Dragon Ball/Z/GT Fan Fiction ❯ Amor difícil ❯ Un comienzo extraño ( Chapter 14 )
Descargo de responsabilidad de Maddie-san: No soy dueña de DBZ.
Amor difícil
Capítulo catorce
Un comienzo extraño
Bulma parpadeó unas cuantas veces antes de pasar los dedos por su cabello, de inmediato notó molestias musculares en todo su cuerpo y aunque eso la incomodaba, se sentía genial. A pesar del dolor, como estaba relajada, decidió disfrutarlo. Se atrevió a abrir los ojos por completo y miró a su alrededor solo para darse cuenta de que se encontraba en su habitación.
Hizo cuentas.
Lo último que podía recordar era que se desmayó en el sofá con Vegeta sobre ella. La idea de lo que ocurrió entre ellos la emocionó; durante meses, diablos, durante años, había tratado de romper su caparazón. Él era alguien que se negaba a sentir y ella se arriesgó al tratar de hacerlo usar su corazón.
Y después de todo ese tiempo y todo ese trabajo, demostró estar en lo correcto. Vegeta tenía un corazón y sabía cómo usarlo.
En primer lugar, la sensación de poseer la razón era genial, porque, seamos sinceros, le gustaba ganar. En segundo lugar, parecía como si finalmente estuvieran haciendo progresos. Bulma siempre supo que era la única a la que dejaba entrar, pero su relación había permanecido atrapada en el mismo escenario, nada los hizo avanzar hasta ahora. Y sorprendentemente, no fue a causa de ella. Tan difícil como era admitirlo, todo se debía a Vegeta. ¿Tal vez algo había hecho clic dentro de su cerebro? Sea lo que fuere, las cosas ahora se volverían interesantes.
Bulma no podía esperar a ver cómo iba a actuar con ella una vez que la viera. No había dejado de realizar su rutina habitual; la había regresado a su cuarto, más no le importaba. De hecho, prefería su propia cama a la de él, así que no hacía ninguna diferencia.
Se quitó las mantas, reveló su cuerpo desnudo y se dirigió al baño. Una ducha era exactamente lo que necesitaba. Tenía que decir que odiaba la sensación de estar pegajosa, al menos, después del sexo más alucinante de todos; durante este, estaba bien.
Bulma dejó que el agua la limpiara mientras sus pensamientos la llevaban lentamente hacia Vegeta una vez más. Sabía que lo mejor era actuar como siempre, pero una pequeña parte suya quería presionarlo solo para ver cómo actuaría. Después de todo, ¿qué pasaría si se retractaba de sus palabras?, ¿quizás culpaba al momento? No, eso no era algo que haría; él asumía la responsabilidad de sus actos y de todo lo que decía, además, no era como si hubiera dicho mucho, simplemente admitió de manera sutil algunas cosas. A pesar de aquel detalle, ella creía con firmeza que habían dado un paso en la dirección correcta.
Era agradable constatar que todos sus esfuerzos por sacarlo de su caparazón no fueron en vano.
Unos minutos más tarde, apagó la ducha y se envolvió una toalla alrededor del cuerpo. Su estado de ánimo era mejor que de costumbre y si bien, la mayor parte se debía a Vegeta y sus acciones, estaba principalmente feliz consigo misma. A veces lo miraba como un proyecto, una pieza que necesitaba trabajo y ahora, al fin, encontró la manera de conectar los cables. Él había admitido sus sentimientos y sus celos de un modo muy suyo, pero ella había sido testigo de ese momento y “deseó” poder usarlo en su contra.
Aunque, eso arruinaría todo.
Canturreando para sí misma, Bulma comenzó a vestirse lentamente, su cabello azul húmedo goteaba por su espalda. A menudo, este le molestaba. A pesar de que todavía era bastante largo, había sido el doble cuando solía gozar de tiempo libre y podía modelarlo como quisiera. Aquellos días se habían ido.
Tenía un niño exigente que cuidar. Por más que eso reducía seriamente su tiempo personal, a ella no le importara. ¿Quizás podría cortarlo un poco más? Nunca en el pasado tuvo el cabello realmente corto, le ahorraría mucho tiempo... y evitará que Trunks se lo jale. Pensaría en esa idea la próxima vez que hiciera una cita con el peluquero.
