Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Atrapados in fraganti ( Chapter 5 )
Advertencia: Este capítulo contiene un limón, no es apto para menores de edad.
Descargo de responsabilidad de Maddie-san: no soy dueña de DBZ.
Amor difícil
Capítulo cinco
Atrapados in fraganti
Día 1, 10:45 a.m.
Bulma estaba levantada, vestida y lista para empezar a trabajar en la cámara de gravedad de Vegeta. Sabía que permaneció despierto durante bastante tiempo y casi se sorprendió de que aún no la hubiera buscado para preguntarle por qué no había comenzado. Sin embargo, apreciaba la calma y la paciencia que mostraba. Era bastante inusual en él, así que no iba a quejarse. Tranquilamente salió de su habitación y caminó por delante de la de Trunks donde no se oía ni un sonido. O su pequeño durmió durante la noche, o Vegeta respetó lo que dijo y cuidaba de él. Estaba muy tentada a asomarse y ver; pese a ello, como podía enfadarlo, decidió no hacerlo.
Ella quiso empezar antes, pero había quedado atrapada ayudando a su padre con algunos papeles para la compañía a primera hora de la mañana. Dado quien era, difícilmente podía rechazarlo, así que aceptó y pasó tres horas llenando formularios y firmando documentos. Al igual que él, despreciaba la parte de oficina más que todo. Ahora se encontraba muy ansiosa por empezar a hacer algún trabajo manual y utilizar su cerebro para configurar todo el mecanismo de la cámara. Una vez que terminara con este bebé, Vegeta nunca se quejaría de nuevo.
Rápidamente llegó a la cámara de gravedad y suspiró cuando la vio. Tenía tres inmensos días de labor por delante, quizás menos si su padre contaba con un poco de tiempo más tarde y le daba una mano. Apretó el botón rojo, entró, cerró la puerta detrás de ella y luego dejó caer su bolsa de herramientas frente al panel de control. Decidió que empezaría con eso. Se puso de rodillas para comenzar a trabajar; removió el panel, se metió dentro y sacó algunos de los cables.
Pronto, Bulma se sintió perturbada por el sonido de pasos que venían en su dirección y suspiró de molestia. Rezó para que todavía no entrara Vegeta cuando acababa de empezar. Cerró los ojos por un breve segundo antes de alejarse del panel de control; en ese momento, su madre apareció y Bulma casi exhaló aliviada. No necesitaba a Vegeta en la cámara presionándola, eso solo la frenaría. A pesar de que su madre podía ser muy molesta a veces, con suerte no vendría a charlar.
—Bulma, cariño, Milk está al teléfono, quiere hablar contigo —dijo Bunny y le entregó a su hija el aparato—. ¡Pobre, sonaba tan preocupada!
Ella lo agarró, se preguntaba por qué Milk la llamaría tan temprano. Sin lugar a dudas, estuvo despierta durante horas, pero esto debía ser importante para que llame antes del mediodía. Esperaba que no hubiera pasado nada malo; no había hablado mucho con Milk desde la muerte de Gokú y no sabía cómo su amiga lo estaba pasando. Aunque no era la primera vez que Gokú fallecía, en esta ocasión parecía ser para siempre: tomó la decisión de morir y permanecer así, sin siquiera consultarle a Milk al respecto.
—¿Milk?
—¿Bulma… es…tas … estás ocupada? —consultó con una voz temblorosa.
Técnicamente lo estaba, pero la cámara de gravedad podía esperar un poco. Lo que la estuviera preocupando parecía muy importante.
—En realidad no, ¿qué pasa?
Hubo un silencio durante algunos segundos antes de que Milk volviera a hablar.
—¿Te importa si voy con Gohan?
—Por supuesto que no, ¿qué tal si llegan para el almuerzo?
—Gracias, Bulma, te veré pronto.
Bulma colgó el teléfono y se lo devolvió a su madre. No podía evitar preguntarse qué le estaría pasando; notó por el tono de su voz que se sentía preocupada por algo. Era cierto que Milk se estresaba por las cosas más nimias, sin embargo, esta vez parecía diferente. De alguna manera, era mucho más serio e importante. Pese a ello, no podía permitirse el lujo de distraerse en este momento, detendría su atención en eso un poco más tarde cuando Milk llegara a almorzar; por ahora, se enfocaría en la cámara de gravedad de Vegeta. Después de todo, no lo quería a sus espaldas y ella lo hacía como una forma de compensar el modo rudo en que se comportó la otra noche. Tenía por lo menos una hora antes de que Milk apareciera, ¿verdad?
