Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Una esperanza sellada con un acuerdo ( Chapter 8 )
Descargo de responsabilidad de Maddie-san: No soy dueña de DBZ.
Amor difícil
Capítulo ocho
Una esperanza sellada con un acuerdo
—¿Así qué Milk va a tener otro bebé? —preguntó Bunny cuando terminó de ponerle el glaseado a sus pastelitos.
Mientras ella estaba ocupada cocinando, Bulma y Trunks le hacían compañía. Fue entonces que Bulma se dio cuenta de su falta de amigos. ¡Estaba compartiendo las recientes noticias con su madre porque no había nadie más con quién hacerlo! Pero demostraba ser una buena oyente hasta este momento y ella necesitaba alguien con quien hablar. Trunks todavía no estaba muy avanzado en su pronunciación y Vegeta no era muy comunicativo, eso la dejaba sola con su madre.
—Así parece —contestó terminando el último bocado de su sándwich.
Una sonrisa apareció en el rostro de Bunny que caminaba en dirección a Bulma y a Trunks.
—¿No te hace querer tener otro bebé? —dijo muy entusiasmada.
Por un segundo, Bulma se atragantó con la comida.
—¿Qué?
Bunny parecía sorprendida, como si no hubiera esperado esa reacción de su hija.
—Siempre pensé que querrías más de un bebé —le explicó antes de sentarse— y Trunks casi cumple un año, ¿no sería mejor si tuvieran una edad cercana?
Desde ese punto de vista, debía estar de acuerdo con su madre. Era quizás mejor cuando los niños contaban solamente con una diferencia de algunos años, pero no veía que sucediera para ella. No era como si no pudiera manejar a otro niño, sino que además de ser demasiado pronto, también estaba el factor Vegeta. Y como no tenía la intención de encontrar a alguien más, eso limitaba la elección del padre a una persona y dudaba que él quisiera más hijos.
—Me gustaría, quiero decir, sí —empezó a decir Bulma.
—Entonces, ¿cuál es el problema? —le preguntó Bunny confundida.
Siempre había deseado muchos nietos y con personas tan guapas como Vegeta y Bulma, ¿cómo ella no podía querer tener más pequeños adorables corriendo por todos lados? Además, ¡no era como si no hubiera suficiente espacio en la casa para más niños! ¡Había muchas habitaciones vacías que estaban esperando a ser llenadas! Si fuera soltera y más joven, ¡pasaría sus días con el señor Vegeta tratando de expandir la familia! ¡Ah, esos eran los buenos tiempos de su juventud!
Bulma sabía que sería un poco complicado de explicárselo a su madre, porque Bunny creía firmemente que ella y Vegeta eran pareja, pero trató de hacerlo de una manera que pudiera entender.
—Vegeta ya tiene más hijos de los que desea. —Era la verdad después de todo, sabía que él nunca planeó establecerse y formar una familia.
—Tonterías —replicó Bunny y se dio la vuelta—. Te gustaría tener más hijos, ¿no es así, Vegeta?
Bulma se congeló y sus ojos se ampliaron ligeramente; ¿Vegeta estaba en la cocina? Su corazón comenzó a latir un poco más rápido y se preguntó cuánto de la conversación había escuchado. Lamió sus labios secos, giró con lentitud y lo observó sacar algo de la nevera. Supo que oyó la pregunta de su madre y esperó a ver qué respondería. Los segundos pasaron, pero él permaneció en silencio ocupado en sus asuntos.
Por primera vez, al menos según Bulma, su madre fue inteligente y no empujó el tema. Obviamente si todavía no había respondido, era porque no quería. Eso la dejó pensando; si él no quería ninguno, ¿no debería haber dicho alguna cosa grosera al estilo de: «No necesito más mocosos inútiles» o algo así?, ¿por qué eligió no contestar la pregunta?, ¿empujarlo para obtener una respuesta sería lo adecuado?
—Vegeta no quiere una familia —aclaró Bulma, un toque de tristeza se oyó en su voz, luego se dio la vuelta para mirar a Trunks.