Unos instantes más tarde, estaba vestida y lista para salir de la habitación, pero, antes de hacerlo, echó un vistazo a su reloj que le indicó las once y tres de la mañana. Parpadeó un par de veces sorprendida de haber dormido durante tanto tiempo, ¿Vegeta la agotó tanto? Una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando recordó los acontecimientos de la noche anterior, luego salió. Se había olvidado de lo grandioso que era ser alguien sexualmente activa.
Se dirigió de inmediato a la cocina pensando que lo encontraría allí, ya que casi era la hora del almuerzo; de lo contrario, tomaría un bocado. Bulma también asumió que en ese lugar estaría su hijo, porque, a estas alturas, su madre probablemente lo habría sacado de su cuna y lo habría alimentado. Se sintió mal otra vez por descuidar a su hijo y por más que nunca pudo haber anticipado las acciones de Vegeta de la noche anterior, igual planeó compensárselo. Trunks todavía era muy pequeño, no recordaría en unos días que ella no estuvo a su lado, ¿verdad?
—¡Mama!
Al oír la voz de su hijo, volvió la cabeza en dirección a él y le ofreció una sonrisa. Aceleró sus pasos y cerró la distancia entre los dos. Trunks estaba en el suelo entreteniéndose con algunos de sus juguetes en medio de la sala de estar. Bulma lo levantó y lo abrazó con fuerza. Miró a su alrededor, pero no vio a su madre, así que supuso que estaba cocinando. Sin embargo, a ella no le preocupaba; él podía cuidarse solo, en especial desde que Vegeta había comenzado a entrenarlo.
Un suspiro escapó de sus labios antes de presionar un beso en la frente de Trunks. Se dijo que debía dejarlo ir, que debía permitir que se convirtiera en un hombre, por más que fuera difícil. Después de todo, no importaba cuantos años tuviera, él era su hijo y a sus ojos, siempre sería su niñito. Bulma finalmente comprendió porqué Milk estuvo tan nerviosa cuando Gokú quiso a Gohan a su lado en el momento que peleaba o cuando él se fue al espacio exterior. Es aterrador saber que tu hijo está lejos de ti y que puede ser lastimado.
Ella tenía que convertirse en una madre comprensiva.
—¡Oh cariño, por fin te despiertas! —Bunny se rio mientras entraba en la sala de estar con una bandeja llena de galletas recién horneadas en sus manos—. Supongo que Vegeta “realmente” te agotó.
De inmediato un rubor apareció en el rostro de Bulma. ¡No había forma de que su madre lo supiera! Probablemente estaba adivinando, ya que asumía que ella y Vegeta habían sido una pareja todo este tiempo.
—Mamá, ¿de qué hablas? —preguntó tratando de fingir que no pasaba nada, a la vez que volvía a poner a Trunks en el suelo.
Bunny negó con la cabeza, ¡su hija podía ser tan tonta algunas veces!
—Cariño, ¿no te acuerdas? Esta mañana los vi a ustedes dos en el sofá, ¡fue de lo más adorable! —Bunny luego se acercó a ella y su sonrisa creció—. Debo decir que Vegeta es “todo” un hombre.
Bulma nunca pensó que sería posible que su rostro se volviera más rojo, pero fue así. ¿Vegeta no la trasladó hasta la mañana?, ¿él también se quedó dormido y su madre los había pillado? Aunque estaba avergonzada, no pudo evitar querer reírse. En su mente, vio como él reaccionaba y supo que estaba enojado. Ahora no había ninguna duda en ella de que Vegeta no entraría a la cocina, tenía la corazonada de que evitaría a su madre por un tiempo. Bulma solo podía imaginar el tipo de comentarios que ella hizo. Oh, Kamisama.
—Fue tan dulce cuando te cargó —dijo Bunny como si soñara despierta. Su hija era una chica con mucha suerte; se encontró deseando ser unos pocos años más joven y no estar casada, por supuesto.