—¿Dónde está Vegeta? —preguntó su madre al observar los movimientos de Bulma, sin entender lo que pasaba; ¿por qué averiaba la cámara de gravedad sacando todos esos cables?, ¡sin duda a Vegeta no le gustaría!
Bulma sonrió burlonamente cuando la imagen de Vegeta usando un delantal rosado con Trunks llorando entre sus brazos brillo en su mente.
—Cuida de Trunks. —Esperaba que ambos estuvieran vivos y bien después de que finalizaran los tres días juntos. Conociendo a Vegeta, tenía la impresión de que renunciaría después del primer día.
De seguro lo conseguiría durante un par de horas, pero eso no era nada. Además, por lo que podía deducir, esto debía haberlo puesto bastante cabreado, lo que significaba que lo tendría irrumpiendo en la cámara de gravedad muy pronto diciendo algo parecido a «mujer toma al maldito mocoso». Antes de que aquello sucediera, quería intentar tomar un par de fotos sin que Vegeta lo viera. Después de todo, sería bueno que Trunks poseyera unas cuantas fotos con su padre, sin importar lo poco dispuesto que él estuviera. ¿Tal vez, si contara con la suficiente suerte, sería capaz de tropezar con un Vegeta dormido?
—¿Vegeta y Trunks? —exclamó Bunny emocionada—. ¡Voy a buscar mi cámara! —gritó y luego salió corriendo de la cámara de gravedad con el teléfono en la mano.
Bulma sacudió ligeramente la cabeza al observar a su madre irse a toda prisa, solo podía imaginar qué tipo de reacción Vegeta tendría cuando la viera “atacándolo” con una cámara fotográfica. Sonrió para sí misma mientras se concentraba en su trabajo esperando que algo sucediera. Dejó los planos en el piso y comenzó a intentar descifrar su propia letra. A veces se entusiasmaba tanto escribiendo que lo hacía sobre las notas anteriores y no se daba cuenta. Giró el de encima un poco para tratar de averiguar lo que decía, cuando gritos ahogados pudieron oírse desde lejos y no fue capaz de ocultar la sonrisa que apareció en su rostro. Vegeta no tardó mucho en entrar luciendo muy enojado e irritado.
—¡MUJER!
Lentamente Bulma se puso de pie y dirigió su atención a Vegeta.
—¿Qué sucede? —preguntó fingiendo que no sabía lo que pasaba.
—¡Esa vieja loca! Entró… —Él había estado poniendo al maldito mocoso en la cama y ella se metió en el cuarto sosteniendo esa cámara extraña que casi lo cegó con el condenado destello. ¡Le pidió qué cargara al mocoso para que pudiera tomar FOTOS! —. Me estuvo molestando —terminó.
Bulma apretó los labios para poder contener la risa.
—¡Solo trataba de obtener una foto tuya y de Trunks! —Esperaba que su madre hubiera logrado captar al menos una buena imagen del momento padre e hijo.
Vegeta le dio una mirada mortal, porque echó un vistazo a su alrededor y notó que apenas se había puesto a hacer algo. Estuvo arriba durante cuatro horas cuidando del maldito mocoso, ¿y esto era todo lo que consiguió hacer? ¡Era inaceptable! Cuanto más tiempo ella se tomara, más tiempo tenía que pasar con Trunks y menos entrenamiento realizaría. Suspiró enojado, se internó más en la cámara y miró los cables en el suelo. ¡Incluso él podría trabajar más rápido que eso!
—Mujer, es mejor que realices las cosas más rápido, dijimos tres días —exclamó a modo de orden.
Ella sacudió la cabeza como para borrar su comentario. Dijo tres días, sin embargo, tomaría todo el tiempo que se necesitara; trabajaría tan rápido como le fuera posible, pero no podía prometer más.
—Bueno, mientras estas aquí, ¿por qué no me das una mano? —Bulma señaló el techo—. Tengo que desconectar uno de los cables y sería más rápido si me ayudas a llegar arriba en lugar de conseguir una escalera.
Vegeta pareció reflexionar sobre eso durante unos segundos, pasado ese tiempo se acercó a ella.
—Das más problemas de los que vales, mujer.