Por primera vez desde que entró en la cocina, Vegeta detuvo sus acciones y se volvió para mirar a Bulma. Había advertido la conversación que sostenían antes de entrar, porque eran demasiado ruidosas. Al principio no prestó mucha atención a la charla inútil, hasta que escuchó a la madre de la mujer hablar de más bebés. Desaceleró sus pasos y oyó a Bulma decir que quería más y de alguna manera él estaba involucrado en eso. Dijo que quería más hijos, pero probablemente él no. A Vegeta no le gustaba la forma en que se vio involucrado en toda esta idea “familiar”. Aunque no se arrepentía de su hijo, todavía fue un error en principio. Antes que nada, él era un saiyayín, no un padre y no pensaba tener más de uno. Pero por lo que había oído, ella no estaba harta de los mocosos.
—No necesito una familia —respondió finalmente antes de salir de la cocina.
—Bueno, Yamcha siempre quiso un montón de niños —comentó Bunny riéndose, sin darse cuenta del impacto de sus palabras.
Bulma no se interesaba por Yamcha, salvo de una manera amistosa y nunca estarían juntos de nuevo. Incluso si alguna vez se sintiera desesperada y se empeñara en tener más niños, no acudiría a él. Demonios, al menos trataría de engañar a Vegeta primero o algo así. Sin embargo, las palabras de la señora Briefs provocaron una reacción en Vegeta. Cuando Bulma notó que frenó en seco, recordó los acontecimientos que ocurrieron hace un par de días cuando él le pidió que limpiara el olor de Yamcha de su cuerpo. ¿Podría ser qué las palabras de su madre lo hubieran alterado?
Vegeta no había sido capaz de detener el instinto de rabia que se produjo en su cuerpo y antes de que lo supiera, tuvo la intensa necesidad de matar al débil. Cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, se calmó lentamente y salió del lugar, sabía que ella había notado su reacción. Maldijo en voz alta culpando a Bunny por lo que dijo. ¿Y qué si el débil quería una familia? No importaba porque la mujer no tenía interés en él. ¿Y por qué le importaba si tenía interés en él o no? Sin reflexionar, Vegeta extendió el brazo y estampó un agujero en la pared más cercana.
Bulma saltó un poco ante el al sonido creado por la reacción de Vegeta, luego negó levemente con la cabeza. Era obvio que estaba enfadado en este momento y supuso que se debía sobre todo a su respuesta. Él todavía tenía demasiado miedo de sentir, se percató de que eso era en lo que necesitaban trabajar. Hasta que no se diera cuenta de sus sentimientos, no harían ningún progreso. Sí, estaba dispuesta a esperar y ser paciente, pero deseaba algún tipo de avance. A menos que le dieran un pequeño empujón, Vegeta no aprendería a aceptar sus sentimientos.
Afortunadamente —o por desgracia— para él, Bulma pretendía ser ese pequeño empujón.
✺✺✺
Una actividad.
Bulma intentaba encontrar una actividad en común de parejas o incluso de amigos que pudiera ser apropiada para ella y Vegeta. Pero por el momento estaba siendo mucho más difícil de lo que pensó originalmente. No quería ver una película en casa, eso lo habían hecho demasiadas veces en el pasado. Ir a una sala de cine tampoco era una buena idea porque podía imaginarlo haciendo explotar a personas inocentes si se atrevían a hacer demasiado ruido o cualquier otra cosa que lo molestara. Lo siguiente en la lista era un restaurante, pero honestamente, por qué arrastrarlo allí cuando él se comería toda la comida y era probable que se negaría a ir, ya que tenían más en la casa.
¿Caminar? No. Vegeta no era muy hablador y un paseo en completo silencio podía ponerse incómodo.
¿Juegos de mesa? Lo haría volar en pedazos si perdía.
Visitar un museo o una galería de arte tampoco funcionaría; y no era como si pudieran ir y tener una cena informal entre amigos, Vegeta no soportaba a nadie.
De pronto, tuvo una idea, ¿qué tal una cena romántica? Después de todo, mientras hubiera comida, sería bastante fácil persuadir a Vegeta y no necesariamente tenía que saber de qué se trataba. Todo lo que debía hacer era presentarse y ella haría el resto. Bulma, quien había ido en busca de las esferas del dragón para pedir a su príncipe azul a una edad muy temprana, siempre fue una chica romántica. Hasta ahora, la única parte del cuento de hadas en la que Vegeta encajaba era la parte del príncipe. Se encogió de hombros: era suficiente.