Pero Bulma solo la escuchaba a medias. En cambio, sus pensamientos se centraron en Vegeta. No estaba segura de si debía ir a verlo ahora o esperar hasta que resolviera su ira. Reflexionó sobre el tema por unos segundos y decidió que lo mejor era capturarlo cuando estaba enojado, así sería más fácil asegurarse de que no se arrepentía de nada; aunque ella dudaba que lo hiciera, o no lo hubiera hecho o dicho. Aun así, deseaba confirmarlo por sí misma antes de que se hiciera demasiadas ilusiones.
Sin prestar atención a lo que decía su madre, Bulma la interrumpió.
—Mamá, vuelvo en un rato. —Tan pronto como esas palabras dejaron su boca, se fue.
Caminaba un poco más rápido de lo necesario y de inmediato se recordó disminuir la velocidad, él podía sentirla acercarse y no quería que pensara que estaba emocionada. Después de todo, por una vez, tenía la sartén por el mango y su intención era mantenerlo así, al menos por un tiempo. No sabía hasta cuando Vegeta le seguiría el juego, pero merecía la pena intentarlo. Determinada y llena de confianza cerró la distancia que la separaba de la cámara de gravedad y golpeó fuerte.
Después de tres golpes se detuvo y esperó. Bulma decidió no hablar o gritar, deseaba ver si vendría sin que ella hiciera todo eso.
Unos segundos más tarde, la cámara de gravedad todavía se hallaba encendida y su sonrisa casi desapareció. Sin embargo, luego, escuchó que se apagaba. ¿Había sido capaz de sentir que todavía permanecía allí parada frente a su puerta? Cualquiera sea la razón, se sorprendió y a la vez, estaba contenta de que viniera. Ahora, lo único que le quedaba por descubrir era cuán enojado se encontraba. Con una sonrisa en los labios, aguardó pacientemente a que abriera la puerta. Cuando lo hizo, ella fue agraciada con la vista de su cuerpo medio desnudo chorreando sudor, también cruzaba los brazos frente a su pecho.
Vegeta no dijo una palabra, pero esperó a que ella hablara.
Durante las últimas horas estuvo empujando su cuerpo más allá de su límite, tenía cierta frustración sobre la que trabajar. Había cometido un terrible error la noche anterior al conciliar el sueño. Cuando esa maldita mujer se presentó y chilló con su voz aguda, pensó que le sangrarían los oídos. La posición en la que los vio no era una en la que deseaba que lo encontraran, también sintió sus ojos sobre su cuerpo, por lo que se había apresurado a ponerse su short spandex antes de llevarse a la mujer. Al parecer, nada podía despertarla.
Vegeta esperaba su visita, aunque pensó que vendría más temprano, pero por lo visto, la había agotado. De otro lado, realmente no era una sorpresa para él. Por más que esperaba esta conversación, no le gustaba ni quería ser parte de esta, sabía de qué iba a tratar. Había dado un paso hacia ella anoche y no podía volver, no porque estuviera prohibido, sino porque su propio orgullo le impedía hacerlo. Él le dijo que no quería el aroma de otros hombres y había procedido a borrarlos.
No pretendería que no sucedió.
Aun así, no alcanzaba a comprender en qué punto estaban, ¿deseaba lo que tenía Kakaroto?
Siempre que se trataba de ella, todo era confuso y no sabía lo que quería. Un día era demasiado complicado y al siguiente, bastante simple. Pero disponían de tiempo, era lo único que poseían. Algún día descifraría todo, ahora estaba bien con las cosas como eran. Debía admitir que su cuerpo no se sentía tan tenso desde que finalmente pudo alcanzar su liberación, eso le recordó la promesa que ella le hizo la noche anterior cuando vivían el calor del momento. Se preguntó si se acordaría.
Bulma lo miró, ya que él parecía completamente absorto en sus propios pensamientos y lo vio romper su trance. Después de todo, ¿cuáles serían las palabras correctas para decir luego de lo que pasó? Pensó en ello por unos segundos y decidió que el mejor enfoque era simplemente ser sincera y hacer las preguntas de inmediato, al menos las que más importaban.
—¿Fue real?, ¿lo dijiste en serio?
El sonido de la voz lo sacó de sus pensamientos. Los fríos ojos ónix de Vegeta se encontraron con unos brillantes orbes azules y él buscó cualquier señal de miedo: no había ninguna, ni siquiera veía tristeza en ellos. Bulma vino a hacer una pregunta y quería una respuesta. Normalmente no respondería o la habría insultado, pero ahora, en este preciso instante, sintió como si hubieran superado eso; se había puesto en esta situación y debía responder con sinceridad.