Después de decir eso, la agarró por la cintura para levantarla y la puso sobre sus hombros. Luego voló lo más cerca al panel que deseaba abrir y Bulma empezó a trabajar. Ella sabía que tenía que ubicar un cable azul que poseía un gran transmisor de metal unido a él, pero estaba oscuro y era difícil de encontrar. Se irguió todo lo que pudo hasta que sus manos alcanzaron algo que parecía un metal. Bulma lo tiró con fuerza, mas no cedió, aun así no se dio por vencida y siguió tratando de desprenderlo. Finalmente este salió, sin embargo, de improviso, causó una descarga eléctrica que envió a Bulma hacia atrás con fuerza y Vegeta, que no lo había esperado, fue arrastrado con ella. La espalda de Bulma casi golpeó el suelo, pero Vegeta logró atraparla en el último segundo; ambos cuerpos quedaron presionados estrechamente.
Sus rostros estaban a unos centímetros el uno del otro haciendo que sus labios casi se tocaran; de pronto, Bulma contuvo la respiración al clavar los ojos en los de Vegeta. El poderoso, robusto y fuerte cuerpo cubrió por completo su diminuta silueta; ella no pudo evitar la emoción y excitación que la atravesó al recordar la provocación anterior, y se sintió al instante llena de lujuria por el poderoso saiyayín que la sostenía. Inconscientemente, se lamió los labios mientras se perdía en sus oscuros ojos. Podía sentir que su corazón presionaba fuerte contra su caja torácica con cada latido que daba y estaba bastante segura de que Vegeta alcanzaba a oírlo. Lo mejor era salir de esta situación y separarse, el único problema era que ni uno de los dos se movía.
Bulma había esperado que Vegeta fuera el primero en apartarse, ya que al parecer tenía un enorme autocontrol, pero no, él no movió ni un músculo. Músculos. Kamisama sabía que quería pasar los dedos a lo largo de esos poderosos brazos y dejar huellas por todos sus abdominales con las uñas. El calor de su cuerpo subió a su cara causando que le apareciera un rubor en las mejillas. La forma en que Vegeta se quedó en silencio, sin hacer ningún intento de marcharse la hizo sentir incómoda con toda la situación, sobre todo porque no conocía lo que pasaba por la mente de él en ese momento.
Vegeta quería alejarse, pero fue tomado por sorpresa. En este instante ella yacía debajo de él encajando tan perfectamente mientras él estaba entre sus piernas mirándola. Separó los labios un poco, ella se sonrojó y el fuerte olor de su excitación se precipitó directo a su cerebro y le agitó la sangre. La última vez, había tenido el control desde el principio y fue mucho más fácil porque pretendió irse, pero ahora… Vegeta no manifestaba ninguna intención de ser el que cediera, debía ser ella, simplemente no podían permanecer en esta posición para siempre, algo tenía que suceder.
Después de lo que pareció una eternidad, Vegeta parpadeó y Bulma soltó el aliento que estuvo conteniendo. Ella era capaz de ver que ahora el estado de shock y confusión se había ido y muy pronto el momento se rompería. Podía dejarlo escapar o aprovecharlo, y sabía que con Vegeta, las oportunidades no llegaban muy a menudo. Sin dejar que otro pensamiento cruzara por su mente, chocó sus cálidos labios contra los suyos sorprendiéndolo ligeramente. Al principio él no le devolvió el beso, eso la preocupó algo, pero por fin, sintió que sus labios se movían y él presionó su cuerpo contra el de ella. Mientras Vegeta mordisqueaba su labio inferior, Bulma sintió que fuego se encendía en su interior y él delicadamente la descansó sobre la espalda. Ella asomó la lengua un poco para relamerse los labios, sus manos presionaron el poderoso pecho.
Con calma, Vegeta se permitió bajar las manos por el cuerpo de Bulma y las detuvo cuando alcanzó la suave piel de su estómago. La blusa se había levantado durante la caída exponiendo casi la mitad de su abdomen dándole mucho que explorar. Para este momento, Bulma podía sentir su erección presionada contra su núcleo, pero aun así se quedó sin aliento cuando Vegeta se apretó contra ella. Finalmente él se apartó de su boca, le dio la oportunidad de respirar y se desplazó hacia su cuello. Ella ladeó la cabeza para darle un mejor acceso y pasó los dedos por su musculosa espalda. Sentirlo posar la boca contra su piel caliente formó un pozo de calor en su interior y anhelo por más, había pasado tanto tiempo. Kamisama, si él decidía bromear ahora, le rompería el cuello.