Ahora, todo debía ser perfecto si iba a hacerlo. Miró su reloj, indicaba la una de la tarde. Eso le dejaba el tiempo suficiente para realizarlo esta noche. Bulma se levantó de la silla y caminó hacia el pasillo. Perfecto, Vegeta todavía estaba en la cámara de gravedad, lo que significa que no tendría oportunidad de escuchar lo que ideó. Había solo dos personas de las que ocuparse y eran su madre y Trunks. Su padre salió de viaje de negocios por unos cuantos días. No podía expulsar a su madre de la casa, pero no quería que la entorpeciera. Además, necesitaba que vigilara a Trunks durante la tarde. Bulma no tenía la intención de que esto durara demasiado tiempo, especialmente conociendo cómo era Vegeta. Sería bastante difícil mantenerlo cerca una vez que toda la comida se hubiera acabado.
Mientras caminaba en dirección a la sala de estar, donde esperaba encontrar a su madre, empezó a preguntarse cuál sería el mejor lugar para cenar. Usar la cocina no era muy romántico, aunque, si elegía un lugar que a él le gustara, terminarían comiendo en la cámara de gravedad. Bulma suspiró cuando la vio y se dirigió al sofá. No pasó mucho tiempo para que ella bajara la revista que estaba leyendo, la viera y le sonriera.
—Mamá, ¿puedo pedirte un favor?
—Por supuesto cariño —contestó Bunny y se movió un poco para que su hija pudiera sentarse a su lado.
Bulma se sentó y ya podía decir que su madre amaría su idea. Cualquier cosa que involucrara a Vegeta la hacía extremadamente feliz.
—¿Podrías mmm… vigilar a Trunks hasta la noche?
Nada hacía a Bunny más feliz que cuidar a su nieto, era su pequeño tesoro.
—¡Me encantaría!
Puesto que su madre no preguntó el porqué, lo que no fue una sorpresa, Bulma explicó más, no quería que ella interrumpiera nada.
—Voy a cenar con Vegeta aquí en casa.
Bunny chilló.
—Oh, ¿una cena romántica en el dormitorio? —preguntó. Acostumbraba hacerlo muchas veces con su esposo cuando recién se casaron. Él trabajaba tanto, esa era la mejor manera de pasar tiempo de calidad juntos.
—¿En el dormitorio?
—Tu padre y yo solíamos hacerlo todo el tiempo —continuó Bunny sin saber qué tipo de imagen mental estaba creando para su hija.
Bulma sintió que un escalofrío corría por su columna y no era del tipo bueno. Sin embargo, su madre había mencionado una buena idea, lo cual era chocante y fuera de carácter para ella. ¿Una cena romántica en el dormitorio? ¡Sería un entorno excelente! Lo único que debía hacer era atraer a Vegeta al lugar, eso no podía ser tan difícil. Aunque tendría que realizar algunos cambios allí si quería que encaje en un ambiente romántico. ¿Velas?, ¿mantas? Podía pensar en muchas cosas más, pero tampoco quería asustarlo. Demasiadas cosas acarameladas y ni siquiera entraría.
—Gracias mamá —dijo Bulma mientras se levantaba para empezar a buscar los objetos perfectos.
Bunny observó cómo su hija se alejaba y asintió con suavidad. ¿No era hermoso ser joven y estar enamorada? Nunca la había visto tan entusiasmada con un proyecto, ni siquiera con sus propias invenciones. Estos dos eran realmente la pareja perfecta. Y encima de todo, ¡ella pasaría la noche con Trunks! ¿Qué podía salir mal?
Por primera vez en mucho tiempo, Bulma sintió la emoción crecer en su interior y le encantó. Este plan contaba con todas las posibilidades de fracasar y podría terminar comiendo sola, pero era el tipo de cosas que le gustaban. Pocas posibilidades de éxito eran sus probabilidades favoritas. Cuando llegó a su dormitorio, comenzó a cambiarle el aspecto. Con gran dificultad, movió la cama para darles más espacio en el centro. Luego puso unas cuantas mantas blancas y esponjosas que casi cubrieron todo el suelo. No tenía que buscar lejos las velas, porque guardaba algunas en su cajón como todas las chicas, ¿verdad? Las colocó muy separadas para hacerlo parecer que no lo estaba intentando. Aunque Vegeta vería la verdadera intensión desde el principio.