—Sí, mujer. —Por otra parte, sabía que no era bueno dejarlo así, podía conducir a demasiada confusión.
Vegeta dio un paso en su dirección reduciendo la distancia entre los dos.
—No quiero el aroma de ninguno de esos débiles, prefiero el mío.
Aunque su tono era algo frío y neutro, como si realmente no le importara, ella tenía la seguridad de que lo decía en serio. Además, era difícil para Vegeta admitir algo así y sintió que su corazón daba un salto, nunca pensó que pudiera hablar palabras tan poderosas. Como respuesta, ella asintió. No esperaba un mayor compromiso ni nada más. Después de todo este tiempo lo conocía y sería demasiado impropio de él decir algo diferente, esto era suficiente para Bulma. Sentía como si tuvieran una base más fuerte al fin, lo que les haría más fácil seguir adelante.
Todo lo que necesitaban era una base sólida.
Pero la incomodidad llenaba el ambiente, o al menos ella lo encontraba incómodo. Vegeta y Bulma nunca estaban de acuerdo en nada cuando se trataba de su relación y, por una vez, veían las cosas de la misma manera. Ella se preguntaba cómo actuar, qué hacer y qué decir. La idea de saltarle encima rápidamente cruzó por su mente, pero la empujó a un lado. Aun cuando no sería una mala idea, no sabía si era la forma correcta de comenzar esta nueva relación.
Al parecer, ella no era la única que tenía la mente con pensamientos sucios. Vegeta se le acercó e inclinó ligeramente la cabeza hacia adelante hasta que casi le tocó la oreja con la boca.
—Espero que recuerdes lo que dijiste anoche, mujer.
Después de pronunciar esas palabras, ni siquiera esperó a que le respondiera, en lugar de eso, caminó de regreso a la cámara de gravedad y cerró la puerta. Él mostraba una diminuta sonrisa en los labios cuando la volvió a encender, pensó que podría haber habido más conversación o más sentimientos de parte de Bulma, pero ella parecía estar más separada de eso que en el pasado. En la mente de Vegeta, era algo bueno. Admitió voluntariamente que quería que ella solo fuera tocada por él, pero era todo lo que pudo decidir; la confusión aún estaba en su interior.
La vida que llevaba en la Tierra necesitaba ajustes, porque él no era Kakaroto.
Vegeta no aceptaba tan fácilmente que su planeta y su raza se hubieran ido. No consideraba que este fuera su nuevo hogar. Podría ser donde vivía por el momento, donde estaba su hijo, donde “ella” estaba, más no era donde pertenecía. Se quedó aquí solo porque era el lugar más conveniente hasta ahora. ¿Pero vivir, realmente vivir en este planeta?, la gente era demasiado débil, demasiado lo molestaba para que lo llamara suyo. Y, sin embargo, todo lo que tenía se hallaba en la Tierra y no solo se estaba refiriendo al niño, también se refería a su equipo de entrenamiento. ¿Alguna vez encontraría otro lugar dónde pudiera lograr tanto?
En el pasado, Bulma había hecho un lío con su cabeza y la mejor forma de entrenar fue alejarse, ahora ya no. Tal vez, finalmente, ella comprendió que él no era como el resto.
Vegeta no estaba dispuesto a inclinarse ante su voluntad como muchos otros habían hecho, quería que ella se inclinara ante la suya.
Aunque, en tanto él supiera como presionar sus botones correctos, sabía que ella no tendría problemas en hacerlo de la forma adecuada.
Por un segundo, se preguntó si el sexo simplificaría las cosas o las haría más complicadas.
Pero, mientras otro mocoso no fuera agregado a la mezcla, no veía el daño.
✺✺✺
El resto del día pasó con bastante calma, Vegeta no había salido de la cámara de gravedad y Bulma asumió que todavía no deseaba ver a su madre. Por su parte, ella estuvo con Trunks todo el día tratando de pasar un tiempo necesario con él. Se encontraban en estos momentos en su habitación tendidos sobre una manta en el suelo, jugando con sus millones de juguetes. Se sorprendió de lo rápido que podía cansarse de ellos, ¿tal vez lo estaba echando a perder demasiado? Supuso que no era algo malo, simplemente disfrutaba verlo feliz. Ella también tuvo todo lo que deseaba al crecer y se convirtió en una buena persona.