La forma en que ella ya jadeaba combinado con su obvia excitación estaba haciendo que para Vegeta fuera difícil pensar siquiera en detenerse. El deseo de Bulma era obvio y tenía que decir que había acumulado algo de frustración sexual durante un tiempo, especialmente por su anterior venganza, la cual resultó contraproducente. Se apartó de su cuello y bajó hasta nivelar la mirada con la piel cremosa de su vientre plano. Bulma cerró los ojos cuando lo sintió lamer alrededor de su ombligo y enviar sacudidas de placer por todo su cuerpo. Vegeta le alzó un poco la blusa, expuso su brasier de encaje azul claro, subió las manos por su espalda y rápidamente encontró el broche. No le tomó demasiado tiempo desabrocharlo y revelar los alegres senos a su vista. La última vez que la vio desnuda fue antes de que se marchara por casi un año y nada había cambiado. La forma en que ella respiraba hacía que sus senos se elevaran y bajaran muy rápido.
Un pequeño gemido escapó de los labios de Bulma cuando sintió a Vegeta capturar uno de sus pezones duros entre los dientes y mordisquearlo un poco. Luego empezó a chuparlo y a retorcer la lengua alrededor de este; eso hizo que ella arqueara la espalda desesperada por sentir más. Él alzó la otra mano y comenzó a acariciar el otro seno, su erección presionaba con fuerza su núcleo caliente. Bulma gimió mientras le clavaba suavemente las uñas en la espalda sin causarle ningún dolor. Entonces, para su sorpresa, él se alejó y ella soltó un quejido ante la pérdida de la sensación. Vegeta le levantó el dobladillo de la blusa para retirársela por encima de la cabeza llevándose el brasier suelto al mismo tiempo. Luego cambió de posición, se sentó y Bulma imitó sus acciones. Ella lo miró directamente a los ojos, pasó las manos por su pecho, las deslizó hacia abajo y sintió todos los músculos contraerse bajo su toque. Empezó a respirar más rápido una vez que sus manos alcanzaron el short y se mordió el labio inferior, ya que él se lo quitaba despacio.
Su corazón comenzó a latir como un tambor dentro de su pecho una vez que se encontró mirando a un Vegeta completamente desnudo. Oh, ella no había olvidado esa vista. Al parecer, él no tenía la intención de ser el único desnudo, así que se inclinó un poco haciéndola retroceder, le desabrochó el pantalón y sujetó el dobladillo entre el pulgar y el índice. Con paciencia, como si quisiera torturarla, se lo bajó agarrando la ropa interior y la arrastró también. Bulma inclinó la cabeza hacia atrás solo un poco cuando sintió que el frío aire le golpeaba las nalgas desnudas una vez que él le quitó por completo la ropa interior. Ahora que estaba desnuda, el aroma de su excitación era aún más fuerte y Vegeta pudo sentir su pene palpitar.
Bulma se mordió el labio inferior al observar la imponente longitud, casi recordaba lo que se sentía tenerlo dentro de ella. De repente, se encontró muy nerviosa y no entendía el motivo. Ya habían hecho esto antes, ¿por qué se estresaría ahora? Cerró los ojos e intentó decirse que estaba siendo tonta. Mientras tanto, Vegeta tenía sus propios pensamientos pasándole por la mente. A menudo creía que involucrarse con la mujer físicamente de nuevo traería un montón de problemas, pero en estos momentos, si lo pensaba en serio, nada de eso ocurrió las últimas veces. Además, en este punto, era bastante difícil detenerse, sobre todo al ver sus pliegues húmedos donde quería enterrarse. Ambos cruzaron miradas por un segundo, la lujuria los llenó y él decidió que lo pensaría más tarde.