Otra cosa de la que debía hacerse cargo era la cena. Bulma no era capaz de cocinar ni para salvar su vida y se negaba a pedirle a su madre que lo hiciera, eso significaba que todo lo que le quedaba era ordenar. Ser Bulma Briefs traía algunos privilegios, era un hecho que podía pedir una cena a cualquier restaurante y se la enviarían pronto. Puesto que no estaba segura de lo que Vegeta preferiría, decidió hacer pedidos a un montón de lugares diferentes y ordenó que la entreguen a las siete de la noche. Sabía que él pasaba la mayor parte del día dentro de la cámara de gravedad, así que sería un desperdicio recibir cualquier cosa más temprano que eso.
Todo lo que tenía que hacer era esperar.
Bulma sintió la emoción crecer cuando lo oyó venir. Ahora él estaba tomando una ducha y ella hacía todo lo posible por esperar pacientemente. Su madre se había encargado de Trunks mientras se alistaba. Hacía mucho tiempo que no se arreglaba y en definitiva se sentía como una mujer. La verdad era que ocasiones de vestirse elegante no ocurrían muy a menudo. Su cabello azul lucía recto, sus flequillos estaban peinados a un lado y llevaba una blusa de tirantes espagueti gris con una minifalda negra. No quería presionarlo demasiado, ya que esto no era de su autoría. Simplemente se suponía que disfrutarían de la compañía del otro. Bulma tenía la intención de sacarle información esta noche.
Incluso si admitía en voz alta que no le molestaba estar cerca de ella, sería suficiente. Era triste decirlo, pero a veces necesitaba de esa seguridad.
Ella se encontraba apoyada contra la puerta esperando el momento en que saliera del dormitorio para ir a buscar algo de comida. Bulma sintió que su corazón palpitaba y notó que estaba nerviosa, pero no podía entender el porqué, No era la primera vez que pasarían el tiempo juntos y Kamisama sabía que habían ido mucho más allá de una cena, así que ¿por qué esto la estresaba? Bulma respiró con fuerza: tranquilízate chica, todo saldrá bien.
Entonces sucedió. Oyó la puerta abrirse y cerró los ojos.
—¡VEGETA! —gritó, sabía que podría poner un poco de resistencia contra ella.
Oyó pasos en su dirección, pero rápidamente se detuvieron.
—Mujer, ¿qué quieres? —Ella se interponía entre él y su comida, y eso lo disgustaba.
Bulma sonrió antes de decidir cuál era el mejor camino a seguir. Podía gritar más hasta que viniera o mencionar la comida. Optó por la comida.
—Ordené algo para la cena, pero trajeron demasiado, ¿deseas algo? —Mientras preguntaba, se aseguró de permanecer detrás de la puerta así él no la vería.
Mujer tonta, como si pudiera haber demasiada comida. Lo pensó durante unos segundos; la madre de la mujer no estaba en la cocina y si Bulma hizo un pedido, significaba que aún no había nada preparado y tenía hambre. Vegeta decidió que podía comer algo de lo que pidió, esa sería la forma más rápida de llenar su estómago. Mientras se dirigía hacia el dormitorio de Bulma, sintió que algo no estaba bien. ¿Por qué ella comía en su habitación y lo llamó en el instante en que salió, ¿cuál era el motivo?
No fue hasta que entró y la oyó cerrar la puerta detrás de él que se dio cuenta.
Mantas.
Velas.
Una cena servida.
Vegeta rápidamente cruzó los brazos delante de su pecho.
—Mujer, ¿qué estás tramando? —No tardó en notar toda la comida que había y sabía que ella no pedía demasiado. Planeó todo esto y no le hizo ni un poco de gracia.
Bulma pasó junto a él abriéndose camino hasta la manta donde se sentó.
—¿Qué pasa? —preguntó fingiendo inocencia—. Voy a cenar y te ofrecí que te unieras a mí.
Se estiró sobre la manta exponiendo sus piernas desnudas a Vegeta y alzó los ojos. Él la miró directamente y se preguntó si iba a caminar hacia la trampa que le había tendido o no. La comida olía bien y tenía hambre, pero sabía que había algo más planeado y eso lo incomodaba. Sin embargo, ella le ofrecía un desafío y ahora lo esperaba pensando que poseía una ventaja sobre la situación. Bueno, iba a demostrarle que estaba equivocada. Lentamente se dirigió hacia ella y se sentó para enfrentarla.