—Pechrra.
Los ojos de Bulma se ampliaron cuando fue sacada de sus pensamientos, de inmediato miró a su hijo sin creer que la palabra había salido de su boca. ¡Mierda, no puede ser! Forzó una sonrisa en su rostro y gateó para acercarse más a él.
—Cariño, ¿qué dijiste?
Trunks le devolvió la mirada a su madre, sus ojos azules brillaban.
—Pechrra.
Bulma cerró los ojos, apenas era capaz de contener su genio. Decidió hacer una lista en su cabeza. Su madre no usaba esa palabra ni tampoco su padre, ella ciertamente no la usaba, o al menos, muy raramente. Si él hubiera dicho idiota entonces se habría culpado a sí misma, pero eso no fue lo que dijo. Solo había una persona a quien culpar: Vegeta. ¿En cuántas malditas ocasiones le había dicho que cuidara su vocabulario cerca de Trunks? Por supuesto, no era una sorpresa que no le hiciera caso. Hizo una nota mental para hablar de esto con él más tarde.
A Bulma no le importaba si las cosas no fueron bien, cuando dijo que no maldijera frente a Trunks, lo decía en serio. Tenía la sensación de que su hijo había recogido esa palabra mientras su padre estuvo desahogándose sobre ella durante un entrenamiento. Sonrió porque hacía lo mismo... aunque estaba completamente sola cuando lo decía. El impulso de enseñarle una palabra que pudiera usar con su padre cruzó por su mente, pero prefería que no conociera más de la que ya sabía. Crecería rápido y si tenía el temperamento de Vegeta, aprendería muchas palabrotas en un par de años.
—¿Cariño?
Bulma giró la cabeza hacia la puerta semicerrada y vio a su madre.
—Aquí estoy mamá.
La señora Briefs se asomó con una sonrisa en el rostro.
—¡Oh, cariño!, ¡te estaba buscando! ¿Quieres qué le dé un baño a Trunks?
Bulma frunció el ceño.
—No es necesario, mamá, puedo hacerlo. —Qué extraña sugerencia.
Bunny se rio.
—Pensé que tal vez tú y Vegeta querrían un poco más de tiempo juntos.
Una vez más, Bulma se ruborizó. Su madre nunca la dejaría superar ese momento vergonzoso, ¿verdad? Quizás era hora de que redecorara la casa y cambiara algunas habitaciones. A lo mejor podría tener su propia sala de estar y su propia entrada, entonces, posiblemente, cosas así dejarían de suceder.
—No te preocupes, yo le daré el baño.
Su madre pareció decepcionada por un segundo y con todo, lo suficientemente rápido, su sonrisa volvió a aparecer.
—Muy bien entonces. Si me necesitas, ¡sabes dónde encontrarme! —Bunny le guiñó un ojo antes de marcharse riendo como una colegiala.
Bulma sacudió la cabeza con suavidad, luego se puso de pie y alzó a su hijo.
—¿Qué tal si tú y yo tomamos un agradable baño de burbujas con tu patito amarillo? —le preguntó con una voz suave.
De inmediato él sonrió, parecía bastante contento con la idea.
—¡Bano! —contestó aplaudiendo.
Ella agarró sus juguetes y lo llevó a su propia habitación. Había tomado una ducha poco tiempo atrás, pero, sinceramente, amaba los momentos junto a su pequeño. Con Vegeta entrenándolo, no sabía cuanto tiempo desearía hacer esto con ella, así que disfrutaría de cada oportunidad. Muy pronto llegaron a su destino; entró en el baño cargando a Trunks a un lado de su cintura, lo dejó sobre la alfombra y fue a buscar una toalla en su armario. Miró a su hijo, como estaba jugando con su patito, pensó que podía comportarse por unos instantes.