Vegeta hizo algo inesperado, agarró los tobillos de Bulma y los descansó sobre sus hombros antes de posicionarse en su entrada. Ella tenía los ojos cerrados, moría por sentirlo, solo quería que el sentimiento familiar se hiciera cargo. Levantó los brazos y se sujetó a sus hombros con las manos. Presionó el rostro contra su robusto pecho cuando él insertó su longitud dentro de su núcleo y envió escalofríos de placer a través de su cuerpo. Vegeta casi se empujó de un golpe haciendo que Bulma gimiera en voz alta. Gruñó al sentirla tensarse alrededor de su pene y notó lo húmeda y lista que estaba para él. Cuando empezó a moverse dentro de ella, Bulma se apartó de su pecho y echó la cabeza hacia atrás. Él podía sentir su opresión succionar su pene con cada golpe y lentamente, ella fue soltando sus hombros para solo presionar las manos contra su pecho. Vegeta comenzó a aumentar la velocidad haciendo que los jugos fluyeran más de ella con cada empuje.
Bulma clavó las uñas en sus abdominales y se mordió el labio inferior.
—Más rápido —gimió casi sin aliento.
Vegeta estaba más que feliz de cumplir su petición y aumentó la velocidad mientras golpeaba dentro de ella. Bulma ladeó la cabeza y gimió su nombre en voz alta, podía sentir que su núcleo fluía con oleadas de placer. No pasó demasiado tiempo hasta que ella comenzó a balancear las caderas a su ritmo, lo que hizo que Vegeta se moviera aun más profundo en su interior. Él se aferraba a sus piernas gruñendo mientras se estrellaba dentro de ella; a Bulma eso solo le traía más placer, ya que su longitud la llenaba aún más. Parecía que con cada empuje lograba llegar más profundo y esta vez, casi le golpeó el cuello del útero.
Ella sacudió la cabeza, el placer la colmaba.
—¡OH, KAMISAMA! ¡VEGETA!
La forma en que gimió fue suficiente para volver salvaje a Vegeta y decidió que era el momento de llevar las cosas a otro nivel. Despacio, le bajó las piernas, envolvió los brazos firmemente alrededor de su cintura y la volteó haciendo que ella ahora se acostara sobre su estómago. Bulma solo temblaba de placer ante la idea de lo que vendría cuando él empezara a embestirse dentro de su núcleo que goteaba cada vez más. Poco a poco, comenzó a levantar su cuerpo y cuando él se dio cuenta de lo que ella estaba tratando de hacer, le soltó las caderas y se alzó para ayudarla a ponerse en cuatro. Una vez que la nueva posición fue asumida, él embistió dentro de su núcleo de nuevo.
—¡OH, KAMISAMA, SÍ!
Un año entero de frustración sexual reprimida y un año de estrés completo la había vuelto extremadamente tensa y ahora no podía frenar el placer que sentía ya que al fin conseguía algo. Debido a esa reacción, Vegeta continuó deslizando su longitud dentro y fuera de ella con rapidez mientras Bulma trataba de clavar las uñas en el piso; la sensación casi se hacía insoportable y sabía que no pasaría mucho tiempo antes de que alcanzara el clímax, pero estaba tratando de contenerlo el mayor tiempo que pudiera. Desafortunadamente para ella, su posición actual le daba acceso a Vegeta a su punto muy especial, lo que hacía que su núcleo se desbordara y las sensaciones solo aumentaban con cada empuje.
—¡OH, KAMISAMA!, ¡JUSTO AHÍ! ¡OH, KAMISAMA, POR FAVOR VEGETA!
Bulma echó la cabeza hacia atrás cuando sintió que una sacudida de placer le atravesaba todo el cuerpo y en ese instante alcanzó el clímax. Sus piernas comenzaron a sentirse tambaleantes cuando los jugos salieron de su núcleo, bajaron por su longitud y gotearon al suelo; pero Vegeta nunca dejó de golpear dentro de ella. Un silencioso gemido de deleite escapó de su garganta al sentir que el placer se hacía cargo de su cuerpo y sus piernas comenzaron a agotase lentamente. Vegeta la agarró de las nalgas para sostenerla cuando ella sintió que sus pies se deslizaban por el suelo y continuó embistiendo dentro de ella. Bulma estaba en extremo sensible en ese momento, la forma en que él se negaba a dejar de golpear contra su punto la volvía loca, gritos escapaban de su boca y no podía detenerse.
Vegeta, quien sentía su propia liberación muy cerca, se sujetó a sus nalgas incluso aun más, era probable que le dejaría algunas marcas, pero en ese instante a ninguno de los dos le importó. Bulma podía sentirlo palpitar dentro de ella, el golpeteo envió ondas de lujuria a través de su cuerpo y antes de que lo supiera, la sensación previa se apoderó de su cuerpo y tuvo un orgasmo de nuevo, esta vez haciendo que sus brazos casi renunciaran a ella.