Bulma sonrió, tomó una botella de vino y lo vertió en una copa para cada uno. En realidad no se imaginaba a Vegeta como alguien que bebiera, aunque por otra parte, simplemente nunca lo había visto beber alcohol en el pasado. Le ofreció una copa llena y él la recibió. Ella no tenía ninguna intención de embriagarse o algo así, sin embargo, pensó que el vino podía ayudar a relajarlos. Quizás, si creaban un ambiente placentero, esta sería una cena agradable. Pero con Vegeta como cita, agradable no era la primera palabra que le venía a la mente.
Él casi vació la copa entera de un solo trago. Si ella estaba tratando de emborracharlo, debería recorrer un largo camino. Era un saiyayín y este débil brebaje no le haría nada, así que se lo tomaría. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que probó alcohol. Ojalá no tuviera ningún plan de embriagarlo o embriagarse a sí misma, porque tenía la sensación de que sería mucho más molesta una vez que lo hiciera. O quizás, mucho más entretenida.
Solo el tiempo lo diría, pero sospechaba que esta cena sería difícil. De alguna manera, él quería saber lo que la mujer había planeado, ya que su obstinación no terminaría en esto.
La comida llamó su atención rápidamente y Vegeta comenzó a darse un banquete con lo que sea que le pareciera apropiado. Podía sentir los ojos de Bulma en él, pero no le prestó atención y eso pareció disgustarla. Ella era la única culpable de todo, ¿quién pensaba que era?, ¿Kakaroto? Era un guerrero, luchar era lo que hacía. A diferencia suya, el concepto de relajarse no era importante para él. Durante toda su vida había entrenado para sobrevivir y sabía que no debía holgazanear.
Vegeta también sabía que ella no había hecho esto para relajarse. Mientras la observaba, podía notar que se movía inquieta a cada rato, como si estuviera esperando que algo pasara. Francamente no tenía ni idea de lo que esperaba. Tan pronto como terminara de comer, se marcharía. Aunque se percató del esfuerzo que hizo para intentar conseguir algo. Su ropa, toda la mierda inútil que los rodeaba; no era un tonto, se dio cuenta de que intentaba algún tipo de seducción. Pensó que había entendido la otra noche que no era eso lo que él quería. Estaba tratando de forzar algo con esta cena, pero no sucedería. Sin embargo, no le molestaba mucho este asunto, sobre todo por la comida, estaba recibiendo una cena más grande de la habitual. ¿Por qué no podían comprender hasta ahora cuánta comida necesitaba un saiyayín?
Vegeta no solía tratar con las mujeres. La mayor parte del tiempo encontraba que solo se interponían en la lucha y Bulma tenía que ser la primera que toleraba a su alrededor por tanto tiempo. A pesar de eso, no significaba que quisiera una conversación o cenas con ella. Él no sabría qué decir. Aunque era fácil ignorarla, esto era diferente. Ella esperaba algún tipo de normalidad, quizás alguna conversación y no era algo que supiera hacer. No estaba familiarizado con el concepto y la mujer no parecía entenderlo.
Bulma parpadeó unas cuantas veces mientras miraba a Vegeta terminarse casi toda la cena solo. Era obvio que se quedaban rápidamente sin alimentos, si bien, por la manera en que Vegeta comía, no era ninguna sorpresa. Apenas probó nada en comparación con él, no porque estuviera muy enfadada por eso, sino porque algo más afectaba su estado de ánimo. La mayor parte de la cena él se había quedado en silencio para su decepción. Bulma no quería ser la primera en iniciar una conversación, pero por el aspecto de las cosas, tendría que hacerlo. Probablemente su silencio podía ser achacado al hecho que se estaba rellenando la cara, él no era muy romántico.
Esto era inquietante. Bulma ya sabía qué tipo de persona era Vegeta, aun así, ¿moriría por tan solo esforzarse un poco? Ella a menudo había demostrado en el pasado que era testaruda y que estaba dispuesta a empujar a Vegeta hasta que se diera cuenta de que tenía sentimientos, lo malo era que no le daba mucho con que trabajar. Ninguna palabra había escapado de su boca desde que comenzaron a cenar. Por más que supiera que era un saiyayín, sinceramente, ¿la comida era mucho más interesante que ella?