Bulma revisó su armario y tomó dos suaves toallas grandes y esponjosas. Trunks las amaba, lo hacían reír cada vez que le frotaba la piel con ellas. Con una pequeña sonrisa, se volvió hacia el cuarto de baño. Fue entonces cuando escuchó el ruido. Un fuerte estruendo se hizo eco en la habitación y de inmediato, se precipitó en el interior. El corazón le martillaba cuando entró, más la vista que halló no era la que esperaba. Su niño enfadado estaba a punto de llorar mientras trataba de avanzar a través de los escombros para coger su juguete.
De alguna manera, el patito había terminado en donde iba a bañarse y la forma que su hijo encontró para recuperarlo fue destrozar el muro, también conocido como bañera, para llegar a él.
No tuvo que preguntarse dos veces donde había aprendido eso.
Un gemido murió en sus labios al acercarse, luego lo levantó a él y al patito. Bulma quiso regañarlo para que esta no se volviera su forma de hacer las cosas, pero cuando el niño tomó el juguete entre sus manos y la miró con unos esperanzados ojos azules, cayó en el truco.
Suspiró antes de mirar la destrozada bañera otra vez. Tendría que arreglarla y, aun así, no estaría lista para esta noche. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios mientras pensaba en el “otro” cuarto de baño que podía usar.
Bulma puso los ojos en su hijo.
—¿Qué tal si tomamos prestada la bañera de papá? Estoy segura de que te asusta lo suficiente como para que no lo vuelvas a hacer —dijo casi divertida.
Con Trunks bien sujeto en un brazo, agarró las toallas que había tirado en el piso y se dirigió a la habitación de Vegeta. Por lo que podía decir, estaría fuera por otras dos o tres horas. No importaba si él se hallaba allí o no, aun así, pensaba que no se sentiría contento de que aquel lugar se convirtiera en una habitación familiar; pero ese tipo de incidentes sucedían cuando se criaba un bebé y él debía aceptarlos. Además, tomó la decisión de quedarse por Trunks y ahora, tampoco parecía estar en contra de la idea de que ella estuviera cerca.
Tenía que aprender a lidiar con compartir su espacio personal.
Sin demora, llegaron a la habitación de Vegeta y una vez que abrió la puerta, miró a su alrededor. Él no estaba. Satisfecha, avanzó hacia el baño y en esta ocasión, no cometió el error de bajarlo donde pudiera romper algo. Abrió el grifo, puso a su hijo en la tapa del inodoro cerrado y lo vigiló atentamente mientras se desvestía. Una vez que terminó, hizo lo mismo con Trunks. Bulma probó el agua para asegurarse de que no estuviera demasiado caliente antes de meterse.
Fue entonces cuando se dio cuenta de que había olvidado las burbujas de baño, pero no tenía ganas de salir a buscarlas. Era muy tarde ahora. Miró a su alrededor y descubrió el jabón y el champú. Lo bueno era que no se lavaría el cabello, porque ese tipo de champú no funcionaría bien en sus rizos azules. Luego, finalmente, se permitió descansar; presionó la espalda contra el borde de la bañera y observó como su hijo jugaba con su pequeño pato. Notó que el cabello de Trunks se estaba haciendo más largo y que necesitaría un corte de cabello pronto.
Extendió la mano hacia él y pasó los dedos por sus mechones morados. A pesar de que heredó sus ojos y el extraño color de cabello, podía ver a Vegeta en su rostro, bastante.
A veces, eso la hacía querer otro hijo, no porque Trunks no satisficiera su necesidad de ser madre o porque no lo amaba lo suficiente. Él era su pequeño, era todo para ella. Sin embargo, anhelaba más. Tenerlo en su vida la hizo darse cuenta de que deseaba una linda familia. Antes había estado demasiado envuelta en aventuras y en el trabajo para notar lo que se estaba perdiendo. En cambio, ahora lo sabía. Además, quería darle un hermano; no deseaba que fuera un hijo único.
Bulma se acordó de sus aventuras y pensó que habría sido divertido tener a un hermano o una hermana con ella.
Pero como ya había convenido anteriormente, el momento no era el correcto. Tal vez si su relación con Vegeta fuera más sólida… por esa razón, en esta situación no. Ni siquiera eran una pareja oficial, no le impondría otro hijo. Estaba segura de que él amaba a Trunks, aunque nunca lo diría. El pequeño no había sido planeado y la próxima vez que fueran padres, debía estar convencida de que Vegeta deseaba esto, de que quería una familia. Hasta entonces, solo lo pensaría y esperaría a que, quizás, un día su hogar creciera.
