoran no le dejaba mucha oportunidad.
 
Matasgi aprovechó un segundo para sacar el arma pero Shaoran le sujeto las manos con rapidez y las elevo hacia el cielo. Salieron dos disparos pero apenas y se escucharon las detonaciones, el arma tenía silenciador.
 
Por fin Shaoran logró golpearlo en el estómago con la rodilla haciendo que soltara el arma.
 
-Sakura, el arma -gritó y ella asintió y se agachó al suelo a buscarla.
 
Matsagi golpeó a Shaoran y lo derribó al suelo, iba en dirección a Sakura quien seguía buscando el arma pero Shaoran lo tiró con una patada y al instante estaba sobre él golpeándolo.
 
-Seguro esperas refuerzos -dijo Shaoran con ironía mientras lo arrojaba contra el suelo-. Pero tu amigo se quedó un poco atrás.
 
-Inútiles -masculló entre dientes Matsagi comprendiendo que estaba solo.
 
-No la encuentro -dijo Sakura con dificultad, aún no se reponía del todo de la agresión sufrida.
 
Matsagi furioso lanzó un golpe a Shaoran haciéndolo caer hacia atrás, y entonces sacó una navaja que tenía guardada en la bota. Trató de asentarle un golpe con la misma pero Shaoran se lo impidió deteniendo su mano.
 
Sakura los miraba y alcanzó a ver el ligero brillo que relucía la hoja del filoso instrumento, caminó hacia ellos pero Shaoran la detuvo.
 
-El arma Sakura, busca el arma -Shaoran no iba a permitir que se acercara, la quería lejos de Matsagi, no iba a permitir que le pusiera un dedo encima otra vez.
 
-De que te sirve que ella tenga un arma si no es capaz de disparar -dijo Matsagi y lo golpeó con fuerza en la cara-. Maldito Li Shaoran cuantos problemas me has dado -y levantó la navaja en el aire.
 
Un repentino dolor le hizo soltar la navaja y gritó con fuerza. Shaoran lo golpeó lanzándolo al suelo. Sakura le había disparado dando directo en la palma de la mano.
 
-Sakura fue la mejor de su clase -le informó Shaoran antes de buscar en los bolsillos del hombre y sacar unas esposas-. Es una suerte que todos ustedes vinieran bien equipados -y cerró las esposas en torno a sus muñecas.
 
Se puso de pie adolorido y caminó hacia Sakura que aún apuntaba a Matsagi.
 
-Está bien Sakura -le dijo mientras tomaba el arma-. Ya pasó -aseguró el arma y vio como estaba la chica mientras acariciaba su mejilla.
 
-Shaoran -gimió ella abrazándolo-. Creí que iba a matarte, ni siquiera lo pensé…
 
-Lo sé… gracias ¿cómo te sientes? -le preguntó sosteniendo su cabeza entre las manos.
 
-Bien, creo -respondió temblorosa.
 
Shaoran le dio un beso en los labios y la abrazo.
 
-¿Estás tu herido? -preguntó al sentir el sabor de sangre en aquel beso. Acarició su mejilla con ternura
 
-Estoy bien -mintió Shaoran pensando que dentro de unas horas cuando todo hubiese terminado estaría hecho polvo, pero no quería preocuparla-. Tenemos que irnos, hay que buscar a Tomoyo y a tu hermano.
 
-¡Mi hermano!
 
-Si, él fue a buscarla.
 
-¿Qué pasará con él? -preguntó señalando en dirección a Matsagi.
 
-Nada lo dejaremos ahí, no creo que pueda ir a ningún lado.
 
Y dicho esto se alejaron corriendo.
 
Continuara…
 
Nota de autora: ¿Qué tal? A que no se lo esperaban ¿verdad? Creo que nadie se imagino esto, un “poquito” más de emoción a la trama, espero les haya gustado, fue un capítulo que me costo mucho trabajo armar, había que buscarle cierta credibilidad, espero haberlo conseguido, pero ya me lo dirán. No se que más decir, solo que Keiju es un maldito, jajaja y Matsagi es mucho peor. Pobre Fujitaka pero era la única manera de sacarlo de escena junto con Yukito para que las parejas fueran el foco de atención. Para aquellos que sospechaban que el jeep en “la casa de los besos” tenía alguna importancia pues ya ven que si, y “la casa de los besos” fue creada para esta está escena. Bueno, creo que eso es todo ahora si, por favor no me manden amenazas de muerte, jajajaja, estoy muy feliz.