Bulma observó con detenimiento como él se distraía con el banquete. Vegeta debía ser el idiota más grande que conoció en toda su vida, pero poseía algo cautivador muy aparte de su cuerpo. Cada cosa suya la atraía y siempre había sido incapaz de detener los sentimientos que le provocaba. Aunque deseaba que dejara de ser tan terco. Era obvio que no lo disgustaba tanto como él decía o las cosas serían diferentes. No habría tenido relaciones sexuales con ella ni se habría quedado aquí, por más que dijera que se debía a Trunks. Además, incluso soportó su tonto intento de compartir una cena romántica. Vegeta la toleraba mucho más de lo que toleraba a los demás. Tenía que significar algo.
Lo miró a los ojos tratando de obtener una reacción de él. Nada iba como esperaba. En todo este tiempo se había rellenado la cara sin siquiera decir una palabra. Estaba claramente molesta, ¡ya que no hablaba ni para burlarse de ella! Si al menos la hubiera insultado...
Tan pronto como él se movió, la sacó de sus pensamientos y ella lo observó levantarse. Sin siquiera mirar en su dirección, salió del dormitorio y Bulma sintió que la ira se elevaba en su interior. ¿Qué diablos le pasaba? No esperaba que cayera rendido a sus pies o algo así, pero incluso en una situación regular, ¡interactuaría con ella de alguna manera! Este imbécil lo había hecho a propósito solo porque notó lo que trataba de hacer.
Vegeta sintió el tono de su ira al salir de la habitación y nunca se volvió. Por extraño que fuera, por primera vez estar en su compañía lo hacía sentir incómodo y no le gustaba. Como si las cosas no debieran ser de esta forma.
Sin pensarlo, Bulma cogió la botella de vino que tenía cerca y empezó a beber directamente. Él a veces podía ser el mayor idiota y solo se preocupaba por sus propios sentimientos. Sí, comprendía que después de tantos años todavía no sabía qué mierda quería, pero ¿era necesario que la frenara cada vez que lo intentaba? Si decía que no lo sabía, significaba que no debía importarle tener algo que ver con ella, entonces ¿por qué se negaba a involucrarse? Volvió a tomar de la botella. ¿Era una cosa saiyayín no creer en el amor? Gokú no contaba porque había sido criado de manera diferente y estuvo expuesto a otra raza. Sin embargo, Vegeta ya había estado en la Tierra bastante tiempo.
Un trago más.
Ella era patética. Bulma podía sentir que las lágrimas le quemaban los ojos y lo encontraba triste. ¿Por qué dejaba que esto la afectara tanto? Cuando él regresó, en el tiempo en que los androides estaban aquí, las cosas fueron más fáciles. ¿Había sido por qué siempre estuvieron rodeados de gente? Ahora que la casa se hallaba vacía de nuevo, tenía que enfrentar el estado de su relación todos los días. Cada vez que ella hacía algo, se involucraba por completo, pero con Vegeta era difícil. No solo eso, sino que no sabía cómo seducir a un hombre que se negaba a dejarse seducir. Bulma jamás tuvo ese tipo de problema antes en su vida. ¿Desde cuándo luchaba por llamar la atención de alguien?
Otro trago más.
Vegeta era diferente a cualquier otro hombre que conocía, lo que no era una sorpresa, y nunca le dio ningún indicio de cómo tratarlo. Desde el principio, había seguido sus instintos, usó todas sus armas y ahora parecía que las cosas dependían de él. Ese era el problema, si solo dependiera de él, nunca llegarían a ninguna parte. Probablemente era por eso que se esforzaba tanto por crear situaciones y momentos entre los dos; y una vez más, Vegeta demostró que no caería. Desconocido para mucha gente, él era muy inteligente; en bastantes ocasiones demostró su genio y la única vez que parecía perder esa inteligencia era cuando su furia alcanzaba un nivel alto o cuando su orgullo se entrometía.
Y otro trago más.
Quizás ese era el mayor obstáculo en su relación: su orgullo
Si Vegeta no fuera tan orgulloso, si no estuviera tan asustado de sentir, probablemente llegarían a algún lugar, pero hasta ahora todos sus esfuerzos, todo lo que hizo para verse atractiva, no servía de nada.
Al diablo con él, pensó.