Al parecer, Trunks pensó que su madre no le estaba prestando suficiente atención, por lo que la mojó suavemente con un poco de agua. Funcionó porque de inmediato Bulma fue sacada de sus pensamientos y se concentró en su hijo. Ella se inclinó hacia él y presionó los labios en su cabeza. Cuando el niño no intentó liberarse, la felicidad la llenó. Vegeta aún no lo había transformado por completo. A veces, ansiaba que Trunks pudiera hablar un poco más, quería enterarse de cómo eran sus sesiones con Vegeta, quería preguntarle qué hacía o decía su padre.
¿A lo mejor él era una persona completamente diferente cuándo se quedaba a solas con Trunks? Kamisama sabía que él era diferente con ella que con los demás.
—¡Dada!
Bulma levantó la cabeza y miró a la puerta cerrada del baño. ¿Ya regresó?, ¿podría ser qué Trunks estuviera familiarizado con la energía de su padre? Intentó escuchar para ver si lograba captar algo, pero lo único que notó fue un silencio total. Sabía que él hacía un ruido mucho mayor que ese cuando entraba en una habitación. ¿Acaso Vegeta solo iba a comer algo y Trunks lo había sentido moverse? Después de unos segundos más de silencio, supuso que tenía razón; él estaba en la cocina.
De repente la puerta de la habitación se abrió y por la forma en que se cerró, se dio cuenta de que era él. Era obvio que podía decir que estaban allí y se preguntó cuál sería su reacción una vez que entrara al baño. Bulma era consciente de que eventualmente, él ingresaría. Y unos instantes después, lo hizo.
Vio como abría la puerta y daba un paso al frente. Su short spandex casi había desaparecido y respiraba con dificultad. Ella sabía que no había tomado un descanso hoy, ni siquiera para comer. Una mirada preocupada apareció sobre sus facciones, ¿por qué se empujaba constantemente así? Incluso Gokú, que era un obseso del entrenamiento, paraba de vez en cuando. ¿Por qué Vegeta no hacía lo mismo? Ni siquiera estaban en peligro en este momento y con todo, se negaba a cambiar su rutina de entrenamiento. Testarudo príncipe saiyayín.
—Mujer, ¿por qué estás en mi bañera?
Él no prestó atención a su ubicación hasta que detuvo la cámara de gravedad. Su entrenamiento había terminado antes de lo habitual y lo achacó a la falta de comida que sufrió hoy. Tan pronto como se dirigió a su habitación, la sintió a ella y al mocoso, y gruñó. Que entrara allí, estaba algo acostumbrado, ¿pero también el mocoso? Ahora podía ver que se relajaban mientras se bañaban y no entendía el porqué. ¿No tenía una bañera o no había muchos otros baños en esta casa?
Bulma se encogió de hombros.
—Trunks rompió la mía.
Ante sus palabras, su hijo se rio como si supiera a qué se refería y estuviera muy orgulloso de sí mismo.
Antes de que Vegeta pudiera decir algo, agregó:
—Al parecer, le has estado enseñando un montón de cosas buenas. —Y no solo hablaba de las groserías.
Como si estuviese al tanto, Trunks usó esa palabra de nuevo.
—Pechrra.
Los ojos de Bulma parpadearon en dirección de Vegeta y esperó su respuesta.
Para su sorpresa, él sonrió burlonamente.
—Es un aprendiz rápido.
Ella entrecerró los ojos y suspiró profundamente.
—Vegeta, te dije que no sueltes palabrotas cerca a Trunks. —Se giró un poco; ahora que estaba frente a él, apoyó los brazos en el borde de la bañera—. Eres una mala influencia.
Si el asunto no fuera tan indigno, él habría puesto los ojos en blanco. Ignoró su declaración, se dirigió al lavabo y abrió el grifo. Se lavó el rostro limpiando un poco del sudor.
—Date prisa, mujer, necesito tomar una ducha —contestó mientras cogía una toalla.
Se secó el rostro y la arrojó al suelo. En ese momento, él atrapó un pequeño destello en sus ojos azules. Esa respuesta le había dado una idea a ella. No estaba segura si le ofrecería una proposición seria o si se burlaría de él. Permaneció recta, sus senos ya no estaban cubiertos por el agua.