—Oh, cielos —Casi susurró. Mientras arqueaba la espalda, sus jugos ahogaron la longitud de él. Cuando ella alcanzó el clímax, Vegeta supo que no resistiría mucho más y se enterró aun más profundo, lo único que esperaba era que llegara el alivio de su propio orgasmo.
—Bulma, tu madre me dijo donde est...
Tanto Vegeta como Bulma ampliaron los ojos y giraron sus cabezas en dirección a la voz, solo para encontrar a Gohan y a Milk mirándolos fijamente. Milk casi se atragantó, cubrió los ojos de Gohan con las manos y cerró los suyos. Ella murmuró algo, luego salió corriendo de la cámara de gravedad arrastrando a Gohan por detrás. Bulma no pudo evitar ruborizarse de vergüenza mientras sentía que Vegeta la soltaba. Se detuvo de golpearse contra el suelo como mejor pudo antes de voltear la cabeza para mirarlo, él parecía molesto. Lentamente se retiró de dentro de ella maldiciendo en voz alta.
A Vegeta nunca le había gustado la maldita arpía y ahora sabía que la despreciaba y que fue puesta en la Tierra ¡sólo para hacer de su vida una mierda! Agarró el short spandex, se lo puso rápidamente, lo cual fue un poco difícil teniendo en cuenta lo duro que estaba, pero lo consiguió. Sin siquiera mirar en la dirección de Bulma, salió de la cámara, sus pasos eran fuertes y pesados. Nunca se había sentido tan frustrado en toda su vida, ¡estuvo muy cerca! Mientras caminaba por el pasillo, no pudo evitar estampar un agujero en la pared más cercana.
Bulma lo vio salir de la cámara; a la par que se sentaba desnuda en el suelo, los ojos se le humedecieron. Tenía en el rostro un nuevo tono de rojo al pensar en la forma en que Milk y Gohan la habían sorprendido a ella y a Vegeta en el acto. ¿Cómo podría enfrentarla ahora? Todavía estaba muy excitada y sus piernas se sentían un tanto débiles, así que permaneció sentada en espera de volver a su estado normal. Juntó los labios cuando pensó en Vegeta que se había marchado furioso; ¿un paso adelante, dos hacia atrás?
Suspiró hondo, comenzó a agarrar su ropa y se vistió. Intentó tomarse tanto tiempo como pudiera tratando de retrasar el momento en que tendría que mirar los ojos de Milk. Nunca en toda su vida había estado tan incómoda y avergonzada. Una vez que se vistió, respiró con fuerza y se dijo que todo estaría bien y que Milk probablemente se sentía tan abochornada como ella. Se asomó al vestíbulo para asegurarse de que se hallara vacío antes de empezar a caminar en dirección a la cocina donde se suponía que los encontraría. Unos instantes más tarde lo confirmó cuando vio a Milk, a Gohan y a Bunny sentados a la mesa. Por desgracia para Milk, la señora Briefs, quien no sabía lo que acababa de ocurrir, charlaba con ellos.
—Hola —dijo Bulma dejando que su presencia fuera conocida.
Los ojos de las dos mujeres no se cruzaron, estos parecían buscar algo… por doquier… cualquier otra cosa. Finalmente, Milk habló.
—Quizás deberíamos volver más tarde.
Milk no era capaz de creer lo que acababa de ver y deseaba poder borrar ese recuerdo de su mente. Ah, ¡y aún no podía empezar a imaginar qué tipo de daño le causó a su pobre niño! Volvió la cabeza hacia un lado y observó a Gohan que miraba al suelo. ¡Era probable que todavía no entendiera lo que vio! No había forma de explicarle tales actos, especialmente teniendo en cuenta la situación en la que estaban Vegeta y Bulma. Sí, tuvieron un hijo, pero no se habían casado, ¡ni siquiera mantenían una relación! Pero no era asunto suyo, esa era la vida de Bulma.
—¡NO! —gritó Bulma extendiendo los brazos para hacer un ademán de negación—. No, te invité a almorzar. Yo solo… me distraía. —Era una manera educada de decirlo—. Mamá, ¿podrías ir a prepararnos algo de comer? —preguntó dirigiendo su atención a su madre.
La señora Briefs estaba más que emocionada de ayudar.
—¡Por supuesto, cariño! Volveré enseguida —contestó, luego se alejó de ellos y se dirigió a la nevera.