✺✺✺
Vegeta se había metido bajo las sábanas, llevaba puesto un pantalón gris suelto. Su tarde no salió como estaba proyectada y la mujer había logrado hacer un lío completo con sus pensamientos. Cuanto más tiempo pasaba, más evidente se volvía. ¿Qué estuvo intentando escenificar con esas velas? El aroma que emanaban era absolutamente horrible. ¿Mantas y una cena en el piso? Había comido en peores posiciones y lugares, aun así, habría esperado algo más de ella. Si estuvo tratando de crear un ambiente agradable, no funcionó. Y la forma en que se vistió, con todo ese maquillaje que se puso, la hacía lucir mucho peor que de costumbre.
Suspiró y se acostó por completo, decidió que había desperdiciado el tiempo suficiente. No planeaba dormir mucho, debía ponerse al día con todas las horas de entrenamiento que perdió durante la actualización. Ya daban las diez de la noche y su intención era despertarse a la una de la madrugada, no requería más sueño que eso tomando en cuenta la cantidad de comida que cenó. Vegeta puso la alarma, luego se volvió a un lado y se dispuso a caer en un sueño profundo. Desafortunadamente para él, alguien tenía otros planes. De manera paulatina, oyó que se abría la puerta y maldijo en silencio porque sabía quién era. Ella conocía lo mucho que odiaba que lo molestaran en su habitación, pero no parecía ser capaz de mantenerse alejada.
Aunque estaba consciente de su presencia, no se movió. Las luces se habían apagado hacía bastante tiempo; ¿acaso creía que dormía? Incluso si fuera así, ¿de verdad pensaba que podía acercarse sigilosamente a él? Vegeta le permitió aproximarse más y la sintió poner sus manos en el borde de la cama. De inmediato, reparó que el olor a alcohol llenaba la habitación y decidió que no le gustaba a dónde se dirigía esto. Estaba a punto de darse la vuelta para preguntarle qué hacía, sin embargo, se detuvo cuando notó que levantaba las mantas y lenta, torpemente, subía a la cama. Sintió que sus diminutas y cálidas manos buscaban alrededor hasta que chocaron con su pantalón mientras trataba de meterse.
Permaneció callada, pero seguro no esperaba que siguiera durmiendo después de todo eso. De pronto, lo hizo. Agarró a su pecho desnudo y lo echó de espaldas para descansar sobre él. Sus ojos estaban semicerrados. Definitivamente parecía molesta cuando presionó la cabeza contra sus pectorales y suspiró de satisfacción. Lentamente, Bulma alzó la mano y empezó a trazar sus músculos con un dedo, como si no fuera nada.
Vegeta sintió que su cuerpo se tensaba por un segundo. La última vez que ella estuvo físicamente cerca, él no había obtenido su liberación y en este momento, podía sentir que la frustración sexual aumentaba por el contacto. Inmóvil, respiró hondo para tratar de controlar su cuerpo. Ella estaba simplemente tocándolo, no debería tener un efecto tan intenso en él. Cerró los ojos con fuerza en un intento de reducir su excitación. ¡Era el Príncipe de los Saiyayíns por todos los cielos!
—¿Recuerdas antes de Trunks? —Ella susurró. Ni siquiera le dio tiempo para contestar, ya que empezó a hablar de nuevo—. Estábamos echados como ahora, me habías odiado por estar delante de tu puerta y me dijiste que entrara —rememoró que no podía dormir y lo fácil que fue encontrar el sueño una vez que sintió su cuerpo contra el suyo. De alguna manera parecía como entonces, cuando las cosas eran mucho más simples. Tal vez porque no estaba tan emocionalmente atada.
Y una vez más, hizo otra pregunta.
—¿Te molesto, Vegeta?
Contrariamente a la última vez, esperó a que contestara. Durante unos segundos hubo un completo silencio, luego él formó una respuesta.
—La mayor parte del tiempo.
Una pequeña risa escapó de ella mientras inclinaba la cabeza hacia un lado para mirarlo a los ojos.
—Vegeta, ¿qué somos? —Por un breve segundo, un brillo de esperanza pudo verse en sus ojos azules.
Durante mucho tiempo no se pronunció una palabra. Principalmente porque él no tenía una respuesta a su pregunta como muchas otras veces.
—No lo sé —sostuvo rompiendo el contacto visual.
Bulma no parecía satisfecha con lo que dijo, había oído eso muchas veces. Esta vez debía hacer otras preguntas, necesitaba algún tipo de respuesta.