—Hay espacio si quieres lavarte tan desesperadamente.
Sus ojos se encontraron y Bulma esperó con paciencia. Tenía la certeza de que nunca, ni en un millón de años, diría que sí. ¿Él tomando un baño con ella y Trunks? Estaría actuando demasiado como un ser humano normal y no era algo que Vegeta haría o le gustara. A ella le encantaba el hecho de que todavía pudiera hacer estas cosas y que él aún actuara como un imbécil, a pesar de que de alguna manera le había mostrado una parte nueva de sí mismo anoche. Vegeta la examinó, luego miró a su hijo. Por supuesto que podía entrar, era su bañera después de todo.
¿Pero por qué debería hacerlo? No creía que lo quisiera.
Esto obviamente era algo humano. Una especie de nueva emoción se formó dentro de él y no estaba seguro de cómo tratar con eso. Vegeta se sintió incómodo. No molesto o irritado, se sentía incómodo. Era obvio que necesitaba salir de este lugar y ahora.
—No te demores demasiado, mujer —indicó, después abandonó el baño y entró al cuarto.
Bulma lo vio partir con una sonrisa en los labios. Ella conocía esto. Volvió a centrar su atención en Trunks, que había sido ajeno a todo el asunto. Tal vez se apuraría un poco, aunque no porque se lo ordenara. Después de entrenar durante tantas horas y de sudar durante tanto tiempo, podía comprender su deseo de ducharse. Ella tampoco era fanática de estar pegajosa y sucia. Agarró el champú y procedió a lavar el cabello sedoso de Trunks. Cuando tenía un par de meses, siempre había luchado y gritado cuando se lo lavaba, pero ya no.
Unos minutos más tarde, Trunks estaba limpio y brillante. Con una sonrisa de satisfacción en el rostro, Bulma lo cargó e inmediatamente se puso de pie. Buscó una toalla y la envolvió con delicadeza alrededor del niño, luego hizo lo mismo con ella usando la otra toalla. Una vez que Trunks estuvo arropado y ella estuvo cubierta, salió. No era como si pudiera vestirse, ya que no había traído ninguna muda de ropa. Para ser honesta, tampoco esperaba que Vegeta dejara de entrenar tan temprano.
Ya en el dormitorio, vio a Vegeta recostado en la cama haciendo zapping a través de los canales de televisión. Cuando aparecieron a la vista ni siquiera giró la cabeza para mirarlos.
—El baño está libre, Su Majestad.
Él apagó el televisor y se levantó de la cama. La vio, luego a Trunks y casi gruñó, ¿por qué tenía que estar tan desnuda todo el tiempo? Su objetivo era ir al baño sin dirigirle la palabra, pero al parecer, la mujer cobijaba otros planes. Bulma sonrió antes de interponerse en su camino. Él entrecerró los ojos un poco, como si la desafiara, pero ella lo ignoró por completo. Tal vez le gustaba fastidiarlo simplemente porque era muy fácil, cualquier pequeña cosa podía conseguir una reacción suya.
—Dile buenas noches a papá, Trunks.
El niño, cuya cabeza sobresalía de la toalla, sonrió.
—Notes, dada.
Bulma sintió que su corazón se derretía ante las palabras mientras que Vegeta no parecía reaccionar. Sin embargo, ella se acercó a su mejilla y presionó un beso contra esta.
—Buenas noches, Vegeta.
Y lentamente, con un giro adicional de caderas, salió de la habitación y él la vio hacerlo.
Notes, dada.
Las palabras resonaron en su mente y esta repitió la escena. De repente, ese inexplicable sentimiento apareció en su interior y el desconocimiento de lo que era lo molestó. Presionó una mano contra la puerta como si fuera a arrancarla, más no lo hizo. En cambio, se quedó allí en completo silencio. El niño era del todo ajeno a lo que ocurría a su alrededor, simplemente iba con la corriente y aunque Vegeta nunca le mostró ni una pizca de afecto, el pequeño lo admiraba. Quería ser como su padre.
Por un segundo, un breve segundo, deseó que su hijo no fuera como él.
Podía ser mejor.