Bulma no quería usar a su madre como una esclava o algo así, pero tenía la sensación de que Milk quería compartir una cosa y se sentiría más cómoda haciéndolo con ella sola. Tomó el asiento que su madre había ocupado y giró la cabeza hacia Gohan.
—Sabes Gohan, tenemos muchos videojuegos en la sala de estar, puedes ir a jugar si quieres.
Parecía que el chico estaba más que dispuesto a abandonar esa escena incómoda y casi demasiado rápido para el ojo humano, se puso de pie.
—Gracias Bulma —asintió antes de salir en dirección a la sala de estar.
Ambas mujeres, que ahora estaban prácticamente solas, se miraban las manos sin saber qué decir. Bulma comprendía que debía ser la primera en hablar, pero quería evitar mencionar el embarazoso incidente anterior. Aunque tenía que admitir que se sentía un poco frustrada. Era tan difícil atrapar a Vegeta en un momento en el que se permitiera ese tipo de libertad y le molestaba que hubiera sido cortado demasiado pronto. Sin embargo, las cosas eran más fáciles para ella porque había logrado llegar a su liberación dos veces mientras que Vegeta fue detenido. Ella solo podía imaginar qué clase de humor tenía en este momento, esperaba que nadie estuviera cerca de él.
—Entonces —continuó Bulma rompiendo el silencio —, ¿qué pasa, Milk?
Milk levantó la cabeza y la miró a los ojos. La mujer de cabello azul era su mejor amiga y también la única que sabía lo que era compartir la vida con un saiyayín, eso la hacía la persona en la que siempre podría confiar, ya que no habría necesidad de mentiras. Milk había confirmado sus sospechas unas horas antes y estaba segura de que era imposible que lo guardara para sí misma. Especialmente considerando la repentina decisión de Gokú de permanecer muerto dejándola sola sin nadie que la apoyara.
—He descubierto algo esta mañana —dijo con una voz un tanto temblorosa. Bulma decidió permanecer en silencio y darle el tiempo necesario para sacarlo y decir lo que necesitaba. Milk tenía los labios pegados como si le asustara dejar escapar las palabras. Cerró los ojos con fuerza antes de respirar hondo.
—Estoy embarazada.
Por una fracción de segundo, los ojos de Bulma se ampliaron y se quedó sin palabras. Se preguntó si oyó bien, pero por la mirada de Milk, sabía que sí. Lo primero que pasó por su mente fue el hecho de que Gokú estaba muerto y aparentemente dejó a Milk sola para criar a “dos” niños. Bulma tenía a Vegeta en ocasiones, a su familia, dinero y todo lo que quisiera; sin embargo, se sentía sola a veces y Trunks podía ser un niño difícil. Ni siquiera era capaz de imaginar cómo sería para Milk. No solo había un muchacho que crecía con rapidez, sino que ahora otro era añadido a la mezcla y estaba segura de que le resultaría difícil llegar a fin de mes por ella misma.
Sin decir una palabra, Bulma se levantó de su silla, caminó hacia Milk, envolvió los brazos con fuerza alrededor de su amiga tratando de traerle un poco de consuelo y Milk lo aceptó gustosa. No lloró exactamente, solo sollozó en voz baja mientras Bulma la sostenía, su cabeza se presionó contra la de ella. No había palabras que pudiera encontrar que hicieran que todo saliera bien porque la verdad era que sería difícil. Aunque se aseguraría de que Milk no estuviera sola durante estos tiempos duros. Bulma había sido bendecida con mucho y las cosas rara vez le resultaban complicadas, pero reconocía que no era el caso de todos.
—Si necesitas cualquier cosa, lo que sea, siempre estaré allí Milk, solo tienes que llamarme.
Bulma sabía que Milk era una mujer muy orgullosa y querría hacer esto por sí misma, sin importar lo difícil que fuera, pero de vez en cuando no era una debilidad aceptar algún auxilio. Intuía que para apoyar a Milk tendría que forzar su ayuda sobre ella, porque sería obstinada al respecto; aun así, eso apenas importaba. Además, estaba acostumbrada a tratar con gente obstinada gracias a Vegeta. Milk asintió con la cabeza y permaneció en silencio, se sentía algo aliviada de haberlo compartido con alguien. Ella estuvo tan asustada en la mañana cuando se realizó la prueba de embarazo. Sin Gokú sería difícil criar a dos hijos y no dejaba de considerar que él actuó de forma egoísta. ¿Cómo podía dejarla así sin siquiera pedirle permiso o preguntarle cómo se sentía al respecto?