—Nunca lo sabes, Vegeta. —Ella se giró completamente, los pechos de ambos quedaron presionados—. ¿Me quieres? —Para evitar la confusión añadió—. ¿Físicamente?
Él no dio una respuesta verbal, pero por la mirada en sus ojos, ella pudo darse cuenta de lo que pensaba. En este momento, si consideraba su estado actual, la pequeña bruja jugaba con fuego.
—Bueno, eso es fácil —comentó con una pequeña sonrisa en los labios—. ¿Te importaría si me alejo de “esto” y le pertenezco a otro hombre… por ejemplo a Yamcha? —Ella sabía que estaba empujando sus botones, pero ese era el punto de todo.
—Mujer —amenazó, su tono era bajo.
Con torpeza, Bulma llevó un dedo a su boca y lo presionó contra sus labios húmedos.
—Solo responde la pregunta, chico malo.
Suavemente, ella arrastró los dedos por sus bíceps hasta llegar a sus muñecas, las tomó antes de que él lograra moverlas y se las puso sobre la espalda en un abrazo. El simple contacto lo sacudió, de repente le resultó mucho más difícil concentrarse. Sin embargo, el azul se reunió con el onyx y ella pacientemente esperó mientras lo soltaba. Los labios de Bulma estaban un tanto separados, respiraba superficialmente y su corazón galopaba.
Responder significaba admitir una debilidad. ¿Responder significaba darse por vencido? Los rasgos de Vegeta se endurecieron, parecía sufrir una lucha interna.
—Sí —respondió con severidad, todo su cuerpo se sentía como si estuviera en llamas, como si ella tuviera el control. No le gustó.
Podía provocar la furia dentro de él como ninguna otra y a menudo la calificaba de molesta. Sin embargo, el pensamiento de las manos de ese débil sobre ella fue suficiente para hacer volar su rabia. En ese momento Bulma advirtió que el agarre sobre su cuerpo aumentaba y se sintió no solo feliz por su respuesta, sino excitada por sus acciones. Tenía la mente embriagada, su cuerpo lo necesitaba, pero aun así se contuvo lo mejor que pudo. Todavía presionaba su núcleo contra el de él como si eso aliviara el deseo que se construía. Fuego surgió en su interior y ella se levantó ligeramente hasta que alcanzó su oído.
—Entonces no seré de nadie más —susurró, su aliento le hizo cosquillas—, esperaré a que vengas a mí si me dices que hay una esperanza.
Bulma no se apartó y presionó los labios contra su mejilla. Estaba segura de que él oía los latidos de su corazón, pero no podía disminuirlos. Después de unos segundos, se alejó y apretó la nariz contra la suya. Había sido difícil conseguir que respondiera a cualquiera de sus preguntas y no sabía si se atrevería a darle una respuesta. Sus labios se hallaban muy cerca, casi rozándose, como si se tratara de una burla. Si lo era, Bulma no se había dado cuenta de lo que hizo.
Entonces, le dio una oportunidad cerrando los ojos y se quedó quieta. Volvió a esperar pacientemente confiando en que él hiciera el movimiento, porque si tuviera que aguardar mucho tiempo, lo haría y no era lo que quería. De repente sintió que Vegeta cerraba la distancia y presionaba sus labios contra los de ella. Era todo lo que necesitaba. Bulma de inmediato no solo le devolvió el beso, sino que lo profundizó, fue incapaz de detenerse de succionarle el labio inferior. La lujuria le nublaba la mente y su corazón se iluminaba de felicidad.
Había tenido razón en no darse por vencida, estaba poco a poco acercándose.
Vegeta pasó los dedos por su cabello azul y la atrajo más. Bulma se dejó perder en el beso disfrutando de su cercanía. Una vez que lo sintió alejarse, vio que el momento se le escapaba. Tardó unos minutos en recuperar el aliento y no apartó la mirada de su rostro, luego se lamió los labios, era como si todavía pudiera saborearlo. Una sonrisa diminuta apareció en su rostro mientras descansaba sobre su pecho otra vez. Él tenía los brazos envueltos alrededor de su pequeña cintura y ella se sentía en paz.
Tal vez por esta noche, podrían pasar todo por alto.
Tal vez él la dejaría escuchar los latidos de su corazón hasta que se durmiera.
Tal vez sus brazos permanecerían alrededor de ella hasta la madrugada.
Tal vez.