Gokú era en extremo dulce, inocente y cuidadoso, si bien, a veces, simplemente no pensaba las cosas, sobre todo cuando se trataba de luchar. Luchar lo emocionaba demasiado y lo distraía de cualquier otro tipo de pensamiento. Milk suspiró antes de detener sus sollozos. Era extraño, pero en cierto modo, Bulma fue la afortunada. Vegeta no era la mejor persona, eso era obvio, sin embargo, parecía estar presente. No tenía ninguna razón para quedarse en la Tierra ni ningún tipo de compromiso, a pesar de eso, permanecía aquí y vivía con Bulma. También por como lucían las cosas, estaban trabajando un poco en su relación, lo que significa que no había sacado a Bulma de su vida por completo. Todas esas pequeñas cosas que venían de alguien como él realmente representaban mucho y eso sorprendió a Milk. Si tan solo Gokú pudiera estar con ella de una manera similar.
Entre tanto, Gohan probaba un juego de lucha en el playstation 3 de Bulma. No era un entusiasta de los videojuegos, ya que no contaba con ninguno en su casa, su madre le había dicho que lo distraería de sus estudios y que se le pudriría el cerebro. Aunque eso no significaba que no pudiera disfrutarlo de vez en cuando, lo que estaba haciendo en este momento. De repente, volvió la cabeza hacia un lado cuando sintió a Vegeta acercarse a él. El príncipe de los saiyayins entró en la habitación con los brazos cruzados delante del pecho y su estado de ánimo no parecía en absoluto feliz. Rápidamente Gohan miró hacia adelante.
Al principio, Vegeta no le prestó mucha atención, ya que estaba ocupado observando la cocina tratando de matar a Milk con la mirada. ¡Maldita arpía! Al cabo de unos segundos, apartó la vista y notó al niño sentado frente al televisor. El desove de Kakaroto. No había visto al muchacho desde que Kakaroto anunció su decisión de permanecer muerto y era obvio que la arpía tenía una mala influencia sobre él: vestía ropa apropiada con la que no podría pelear en absoluto y no actuaba como un saiyayín; casi parecía asustado. La maldita mujer dejaba que el poder saiyayín se desperdiciara al hacerlo, ¿qué era lo que siempre decía?, “estudiar”. La única cosa en la que debía centrarse un saiyayín era en el entrenamiento y el aumento de poder.
Lo miró unos segundos, luego caminó en su dirección. Gohan se puso algo rígido cuando lo sintió detrás de él, pero nunca se dio la vuelta. ¿Qué podría Vegeta querer con él? Una cosa era segura, por su ki, era capaz de decir lo horrible que era su estado de ánimo.
—Muchacho, ¿qué estás haciendo? —preguntó molesto.
Esta vez Gohan volvió un poco la cabeza y miró a Vegeta.
—Me entretengo con unos videojuegos.
Vegeta miró la pantalla solo para ver a gente peleando y se burló; ¿esta era la forma en qué perdía su tiempo? ¡Qué patética excusa de un saiyayín! Suspiró pesadamente, se agachó para quitarle el controlador y lo tiró.
—Ven conmigo —ordenó, se dio la vuelta y empezó a alejarse.
Gohan pareció algo sorprendido y aunque se levantó no se movió. Esto pareció molestar a Vegeta que se detuvo en seco; todavía le daba la espalda a Gohan cuando dijo:
—No voy a repetirlo.
Ya era hora de que a este muchacho se le mostrara como los saiyayíns reales eran entrenados. A diferencia de Kakaroto, él era mucho más inteligente y decentemente fuerte para su edad, lo que implicaba que podría convertirse en un luchador mucho mejor que su padre. Eso si la arpía no desperdiciaba todo su potencial de pelea. Vegeta continuó caminando y esta vez Gohan lo siguió quizás por curiosidad o por miedo. Así fue como ambos saiyayíns empezaron a caminar hacia el exterior, ya que no había cámara de gravedad. Vegeta necesitaba enseñarle al muchacho lo que significaba ser un saiyayín adecuado y era el único que podía hacerlo.
Como había dicho muchas veces: él tenía que hacerlo todo por aquí.